JARCHAS Tanto amare tanto amare habîb tanto amare enfermeron olios nidios e dolen tan male ¡Tanto amar, tanto amar, amigo, tanto amar! ¡Enfermaron unos ojos brillantes y duelen tan mal! Ben yâ sahhârâ alba quee stá kon bi-al-fogore k(u)and bene bide amore Ven, oh hechicero: un alba que está (o: tiene) con fogor cuando viene pide amor. Mi fena ÿes li-mahtï in luhtu kon males me berey non me lesa moberë aw limtu mama gar ke farey Ya mama tanto lebo de al-wa'di de al-bugag da'i hagra man qati' fa-al-qat'u fî samag Mi pena es a causa de un hombre violento: si salgo con males me veré no me deja mover o soy recriminada. Madre, dime, qué haré. ¡Oh madre, tanto soporto de promesa (y) de subterfugios! Deja (permite) el romper de quien embarazado calla, pues la separación es algo malo. Ya mam(m)a si no lesa al-ginna allora mor(r)ey traïde hamrî min al-hâgib 'asà sanarey Ya mam(m)a si no lesa al-ginna allora mor(r)ey traïde el mio bino min ga'far 'asà sanarey Oh madre, si no cesa la locura (de amor), enseguida moriré. Traed mi vino de (casa de) el hagib, acaso sanaré. Oh madre, si no cesa la locura (de amor), enseguida moriré. Traed mi vino de (casa de) Ga'far, acaso sanaré. Garide-me k(u)and mio sîdî yâ qawmu ker(r)a bi-llâh suo al-asî me dar-lo Yâ mamma mio al-habîbi bay-sê e no me tornade gar ke fareyo ÿâ mamma in no mio 'ina' lesade Decidme: ¿cuándo mi señor, oh amigos, querrá, por Dios, darme su medicina? ¡Oh madre, mi amigo se va y no vuelve! Dime qué haré, madre, si mi pena no afloja. Um(m)î qi qâl li-ahûb 'aql al-nisâ qaq(q)â non sabet mio qawlî hubbî li-man yabqâ Qultu es yuhayyî bokel(l)a hulú mitl es(e) Madre mía, quien dijo al amigo, 'la constancia de las mujeres (es) caca,' no sabe (que) mi máxima (es que) mi amor es para quien persiste. Árabe aljamiado: así estaban escritas las moaxajas: Dije: 'Cómo reanima a una boquita algo dulce como eso'. CANTIGAS DE AMIGO. MARTÍN CODAX Versión en castellano Ondas do mar de Vigo, se vistes meu amigo? E ai Deus!, se verra cedo? Ondas do mar levado, se vistes meu amado? E ai Deus!, se verra cedo? Se vistes meu amigo, o por que eu sospiro? E ai Deus!, se verra cedo? Se vistes meu amado, por que ei gran coidado? Mandad'ei comigo, ca ven meu amigo. E irei, madr' a Vigo Comigo'ei mandado, ca ven meu amado. E irei, madr' a Vigo Ca ven meu amigo e ven san' e vivo. E irei, madr' a Vigo Ca ven meu amado e ven viv' e sano. E irei, madr' a Vigo Ca ven san' e vivo e d'el rei amigo E irei, madr' a Vigo Ca ven viv' e sano e d'el rei privado. E irei, madr' a Vigo Olas del mar de Vigo, ¿habéis visto a mi amigo? ¡Ay Dios, que venga pronto! Olas del mar alzado, ¿habéis visto a mi amado? ¡Ay Dios, que venga pronto! ¿Habéis visto a mi amigo, aquél por quien yo suspiro? ¡Ay Dios, que venga pronto! ¿Habéis visto a mi amado, por quien tengo gran cuidado? ¡Ay Dios, que venga pronto! Un mensaje he recibido, que viene mi amigo. E iré, madre, a Vigo Conmigo tengo un mensaje, que viene mi amado. E iré, madre, a Vigo Que viene mi amigo y viene sano y vivo. E iré, madre, a Vigo Que viene mi amado y viene vivo y sano. E iré, madre, a Vigo Que viene sano y vivo y del rey amigo. E iré, madre, a Vigo Que viene vivo y sano y del rey favorito. E iré, madre, a Vigo. Auto de los Reyes Magos (Fragmento conservado) En mis días non vi a tal. y pregaré y rogaré. GASPAR, rey HERODES, rey Ciertas nacido es en tierras BALTASAR, rey MAYORDOMO aquel que en pace y en guerra MELCHOR, rey SABIOS / Dos RABÍES señor ha de ser de oriente, de todos hasta en occidente. GASPAR: