Las Siete Hermanas fue un término que el empresario italiano Enrico Mattei acuñó para referirse a las principales corporaciones petroleras a principios de los años cincuenta. Esta denominación incluía a las estadounidenses Standard Oil of New Jersey —renombrada Exxon— , Standard Oil of New York —Mobil—, Standard Oil of California —Chevron—, Gulf Oil Corporation y Texaco; a la angloneerlandesa Royal Dutch Shell, y a la británica Compañía Petrolera Anglo-Iraní —British Petroleum—. Mattei utilizó el nombre de forma peyorativa en alusión a las prácticas oligopolistas de estas empresas. De la competencia feroz al cártel petrolero Las Siete Hermanas nacieron entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX. La primera empresa dominante fue la estadounidense Standard Oil de John Davison Rockefeller como mayor refinador de crudo del planeta gracias a que aniquiló la competencia nacional y al soborno de jueces y gobernadores. Solo las texanas Gulf y Texaco sobrevivieron a su hegemonía. No fue hasta 1911 cuando la Corte Suprema ordenó la desmembración del holding de la Standard, que se fragmentó en 34 compañías independientes. Tras una serie de fusiones y adquisiciones entre estas empresas, las Standard de Nueva Jersey, Nueva York y California crecieron lo suficiente como para conservar su poder. Las tres formarían parte de las Siete Hermanas. La aparición del motor de explosión revolucionó el negocio petrolero. En Europa, nacieron compañías como la neerlandesa Royal Dutch y la británica Shell, que se fusionaron en 1907 para competir contra la Standard. Al mismo tiempo, Winston Churchill, quien estaba a cargo de la Marina Real británica, buscaba asegurar el abastecimiento de combustible para su flota ante una inminente guerra con Alemania. Con el fin de evitar que su suministro de petróleo dependiera de Países Bajos, el Gobierno británico adquirió la mitad del capital de la Compañía Petrolera Anglo-Persa (APOC).