Historia del Mundo Contemporáneo Tema 6 Evoluciones políticas II: La consolidación del liberalismo y del nacionalismo (1830/1848) 1. Las oleadas revolucionarias de 1830 y 1848. Este es un período en el que se produce un afianzamiento de los principios liberales. Tras ese período en que se construye un nuevo mapa tras las guerras napoleónicas, se van definiendo los movimientos nacionalistas. Junto con ello aparecen las controversias en torno al concepto de revolución, si se trata de un tema político exclusivamente o si atañe también al ámbito social. Es la coyuntura en la que el movimiento obrero adquiere relevancia en número que padecen las consecuencias de la industrialización y comienzan a reivindicar cambios en su situación social. Algunos grupos consideran que lo prioritario son los elementos políticos de la nación, mientras que otros sostienen que lo fundamental es el componente cultural de la nación. Suelen darse de forma mezclada, aunque con predominio de un componente sobre el otro. 1.1. Precedentes inmediatos: la oleada liberal de 1820. En 1819 surgen precedentes revolucionarios que presionan desde los sectores más bajos y demandan respuestas a sus necesidades y que dan a entender la imposibilidad de volver íntegramente al Antiguo Régimen. Son movimientos minoritarios, salvo en el caso de Grecia. Se apoyan en una burguesía liberal y un grupo de militares con escaso poder de reclamo para la masa. Estos pronunciamientos están basados en la Constitución francesa de 1789 y en la española de 1812. Son movimientos que apuntan a la construcción de un liberalismo doctrinario. Estos movimientos van a depender en muy alto grado de la intervención o no intervención de las grandes potencias. Se trata, en definitiva, de fracturar la unidad de la contrarrevolución. Se oponen la Santa Alianza entre Austria, Rusia y Prusia y la Cuádruple Alianza, con Inglaterra, Francia, España y Portugal. 1 Historia del Mundo Contemporáneo 1.2. La extensión de la revolución liberal: la oleada de 1830. 1.2.1. Factores desencadenantes. Se produce un descontento generalizado, inflamado por la profusión de las ideas nacionalistas. Las malas cosechas provocan una oleada de hambrunas que afectará fundamentalmente a las capas menos pudientes de la población. 1.2.2. Características. Encontramos una tendencia reformista en países como Inglaterra o EEUU a favor de la democracia. En EEUU encontramos la democracia jacksoniana, y en el caso de Inglaterra se manifiestan en la ampliación del cuerpo electoral y la reforma municipal de 1833. Desde la cúpula del poder se trata de evitar un nuevo levantamiento revolucionario. Hay una línea revolucionaria que es la que triunfa en el continente europeo propiamente dicho. En este caso hablamos de movimiento de masas, motivado por la crisis de alimentos de primera necesidad. Encontramos una cohesión poco duradera entre burguesía y proletariado, favorecida por el contexto de desarrollo del capitalismo y del nacionalismo. Sin embargo, ambos tienen proyectos políticos diferentes, y eso es lo que va a ponerse de manifiesto en el curso del período. En la siguiente etapa encontraremos un giro hacia el moderantismo. Las revoluciones que triunfan en este período van a dar mayor importancia a los reclamos de la burguesía, y el colectivo obrero será excluido del reparto de poder. La revolución va a fracasar en países con una agricultura estancada, en países con una burguesía débil frente a la aristocracia y a la Iglesia y en países donde triunfan las potencias legitimistas. 1.2.3. Balance. Está marcado por la derrota del poder de la aristocracia y del Antiguo Régimen frente a las potencias representantes del liberalismo y de la alta burguesía, que va a consolidar la vía de compromiso entre la propuesta de colaboración entre sectores de la burguesía con sectores de la aristocracia y la monarquía, los notables. En este período triunfa el liberalismo censitario. 2 Historia del Mundo Contemporáneo Conforme a eso, podemos destacar la reanimación de los movimientos a favor de la democracia que se desarrollan por un sector de la burguesía y en el que participan en modo más numeroso los colectivos obreros. Se vuelven a plantear el conflicto entre el estado liberal laico y las exigencias de la Iglesia católica. La interpretación progresista del liberalismo oligárquico va a permitir que se desarrollen instituciones parlamentarias y la ampliación del sector electoral. Se reaniman las aspiraciones democráticas, que son lo que explica el movimiento de la pequeña y mediana burguesía unida al colectivo obrero. 