Dios criador, ¡cuál maravilla! Por tres noches me lo veré ¡No sé cuál es aquesta estrella! y más de vero lo sabré. Agora primas la he veida. ¿En todo, en todo es nacido? Poco tiempo ha que es nacida. Non sé si algo he veído; ¿Nacido es el Criador iré, lo adoraré que es de las gentes señor? Non es verdad, no sé qué digo. MELCHOR: Val, Criador, a tal facienda Todo esto non vale un figo. ¿fue nunca alguandre fallada Otra noche me lo cataré. o en escritura trovada? Si es verdad, bien lo sabré. Tal estrella non es en cielo, ¿Bien es verdad lo que yo digo? de esto soy yo buen estrellero; En todo, en todo lo prohío. bien lo veo sin escarno ¿Non puede ser otra señal? que un hombre es nacido de carne Aquesto es y non es al; que es señor de todo el mundo. nacido es Dios, por ver, de fembra Así como el cielo es redondo; en aqueste mes de diciembre. de todas gentes señor será Allá iré [d]o que fuere, adorarlo he, y todo siglo juzgará. por Dios de todos lo tendré. ¿Es? ¿Non es? BALTASAR: Esta estrella non sé dond viene, Cudo que verdad es. quien la trae o quien la tiene. veer lo he otra vegada, ¿Por qué es aquesta señal? si es verdad o si es nada. (…) 1 De los sos ojos tan fuerte mientre lorando tornava la cabeça y estava los catando. Vio puertas abiertas e uços sin cañados, alcandaras vazias sin pielles e sin mantos e sin falcones e sin adtores mudados. Sospiro mio Çid ca mucho avie grandes cuidados. Ffablo mio Çid bien e tan mesurado: "¡Grado a ti, señor, padre que estas en alto! ¡Esto me an buelto mios enemigos malos!" Alli pienssan de aguijar, alli sueltan las riendas. 2 A la exida de Bivar ovieron la corneja diestra y entrando a Burgos ovieron la siniestra. Meçio mio Çid los ombros y engrameo la tiesta: "¡Albriçia, Albar Ffañez, ca echados somos de tierra!" 3 Mio Çid Ruy Diaz por Burgos entrava, en su compaña lx. pendones levava. Exien lo ver mugieres e varones, burgeses e burgesas por las finiestras son, plorando de los ojos tanto avien el dolor. De las sus bocas todos dizian una razon: "¡Dios, que buen vassalo! ¡Si oviesse buen señor!" Poema de Mío Cid. Cantar Primero: Destierro del Cid [El Cid, que servía al rey Alfonso VI, fue atacado por el conde García Ordóñez, un gran amigo del rey. El Cid no pudo dejar sin vengarse el ataque y venció al conde, insultando su honor: le mesó la barba (le arrancó pelos de la barba). García Ordóñez se puso furioso y le habló mal del Cid al rey. El rey desterró al Cid. El poema comienza en el momento de salir de Burgos.] 1 Con sus ojos muy grandemente llorando tornaba la cabeza y estábalos mirando: vio las puertas abiertas, los postigos sin candado, las perchas vacías sin pieles y sin mantos y sin halcones y sin azores mudados. Suspiró mío Cid triste y apesadumbrado. Habló mío Cid y dijo resignado: «¡Loor a ti, señor Padre, que estás en lo alto! Esto me han urdido mis enemigos malos». postigo: puerta halcón: pájaro fuerte que se usa para la caza azores: pájaros fuertes (hawks); mudados: que habían cambiado las plumas apesadumbrado: muy triste me han urdido: han conspirado contra mí 2 Ya cabalgan aprisa, ya aflojan las riendas. Al salir de Vivar, tuvieron la corneja diestra, y entrando en Burgos, tuviéronla siniestra. El Cid se encogió de hombros y meneó la cabeza: «¡Albricias, Álvar Fáñez, que si ahora nos destierran con muy gran honra tornaremos a Castiella!» corneja diestra ... siniestra: ver una corneja (pájaro negro) a la derecha (diestra) significaba buena fortuna; a la izquierda (siniestra) indicaba mala fortuna 3 Mío Cid Ruy Díaz por Burgos entróve, van en su compañía sesenta pendones; salen a verlo mujeres y varones, burgueses y burguesas a las ventanas se ponen, llorando de los ojos, ¡tan grande era su dolor! De las sus bocas todos decían una razón «¡Dios, qué buen vasallo, si tuviese buen señor!» 