1ª JESÚS ES CONDENADO A MUERTE Te adoramos, OH CRISTO, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Evangelio según San Marcos 15,15 Pilato, decidido a dejar contenta a la gente, les soltó a Barrabás y a Jesús lo entregó para que lo azotaran y lo crucificaran. Reflexión: Jesús quiere conocernos y amarnos. Pero también escuchamos otras voces. Satanás susurra: “No confíes en él. Solo quiere limitarte. Las multitudes exigen que nos pongamos del lado de ellos, contra él. Como Eva, como Pilato, nos rendimos con demasiada facilidad. Oídos sordos a las voces del mal, oídos abiertos a la voz del Padre Misericordioso y de nuestro hermano que clama justicia. Concédenos Señor ser valientes, para actuar con justicia y caridad, y así seamos una sola familia e Iglesia en comunión. Ayúdanos a defender el amor contra los poderes de este mundo. Padre nuestro, Ave María y Gloria. Señor Jesús, enséñanos a reconocer el rostro de nuestro prójimo. 2ª JESÚS CON LA CRUZ A CUESTAS Te adoramos, OH CRISTO, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Evangelio según San Juan 19, 17 Y Jesús salió cargando él mismo con la Cruz, hacia un lugar llamado La Calavera, en hebreo Gólgota. Reflexión: El verdadero amor no cuenta el costo, lo hace todo por el amado. Si el que ama comienza a preguntar: “¿Por qué debería ayudarte? ¿Por qué debería aceptarte? ¿Cómo podría hacer eso por ti?” El amor ha comenzado a morir. El amor no pregunta el desafío, sino encuentra el sabor en cada acción, el amor es comunión y comunión es reconocer que el otro es distinto y darle un espacio en nuestra vida. Jesús, una vez que comenzamos a preguntar el precio del amor, nos hemos vuelto míseros de amor. Cuando nos llegue el momento de llevar nuestra cruz, danos la gracia de llevarla con alegría y no nos rindamos ante el desafío del amor. 1 Padre nuestro, Ave María y Gloria. Señor Jesús, acompáñanos en el camino de la Cruz. 3ª JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ Te adoramos, OH CRISTO, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Salmo 118, 13-14 Me empujaban con fuerza para derribarme, pero el Señor fue mi auxilio El Señor es mi fortaleza y protección, Él fue mi Salvador. Reflexión: “¿Renuncias al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios?” y dijimos sí en nuestro bautismo, en el momento de la prueba cuantas veces nos olvidamos y negamos a nuestro prójimo y apartamos de nuestra vista a los que sufren, lanzamos la piedra y escondemos la mano. Elegimos nuestra vieja familia, el pecado. Derribamos a Jesús hasta el polvo, y pasamos por encima de él. Es fácil engañarse y pensar que son los pecados de otros, y no los míos, los que llevaron a Jesús al patíbulo. Jesús, el pecado no podemos evitarlo. Nuestra gracia bautismal nos hace libres para amarte frente a la tentación. Si damos los primeros pasos tentativos hacia el pecado, danos la gracia de la libertad: la libertad para amarte y amar a nuestro prójimo. Padre nuestro, Ave María y Gloria. Señor Jesús, lléname de tu Misericordia y sepa dar Misericordia 4ª JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE MARÍA Te adoramos, OH CRISTO, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Evangelio según san Lucas 2,34-35.51b Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: “Éste ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción, y a ti misma una espada te traspasará el alma, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones”. Su madre conservaba todo esto en su corazón. 2 Reflexión: Cada caída nuestra encuentra una respuesta amorosa de Dios. María es Madre de la esperanza y nos busca en los momentos de Cruz, María no se rinde en el miedo, la duda, el desprecio o el dolor, ella sale a nuestro encuentro, nos consuela y nos da fuerzas en el camino para ser discípulo fiel. Nuestra Señora, Refugio de los pecadores, sácanos de la miseria del pecado, conduce nuestros pasos hacia Jesús, ayúdanos a orar con perseverancia y así el Espíritu Santo renueve nuestra vida Padre nuestro, Ave María y Gloria. Oh María, Madre nuestra ayúdanos a caminar juntos como Iglesia. 5ª SIMÓN EL CIRINEO AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ Te adoramos, OH CRISTO, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Evangelio según San Lucas 23, 26 Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús. Reflexión: Tan fácil es delegar, huir o renunciar responsabilidades, pero la virtud del ser cristiano es asumir retos, es dar nuestras fuerzas a los más necesitados; es hoy que necesitamos regalar espacios de escucha activa, regalar palabras de ánimo, ofrecer perdón y oportunidades que transformen corazones, compartir un poco del pan diario con los pobres. Jesús, enséñanos a amar a los que nos rodean como tú lo haces, abrazándolos y ayudándolos. Danos la gracia de construir un mundo fraterno y nuestra vida sea testimonio de tu misericordia y compasión. Padre nuestro, Ave María y Gloria. Señor Jesús, concédenos reconocerte en los débiles y podamos ayudarte. 