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Educación Física y Ciencias, julio­septiembre de 2021, vol. 23, nº 3, e185. ISSN 2314­2561
Abstracto:
Los juegos deportivos colectivos son modalidades que tienen, en su lógica interna, peculiaridades que les otorgan un carácter dinámico para
estas prácticas motrices. En este sentido, la aproximación de teorías que sistematicen el proceso de enseñanza­aprendizaje es de suma
importancia para estas modalidades. Así, este estudio tuvo como objetivo establecer relaciones entre los principales conceptos de la Praxiología
Motriz y la fuerza motriz de los juegos condicionales ligados a su proceso de enseñanza­aprendizaje. Para ello, realizamos una investigación
teórica, presentando definiciones conceptuales de Praxiología Motriz y Juegos Condicionales, así como las posibles aproximaciones de estas
propuestas en juegos deportivos colectivos. De esta forma, se constató que, a partir de los resultados presentados, el proceso de enseñanza­
aprendizaje puede orientarse en estas áreas del saber, ya que presentan avances expresivos y vastos para la práctica pedagógica del docente,
trayendo nuevos saberes a la enseñanza de los colectivos. juegos Deportivos.
Palabras clave: Educación Deportiva, Praxiología Motriz, Juegos Condicionales.
Resumen:
Los Juegos Deportivos Colectivos son modalidades que presentan, en su lógica interna, peculiaridades que dan un carácter dinámico a estas
prácticas de conducción. En este sentido, la aproximación de teorías que sistematicen el proceso de enseñanza y aprendizaje es de suma
importancia para estas modalidades. Por tanto, este estudio pretende establecer relaciones iniciales entre los principales conceptos de la
Praxiología Motiva y los Juegos Condicionales para el proceso de enseñanza­aprendizaje. Para ello, se realizó una investigación teórica,
presentando definiciones conceptuales de Praxiología Motiva y Juegos Condicionales, así como sus posibles aproximaciones a estas propuestas.
Así, a partir de las discusiones teóricas presentadas, quedó claro que el proceso de enseñanza­aprendizaje puede basarse en estos
conocimientos expertos, una vez que presentan formas expresivas para el proceso de enseñanza­aprendizaje, posibilidades tangibles para la
práctica pedagógica del docente, dibujando a la luz conocimientos relevantes para la enseñanza de los Juegos Deportivos Colectivos.
Palabras clave: Educación deportiva, Praxiología de la conducción, Juegos condicionales.
Introducción
El deporte es un fenómeno cultural contemporáneo, una invención humana integral, es decir, está conectado con el
conjunto de la sociedad, ya que moviliza diferentes segmentos en la vida cotidiana. Lo mismo ocurre con los diferentes
deportes, que asumen el estatus de fenómenos globalizados, motivadores de grandes eventos internacionales y
responsables de una parte importante de las manifestaciones políticas y de poder (Silva, Gallatti & Paes, 2010).
Las diferentes modalidades deportivas colectivas han ido ganando cada vez más espacio dentro del contexto social
en el que se insertan principalmente niños, niñas y adolescentes para su práctica y con ello la necesidad de
operacionalizar el proceso de enseñanza­aprendizaje es un punto de suma importancia en este contexto. Los Juegos
Deportivos Colectivos (JEC) engloban modalidades como Baloncesto, Balonmano, Fútbol, Fútbol Sala y Voleibol y estas
prácticas por sí solas constituyen un excelente medio de entrenamiento (Mesquita, 1992), en la medida en que su
práctica esté correctamente orientada, induciendo al desarrollo de habilidades a nivel varios niveles, entre los que
destacan los aspectos técnico­tácticos, en los que los aspectos técnicos guiarán las principales acciones motrices del
juego, y los aspectos tácticos tendrán lugar directamente con las lecturas del juego y los tiros de decisiones a tomar
basado en las acciones de sus compañeros y oponentes. Acotar este proceso de enseñanza­aprendizaje es fundamental
y la Praxeología Motora y los Juegos Condicionados a partir de sus conceptos principales pueden apoyar este proceso.
A partir de la complejidad en la comprensión de la lógica interna de las JEC, se percibe la necesidad de introducir los
conocimientos desarrollados por la Praxiología Motriz, con el fin de comprender mejor la modalidad, desde su lógica de
funcionamiento y las posibles formas de operacionalizar el proceso de enseñanza aprendizaje JEC. La Praxiología
Motriz se conceptualiza como la “Ciencia de la Acción Motriz” y especialmente de las condiciones, modos de
funcionamiento y resultados de su desarrollo (Parlebas, 2001,
1
PAG. 354), las acciones de conducción están inscritas en las reglas del juego y, en base a ello, el autor diferencia la
acción de conducción de cualquier otro movimiento. Al referirse a la Praxiología Motriz, el estudio de la lógica interna de
los juegos y deportes se caracteriza por sus reglas o normas de funcionamiento. La misión principal es descubrir el
mundo de los juegos y los deportes.
