Cultura, formación y Nuevas Tecnologías Ena María Evia Ricalde Instituto de Cultura de Yucatán Resumen Los principios de esta nueva era denominada Siglo XXI traen consigo transformaciones sociales, económicas, políticas, y culturales. En este sentido, los profesos formativos experimentan grandes cambios ante el arribo y continuo desarrollo de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC's), y la disolución de los límites o fronteras de todo tipo, geográficas, de conocimiento, etc. Así, dicha disolución también implica la aceptación e incorporación de la diversidad así como el acceso a las redes del aprendizaje y la expresión profesional. Hablar de Nuevas Tecnologías es hablar de Cultura y de un derecho inalienable a su utilización vía capacitación previa: Entendemos por cultura el todo complejo que comprende conocimientos, creencias, arte, moral, derecho, costumbres y cualquier capacidad y hábito adquirido por el ser humano como miembro de una sociedad, que no es inamovible y se transmite por medios orales, escritos, artísticos. Aunque la cultura de una sociedad tiende a ser similar en muchos aspectos de una generación a la siguiente, está claro que la replicación de las pautas culturales nunca es completa. Continuamente se añaden pautas nuevas o se modifican las antiguas y, de hecho. en los últimos tiempos, la ruptura intergeneracional ha alcanzado proporciones nunca conocidas. Un elemento de incuestionable importancia para esta ruptura lo constituyen las Nuevas Tecnologías, mismas que prefiguran la actual sociedad de la Información (SI) Esta Sociedad de la Información se caracteriza precisamente por el uso generalizado de las nuevas tecnologías en todas las actividades humanas y por una fuerte tendencia a la rnundialización económica y cultural, y conlleva una nueva cultura que supone a su vez nuevas formas de ver y entender el mundo que nos rodea, el uso de nuevas máquinas e instrumentos y la implantación de nuevos valores y normas de comportamiento La Sociedad de la Información alude al desarrollo de una colectividad caracterizado por la capacidad de sus miembros para obtener y compartir información de modo instantáneo, desde cualquier lugar y de diversas formas. Corresponde así a una sociedad global y es resultado de un cambio y/o desplazamiento de las estructuras económicas y sociales, propias de las denominadas sociedad industrial y sociedad postindustrial. Si bien el término SI parece abarcar muchas situaciones y fenómenos como pueden ser la economía y tos modelos socioeconómicos, particularmente el crecimiento productivo, el desarrollo del sector servicio y más que nada el desarrollo del consumo productivo, el cambio en relaciones sociales, los avances e implantaciones tecnológicas así corno la organización y jerarquización del conocimiento, esta 'expansión semántica' conlleva a diversas confusiones sobre todo al reducir su significado a la preponderancia de las tecnologías de la información y comunicación, y más aún: el Internet. En este sentido y desde este enfoque, las características de la SI, según Trejo Delarbre (2001) son: 1) Exuberancia en el volumen de información cotidiana disponible. 2) Omnipresencia de instrumentos de información y contenidos, que se hallan por lo general en todas partes y más aún, incorporados a los diversos instantes de nuestra vida. 3) Velocidad e incluso inmediatez en la comunicación 4) Multi lateral idad / Centralidad, referida a la diversidad de información que es posible recibir de todos lados aunque persista cierto centralismo en el origen de la misma. 5) Interactividad / Unilateralidad, que permite la actitud proactiva o de producción de información aunque persista el consumo pasivo en los usuarios. 6) Heterogeneidad en la información, ya que se refleja en esta las diversas facetas sociales, culturales, positivas o negativas. 7) Desorientación derivada de la avalancha de información y por lo cual se requiere el desarrollo de habilidades y actitudes críticas, analíticas, reflexivas, etc. Evidentemente, no toda la información al alcance siempre resulta verídica. 8) Ciudadanía pasiva ante los contenidos emanados de los grandes consorcios mediáticos que reclama, como en el rubro anterior, el desarrollo de habilidades reflexivas, críticas y creativas. 9) Desigualdad, y específicamente en el acceso a la herramienta primordial de la SI, que es Internet: Sobre este aspecto se abundará más adelante. 10) Irradiación capaz de difuminar barreras de tiempo y espacio, se habla incluso de un nuevo concepto espacio-tiempo relativo a la virtualidad y a la posibilidad de expresión de nuestras ideas, sentidos e imaginación mediante diversas formas de interacción tanto síncronas como asincronas. 11) Nuevas formas de relacionarse mediadas por la tecnología y manifiestas en las prácticas cotidianas: el trabajo, la sociabilidad, la comunicación y la producción cultural. 12) Favorecimiento de una posible homogeneización cultural, aunque algunos estudiosos afirman que más que un proceso de imposición de una cultura mundial, se trata de entender que los productos culturales fluyen por todo el mundo y se internalizan y adaptan de forma diferente por quien los recibe. Para clarificar el concepto de la Sociedad de la Información surge, desde el ámbito académico, el concepto de Sociedad del Conocimiento, y que se refiere, de acuerdo con Hall y Khan(2003), a las dimensiones sociales, culturales, económicas y políticas pero que además intenta abarcar aspectos como el de empoderamiento y desarrollo de los diversos sectores de la sociedad, lo cual implica hacer un lado la visión tecnocéntrica que se pretende difundir como sinónimo de información. Cabe recalcar que no se trata aquí de valorar positiva o negativamente a las tecnologías per se. Se asume que las tecnologías son parte de una realidad innegable y que como el conjunto de herramientas, soportes y canales para el tratamiento y acceso a la información, generan nuevos modelos de expresión, participación, interacción y recreación, facilitan