DE MASCULINIDAD Y VIRTUALIDADES, DEL AYER Y DE HOY., Quiero empezar haciendo esta citación a un párrafo escrito anteriormente: “Ser rudo, ruidoso, beligerante; maltratar a las mujeres y convertirlas en objeto de fetichismo; buscar sólo la amistad entre los hombres al mismo tiempo que se detesta a los homosexuales; ser grosero, denigrar las ocupaciones femeninas. La primera obligación para un hombre es la de no ser una mujer”. Robert Stoller, antropólogo. La masculinidad se toma en nuestro tiempo como un método de resiliencia a determinantes que pueden generar cambios sociales a lo establecido anteriormente a lo largo de la historia en especial para Occidente y sus cunas sociales en Oriente, donde la moralidad actualmente concebible en rasgos sociales y culturales de algunas patrias no tiene cabida por considerárseles altruistas y nada flexibles. La concepción de una nueva masculinidad está abocada a los cambios sociales que se están buscando lograr al impulsar políticas de libertad corpórea , desde avalar el aborto sin importar la causalidad del hecho de concepción y la emancipación de los menores de edad en contra del control, supervisión y establecimiento de autoridad por parte de sus progenitores. El concepto de masculinidad se tiene actualmente conceptualizado para soportar y en parte los procesos políticos, sociales y culturales a los cuales se espera ver sometida la sociedad en común solo para que conductas, actividades educativas y culturales, y el establecimiento de un nuevo concepto de familia no se ve afectado por entes que determinan en parte los direccionamientos sociales y culturales del ser humano desde épocas pasadas siendo algunos de estos, el Clero, instituciones educativas en todos sus niveles y la contextualidad de hogar. El contexto social de la masculinidad es de carácter público y abierto a lo largo de la historia y del globo terráqueo, siendo así que se presentan muchas muestras del machismo con duras y fuertes censuras a la participación y representación de las féminas, sus infantes sin discriminar sexo ni edades siendo aún avalados por el clero que corresponde a ciertas naciones, donde en parte , las mujeres sólo sirven para los que haceres del hogar, la crianza de los niños(donde se genera la perpetuación del “ machismo”) e igualmente se les excluye en las reuniones propiamente de varones, y he aquí las dudas en comparación con polémicas actuales: ¿si se encomienda a la mujer la educación y preparación de los infantes, no es acaso entregarle una de las mayores responsabilidades del hogar, encomendarles una tarea tan delicada, precisa y exigente que requiere de la persona con mayores cualidades y capacidad es en pro de esperar el mejor resultado? y sí como hombre tengo defectos que no a todos le son agradables; ¿ porque no cuidar a tan nobles encomendadas de situaciones bochornosas o posiblemente irrespetuosas?¿ No es acaso mejor prevenir que lamentar?¿Somos tan planos para creer siempre que una balanza nunca oscila o no debe hacerlo?. Estas situaciones divergen y cambian de percepción y aplicación con respecto de la concepción que se le dé al estado de importancia y necesidad del ser masculino, siendo en esta instancia, ser masculino tomado como el concepto coloquial de proveedor, rudo, tosco, pedante y plano. Pero yendo más allá de simples palabras de continua repetición, viajemos en el tiempo, donde en civilizaciones y culturas anteriores a nuestra era, el hombre dominante y opulente portaba accesorios como aretes, pulseras y cadenas, se maquillaba aún más que las mujeres, esto para representar la belleza a la cual se debía aspirar para satisfacer a los dioses, y no por eso dejaban de ser machos o se comportaban de forma que imitasen a las féminas. Los artistas Kabuki tanto hombre como mujeres, representaban los papeles de ambos sexos en el escenario, una comunidad pequeña e igualitaria, sin tener que combatir género a género. La masculinidad en su esencia, la que no todos los hombres han entendido, no es ser o creerse superior en todos los aspectos, o demostración desprecio por lo que le parece aberrante, salido de cualquier contexto anterior a lo concebido. Masculinidad no es despreciar el papel de la mujer en la sociedad, es apoyarlo, ayudarle a direccionalizarse hacia un bien común, no es entender la mente de la mujer, es comprender sus gustos, anhelos, necesidades y sueños, compartirlos y buscar lograr propósitos en común, los mismos propósitos conllevan a conseguir logros en común, logros concertados, igualitarios y equitativos.