ha señalada en el último lugar ar los libros son acciones can a todos Neurociencia del Lenguaje Bases neurológicas e implicaciones clínicas ERRNVPHGLFRVRUJ b 2i619?/rx' L 41 4S3[4! , UNIVERSIDAD COMPLUTENSE .'.Y 111111111111 111111111111111111111111111111111111111111111111 5328145976 Neurociencia del Lenguaje Bases neurológlcas e implicaciones clínicas Fernando Cuetos Vega Catedrático de Psicología Básica, Departamento de Psicología, Universidad de Oviedo ERRNVPHGLFRVRUJ ESCIlElA UNIVEISnAlIA DE TRABAJO SOCI~' BIBLIOTECA 6panamericana ia"::::> EDITORIAL M~DICA BUENOS AIRES - BOGOTÁ - CARACAS - MADRID MÉXICO - PORTO ALEGRE www.medicapanamericana.com Los editores han hecho todos los esfuerzos para localizar a los poseedores del copyright del material fuente utilizado. Si inadvertidamente omitido alguno, con gusto harán los arreglos necesarios en la primera oporrunidad que se les presente para tal fin. Gracias por comprar el original. Tenga en cuenta que fotocopiarlo Este libro es producto del esfuerzo de profesionales como usted, o de sus profesores, es una falta de respeto hacia ellos y un robo de sus derechos intelectuales. Las ciencias de la salud están en permanente cambio. A medida que las nuevas investigaciones hubieran si usted es estudiante. y la experiencia clínica amplían nuestro conocimiento, se requieren modificaciones en las modalidades terapéuticas y en los tratamientos farmacológicos. Los autores de esta obra han verificado toda la información con fuentes con fiables para asegurarse de que ésta sea completa y acorde con los estándares aceptados en el momento de la publicación. Sin embargo, en vista de la posibilidad de un error humano o de cambios en las ciencias de la salud, ni los autores, ni la editorial o cualquier otra persona implicada en la preparación o la publicación de este trabajo, garantizan que la totalidad de la información aquí contenida sea exacta o completa y no se responsabilizan por errores u omisiones O por los resultados obtenidos del uso de esta información. Se aconseja a los lectores confirrnarla con otras fuentes. Por ejemplo, y en particular, se recomienda a los lectores revisar el prospecto de cada fármaco que planean administrar para cerciorarse de que la información contenida en este libro sea correcta y que no se hayan producido cambios en las dosis sugeridas o en las contraindicaciones para su administración. Esta recomendación cobra especial importancia 6panamericana con relación a fármacos nuevos o de uso infrecuente. ESPAÑA Quintanapalla, 8 4.' planta - 28050 Madrid, España Te\.: (34-91) \317800/ Fax: (34-91) 1317805 e-mail: info@medicapanamericana.es EDITORIAL M~DICA~ Visite nuestra página web: http://www.medicapanamericana.com I MÉXICO Hegel 141,2.° piso. Colonia Chapultepec Morales Delegación Miguel Hidalgo - 11570· México D.F., México Te\.: (52·55) 5262·9470/5203-0176/ Fax: (52·55) 2624-2827 e-mail: infomp@medicapanamericana.com.mx ARGE TINA Marcelo T. de Alvear 2.145 (C 1122 AAG) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina Te\.: (54·11) 4821-2066 / Fax: (54-11) 4821-1214 e-mail: info@medicapanamericana.com VENEZUELA Edificio Polar, Torre Oeste, Piso 6, Of. 6-C Plaza Venezuela, Urbanización Los Caobas, Parroquia El Recreo, Municipio Libertador- Caracas Depto. Capital- Venezuela Te\.: (58-212) 793-2857/6906/5985/1666 Fax: (58-212) 793-5885 e-mail: info@medicapanamericana.com.ve COLOMBIA Carrera 7a A N° 69·19 - Bogotá DC- Colombia. Te\.: (57·1) 235·4068 / Fax: (57-1) 345-0019 e-mail: infomp@medicapanamericana.com.co ISBN: 978-84·9835·391-4 Todos los derechos reservados. Este libro o cualquiera de sus partes no podrán ser reproducidos ni archivados en sistemas recuperables, ni transmitidos en ninguna forma o por ningún medio, ya sean mecánicos, electrónicos, fotocopiadoras, grabaciones o cualquier otro, sin el permiso previo de Editorial Médica Panamericana, S. A. 11:>2012,EDITORIAL MÉDICA PANAMERICANA, Quintanapalla, 8, 4.' planta - 28050 Madrid, España Depósito Legal: M·38.578·2011 Impreso en España S. A. " Indice de autores Aguado Alonso, Gerardo Profesor Titular, Departamento de Educación, Área de Psicología Evolutiva y de la Educación, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Navarra, Pamplona. Belinchón Carmona, Mercedes Profesora Titular, Departamento de Psicología Básica, Área de Psicología Básica, Facultad de Psicología, Universidad Autónoma de Madrid. Cuetos Vega, Fernando Catedrático, Departamento de Psicología, Área de Psicología Básica, Facultad de Psicología, Universidad de Oviedo. Domínguez Martínez, Alberto Profesor Titular, Departamento de Psicología Cognitiva, Área de Psicología Básica, Facultad de Psicología, Universidad de La Laguna, Tenerife. González-Nosti, María Profesora Contratada, Departamento de Psicología, Área de Psicología Básica, Facultad de Psicología, Universidad de Oviedo. lgoa González, José Manuel Profesor Titular, Departamento de Psicología Básica, Área de Psicología Básica, Facultad de Psicología, Universidad Autónoma de Madrid. López-Escribano, Carmen Profesora Contratada, Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación, Facultad de Educación, Universidad Complutense de Madrid. Martín-Loeches Garrido, Manuel Profesor Titular, Departamento de Psicobiología, Facultad de Educación, Universidad Complutense de Madrid. Marulanda Páez, Elena Profesora Contratada, Facultad de Educación, Pontificia Universidad ]averiana, Bogotá, Colombia. Rodríguez-Ferreiro, Javier Profesor Contratado, Departamento de Psicología Básica, Facultad de Psicología, Universidad de Barcelona. Prefacio Si echamos un vistazo a los libros escritos en castellano que tratan sobre las bases neurológicas del lenguaje podremos ver que la mayoría parte del modelo formulado por Geschwind en los años sesenta. En ese modelo se distinguen dos grandes zonas del cerebro responsables del procesamiento lingüístico: el área de Broca en la tercera circunvolución del lóbulo frontal izquierdo y el área de Wernicke en la circunvolución superior posterior del temporal izquierdo. El área de Wernicke es responsable de la comprensión oral, y el área de Broca, de la producción oral. Ambas áreas están conectadas a través del fascículo arqueado. A partir de ese modelo se distinguen varios síndromes afásicos que resultan de la lesión en alguna de esas áreas: afasia de Broca y afasia de Wernicke si se daña una de esas dos zonas, afasia de conducción si se daña el fascículo arqueado, afasia global si la lesión es masiva, etcétera. Sin embargo, las cosas han cambiado mucho en los últimos años. Gracias a los enormes avances producidos en este campo, fundamentalmente con el desarrollo de la neurociencia cognitiva y, en particular, de las modernas técnicas de neuroimagen, se ha comprobado que la relación cerebro-lenguaje es mucho más compleja de lo que inicialmente se pensaba. y, aunque el modelo de Geschwind, en esencia, continúa siendo válido, es demasiado simple para explicar algo tan complejo como es el procesamiento lingüístico y sus correlatos neurológicos. El lenguaje implica muchos más procesos que los de comprender y producir palabras; supone procesar fonemas y combinar esos fonemas para formar palabras, combinar palabras para formar oraciones, extraer los significados de las palabras individuales y los mensajes de las oraciones, entender el sentido retórico o metafórico de las frases, etc. Consecuentemente, son muchas las zonas del cerebro que intervienen en el procesamiento lingüístico, además de las áreas de Broca y Wernicke. Los estudios recientes muestran que en el lenguaje participan amplias zonas de los lóbulos temporal, parietal y frontal del hemisferio izquierdo, así como zonas del hemisferio derecho. Incluso intervienen también estructuras subcorticales como el tálamo o los ganglios basales. Por otra parte, la taxonomía de síndromes es insuficiente para explicar toda la amplia variedad de trastornos afásicos que se pueden producir como consecuencia de las lesiones cerebrales. Son muchos los trastornos afásicos que no encajan en esos síndromes. Además, las técnicas de neuroimagen están poniendo de manifiesto que no hay un correlato neuronal claro para los síndromes, pues se ha comprobado que algunos pacientes con afasia de Broca no tienen dañada el área de Broca y, a la inversa, pacientes con lesión en el área de Broca no presentan el síndrome de Broca. Y lo mismo sucede con los restantes síndromes, entre ellos el de Wernicke. En consecuencia, el modelo clásico de Geschwind ha tenido que ser reemplazado por modelos más complejos y sofisticados, y la tipología de síndromes, • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE por categorías de trastornos más específicos y explicables por esos modelos. Más que clasificar a un paciente como afásico de Wernicke de lo que se trata ahora es de averiguar si sus problemas de comprensión se originan en el plano semántico, léxico, fonológico, etc. Así, las baterías clásicas de evaluación de los pacientes (como el test Boston) han sido sustituidas por baterías basadas en los modelos de procesamiento lingüístico, como la evaluación del procesamiento lingüístico en la afasia (EPLA) o la batería de evaluación de los trastornos afásicos (BETA). Sin embargo, estos importantes cambios aún no aparecen reflejados ni en los libros ni en la práctica clínica. Por esta razón, el objetivo de Neurociencia del lenguaje: bases neurológicas e implicaciones clínicas es mostrar el estado actual de las investigaciones en el campo de la neurociencia del lenguaje en toda su complejidad, es decir, separando los diferentes niveles del lenguaje (fonológico, morfológico, sintáctico, etc.) y analizando las bases neurológicas de cada nivel. El libro consta de diez capítulos: cinco destinados a los principales componentes del lenguaje, es decir, fonología, morfología, sintaxis, semántica y pragmática; dos al lenguaje oral, uno dedicado a la comprensión y otro a la producción; dos al lenguaje escrito, uno a la lectura y otro a la escritura, y el capítulo de introducción en el que presentan los antecedentes de la neurociencia del lenguaje y se describen brevemente las principales metodologías que se emplean en el estudio de las bases neurológicas del lenguaje. Cada capítulo comienza con una breve introducción del tema, a la que siguen una descripción de los procesos cognitivos implicados en el procesamiento del sistema que se trate (fonológico, sintáctico, etc.), el análisis de las bases neuroanatómicas de esas operaciones y, finalmente, una reseña de los tipos de trastornos afásicos que se producen cuando se daña alguna de esas operaciones. Los destinatarios de este libro son todas las personas interesadas en conocer las bases neurológicas del lenguaje y, especialmente, los estudiantes de psicología, medicina, logopedia, enfermería, lingüística y cualquier otra disciplina en la que se trate este apasionante tema. Pensando en los estudiantes, todos los capítulos terminan con un resumen, en el que se recogen los contenidos principales del capítulo, y cinco preguntas de autoevaluación para que el lector pueda comprobar si ha comprendido las ideas principales expuestas en cada capítulo. Dadas la complejidad y la extensión del texto he querido contar con colaboradores especialistas en los diferentes temas para conseguir una visión más completa y profunda. Mi especial agradecimiento por su aceptación y buena disposición a participar en esta obra, así como por haber seguido las indicaciones dirigidas a conseguir una homogeneización de los capítulos y la presentación del estado actual de cada tema de manera rigurosa y seria, pero con un lenguaje directo y asequible para que el libro resulte ameno y atractivo. Creo que lo han logrado de manera sobresaliente. Fernando Cuetos , , Indice de capítulos Capítulo 1 Introducción 1 Fernando Cuetos Capítulo 2 Comprensión oral María González-Nosti y Fernando Cuetos 15 Capítulo 3 Producción oral Javier Rodríguez-Ferreiro y Fernando Cuetos 31 Capítulo 4 Fonología 47 Gerardo Aguado Capítulo 5 Morfología Alberto Domínguez y Fernando Cuetos 65 Capítulo 6 Sintaxis 77 Manuel Martín-Loeches Capítulo 7 Semántica Javier Rodríguez-Ferreiro 93 Capítulo 8 Pragmática José Manuel Igoa, Mercedes Belinchón y Elena Marulanda 111 Capítulo 9 Lectura Fernando Cuetos y Alberto Domínguez 137 Capítulo 10 Escritura Carmen Lopez-Escribano 153 índice analítico 171 Introducción Fernando Cuetos íNDICE DE CONTENIDOS • • • • Concepto de Neurociencia del lenguaje Estudios con pacientes afásicos Técnicas electrofisiológicas y de neuroimagen Conclusiones CONCEPTO DE NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE La Neurociencia del lenguaje es una disciplina joven, aunque con profundas raíces en el tiempo, que estudia la organización dellenguaje en el cerebro. I Profundas raíces, porque hace ya muchos años que los investigadores están interesados en conocer las bases neurológicas del lenguaje; joven, porque la forma en que la Neurociencia aborda el tema, tanto en el enfoque como en la metodología, es nueva. Por una parte, trata de integrar diferentes disciplinas que investigan sobre el lenguaje y sus bases neurológicas, pues actualmente nadie duda de que para entender algo tan complejo como es la organización del cerebro humano es necesario aunar los diferentes enfoques teóricos y metodológicos; por otra, hace uso de todos los medios posibles, y, en este sentido, las modernas técnicas de neuroimagen, al permitir visualizar el funcionamiento del cerebro de las personas mientras realizan determinada tarea lingüística, han supuesto un salto cualitativo en este campo.' En definitiva, la Neurociencia del lenguaje persigue los mismos objetivos que la Neuropsicología clásica o la Neurolingüístiea, pero sus métodos han cambiado. Los avances tecnológicos han sido claves en estos cambios, pues hasta la segunda mitad del siglo xx la única manera de estudiar las bases neurológicas del lenguaje era observando, mediante autopsia, los cerebros de personas que habían tenido trastornos afásicos para comprobar qué zona del cerebro era la que estaba dañada. Conociendo el tipo de trastorno lingüístico que habían tenido en vida y el área que había sido dañada, se podía establecer una relación entre áreas cerebrales y funciones lingüísticas. Con este procedimiento se descubrió el papel que juegan importantes regiones del cerebro en el lenguaje, como el área de Broca o el área de Wernicke, por citar sólo las más conocidas. Con la llegada, a partir de los años setenta, de las primeras técnicas de neuroimagen (como el escáner), se produjo un importante cambio en la metodología de estudio, pues ya no era necesario esperar a que un paciente muriese para comprobar dónde tenía la lesión, ya que se podía comprobar en vivo, lo que incrementaba la posibilidad de hacer estudios con muestras amplias de pacientes. Pero el salto espectacular en este campo llegó en las dos últimas décadas, con la confluencia de varios hechos importantes. El desarrollo de las técnicas de neuroimagen funcional, como la resonancia magnética funcional o la magnetoencefalografía, que permiten observar el funcionamiento cerebral tanto en pacientes como en personas sanas mientras hacen uso del lenguaje, posibilita la realización de experimentos en los que se puede ir cambiando la tarea para comprobar en cada caso qué zonas del cerebro se están activando. Incluso algunas técnicas de neuroimagen recientes, como la tractografía, consiguen visualizar los tractos de la materia blanca que unen zonas corticales, y que también juegan un papel importante en el procesamiento del lenguaje. • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE Otro hecho de gran importancia para el desarrollo de la Neurociencia del lenguaje fue la elaboración, por parte de la Psicolingüística, de modelos cada vez más complejos que detallan la estructura y organización de todos los componentes del sistema de procesamiento dellenguaje. Estos modelos son fundamentales para poder explorar con éxito la organización del lenguaje en el cerebro, ya que sin ellos no se pueden interpretar los datos que proporcionan las técnicas de neuroimagen. Además, cuanto más detallados son esos modelos, más fácil resulta entender los datos y encontrar el correlato neurológico de los distintos componentes del sistema de procesamiento lingüístico. Los estudios neuropsicológicos clásicos utilizaban modelos lingüísticos muy sencillos, como si el lenguaje consistiese sólo en entender y producir palabras. A consecuencia de ello, la cantidad de áreas cerebrales que se suponía intervenían en el lenguaje era muy reducida. Pero en cuanto se empezaron a elaborar modelos más complejos en los que se consideraban otros aspectos del lenguaje, como las reglas sin tácticas para formar oraciones o las claves prosódicas para interpretar el verdadero significado de algunas expresiones, se comenzó a comprobar que son muchas más las áreas que intervienen en el lenguaje de las que en principio se creía. En la misma línea, también se comprobó que los tipos de trastornos afásicos que se pueden producir debido a lesiones cerebrales son más variados de lo que recoge la tipología clásica. La afasia de Broca engloba, en realidad, un conjunto de subsíndromes (agramatismo, trastornos articulatorios, etc.) que son disociables entre sí, lo que significa que pueden aparecen en unos pacientes y no en otros; y lo mismo sucede con la afasia de Wernicke. Claramente, el modelo clásico y la tipología de síndromes iban resultando cada vez más insatisfactorios para explicar la implicación de nuevas áreas cerebrales y la aparición de nuevos tipos de trastornos afásicos. Por otra parte, los estudios con pacientes estaban enfocados a la búsqueda de centros cere- brales responsables de determinadas funciones lingüísticas (centro de comprensión de palabras, centro de producción, etc.), como si el cerebro estuviese organizado por centros o módulos. Hoy en día, a partir de los numerosos estudios realizados sobre el funcionamiento cerebral, se sabe que el procesamiento cognitivo no se realiza en centros específicos, sino a través de redes neuronales que se extienden por amplias zonas del cerebro. Históricamente, la idea de redes neuronales procede de Donald Hebb, quien propuso la noción de «asambleas neuronales» en 1949. Estas asambleas hacen alusión a conjuntos de neuronas que se coactivan ante los mismos estímulos o las mismas tareas, y tal coactivación conlleva, a su vez, una asociación de las mismas, para que en próximas ocasiones vuelvan a activarse simultáneamente. Además, estas asociaciones pueden ocurrir entre neuronas próximas o alejadas, lo que tiende a diluir el concepto de localización de funciones cerebrales. Los estudios de neuroimagen muestran, sin lugar a dudas, que ante la realización de determinada tarea lingüística no se activa un único centro cerebral, tal como sería esperable en base al modelo clásico, sino que se activan varias zonas cerebrales, incluso bastante apartadas entre sí. Cualquier actividad, por simple que sea, requiere la activación de múltiples neuronas que forman parte de una misma red, aunque estén muy alejadas espacialmente. Así, las redes responsables de palabras con alto contenido olfatorio (por ejemplo, perfume o incienso) se extienden por las regiones cerebrales responsables del olfato, o las redes responsables de palabras referentes a acciones (por ejemplo, agarrar o saltar) se extienden por las áreas premotoras en el lóbulo frontal. 3 Obviamente, estas redes pueden tener mayor densidad de neuronas en una zona determinada y, por ello, una lesión en esa zona tiene más posibilidades de dañar la red y provocar determinados síntomas." Pero también puede ocurrir que lesiones en zonas alejadas de la red produzcan daños similares y, por consiguiente, los mismos síntomas. Esa es la razón por la que a veces se encuentran pacientes L CAPíTULO 1. Introducción 1" con características similares que tienen lesiones en zonas distintas del cerebro, y pacientes con lesiones en las mismas zonas que muestran síntomas diferentes. En consecuencia, es necesario pasar de la búsqueda de centros del lenguaje o áreas implicadas en el procesamiento del lenguaje, a la búsqueda de redes neuronales, esto es, redes responsables de las diferentes habilidades lingüísticas. Como consecuencia de todos estos hallazgos y de la toma de conciencia de la complejidad del tema, los investigadores actuales no tienen duda de que, si quieren avanzar en el conocimiento de las bases neurológicas del lenguaje, sólo pueden hacerlo de una manera interdisciplinar, con aportaciones desde campos muy diversos, pero especialmente con modelos de procesamiento lingüístico que guíen la búsqueda cerebral, mediante técnicas de neuroimagen cada vez más precisas en cuanto a localización espacial y temporal, con el estudio de pacientes afásicos que muestren lo que sucede cuando se lesiona determinada zona del cerebro y a través de modelos computacionales que sean' capaces de simular el procesamiento lingüístico en condiciones normales. En definitiva, con aportaciones de disciplinas tan diversas como la Psicolingüística, la Neurología, la Neuropsicología, la Lingüística o la Inteligencia Artificial. La combinación de todas esas disciplinas con el objetivo de conocer la organización del lenguaje en el cerebro es lo que constituye la Neurociencia del Lenguaje. Y las dos principales metodologías que se utilizan son los estudios con técnicas de neuroimagen y los estudios con pacientes afásicos. Las modernas técnicas de neuroimagen, sin duda, suponen una importante herramienta para investigar la organización del lenguaje en el cerebro, especialmente si se cuenta con buenos modelos cognitivos. No obstante, estas técnicas tienen algunas limitaciones importantes, como más adelante analizaremos. Por eso los estudios con pacientes lesionados cerebrales, cuidando ciertos aspectos metodológicos, siguen siendo una importante fuente de datos. De hecho, estos estudios proporcionan importantes restric- • ciones a la interpretación de los resultados que se obtienen con las técnicas de neuroimagen,' razón por la cual la Neurociencia del Lenguaje utiliza estos dos procedimientos, ya que la combinación de ambos proporciona información que ninguno de ellos puede aportar por sí solo. Pero, además, el ideal de esta disciplina es conseguir encajar los datos procedentes de las distintas perspectivas, es decir: • Contar con modelos de procesamiento lingüístico que interpreten todas las actividades del lenguaje (comprensión y producción, lenguaje oral y lenguaje escrito) y en todos sus niveles (fonológico, morfológico, sintáctico, semántico y pragmático). • Encontrar los correlatos neurológicos (corticales y subcorticales) de todos los componentes de esos modelos: redes neuronales, traetos, etc. • Predecir y explicar los trastornos afásicos en función de esos modelos lingüísticos y neurológicos. Cuando los tres tipos de datos encajan, se está proporcionando validez a los tres niveles: a los modelos psicolingüísticos, a los modelos neurológicos y a la tipología de afasias. Como veremos a lo largo del libro, en algunos campos los datos encajan razonablemente bien. Por ejemplo, en el área de la lectura (capítulo 9), donde los modelos cognitivos proponen la existencia de dos vías para pasar de la forma escrita a la pronunciación (vía léxica y subléxica), los estudios de neuroimagen han detectado dos vías de conexión entre las áreas de identificación visual de las letras y las áreas de pronunciación (vía dorsal, que correspondería a la ruta subléxica, y vía ventral, que correspondería a la léxica), y los estudios con pacientes han encontrado dos tipos básicos de trastornos disléxicos (fonológico y superficial), resultado de lesiones en esas vías. En otros campos, por el contrario, todavía queda trabajo por hacer, comenzando por conseguir modelos más precisos y detallados. Puesto que en todos los capítulos se va a hacer referencia tanto a las técnicas de neuroima- • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE gen como a los estudios de pacientes, en éste de introducción vamos a describir brevemente el origen de estas metodologías y su funcionamiento, así como sus ventajas y sus limitaciones. En la figura 1.1 se muestran las principales áreas del hemisferio izquierdo a las que se hacen referencias constantes a lo largo del libro. ESTUDIOS CON PACIENTES AFÁSICOS Los estudios científicos sobre las bases neurológicas del lenguaje con pacientes afásicos comenzaron en la segunda mitad del siglo XIX. En concreto, se toma como fecha el año 1861, cuando el cirujano y antropólogo francés Paul Broca presentó el famoso caso de Monsieur Leborgne, al que familiarmente llamaban Tan, porque «tan» era casi el único sonido que podía emitir. Este paciente tenía totalmente dañada la capacidad de producción oral, y sin embargo comprendía todo lo que le decían. El análisis post mortem del paciente Tan mostraba una considerable lesión en la circunvolución frontal inferior del hemisferio izquierdo. Poco después, Broca publicó otro caso, el de Monsieur Lelong, con características muy similares y con lesión en la misma zona. En los dos años posteriores completó su muestra con datos de otros seis casos más, todos con problemas de producción oral y hemiparesia derecha. Por el contrario, un paciente con lesión similar, pero en el Figura 1.1. Principales izquierdo. circunvoluciones del hemisferio hemisferio derecho, no tenía trastornos del habla. Estos hallazgos llevaron a Broca a concluir que esa zona frontal del hemisferio izquierdo (llamada posteriormente área de Broca) sería la responsable de la producción del lenguaje. Unos años después, en 1874, el joven médico alemán Carl Wernicke descubrió dos pacientes, también con trastornos del lenguaje, pero con características totalmente opuestas a las descritas por Broca, ya que hablaban con fluidez pero no comprendían lo que se les decía. Cuando más tarde examinó, mediante autopsia, el cerebro de uno de estos pacientes, encontró dañada la circunvolución temporal superior posterior del hemisferio izquierdo, por detrás del córtex auditivo primario, por lo que asignó a esta área la función de comprensión del lenguaje (más tarde esa región pasaría a llamarse área de Wernicke). Además, la contribución de Wernicke no se limitó a la descripción de estos trastornos del lenguaje y su asociación con ciertas zonas del cerebro, sino que desarrolló un modelo teórico que explicaba esta disociación entre sus pacientes y los pacientes de Broca. Según este modelo, habría dos centros de representación de las palabras, el centro auditivo en la circunvolución superior del lóbulo temporal izquierdo y el centro articulatorio en la circunvolución frontal inferior, que a su vez estarían conectados entre sí por medio de fibras nerviosas. De esta manera, una lesión en el centro auditivo produciría trastornos en la comprensión, y una lesión en el centro articulatorio, trastornos en la producción. Wernicke predijo además un tercer tipo de afasia, una afasia de conducción, que se produciría cuando se dañasen las fibras que unen el centro perceptivo con el centro articulatorio, lo que dejaría los dos centros desconectados. La característica principal de este trastorno sería la incapacidad para repetir palabras, aun cuando el paciente mantuviese intactas la comprensión y la producción. Ese trastorno de desconexión entre los dos centros del lenguaje pronosticado por Wernicke fue descubierto pocos años después, en 1885, por Lichtheim, en un paciente que, efectivamente, tenía como único trastorno la repetición CAPíTULO 1. Introducción de palabras. Lichtheim propuso además un nuevo centro, el centro conceptual, en el que se encontrarían almacenados los significados, y que sería esencial para entender las palabras. Con lo cual, Lichtheim amplió el modelo de Wernicke a tres centros y tres conexiones entre ellos. Como consecuencia, también se amplió el número de posibles trastornos afásicos, en función de que se dañase alguno de los centros o alguna de las conexiones, tal como se puede ver en la figura 1.2. Cuando la lesión se produjese en la conexión entre el centro auditivo y el centro conceptual, el paciente tendría todas las características de la afasia de Wernicke, excepto que tendría preservada la repetición. Este trastorno fue denominado afasia transcortical sensorial. Y cuando la lesión se produjese en la conexión del centro conceptual con el motor, tendría todas las características de la afasia de Broca, excepto la afectación de la repetición. Este trastorno se denominó afasia transcortical motora. Esta forma de observar la relación entre las facultades cognitivas y el cerebro, consistente' en estudiar a cada paciente de manera minuciosa mientras estaba vivo y después, cuando fallecía, realizar el estudio post mortem de su cerebro para establecer el lugar concreto de la lesión, predominó durante la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo, a finales de ese siglo, y especialmente a principios del xx, Centro conceptual 7~ ...----...:;....----, Centro motor j AC Centro auditivo AC = Afasia de conducción ATM = Afasia transcortical motora ATS = Afasia transcortical sensorial Figura 1.2. Modelo de l.itchtheim. • surgieron fuertes críticas contra esta corriente, llamada localizacionista, que acabaron con su desarrollo. Según los autores de la denominada posición globalista, los diferentes tipos de afasias no se debían a la zona concreta que hubiese sido dañada, sino que eran consecuencia del grado de severidad de la lesión y del hecho de que estuviesen asociadas o no con algún trastorno motor. El lenguaje es mucho más complejo, según esos autores, de lo que muestra el modelo Wernicke- Lichtheim, y depende de todo el cerebro, más que de zonas específicas.' Esta posición globalista se vio reforzada por los estudios del psicólogo americano Lashley, que parecían apoyar la hipótesis de que el cerebro completo participa en todas las funciones (teoría de acción de masas), y que cada área del cerebro puede realizar cualquier función (principio de equipotencialidad). Varias décadas después, cuando la corriente globalista fue perdiendo influencia debido al descubrimiento claro del papel que determinadas áreas cerebrales juegan en ciertas funciones cognitivas, al resultar obvio que lesiones puntuales producían trastornos específicos, el neurólogo americano Norman Geschwind recuperó el modelo Wernicke-Lichtheim y añadió nuevas aportaciones." Así, el centro conceptual, cuya localización cerebral no había sido especificada por Lichtheim, Geschwind lo situó en la parte inferior posterior del lóbulo parietal izquierdo, esto es, en las circunvoluciones angular y supramarginal. A partir de la información acumulada, Geschwind elaboró un modelo neurológico sobre las áreas cerebrales que intervienen en la comprensión y producción de palabras habladas, tal y como se puede ver en la figura 1.3. Este modelo postula tres centros básicos del lenguaje: área de Wernicke (centro de comprensión), área de Broca (centro de producción), circunvoluciones angular y supramarginal (centro conceptual) y las conexiones entre ellas. El procesamiento del lenguaje implica la activación de las representaciones en esos centros y la transferencia de unos a otros a través de los tractos de la materia blanca. Así, durante la repetición • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE Córtex motor Área de Wernicke Figura 1.3. Modelo de Geschwind. de palabras, las áreas cerebrales que participan son las siguientes: primero, los sonidos del habla, provenientes de los oídos a través de los nervios auditivos, son analizados en el área auditiva primaria, situada en la circunvolución temporal superior del hemisferio izquierdo. De ahí se pasa la información al área de Wernicke para el procesamiento léxico. Desde el área de Wernicke, a través del fascículo arqueado (un haz de fibras que se origina en el lóbulo temporal y se curva alrededor de la fisura de Silvio), la información se proyecta al área de Broca, en el lóbulo frontal, para el procesamiento fonológico y posterior articulación a través del área motora. En el caso de la comprensión de palabras hablad as, desde el área de Wernicke se activan los significados de esas palabras en el centro conceptual. De acuerdo con este modelo de Geschwind, los trastornos afásicos se pueden agrupar en siete grandes síndromes afásicos: los cinco ya descritos (afasia de Broca, afasia de Wernicke, afasia de conducción, afasia transcortical motora, afasia transcortical sensorial), más la afasia global (cuando los trastornos del lenguaje son muy graves y alcanzan tanto a la comprensión como a la producción) y la afasia anómica (cuando el único trastorno es una dificultad para recuperar las palabras). Tres de los síndromes son producidos por lesiones en los centros (afasia de Broca, afasia de Wernicke y afasia global), y otros tres por lesión en las conexiones (afasia de conducción, afasia transcortical sensorial y afasia transcortical motora). La afasia anómica no tiene un claro correlato neuronal. Este modelo tuvo una gran influencia debido a sus importantes aplicaciones prácticas, ya que permitía inferir la zona del cerebro de los pacientes que había resultado dañada por la lesión, algo sumamente útil en una época en la que no había técnicas de neuroimagen y, por lo tanto, era imposible saber si una persona tenía una lesión cerebral y dónde estaría localizada. El procedimiento que se seguía era el siguiente: primero, a través de los tests neuropsicológicos, se detectaban todos los síntomas que presentaba el paciente. Después, a partir de esos síntomas, se clasificaba al paciente en uno de los síndromes afásicos. Finalmente, se infería la zona cerebral dañada. Así, de acuerdo con el modelo de Geschwind, cuando un paciente muestra dificultades en el habla espontánea, con un lenguaje poco fluido y de tipo telegráfico, con expresiones gramaticalmente anómalas y además tiene dificultades en la repetición, pero su comprensión es buena, se diagnostica como una afasia de Broca, y se infiere que tiene dañada la circunvolución frontal inferior izquierda. Si presenta los mismos síntomas anteriores pero conserva la repetición, se tratará de una afasia transcortical motora, y probablemente la lesión se localice en el área suplementaria del lóbulo frontal izquierdo, justo por delante del área de Broca, o en la conexión entre el área motora suplementaria y el área de Broca. Si, por el contrario, el paciente presenta un lenguaje fluido, pero con abundantes parafasias y neologismos, y muestra dificultades en la comprensión y en la repetición, se tratará de una afasia de Wernicke, y probablemente tenga una lesión en la zona posterior de la circunvolución superior del lóbulo temporal izquierdo. Si presenta los mismos síntomas que la afasia de Wernicke, pero conserva la repetición, se trata de una afasia transcortical sensorial, y probablemente CAPíTULO 1. la lesión se sitúe en la circunvolución angular o supramarginal. Si el problema principal del paciente es la repetición de palabras y frases, se tratará de una afasia de conducción, y es probable que la lesión esté afectando a las fibras (fascículo arqueado) que conectan las áreas de Wernicke y Broca. Si el paciente presenta graves trastornos del lenguaje que afectan tanto a la comprensión como a la producción, se habla de una afasia global, y probablemente sufra una lesión masiva que le afecte a gran parte del hemisferio izquierdo. Y si su único problema es una anomia, quizás tenga una leve lesión en el lóbulo temporal izquierdo, aunque cualquier lesión en la zona del lenguaje puede producir anomia. De hecho, todos los tipos de afasias tienen, en mayor o menor medida, problemas de anornia.? El modelo de Geschwind, que en términos generales sigue teniendo validez, presenta algunos problemas a la hora de establecer las relaciones cerebro-lenguaje, fundamentalmente cuatro: J • Son muchas más las zonas cerebrales que intervienen en el lenguaje que las señaladas en el modelo. Con las técnicas de neuroimagen, se ha visto que prácticamente todo el hemisferio izquierdo (área prefrontal dorsolateral, área motora suplementaria, áreas temporales media e inferior, circunvoluciones angular y supramarginal), e incluso el hemisferio derecho, intervienen en el lenguaje. Además, está el papel de las estructuras subcorticales, tanto los núcleos grises, el tálamo y los ganglios basales, como la material blanca; en concreto, las conexiones subcorticales entre las áreas del lenguaje. La tractografía está poniendo al descubierto el importante papel de esas estructuras subcorticales. • Complejidad del lenguaje. El modelo de Wernicke-Geschwind no recoge toda la complejidad y riqueza del procesamiento lingüístico." El lenguaje es mucho más complejo que escuchar y decir palabras. Los lingüistas distinguen varios niveles diferentes (fonológico, léxico, morfológico, semántico, sintáctico y Introducción • pragmático) y las reglas para combinar los componentes de esos niveles. El modelo clásico no tenía en cuenta esos niveles, yeso dificultaba la interpretación de algunos síntomas, como las dificultades de comprensión en la afasia de Broca, que se pasaban por alto. Los afásicos de Broca tienen dificultades para comprender las oraciones gramaticalmente complejas (por ejemplo, las pasivas y las de relativo), y algunos pacientes muestran disociaciones entre trastornos morfológicos y sintácticos.? Un buen modelo debe dar cuenta del procesamiento (y alteraciones) en todos los niveles, incluidos el fonológico, el morfológico, el sintáctico, el semántico o el pragmático. • Los síndromes clásicos no representan todos los posibles trastornos afásicos. Los tipos de trastornos afásicos son mucho más variados que los siete u ocho grandes síndromes propuestos por el modelo clásico. Son bastantes los pacientes que no encajan en ninguno de los síndrome s, ya que presentan síntomas variados, a veces correspondientes a más de un síndrome. Hay pacientes que presentan trastornos que corresponden a la afasia de Broca y también síntomas que podrían pertenecer a la afasia de Wernicke, y viceversa. Ésta es, de hecho, la razón por la que se ha tenido que acuñar un nuevo síndrome, denominado «afasia mixta», para incluir a esos pacientes con síntomas variados que no encajan en un solo síndrome. y, desgraciadamente, este trastorno aparece con demasiada frecuencia, porque los síndrome s, en realidad, son entidades complejas con síntomas muy variados que posiblemente se originen en áreas diferentes del cerebro, como muestran las numerosas disociaciones encontradas entre síntomas dentro de un mismo síndrome. • Pobre correspondencia entre los síndromes y las áreas cerebrales (véase recuadro 1.1) responsables de esos síndromes. Cuando se comenzaron a introducir las técnicas de neuroimagen, se pudieron empezar a localizar de manera más precisa las lesiones. Algunos estudios realizados con estas técnicas comenzaron • NEUROCIENCIADEL LENGUAJE r-;ecuadro 1.1 La falta de correspondencia entre los sfndromes y las áreas cerebrales es, en cierto modo, esperable, ya que ni siquiera hay acuerdo en la delimitación exacta de las áreas. Así, no existe un consenso claro sobre lo que se entiende por área de Broca, pues aunque originalmente Broca se refería sólo al área 44 de Brodmann, posteriormente muchos investigadores incluyeron también el área 45,12 e incluso algunos otros ~CIUyen también el área 47. La delimitación del , '1 a mostrar la escasa correspondencia que hay entre los síndromes y las áreas cerebrales que clásicamente se les habían asignado. Uno de esos primeros estudios fue el realizado por Basso et al. 10 con un amplio grupo de pacientes afásicos. Encontraron que algunos pacientes, con lesiones en áreas anteriores, en vez de afasia de Broca presentaban afasia de Wernicke; y, por el contrario, otros con lesiones posteriores tenían afasia de Broca. En otro estudio más reciente, realizado por Dronker et al.,!' en el que también se analizó una muestra de más de cien pacientes, mediante la recogida de datos conductuales y de neuroimagen, comprobaron que algunos de los pacientes, clasificados como afásicos de Broca de acuerdo con baterías de evaluación de las afasias (algo más del 16%), no tenían lesión en el área de Broca. Por el contrario, sólo entre el 50-60% de los pacientes con lesión en el área de Broca mostraba los síntomas de afasia de Broca, alguno presentaba los síntomas de afasia de conducción, y la mayoría de afasia anómica. En el caso de la afasia de Wernicke, la correspondencia era aún menor, pues sólo el 65% de los pacientes clasificados como afásicos de Wernicke tenía lesión en esa área, y unicamente el 35% de los pacientes con lesión en el área de Wernicke mostraba los síntomas correspondientes a este síndrome. Y en lo que se refiere a la afasia de conducción, la mayoría no tenía lesión en el fascículo arqueado, sino en la circunvolución temporal superior y en la parte inferior de parietal izquierdo. área de Wernicke es incluso menos precisa, ya que comprende cinco o más áreas arquitectónicamente diferentes, con un considerable número de regiones funcionales implicadas no sólo en la percepción del habla, sino también en la integración transmodal." En definitiva, el área 22 de Brodmann es parte fundamental del área de Wernicke, pero no es la única, pues incluye algunas más, como el parietal inferior y las clrcunvoluciones temporales media e inferior." -.J En la actualidad se utilizan categorías más pequeñas que los síndromes, una especie de subsíndromes, que reúnen aquellos síntomas que suelen ir juntos y no son disociables, y que tienen un claro correlato neurológico y una misma interpretación cognitiva. Con esta nueva concepción, la utilización de los pacientes afásicos como medio para conocer las bases neurológicas del lenguaje sigue siendo una metodología muy útil, y proporciona datos sumamente valiosos, algunos que sólo se pueden conseguir con esta técnica. Pero tiene también algunas limitaciones; de hecho, cuando se hacen estudios con pacientes afásicos, hay que ser muy cuidadoso metodológicamente, si no se quiere llegar a conclusiones erróneas. Los estudios con pacientes afásicos deben cumplir una serie de criterios o requisitos para que los resultados sean fiables: • El primero es el de hacer evaluaciones minuciosas y exhaustivas de los pacientes. Muchas de las interpretaciones erróneas de los estudios clásicos se produjeron porque no se hacía una buena evaluación de los pacientes, entre otras cosas porque no se disponía de baterías de exploración del lenguaje tan fiables como las que tenemos actualmente. Tampoco se contaba con modelos de procesamiento lingüístico tan completos y detallados como los que tenemos hoy en día, que sirviesen de guía en la exploración. • Otro requisito importante es tener una información lo más completa y precisa de la localización y tamaño de la lesión. A ser posible, CAPíTULO 1. Introducción no sólo de la corteza cerebral, sino también de la materia blanca, pues la mayoría de las lesiones cerebrales, pero especialmente las cerebrovasculares y las infecciones víricas, suelen destruir no sólo materia gris, sino también núcleos subcorticales y tractos que conectan áreas remotas de la corteza. Si sólo se tienen en cuenta las lesiones en la materia gris, se pueden asignar a esas áreas de la corteza alteraciones que realmente son producidas por lesiones subcorticales. Metter y Hanson 14 comprobaron que lesiones en el tálamo pueden producir síntomas de tipo Broca o Wernicke (recuadro 1.2), dependiendo del área lesionada: si es en la zona de conexiones anteriores, produce trastornos muy similares a los que presentan los afásicos de Broca; y si es en las posteriores, similares a los de los afásicos de Wernicke. • Un tercer requisito es establecer la correlación entre los trastornos lingüísticos y la lesión lo más tempranamente posible, ya que con el paso del tiempo se puede producir una reorganización cognitiva y cerebral. No obstante, también hay que tener en cuenta que cuando se estudia al paciente en la fase aguda, esto es, al poco tiempo de producirse la lesión, se puede achacar el trastorno lingüístico • al área que a través de la resonancia magnética o el escáner se ve lesionada, cuando, en realidad, parte de esos trastornos pueden ser causados por otras áreas cerebrales que no están funcionando debido al shock sufrido por la lesión, pero que no están dañadas. Si además de la resonancia magnética estructural se estudia al paciente con la resonancia magnética funcional, se podrán comprobar las zonas que están dañadas y las que, estando intactas, tienen un nivel de funcionamiento por debajo del normal. TÉCNICAS ELECTROFISIOLÓGICAS y DE NEUROIMAGEN La aparición de las técnicas electrofisiológicas y de neuroimagen supuso un salto importantísimo en el estudio de las bases neurológicas del lenguaje, al permitir observar al momento la activación cerebral de las personas sanas mientras realizan una actividad lingüística. Gracias a estas técnicas, se han confirmado muchos de los hallazgos obtenidos con los estudios de pacientes (aunque también se ha comprobado que otros eran erróneos), pero sobre todo se han obtenido nuevos hallazgos. Posiblemente, el más importante sea que no r-;ecuadro 1.2 Los estudios pioneros de Paul Broca son considerados por la mayoría de los investigadores como el inicio de la moderna Neuropsicología. Su metodología, consistente en realizar la autopsia a los pacientes l.eborgne y Lelong para comprobar qué zona del cerebro tenían dañada y, por lo tanto, era la causa de los trastornos del habla, fue utilizada a lo largo de los años como principal método para estudiar las bases neurológicas del lenguaje. Desde entonces, se consideró la tercera circunvolución frontal izquierda (o área de Broca) como el centro de la producción del lenguaje. Sin embargo, recientemente Dronkers y su equip016encontraron algunos defectos rnetodológicos en los estudios de Broca que le llevaron a estable~~r conclusiones erróneas. Gracias a que Broca L...:.0nservó los cerebros de esos dos pacientes y se I encuentran en un museo de París, Dronkers et al. pudieron hacerles un estudio de resonancia magnética para ver exactamente las áreas dañadas. y comprobaron que l.eborgne, que murió a los 51 años, tenía una historia de múltiples lesiones cerebrales, que le habían dañado no sólo el área de Broca, sino también otras zonas posteriores. Igualmente, Lelong, que murió a los 84 años, también tenía dañadas otras áreas cerebrales además de la de Broca, algunas de ellas con importantes atrofias, posiblemente por demencia neurodegenerativa. En concreto, Dronkers et al. encontraron que ambos pacientes tenían dañadas unas fibras de la materia blanca, el fascículo longitudinal superior que conecta las regiones del lenguaje anterior y posterior, y que podrfan ser la causa de los trast0.Jrnos del habla de esos dos pacientes. 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE existen centros en el cerebro responsables de determinadas funciones lingüísticas, sino que el cerebro funciona a través de redes distribuidas que se extienden por amplias zonas del cerebro, mucho más allá de las regiones clásicas del lenguaje. El hecho de que ante una tarea lingüística simple se activen simultáneamente zonas alejadas en el cerebro, sólo se puede explicar bajo el supuesto de que esas áreas formen parte de una amplia red cerebral, cuyas conexiones pueden estar a nivel subcortical. Dentro de las técnicas de neuroimagen, las dos más utilizadas son la tomografía por emisión de positrones (TEP) o PET, si se utilizan las iniciales en inglés y la resonancia magnética funcional (RMf) o fMRI, en inglés. Ambas miden la actividad cerebral a través del flujo sanguíneo. El principio del que parten es que al realizar una operación cognitiva se activan ciertas regiones del cerebro, y esa actividad se ve reflejada en un aumento del flujo sanguíneo que va a esa región y del oxígeno que contiene esa sangre, actividades metabólicas que son necesarias para nutrir aquellas áreas que están realizando un trabajo extra. Cada una de estas dos técnicas utiliza un procedimiento diferente para medir el flujo sanguíneo. La TEp' que se comenzó a utilizar en los años setenta, se basa en la detección de marcadores radiactivos integrados en agua, generalmente oxígeno 15, que se inyectan en la sangre. El agua marcada se diluye enseguida en la sangre y llega a todo el cuerpo, incluido el cerebro. El equipo de tomografía permite detectar el marcador, por lo que señala las zonas del cerebro que están recibiendo mayor aporte sanguíneo como consecuencia de la actividad que está realizando el participante. Obviamente, el tener que inyectar sustancias radiactivas en la sangre es un inconveniente importante de esta técnica, y, de hecho, no se puede utilizar con niños. No obstante, las dosis radiactivas que se inyectan son muy pequeñas y los isótopos radiactivos tienen una duración muy corta, por lo que son rápidamente eliminados de la sangre. Justamente debido a su limitada duración, es necesario disponer de un laboratorio al lado del equipo con el que poder producir los isótopos. La RMf, que se introdujo en los años noventa, visualiza la actividad neuronal directamente a través de los cambios en el oxígeno que contiene la sangre; no necesita, por lo tanto, inyectar sustancias radiactivas. Su funcionamiento se basa en la detección del aumento de oxihemoglobina en una determinada zona cerebral a través de sus propiedades magnéticas. La actividad cerebral se visualiza al contrastar las zonas ricas en oxihemoglobina con las regiones de flujo sanguíneo normal. Lo que sí necesita la RMf es disponer de potentes electroimanes para recoger los campos magnéticos generados por la oxigenación sanguínea, que es en lo que se basa esta técnica (figura 1.4). Tanto la TEP como la RMf tienen una buena resolución espacial, ya que informan con bastante precisión de las zonas del cerebro que se activan ante determinadas tareas. Sin embargo, ambas tienen muy poca resolución temporal, puesto que la actividad metabólica es posterior al disparo neuronal responsable de los procesos cognitivos implicados en la tarea; es decir, informan sobre la zona activada con bastante retraso, al basarse en la llegada del flujo sanguíneo que acude al área cerebral bastante tiempo después de realizada la función. Además, estas técnicas son bastante incómodas para realizar experimentos, ya que los sujetos tienen que estar en posición horizontal y dentro de un tubo (tal y como se puede ver en la figura 1.4). No obstante, se han efectuado muchos experimentos sobre procesamiento del lenguaje (en denominación, lectura, escritura, etc.) con estas técnicas, como se verá en los próximos capítulos. Para conocer el curso temporal de los procesos cognitivos, son mejores las técnicas electrofisiológicas, es decir, las técnicas que registran las corrientes eléctricas generadas por la actividad cerebral. A través de electrodos colocados sobre el cuero cabelludo, se puede recoger la actividad de grupos amplios de neuronas y amplificar esas corrientes eléctricas, para comprobar en qué zonas del cerebro se está produciendo mayor actividad. Con esa CAPíTULO 1. Introducción Figura 1.4. Resonancia magnética. finalidad, se colocan electrodos por toda la cabeza, para que recojan simultáneamente la actividad de todo el cerebro. En función de los estímulos o tareas presentadas, las ondas generadas son distintas, unas son positivas y otras negativas, y aparecen en diferentes momentos después de presentado el estímulo y en distintas áreas cerebrales. Esta metodología, denominada potenciales evocados relacionados con eventos (ERP en inglés), o simplemente potenciales evocados, tiene una alta resolución temporal, ya que informa sobre los cambios cerebrales milisegundo a milisegundo. Pero, contrariamente a las técnicas de neuroimagen, tiene una baja resolución espacial, ya que carece de capacidad para informar con precisión de las áreas cerebrales activadas, especialmente cuando se trata de áreas profundas del cerebro. Dos potenciales muy conocidos por los investigadores del procesamiento lingüístico son el N400, que se genera cuando la persona se encuentra con una incongruencia semántica, y el LAN (left anterior negativity), que se produce ante una transgresión sintáctica. Una técnica también electro fisiológica, pero con mejor resolución espacial que los potenciales evocados, es la magnetoencefalografía (MEG). La MEG recoge los campos magnéticos generados por las corrientes eléctricas cerebrales, por lo que tiene una buena resolución temporal. Y como los campos magnéticos se distorsionan menos que los eléctricos • al atravesar los tejidos cerebrales, su resolución espacial también es buena. Además, los participantes se encuentran sentados, en una posición cómoda para realizar cualquier tipo de experimento. El principal inconveniente de esta técnica es el elevado coste de adquisición y mantenimiento. Un problema con las técnicas de neuroimagen es que no proporcionan información sobre la materia blanca, que, sin embargo, parece jugar un papel importante en el lenguaje, ya que cuando las lesiones alcanzan esa zona, las alteraciones en el lenguaje son mucho más graves; aunque las cosas están cambiando, pues recientemente se está desarrollando una nueva técnica a partir de la resonancia magnética, la difusión de imagen del tensor (DIT) en inglés, TDI o tractografía, que permite ver los tractos de la materia blanca que no se pueden visualizar con la resonancia convencional. De esta manera, se puede investigar la conectividad de las redes neurales. Con esta técnica se ha descubierto la existencia de otras vías de conexión entre el lóbulo temporal y el frontal, además del fascículo arqueado.F También permite informar de una manera más precisa del pronóstico de la lesión en los pacientes afásicos, pues cuando la lesión alcanza algún tracto, además de las áreas corticales, las posibilidades de recuperación son mucho más bajas. Otra técnica interesante para el estudio de las bases neurológicas del lenguaje es la estimulación magnética transcraneal (EMT) o TMS, en inglés. Esta técnica produce campos magnéticos, que se aplican directamente sobre el cráneo e influyen sobre la actividad neuronal de la zona estimulada. En un principio, se utilizó para la rehabilitación de los trastornos psicológicos (depresión, esquizofrenia, etc.) y neurológicos (enfermedad de Parkinson, afasias, etc.), puesto que, cuando se aplican frecuencias rápidas, los campos magnéticos tienen efectos excitatorios sobre la actividad neuronal. Pero también se están utilizando a modo de investigación, produciendo una especie de lesión virtual (obviamente, reversible en cuanto se deja de aplicar), ya que, cuando se utilizan frecuen- 11 ! 1, NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE cias lentas, se inhibe la actividad neuronal. La EMT es, por lo tanto, una metodología similar a la del estudio de pacientes afásicos, pero que permite poner a prueba de una forma más directa el papel de determinadas áreas cerebrales sobre el procesamiento lingüístico. La EMT tiene, incluso, algunas ventajas importantes sobre el método de lesiones. Una de ellas es que en las lesiones reales siempre hay riesgo de que se produzca una reorganización cerebral y que los pacientes utilicen estrategias compensatorias, mayor cuanto más tiempo haya transcurrido desde la lesión, mientras que en la EMT, al ser instantánea, no existe esa posibilidad. Otra ventaja de la EMT es que se puede estudiar al mismo participante en situación normal y en situación de lesión, y comparar los resultados. También es muy útil que con la EMT se pueda seleccionar el área que se quiere estudiar y producir una «lesión» focal. Por el contrario, la EMT tiene el inconveniente de que no permite estudiar los efectos de las lesiones subcorticales, porque no llega a las zonas profundas del cerebro. Aunque las técnicas de neuroimagen constituyen una herramienta de gran utilidad, también tienen algunos problemas importantes que limitan su contribución. Una de ellas es que informan sobre la correlación que existe entre la ejecución de determinadas tareas y los patrones de activación que aparecen en diferentes áreas cerebrales, pero no se puede concluir por ello que esas áreas activadas sean las responsables de la actividad lingüística realizada. No se puede establecer una relación causal, porque la actividad detectada podría tratarse simplemente de un epifenómeno o resonancia del proceso que se está estudiando. Otra limitación de las técnicas de neuroimagen es que en cualquier actividad lingüística no se activan sólo las áreas cerebrales responsables del lenguaje, sino que también se activan áreas de las que dependen otros procesos que intervienen en esa actividad lingüística, como los procesos atencionales, los de memoria o los de planificación de la tarea. Con lo cual, es difícil determinar qué parte de la activación cere- bral corresponde al lenguaje y cuál al resto de los procesos cognitivos. Una tercera limitación es que no informan de lo que sucede en los núcleos subcorticales (tálamo, ganglio s basales, etc.), y especialmente en los tractos subcorticales que unen las distintas zonas de la corteza (y que juegan un papel importante en el procesamiento lingüístico), si bien es cierto que los recientes desarrollos de la técnica de tractografía están permitiendo realizar disecciones virtuales de los tractos en personas vivas." En definitiva, todas esas limitaciones obligan a tener que completar los estudios de neuroimagen con otras metodologías, si se quiere obtener información precisa y completa sobre las bases neurológicas del lenguaje. De ahí que, junto a las técnicas de neuroimagen, se siga investigando con pacientes afásicos. CONCLUSIONES Las investigaciones recientes parecen demostrar de una manera clara que el modelo clásico de Wernicke-Geschwind, con su taxonomía de síndromes, no recoge todas las áreas cerebrales que intervienen en el lenguaje, ni es capaz de explicar toda la variedad de trastornos afásicos existentes. A pesar de ello, los textos vigentes en castellano siguen basándose en ese modelo y refiriéndose únicamente a las áreas clásicas del lenguaje. Las áreas de Broca y Wernicke continúan siendo áreas fundamentales, pero hay muchas más. Por ello, se está produciendo una sustitución del modelo Wernicke-Geschwind por modelos de procesamiento lingüísticos y neurológicos más complejos, y esa sustitución está teniendo repercusiones importantes, no solo a nivel teórico, sino también a nivel clínico. Así, la taxonomía de síndromes es cada vez menos usada, debido a su escasa utilidad, y en su lugar lo que se hace es estudiar individualmente a cada paciente, con el objeto de comprobar qué procesos del sistema lingüístico han sido dañados por la lesión. Esto permite interpretar cada uno de los síntomas del paciente y dise- CAPíTULO 1. Introducción fiar programas de intervención ajustados a sus trastornos." Como consecuencia de este cambio de enfoque, también se han modificado las baterías de evaluación de los trastornos afásicos. Así, baterías clásicas como el test Boston," que buscaban proporcionar un perfil de los pacientes que favoreciese su clasificación en uno de los síndromes afásicos, se han ido sustituyendo por nuevas baterías, como la evaluación del proce- • samiento lingüístico en la afasia (EPLA)19 o la batería de evaluación de los trastornos afásicos (BETA),20que tratan de evaluar cada uno de los procesos que intervienen en las diferentes facetas del lenguaje, tanto oral como escrito, y tanto en comprensión como en producción. Para ello cuentan con numerosas tareas, destinadas específicamente a cada uno de los subprocesos lingüísticos: discriminación de fonemas, acceso léxico, acceso al significado, etcétera. Resumen Hace ya siglo y medio que se viene investigando sobre las bases neuroanatómicas del lenguaje. En un principio, la única metodología posible era estudiar, mediante autopsia, los cerebros de las personas que habían manifestado trastornos lingüísticos antes de morir, para establecer relación entre los tipos de trastornos y las áreas cerebrales dañadas. Gracias a estos estudios, se descubrieron las principales áreas cerebrales responsables del lenguaje, todas ellas en el hemisferio izquierdo. J Con el desarrollo de las técnicas de neuroimagen, se produjo un avance importantísimo en este campo, ya que se podía visualizar la lesión en el cerebro de las personas aún vivas. Y más aún con el desarrollo de las técnicas de neuroimagen funcional, como la tomografía por emisión de positrones, la resonancia magnética funcional o la rnagnetoencefalografía, ya que permiten visual izar la actividad cerebral de las personas mientras realizan ciertas actividades lingüísticas. Pero para que estas técnicas aporten realmente información, es necesario disponer de modelos de procesamiento lingüístico completos y detallados, que informen sobre todas las operaciones cognitivas que intervienen en esas actividades. La utilización de estos modelos cognitivos y de las técnicas de neuroimagen ha supuesto importantes cambios teóricos y aplicados en el campo de la relación cerebro-lenguaje. Teóricos, porque se ha comprobado que el lenguaje no depende de centros localizados en zonas concretas del lenguaje, sino de complejas redes neuronales que se extienden por amplias zonas del cerebro; y aplicados, porque esos descubrimientos han tenido consecuencias en las taxonomías de pacientes afásicos, así como en la forma de abordar su evaluación y rehabilitación. Preguntas de autoevaluaclón • ¿Qué disciplinas forman parte de la Neurociencia del Lenguaje? • ¿Qué requisitos son necesarios para que los estudios con pacientes afásicos sean fiables? • ¿Cuáles son los principales problemas del modelo Wernicke-Geschwind? • ¿Qué ventaja tiene la resonancia magnética funcional sobre los potenciales evocados? ¿Y los potenciales sobre la resonancia? • ¿Cuál es el principal problema de la tomografía por emisión de positrones? 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Pulvermüller, F. (2002). The Neuroscience of Language. Cambridge, Cambridge University Press. 2. Brown, C. M. y Hagoort, P. (1999). The Neurocognition of Language. Oxford, Oxford University Press. 3. Pulvermüller, F. (1999). Words in the brain's language. Behavioral and Brain Sciences, 22,253-336. 4. Binder, J. y Price, c.j. (2001). Functional neuroimaging of language. En R. Cabeza y A. Kingstone (Eds.), Handbook of functional neuroimaging of cognition (187-251). 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A nivel social, las posibilidades de trabajo, estudio y relaciones sociales dependen en buena medida de nuestras habilidades lingüísticas. _ La comprensión oral es una actividad muy sofisticada que requiere la participación de múltiples procesos cognitivos. Además, existen varios factores inherentes a las situaciones comunicativas que pueden complicar bastante la tarea. Uno de esos factores es la presencia de ruido ambiental, que habitualmente acompaña al mensaje lingüístico y llega también a los oídos del receptor en forma de ondas sonoras. Por ello, una de las primeras operaciones que hay que hacer para poder comprender un mensaje es la de separar la información lingüística de otros estímulos auditivos que llegan al oído al mismo tiempo. En ocasiones, este ruido ambiental lo constituyen otras conversaciones diferentes a la nuestra, pero que tienen lugar en el mismo contexto. Cuando se produce esta superposición de hablas, el oyente debe diferenciar el mensaje que va dirigido a él de los otros intercambios lingüísticos, y para ello se basa principalmente en las características acústicas de la voz del emisor. Una segunda dificultad que afecta al proceso de decodificación del mensaje es que el len- guaje oral es continuo; no está segmentado en palabras, como ocurre con la lengua escrita. La fragmentación del estímulo lingüístico en sus elementos constituyentes corresponde al receptor del mensaje, lo que sin duda supone una dificultad añadida. Cuando observamos el habla de una persona a través del espectro grama, vemos que no hay separación entre las palabras, sino que el sonido final de cada palabra se une con el inicial de la siguiente, produciendo una señal continua, tal y como se puede ver en la figura 2.1. Mi copa de agua se ha roto Mi eo pa de a gu a se ha ro lo Figura 2.1. Análisis del espectro vocal. La imagen muestra el patrón sonoro de una frase representada mediante un oscilograma (parte superior) y un espectrograma (parte inferior). Como se observa, no existen límites claramente definidos entre fonemas, sílabas ni palabras, debido a que el habla es continua. No obstante, como se puede observar en la figura, la onda se interrumpe antes de cada fonema oclusivo (jk/, /p/ y/ti), debido al cierre u oclusión del tracto vocal. 