4 Le hospedarían con gusto, pero ninguno osaba: que el rey don Alfonso le tenía gran saña. Antes de la noche en Burgos entró su carta con gran mandamiento y fuertemente sellada que a mío Cid Ruy Díaz que nadie le diese posada y aquellos que se la diesen supiesen vera palabra que perderían sus bienes y además los ojos de la cara, y aun además los cuerpos y las almas. Grande duelo tenían las gentes cristianas; se esconden de mío Cid, que no osan decirle nada. El Campeador se dirigió a su posada; cuando llegó a la puerta, la halló bien cerrada, por miedo del rey Alfonso, así ellos acordaran: que a menos que la rompiese, no se la abrirían por nada. Los de mío Cid a altas voces llaman, los de dentro no les querían responder palabra. Aguijó mío Cid, a la puerta se llegaba, sacó el pie del estribo, un fuerte golpe daba; no se abre la puerta, que estaba bien cerrada. Una niña de nueve años a mío Cid se acercaba: «Ya Campeador, en buen hora ceñiste espada «El rey lo ha vedado, anoche entró su carta, «con gran mandamiento y fuertemente sellada. «No os osaríamos abrir ni acoger por nada; «si no, perderíamos los bienes y las casas, «y aún además los ojos de las caras. «Cid, en nuestro mal vos no ganáis nada; mas el Criador os guarde con todas sus virtudes santas». Esto la niña dijo y tornó para su casa. Ya lo ve el Cid que del rey no esperaba gracia. Partióse de la puerta, por Burgos aguijaba, llegó a Santa María, luego descabalga; hincó las rodillas, de corazón rogaba. La oración hecha, luego cabalgaba; salió por la puerta, el río Arlanzón pasaba. Junto a la villa de Burgos en la glera acampaba, mandó plantar las tiendas, después descabalgaba. Mío Cid Ruy Díaz, el que en buen hora ciñó espada, acampó en la glera que nadie le abre su casa; están junto a él los fieles que le acompañan. Así acampó mío Cid como si fuese en montaña. entróve: entró razón: palabra saña: enojo, odio fuertemente sellada: enviada por el rey con intenciones severas supiesen vera palabra: no debieran dudar acordaran: habían acordado la rompiese: rompiese la puerta aguijar: espolear, incitar (un caballo) ceñiste: te pusiste vedado: prohibido glera: ribera del río montaña: bosque [El Cid pasa por San Pedro de Cardeña para despedirse de su mujer, doña Jimena, y a sus hijas, doña Elvira y doña Sol.] He aquí a doña Jimena que con sus hijas va llegando; dos dueñas las traen a ambas en sus brazos. Ante el Campeador doña Jimena las rodillas ha hincado. Lloraba de los ojos, quiso besarle las manos: «¡Ya Campeador, en hora buena engendrado, «por malos intrigantes de Castilla sois echado! » 16 «Ay, mi señor, barba tan cumplida, «aquí estamos ante vos yo y vuestras hijas, «(muy niñas son y de pocos días), «con estas mis damas de quien soy yo servida. «Ya lo veo que estáis de partida, «y nosotras y vos nos separamos en vida. «¡Dadnos consejo, por amor de Santa María!» Alargó las manos el de la barba bellida, a las sus hijas en brazos las cogía, acercólas al corazón que mucho las quería. Llora de los ojos, muy fuertemente suspira: « Ay, doña Jimena, mi mujer muy querida, «como a mi propia alma así tanto os quería. «Ya lo veis que nos separan en vida, «yo parto y vos quedáis sin mi compañía. «Quiera Dios y Santa María, «que aún con mis manos case estas mis hijas, «y vos, mujer honrada, de mí seáis servida». barba tan cumplida: referencia al machismo, al poder del Cid y al respeto que se le debe bellida: bella 17 Por Castiella se va oyendo el pregón, cómo se va de tierra mío Cid el Campeador; unos dejan casas y otros, honor. En ese día en el puente de Arlanzón ciento quince caballeros todos juntados son; todos demandan por mío Cid el Campeador. 