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Supongamos que cada parte de uno de los JEC es única; todos los encuentros ludo­deportivos difieren entre sí; todos tienen
su propia historia y están salpicados de acontecimientos originales. Sin embargo, estas diferentes aventuras son el resultado
de una misma matriz. Un juego de deportes no es solo un puro fantasma entregado a las extravagancias subjetivas; es ante
todo un cuerpo de normas. Y ese cuerpo de reglas impondrá su regla sobre el cuerpo. Define las características objetivas del
juego, es decir, su lógica interna que generará comportamientos, sin duda diversos, pero todos marcados por un mismo sello
(Parlebas, 1996, p. 16).
Con base en los conocimientos de la Praxeología Motriz, esta matriz teórica propone una clasificación para juegos
y deportes, donde las prácticas motrices se clasifican con base en los pilares de la lógica interna. Los Universales y
el Sistema de Clasificación CAI (Compañero, Oponente, Incertidumbre), que parten del concepto de que los
individuos, participantes del sistema praxiológico, establecen interacciones con el medio físico y con otros posibles
participantes (Parlebas, 2001; Lagardera & Lavega , 2003). Los practicantes del sistema motor pueden tener o no
compañeros y/u oponentes presentes, y el espacio de acción puede ser incierto o estándar (Parlebas, 2001;
Lagardera & Lavega, 2003). Se sabe que el medio físico se caracteriza por la inestabilidad o estandarización del
lugar donde se realizará la práctica de conducción.
Cuando se habla de las JEC, es fundamental partir de una comprensión de cómo se definen.
Según Teodorescu (1984), estas modalidades se pueden definir como una actividad social organizada, en la que los
jugadores se agrupan en dos equipos en una situación de rivalidad deportiva, con el objetivo de obtener la victoria y
haciendo uso de reglas preestablecidas. A esto se suma la perspectiva de Garganta (1995), para quien las JEC
tienen dos rasgos fundamentales: la inteligencia y la cooperación, a lo que el autor añade la importancia de la
comunicación.
En este sentido, las JEC se han convertido en objeto de varios estudios (Garganta, 1995; Graça, 1995; Graça &
Mesquita, 2002; Tavares, 2013; Bunker &
orpe, 1982; Mahlo, 1969; Kröger & Roth, 1999; Gréhaigne , 2001, Bayer,
1994; Teodorescu, 1977), en lo que respecta a los conceptos relacionados con su proceso de enseñanza­
aprendizaje, necesita someterse a una reelaboración, en la que puede adoptar diferentes significados, es decir, que
busca atender la actualidad. necesidades de la enseñanza del deporte, con el fin de superar y superar la enseñanza
fragmentada en la que el alumno es el sujeto principal de este proceso. Según Daolio (2002), el deporte necesita ser
visto como un elemento que debe trascender la dimensión técnica operativa, en la que la enseñanza de forma
fragmentada, mecanizada y disociada de la lógica del juego es el punto central del proceso de enseñanza­
aprendizaje. .
De esta manera, la acción pedagógica del docente es fundamental para que el proceso de enseñanza­aprendizaje
se dé de manera adecuada, según Graça (1998), para que el estudiante pueda participar efectivamente de las
experiencias de aprendizaje, es necesario que el docente (el ) conoce los contenidos de los juegos, la pedagogía
del deporte y los procesos de enseñanza­aprendizaje. Para contemplar todos estos conceptos, aliados al objetivo de
un mejor proceso de enseñanza­aprendizaje, surgen diferentes formas, métodos y metodologías de enseñanza en
el contexto de los juegos deportivos colectivos.
El método elegido debe facilitar la enseñanza y el aprendizaje, así como preparar al principiante para el proceso de formación,
sin por ello resultar aburrido o desmotivador. También debe proporcionar situaciones­problema u ofrecer tareas a realizar que
sean adecuadas a la capacidad del alumno, proporcionando así momentos de placer y alegría (Greco, 1998, p. 40).
Al adaptar una modalidad deportiva ajustando sus características, es posible proponer la sistematización del
conocimiento de los procesos técnicos y tácticos. Por esta razón, se justifica el uso de espacios reducidos para
realizar adaptaciones técnico­tácticas de estas modalidades con el fin de condicionar algunos juegos para alcanzar
algún objetivo, por lo que surge la posibilidad de utilizar Juegos Condicionados (Launder, 2001).
Tales prácticas posibilitan la autonomía del sujeto, Bayer (1994), Garganta (1995) y Werner,
orpe &
Bunker (1996), evalúa que la enseñanza de las JEC debe situarse en la comprensión de las situaciones encontradas
.
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durante el transcurso del juego, para ello dirigieron la elección del uso de juegos, juegos y situaciones de juego reducidas
(Juegos Condicionados).
En este sentido, la sistematización de los Juegos Condicionados en el proceso de enseñanza­aprendizaje de las JEC,
mediante la simplificación de sus reglas para adaptarlas a los practicantes y beneficiar el aprendizaje, es una necesidad
propositiva a través de cambios que hagan del juego una complejidad adecuada a las diferentes situaciones a las que
se enfrentan. que serán presentados, brindando así a los estudiantes que ya dominan un determinado juego con
desafíos constantes, de mayor complejidad, y a los principiantes un medio motivador a través del juego, instigando así a
la resolución de los diferentes problemas que plantean los cambios en las reglas del juego. proporcionar.