11 :1 '¡ I ! NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE El proceso de segmentación del lenguaje oral continúa hasta llegar a los fonemas, que son las unidades lingüísticas más pequeñas en que podemos dividir una palabra! Los fonemas se describen siguiendo unos criterios articulatorios (punto de articulación, modo de articulación y sonoridad), que confieren a cada fonema unas características que lo hacen único y permiten diferenciado de otros con rasgos articulatorios distintos; por ejemplo, los fonemas /p/ y /b/ son bilabiales y oclusivos según el punto y el modo de articulación, pero la sonoridad del fonema /b/ permite diferenciado de /p/, que es sordo. No obstante, el número de realizaciones acústicas distintas en que un fonema particular puede manifestarse es potencialmente infinito, 1 debido, por un lado, a las diferencias individuales existentes entre los distintos hablantes (la voz cambia según el género, la edad y el estado emocional) y, por otro, a las variaciones en la pronunciación, debidas a los diferentes acentos dentro de una misma lengua y al contexto lingüístico que rodea a dicho fonema; por ejemplo, el sonido del fonema /b/ no es el mismo cuando se pronuncia en posición inicial (boca) que cuando va en posición intervocálica (cabo). Esta falta de invariancia o, lo que es lo mismo, de correspondencia sistemática entre los rasgos acústicos y los fonemas, es otro de los factores que pueden complicar la comprensión del mensaje lingüístico por parte del receptor. A pesar de todos estos obstáculos, la mayoría de las personas no tienen dificultades a la hora de comprender el lenguaje oral, lo que indica la enorme efectividad de nuestro sistema de procesamiento. En este capítulo se describen algunos de los modelos que tratan de explicar la estructura y el funcionamiento del sistema de comprensión oral. Dedicaremos también una sección a exponer cuáles son las áreas cerebrales implicadas en a Aunque esta cuestión no está del todo clara, ya que, como se verá en el capítulo 4, Fonología, los fonemas son representaciones abstractas de los sonidos, cuya realidad psicológica es discutible. este procesamiento y cómo interactúan entre sí. Finalmente, el tercer apartado de este capítulo está dedicado a analizar los trastornos que tienen lugar cuando alguno de los procesos implicados en la comprensión del habla se altera debido a una lesión producida por traumatismos craneoencefálicos, accidentes cerebrovasculares, infección vírica o cualquier otro accidente que pueda producir daño cerebral. PROCESAMIENTO COGNITIVO Para poder entender un mensaje oral, el oyente tiene que realizar varias operaciones cognitivas. Las primeras están destinadas a identificar los fonemas que componen ese mensaje a partir de las ondas sonoras que llegan a los oídos, y eso implica al menos tres tipos de análisis: • Acústico, en el que se analizan las variables físicas de las ondas, intensidad, frecuencia, duración, etc., de manera similar a como se hace con el resto de los sonidos. • Fonético, en el cual se identifican los rasgos fonéticos de esos sonidos (bilabial, oclusivo, nasal, etc.). • Fonológico, en el que se clasifican los segmentos fonéticos identificados en el nivel anterior como fonemas de la lengua del oyente. Las siguientes operaciones se dirigen al reconocimiento de las palabras que componen ese mensaje. Eso significa segmentar el habla e identificar las palabras que forman las diferentes secuencias de fonemas. Finalmente, están las operaciones destinadas a acceder al significado de esas palabras. En general, los diferentes modelos propuestos para explicar esos procesos coinciden en la existencia de esos tres niveles de procesamiento, pero existen ciertas diferencias entre ellos acerca de la forma en que se llevan a cabo dichos procesos, o sobre las unidades que operan en cada nivel. Así, algunos autores proponen que, dada la invariancia entre los rasgos fonéticos y los fonemas, la unidad de percepción del lenguaje oral no es el fonema, sino la sílaba. Mehler et al. compararon el rendimiento de , CAPíTULO 2. Comprensión oral • " ,.1 los participantes para detectar una secuencia de fonemas (ej.: pa o pal) en un estímulo presentado oralmente. Observaron que, cuando la secuencia de fonemas que los participantes debían buscar coincidía exactamente con la estructura de la primera sílaba (ej.: pal - palmera, o pa - palacio), los tiempos de reacción eran más rápidos que cuando no se daba esta coincidencia (ej.: pal - palacio, o pa - palmera). Si el análisis de los participantes sobre el estímulo se realizara fonema a fonema, los tiempos de reacción deberían ser más rápidos cuanto más pequeño fuera el segmento a detectar, independientemente de la estructura silábica de la palabra. Otros trabajos también parecen apoyar esta postura. Es el caso del estudio llevado a cabo por Liberman et al.," en el que se observó que los niños menores de 5 años y los adultos analfabetos podían identificar palabras por su número de sílabas, pero no por el número de fonemas. Tampoco eran capaces de añadir o eliminar fonemas de palabras ni de seudopalabras. Sólo los niños mayores de 6 años (que ya habían aprendido a leer) y los adultos alfabetizados fueron capaces de realizar correctamente todas las tareas, lo que sugiere que la conciencia de fonema surge cuando se ha adquirido la correspondencia fonemagrafema. Eso sugiere que no es necesario identificar los fonemas para realizar la segmentación del lenguaje oral. Modelos de comprensión J Los primeros modelos de comprensión estaban basados en el modelo Logogen de Morton y eran de tipo modular, esto es, consideraban que cada componente del sistema realiza sus operaciones sin influencia de los demás. En este sentido, los procesos de análisis auditivo completan su trabajo de identificación de los fonemas, después los procesos léxicos consiguen el reconocimiento de las palabras, y finalmente los semánticos permiten la recuperación de los significados de esas palabras en el sistema conceptual. El modelo de Ellis y Young" (figura 2.2) es el ejemplo más conocido de esta clase. /copa/ ¡ Mecanismo de conversión acústico-fonológico /copa/ Figura 2.2. Modelo de Ellis y Young." Este modelo funcional esquematiza de forma simple el sistema de procesamiento cognitivo para las tareas de reconocimiento. comprensión y repetición de palabras habladas. Otros modelos, como el TRACE de McClelland y Elman,' por el contrario, son de tipo interactivo, ya que todas las unidades funcionan en paralelo y se influyen unas a otras. Según el modelo TRACE, la percepción del habla se lleva a cabo a través de unas unidades simples de procesamiento, denominadas nadas, y las conexiones que se establecen entre ellos pueden ser excitatorias o inhibitorias. Los nadas están distribuidos en tres niveles: rasgos, fonemas y palabras. Entre los rasgos hay detectores para cada dimensión de los sonidos del habla: consonante, vocálico, oclusivo, sonoro, etc. Cada detector es un continuo en el que se distribuyen los sonidos y también las pausas; así, en la figura 2.3 se puede observar que el sonido Iml se sitúa en un nivel alto del continuo en el rasgo de sonoridad, mientras que el sonido Ipl se sitúa en un nivel más bajo del mismo. Los silencios y las pausas 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE en el habla, como es lógico, se situarán en los niveles más bajos del continuo en cada dimensión. Los detectores de rasgos se organizan en grupos, ya que cada sonido posee todos los rasgos en mayor o menor cantidad, y la detección de los fonemas se lleva a cabo mediante la identificación del patrón característico de ese sonido en todos los rasgos que forman un grupo. p f k (t l' " I.:o,ol.:op.kop kopa k y • a b mi r • k lo; P o , k '" o lO • k 11 m j • o P Ii: • P .• 410 k 11 .¡_imi.itni l m a s i . l· l· p p F k O n m e a l· l· P p l' • t t 1: m m _ r " 1.: p P m m _ _ P P lo: t.: It. m l' P t tI:\. m 1- l· l· r P 1: • _ l· P P t k m l P P JI l: t l· 1. m • P P " m •. _ m _ P t t: iL • • m m a s 01100000000,;) O ooooaoooooo Alto Vocálico Bajo R a Alto ~ Sonoro O Bajo_ S Alto Oclusivo Bajo_ ----------- ..•.. ..-.. ..•...•.. m c o p a Figura 2.3. Modelo TRACE. En la figura se muestra el funcionamiento de los tres niveles del modelo durante la percepción del sintagrna «Mi copa». En el nivel de rasgos se puede observar cómo los distintos sonidos, y también el silencio inicial, se distribuyen en el continuo de las dimensiones «oclusivo», «sonoro» y «vocálico». El sonido IpI, por ejemplo, se sitúa en un nivel alto en la dimensión «oclusivo» y en un nivel bajo en las dimensiones «sonoro» y -vocálico-. La lal, por el contrario, muestra el patrón opuesto. El patrón de activación de un sonido en las distintas dimensiones que conforman un banco de rasgos origina una activación en el nivel de fonemas del nodo correspondiente a ese fonema. Por último, la activación de un grupo de fonemas de manera consecutiva activa, a su vez, el nodo correspondiente en el nivel de palabras. Igual que en los rasgos, en los otros dos niveles hay un detector para cada fonema y para cada palabra que la persona conoce. Los nadas están interconectados, mantienen conexiones inhibitorias con los demás nadas del mismo nivel y excitatorias con los nadas de otro nivel que sean consistentes. Por ejemplo, el fonema /p/ tendrá conexiones mutuamente excitatorias con los nadas del nivel de palabras que contengan ese fonema (ej.: patada, copa) y, al mismo tiempo, tendrá conexiones inhibitorias con las unidades de otros fonemas (ej.: /m!, /d/). En el momento en que la persona recibe un input auditivo, los tres niveles se ponen en marcha de forma simultánea e interactúan entre sí: los rasgos activan, a su vez, determinados fonemas, y éstos envían activación al nivel de palabras. Cuando el nivel de activación de una unidad excede un determinado umbral, comienza a enviar activaciones inhibitorias al resto de las unidades del mismo nivel. El modelo TRACE es conexionista, de modo que uno de sus supuestos principales es la interactividad, esto es, que las conexiones entre nadas son bidireccionales. La activación, por tanto, fluye desde los niveles inferiores a los superiores (procesamiento de abajo-arriba), y también al contrario (de arriba-abajo). Esto explica por qué en determinadas situaciones el contexto en el que tiene lugar la conversación y los fonemas circundantes pueden ayudar a la detección de determinadas unidades degradadas por el ruido, la superposición de hablas o la mala pronunciación del emisor. Por ejemplo, es posible que una persona escuche la secuencia /li"ro/, y no esté segura de si el fonema central es Ib/ o /p/. Sin embargo, el contexto (imaginemos que hipotéticamente se encuentra en una biblioteca) y el resto de los fonemas (la palabra /lipro/ no existe, pero la palabra /libro/ sí) contribuirían a que el fonema percibido sea Ib/. Aunque centrado solo en la fase de reconocimiento de palabras, un modelo muy influyente es el modelo de cohorte de Marslen-Wilson et al." Este modelo propone que, dado el carácter temporal del habla, desde el mismo momento en que el oyente comienza a procesar el primer lo CAPíTULO 2. Comprensión oral fonema de la palabra, ya se ponen en marcha los procesos de reconocimiento léxico. El reconocimiento de las palabras sería, por tanto, simultáneo a la producción del mensaje por parte del hablante, de manera que podría reconocerse un estímulo incluso antes de que el emisor terminara de pronunciarlo. El reconocimiento léxico comienza desde el mismo momento en que el receptor percibe el primer fonema. En ese momento se activan todas las entradas léxicas que comienzan por ese fonema, formando lo que se denomina «cohorte inicial». A medida que el hablante va produciendo el resto de los fonemas, esa cohorte inicial se va reduciendo, debido a la falta de coincidencia de algunas de las palabras con la cadena de fonemas pronunciados, hasta que se llega a un fonema en que la cohorte queda reducida a una sola palabra. Por ejemplo, si alguien pronuncia la palabra elefante, el fonema lel haría que se activaran todas las palabras de nuestro léxico que comenzaran por ese fonema: enero, elemento, extraño, elegir, elipse, entrar, elocuente ... Con la pronunciación del segundo fonema, 11/, muchas de estas palabras serían inhibidas: enero, extraño, entrar, mientras que el resto continuarían activas. La pronunciación del tercer fonema, lel, haría que se eliminaran de la cohorte las entradas elipse y elocuente, hasta que por último la cohorte quedaría reducida a una sola palabra desde el mismo momento en que el emisor pronunciara el fonema 1fI, ya que en nuestro idioma no existen más palabras que coincidan con la secuencia de fonemas «elef», Por tanto, el punto de unicidad de la palabra elefante sería la Ifl, y marcaría el punto en el que se produce el reconocimiento de la palabra sin posibilidad de equivocación. Si el estímulo pronunciado es una palabra nueva o una seudopalabra, también habría un punto de unicidad en el cual ese estímulo se separaría del resto de palabras existentes en nuestro léxico. Una revisión posterior de este modelo? propone que la pronunciación de una palabra polisilábica no sólo activa las entradas léxicas de las palabras que empiezan por los mismos 11 fonemas, sino que también activa las entradas de palabras más pequeñas que están «incrustadas» en ella; por ejemplo, la pronunciación de la palabra camaleón activaría también parcialmente las entradas léxicas correspondientes a las palabras cama y león, que se encuentran incluidas en ella. El acceso al significado en el sistema semántico constituye la última fase de la comprensión oral. Sin embargo, aunque la recuperación del significado de palabras como mesa o elefante puede parecer una operación relativamente directa, no todas las relaciones entrada léxicasignificado son tan simples.' Uno de los temas a los que se ha prestado más atención es al fenómeno de la ambigüedad en el caso de los homófonos. La secuencia de sonidos la'folcol puede ser una forma verbal, perteneciente al verbo arrollar (arrollo), o bien puede referirse a un río pequeño (arroyo). La cuestión principal es si se recuperan los dos significados cuando los receptores escuchan esa secuencia de sonidos o si, por el contrario, la recuperación del significado está guiada por la clase de palabra y por el grado de adecuación al contexto de la frase. La investigación al respecto" indica que, aunque normalmente todos los sentidos de una palabra se activan simultáneamente en un primer momento, los contextos restrictivos podrían conllevar la activación de uno solo de esos significados si fuera muy dominante. Estos procesos que acabamos de describir permiten a la persona acceder al léxico y al significado de las palabras presentadas oralmente. No obstante, existe la posibilidad de realizar algunas tareas, como la repetición, sin necesidad de acceder a la forma ni al significado de las palabras. Por este motivo, muchos modelos de comprensión oral incluyen, junto a esa vía léxico-semántica, una segunda vía, llamada vía subléxica, que permite repetir los estímulos verbales sin necesidad de comprenderlos, lo cual resulta extremadamente útil para repetir tanto palabras nuevas como palabras inventadas o seudopalabras. Esta vía, formada por un mecanismo de conversión acústico-fonológico, parte, igual que la léxica, de un análisis acústi- 11 'h " i;: " )I¡ ¡'I " NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE co de los estímulos, y conecta de forma directa con el almacén de fonemas, donde la persona selecciona los fonemas adecuados para repetir el estímulo, tal y como se puede ver en la figura 2.2. Finalmente, alcanzado el nivel de fonemas, bien por la vía léxica o por la subléxica, se pondrían en marcha los procesos motores necesarios para la pronunciación de la palabra que se quiere emitir. Los experimentos de tiempos de reacción han sido la principal fuente de datos en la investigación sobre la comprensión del habla. Existe una gran variedad de tareas, que evalúan los diferentes componentes del sistema de percepción y reconocimiento del habla. Para investigar los procesos de análisis auditivo y de segmentación, es útil la tarea de juicio de rima, en la que el participante debe decidir si dos palabras riman o no. Lo mismo ocurre con las tareas de discriminación de fonemas, en las que los participantes deben decidir si parejas de palabras reales o inventadas son iguales o diferentes. En unos casos son exactamente iguales (ej.: bar = bar) mientras que en otros difieren en un fonema (ej.: bar = par). Para estudiar el léxico auditivo, la tarea principal ha sido, sin duda, la decisión léxica auditiva. En ella, el participante debe decidir si los estímulos que se le presentan por vía auditi va son palabras reales o inventadas. Para ello, debe comprobar en su léxico auditivo si existe una palabra con esa pronunciación. Otra tarea muy utilizada, en este caso para evaluar el acceso al sistema semántica, es la eategorización, en la que el sujeto debe decidir si las palabras que escucha (ej.: lobo) pertenecen o no a una determinada categoría semántica (ej.: animales salvajes). También para el acceso semántica se utiliza la tarea de emparejamiento palabra-dibujo, en la cual tiene que señalar, entre varios dibujos, el que corresponde a la palabra que acaba de escuchar. Todas estas tareas pueden utilizarse también para evaluar a pacientes con problemas de comprensión oral en sus versiones de papel y lápiz. La exploración de la ruta subléxica se lleva a cabo mediante tareas de repetición de seudopa- labras, en las que se evalúa el funcionamiento del mecanismo de conversión acústico-fonológica. Hay, asimismo, diversas variables de las palabras que influyen en el rendimiento de los participantes en estas tareas. Una de ellas es la complejidad fonémica, que influye en la segmentación de los estímulos auditivos. Cuanta mayor sea la complejidad fonémica de una palabra, más difícil será para los participantes reconocerla o repetida. Una palabra con una alta complejidad fonémica es «cristal», ya que incluye sílabas complejas del tipo CCVC o CVC, lo que dificulta su segmentación. Otras palabras con sílabas del tipo Cv, como «pato», son más fáciles de segmentar y, por lo tanto, de reconocer. La frecuencia léxica es otra de las variables que influyen, en este caso, en el acceso al léxico auditivo. La frecuencia léxica se define como la cantidad de veces que, por término medio, una palabra aparece en las producciones orales. Las personas suelen reconocer más rápidamente las palabras de uso frecuente que aquellas que son poco utilizadas en los intercambios orales. Así, en una tarea de decisión léxica, los participantes reconocerán más rápidamente estímulos como «perro» o «casa», que son muy frecuentes, que otros como «buque» o «cisne», que son mucho menos utilizados. Tal y como hemos mencionado, el punto de unicidad es otra de las variables que influyen en el acceso léxico, ya que determina la rapidez con la que somos capaces de reconocer los estímulos que se nos presentan por vía auditiva. Así, las palabras que tienen el punto de unicidad en una posición temprana (como la palabra «gitano», cuyo punto de unicidad está en el tercer fonema) se reconocen más rápidamente que aquellas que lo tienen hacia el final (como «aguja», cuyo punto de unicidad está en el último fonema). En el acceso al sistema semántica, son dos las variables que influyen en el rendimiento. Una es la imaginabilidad, que se define como la facilidad para crear una imagen mental del concepto designado por la palabra. Las palabras concretas como «cama», que son muy imagina- CAPíTULO bles, se reconocen más rápidamente que otras más abstractas, y por tanto menos imaginables, como «salud» o «bondad». La otra variable que influye en el acceso semántico es la tipicidad. Un concepto es muy típico cuando es un buen representante de la categoría a la que pertenece; por ejemplo, «vaca» es un ejemplo muy típico de la categoría «mamíferos», mientras que «ballena» es un ejemplo mucho menos típico de la misma categoría. El acceso al significado de una palabra será tanto más fácil cuanto mayor sea la tipicidad de la palabra en cuestión. BASES NEUROLÓGICAS DE LA COMPRENSiÓN ORAL A pesar de la gran acumulación de conocimiento sobre el sistema de procesamiento del lenguaje, hasta hace algunos años se había progresado relativamente poco en el desarrollo de un modelo que integrara datos neuropsicológicos y psicolingüísticos con aquellos procedentes de la neuroimagen. Uno de los modelos que permiten comprender la organización cortical de la comprensión oral es el de Hickok y Poeppel? (figura 2.4), que fue inicialmente desarrollado en el contexto del procesamiento de la palabra aislada. Según este modelo, los códigos sensoriales del habla deben interactuar con dos sistemas: un sistema conceptual y un sistema motor-articulatorio. La tarea a realizar y las estrategias utilizadas por la persona serán los que determinen cuál de los dos sistemas se activará predominantemente en un momento dado, y estos dependen de dos vías que parten de las áreas auditivas primarias en la circunvolución temporal superior, y que se proyectan a distintas zonas del cerebro: al temporal inferior posterior izquierdo, en el caso del sistema conceptual, y a la región temporoparietal, en el caso del sistema motor-articulatorio. El modelo establece que las etapas más tempranas del procesamiento auditivo están anatómicamente relacionadas con algunas porciones de la circunvolución de Heschl, una región situada en la parte superior de los lóbulos temporales. En diversas investigaciones se ha obser- 2. Comprensión oral • Vía dorsal Procesamiento auditivo temprano Figura 2.4. Organización cortical de la comprensión oral. En la imagen se muestran las estructuras corticales que forman las redes dorsal y ventral propuestas en el Modelo de Hickok y Poeppel. La parte coloreada en negro es la encargada de llevar a cabo el procesamiento auditivo temprano de todos los estímulos acústicos que llegan al cerebro. A partir de ahí, la información se distribuye a una de las dos redes, en función de la tarea a realizar. Cuando la actividad conlleva la conversión del input acústico en un output fonológico, entrará en funcionamiento la vía dorsal (en azul), que implica áreas frontales del hemisferio izquierdo. Cuando se requiere el acceso al significado, por el contrario, la vía elegida será la ventral (en gris claro), situada en ellóbulo temporal izquierdo. vado que esta zona responde a todo tipo de sonidos, incluso a estímulos auditivos relativamente simples, como el ruido. El siguiente nivel jerárquico implica a las redes supratemporales; estas regiones, situadas cerca de la circunvolución de Heschl, responden de manera más vigorosa a señales estructuradas en el tiempo (ritmos, música, lenguaje) que a estímulos no estructurados, como el ruido. El siguiente paso del procesamiento es específico para el lenguaje, e implica a las porciones ventrolaterales de la circunvolución temporal superior, unas zonas que parecen responder mejor a señales temporales complejas, como el habla. Todos los estudios realizados sugieren que estas regiones de la circunvolución temporal superior, y también de la cisura temporal superior, están implicadas en etapas avanzadas del procesamiento auditivo, que son críticas para el procesamiento del fonema. A partir de aquí, el sistema diverge en dos vías de procesamiento: una vía ventral, implicada en la corresponden- • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE cia entre sonido y significado, y una vía dorsal, implicada en asignar a los sonidos las representaciones basadas en la articulación. La vía ventral, o vía del «qué» (que se correspondería con la denominada «ruta léxica», según los modelos de procesamiento cognitivo expuestos en el apartado anterior), permite asignar a las representaciones basadas en el sonido del habla una representación conceptual determinada. Esta vía se proyecta ven trolateralmente e involucra la cisura temporal superior, la región inferior posterior del lóbulo temporal y algunas porciones de las circunvoluciones temporal medial y temporal inferior. La región posteroinferior del lóbulo temporal izquierdo parece estar implicada en la última etapa del procesamiento, que conllevaría el acceso a la entrada léxica y a su significado. Si el objetivo de la tarea no es sólo la comprensión de estímulos aislados, sino de una frase o un texto, habría otras áreas implicadas en el procesamiento sintáctico. El área que parece estar principalmente relacionada con la comprensión morfosintáctica es la región anterior del temporal izquierdo, pero también hay otras implicadas, como la cisura temporal superior, la circunvolución temporal medial y el área de Broca (en los capítulos 5, Morfología, y 6, Sintaxis, se desarrollan estas cuestiones). Los datos de que disponemos'? sobre la vía ventral parecen apoyar la opinión de Wernicke de que las representaciones auditivas están representadas bilateralmente en los campos corticales auditivos y que, en consecuencia, es suficiente con que esas representaciones estén en un hemisferio para que sea posible el acceso al léxico. Si esto es así, las lesiones unilaterales no deberían causar dificultades en la comprensión, como sería de esperar si estas habilidades estuvieran fuertemente lateralizadas en el hemisferio izquierdo. Esta hipótesis bilateral predice, por tanto, que los déficits profundos en la percepción del lenguaje estarán asociados a lesiones bilaterales. Los datos de pacientes con sordera verbal pura apoyan esta hipótesis, al igual que los experimentos en los que se exploran las habilidades de com- prensión del hemisferio derecho en pacientes con cerebro dividido o sometidos al procedimiento de Wada. b La vía dorsal, también denominada vía del «dónde» (correspondería a la «ruta subléxica» en los modelos de procesamiento cognitivo expuestos en el apartado anterior), representa una conexión estrecha entre los procesos implicados en la percepción y en la producción del lenguaje. Esta vía, que, como hemos señalado anteriormente, comparte con la ventral gran parte del procesamiento auditivo, se proyecta dorsoposteriormente hacia el lóbulo parietal y, por último, hacia las regiones frontales. Investigaciones recientes sugieren que la región crítica se encuentra en una zona profunda dentro de la parte posterior de la cisura de Silvio, en el límite entre los lóbulos parietal y temporal. Esta vía permite formar representaciones motoras de los fonemas a partir de estímulos auditivos, lo que es especialmente útil durante la etapa de adquisición del lenguaje, ya que los niños deben configurar sus gestos articulatorios de manera que se correspondan con la estructura fonética del lenguaje al que están expuestos. Asimismo, el hecho de que las personas puedan repetir seudopalabras y palabras desconocidas de manera correcta, demuestra que la vía dorsal implica interacciones entre los sistemas lingüísticos auditivo y motor sin mediación de los sistemas conceptuales. Este modelo, además, sugiere que la memoria de trabajo verbal depende también de la vía dorsal, ya que este tipo de memoria podría considerarse una forma de integración auditivomotora (percibe estímulos y realiza una tarea de ensayo articulatorio o repetición para mantenerlos activos de cara al recuerdo posterior). b El procedimiento de Wada es una técnica utilizada para prever los efectos de la neurocirugía en las funciones cognitivas de un paciente. Consiste en anestesiar temporalmente los hemisferios cerebrales (primero uno y luego el otro) mediante una inyección intracarotídea de amital sódico, para comprobar su contribución relativa en las funciones de lenguaje y memoria. CAPíTULO 2. Comprensión En concreto, la base neurológica de la memoria fonológica sería: el córtex parietal izquierdo, el límite entre los lóbulos temporal y parietal y las regiones laterales e inferiores de la circunvolución temporal superior y la cisura temporal superior; mientras que el componente articulatorio implicaría al córtex frontal izquierdo, al área de Broca y algunas regiones dorsales premotoras, lo que parece apoyar la predicción de este modelo. Las redes ventral y dorsal son di sociables, es decir, pueden activarse de manera independiente según las características de la tarea que se esté llevando a cabo. Esto también implica que pueden lesionarse de manera independiente. Los datos neuropsicológicos apoyan esta hipótesis, ya que existen pacientes con una buena comprensión del lenguaje pero que no son capaces de repetir seu dopalabras.!' mientras que otros pacientes pueden repetir cualquier estímulo pero son incapaces de acceder a su significado.V Si las tareas subléxicas dependieran de etapas tempranas del proceso de comprensión oral, entonces un fallo en estas tareas sería un buen predictor de dificultades en la comprensión, y sin embargo no es así. Este modelo sugiere, por tanto, que las tareas subléxicas dependen de unos circuitos neurológicos diferentes de aquellos implicados en los procesos de comprensión. Algunos estudios de neuroimagen (figura 2.5) también parecen dar la razón al modelo de Hickok y Poeppel.? Así, Glasser y Rilling" realizaron un experimento utilizando la novedosa técnica de neuroimagen por tensor de difusión, que permite rastrear los tractos de sustancia blanca en el cerebro. Los resultados del estudio sugieren que el procesamiento fonológico tiene lugar bilateralmente, ya que implica una vía que parte de la circunvolución temporal superior y está presente en ambos hemisferios, aunque sólo en el hemisferio izquierdo está conectada con el lóbulo frontal a través del fascículo arqueado. Otra vía que parte de la circunvolución temporal medial está presente también en ambos Figura 2.5. Organización subcortical oral • de la comprensión oral. En la imagen se muestran las dos vías propuestas en el modelo de Hickok y Poeppel a nivel subcortical. Como se observa en la imagen, la primera parte del tracto, encargada de realizar el análisis acústico inicial, es común para las dos vías. Posteriormente, las dos redes neurales se separan y terminan en diferentes Los autores proponen que la materia blanca del tracto lóbulos cerebrales. dorsal forma parte del fascículo arqueado, mientras que el tracto ventral sería parte de la cápsula extrema. hemisferios, pero su función varía según la localización: en el hemisferio izquierdo está implicada en el procesamiento léxico-semántico, mientras que en el derecho se ocuparía del procesamiento prosódico (véase también recuadro 2.1). Estos resultados pueden interpretarse mediante el modelo de Hickok y Poeppel:? la información auditiva sería primero procesada en el córtex auditivo primario y decodificada fono lógicamente. Desde allí podría dirigirse hacia las áreas frontales, para ser repetida inmediatamente (por la vía que incluye a la circunvolución temporal superior), o bien podría ser enviada al córtex situado bajo la cisura temporal superior, para la comprensión léxicosemántica. Como este modelo postula, las áreas léxicosemánticas están situadas en una región estratégica, lo que les permite recibir información tanto de áreas auditivas como de áreas visuales, lo que facilita realizar asociaciones entre ellas. 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE r;;ecuadro 2.1. La relación entre los procesamientos sintáctico y prosódico El procesamiento sintáctico constituye una importante clave a la hora de comprender el lenguaje oral. En diversas investigaciones se ha observado que estos procesos de análisis lingüístico generan ondas electrofisiológicas características, tal y como se verá en el capítulo 6. Así, las violaciones de la estructura sintáctica correcta de una frase normalmente originan ondas negativas tempranas en la parte anterior del hemisferio izquierdo, aunque en ocasiones se ha encontrado una distribución bilateral de esta negatividad. "¡ !", 1, ¡ ! ~, I U ' ¡ I En el hemisferio derecho también se ha observado una onda equivalente ante violaciones sintácticas de los patrones armónicos en la música. Las características de la música, como la frecuencia, el ritmo y la entonación, también aparecen en el lenguaje oral, y constituyen lo que denominamos la prosodia, un aspecto también importante en la comprensión oral. Como hemos mencionado anteriormente, los procesos de análisis prosódico están ligados a mecanismos del hemisferio derecho. Algunos estudios han demostrado que ambos procesos (sintácticos y prosódicos) se encuentran estrechamente ligados, y que la información prosódica es ~tilizada como guía en el análisis sintáctico. En este TRASTORNOS ORAL DE LA COMPRENSiÓN Los trastornos de la comprensión oral producidos como consecuencia de una lesión cerebral se denominan agnosias auditivas. Estos trastornos han contribuido a corroborar los modelos teóricos de la comprensión oral y las bases neurológicas descritas en el apartado anterior. Se han descrito varios tipos diferentes de agnosias auditivas, cuyos síntomas dependen del proceso que se vea alterado como consecuencia de la lesión. Trastornos fonológicos y léxicos Sordera verbal pura Los pacientes con sordera verbal pura tienen dificultades para percibir el habla, a pesar de que la percepción de los sonidos ambientales, la expresión oral, la lectura y la escritura, se encuentran conservadas". La sentido, Herrman et al.14 llevaron a cabo un experimento de magnetoencefalografía (MEG), en el que se comparaba la actividad cerebral de los participantes cuando escuchaban frases en alemán sintácticamente correctas (ej.: «El pez fue atrapado en el lago » ) e incorrectas (ej.: «El pez fue atrapado en el » ), ambas pronunciadas de forma monótona en unos casos o con una entonación adecuada en otros. Los resultados de su estudio indican que la lateralización del procesamiento sintáctico variaba en función de la prosodia de las frases: la ausencia de claves prosódicas adecuadas (entonación monótona) producia una mayor actividad en la parte anterior del hemisferio derecho, lo que indica que en estos casos era necesario llevar a cabo un procesamiento adicional para manejar inputs lingüísticos no óptimos desde el punto de vista prosódico. Cuando la entonación era la adecuada, por el contrario, la activación era bilateral. Este estudio, por tanto, sugiere que se produce una interacción muy temprana entre los análisis sintáctico y prosódico, y que las claves de entonación muy probablemente sean utilizadas para eliminar la incertidumbre durante la comprensión de frases sintácticamente ambiguas. ~ lesión en este trastorno afecta al proceso de análisis acústico y, como se ha señalado en el apartado anterior, se produce como consecuencia de una afectación bilateral, ya que ambos hemisferios pueden realizar esa función y, por lo tanto, una lesión unilateral no tendría por qué afectar a la comprensión oral. El daño en el análisis acústico impide al paciente realizar una segmentación adecuada de los estímulos en las sílabas o fonemas que los constituyen, por lo que se verá afectada también la repetición de estímulos verbales, tanto por la vía léxica como por el mecanismo de conversión acústico-fonológico. No obstante, estos pacientes son capaces de realizar algunos análisis «paralingüísticos», como identificar el género y la edad de la persona que está hablando, y también el acento y la entonación de las frases, ya que estos son aspectos que dependen más del procesamiento de la prosodia que del procesamiento lingüístico propiamente dicho. CAPíTULO 2. Comprensión oral Icaso • clínico Nakakoshi et al.15 describieron el caso de un paciente de 42 años que, a consecuencia de una hemorragia subcortical y la posterior cirugía, comenzó a mostrar problemas para comprender el lenguaje oral. Sus resultados en los tests auditivos eran normales para ambos oídos, y no mostraba dificultades para reconocer los sonidos ambientales ni para percibir la música. No obstante, aunque habilidad para percibir palabras monosílabas L; La comprensión de los pacientes con sordera verbal pura mejora ligeramente cuando se enlentece el ritmo de producción oral. Además, son capaces de identificar correctamente vocales aisladas, pero su actuación suele empeorar cuando se añade una consonante formando una sílaba del tipo Cv. Esto era lo que le ocurría a RC, un paciente descrito por Klein y Harper;" ya que era capaz de repetir vocales aisladas, pero la repetición de los demás estímulos era muy deficitaria. Así, repetía «collaboration» (colaboración) como «setter- (perro de muestra) y «God save the King» (Dios salve al Rey) como «as in a mix» (como en una mezcla). Era incapaz de comprender cuando se le hablaba, pero sin embargo su lenguaje espontáneo era prácticamente normal, y su lectura, fluida y sin errores. era bastante buena, tenía notables dificultades para percibir secuencias de sílabas sin sentido. En las tareas de repetición, su rendimiento mejoraba cuando el ritmo de presentación de los estímulos era lento. La mayor parte de los errores los cometía en las sílabas finales de las palabras, ya que el procesamiento de las sílabas iniciales interfería con el procesamiento de las sílabas posteriores del mismo estímulo. ..J y realizan mal la tarea de decisión léxica auditiva. La repetición de los estímulos se lleva a cabo mediante el mecanismo de conversión acústico-fonológico. El primer caso descrito de sordera para la forma de las palabras fue el de MKY Este paciente no tenía dificultades para realizar tareas de discriminación de sílabas, palabras y seudopalabras, pero su rendimiento en la tarea de decisión léxica auditiva era muy bajo. Su problema de comprensión oral era tal, que en muchos casos aceptaba como nombre del objeto palabras y seudopalabras fono lógicamente semejantes al nombre real (ej.: sea por knee). Cuando la presentación de los estímulos era visual, el rendimiento de MK en tareas semánticas era mucho mejor, lo que descarta un problema semántica como origen de sus dificultades de comprensión oral. Sordera para la forma de las palabras En este trastorno, al igual que en el anterior, la comprensión del lenguaje oral se encuentra seriamente alterada; sin embargo, los pacientes son capaces de repetir tanto palabras reales como seudopalabras. El resto de las capacidades lingüísticas (lenguaje espontáneo, lectura y escritura) también se encuentran conservadas. El análisis auditivo en estos pacientes está intacto, ya que de lo contrario no podrían realizar la segmentación de los estímulos para repetirlos posteriormente. El problema en este caso es que los pacientes no son capaces de recuperar las entradas léxicas de los estímulos presentados por vía auditiva; por lo tanto, no pueden distinguir las palabras reales de las inventadas, Sordera para el significado de las palabras Los pacientes que padecen este trastorno también tienen conservada la repetición tanto de palabras como de frases, el lenguaje espontáneo, la lectura y la escritura. Su comprensión se encuentra severamente alterada, pero, a diferencia del trastorno anterior, son capaces de reconocer las palabras reales, por lo que su rendimiento en la tarea de decisión léxica es bueno. El problema se encuentra en el acceso al significado de las palabras que se presentan por vía auditiva, es decir, en este caso el daño está en la conexión entre el léxico auditivo y el sistema semántica. • Icaso NEUROCIENCIADEL LENGUAJE clínico El doctor O, un paciente descrito por Franklin et al.," sufrió un ataque cerebral que le produjo un grave problema para comprender las palabras habladas. Se le propuso una tarea de sinónimos, en la que debía decidir si dos palabras tenían o no el mismo significado; cuando se le presentaban de forma escrita, su rendimiento era bueno; pero si se le daban oralmente, cometía muchos errores. La ejecución del paciente mostraba un efecto de la imaginabilidad, es decir, le resultaba más fácil ~omprender las palabras concretas (ej.: rueda, pájaro) que las abstractas (ej.: razón, problema). Su porcentaje de aciertos en la tarea de decisión léxica auditiva fue del 94%, lo que indica que, aunque no comprendiera las palabras, conservaba intactas sus representaciones léxicas. Su capacidad para comprender el lenguaje cuando se presentaba de forma escrita también indica que el sistema semántico estaba preservado, y que el déficit se encontraba en la conexión entre éste y el léxico auditivo. Su repetición de palabras, tanto de alta como de baja imaginabilidad, era buena . Ya Bramwell, en 1897,4 describió el caso de una paciente escocesa de 26 años con severos problemas de comprensión, debido a un ictus sufrido como consecuencia de su tercer parto. Su lenguaje espontáneo era prácticamente normal, y su lectura también era buena, aunque solía tener algunos problemas para comprender frases largas y textos. En un principio se creyó que era un caso de sordera verbal pura, pero la paciente era capaz de repetir e incluso escribir al dictado las palabras que no podía comprender. Cuando leía el texto que acababa de escribir, lo comprendía perfectamente. Más recientemente, Berndt, Basili y Caramazza (1987)16 describieron el caso de otro paciente con sordera para el significado de las palabras. No era un caso puro, ya que su comprensión escrita también se encontraba alterada, pero observaron que su rendimiento en la tarea de decisión léxica auditiva era bueno, lo que reflejaría que las entradas léxicas se encontraban intactas y que el problema era más de acceso semántica. mas para comprender y repetir palabras nuevas, como nombres científicos o nombres de lugares, aunque no tenía ninguna dificultad con las palabras que ya conocía. La escritura del paciente era buena, excepto cuando se trataba de seudopalabras. .-J i ' ¡ I 11 r ' 1 Agnosia fonológica Los pacientes con agnosia fono lógica tienen intacta la ruta léxica, por lo que pueden comprender y repetir las palabras que ya conocen. Su lenguaje espontáneo, comprensión lectora y escritura espontánea también están conservados. El daño está en la ruta subléxica, por lo que el problema es específico para la repetición de palabras nuevas y seudopalabras. JL, un paciente descrito por Beauvois, Dérousné y Bastard," se quejaba de ciertos proble- Trastornos semánticos Agnosia semántica Los pacientes con este trastorno conservan intacta la capacidad para repetir palabras, deletrearlas y distinguir las que son reales de las inventadas; sin embargo, muestran un déficit para la comprensión del lenguaje, tanto en su modalidad oral como en la escrita, lo que indica que han perdido los significados de las palabras. El sistema semántico está distribuido por varias áreas del cerebro y se organiza en categorías. Una lesión cerebral, por lo tanto, puede afectar sólo a unas categorías pero no a otras, de manera que un paciente puede tener problemas para comprender palabras relativas a seres vivos pero no las relativas a seres inertes; en otros casos afecta a categorías más concretas, como herramientas o prendas de vestir. Yamadori y Albert" describieron a un paciente que presentaba problemas de comprensión oral y escrita específicos para las partes del cuerpo y los objetos de una habitación. No mostraba ninguna dificultad, sin embargo, para comprender CAPíTULO 2. Comprensión oral nombres de herramientas, utensilios o prendas de vestir, y podía repetir perfectamente tanto las palabras que comprendía como las que no. Disfasia profunda Los pacientes que padecen este trastorno tienen dañada la vía subléxica, por lo que no son capaces de repetir palabras nuevas ni seudopalabras. La vía léxica, por otro lado, también presenta un daño parcial, por lo que la comprensión oral y la repetición de palabras conocidas también son deficitarias. Es frecuente que estos pacientes cometan errores semánticos y derivativos a la hora de repetir, que pueden deberse a un fallo en la elección de la entrada léxica, a la activación de una representación semántica equivocada o a un problema de denominación. Si la lesión en la ruta léxica afecta sólo al léxico auditivo, el lenguaje espontáneo del paciente, su escritura espontánea y su comprensión lectora estarán preservadas; si lo que se encuentra afectado es el sistema semántico, todas estas capacidades estarán también mermadas; y si el problema es de denominación, la comprensión, tanto oral como escrita, será buena, pero además de los problemas de repetición, el paciente tendrá también anomia. La repetición de los difásicos profundos suele estar determinada por la variable imaginabilidad, ya que su rendimiento tiende a ser mejor con las palabras concretas que con las abstractas. La clase gramatical es otra de las variables que afectan a su ejecución; los sustantivo s son los estímulos !caso • que mejor repiten, seguidos de los verbos, los adjetivos y, por último, las palabras funcionales. El paciente GE, descrito por Patterson," tenía problemas de comprensión y además no podía hablar, repetir, leer ni escribir correctamente. En la tarea de emparejamiento palabra-dibujo, su rendimiento fue mejor con las palabras concretas (80% de aciertos) que con las abstractas (60% de aciertos). Trastornos en la prosodia Aunque aún es necesaria más investigación al respecto, los estudios llevados a cabo hasta el momento sugieren que existen dos tipos de déficits disprosódicos, dependiendo de dónde se encuentre la lesión. Así, pacientes con una lesión en el hemisferio izquierdo muestran una comprensión deficitaria de la prosodia lingüística (interrogaciones, exclamaciones, etc.), y los pacientes con lesión en el hemisferio derecho, por el contrario, tienen alterada la capacidad para comprender la prosodia afectiva e inferir de este modo los estados de ánimo (alegre, triste, preocupado). Estos dos déficits son di sociables, como se pudo observar en un estudio" en el que se compararon pacientes con lesiones en ambos hemisferios en tareas en las que se exploraba la comprensión de frases con diferentes entonaciones. Para evaluar la prosodia afectiva, los pacientes escuchaban una frase y debían señalar caras alegres, tristes o enfadadas dependiendo de la entonación del hablante. Para evaluar la prosodia lingüística, lle- clínico El paciente JR, descrito por Huber, et al.,21era un administrador de software de 46 años que sufrió un infarto en la arteria cerebral media, lo que le produjo un grave trastorno en sus habilidades de comprensión y producción oral. En una primera evaluación, el paciente mostraba un lenguaje fluente, pero con abundantes parafasias y errores gramaticales. Sus severas dificultades en repetición contrastaban con una lectura en voz alta relativamente preservada, mientras que en la tarea de denominación su Lendimiento era moderado. En evaluaciones posteriores, se observó una mejora evidente en las tareas de denominación y repetición de palabras, siendo la imaginabilidad y la frecuencia las variables psicolingüísticas que más influían en su ejecución. En la tarea de repetición de seudopalabras, por el contrario, su rendimiento continuó siendo muy bajo. Un análisis de los errores cometidos en la tarea de repetición de palabras y seudopalabras muestra una disminución en el número de no respuestas y un creciente predominio de los errores fonológicos a medida que el paciente evoluciona. --.J • NEUROCIENCIADEL LENGUAJE varon a cabo la misma tarea, pero en este caso los pacientes debían señalar un punto cuando escucharan una frase afirmativa, un signo de interrogación cuando escucharan una pregunta y un signo de exclamación cuando escucharan una exclamación. Se encontraron varias disociaciones entre los dos tipos de pacientes: uno de ellos tuvo un 70% de aciertos en prosodia afectiva y sólo un 36% en la lingüística; otro, por el contrario, obtuvo un 30% de aciertos en prosodia afee- tiva y un 70% en la lingüística. La investigación indica que la comprensión prosódica es también disociable de la producción. Todos los trastornos descritos afectan de una manera u otra a la comprensión o repetición de los estímulos presentados de forma oral. Debido a la gran variedad de síntomas, es importante realizar una buena evaluación, para identificar los procesos que se encuentran alterados y diseñar así una intervención adecuada al problema del paciente. Resumen La comprensión oral es un proceso complejo que se ve dificultado por algunos factores, como la presencia de ruido ambiental, la necesidad de segmentar el habla o el problema de la invarianza entre los estímulos acústicos y los segmentos fonéticos. Los diversos modelos teóricos que tratan de explicar cómo se lleva a cabo la comprensión del lenguaje oral coinciden en que son tres las etapas de este proceso: análisis auditivo, en el que se analizan las características físicas de los sonidos y la segmentación del habla; acceso léxico, en el que se recupera la entrada léxica correspondiente al estímulo y acceso semántico, mediante el cual se recupera el significado de la palabra. Existe tamo bién una vía subléxica alternativa, que permite repetir los estímulos sin necesidad de acceder a su significado. Esta vía es especialmente útil durante el proceso de adquisición del lenguaje oral. A pesar del consenso acerca de las etapas del sistema de comprensión oral, los diversos modelos difieren al explicar cómo se llevan a cabo estos procesos. Las diferentes técnicas de neuroimagen que se han ido desarrollando durante las últimas décadas han permitido conocer cuáles son las estructuras corticales implicadas en la comprensión y cómo se organizan. El modelo de Hickok y Poeppel propone que la circunvolución temporal superior de ambos hemisferios está implicada en el análisis auditivo de los estímulos orales. De ahí parten dos vías, en las que están implicadas diferentes estructuras corticales. La primera de ellas es la vía ventral, cuya función es relacionar los sonidos percibidos con los significados correspondientes. Esta vía se proyecta hacia la zona postero-inferior del lóbulo temporal izquierdo, y se correspondería con la ruta léxica de procesamiento del lenguaje. La segunda se denomina vía dorsal, y se ocupa de relacionar el lenguaje con la articulación motora de esos mismos sonidos percibidos, es decir, se corresponde con la ruta subléxica de conversión acústico-fonológico. Esta vía se proyecta hacia zonas profundas de la parte posterior de la cisura de Silvio, en el límite entre los lóbulos parietal y temporal, y finalmente hacia el área de Broca, situada en el lóbulo frontal. Las bases neurológicas de la comprensión de la prosodia, según los resultados obtenidos por Glasser y Rilling, se encuentran en la circunvolución temporal medial del hemisferio derecho. Las agnosias auditivas son los trastornos que aparecen como consecuencia de las lesiones en cualquiera de estas áreas implicadas en la percepción del habla. Existen varios tipos de agnosias auditivas, según el proceso dañado. La sordera verbal pura se produce cuando el daño afecta al análisis auditivo; en este caso, tanto la comprensión como la repetición de los estímulos se ven gravemente afectadas. Cuando la lesión afecta al léxico auditivo, el trastorno se denomina agnosia para la forma de las palabras, y afecta a la comprensión, pero no a la repetición de estímulos. En la sordera para el significado de las palabras, se produce una desconexión entre el léxico auditivo y el sistema semántico, por lo que el paciente es incapaz de acceder al significado de las palabras, a pesar de que las reconoce como familiares. Un daño en el sistema semántico afecta a la comprensión del lenguaje, tanto en modalidad oral como escrita, aunque la capacidad para repetir se mantiene intacta. El daño en la ruta subléxica se denomina agnosia fonológica, y afecta exclusivamente a la repetición de palabras desconocidas y seudopalabras. El daño en ambas rutas simultáneamente se denomina disfasia profunda, y afecta tanto a la repetición como a la comprensión de los estímulos del habla. Por último, también pueden producirse déficits en la comprensión de la prosodia, que impiden a los pacientes inferir el sentido de la frase o el estado de ánimo del hablante basándose en la entonación del lenguaje. CAPíTULO 2. Comprensión oral Preguntas • de autoevaluaclón • ¿Cómo explica el modelo de cohortes el proceso de identificación de palabras? • ¿En qué tipo de agnosía auditiva se encuentran afectadas tanto la comprensión como la repetición de estímulos presentados de forma auditiva? • ¿En qué regiones cerebrales se lleva a cabo el análisis auditivo de los estímulos presentados de forma oral? • ¿Cuáles son las dos variables que más afectan al rendimiento de los pacientes con disfasia profunda? • ¿Cuáles son las fases implicadas en la comprensión del lenguaje oral? REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Brown, C. M. & Hagoort, P. (1999). 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Hablar significa expresar ideas, mensajes, sentimientos, etc., por medio de sonidos, lo que implica realizar varias transformaciones antes de que esas ideas que tenemos en nuestras cabezas se conviertan en sonidos que salen de nuestras bocas. Primero es necesario transformar las ideas o mensajes, que están en formato abstracto, en formato lingüístico; esto es, hay que buscar las palabras y oraciones con las que expresar esas ideas. Generalmente realizamos esta operación sin dificultad, pero a veces nos cuesta encontrar la expresión adecuada, como cuando decimos «a ver cómo consigo explicado», o nos falta la palabra concreta para el concepto que queremos expresar. Después hay que activar los fonemas correspondientes a cada palabra y en el orden adecuado, para pronunciar exactamente la palabra que queremos decir. Un error en la selección de alguno de los fonemas o en el orden de pronunciación nos puede llevar a decir una palabra diferente de la que pretendíamos (por ejemplo, «cartero» por «carnero»), o una seudopalabra (por ejemplo, «carpero»). Finalmente viene la articulación de esos fonemas a través del aparato fonador (faringe, laringe, boca, etc.). Pero a pesar de la complejidad que supone hablar y de las transformaciones que tenemos que realizar, en general hablamos de una manera muy fluida, a una gran velocidad y con un escaso número de errores. En términos generales, producimos unas 150 palabras por minuto, lo que supone una velocidad impresionante, si tenemos en cuenta que disponemos de unas 50.000 palabras en nuestra memoria entre las que elegir la adecuada en cada momento. Además, la tasa de errores es muy baja, salvo en situaciones estresantes, ya que el promedio es de sólo un error por cada mil palabras que pronunciamos. 1 Obviamente, para llegar a conseguir tan altos niveles de precisión y fluidez, es necesario disponer de un sistema muy complejo y sofisticado, y ciertamente el sistema de producción oral lo es. Además, ese sistema está muy bien entrenado, pues no pasa un solo día sin que lo utilicemos y, en general, muchas veces al cabo del día. No cabe duda de que hablar es una de las actividades preferidas por los humanos, a juzgar por el tiempo que le dedicamos. Por otra parte, el entrenamiento del sistema de producción comienza muy temprano, ya que desde los primeros meses del bebé ya se le estimula a producir palabras y a incrementar su vocabulario. No obstante, este sistema de producción oral no siempre funciona con esa efectividad, ya que a veces nos cuesta expresar una idea o no encontramos la palabra o expresión adecuada para el mensaje que queremos expresar, hasta el punto de hacemos caer en determinadas ocasiones en el molesto estado de «tenerlo en • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE la punta de la lengua». Esto ocurre especialmente con las palabras de poco uso, que están menos accesibles en nuestro léxico. Por otra parte, ese sistema va perdiendo eficacia con el paso del tiempo, debido a la disminución de la actividad cerebral, lo que hace que los ancianos tengan un lenguaje menos fluido y con más episodios de «la punta de la lengua». Esa pérdida de efectividad es dramática cuando la vejez va acompañada de una enfermedad neurodegenerativa, como el Alzheimer o la demencia semántica. También, cuando una lesión alcanza alguna de las áreas cerebrales que intervienen en el habla. En este capítulo veremos cómo está organizado y cómo funciona el sistema de producción oral, cuáles son las bases neurológicas de este sistema y qué tipo de trastornos del habla se producen cuando se lesionan las áreas cerebrales responsables de alguno de sus componentes. PROCESAMIENTO COGNITIVO A grandes rasgos, la producción oral consiste en la conversión de un mensaje abstracto o significado en una secuencia de sonidos. Para llevar a cabo este gran salto, hemos de realizar varias operaciones. Aunque hay multitud de hipótesis sobre cómo transcurre exactamente este proceso, existe cierto consenso en diferenciar al menos tres estadios fundamentales: nivel semántico, en el que se produce la selección del concepto apropiado; léxico, en el que se escoge la palabra que le corresponde; y fonológico, en el que se activan los fonemas necesarios para producirla. El acuerdo sobre la existencia de esta estructura básica se fundamenta en una gran cantidad de investigaciones, llevadas a cabo principalmente con dos metodologías: la observación de errores del habla y la medida de los tiempos de reacción en tareas de denominación. Desde finales del siglo XIX, muchas investigaciones sobre el proceso de producción oral se han basado en la observación de los errores que producimos al hablar, tanto espontáneos (lapsus linguae) como inducidos por algún paradigma experimental.' El estudio de los errores nos da una idea de qué ocurre exactamente cuando producimos el discurso oral. Una de las observaciones más relevantes es que la sustitución de una palabra por otra en el discurso se da entre palabras semántica o fonológicamente relacionadas entre sí. Cabe mencionar, además, que la gran mayoría de los errores preservan la clase gramatical de la palabra, de forma que un sustantivo se sustituye por un sustantivo, y no por un verbo o un adjetivo. Así, es más probable que sustituyamos la palabra «cuervo» por «ciervo», que por otra sin ningún tipo de relación con ella, como «licor», o una de otra clase gramatical, como «volar». Otra observación importante es que muchas veces las sustituciones se dan entre partes de las palabras, y normalmente preservando el orden y estructura silábica. Se da lugar entonces a errores de intercambio de fonemas entre una palabra y otra (ej.: «corrón de buceos» en vez de «buzón de correos»), anticipación de fonemas de una palabra subsiguiente (ej.: «gato de goma» en vez de «pato de gorna»), perseveración de fonemas de una palabra anterior (ej.: «caja de carillas» en vez de «caja de cerillas») o fusión entre dos palabras (ej.: «comendar» al unir el principio y final de las palabras «corregir» y «enmendar»). Estos hallazgos ponen de relieve la importancia de la información semántica, sintáctico-gramatical y fonológica en diferentes momentos del proceso de producción oral. De ellos se desprende, por ejemplo, que la selección de las palabras conlleva restricciones gramaticales antes de producirse la activación de los fonemas, y que estos son recuperados sobre una estructura silábica ya establecida. Esta última apreciación se pone de manifiesto igualmente en otro fenómeno que también ha sido estudiado dentro de esta corriente de investigaciones: el conocido como estado de «tenerlo en la punta de la lengua». Este término describe esa situación en la que queremos nombrar algo pero no somos capaces de recordar exactamente la palabra correspondiente. En muchas ocasiones sabemos más o menos cómo es de larga CAPíTULO 3. Producción oral la palabra, e incluso tenemos alguna intuición sobre la letra por la que empieza o cómo se acentúa, lo que indica que toda esta información se activa antes y de forma independiente del plan fonológico completo. En cuanto a los estudios de tiempos de reacción, son muy habituales los basados en la tarea de denominación de dibujos. Esta tarea, que consiste simplemente en decir el nombre de un objeto representado mediante un dibujo o fotografía, se considera una buena aproximación a la producción lingüística espontánea, con la ventaja añadida de ser experimentalmente controlable. La denominación de objetos es una actividad cotidiana que realizamos con frecuencia. Por ejemplo, al decir «Dame el vaso», estamos denominando el objeto «vaso». El estudio de los tiempos de reacción de los participantes al realizar esta tarea ha sido muy importante para el desarrollo de modelos cognitivos de producción lingüística, pues se supone que las variables que afectan a la velocidad con la que se denomina un dibujo estarán implicadas de algún modo en el proceso de producción. Como adelantábamos al principio de este apartado, el primer paso en la producción oral es la elección de un concepto en nuestro sistema semántico. Los estudios de denominación nos han permitido identificar determinadas variables que actúan durante este estadio del proceso. Entre las más importantes, se encuentran la imaginabilidad y la familiaridad. La primera de estas variables se refiere a lo fácil que resulta evocar la imagen visual correspondiente a un concepto dado, y se operativiza mediante cuestionarios subjetivos. Un concepto como «mesa» obtiene unos valores muy altos de imaginabilidad, ya que resulta muy fácil imaginarse una mesa. En cambio, el concepto «libertad» tiene valores mucho más bajos. La imaginabilidad está directamente relacionada con la dimensión concreto-abstracto, que parece tener una gran importancia en la organización semántica. En cuanto a la familiaridad, también se obtiene mediante cuestionarios subjetivos, y se entiende como el mayor o menor grado de contacto que solemos tener con un concepto o sus referentes. • Por ejemplo, «perro» resulta mucho más familiar que «armadillo»; o «cuchara», que usamos todos los días, más que «arpón». Diversos estudios han demostrado que producimos más fácilmente las palabras que obtienen valores más altos de imaginabilidad y familiaridad. A nivel léxico, una de las variables más influyentes en el tiempo de denominación es la frecuencia léxica, o frecuencia de uso de la palabra.' La frecuencia léxica suele calcularse en función de recuentos sobre corpus de lenguaje escrito, aunque en los últimos años se está utilizando también corpus de lenguaje oral, que parece predecir aún mejor la velocidad. Cuanto más frecuente sea una palabra en nuestro lenguaje habitual, más rápidamente la produciremos. También ha resultado tener una gran influencia en el proceso de denominación la edad a la que aprendemos las palabras, conocida como edad de adquisición." La forma más objetiva de medir esta variable es estudiando el vocabulario infantil y cómo se va ampliando a medida que los niños van creciendo. Sin embargo, se ha constatado que medidas mucho más sencillas, como las obtenidas al preguntar a adultos cuándo creen que han aprendido cada palabra, son igualmente fiables y válidas. Parece, por tanto, que cuanto más temprano en nuestra vida hemos aprendido una palabra, más rápidamente la produciremos, aunque en los últimos años se está especulando con la posibilidad de que lo importante no sea la edad en sí, sino el orden en que han sido adquiridas. Sea cual sea el origen exacto de su influencia, la edad de adquisición es uno de los predictores más potentes de la velocidad de denominación. Tanto es así, que su efecto aparece incluso cuando se controlan los valores de frecuencia, variable con la que tiene cierto grado de correlación, ya que las palabras más frecuentes suelen aprenderse a edades más tempranas. Se considera que tanto la frecuencia como la edad de adquisición influyen sobre la denominación en el momento en que seleccionamos las palabras a partir del significado que queremos expresar. Finalmente, a nivel fonológico se encuentra otro grupo de variables, relacionadas con la 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE forma de las palabras, que también influyen en la producción oral. Una de ellas es la longitud total de la palabra, ya sea en cuanto a número de fonemas o sílabas, siendo menor el tiempo de reacción cuanto más corta sea la palabra. Otros factores, como la complejidad silábica, según el número y orden de las consonantes, o lo habituales que sean las sílabas en un idioma dado, frecuencia silábica, también influyen en lo rápidamente que las producimos. Todos estos factores parecen tener efecto en el estadio inmediatamente anterior a la articulación de los sonidos, en el que seleccionamos los fonemas que se deben producir. Además de fijarse en la influencia de diferentes características de los estímulos en la velocidad de denominación, algunas investigaciones se han preocupado por desarrollar distintos procedimientos experimentales basados en esta tarea. Uno de los paradigmas más utilizados es el de interferencia palabra-dibujo." Esta metodología surge como una adaptación de la conocida tarea de Stroop," en la que los participantes deben nombrar los colores en que están impresas distintas palabras. En la tarea de interferencia palabra-dibujo, el experimentador pide a un voluntario que diga, lo más rápido que pueda e intentando no cometer errores, el nombre de una serie de dibujos que se le presentan sucesivamente. El participante debe, además, ignorar una palabra que se ha colocado sobre cada uno de los dibujos, a modo de distractor. Lo interesante de este procedimiento reside en que, a pesar de las instrucciones explícitas de no atender a la palabra, el voluntario no puede dejar de leerla, lo que provoca un aumento en el tiempo de reacción con respecto a lo que ocurriría si presentásemos solamente el dibujo. Este enlentecimiento ha sido bautizado como «efecto de interferencia palabra-dibujo», dando nombre al propio paradigma, y se entiende como resultado de la competición entre las representaciones léxicas correspondientes a la palabra y al dibujo, que rivalizan por ser elegidas en el proceso de lexicalización. Esta interpretación del modo en que transcurre el acceso léxico se conoce como selección léxica por competición. Desde esta perspectiva, los conceptos activos en el sistema semántico (por ejemplo, por ver un dibujo o leer una palabra) activan, a su vez, entradas en el nivel léxico. Estas entradas compiten entre sí para ser elegidas por el sistema. La elección de la entrada correcta, la correspondiente al dibujo, llevará más tiempo cuanto más activadas estén las entradas incorrectas, la de la palabra y otras que se hayan activado por estar relacionadas con ellas. El proceso de selección léxica se hace más complejo aún en el caso de los hablantes bilingües (véase recuadro 3.1). Este paradigma experimental ha permitido manipular las distintas características de los estímulos que influyen en los tiempos de reacción de la denominación, como la relación que existe entre dibujo y distractor. La manipulación de esta variable ha dado lugar a dos hallazgos importantes: el efecto de facilitación fonológica,? que se refiere a la mayor rapidez con que los participantes denominan dibujos cuando el distractor es una palabra fonológicamente similar al nombre del dibujo; y el efecto de interferencia semántica," nombre con el que se designa el enlentecimiento en el tiempo de reacción que se produce cuando el distractor está semánticamente relacionado con el dibujo. El descubrimiento de estos fenómenos ha ayudado a describir la arquitectura funcional del sistema de producción oral, pues de ellos se desprende la existencia de distintos niveles o momentos en el proceso. Así, la facilitación fonológica puede situarse en un nivel de procesamiento relacionado con la activación fonológica, entendiendo que algunos de los fonemas necesarios para la denominación del dibujo reciben activación doble por aparecer también en la palabra distractora. Por lo que respecta a la interferencia semántica, y según la hipótesis de selección léxica por competición, se entiende que, llegado el momento de elegir la entrada léxica adecuada, la correspondiente a la palabra compite con la del dibujo. Al existir relación semántica entre una y otro, la palabra está sobre activada, y por ello enlentece el proceso aún más. CAPíTULO 3. Producción oral r-;ecuadro 3.1. la producción en bilingües Ya hemos comentado la complejidad del proceso de selección léxica, en el que se debe elegir una entrada gramatical de entre todas las que han sido activadas desde el sistema semántico. Este proceso debería resultar más complejo aún en el caso de las personas que hablan varios idiomas, ya que el número de entradas léxicas, e incluso programas fonológicos posibles, se multiplica al disponer de varias palabras para designar un mismo concepto. En general, se asume que los hablantes que dominan varios idiomas poseen un sólo sistema semántico o conceptual compartido entre todos ellos." Cada concepto está conectado con sus correspondientes nodos léxicos en los diferentes idiomas. Por ejemplo, en el caso de un hablante de castellano e inglés, existiría un único sistema semántico con un único concepto para representar el objeto coche. Este nodo conceptual estaría conectado con las entradas léxicas «coche» y «car». ¿Cómo elige el hablante entre estas dos posibilidades? Una solución posible sería disponer de un mecanismo que corte las conexiones entre el sistema semántico y las entradas gramaticales del idioma que no se está utilizando, y deje paso sólo a las del idioma apropiado en cada momento. Sin embargo, en muchas ocasiones se ha demostrado que las entradas de los dos idiomas se activan de forma paralela, por lo que un corte total de las conexiones entre el sistema semántico y el nivel léxico resulta poco probable. Otra posibilidad es que, una vez activadas las entradas de los distintos idiomas, exista un mecanismo inhibitorio encargado de reducir la activación de los nodos que no corresponden al idioma adecuado, lo que se ha llamado selección léxica por inhibición. De esta forma, aunque todas las L..:ntradas tomarían parte en el proceso de selec- Modelos de producción oral En los últimos años se han propuesto varios modelos que intentan explicar todos esos hallazgos experimentales. La mayoría de ellos coincide en suponer la existencia de los tres niveles o subprocesos principales del proceso de producción oral; las diferencias se encuentran en la forma de entender la relación que existe entre ellos. Para algunos autores, el funciona- • --, ción, sólo las del idioma apropiado tendrían acti- vación suficiente para ser elegidas. Una hipótesis más, conocida como selección léxica específica del idioma, es que la activación de las entradas correspondientes al idioma inadecuado sea ignorada por el sistema y, por lo tanto, éstas no entren en juego en el proceso de selección. Por último, la hipótesis de activación diferencial sugiere que las intenciones del hablante modulan el grado de activación que se otorga a cada entrada léxica, favoreciendo las del idioma apropiado. COCHE conceptual COCHE ------1-------. .. --I--~--· 7¡~ro~:,::~lP?