35 Embrazan los escudos ante sus corazones, enristran las lanzas, envueltos los pendones, inclinaron las caras encima de los arzones, íbanlos a atacar con fuertes corazones. A grandes voces llama el que en buena hora nació: «¡Atacadlos, caballeros, por amor del Criador! «¡Yo soy Ruy Díaz de Vivar, el Cid Campeador!» Todos atacan al haz donde está Per Bermudoz. Trescientas lanzas son, todas llevan pendón; trescientos moros matan al primer empujón, y al hacer la tornada otros tantos muertos son. enristran: bajan pendones: banderas o estandartes arzón: parte de la silla hacer la tornada: virar para atacar desde la dirección opuesta 36 Allí vierais tantas lanzas subir y bajar, tanta adarga horadar y pasar, tanta loriga romper y rajar, tantos pendones blancos rojos de sangre quedar, tantos buenos caballos sin sus dueños andar. Oyerais a unos, «¡Mahoma!»; a otros, «¡Santiago!» gritar. Yacían por el campo en poco lugar mil y trescientos moros muertos, ya. adarga: escudo de cuero horadar: agujerear, atravesar de parte a parte loriga: arma para defender el cuerpo, cota de mallas rajar: romper Santiago: santo patrón a quien los cristianos dedicaban sus batallas El ciego sol se estrella en las duras aristas de las armas, llaga de luz los petos y espaldares y flamea en las puntas de las lanzas. El ciego sol, la sed y la fatiga. Por la terrible estepa castellana, al destierro, con doce de los suyos, polvo, sudor y hierro— el Cid cabalga. Cerrado está el mesón a piedra y lodo... Nadie responde. Al pomo de la espada y al cuento de las picas, el postigo va a ceder... ¡Quema el sol, el aire abrasa! A los terribles golpes, de eco ronco, una voz pura, de plata y de cristal, responde... Hay una niña muy débil y muy blanca, en el umbral. Es toda ojos azules; y en los ojos, lágrimas. Oro pálido nimba su carita curiosa y asustada. «¡Buen Cid! Pasad... El rey nos dará muerte, arruinará la casa y sembrará de sal el pobre campo que mi padre trabaja... Idos. El Cielo os colme de venturas... En nuestro mal, ioh Cid!, no ganáis nada». Calla la niña y llora sin gemido... Un sollozo infantil cruza la escuadra de feroces guerreros, y una voz inflexible grita: «¡En marcha!» El ciego sol, la sed y la fatiga. Por la terrible estepa castellana, al destierro, con doce de los suyos polvo, sudor y hierro, el Cid cabalga. Manuel Machado Las siete partidas. Alfonso X El Sabio. TÍTULO 31. De los estudios en que se aprenden los saberes y de los maestros y de los escolares Estudio es ayuntamiento de maestros y escolares, que es hecho en algún lugar con voluntad y con entendimiento de aprender los saberes, y hay dos maneras de él: la una es la que dicen estudio general, en que hay maestros de las artes, así como de gramática y de lógica y de retórica y de aritmética y de geometría y de música y de astronomía, y otrosí en que hay maestros de decretos y señores de leyes; y este estudio debe ser establecido por mandato del papa o del emperador o del rey. La segunda manera es la que dicen estudio particular, que quiere tanto decir como cuando algún maestro amuestra en alguna villa apartadamente a pocos escolares; y