1.2.4. La revolución de 1830 en Francia y la monarquía orleanista (1830-1848). Junto al radicalismo liberal, hay que hablar de la crisis agrícola y financiera que en la antesala de la revolución sufrió Francia, que acentuará el descontento popular. La aristocracia borbónica legitimista del poder se va a ver desplazada por una alta burguesía que había ascendido socialmente durante el período napoleónico. A partir de 1830 son las protagonistas del poder político. El sistema que impera en Francia entre el 30 y el 48, durante los que Luis Felipe de Orleans está en el poder, un monarquía liberal, se caracterizará por un débil apoyo social. Logra mantenerse en el poder debido a la coyuntura económica favorable que vive Francia hasta el 47. El débil apoyo social se debe a que tras el proceso revolucionario del 30, la élite que está en el poder va a marginar a la pequeña y mediana burguesía y a los colectivos populares. Son esos dos grupos los que van a protagonizar los movimientos pro democráticos y pro sociales del 48. El sistema que se impone es un liberalismo doctrinario, bicameral, basado en un régimen de sufragio censitario, donde sólo podían votar unas 200.000 personas y que se caracterizó por un lema: “enriqueceos”. Tocqueville dice que el gobierno de Guizot, que acuñó ese término, parecía una sociedad anónima corrupta. Una alta burguesía que sobornaba a los electores, con intereses endógenos y que en el poder va a beneficiar la industria de unos cuantos privilegiados. La alta burguesía empezará a fundirse con la aristocracia que acababa de abandonar el puesto privilegiado que ostentaba en el poder político. El caciquismo dominaba la política de la época. 1.2.5. La independencia de Bélgica. Bélgica es otro país donde triunfa la revolución de 1830. A pesar de su favorable economía, se encuentra en 1815 bajo el dominio de la corona holandesa de la que le separaba la lengua, la cultura y el desarrollo de la economía. En ese movimiento que es a la vez nacionalista y revolucionario, triunfa la revolución de 1830 y se impone a 3 Historia del Mundo Contemporáneo Leopoldo de Sajonia como rey. Hay una tentativa rusa de intervenir en la revolución belga, pero las tropas se quedan paradas en Polonia y no consiguen llegar. Francia e Inglaterra apoyan esa revolución a favor del liberalismo. En 1831 se aprueba una Constitución que impone una monarquía liberal, un parlamentarismo bicameral y un sistema de sufragio censitario. Una vez resuelto el problema de la dependencia de la corona holandesa, Bélgica tiene que hacer frente al problema de los nacionalismos y la división entre flamencos al norte y valones al sur. 1.3. La eclosión del liberalismo revolucionario: la oleada de 1848. 1.3.1. Introducción. En este período hay una nueva eclosión de las ideas revolucionarias en la Europa central también. Los procesos se van a comunicar a la Europa central. Son procesos que van un paso por detrás de los que se habían realizado en el 30. Las revoluciones del 48 van a ser evoluciones que tratan de implantar sistemas liberales democráticos, más participativos. Tienen un matiz social más acentuado. En la Europa central y oriental, la fase del 48 se vive como la del 30 se vivió en la Europa occidental, tratando de modificar las monarquías absolutistas por monarquías de corte liberal doctrinario. Las esperanzas democráticas y revolucionarias entre el 30 y el 48 parecían haberse acallado, pero no habían sido ahogadas. Fueron movimientos que revisten mayor amplitud. En los nuevos procesos intervienen más países y tuvieron mayor dimensión. Las necesidades sociales del 48 eran diferentes, el desarrollo era mayor que en el 30. Las consecuencias de la industrialización eran más evidentes que en el proceso revolucionario anterior. Entre los colectivos obreros habían triunfado las ideas socialistas, lo que permitió fundamentar las demandas sociales. Ese liberalismo oligárquico que se había implantado en la década de los 30 necesitaba reformas radicales, bien parciales. Fruto del desarrollo de la industrialización, la pequeña y mediana burguesía se había hecho más fuerte y había un mayor número de obreros expulsados de las fábricas que vivían en pésimas condiciones. 1.3.2. Factores desencadenantes. Los factores son múltiples. Por una parte, el detonante es la crisis económica. Según Ernest Labrousse, hay una etapa en la que destaca la crisis agrícola como factor revolucionario. El siglo XIX vivió un ciclo de crisis de subsistencia que es este. La crisis 4 Historia del Mundo Contemporáneo industrial se ve afectada por el parón en la construcción de vías ferroviarias. Este freno coyuntural va a derivar en el aumento del desempleo. Ese freno va a derivar en una crisis financiera. Va a haber quiebra de numerosas empresas vinculadas a la construcción del ferrocarril. Por otro lado, la crisis política se define por el aumento de demandas democráticas que se estaban llevando a cabo en la Europa occidental, vinculadas a la propuesta de una República liberal. En tercer lugar, el descontento social vinculado a la crisis económica fue un factor importante en el proceso. Vinculado también al mayor desarrollo de las ideologías socialistas. 