\1h /1< 1101lel lel monolingüe Ikl 101lel lel Ikl la:; /r/ selección por inhibición COCHE COCHE -----/~- ---¡---~-_. ;}\\ ~ lP?\1\\ Ikl 101lel lel Ikl 101lel lel Ikl la:; /r/ activación diferencial selección específica del idioma Diferentes gües. posibilidades del acceso --.J léxico en bilin- miento del sistema de producción es modular, lo que significa que cada subproceso no se inicia hasta que haya terminado el anterior. De esta manera, la selección fonológica no comienza hasta que no ha acabado la selección léxica, y ésta no empieza hasta que no haya finalizado la selección semántica. Para otros autores, el funcionamiento se realiza en paralelo, lo que implica que pueden estar funcionando varios procesos al mismo tiempo. Por otra parte, algu- • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE nos modelos sostienen que la activación fluye de manera serial de arriba abajo, es decir, desde los procesos semánticos a los léxicos, y de estos a los fonológicos. Otros defienden que la activación fluye en ambas direcciones, de arriba abajo y de abajo arriba, por lo que los procesos semánticos influyen sobre los léxicos, pero también los léxicos influyen sobre los semánticos. Teniendo en cuenta estas dos características de funcionamiento podemos distinguir entre modelos modulares, interactivos y en cascada. Estrato conceptual • Preparación conceptual: durante esta fase se elige el concepto léxico que permitirá expresar el mensaje que se pretende hacer llegar al interlocutor. Este subproceso es relativamente complejo, incluso en una tarea sencilla como la denominación, ya que ante un mismo objeto pueden tener cabida varias respuestas. Por ejemplo, para denominar una silla podemos utilizar los conceptos léxicos correspondientes a «mueble», «silla» o «butaca». Además, no siempre hay un concepto léxico claro y único para el mensaje que queremos expresar. Sería TT-¿OT" d!~;~~' r--'--~ Modelos modulares Uno de los modelos de producción oral más conocido es el de Levelt, Roelofs y Meyer.?" Estos autores construyeron su modelo intentando dar cuenta de la gran cantidad de datos provenientes de estudios de tiempos de reacción basados principalmente en tareas de denominación de objetos. El modelo de Levelt supone que el proceso de producción lingüística pasa por una serie de estadios, que van desde la preparación conceptual a la articulación de los sonidos. La activación se va desplazando serialmente de unos niveles a los siguientes, y no existe retroalimentación, por lo que se considera un modelo discreto o modular. Cada uno de estos estadios produce un tipo diferente de representación, que se va aproximando cada vez más a la emisión sonora. A continuación detallamos las distintas fases del proceso, según Levelt et al., que aparecen representadas en la figura 3.1: ¡ ¡ Estrato formal ,--------,(m'' i' '7l~ Isl planes a rticu latorios f sonidos jij <9 Iyl lal \1 \1 \/ [si] [ya] i:+t-- Figura 3.1. Modelo modular de Levelt. La activación se extiende sucesivamente de un estrato al siguiente. Adaptado de Levelt, Roelofs y Meyer."° el caso de un hablante que necesitara describir una silla con reposacabezas. Ya que no existe un solo concepto léxico que agrupe toda esta información, debería acudir a varios de ellos para poder expresarlo correctamente. La elección de un concepto léxico u otro dependerá de las características de la situación comunicativa, lo que necesitemos comunicar en cada momento, y se produce en un proceso que Levelt et al. llaman toma de perspectiva. • Codificación gramatical: el objetivo de este estadio es recuperar el lemma más adecuado para el concepto léxico elegido en la fase anterior. El lemma es un paquete de información sintáctica que se corresponde con la información semántica contenida en el CAPíTULO 3. Producción concepto léxico. En este estadio han de especificarse algunos parámetros diacríticos, número, género, persona, tiempo, etc., que ayudarán a integrar la palabra en su contexto gramatical. Siguiendo con nuestro ejemplo, el hablante debería especificar el parámetro diacrítico número, dependiendo de si hay una silla o varias. • Codificación morfofonológica: en esta fase se prepara el plan articulatorio para la palabra en un contexto prosódico determinado. El primer paso para ello es recuperar la forma fonológica de la palabra. La incapacidad para conseguirlo puede dar lugar al fenómeno de tener la palabra en la punta de la lengua. Además, es en este momento donde probablemente se sitúe el locus del efecto de frecuencia léxica. Durante esta etapa se activa el morfema, que contiene la forma global de la palabra, y además información métrica sobre cuántas sílabas tiene y cómo se acentúa. Por último, se obtiene también información sobre la segmentación fonológica de la palabra. A partir de estos tres tipos de información se producirá el proceso de silabificación, en el que se construyen las sílabas teniendo en cuenta, además, el contexto lingüístico. En nuestro caso se recuperarán los fonemas ls}, lil, Iyl lel, que se agruparán en las sílabas [si] y [ya]. • Codificación fonética: durante este periodo se activan los planes articulatorios correspondientes a las sílabas construidas en el anterior estadio. Estos planes especifican los movimientos correspondientes de los órganos fonoarticulatorios. El modelo supone la existencia de un silabario o repertorio de movimientos que se corresponden con las sílabas más frecuentes del idioma, y que se activan a partir de la información obtenida en la segmentación fonológica. • Articulación: en esta fase es en la que se produce la ejecución motora de los planes articulatorios, lo que supone una actividad compleja en la que se ven involucradas las estructuras neuronales y sistemas muscula- oral • res que controlan los pulmones, la laringe, la boca, etcétera. • Supervisión: durante la articulación se produce también un proceso de supervisión de nuestra propia habla, lo que nos permite corregimos a nosotros mismos mientras producimos el discurso. Modelos interactivos Muchos de los modelos conexionistas surgieron para intentar explicar la aparición de lapsus linguae, aunque se han ido renovando para dar cuenta también de datos obtenidos a partir del estudio de trastornos específicos de pacientes o de experimentos de tiempos de reacción. De entre todos ellos, destaca el modelo de Dell," también conocido como modelo de «dos pasos», porque supone dos estadios entre el nivel semántico y el fonológico. La figura 3.2 presenta un esquema de cómo funcionaría este modelo. Según Dell et al., el proceso de producción oral comienza con la activación de rasgos semánticos en el nivel conceptual. Estos rasgos se activan en función del mensaje que se quiere expresar, y extienden su activación hacia los nodo s léxicos o palabras correspondientes. Es- Figura 3.2. Modelo interactivo de Del!. El grosor de los círculos indica el nivel de activación de cada entrada. La activación se extiende bidireccionalmente entre los distintos niveles. Adaptado de Del!, Chang y Griffin.l1 • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE tos nadas son representaciones no fonológicas de las palabras, que incluyen sus características sin táctico-gramaticales. La activación continúa extendiéndose hasta llegar a los nodos fonológicos. El modelo de Dell asume que la propagación de la activación se produce en paralelo, por lo que no es necesario esperar a que haya acabado el estadio léxico para comenzar con el fonológico. Otra característica importante de este tipo de modelos es que la transmisión de activación entre unos niveles y otros es bidireccional; es decir, los nadas fonológico s también extienden su activación hacia nadas léxicos con los que están conectados, y estos a su vez activan otros rasgos semánticos. Por esta razón hablamos de un modelo interactivo. Esta cualidad fue implementada en el modelo de Dell para dar cuenta de un fenómeno ampliamente contrastado en la literatura sobre errores espontáneos del habla: la elevada tasa de aparición de errores mixtos. Ya hemos comentado en este mismo apartado que los errores del habla suelen estar relacionados con la palabra objetivo, ya sea en cuanto a contenido semántica o a fonología. Pues bien, es muy frecuente encontramos con errores que aúnan ambos tipos de relación. Por ejemplo, si queremos decir la palabra «gato», es más probable que produzcamos el lapsus «pato», relacionado semántica y fonológicamente, que «perro», relacionado sólo semánticamente, o «dato» con relación exclusivamente fonológica. La aparición de este tipo de errores con mayor frecuencia de lo esperado estadísticamente se puede explicar aludiendo al carácter interactivo del sistema. Los rasgos semánticos apropiados activarán el nodo «gato», pero también otros semánticamente relacionados, como diferentes nombres de animales. El nodo «gato», a su vez, activará los fonemas correspondientes /g a t o/, que devolverán activación hacia nadas léxicos como «dato» o «pato». La doble activación de este último, por compartir características semánticas y fonemas con la palabra objetivo, facilitará su producción. En una reelaboración de su modelo, Dell et al. intentaron dar cuenta de los errores producidos por pacientes afásicos en tareas de denominación de dibujos. Para ello, postularon dos tipos de lesiones que podrían afectar a dos características del sistema. Por un lado, la limitación de la capacidad para transmitir activación o reducción del parámetro «peso». Por otro, la incapacidad para mantener la activación de una entrada determinada, o incremento del parámetro «caída». La reducción del peso de la activación dará lugar a la producción de seudopalabras y palabras sin relación con la palabra objetivo. En cambio, el incremento de la caída provocará errores semánticos, fonológicos y mixtos. Manipulando estas dos variables, Dell et al. fueron capaces de simular el patrón de producción de errores de la gran mayoría de los pacientes afásicos que estudiaron. En una segunda evaluación, llevada a cabo un mes después, los pacientes presentaron una mejoría del 16% en la tarea de denominación. El modelo fue capaz de simular también esta nueva situación, simplemente acercando los parámetros peso y caída hacia los valores normales. Modelos en cascada Intermedio entre los modelos anteriores se encuentra un tercer tipo de modelo denominado en cascada, por ejemplo el de Rapp y Goldrick." Como los interactivos, los modelos en cascada también defienden un procesamiento en paralelo en el que todos los niveles pueden estar funcionando al mismo tiempo, los procesos últimos no tienen que esperar a que terminen los primeros para ponerse a funcionar. Pero, como en los modulares, la activación sólo fluye hacia delante, por lo que los procesos inferiores no pueden influir sobre los superiores, esto es, el procesamiento fonológico no influye sobre la selección léxica, ni ésta sobre la semántica. Considerar que la activación se extiende en cascada tiene importantes implicaciones teóricas sobre cómo transcurre el proceso de producción oral. Por ejemplo, imaginemos que el CAPíTULO 3. Producción oral sistema semántico elige el nodo conceptual correspondiente a un animal de compañía que ladra; éste activará la palabra «perro» en el nivel léxico, que, a su vez, provocará la activación del plan fonológico /p/ /e/ /r/ /0/. Según una perspectiva modular, la activación de otros candidatos semánticamente relacionados, como «gato», quedará resuelta en el nivel de competición léxica. Al recibir menos activación que la palabra objetivo, «gato» será descartado, y al comenzar el siguiente nivel sólo se activará el plan fonológico correspondiente a «perro». Desde una perspectiva de procesamiento en cascada, en cambio, el proceso ocurre de manera diferente. Antes de resolverse totalmente el proceso de selección léxica, la activación de los nadas léxicos «perro» y «gato» provocará la activación de sus correspondientes planes fonológicos, o al menos parte de ellos, en el siguiente nivel. De esta forma, se activarían no sólo los fonemas correspondientes a «perro», sino también otros como /g/ y /a/. El procesamiento en cascada da cuenta de fenómenos como la facilitación fonológica en el paradigma de interferencia palabra-dibujo. Supongamos la presentación del dibujo de un collar sobre el que se ha escrito la palabra «colchón», Aunque el sistema acabe decantándose por el nodo «collar» durante la competición léxica, el procesamiento en cascada posibilitaría la activación doble de los fonemas compartidos /c/ y /0/, lo que facilitaría la producción. BASES NEUROLÓGICAS DE LA PRODUCCiÓN ORAL Coincidiendo con el auge de las técnicas de neuroimagen, en los últimos años se han realizado numerosas investigaciones sobre las regiones del cerebro que están involucradas en la producción oral. Para ello, se ha registrado la actividad cerebral de los hablantes mientras realizan diversas tareas. Las particularidades de cada una de estas tareas nos ayudan a diferenciar los distintos momentos del proceso de producción. Como ya hemos comentado en las secciones anteriores de este capítulo, una de las • pruebas más utilizadas en los estudios de producción oral es la denominación de dibujos. Esta tarea ha resultado de gran utilidad para establecer los diferentes momentos por los que pasa el proceso de producción, y también para hacemos una idea general sobre el sistema neuronal que lo sustenta. Tardamos un promedio de 600 milisegundos en comenzar a pronunciar el nombre de un dibujo, y para llegar a hacerlo ponemos en funcionamiento todas las regiones del cerebro implicadas en la producción oral. Los estudios de neuroimageri" que han utilizado esta tarea encuentran actividad neuronal en una amplia red de estructuras, situadas principalmente en el hemisferio izquierdo. Ahora bien, en la denominación intervienen además procesos que no tienen nada que ver con la producción oral propiamente dicha, como los encargados de percibir y reconocer el objeto, y que tendrán su correspondencia en algunas de las regiones que acabamos de mencionar. Por otra parte, una tarea tan general como la denominación de dibujos no nos permite establecer cuál de estas regiones se relaciona con cada uno de los subcomponentes del proceso. Para resolver el primero de estos problemas, el de descartar los procesos que no tienen que ver con la producción oral, lo que se hace es comparar los resultados obtenidos mediante la tarea de denominación con los de otra tarea que comparta con ella todo el proceso de producción, desde la selección semántica hasta la fonológica, pasando por el nivel léxico, pero no los estadios previos. Una de las más utilizadas con este objetivo es la generación de palabras. Los voluntarios de un experimento de generación deben decir palabras que estén relacionadas con otra dada. Por ejemplo, es muy común la presentación de sustantivo s, como «manzana», ante los cuales se deben producir verbos semánticamente relacionados, como «cortar», «pelar», o «comer». Las estructuras neuronales que se activen de forma específica para cada tarea se corresponderán con los niveles previos de • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE cada una de ellas, mientras que las activadas en respuesta a los dos tipos de tarea serán las responsables del proceso de producción. Los diferentes estudios muestran que las áreas que se activan ante los procesos de producción oral son las regiones intermedia y posterior de las circunvoluciones temporales media y superior, la circunvolución fusiforme en la región ventral de ese mismo lóbulo, las circunvoluciones inferior y precentral del lóbulo frontal, e incluso el cerebelo. Para resolver el segundo problema, el de la identificación de las regiones que sustentan cada uno de los subprocesos de la producción, se deben comparar los resultados obtenidos mediante los paradigmas que acabamos de mencionar con los de otras tareas que compartan o se diferencien de ellos en cada uno de los subcomponentes. Por ejemplo, para aislar las regiones encargadas de la conceptualización, podemos comparar la tarea de denominación de objetos con otras de gran carga semántica, como la fluidez categorial (decir durante un tiempo determinado el mayor número posible de ejemplares de una categoría semántica dada, por ejemplo frutas) o el emparejamiento semántico. A partir de estas comparaciones, el procesamiento semántico se ha situado en regiones del lóbulo temporal, incluyendo la circunvolución fusiforme y la región posterior del lóbulo temporal izquierdo. El nivel semántico del procesamiento recibe una atención especial en el capítulo 7 de este libro, por lo que no se comentará más a fondo en esta sección. Si seguimos el modelo de Levelt, el siguiente nivel en la producción oral sería el de la codificación gramatical. La comparación entre tareas de denominación y de lectura en voz alta, así como la utilización del paradigma de interferencia palabra-dibujo, resultan buenos candidatos para aislar el subproceso de selección de lemma. Por un lado, la lectura en voz alta comparte todos los estadios de la producción con la denominación a partir, precisamente, de la selección del lemma; por otro, si atendemos a la hipótesis de la selec- cion léxica por competición, el paradigma de intereferencia palabra-dibujo maximiza la actividad relacionada con este subcomponente. Diferentes estudios señalan un papel fundamental de la parte intermedia de la circunvolución temporal media izquierda en la selección léxica. En una tarea de denominación de dibujos, esta actividad transcurre en momentos relativamente tempranos del proceso, entre los 175 Y 25 O milisegundos tras la presentación del estímulo. Una vez activado el lemma adecuado, el siguiente paso es de activación de su morfema correspondiente. La recuperación de la forma global de la palabra, que ocurre entre los 250 y 330 mili segundos tras la presentación del dibujo en una tarea de denominación, se da también durante la lectura en voz alta, excepto en el caso de la lectura de seudopalabras. Al tratarse de palabras inventadas, las seudopalabras no activan formas globales de palabras, y se leen a través de una conexión directa entre ortografía y fonología (ver capítulo 9). La comparación de los patrones de actividad relacionados con la lectura de seudopalabras con los de las otras tareas apunta hacia la parte posterior del lóbulo temporal, en concreto las circunvoluciones media y superior, como la región encargada de la recuperación de la forma global de las palabras. Estas regiones incluyen el área de Wernicke, involucrada también en la comprensión auditiva de palabras, lo que sugiere un lugar común de la representación de la forma de las palabras para los procesos de producción y comprensión. Tras la recuperación de la forma de la palabra, el paso siguiente está dirigido a la codificación fono lógica, donde se recupera cada uno de los fonemas que componen la forma global de la palabra. La comparación entre la actividad neuronal asociada a una tarea de lectura en voz alta y otra de lectura silenciosa nos permite aislar este fenómeno. En ambos casos se produce la selección de fonemas, pero solamente en la lectura en voz alta se dan los pasos siguientes de codificación fonética y articula- CAPíTULO 3. Producción cron. El subproceso de codificación fonológica, que transcurre entre 330 y 455 milisegundos tras la aparición de los estímulos, se asocia a actividad en la circunvolución frontal inferior, también conocida como área de Broca. La última fase del proceso antes de que comience la articulación de la palabra (lo que, como ya hemos comentado, ocurre en torno a los 600 milisegundos tras la presentación del dibujo), se corresponde con la codificación fonética, o activación de los planes articulatorios necesarios para producir la palabra. Esta fase se corresponde con la actividad neuronal que se recoge al final de las tareas de lectura en voz alta. Su foco principal se sitúa alrededor de la cisura de Rolando, en las circunvoluciones precentral y poscentral, que se corresponden respectivamente con las cortezas motora y sensorial, aunque recibe apoyo de otras estructuras, como el cerebelo. La figura 3.3 muestra un esquema de las regiones involucradas en los diferentes niveles del proceso de producción oral. TRASTORNOS ANÓMICOS A partir de los modelos de producción oral y sus bases neurológicas, descritos en los apartados anteriores, se puede inferir la existencia de, al menos, tres trastornos en la producción oral de palabras: en el nivel semántica, denominado anomia semántica; en el léxico, denominado anomia léxica o anomia pura; y en el fonológico, o anomia fonológica." Además, están los trastornos a nivel motor, denominados apraXlas. Anomia semántica Los pacientes con anomia semántica tienen dificultades para activar las representaciones conceptuales o significados de las palabras. En consecuencia, el trastorno afecta tanto a la producción como a la comprensión, y tanto al lenguaje oral como al escrito. Normalmente, el sistema semántico no queda totalmente destruido como resultado de la lesión, sino parcialmente dañado, por lo que los pacien- oral • Figura 3.3. Situación espacial y temporal de la actividad neuronal asociada a distintos subprocesos de la producción oral. tes pueden tener acceso a ciertas categorías semánticas, pero no a otras. Así, hay pacientes que tienen dificultades con los seres vivos, pero no con los objetos inanimados, mientras que a otros les sucede justo lo contrario. Una de las variables que suele ser más determinante en la producción de estos pacientes es la imaginabilidad: les resulta más fácil producir palabras concretas o de alta imaginabilidad, como armario o bicicleta, que palabras abstractas o de baja imaginabilidad, como idea o astucia. En cuanto a los errores que cometen, los más frecuentes suelen ser los errores semántica s (por ejemplo, «manzana» por «naranja»). Uno de los casos más conocidos de anomia semántica es la paciente JCU, descrita por Howard y Orchard- Lisle." JCU tenía graves problemas de producción, y también de comprensión, y la mayor parte de los errores que cometía en la denominación de dibujos eran de tipo semántica. Otro caso ilustrativo de la anomia semántica es el de KE, descrito por Hillis, Rapp, Romani y Caramazza." KE también tenía muchas dificultades para nombrar dibujos, y los estímulos que no conseguía nombrar tampoco los entendía, ni a nivel oral ni a nivel escrito. • Icaso NEUROCIENCIADEL LENGUAJE clínico KE era un ejecutivo de 52 años cuando sufrió un accidente cerebrovascular que le dañó el área frontoparietal izquierda. Como resultado de la lesión, presentaba un habla muy poco fluida, que generalmente se limitaba a palabras aisladas. También tenía dificultades en comprensión, lectura, escritura y denominación. En todas esas tareas cometía numerosos errores semánticos (oreja por nariz, león por tigre, zanahoria por cebolla, tortuga por rana, etc.). A este paciente se le pasaron seis tareas difeLentes, pero con los mismos estímulos. Las ta- reas eran: denominación oral de dibujos, denominación escrita de dibujos, lectura en voz alta, escritura al dictado, emparejamiento palabra hablada-dibujo y emparejamiento palabra escrita- dibujo. Los porcentajes de error fueron similares en todas las tareas (en torno al 42%); además, la mayoría de los errores que producía en todas las tareas eran semánticos. Y, lo más importante, había una gran consistencia entre tareas, ya que en todas fallaba prácticamente en los mismos ítems. Anomia pura que tienen menos dificultades con las palabras que se adquieren tempranamente a lo largo de la vida y que tienen alta frecuencia. En cambio, tienen graves problemas con las palabras adquiridas tardíamente y de frecuencia baja. Los errores más frecuentes son los circunloquios (explicar la palabra que no consiguen recordar; por ejemplo, «eso que nos tapa de la lluvia», para referirse al «paraguas»), lo que indica que conservan perfectamente los significados. También pueden producir errores semánticos porque recuperan el nombre del objeto próximo al que quieren nombrar. Uno de los casos más conocidos de anomia pura es el paciente EST, descrito por Kay y Ellis.?? EST sufría una severa anomia, aunque no tenía ningún problema de comprensión, especialmente con las palabras de baja frecuencia. Los pacientes con anomia pura sí que entienden perfectamente los conceptos, lo que indica que su sistema semántica está bien. Su problema es que no encuentran las palabras adecuadas para expresados. Es como si estuviesen en un estado permanente del fenómeno de «tenerlo en la punta de la lengua», ya que saben exactamente lo que quieren decir pero les faltan las palabras con las que decido. Sus problemas tampoco son de tipo fonológico, ya que pronuncian correctamente las palabras en otras tareas que no necesitan la recuperación léxica, como es el caso de la repetición o la lectura en voz alta. Las variables más determinantes de la ejecución de estos pacientes son la frecuencia de uso de las palabras y la edad de adquisición, ya Icaso clínico El paciente AA presenta una profunda anomia, como consecuencia de un accidente cerebrovascular sufrido a los 53 años." En la tarea de denominación de dibujos del Bastan sólo es capaz de nombrar uno de los 60 dibujos (el de la casa), y en su lenguaje apenas aparecen los sustantivos. Sin embargo, no tiene problemas de comprensión ni tampoco de repetición. Ésta es la descripL:ión que hace de la lámina del Bastan: .J I Esa es una niña que quiere coger un ... que quiere coger un ... esto ¿cómo se llama ... un ... una mujer tiene que leer ... en casa ... tiene el perro ... un ... éste es el. .. tiene que mirar ... está fuera ... pero la hija tiene que coger eso ... ¿cómo se llama? .. para Ilevarlo ... caer ... escribir ... y fue a tirar ... a ver si tira abajo y éste ¿cómo se llama? .. lo tengo en el diente . .J CAPíTULO 3. Producción oral Anomia fonológica Los pacientes con anomia fonológica tienen dificultades para recuperar los fonemas, por lo que cometen errores de sustitución, omisión, adición, etc., de fonemas durante el habla. No tienen dificultades en la activación de los significados, ni tampoco en la recuperación de las palabras a las que corresponden; sus problemas se limitan al nivel fonológico. Y como la recuperación de los fonemas es imprescindible en cualquier actividad de producción oral, estos pacientes también muestran dificultades similares en tareas de repetición y de lectura en voz alta. La variable más determinante de la ejecución de estos pacientes es la longitud, puesto que cuantos más fonemas tiene una palabra, más posibilidades tienen de equivocarse. Los errores más comunes son los fonológicos, y algunas veces neologismos, porque distorsionan tanto las palabras que cuesta reconocerlas. Muchas veces producen conductas de aproximación, ya que el paciente hace varios intentos de pronunciar correctamente la palabra, y a veces lo consigue. Uno de los pacientes más conocidos de anomia fonológica es RD, estudiado por Ellis, Mil1er y Sin.18 En definitiva, los tres tipos anómicos presentan problemas Icaso de pacientes en el habla, aunque de naturaleza muy distinta. En la anomia semántica, los problemas se producen a nivel de significados; en la anomia pura, en la recuperación léxica; y en la fonológica, en la selección de los fonemas. A través de las tareas en las que estos pacientes tienen dificultades se puede diagnosticar el tipo de anomia. En consecuencia, además de las clásicas tareas de denominación de dibujos (por ejemplo, el test de vocabulario del Boston o las tareas de denominación de objetos y acciones del BETA),20 a los pacientes con trastornos anómicos conviene pasarles algunas tareas semánticas (por ejemplo, asociación semántica, emparejamiento definición-palabra o emparejamiento de sinónimos, todas ellas del BETA), para comprobar si tienen dañado el sistema conceptual y se trata de una anomia semántica. También tareas como las de repetición de palabras y de seudopalabras, para comprobar si tiene dañado el sistema fonológico, en cuyo caso hablaríamos de una anomia fonológica; o si, por el contrario, sólo tiene problemas en la denominación y fluidez, y por lo tanto se trata de una anomia pura. Las variables que determinan su ejecución (frecuencia, longitud, etc.) y los tipos de errores que cometan ayudarán a completar el diagnóstico. clínico El paciente RD es un varón que sufrió un accidente cerebrovascular a los 69 años. Su lenguaje es fluido, pero repleto de neologismos e intentos de pronunciar correctamente las palabras. Su comprensión, tanto oral como escrita, es buena; pero en cambio en las tareas de producción oral, como la denominación, lectura en voz alta o repetición, abundaban los errores fonológicos y neologismos. Éste es un ejemplo del habla de RD cuando in- i-.. • tenta describir una escena en la que aparece un toro persiguiendo a un chico en un campamento de boy-scouts (adaptación hecha por Valle, Cuetos, lgoa y Del Viso, 1990):19 Un poro, poro ... un poco está presígando a un niño o un scurt. Un sk ...niño scut está junto a un pato, ponte de madera. Un... poste ...ponte con un, eh, tranza, taza con propa tendida y sus calcetines esedos ... ~, I • NEUROCIENCIADEL LENGUAJE Resumen Aunque aparentemente hablar es una tarea muy fácil (ya que todas las personas, con mayor o menor fluidez, lo consiguen), lo cierto es que se trata de una actividad tremendamente compleja, que implica muchos procesos cognitivos y, consecuentemente, la participación de muchas áreas cerebrales, necesarias para transformar los pensamientos de formato abstracto en sonidos que producimos. La metodología inicialmente utilizada para estudiar esos procesos era la observación de los errores del habla, espontáneos o inducidos experimentalmente. Actualmente se utiliza más la medida de tiempos de reacción en la denominación de dibujos, así como las técnicas electrofisiológicas y de neuroimagen. A través de las variables que influyen sobre los tiempos de respuesta y los potenciales eléctricos generados por nuestro cerebro, se puede inferir la estructura y funcionamiento del sistema de producción oral. A partir de los datos proporcionados por todas esas metodologías, se han propuesto varios modelos de producción oral. Todos coinciden en que existen, al menos, tres niveles o tipos de procesos: semántico o conceptual, donde se activan los significados que queremos expresar; gramatical (léxico y sintáctico), en el que se transforman esos significados en formato verbal; y fonológico, en el que se activan los fonemas correspondientes a esas palabras. Además, habría que añadir un último nivel puramente articulatorio, destinado a transformar esos fonemas en sonidos. En lo que ya discrepan los diferentes modelos es en la forma en que se relacionan estos niveles, yen cómo fluye la información entre ellos. Los modelos modulares sostienen que esos niveles son autónomos, y que la información fluye en una sola dirección; en los modelos interactivos, la información fluye en paralelo y en ambas direcciones (de arriba abajo y de abajo arriba); y en los modelos en cascada, la información fluye en paralelo, pero sólo de arriba abajo. Los experimentos actuales con técnicas de neuroimagen están permitiendo localizar las redes neuronales responsables de cada uno de los niveles o procesos que intervienen en la producción oral: las redes responsables de la activación semántica parecen extenderse por la región posterior del lóbulo temporal y la circunvolución fusiforme; la selección léxica parece depender de la circunvolución temporal media del hemisferio izquierdo; finalmente, los procesos de codificación fonológiea dependen de la circunvolución frontal inferior, también conocida como área de Broca. En consecuencia, las lesiones en esas áreas implican alteraciones en el habla, aunque por motivos diferentes. Una lesión en las redes semánticas produce un tipo de trastorno en el que los pacientes tienen dificultades para hablar, porque no consiguen generar los significados a transmitir. Estos pacientes tienen además trastornos de comprensión, así como en la lectura y la escritura. Una lesión en los procesos léxicos produce anomia pura, ya que los pacientes saben lo que quieren decir, pero no encuentran la palabra para expresarlo. Y una lesión en los procesos fonológicos produce un habla correcta a nivel conceptual y gramatical, pero con innumerables errores fonológicos. En definitiva, la maquinaria cognitiva tiene que estar muy ajustada para que el habla fluya de manera normal. Cualquier alteración en las áreas cerebrales responsables de esa maquinaria implica dificultades para hablar. Dada la variedad de procesos, los trastornos que se pueden producir por lesión son variados, yes preciso saber, con las técnicas de que disponemos actualmente, dónde se originan, para poder elaborar un tratamiento adecuado. Preguntas de autoevaluación • ¿Cuáles han sido tradicionalmente las dos principales fuentes de datos sobre producción oral en la Psicolingüística, y qué fenómenos se han descrito a partir de cada una de ellas? • ¿En qué tipo de anomia, además de problemas de producción, los pacientes tienen problemas de comprensión? ¿Y en cuál tienen problemas de repetición? • ¿Cómo explican los diferentes modelos de producción oral los efectos de interferencia semántica y facilitación fonológica? • ¿Cuál es la variable más determinante de la ejecución en cada uno de los tres tipos de anomia? • ¿Qué regiones del cerebro se ven implicadas en las distintas fases de la producción oral? CAPíTULO 3. Producción oral • REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Levelt, W.J.M. (1989). Speaking: From intention to articulation. Cambridge. 2. Meringer, R. y Mayer, K. (1895). Versprechen und Verlesen: Eine psychologischlinguistische Studie. Classics in Psycholinguistics 2. Amsterdam: John Benjamins Publishers. 3. 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Los hablantes, cuando emitimos un mensaje, no combinamos fonemas para formar unidades más grandes, las palabras. Producimos sonidos en secuencias más o menos largas, con pausas más o menos frecuentes y distribuidas en la secuencia según el volumen de aire de que dispongamos en ese momento, según la intensidad de nuestra voz (influencia de los factores emotivo-afectivos) con modificaciones de esos sonidos según exis~ tan o no entorpecimientos y otros incidentes en el tracto vocal (engrosamiento de la pared rinofaríngea por catarro, comida que está siendo masticada, sequedad o excesiva salivación son. ' nsa, etc.), en ambientes con distintos niveles de ruido, conversaciones simultáneas, y un buen número de factores más. Los fonemas" son una mera construcción, no realizable, a partir de algunas características de los sonidos (rasgos fonéticos), que intentan representar a los sonidos en forma de conjuntos, de los que el fonema es el prototipo. Lo que un oyente percibe también son sonidos, no fonemas. La cuestión sobre si . a Sin emb~rgo, la palabra griega (<pÓlVll¡J.U) recoge muy bien el Significado que se pretende dar aquí a los componentes más pequeños del habla: sonido que se dice, que contrasta con la definición del DRAE: cada una de las unidades fonológicas mínimas que en el sistema de una lengua pueden oponerse a otras en contraste significativo. Este último es el significado de fonema en este capítulo. la secuencia de sonidos activa una secuencia de fonemas en la mente del oyente está abierta, y no parece tener una respuesta simple. En consecuencia, se empleará el término sonido para los elementos de que está constituida la secuencia hablada, y fonema para las representaciones abstractas de esos sonidos, cuya realidad psicológica, no obstante, es discutible. Conocer cómo las señales del habla, en concreto sus componentes más pequeños los sonidos, son procesados y representad~s en el cerebro, sigue siendo un reto para la ciencia cognitiva y para las neurociencias. Y este conocimiento exige, en primer lugar, describir lo más precisamente posible cómo se perciben esas secuencias de sonidos coarticulados, a una velocidad que puede llegar a los 20 sonidos por segundo, cuyo parecido con esos mismos sonidos percibidos uno a uno se amortigua, e incluso se desvanece; secuencias en las que el aislamiento perceptivo de las palabras es impuesto por el oyente, no es una información contenida en la emisión del hablante (el enunciado «el oso olió una flor» es emitido como «e-Ió-so-Iióu-na-flóry debe ser el oyente el que imponga los límite~ de las palabras, y de las sílabas, en esa secuencia, con un evidente carácter de unidad). Es también necesario conocer cómo el niño adquiere, o desarrolla (en el caso en que se consid.e~e que viene pertrechado ya con ella), la habilidad para lograr percibir esos sonidos a esa velocidad, en una etapa en la que no se dispone siquiera de la capacidad de análisis consciente de ningún tipo de secuencia. Es interesante hacer notar que cuando a un adulto ~II l.! '~I • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE (hablante experimentado) se le hace oír secuencias de un pitido, un siseo, un tono y una vocal, es capaz de distinguir el orden de esos sonidos a un ritmo inferior a 1,5 sonidos por segundo, frente a los más de 15 cuando se trata de identificar el orden de los sonidos en una secuencia de habla, y que es la velocidad de las secuencias a las que está expuesto un niño desde que nace. Y es interesante, porque es en esa etapa cuando se forman las representaciones neurales de los sonidos, aunque algunas cuestiones permanecen aún sin una respuesta satisfactoria y compatible con los datos que los medios actuales de análisis del habla hacen posible conocer. Se hace referencia a cuestiones como la medida en que esas representaciones se corresponden con sonidos, o con sílabas, o con otras secuencias de otras longitudes, o la cuestión misma de si esas representaciones serían los prototipos de conjuntos de sonidos, lo que permitiría explicar la identificación de un sonido realizado de distintas formas y distintas condiciones coarticulatorias (considérense los sonidos de /n/ en «antes», «danza», «ancho» y en «ángel», por ejemplo). El propio hecho de hablar de representaciones neurales, unidades del habla y de sus sustratos neurológicos, sin que hasta ahora se conozca cómo unas (las unidades del habla: sílabas, sonidos, etc.) se proyectan en los otros (neuronas, sinapsis, etc.), es una cuestión importante para la que no se tiene respuesta, y procede de los diferentes niveles de análisis en que se sitúan las disciplinas que tratan de explicar el habla: Ciencia Cognitiva y Neurociencia. Esto deberá ser tenido en cuenta cuando en este capítulo se pase de un nivel de explicación a otro: no debe entenderse que la facilidad (incluso se podría decir ligereza) con la que se hace este salto se corresponde con una relación claramente establecida y precisamente descrita entre habla y sustrato cerebral; nada más lejos de la realidad. Sin embargo, la investigación llevada a cabo actualmente ha permitido afinar un poco más esa relación, y en ello se basa el uso de ambos niveles de explicación. PERCEPCiÓN DEL HABLA Desde hace más de setenta años se ha tratado de comprender cómo logran tener las personas la habilidad perceptiva para atrapar unas pocas formas lingüísticas en condiciones que varían incesantemente.' Efectivamente, el escenario en el que se aprende a percibir dista mucho de ser la situación controlada de un laboratorio de acústica. Además, el continuo solapamiento espacial y temporal de las actividades articulatorias adyacentes (coarticulación) modifica los sonidos y los despoja del carácter estable que parece inducirse de la denominación «fonerna», lo que convierte este fenómeno, la coarticulación, en el problema más difícil? que debe resolver el oyente cuando percibe el habla. El marco tradicional para conseguir conocer cómo se percibía el habla fue la jerarquización de sus componentes. Las oraciones (cuyo número es infinito aplicando la propiedad de la recursividad) estaban constituidas por sintagmas; éstos, por palabras (que ocupan varios volúmenes); éstas, por sílabas (unas 2000 en español, de las que sólo unas pocas forman la mayoría de las palabras, siguiendo la ley de Zipf), que a su vez estaban compuestas de fonemas (23 en español); y los fonemas, finalmente, se podían descomponer en rasgos fonéticos (que son un puñado de 12). En cada nivel jerárquico, las unidades contrastaban entre sí, cuando aparecían en la misma secuencia, o se oponían, cuando o se utilizaba una o se utilizaba otra (en el nivel fonológico, los sonidos /m/ y /s/ contrastan entre sí en «mesa», pero el sonido /s/ se opone a /t/, ya que, si se utilizara este último, la palabra sería otra, «meta»). Sólo se trataba de saber cómo se percibían estos pocos sonidos; pero la tarea, como se verá, resulta difícil. Se han planteado tres perspectivas que pretenden explicar cómo se lleva a cabo esta percepción, y que permanecen activas actualmente, a pesar de ser compatibles sólo en cierta medida con los datos sobre percepción de que se dispone en nuestros días. CAPíTULO 4. Fonología Percepción lingüísticamente determinada A pesar de ser ésta la explicación más alejada de los datos, resulta sin embargo la más familiar. Casi todos los estudiantes se han acercado a la Psicología del Lenguaje con este marco como guía. Procede de la Lingüística, especialmente de Jakobson, y la noción básica es que los contrastes fonémicos tienen carácter simbólico, abstracto y lingüístico, que no dependen de la actividad articulatoria ni auditiva. Para que el oyente conozca lo que el hablante quiere decir, deberá primero resolver la forma del enunciado del segundo. Y esta solución comienza inevitablemente con la transformación de la forma fonética (los sonidos que realmente han sido emitidos) hasta identificar los fonemas, almacenados en alguna forma de memoria procedimental, a los que corresponden los sonidos que constituyen el enunciado. Se trata de un proceso de abstracción, que consistiría en reformatear la cadena fonética, la secuencia de sonidos reales analizable s físicamente, en otra versión menos específica y más general. Esta transformación no es unívoca; es decir, las características sensoriales de la cadena hablada no se corresponden directamente con esa serie canónica de representaciones de sonidos, abstractas, que contrastan y se oponen unas a otras de manera clara, reglada (1m! bilabial sonora nasal, /b/ bilabial oclusiva sonora oral, /0/ vocal velar de apertura media, /a/ vocal central de apertura máxima, etc.). El oyente tiene que eliminar la varianza debida a varios factores: velocidad de la producción, diferencias anatómicas (forma de la cabeza, implantación de dientes, etc.), presencia o no de énfasis y con qué intensidad, diferencias en la claridad articulatoria, coarticulación, efecto Doppler; factores incidentales, que son diferentes en cada emisión (ruido en el entorno, posición del hablante respecto del oyente, actividades simultáneas con parte del tracto vocal, etc.), y llegar finalmente a identificar las unidades, cuya combinación le permitirá reconocer la secuencia, abstracta ya, de fonemas y, tras • ello, acoplar esa secuencia con el significado, que también está almacenado en la memoria de largo plazo como un espacio cognitivo bien delimitado. (La concepción de una memoriaalmacén llena de Ítems, los significados, también está siendo revisada, especialmente desde la aparición de la perspectiva conexionista, mucho más acorde con los datos reales.) Respecto de la naturaleza de estas representaciones abstractas (los fonemas) y de su relación con el desarrollo del lenguaje, es decir, de cómo es posible su existencia en la etapa en la que el niño muestra un habla limitada, se ha propuesto una explicación que procede directamente de la Lingüística Generativa: estas representaciones, sus contrastes y las reglas de combinación son innatas, propias de la especie humana; no se adquieren ni se desarrollan, sino que el aprendiz de una lengua concreta las descubre, las hace emerger. El más conspicuo representante de esta perspectiva es Stampe,": 4 quien considera que el niño dispone de un repertorio fonémico abstracto, con sus contrastes, pero también viene pertrechado con mecanismos innatos de simplificación, que hacen que el niño exprese parcial e incorrectamente las secuencias (palabras) que corresponden a los significados que pretende transmitir; y, con la paulatina desaparición de estos procesos de simplificación en los 3 o 4 primeros años, va emergiendo el sistema fonológico. Manteniendo la idea, infundada empíricamente, de la existencia de un sistema subyacente que se manifiesta en el habla, se ha propuesto la teoría de la optimidad,' que, aunque es aplicable a todas las dimensiones del lenguaje, ha tratado fundamentalmente de explicar, por medio de un conjunto jerarquizado de restricciones universales, las variaciones fonéticas que se producen al actualizar en habla real ese sistema subyacente. Se trata de una teoría esencialmente lingüística, que no tiene como objetivo conocer qué hace el sujeto que habla y que percibe. Como ocurre en general en las teorías lingüísticas, en ésta también se confunde formalización, idealización (excesiva) de los da- • ." , NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE tos, con explicación. Pero esta idealización formal (sistema fonológico subyacente) no pasa de ser una descripción de una realidad permanentemente variable. Sin entrar en un análisis de esta teoría, es interesante saber que de ella se han derivado principios de intervención en los trastornos fonológicos, basados en unas reglas de implicación que pondrían de manifiesto que se podría ir de lo complejo a lo simple, ganando con ello esfuerzo y tiempo.v " Por ejemplo, las obstruyentes sonoras implican las obstruyentes sordas, las líquidas implican nasales, etc. Entonces, la intervención de las primeras (las de más tardía aparición) implicaría la producción de las segundas sin una intervención directa. Y lo mismo se plantea respecto a los procesos de simplificación desde esta teoría. Sin embargo, cuando se han puesto a prueba en intervenciones reales estas reglas, se ha comprobado que los niños aprenden los sonidos que comparten más rasgos fonéticos con los que ya pueden producir; es decir, que es mejor ir de lo simple a lo complejo," lógicamente. Adquisición de un sistema fonológico: perspectiva auditiva Así pues, probablemente los oyentes no extraen los fonemas antes de reconocer las palabras. Ni parece razonable que exista algún lugar en nuestro cerebro donde residan los fonemas independientemente de las palabras constituidas por ellos'. Porque ées necesario, especialmente para un niño, identificar unidades sin significado para entender el propósito comunicativo de su interlocutor? La respuesta es negativa. En realidad, se podría afirmar que lo que dirige la percepción del habla (y de otras modalidades) no son series discretas de unidades, sino el objetivo de mantener un ajuste adecuado entre el organismo y el mundo para facilitar la adaptación de su conducta. Sin embargo, la conciencia de que las secuencias de sonidos se pueden segmentar, se pueden «dibujar» sonido a sonido (en la escritura), hace relativamente verídica la existencia de un sistema de representaciones de esos sonidos, al menos, o sólo, en los adultos sometidos a una enseñanza explícita de las propiedades del lenguaje relacionadas con su carácter segmental. Para dar cuenta de esta evidencia se ha propuesto otra perspectiva, de tradición psicológica, que considera que este sistema de representaciones de los sonidos no es innato, sino que se va construyendo a partir de la experiencia. El problema, otra vez, es la ausencia de estabilidad en el estímulo, su nivel de degradación respecto de los fonemas que se consideran (desde una perspectiva adulta experta) los prototipos con que comparar ese estímulo. Para superar esta variabilidad del estímulo que debe servir para construir ese sistema de representaciones, el niño dispone de un «programa» de aprendizaje" relacionado con secuencias de sonidos, muy rápidas, sin límites entre las unidades, que se solapan constantemente, percibidas en contextos con más sonidos. La existencia de esta especie de programa está ligada a la especialización del cerebro humano, costosamente lograda a lo largo de la evolución. Y probablemente este programa esté constituido por habilidades para segmentar esas secuencias, para percibir sutiles diferencias significativas en función del objetivo comunicativo, para identificar patrones de sonidos, y para percibir eategorialmente los sonidos. Todas estas habilidades han sido comprobadas en bebés, e incluso algunas de ellas en otras especies. Unas se lograrían antes que otras. Por ejemplo, la percepción categorial se ha observado en bebés de dos meses, y para los seis meses ya se constatan influencias contextuales en esa percepción categorial, de tal manera que un niño sueco percibe un sonido diferente (ly/) entre la /i/ y la [u]; mientras que un niño inglés no percibe más que estos dos sonidos, en correspondencia con la variación vocálica del sueco y del inglés, respectivamente.t- 9, 10 Sin embargo, otras habilidades, como las referidas a la fonotaxis, tardan más tiempo en adquirirse, y no es hasta el año cuando el niño muestra una insensibilidad CAPíTULO 4. Fonología constatable hacia contrastes consonánticos que no están en la lengua de su entorno+ 10 En cualquier caso, el oyente, desde esta perspectiva, se basa en la percepción auditiva para construir ese sistema de representaciones de los sonidos. La varianza de la cadena fónica es reducida o, al menos, es compensada por los mecanismos de que el oyente está dotado, que hacen posible un aprendizaje de las características estadísticas de la distribución de los estímulos en la secuencia fónica, con los que supuestamente coinciden los fonemas y sus contrastes. Sin embargo, si se considera que esta labor debe llevarla a cabo el niño que está aprendiendo el lenguaje, el problema psicoacústico y fisiológico parece insuperable. En efecto, desde esta perspectiva explicativa, la percepción está basada en que un oyente acumula una historia de experiencias con el sonido Idl, por ejemplo (sin duda, la variación de los sonidos sonoros es mucho mayor que la de los sonidos sordos," sean oclusivos o fricativos, ya que pueden tomar innumerables valores en el tono), y esa experiencia genera una distribución de probabilidades en la que se calibra cada sonido concreto recibido en función de su frecuencia, o, en otras palabras, de su prototipicidad. El oyente reconocerá como Idl un segmento de la secuencia que oiga a partir de la probabilidad de que ese segmento sea asimilable a la representación prototípica que tenga formada en ese momento.': 10 Evidentemente, con la experiencia el prototipo irá modificándose, en el sentido de hacerse más flexible, de ser un «imán perceptivo» para cada vez más sonidos que sufran los efectos de alteraciones incidentales o persistentes con diversos oríge- b Se ha tomado la licencia de emplear la redundancia de «sonido sonoro» y el oxímoron, que no pretende ser una figura poética, «sonido sordo» para una mayor facilidad de comprensión. El empleo de «sonido» y «ruido», que hubiera sido lo correcto, hubiera resultado demasiado generalizador y confuso, especialmente el segundo término para hacer referencia a los fonemas oclusivos sordos y fricativos. • nes (alteración del tracto vocal por enfermedad, ruido ambiente, competencia con otros sonidos de otros hablante s, habla de muñecas, juguetes y otros aparatos mecánicos, etc.). La presunta abstracción del sistema no sería más que esa mayor flexibilidad y capacidad de generalización. Pero esos segmentos, el asimilable a Idl y cualquier otro, duran mucho menos de un cuarto de segundo, que parece ser ellímite mínimo para reformatear, en forma de representación, las impresiones auditivas del habla. Es cierto que actualmente un ingeniero puede aislar esos segmentos, extraer sus características armónicas, identificar los formantes, etc., en unidades de tiempo de unos pocos milisegundos, para construir sistemas que conviertan el habla en texto, comunes hoy en día incluso en los móviles, por ejemplo; pero en un sistema fisiológico, las propiedades de una señal de tan corta duración adoptan una forma diferente, y no parece que funcione de la misma manera. Parece, pues, que aún se está lejos de poder describir qué es un fonema o qué forma puede tener la distribución de las características sensoriales del conjunto de segmentos que permiten al oyente identificar un sonido como una unidad distinta de otra. Sin embargo, son evidentes la flexibilidad y la eficacia con la que un oyente identifica los elementos que forman las secuencias fónicas, aunque no se conozca cómo ese oyente resuelve el problema que plantea la variabilidad, velocidad, solapamiento, del estímulo auditivo. Entonces, si las cosas suceden como se ha descrito, no parece plausible pensar que el niño pequeño disponga de un sistema de representaciones mentales de los sonidos. Parecería más lógico pensar que el niño, a partir de su experiencia descifrando enunciados lingüísticos en función del objetivo comunicativo, y con ayuda de los mecanismos señalados más arriba ligados al desarrollo del cerebro humano, va ampliando una competencia, un tipo de conocimiento específico, a partir de lo más básico, la percepción categorial (que se ha observado hasta en las chinchillas), flexibili- • 1!li '1 ,,,l' 1 ,,1 ,1 , u 11, NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE zando ésta para que sirva para percibir los contrastes diferentes propios de la lengua con la que crece, añadiendo discriminaciones más sutiles referidas a la probabilidad de aparición de dos consonantes en un orden determinado (fonotaxis), pasando por la identificación de unidades más o menos grandes que permiten diferenciar las cosas en el mundo (terminaciones de palabras para los plurales o los tiempos verbales, por ejemplo), hasta llegar, en una etapa posterior, cuando se le puede enseñar el principio alfabético de las lenguas de nuestro entorno, a aislar esos sonidos aplicables a cualquier secuencia, que el oyente impone en su análisis de esas secuencias, que llamamos fonemas. Y todavía más adelante el oyente se puede convertir en un experto en Fonología, y dedicar tanto tiempo y esfuerzo concentrado a esos segmentos de habla, idealizados en unidades perfectamente descritas formando un sistema, que puede llegar a pensar, erróneamente de nuevo, que tienen existencia propia. Explicación basada en la articulación (teoría motora) El problema de la variabilidad de la señal y de la consecuente falta de correspondencia unívoea entre las características sensoriales de esa señal y las unidades lingüísticas, cuya existencia no se ponía en duda, llevó a la propuesta de una explicación basada en la articulación,': io que afirmaba que la percepción del habla no se lleva a cabo a partir de la señal acústica, sino de la articulación de esas unidades. La percepción dependería de los propios esquemas motores del oyente; es decir: éste, como hablante, ha acumulado experiencia acerca de la articulación de las unidades del habla, y ha establecido relaciones estables entre éstas y los gestos articulatorios que los producen en su propia habla. Cuando, en su papel de oyente, recibe una secuencia de sonidos, se activa el conocimiento implícito que ha acumulado acerca de los gestos articulatorios necesarios para producir cada segmento. y, de esa manera, el oyente reconoce las unidades del habla. Es como una codificación de la secuencia percibida en un «alfabeto articulatorio», que es posible gracias a que los articuladores (repliegues vocales, lengua, labios, velo) son evidentemente separables en partes que se pueden controlar. Por ejemplo, el cierre de las cuerdas vocales, en los sonidos sonoros, se lleva a cabo bajo control muscular, aunque, una vez cerrada la glotis, los movimientos que siguen para articular un sonido sordo (relajación, apertura y vibración de las cuerdas) tienen un carácter balístico.' Así, la expresión de una secuencia sería como un patrón motor, rápido e imbricado como las tejas de un tejado, que se va desplegando.' Y esa secuenciación de movimientos representaría un input ineludible para la construcción de un sistema de fonemas. Como se verá más adelante, la activación del área de Broca en tareas perceptivas se ha esgrimido para confirmar esta teoría. Por otro lado, la investigación sobre el papel de las neuronas espejo también puede aportar datos interesantes. 11 Desde esta perspectiva, no parece necesario que el oyente tenga que reformatear la señal en forma de secuencia coarticulada para ajustarla a un sistema de representaciones de los sonidos. Su propia experiencia en producir esa señal le sirve para una percepción correcta del habla y, por tanto, se explica la conciencia que todo usuario del lenguaje tiene sobre el carácter compositivo de las secuencias fónicas, así como también la conciencia de que las unidades que constituyen esas secuencias son estables y susceptibles de ser fácilmente segmentadas y reconocidas. Sin embargo, la descripción de los gestos articulatorios en los que se basaba esta teoría era más intuitiva que real. Los métodos de imagen actuales (fibroscopio de alta resolución, resonancia magnética, etc.) permiten poner de manifiesto una enorme variabilidad también en los actos articulatorios. El panorama es parecido al descrito para la señal acústica: la relación entre fonema y su realización articulatoria es del tipo uno-muchos. Y el oyente/hablante se encuentra ante el mismo problema de tener que identificar el gesto más frecuente en la distribución de gestos articulatorios empleados para emitir un sonido a lo largo de varios me- CAPíTULO 4. Fonología ses, para seleccionarlo como representación motora de un fonema determinado, y para que sirva de «imán» que asimile los gestos que se a él. asemejen en alguna medida (écuántar) Por otra parte, teniendo en cuenta lo que se conoce sobre el desarrollo del lenguaje en niños muy pequeños, es evidente que estos muestran una sensibilidad perceptiva que es anterior en el tiempo, y mucho mayor que la habilidad para articular sonidos. Es decir, no parece que la identificación de los sonidos de la que es capaz el niño pequeño se produzca a partir de los movimientos articulatorios, ya que aún no es capaz de llevarlos a cabo. Las versiones actualizadas de esta teoría (fonología articulatoria y realismo directo)! se plantean sobre axiomas antiguos: el isomorfismo entre los contrastes propios de una lengua y los actos motores del habla, y la idea de que, en el terreno de los sonidos, no de los significados, lo que un oyente percibe es lo mismo que lo que el hablante expresa. Pardo y Remez! traen a colación una serie de ejemplos que ponen de manifiesto la imposibilidad de mantener el isomorfismo al que se ha aludido: «I do not know» puede ser realizado como [oí du nct nou], [oí don nou], [dano] y [~~~], por ejemplo. Incluso un mismo hablante puede expresar esas variantes en circunstancias diferentes. Entonces, la ausencia del isomorfismo pretendido entre formas gestuales reales y canónicas obliga al oyente a encontrar estas últimas entre todas las posibles, en una distribución que parece imposible de describir y caracterizar. Por otro lado, si se plantea una situación extrema, como la de estar escuchando a una persona hablar una lengua que el oyente no conoce bien, se puede comprobar cómo éste no puede atender al nivel fonético y fonémico a la vez; le cuesta proyectar el material fónico que percibe al conocimiento que posee de las unidades lingüísticas, es decir, le cuesta reconocer esos sonidos. Esto quiere decir que tampoco existe la paridad, tomada como axioma por estas nuevas versiones de la teoría motora de la percepción del habla, entre lo que el hablante expresa y el oyente percibe. • Comentarios acerca de las explicaciones de la percepción del habla En definitiva, no parece posible identificar la unidad de percepción. Probablemente la pregunta sobre las unidades de percepción no sea operativa, ni siquiera sea la correcta. A la vista de los resultados de las observaciones e investigaciones llevadas a cabo para conocer cómo se percibe el habla, lo más adecuado sería plantear esta percepción como resultado de la actividad de un sistema complejo (el cerebro con los subsistemas que lo conectan con el mundo), que recurre a los instrumentos de que dispone en cada momento de su desarrollo, en cada contexto, en cada interacción comunicativa concreta. No es, por supuesto, necesario un sistema de representaciones de los sonidos previo a la experiencia; pero tampoco parece necesario formar pronto ese sistema que implicaría que el oyente, para entender las palabras que oye, deba segmentarlas, acoplar cada fragmento sonoro con su correspondiente representación, para, una vez identificados todos los sonidos, poder recomponer la secuencia con el significado también representado. El bebé, el niño pequeño después, el escolar, el adulto, dispone casi siempre de una enorme cantidad de claves y de información suplementaria y redundante que le permite comprender los mensajes que recibe en formato lingüístico. La evidencia de que el oyente tiene clara conciencia de que el habla se puede descomponer en unidades más pequeñas, y la capacidad para reconocerlas (o mejor, imponerlas) en esas secuencias variables, solapadas, coarticuladas, es algo que se va logrando con el tiempo, pero no es en absoluto una necesidad para entender al hablante. Ni siquiera en el adulto se da probablemente ese reformateo de la señal de habla en unidades identificable s, que forman una representación fonológica de la palabra, si no es en tareas cuyo objetivo sea ese mismo (como aprender a escribir y a leer), o si no está en una situación especial que demande llevar a cabo esa actividad (como intentar entender a alguien que habla en una lengua no dominada suficientemente). • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE HABLA Y CEREBRO Antes de llegar a la circunvolución temporal superior en la corteza, la señal auditiva ha experimentado ya un procesamiento en distintos núcleos subcorticales referente a la intensidad, frecuencia o tono y desfase temporalv-". En este procesamiento subcortical del estímulo auditivo se produce una gran redundancia: la conexión de la información procedente de ambos oídos se conecta también a nivel del lemnisco lateral y del cuerpo calloso, ya en el córtex; la organización tonotópica establecida en la cóclea se mantiene durante todo el procesamiento hasta el córtex; la representación coclear se mantiene hasta el nivel central y después se multiplica; los productos de los distintos procesamientos convergen y vuelven a separarse e ir paralelos a distintas partes del córtex; se transmiten grupos de frecuencias diferenciados, pero se mantiene la posibilidad de integrados en el córtex auditivo. Esta redundancia es la clave de nuestra capacidad para analizar y comprender sonidos muy complejos (recuadro 4.1). La especialización de distintas neuronas en el córtex cerebral es muy sutil: dentro de la misma columna neuronal, hay neuronas sensibles a estímulos tonales descendentes, otras a los ascendentes, etcétera. Localización cerebral de la percepción del habla La concepción de una división estricta de funciones entre los dos hemisferios no se puede sostener actualmente. Por ejemplo, la descripción de Broca de la lesión de su famoso paciente fue sólo una observación del aspecto externo de la zona afectada, pero dicha descripción produjo una serie de consecuencias respecto de la lateralización de las funciones lingüísticas y del tamaño del área que lleva su nombre, que aún persisten hoy en día sin el apoyo de los datos." En efecto, actualmente se ha puesto de manifiesto que la representación neural de dichas funciones no está limitada a un sólo hemisferio. Lo que se constata, por el contrario, es una estrecha colaboración entre ambos hemisferios. Parece que la variable que más determinaría esta colaboración sería la complejidad del procesamiento. En tareas de reconocimiento de palabras se comprueba que, cuanto más frecuentes son, menos colaboración del hemisferio derecho se produce, y viceversa. Sin embargo, en relación con el procesamiento de los sonidos, no es tan clara esa relación. El área de Wernicke, junto con el área auditiva primaria y otras áreas adyacentes, incluidas algunas del lóbulo parietal, han sido consideradas el sustrato neural de la percepción del habla; concretamente, de las representaciones fonológicas de las palabras, que se activarían para el reconocimiento de la información visual (letras) y auditiva (sonidos). Hay una variación significativa interindividual en el tamaño y en la localización del área de Wernicke y otras áreas. Por ejemplo, en el 95% de los diestros el hemisferio predominante para el lenguaje es el izquierdo; sin embargo, el planum temporale (un área constituida por el área de Wernicke y la corteza posterior al área auditiva primaria) de ese hemisferio es mayor sólo en el 65% de ellos, siendo el planum temporale derecho más grande en el 110/0; si bien es cierto que la asimetría en favor del planum temporale izquierdo es más pronunciada. Pero se ha venido comprobando reiteradamente la implicación de otras áreas del hemisferio izquierdo y del derecho en el procesamiento del habla y del lenguaje.P: 16 El lenguaje está representado extensamente por el hemisferio izquierdo y por el derecho, por un lado; y por otro, en lo que se refiere a la fonología, esta distribución de su representación neural tiene como base, no las unidades que se suelen considerar en su estudio (fonemas), sino constituyentes de más bajo nivel, más moleculares, como la intensidad, la velocidad, la frecuencia ascendente o descendente, la localización del sonido. Parece que nuestro cerebro procesa sonidos, lo que es una afirmación trivial, pero que es necesario poner de relieve para atemperar la fuerte tendencia a «obligar» al cerebro a procesar unidades creadas a partir de la reflexión sobre el lenguaje. CAPíTULO 4. Fonología r-;ecuadro 4.1. Crecimiento del cerebro y conducta lingüística El cerebro del niño alcanza su peso final (1,5 Kg) alrededor de los 12 años. El cerebro de un recién nacido pesa aproximadamente 375-400 g, para llegar al final del año a los 900 g. El crecimiento se va ralentizando, y al final del segundo año llega a 1,1 Kg. Este aumento se debe al crecimiento del tamaño de las neuronas, a la proliferación dendrítica y axonal y a la mielinización, que permite especializar la actividad cortical. Es decir, el crecimiento cerebral se relaciona directamente con el desarrollo de las funciones superiores, entre ellas el lenguaje. Desde un punto de vista macroscópico, se pueden establecer algunas relaciones entre el crecimiento del cerebro en el niño y la aparición de algunas conductas comunicativas y lingüísticas. Kagan y Baird12 proponen tres transiciones en el primer año de vida: 1. A los 2-3 meses se establece la conexión sináptica entre el lóbulo frontal (concretamente, la corteza motora suplementaria) y el tronco cerebral; esto permite la desaparición de muchos reflejos y la inhibición cortical de los núcleos neuronales del tronco cerebral que están implicados en el llanto. Con este mayor control cortical se produce en estos meses la maduración del hipocampo, que se asocia a un aumento de la memoria del niño y, por tanto, de la atención a estímulos sobre los que el bebé ya se ha hecho un esquema de acción, cuya consecuencia más importante, desde el punto de vista de la comunicación, es la aparición de la sonrisa social. 