Los cambios en la estructura del juego son responsabilidad del profesor, para facilitar algunos principios de la
pedagogía del deporte y algunas de las características del juego a preservar, como la participación efectiva, la autonomía,
la accesibilidad, la seguridad y la motivación de los practicantes.
Uno de los momentos de la práctica deportiva orientada que tiene la EF es que el primer contacto sistemático con
una modalidad deportiva mediado por un profesor responsable, para que el aprendiz tenga el dominio básico y la
autonomía para la práctica deportiva (Blázquez, 1995).
Consciente de ello, la búsqueda de relacionar la Praxeología Motriz con los Juegos Condicionados en el proceso de
enseñanza­aprendizaje puede convertirse en una forma de ayudar a la práctica pedagógica del docente, especialmente
en cuanto a la comprensión del contexto del juego y la materialización de este proceso a través de los Juegos
Condicionados. Estos conceptos permean toda la estructuración y organización interna de las JEC, incluyendo su
clasificación y los elementos que interfieren directamente en los distintos momentos del juego, así como su materialización
en el proceso de enseñanza­aprendizaje. En esta sistematización, los conceptos de lógica interna, referenciados por la
Praxiología Motriz, son organizados y establecidos metodológicamente, recorriendo los caminos señalados por los
Juegos Condicionados.
A partir de esta relación, la idea es ofrecer a los docentes nuevos conceptos para la planificación de su práctica
pedagógica, y así lograr el éxito en el proceso de enseñanza­aprendizaje. Sin embargo, este estudio se limitó a
presentar las implicaciones de la Praxeología Motriz y describir los conceptos que caracterizan su lógica interna. Los
Juegos Condicionados se presentan como una propuesta metodológica que posibilita la materialización de estos
conceptos en el proceso de enseñanza­aprendizaje. Sin embargo, no se organizó una relación específica entre el
conocimiento de la Praxiología Motora y los Juegos condicionados en profundidad. Por lo tanto, se vuelve importante
sistematizar los principales elementos de los JEC desde la Praxiología Motriz y los Juegos Condicionados, por ello, el
objetivo de este estudio es establecer relaciones iniciales entre los principales conceptos de la Praxiología Motriz y los
Juegos Condicionados para el proceso de enseñanza­aprendizaje.
Metodología
Por lo tanto, esta investigación constituye una investigación de carácter teórico, que se dedica a desarrollar y discutir
conceptos, estructurar marcos de referencia y estudiar teorías (Demo, 1995). Este estudio también es de carácter
exploratorio, Richardson (2012) refiere que la investigación exploratoria busca desentrañar relaciones entre fenómenos,
en el sentido de reconocer y, sobre todo, delimitar estas posibles aproximaciones conceptuales entre diferentes campos.
En este caso, aquí se marcarán aproximaciones del saber praxiológico con los principales conceptos derivados de los
Juegos Condicionados, con el fin de afinar el proceso de enseñanza­aprendizaje tendiente a la comprensión del juego.
Para la selección de las obras contempladas, se consideraron los criterios señalados por Salvador (1986) para la
delimitación del referente teórico, que son parámetros temáticos, lingüísticos, cronológicos y las fuentes principales. Por
lo tanto, se consideraron trabajos que tematizan los Juegos Condicionados y la Praxiología Motora, en cuanto a sus
propuestas teóricas, estructuración y aplicaciones en diferentes contextos.
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Con relación a la categoría lenguaje, la investigación mostró mayor número de estudios en portugués
debido a la facilitación de la interpretación teórica, así como trabajos en español, por ser bases teóricas de la
Praxiología Motriz. Sin embargo, también se utilizaron obras en otros idiomas porque son de gran relevancia
para hacer la investigación más cuidadosa y conceptualmente precisa. En ese sentido, se decidió no realizar
un corte temporal para evitar la exclusión de referentes primordiales en relación a los temas de estudio, lo
que justifica la utilización de todas las obras destacadas en esta investigación.
Resultados y discusiones
El conocimiento proveniente de la Praxeología Motriz sistematiza los elementos referentes a la lógica
interna de los juegos y deportes. En base a estos principios se destacan las interacciones entre los jugadores,
se puede establecer una relación con: material, tiempo, lugar de práctica y las interacciones que se dan entre
los jugadores que conforman este sistema praxiológico. De esta forma, la Praxiología Motora estructura un
Sistema de Clasificación, (CAI) en el que busca orientar la organización de todas las prácticas motrices. Esta
clasificación se basa en las interacciones que los jugadores establecen con el espacio y con otros jugadores
(Figura 1).
dos
FIGURA 1
Sistema de Calificación CAI.
Fuente: Adaptado de Parlebas (1987, p. 18).
De la misma forma que la Praxeología Motriz estructura una clasificación que agrupa las prácticas motrices
en base a la lógica interna, esta teoría presenta modelos que sistematizan las peculiaridades y elementos
internos de las diferentes modalidades, ya que no se evidencian todas las características relevantes de las JEC.
