Compartir algo de nuestra vida Este texto del Evangelio cuenta cómo Pedro fue llamado por Jesús y cómo entró en el camino. Primero escuchó las palabras de Jesús al pueblo. Luego presenció la pesca milagrosa. Fue sólo después de esta doble experiencia que vino el llamado de Jesús. Pedro escuchó, dejó todo y se convirtió en “pescador de personas”. Vamos conversar sobre esto: 1. Como buen pescador, Pedro sabía que las circunstancias no eran buenas para la pesca, pero igual, en atención a la palabra de Jesús, lanzó la red y ésta se llenó. ¿Qué es lo que Lucas quiere enseñar con esto? 2. ¿Qué será lo que llevó a Pedro a decir: “Apártate de mí Señor que soy un pecador”? 3. ¿Dónde y cómo sucede hoy la pesca milagrosa realizada en atención a la Palabra de Jesús? ¿Quedaste sorprendid@ alguna vez con lo que Dios obró en tu presencia? Leer y meditar el texto del Evangelio: Lucas 5, 1-11 Si tú lo dices echaré las redes Cierto día la gente se agolpaba a su alrededor para escuchar la palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. En eso vio dos barcas amarradas al borde del lago; los pescadores habían bajado y lavaban las redes. Subió a una de las barcas, que era la de Simón, y le pidió que se alejara un poco de la orilla; luego se sentó y empezó a enseñar a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Lleva la barca mar adentro y echen las redes para pescar.» Simón respondió: «Maestro, por más que lo hicimos durante toda la noche, no pescamos nada; pero, si tú lo dices, echaré las redes.» Así lo hicieron, y pescaron tal cantidad de peces, que las redes casi se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarles. Vinieron y llenaron tanto las dos barcas, que por poco se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrodilló ante Jesús, diciendo: «Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador.» Pues tanto él como sus ayudantes se habían quedado sin palabras por la pesca que acababan de hacer. Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas; en adelante serás pescador de hombres.» En seguida llevaron sus barcas a tierra, lo dejaron todo y siguieron a Jesús. Una ayuda para el grupo Jesús enseña desde la barca El pueblo busca a Jesús para oír la palabra de Dios. Jesús busca ayuda en Simón Pedro y otros compañeros que acaban de volver de pescar; sube a la barca de ellos y, desde allí, responde a la expectativa del pueblo comunicándole la Palabra de Dios. Sentado, Jesús tiene la postura y la autoridad de un maestro, pero habla desde una barca de pescador. La novedad consiste en que no enseña sólo en la sinagoga, para un público seleccionado, sino en cualquier lugar donde hay gente que quiera escucharlo. “Por tu palabra, lanzaré las redes.” Finalizada la instrucción al pueblo, Jesús se dirige a Simón y lo anima a ir nuevamente de pesca. En la respuesta de Simón aparece la frustración, el cansancio, el desánimo. Pero, confiando en la palabra de Jesús, vuelven a pescar y continúan la lucha. La palabra de Jesús tuvo más fuerza que la experiencia frustrante de la noche. Es lo que estaba sucediendo en las comunidades en el tiempo de Lucas, y sucede con nosotros hasta hoy. Sean pescadores de personas La experiencia de proximidad de Dios en Jesús hace que Simón perciba quién es él en realidad: “Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador”. Delante de Dios todos somos pecadores. Jesús aleja el miedo: “No tengan miedo” y los llama: “Vengan”. Los compromete en la misión y los envía para que sean pescadores de personas. Ellos experimentaron concretamente que la palabra de Jesús es como la Palabra de Dios. Ella es capaz de hacer acontecer lo que dice. En Jesús aquellos pescadores hicieron una experiencia de poder, de coraje, de confianza. Entonces “dejaron todo y lo siguieron”. Leer y meditar textos de Teresa de Jesús El texto que vamos a leer pertenece al comentario que Teresa hace al Cantar de los Cantares. Luego de explicar nueve maneras de falsa paz, se refiere aquí a la paz que el Esposo (Dios) da a la Esposa (la persona). Conceptos del amor de Dios 3, 1.5-9 ¡Oh, qué dicha tan grande será alcanzar esta gracia!, pues es juntarse con la voluntad de Dios, de manera que no haya división entre Él y ella, sino que sea una misma voluntad, no por palabras, no por solos deseos, sino puesto por obra; de manera que entendiendo que sirve más a su Esposo en una cosa, halla tanto amor y deseo de contentarle, que no escuche las razones que le dará el entendimiento, ni los temores que le pondrá, sino que deje obrar la fe de manera que no mire provecho ni descanso, sino acabe ya de entender que en esto está todo su provecho. Miren una cosa que se me ocurre ahora y viene a propósito para los que de su natural son pusilánimes y de ánimo flaco, y aunque en hecho de verdad su alma haya llegado a este estado, su flaco natural teme. Es menester tener aviso, porque esta flaqueza natural nos hará perder una gran corona. Cuando se hallen con esta pusilanimidad, acudan a la fe y humildad y no dejen de acometer con fe, que Dios lo puede todo, y así pudo dar fortaleza a muchas niñas santas, y se la dio para pasar tantos tormentos, como se determinaron a pasar por Él. De esta determinación quiere hacerle señor de este libre albedrío, que no necesita Él nuestro esfuerzo para nada, antes gusta Su Majestad de querer que resplandezcan sus obras en gente flaca, porque hay más lugar de obrar su poder y de cumplir el deseo que tiene de hacernos mercedes. Para esto les tienen que servir las virtudes que Dios les ha dado, para hacer con determinación y dar de mano a las razones del entendimiento y a su flaqueza, y para no dar lugar a que crezca con pensar: "si será", "si no será", "quizá por mis pecados no mereceré yo que me dé fortaleza como a otros ha dado". No es ahora tiempo de pensar vuestros pecados. Dejadlos aparte, que no es con sazón esa humildad. Es a mala coyuntura. 1. ¿Qué relación vemos entre los dos textos? 2. ¿Qué aspecto agrega el texto deTeresa? 3. ¿A qué nos invita lo que escuchamos y compartimos? Lectura orante del Evangelio y de Teresa -5Obrar: la Fe “Si tú lo dices echaré las redes” (Lc 5, 1-11) “Deje obrar la fe” (CAD 3)