2. Entre los 7 y los 12 meses se produce una aceleración en el crecimiento y diferenciación de las interneuronas piramidales e inhibitorias del córtex prefrontal; concretamente, hay una más extensa distribución de las dendritas y un mayor despliegue de ramas colaterales en los axones de las neuronas de la capa III del córtex prefrontal. A la vez, se da una proliferación de espinas dendríticas, que aumentan el volumen del hipocampo hasta casi el del adulto. El desarrollo de estas zonas cerebrales se relaciona con el aumento de la memoria y, por consiguiente, con la capacidad para fijar esquemas de acción y recuperarlos sin necesidad de que estén en el campo perceptivo del niño. Esto marca el aumento de los procesos de asimilación intenL..:ional (el niño se comporta según esquemas • --, que ya posee ante nuevas situaciones y acontecimientos en el mundo), y la aparición del miedo a los estímulos que no puede asimilar a sus repetidos y seguros esquemas (el típico miedo del bebé de 8 meses cuando alguien no conocido lo toma en brazos). Y esta misma capacidad para fijar y recuperar esquemas, de acción y perceptivos, probablemente permite al niño ir reconociendo los segmentos del habla más frecuentes, de tal manera que para los 9 meses es capaz ya de reconocer una palabra muy frecuente, aunque esté insertada en una secuencia más larga, y a los 12 meses dispone ya de cierto conocimiento respecto a episodios fonotácticos propios de su lengua, siempre que estén dentro de situaciones funcional y com unicativa mente plenas. 3. Hacia el final de este primer año de vida, se amplía significativamente la red de conexiones córtico-corticales entre el córtex temporal, el parietal, el frontal, y las áreas del cerebelo implicadas en la representación neuronal de secuencias temporales. El establecimiento de las formas fonéticamente consistentes, que serán consideradas por los adultos significativos como las primeras palabras, está asociado al rápido crecimiento dendrítico de las neuronas de la sección orofacial, en contacto con el área de Broca, y al alargamiento de las dendritas del núcleo dentado del cerebelo (relacionado con la coordinación e integración de secuencias de movimientos), cuya actividad en este tiempo parece incluso superior a la del adulto (el consumo de glucosa en los niños de 24 meses representa el 175% del de un adulto). Otra estructura cerebral que crece significativamente en este segundo año de vida es el cuerpo calloso, que conecta ambos hemisferios, como consecuencia del crecimiento de las neuronas de la capa III del córtex, cuyos axones precisamente constituyen este cuerpo calloso. Esta estructura hace posible que el niño asocie secuencias de sonidos (esquemas perceptivos y motores fijados en situaciones comunicativas relevantes) y que se representarían neuralmente en el hemisferio izquierdo, aunque no sólo en él, con esquemas perceptivos de objetos y acontecimientos, representados sobre todo en el hemisferio derecho. .J • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE Por ejemplo, las personas con lesiones en el córtex auditivo pueden percibir estímulos auditivos sin problemas, pero tienen dificultades para identificar estímulos muy breves, y para discriminar sonidos y describir la secuencia temporal de sonidos presentados en intervalos breves. Por eso, los pacientes con lesiones extensas del córtex auditivo se quejan de que no logran percibir el habla rápida. Estas lesiones en el hemisferio izquierdo tienen consecuencias más serias que las del hemisferio derecho en la mayoría de las personas. Las personas con lesiones del área auditiva y de áreas adyacentes del lóbulo parietal tienen dificultades para localizar la fuente del sonido, sobre todo si la lesión es en el hemisferio derecho. El papel de este hemisferio también parece ser crucial en los aspectos suprasegmentales del habla (dirección ascendente o descendente de la frecuencia). La teoría motora de la percepción del habla afirma que ésta se basa en los esquemas motores que el oyente ha ido construyendo en su papel de hablante, y que activa cuando recibe la información por vía auditiva. Pues bien, se ha comprobado el papel de áreas cercanas a la de Broca en tareas de percepción de sílabas. Concretamente, la estimulación del córtex adyacente a la parte superior del área de Broca (córtex premotor ventral) por medio de estimulación magnética repetitiva transcraneal no interfiere en la identificación de sílabas de estructura simple (CV), pero sí que lo hace cuando la tarea implica un análisis más complejo (segmentación) de la sílaba." Estos resultados fundamentarían la teoría motora de la percepción del habla. Además, resulta atractivo considerar que, en los macacos, las neuronas espejo se encuentran en el área cerebral correspondiente al córtex premotor ventral humano, y que puede haber una «activación-espejo» también en nuestro cerebro a la recepción del habla de los demás. Sin embargo se ha comprobado, en este mismo trabajo de Sato et al.," y en otros con diferentes métodos, que la participación de las áreas motoras en esta percepción se pro- duce cuando la tarea es compleja y es necesario desambiguar el estímulo auditivo por medio de la mejora de la señal. Estos resultados se podrían relacionar con la evidencia de que el fascículo arqueado es también asimétrico, con más fibras el del hemisferio izquierdo, lo que explicaría la significativa mayor actividad de este hemisferio en las tareas señaladas." Por otro lado, es conocido el papel del área de Broca en la memoria de trabajo. De hecho, se considera esta área como el sustrato neural de esta forma de memoria. Entonces, su actividad en la percepción del habla cuando el estímulo es complejo (identificación de sonidos no propios de la lengua del sujeto, habla enmascarada o distorsionada, conflicto auditivo-fonético en situaciones de observación audiovisual, etc.) se basaría más en la necesidad de retener secuencias de sonidos para su análisis; es decir, en la memoria de esas secuencias. Entonces, «lónde está localizado exactamente el sustrato neurológico de la dimensión fonológica en su vertiente perceptiva? Indefrey y Cutler" han llevado a cabo un metanálisis sobre una población de 1058 estudios de neuroimagen, de los que han seleccionado 55 experimentos que cumplían los criterios técnicos exigidos, para conocer la localización cortical de distintas conductas lingüística s (comprensión de oraciones, repetición de seudopalabras, etc.). Los resultados, referidos sólo a la activación dellóbulo temporal, se muestran en la figura 4.1: focos de activación a partir de la escucha de sonidos aislados del habla y otros estímulos de carácter fonológico (seudopalabras, sílabas y habla inversa), comparándolos con los obtenidos a partir de la escucha de palabras. La diferencia es abrumadora. Incluso los sonidos procedentes del ambiente (que no están representados en la figura), a los que no se presta atención, tienen una mayor representación neural que los sonidos aislados del habla. En general, los focos de activación a partir de estímulos de carácter fonológico se hallan situados en la parte posterior de la circunvolución temporal superior, en y alrededor del área de Wernicke. Parece que todos los estímulos lingüís- l' CAPíTULO 4. Fonología ticos activan esta parte del lóbulo temporal, pero siguiendo una relación jerárquica: cuanto más complejo es el estímulo, más se extiende la activación a las zonas anteriores y ventrales de los • lóbulos temporales, en ambos hemisferios. Así, se puede observar cómo los focos de activación a partir de estímulos simples (sonidos aislados) son muy pocos y están en la parte posterior de pars opercularis circunvolución temporal superior circunvolución temporal media circunvolución temporal inferior -"'-<C/' cisura de Silvio circunvolución temporal superior circunvolucióntemporal media circunvolucióntemporal inferior • sonidos D seudopalabras/ sílabas/habla inversa L. palabras Figura 4.1. Córtex de los hemisferios izquierdo (HI) y derecho (HD) con los focos de activación hemodinámica en situaciones de escucha pasiva encontrados en los trabajos revisados por Indefrey y Cuttler;" En estos estudios se han controlado los estímulos auditivos procedentes del funcionamiento de los instrumentos empleados (PET o RMf). Sin embargo, cuando la escucha es activa y el sujeto tiene que decidir si dos sonidos son iguales, tiene que discriminar, etc., los focos de actividad se quedan reducidos al hemisferio izquierdo (Turkeltaub y Coslett)." Los círculos señalan los focos en los que se ha encontrado actividad cuando los sujetos percibían sonidos. Los cuadrados representan los focos de actividad con estímulos de carácter fonológico, pero más complejos que los sonidos aislados. Los triángulos señalan los que se activaban cuando los sujetos oían palabras. • NEUROCIENCIADEL LENGUAJE esta circunvolución. Esa misma zona se activa a la recepción de tonos (no representados en la figura 4.1). En cambio, el procesamiento de oraciones (no representadas en la figura 4.1) se asocia a la activación de la parte rostral del lóbulo temporal, circunvolución media, en ambos hemisferios. En lo que respecta al procesamiento fonológico, la parte posterior de la circunvolución temporal superior izquierda parece ser dominante. La zona contralateral correspondiente se activaría cuando la demanda de procesamiento aumenta, tal como se ha señalado más arriba. No obstante, el metanálisis de Indefrey y Cutler no permite saber qué tareas (procesamiento de sílabas, seudopalabras de más de una sílaba o habla inversa) son las que más demandas plantean, ya que los focos activados a partir de esos tres tipos de estímulos se reparten de manera similar en ambos hemisferios. Sin embargo, Turkeltaub y Coslett'? ponen de manifiesto que cuando la tarea a realizar por parte de los sujetos no es sólo pasiva, como en el estudio citado más arriba, sino que se pide a los participantes que lleven a cabo discriminaciones entre sonidos del habla, y otras tareas, los focos de actividad cortical se reducen casi exclusivamente al hemisferio izquierdo. No obstante, los datos aportados por la investigación actual, aun no siendo tan superficiales (en el sentido literal del término, de observar la superficie del cerebro) como los de otras épocas, son todavía incompletos (recuadro 4.2). Localización cerebral de la producción del habla Se puede asumir que la producción implica tres fases: del habla 1) Programar el acto motor del habla. 2) Realización del programa motor por medio de las «órdenes» necesarias para convertido en series de movimientos articulatorios. 3) Convertir esos movimientos en sonidos. r-;ecuadro 4.2 De los resultados comentados y mostrados hasta aquí, se pueden extraer algunas conclusiones relativas a la localización cerebral de los constituyentes fonémicos del habla. 1. No hay acuerdo en la naturaleza de las representaciones más pequeñas que la palabra implicadas en la percepción del lenguaje. Es más: los medios actuales para investigar mucho más sutilmente la señal auditiva, la activación cerebral, etc., ponen de manifiesto que las presuntas representaciones preléxicas probablemente no existan, o, al menos, no se correspondan con las unidades que se manejan en el estudio del lenguaje, tal como se ha venido haciendo. 2. La información procedente del habla es continuamente proyectada a unidades más grandes (las palabras), que se pueden relacionar con otras representaciones de otra modalidad perceptiva o que están ya fijadas en la red neuronal en la que se asienta el conocimiento. Las palabras, desde esta perspectiva, no serían ítems almacenados en ~epósitos (memoria de largo plazo), a donde llega la representación de la secuencia de sonidos, previamente procesada, para acoplarse con su correspondiente representación léxica en ese depósito; las palabras estarían distribuidas en redes (neuronales). La activación de un elemento de esa red (neuronas, núcleos neurona les) formaría parte de la representación de muchas palabras. 3. De esta manera, se explicaría mejor la casi ausencia de áreas de proyección exclusivamente fonológica: el input procedente del habla puede estimular simultáneamente múltiples palabras; incluso se pueden activar parcialmente palabras con estímulos parciales. 4. Las palabras activadas competirían entre ellas hasta ser reconocida la que más información acumulara. Y esta información, evidentemente, no provendría sólo de la señal del habla; en una situación de interacción comunicativa y de aprendizaje natural del lenguaje, otras fuentes de información lingüística y extralingüística adquirirían relevancia, en función del logro comunicativo. ~ CAPíTULO 4. Fonología Las dos últimas fases son simultáneas. '3 Estos procesos resultan en unos patrones de fuerza de espiración, de presión de los distintos articuladores (labios, lengua, velo del paladar) y de amplitud de los resonado res (estrechamientos y ampliaciones del tracto vocal, desde la glotis hasta los labios) de una precisión casi indescriptible, y que se ajustan con el objetivo (qué decir) a partir de un feedback continuo auditivo, táctil, propioceptivo, que informa a la corteza de la posición, presión, etc. de cada uno de las articulado res. Como en la percepción del habla, tampoco están claras las unidades mínimas (si es que existe alguna) de este programa motor del habla y de su ejecución: érasgos fonéticos, fonemas, sílabas, palabras o grupos de palabras? Si se considera que un hablante adulto habla a una velocidad de 5 -6 sílabas por segundo, si para cada sonido es necesario el concurso de los movimientos simultáneos de distintos órganos (diafragma, músculos intercostales, repliegues vocales, músculos de la rinofaringe, paladar blando, lengua, labios), si para cada uno de esos movimientos es necesario un complejo juego de excitación e inhibición nerviosa, y, finalmente, si además cada uno de los movimientos de todos esos órganos está sometido a un solapamiento con los que le preceden y los que le siguen, parece que la eficiencia evidente (incluso en las personas con dificultades de articulación) con la que se produce el habla exigiría la existencia de algunas subrutinas preprogramadas. Qué tamaño tiene el conjunto de movimientos con que trabajan estas subrutinas, es algo puramente especulativo. Probablemente influyan muchos factores: frecuencia, longitud, consumo de recursos cognitivos mientras se habla, etcétera. Se ha comprobado que algunos mecanismos responsables de la producción del habla son comunes a otros movimientos sin relación con ésta. De hecho, la lesión de áreas adyacentes a la de Broca (figura 4.1 HI) produce alteraciones en otras secuencias de movimientos. Incluso la comprensión de acciones (pantomimas) se altera con esas lesiones. No obstante, es evidente que los músculos relacionados con el habla • (mandibulares, linguales, etc.) son únicos en su composición fibrosa respecto a los del resto del cuerpo; por tanto, su activación e inhibición nerviosas deberán tener algunas características peculiares; y las neuronas espejo, ubicadas en áreas motoras terciarias (concretamente, cerca del área de Broca, en la parte posterior de la circunvolución frontal inferior y en la corteza parietal inferior), tendrían que ver con la actividad nerviosa responsable de la inervación de esos músculos. Además, los movimientos del habla son controlados por centros corticales, al contrario que otros movimientos automáticos, que son controlados en centros subcorticales. Parece que en la programación del habla participarían, además de las zonas terciarias frontales y parietales inferiores y las temporales posteriores a la cisura de Silvio (circunvolución angular), que hacen posible la actividad simbólica del lenguaje, las áreas temporales secundarias (área de Wernicke), ya que, como se ha visto, son las responsables del procesamiento fonológico. A través del fascículo arqueado, enviarían información a la pars triangularis del área de Broca para la formulación lingüística, y de ahí pasaría la información a la pars opercularis, la parte del área de Broca adyacente a la porción más inferior de la circunvolución frontal ascendente, para la programación verbal; concretamente, para la codificación fonológica, que mandaría órdenes con el programa fonético concreto al córtex en el que están representados neuralmente los movimientos de la cara, lengua, labios, etc. (esto es, a la porción inferior de la circunvolución frontal ascendente, en la parte inmediatamente anterior de la cisura de Rolando)." El proceso de articulación activa, además de la pars opercularis, el área motora suplementaria y la Ínsula, de tal manera que una lesión de la Ínsula produce apraxia del habla." y, evidentemente, la activación de la corteza motora es bilateral, ya que la programación motora debe llegar a las partes derecha e izquierda de los órganos de la articulación; a partir de esta programación motora, se forma un haz de neuronas (haz geniculada), cuyos axones activan los núcleos de los • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE nervios craneal es implicados en la motricidad fonoarticulatoria: facial (cara, lengua y laringe), glosofaríngeo (laringe), vago (músculos de la laringe y de la faringe), accesorio (paladar blando) e hipogloso (lengua). Esta actividad nerviosa tan compleja es modulada, además, por circuitos que incluyen el tálamo, el cerebelo (para la coordinación) y la corteza retrorrolándica (para el control de las sensaciones táctiles y propioceptivas de boca y faringe). TRASTORNOS FONOLÓGICOS Son necesarias dos precisiones iniciales: • Los trastornos funcionales, entre ellos el de la fonología, tras una lesión cerebral, tienen que ver más con la cantidad que con la calidad; o, dicho de otro modo, dependen más de la cantidad de tejido afectado que de su localización. La razón estriba en las tupidas y complejas conexiones que se establecen entre las distintas áreas implicadas, cuyo daño puede producir alteraciones del lenguaje similares a las consecuentes a las lesiones de las áreas corticales funcionales. • Sin embargo, está comprobado también que, excepto en tareas de escucha pasiva de sonidos aislados del habla, el papel del hemisferio izquierdo en el procesamiento y producción del habla es predominante. El hemisferio derecho tendría funciones subsidiarias pero importantes para la comunicación, relacionadas, por ejemplo, con aspectos de índole social (entonación, significados ambiguos, lenguaje figurado, palabras de doble sentido, etc.)," o con la complejidad del estímulo." Se van a considerar dos tipos de trastornos: los asociados a lesiones posteriores (área de Wernicke y adyacentes), y los que lo están a lesiones anteriores (área de Broca y adyacentes). Trastornos fonológicos en percepción Cuando la lesión se circunscribe a la corteza auditiva primaria de ambos hemisferios, se produce sordera cortical; y cuando afecta bilateralmente al área de Wernicke, se produce la sordera verbal pura o agnosia auditiva verbal, ya descrita en el capítulo 2. La lesión del área de Wernicke del hemisferio izquierdo produce la afasia de Wernicke y la de conducción en su forma acústico-amnésica." Son estos trastornos, la agnosia auditiva verbal y la afasia de Wernicke, los que se van a tratar, por su relación con la dimensión fonológica, que es el objeto de este capítulo. Afasía de Wernícke En la afasia de Wernicke el habla es fluente, abundante, sin esfuerzo; tanto, que puede llegar a la logorrea. También se observa la presencia de parafasias fonémicas («lunes, martes miércoles, jueves, viércoles ... ») y semánticas (vcamión» por «coche») y de neologismos, que pueden dar al habla de estas personas un aspecto de jerga, y hacerlo ininteligible al oyente; en las primeras fases no son conscientes de que no se les entiende (anosognosia), porque ellos mismos tampoco entienden lo que dicen. La comprensión, lógicamente, está gravemente afectada en todos los niveles (palabras, frases, conversación, etc.). Estas dificultades adoptan diferentes formas, según esté la lesión más o menos cerca de otros núcleos neuronales (con alexia, cuando la lesión es temporoparietal, etc.). También la repetición está seriamente alterada por sus dificultades para discriminar los componentes de la secuencia. Esta repetición no mejora cuando se les dan claves fonémicas o semánticas. Este trastorno pone de manifiesto una articulación relativamente intacta, e, incluso, una organización de los sonidos aceptable, según las reglas fonotácticas de la lengua empleada. Entonces, équé es lo que falla? Parece indudable que está alterada la memoria verbal. Su déficit consistiría en la destrucción, más o menos extensa, de las representaciones neurales de las palabras, entendidas no como las entradas léxicas de un diccionario, sino como conexiones de unidades subsimbólicas, muchas de ellas compartidas por muchas palabras, que forman una red, cuya activación permite organizar la secuencia de representaciones de sonidos, que, a través del fascículo arqueado, llegará al área de Broca para su codificación fonética. CAPíTULO 4. Fonología Icaso I clínico Señor de 70 años, muy culto, con formación universitaria superior (doctor), acostumbrado a hablar en público, con afasia de Wernicke. Está explicando una lámina en la que se representa la llegada de unos conquistadores en sus carabelas a una playa en la que son recibidos por indios. Su explicación es muy entonada, agradable, con gestos explicativos muy elocuentes. (E: examinador, P: paciente. La separación de palabras se basa en el contorno entonativo dado por P a cada fragmento.) E: Descríbame esto. P: ¿Que contuse esto? Bueno. Es parifil. En en una pasensia como festa olafiesfia que noquian egalo, se pareseafuni fofonigí que acaban de aú, de alguna bé, que alguglan tamú. (Gestos giratorios con la mano hueca cerca de la sien, como L.:uando se hace referencia a la acción de pensar Esto explica dos fenómenos importantes. Por un lado, esta destrucción no afecta a la articulación (cuyo sustrato neurológico está asentado en el área de Broca y en el área inferior de la circunvolución frontal ascendente), ni a la posibilidad de establecer conexiones entre unidades subsimbólicas no fijadas, inesperadas (neologismos y parafasias fonémicas). Por otro lado, así se explica bien por qué las lesiones en el área de Wernicke en niños pequeños, al contrario de lo que ocurre en los adultos, producen afasias no fluentes y dificultades de articulación. En efecto, en el niño pequeño esa red de unidades subsimbólicas no ha sido aún construida o lo ha sido sólo parcialmente, y tampoco ha habido tiempo para establecer sub rutinas preprogramadas para la producción. Entonces el niño, con este daño cerebral, puede activar sólo unas pocas representaciones neurales (en el sentido dado más arriba), y la «melodía cinética» necesaria para poner en marcha esa compleja maquinaria articulatoria tampoco está bien desarrollada. Una conducta típica de este trastorno es la parafasia fonémica, que es una modificación de la palabra por sustitución, adición y omisión de uno o más de sus sonidos constituyentes. En el caso clínico, parifil es probablemente una parafasia de 11 sesuda mente.) Algo hay reguio fémuli compua púay. (Ha terminado; se echa hacia atrás apoyándose en el respaldo y cruza las manos.) No sé si... E: ¿En qué año se pudo dar ese encuentro? P: Bueno. Repecho seprecien sip douar y ababar, sopre y sopreiar, que sí que sea de alguna manera concrierejasí como abeljé. (Entrelaza fuertemente los dedos de las manos, como cuando se indica unión, mezcla.) E: En 1492, ¿no? P: Exactamente, claro. No solamente estos, oleosto que des ... de una maserá una y la ot. E: Descríbame esta otra lámina (una calle de menestrales, en la Edad Media). ..J P: Bueno, a ver. Yo pienso que esto repegé ... (y sigue de forma similar a la anterior). fácil. El fundamento neuropsicolingüístico, como ya se ha señalado, es la puesta en marcha de la red en la que están distribuidas las representaciones neurales de las palabras, y que está dañada, en mayor o menor medida, manteniéndose relativamente intactos el mensaje que se desea transmitir, la programación sin táctica y la capacidad para secuenciar sonidos según unas reglas fonotácticas aprendidas utilizando esa red dañada, y la posibilidad de enviar esa información al área de Broca para su codificación fonética a través del fascículo arqueado. Este haz de neuronas, junto con áreas de la ínsula, puede estar también dañado, con lo que la repetición se altera; no sólo porque la persona con este trastorno no encuentra en el área de Wernicke la representación de las secuencias que le piden repetir, sino también porque no llega en condiciones adecuadas al área de Broca la información enviada desde aquélla. Actualmente hay consenso en que los neologismos y la jerga no son sino consecuencia de este trastorno fonológico." Agnosia auditiva verbal En relación con la agnosia auditiva verbal, sucede tras una lesión bilateral de la parte poste- • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE rior de la circunvolución temporal superior. Como en la afasia de Wernicke, el habla es fluida y la comprensión es deficiente, si se trata de un adulto. En cambio, en un niño la expresión está ausente o limitada a unas pocas palabras que son pronunciadas con gran esfuerzo, aunque estos niños logran con frecuencia comunicarse en forma visuomanual. Como en los adultos, la comprensión es deficiente. El origen neuropsicolingüístico de este trastorno es la incapacidad para encontrar regularidades en el estímulo auditivo, y, por tanto, para identificar sonidos estables y poder construir representaciones neurales de las secuencias que forman esos sonidos. En el adulto con agnosia auditiva verbal, es como si se le hubiera destruido el filtro fonemática que hace posible la concepción de la secuencia de sonidos como realmente una secuencia compuesta de unidades identificables. En el niño, se ha encontrado este trastorno asociado a epilepsias generalizadas (síndrome de Landau-Kleffner), pero también se considera agnosia auditiva verbal una forma clínica del trastorno específico del lenguaje en la que los síntomas parecen remitir a un origen similar: a la incapacidad para construir representaciones neurales que superen la varianza del estímulo auditivo. Parece como si estos niños percibieran el estímulo auditivo como realmente es desde el punto de vista acústico: casi infinitamente variado, con unidades confusamente solapadas. En cierto modo, se trataría de la persistencia de la etapa en la que los bebés muestran su capacidad para percibir categóricamente los sonidos, sin llegar a ser «sordos» a contrastes que no pertenecen a su lengua; algo que los niños con desarrollo típico muestran ya a los 12 meses. Así pues, estos niños no pueden interpretar lo que oyen, no pueden construir representaciones estables de las secuencias de sonidos que oyen porque las perciben diferentes cada vez, y, por tanto, tampoco podrán recuperar esas representaciones para codificadas en el área de Broca y pronunciadas. Sin embargo, muestran intención y deseos comunicativos, y tratan de hacerse entender con gestos. Trastornos fonológicos en producción En personas con lesiones en el área de Broca, se produce un trastorno de habla casi totalmente restringido a la dimensión fonética del habla; sin embargo, la presencia de parafasias fonémicas pone de manifiesto una dificultad del procesador para codificar las unidades fonológicas del habla. Los trastornos consecuentes a estas lesiones suelen ser transitorios. Si la lesión afecta a estructuras subcorticales (materia blanca, tálamo, ganglio s de la base) ya regiones cercanas al área de Broca (ínsula), las manifestaciones afásicas son crónicas. Estos déficits no están específicamente relacionados con el habla, sino que forman parte de un trastorno motor más extenso. • En la afasia de Broca se observa un habla no fluente, que puede llegar al mutismo en las primeras fases de la enfermedad o a una producción dificultosa de sílabas; las consonantes son más difíciles que las vocales para estas personas. La fluidez depende de la frecuencia (lo que implica la existencia de subrutinas de programación motora de secuencias de habla) e imaginabilidad de los nombres (los verbos son mucho menos frecuentes). También son frecuentes las parafasias fonémicas y el agramatismo, que depende en buena medida de la complejidad lingüística. La comprensión está relativamente preservada, pero se reduce con la complejidad sintáctica o con la longitud de la oración. El hecho de que se den estas alteraciones gramaticales en la producción, pero también en la percepción del habla, pone de manifiesto que los circuitos neuronales de esta área son responsables de completar el conjunto de la oración sobre la base de sus partes constituyentes 13. Estas personas muestran dificultades de repetición y denominación, en función de la frecuencia e imaginabilidad de las palabras a repetir o a recuperar de su léxico. La denominación mejora con claves fonérnicas. • En algunas tipologías de las formas clínicas del trastorno específico del lenguaje se considera la existencia de la dispraxia verbal. Sus manifestaciones son.?' CAPíTULO 4. Fonología - Diferencia en la ejecución de tareas oromotrices y verbales, según sean éstas voluntarias o involuntarias. - Dificultad para mantener la estructura fonológica y fonotáctica de sílabas y palabras (metátesis, omisión de fonemas, etc.). - Producción no fluente del habla: movimientos vacilantes, prolongaciones, repeticiones, alteraciones prosódicas. - Incremento de errores al aumentar la longitud del enunciado: más errores en palabras de más sílabas, y en frases. - Errores en vocales, sonidos distorsionados hasta no parecerse a ninguno de la lengua hablada por el niño: lentitud, inhabilidad para producir secuencias correctas. - Variabilidad de las conductas descritas, es decir, no hay persistencia en la sustitución de un sonido por otro, o en la omisión de talo cual sonido. Se ha constatado que es- • tos niños tienen un balbuceo significativamente reducido en la etapa prelingüística. La explicación neuropsicolingüística tendría que ver con la dificultad de estos niños para traducir e! programa lingüístico en un programa motor (de ahí las conductas vacilantes, las omisiones y sustituciones) y para elegir unos parámetros correctos de coordinación temporal y de fuerza muscular; es como si no pudieran coordinar todos los parámetros a la vez: frecuencia del sonido, movimientos de los órganos articulatorios y de las cavidades de resonancia. Probablemente e! sustrato neurológico de este trastorno incluya disfunciones en las áreas implicadas en la recepción fonológica y en la transmisión de este tipo de información a la pars triangularis (además de! área de Wernicke, parte inferior de! lóbulo parietal cercano a ella y vías de conexión de esta región con e! área de Broca: fascículo arqueado, ínsula). Resumen La velocidad del habla, la variación que experimentan los sonidos en función de la secuencia de la que forman parte, la coarticulación, el deterioro que sufren muchos sonidos en la señal verbal (diferencias entre la percepción de esos sonidos cuando van aislados y cuando forman parte de una secuencia), y otros factores presentes en el acto de emitir un mensaje verbal, hacen de la percepción del habla una tarea de una enorme complejidad. Pero esta complejidad contrasta con la certeza que todo usuario adulto del lenguaje tiene de que esas secuencias pueden ser fácilmente fragmentadas en unidades pequeñas (sonidos). Se han propuesto varias explicaciones para dar cuenta de esta habilidad para descifrar los mensajes formateados en esas secuencias de sonidos. Las más importantes son la basada en la percepción auditiva y la teoría motora de la percepción del habla. Ninguna de las dos, por sí sola, explica totalmente esta habilidad; pero han sido, y siguen siéndo, fecundas en investigaciones que van refinando dichas aproximaciones explicativas. De hecho, aunque la proyección de las unidades del habla en unidades neurológicas, más específicas que las grandes áreas de recepción y producción del lenguaje, es imposible de establecer actualmente, las propias investigaciones que proceden del carn- po de la neurología adoptan dichas perspectivas como guías y modelos a poner a prueba. Las lesiones en el área de Wernicke están asociadas a la alteración de las representaciones neurales de las palabras; no como unidades léxicas, sino como conexiones de unidades subsimbólicas en una red, cuya activación permite organizar la secuencia de representaciones de sonidos. Estas representaciones son necesarias para la programación del habla, por lo que estas personas muestran severas alteraciones en la forma de las palabras, llegando hasta la jerga. Las lesiones en el área de Broca producen una alteración en el programa motor y en la codificación fonológica del habla. Si las lesiones afectan a estructuras subcorticales y otras anexas (ínsula, fascículo arqueado). la afasia se hace crónica. Se trata más de un trastorno de la motricidad que de un trastorno del lenguaje. Una forma clínica incluida generalmente en el trastorno especffico del lenguaje, la dispraxia verbal, estaría asociada a la disfunción de estas áreas corticales, y se definiría desde un punto de vista neuropsicológico como la dificultad para traducir el programa lingüístico en un programa motor. • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE Preguntas de autoevaluaclón • ¿Cuáles son las explicaciones más plausibles de la percepción del habla? • Teniendo en cuenta las características del habla (secuencias solapadas, ininterrumpidas, relativamente deterioradas), ¿cómo se puede explicar de una manera bien fundamentada la experiencia del adulto de que esas secuencias pueden ser fragmentadas en unidades claras, simples? • ¿Cuál es el papel de la parte posterior de la circunvolución temporal superior del hemisferio derecho en la percepción del habla? • ¿Cuáles son las diferencias neurológicas y conductuales entre la afasia de Wernicke y la agnosia auditiva verbal? • ¿Cuál puede ser la relación entre las conductas verbales manifestadas por los niños con dispraxia verbal y la actividad cortical? REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Pardo, J.S. y Remez, R.E. (2006). The perception of speech. En M.J. Traxler y M.A. Gernsbacher (Eds.), Handbook of Psycholinguistics. New York, Academic Press. 2. Kluender, K.R. y Kiefte, M. (2006). Speech perception within a biologically realistic information-theoretic framework. En M.J. Traxler y M.A. Gernsbacher (Eds.), Handbook of Psycholinguistics. New York, Academic Press. 3. Bosch, L. (2005). Evaluación fonológica del habla infantil. Barcelona, Masson. 4. Álvarez, A. y Graciano, C. (2009). El enfoque fonológico de las alteraciones del habla infantil. Buenos Aires, Dunken. 5. Weismer, G. (2006). Speech disorders. En M.J. Traxler y M.A. Gernsbacher (Eds.), Handbook of Psycholinguistics. New York, Academic Press. 6. Gierut, J.A. (2007). Phonological complexity and language learnability. American Journal of SpeechLanguage Pathology, 16, 6-17. 7. Rvachew, S. y Bernhardt, B.M. (2010). 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Por ejemplo, la palabra «insensato» está formada por los morfemas «in» y «sensato»; o «perrazo», por «perr» y «azo», «Sensato» y «perr- constituyen la raíz de la palabra, y los morfemas «in» y «azo- son afijos que r-;ecuadro 5.1. Diferencias entre morfemas f1exivosy morfemas derivativos Los morfemas flexivos: Son siempre sufijos. Establecen el género y el número de los sustantivos y adjetivos y el modo, tiempo, número y persona de los verbos. Ofrecen al lector pistas sobre la concordancia de las palabras en las oraciones. No modifican el significado de la palabra a la que se añaden. Contienen muchas formas que son irregulares ortográfica mente (se modifica la forma del sufijo en determinados verbos). Su procesamiento se realiza en el área frontal inferior izquierda, asociada al procesamiento sintáctico. L modifican esa raíz. En el primer caso, «in» se trata de un prefijo, puesto que va antes de la raíz; y en el segundo «azo», de un sufijo, puesto que va después. Los afijos pueden ser de dos tipos: los que añaden información gramatical al nombre (por ejemplo, el sufijo «o» en «gato» indica género masculino; «a» en «gata», femenino; «s» en «gatos», plural; etc.) y los que derivan una nueva palabra a partir de la raíz «<pan-era», «salt-aba», etc.). El primer tipo de morfología recibe el nombre de flexiva, y tiene una función gramatical; y el segundo tipo de morfología se llama derivativa, y tiene la función de construir nuevas palabras (recuadro 5.1). Los morfemas derivativos: Pueden ser prefijos, infijos y sufijos. Matizan o modifican el significado de la palabra a la que se añaden. Permiten distinto grado de opacidad semántica con el significado de la raíz, desde una proximidad muy alta (como en niño-niñito) hasta una irregularidad semántica fuerte (como en periodo-periodista ). Permiten hacer crecer el léxico de la lengua, generando nuevas palabras (ej.: super-alucinante). Son muy variados en cuanto a formas: en el Diccionario etimológico de los sufijos españoles (Pharies, 2002), se recogen 487 sufijos diferentes. Su localización es temporal posterior o, al menos, más distribuida que la de los morfemas flexivos. .-J • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE El procesamiento morfológico de una palabra implica, por lo tanto, conocer el papel de los diferentes afijos, prefijos y sufijos, así como las reglas que regulan las combinaciones de éstos con las raíces. Conociendo el significado de los afijos derivativos se pueden entender palabras que incluso no se han escuchado antes. Así, por ejemplo, podemos entender que «mastuerzón» se referirá a un mastuerzo grande, o que «okapitoserá un okapi pequeño, aunque no sepamos lo que es un okapi. Igualmente, conociendo los sufijos flexivos se podrá comprender la relación de cada palabra con las otras palabras de la oración o de oraciones adyacentes, es decir, se puede establecer la concordancia sin táctica a través del género y número, en el caso de los sustantivos y adjetivos, y del modo, tiempo o persona, en el caso de los verbos. Para poder entender o producir una frase correctamente, tenemos que saber qué palabras concuerdan con qué otras, y esto es fácil si nos fijamos en los sufijos de cada palabra. En el caso del género, sabemos que una palabra que acaba en «a» se pondrá en relación con otra palabra que acabe también en «a». Por ejemplo, en la oración «El perro negro ladraba a la gata blanca», sabemos que «negro» se refiere al «perro» y «blanca» a la «gata» (aunque hay notables excepciones; por ejemplo, en la oración «Tenía la mano blanca», «blanca» se refiere a la «mano», aunque una termine en «a» y otra en «o»). Y lo mismo en el caso del número, pues en la oración «Los cazadores que perseguían al ciervo estaban cansados», sabemos que «cansados» se refiere a los cazadores, y no al ciervo. En este capítulo analizaremos cómo llevamos a cabo el procesamiento morfológico de las palabras, qué tipo de estrategias cognitivas realizamos para procesar los afijos y raíces de las palabras y qué áreas cerebrales son las responsables de esas estrategias. También veremos las consecuencias que tienen las lesiones de esas áreas en el procesamiento morfológico de los pacientes afásicos. PROCESOS MORFOLÓGICOS La estructura morfológica es muy valiosa, porque desde el nivel de palabra proporciona información clave para conocer el significado de elementos léxicos complejos, y también para construir niveles superiores de procesamiento sintáctico. Una pregunta que surge inmediatamente es si esta información se obtiene antes de haber reconocido la palabra, identificando sus morfemas componentes (raíz, sufijos y prefijos) o si, por el contrario, esa información se obtiene después de haberla reconocido. La pregunta esencial es si el análisis morfológico es una condición para el acceso léxico o posterior a este. Existen razones a favor y en contra del procesamiento preléxico de los morfemas. A favor está el hecho de que, si en el léxico se almacenan sólo los morfemas, y no todas las palabras completas, el espacio necesario para archivarlas es mucho menor. Almacenar la raíz hij- por un lado y tener un diccionario mental de sufijos, supone que no tengamos que guardar todas las formas flexivas y derivativas de las palabras «hijo, hija, hijos, hijas, hijitos, hijastro, etc.», Sin embargo, en contra está el hecho de que, para reconocer morfemas, hay que identificarlos dentro de la palabra, y no hay ninguna marca visual en la misma que nos diga dónde empieza y acaba la raíz, y dónde los afijos que lleva incorporados. Por eso, para reconocerlos es necesario implementar reglas que permitan llevar a cabo una segmentación eficaz de la palabra. Pero la aplicación de reglas morfológicas exige dos condiciones indispensables: • Transparencia • Transparencia ortográfica. semántica. La transparencia ortográfica supone que, cuando se añada un afijo a una raíz, no se produzcan en ésta cambios ortográficos o fonológicos. Por ejemplo, el verbo comer es ortográficamente transparente. De la raíz com-, en el infinitivo comer se puede formar un pasado imperfecto, comía, sin perder ningún atributo ortográfico o fonológico de esa raíz, com-. Sin CAPíTULO 5. Morfología embargo, cuando se quiere obtener el mismo tiempo pasado a partir de la raíz ser, se obtiene la forma verbal era, la cual ha perdido todas las características fono lógicas y ortográficas de la raíz. En este caso, no se puede proceder aplicando reglas de adjunción para obtener la forma en pasado, porque si se añade -ia a la raíz no se consigue el pasado, sino el condicional sería. La transparencia semántica es la segunda condición para que se puedan aplicar reglas de composición morfológica. Supone aceptar que cuando se añade un afijo a una raíz se mantengan sin modificación los rasgos semánticos que incluye tal raíz cuando aparece libre. Se entiende, por supuesto, que el afijo le añade otros rasgos semánticos, pero esto no debe suponer una modificación del significado primero. A partir de la raíz espos-, se puede formar el género femenino adjuntando -a, o el masculino adjuntando -o. La raíz, cuando está libre, significa persona adulta casada; con el sufijo -o significa persona adulta casada y hombre; y con el sufijo -a significa persona adulta, casada y mujer. El significado permanece invariable, y el sufijo añade un rasgo semántico a la raíz. Sin embargo, si se procede adjuntando estos sufijos de género a la raíz minut-, se obtendrá minuta por un lado (es decir, factura detallada por la adquisición de un objeto o servicio) y por otro minuto (que no es precisamente el masculino de una factura). Si se viola alguna de estas dos condiciones de transparencia se impide la aplicación de reglas de producción o segmentación morfológica. Estaríamos ante palabras llamadas morfológicamente irregulares. El acceso a su representación léxica y semántica no puede realizarse tomando como punto de partida la raíz e implementando una regla de adjunción morfológica. Por eso es obligatorio que estas palabras tengan una representación explícita en el léxico, y que su acceso sea conseguido de modo directo por asociación entre el input y el trazo de memoria correspondiente. Minuto y minuta, así como ser y • era, tendrían que tener una representación en el léxico. No valdría almacenar sólo la raíz. Las pruebas experimentales revelan que, cuando se dan las condiciones necesarias, el lector tiende a segmentar las palabras y a componer el significado de las mismas a partir de sus morfemas. Incluso cuando la palabra es monomorfémica, pero tiene una terminación o un comienzo que parece un sufijo (pseudoafijada), el lector realiza una segmentación de la palabra previa a su reconocimiento, lo que le lleva a una mala identificación de su significado y a un mayor tiempo de reconocimiento. En francés, el sufijo -ette significa pequeño; así, fille es niña, y fillette es niñita. Sin embargo, baguette, que es una barra pequeña de pan, no puede derivarse a partir de la raíz bague, que significa anillo. I Pues bien: el tiempo de reconocimiento de baguette es significativamente más largo que el de fillette, porque se realiza una descomposición preléxica de la palabra. En español sucede lo mismo con palabras pseudoprefijadas como regalo, cuya primera sílaba podría ser un prefijo, -re, con respecto a palabras realmente prefijadas, como reponer, donde -re es realmente un prefijo." (recuadro 5.2). Modelos En función de lo que venimos diciendo hasta ahora, los modelos de representación morfológica que se han planteado mantienen todas las alternativas posibles respecto de las unidades que se almacenan en el léxico: • Listado exhaustivo: todas las palabras, en su forma completa, tienen una entrada independiente.é y no se especifica en absoluto ninguna característica morfológica de la misma. Los modelos conexionistas puros pueden ser clasificados en este apartado, porque sólo tienen en cuenta la composición ortográfica-fonológica de la palabra, las letras y los fonemas, y en ningún caso consideran la estructura morfológica de la misma. En todo caso, interpretan los resul- 11 NEUROCIENCIADEL LENGUAJE r-;;ecuadro 5.2. ¿De verdad hay algo más que forma y significado en una palabra? Un tema de discusión sobre procesamiento mores si realmente es necesario procesar los componentes rnorfológicos de las palabras o, por el contrario, esos componentes no son más que las características ortográfico-fono lógicas y semánticas de las palabras. Dos palabras de la misma familia morfológica, que compartan la raíz, como por ejemplo casa y casucha, comparten además la ortografía (fonología) y también el significado. La pregunta que, por lo tanto, surge, es si no será suficiente para el sistema de procesamiento léxico considerar las características ortográficas (fonológicas) y semánticas para explicar cualquier efecto experimental que surja de la relación entre estas palabras. Si fuera así, pooríamos prescindir de las operaciones morfológicas, puesto que éstas serían sólo la suma de los cómputos de las relaciones ortográfico-fono lógicas más las semánticas. fológico Con objeto de responder a esta cuestión, hemos llevado a cabo una serie de experimentos de prittúng, utilizando primero como variable dependiente los tiempos de reacción" y, posteriormente, los potenciales relacionados con eventos (ERP),4también llamados potenciales evocados. La técnica consistía en presentar primero una palabra durante un tiempo variable (prime), y después una segunda palabra (target), hasta que el participante realizase sobre ella una decisión léxica, es decir, decidir si el terge: era una palabra real o inventada (seudopalabra). Esta técnica permite variar las relaciones que existen entre las dos palabras y observar el efecto que producen sobre.los tiempos de reacción. I En el gráfico siguiente se pueden ver los efectos de los tres tipos ~e relaciones: morfológicas (ej.: hijo-HIJA), ortOgráfi~as (ej.: foco-FOCA) y semánticas (ej.: cirio-VELA),..con presentaciones muy cortas del prime, desde\32 ms, hasta presentaciones más largas y visibles 'de 250 ms. Estos efectos se obtienen comparando los tiempos de reacción de estos pares de estímulos relacionados con otras parejas de estímulos sin ninguna relación (ej.: pavo-META). Lo que observamos es que el curso del procesamiento es muy diferente para cada una de las tres. Las palabras que previamente han tenido un prime relacionado morfológicamente se reconocen más rápido, desde que se inicia el procesamiento (32 ms) hasta un cuarto de segundo después (250 ms). Sin embargo, los pares ortográficos empiezan proporcionando facilitación y terminan por producir un efecto de interferencia en las presentaciones más largas, sin duda debi- do a que "foco" es un competidor léxico de "FOCA". Finalmente, las relaciones semánticas no producen ningún efecto en las presentaciones cortas del prime, y acaban produciendo una facilitación significativa a los 250 ms. Estos efectos tan dispares muestran claramente un tratamiento cognitivo genuino y particular de las relaciones morfológicas, que no son reducibles a relaciones meramente ortográficas ni semánticas. 80 -,,~-.. o-)Ij.. ~-..;. .. -..;..=...~.."..'_"0':>-----1 ~_ 60t- 40+-__ m-~~-_/ __ ~ __ 28 L~o"-" ~~_~&~dw-'~ 20~-2i!!t::====~~~..:..- __ ~ 0t-_OT __ ~-~-_--_-_-_-_-&~í~4_~_~~ __ ~ _20t---3-A--------"-~~-~1~2~ -40+---------------------------~ 32ms 64ms 250ms .. -o .. - Morfológico (hijo-HIJA) - ...•.. - Semántico (cirio-VELA) ____ Ortográfico (foco-FOCA) Estos mismos estímulos fueron utilizados en otro experimento en el que se registraban los ERP de los participantes." De nuevo, emergieron diferencias muy notables en un componente denominado N400, que es muy sensible a las posibilidades de integración de los pares de palabras. En el gráfico puede verse cómo hijo-HIJA produce un pico positivo, diferenciado respecto de la condición sin relación pavo-META desde P200. Los pares focoFOCA producen este mismo efecto, para separarse rápidamente y producir una N400 retardada. Este efecto es muy interesante, porque los participantes toman, en un primer momento, foco-FOCA como pares relacionados morfológicamente; por eso ambos difieren de pavo-META alrededor de los z -1~;r -5 pv ~ -- hijo-HIJA -- pavo-META foco-FOCA 400 1000ms CAPíTULO 5. Morfología 200-300 ms (P200), y sólo después empiezan a diferenciarse entre sí. Nosotros hemos interpretado P200 como un componente que refleja el análisis morfológico de la raíz de la palabra. Profundizando aún más en el procesamiento de las distintas relaciones morfológicas entre las palabras, Álvarez et al5 hicieron un experimento de ERP en el que trataban de localizar las diferencias entre pares de palabras, como hijo-HIJA, que mantienen una relación morfológica flexiva, puesto que sólo se diferencian en el género, y pares como reino-REINA, que teniendo también género distinto, como las anteriores, mantienen sin embargo una relación derivativa, ya que el significado de ambas difiere en mucho más que el género. Los resultados, cuando se realiza una localización de fuentes basada en el método VARETA (una variante del algoritmo LORETA), muestran que el procesamiento de las relaciones flexivas se realiza en áreas relacionadas L..:0n el reconocimiento visual, como el cuneo y la tados a favor del procesamiento morfológico de las palabras como una propiedad emergente de las propiedades del sistema: puesto que la probabilidad de coocurrencia de las letras dentro de una raíz o un afijo es más alta que la que existe en los límites de estos, es lógico que el sistema sea sensible a estas propiedades de familiaridad de las cadenas de letras y fonemas. Si a ello añadimos que esas secuencias activan casi siempre el mismo significado, no es de extrañar que la estructura morfológica, sin ser computada, produzca efectos «aparentemente» debidos a ella. En todo caso, las propiedades morfológicas son reducibles a la suma de la activación ortográfica-fonológica más la activación del significado. Esta afirmación no sorprende si pensamos que las palabras relacionadas morfológicamente, como casa y casita, comparten parte de sus propiedades formales y de su significado. En este tipo de modelos, el cómputo morfológico de la palabra para establecer la concordancia con otras palabras de la oración será un efecto posléxico, que se producirá después del reconocimiento de la palabra, y nunca antes. En • circunvolución lingual, mientras las derivativas activan áreas media les del frontal izquierdo y el córtex cingulado. hijo-HIJA reino-REINA la figura 5.1 puede verse el orden de procesos que seguiría un modelo de este tipo. • Segmentación obligatoria: todas las palabras se segmentan en sus morfemas componentes. Se accede a cada uno de ellos en un nivel de representación morfológico y, después, a la palabra completa en el léxico. 7 Es una concepción preléxica y obligatoria del procesamiento. Como dijimos antes, existen algunas pruebas 1 . 1 . 1 . ,,,'"o - ~'':''''oT'''''''''''O ~'IDEN'TIF'ICACióN': -+ :'co'Ncoiú:iANCiA' ~ :... ~.~~.~~f.1!~.... ; :.. ~.~~~~!I~.A~ ...: Figura 5.1. Esquema de procesos que tienen lugar en un modelo en el que se accede directamente a la representación de la palabra, sin considerar su estructura morfológiea. La identificación del sufijo sería posléxica,y permitiría realizar la concordancia con otras palabras de la oración. • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE que sustentan este tipo de modelo; por ejemplo, aquellos experimentos iniciales en los que seudopalabras compuestas por morfemas reales empleaban más tiempo que seudopalabras sin estructura morfológica. Así, «seudopalabraspseudosufijadas como dormaba producirán tiempos de reacción más largos que seudopalabras como tacrel. La raíz dorm- y el sufijo -aba existen en español y, por lo tanto, si en el léxico están almacenadas estas estructuras morfológicas, la tendencia de respuesta del participante irá en la dirección de contestar que ésta es una palabra, cuando lo que tiene que contestar es que es una seudopalabra. De la misma manera, palabras pseudoprefijadas, como regalo, emplean más tiempo de reconocimiento que palabras que empiezan por sílabas que no pueden ser prefijos, como en tálamo. Los mismos resultados han sido obtenidos con palabras pseudosufijadas, como veíamos antes al comparar en francés baguette con [illete. En la figura 5.2 puede verse el orden de procesos que seguiría un modelo de segmentación obligatoria. Sin embargo, no tiene sentido emplear obligatoriamente una estrategia de segmentación cuando nos vamos a tener que enfrentar a palabras ortográfica o semánticamente irregulares, como anduve. • Modelo mixto o dual: el acceso al léxico es una combinación de las dos posibilidades antenores." Incluiría una ruta de segmentación, en la que se identifican la raíz y los afijos, para i"Esi-fMÚL' O"; :"NIVÉL'r:ió¡iFOL6Gic"ó': ¡'ÑivE'L~;ÉMÁÑ'Tlco'¡ .............. ......................... . . t ....L.. . J . : IN· : : COMPOSICiÓN: INSANO ooEE--_: SAN· : -----+> : DEL : ~ : ·0 ; :.................. SIGNIFICADO ; ................ J . :.~.~~.~?~~~~~.I~. 9.~~.~~.~1~.~~.; Figura 5.2. Esquema de procesos que tienen lugar en un modelo en el que el procesamiento morfológico es una condición para el acceso al significado. La identificación del sufijo es preléxica, ya partir de ella se puede realizar la concordancia. después combinar los significados de ambos. Esta ruta estaría especialmente indicada para palabras morfológicamente compuestas regulares, infrecuentes y nuevas. También incluye una ruta directa por la que se accede a la representación completa de la palabra. Está indicada para palabras monomorférnicas, irregulares y palabras frecuentes o familiares. Por lo que dijimos antes, debido a la existencia de palabras que son morfológicamente regulares y palabras que son morfológicamente irregulares, el modelo que más probabilidad de éxito debe tener es el mixto. Un ejemplo de este tipo es el modelo de doble ruta elaborado por Caramazza" y sus colegas, que recibió el nombre de augmented addressed morphology model (AAM), y que asume que el estímulo activa tanto la palabra completa como las unidades morfológicas, los morfemas. La activación de la palabra completa a través de la vía directa es más rápida que la que se produce a través de los morfemas, sobre todo para palabras familiares. Si los morfemas que componen la palabra son más frecuentes que la palabra completa, el acceso al léxico se producirá a través de la vía morfológica. El modelo asume que el nivel morfológico almacena los morfemas base de las palabras, y que cuando uno de ellos se activa, también lo hacen todas las palabras que usan ese morfema, es decir, que pertenecen a la misma familia morfológica. Así, en la vía morfológica, si leemos la palabra cajetilla se activará caj- en el nivel morfológico, y en el léxico se activarán cajita, cajón, caja, cajero y, por supuesto, cajetilla. Un hallazgo importante sobre el que se sustenta esta restricción es que se ha visto que el tiempo de reconocimiento de una palabra no depende sólo de la frecuencia léxica de la misma, sino también de la frecuencia acumulada por todas las formas léxicas derivadas de la misma raíz. Se entiende que las dos vías se ponen en marcha en paralelo, y una de ellas gana a la otra en el acceso léxico. Una representación gráfica de un modelo de este tipo podría ser la de la figura 5.3. CAPíTULO 5. Morfología CONCEPTO PALABRA MORFEMA Figura 5.3. Ejemplo de modelo interactivo con tres niveles: morfema, palabra y concepto. Las flechas señalan dos vías para la activación del significado: una ruta léxica, que activa directamente la representación de la palabra (línea punteada), y otra, indirecta, que activa morfemas antes de llegar al nivel de palabra. REPRESENTACiÓN CEREBRAL DE LA MORFOLOGíA Estudios electrofisiológicos y de neuroimagen Muchas investigaciones sobre el procesamiento morfológico de las palabras han utilizado los potenciales evocados como variable dependiente. La ventaja principal de utilizar los ERP es que permiten ver, milisegundo a milisegundo, la evolución del potencial eléctrico que se produce en las descargas neuronales ante una categoría determinada de palabras en relación a otras. El registro es continuo, y esto le da una resolución temporal inigualable. Uno de los componentes que mejor reflejan el acceso léxico y la integración semántica de la palabra en su contexto es N400, una negatividad que comienza a los 250-300 ms, tiene su pico a los 400 y suele terminar alrededor de los 600 ms. Tiene una localización central posterior, bilateralizada o ligeramente orientada a la derecha. Se produce cuando el significado de una palabra determinada no encaja fácilmente con el contexto. Otro componente bien conocido es la llamada LAN (left anterior negativity). Es también un pico negativo, habitualmente más temprano que N400 y con localización anterior izquierda. Se produce como consecuencia • de transgresiones sin tácticas o discordancias de género o número en las frases. Estos dos componentes, NYOO fueron investigados en varios idiomas europeos con diseños muy parecidos." Se tomaba una raíz determinada, que usa un sufijo regular y frecuente en el idioma, y se le añadía un sufijo de número irregular (poco frecuente, aunque existente). Por ejemplo, en español, una raíz regular podría ser cualquiera de las de los verbos de la primera conjugación, como cant- en cantar. Si el pasado es cant-aba, puede presentarse en su lugar cant-ía, que es el sufijo irregular de la segunda o la tercera conjugación. Y al contrario, se puede tomar una raíz de la tercera conjugación permit- de permitir y añadirle un sufijo regular de la primera, permitaba. Así, tenemos irregularizaciones, como en cantía, y regularizaciones, como en permitaba. Mientras que las regularizaciones producen un pico máximo en F7, es decir, área anterior izquierda, y no son significativas en CZ, en el centro de la cabeza, las irregularizaciones producen una N400 clásica, con las mayores diferencias en Cz, y no significativa en los electrodos frontales. Estos resultados, bien confirmados a partir de diversos trabajos, parecen señalar que el lector busca un sufijo frecuente y regular, como -aba, para segmentar la palabra y separarlo de la raíz. Como consecuencia se produce LAN, que es un componente sintáctico. Sin embargo, en las irregularizaciones, el lector no detecta un sufijo irregular y poco frecuente, como -ía; por eso se produce el componente semántico N400, ya que el estímulo no tiene sentido para él. Además, supone apoyar una localización anterior izquierda, asociada a ese componente LAN y probablemente al área de Broca, al que se le han atribuido este tipo de funciones de modo tradicional. En una investigación realizada en español,'? se utilizaban regularizaciones del tipo permitaba. En concreto, se presentaban oraciones como: • Ayer, en la montaña, el escalador resistía frente a la tormenta. • Mañana, en la montaña, el escalador resistirá frente a la tormenta. • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE • Ayer, en la montaña, el escalador resistaba frente a la tormenta. • Mañana, en la montaña, el escalador resistará frente a la tormenta. En la figura 5.4 se puede ver que tanto en los verbos (resistía frente a resistirá) como en los no verbos (resistaba frente a resistará) existe una importante diferencia entre la oración concordante y la discordante, independientemente de que esa concordancia se haga con un verbo que no existe. Este resultado, junto con los examinados con anterioridad, señala que el lector detecta un sufijo e, inmediatamente, antes de reconocer la palabra, intenta hacerlo concordar con el marco temporal establecido previamente por el adverbio, es decir, un tratamiento preléxico de la morfología de la palabra en el contexto de frase. _ Verbos concordantes - Verbos disconcordantes _ «No-verbos» concordantes _ «No-verbos» dísconcordantes Estas evidencias concuerdan con otras obtenidas a partir de resonancia magnética funcional, en las que se comparaba la activación producida por palabras monomorfémicas y palabras polimorfémicas que incorporaban sufijos. Los resultados señalan que la activación es mayor para las palabras morfológicamente complejas en la zona inferior izquierda del lóbulo frontal y, dependiendo del tipo de relación morfológica, sobre todo en derivaciones, en la circunvolución superior del lóbulo temporal izquierdo. Ambas áreas coinciden con las clásicas del lenguaje: área de Broca y área de Wernicke. Así sucede en un trabajo de tomografía por emisión de positrones!' en el que se pedía a los participantes que produjeran el pasado simple de verbos regulares e irregulares en inglés. Los resultados demostraron que las dos categorías de estímulos producían una activación del área de Broca. Esta área 46 sólo se activa con los verbos regulares, y su función podría ser la aplicación de reglas. Por el contrario, los verbos irregulares activan sólo el área temporal 21, especializada en procesar un trazo de memoria correspondiente a una entrada léxica particular. Otros muchos estudios tratan de especificar la relación entre la descomposición morfológiea de la palabra y las vías ventral y dorsal que comunican estas dos áreas, pero no hay una evidencia segura de momento en este aspecto. Parece que las áreas temporales se activan sobre todo con palabras derivadas, mientras que las flexiones de las palabras producen una activación más selectiva del área de Broca. ESTUDIO DE PACIENTES Afasia de Broca Figura 5.4. Los estímulos disconcordantes presentan una mayor negatividad frontal alrededor de los 400 ms. Este componente podría identificarse como LAN (left anterior negativity), un componente que ha sido relacionado con violaciones de tipo sintáctico. Este componente afecta por igual a los verbos y a los «no-verbos», lo cual indica que la concordancia puede ser realizada preléxicamente, antes del reconocimiento de la palabra. Las pruebas que vienen del estudio de pacientes son coincidentes con las anteriores. Los afásicos de Broca sufren un daño cerebral que afecta a las áreas 44 y 45, según el mapa de Brodman. Sus problemas lingüísticos afectan sobre todo a la producción del lenguaje; a la expresión verbal, en concreto. Emiten frases con una estructura sintáctica simplificada, en la que faltan los nexos gramaticales, y suelen hacer CAPíTULO 5. Morfología una conjugación errónea de los verbos que utilizan. No es extraño que se les haya puesto como ejemplo de pacientes en los que la construcción morfológica de las palabras se halla seriamente afectada. Son muy interesantes los estudios en los que se somete a estos pacientes a tareas de continuación de frases en las que, dado un verbo, tienen que ejecutar un cambio de tiempo verbal (por tanto, una sustitución del sufijo del verbo)." El evaluador les propone la frase «Todos los días firmo un documento. Ayer, como todos los días ... », y el paciente debe continuar diciendo: «firmé un documento». Los resultados muestran que cometen errores de todo tipo sobre la forma verbal, sustituyen los sufijos de persona o de número, utilizan sufijos temporales que no corresponden, etc. La tarea se resolvería de manera eficaz si pudieran diferenciar la raíz que se les da en el verbo de la primera frase, «firm-o», y después sólo tendrían que añadir el sufijo de pasado, «[irm+ é», La incapacidad de estos pacientes para generar reglas de composición morfológica a partir de una raíz hace que cometan esos errores. Además, estos errores no están relacionados con la regularidad del verbo, es decir, recaen con la misma probabilidad sobre verbos regulares, como en el ejemplo anterior, que sobre formas irregulares en las que la aplicación no sería eficaz, como en «ando-anduve». Parece que no pudieran distinguir las formas regulares, sobre las que se pueden aplicar reglas, de las formas irregulares, sobre las que no se deben aplicar, y cuyas representaciones deben ser buscadas en la memoria léxica. Anomla Un patrón bastante distinto es el que presentan los afásicos anómicos. Su problema se encuentra en la dificultad para localizar en su memoria las palabras de contenido que tienen que usar en el habla diaria: nombres, verbos, adjetivos, nombres propios, etc. Sin embargo, su capacidad para aplicar reglas morfológicas se halla intacta. Es decir, es un patrón de síntomas inverso al que presentan los afásicos de Broca. Estos pacientes no tienen problemas en la tarea • de continuación si las formas verbales son regulares; pero si son irregulares, aumenta mucho el número de errores, puesto que, como hemos dicho, las formas irregulares, por definición, no pueden componerse usando reglas, sino que hay que ir a buscadas a la memoria léxica. El problema es que el acceso a la memoria léxica de los afásicos anómicos está muy deteriorado. Más llamativo resulta aún el análisis cualitativo de los errores verbales que cometen: en su gran mayoría consisten en sobrerregularizaciones, es decir, toman la raíz del verbo «and-» y le añaden el sufijo de pasado «and+ é» y así caen en un error morfológico típico (ver ejemplos de los errores producidos por cada tipo de paciente en la tabla 5.1). Tabla 5.1. Errores producidos por los pacientes agramáticos y 'los anómicos sobre las formas irregulares. Mientras los agrarnáticos producen muchos cambios de tiempo verbal, los anómicos producen básicamente errores de regularización Verbo Oigo Pongo Ando Siembro Friego Siego Tuesta Se Pierdo Elijo Muerdo Juego Riego Sierro Huelo Pienso Hiervo Ruego Tiemblo Vuelvo Traigo Vuelco Vierto Errores Agramátlcos AnóInJcOs estuve pondré andé puse fregaré segaré sortar poní andé simbré, sambré freí silé, salí cogí elegiré, elijó mordiré jugaré regaré serraré ficharé, huelo pensaré, ganar herviré rogaría tembloró, semblé volveré, vuelvo traeré volcaré, volví vertiré, verto elijé chupé no gané hiervé ruegue vuelqué vierté • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE Disociaciones dobles En cuanto a los estudios de caso único, veremos a continuación algunos ejemplos de pacientes descritos en la literatura especializada que se atienen a esta disociación entre una vía directa de acceso al léxico y otra de descomposición morfológica. SJD era un paciente estudiado por Badecker y Caramazza 13 que tenía problemas de habla espontánea, lectura y repetición. Cometía un alto número de errores morfológicos en lectura, sobre todo de producción de formas verbales regulares (walked), mientras que incurría en muchos menos con formas irregulares (bought), las cuales hemos dicho que no pueden ser derivadas por reglas, sino extraídas directamente de la memoria léxica. Otro paciente, FS, descrito por Miceli y Cararnazza," presentaba agramatismo en el habla espontánea, cometía errores sobre palabras flexionadas y no sobre palabras derivadas. Estas últimas pueden llegar a tener una gran opacidad semántica (por ejemplo, cómo cambia el significado del verbo «decir» cuando se le antepone el prefijo «pre»), y por eso deben estar léxicamente representadas. Sin embargo, su ruta léxica estaba perfectamente preservada, por eso no cometía apenas errores con palabras irregulares. Tanto SJD como FS son ejemplos de un mal funcionamiento de la ruta de producción morfológica. SJD comete errores en verbos regulares; como sus formas compuestas no están en el léxico, no puede leerlos. En el lado opuesto tenemos a dos pacientes, ES y TS, presentados por Marslen-Wilson and Tyler," que sufrían demencias semánticas que afectaban especialmente a las formas morfológicamente irregulares. En ese mismo trabajo presentaban un estudio cronométrico que usaba la técnica de priming morfológico. Utilizaron tres tipos de palabras: morfológicamente regulares icalledl call), morfológicamente irregulares (gave/give) y semánticamente relacionadas (white/black). Se utilizó un grupo de control formado por sujetos con habilidad lingüística normal. Los pacientes JG y DE eran agramáticos, con habla muy vacilante y ausencia de afijos flexivos. Tenían problemas sobre todo con palabras morfológicamente complejas, pero regulares. Por el contrario, el paciente TS era también agramático, pero tenía especiales problemas con las palabras irregulares. Los resultados mostraron que la facilitación que se obtiene en los sujetos normales cuando se les presentan pares de palabras relacionadas morfológicamente, en la condición de palabras regulares, se convierte en inhibición en los pacientes JG y DE y, por el contrario, produce una mayor facilitación en TS. En este último aparece, además, inhibición en la condición de relación semántica. Se establece así una disociación doble con pacientes afásicos, utilizando una prueba cronométrica y una técnica de priming. Muy similar es el estudio presentado por los mismos autores en el que se registran los ERP para pares de palabras de las tres categorías mencionadas en el trabajo anterior. La negatividad frontal obtenida para pares de palabras regulares se hace posterior en los pares irregulares, y es más distribuida y menos intensa en los pares semánticos. La conclusión es que si hay pacientes que conservan un procedimiento mientras han perdido el otro y viceversa, podemos concluir, de nuevo, que existen procedimientos independientes de acceso a la representación de las palabras, una ruta léxica directa y una ruta no léxica de descomposición morfológica. La importancia de los datos con pacientes es que apoya un soporte físico diferente (áreas o circuitería) para cada ruta morfológica. Los estudios neuropsicológicos nos han demostrado que las estructuras neurológicas subyacentes a un tipo y otro de estímulos no son las mismas. Que cuando se lesiona una vía, la otra sigue opera ti va. Que la localización cerebral de la aplicación de reglas morfológicas puede ser frontal, mientras la activación léxica directa puede ser temporal. \. CAPíTULO 5. Morfología • Resumen La estructura morfológica de las palabras determina los procesos mentales que tienen lugar durante su reconocimiento. El hecho de que existan familias muy amplias de palabras que comparten la raíz y hacen variar los morfemas que se les añaden, refuerza la idea de un sistema de reconocimiento basado en la utilización de reglas de segmentación y composición. Pero, de la misma manera, las irregularidades morfológicas también son muy abundantes, y esto exige un mecanismo que no funcione por reglas, sino que permita almacenar las excepciones como representaciones independientes. Las pruebas experimentales basadas en el reconocimiento de seudopalabras compuestas por morfemas existentes, así como de palabras pseudosufijadas o la existencia de pacientes como los afásicos de Broca, permiten apoyar la existencia de este mecanismo que opera bajo reglas. El hecho de que reconozcamos palabras irregulares y los errores de regularización en niños y afásicos anómicos, apoya un procedimiento de reconocimiento directo sin tener que hacer la descomposición morfológica de la palabra. Las flexiones, más relacionadas con los aspectos gramaticales de las frases, al señalar las concordancias dentro de la oración, parecen más sujetas a un tipo de procesamiento por reglas; mientras que muchas de las derivaciones, debido a la mayor variación semántica que permiten en relación a la palabra base de la que parten, podrían ser accedidas de manera directa. Los estudios electrofisiológicos y de neuroimagen nos han permitido también acercarnos a la localización cerebral de ambos tipos de procedimientos. Mientras el procesamiento a través de reglas morfológicas utilizaría con mayor probabilidad el área de Broca, el acceso directo al significado de las palabras se llevaría a cabo en áreas posteriores del cerebro, sobre todo en el área temporal izquierda, o con una distribución aún más amplia. Preguntas de autoevaluación • Encontrar un ejemplo de irregularidad rnorfológica ortográfica y otro de irregularidad morfológica semántica. • ¿En el modelo de listado exhaustivo, el procesamiento del género será preléxico o posléxico? tienen una frecuencia de los morfemas menor que la frecuencia total de la palabra, ¿por qué vía se procesarán? • ¿La anomia es un déficit léxico o sintáctico? • Si un paciente comete errores de regularización de palabras, ¿qué vía tendrá dañada? • En el modelo mixto o dual, las palabras que REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Longtin, C.M., Seguí, J. y Hallé, P. (2003). Morphological priming without morphological relationship. Language and Cognitive Processes, 18,313-334. 