EL CONDENADO QUE REGRESÓ POR AMOR Cuentan que en el distrito de Huancaní una pareja de jóvenes se conocieron en una reunión social, desde el primer momento que se vieron, se sintieron atraídos; pero ninguno de los dos se animaba a acercarse a la otra persona. Transcurrieron un par de horas hasta que un amigo en común llegó al evento y los presentó. Desde ese momento Rouse y Germán no dejaron de bailar y conversar muy animados, hasta que ella se olvidó de la hora que debía regresar a su casa, luego de unos minutos decidió irse y Germán se ofreció a acompañarla, caminaron juntos y durante el camino se contaban anécdotas divertidas que los entusiasmaba infinitamente. Al cabo de unos meses de amistad, él se animó a declarar su amor por su bella Rouse. Cuando llegó el día, él compró rosas y chocolates para sorprender a su amada; llegó al lugar acordado y esperó pacientemente a Rouse. Cuando ella llegó al encuentro, lo vio emocionada y preguntó para quién eran las flores y todo lo demás, él la abrazó y le dijo que moría de amor por ella. Frente a ello, Rouse se emocionó y aceptó a Germán como enamorado. Transcurrieron días, meses y años de felicidad para los enamorados. Luego de tres años de relación, Germán confirmó que quería compartir su vida con Rouse, entonces pensó en realizar la pedida de mano, habló con su familia y acordaron ir a la casa de su amada y programar una fecha para la boda. El día llegó y la familia de Germán fue a la casa de Rouse, ahí dialogaron acerca de los fines matrimoniales y la pareja estuvo muy contenta. Él le entregó un anillo de compromiso que simbolizó su amor. A la semana siguiente Germán se despidió de Rouse porque debía regresar a su trabajo en la mina, ella le dio un abrazo efusivo y le dijo que lo esperaría, él le dio un beso en los labios y le dijo que pase lo que pase cumpliría su promesa de amor. Así se marchó y ella se quedó un poco triste. Pasó un mes del viaje de Germán cuando en los noticieros informaron que hubo un derrumbe en la mina donde él trabajaba, ella al escuchar eso se puso muy nerviosa porque temía que algo le hubiera ocurrido a su amado, trataba de comunicarse con él, pero no le contestaba las llamadas. Hasta que en la noche Germán, llegó contento como si nada le hubiera ocurrido. Ella lo abrazó y le hizo pasar a su casa; ahí le invitó mazamorra, él empezó a comer, pero se manchaba el pecho, Rouse le dijo que comiera despacio y él acotó que tenía mucha hambre. Más tarde cuando se dispusieron a dormir, él se sacó las botas y Rouse vio que había mucha tierra dentro de ellas, cuando le reclamó de ello, él dijo que en el camino se había ensuciado. Así transcurrieron cinco días hasta que los gerentes de la empresa minera llamaron a la familia de Germán para contarles que su hijo había estado en el lugar del derrumbe, pero que no encontraban su cuerpo, su madre creyó que se trataba de una broma y no hizo caso a ese anuncio. La noche siguiente Germán llevó a Rouse al campo, diciendo que quería darle una sorpresa. Ella se abrigó y salió muy contenta con su amado, así estuvieron caminando por el bosque cuando él solo quería llevarla cerca a un abismo, ella temerosa le dijo que era peligroso caminar por ese lugar; pero él insistía continuar la caminata. En casa de los padres de Germán la incertidumbre se acrecentaba ya que notaron que su hijo actuaba de manera extraña, por tal motivo recurrieron al cura del pueblo y él les dijo que probablemente Germán se había condenado y que no era saludable tenerlo cerca. Luego de oír esto, los padres y el cura salieron presurosos en busca de Rouse, pero al llegar a casa no la hallaron, entonces corrieron hacia el bosque y ahí escucharon que Rouse pedía auxilio, cuando de pronto encontraron a la pareja cerca del abismo. Los padres de Germán rescataron a Rouse, el cura tomó de los brazos a Germán y le echó agua bendita. Él empezó a dar alaridos y luego decía que debía cumplir la promesa de matrimonio que tenía con su amada y que, si no cumplía ello, su alma no descansaría en paz. La mamá de Germán le dijo a Rouse que le devolviera el anillo de compromiso para terminar con esto, pero cuando ella intentaba sacárselo, no podía, entonces el cura tomó de la mano a Rouse y la acercó a Germán, este mordió el dedo de su amada, corrió hasta el borde del abismo y se lanzó. Al día siguiente los gerentes de la mina informaron que habían encontrado el cuerpo de Germán entre los escombros del derrumbe. AUTORA: Nahomy Salas Capcha