6ª VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS Te adoramos, OH CRISTO, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del libro de los Salmos 27,8-9 Oigo en mi corazón: “Buscad mi rostro”. Tu rostro buscaré, Señor. No me escondas tu rostro. No rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio; no me deseches, no me abandones, Dios de mi salvación. 3 Reflexión: Tu rostro quedó grabado en una tela para conocerte y amarte mejor, hoy podemos encontrar tu rostro, en los enfermos, en los pobres que no tiene pan, en los niños abandonados, en los países que están en guerra; danos la gracia de buscarte, amarte y consolarte, y ellos también encuentren tu rostro de misericordia y paz. Que los míos sean generosos y deseen, como la Verónica, salir al encuentro de ese Dios escondido, y grabar en nuestra memoria tu rostro de Misericordia. Padre nuestro, Ave María y Gloria. Señor Jesús, muéstranos tu rostro de Misericordia. 7ª JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ Te adoramos, OH CRISTO, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del libro de las Lamentaciones 3, 1-2. 9. 16 Yo soy un hombre que ha probado el dolor bajo el látigo de su cólera, porque me ha llevado y conducido a las tinieblas y no a la luz. Me ha cerrado el paso con una muralla, y entorpecido mis senderos. Mis dientes rechinan mordiendo piedras, y me revuelco en el polvo. Reflexión: El peso aplastante de nuestra indiferencia, envidia, orgullo, injusticia aún hoy nos hace contemplar tus caídas; nos deslumbramos fácilmente con las cosas resbaladizas y brillantes que sabemos que no son para nosotros. El espejismo del mal parece mucho más tentador que el sufrimiento sacrificial de Jesús. Señor Jesús, danos la gracia de valorar la belleza y el valor del amor sacrificial por encima de la atracción resbaladiza y superficial de los pecados con los que pasamos nuestro tiempo. Padre nuestro, Ave María y Gloria. Señor Jesús, danos la gracia de elegir lo bueno. 8ª JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES QUE LLORAN POR ÉL Te adoramos, OH CRISTO, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Evangelio según San Lucas 23, 27-28 Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se golpeaban el pecho y lanzaban lamentos por él. Jesús se 4 volvió hacia ellas y les dijo: “Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos”. Reflexión: Las lagrimas y el dolor siempre tienen una causa. Cuántas veces podemos consolar y marcar propósitos, pero triste es si estos propósitos son estériles “a fuerza de gratitudes la tierra se vuelve estéril”. Jesús nos advierte la gravedad del pecado y la seriedad del juicio, acojámonos antes a su misericordia y bondad, y ser asistidos por el Buen Samaritano, Jesús. Señor Jesús alimenta nuestra fe con tu misericordia, de este modo en nuestra familia e Iglesia de nuestras zonas se muestre la ternura de Dios, y que así podamos consolar a los tristes y afligidos. Padre nuestro, Ave María y Gloria. Señor Jesús, que nuestro arrepentimiento tenga frutos en virtudes. 9ª JESÚS CAE POR TERCERA VEZ Te adoramos, OH CRISTO, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Lectura de la 2ª carta del apóstol Pablo a los Corintios 5, 14-15 Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron. Y Cristo murió por todos, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos. Reflexión: No bastaron dos caídas, hubo necesidad de la tercera, no tanto por el peso de nuestros pecados, sino para levantarnos de nuestras infinitas caídas. Es Jesús el Buen Samaritano que se arrodilla para asistir al herido y hoy se postra para enseñarnos la magna dignidad de ser hijos de Dios, por eso consideremos a no despreciar, ni criticar, ni deshonrar a nadie en nuestra vida. Oh Dios, enséñanos a ser humildes que con facilidad podamos ayudar al que sufre, seamos nosotros portadores de tu justicia y misericordia. Padre nuestro, Ave María y Gloria. Señor Jesús, ayúdanos a ser Iglesia unida y fraterna. 