2. Domínguez, A., Alija, M., Rodríguez-Ferreiro, ]. y Cuetos, F. (2010). The contribution of prefixes to morphological processing of Spanish words. European Journal ofCognitive Psychology, 22 (4),569-595. 3. Domínguez, A., Seguí, j. y Cuetos, F. (2002). 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Weyerts, H., Penke, M., Dohrn, U., Clahsen, H. y Münte, T. (1997). Brain potentials indicate differences between regular and irregular German plurals. NeuroReport, 8,957-962. 10. De Vega, M., Urrutia, M. y Domínguez, A. (2010). Tracking morphosyntactic and lexical processes in the Spanish verb with ERPs. Joumal ofNeurolinguistics, 23, 400-415. 11. Jaeger, J. J., Lockwood A. H., Kemmerer, D. L., Van Va!in R. D., Murphy, B. W. y Khalak H. G. (1996). A positron emission tomography study of regular and irregular verb morphology in English. Language, 72,451-497. 12. Cuetos, F., Domínguez, A., Baawn, S. y Berthier, M. (2007). Disociación entre pacientes agramáticos y anómicos en la producción de formas verbales. Revis- ta de Neurología, 44, (4),203-208. 13. Badecker, W. y Caramazza, A. (1985). On considerations of method and theory governing the use of clinical categories in Neurolinguistics and Cognitive Neuropsychology: The case against agrammatism. Cognition, 20, 97-125. 14. Miceli, G.A. y Caramazza, A. (1988). Dissociation of inflectional and derivational morphology. Brain and Language 35, 24-65,1988. 15. Marslen-Wilson, W. D. y Tyler, L. K. (1998). Rules, representations and the English past tense. Trends in Cognitive Sciences. 2,428-435. l Sintaxis Manuel Martín-Loeches íNDICE DE CONTENIDOS • • • • Introducción Procesamiento cognitivo Bases neurológicas de la Sintaxis Trastornos INTRODUCCiÓN Para la correcta y completa comprension lingüística de una oración, no basta con conocer el significado de cada una de las palabras que la componen. Es igualmente crucial que el oyente o el lector descubra lo que se conoce como la estructura sintáctica de la oración, es decir, cómo se relacionan entre sí los diversos elementos que componen una oración, pues de esta estructura se derivarán finalmente los roles temáticos, o quién hace qué a quién. No dicen lo mismo las oraciones «Juan besa a María» que «María besa a Juan», aunque en ambos casos las palabras que las componen sean exactamente las mismas. De una a otra oración cambian radicalmente el agente y el receptor de la acción. La sintaxis tiene la culpa. La palabra sintaxis viene del latín syntaxis, que a su vez se deriva del griego O"úV'ra~tC;, de ouvráccsrv, verbo que significa coordinar. Y es que, según la definición del Diccionario de la RAE, en su 23a edición, la sintaxis sería aquella parte de la gramática que enseña a coordinar y unir las palabras para formar las oraciones y expresar conceptos. Se destaca por tanto el importante papel que la Sintaxis tiene a la hora de coordinar elementos, si bien hay que decir, con el fin de completar la definición de la RAE, que no siempre son palabras lo que se coordina, sino que una parte importante del trabajo de la sintaxis se aplica también a unidades o emisiones menores, unidades morfológicas. En este último caso hablamos de morfosintaxis, aunque es objeto de discusión para algunos au- tores si la sintaxis y la morfosintaxis son una y la misma cosa, o si no serían dos procesos relativamente independientes.' También creemos conveniente mencionar que, mientras en lingüística la sintaxis es sólo una parte de la gramática, en Psicolingüística sintaxis y gramática se suelen tratar como términos equivalentes. En cualquier caso, una definición más práctica de sintaxis hablaría de reglas que permiten y determinan cómo combinar símbolos, sean estos palabras o unidades menores (unidades morfológicas), en cadenas predominantemente secuenciales (consecuencia de las restricciones impuestas por nuestro aparato fonador), es decir, en frases y oraciones, y cuyo resultado es la descripción de una situación particular (que sea real o ficticia, es otro tema). Para algunos autores, la sintaxis es lo más importante y diferencial del lenguaje humano, cuando comparamos éste con el de otras especies. Lo fonológico y lo semántico lo podríamos compartir de alguna manera con otras muchas especies, pues, por ejemplo, los loros articulan algo externamente parecido a los sonidos de nuestro lenguaje, y se ha conseguido que algunos primate s aprendan un cierto vocabulario gestual, donde determinados gestos denotan conceptos o contenidos semánticos. La sintaxis, la capacidad de combinación de símbolos, sería única en nuestra especie. Ésta ha sido la postura defendida principalmente por el lingüista Noam Chomsky y, a partir de él, por un gran número de seguidores. Según esta visión, además, sería esta característica del lenguaje la que explicaría la peculiaridad • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE de la mente humana y su capacidad de razonamiento abstracto. Al ser unas puras reglas formales, serían reglas desimbolizadas, es decir, que constituyen una entidad totalmente independiente de los símbolos que combinan. Es por esto que gracias a la sintaxis se permiten infinitas combinaciones, incluso alejadas totalmente del mundo real. Como ejemplo de esto, Chomsky sugirió la famosa oración «las ideas verdes incoloras duermen furiosarnente». Gracias a esta propiedad combinatoria, infinita y no condicionada por el mundo real, la sintaxis sería el motor del pensamiento, incluso la razón de la creatividad humana. De las infinitas combinaciones que se permiten, algunas habrían sido realmente brillantes y productivas; se pueden combinar no sólo unas ideas verdes incoloras, sino, pongamos por caso, un hombre-león, de donde tendríamos el origen de algunas obras de arte paleolítico, mitad hombre y mitad animal. La principal operación del sistema sintáctico sería entonces la de combinar, unir o agrupar aquello que va junto, aunque en ocasiones haya que mover algunas de las piezas de sitio. En el ejemplo «Pedro se come los helados que hacen en la tienda que han abierto en la esquina con mucha fruición», la estructura sintáctiea determina que «con mucha fruición» es la manera en que «Pedro se come los helados»; ambas ideas van juntas, a pesar de que entre una y otra hay una cierta distancia y, lo que es peor, otras ideas que podrían haberse combinado: podrían hacer los helados con mucha fruición, o haber abierto la tienda de esta manera. Sin embargo, esta oración también es precisamente un buen ejemplo de que a veces la información no específicamente sin táctica determina, o ayuda a determinar, la estructura sintáctica, pues no es corriente hacer helados con fruición, ni mucho menos abrir tiendas de esta manera, mientras que lo es mucho más naturalmente para comer helados. Hablaremos más extensamente de esto en las secciones siguientes. En este capítulo vamos a describir las distintas propuestas acerca de cómo y cuándo se realizan estas operaciones combinatorias durante la comprensión de oraciones, y veremos que hayal menos dos posturas, podríamos decir que diametralmente opuestas y totalmente enfrentadas, aunque ambas con un amplio bagaje experimental, así como algunas otras propuestas intermedias. A continuación hablaremos de las principales áreas del cerebro que subyacen a la sintaxis, que, aunque se conocen básicamente desde hace décadas, gracias a las lesiones cerebrales, sólo recientemente se entienden de manera mucho más completa y profunda, de la mano de las modernas técnicas de neuroimagen. De las consecuencias de esas lesiones que nos permitieron saber por dónde se localiza la sintaxis en el cerebro, hablaremos en último lugar. PROCESAMIENTO COGNITIVO Existe abundante evidencia experimental de que durante el procesamiento de oraciones el proceso es predominantemente incremental, es decir, que a medida que se va procesando una oración, cada palabra que se encuentra, al igual que cada partícula informativa (morfosintáctica), se incorpora a una estructura sintáctica en construcción. En otras palabras, los sujetos no esperan a recibir la totalidad de la oración para proceder a extraer su estructura sin táctica, sino que ésta se va construyendo «en línea»." Hasta aquí, prácticamente todos los autores estarían de acuerdo. Las diferencias empezarían a aparecer, sin embargo, y principalmente, en cuanto a lo que ocurriría en caso de conflicto entre la nueva información y la estructura o estructuras sin tácticas construidas en línea hasta ese momento. Modelos de procesamiento sintáctico Para empezar, existe una notable división de opiniones respecto a si el procesador lingüístico va construyendo una (y sólo una) estructura sin táctica, o varias. Para algunos autores sólo habría una estructura, y si la nueva información (la nueva palabra o partícula) entra CAPíTULO 6. Sintaxis en conflicto con esa estructura, es decir, nos demuestra que no era la estructura correcta, entonces se producirían un reanálisis y la elaboración de toda una nueva estructura sintáctica en la que la nueva información tenga cabida. Por el contrario, otros autores piensan que, mientras no haya evidencias muy claras y la información lingüística procesada hasta el momento pueda dar lugar a dos o más estructuras sintácticas, el procesador lingüístico construirá y mantendrá todas esas estructuras; cuando llegue nueva información, ésta puede hacer decantarse claramente por una y descartar otras. El primer punto de vista suele ser el que mantienen los llamados modelos modulares; el segundo corresponde a los modelos interactivos. Sin embargo, no está en la raíz de la dicotomía «modular» contra «interactivo» el que haya una o varias estructuras oracionales activas simultáneamente, sino que la principal diferencia entre ambas posturas vendría dada en realidad por el hecho de si cada uno de los principales componentes del lenguaje, y particularmente la sintaxis y la semántica, funcionan como módulos de procesamiento independientes, encapsulados e impermeables a lo que ocurra en otros módulos, o si la información puede fluir entre ellos con relativa facilidad. Pero aún hay más diferencias entre las posturas «modular» e «interactiva» del procesamiento de oraciones, que van más allá de lo que estos meros nombres indican. Normalmente, los modelos modulares son también seriales, es decir, que se asume que los procesos implicados en la construcción de una estructura oracional siguen un orden temporal, no dándose un paso hasta que no se complete el anterior. Lo contrario ocurre con los modelos interactivos, donde varios procesos pueden tener lugar simultáneamente. Además, los modelos rnodulares suelen ser sintactocéntricos; es decir, que para estos modelos la principal guía utilizada a la hora de construir una estructura sintáctica es la propia y exclusiva información sintáctiea, la cual puede, no obstante, entrar en conflicto con otros tipos de información, como • la semántica, pero siempre en momentos tardíos, e incluso secundarios, del procesamiento de una oración. Para la mayoría de los modelos modulares, sin embargo, la información extrasintáctica puede ser tan determinante y decisiva, o más, que la sintáctica, a la hora de establecer la estructura oracional y desde el primer momento. Naturalmente, que el procesamiento lingüístico sea modular o interactivo no tiene por qué ser sinónimo, al menos literalmente, de serial o paralelo, respectivamente. Ni tampoco sintactocéntrico frente a menos centrado en lo sintáctico; ni que haya, en un momento dado, sólo una frente a varias estructuras sin tácticas posibles activas en un momento dado. Sin embargo, es cierto que las propuestas teóricas de mayor éxito respecto al procesamiento sintáctico se mueven, precisamente, entre estos dos polos: modelos que son modulares, seriales y sintactocéntricos, por un lado; y modelos interactivos, paralelos y basados en restricciones no sin tácticas, por otro. Entre uno y otro extremo se han propuesto varias alternativas mixtas, dependiendo del peso que se les dé a la modularidad, la serialidad y el sintactocentrismo individualmente, y de hecho es posible que la realidad se encuentre en algún lugar intermedio, o que ésta varíe dependiendo de múltiples circunstancias y contextos.' No obstante, creemos que resultará muy ilustrativo centrarnos en los dos principales extremos, que desarrollamos a continuación. Modelos modulares, seriales y sintactocéntricos Los modelos modulares suelen asumir la propuesta original de Fodor de que la mente humana consiste, básicamente, en módulos que llevan a cabo procesos muy específicos y que están informacionalmente encapsulados, es decir, que sólo utilizan un tipo de información, la que les sea propia en función de su naturaleza. En la dicotomía semántico frente a sintáctico durante el procesamiento de oraciones, la gran mayoría de estos modelos suele asumir • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE que, mientras el módulo o módulos dedicados a la información semántica pudieran tener un grado menor de encapsulamiento, ser muy abiertos, el módulo sintáctico es, por el contrario, tremendamente encapsulado, imposible de verse afectado por otros tipos de información también contenidos en la oración y que no sean estrictamente sintácticos. De entre todos los modelos de este tipo, el que mayor éxito con diferencia ha tenido es el de la teoría de garden patb «<sendero de jardín»)." Esta teoría se basa experimentalmente, como es el caso con bastante frecuencia en los estudios psicolingüísticos, en el uso de oraciones con una estructura ambigua. O al menos temporalmente ambigua, pues el momento crucial viene cuando la aparición de nueva información desambigua definitivamente la estructura oracional. Para este modelo, el procesador lingüístico construye sólo una estructura sin táctica de la oración, a la cual se va añadiendo la nueva información entrante. A cada nuevo ítem de información que llegue, el procesador utilizará, en primer lugar, información única y exclusivamente sin táctica para seguir construyendo la estructura de la oración. Sólo después se tendrán en cuenta otras informaciones no sintácticas, como la semántica, la con textual o la frecuencia de las estructuras oracionales, entre otras. Si como consecuencia de esto último existiera un conflicto con la estructura formada hasta entonces, se produciría un reanálisis de la oración y aumentaría la dificultad de procesamiento. No obstante, también puede darse un conflicto entre la estructura sintáctica formada hasta el momento y la información puramente sin táctica de la palabra o partícula recién llegada, sin necesidad de procesar subsiguientemente otros tipos de información. Un ejemplo de esto lo tendríamos en (la), donde nos encontraríamos con que, al aparecer el adverbio «ya», y más especialmente aún con el verbo «está», pasamos de una situación estructuralmente ambigua (donde cabían al menos dos posibles estructuras) a una desambiguación (a partir de ese momento ya sólo es válida una). La llegada de un segundo verbo hace obligatoria la búsqueda de un agente para el mismo, y este agente sólo puede ser «la mesa». Para reanalizar la oración y dar lugar a esta nueva estructura, debemos deshacer la estructura anterior, en la que «la mesa» formaría parte, junto con «las sillas», del complemento directo del verbo «arreglar». Todas estas operaciones suponen, evidentemente, un sobreesfuerzo, aumentan la dificultad de entender la oración. La situación es menos ambigua y más fácil, sin embargo, en (lb), donde la conjunción adversativa «pero» determina la posibilidad de que a continuación venga una cláusula distinta. la. Mi amigo está arreglando mesa ya está arreglada. lb. Mi amigo está arreglando la mesa ya está arreglada. las sillas y la las sillas pero ¿Por qué en (la) nos hemos equivocado inicialmente de estructura? ¿Por qué hemos generado una estructura en particular, equivocada, cuando hubieran cabido otras posibilidades? Recordemos que, aunque los modelos interactivos admiten que se activen varias estructuras posibles a la vez, los modelos modulares sólo admiten una en un momento dado; en este caso, la estructura incorrecta. El modelo de garden path establece que esto se produce por la aplicación de dos principios lingüístico s universales que determinan cómo se realiza el análisis inicial de las oraciones ambiguas. Son universales porque existirían en todas las lenguas. Y, lo que es más importante, suelen funcionar correctamente (suelen acertar) en la mayoría de los casos, ya que las oraciones se ajustan más frecuentemente a esos principios. Estamos hablando de los principios de adjunción mínima y de cierre tardío.' De acuerdo con el principio de adjunción mínima, el procesador incorporará la nueva información entrante construyendo la estructura más simple, la que implique un menor número de nodos en el árbol estructural. Está claro que en el ejemplo mencionado en (la), .. CAPíTULO 6. Sintaxis incorporar la mesa a la estructura en la que resulta complemento directo, junto a las sillas, de lo que mi amigo estaba arreglando, es la estructura más simple y con menos nadas en el momento de aparecer la mesa, y por tanto es la preferida. Este principio se aplica, generalmente, adjuntando la nueva información al nodo más alto posible en la estructura jerárquica de la oración, de forma que el número de nadas de orden superior sea el mínimo y no haya que crear otros adicionales. En el ejemplo mostrado en la figura 6.1 se muestra una misma oración con dos posibles estructuras, una oración claramente ambigua. Según el principio de adjunción mínima, sería la opción ilustrada en la figura 6.1a la preferida en primer lugar, pues no necesita, como en el ejemplo ilustrado en la figura 6.1b, de tantos nadas de orden superior, aunque ambas opciones sean igualmente correctas. El principio de cierre tardío viene a decir que, en caso de que en una oración ambigua las distintas opciones den lugar a un número • similar de nadas estructurales, la información entrante se incorporará al sintagma u oración en curso. Por ejemplo, en la oración «Alberto dijo que lo compraría ayer», se prefiere adjuntar el adverbio ayer con el sintagma encabezado por el verbo que acaba de precederle, «comprar», de manera que se interpreta que fue ayer cuando el sujeto realizó la acción de comprar y no la de decir, aunque ambas interpretaciones sean igualmente correctas. Hay que decir que ambos principios están estrechamente relacionados y, como se puede comprobar en estos ejemplos, probablemente no sean del todo independientes. Los principios de adjunción mínima y cierre tardío serían reglas de carácter sin táctico y universal, y, según los modelos resumidos en este apartado, se aplicarían para construir una única versión de todas las estructuras sin tácticas posibles para una oración que se esté procesando, revisándose posteriormente sólo en caso de conflicto con información subsiguiente de carácter sin táctico o extrasintáctico. O a) SN~SV ~ v-----~ SN ~~SN Det I Luis b) Figura 6.1. Marcadores sintagrnáticos posibles en una oración estructuralmente ambigua. En el ejemplo representado en a), se utiliza una estrategia de adjunción mínima; mientras que en b), éste no sería el caso. Obsérvese cómo en b) hay un mayor número de nodos jerárquicos de orden superior. Det = Determinante; N = Nombre; O = Oración; P = Preposición; SN= Sintagma Nominal; SV = Sintagma Verbal; V = Verbo. N I quería el ordenador O I ~ A Dft ~ de la mujer que estaba en el café O SN~SV NI V ---------SN _ SN ~ ~ Luis P Det N I I quería el ordenador I ----- SN DTr:~ ~ de la mujer que estaba en el café • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE Modelos interactivos, paralelos y basados en restricciones extrasintácticas Para estos modelos, el procesador lingüístico es, en principio, y desde el principio, oportunista, de manera que tiene en cuenta todas las fuentes de información posibles a la hora de construir la o las posibles estructuras sintácticas que definan la oración actualmente en curso. Por tanto, no sólo la información sintáctic a tiene un relevante papel desde el primer momento, sino también otras como la semántica, el contexto del discurso y la frecuencia de las estructuras sintácticas (qué estructuras son las más corrientes). Toda esta información se utilizaría en primer lugar, muy rápidamente (prácticamente en los primeros 300 mili segundos desde que aparece la nueva información)" y con un cierto grado de fluidez entre los diferentes tipos de información, pero sin que ninguna prevalezca sobre las demás. Del contraste inicial de toda esta información surgiría, a continuación, una o varias posibles estructuras sintácticas como candidatas a describir la correspondiente a la oración que se esté analizando. Todas las posibles estructuras sin tácticas de la oración se activarían en paralelo, pero serían la o las estructuras que reciban más apoyo por parte de todos los datos las que estarán más activas. De hecho, en ocasiones puede haber dos (quizá más) estructuras para las que las evidencias de todo tipo (sintácticas, semánticas, etc.) indiquen que son igualmente factibles. Para estos modelos, en el momento en que la estructura oracional deje de ser ambigua, el momento de la desambiguación, habrá un aumento de la dificultad de procesamiento por el hecho de tener que elegir entre ambas alternativas e inhibir una de ellas. Si, por el contrario, una estructura recibe mayor activación desde el inicio, pero en el punto de desambiguación se determina que es incorrecta, la dificultad de procesamiento también aumenta, porque en ese punto ambas opciones estructurales, la inicialmente preferida y la ahora correcta, previamente activada pero más débilmente, poseerán la misma cantidad de activación y entrarán en competición. La inicialmente preferida habrá de inhibirse, y aumenta la dificultad de procesamiento. Pero, a diferencia de los modelos modulares, en este tipo de modelos no hay reanálisis, no hay reconstrucción de estructuras. Éstas, todas las estructuras posibles para una oración dada, siempre han estado ahí durante el procesamiento de una oración, no hay que construirlas de la nada; se trata de elegir entre varias alternativas ya activas, si bien puedan tener mayor o menor grado de activación a lo largo del curso del procesamiento de la oración. Para la mayoría de estos modelos interactivos, una fuente muy importante de información a la hora de construir la estructura sin táctica es la semántica. A este respecto, se ha mencionado en numerosas ocasiones que el grado de agencia (animacidad) de un nombre juega un papel importante a la hora de establecer la estructura sin táctica oracional.? Así, por ejemplo, cuando se lee la oración en (2a) y se llega a la palabra «vio», la estructura es todavía ambigua en el sentido de que «la mujer» puede ser el sujeto de la oración o, como se desambigua después, el complemento directo de la oración. Cuando los sujetos leen «el médico» en esa oración, necesitan más tiempo (reflejando una mayor dificultad de procesamiento) que para leer eso mismo, pero precedido por «que fue vista por», donde la desambiguación ocurre antes. Esto quiere decir que en (2a) se adopta claramente la estrategia de preferir la estructura en la que «la mujer» es el sujeto. 2a. La mujer que vio el médico. 2b. La prueba que vio el médico. Sin embargo, en (2b) la situación es completamente diferente, pues el primer sustantivo que aparece es un objeto inanimado y, dada esta información puramente semántica, las probabilidades de que ejerza de sujeto o agente de la oración se reducen considerablemente, haciendo igualmente o incluso más probable desde el principio que ese primer nombre, «la prueba», CAPíTULO 6. Sintaxis sea el complemento directo de la oración. Para los modelos interactivos debería haber una diferencia de dificultad en (2b) respecto a (2a), en el sentido de que ahora no debería haber diferencias de procesamiento entre la lectura de «el médico», tal cual aparece en (2b), y «el médico» precedido por «que fue vista por». Desgraciadamente, los diversos y numerosos experimentos realizados al respecto no han sido homogéneos en sus resultados, encontrándose en algunos casos que, efectivamente, la información semántica fue capaz de determinar la estructura oracional desde el principio, pero en otros no se encontró una verdadera diferencia entre procesar oraciones de un tipo u otro. Al final, una conclusión de trabajo que algunos autores proponen es que el efecto de lo semántico existe en cualquier caso a la hora de determinar la estructura de una oración, aunque sea débil y no tenga por qué predominar sobre lo sin táctico, lo cual sería suficiente para seguir apoyando los modelos interactivos." Otro de los factores importantes a la hora de determinar la estructura de una oración, según los modelos interactivos, es la frecuencia de las estructuras sintácticas utilizadas en una determinada lengua. Veíamos que, para los modelos modulares, los principios de adjunción mínima y cierre tardío serían universalmente determinantes a la hora de establecer una estructura durante la comprensión de oraciones. Sin embargo, para los modelos interactivos esto no sería así, sino que dependería de la frecuencia con la que estas operaciones se utilizan realmente en cada lengua; estos principios no serían sintácticamente universales. Algunos estudios han encontrado, por ejemplo, que para determinadas oraciones habría una preferencia por adjuntar la información entrante a un nodo bajo de la jerarquía en inglés, pero a un nodo alto en español.? Las oraciones (3a) y (3b) son la misma en ambos idiomas; pero, mientras en el primer caso los sujetos prefieren la estructura en la que quien tiene el accidente es «el coronel», en español se prefiere asignar a «la hija» este papel. No sería, pues, una regla sintáctica la que determina una • estructura u otra, sino el uso que los hablantes hacen de un idioma. 3a. The journalist interviewed the daughter of the colonel who had the accident. 3b. El periodista entrevistó a la hija del coronel que tuvo el accidente. Por último, no podemos dejar sin mencionar que algunos estudios parecen demostrar que el contexto ejerce también su influencia a la hora de construir la estructura sin táctica de la oración. Algunos experimentos muy ilustrativos demuestran incluso la influencia de contextos no lingüísticos en este proceso, donde ciertos objetos a la vista del sujeto (como por ejemplo unas manzanas, unas toallas y una caja) determinan la preferencia por una estructura u otra de una oración estructuralmente ambigua que se está escuchando en relación a dichos objetos, dependiendo de la disposición espacial entre los mismos. \O Como vemos, hay evidencias, en general, para que los modelos interactivos tengan al menos parte de razón, y no todo en la elaboración de la estructura sintáctica de una oración tenga que ser necesaria y exclusivamente sin táctico desde el inicio del procesamiento. No obstante, no siempre los datos apoyan esta afirmación, al menos contundentemente, y los efectos extrasin tácticos pueden ser muchas veces débiles o secundarios. Cabe admitir la posibilidad, finalmente, de que en muchas, si no en la mayoría de las ocasiones, haya una cierta prevalencia de lo sintáctico a la hora de establecer la estructura de una oración, si bien puede haber multitud de factores (semánticos, fonológicos, contextuales, de uso, etc.) y diferentes situaciones en las que éste no sea el caso, habiendo también, por tanto, numerosas excepciones. BASES NEUROLÓGICAS DE LA SINTAXIS En realidad, nada en el cerebro funciona de manera aislada, por lo que la tendencia al 10calizacionismo de épocas anteriores se viene sustituyendo más recientemente por propuestas en las que las diversas funciones cognitivas o mentales se apoyan en el funcionamiento no • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE de una, sino de varias áreas cerebrales trabajando al unísono y conectadas mediante una extensa red de conexiones neuronales. Por otra parte, los estudios realizados con actividad cerebral relacionada con el lenguaje, y particularmente con la sintaxis, han sido realmente muy numerosos, dado el gran interés del tema desde múltiples puntos de vista (básico, clínico, evolutivo, etc.). Sin embargo, y como suele ocurrir con los procesos relativamente complejos del cerebro, no habría un acuerdo tácito acerca de exactamente qué regiones del cerebro participan en la elaboración de la estructura de una oración, ni cuáles son exactamente los distintos procesos o subprocesos que puedan estar involucrados. Sin embargo, y a pesar de estas dificultades, sí podemos extraer algunos datos que parecen ser consistentes respecto a la sintaxis y el cerebro. Área de Broca Si podemos hablar de una zona cerebral implicada mayoritariamente en la sintaxis, ésta será sin duda el área de Broca (figura 6.2). Situada en las regiones frontales inferiores, en la circunvolución frontal inferior, aproximadamente abarcando las áreas 44 y 45, Y probablemente parte de la 47, del mapa de Brodmann. La importancia de esta zona para el lenguaje ya la puso de manifiesto el neurólogo francés Paul Broca con el estudio del famoso paciente Tan. El área de Broca se encuentra exclusivamente en el hemisferio izquierdo en la inmensa mayoría de los seres humanos (se estima que la excepción corresponde a menos de un 1%), siendo por tanto un caso claro de lateralización funcional cerebral, fenómeno muy marcado en nuestra especie y que se supone implica ciertas ventajas en las computaciones cerebrales. El área de Broca presenta un tamaño mayor en nuestra especie en comparación con otros primates y, de hecho, según algunos autores, ya presentaba un cierto aumento de tamaño en una especie tan lejana en el tiempo como Horno habilis (aproximadamente 1,8 millones de años). Cisura central Lóbulo parietal Área de Broca Cisura de Silvio Figura 6.2. Localización aproximada del Área de Broca. Áreas 44 y 45 del mapa citoarquitectónico de Brodmann. Con una sintomatología tan concisa como la de Tan, no era fácil sospechar que lo principalmente afectado por la lesión podría ser la sintaxis. Subsiguientes y numerosos estudios con pacientes y, sobre todo, los más recientes estudios sobre actividad cerebral en personas sanas, han puesto de manifiesto la importancia de esta región en la sintaxis." En el apartado específico de los trastornos que afectan a la sintaxis, tendremos oportunidad de ver cómo, efectivamente, lesiones de esta región pueden afectar de manera muy específica al procesamiento sintáctico. La ubicación del área de Broca en esas regiones ínfero-frontales no parece fortuita, desde un punto de vista evolutivo. Precisamente, si algo caracteriza a la sintaxis es que ésta establece entre los diversos elementos de una oración cuáles son sus relaciones, que son en esencia abstractas (no se remiten a un espacio ni a un momento concretos, ni muchas veces reales). Recordemos que la operación principal de la sintaxis es la de combinar, unir o juntar aquello que va junto. Estas relaciones, además, se organizan jerárquicamente, como ya hemos visto, pues los nadas que se establecen en una estructura sintáctica (como en la figura 6.1) determinan qué va con qué y, lo que es muy importante, qué está dentro de qué, qué está subordinado a qué (es decir, que lo que estaba en «el café», en el ejemplo CAPíTULO 6. Sintaxis de la figura, es o «el ordenador» o «la mujer»). A este fenómeno lo llaman recursividad, y para algunos autores es realmente lo más singular y significativo del lenguaje humano. Pues bien, el área de Broca parece utilizarse para establecer relaciones jerárquicas, sean lingüísticas o no, al igual que para la manipulación de objetos, imaginar movimientos, irnitarlos o prepararlos, entre otras funciones. El hecho de que esté cerca de la zona que manipula directamente los movimientos de la mano dominante indica la posibilidad de que en su origen tenga ciertas funciones manuales, manipulativas; y el hecho de que también se halle algo alejada de las zonas motoras primarias indicaría, a su vez, que estas funciones son más bien de carácter abstracto. Manipulamos el mundo con las manos, y la raíz del término así lo demuestra. La manipulación abstracta de conceptos e ideas abstractas sería, entonces, una de las principales funciones del área de Broca; es ahí donde encontramos las relaciones abstractas que implica la sintaxis. Pero para la correcta comprensión de los diversos fenómenos del mundo, real o ficticio, descritos mediante el lenguaje, la necesidad de poner junto o unificar aquello que debe ir junto no sería una operación exclusivamente sintáctica. A este respecto, el área de Broca no funcionaría como un todo unitario, sino que se pueden realizar varias particiones funcionales de la misma, de manera que los procesos semánticos y fonológicos del lenguaje también implican ciertas porciones del área de Broca. 12 Lo fonológico parece estar más cerca de las zonas primarias motoras de las manos, pero también de la boca y el aparato fonador, mientras que lo semántico implicaría las partes del área de Broca más alejadas de estas funciones. Lo sintáctico quedaría en el centro. Algunos estudios muestran que esta partición del área de Broca presenta unas conexiones específicas e independientes con otras áreas de la corteza en el hemisferio izquierdo." A este respecto, la porción más fonológica del área de Broca tendría conexiones con el córtex motor; la porción más sin táctica estaría conectada directamente con la corteza parietal, mientras que la • más semántica lo estaría con el córtex temporal. En gran medida, estas dos últimas conexiones formarían parte del fascículo arqueado, un haz de fibras que conecta amplias zonas frontales centradas en el área de Broca con amplias zonas parietotemporales centradas en el área de Wernicke, y que muestra un notable desarrollo en el ser humano. Aunque las divisiones o parcelaciones funcionales dentro del cerebro, y especialmente en la corteza, nunca son unívocas ni están perfectamente delineadas, parece ser que las funciones sintácticas del área de Broca aún podrían sufrir una diferenciación funcional más. En los estudios sobre evolución humana del lenguaje y de psicología comparada con otras especies, se suele hacer hincapié en que un estadio «primitivo» de sintaxis, presente ya en algunos animales, como los chimpancés, sería el de la sintaxis lineal, o gramática de estado finito. Por contra, una sintaxis más compleja y sólo presente en el ser humano es la llamada gramática de estructura oracional, que podríamos llamar re cursiva. La recursividad, que ya hemos mencionado unas líneas más arriba, es esa capacidad de nuestro lenguaje de poder introducir unas ideas dentro de otras, como en las oraciones de relativo, y esto teóricamente de una manera infinita (aunque nuestras capacidades cognitivas imponen unos límites claros a este respecto). Éste, como hemos dicho, sería para algunos autores el rasgo más distintivo del lenguaje humano. Un ejemplo de oración re cursiva sería (4a), mientras que en (4b) podemos ver las mismas ideas expresadas de una manera lineal, no re cursiva. Mientras sólo el ser humano sería capaz de entender (4a), otras especies podrían entender, a lo sumo (4b). 4a. El niño que estaba jugando con la pelota que le habían regalado ha subido a cenar. 4b. Un niño estaba jugando con una pelota; la pelota se la habían regalado al niño; el niño ha subido a cenar. Pues bien: parece ser que la gramática lineal se fundamenta en la actividad de una pequeña parte del área de Broca, concretamente de la región opercular (una pequeña parte algo • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE oculta y ubicada hacia las regiones más motoras primarias, es decir, hacia la cisura central), mientras que la re cursiva implica a esa misma porción, pero también partes algo más anteriores del área de Broca, como si en la sintaxis exclusivamente humana se extendiera la cantidad de tejido neural dedicado a estas funciones lingüísticas." Ambos tipos de sintaxis también parecen tener diferentes conexiones con otras zonas de la corteza. Mientras la lineal parece usar una ruta ventral, la re cursiva hace uso especialmente del fascículo arqueado, que, como hemos dicho, está mucho más desarrollado en el humano. Otras áreas cerebrales con la sintaxis relacionadas Pero como decíamos al principio de esta sección, nada en el cerebro funciona de manera aislada, y por tanto la sintaxis en el cerebro no parece limitarse al área de Broca. El área de Broca, lejos de estar aislada en su funcionamiento, se conecta de manera especial con otras zonas del cerebro, no sólo para la comprensión y la producción lingüística integral (es decir, añadiendo otros factores extrasintácticos), sino también para las propias funciones estructurales o sintácticas. No obstante, la o las funciones específicas de cada una de las otras partes del cerebro implicadas en la sintaxis no están aún del todo claras, y parece en cualquier caso que, si bien pueden en algunos casos duplicar o sustituir el trabajo del área de Broca, en otros serán funciones complementarias, necesarias para la correcta y completa interpretación de la estructura del mensaje lingüístico. Así, por ejemplo, algunos autores ponen especial hincapié en los ganglios basales, concretamente en el núcleo caudado, como principal sustrato neurológico de la sintaxis. En esto hay una división de opiniones, desde los autores que opinan que es un mero complemento del área de Broca, hasta los que opinan que en realidad no es Broca la principal región de la sintaxis, sino el núcleo caudado. Las modernas técnicas de neuroimagen parecen apoyar la primera hipótesis. Los experimentos de neuroimagen no son ajenos, no obstante, al modelo teórico psicolingüísrico del que se parta. Así, si se considera el reanálisis de la estructura oracional como un proceso que ocurre en determinadas situaciones (recordemos que esto sólo lo admiten lo modelos modulares), se encontrarán áreas activas que se asignan a ese proceso. Trabajos recientes indican que el reanálisis tendría lugar no sólo en el área de Broca, sino que implicaría igualmente áreas homólogas (es decir, la circunvolución frontal inferior) del hemisferio derecho. Un proceso que se hace necesario durante el procesamiento lingüístico es la construcción y el almacenamiento de la estructura oracional que vaya surgiendo del análisis en curso. Dicho de otra forma, puede que en el área de Broca y otras regiones se encuentre la forma de construir la estructura, las reglas sintácticaso Pero el resultado de aplicar lo allí computado debe almacenarse temporalmente en algún sitio, y esto parece producirse especialmente en regiones superiores del lóbulo temporal, especialmente en regiones perisilvianas (lindantes con la cisura de Silvio). Por último, debemos mencionar que en algunos trabajos se ha encontrado la implicación de regiones parietales superiores con funciones similares (aunque quizá no tan complejas ni tan completas) a las del área de Broca. La posible importancia de su ubicación cerca de las llamadas neuronas espejo del lóbulo parietal, cuya contraparte frontal se ha propuesto como el origen de las funciones del área de Broca, ha sido puesta de manifiesto. También se ha puesto de relieve que las regiones parietales están implicadas en el sistema visual dorsal (no confundir con la ruta lingüística del mismo nombre), un sistema implicado en la percepción del movimiento y la organización de los objetos en el espacio, que trabaja al unísono con áreas corticales próximas al área de Broca y que, curiosamente, se ha propuesto como estrechamente vinculado con las funciones sintácticas. 15 Todo lo aquí expuesto en relación a las bases neurológicas de la sintaxis es un resumen CAPíTULO 6. Sintaxis donde hemos destacado lo más consistente, a día de hoy, a este respecto. Sin embargo, el tema de la sintaxis es lo suficientemente complejo como para implicar probablemente a más áreas que las aquí mencionadas. Además, hay que decir que no hemos hecho alusión a lo que se sabe acerca del curso temporal de estos procesos, y que no lo hemos hecho porque en este caso hay numerosas propuestas con gran cantidad de evidencias dispares. Baste recordar que aún siguen vigentes tanto los modelos modulares (seriales y sintactocéntricos) como los interactivos (paralelos y basados en restriccio- r-;ecuadro • nes extrasintácticas), que son diametralmente contrapuestos, y para los que existen evidencias experimentales en ambos sentidos. Como mencionábamos anteriormente, es posible que la realidad sea variable y dependiente de múltiples circunstancias específicas y del contexto. No obstante, haremos un breve inciso para abordar mínimamente esta cuestión, aunque sólo sea por ejemplificar algunas de las principales investigaciones realizadas con la técnica de los potenciales relacionados con el evento (o potenciales evocados) sobre el procesamiento sin táctico (recuadro 6.1). 6.1. Los potenciales evocados y los errores gramaticales Aunque los potenciales evocados no son especialmente buenos a la hora de decirnos el lugar exacto del cerebro donde están ocurriendo determinadas activaciones, sí tienen la virtud, aún no superada por otras técnicas más sofisticadas y costosas, de decirnos cuándo ocurren determinados fenómenos en términos de milisegundos. Manipulando adecuadamente las condiciones experimentales respecto a lo que ocurre psicolingüísticamente hablando en un determinado estímulo, podemos observar en qué momento preciso (y,aunque vagamente, también en qué lugar) están ocurriendo modulaciones de la actividad cerebral específicamente relacionadas con esas manipulaciones. Todos los ejemplos de dificultades y complejidades lingüísticas que hemos visto en este capítulo se referían a construcciones gramaticales con diferentes grados de complejidad, algunas de ellas poco frecuentes, pero siempre sintácticamente correctas. En el estudio psicolingüístico con potenciales evocados, sin embargo, el paradigma más utilizado, con diferencia, ha sido el de la presentación de errores en oraciones claramente incorrectas. Estas incorrecciones han sido generalmente sintácticas, como en (5b), o morfosintácticas (5c), y en numerosas ocasiones se han puesto en comparación con incorrecciones semánticas (5d), incluso a veces simultáneamente (5e), con el fin de arrojar algo de luz acerca de las interacciones entre ambos tipos de información, punto candente de los debates entre modelos modulares e interactivos. La oración correcta, que sirve de línea base para estudiar lo que ocurre diferencialmente con la actividad cerebral ligada a las palabras o partículas incorrectas, se muestra en (5a), y en negrita se han marcado las palabras cuya actividad cerebral se compara específica mente entre condiciones. 5a. El sentimiento profundo emociona. 5b. El sentimiento profundidad emociona. 5c. El sentimiento profunda emociona. 5d. El sentimiento peludo emociona. 5e. El sentimiento peluda emociona. Diversos estudios realizados con potenciales evocados han encontrado importantes diferencias temporales entre las anomalías sintácticas (como en [5b], donde aparece una categoría gramatical incorrecta, es decir, un sustantivo en lugar de un adjetivo) y las morfosintácticas (como en [5c], donde se marca el género femenino en un adjetivo que va con un sustantivo masculino). Varios datos parecen apuntar al hecho de que las anomalías sintácticas serían más graves, estructuralmente hablando, que las morfosintácticas, y esto se acompaña de modulaciones eléctricas negativas frontales izquierdas (de ahí el nombre de LAN, por left anterior negativity) con diferentes momentos de aparición. Mientras que la LAN de las anomalías sintácticas puede aparecer tan pronto como a los 150 o 200 ms (y por eso se la conoce específica mente como ELAN, por Early LAN), la LAN correspondiente a las anomalías morfosintácticas aparecería más tarde, en torno a los 250 ms. Por lo tanto, han concluido algunos estudios, la estructura sintáctica se analiza rápidamente y en primer lugar, antes de la incorporación de otras informaciones menos importantes que la categoría gramatical para la estructura de la oración, como NEUROCIENCIADEL LENGUAJE la información morfosintáctica, e incluso bastante antes que la información semántica, ya que anomalías de este último tipo (como en [5d]) suelen dar lugar a negatividades posteriores en torno a los 400 ms (el llamado componente N400). El sintactocentrismo y la serialidad (siendo lo primero lo sintáctico) estarían avalados experimentalmente." La modularidad también se vería apoyada por el hecho de que, cuando se han empleado anomalías dobles (como en [5e]), las modulaciones propiamente semánticas, como el componente N400, desaparecen, apareciendo sólo modulaciones sintácticas que no se ven afectadas por la anomalía semántica adicional. :,: " 1 l' 11 El panorama, sin embargo, y como ya hemos anunciado, no es tan esclarecedor. Numerosos estudios adicionales no han dado siempre la razón a esta composición de lugar. De hecho, puede que algunos de estos datos se deban a aspectos idiosincrásicos del idioma empleado en la investigación, mientras que estamos abordando fenómenos que en teoría deberían ser universales. Por ejemplo, la distinción entre modulaciones tempranas sintácticas y las más tardías morfosintácticas no parece estar nada clara en otras lenguas distintas del alemán, que se empleó en numerosos estudios iniciales. Cuando las mismas manipulaciones se han empleado en, por ejemplo, el español, ambos tipos de anomalías (sintácticas y morfosintácticas) han dado lugar a modulaciones virtualmente idénticas y en los mismos tiempos, en torno a 250 ms. Por poner un ejemplo sencillo, en alemán muchas marcas sintácticas aparecen al principio de la palabra, mientras que en español y otros idiomas suelen aparecer al final de la misma; esto implicaría cierta ventaja temporal en el primer caso, y explicaría por qué en alemán se encuentran ELAN y LAN, Y en español sólo encontramos LAN. Por otra parte, hay datos que hablan de modulaciones semánticas tan tempranas como en torno a los 250 ms, incluso influencias del contexto semántico de la oración, y de hecho el componente N400 se presenta ocasionalmente tan pronto como en torno a los 250-300 ms, y con mucha frecuencia ya ha comenzado en dicho momento. Por lo tanto, no es extraño observar que las anomalías sintáctcas, las morfosintácticas y las semánticas presentan modulaciones cerebrales con cursos temporales muy similares. Igualmente, existen evidencias de que las dobles anomalías pueden mostrar modulaciones semánticas a la vez que hacen desaparecer la LAN. Así pues, la modularidad, la serialidad y el sintactocentrismo no parecen inamovibles. Un último componente de los potenciales evocados que suele aparecer tras una anomalía sintáctica o morfosintáctica es una modulación positiva de regiones posteriores que ocurre en torno a los 600 ms, conocida como P600. Su vinculación con el análisis (o reanálisis, según los autores) estructural de la oración parece claro. Sin embargo, este componente también se ve modulado por información extrasintáctica, como la ínformación semántica, y se ha observado para otros tipos de anomalías estructurales no necesariamente lingüísticas (como, por ejemplo, aritméticas, y de muchos otros tipos). Este tipo de datos parecerían dar la razón a propuestas según las cuales la estructura de la oración se establece tardíamente y tras recolectar información de todo tipo, incluidas la sintáctica y la semántica, que han sido analizadas previamente. Una figura esquemática de los componentes aquí mencionados puede verse en esta figura. I O I I I 500 I I 1000ms Representación esquematizada de los principales componentes de los potenciales evocados que reflejan procesos sintácticos y semánticos (datos reales, extraídos y adaptados3). Los electrodos se han colocado aproximadamente en los lugares anatómicos correspondientes (F3 es frontal izquierdo, C: central en la línea media y Pz parietal en la línea media). El componente left anterior negativity (LAN) aparece ante incorreciones sin tácticas, el componente N400 ante P600 incorreciones semánticas, y el componente aparece ante ambos tipos de incorreciones, si bien es mayor y más frecuente ante las sintácticas. I --1 CAPÍTULO 6. Sintaxis TRASTORNOS De entre todos los trastornos cognitivos que pueden surgir como consecuencia de una lesión, los más específicamente relacionados con la sintaxis suelen incidir en el área de Broca y alrededores. Este trastorno se suele conocer como afasia de Broca, si bien es cierto que ésta no sólo presenta algunas subtipologías, como veremos, sino que también recibe múltiples nombres. Inicialmente, el propio Paul Broca la denominó afemia, pero otros nombres subsiguientes para este trastorno han incidido en su localización (como el de síndrome triangularopercular) o, más frecuentemente, en su sintomatología, de ahí los nombres de afasia motora eferente o cinética, afasia expresiva, afasia verbal, o afasia sintáctica. La distinta subtipología de la afasia de Broca también es muy variada, y existen diversas propuestas. La que vamos a seguir aquí es la que aparecía recientemente en el excelente libro Las afasias, de Alfredo Ardila.'? En esta propuesta se distinguen dos tipos de afasia de Broca, las así denominadas afasia de Broca tipo I y afasia de Broca tipo 11, siendo la principal diferencia entre ambas el alcance o extensión de la lesión, lo que daría lugar, consiguientemente, a diferente sintomatología. Afasia de Broca tipo I En la afasia de Broca tipo 1, las lesiones se limitan estrictamente al área de Broca, más específicamente sólo al área 44 del mapa de Brodmann. En estas circunstancias, las lesiones no son suficientes como para ocasionar síntomas significativos, de manera que sólo se observan defectos leves en la articulación, lo que se manifiesta en el síndrome del acento extranjero, y se reduce la habilidad para encontrar palabras. Existen también algo de hemiparesia y apraxia, pero a niveles mínimos. En numerosos casos el acento extranjero tampoco es evidente, y el síntoma quizá más habitual se limite a cierta dificultad para la cornprension de oraciones con alta complejidad sintáctica, concretamente para reorganizar la estructura sintáctica de . . oraciones en pasiva. Afasla de Broca tipo 11 En la afasia de Broca tipo II, las lesiones ya no se limitan estrictamente al área de Broca, sino que se extienden a áreas circundantes, como la región opercular, la circunvolución precentral, la ínsula anterior y la sustancia blanca paraventricular y periventricular. Esta afasia se caracteriza por un lenguaje expresivo claramente no fluido, producido con gran esfuerzo, pobremente articulado, con expresiones cortas y agramaticales. Su lenguaje se compone principalmente de sustantivos, con marcada deficiencia o total ausencia de estructura sin táctica y de marcas morfosintácticas. Así, por ejemplo, en lugar de decir «los perros están en el jardín», su emisión sería «perro jardín». Aunque la comprensión del lenguaje es siempre muy superior a la producción, nunca es normal, y afecta especialmente a la comprensión gramatical. Cuando al paciente se le pide que repita palabras, presenta notables desviaciones fonéticas y parafasias fonológicas, y presenta un curioso defecto selectivo en la repetición de estructuras gramaticales, pues las repite agramaticalmente. Por ejemplo, cuando a un paciente se le pide que repita «el niño camina por la calle», repite solamente «niño camina calle». El canto frecuentemente mejora la producción verbal, si bien es cierto que no suele generalizarse al lenguaje espontáneo. La escritura al dictado se ve seriamente alterada, realizada con letras grandes, errores en el deletreo y omisiones de letras, y la escritura espontánea suele ser imposible. Dado el alcance de la lesión, se suelen presentar signos neurológicos como hemiparesia derecha y, en casos extremos, hemiplejia. • NEUROCIENCIADEL LENGUAJE !caso clínico El caso, extraído del citado libro de Ardila, se refiere a una afasia de Broca tipo 1,ya que su síntomatología final se limitaba principalmente a la presencia de un marcado acento extranjero. No obstante, en la evolución de la enfermedad y antes de su estabilización, se manifestaron muchos de los síntomas de la afasia de Broca tipo 11.Se trata de un varón de 26 años que, tras varios días de cefalea, pierde la consciencia y cae al suelo. La TC muestra una pequeña zona de hipodensidad frontal izquierda, limitada al área de Broca, consecuencia de un accidente cerebral embólico por cardiopatía congénita. Al inicio muestra imposibilidad para hablar, pero en las semanas subsiguientes mejora progresivamente y al cabo de un mes puede emitir algunas palabras. Posteriormente, produce expre~iones con un marcado estilo telegráfico, usando frases cortas (de unas cinco palabras por término medio), moderado agramatismo, disprosodia y, lo más notable, un marcado acento extranjero. El paciente, nativo de habla española, habla el español con el acento de un angloparlante nativo, a pesar de que su conocimiento del inglés previo a la lesión era muy rudimentario. Esta situación le preocupa y molesta, pues todo el mundo le toma por auténtico extranjero. Produce frecuentemente cambios fonológicos/fonétlcos, como decir «nengún» en lugar de «ningún», u «ocopada» en vez de «ocupada». Su lectura en voz alta es lenta y tendente a omitir los artículos, las conjunciones y las preposiciones. Su evolución fue rápida, mostrando residualmente a los dos meses un notable acento extranjero junto con una pérdida leve de la fluidez verbal y agramatismo muy leve. I --.J Resumen Toda oración consiste en una sucesión de palabras y morfemas organizados en base a una estructura, conocida como estructura sintáctica de la oración, que determina las relaciones específicas que hay entre todos esos elementos que la componen y, por lo tanto, la situación o idea específica que se está describiendo, más allá de los significados individuales de cada uno de sus constituyentes. En la literatura psicolingüística existe una notable división de opiniones respecto al modo exacto en que se determina dicha estructura durante la comprensión de oraciones. Por un lado, los modelos modulares proponen que la estructura sintáctica viene determinada, primaria y principalmente, por información exclusivamente sintáctica, que es procesada en un módulo específico para ese tipo de información y totalmente encapsulada respecto a otros tipos de información que, como la semántica, sólo se tendrían en cuenta en momentos subsiguientes del procesamiento. Otros modelos, los interactivos, proponen sin embargo que diversos tipos de información, y no sólo la sintáctica, podrían considerarse simultánea y rápidamente a la hora de determinar la estructura sintáctica. Existen evidencias experimentales en apoyo de ambas propuestas, por lo que el debate sigue vigente. La actividad cerebral medida con técnicas hemodinámicas, principalmente la resonancia funcional, junto con evidencias de numerosos casos clínicos, destaca la relevancia del área de Broca y zonas adyacentes (en la circunvolución frontal izquierda) para los procesos sintácticos. Preguntas de autoevaluaclón • ¿Qué importancia puede tener la sintaxis para la evolución del lenguaje y la mente humanos? • ¿Qué es el principio de adjunción mínima? Ilustrar con un ejemplo. • ¿Qué líneas básicas definen a los modelos interactivos? • ¿Qué áreas del cerebro, además del área de Broca, participan en la sintaxis? Menciona algunas de sus posibles funciones. • Enumera al menos tres síntomas significativos de la afasia de Broca tipo 11. CAPíTULO 6. Sintaxis • REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS R. (2002). Foundations of Language. Brain, Meaning, Grammar, Evolution. Oxford, Oxford 1. ]ackendoff, University Press. 2. Marslen-Wilson, W. (1975). Sentence processing as an interactive parallel process. Science, 189, 226-228. 3. Martín-Loeches, M., Nigbur, R., Casado, P., Hohlfeld, A., Sommer, W. (2006). Semantics prevalence over syntax during sentence processing: A brain potential study of noun-adjective agreement in Spanish. Brain Research, 1093, 178-189. 4. Frazier, L. (1987). Sentence processing: a tutorial review. En M. Colheart (ed.) Attention and Performance XII: The Psychology of Reading, pp. 559-586. Hillsdale, N], Erlbaum. 5. Ferreira, F., Clifton, e. (1986). The independence of syntactic processing. [ournal of Memory and Language, 25, 348-368. 6. Pulvermuller, F., Shtyrov, Y., Hauk, O. (2009). 