el contacto para fortalecer la integración de organizaciones y hacen factibles nuevas vías para facilitar el conocimiento. Se puede afirmar, entonces, que estas tecnologías configuran una nueva forma de entender y aplicar la información, tanto en la sociedad como en la educación, que sin embargo no hay que confundir con conocimiento; hablar de conocimiento conlleva referirse a procesos formativos que implican consideraciones pedagógicas en torno a la pertinencia y calidad de contenidos y métodos y su impacto en los individuos. Tristemente, es común que los sistemas formativos persista el equívoco al referirse a la implementación de nuevas tecnologías como auténticas innovaciones, y se limiten a proveer acceso a la información y no a posibilitar el conocimiento. Con respecto a Internet, éste representa la posibilidad tecnológica y cultura de que, por primera vez en la historia, las personas se comuniquen directamente entre ellas sin pedir permiso a nadie ni pasar por los medios de comunicación masiva. Internet representa así una auténtica encamación de la visión romántica de los siglos anteriores: todos los saberes del mundo, accesibles gratuitamente a todo el planeta. . Sin embargo, el punto de quiebre reside en el acceso mismo, siendo necesarias para ello la alfabetización, la capacidad crítica y la capacidad para el autoaprendizaje, además de la consideración de los recursos tecnológicos y económicos que lo posibiliten. Si bien, es frecuente referirse a una brecha digital para enfatizar la desigualdad de acceso, ya sea por los recursos tecnológicos o económicos, con frecuencia se olvida la necesidad de solventar aspectos como la alfabetización digital que alude no sólo al manejo de las tecnologías sino también a las capacidades analíticas y críticas para su utilización. particularmente la selección y acreditación de información, su interpretación, valoración e internalización que a su vez desemboque en conocimientos útiles. De acuerdo con Medel (1996). el concepto de analfabetización ha pasado de una connotación letrada a una funcional ya que la educación "debe ser concebida con miras a preparar al hombre para desempeñar una función social, cívica y económica que rebase ampliamente los limites de una alfabetización rudimentaria reducida a la enseñanza de la lectura y escritura" y a lo que añadiríamos el manejo básico de ciertos recursos como el internet mismo. La brecha digital, no radica entonces en el simple o complejo acceso ( a computadoras e internet) ya que el simple acceso no garantiza el desarrollo social, la mejora económica o bien, el aprendizaje. El acceso o su carencia implican una serie de realidades y momentos de desarrollo de cada sociedad, de cada contexto, que hay que analizar y solventar primero, con la finalidad de aprovechar las tecnologías en todas sus posibilidades. Otro aspecto relativo a la brecha digital es la producción tecnológica, punto importante para nuevos estudios y nuevas ponencias. Pero ¿cómo colaborar a la reducción de la brecha digital desde el ámbito de las instituciones culturales? Aquí se plantea, como ya he mencionado, no sólo la necesidad de incorporar las nuevas tecnologías a las diversas prácticas culturales favoreciendo el acceso y la conectividad a la población mediante desarrollo de programas formativos relativos a la capacitación tecnológica, a la preservación del patrimonio, a la formación artística y !a difusión de obras y expresiones diversas en general. Dichos programas tendrían que ser lo suficientemente flexibles para dar cabida a diversidad de usuarios e ideologías, favoreciendo no sólo la consolidación de nuevos aprendizajes y nuevas oportunidades de recreación y esparcimiento, sino la posibilidad de diversas formas de interacción y colaboración a través de fuentes y recursos digitales, lo cual implica desarrollar las capacidades de búsqueda, exploración, selección, clasificación, análisis y reflexión crítica acerca de la información como requisitos para la construcción del conocimiento. Se trata además de garantizar el acceso y la conectividad mediante el desarrollo de recursos específicos para usuarios específicos, ya sean mujeres, jóvenes, niños, adultos, adultos mayores, personas con capacidades diferentes y para quienes dominan una lengua de origen. Usuarios específicos a los que quiere referirme son los jóvenes, quienes son proclives por su contexto a desarrollar habilidades digitales desde la infancia y que la literatura ha denominado los nativos digitales, en contraposición de quienes con un poco más de 30 años somos los inmigrantes: hay fijarse entonces en los posibles efectos de una nueva brecha que se plantea entre nativos e inmigrantes. Estos nativos, de acuerdo con Prensky (2001), han nacido a partir de la década de los ochentas y se han desarrollado directa o indirectamente en un contexto de tecnologías digitales que han sido involucradas a su vida cotidiana en contraposición con los 'inmigrantes', que pueden ser sus padres o maestros; conviven con las computadoras cotidianamente, son extremadamente creativos con la tecnología: son consumidores y quizá próximos productores de éstas y muy acostumbrados a las multitareas; han dejado a un lado el mito del poder del conocimiento para compartirlo y distribuirlo e incluso 'reconstruirlo'; esta colaboración puede observarse en los videojuegos y recursos como los foros y el chat cada vez más. Estos nativos, nuestra posibilidad futura inminente, han de desarrollarse en un mundo que debe proveer justicia y oportunidad mediante las tecnologías y no todo lo contrario. En este sentido, las instituciones culturales han de considerar la oferta de experiencias que posibiliten además esta justicia, entendiendo la virtualidad como un espacio social, de interacción, creación, investigación y recreación. Esto presupone enfrentar los retos de entender y caracterizar dicho espacio, reglamentar acciones e interacciones, y en lo tocante al ámbito formativo de propiciar conocimiento no sólo del medio 'real1 sino del virtual.