tal como este puede mandar hacer prelado o concejo de algún lugar. Milagros de Nuestra Señora. Milagro VI. El ladrón devoto Había un ladrón malo que prefería hurtar a ir a las iglesias o a puentes levantar: solía con lo hurtado su casa gobernar, tomó costumbre mala que no podía dejar. (...) Entre todo lo malo tenía una bondad que al final le valió y le dio salvedad: creía en la Gloriosa de toda voluntad, y siempre saludaba hacia su majestad. (...) Como aquél que mal anda en mal ha de caer, una vez con el hurto lo hubieron de prender; como ningún consejo lo pudo defender juzgaron que en la horca lo debían poner. Lo llevó la justicia para la encrucijada donde estaba la horca por el consejo alzada; cerráronle los ojos con toca bien atada, alzáronlo de tierra con la soga estirada. (...) La Madre Gloriosa, tan ducha en acorrer, la que suele a sus siervos en las cuitas valer, a este condenado quísolo proteger, recordóse el servicio que le solía hacer. Puso bajo sus pies donde estaba colgado, sus manos preciosísimas; túvole levantado: no se sintió por cosa ninguna embarazado, ni estuvo más vicioso nunca, ni más pagado. (...) Cuando esto le entendieron aquéllos que lo ahorcaron, tuvieron que su lazo flojo se lo dejaron; muchos se arrepentían que no lo degollaron: ¡tanto gozaran de eso cuanto después gozaron! (...) Fueron por degollarlo los mozos más livianos con buenos serraniles, grandes y bien adianos; metió Santa María entre medio las manos y quedaron los cueros de su garganta sanos. Al ver que en modo alguno lo podían nocir, que la Madre Gloriosa lo quería encubrir, tomaron su partido, cesaron de insistir, hasta que Dios quisiese lo dejaron vivir. (...) A Madre tan piadosa, de tal benignidad, que en buenos como en malos ejerce su piedad, debemos bendecirla de toda voluntad; aquél que la bendijo ganó gran heredad. Ducha: diestra acorrer: socorrer, auxiliar cuitas: penas serraniles: instrumentos cortantes adianos: convenientes nocir: dañar, ofender LIBRO DE BUEN AMOR. SEGUNDA DAMA: LA CASQUIVANA CRUZ CRUZADA QUE SE FUE CON EL MENSAJERO Yo, como estaba solo, sin tener compañía, codiciaba la que otro para sí mantenía: eché el ojo a una dama, no santa; yo sentía y cruciaba por ella, que de otro era baldía. Y como, así las cosas, yo con ella no hablaba, puse de mensajero, por ver si la ablandaba, a un compañero mío; ¡buena ayuda me daba! él se comió la carne en tanto yo rumiaba. Hice, con el disgusto, esta copla cazurra; si una dama la oyere en su enojo no incurra, pues debieran llamarme necio cual bestia burra si de tan gran escarnio yo no trovase a burla. casquivana: mujer sin formalidad en su trato con los hombres cruciaba: se interesaba baldía: en sentido fig., abandonada rumiar: masticar los animales por segunda vez / fig., refunfuñar cazurra: maliciosa / Basta, torpe. escarnio: burla, mofa, afrenta dux: príncipe, embajador de grado: gustosamente duz: dulce marfuz: mentiroso, engañoso. Mis ojos no verán luz pues perdido he a Cruz. Cruz cruzada, panadera, quise para compañera: senda creí carretera como si fuera andaluz. Con una embajada mía mandé a Fernando García le rindiese pleitesía y me sirviese de dux. Dijo lo haría de grado: de Cruz llegó a ser amado, me obligó a rumiar salvado y él se comió el pan más duz. Le ofreció, por mi consejo, mi trigo, que ya era añejo, y él le regaló un conejo ¡el traidor, falso, marfuz! Elogio de la mujer chiquita [Poema: Fragmento tomado del Libro de buen amor] Juan Ruiz - Arcipreste de Hita Quiero abreviar, señores, esta predicación