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Las afasias: http://www.aphasia.org/docs/LibroAfasiaPartl.pdf http://www.aphasia.org/docs/LibroAfasiaPart2.pdf Semántica Javier Rodríguez-Ferreiro íNDICE DE CONTENIDOS • • • • Introducción Procesamiento cognitivo Bases neurológicas del procesamiento semántico Trastornos INTRODUCCiÓN El procesamiento semántico, o acceso al significado de las palabras, es uno de los componentes más interesantes de todo el proceso lingüístico. Al fin y al cabo, la comprensión y comunicación de significados es la parte central del lenguaje. Cuando hablamos, buscamos activar en nuestro interlocutor una serie de significados, y cuando escuchamos a otro hablar, nuestro objetivo es llegar a comprender lo que significan las palabras que estamos oyendo. Lo mismo ocurre cuando escribimos un mensaje o leemos un libro. El fin último de la mayoría de las actividades lingüísticas es que otra persona comprenda lo que se está diciendo y actúe en consecuencia. A lo largo de la historia de la humanidad, las distintas sociedades han ido desarrollando diferentes idiomas. Cada uno de ellos se fue construyendo a medida que se asociaban diversos signos a los significados que se necesitaba expresar en cada momento. En algunas ocasiones, dichos signos tienen un carácter icónico que recuerda directamente a los referentes, como las onomatopeyas o los jeroglíficos. La mayoría de las veces, en cambio, la relación entre el signo y su significado es totalmente arbitraria, y resulta imposible comprenderlo a menos que se domine el código utilizado. Es el caso de las palabras habladas o escritas del castellano. Nada puede llevar a un desconocedor del idioma a pensar que el conjunto de letras «casa» representa el lugar en el que vivimos, aunque a nosotros nos resulte totalmente na- tural la asociación entre este significante y su significado. Para llegar hasta este punto, nuestro cerebro ha ido adaptándose durante todo el periodo de desarrollo y adquisición del lenguaje. Este proceso ocurre de forma casi automática al escuchar e intentar comunicarse, en el caso del lenguaje hablado, y mediante esmerada instrucción por parte de padres y maestros, en el caso de la lectoescritura. Poco a poco, las distintas palabras en sus diferentes formas se van asociando a los correspondientes significados, de manera que escuchar un determinado conjunto de sonidos, o leer una cadena de letras, evoca en nosotros una idea concreta. En este capítulo se intentará explicar lo que ocurre en nuestro cerebro cuando entendemos las palabras, y cómo se almacenan o representan sus significados. Para ello, hablaremos de lo que se conoce como memoria semántica y de su relación con distintas estructuras cerebrales. Se describirán, además, distintos tipos de lesiones neurológicas que pueden afectar a nuestra capacidad para almacenar significados. PROCESAMIENTO COGNITIVO Podemos definir la memoria semántica como la parte de nuestro conocimiento sobre el mundo que, a diferencia de lo que ocurre con la llamada memoria episódica, no está directamente vinculado a un momento específico de adquisición. La memoria semántica podría entenderse como una especie de tesauro o diccionario mental en el que se organiza el conocimiento • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE necesario sobre el significado de las palabras.' Una manera de estudiar cómo se estructura el conocimiento semántica es mediante la construcción de modelos conceptuales o matemáticos que intenten simular su funcionamiento. De hecho, el término «memoria semántica» aparece en el año 1966 en la tesis doctoral de M. R. Quillian, para dar más tarde nombre a su modelo computacional. Modelo de Quillian El grupo de Quillian' concibió la memoria semántica como una red de conocimientos. Cada nudo o entrada de la red alojaría un significado o concepto. Los significados estarían distribuidos en jerarquías semánticas, relacionándose entre sí mediante vínculos de inclusión (la entrada «animal» incluye la de «pájaro», que incluye a su vez la de «gorrión» ... ). Las entradas también podrían relacionarse con otras mediante una conexión de tipo atributo «<pájaro» tiene «alas», tiene «pico», «vuela» ... ). Cuando necesitamos operar con ellas, las distintas entradas se activan. Además, la activación se distribuye a través de la red, activándose también las entradas cercanas, en un proceso denominado propagación de la activación. Esta forma de distribución de la activación, y su persistencia durante un tiempo determinado tras la activación inicial, son elementos clave para entender el fenómeno que conocemos como priming semántico. El término priming se refiere a la influencia que la presentación previa de un estímulo tiene en la respuesta sobre un estímulo posterior. El priming semántica implica un efecto de facilitación, reducción del tiempo de reacción, que se da cuando lo presentado anteriormente es un estímulo semánticamente relacionado con el objetivo. Por ejemplo, en una tarea de decisión léxica, tardaremos menos tiempo en decidir si la palabra presentada (ej.: «mesa») es real o no si inmediatamente antes nos han presentado una palabra semánticamente relacionada con ella (ej.: «silla»), en comparación tanto con un estímu- lo no lingüístico (ej.: «####») como con una palabra sin relación semántica (ej.: «cuervo»). Una explicación a este fenómeno es que la entrada correspondiente a la palabra objetivo está ya activada en el momento de ejecutar la respuesta, debido a la propagación de la activación desde la palabra presentada previamente. Además de ser capaz de explicar el priming semántica, el modelo de Quillian también encuentra apoyo en resultados obtenidos mediante la tarea de verificación de oraciones. En esta tarea, los voluntarios deben decidir lo más rápidamente que puedan si una frase dada es verdadera o falsa. Las frases utilizadas son del tipo «Un gorrión es un pájaro» o «Un gorrión es un animal». Según se desprende del modelo, los voluntarios tardan más en responder cuanto más alejadas estén las entradas en la jerarquía, ya que la activación tarda más en propagarse hasta las entradas más lejanas. A pesar de este soporte empírico, el modelo de Quillian presenta algunos problemas. Por un lado, no todos los significados se prestan a una organización jerárquica. Así, conceptos abstractos como «libertad» o «justicia», o referidos a acciones, como «saltar» o «recibir», no son fácilmente distribuibles en este tipo de estructura. Por otro, el modelo no tiene en cuenta algunas variables que sabemos influencian nuestro conocimiento semántica. Una de ellas es la tipicidad, término que se refiere a lo característico que es un ejemplar de su categoría. Por ejemplo, «perro» es más típico de la categoría «mamífero» que «ballena» u «omitotrinco». La tipicidad se puede operativizar pidiendo a un grupo de voluntarios que evalúen lo representativos que son distintos ejemplares de una categoría. Empíricamente se ha demostrado que procesamos más rápidamente los ejemplares que se evalúan como más típicos. Este resultado contradice el modelo de Quillian, según el cual todos los ejemplares en un mismo nivel de la jerarquía se procesan con la misma rapidez. Otro factor que desafía este modelo es el grado de asociación semántica, que hace referencia a lo frecuentemente que aparecen juntas dos pa- CAPíTULO 7. Semántica labras. Esta variable se suele operativizar como la medida de la frecuencia de diferentes respuestas libres ante una palabra dada (ej.: la primera palabra que se nos ocurre al leer «perro»), o en función de recuentos de co-aparición, aparición conjunta de dos palabras en un mismo enunciado, en corpus lingüísticos. Palabras como «roble» y «árbol» están más asociadas entre sí que «árbol» y «planta», lo que facilita la tarea de verificar un enunciado como «Un roble es un árbol» comparada con «Un árbol es una planta». El modelo de Quillian predeciría, empero, tiempos de reacción similares para ambos enunciados, ya que están a la misma distancia unos de otros. Modelos basados en características Muchos grupos de investigación han elaborado sus propios modelos de la memoria semántica, bien basándose en el de Quillian o bien buscando metodologías alternativas. Algunos de estos modelos asumen que el significado de las palabras se fundamenta en la representación de rasgos o características. Entre ellos se encuentran el modelo de comparación de rasgos (MCR)2 o el espacio semántico unitario de características (ESUC).3 Por su parte, MCR supone que el significado de una palabra puede entenderse como un conjunto de rasgos definitorios y rasgos característicos. Los rasgos definitorio s serían aquellos que son esenciales para su descripción (ej.: ave: «pone huevos», porque todas las aves lo hacen), mientras que los rasgos característicos serían aquellos que aparecen en la mayoría de los ejemplares pero no son necesarios para una definición exacta (ej.: ave: «puede volar», porque no todas las aves vuelan). El modelo ESUC, más moderno, prescinde de esa distinción y basa la construcción de sus redes semánticas en una serie de características generadas por hablante s del idioma para describir y definir cada una de las palabras (ej.: perro: «tiene cola», «tiene cuatro patas», «es peludo» ... ). Como se refleja en la figura 7.1, los modelos basados en características son capaces de agrupar los distintos conceptos en diferentes categorías semánticas con • animales vegetales medios de transporte instrumentos musicales y herramientas ~ - ropa - partes del cuerpo Figura 7.1. Agrupamiento de significados en el modelo ESUC. Al introducir distintos tipos de sustantivos, el modelo ESUC los clasifica según el grado de solapamiento entre las características generadas por hablantes voluntarios. El modelo agrupa entre sí animales, vegetales, medios de transporte, instrumentos musicales, herramientas, ropa y partes del cuerpo. Además, separa claramente los seres vivos de los inertes y agrupa los artefactos. Es llamativa la cercanía de las partes del cuerpo con las prendas de vestir, y su lejanía de los seres vivos. Adaptado de Vigliocco, Vinson, Lewis, y Garrett." gran precisión. Además, a diferencia de lo que ocurría con el modelo de Quillian, los modelos basados en características sí que dan cuenta del efecto de tipicidad. Los ejemplares más típicos de una categoría cumplirán con la mayoría de las características que conforman esa entrada, lo que los hace más fácilmente procesables, por ejemplo, en una tarea de verificación de oraciones. Así, resulta más fácil decidir si un perro es un mamífero, ya que cumple con todos los rasgos habituales de la categoría «mamífero», que si una ballena es un mamífero, ya que este ejemplar de la categoría presenta características poco habituales. Modelos basados en prototipos Otras propuestas sobre la organización de la memoria semántica se han basado en el concepto de prototipo de Rosch." El prototipo es un representante de todos los miembros de una categoría, que reúne los rasgos más frecuentes de • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE los ejemplares que la componen. Es una entidad esquemática formada con las características promedio de todos los ejemplares, aunque en ocasiones puede coincidir o parecerse mucho a un ejemplar concreto. Los ejemplares más parecidos al prototipo serán los más típicos; recordemos la importancia de la tipicidad en el procesamiento semántica de la categoría (ej.: «manzana» es un ejemplar muy típico de la categoría «fruta»). Además, las barreras entre categorías quedan difuminadas, de forma que los ejemplares más alejados al prototipo, por compartir menos características con él, pueden llegar a situarse entre varias categorías (ej.: «tomate» está entre las categorías «fruta» y «verdura»). El concepto de prototipo resulta una solución más económica que la idea de listados de características, pues no es necesario que cada entrada desglose todos y cada uno de los rasgos de los distintos ejemplares, al estar ya resumidos en el prototipo. Una aportación importante del modelo de prototipos de Rosch es la idea de que existe un nivel básico (ej.: «gato») que es más fácilmente accesible, y que se encuentra entre los niveles superordinado (ej.: «animal») y subordinado (ej.: «persa»), Rosch acota así la estructura jerárquica presentada por Quillian en tres niveles, dotando además de especial relevancia al nivel intermedio. El nivel básico es el que tendemos a utilizar en ausencia de restricciones específicas, y contiene conceptos fácilmente diferenciables entre sí, pero suficientemente parecidos como para englobarse en una misma categoría superior. La idea de nivel básico ha encontrado apoyo empírico en diversos experimentos. Así, tareas de denominación de dibujos o verificación de oraciones resultan más fáciles si se utilizan conceptos del nivel básico, y se ha comprobado que los términos que antes aprenden los niños al adquirir un idioma se sitúan en este nivel. Modelos basados en análisis de corpus Otros autores han construido sus modelos basándose en el análisis de corpus lingüísticos. Dichos modelos toman la forma de redes de conceptos que se ordenan en función de su similitud o disparidad semántica. Se sitúan aquí modelos como WordNet,s hiperespacio análogo al lenguaje (HAL)6 o análisis semántico latente (ASL).7 Por su parte, WordNet clasifica las palabras con significados similares en grupos de sinónimos, llamados synsets. Cada synset ocuparía una entrada en el sistema, que se ordena en función de la relación existente entre unos synsets y otros. La mayoría de ellos están interconectados mediante relaciones de tipo hipero/ hipo nimia, similar a la inclusión del modelo de Quillian: el significado de un synset incluye al de otro synset «<mamífero» es hiperónimo de «caballo», mientras que «caballo» es hipónimo de «rnamífero»); coordinación: dos synsets comparten un mismo hiperónimo «<caballo» y «perro» son coordinados y ambos son hipónimas de «marnífero») u holo/meronimia: el significado de un synset constituye una parte del significado de otro synset «<mesa» es holónimo de «pata», y «pata» es merónimo de «rnesa»). Basándose en este tipo de relaciones, WordNet proporciona una simulación de la manera en que estructuramos el significado de las palabras, en forma de red de significados agrupados jerárquicamente. Los modelos HAL y ASL, en cambio, utilizan una metodología distinta. Tanto uno como otro fundamentan sus respectivos modelos del espacio semántica en la metodología del recuento de co-apariciones, que ya comentamos al describir las críticas del modelo de Quillian. HAL y ASL utilizan métodos estadísticos diferentes para aplicar la tasa de co-aparición al desarrollo de su red semántica. En estos modelos, la relación semántica entre los conceptos representados por distintas palabras depende del número de veces que esas palabras aparecen en un mismo contexto lingüístico. Así, nuestro conocimiento semántica se estructuraría en un espacio abierto, sin relaciones jerárquicas, que se puede representar gráficamente como aparece en la figura 7.2. Las entradas correspondientes a las diferentes palabras conformarían una red semántica basada en el grado de asociación entre unas y otras. CAPíTULO 7. Semántica nariz orejas ojos cara cabeza gato (dientes pie ') perro león Francia Europa África Figura 7.2. Representación de parte del espacio semántica, según el modelo HAL. Distintos tipos de palabras aparecen distribuidos en función del número de co-apariciones (más cerca cuantas más co-apariciones). El modelo estadístico HAL agrupa nombres de animales, países y partes del cuerpo entre sí, aunque con alguna excepción. El significado correspondiente a la palabra «dientes» aparece más cercano al de «perro» o «gato» que a otros como «cara» o «nariz». El modelo también refleja la cercanía entre palabras pertenecientes a distintas categorías pero fuertemente asociadas, como «león» y «África». Adaptado de Lund y Burgess." Modelos neurocognitlvos Un último grupo de modelos lo formarían aquellos que intentan integrar las diferentes ideas sobre la forma en que se organiza la memoria semántica con lo que sabemos sobre el funcionamiento de nuestro cerebro. Las principales diferencias entre unos modelos semántica s neurocognitivos y otros estriban en la consideración de la memoria semántica como un espacio unitario o bien dividido en subsistemas, y en la importancia que otorgan a la modalidad por la que adquirimos el conocimiento. Cuando hablamos de modalidad en este contexto, nos referimos a los diferentes canales mediante los cuales nuestro cerebro recoge información. Los sentidos, sobre todo la visión, constituyen los canales más obvios, pero también se tendrían en cuenta otros, como los sistemas encargados de las emociones, la motricidad o el lenguaje. Por ejemplo, según la hipótesis sensoriomotora," la memo- • ria semántica se distribuye en forma de representaciones específicas para cada modalidad de entrada, incluyendo los distintos canales sensoriales y también la motricidad. El sistema semántica sería unitario, pero recogería información específica de cada una de estas modalidades. Así, los significados relativos a determinados referentes (ej.: «perro», «rnarti110») se representarían en nuestro cerebro en forma de redes neuronales distribuidas por las regiones que se activan cuando interactuamas con ellos. La lectura de la palabra «perro» activará la información correspondiente sobre forma, tamaño y color de los perrOS, cómo se mueven, a qué huelen, el sonido que producen y las acciones que ejecutamos en su presencia. Toda esta información específica de modalidad sería la que da' forma a nuestra entrada semántica para esa palabra. Como veremos más adelante, la hipótesis sensoriomotora encuentra apoyo en un buen número de investigaciones basadas en la aplicación de técnicas de neuroimagen a voluntarios sanos. En una línea similar a la hipótesis sensoriomotora, se encuentra la conocida como hipótesis sensorial-funcional." Según esta última, el conocimiento semántica se estructura en dos subsistemas específicos de modalidad: por un lado, el sistema sensorial o perceptivo, que almacena información de tipo sensorial; y por otro, el sistema funcional, que almacena información relativa a la función de los objetos. Esta hipótesis hace predicciones específicas para dos tipos de conceptos determinados: por un lado, los relativos a seres vivos; y por otro, los correspondientes a seres inanimados. Así, el contenido semántica asociado a animales, frutas o verduras, se basará en información principalmente sensorial, ya que normalmente nuestra relación con este tipo de objetos se reduce a miradas, escuchados, olerlos o tocados. En cambio, el contenido semántica de objetos inanimados, como herramientas o utensilios de cocina, dependerá fundamentalmente de' sus características funcionales, es decir, para qué sirven y cómo se utilizan. La hipótesis sensorial-funcional surge para explicar la aparición • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE de un determinado tipo de déficit afásico, que se explicará más adelante en la sección de trastornos de la memoria semántica en este mismo capítulo. Como vemos, las hipótesis sensoriomotora y sensorial-funcional presentan ciertas similitudes, pero también una diferencia fundamental; así, mientras que la primera asume un único sistema semántica, en el que se entremezclan y solapan los diferentes tipos de información, la segunda asume dos subsistemas separados, uno para la información perceptiva y otro para la funcional. Otras perspectivas, como la teoría de la estructura conceptual," en cambio, prescinden totalmente de las distinciones según la modalidad que postulan las hipótesis anteriores y proponen un sistema semántica unitario y amodal. Según esta teoría, la información semántica se representa en forma de entradas abstractas y alejadas de los canales por los que fue obtenida. Otra asunción clave de esta perspectiva es que las características conceptuales que suelen aparecer juntas se almacenan cerca en el espacio semántica, haciendo así especial hincapié en la distribución estadística de las características de los distintos tipos de conceptos. Los autores también se preocupan especialmente de la distinción entre seres vivos e inanimados, desarrollando cuatro postulados acerca de cómo estos dos tipos de conceptos se distribuirían en el espacio semántica. El primero se refiere a que los seres vivos comparten más características generales entre sí, mientras que los seres inanimados tienen más características diferenciales. El segundo afirma que en los seres vivos la información funcional correlaciona altamente con las características preceptuales generales (ej.: «puede volar»-«tiene alas»), mientras que en los seres inanimados la función suele depender de las características diferenciales (ej.: «puede cortar»-«tiene filo»), El tercero posibilita la existencia de diferencias en la distribución de características entre sub categorías (ej.: entre «animales» y «plantas») dentro de las grandes categorías de seres vivos e inanimados. Según el cuarto, las características altamente relacionadas entre sí serán más resis- tentes al daño. La veracidad de estas premisas se apoya en resultados obtenidos mediante estudios de producción de listados de características y también en evaluaciones de pacientes con daño cerebral. Un último grupo de autores!' ha desarrollado una nueva teoría, la conocida como teoría de la topografía conceptual, en un intento de reconciliar los aspectos más relevantes de las hipótesis que acabamos de presentar. Estos autores integraron ideas como la importancia de los rasgos sensoriales-funcionales y la forma en que se distribuyen estadísticamente las características de distintos conceptos, con un enfoque previo conocido como la teoría de la zona de convergencia. Según esta teoría, cuando percibimos algo se activa una serie de detectores de rasgos en las regiones sensoriales y motoras correspondientes. Según el caso, los diferentes tipos de detectores percibirán forma, color, sonido, olor, textura, sabor, movimiento, ete., creando patrones de activación neuronal que se corresponden con la representación de dicha entidad en las diferentes modalidades. Cada vez que se activa un patrón de rasgos concreto en una modalidad dada, determinadas neuronas situadas en áreas de asociación, neuronas asociativas, se encargan de codificados o «enlazados» (en inglés, bind) para un uso posterior. Estas regiones asociativas forman las llamadas zonas de convergencia. En las regiones más anteriores de la corteza frontal y temporal, existirán zonas de convergencia superiores, encargadas de enlazar a su vez los patrones de activación de las neuronas asociativas correspondientes a cada modalidad. Al recordar un objeto o comprender un significado, las neuronas asociativas que se activaron al percibido se activarán de nuevo recreando la situación, aunque de una forma parcial. Simmons y Barsalou, autores de la teoría de la topografía conceptual, añaden a esta idea el principio de similitud topo gráfica, según el cual, cuanto más similares entre sí sean los patrones de rasgos que enlazan dos neuronas asociativas, más cerca se situarán éstas en la zona de convergencia. Así, las neuron as asociativas que enlazan distintos tipos de CAPíTULO 7. Semántica mamíferos se situarán muy cerca unas de otras, alejadas de las que enlazan herramientas. Además, como las herramientas comparten un menor número de características entre sí que los animales (véase teoría de la estructura conceptual), aquellas formarán un grupo más disperso que estos. La figura 7.3 presenta un esquema de cómo se organizarían distintos significados en el cerebro según la teoría de la topografía conceptual. Conceptos abstractos Como hemos visto, las distintas hipótesis sobre la distribución del conocimiento semántica en el cerebro aluden, en muchas ocasiones, a las características sensoriales o motoras de los mismos. Este tipo de teorías sólo son aplicables a los conceptos referidos a entidades concretas, como «pera», «sofá» o «saltar», pero no a otros de carácter más abstracto, como «esperanza», Figura 7.3. Teoría de la topografía conceptual. Esquema sobre la hipotética representación de dos conceptos de la misma categoría (ej.: -animales-) y uno de otra diferente (ej.: -herrarruentas-), según la teoría de la topografía conceptual. Los mapas de rasgos de diferentes modalidades (ej.: visual, auditiva, háptica y motora) son enlazados por neuronas asociativas en distintas zonas de convergencia, situadas en las proximidades de las regiones sensoriomotoras. El patrón de actividad de estas neuronas es, a su vez, enlazado por neuronas en zonas de convergencia superiores en regiones más anteriores de la corteza. La distancia entre dos neuronas asociativas refleja lo similares que son los conceptos a los que corresponden. • «indiferencia» o «desear», que carecen de este tipo de rasgos. Existen pruebas de que los adultos tienen tiempos de reacción mayores y producen más errores en tareas que implican el procesamiento de palabras abstractas que concretas. También hay trabajos que señalan que las palabras abstractas son más difíciles de aprender para los niños en el proceso de desarrollo del lenguaje, y cómo esta dificultad se hace mucho más patente para los niños con retraso mental o con trastornos específicos del lenguaje. Asimismo, se ha descrito gran cantidad de casos de pacientes afásicos y disléxicos que presentan un trastorno selectivo para los sustantivos abstractos. En un intento de explicar las diferencias entre uno y otro tipo de palabras, y arrojar luz sobre la forma en que se representan estas dos clases de conceptos, algunos autores han desarrollado distintas hipótesis (véase recuadro 7.1 para otros tipos de palabras). Estudiosos como Lakoff12 han sugerido que los conceptos abstractos se fundamentan en una metáfora de algo concreto. Por ejemplo, el concepto correspondiente al sustantivo «ira», o al verbo «enfadarse», se apoyaría en el fenómeno perceptible de agua hirviendo intentando salir de una olla tapada. Sin embargo, esta hipótesis no puede aplicarse a todos los conceptos abstractos, ya que algunos de ellos no tienen carácter metafórico. Además, cuando se pide a hablantes que den listas de características para definir este tipo de conceptos, los rasgos metafóricos no aparecen entre los más habituales. Otra posibilidad es la ofrecida por la teoría de la codificación dual.P Sus autores proponen que las palabras concretas y abstractas se representan de maneras distintas. Según esta hipótesis, la información visual, o más ampliamente perceptiva e incluso emocional, y la información verbal, se procesan por canales distintos y dan lugar a representaciones separadas: códigos análogos o basados en imágenes para la información visual, y códigos simbólicos o basados en conocimiento lingüístico para la información verbal. De acuerdo con esta hipótesis, l~ recuperación de información relativa a conceptos abstractos tendrá • NEUROCIENCIADEL LENGUAJE su correlato neuronal en regiones situadas en el hemisferio cerebral dominante, por sustentarse estos en códigos de tipo lingüístico. El procesamiento de palabras concretas, en cambio, implicará la activación de regiones cerebrales de ambos hemisferios, por fundamentarse su significado, además, en códigos análogos. Por último, el grupo de Barsalou'" propone una visión más global de la forma en que se representa el significado de palabras concretas y abstractas, en la línea de su teoría de la topografía conceptual. Para estos autores, el contenido semántico de una palabra se fundamentaría en información sobre las distintas situaciones en las que ha aparecido esa palabra a lo largo de nues- r-;ecuadro tra experiencia. Estas situaciones incluirían información sobre las propiedades perceptivas de los objetos y los movimientos que podemos realizar con ellos, pero también sobre los lugares en los que suelen aparecer, las personas a las que se asocian, o nuestra postura afectiva hacia los mismos. En el caso de las palabras concretas, el objeto al que se refieren cobraría especial relevancia sobre el contexto general de la situación. En lo que respecta a las palabras abstractas, la ausencia de un objeto perceptible haría que el foco de atención del concepto se dirija a otros factores, como el tipo de agentes que participan en la acción o nuestras sensaciones introspectivas al interactuar con el objeto. 7.1. Memoria semántica y clases gramaticales Las primeras investigaciones sobre modelos de la memoria semántica se centraban en el estudio del significado de los sustantivos, que en su mayoría se refieren a objetos. Ya hemos comentado lo inadecuado que resultaba el modelo de Quillian para dar cuenta de significados relacionados con acciones (designadas normalmente mediante verbos), pero modelos posteriores como MCRtambién recibieron críticas en este sentido. MCR iba explícitamente dirigido a la organización del espacio semántico de los objetos, que son relativamente sencillos de describir mediante características, pero no daba cabida a otro tipo de conceptos, como acciones o atributos, debido a la dificultad, o incluso imposibilidad, para identificar características definitorias en significados de acciones o cualidades (representadas mediante adjetivos). Otros modelos optan por separar a priori entre distintas clases de palabras. Es el caso de WordNet, que distingue entre sustantivos, verbos, adjetivos y adverbios, y describe distintos tipos de relaciones para cada una de ellas. Por ejemplo, en el caso de los verbos, WordNet sustituye la relación de tipo hiponímico por la de troponimia, que alude a las diferencias de modo (scecear» es tropónimo de «hablar» porque implica hablar de un modo particular). Además, elimina la relación de tipo meronímico e introduce las relaciones de implicación (<<respirar»implica «inspirar», porque para respirar hay que inspirar y espirar) y antonimia (<<ir»es antónimo de «venir», porque L.:ignifiean lo contrario uno del otro), que no tie- nen sentido en una clasificación de objetos. Los modelos más modernos, tanto los basados en el recuento de eo-apariciones (HAL y ASL), como el modelo ESUC, basado en características, optan por no distinguir o establecer diferencias a priori entre distintas clases gramaticales, e intentan simular un espacio semántico global partiendo de los mismos principios. Por su parte, los modelos neurocognitivos hacen predicciones diferentes según sus premisas. Mientras que la teoría de la estructura conceptual supone un asentamiento neuronal similar para sustantivosjobjetos y verbosjacciones, la hipótesis sensoriomotora asume grandes diferencias, en función de la predominancia de rasgos perceptivos en los objetos y motrices en las acciones. (hiperonimia) (hiperonimia) paquidermo descansar ¡ 1 ererante e-« mamut (coordinación) ¡. dormlr +-+ despertar .. ~ntonlmla) trompa hibernar roncar (meronimia) (troponimia) (implicación) Organización semántica en WordNet. WordNet explicita distintos tipos de relaciones entre los conceptos según la clase gramatical a la que pertenezcan:...J I CAPÍ1'UI.O 7. Semántica BASES NEUR LÓG CAS DEL PROCES lENTOsEMÁNTlco En el apartado anterior hemos revisado algunos modelos de la memoria semántica que intentan simular, desde la psicología cognitiva, la forma en que se estructura nuestro conocimiento sobre los significados. Ahora bien: por un lado, el avance en los últimos años de las técnicas de neuroimagen, y por otro, la evaluación exhaustiva de pacientes con trastornos semánticos debidos a daño cerebral, han propiciado el desarrollo de investigaciones sobre la localización del conocimiento semántico en nuestro cerebro. En general, podemos adelantar que la gran cantidad de datos recogidos sobre el correlato neuronal de la memoria semántica conceden un papel fundamental al lóbulo temporal, aunque existe un amplio debate sobre la importancia relativa de otras estructuras fuera de éste, en los lóbulos frontal y parietal. Una de las formas más evidentes de estudiar el sustrato neuronal del procesamiento semántico es pedir a un voluntario que lleve a cabo una tarea de denominación de dibujos mientras registramos su actividad cerebral mediante alguna técnica de neuroimagen, como la TEP o la RMf. Para llegar a decir la palabra «mesa» ante el dibujo de una mesa, nuestro cerebro se activará llevando a cabo al menos tres subprocesos: percepción visual del objeto, activación de la entrada semántica correspondiente, y selección y producción de la palabra. Los resultados de este tipo de estudios muestran que la denominación de dibujos activa una amplia red de neuronas distribuidas por las regiones occipital, temporal, y frontal. Gracias a multitud de investigaciones previas, sabemos con certeza que la actividad occipital se corresponde con la percepción del objeto. De hecho, esta actividad también aparece en una tarea de simple visualización. La actividad frontal se sitúa en el área de Broca, que ha sido vinculada en multitud de estudios a los procesos de producción oral, más concretamente en la recuperación de la forma de las palabras (véase capítulo 3), por lo que tampoco parece corresponder al acceso semántico. Una vez descartadas esas dos estructuras, parece razonable considerar al lóbulo temporal como el mejor candidato para alojar el procesamiento de los significados. Más específicamente, la región fusiforme en la zona ventral del lóbulo, y las circunvoluciones inferior y media, en la zona lateral del hemisferio izquierdo, parecen jugar un papel importante en la memoria semántica. Ahora bien, los resultados obtenidos al estudiar una sola tarea no pueden tomarse como totalmente fiables hasta que no se hayan replicado mediante otras tareas que compartan con ella el mismo proceso clave. Otras actividades que suponen el acceso al sistema semántico, y que han sido utilizadas frecuentemente en este tipo de estudios, son la lectura de palabras, la fluidez categorial (decir durante un tiempo determinado el mayor número posible de ejemplares de una categoría semántica dada, por ejemplo, animales), la decisión semántica (decidir si un objeto pertenece o no a una categoría dada; ej.: si una pera es o no una herramienta) o el emparejamiento semántico (elegir cuál de dos candidatos está semánticamente asociado a un tercero; ej.: escoger entre una sierra y un helado ante el dibujo de un tronco). Esta última tarea ha sido especialmente relevante en el estudio de la memoria semántica, y es la base de uno de los tests más importantes para su evaluación: el test de pirámides y palmeras, muy utilizado tanto en investigación como en la práctica clínica. La convergencia de resultados obtenidos al estudiar el correlato neuronal de la ejecución de este tipo de pruebas ha confirmado el papel de las regiones ventral y lateral del lóbulo temporal en el procesamiento semántico. Sin embargo, también ha puesto de manifiesto la relevancia de otras regiones, como la corteza prefrontal y la región inferior del lóbulo parietal, incluyendo la circunvolución angular, sobre todo en tareas más difíciles que requieren cierto esfuerzo semántico. Un ejemplo de este tipo de tarea sería la asociación semántica intracategorial. En esta versión de la tarea de emparejamiento semántico, los candidatos pertenecen a la misma categoría (ej.: escoger entre un clavo y un tornillo ante un destornillador), lo que dificulta un poco la elección. 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE Categorías semánticas en el cerebro Como hemos podido observar, el procesamiento semántico depende de la actividad en una red neuronal muy amplia que se distribuye por varias regiones de la corteza cerebral. El siguiente paso es intentar averiguar si las diferentes estructuras corticales juegan un papel específico en el mantenimiento de significados, o bien funcionan como un todo. Una posibilidad que ha sido explorada ampliamente es que distintas regiones respondan ante diferentes tipos de contenido semántico. Esta hipótesis ha sido comprobada en un buen número de investigaciones, en las que se comparaba la actividad neuronal asociada a grupos de estímulos con diferentes características semánticas, presentados en tareas como las que acabamos de comentar. Una de las comparaciones más estudiadas es la distinción entre seres vivos e inanimados. Efectivamente, el procesamiento de estos dos tipos de conceptos da lugar a actividad en regiones diferenciadas, dentro de las amplias estructuras implicadas en el procesamiento semántico. La diferencia fundamental se ha encontrado en que, mientras el foco de la actividad relacionada con el procesamiento de herramientas se sitúa en la región lateral del lóbulo temporal, parte posterior de la circunvolución temporal media izquierda, el procesamiento de los seres vivos sitúa su epicentro en la región ventral del lóbulo, en la circunvolución fusiforme. Las diferencias entre las características semánticas de una y otra categoría parecen ser la clave para entender los distintos patrones de actividad, ya que la circunvolución temporal media posterior está involucrada en la percepción del movimiento de objetos y la circunvolución fusiforme se asocia a la percepción de su forma. Estos resultados cobran sentido si asumimos que los movimientos relacionados con los objetos tienen más peso en el contenido semántico de las herramientas, mientras que las características visuales son más relevantes en el significado de los seres vivos (recordemos la hipótesis sensorial- funcional). Estos hallazgos también han sido interpretados como un apoyo a la hipótesis sensoriomotora, pues muchas de las regiones activadas se solapan o están en las inmediaciones de regiones que se activan cuando interactuamos con los distintos tipos de referentes. Así, al acceder al conocimiento semántico relacionado con nombres de herramientas, se activan principalmente regiones implicadas en la percepción de movimientos asociados a artefactos (parte posterior de la circunvolución temporal media izquierda), pero también las que controlan nuestros propios movimientos cuando las utilizamos (corteza motora y premotora), o las encargadas de percibir su forma (región medial de la circunvolución fusiforme). Un patrón paralelo se observa en la activación de significados correspondientes a nombres de animales. El acceso a este tipo de conceptos depende de la actividad, principalmente en regiones laterales de la circunvolución fusiforme , que codificarían las características de tipo perceptivo, pero también en la región cercana al surco temporal superior, encargado de percibir el movimiento biológico. La figura 7.4 presenta un mapa de la distribución de diferentes tipos de información semántica en el cerebro. Objetos Cualidades Acciones • Seres vivos • Formas ~ • Inanimados § Colores Movimientos Figura 7.4. Categorías semánticas en el cerebro. De acuerdo con la hipótesis sensoriomotora, diferentes tipos de conceptos activan redes neurona les situadas en las regiones del cerebro que se activan cuando interactuamos con sus referentes. CAPíTULO 7. Semántica L Aunque la mayoría de las investigaciones se han interesado por la comparación entre diferentes tipos de objetos, algunos autores se han ocupado también de estudiar el sustrato neuronal del procesamiento semántico de significados relacionados con otro tipo de conceptos, como acciones/verbos o cualidades/adjetivos. Especialmente interesantes son los resultados obtenidos por Pulvermüller et al." al estudiar el correlato neuronal de la lectura de verbos referidos a movimientos de distintas partes del cuerpo. Estos autores pidieron a un grupo de participantes que leyeran verbos como «lamer» (movimiento de la cara), «coger» (movimiento de las manos) y «patear» (movimiento de las piernas). Los patrones de actividad asociados a cada tipo de verbo se situaron en regiones de la corteza motora similares, o muy cercanas, a las que se activaban cuando pidieron a los voluntarios que realizaran esos mismos movimientos. Más tarde se comprobó que los verbos de movimiento activan, además, regiones posteriores de la corteza temporal media, implicada en la percepción del movimiento. Del mismo modo, el grupo de Pulvermüller constató que la lectura de adjetivos que expresan cualidades visuales se asocia a actividad neuronal en regiones de la corteza ventral y medial del lóbulo temporal, encargada de percibir este tipo de características. Así, mientras las palabras que expresan colores provocan actividad en la corteza parahipocampal y regiones más posteriores de la circunvolución fusiforme, las referidas a formas dan lugar a actividad en regiones más anteriores de esta circunvolución. Neuronas espejo Uno de los descubrimientos más interesantes de la neurociencia en los últimos años, y con posibles repercusiones sobre el estudio del procesamiento semántico, es el sistema de las neuronas espejo." Este término se refiere a un conjunto de neuronas observadas en el macaco que se activan tanto cuando realiza un movimiento concreto como cuando ve a otro llevarlo a cabo. Se considera que estas neuronas, situadas en la región premotora F5 y en el surco supe- 11 rior temporal, toman parte en actividades como la imitación y comprensión de las acciones realizadas por los demás. Diversos estudios señalan que los humanos poseemos también un circuito de neuronas espejo que se distribuye principalmente por regiones parietales y, sobre todo, frontales, como la región inferior de la circunvolución precentral, y la parte posterior de la circunvolución frontal inferior. Además de estar implicado en la imitación y comprensión de acciones ajenas, el sistema de neuronas espejo en humanos podría estar relacionado también con la representación de significados relacionados con las acciones. Esta hipótesis se fundamenta en investigaciones que muestran cómo la escucha de oraciones que expresan diferentes movimientos activa las mismas neuronas espejo que la observación de dichos movimientos. El estudio del sistema de neuronas espejo en humanos y su relación con la representación de significados aporta nuevos datos sobre la relevancia de las características motoras y perceptivas en la organización del conocimiento semántico. Los resultados obtenidos desde este enfoque se pueden integrar en perspectivas como la hipótesis sensoriomotora o la teoría de la topografía conceptual. TRASTORNOS La evaluación del conocimiento semántico es una parte fundamental de cualquier exploración de la capacidad lingüística, y no es raro encontrar déficit semántico en pacientes afásicos o en personas que sufren enfermedades neurodegenerativas. Pero, además de ser un aspecto crucial de la práctica neuropsicológica clínica, el estudio de la preservación de la memoria semántica de distintos tipos de pacientes nos ha proporcionado una gran cantidad de información sobre el modo en que representamos el conocimiento semántico. La estimación del daño en pacientes afásicos ha dado pie a un extenso corpus sobre la existencia de déficits que afectan a unos campos semánticos, dejando otros intactos. Por otro lado, el deterioro semántico aparece como uno de los síntomas clave de pro- • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE cesas degenerativos como la demencia frontotemporal o la enfermedad de Alzheimer, y se observa incluso en trastornos que no se caracterizan principalmente por un déficit del lenguaje, como la enfermedad de Parkinson. Lesiones focales En ocasiones, la lesión de regiones del cerebro relacionadas con el procesamiento lingüístico, ya sean originadas por un traumatismo craneoencefálico, accidente cerebrovascular u otras causas, da lugar a problemas del lenguaje conocidos como trastornos afásicos. Dichos trastornos pueden afectar diferentes subprocesas del lenguaje, incluido el procesamiento semántica. Algunas veces el deterioro provocado en la memoria semántica se restringe a una categoría semántica concreta, dando lugar a lo que se conoce como un déficit específico de categoría. Es el caso de la paciente VER, estudiada por Warrington y Mcf.arthy.'? Esta mujer sufría un trastorno afásico secundario a un infarto cerebral en el hemisferio izquierdo que afectaba gravemente su comprensión del lenguaje. Al evaluar a VER, Warrington y McCarthy descubrieron que su déficit semántica afectaba a los objetos inanimados, quedando preservados los seres vivos, como animales o plantas. Un año más tarde, el mismo equipo estudió los casos de cuatro pacientes con encefalitis por herpes simple, una enfermedad vírica que afecta a las regiones medial temporal y frontal inferior del cerebro. Los autores observaron que los cuatro pacientes presentaban el patrón inverso a VER, conservando la capacidad para nombrar dibujos de objetos inanimados, pero con graves problemas a la hora de denominar dibujos de seres vivos. Esta doble disociación se ha confirmado posteriormente en estudios especialmente bien controlados en los que se tuvieron en cuenta importantes características de los estímulos, como su frecuencia, familiaridad o imaginabilidad. Dobles disociaciones se han encontrado también a niveles más específicos, por ejemplo dentro de los seres vivos, entre frutas, verduras y animales, y también en cuanto a categorías más amplias, como entre conceptos concretos y abstractos, o entre objetos y acciones. La aparición de este tipo de déficits específicos se ha utilizado para argumentar que el sistema semántica se organiza en categorías discretas. Según esta hipótesis, las representaciones semánticas relativas, por ejemplo, a seres vivos y a seres inanimados, estarían separadas entre sí y localizadas en regiones diferentes del cerebro, lo que explicaría la posible aparición de deterioros selectivos para una de ellas. Para otros, en cambio, estos trastornos pueden explicarse también aludiendo al porcentaje de características compartidas por los ejemplares de unas y otras categorías, sin necesidad de que las representaciones de sus significados estén totalmente separadas. Los ejemplares que comparten varias características se agruparían en el espacio semántico, y esto haría posible el déficit específico. Por ejemplo, la mayoría de los animales tienen una cara con ojos y boca, cuatro patas, son capaces de moverse, etc. En la sección dedicada a los modelos semánticos, veíamos que diferentes conceptos se agrupaban naturalmente en categorías como «animales» o «herramientas», en función de la cantidad de características compartidas. Al poseer tantas características semánticas comunes y ser tan parecidos entre sí, el daño haría difícil la recuperación de uno de ellos en particular de entre tantos y tan similares competidores. Una tercera explicación para la aparición de los déficits específicos de categoría semántica es la aportada por la ya citada hipótesis sensorialfuncional, que va aún más lejos, asumiendo que las representaciones de los distintos tipos de objetos dependen específicamente de sus características sensoriales o funcionales. Esto posibilitaría la aparición de una disociación entre seres vivos y seres inanimados al depender uno de características sensoriales y los otros de rasgos funcionales. Esta explicación parece ganar peso si tenemos en cuenta algunas investigaciones en las que se han encontrado pacientes con patrones de deterioro que podrían resultar contraintuitivos. Diversos estudios han constatado que las partes CAPíTULO 7. Semántica del cuerpo y los instrumentos musicales, que a priori clasificaríamos, respectivamente, como seres vivos y objetos inanimados, respectivamente, no se comportan como el resto de componentes de su categoría. Por un lado, se han encontrado pacientes con dificultades específicas para recuperar información sobre los seres vivos que, sin embargo, no tenían ningún tipo de problema en relación al conocimiento correspondiente a las partes del cuerpo. Completando la doble disociación, se ha encontrado también que los pacientes con déficits específicos para los objetos inanimados suelen mostrar el patrón contrario, con un conocimiento conservado para los seres vivos, pero problemas en cuanto a las partes del cuerpo. Además, a pesar de las dificultades relacionadas con los objetos inanimados de estos pacientes, en ocasiones su conocimiento acerca de los instrumentos musicales se encuentra preservado. Los instrumentos musicales son, sin duda, seres inanimados, y parece sensato clasificar las partes del cuerpo como seres vivos, pero estos dos tipos de objetos podrían depender de características distintas que el resto de miembros de su grupo. El conocimiento que normalmente se tiene sobre los instrumentos musicales, al menos aquellas personas que no saben tocar ninguno, se limita a ciertas características sensoriales de forma, color o sonido. En cambio, el conocimiento sobre las partes del cuerpo depende más de su función, de para qué o cómo se utilizan. La distinción según características sensoriales y funcionales se ha extendido también a dominios rcaso 11 semánticos más amplios, como el de los objetos y las acciones. Se han descrito casos de pacientes con un deterioro específico para los animales en comparación con herramientas y también con acciones, lo que cobra sentido si asumimos que las acciones tienen un contenido semántico más de tipo funcional. Como vemos, el patrón de deterioro encontrado en muchos de estos pacientes sería fácilmente explicable según las hipótesis basadas en la distinción entre características sensoriales y funcionales. Trastornos progresivos Las enfermedades neurodegenerativas provocan la muerte progresiva de las células cerebrales. Hablamos de demencia cuando la pérdida neuronal da lugar a un deterioro en las funciones cognitivas. Este tipo de trastorno aparece normalmente en personas de edad avanzada, y provoca en muchas ocasiones un deterioro de la memoria que puede afectar al conocimiento semántico. La enfermedad de Alzheimer (EA) es el tipo de demencia más habitual. La pérdida neuronal asociada a la EA comienza en las regiones del hipocampo y la corteza temporal medial, para ir extendiéndose poco a poco a las regiones anteriores y laterales del lóbulo temporal, así como al lóbulo frontal. El patrón de deterioro cognitivo asociado a esta enfermedad se caracteriza principalmente por un deterioro de la memoria episódica, pero suele incluir también un déficit de la memoria semántica.'? Los clínico La paciente EW, descrita por Caramazza y Shelton,18 era una funcionaria jubilada de 72 años que había sufrido un accidente cerebrovascular en la región frontoparietal del hemisferio izquierdo. Su lenguaje espontáneo era fluido y coherente, y su percepción visual estaba dentro de la normalidad. Una evaluación exhaustiva reveló que EW presentaba un problema específico para el procesamiento de los animales, en comparación con otro tipo de objetos. ~I déficit quedó claro en tareas tan dispares como denominación de dibujos de animales y herramientas, identificación de sonidos producidos por animales o artefactos, decisión de objetos (decidir si un animal o herramienta es real o no), decisión de partes (decidir cuál de dos cabezas corresponde a un animal, o cuál de dos elementos corresponde a un utensilio), etc. Además, el déficit específico de categoría presentado por EW afectaba a los animales, pero no a otras categorías de seres vivos, como frutas o verduras, que estaban intactas. ..J 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE pacientes con EA presentan normalmente dificultades para llevar a cabo tareas de naturaleza semántica, como denominación de dibujos o juicios de sinonimia (determinar si dos palabras significan lo mismo o no). Tanto es así, que tareas como la fluidez categorial parecen situarse entre las mejores herramientas neuropsicológicas para la detección del deterioro cognitivo leve (DCL).19 El DCL es una entidad diagnóstica que se aplica a un determinado grupo de pacientes con problemas cognitivos mayores de lo esperable por su edad. El déficit presentado por los pacientes con DCL es real; por lo tanto, no se reduce a una percepción subjetiva del paciente o de sus cuidadores, pero no es lo suficientemente importante aún para interferir con su vida cotidiana, y en ocasiones resulta difícil detectado mediante pruebas neuropsicológicas. Cuando el deterioro afecta fundamentalmente al campo de la memoria, se conoce como DCL amnésico. La importancia de detectar cuanto antes este estado radica en que la mayoría de los pacientes que lo presentan acaban desarrollando la EA en los cinco años siguientes. Dada la ausencia de un tratamiento eficaz contra la EA, la detección temprana, e incluso preclínica, de estos pacientes, resulta de vital importancia para el desarrollo de programas de entrenamiento que preserven sus capacidades cognitivas. Otro tipo de enfermedad neurodegenerativa (menos común que la EA, pero muy relevante en cuanto al deterioro de la memoria semántica) es la demencia frontotemporal (DFT). A diferencia de lo que ocurre en la EA, la atrofia asociada a esta enfermedad aparece en el lóbulo frontal y se distribuye poco a poco hacia el lóbulo temporal. Dada su naturaleza frontal, el efecto principal de la DFT es la aparición de trastornos disejecutivos, aunque también es común la afectación del lenguaje." Dependiendo de la distribución de la atrofia y del tipo de deterioro de la capacidad lingüística, se distinguen dos tipos de DFT. Los pacientes con una afectación eminentemente temporal, en regiones laterales e inferiores del lóbulo, además de en el polo temporal, suelen presentar un deterioro del lenguaje conocido como afasia progresiva fluente, o también demencia semántica. La demencia semántica se caracteriza por un lenguaje fluente, aunque con problemas de denominación y comprensión de palabras que abarcan varios dominios semánticos. Los pacientes con demencia semántica fallan sistemáticamente en tareas como emparejamiento entre dibujos y palabras o denominación, lo que pone de manifiesto una profunda degradación de su conocimiento semántica. Varios estudios de caso único han encontrado, además, que los pacientes con demencia semántica presentan dificultades específicas para las representaciones semánticas relacionadas con los sustantivos/ objetos, en contraposición a otros dominios semánticos, como el de los verbos/acciones. En otras ocasiones, la distribución de la atrofia asociada a DFT afecta principalmente a los lóbulos frontales. Los pacientes que sufren esta variante de la enfermedad suelen presentar un cuadro de deterioro lingüístico conocido como afasia progresiva primaria o afasia progresiva no fluente. Este síndrome se caracteriza principalmente por problemas de producción, con errores fonológicos o gramaticales, pero no de contenido semántica. Sin embargo, estudios recientes apuntan a la presencia de un déficit de tipo semántica que afecta de forma selectiva a los significados de los verbos/acciones. Finalmente, en los últimos años ha crecido el interés por el estudio de posibles déficits semánticos en pacientes que, a priori, no parecen presentar un deterioro lingüístico, pero sí de la función motora." Es el caso de personas con esclerosis lateral amiotrófica, parálisis supranuclear progresiva asociada a demencia o degeneración corticobasal. Varios estudios han demostrado que estos pacientes presentan un deterioro específico para el conocimiento semántica relacionado con las acciones. Estas dificultades parecen presentarse también en pacientes con una enfermedad mucho más común, también caracterizada principalmente por un trastorno motor, como es la enfermedad de Parkinson (EP). La EP es un trastorno neurodegenerativo debido a un déficit de dopamina en los circuitos cere- CAPíTULO 7. Semántica !caso • clínico González-Nosti, Cuetos y Martínez20 evaluaron la memoria semántica de dos pacientes con DFT. BM, un ingeniero naval de 71 años, presentaba la variante temporal de la DFT (demencia semántica). Por su parte, el carpintero de 73 años AO sufría la variante frontal de esta demencia (afasia progresiva no fluente). Los pacientes llevaron a cabo tareas eminentemente semánticas, como emparejamiento didebujo-dibujo, palabra-dibujo y palabra-definición, nominación, categorización o fluidez, todos ellos con L..:0mbres de objetos. También se utilizaron pruebas brales encargados del movimiento. Entre sus síntomas característicos encontramos rigidez muscular y temblores, acompañados de bradicinesia o acinesia. Además, en ocasiones también se han descrito enfermos de EP con trastornos leves del lenguaje, en concreto de tipo semántica. Diversas investigaciones han puesto de relieve un deterioro selectivo para el conocimiento sobre acciones/verbos en estos pacientes, tanto mediante tareas neuropsicológicas sencillas (como la denominación de dibujos) como con paradigmas más complejos (el ya citado priming semántica). La aparición de este tipo de déficit en pacientes con trastornos motores apoya la idea de que el conocimiento semántica de los verbos que expresan movimientos depende de las estructuras implicadas en la realización de esos movimientos. Degradación de acceso de contenidos o problema Uno de los principales problemas a los que se enfrenta el neuropsicólogo a la hora de evaluar la capacidad semántica de un paciente es poder determinar si el déficit observado tiene su origen en la degradación de los contenidos de la memoria semántica, o bien en una imposibilidad para acceder a los mismos. Warrington y Shallice" propusieron una serie de criterios que deben cumplirse en una evaluación para poder estar seguros de que el problema se encuentra en la pérdida de las representaciones semánticas, y no en dificultades de acceso a las mismas: no semánticas de repetición y lectura de palabras y seudopalabras. BM y AO obtuvieron resultados cercanos a la normalidad en estas últimas pruebas. En cambio, los resultados de BM señalaron un importante déficit en la memoria semántica relacionada con los objetos que no aparecía en AO. Un análisis del patrón de errores mostró, además, que mientras AO producía exclusivamente errores de tipo fonológico (ej.: «arsilla» por «ardilla»), BM cometía, asimismo, un buen número de errores semánticos (ej.: «zapato" por «calcetín", «música" por «piano-), --.J • El primer criterio se refiere a la consistencia en los resultados relacionados con los mismos ítems utilizados en diferentes pruebas y a lo largo del tiempo. Parece lógico pensar que un paciente que ha perdido la representación del concepto «perro» será incapaz tanto de nombrar el dibujo de un perro como de emparejado con la palabra «perro», y que fallará siempre que se le presenten estos ítems. • El segundo asume una mejor preservación del conocimiento superordinado que del subordinado. Si entendemos el conocimiento semántica como una estructura jerárquica de entradas que incluyen otras entradas, tiene sentido esperar que la desaparición del concepto «perro» conlleve una mayor pérdida en el conocimiento sobre los tipos de perros y sus características que sobre la categoría superordinada «animal». • El tercer criterio presupone una mayor pérdida de los ítems menos frecuentes, que se verían más fácilmente afectados por la pérdida de conocimiento semántica que los de frecuencia más alta. • El cuarto criterio se refiere a la falta de mejoría ante la administración de pistas y ausencia de efecto de priming semántica, que no podrá aparecer si se han perdido las representaciones semánticas. • En una versión posterior, los autores introdujeron un quinto y último criterio; según éste, una mejoría en la ejecución del evaluado al disminuir la tasa de presentación de los 11 NEUROCIENCIADEL LENGUAJE estímulos, proporcionando más tiempo para intentar acceder a la información correspondiente, indicaría un problema de acceso. Aunque son, sin duda, un referente a tener en cuenta en la evaluación de pacientes con probable daño semántico, los criterios del grupo de Warrington no están exentos de problemas. Uno de sus principales inconvenientes es que entienden la degradación del conocimiento semántico como un proceso de todo o nada, sin dar lugar a una posible degradación parcial del - El procesamiento semántico es fundamental en casi toda actividad lingüística, ya que uno de los objetivos principales de la comunicación es la transmisión de significados. La capacidad cognitiva que nos permite almacenar dichos significados se conoce como memoria semántica. Desde la aparición del seminal modelo de Quillian, la memoria semántica se ha concebido como una red, más o menos jerárquica, de entradas conectadas entre sí por distintos tipos de relación. La activación de una de estas entradas se propaga a través de la red activando las entradas relacionadas, lo que explica el fenómeno del priming semántico. Algunos autores entienden dichas entradas como un listado de características que definen los distintos conceptos, o bien como un prototipo que agrupa las características promedio de los diferentes ejemplares. Otros hacen énfasis, no en la naturaleza de las entradas semánticas, sino en la distancia entre unas y otras, en función de la co-aparición de las palabras en el lenguaje. Cada una de estas dos perspectivas da cuenta de diferentes efectos empíricos: el de tipicidad y el de asociación semántica, respectivamente. El procesamiento semántico da lugar a actividad neuronal, principalmente en regiones ventrales y media les del lóbulo temporal izquierdo, aunque también en otras, como la circunvolución angular en el lóbulo parietaI o en la corteza prefrontal. La aparición de actividad específica para distintos tipos de significados en regiones involucradas en nuestra mismo. Por ejemplo, si entendemos que la información semántica se estructura en función de características semánticas, podemos imaginar que se pierdan sólo parte de las características que corresponden a un concepto determinado, conservándose el resto. Este tipo de degradación parcial podría explicar la aparición de efectos de priming semántico o la mejoría ante la administración de pistas, y también el deterioro relativo de niveles de categorización inferiores en pacientes sin problemas de acceso. interacción con sus referentes ha dado lugar a propuestas como la hipótesis sensoriomotora. Según ésta, el conocimiento semántico se estructura en forma de información específica de modalidad. Esta hipótesis se reelabora en la teoría de la topografía conceptual, que añade ideas como la «zona de convergencia», constituida por neuronas asociativas que agrupan la información de cada modalidad, o el «principio de similitud», según el cual las neuronas asociativas se situarán más cerca cuanto más similares sean los conceptos que enlazan. Una lesión focal de este sistema neuronal puede provocar un trastorno de la capacidad semántica para un grupo determinado de conceptos, dando lugar a lo que se conoce como déficit específico de categoría. De especial relevancia resulta la disociación entre seres vivos e inanimados, que ha dado lugar a un importante debate sobre el modo en que se distribuyen las características semánticas y a la aparición de la hipótesis sensorial-funcional. Algunas enfermedades neurodegenerativas también provocan un deterioro de la memoria semántica. Es el caso de la enfermedad de Alzheimer, y de un tipo de demencia frontotemporal conocido como demencia semántica. Asimismo, trastornos neurodegenerativos que afectan al sistema motor, como la enfermedad de Parkinson, también parecen provocar cierto grado de deterioro semántico; en concreto del conocimiento relacionado con los verbos que expresan movimientos. CAPÍTULO 7. Semántica • Preguntas de autoevaluaclón • ¿Qué problemas presenta el modelo de Quillian, y qué otros modelos los solucionan? • ¿Cómo se explica el fenómeno del prímíng semántico? ¿Por qué es relevante en la evaluación de pacientes con deterioro semántico? • ¿Cómo se representa el conocimiento semántico según la teoría de la topografía conceptual? ¿Qué ideas de hipótesis anteriores integra esta teoría? ¿Cómo lo hace? • ¿La aparición de déficits específicos de categoría implica que el conocimiento semántico se estructura en categorías discretas? • ¿Qué hipótesis sobre las bases neuronales del conocimiento semántico encuentran apoyo en los estudios de pacientes con trastornos del movimiento? REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ) 1. Tulving, E. y Donaldson W. (Eds.) (1972). Organization of memory. New York: Academic Press. 2. Smith, E. E., Shoben, E. J. y Rips, L. J. (1974). Structure and process in semantic memory: A featural model for semantic decisions. Psychological Review, 1,214-241. 3. 