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considerando únicamente el sistema de clasificación CAI. Por lo tanto, los Universales
como modelos rectores
de organización de todas las prácticas de conducción configuran un panorama específico, desmembrando la
lógica del juego, sólo para facilitar la comprensión, las características relevantes de los procesos comunicativos
y estratégicos que ocurren en el juego.
En cuanto a los Juegos Condicionados, estos se basan en situaciones formales de juego con el objetivo de
proponer un proceso de aprendizaje más completo de los jugadores, organizando sus estructuras de actividad
en función de la descomposición del juego (juegos reducidos, cambio de número de atletas, cambios de reglas y
puntajes y condicionamiento al objetivo a proponer y lograr), esta forma de juego sobresale en la comprensión
de los momentos del juego y sus posibles relaciones.
Concretamente, estas etapas se materializan en el proceso de enseñanza­aprendizaje, mediante juegos
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sistematizados y el uso de estructuras funcionales de carácter
, formal de manera sistemática y de complejidad
creciente, teniendo siempre en cuenta los conocimientos provenientes de los estudiantes, respetando los
principios que regular el juego, aún puede utilizar la variación del espacio, entre otras variaciones, siempre que
estas no interfieran con la lógica de funcionamiento del juego. Por tanto, los Juegos Condicionados, a través de
su base teórica centrada en el desarrollo de la inteligencia táctica, permiten al jugador saber “qué hacer” y “cómo
hacerlo” en el juego, donde la técnica surge como resultado de cuestiones tácticas. de una manera orientada y
provocada. Estos conocimientos mínimos correctamente aplicados pueden permitir a los jugadores desarrollar el
proceso de lectura del juego, la correcta aplicación de los principios del juego y la toma de decisiones efectivas
y, desde allí, la ejecución de la acción motriz correcta hasta la resolución de los problemas encontrados en el
juego.
Así, los conceptos profundizados inicialmente en esta revisión teórica adoptaron un carácter esencial para la
idea que se llevará a cabo en el desarrollo de este estudio. En otras palabras, sustentar las aproximaciones
conceptuales iniciales de la Praxeología Motora con los Juegos Condicionados. Así, se formará la relación entre
estas dos teorías, considerando los modelos Universales de la Praxeología Motriz, con la organización de
estructuras para el proceso de enseñanza­aprendizaje a través de Juegos Condicionados en forma de situaciones
de juego.
Conducción de Redes de Comunicación y Juegos Condicionados
En los JEC, un elemento importante que sucede durante el juego es el intercambio de mensajes, estos se
vuelven esenciales para lograr la efectividad en el juego, estos procesos suceden porque estas modalidades
tienen interacciones de cooperación y oposición. Se presenta la relevancia del proceso de comunicación entre
jugadores desde el primer momento del proceso de enseñanza­aprendizaje de los JEC, por lo que los jugadores
comprenderán y agregarán información sobre formas de comunicarse con sus compañeros y contracomunicarse
con los oponentes (Garganta, 1998) . Para que estos conceptos se prueben en la práctica, será necesario
solicitarlos y estimularlos en situaciones de juego (Garganta, 1998). A partir de estos supuestos, es posible
percibir una posibilidad real de articulación existente entre la Red de Comunicación Motora y los Juegos
Condicionados.
En general, una comunicación eficiente es aquella que, a través de un amplio repertorio de difusión de la
información, minimiza el trabajo de interpretación que debe realizar el jugador para su apropiación (Fotía, 2003).
En el entrenamiento de baloncesto, por ejemplo, que implica jugadas ensayadas y que no tiene oposición de
un oponente, un jugador puede tener un éxito significativo en la ejecución de las jugadas. Sin embargo, en un
contexto de juego, estos resultados pueden volverse negativos, considerando una falta de preparación en
relación a la lectura del oponente y/o la forma en que se transmiten los mensajes a los compañeros.
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Estos procesos deben ser considerados en el proceso de enseñanza­aprendizaje de estas diferentes modalidades.
Para ello, se deben utilizar métodos de enseñanza que consideren las interacciones, a fin de posibilitar la elucidación
de la red de comunicación impulsora. Esta premisa importante para el proceso de enseñanza­aprendizaje de estas
modalidades es que estos sistemas no pueden ser entendidos desde un punto de vista analítico, sino considerados
desde los componentes y principios de su lógica interna (Fotía, 2013). Por tanto, la red de comunicación impulsora
se relaciona con los Juegos Condicionados, ya que este modelo materializa sus estructuras de actividad a través de
estructuras funcionales, y las relaciones de nivel de juego se van estableciendo de forma creciente en la aplicación
de su complejidad.
En este sentido, el uso de estructuras funcionales posibilita operacionalizar e implementar la adquisición y
desarrollo técnico­táctico (Lima, 2008). Para corroborar esto (Greco, 2012), afirma que, por ello, es necesario ampliar
los conocimientos tácticos, conceptual y prácticamente. Por tanto, el proceso de enseñanza­aprendizaje, a través de
las estructuras funcionales, proporciona innumerables situaciones problema de juego, con el fin de presentar al
jugador una tarea que requiere la solución adecuada a cada nueva situación de juego.