5 10ª JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS Te adoramos, OH CRISTO, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del libro de los Salmos 22, 19 Se reparten mi ropa, echan a suerte mi túnica. Reflexión: El pecado destruye nuestra identidad y al no saber quiénes somos, nos aislamos y hasta nos escondemos de Dios. Es Jesús quien comparte nuestra desnudez para darnos la vestidura del amor. Creer en Jesús y ser discípulo suyo es no estar más escondido, sino salir a su encuentro. Señor Jesús, cuando finalmente te veamos por lo que eres, nos avergonzaremos de nuestro pecado. Estamos humillados, pero a veces eso es bueno: acaba con nuestro orgullo. Que el Espíritu nos mueva a que podamos buscarte y ser revestidos de tu amor. Padre nuestro, Ave María y Gloria. Señor Jesús, que tu misericordia nos encuentre cuando nos hemos alejado. 11ª JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ Te adoramos, OH CRISTO, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Evangelio según San Juan 19, 16a.19 Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: “Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos”. Reflexión: “Maltratado, aguantaba, no abría la boca; como cordero llevado al matadero, como oveja muda ante el esquilador, no abría la boca” Is. 53, 7. El profeta nos refiere la realidad del sufrimiento, y Jesús sufre la consecuencia de nuestros pecados. Hasta una muerte de Cruz le llevaron, y Él hasta el fondo de la Misericordia nos llevó. Señor Jesús, te amamos. Lamentamos mucho hacerte pasar por tanto dolor. Cuánta gracia mana de ti y nos respondes con la sonrisa del amor. Que podamos clavar nuestro viejo yo en la cruz contigo, y tener una vida renovada para caminar juntos. Padre nuestro, Ave María y Gloria. Señor Jesús, danos tu sabiduría para poder obrar mejor. 6 12ª JESÚS MUERE EN LA CRUZ Te adoramos, OH CRISTO, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Evangelio según San Lucas 23,46 Y Jesús, clamando con voz potente, dijo: “Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu”. Y, dicho esto, expiró. Reflexión: “Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” Rm. 5, 20. El mal siempre tiene un fin, el cual se originó en un árbol y un árbol es testigo de la muerte del mal. La muerte de Cristo es redentora y con ello ganarnos la Vida eterna. El cielo se rasga y tiembla la tierra, mientras los hombres apenas nos damos por enterados. Señor Jesús, tanto amarnos te llevó a morir para rescatarnos de la muerte, el lugar del castigo, la Cruz, se ha convertido en fuente de vida, cuando me sienta desfallecido con hambre y sed, retorne mi mirada hacia ti y se sacie mi vida. Padre nuestro, Ave María y Gloria. Señor Jesús, tú moriste para que yo pudiera vivir. 13ª JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ Y PUESTO EN BRAZOS DE MARÍA, SU MADRE Te adoramos, OH CRISTO, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Evangelio según San Juan 19,26-27ª Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Reflexión: El corazón y la cabeza traspasado, sangre y agua manan del cordero inmolado, es el Bautismo y la Eucaristía que reposa en brazos de una Madre, la Virgen María. María es Madre de la Fe, la Esperanza y el Amor, principios que nos hacen caminar juntos como hermanos. Señor Jesús, el regalo de tu madre nos haga nacer y renacer, nos ayude a responder con generosidad a tu llamado, que seamos valientes en el camino de la Cruz, que transmitamos esperanza a quiénes lo han perdido. 7 Padre nuestro, Ave María y Gloria. Gracias Señor Jesús por regalarnos una Madre valiente y llena de fe. 14ª JESÚS ES SEPULTADO Te adoramos, OH CRISTO, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Lectura del Evangelio según San Juan 19,39-40 Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en los lienzos con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Reflexión: En el silencio del Sábado Santo baja Jesús a los infiernos y nos abre las puertas del Cielo. Tres veces cayó a la tierra y tres días bastará para rescatar al hombre perdido y curar al hombre herido por el pecado. Jesús con su muerte ha dado fin a todo tipo de pecado y ha colocado al hombre de nuevo en el jardín del paraíso con su Resurrección. Oh Dios has amado tanto al hombre que has descendido hasta el borde de la nada y has restaurado su vida. Este camino de Cruz nos haga reflexionar y nos comprometa a orar juntos en familia, en grupos parroquiales y recapacitar y tomar un rumbo nuevo para ser testimonio de tu amor en nuestras comunidades y la creación entera. Padre nuestro, Ave María y Gloria. Señor Jesús, permítenos siempre contemplar el misterio de Pasión, Muerte y Resurrección. ORACIÓN FINAL Señor Jesucristo, tu nos has concedido acompañarte, con la Virgen María tu Madre, en los misterios de tu pasión, muerte y sepultura, para que te acompañemos también en tu resurrección; concédenos caminar contigo por los nuevos caminos del amor y de la paz que nos has enseñado. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. 8