1.3.3. La revolución en la Europa occidental. Existen dos áreas geográficas, la Europa occidental y la central y oriental. 1.3.3.1. Orientaciones: reformista y revolucionaria. Dentro de la primera nos encontramos con una distinción entre reformistas (Inglaterra, asociada al cartismo y la propuesta de aumentar el número de electores y Bélgica, asociada a esto último, Suiza, donde podemos hablar de una Constitución democrática) y revolucionarios. Estos últimos contemplaban reformas de calado social y propuestas contrarias a la prolongación de los regímenes monárquicos. Se asocia la aspiración democrático a un sistema democrático republicano. La combinación de un discurso que al mismo tiempo reclamaba la igualdad colectiva y las libertades individuales de los ciudadanos. Defensa de la propiedad privada y del intervencionismo del estado. Bajo esta doble orientación, se conseguirá cohesionar a pequeña y mediana burguesía con colectivos obreros contra la oligarquía de la aristocracia y la alta burguesía. 1.3.3.2. 1.3.3.2.1. Las revoluciones de 1848 y la II República en Francia. Factores desencadenantes. Los factores desencadenantes se concentran, fundamentalmente, en el descontento social. Se reivindicaba el sufragio universal y la República. 1.3.3.2.2. De la República democrática a la República presidencialista. 5 Historia del Mundo Contemporáneo Entre febrero y mayo de 1848 se forma un gobierno provisional formado por republicanos moderados, demócratas y socialistas que amplía el número de electores, satisfaciendo la necesidad de sufragio más amplio. frente al desempleo se crean los Talleres Nacionales, cooperativas dirigidas por el gobierno que proporcionaron trabajos a 100.000 personas en París. La jornada laboral se reduce a 10 horas. Los sectores moderados quitan apoyo a los otros sectores En mayo hay elecciones, de tal manera que tras ellas se instaura la II República de carácter moderado, entre mayo del 48 a 1851. Se caracterizó por adoptar medidas moderadas, exclusión de la Asamblea de los republicanos radicales y la disolución de los Talleres Nacionales. Ello provoca una insurrección de los sectores obreros y una fuerte represión hacia ellos. Luis Napoleón Bonaparte es nombrado presidente en diciembre del 48. La burguesía moderada pierde fuerza a favor de los sectores más a la derecha de la Francia del momento. Se adoptan políticas muy conservadoras, lo que provoca una nueva insurrección y una nueva represión. El sistema no se estabiliza y ante esa situación, Luis Napoleón Bonaparte da un golpe de estado en 1851 y se entra en el Segundo Imperio. Así, se produce la paradoja de que la revolución con tintes democráticos termina con un sistema político imperial autoritario. En cualquier caso, va a suponer un período de estabilidad política a partir de 1851 hasta 1875 en el caso francés. Hay un despegue económico importante, se produce el auge de la oligarquía de nuevo. 1.3.4. La revolución en la Europa Central, Oriental e Italia. 1.3.4.1. Características generales. Se producen movimientos nacionalistas y contra el absolutismo imperante en esos estados, fundamentalmente en Austria y Prusia. Los movimientos a favor de un liberalismo van a fracasar. Aunque no se va a conseguir implantar un régimen de libertades, se va a conseguir la liquidación de algunos de los fundamentos del Antiguo Régimen. Es el punto de partida del declive del régimen señorial , salvo en el caso de Rusia, que pervive hasta 1861 y el Imperio Otomano. 1.3.4.2. La orientación nacionalista alemana. En los estados alemanes, los movimientos revolucionarios terminan en un abandono de los principios democráticos, pero Prusia deja de ser una monarquía absoluta, y empieza a perfilarse a partir del 48 como la candidata a la unificación de Alemania. 1.3.4.3. La revolución en el imperio austríaco. 6 Historia del Mundo Contemporáneo En el imperio austríaco también fracasan las aspiraciones democráticas, aunque también se va a abolir el régimen señorial. 2. El nacionalismo. 