porque siempre gusté de pequeño sermón y de mujer pequeña y de breve razón, pues lo poco y bien dicho queda en el corazón. Como en la chica rosa está mucho color, Como en oro muy poco, gran precio y gran valor, como en poco perfume yace muy buen olor, así, mujer pequeña guarda muy gran amor. De quien mucho habla, ríen; quien mucho ríe es loco; hay en la mujer chica amor grande y no poco. Cambié grandes por chicas, mas las chicas no troco. Quien da chica por grande se arrepiente del troco. Como rubí pequeño tiene mucha bondad, color virtud y precio, nobleza y claridad, así, la mujer chica tiene mucha beldad, hermosura y donaire, amor y lealtad. De que alabe a las chicas el Amor me hizo ruego; que cante sus noblezas, voy a decirlas luego. Loaré a las chiquitas, y lo tendréis por juego. ¡Son frías como nieve y arden más que el fuego! Chica es la calandria y chico el ruiseñor, pero más dulce cantan que otra ave mayor; la mujer, cuando es chica, por eso es aún mejor, en amor es más dulce que azúcar y que flor. Son heladas por fuera pero, en amor, ardientes; en la cama solaz, placenteras, rientes, en la casa, hacendosas, cuerdas y complacientes; veréis más cualidades tan pronto paréis mientes. Son aves pequeñuelas papagayo y orior, pero cualquiera de ellas es dulce cantador; gracioso pajarillo, preciado trinador, como ellos es la dama pequeña con amor. En pequeño jacinto yace gran resplandor, en azúcar muy poco yace mucho dulzor, en la mujer pequeña yace muy gran amor, pocas palabras bastan al buen entendedor. Para mujer Pequeña no hay comparación: terrenal paraíso y gran consolación, recreo y alegría, placer y bendición, mejor es en la prueba que en la salutación. Es muy pequeño el grano de la buena pimienta, pero más que la nuez reconforta y calienta: así, en mujer pequeña, cuando en amor consienta, no hay placer en el mundo que en ella no se sienta. Siempre quise a la chica más que a grande o mayor; ¡escapar de un mal grande nunca ha sido un error! Del mal tomar lo menos, dícelo el sabidor, por ello, entre mujeres, ¡la menor es mejor! Planto por la muerte de Trotaconventos ¡Ay muerte! ¡Muerta seas, bien muerta y malandante! ¡Matásteme a mi vieja! ¡Matárasme a mí antes! Enemiga del mundo, no tienes semejante: de tu memoria amarga nadie hay que no se espante. Al que hieres tú, Muerte, nadie lo salvará, humilde, bueno, malo, noble, no escapará; a todos te los llevas, diferencia no habrá, tanto el Rey como el Papa ni chica nuez valdrá; No respetas parientes, señorío, amistad; con todo el mundo tienes continua enemistad, no existe en ti el amor, clemencia, ni piedad, sino dolor, tristeza, mucha pena y crueldad. Jamás nadie de ti se ha podido esconder y ninguno ha podido contigo contender, la tu venida triste no se puede entender; cuando llegas, no quieres a ninguno atender. Dejas el cuerpo yerto a gusanos en huesa, el alma la separas del cuerpo con gran priesa, no está el hombre seguro de tu carrera aviesa, de hablar sobre ti, muerte, espanto me atraviesa; Eres de tal manera del mundo aborrecida que, por bien que lo quieran al hombre, aquí, en la vida, al punto que tú llegas con tu mala venida, todos huyen de él luego, como de res podrida; Aquellos que gustaban en vida su compaña aborrécenlo muerto, como a una cosa extraña, sus parientes y amigos, todos le tienen saña, todos huyen de él, como si fuese araña; (...) Haces al que es muy rico yacer en gran pobreza: no tiene ni una blanca de toda su riqueza, el que en la vida es bueno y de mucha nobleza es hediondo en