Estas particularidades posibilitan las interacciones existentes en los JEC, es decir, los jugadores pueden cooperar y
oponerse al mismo tiempo, favoreciendo la operacionalización del proceso comunicativo motor.
La comunicación y contracomunicación que forman parte de la red de comunicación motriz, e indican la posibilidad
de transmitir mensajes que los jugadores pueden realizar de forma clara a sus compañeros y de forma codificada a
sus adversarios en el contexto del juego. A partir de estos intercambios de mensajes existentes durante el transcurso
del juego, la estructuración de los Juegos Condicionados contempla estructuras de actividades capaces de materializar
estos procesos esenciales para la enseñanza­aprendizaje de estos elementos.
Cabe señalar que los procesos estructurados por la red de comunicación motivo están directamente vinculados al
proceso de lectura de las situaciones de juego. Se puede percibir así otra relación existente entre este modelo, con
los Universales y con la enseñanza a través de Juegos Condicionados. Los procesos de comunicación motora están
relativamente ligados a una lectura eficiente del juego ya una toma de decisiones eficaz (Lavega, 2008). Esto sucede
debido al alto grado de combinaciones entre los jugadores que forman parte del sistema praxiológico, regido por un
sistema de codificación y decodificación de mensajes (Ribas, 2014).
El nivel de comprensión de las funciones del juego y las comunicaciones que se producirán se miden a través de
la lectura del juego, ya que, a través de este procedimiento, el jugador adquiere conocimiento sobre las fortalezas y
debilidades tanto de sus compañeros como de sus oponentes y, de esta manera, , para lograr eficacia en la acción
motriz para resolver situaciones problema (Ribas, 2014).
Red de Interacción de Marca y Sistema de Puntuación y los Juegos Condicionales
La red de interacción de marca busca resaltar lo que se debe hacer para ganar el juego, destacando qué tipo de
interacción de conducción es necesario establecer para ganar en una determinada práctica de conducción. Lagardera
y Lavega (2003) presentan las variables de la red de interacción de la marca, que puede ser antagónica (éxito de la
oposición), cooperativa (triunfo a través de la cooperación) o mixta (el éxito puede provenir de la cooperación y/o la
oposición). Por ejemplo, en Balonmano cuando el equipo está en el momento de ataque y el jugador en posesión del
balón necesita realizar un pase a uno de sus compañeros, se entiende que facilita la lectura de sus compañeros para
realizar el pase, y dificulta la lectura del adversario, para que no ejecute una intercepción del mismo y recupere la
posesión del balón.
El sistema de puntuación es bastante simple y comúnmente entendido por la mayoría del público interesado en los
JEC. Durante un partido de fútbol, por ejemplo, esto ocurre dentro de un límite de tiempo y, al final del mismo, el
equipo que más goles anotó se convierte en el vencedor, aunque pueda haber un empate, o el ganador entre dos
equipos que empataron. también podrá decidirse por prórroga y/o tanda de penaltis.
Los Juegos Condicionados, desde su estructura y posibilidades de actividades a través del juego (formales o
descompuestos en estructuras funcionales), se relacionan con la red de interacción de la marca en el momento
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en el que se proporcionan, a través de las relaciones existentes en el juego, actividades en las que el alumno comprende
el objetivo que debe alcanzar para ganar el mismo, aportando diferentes puntuaciones, en las que estas cumplen los
diferentes objetivos propuestos durante el condicionamiento derivado del juego . En cuanto al propio sistema de
puntuación, está orientado a condicionar diferentes situaciones problema y la puntuación puede relacionarse con la
consecución satisfactoria del problema propuesto, como una puntuación extra al sistema de puntuación original
perteneciente a la lógica interna del juego. Un ejemplo de esto es una actividad en la modalidad de Futsal para construir
goles desde dentro del área de portería, si se logra el éxito, el equipo recibirá dos goles en lugar de uno como lo
establecen las reglas del juego.
Sistema de cambio de roles y juegos condicionados
Otro modelo Universal a destacar es el de los roles, sin embargo la comprensión de estos cobra relevancia ya que
orienta a los jugadores en relación a sus derechos y prohibiciones que presenta el juego (Parlebas, 2001; Lagardera &
Lavega, 2003). Determinan, sin contradicción alguna, la forma en que los jugadores del sistema praxiológico podrán
actuar en este contexto, ya que se guían por el reglamento, es a partir de los roles que los jugadores conocen las
posibilidades de acción frente a las situaciones. presentado por el juego. Así, a medida que el jugador asume un rol en
un juego o en una situación dada, surgen posibilidades de acciones impulsoras a implementar. Al mismo tiempo, las
relaciones de interacción influirán en el uso de las acciones de conducción (Marques Filho, 2017). De esta forma, los
jugadores trazan estrategias de acción y conducta para superar sus limitaciones, refiriéndose a las obligaciones
impuestas por las reglas del juego, y realizan las acciones motrices necesarias para resolver situaciones problema.