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Pragmática José Manuellgoa, Mercedes Belinchón y Elena Marulanda íNDICE DE CONTENIDOS • • • • Introducción Pragmática del lenguaje y procesos psicolingüísticos Arquitectura neurocognitiva del procesamiento pragmático del lenguaje Alteraciones neuropsicológicas en el procesamiento de enunciados figurados J J y significado INTRODUCCiÓN Lenguaje, comunicación La Pragmática es una disciplina que cruza las fronteras entre la Lingüística, la Filosofía del Lenguaje y la Psicolingüística. En un sentido general, se dice que la Pragmática se ocupa de estudiar el uso del lenguaje. Indagar acerca del uso del lenguaje supone preguntarse para qué sirve, qué cosas podemos hacer con él, cuáles son las funciones que desempeña en la vida de los usuarios y cómo se llevan a cabo esas funciones, El lenguaje es, sin duda, una herramienta multiusos, pues sirve para distintas cosas: en primer lugar, es una herramienta para representar objetos, eventos y experiencias, es decir, se trata de un sistema simbólico o «intencional» que empleamos para referimos a las cosas del mundo; en segundo lugar, es una herramienta para transmitir información o conocimientos sobre el mundo y para compartir las intenciones y estados de sus usuarios, es decir, para comunicamos; y por último, es una herramienta eficaz para controlar, regular y planificar nuestras propias acciones y las de los demás. En suma, el lenguaje es una herramienta del pensamiento, en su función simbólica o representacional, y de la acción y la interacción humanas, en sus funciones comunicativa y regulad ora. Dentro de este marco de análisis, la Pragmática se puede definir como la disciplina que abarca el estudio de las competencias y actividades vinculadas al ejercicio de las funciones del lenguaje, y, más en particular, de la función comunicativa. La comunicación lingüística se basa en dos competencias diferenciadas: por un lado, la capacidad de procesar «formas» lingüísticas (morfemas, palabras, oraciones) para desvelar su significado, y por otro, la capacidad de interpretar acciones humanas, esto es, conductas significativas que expresan intenciones. Todo enunciado lingüístico proferido por un hablante competente en los dos sentidos mencionados expresa, por tanto, dos clases de significado: un significado lingüístico, que resulta de los significados de las partes que forman el enunciado y del modo en que éstas se combinan, y un significado pragmático, que expresa la intención del hablante, esto es, lo que el hablante pretende dar a entender al oyente cuando emite el enunciado en un contexto determinado. Según la visión tradicional, los significados lingüístico y pragmático son independientes, y se recuperan mediante operaciones psicológicas distintas. Así, el significado lingüístico consiste en proposiciones que representan estados de cosas en el mundo y que, por tanto, tienen un «valor de verdad». En consecuencia, la interpretación de un enunciado es el proceso por el cual el oyente determina qué condiciones han de darse para que el enunciado sea verdadero, y el significado se define como las condiciones de verdad del enunciado. En cambio, el significado pragmático de un enunciado no depende de su correspondencia con un determinado estado de cosas del mundo, sino de la intención del hablante que lo profiere. Por tanto, no se • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE puede evaluar en términos de su verdad o falsedad, sino en función de otras consideraciones, como su adecuación al contexto en el que se usa, su mayor o menor eficacia en la realización de la intención que expresa o su coherencia con las creencias y deseos de quien lo produce. En este sentido, podemos decir que todo enunciado lingüístico se enmarca en un «acto de habla», que presenta tres componentes (en realidad, tres actos distintos que se ejecutan de forma simultánea): un componente «locutivo», por el que se «dice» algo (un contenido proposicional); un componente «ilocutivo», por el que se «realiza» algo al decirlo, o se hace efectiva la intención del hablante al proferido; y un componente «perlocutivo», por el que se produce un efecto en el oyente o destinatario.' Los actos de habla, entonces, son acciones o conductas en el sentido más cabal de estos términos, es decir, son literalmente «cosas que hacemos» con el lenguaje, como informar, declarar, convencer, prometer, pedir, suplicar o exigir algo, entre otras. Los actos del habla se pueden definir y distinguir entre sí en base a unas reglas, denominadas «condiciones de realización feliz». Por ejemplo, una condición esencial de las promesas es que quien las realiza esté en disposición y tenga la voluntad de cumplirlas; una condición esencial de las peticiones, órdenes o súplicas es que quien las recibe pueda satisfacerlas.? Según lo dicho hasta aquí, el análisis del significado de los enunciados lingüísticos queda como una tarea repartida entre dos disciplinas: la Semántica, que examina la relación del lenguaje con el mundo, y la Pragmática, que estudia la relación del lenguaje con sus usuarios. Sin embargo, hay dos problemas que enturbian y complican esta aparentemente nítida división del trabajo. Por una parte, parece obvio que la mayoría de los enunciados lingüísticos no contienen toda la información necesaria para derivar una representación proposicionaI. Esto sucede de forma evidente en oraciones que incluyen términos indéxicos, como pronombres personales (ej.: «ella es estudiante»), sintagmas demostrativos «<ese chico está dormido») 010- cuciones adverbiales «<aquí hace calor», «antes no había móviles»); pero también en otras muchas expresiones (por ejemplo, en una oración sencilla y aparentemente desprovista de ambigüedad como «El libro es rojo», el significado lingüístico de los términos no permite aclarar si el predicado «rojo» se aplica a todo el objeto «libro» o tan sólo a una de sus partes, ya sea la cubierta o el papel en el que está impreso). Este problema de «infradeterrninación semántica» se da continuamente en el lenguaje natural, y nos indica que el significado lingüístico de un enunciado rara vez coincide con su significado proposicional, por lo que precisa de un enriquecimiento adicional. Por consiguiente, ya no son dos, sino tres, los planos del significado que debemos considerar: un significado «lingüístico», semánticamente infradeterminado; un significado «proposicional», enriquecido por elementos contextuales; y un significado «pragmático», referido a la intención del hablante.' Un segundo problema, directamente derivado del anterior, es el relativo a las relaciones que se pueden establecer entre los tres planos de significado que acabamos de enunciar y al papel que se atribuye a las inferencias en la derivación de los significados proposicional y pragmático de los enunciados lingüísticos. Las inferencias son operaciones (procesos de cómputo, en una descripción cognitiva) que añaden información contextual (extralingüístiea) al significado lingüístico para derivar otras formas de significado. Según la visión tradicional en Pragmática, la denominada «teoría pragmática estándar»," la interpretación de los significados lingüístico y proposicional descansa en procesos encapsulados de descodificación lingüística, el primero, y de inferencias semánticas indispensables, el segundo, hallándose ambos desprovistos de inferencias pragmáticas, relativas a la intención del hablante. Según esta concepción, que mantiene intacta la división entre Semántica y Pragmática, de la integración de estos dos niveles de significado se desprende el sentido «literal- del enunciado, y sólo si de este primer nivel de computación CAPíTULO 8. del significado literal resulta un significado incongruente con el contexto, el intérprete se ve empujado posteriormente a añadir inferencias pragmáticas para descubrir el significado pretendido por el hablante. En contra de esta postura, muchos autores defienden la prevalencia de la interpretación pragmática en la comunicación lingüística, y con ella la idea de que incluso el contenido proposicional se tiene que inferir, al menos parcialmente, de premisas relativas a la intención comunicativa del hablante. Desde esta perspectiva, la comunicación lingüística implica siempre procesos de «lectura mental», y la infradeterminación semántica del significado proposicional sólo se puede corregir mediante inferencias pragmáticas. Dado que lo que el enunciado dice (el significado proposicional) depende de lo que el enunciado implica (el significado pragmático), no tiene sentido, para estos autores, atribuir un significado literal a los enunciados lingüísticos. La comunicación humana como actividad inferencial Como acabamos de ver, las inferencias son un ingrediente esencial de la comunicación lingüística, en la medida en que resultan imprescindibles no sólo para derivar el significado pragmático, sino también para ir más allá del significado lingüístico y resolver el problema de la infradeterminación semántica. Prácticamente todas las teorías pragmáticas coinciden en afirmar que la comunicación humana es una actividad eminentemente inferencia!. Esto equivale a decir que la comunicación lingüística no se reduce a un mero intercambio de información entre un emisor y un receptor, aunque naturalmente lo incluye, y que, por tanto, no se circunscribe a procesos de codificación y descodificación de señales en mensajes de acuerdo con un sistema de reglas combinatorias (sintaxis) y de interpretación de signos (semántica). Las inferencias que se realizan en la comunicación lingüística se suelen dividir en dos catego- Pragmática 11 rías generales: las «explicaturas» y las «implicaturas». Las «explicaturasson inferencias que operan sobre el significado lingüístico para derivar lo que el mensaje dice (el significado proposicional); se trata, entre otras, de inferencias que permiten identificar los antecedentes de los pronombres o desambiguar piezas léxicas (como exige el enunciado «Él se acercó hasta el banco»). Por su parte, las «implicaturasson inferencias que se realizan para derivar el significado del hablante. Algunas de ellas tienen un carácter general y convencional> en la medida en que no se refieren a situaciones o contextos comunicativos concretos, sino que se aplican por defecto. Así, las llamadas implicaturas «convencionales» vienen inducidas por presuposiciones asociadas a los significados de ciertas palabras, independientemente de su contexto de uso. Por ejemplo, el adverbio «incluso», en una oración como «Incluso Juan lo sabe», introduce convencionalmente la presuposición de que «Juan no suele saber las cosas». Otras implicaturas (las «no conversacionales») no se refieren directamente a la intención del hablante, sino que funcionan como premisas necesarias o útiles para la comprensión de la misma. Así, para entender la expresión «Me duele la cabeza» como forma indirecta de rechazar una invitación a ir al cine, es preciso derivar una implicatura no conversacional que relacione el dolor de cabeza con la práctica de ciertas actividades sociales o lúdicas, como la de ir al cine. Las inferencias que aluden directamente a la intención del hablante son las implicaturas «conversacionales», que se derivan del conocimiento implícito que hablantes y oyentes comparten sobre las condiciones que permiten organizar y sostener una conversación. Un principio fundamental que regula de modo implícito la actividad comunicativa es el principio de «cooperación»." En virtud de este principio, y en aras de lograr la máxima eficacia comunicativa, los participantes deben tratar de ser veraces, concisos, pertinentes y ordenados a la hora de transmitir sus intenciones comunicativas. La transgresión por el hablante de alguna 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE de estas normas o «máximas conversacionales», que se da típicamente en actos de habla figurados o no literales, como las peticiones indirectas, las metáforas, las ironías y los modismos, provoca que el interlocutor inicie un proceso inferencial, que finalmente le permite desvelar la implicatura conversacional e interpretar el significado pretendido por el hablante; así ocurre, por ejemplo, cuando alguien que ha planeado una excursión comprueba que ese día amanece diluviando y dice: «i Qué día tan agradable!»; al ser este comentario manifiestamente falso y transgredir, por tanto, una de las máximas de la conversación, el interlocutor debe inferir que el hablante, en este caso, ha pretendido comunicar lo contrario de lo que ha dicho. Un asunto de particular interés psicológico en el estudio de las inferencias pragmáticas es el grado de obligatoriedad u opcionalidad que tienen para la comprensión de los actos comunicativos, así como el grado de automaticidad o de control consciente que entraña su realización. El hecho de que la mayor parte de estas inferencias se realiza de forma automática y por debajo del nivel de la conciencia del sujeto, al igual que la rapidez, y presumiblemente la obligatoriedad, con que parecen ser derivadas por los participantes en una conversación, han dado pie a pensar que estas operaciones mentales se hallan encapsuladas, es decir, pertenecen a un módulo cognitivo, o sistema de propósito específico, diseñado para el procesamiento de información pragmática en escenarios comunicativos.' Sin embargo, el principal escollo que tiene que superar una interpretación modular de los procesos inferenciales es la de dar cuenta de cómo un sistema cognitivo especializado en la inducción de estados mentales puede estar encapsulado y a la vez acceder a fuentes de información muy diversas, como habitualmente sucede cuando hacemos inferencias. Otra cuestión psicológicamente relevante desde el punto de vista pragmático es la consideración de la comunicación humana como actividad «racional», guiada por el propósito de maximizar la eficacia comunicativa de los actos de habla en beneficio de los distintos participantes, y derivada y dependiente, por tanto, de capacidades o competencias cognitivas más generales. En las teorías pragmáticas actuales, se entiende por «beneficio» la modificación satisfactoria o útil de los «contextos cognitivos» de dichos participantes (es decir, sus creencias y conocimientos previos), y se asume que en aras de dicho objetivo puede ser conveniente hacer explícitos ciertos aspectos de las intenciones comunicativas de los interlocutores mientras se mantienen otros implícitos. Por ello, se dice que la comunicación humana es al mismo tiempo «inferencial» y «ostensiva»: inferencial, porque requiere «sacar a la superficie» información implícita que no está presente en el significado lingüístico; y ostensiva, porque provee al interlocutor de signos (gestos o palabras) que le permiten recuperar esta información oculta.v" Dentro de los parámetros que definen el carácter racional de la comunicación lingüística humana, algunos autores ponen énfasis en el carácter cooperativo de la comunicación, y consideran que el compromiso de los interlocutores con el «principio de cooperación» antes aludido es esencial para dar cuenta del equilibrio entre la información dada e implícita que caracteriza los intercambios comunicativos humanos. La transgresión de las máximas conversacionales derivadas de este principio se interpreta, entonces, como un modo indirecto, más sofisticado y tolerable desde el punto de vista social, de transmitir una intención comunicativa particular, que no se podría evaluar de forma tan manifiesta y eficaz si el hablante se atuviera estrictamente a las normas de la conversación. Para otros, en cambio, la comunicación se rige por un «principio de relevancia (o pertinencia)," es decir, por el intento de ofrecer y obtener el máximo beneficio cognitivo a costa de un esfuerzo o coste comparativamente menor para los interlocutores. Según los promotores de esta teoría, el cálculo de la relevancia es un proceso que acompaña de forma implícita al proceso de descodificación lingüística CAPíTULO 8. \ ( de todos los enunciados. Debido a ello, y también al supuesto de que todo enunciado, por el mero hecho de ser proferido, implica la presunción de su relevancia y provoca en el oyente un razonamiento inferencial, los enunciados figurados o no literales no son vistos por esta teoría como un tipo «especial» o «anómalo» de lenguaje, sino como una manifestación más (aunque quizá más extrema e ilustrativa) de la naturaleza ostensivo-inferencial de la comunicación humana. La teoría de la relevancia, al igual que su predecesora, la teoría de la cooperación, es una teoría cognitiva de la comunicación. En ambas se concede un papel esencial a los procesos de atribución de estados mentales entre los participantes en los intercambios comunicativos y, por ello, a la capacidad humana de razonar (deductivamente) y de crear metarrepresentaciones, esto es, representaciones mentales de otras representaciones. El carácter metarrepresentacional de la comunicación inferencial se aprecia de forma particularmente clara en la formulación que hacen estas teorías de los actos comunicativos. Estos actos comprenden dos estratos de intenciones superpuestos: en primer lugar, una intención informativa, consistente en hacer manifiestos al interlocutor ciertos supuestos; y en segundo lugar, una intención comunicativa, que estriba en hacer que el interlocutor reconozca la intención informativa anterior. La intención informativa es una metarrepresentación de «segundo orden», pues persigue crear en la mente del interlocutor la representación de un estado de cosas «<A pretende que B piense p»), en tanto que la intención comunicativa es una metarrepresentación de tercer orden, dado que pretende el reconocimiento de la intención informativa del hablante por parte del interlocutor «<A pretende que B reconozca que A quiere I», donde! es la intención informativa). En los próximos apartados revisaremos las competencias y los procesos cognitivos que subyacen al uso comunicativo del lenguaje, incluyendo sus correlatos cerebrales y sus principales alteraciones. Esta materia constituye el Pragmática 11I núcleo de las investigaciones sobre Pragmática del Lenguaje (también llamada «Pragmática Experimental») de las que ha surgido una materia que se empieza a conocer como «Neuropragmática»." PRAGMÁTICA DEL LENGUAJE Y PROCESOS PSICOLlNGüíSTICOS Las investigaciones pragmáticas han abarcado, en las últimas décadas, fenómenos muy diversos y dispares, como la organización y regulación de diálogos y conversaciones, el procesamiento de enunciados figurados (peticiones indirectas, metáforas, modismos, ironías, proverbios, etc.), la realización de las llamadas «implicaturas escalares» o implica tu ras que se derivan de términos lógicos, como los cuantificadores y otros operadores (ej.: verbos modales como «poder» o «deber», o conjunciones como «y» U «o»), la coordinación gestos-lenguaje en los actos de habla, y otros muchos." Sin embargo, la mayor parte de los estudios se ha referido a la derivación de inferencia s pragmáticas en distintas clases de enunciados, por lo que serán los procesos de derivación de implicaturas escalares y, sobre todo, los de comprensión de enunciados figurados, los que centrarán a partir de ahora nuestro interés. La comprensión de enunciados con términos lógicos El uso de términos lógicos en el lenguaje natural es un ámbito apropiado para plantear el problema de las relaciones entre la Semántica y la Pragmática, asunto al que ya hemos aludido anteriormente en este capítulo. Una de las preguntas más relevantes al respecto es la de hasta qué punto los seres humanos se ajustan a las reglas de la lógica formal en sus procesos de razonamiento y de interpretación de enunciados, cuestión que entronca con la discusión sobre el papel de las inferencias pragmáticas en la comprensión, y con el problema, más general, de la hipotética «racionalidad» de los actos comunicativos. 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE Entre las inferencias más estudiadas en relación con este problema, se encuentran las llamadas «implicaturas escalares», inferencias pragmáticas que se realizan sobre operadores lógicos, como «algunos» u «o», que forman parte de una escala con distintos grados de «fuerza informativa». La fuerza informativa equivale a la extensión que alcanza la referencia de las expresiones lingüísticas en las que se utilizan estos operadores. Así, la escala de los cuantificadores se puede ordenar, según su fuerza informativa, de la siguiente manera: [todos > la mayoría de ;::: muchos z; algunos ;::: pocos], donde cada miembro de la escala introduce un conjunto igual o mayor de elementos que el que le sigue. Otro tanto ocurre con los operadores [y ;::: o]; así, «Juan estudia inglés y francés» define un conjunto igual o mayor de lenguas (dos) que «Juan estudia inglés o francés», dado que «y» tiene siempre una lectura inclusiva, mientras que «o» puede tener una lectura inclusiva «<cualquiera de ellas») o disyuntiva «<sólo una de ellas»). Así las cosas, en circunstancias en las que un hablante puede elegir un operador con mayor fuerza informativa (vtodos- o «v») y elige uno de menor fuerza «<algunos» u «o»), el uso de estos últimos induce una implicatura escalar por parte del oyente, esto es, la inferencia de que, al usar los operadores menos fuertes, el hablante pretende definir un conjunto más pequeño de referentes; de este modo, «algunos» se interpreta comúnmente como «no todos» (aunque, desde un punto de vista lógico, también es congruente o compatible con «todos»), y «o», como un operador de disyunción «<uno u otro, pero no ambos»). Los estudios dedicados al procesamiento de implicaturas escalares se han propuesto averiguar en qué medida el significado lógico de las expresiones lingüísticas que hacen uso de operadores lógicos se activa o no en una etapa de procesamiento previa a la realización de estas implicaturas pragmáticas. Algunos resultados muestran un interesante contraste entre el modo de proceder de los niños y de los adultos. Así, algunos estudios han comprobado que los niños de 5 a 7 años tienden a favorecer una interpretación lógica de enunciados como «Todos los enanos que se comieron una fresa o un plátano consiguieron un diamante» (en este caso, la interpretación inclusiva frente a la disyuntiva). En cambio, estudios efectuados con adultos revelan que estos parecen preferir una interpretación pragmática de tales enunciados basada en implicaturas escalares. Esto se ha puesto de manifiesto tanto en tareas explícitas de juicios como en tareas implícitas que exploran los procesos sobre la marcha." En contraste con estos datos, otros estudios experimentales y algunos trabajos con registro de potenciales evocados arrojan un patrón de resultados distinto que indica que, en vez de derivarse automáticamente o «por defecto», las implicaturas escalares son procesos comparativamente más lentos, dependientes del contexto y «racionales». El contraste entre los resultados con niños y con adultos se ha interpretado apelando a la idea de que las implicaturas escalares contribuyen a enriquecer pragmáticamente el significado proposicional, pero al mismo tiempo requieren un mayor esfuerzo de procesamiento y, por tanto, se hallan más al alcance de los adultos que de los niños. Estudios recientes aportan evidencia en este sentido, al comprobar que los participantes tienden a derivar el significado lógico de los enunciados, y no sus implicaturas escalares, cuando se realizan tareas con mayor demanda o carga de procesamiento. Por ende, se ha observado que existen importantes diferencias individuales en la capacidad de los sujetos adultos para derivar este tipo de implicaturas. Procesos cognitivos y comprensión de enunciados figurados Los enunciados figurados son aquellos en los que se produce una discrepancia entre su significado literal (ya sea lingüístico o proposicional) y lo que el hablante quiere dar a entender cuando los profiere. Es precisamente por esta discrepancia por lo que estos enunciados han CAPÍTULO 8. Pragmática resultado de especial interés para los psicolingüistas, y se han convertido en el centro de numerosos estudios empíricos dirigidos a clarificar tanto la naturaleza como el curso temporal de los procesos implicados en la derivación de sus múltiples significados. Desde la perspectiva de la teoría pragmática clásica, los enunciados figurados son actos de habla que transgreden una o varias de las máximas de la conversación y que, por tanto, requieren implicaturas conversacionales para su comprensión." Desde esta teoría, por otra parte, se entiende que la construcción del significado de enunciados figurados parte necesariamente de la representación del sentido literal y descontextualizado del enunciado, y que sólo a partir de operaciones opcionales de inferencia, más costosas que las empleadas para formular el significado literal, se llega a recuperar su sentido figurado. Sin embargo, esta concepción tradicional ha perdido peso frente a la idea de que los significados literal y figurado a menudo no se distinguen tan nítidamente, y de que este último se puede activar de manera independiente e incluso de forma preferente al literal. A este cambio de opinión han contribuido las propuestas de la teoría de la relevancia (que ya comentamos), pero también, y especialmente, los numerosos estudios que se han dado a conocer en las últimas décadas sobre el procesamiento de enunciados figurados en tiempo real en personas neurológicamente sanas y en pacientes con alteraciones de diversas clases (daños cerebrales sobrevenidos en la vida adulta y localizados en distintas áreas, trastornos psiquiátricos como la esquizofrenia o la esquizotipia, o trastornos del desarrollo, como el autismo). Los enunciados figurados no constituyen un conjunto bien definido y uniforme de objetos lingüísticos. Por una parte, los criterios empleados para clasificados en categorías son diversos; así, en las peticiones indirectas y las ironías, se recurre a la intención del hablante como criterio distintivo para definir este tipo de emisiones, mientras que en el caso de las metáforas se apela más a las relaciones 11 semánticas entre conceptos. Por otra parte, incluso dentro de cada categoría, encontramos subtipos relativamente diferenciados de enunciados, que emergen de propiedades o variables también muy diversas. Por ejemplo, las metáforas y los modismos, pero no tanto las ironías, se pueden clasificar en función de su grado de convencionalidad o familiaridad; los modismos, pero no así las ironías o las metáforas, se prestan a ser clasificados según la plausibilidad de su interpretación literal o la composicionalidad de su significado es decir, la posibilidad de reconstruir su sentido a partir de las partes que lo componen; los rnodismos, las metáforas y las peticiones indirectas, aunque no las ironías, se pueden enjuiciar según su grado de transparencia semántica, es decir, la proximidad entre sus interpretaciones literal y figurada. También cabe destacar que el contexto no influye del mismo modo en la interpretación de los distintos tipos de enunciados figurados, dado que parece desempeñar un papel más decisivo en las peticiones indirectas y en las ironías que en las metáforas o los modismos. Por último, conviene advertir que un mismo enunciado puede tener un valor pragmático múltiple; por poner un caso extremo, un modismo metafórico se puede emplear de manera irónica para hacer una petición indirecta (por ejemplo, una madre pierde la paciencia al ver que, en plena época de exámenes, su hijo aún no ha empezado a estudiar y le dice: «¿Vas a seguir hincando los codos de esa manera toda la tarde?»), El principal objetivo de la investigación sobre el procesamiento de enunciados no literales es desentrañar las relaciones entre sus significados literal y figurado, a fin de determinar hasta qué punto la recuperación del sentido literal es un proceso obligatorio y previo a la derivación del significado no literal. Íntimamente vinculado a este objetivo general, está el de averiguar cuáles son los mecanismos de procesamiento implicados en la comprensión de esta clase de enunciados y determinar en qué medida estos mecanismos son específicos 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE de dominio, es decir, forman un módulo cognitivo o, por el contrario, se aplican a la comprensión de enunciados lingüísticos de manera inespecífica. Una parte importante de la evidencia al respecto está vinculada al hallazgo de estructuras cerebrales compactas y especializadas en estos procesos, y de pruebas de la susceptibilidad de los mismos a alteraciones selectivas. En la actualidad, como ya se comentó, la mayor parte de los modelos de procesamiento de enunciados figurados defiende el carácter interactivo de los procesos de interpretación semántica y pragmática, o, lo que es lo mismo, la idea de que no hay una línea divisoria clara entre la computación del significado literal y la interpretación de las intenciones del hablante. io La prevalencia de uno u otro significado en distintos momentos del procesamiento depende de variables como la familiaridad y frecuencia relativas de los significados, la convencionalidad del uso figurado de las expresiones o la transparencia semántica del enunciado y la consiguiente plausibilidad de su interpretación literal. Todas estas variables pueden conspirar o pugnar entre ellas a favor de una u otra interpretación a lo largo del proceso de comprensión, hasta dar con el significado pertinente. Así descrito, el proceso de interpretación de un enunciado se halla determinado por la prominencia relativa de sus posibles significados, y por ello no cabe hablar tanto de una dicotomía entre el sentido literal y el no literal, como de una escala gradual, en la que se disponen los diversos significados atribuibles al rnismo.!' Si tomamos el ejemplo de los modismos, nos encontramos con que hay modismos que sólo parecen admitir un sentido figurado, dada la implausibilidad, o incluso la anomalía, de cualquier interpretación literal (ej.: «hacer el indio»), mientras que hay otros que sólo podrían interpretarse de modo figurado en un contexto sesgado (ej.: «lavarse las manos»). Dado el extenso repertorio de expresiones figuradas que encontramos en el lenguaje natural y la diversidad de variables que las caracterizan, resulta difícil extraer conclusiones generales sobre el procesamiento de este tipo de enunciados. No obstante, antes de proceder a la exposición separada de las tres categorías que vamos a examinar, se pueden hacer dos observaciones aplicables a todas ellas, y que tienen que ver con el papel del contexto en la activación del significado no literal. La primera observación es que el contexto afecta por igual a la derivación del sentido literal y del sentido figurado de un enunciado, de lo que se deduce que el significado literal (lingüístico o proposicional) no se activa por defecto ni es, por tanto, insensible al contexto en el que aparece Y Una propuesta interesante a este respecto es la que sugiere que, al interpretar un enunciado, se da inicialmente una primacía del significado literal en un nivel local, es decir, al interpretar los primeros constituyentes del enunciado. Estos, sin embargo, pueden activar de inmediato representaciones no literales que condicionen la interpretación de los constituyentes sucesivos, hasta el punto de que el sentido literal del enunciado puede quedar postergado o cancelado en relación a otras interpretaciones no literales del mismo. En consecuencia, la interpretación literal del enunciado en su totalidad a menudo no llega a computarse en absoluto.:' La segunda observación es que el papel del contexto está modulado por otras variables, como la prominencia del significado (literal o figurado) de la expresión o la convencionalidad y la frecuencia de los diversos usos de la misma. Así, se ha comprobado que los vehículos muy convencionales de metáforas nominales (ej.: «firme», «duro», «débil», en expresiones como «aquel profesor era muy ... ») activan su sentido metafórico con independencia del contexto en que se emplean las metáforas. De un modo similar, los modismos poco transparentes semánticamente y cuyo final es altamente predecible (ej.: «rasgarse ... [las vestiduras]») se procesan con extrema rapidez, incluso antes de que haya concluido su emisión completa. CAPíTULO 8. Comprensión de metáforas La metáfora es un acto de predicación por el que un concepto de un dominio se interpreta a través de un concepto perteneciente a un dominio distinto. La predicación metafórica sirve normalmente para identificar o, más propiamente, para atribuir propiedades a los referentes o conceptos que caen bajo su dominio. La metáfora comprende siempre dos elementos: el vehículo, concepto que desempeña la función de predicado, y el tópico o tenor, que es el argumento objeto de predicación. Así, en la expresión metafórica «Ese hombre es una máquina», el SN «ese hombre» es el tenor del que se predica que es «una máquina», que actúa como vehículo de la metáfora. La función de predicación ejercida por las metáforas se ha interpretado de diversos modos, que se pueden entender como operaciones psicológicas: bien como una sustitución de conceptos, lo que presupone la atribución inicial de un significado literal que es reemplazado por otro no literal, bien como una comparación implícita, en la cual la predicación se efectúa a partir de un cotejo de rasgos entre conceptos (tenor y vehículo), o bien como la categorización de un concepto (el tenor) como miembro de una determinada clase, representada por el vehículo. J3 Un rasgo interesante de muchas metáforas es el hecho de que son falsas en su interpretación litera!. Esto se hace patente en aquellas que relacionan dominios conceptuales disjuntos, es decir, que carecen de rasgos comunes que permitan una comparación directa entre ellos (tal es el caso en metáforas como «Roberto es una apisonadora»). En cambio, los enunciados metafóricos negativos (ej.: «ningún hombre es una isla»), al igual que aquellos que relacionan conceptos pertenecientes a dominios que comparten rasgos, (ej.: «Mi hijo es un bebé»), pueden ser literalmente verdaderos. La falsedad literal de la mayoría de las metáforas distingue este tipo de enunciados de buena parte de los modismos y también de los enunciados declarativos irónicos, Pragmática 11 que sí pueden entenderse, en su acepción literal, como verdaderos. De las diversas cuestiones planteadas en la investigación sobre la comprensión de metáforas, nos vamos a centrar en dos estrechamente relacionadas: por un lado, el mecanismo de procesamiento que se halla en la raíz de la interpretación de este tipo de enunciados; y, por otro, el carácter, más o menos automático o encapsulado, de los procesos de comprensión de metáforas. Nuestra exposición se ceñirá a las llamadas metáforas «nominales», aquellas que presentan la estructura «A es B», donde A es el tenor de la metáfora y B su vehículo. Existen dos concepciones alternativas en torno al mecanismo responsable de la interpretación de enunciados metafóricos. La primera corresponde al modelo de emparejamiento esrructural," que concibe la comprensión de metáforas como un proceso de comparación implícita de los rasgos semánticos del tenor y el vehículo. Este proceso se lleva a cabo de forma automática, mediante el alineamiento paralelo de la estructura jerárquica de rasgos de ambos conceptos y la comparación de ambas estructuras. De esta comparación surgen dos conjuntos de rasgos, uno de rasgos comunes al tenor y al vehículo y otro de rasgos dispares. La comprensión de la metáfora se completa, en una segunda etapa, con un proceso de atribución o proyección de uno o varios de los rasgos dispares del vehículo sobre el tenor. Este último proceso se entiende como una operación inferencial no automática ni obligatoria. La postura alternativa corresponde al modelo de inclusión de clases, que concibe la metáfora como un proceso de categorización, en virtud del cual el tenor se interpreta como un ejemplar perteneciente a la clase de fenómenos que denota el vehículo."! El modelo de inclusión de clases rechaza la existencia de un proceso inicial de comparación de rasgos y, por tanto, sostiene que la comprensión depende únicamente del proceso de categorización, que considera automático y, por tanto, no inferencia!. Según este modelo, los vehículos de las metáforas tienen un carácter «dual», 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE en la medida en que pueden interpretarse en clave literal, a la vez que representan, en su dimensión metafórica, una o varias categorías abstractas. Ambos modelos coinciden en afirmar el carácter automático, incluso obligatorio, del proceso de comprensión del significado figurado, lo que se pone de manifiesto en la dificultad de inhibir o ignorar el significado no literal de enunciados que se pueden interpretar como metafóricos. Este efecto de «interferencia de la metáfora» se observó en un estudio ya clásico de verificación de oraciones.P en el que se pedía a los participantes que juzgaran la verdad o falsedad de enunciados de cuatro clases: metáforas literalmente falsas (<<algunos empleos son cárceles»), metáforas mezcladas (<<algunas flautas son cárceles») y enunciados literales verdaderos (<<algunos pájaros son gorriones») y falsos (valgunos pájaros son cárceles»), Los resultados mostraron que los participantes tardaban más tiempo en juzgar como falsos los enunciados metafóricos que los enunciados literales falsos y las metáforas mezcladas, lo que viene a indicar que el sentido figurado, y posiblemente verdadero, de las metáforas, se activa de manera automática e interfiere con la recuperación de su sentido literal, que es falso. Por otra parte, los dos modelos arriba mencionados difieren en su manera de entender la relación entre las metáforas y los símiles, o comparaciones literales entre conceptos (ej.: «Roberto es como una apisonadora»). Para el modelo de alineamiento estructural, en las primeras fases del proceso de comprensión, las metáforas, sobre todo las novedosas, se entienden de la misma manera que los símiles, pues en ambos casos el proceso está guiado por la comparación de rasgos, una comparación implícita, en el caso de las metáforas, y explícita, en el de los símiles. Las metáforas convencionales no precisarían de este proceso inicial de alineamiento, y por ello se comprenden con más facilidad y rapidez que los símiles. Por su parte, el modelo de inclusión de clases sostiene que todas las metáforas, convencionales o novedosas, se comprenden más deprisa que los símiles, dado que sólo estos últimos requieren una comparación de rasgos. A tenor de ello, la convencionalidad de las metáforas, una propiedad asociada al vehículo, resulta ser una característica crucial para comparar los dos modelos en disputa, pues cada uno de ellos hace predicciones distintas del efecto de esta variable en la comprensión de enunciados metafóricos. La prueba más concluyente a favor del modelo de alineamiento estructural a este respecto es la observación de que se tarda más tiempo en comprender metáforas novedosas que símiles novedosos, mientras que las metáforas convencionales se comprenden más rápido que los símiles convencionales. Por su parte, el modelo de inclusión de clases sostiene que la convencionalidad del vehículo no interviene de forma aislada, sino en interacción con otras variables como la «calidad» de la metáfora. Esta variable se ha definido como el grado en el que el significado figurado del vehículo expresa una característica importante del tenor, y constituye una medida subjetiva de la relación entre los términos que intervienen en la construcción de la metáfora. Las pruebas más favorables a esta hipótesis son las que revelan que el efecto de la convencionalidad del vehículo en la comprensión está subordinado a variables como la calidad de la metáfora, y se da en interacción con ciertas propiedades del tenor, como el grado de restricción que éste impone en el procesamiento del vehículo y en la comprensión global de la metáfora. Por último, interesa comentar que los partidarios del modelo de inclusión de clases mantienen que, si una metáfora es novedosa, se crea una categoría abstracta de orden superior representada por el vehículo, mientras que si la metáfora es convencional, el significado metafórico se recupera directamente de la entrada léxica del vehículo en el sistema semántica. Esta concepción de la metáfora como un problema léxico-conceptual es la que defienden algunos teóricos de la relevancia. Desde esta perspectiva, la comprensión de metáforas se CAPíTULO 8. entiende como un proceso de construcción de conceptos ad hoc, en el que el significado del vehículo, que es difuso o genérico, cuando no abiertamente ambiguo, es enriquecido para ser combinado con el significado del tenor en el proceso de interpretación. Este proceso de enriquecimiento puede suponer, bien un «estrechamiento» por selección de rasgos, o bien una «ampliación» por adición de propiedades al significado original del vehículo, y constituye un ejemplo del fenómeno de «enriquecimiento pragmático» que, según la teoría de la relevancia, interviene en la generación de explicaturas para obtener el significado proposicional del enunciado." De este modo, tanto la teoría de la relevancia como el modelo de inclusión de clases contemplan la comprensión de metáforas como un proceso vinculado más a la derivación del significado proposicional del enunciado que a la derivación de implicaturas pragmáticas. Comprensión de modismos Los modismos o expresiones idiomáticas son enunciados de varias palabras (por lo general, sintagmas verbales y locuciones adverbiales) que expresan de manera figurada distintos tipos de significados, preferiblemente eventos «<rascarse la barriga», «buscar tres pies al gato»), cualidades de eventos u objetos «<a trancas y barrancas», «de golpe y porrazo»), o actitudes «<estar colgado» de alguien o algo). Por otra parte, desde el punto de vista gramatical, los modismos tampoco constituyen un grupo uniforme de expresiones. De la amplia variedad de tipos existentes, en este apartado nos centraremos en los modismos que presentan la estructura de un sintagma verbal formado por un verbo seguido de un SN definido (ej.: «estirar la pata»), por ser este tipo de modismo, sin duda, el que más se ha estudiado. Los modismos presentan una serie de características que justifican su interés para los investigadores. Por una parte, varían en su grado de transparencia semántica, o, lo que es lo Pragmática 11 mismo, en la proximidad entre su significado lingüístico y su sentido figurado. El hecho de que algunos modismos tengan un significado literal plausible «<aguantar el chaparrón») y otros no «<dorar la píldora»), permite analizar el papel que juega el significado lingüístico de estas expresiones en la interpretación de su sentido pragmático. Así, cabe suponer que en los modismos transparentes el significado literal es más accesible (o incluso inevitable), en el curso del procesamiento, que en los modismo s opacos. Por otra parte, los modismos difieren en la dimensión de composicionalidad semántica y, correlativamente a ello, en su productividad sin táctica y morfológica. Esto permite suponer que algunos modismos se procesan de manera composicional, o sea, como sintagmas u oraciones (<<morder el anzuelo»), mientras que otros se interpretan global mente como piezas léxicas no descomponibles «<hacer el indio»);" Los modelos psicolingüísticos que dan cuenta del procesamiento de modismos se distinguen unos de otros en la importancia que conceden a los procesos de descodificación lingüística en el acceso al significado idiomático de estas expresiones. Los modelos de acceso directo al sentido figurado defienden la idea de que los modismos se procesan como piezas léxicas y, consecuentemente, sostienen que los procesos de comprensión son más sensibles al contexto en que se inserta el modismo que al significado de sus componentes. Otros modelos, en cambio, conceden un papel más relevante a los procesos léxicos y sintácticos en la comprensión, si bien admiten que el papel de estos procesos en el acceso al significado figurado es limitado. De acuerdo con la denominada hipótesis configuracional, estos modelos sostienen que no hay razones para suponer que los modismos se procesen en virtud de operaciones o mecanismos específicos, distintos de los procesos psicolingüísticos de comprensión de oraciones. La diferencia estriba en la familiaridad del modismo y en la «predictibilidad» de su significado idiomático. Así, en modismos altamente familiares y predecibles desde 11 . ,' , 1: NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE su InIClO (<<eStirar... la pata»), se accede antes al sentido idiomático de la expresión que al significado literal, situación que se invierte cuando el modismo es de baja familiaridad y no predecible (<<poner el dedo en la ... llaga»)." Esta predicción se ha confirmado en estudios de reconocimiento de palabras con priming transmodal, en los que los participantes deben juzgar el estatus léxico de estímulos asociados con los sentidos literal y figurado del modismo. Por otra parte, y también de acuerdo con la hipótesis configuracional, hay pruebas de que el procesamiento sintáctico de las expresiones idiomáticas no queda desactivado una vez que se ha accedido al significado figurado del modismo. Así, se ha observado que al presentar modismos composicionales y predecibles incompletos, se tarda menos tiempo en identificar una palabra no relacionada, pero de la misma categoría gramatical que la palabra omitida del modismo (ej.: «lista» en lugar de «toalla» en «tirar la ... »), que una palabra no relacionada de otra categoría gramatical «<romper», en el ejemplo anterior). Esto parece indicar que la estructura sin táctica del enunciado se mantiene activa aun cuando se haya descartado la interpretación literal del modismo.'! Además, la comprensión del significado figurado de los modismos (especialmente de los ambiguos) exige la inhibición del significado literal o irrelevante de la expresión, lo que se ha vinculado con un mecanismo ejecutivo llamado «mecanismo de supresión». Cuando falla este mecanismo, como ocurre en algunos trastornos neuropsicológicos, los sujetos se muestran muy sensibles a la interferencia de la acepción literal de los modismos, especialmente si ésta se hace explícita en la tarea experimental y constituye una alternativa de respuesta congruente con el producto del análisis lingüístico (sintáctico) del enunciado. En conclusión, al igual que sucede con las metáforas, el procesamiento de las expresiones idiomáticas depende de factores tanto intrínsecos a las propias expresiones (como la transparencia semántica, la familiaridad, la predictibili- dad o la composicionalidad), como extrínsecos a ellas (como el contexto o la capacidad de suprimir significados irrelevantes). También es común a lo observado en el procesamiento de metáforas que la rapidez y la automaticidad con que se procesan los modismos no supone que los mecanismos implicados en su interpretación sean específicos de dominio ni, por tanto, distintos de los que intervienen en el procesamiento de enunciados literales. Comprensión de ironías La ironía verbal" es una forma de burla o crítica disimulada que se emplea habitualmente con el propósito de crear un efecto pragmático (perlocutivo) en el oyente y, a la vez, transmitir o mantener una cierta imagen del hablante ante la audiencia. Al igual que ocurre con los modismos, los enunciados irónicos no se hallan asociados a ninguna estructura lingüística en particular, y así, para expresar actitudes irónicas, se pueden emplear enunciados declarativos, interrogativos (como en las preguntas retóricas) o exclamativos (como en las hipérboles). La ironía verbal presenta características peculiares que la distinguen de las restantes clases de enunciados figurados: • En primer lugar, junto a las peticiones indirectas, las ironías dependen más que otros actos de habla del contexto en el que se emiten y de ciertas señales ostensivas que las acompañan, como gestos faciales o una entonación particular. • En segundo lugar, la ironía es un fenómeno más claramente pragmático que semántica, toda vez que descansa en implicaturas conver- a Tanto la ironía como la metáfora son conceptos que sobrepasan los límites del lenguaje. Así como es concebible pensar en la metáfora como un fenómeno conceptual que se puede manifestar de forma no lingüística (ej.: mediante imágenes), también la ironía puede darse en situaciones no formuladas en términos verbales, en las que se da un contraste entre la expectativa de un suceso y un desenlace contrario o distinto al esperado. CAPíTULO 8. Pragmática sacionales y, por ello pertenece a la esfera de lo «implicado» por el hablante, y no de lo que el hablante dice explícitamente (significado proposicional). En consonancia con esta idea, se ha observado que el rendimiento en la comprensión de ironías depende, entre otras, de la posesión de habilidades de teoría de la mente, en particular de la capacidad de atribuir estados mentales de segundo orden «<yo creo que tú crees que p»), así como de control metacognitivo (funciones ejecutivas)." • Una tercera característica de la ironía es su estrecha vinculación con normas y expectativas sociales de carácter extralingüístico. Estas expectativas, que normalmente se refieren a sucesos deseables o de signo positivo, proporcionan la base para evaluar hechos o comportamientos, por lo general censurables o negativos, que justifican el uso de comentarios irónicos. Esto explica el sentido crítico o ridiculizador que suele tener la ironía, así como su carácter presuntamente asimétrico, esto es, el hecho de que un comentario formulado como «falso elogio» («iTú siempre tan educado!», para expresar burla o disgusto por un comportamiento incívico) se perciba normalmente como más irónico que uno expresado como «falsa crítica» «<iTú siempre tan grosero!», dicho con la intención de elogiar un comportamiento educador." Las investigaciones psicológicas sobre la ironía se interesan primordialmente por estudiar las variables que regulan la eficacia comunicativa de los enunciados irónicos, en lo que atañe tanto a la comprensión de las intenciones del hablante como a la evaluación de sus actitudes. El objetivo es descubrir cuál es la propiedad o el ingrediente esencial de las ironías y, en relación con esto, aclarar el papel que desempeña el significado literal del enunciado en la comprensión. La respuesta tradicional a estos interrogantes es que, al expresar una ironía, el hablante pretende dar a entender lo contrario de lo que dice. Sin embargo, esta caracterización de la ironía presupone que los juicios irónicos expresan siempre creencias falsas, lo cual 11 resulta problemático, por varias razones: en primer lugar, porque no todas las ironías expresan creencias directamente, sino qué pueden manifestar una gama muy variada de actitudes proposicionales (preguntas, peticiones, actitudes emocionales, etc.); en segundo lugar, porque, en el caso de que las ironías expresen creencias, éstas no tienen por qué ser necesariamente falsas; y, en tercer lugar, porque en las ironías no siempre se da una oposición entre lo dicho y lo implicado, como ilustran las hipérbole s y las preguntas retóricas emitidas con intención irónica. Dado que no parece haber un «mecanismo semántica» al que apelar para dar cuenta de la ironía, se han propuesto diversas explicaciones pragmáticas complementarias del fenómeno. Una de ellas afirma que lo característico de la ironía es la mención, por parte del hablante, de un hecho del que pretende tomar distancia para expresar una actitud de crítica, burla o rechazo hacia él. Por tanto, al emplear la ironía, el hablante se sitúa en un plano metalingüístico, como el que se adopta al citar textualmente los comentarios proferidos por otra persona. Conviene aclarar, no obstante, que bajo el punto de vista de esta explicación, no se considera necesaria la mención explícita del hecho que la suscita, sino que es suficiente cualquier alusión o recordatorio indirecto del mismo o de un hecho relacionado. Abundando en esta idea, hay quien sostiene que, en la ironía, el hablante adopta de manera simulada el papel de otro para expresar juicios y actitudes que en realidad no comparte y que, por tanto, se deben interpretar en clave no literal. Por otra parte, hay que subrayar que, para que la ironía tenga eficacia comunicativa, al componente alusivo, destinado a atraer la atención del oyente hacia una expectativa (normalmente incumplida en el hecho que se juzga), se le debe agregar un elemento que muestre de manera ostensiva la «insinceridad» del hablante al expresar su comentario. , Hasta la fecha, los estudios empíricos sobre el procesamiento de ironías en tiempo real han arrojado resultados bastante consistentes, que muestran que la interpretación 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE de enunciados irónicos comporta tiempos de reacción, en tareas de decisión léxica, y tiempos de lectura iguales o mayores, pero nunca menores, que los de sus correspondientes versiones literales. Además, estos estudios ponen de relieve que el significado literal de un enunciado irónico en contexto se halla disponible antes que el figurado, y no queda suprimido cuando se accede a este último Y Estos resultados indican, pues, que el acceso al significado figurado de los enunciados irónicos requiere un tiempo adicional de procesamiento, en comparación con la activación de su sentido literal, y que ambos significados permanecen disponibles una vez que se reconoce el sentido figurado de la ironía. A la luz de estos datos, se aprecia una diferencia digna de resaltar en los procesos de derivación del significado no literal entre las ironías, por una parte, y las metáforas y los modismos, por otra. La comprensión de metáforas y modismos depende de procesos rápidos, automáticos e independientes de contexto que, aun siendo pragmáticos, no requieren la realización de implicaturas, sino únicamente operaciones de enriquecimiento léxico, tanto más cuanto más familiares y transparentes sean los enunciados figurados. En cambio, la comprensión de ironías se apoya en procesos más lentos y controlados de inferencia pragmática que son, además, dependientes del contexto, y ponen en juego habilidades cognitivas de índole más compleja, como las inferencias mentalistas y las capacidades de control ejecutivo. ARQUITECTURA NEUROCOGNITIVA DEL PROCESAMIENTO PRAGMÁTICO DEL LENGUAJE Comprensión de enunciados figurados: estudio de la actividad cerebral en personas sin alteraciones neurológicas El empleo de técnicas de registro de la actividad cerebral en los estudios del procesamiento de enunciados figurados por parte de personas sin alteraciones neurológicas o cognitivas está aportando numerosos datos reveladores sobre la arquitectura funcional de estos procesos. Para empezar, hemos de destacar dos observaciones fundamentales: la primera es que la comprensión de enunciados no literales abarca circuitos neuronales ampliamente distribuidos por la corteza cerebral (lóbulos frontal, temporal y parietal); la segunda es que estos circuitos comprenden las áreas clásicas asociadas al procesamiento del lenguaje en el hemisferio izquierdo, pero también regiones homólogas a estas áreas del lenguaje en el hemisferio derecho, cuyas funciones son todavía objeto de debate. En tareas de comprensión de metáforas, diversos estudios de neuroimagen han revelado la activación de regiones de los lóbulos frontal, temporal y parietal de ambos hemisferios. Así, en un estudio pionero con tomografía por emisión de positrones (PET),21 se observó activación en las regiones prefrontal y frontal, las circunvoluciones temporales media e inferior, el polo temporal y la región del precúneo en el lóbulo parietal del hemisferio izquierdo, así como en las áreas prefrontal y frontal, temporal media, el precúneo y el cíngulo posterior del hemisferio derecho. Estos datos se han visto confirmados más recientemente en estudios con imágenes por resonancia magnética funcional (RMf), que han mostrado actividad en la circunvolución frontal inferior izquierda (área de Broca y adyacentes) y también en el lóbulo temporal inferior y las regiones media e inferior del lóbulo temporal posterior del hemisferio izquierdo. En otros estudios más recientes," se han descubierto patrones de activación diferentes en la comprensión de metáforas familiares y novedosas, caracterizándose estas últimas por un patrón que se extiende por regiones de ambos hemisferios (áreas premotoras y región de la ínsula), y otras exclusivas del hemisferio derecho (región homóloga al área de Wernicke) y del izquierdo (área de Broca) (figura 8.1). CAPíTULO 8. Pragmática 11 Figura 8.1. Red neuronal implicada en el procesamiento de metáforas novedosas que incluye regiones de ambos hemisferios (H) cerebrales (tomado de Mashal, Faust y Hendlerl.P Las diferencias entre metáforas familiares y novedosas se han confirmado y ampliado con datos de otros estudios. En líneas generales, el procesamiento de metáforas familiares se asocia con actividad en las mismas áreas implicadas en la comprensión de enunciados literales (así, el córtex prefrontal dorsolateral de ambos hemisferios y el lóbulo temporal medio e inferior izquierdo, además de algunas regiones del hemisferio derecho, como las áreas temporales media y superior o la circunvolución frontal media y superior). En cambio, el procesamiento de metáforas novedosas induce una activación adicional en regiones del hemisferio derecho que no se observa en el procesamiento de metáforas familiares. Las metáforas familiares, además, inducen la activación específica de áreas relacionadas con el procesamiento vi su o-espacial (probablemente porque los sujetos recurren a la imaginación visual para interpretarlas), y estimulan también la intervención del córtex frontal medio, región implicada en la representación de estados mentales del protagonista en el procesamiento de narraciones y en el desarrollo de habilidades de teoría de la mente en general, que no se activa en el caso de las metáforas novedosas." Por lo que respecta a la mayor participación del hemisferio derecho en el procesamiento de metáforas novedosas, existen varias interpretaciones plausibles que no son excluyentes: una postula que el hemisferio derecho se caracteriza por un modo más global y difuso de representación semántica, lo que permite activar un espectro más amplio de significados susceptibles de ser atribuidos a las metáforas novedosas; otra vincula la mayor implicación del hemisferio derecho, simplemente, a la mayor dificultad de comprensión de las metáforas novedosas frente a las familiares. En apoyo de esta hipótesis, se ha comprobado que, a medida que las metáforas novedosas se van haciendo familiares (tras su presentación repetida en el experimento), se produce un cambio en el patrón de asimetría hemisférica, observándose una implicación progresivamente mayor del hemisferio izquierdo que del derecho. Los estudios de potenciales evocados en el campo de la metáfora arrojan resultados complementarios a los que acabamos de exponer. El componente normalmente observado en relación con los procesos de comprensión de metáforas es el N400, comúnmente asociado con la presencia de estímulos semánticamente anómalos o implausibles en una oración. En este sentido, se ha observado que las metáforas nominales suscitan normalmente un N400 de mayor amplitud, en comparación con los mismos enunciados en su acepción literal, lo que a primera vista podría interpretarse como indicio de que las metáforas conllevan una mayor carga de procesamiento y se procesan de un modo diferente a los enunciados literales. Este resultado, empero, se ha visto matizado en estudios más recientes, en los que se ha advertido que el componente N400 asociado a la interpretación de metáforas aparece únicamente cuando el vehículo metafórico es de baja probabilidad (como es propio de las metáforas novedosas)." Además, con esta clase de metáforas, el N400 ampliado procede de fuentes neuronales localizadas en el hemisferio derecho, lo que viene a confirmar la participación suplementaria de este hemisferio en el procesamiento de metáforas poco familiares. Por último, merece la pena destacar dos estudios muy recientes, en los que se comparaba el patrón de respuestas electro fisiológicas ante me- 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE táforas familiares y enunciados literales y semánticamente anómalos. En el primero de ellos" se registró una respuesta bifásica asociada a las metáforas, con un N400 muy breve y localizado, seguido de un P600 de mayor duración (figura 8.2). Los autores interpretaron estos resultados como muestra del acceso temprano al significado figurado del vehículo y de un proceso posterior de supresión del sentido literal y de integración del sentido figurado en el contexto de la oración. En el segundo estudio, se compararon metáforas cristalizadas y enunciados literales (semánticamente anómalos y no anómalos), encontrándose un N400 localizado en la región posterior en las dos condiciones semánticamente anómalas (con independencia de que los enunciados fueran metafóricos o no), así como un N300 muy marcado en el área occipital, que sugiere la mediación de imágenes mentales en el procesamiento de este tipo de metáforas." Por su parte, el estudio de los correlatos neuronales de la comprensión de modismos ofrece un panorama relativamente similar al descrito en las investigaciones de la metáfora. Tanto los datos obtenidos mediante técnicas de neuroimagen como los estudios de potenciales evocados muestran que el procesamiento de modismos descansa, grosso modo, en los mismos mecanismos y circuitos neuronales empleados en el procesamiento del lenguaje literal, y que las estrategias y procesos al servicio de la comprensión de modismos no son muy distintos de los que se emplean en el procesamiento léxico y sintáctico ordinario (ej.: la resolución de ambigüedades léxicas o sintácticas). Figura 8.2. Respuesta bifásica de los potenciales evocados (N400 + P600), registrada en un electrodo de la región centroparietal (Pz) durante el procesamiento de metáforas (tomado de De Grauwe et al.).25 En primer lugar, al comparar modismos ambiguos (es decir, con una lectura literal plausible) y no ambiguos (no interpretables literalmente), se ha observado que en ambos casos el procesamiento descansa en estructuras localizadas en las circunvoluciones frontal inferior de ambos hemisferios y en la circunvolución temporal media del hemisferio izquierdo. Sin embargo, la comprensión de modismos ambiguos, que requieren un apoyo contextual para su adecuada interpretación, activa de forma selectiva la circunvolución temporal media del hemisferio derecho. Estos resultados sugieren, por un lado, que el procesamiento de modismos, como el de las metáforas, depende de estructuras localizadas en ambos hemisferios cerebrales; y por otro, que el significado literal de los modismos (cuando existe) no se puede soslayar, sino que se activa incluso en contextos que favorecen una lectura figurada de los mismos. La participación de áreas del lóbulo frontal izquierdo en el procesamiento de modismos se ha puesto de relieve en estudios recientes de neuroimagen. En concreto, se han identificado dos circuitos: un circuito prefrontal dorsolateral (que incluye el área de Broca) y otro ubicado en las circunvoluciones frontales media y superior, que se activan de manera proporcional al grado de «sentido figurado» que se atribuye a los modismos.:" No obstante, un estudio anterior puso de manifiesto que el papel del córtex prefrontal dorsolateral en el procesamiento de modismos no se reduce al hemisferio izquierdo. En dicho estudio se empleó la técnica de estimulación transcraneal magnética (TMS), pidiéndose a los participantes que juzgaran si pares formados por una expresión «<llegar a las rnanos») seguida de un dibujo (relacionado con el significado literal o el idiomático de la expresión) guardaban relación de significado. Los resultados mostraron que la interferencia producida por la estimulación magnética se daba en la región frontal dorso lateral de ambos hemisferios al presentar modismos, pero se limitaba al hemisferio izquierdo al presentar enunciados literales. 28 CAPíTULO 8. Pragmática Los estudios de potenciales evocados relacionados con la interpretación de modismos también han aportado resultados similares a los de la investigación sobre metáforas. Así, un estudio llevado a cabo con modismos en francés," observó la atenuación del componente N400 ante la presentación de una palabra semánticamente relacionada con el significado idiomático del modismo (<<rendir las armas», abandonar), en comparación con una palabra asociada con su sentido literal (deponer). Este efecto se daba en modismos con un uso figurado muy prominente, pero se invertía (menor atenuación del N400) al comparar los modismos prominentes con sus interpretaciones literales. Finalmente, y por lo que respecta a la evidencia neurológica del procesamiento de las ironías, el interés de los investigadores se ha centrado en explorar las variables no lingüísticas que determinan la interpretación y la valoración de enunciados irónicos, a fin de ubicar los circuitos neuronales en los que descansan los juicios sobre la adecuación situacional de los comentarios irónicos, y sobre el carácter irónico o literal de las expresiones empleadas en tales situaciones. Según los datos de un estudio con resonancia magnética funcional," la tarea de enjuiciar enunciados irónicos activa en ambos hemisferios la circunvolución frontal superior, media e inferior, el córtex prefrontal medial, la circunvolución temporal superior, el lóbulo parietal inferior, el núcleo caudado, el tálamo, la ínsula izquierda y la amígdala; mientras que la tarea de enjuiciar enunciados literales activa la circunvolución frontal derecha, la circunvolución frontal media e inferior de ambos hemisferios, el córtex prefrontal medial, la circunvolución temporal superior, lóbulo parietal inferior y núcleo caudado (todos ellos, bilaterales), la ínsula izquierda, el tálamo derecho y la amígdala izquierda. Un estudio anterior!' mostró que los juicios sobre la adecuación de la ironía a situaciones sociales están correlacionados con la activación del córtex frontal media! del hemisferio izquierdo, mientras que los juicios relativos al significado literal o figurado de los 11 enunciados se hallan asociados con la activación del polo temporal del hemisferio derecho y el córtex órbito frontal media!' Estas regiones intervienen, asimismo, en tareas relacionadas con la atribución de estados mentales, lo que viene a confirmar la dependencia de los procesos de comprensión de la ironía de las habilidades de teoría de la mente. Otros datos que merece la pena subrayar son los suministrados por experimentos de potenciales evocados. En algunos de estos estudios se ha prestado atención a ciertas variables que marcan diferencias individuales en la emisión de enunciados irónicos y humorísticos por parte de los hablante s, y en la interpretación de los mismos por los oyentes. Así, por ejemplo, se ha comprobado que los patrones de respuesta cerebral en potenciales evocados son distintos según los sujetos tengan mejor o peor capacidad de captar el sentido humorístico de chistes y bromas con ingredientes de sorpresa e ironía, o en función del estilo comunicativo del hablante que emite mensajes que los oyentes pueden interpretar como irónicos o sarcásticos. Los patrones de respuesta eléctrica cerebral en la comprensión de ironías también se han mostrado sensibles a ciertos sesgos introducidos explícitamente por los experimentadores mediante instrucciones dirigidas a los participantes. Así, el patrón de potenciales evocados cambia según los sujetos adopten una estrategia analítica u holística a la hora de valorar enunciados irónicos. Un componente de los potenciales que aparece de manera consistente en distintos estudios es el P600, componente habitualmente asociado a procesos tardíos de integración de información en la oración. En un estudio muy reciente de comprensión de ironías, se observó la presencia de un P600 de larga duración, en ausencia de un N400 previo, en respuesta a enunciados irónicos presentados tanto visual como auditivamente. Este dato viene a corroborar una hipótesis a la que ya hemos aludido anteriormente en este capítulo: que la comprensión de ironías es una actividad que no se asienta en procesos de índole semántica." 