la muerte y lleno de vileza. No se encontrará un libro, un escrito, una carta, hombre sabio ni necio que de ti buen departa; nada existe en el mundo que bien de ti se parta; excepto el cuervo negro que de ti, muerte, se harta; Señores, no queráis ser amigos del cuervo: temed sus amenazas y no cumpláis su ruego. El bien que hacer pudiereis hacedlo luego, luego, que moriréis mañana, pues la vida es un juego: (…) Los ojos que eran bellos, los vuelves hacia el techo y, de pronto, los ciegas, ya no son de provecho; enmudeces el habla, enronqueces el pecho, en ti todo es maldad, pesadumbre y despecho. El oír y el oler, el tañer, el gustar, todos cinco sentidos los vienes a tomar; no hay nadie que te sepa bastante denostar. ¡Cuánto mal de ti dicen donde llegas a entrar! Olvidas la vergüenza, afeas la hermosura, marchitas toda gracia, ofendes la mesura, debilitas la fuerza, trastornas la cordura, tornas lo dulce en hiel con tu mucha amargura. (…) ¡Ay, mi Trotaconventos! ¡Leal amiga experta! En vida te seguían, mas te abandonan muerta. ¿Dónde te me han llevado? Yo no sé cosa cierta; no vuelve con noticias quien traspone esa puerta. EL CONDE LUCANOR DE LO QUE ACONTECIÓ A UN HOMBRE CON LA GOLONDRINA Y CON EL PARDAL Otra vez hablaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero, de este modo: - - Patronio, yo no puedo excusar de ningún modo entrar en contienda con alguno de los dos vecinos que yo tengo; y acontece que el más vecino a mí no es tan poderoso, y el que es más poderoso no está tan vecino a mí. Y ahora ruégoos que me aconsejéis lo que haga en esto. Señor conde – dijo Patronio – para que sepáis lo que más os conviene para esto, estaría bien que supieseis lo que aconteció a un hombre con un pardal y una golondrina. El conde le preguntó cómo había sido aquello. - Señor conde – dijo Patronio – un hombre estaba delicado de salud, y sentía gran enojo con el ruido de las voces de las aves; y le rogó a un amigo suyo que le diese algún remedio, ya que no podía dormir por el ruido que hacían los pardales y las golondrinas. Y aquel amigo suyo le dijo que de todos modos no le podía desembarazar, mas que él sabía un encantamiento con el que lo desembarazaría de uno de ellos: o del pardal o de la golondrina. Y aquel que estaba delicado de salud respondióle que la golondrina da mayores voces; pero, porque la golondrina va y viene y el pardal mora siempre en casa, antes se querría tener que acostumbrar al ruido de la golondrina, que, aunque es mayor, va y viene, que al del pardal, que está siempre en casa. Y vos, señor conde, aunque aquel que mora más lejos es el más poderoso, aconséjoos yo que entréis en contienda antes con él que con el que está más cerca, aunque éste no sea tan poderoso. El conde tuvo éste por buen consejo, y obró así y le salió todo bien. Y porque a don Juan le gustó este ejemplo, hízolo poner en este libro e hizo estos versos que dicen así: Si en alguna contienda te tienes que meter, busca enemigo lejos, aunque tenga poder. "Enxemplo XLIV de lo que contesció a un homne que se fizo amigo et vasallo del Diablo" Fablaba una vez el conde Lucanor con Patronio, su consejero, en esta guisa: -Patronio, un homne me dize que sabe muchas maneras, tan bien de agüeros como de otras cosas, en cómo podré saber las cosas que son por venir et cómo podré fazer muchas arterías con que podré aprovechar mucho mi fazienda, pero en aquellas cosas tengo que non se puede escusar de haber y pecado. Et por la fiança que de vos he, ruégovos que me consejedes lo que faga en esto.