Siguiendo el ejemplo del Fútbol Sala, tenemos seis roles de portero, portero de línea, fijo, extremo izquierdo, extremo
derecho y pivote, que serán asumidos con el sistema de juego adoptado a partir de un determinado momento del
partido. Los roles serán acciones estratégicas que el jugador podrá asumir son: jugador con balón, jugador sin balón del
equipo que tiene posesión del balón y jugador del equipo sin balón. Aclaremos mejor estas relaciones ya que resaltan
otra característica de los juegos colectivos que utilizan el Fútbol Sala.
• Jugador con balón: En esta situación de Fútbol Sala, tenemos las siguientes acciones: poner el balón en juego,
avanzar con el balón, proteger el balón, pasar el balón, patear la portería, conducir y sujetar para pasar el
tiempo, driblar, ponerse en posición de ataque, perder el balón, cometer una falta o infringir la
regla y recibir una falta. • Jugador sin balón del equipo con balón: avanzar hacia el ataque, ocupar una posición en
el sistema, desmarcarse, bloquear, fintar, ampliar espacios, reducir espacios, ayudar a un compañero, pedir el
balón, recibir el balón, esperar, cometer faltas o romper la regla y recibir una falta.
• Jugador del equipo sin balón: volver a la defensa, ocupar posición en el sistema, reducir espacios, ampliar
espacios, adelantarse, ayudar a un compañero, interceptar o desviar el balón, recuperar el balón, cometer
faltas y recibir faltas.
Incluso de los otros Universales destacados anteriormente, la comprensión de los roles apenas se enfoca en el
ocurrirá si el proceso de enseñanza­aprendizaje se centra en una concepción tecnicista de la repetición
5
,
técnica, ya que su dinámica de cambio de roles está totalmente ligada al juego. En este sentido, es indispensable que
el modelo docente prevea situaciones de actividades que contemplen las interacciones existentes en las JEC. Los
Juegos Condicionados dirigen el proceso de enseñanza­aprendizaje a través de estructuras de actividades que
favorecen la manifestación de estas interacciones. Por tanto, se abre la comprensión de los roles, así como su dinámica
de intercambio, ya que estos procedimientos se van materializando en situaciones didácticas.
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Sistema de cambio de subrol y juegos condicionales
Como se presentó anteriormente, los roles permiten a los jugadores comprender las posibilidades de conducción
de las acciones que se pueden realizar. Este aspecto remite directamente a los subroles, definidos como un
comportamiento que caracteriza la secuencia de conducción, es decir, un conjunto de posibilidades de acciones de
conducción (Parlebas, 2001). Al estar directamente ligado al rol, el subrole también tiene un sistema de intercambio,
ya que las posibilidades de acciones (subrol) que puede realizar el jugador son diferentes en relación a cada uno
de los roles existentes. En este sentido, el proceso de enseñanza­aprendizaje debe incluir estructuras de actividades
que permitan a los jugadores comprenderlo. Los Juegos Condicionados, a su vez, proporcionan a los jugadores, la
mayoría de las veces, que están actuando considerando los principios de la lógica interna de la modalidad que se
está enseñando y, por tanto, establece la comprensión de las potencialidades de los permisos y obligaciones,
definiendo así las subfunciones.
El balonmano, por ejemplo, una modalidad de cooperación y oposición, en la que estas interacciones se dan
simultáneamente, la relación ataque­defensa es inseparable, y se dan todo el tiempo, dados los objetivos generales
del ataque, mantener la posesión del balón por un tiempo determinado. cantidad de tiempo y finalización en la
portería contraria, y la defensa general, que se realiza con el objetivo de recuperar la posesión del balón, evitar las
acciones del adversario e impedir que el balón entre en su portería. De esta forma, al considerar el momento del
juego en el que se encuentra su equipo y el rol que asumen los jugadores, el participante asumirá un subrol, que
permitirá el desempeño de otros subrol. Esta comprensión permitirá al jugador comprender mejor la lógica interna
del juego y con ello desarrollar su toma de decisiones y una mejor resolución de situaciones problemáticas.
Los Juegos Condicionados parten de la premisa de desarrollar la inteligencia táctica en los jugadores y, en base
a sus estructuras de actividad, propiciar este desarrollo. De esta forma, se comprueba que la capacidad táctica
está ligada al desarrollo del proceso de lectura del juego, en el que es necesario relacionar los subroles con los
Juegos Condicionados. Este modelo de enseñanza contempla las estructuras necesarias para que los jugadores
sean capaces de conocer, comprender y definir sus acciones motrices efectivas para alcanzar la meta en el juego
y la Praxiología Motora presenta instrumentos para orientar y potenciar esta comprensión.