2.1. Interpretaciones del nacionalismo. El nacionalismo se basa en la nación como fundamento del poder. Ante la necesidad de abolir las restricciones económicas que imponía el Antiguo Régimen, el nacionalismo tiene una expansión notable. Va a permitir que se articule ese mercado según las pautas del capitalismo industrial. Para que se desarrolle una economía liberal es necesario romper fronteras, crear un marco de fronteras estable donde no haya dificultades en las transacciones económicas. Este era un objetivo al que apuntaba el desarrollo del nacionalismo. Se ha descrito el nacionalismo como una doctrina inventada en Europa a principios del siglo XIX que sostiene que la humanidad se divide en naciones con características definidas. Una parte de los nacionalistas sostienen que las naciones son algo preexistentes e inmutables. Desde las últimas décadas esa idea ha ido modificándose. Se ha tendido a considerar que la nación es una construcción humana. Los factores del nacimiento de esos nacionalismos se pueden resumir en: - - Factores económicos: el nacionalismo que surge en Europa es paralelo a la necesidad de formar un mercado. Un mercado siguiendo un modelo liberal capitalista. Con el desarrollo de la economía liberal capitalista las restricciones debían ser eliminadas. Se impone una fluidez mayor de intercambios. El desenvolvimiento de la economía casaba con la libertad individual. La economía de mercado obligaba a cohesionar las unidades políticas nacionales. Las distintas burguesías nacionales van a ser las abanderadas de los intereses nacionales. Factores político-ideológicos: apuntan directamente a la teoría política liberal. El fundamento de la cohesión del estado ya no era la autoridad del monarca. Son los in dividuos con capacidad racional quienes deben decidir qué tipo de gobierno quieren y a qué tipo de nación quieren pertenecer. Desde esta perspectiva, el surgimiento de la nación es una variación del principio liberal democrático. Según Rousseau, la nación es una síntesis de voluntades individuales. El principio de soberanía reside en la nación, es decir, en el tercer estado. La idea de nación está vinculada a la voluntad de los ciudadanos, de cada uno de los individuos de pertenecer a una comunidad. La nación era inicialmente un arma contra las monarquías absolutas, la decisión de la nación pertenecía a los individuos. Esta noción de nación es la que define el 7 Historia del Mundo Contemporáneo nacionalismo político, es decir, la nación como comunidad política, donde está determinada por principios liberales e incluso principios liberales democráticos. Según esta interpretación, los elementos culturales son subsidiarios. Los individuos forman una nación independientemente de su cultura. 2.2. Los orígenes del nacionalismo: la articulación del nacionalismo político. El nacionalismo también tiene un origen político. Nace de la idea de la soberanía popular. La idea de que la autoridad del gobierno proviene del pueblo desemboca en la idea de que el individuo tiene inteligencia y capacidad deliberativa para crear la comunidad política de la que derivara la autoridad del gobierno. Para los padres del nacionalismo, como Sièyes, el principio de soberanía reside en la nación. La nación era una asociación voluntaria de individuos libres. La nación se interpreta como una unidad política, independientemente de la tradición o de la historia de los distintos pueblos que pudieran estar en esa comunidad política. El respeto a los principios liberales estaba por encima de las diferencias, incluso de las de lengua. Esos elementos son subsidiaros del nacionalismo político. 2.3. El nacionalismo cultural. El nacionalismo cultural define a la nación por la tradición, por la historia, por la cultura común. Define a la nación como una comunidad homogénea y preexistente. La interpretación cultural del nacionalismo va a poner el todo sobre los individuos, la homogeneidad orgánica frente a la particularidad. Estas dos interpretaciones se dan a la vez, aunque es frecuente que se prioricen unos elementos sobre otros. En ese juego es donde se van a desarrollar los movimientos nacionalistas en el siglo XIX. Los nuevos poderes que están al cargo no saben cómo hacer frente a tantas voluntades individuales. La democracia tenía principios demasiado abstracto como para que los ciudadanos pudieran sentirse vinculados por esos principios. Se buscaban entonces principios calientes: himnos, banderas, emblemas, efemérides. Esas efemérides crean cohesión social. Mientras el nacionalismo político es integrador, el nacionalismo cultural es excluyente. El nacionalismo cultural subraya los aspectos culturales comunes. El nacionalismo político implica el respeto al liberalismo. En cambio, el cultural, en tanto que subraya las características de la nación, no implica automáticamente el respeto a los derechos individuales. Se impone el todo sobre las 8 Historia del Mundo Contemporáneo partes, y deja abierta la intervención del poder sobre el individuo, y en esa medida tiene rasgos potencialmente totalitarios. 9