Así, a partir de las descripciones presentadas anteriormente, se concreta la posibilidad de la importancia de
construir un proceso de enseñanza­aprendizaje de las JEC que contemple sus elementos primordiales. Comprender
la lógica interna de estas modalidades es de suma importancia para comprender todos los principios que se
desprenden del juego, desde las lecturas e interpretaciones de compañeros y oponentes, hasta la ejecución de la
acción de conducción correcta. Las acciones motrices utilizadas para resolver las situaciones problema que impone
el juego están mediadas por los conocimientos destacados en la lógica interna (interacciones de cooperación y
oposición, red de comunicación, sistema de puntuación, interacción de marca, gestos, praxemas, rol y subrol), por
Por lo tanto , la efectividad en su ejecución está ligada a la comprensión de los conceptos en cada modalidad
deportiva (Lanes, Marques Filho, Souza, Fagundes & Oliveira, 2017). Para ello, es necesario utilizar métodos de
enseñanza que permitan el desarrollo técnico­táctico, así como la mejora de las habilidades para la resolución de
problemas y la toma de decisiones, considerando los elementos de la lógica interna (Ribas, 2014).
Códigos Gestémicos y Praxémicos y Juegos Condicionados
Continuando con los supuestos descritos anteriormente, se presentan dos Universales que tienen objetivos
similares a los que destaca la red de comunicación impulsora. El intercambio de mensajes a través de esta red de
comunicación es un elemento de gran relevancia, sin embargo, se necesita un modelo que permita identificar las
categorías de transmisión e interpretación de estos mensajes existentes en el contexto del juego.
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En este sentido, los gestos y los praxemas se convierten en procedimientos de gran valor para ese momento.
Así, los gestos y praxemas, caracterizados respectivamente como gestos “groseros” y “acciones (signos) más
sutiles” que permiten al jugador comprender, transmitir e interpretar las acciones motrices, tanto de o para los
compañeros, como de o para los otros opositores. Ejemplo de gestos, en Voleibol tenemos la acción de levantar
el brazo pidiendo el balón para atacar o indicar la dirección en la que se moverá y hacer lo mismo, o incluso en
Baloncesto en una jugada ensayada en la que un determinado jugador anuncia qué jugada se entrena se realizará
levantando la mano marcando el número de jugada.
Para ejemplificar los praxemas, podemos utilizar la lectura de un portero que intenta anticiparse al tiro de un
jugador contrario, y con esta lectura determinada consigue hacer la defensa. O incluso un jugador que puede leer
que cuando el portero va a reponer el balón con la mano derecha, este jugador puede anticiparlo porque sabe
que la gran mayoría de esta acción puede ser una reposición de balón en largo por parte del portero.
Así, el proceso de lectura y comprensión del juego, desarrollado a través de Juegos Condicionados en los que
se potencia la inteligencia táctica, aumenta la probabilidad de efectividad en la ejecución de la acción motriz
necesaria para resolver la situación problema.
Partiendo de que los gestos y praxemas se describen como el comportamiento de los jugadores, se hace
necesario que, para lograr una buena lectura de estos comportamientos individuales y colectivos, es necesario
ajustar situaciones reales, o estructuras de actividades similares a las formales. juego. Los Juegos Condicionados,
como se mencionó anteriormente, tienen como principal ventaja el desarrollo del proceso de enseñanza­
aprendizaje a través de situaciones de juego, materializadas por estructuras funcionales, posibilitando así la
inteligencia táctica de los participantes (Garganta, 1995).
Los gestos y praxemas solo se entienden a través de estructuras de actividades que materializan interacciones
de cooperación y oposición, ya que solo se puede leer el comportamiento gestual o corporal de otros jugadores
si ambos están interactuando. En este sentido, los Juegos Condicionados pueden alcanzar el objetivo
condicionante de proporcionar formas de actividades capaces de cubrir la enseñanza­aprendizaje de las
interacciones existentes en los JEC.
Así, la posibilidad de articulación inicial entre la Praxiología Motora y los elementos presentes en los Juegos
Condicionados pretende superar algunas barreras aplicadas hasta ahora por conceptos didácticos obsoletos,
muy difundidos en las ciencias del deporte. La Praxeología Motora permite reconocer y revelar las estructuras y
conjuntos de características que son importantes para lograr la comprensión del juego. Esta teoría organiza el
conocimiento de la lógica interna, así como de las estructuras y modelos para la definición de estos elementos,
que son de gran importancia para la ejecución de las acciones motrices que se desprenden de las JEC. Los
Juegos Condicionados, a su vez, buscan proporcionar estructuras de actividades didácticamente organizadas, a
través de situaciones de juego, visando el desarrollo de las habilidades y destrezas técnico­tácticas de los
jugadores.
Por tanto, la Praxiología Motriz contempla los elementos importantes para la comprensión de los JEC y los
Juegos Condicionados presenta, de forma materializada, situaciones fundamentales para estos elementos que
orientan la lógica interna de estas modalidades. Así, el proceso de enseñanza­aprendizaje se estructura a partir
de importantes conocimientos relacionados con la lógica de funcionamiento del juego, así como una forma de
enseñanza que organiza estos conceptos, con el fin de posibilitar que la práctica pedagógica del docente supere
las ideas hasta ahora vistas en algunas enseñanzas obsoletas. ­procesos de aprendizaje. De lo anterior, se
presenta la figura dos, que dilucida de manera simplificada la relación entre los Juegos Condicionados y la
Praxeología Motriz.
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FIGURA 2
Proceso de enseñanza­aprendizaje basado en la relación
entre la Praxiología Motriz y los Juegos Condicionados.
Fuente: Elaborado por los autores.
Conclusión
A lo largo del texto se presentó la importancia de la Praxeología Motora como la teoría que explica y organiza la
dinámica y funcionamiento de las JEC. Del mismo modo, los Juegos Condicionados, a su vez, constituyen el
conocimiento que operacionaliza estos conceptos de manera innovadora, superando la enseñanza descontextualizada
del juego.
Este estudio se centró en establecer relaciones iniciales entre dos proposiciones teóricas, ya que este sustento es
importante para categorizar algunos saberes que deben ser considerados en las proposiciones didáctico­pedagógicas
de los docentes. Y con eso, en el desarrollo y descripción de este conocimiento, quedó clara la relevancia de la
Praxiología Motora como teoría del análisis de juegos, que se presenta como un soporte conceptual para comprender
y explicar la lógica de funcionamiento de JECS. De esta manera, es posible comprender las interacciones motrices
de cooperación y oposición, que originan los modelos operativos que revelan la lógica interna de estas modalidades.
De esta forma, los Universales se destacan como elementos fundamentales para entender la dinámica de
funcionamiento de las JEC.
Los Juegos Condicionados se presentan como una herramienta importante en la operacionalización del proceso
de enseñanza­aprendizaje de estas modalidades. Así, se puede ver de las descripciones que, al orientar la enseñanza
basada en principios tácticos, los Juegos Condicionados permiten el desarrollo e integración de estos principios de
manera consistente, a través del juego y con las exigencias que de él emergen. Con ese fin,
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este modelo de enseñanza operacionaliza el proceso de enseñanza­aprendizaje de las JEC a partir de una
estructura que permite desarrollar los aspectos técnicos y tácticos inherentes a estas modalidades.
De esta forma, fue posible articular el conocimiento de la Praxiología Motriz con los Juegos Condicionados,
para relacionar los Universales con los Juegos Condicionados. Los Universales aparecen como saberes
orientadores que estructuran la lógica interna de estas modalidades y permiten la comprensión de su dinámica
operativa. Así, los Juegos Condicionados permiten operacionalizar situaciones de juego que incluyen todos los
elementos de interacción del proceso de enseñanza­aprendizaje. Las situaciones de juego permiten la
materialización de las interacciones motrices de las diferentes JEC y, automáticamente, en el proceso emergen
los modelos universales que surgen de estos preceptos.
Cabe mencionar que la Praxeología Motriz no es un método de enseñanza ni una concepción pedagógica, sino
una teoría que aporta conceptos que merecen y deben ser mejor arraigados. Por lo tanto, es importante utilizar
métodos no lineales que permitan la materialización de estos conceptos apoyados en esta matriz teórica.
Actualmente, la discusión sobre los métodos es cada vez mayor, en la que se han presentado varios modelos
basados en estas características de enseñanza. Así, inicialmente se verificó, con base en los resultados de la
investigación, que el proceso de enseñanza­aprendizaje puede sustentarse en estas aristas del saber, una vez
que presentan avances expresivos y vastos para la práctica pedagógica del docente(a), trayendo a surge el nuevo
conocimiento para la enseñanza de las JEC. Dado que se ofrecen algunas
contextualizaciones sobre la Praxiología Motora, se vuelve importante invertir en estudios que evalúen los
conceptos ponderados a lo largo de esta investigación. Es importante que los entrenadores propongan
intervenciones guiadas por los conocimientos de la Praxeología Motriz, articulando estas propuestas teóricas con
sus metodologías para el proceso de enseñanza­aprendizaje. En este punto, las discusiones discutidas hasta
ahora brindan un valioso subsidio teórico para orientar este proceso, así como para el conocimiento del docente.
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Los grados
1 Se entiende por acción motriz el “proceso de realización de la conducta motriz de uno o más sujetos que actúan en una
determinada situación motriz” (Parlebas, 2001, p. 41).
2 El Sistema de Clasificación CAI es un criterio utilizado para clasificar las prácticas de conducción, a partir de las interacciones de
conducción que se establecen con otros jugadores y con el espacio de juego (Parlebas, 2001).
3 Los Universales se dividen en siete modelos operativos que conforman todo el funcionamiento de los JEC, a saber: Red de
Comunicación Impulsora, Red de Interacción de Marca, Sistema de Puntuación, Sistema de Intercambio de Roles (Rol), Sistema
de Intercambio de Subroles (Subrole), Código Gestémico (Gestema) y Código Praxémico (Praxema).
4 Estas estructuras funcionales nos permiten operacionalizar e implementar la adquisición de estructuras técnico­tácticas,
conocimientos tácticos, de forma teórica y práctica, las cuales, cada vez más interconectadas con la experiencia previa del
alumno. Ejemplo: 1x1, 1x1+1, 1x2, 2x2+1.
5 Desarrollo de su Pedagogía Deportiva en la que se fragmenta el juego en partes (fundamentos técnicos). Cada fracción se trabaja
fuera de contexto a partir de las demandas de todo el juego, con el objetivo de automatizar un
movimienot.
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