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE ALTERACIONES NEUROPSICOLÓGICAS EN EL PROCESAMIENTO DE ENUNCIADOS FIGURADOS La consideración, derivada de los estudios psicolingilisticos y de neuroimagen, de que el procesamiento pragmático de enunciados abarca procesos cognitivos responsables de la comprensión de su significado proposicional (localizados en áreas cerebrales del hemisferio izquierdo [HI]) y también otros procesos (y áreas) adicionales, ha hallado abundante evidencia complementaria en estudios realizados con pacientes con trastornos neuropsicológicos de diversas clases. Curiosamente, sin embargo, hasta hace poco no se ha incluido de forma sistemática en estos estudios a pacientes con diagnóstico de afasia (es decir, con alteraciones en los componentes fonético-fonológico, morfosintáctico o léxico-semántica del lenguaje). A consecuencia de la creencia, cuando menos cuestionable, de que el procesamiento pragmático se halla «lateralizado» en el hemisferio derecho (HD), la mayoría de los estudios sobre comprensión de enunciados figurados o derivación de implicaturas se ha realizado con pacientes con lesiones localizadas en este hemisferio cerebral o con trastornos neurodegenerativos más amplios (ej.: enfermedad de Alzheimer). Por otra parte, el reconocimiento del papel desempeñado por las habilidades mentalistas y de control ejecutivo en el procesamiento pragmático ha dado pie a la realización de estudios con personas con graves problemas en estas habilidades, como es el caso de personas con trastornos del espectro autista sin retraso mental asociado (los llamados síndrome de Asperger y autismo de alto funcionamiento), esquizofrenia y esquizotipia. Estudios con pacientes con daño cerebral Desde la década de los 70, diversos trabajos han mostrado que pacientes lesionados HD, y no tanto personas con afasia, evidencian dificultades para comprender bromas, metáforas, peticiones indirectas y diversas formas de ironía, y fallan en tareas que exigen realizar inferencias sobre las intenciones de los hablantes." A la luz de esta evidencia, algunos autores sugirieron que el procesamiento pragmático podría hallarse disociado de otros componentes del lenguaje, de forma tal que un paciente con dificultades en ese nivel conservaría intactas sus capacidades psicolingüísticas, mientras que un afásico con déficits sintácticos o léxicos podría no evidenciar dificultades para atribuir correctamente intenciones apropiadas a sus interlocutores, procesar emisiones figuradas o realizar diversas clases de inferencias pragmáticas. En contra de esta suposición, se ha objetado que no todos los pacientes con lesión en el HD evidencian este tipo de dificultades y que, según el lugar y extensión de la lesión y el tipo de expresión figurada que se utilice, los rendimientos de los pacientes pueden variar sustan- cialmente." Por otro lado, los resultados de otras investigaciones han puesto también de manifiesto diversos fallos metodológicos que permiten dudar de la validez de los datos en los que se había sustentado la hipótesis de «doble disociación». Uno de estos fallos tiene que ver con el tipo de tarea. En varios de los estudios sobre comprensión de enunciados figurados (especialmente, metáforas y modismos) con pacientes lesionados del HD, se han observado patrones desiguales de rendimiento en función de la tarea empleada: los participantes con lesiones en HD rendían peor en tareas de elección forzosa basadas en material pictórico que habitualmente incluían, entre las opciones de respuesta, dibujos vinculados a la interpretación literal de los enunciados; en cambio, su ejecución mejoraba notablemente en tareas de paráfrasis, en las que no podía haber interferencia del significado literal de las expresiones figuradas. Al hilo de esta evidencia, varios autores han propuesto que los fallos de pacientes lesionados del HD podrían no deberse, en sentido estricto, a un déficit «pragmático», sino más bien a dificultades en otros procesos cognitivos, como por ejemplo, la capacidad de inhibir el significado literal de las emisiones cuando éste se hace explícito durante la realización de la CAPíTULO 8. Pragmática tarea, una capacidad incluida en la denominada «función ejecutiva». Por otro lado, se sabe que los pacientes con lesión en el HD pueden padecer de déficits perceptivos, lo que podría contaminar su rendimiento en tareas que incluyan el procesamiento de material gráfico. Un segundo problema hace referencia a los materiales empleados en los estudios con poblaciones clínicas con el objetivo de valorar la comprensión o producción de emisiones figuradas. Buena parte de dichos trabajos no incluye materiales que manipulen o controlen la diversidad de variables que comportan tales expresiones (ej.: familiaridad y convencionalidad de las metáforas, opacidad semántica y predictibilidad de los modismos, o el carácter de falsas críticas o falsos elogios de las ironías), pese a que las investigaciones psicolingüísticas y neurocognitivas han constatado el efecto de estas y otras variables en personas sin alteraciones. El tercer y último problema a que haremos alusión se refiere a los criterios de selección de los participantes. En la mayoría de trabajos, los pacientes continúan eligiéndose, principalmente, en función del área en la que presentan la lesión, y no en función de su perfil de habilidades o dificultades lingüísticas o cognitivas. Además, en muy pocos estudios se llevan a cabo análisis que permitan vincular los déficits pragmáticos de los pacientes con sus déficits psicolingüísticos, al no emplearse simultáneamente tareas que permitan valorar el procesamiento de expresiones literales y de expresiones figuradas. Con este panorama en mente, revisaremos brevemente algunos de los hallazgos que han dado cuenta de las alteraciones más prominentes en la comprensión pragmática de enunciados en pacientes con distinto tipo de daño cerebral. En el subepígrafe siguiente, revisaremos algunos de los estudios realizados con otros grupos clínicos. En relación con la capacidad de pacientes con lesiones en el HI o el HD para derivar diversas clases de implicaturas conversacionales, no se han observado diferencias entre pacientes lesionados de HD y de HI en estu- 11 dios que evaluaban las implicaturas derivadas de la transgresión de las máximas griceanas de cantidad, calidad, relevancia y modo, si bien ambos grupos de pacientes mostraron un rendimiento significativamente peor que el del grupo de control sin alteraciones. Además, se daban correlaciones muy bajas entre las puntuaciones en las tareas de implicaturas y la extensión de las lesiones en el área perisilviana izquierda (área del lenguaje) o su área homóloga en el HD. Por lo que respecta al procesamiento de enunciados figurados en pacientes con daño cerebral, cabe destacar los resultados de un estudio:" que se centró en valorar la comprensión de metáforas convencionales altamente familiares y sarcasmos (ironías ofensivas) en pacientes con lesión en el HD, pacientes con lesión en el HI y sujetos neurológicamente sanos. Los resultados del estudio indicaron que los pacientes con lesión en el HD no diferían de los controles en la interpretación oral de las metáforas, aunque su rendimiento sí fue peor en la tarea de comprensión de sarcasmos en comparación con los pacientes lesionados del HI y con el grupo control. Por su parte, los pacientes con lesión del HI rindieron peor en la interpretación de metáforas que en la comprensión de sarcasmos en comparación con el grupo de pacientes lesionados del HD. En ambas tareas, los sujetos con daño en el HI rindieron significativamente peor que los controles. Estos hallazgos confirman la contribución del HI a la comprensión de emisiones metafóricas, a la vez que la menor dependencia del procesamiento de la metáfora (frente a la ironía) con respecto a las habilidades de inferencia me ntalista. De forma complementaria, diversos estudios han hallado dificultades en la comprensión de enunciados sarcásticos en pacientes con lesiones en el córtex frontal, especialmente en áreas prefrontales directamente asociadas con la atribución de estados mentales a otras personas. Más específicamente, se ha constatado que los pacientes con un daño en el córtex prefrontal derecho, sobre todo en la región ven- 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE tromedial, muestran un peor rendimiento en la interpretación de sarcasmos, comparados con pacientes lesionados en otras regiones de ese mismo córtex." Volviendo de nuevo a las metáforas, merece la pena citar una línea reciente de trabajos de nuestro grupo en los que se pone de manifiesto la existencia de una relación entre el déficit léxico-semántica de pacientes afásicos con lesiones en el HI Y la dificultad para comprender metáforas atributivas, sobre todo si son de carácter novedoso (ej.: «la conferencia fue un palo») y no van precedidas de un contexto. Hay que subrayar que en las metáforas atributivas, el vehículo alude a una categoría abstracta (aquí «palo» se interpreta como «evento que produce efectos negativos sobre aquellos que lo vivenciao») en la que se ha de incluir el tenor «<la conferencia») para captar el sentido figurado de la expresión. Lo interesante de este estudio es que el rendimiento de estos pacientes era sensiblemente mejor al procesar metáforas analógicas (expresiones en las que el vehículo hace referencia a atributos ligados a su significado concreto, ej.: «máquina» en «ese empleado es una máquina»). Esta disociación era paralela> en estos pacientes, a la observada entre su dificultad para comprender y utilizar palabras abstractas y su habilidad comparativamente mejor con las palabras concretas, lo que hace pensar que su dificultad para comprender metáforas era una manifestación secundaria de un déficit léxico-semántica más fundamental. Finalmente> en relación con el procesamiento de los modismos por parte de pacientes con daño cerebral, mencionaremos los resultados de tres estudios. El primero de ellos examinó la comprensión de modismo s no ambiguos (esto es, con una interpretación literal poco probable) y altamente familiares en pacientes afásicos, equiparados con un grupo control, utilizando diversas tareas. Los resultados mostraron un bajo rendimiento de los pacientes en la tarea de emparejamiento modismo-dibujo, con una marcada tendencia a seleccionar el dibujo que representaba la interpretación literal de la expresión, en contraste con el rendimiento supe- rior observado en la prueba de paráfrasis oral. Estos resultados se interpretaron como muestra de que los pacientes presentan un déficit en el mecanismo de supresión o inhibición del significado irrelevante de la expresión, de resultas de lo cual son más sensibles a la interferencia de la acepción literal, especialmente si ésta está disponible y constituye una alternativa de respuesta en la tarea. El segundo trabajo evaluó la comprensión de modismos italianos altamente familiares y ambiguos (es decir, con interpretaciones literal y figurada plausibles), a través de una tarea de emparejamiento oración-palabra. Sus hallazgos pusieron de manifiesto un rendimiento empobrecido en la muestra de pacientes. Un dato de particular interés en este trabajo es que los pacientes cometieron más errores en modismos cuya interpretación figurada hacía referencia a un concepto abstracto (ej.: «confianza», para «romper el hielo») que en modismos que aludían a conceptos concretos (ej.: «dolor», en «ver las estrellas»), Finalmente, un trabajo más reciente, realizado con un grupo de pacientes con alteraciones psicolingüísticas de predominio semántica, arrojó resultados comparables a los de los estudios previamente reseñados. Los autores valoraron la comprensión de un conjunto de modismos italianos opacos muy familiares mediante tareas de emparejamiento modismodibujo y modismo-palabra y de interpretación oral de enunciados. Además, evaluaron la comprensión de palabras aisladas y las funciones ejecutivas de los pacientes. Los pacientes mostraron un rendimiento especialmente deficitario en aquellas tareas que exigían la supresión del significado literal del enunciado, tal y como ocurre en tareas como la de emparejamiento modismo-palabra o con la prueba de definición oral." Los tres estudios de modismos aquí reseñados vuelven a poner de relieve que las dificultades de comprensión de enunciados figurados observadas en pacientes afásicos (sobre todo los que exhiben un trastorno de índole semántica) tienen su origen en déficits cognitivos de carácter más general, ya CAPíTULO 8. Pragmática sea en relación con propiedades conceptuales (como la dimensión concreto-abstracto) o con habilidades de control cognitivo, y no se corresponden en modo alguno con el contraste entre el significado literal y el significado figurado de las expresiones lingüísticas. Estudios con otros grupos clínicos Según vimos en la primera parte de este capítulo, una de las cuestiones centrales que ha tratado la investigación más reciente sobre el procesamiento de enunciados figurados hace referencia a la realización de operaciones inferenciales de carácter automático y específico de dominio, reguladas por un hipotético «submódulo» de la comunicación que formaría parte del módulo de la teoría de la mente.' En este sentido, una alteración que comprometa la capacidad de atribución de estados mentales producirá, con toda probabilidad, un déficit en el procesamiento de enunciados figurados, especialmente ironías. Una línea de trabajo que ha abordado experimentalmente esta predicción se ha llevado a cabo con pacientes esquizofrénicos, quienes, como ocurre con las personas con trastornos del espectro autista, presentan disfunciones neuropsicológicas no localizadas a nivel cerebral que, entre otras cosas, provocan dificultades para la correcta derivación de inferencias rnentalistas." Los hallazgos de estos estudios han confirmado que estos pacientes presentan dificultades para procesar ironías pero no para interpretar metáforas, lo que pone de manifiesto una disociación en las capacidades de comprensión de estos dos tipos de enun- ciados." Las dificultades mostradas por los pacientes esquizofrénicos en la comprensión de ironías aparecen asociadas, en algunos estudios, a un pobre rendimiento en tareas de teoría de la mente de segundo orden. Sin embargo, según los propios autores de estos estudios, estos hallazgos dependen más de la complejidad lingüística (estructural y semántica) de las tareas empleadas en ellos que de un déficit en la ea- 11 pacidad de los pacientes esquizofrénicos para atribuir estados intencionales. En esta línea, se ha argumentado que, en la esquizofrenia, la dificultad para procesar ironías (y en ocasiones también metáforas) puede ser el resultado de un déficit relacionado con una pobre integración de la información del contexto en el que aparecen los enunciados. Esta dificultad, que afectaría al procesamiento de cualquier tipo de expresión lingüística (figurada o no), se habría comprobado en otros trabajos sobre esquizofrenia y potenciales evocados, en relación con el procesamiento psicolingüístico. En una línea similar, pero trabajando con poblaciones con trastornos del espectro del autismo (síndrome de Asperger o autismo de alto funcionamiento), dos estudios aportan pruebas de la naturaleza más semántica que pragmática del procesamiento de las metáforas, uno realizado con una muestra de adultos y otro con una muestra de niños. En el primer trabajo, los autores pusieron de manifiesto que la dificultad en la comprensión de metáforas nominales en personas con síndrome de Asperger, valorada a través de la activación del potencial evocado N400 ante metáforas nominales implícitas, descansa en un déficit de índole semántica que les impide activar el significado de expresiones convencionales y, muy especialmente, derivar una interpretación figurada de pares de palabras que podrían dar lugar a metáforas novedosas. Comparados con un grupo de control, los participantes con síndrome de Asperger evidenciaron una amplitud significativamente prolongada de la N400 ante ambos tipos de expresiones, lo que se interpreta como prueba de un déficit temprano en la interpretación de esta clase de enunciados." Por su parte, el trabajo sobre comprensión de metáforas y símiles en niños (de entre 8 y 15 años de edad), diagnosticados con trastornos del espectro autista y con pobre rendimiento en tareas de teoría de la mente, puso de manifiesto que estos niños eran capaces de parafrasear metáforas, al igual que los niños de su misma edad mental y crono lógica sin sintomatología autista. Además, en este estudio no se observó correlación algu- 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE na entre la tarea de comprensión de metáforas y las pruebas de habilidades mentalistas. Estos resultados invitan a pensar que los problemas de inferencia mentalista característicos de personas con síndrome de Asperger (y autismo de alto funcionamiento) no guardan relación con las dificultades que a veces presentan estas personas en el procesamiento de metáforas. Antes bien, se considera que estas dificultades están vinculadas a déficits en procesos psicolingüísticos (específicamente léxicosemánticos), determinados fundamentalmente por variables como la familiaridad o la frecuencia léxica de los enunciados, al igual que ocurre en las personas sin alteraciones. Por lo que respecta a las ironías, diversos estudios llevados a cabo con personas con trastorno del espectro autista han constatado que las dificultades en la comprensión de enunciados irónicos, cuando las hay, tampoco se pueden atribuir exclusivamente a la presencia de déficits mentalistas. Por una parte, hay estudios que ni siquiera han encontrado diferencias significativas entre participantes diagnosticados con trastorno del espectro autista y sus respectivos controles en tareas que valoraban la comprensión de emisiones sarcásticas. Otros estudios tan sólo han hallado diferencias en comprensión de ironías asociadas a habilidades mentalistas que exigían la generación de metarrepresentaciones de segundo orden."? Estos hallazgos son compatibles con la hipótesis de que las dificultades de comprensión de ironías observadas en estos sujetos podrían deberse, en parte, a otros déficits no mentalistas, como por ejemplo la denominada «coherencia central débil» (o dificultad para integrar información de diversas fuentes) que parece caracterizar el estilo cognitivo de las personas con autismo. En lo que respecta a la derivación de implicaturas escalares en personas con trastornos del espectro autista, estudios muy recientes," sorprendente mente, no han encontrado diferencias entre grupos con autismo y de control en cuanto a la proporción de interpretaciones pragmáticas (vs. lógicas) de ítems que incluían marcadores como el cuantificador «algunos» o la conjunción disyuntiva «o». Como se recordará, en este tipo de tareas una interpretación pragmática exigiría hipotéticamente un razonamiento mentalista, lo cual no sería esperable en una condición como el autismo, caracterizada por graves déficits de mentalización; por el contrario, una interpretación sólo lógica de los operadores sería compatible con la idea de que el procesamiento de estos sujetos tiende a implicar una estrategia de análisis «local» (y no global) de los enunciados (esto es, una «coherencia central débil») que excluye, además, cualquier atribución «intencional». Estos resultados se han explicado apelando a la hipótesis de que para derivar implicaturas escalares basta con reconocer la intención informativa del hablante (lo que exige una metarrepresentación de primer orden), y no tanto reconocer su intención comunicativa (lo que exigiría ya una metarrepresentación de segundo orden), y esta habilidad se halla al alcance de las personas con autismo sin retraso mental asociado (síndrome de Asperger y autismo de alto funcionamiento). Además, cabe destacar que los participantes con síndrome de Asperger o autismo de alto funcionamiento de sus estudios tenían niveles de competencia lingüística muy altas y, probablemente también, competencias mentalistas superiores a las de la mayoría de personas con autismo, por lo que podrían constituir un subgrupo inusualmente competente a nivel pragmático dentro del colectivo autista. Para terminar esta sumaria presentación de la evidencia obtenida con poblaciones clínicas respecto al procesamiento pragmático de enunciados, señalaremos que diversos estudios realizados con pacientes neuropsicológicos no lesionales (pacientes con demencia y con esquizofrenia) han permitido también comprobar la importancia de mecanismos ejecutivos como el mecanismo de supresión para la comprensión de algunas clases de modismos. Un estudio con pacientes con demencia tipo Alzheirner" ha revelado un efecto del tipo de tarea sobre el rendimiento en la comprensión de modismos ambiguos, registrándose mayo- CAPíTULO 8. Pragmática res tasas de acierto en la tarea que no incluía la interpretación literal de los enunciados como parte de las opciones de respuesta, en contraste con aquella que sí la consideraba. Resultados similares se han obtenido con pacientes esquizofrénicos, utilizando una tarea de emparejamiento modismo-dibujo y modis- 11 mas familiares de dos clases (ambiguos y no ambiguos). Aunque en el caso de los esquizofrénicos la diferencia no resulta tan marcada, se ha observado un rendimiento ligeramente inferior de estos pacientes ante modismos ambiguos que ante modismos no ambiguos, comparados con el grupo de control. Resumen La Pragmática es la disciplina que se encarga de estudiar el uso comunicativo del lenguaje. La comunicación lingüística es un proceso complejo, que supone el manejo de diversos niveles de significado: un significado lingüístico, determinado por las palabras que forman parte de los enunciados y la forma en que éstas se combinan; un significado proposicional, enriquecido por elementos del contexto y evaluable en términos del ajuste del mensaje a sus condiciones de verdad; y un significado pragmático, que refleja la intención del hablante al proferir enunciados lingüísticos. El tránsito entre estos planos de significado requiere la realización de inferencias de diversas clases. En este capítulo, hemos centrado nuestra atención en el procesamiento de enunciados que incluyen ciertos términos lógicos y enunciados figurados, como las metáforas, los modismos y las ironías, en un intento de desentrañar los procesos cognitivos que subyacen a su comprensión en contextos comunicativos. Los enunciados figurados son enunciados lingüísticos que se caracterizan por la discrepancia entre sus significados lingüístico-proposicional y pragmático. Los hallazgos de la investigación psicolingüística y neuropsicológica del procesamien- to de estos enunciados revelan que el significado literal no siempre se recupera de forma obligatoria ni previa a la derivación del significado figurado, y que el procesamiento de enunciados figurados está mediado por variables lingüísticas (como la prominencia relativa de sus significados literal y figurado, o la convencionalidad, la familiaridad y la frecuencia de sus diversos usos, entre otras), así como por capacidades y mecanismos extralingüísticos (como la capacidad para atribuir estados mentales a otras personas, o el mecanismo ejecutivo de supresión). Por otra parte, hay pruebas de que los procesos de comprensión del significado figurado comparten los mismos circuitos neurona les y áreas cerebrales que participan en el procesamiento del lenguaje literal, aunque también requieren la intervención de regiones del hemisferio derecho homólogas a las áreas del lenguaje localizadas en el hemisferio izquierdo. Por último, el estudio de pacientes con trastornos neurcpsicológicos, además de validar lo anterior, ha puesto de manifiesto que el procesamiento de enunciados figurados descansa también en recursos y habilidades cognítívas de carácter general relacionadas, entre otras, con la cognición social y las funciones ejecutivas. Preguntas de autoevaluaclón • ¿Qué niveles o dimensiones de significado se pueden hallar en todo enunciado lingüístico? ¿Cómo se justifica la distinción entre esos niveles de significado? • ¿Qué propone la denominada «hipótesis configuracíonal- sobre el procesamiento de los rnodismos? • ¿Cuál es el papel del hemisferio derecho en el procesamiento de enunciados figurados? • ¿Qué aportan los estudios con pacientes con esquizofrenia y con trastornos del espectro autista al conocimiento de los procesos y capacidades implicadas en el procesamiento pragmático de enunciados? • ¿Qué argumentos y qué datos empíricos se podrían esgrimir a favor de la hipótesis que propone formas de procesamiento distinto para las metáforas y las ironías? 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ! , ~, 1. Austin, ].L. (1962). How to do things with words. Oxford, RU: Clarendon Press [trad. esp., Cómo hacer cosas con las palabras. Barcelona: Paidós, 1982]. 2. Searle, ].R. (1969). 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Ambiguous Alzheimer's disease. Journal of Clinical and Experimental Neuropsychology, 31(4),402-411. Lectura Fernando Cuetos y Alberto Domínguez íNDICE DE CONTENIDOS • • • • Introducción Procesamiento cognitivo Bases neurológicas de la lectura Trastornos INTRODUCCiÓN La lectura es una adquisición reciente en el tiempo, si la situamos en el contexto del desarrollo de la humanidad. Se trata de un invento que la especie humana ha conseguido hace menos de cinco mil años, 3500 si la referenciamos a los primeros alfabetos fonéticos, y que sólo se ha generalizado a la población universal en las últimas décadas. Incluso hoy en día, una buena parte de la población sigue siendo analfabeta. Por tratarse de una adquisición reciente, aún no está programada en el cerebro y, por lo tanto, no se desarrolla de manera natural. Contrariamente al lenguaje oral, cuyo origen se remonta aproximadamente a unos 100.000 años, y que se aprende sin necesidad de una enseñanza específica, la lectura requiere de una enseñanza sistemática que dura varios años y en la que muchos niños pueden tropezar con serias dificultades. En sentido estricto, leer consiste en transformar los signos gráficos que aparecen sobre un papel o pantalla en sonidos (en el caso de la lectura en voz alta) o en significados (en el caso de la lectura silenciosa comprensiva). Y para poder hacer esas transformaciones, es necesario realizar una serie de operaciones cognitivas complejas, comenzando por el procesamiento de los estímulos visuales (identificación de las letras a analisis visual partir de las manchas de tinta escritas sobre el papel), conversión de esos estímulos visuales en lingüísticos (activación de los fonemas correslexicos pondientes a esas letras), conceptuales (comprensión de los significados de las palabras forsemantico madas por esas letras), motores (pronunciación de los fonemas en la lectura en voz alta), etc. Esas operaciones, obviamente, requieren de un sustrato neuronal, de unas redes neuronales que conecten áreas del cerebro que en principio estaban destinadas a otras funciones (áreas visuales, lingüísticas, motoras, etc.), y muchas veces esas conexiones no son fáciles de establecer por alteraciones de tipo neurobiológico, como ocurre en el caso de las dislexias evolutivas, lo que se traduce en enormes dificultades para aprender a leer. Otras veces, habiendo sido desarrollados los circuitos de lectura, algún tipo de lesión cerebral (traumatismo, accidente cerebrovascular, etc.) daña parte de esos circuitos, produciendo alteraciones en lectores expertos, alteraciones que se conocen como dislexias adquiridas.' En este capítulo, vamos a describir las principales operaciones cognitivas que realizamos durante la lectura de palabras, así como los modelos propuestos para explicar esas operaciones. Después describiremos las bases neurológicas de esos procesos, descubiertas fundamentalmente a través de las modernas técnicas de neuroimagen (resonancia magnética funcional, tomografía por emisión de positrones, etc.). y, finalmente, describiremos los principales tipos de trastornos disléxicos que se pueden producir como consecuencia de una lesión cerebral. PROCESAMIENTO COGNITIVO Aunque la lectura parece una actividad instantánea y automática, en realidad es necesario realizar un buen número de operaciones hasta llegar al significado o pronunciación de las palabras escritas. La primera es la identificación de las letras a partir de los signos gráficos. Si no conseguimos 11 NEUROCIENCIADEL LENGUAJE identificar las letras del texto escrito (como nos sucede a veces con algunos textos poco legibles, como las recetas médicas), difícilmente podremos continuar con la lectura. El siguiente paso es el de convertir esas letras o grupos de letras (grafemas) en sus correspondientes fonemas. Justamente, la mayor parte del tiempo destinado a la enseñanza de la lectura se dedica al aprendizaje de estas reglas de conversión de grafema en fonema. A partir de esos fonemas ya se puede identificar la palabra, tal como sucede cuando escuchamos una palabra en el lenguaje oral. Este tipo de lectura es lenta y trabajosa, porque requiere ir transformando una a una, de manera serial y de izquierda a derecha, las letras que conforman la palabra en sus correspondientes sonidos. Pero no es ésta la única forma de leer palabras. A medida que una persona se va convirtiendo en lector experto, comienza a reconocer las palabras de manera global, de una manera rápida y sin esfuerzo, como si se tratase de objetos visuales. Pasa así de percibir las letras serialmente a percibirlas simultáneamente en paralelo. Este tipo de lectura sólo se consigue cuando la persona lleva tiempo leyendo a través de la conversión de grafemas en fonemas y ha visto ya muchas veces la misma palabra. Es así como consigue formar una representación ortográfica de cada palabra para poder reconocerla directamente. Las primeras representaciones ortográficas que se forman corresponden a las palabras cortas y frecuentes, que el aprendiz ve escritas una y otra vez. Poco a poco va aumentando el número de palabras que puede leer de forma directa, aunque el ritmo de adquisición no depende de r-;ecuadro la edad, sino de la experiencia lectora: cuanto más lea una persona, más representaciones formará en su léxico y mayor fluidez conseguirá en la lectura. Esta forma de leer no necesita de una enseñanza sistemática, sino que el propio lector, a base de ver escritas una y otra vez las mismas palabras, termina formando representaciones ortográficas de esas palabras. Obviamente, cada una de esas operaciones que realizamos durante la lectura requiere de un tiempo determinado. Los estudios en los que se mide el tiempo que las personas tardan en leer cada palabra muestran que la media está alrededor de los 500 ms. En un experimento en el que un grupo de estudiantes universitarios leía una amplia lista de palabras;' encontraron que el tiempo medio de lectura era de 490 ms, aunque gran parte de ese tiempo está dedicado a la pronunciación de las palabras; el tiempo empleado en el reconocimiento visual de las palabras y su acceso al significado y fonología no suele superar los 250 ms, tal como muestran los estudios realizados con las técnicas electro fisiológicas (potenciales evocados; magnetoencefalografía [MGE]). Aproximadamente, los primeros 100 ms se dedican al procesamiento visual de las palabras, y los 150 restantes a la activación semántica y fonológica. Quedan otros 250 ms, hasta completar los 500, que se dedican a activar y ejecutar los programas motores para emitir la pronunciación (recuadro 9.1). Cuando se realiza lectura silenciosa, sólo se invierten los primeros 250 ms dedicados al procesamiento semántico, tal como indican los estudios de seguimiento de los movimientos oculares. 9.1. El curso temporal de la lectura Cuando leemos, experimentamos una ilusión óptica instantáneamente: tenemos la impresión de que nuestros ojos se deslizan sobre el papel de manera continua. Sin embargo, si probamos a hacer esto sobre el borde de una mesa, veremos que es imposible: nuestros ojos dan pequeños saltos, llamados movimientos sacádicos, y después hacen fijaciones al final de cada salto. En la lectura ocurre exactamente igual: el 90% del tiempo se dedica a fijar la vista sobre el papel para extraer la información necesaria del texto, y el 10% restante a realizar los movimientos sacádicos. Un lector hábil realiza una media de cuatro fijaciones cada segundo, de manera que puede leer unas 300 palabras por minuto, dependiendo de la longitud de las mismas. Los movimientos oculares cumplen lo que se ha llamado supuesto ojo-mente, que quiere decir que esta actividad periférica está regida por pro- 1 cesos cognitivos de carácter central, es decir, que los movimientos del músculo del ojo, de carácter periférico, tienen una relación directa con la comprensión, mejor o peor, que el lector está teniendo del texto. Se ha comprobado que cuando la dificultad del texto es mayor, los movimientos sacádicos aumentan, el tiempo de las fijaciones se hace más largo y también se hacen más regresiones (movimientos del ojo hacia atrás) a partes del texto por las que ya había pasado. Por el contrario, las palabras familiares, cortas, predecibles por el contexto en cuanto a categoría gramatical o significado, reciben fijaciones más cortas. Cuando se fija fovealmente una palabra, también se extrae información parafoveal de la siguiente, es como si la estuviéramos viendo con el rabillo del ojo, de manera que esta exploración previa hace disminuir el tiempo de la siguiente fijación en unos 20 ms. 1 I 11 CAPíTULO 9. Lectura De lo anterior se deduce que el tiempo que nuestro cerebro emplea en procesar una palabra es de aproximadamente 250 ms, pero ¿qué ocurre durante ese tiempo? Parece que durante los primeros 60 ms, la información extraída de la palabra pasa hacia las áreas corticales visuales y se inician los procesos léxicos para su reconocimiento, que ocurrirá entre los 100 y los 200 ms, aproximadamente. Hay que tener en cuenta que la información visual es tratada, en primer lugar, en el lóbulo occipital, y que después pasa hacia áreas temporales y frontales, donde la palabra es procesada sintáctica y semánticamente. Al mismo tiempo, hacia los 150 ms se dispara el programa oculomotor, controlado por procesos atencionales para iniciar el siguiente movimiento ocular. A los 250 ms, la se-ñal de inicio de movimiento llega a los músculos del ojo, y se dispara un nuevo movimiento sacádico. La mayor parte de la información sobre este tema se ha recogido a través de aparatos de registro de movimientos oculares. Estos equipos permiten rastrear el movimiento del ojo con una increíble exactitud, a través de técnicas sofisticadas de reflexión de rayos infrarrojos sobre la superficie del globo ocular. Otro equipamiento de laboratorio que ha permitido estudiar el curso temporal de los procesos cognitivos relativos a la lectura es el de potenciales evocados. En este caso, se miden los potenciales eléctricos a través de unos electrodos en el cuero cabelludo de la persona, mientras lee el texto. El dato más relevante hasta el momento es el que se refiere a un pico eléctrico negativo que se produce a los 400 ms de ~nicio del estímulo. Este componente se deno- mina N400, por tener signo negativo y ocurrir a los 400 ms. Se ha visto que se produce cuando el lector no puede integrar semántica mente una palabra en el contexto que la precede; por ejemplo, en la frase «la arena del desierto formaba grandes lagos», la palabra lagos produciría una N400 con respecto a otra en la que se leyera «la arena del desierto formaba grandes dunas». A simple vista, este componente se contradice con los datos de movimientos oculares, según los cuales a los 200 ms se ha alcanzado ya el acceso léxico. Sin embargo no es así, si tenemos en cuenta dos cosas: la tendencia negativa hacia el pico de la onda en este componente se inicia aproximadamente a los 200 ms, como puede verse en la figura, y además el acceso léxico es una operación que se inicia más tempranamente que la integración semántica. Por otra parte, en distintos estudios se ha visto que otro componente, positivo y más temprano, P200, está relacionado con operaciones de reconocimiento de sflabas y de los morfemas de la palabra. En resumen, desde que el ojo aterriza sobre una palabra, se desencadena una serie de operaciones que llevan finalmente a la comprensión de la misma, lo cual a su vez modula la longitud del movimiento sacádico y el tiempo de la próxima fijación. Los datos de técnicas distintas pueden ofrecer información complementaria que nos ayude a comprender cómo circula ese flujo de información desde los órganos periféricos, los ojos, hacia las áreas corticales de integración semántica. r-=~CZr-= ~~~:.:a~ P600 de poteraales evocados relaoonados con eventos 700 800 Nl r- Activación muscular del ajo =U~~~~I t 100 12O U 900 1 (ERP) 1 OO 4bo sbo 6bo 7bo 8bo 9bo lOdo L- Movimiento sacádico corso temporal ::'elde los :7=ntos Cambio a1enciona!. Inicio programa motor Curso temporal de procesos, comparando los datos de potenciales evocados relacionados con eventos (ERP) con los de movimientos oculares. Se observa que los procesos registrados con ERP transcurren incluso después de que el ojo ya no esté mirand.J0 la palabra. 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE No obstante, ese tiempo de lectura varía, en función de una serie de variables tanto del lector como de las palabras. Obviamente, los tiempos son muy distintos cuando se trata de un lector diestro que cuando se trata de un aprendiz, de una persona con una buena fluidez lectora o de una persona con poca fluidez. Existe una gran variabilidad en los tiempos de lectura, incluso entre estudiantes universitarios que se supone tienen similar destreza. Por otra parte, también influyen poderosamente las características de las palabras. Hay variables muy determinantes de los tiempos de lectura, como son la longitud (las palabras cortas se leen más deprisa que las largas), la frecuencia (las palabras que vemos escritas una y otra vez requieren menos tiempo que las que sólo vemos ocasionalmente) o la edad de adquisición (las palabras que se aprenden tempranamente a lo largo de la vida se leen más rápido que las que se aprenden a una edad tardía). Hay, además, otras variables que, aunque menos influyentes, también determinan los tiempos de lectura, como son la vecindad ortográfica (cuando una palabra tiene muchas otras parecidas ortográficamente; por ejemplo, «casa» tiene como vecinas ortográficas: «masa», «gasa», «cosa», «caso», «caja» ... los tiempos de lectura disminuyen), la categoría gramatical, (se leen más rápido los sustantivos que los verbos), el número y la complejidad de las sílabas, etcétera. Los efectos de estas variables interactúan con la experiencia lectora y, así, los efectos de longitud son mayores en los niños que están aprendiendo a leer, porque identifican de forma serial las letras de las palabras y cada letra supone un incremento de varios milisegundos. En cambio, el efecto frecuencia es mayor en los lectores avanzados, porque realizan una lectura directa de las palabras. También influye sobre la lectura y las estrategias lectoras el sistema ortográfico al que pertenezca el lector. Los lectores de sistemas transparentes, como el castellano, ruta fonologica ortográficos pueden leer cualquier palabra por conversión de los grafemas en fonemas, ya que todas se ajustan a estas reglas. Por el contrario, los lec- tores de sistemas opacos, como el inglés, tienen que leer muchas palabras de manera directa, porque son irregulares y no se ajustan a las reglas grafema-fonema. Por esa razón, los niños ingleses tardan mucho más tiempo en aprender a leer que los niños de idiomas transparentes como el finés, el española el italiano." Modelos de lectura Existen numerosos modelos que tratan de explicar los procesos que realizamos durante la lectura, pero todos convienen en las operaciones básicas que necesariamente tenemos que realizar. Todos defienden la existencia de, al menos, tres sistemas de procesamiento: el ortográfico, encargado de la identificación de las letras que componen las palabras; el fonológico, encargado de recuperar los sonidos; y el semántica, encargado de recuperar el significado de las palabras. En lo que se diferencian los distintos modelos es en la organización de esos procesos y, especialmente, en la manera en que interactúan durante la lectura de las palabras. Mientras que algunos modelos defienden un procesamiento serial, lo que significa que cada proceso no empieza a operar hasta que no ha terminado el inmediatamente anterior, otros defienden un procesamiento en paralelo, según el cual todos los procesos pueden estar trabajando simultáneamente. Sin duda, los dos modelos más conocidos son el modelo dual, o modelo de doble ruta, propuesto inicialmente por Coltheart (1981),4 y el modelo conexionista, propuesto por Seidenberg & McClelland (1989).5 Modelo dual De acuerdo con el modelo dual, existen dos vías para llegar desde la palabra escrita al significado y a la pronunciación: la vía subléxica, que actúa mediante la transformación de cada uno de los grafemas que componen la palabra en su correspondiente fonema, y la vía léxica, que reconoce la palabra de forma directa. La vía léxica es más rápida, pero requiere que esa palabra esté representada en la memoria orto- ruta lexica CAPíTULO 9. Lectura 11 gráfica del lector. La vía subléxica es más lenta, pero permite la lectura de cualquier palabra, sea conocida o desconocida, e incluso seudopalabras. En castellano, con la vía subléxica podríamos leer cualquier palabra, ya que todas se ajustan a las reglas grafema-fonema (si exceptuamos algunas palabras extranjeras, como Hollywood, Peugeot, etc.). En inglés, en cambio, necesitan hacer un gran uso de la vía léxiea, ya que son muchas las palabras irregulares que no se ajustan a las reglas grafema-fonema (ej.: el grafema «a» se pronuncia distinto en «have» que en «rnade»). Posteriormente, Coltheart et al. (2001)6 propusieron un modelo computacional a partir del modelo de doble ruta, con algunos procesos funcionando de manera serial y otros de manera interactiva, tal y como se representa en la figura 9.1. Cada componente del modelo contiene unidades simbólicas, tales como palabras, letras o fonemas. Esas unidades interactúan entre sí de dos maneras: excitadora e inhibidora. Es excitadora cuando la activación de una unidad contribuye a la activación de otra unidad (por ejemplo la activación de las letras «t, r, e» contribuyen a la activación de la palabra «tren»). En cambio, es inhibidora cuando la activación de una unidad dificulta la activación de otra unidad (por ejemplo, la activación de las letras «m» y «o» dificulta la activación de la palabra «tren», al no contener ninguna de estas dos letras. En la figura 9.1 se pueden ver los vínculos excitadores entre unidades representados por flechas, y los inhibidores, por círculos. Aunque este modelo mantiene el nombre de modelo dual (modelo de doble ruta en cascada), en realidad distingue tres rutas, ya que la léxica la separa en léxico-semántica y léxica no semántica. La vía léxica no semántica necesita de varias operaciones para generar la pronunciación de una palabra. La primera es activar todas las unidades de letra que forman la palabra de manera simultánea (activación en paralelo). Después se produce la activación de la representación de la palabra en el léxico ortográfico y, a su vez, la correspondiente representación en el léxico fonológico, que finalmente, si la lectura es en voz alta, activa los fonemas componentes para su pronunciación. • La tercera vía es la léxico-semántica, que sigue la misma ruta que la no semántica hasta el léxico ortográfico, y a partir de él se activa la correspondiente representación semántica. Sólo después se activará la representación en el léxico fonológico. • La vía subléxica genera la pronunciación de las palabras mediante un algoritmo que aplica las reglas de correspondencia grafema-fonema. Así, para cada grafema obtiene la correspondiente pronunciación, y la suma de todos ellas produce el sonido de la palabra. Esta vía opera de manera serial, de izquierda a derecha. Este modelo consigue simular los principales hallazgos encontrados en los estudios de reconocimiento de palabras, tales como el efecto frecuencia, el de vecindad ortográfica, longitud, etcétera. El efecto frecuencia se explica porque las palabras de alta frecuencia se leen por la vía léxiea, que es más rápida, mientras que las de baja -- ... Vía subléxica Vía léxica Vía léxico-semántica Figura 9.1. Modelo de doble ruta en cascada. El modelo consta de tres rutas: la ruta léxico-semántica. la ruta léxica no semántica y la ruta de conversión grafema-fanema. Cada ruta está compuesta de varios niveles que interactúan entre sí. 11I NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE frecuencia, al no tener representación léxica, necesariamente tienen que ser leídas por la vía subléxica. El efecto de vecindad, lectura más rápida y precisa de las palabras con muchos vecinos ortográficos, se explica porque se activan las representaciones léxicas de todas las palabras vecinas, lo que acelera su pronunciación. Pero especialmente resulta de un gran apoyo al modelo la interacción, repetidamente encontrada, entre lexicalidad y longitud, en el sentido de que la longitud afecta más a las seudopalabras que a las palabras (las seudopalabras largas son las más difíciles de leer). Mientras que las palabras se leen por la vía léxica (en la cual no influye la longitud, ya que todas las letras se procesan en paralelo), las seudopalabras necesariamente tienen que leerse por la vía subléxica y, por lo tanto, mediante la aplicación serial de las reglas grafema-fonema. Por lo tanto, cuantas más reglas grafema-fonema haya que aplicar, debido a la longitud de la palabra, más tiempo se invertirá en su lectura completa. Modelo conexionista Entre los modelos conexionistas, el más conocido es el modelo de triángulo, propuesto inicialmente por Seidenberg y McClelland (1989),5 y seguido por otros modelos posteriores/ Se le denomina modelo de triángulo porque considera que el proceso de lectura está compuesto por tres dominios representacionales: ortografía, fonología y semántica, conectados entre sí en forma triangular. Entre esos dominios se encuentran las unidades ocultas, tal como se puede ver en la figura 9.2. Al contrario del modelo dual, en este modelo conexionista no hay un léxico en el que se encuentren representadas las palabras. La información sobre las palabras se encuentra distribuida por la red, en los pesos de las conexiones entre las unidades o no dos. De esta manera, las palabras más frecuentes se reconocen antes, porque han sido procesadas más veces, y cada vez que se procesan aumentan el peso de las conexiones.v" Figura 9.2. Modelo triángulo berg y McClelland.6 de lectura, según Seiden- En este modelo de triángulo, la lectura en voz alta de las palabras se puede realizar de forma directa, por la conexión ortografía-fonología, o de manera indirecta, a través de la semántica. Las seudopalabras, al no tener representación semántica, sólo se pueden leer a través de la conexión ortografía-fonología. En cuanto a la lectura comprensiva, también se puede realizar de dos maneras: directamente, de la ortografía a la semántica, o indirectamente, a través de la fonología. En definitiva, aunque ambos modelos son claramente diferentes (el modelo de triángulo es completamente interactivo, mientras que el modelo dual tiene algunos componentes seriales; el modelo de triángulo utiliza la misma vía para la lectura de palabras y seudopalabras, mientras que el modelo dual utiliza vías diferentes, etc.), no cabe duda de que tienen muchas similitudes, puesto que ambos postulan dos vías diferentes para pasar de las palabras escritas a la pronunciación y al significado. Aunque los modelos de lectura han sido elaborados a partir de investigaciones realizadas en lengua inglesa, que tiene una ortografía muy opaca y con numerosas palabras irregulares (que no se ajustan a las reglas grafema-fonema), en los últimos años se ha comprobado que esos modelos son válidos para el resto de los idiomas, CAPíTULO 9. Lectura incluido el español, con su sistema de ortografía transparente. Igual que el inglés, el lector castellano también hace uso de dos vías o estrategias: una, mediante la transformación de las letras en sus sonidos (utilizada principalmente para las palabras desconocidas); y otra, para leer las palabras globalmente y conseguir una mayor fluidez. La diferencia radica únicamente en e! uso que se hace de una y otra vía: un mayor uso de la vía subléxica en los lectores de los idiomas transparentes y un mayor uso de la léxica en los lectores de ortografías opacas. BASES NEUROLÓGICAS DE LA LECTURA Tal como hemos indicado, la lectura es una adquisición reciente y, por lo tanto, no está programada aún en el cerebro, no existe un área cerebral responsable de la lectura. En consecuencia, aprender a leer implica desarrollar circuitos que establezcan conexiones entre áreas destinadas a otras funciones (entre la visual y la fonológica para la lectura en voz alta, entre la visual y la semántica para la lectura comprensiva, etc.). Eso significa que el cerebro de los lectores cuenta con algunos circuitos neuronales que no están desarrollados en los cerebros de los analfabetos. Cuando los niños aprenden a leer, realmente están estableciendo conexiones entre áreas del cerebro destinadas a otras funciones y, con ello, desarrollando nuevos circuitos neuronales que posibilitan la lectura. Los estudios actuales con las técnicas de neuroimagen están permitiendo conocer cuáles son esos circuitos, al comparar los cerebros de niños que están aprendiendo a leer con niños mayores que ya son buenos lectores, o al comparar adultos lectores con adultos analfabetos. También se comparan las áreas cerebrales que se ponen en funcionamiento dependiendo del tipo de palabras a leer, palabras conocidas o desconocidas, palabras regulares o irregulares, etc. Fruto de estos estudios, en los que se comparan los diferentes tipos de lectores y los diferentes tipos de palabras con variadas tecnologías que miden tanto la activación cerebral (mediante resonancia magnética funcional) como el curso de! funcionamiento mediante magnetoencefa- 11 lografía, como el tamaño de las áreas cerebrales mediante morfometría, o la conexión entre las distintas áreas mediante tractografía, actualmente tenemos una idea bastante completa de la circuitería cerebral responsable de la lectura. Estudios realizados comparando personas lectoras con analfabetas," mostraron claramente las diferencias que el aprendizaje de la lectura produce sobre e! sustrato neuronal cerebral. Mediante neuroimagen, se comparó a un grupo de campesinos portugueses lectores con otro grupo de personas del mismo entorno, pero que por razones políticas y sociales no habían podido acudir a la escuela y no sabían leer. Los resultados mostraron que había diferencias importantes en los cerebros de los lectores respecto a los de los analfabetos. Cuando tenían que repetir seudopalabras, los alfabetizados activaban las áreas del lenguaje en e! lóbulo temporal izquierdo; en cambio, los analfabetos activaban las áreas frontales, responsables de las funciones ejecutivas. Parece como si los analfabetos resolviesen las tareas lingüísticas como si fuesen tareas de memoria, más que de lenguaje. De hecho, muchos de los errores que cometían cuando tenían que repetir seudopalabras era transformarlas en palabras parecidas (ej.: «carmigo- en «carnino»). Otra demostración aún más determinante de cómo e! aprendizaje de la lectura supone el desarrollo de áreas y conexiones cerebrales, es e! estudio realizado con ex-guerrilleros colombianos que estaban llevando a cabo un programa de inserción social." Mediante morfometría cerebral, estos investigadores compararon la densidad de materia cerebral de un grupo de estos guerrilleros, que habían aprendido a leer, con otro grupo que todavía no había comenzado e! aprendizaje de la lectura, y encontraron que los lectores tenían más materia gris que los analfabetos en cinco regiones posteriores del cerebro, principalmente del hemisferio izquierdo. En concreto, éstas eran las regiones en las que los lectores tenían más materia gris: la parte dorsal de! lóbulo occipital (encargada de procesar estímulos visuales altamente discriminativos, como las letras); las circunvoluciones supramarginal y temporal superior del hemisferio izquierdo (responsables 11I NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE del procesamiento fonológico) y las circunvoluciones angular y temporal media posterior (encargadas del procesamiento semántico). También encontraron una mayor cantidad de materia blanca en los lectores en el splenium del cuerpo calloso. El cuerpo calloso es el tracto que une los dos hemisferios, y en la lectura juega un papel importante en la integración de la información visual procedente de los dos campos visuales. Áreas cerebrales implicadas en la lectura En definitiva, el aprendizaje de la lectura implica el desarrollo de un sistema cortical altamente organizado, que integre los componentes ortográfico, fonológico y léxico-semántico. De acuerdo con los estudios actuales, este sistema incluye tres áreas cerebrales del hemisferio izquierdo, una dorsal (temporoparietal), otra ventral (occipitotemporal), las dos posteriores y otra anterior, en la circunvolución frontal inferior.'? En la figura 9.3 se puede ver la distribución cerebral de esas tres áreas o sistemas. El sistema dorsal comprende la circunvolución temporal superior con el área de Wernicke y el lóbulo parietal inferior incluyendo las circunvoluciones angular y supramarginal. El papel de este sistema en la lectura es integrar la información visual con la fonológica y semántica. En los lectores adultos, la circunvolución temporal superior responde con mayor actividad a las seudopalabras que a las palabras familiares," lo que sugiere que este sistema interviene en el procesamiento fonológico relevante para el aprendizaje de nuevas palabras. Parietotemporal Occipitotemporal Figura 9.3. Áreas implicadas en la lectura. El sistema ventral incluye el área occipitotemporal inferior del hemisferio izquierdo, así como las circunvoluciones temporal media e inferior del hemisferio izquierdo. El área occipitotemporal es especialmente relevante para la lectura, ya que de ella depende el sistema responsable del reconocimiento ortográfico de las palabras. De hecho, ha sido denominada por algunos autores como el área de la forma visual de las palabras." Esta área, situada en la circunvolución fusiforme, se activa ante la presencia de palabras presentadas visualmente; en cambio, no se activa ante palabras presentadas de manera auditiva. Además, como prueba de la importancia que tiene en el reconocimiento visual de palabras, cuando se produce una lesión en ella los pacientes pueden identificar letras individualmente, pero no consiguen leer las palabras globalmente. En el siguiente apartado describiremos este trastorno, denominado alexia pura. Por otra parte, la actividad de esta área correlaciona altamente con la destreza lectora: cuanto mayor es la destreza de un individuo, más actividad se produce en ella ante la presencia de palabras escritas. En un principio, los niños no muestran actividad en esa zona, sólo se va desarrollando a medida que van adquiriendo fluidez lectora. Y ese desarrollo, más bien tardío, no mantiene relación con la edad, sino con la experiencia lectora, lo que indica que sólo tiene lugar como consecuencia del aprendizaje de la lectura. Las zonas temporales media e inferior izquierda se encargan del procesamiento semántico. Numerosos estudios de neuroimagen han comprobado que las tareas que exigen acceder al significado de las palabras activan necesariamente las zonas inferior y media del lóbulo temporal. Igualmente, los estudios con pacientes han comprobado que las lesiones en esas áreas producen pérdida de información semántica." Finalmente, el sistema anterior se corresponde con la circunvolución frontal inferior. Este sistema es responsable de la recodificación fonológica durante la lectura; aunque no sólo en la lectura, sino también en la denominación oral, en el habla espontánea y en cualquier otra actividad que exija la pronunciación de fonemas .. CAPíTULO 9. Lectura 11 Conexiones entre áreas cerebrales La conexión entre esas tres áreas da lugar a circuitos, que equivalen más o menos a las vías propuestas por el modelo dual, o por el modelo de triángulo. En los últimos años, con el desarrollo de las técnicas de tractografía, se está descubriendo la conectividad entre las diferentes áreas corticales; y, en el caso de la lectura, se ha visto la existencia de dos circuitos claros: • El circuito dorsal, que conecta la zona temporoparietal con el frontal izquierdo (área de Broca), se encarga fundamentalmente de procesar las palabras desconocidas. Este circuito tiene una gran actividad durante los comienzos del aprendizaje de la lectura. Equivaldría a la vía subléxica de conversión grafema-fonema del modelo dual, o a la conexión ortografía-fonología del modelo de triángulo. • El circuito ventral, que conecta la zona occipitotemporal (área de la forma visual de la palabra) con el lóbulo frontal, a través del temporal medio e inferior. Este circuito funciona principalmente en la lectura de palabras familiares. Equivaldría a la vía léxico-semántica en el modelo dual, o a la conexión ortografía-semántica en el modelo de triángulo. En la figura 9.4 se muestran ambos circuitos. El uso de uno u otro circuito depende de una serie de factores, relativos tanto al tipo de palabras que se leen (frecuentes vs. infrecuentes, regulares vs. irregulares, etc.) como a la destreza de los lectores (adultos vs. niños), o incluso al sistema ortográfico (opaco vs. transparente). Así, el circuito dorsal es más utilizado en la lectura de seu do palabras. En un estudio realizado por Simos et al." en el que producían interferencias eléctricas en esa zona, encontraron que los participantes no podían leer seudopalabras, mientras que la lectura de palabras, incluso irregulares, permanecía intacta. En cambio, el sistema ventral es más rápido que el dorsal, y muestra mayor activación a las palabras que a las seudopalabras." En un estudio de resonancia magnética funcional, Fiebach y Friederici 16 comprobaron la actividad cerebral de un grupo de sujetos mientras decidían, mediante dos botones, si las series Figura 9.4. Sistemas neurales de la lectura: a) circuito dorsal, que conecta la zona temporoparietal con el frontal izquierdo (área de Broca). Realizaría la conversión grafema-fonema o la conexión ortografía-fonología; b) circuito ventral, que conecta la zona occipitotemporal (área de la forma visual de la palabra) con el lóbulo frontal, a través del temporal medio e inferior. Es la vía neural, que representa la ruta léxico-semántica o la conexión ortografía-semántica. de letras que aparecían en la pantalla eran palabras o seudopalabras. Encontraron que las palabras producían mayor activación en la zona occipitotemporal y en la circunvolución temporal media del hemisferio izquierdo, mientras que las seudopalabras producían mayor activación en la zona frontal inferior izquierda. La interpretación que hacen de estos resultados es que la lectura de palabras frecuentes comienza en la zona occipitotemporal izquierda, con el reconocimiento preléxico de las palabras, y se extiende por la zona temporal media, donde se produce el acceso al significado. En cambio, la vía de lectura de seudopalabras parece extenderse más hacia la zona frontal izquierda. También depende el uso de uno u otro circuito de la experiencia lectora. Durante los comienzos del aprendizaje de la lectura, los niños muestran activación sólo en el circuito dorsal. Sin embargo, a medida que van adquiriendo experiencia lectora, se va activando la circuitería ventral. 15 Los niños usan más que los adultos las circunvoluciones angular y supramarginal durante la lectura (partes del sistema dorsal). Estas -----------------" 11I NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE dos estructuras juegan un papel importante en la integración de los procesos visuales, fonológicos y semánticos. Los adultos también usan más esas áreas cuando tienen que leer palabras desconocidas. Por último, la utilización de ambos circuitos también viene determinada por el sistema ortográfico en el que las personas tengan que leer. Los lectores de sistemas ortográficos opacos como el inglés, en el que existen muchas palabras irregulares, tienen que hacer un mayor uso de la vía léxica, mientras que los lectores de sistemas ortográficos transparentes como el castellano, en el que todas las palabras son regulares, hacen mayor uso de la subléxica. Paulesu et al.'? comprobaron, mediante tomografía por emisión de positrones, la activación cerebral de estudiantes ingleses e italianos mientras leían palabras y seudopalabras, y encontraron que los italianos mostraban mayor activación en la circunvolución temporal superior del hemisferio izquierdo, mientras que los ingleses mostraban mayor activación en la zona posterior de la circunvolución temporal inferior y en la circunvolución frontal anterior del hemisferio izquierdo. No obstante, ambos sistemas no son en absoluto independientes, sino que interactúan durante la lectura de palabras, aportando información fonológica y semántica de manera cooperativa para conseguir una mayor fluidez lectora. De hecho, el área de la representación visual de la palabra se va formando a partir de la lectura por la vía subléxica;'? puesto que esta vía exige también que el lector esté visualmente expuesto al estímulo. Por esa razón los niños disléxicos, cuyas dificultades para aprender a leer se deben a sus déficits fonológicos, no consiguen desarrollar el área visual de las palabras, tal como muestran los múltiples estudios de neuroimagen. TRASTORNOS Una vez vistos los procesos cognitivos que intervienen en la lectura de palabras y las bases neurológicas que los sustentan, podremos entender los trastornos de lectura que se pueden producir cuando una lesión cerebral daña alguna de las áreas o circuitos responsables de esos procesos. A esos trastornos de lectura producidos por lesión cerebral se los conoce con el nombre de dislexias adquiridas, para diferenciados de las evolutivas, referidas a los niños con dificultades para aprender a leer. En términos generales, se distinguen dos tipos de dislexias adquiridas: las periféricas, originadas por lesión en alguno de los componentes más periféricos del sistema y las centrales, originadas en el procesamiento léxico-semántica. Dentro de las periféricas, las más estudiadas son la dislexia atencional, la dislexia por negligencia (ambas por lesión en el sistema atencional) y la dislexia visual por alteraciones de tipo perceptivo. También se suele incluir, entre las dislexias periféricas, la alexia pura o dislexia letra a letra, aunque realmente las alteraciones en esta dislexia se encuentran a nivel de palabra. Dentro de las dislexias centrales, las tres más conocidas son la dislexia fonológica, la superficial y la profunda. Aquí vamos a dejar las dislexias periféricas, ya que se producen por lesiones en otros sistemas (perceptivo, atencional, etc.) que, aunque intervienen en la lectura, no forman parte del sistema lector. Sólo nos centraremos y trataremos de explicar la dislexia letra a letra y los tres tipos de dislexias centrales: dislexia fonológica, dislexia superficial y dislexia profunda. Dislexia letra a letra La dislexia letra a letra, también llamada alexia pura o alexia sin agrafia (por no presentar trastornos en la escritura), ya fue descrita por Dejerine a finales del siglo XIX. Los pacientes con alexia pura identifican bien las letras individuales, pero tienen muchas dificultades para leer las palabras de una manera rápida y fluida, ya que tienen que identificar de forma serial cada una de las letras que la componen. Estos pacientes conservan el resto de habilidades lingüísticas, incluidas las de CAPíTULO 9. Lectura !caso clínico Un caso representativo en español de alexia pura es el de un joven universitario, EM, que fue operado de un tumor en la zona temporooccipital. La única secuela que le quedó de la operación fue una alteración en la lectura. Aunleía correctamente cualquier palabra, sus Lr comprensión oral de palabras, escritura y repetición, y sólo tienen dificultades con las palabras escritas. Incluso si se les deletrea la palabra o se les dibuja sobre la piel, la reconocen más fácilmente que si se les presenta visualmente. Pero no se trata de un problema visual, ya que pueden identificar las letras y realizar la lectura serial letra a letra; lo que ocurre es que su lectura es muy lenta, y los tiempos incrementan de forma dramática cuanto más larga sea la palabra. Cuando se trata de una palabra muy larga, pueden tardar varios minutos en leerla. En los casos más graves, tienen incluso que nombrar en voz alta las letras de la palabra para poder leerla (para leer la palabra «familia», dirían «efe, a, eme, i, ele, i, a ... familia». Se reconoce fácilmente este trastorno por la lentitud con la que los pacientes leen y los enormes efectos que la variable longitud de las palabras tiene sobre su lectura. El trastorno de alexia pura se produce por lesión en el «area de la forma visual de la palabra». Aunque Dejerine situaba el trastorno de la alexia pura o alexia sin agrafia en la circunvolución angular, es en el área 39 (según el mapa de Brodmann) donde se encuentran las representaciones de las palabras, y cuya lesión produce alexia pura. !caso clínico El primer caso de dislexia fonológica publicado en castellano f.ue AD, un hombre con estudios superiores que sufrió un accidente cerebrovascular. Este paciente leía bastante bien las palabras, L..:specialmente si eran de alta frecuencia, pero 11 ---, tiempos de lectura eran enormemente largos, especialmente con las palabras largas. A veces cometía errores en los finales de las palabras largas, por intentar adivinarlas sin terminar de leerlas (leía -portatollos » donde decía -portatotos » ). .-J Dislexia fonológica La dislexia fonológica fue descrita por primera vez por Beauvois y Derouesné en 1979.18 Los pacientes con dislexia fonológica leen correctamente las palabras familiares, pero tienen dificultades para leer las palabras poco familiares y, especialmente, las seudopalabras. La mayor parte de los errores que cometen son errores visuales en las palabras (leer «mancha» donde dice «rnarcha») y lexicalizaciones en las seudopalabras, es decir, convertidas en palabras de parecido ortográfico (leer «molino» donde dice «rnogino»). Estos pacientes se reconocen por su dificultad para leer las palabras desconocidas, y la variable más determinante en su ejecución es la frecuencia: pueden leer las palabras de alta frecuencia, pero fallan en las de baja frecuencia. Dentro de los modelos cognitivos de lectura, este trastorno se interpreta en el modelo dual como una alteración en la vía subléxica que impide la aplicación de las reglas grafemafonema y, por lo tanto, dificulta la lectura de las palabras de baja frecuencia y las seudopalabras. Los pacientes tratan entonces de leer a través de la vía léxica, lo que los lleva a cometer errores visuales y lexicalizaciones. Desde el modelo de triángulo, se interpreta como una ---, tenía serias dificultades para leer seudopalabras. Los errores que cometía eran fundamentalmente lexicalizaciones (leía «papel » donde decía «gapel-) y errores en la aplicación de las reglas grafemafonema (leía -ríegra » donde decía -píegra ••). .-J • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE alteración en la conexión de la ortografía a la fonología, por lo que los pacientes tratan de leer a través del significado. En cuanto al circuito cerebral que pudo ser dañado por la lesión, claramente ha tenido que producirse en la vía dorsal, en la conexión entre las zonas temporal y frontal del hemisferio izquierdo o en alguna de las áreas componentes, como pueden ser la circunvolución temporal superior, la circunvolución angular, etcétera. Dislexia superflclal La dislexia superficial fue descrita por primera vez, por Marshall y Newcombe, en 1973.l9 A los pacientes con dislexia superficial les ocurre justo lo contrario de lo que les sucede a los que sufren dislexia fonológica, ya que leen sin dificultad las palabras regulares, sean familiares o desconocidas, e incluso las seudopalabras, pero tienen graves dificultades para leer las palabras irregulares que no se ajustan a las reglas grafema-fonema. La mayor parte de los errores que cometen son regularizaciones, es decir, las pronuncian como si se ajustasen a esas reglas. Así, leen «olliboodcuando ven la palabra «Hollywood», o «peujeot- cuando ven «Peugeot». Este trastorno, que puede pasar desapercibido en español, al no tener palabras irregulares (sólo las pocas tomadas de otros idiomas), resulta bastante grave en inglés, al contar con un gran número de palabras que no se ajustan a las reglas grafema-fonema. En español tienen dificultades con los homófonos; por ejemplo, «vacas«baca», ya que no pueden distinguir por su pronunciación qué forma ortográfica se corresponde con el animal y cuál con el artefacto que se pone encima del coche. Dentro de la dislexia superficial, hay tres variedades: dislexia superficial de input, dislexia superficial central y dislexia superficial de output. En la dislexia superficial de input, los pacientes no sólo pronuncian mal las palabras irregulares, sino que además no pueden acce- der a su significado, ya que la pronunciación no se corresponde con ningún significado «<ollibood» no significa nada). En la dislexia superficial central, los pacientes distinguen las palabras por su forma pero no consiguen acceder al significado, porque tienen dañado el sistema conceptual. En la dislexia superficial de output reconocen visualmente las palabras, acceden correctamente a su significado, pero cuando las tienen que leer en voz alta las pronuncian mal, porque regularizan su pronunciación. Estos últimos pacientes no tienen problemas con los homófonos, ya que los reconocen bien; y donde podrían fallar, en la pronunciación, no hay posibilidad, ya que se pronuncian igual. La característica que mejor define a estos pacientes son los errores de regularización, y la variable más determinante de su lectura es la regularidad, ya que leen bien las palabras regulares. La interpretación de este trastorno, de acuerdo con el modelo dual, es que se ha producido una lesión en alguno de los componentes de la vía léxica. En el caso de la dislexia superficial de input, la lesión habrá dañado el léxico ortográfico; en el caso de la dislexia superficial central, al sistema semántico; y en el caso de la dislexia superficial de output, al léxico fonológico. Muy similar es la interpretación del modelo de triángulo, ya que la dislexia superficial se produce por lesión en la vía que conecta la ortografía con la fonología a través de la semántica, y se puede dañar la conexión ortografía-semántica o la conexión semánticafonología. La zona cerebral dañada en el caso de las dislexias superficiales, sin duda, es el circuito ventral; y, dependiendo de qué componente de este circuito resulte dañado, se producirán los distintos tipos de dislexia superficial: de input, si es en las zonas más posteriores del lóbulo temporal izquierdo; central, si es en las zonas media e inferior del temporal izquierdo; o de outpui, si la lesión se produce en la circunvolución frontal izquierda o en la conexión temporal-frontal. CAPíTULO 9. Lectura Icaso clínico 11 ---, Con dislexia superficial, el caso más llamativo es el de un médico, que también sufrió un accidente cerebrovascular y podía leer sin dificultad, tanto ~s palabras como las seudopalabras, pero tenía enormes dificultades con las palabras extranjeras de uso común en español. También tenía problemas para reconocer los homófonos y cometía faltas de ortografía, a pesar de haber sido médico. Dislexia profunda dislexia profunda: de input, central o de output, respectivamente. Desde el modelo de triángulo, también se interpreta como una alteración que afecta a ambas vías: la que conecta directamente la ortografía y la fonología, y la que lo hace a través de la semántica. En cuanto a la zona cerebral lesionada, parece claro que los pacientes con dislexia profunda han sufrido una lesión masiva del hemisferio izquierdo que les ha dañado los dos sistemas, tanto el dorsal como el ventral. Aunque la taxonomía de los trastornos disléxicos fue propuesta en un principio para el sistema inglés, los estudios realizados en los últimos años han mostrado que los mismos tipos de pacientes descritos en inglés también han sido encontrados en los idiomas transparentes, incluido el castellano." La diferencia está en la gravedad y frecuencia de esos trastornos en función del idioma; así, la dislexia superficial, que muestra serias dificultades en inglés, pasa prácticamente desapercibida en castellano, al no existir palabras irregulares. También la frecuencia de los trastornos es diferente, pues en inglés se encuentran muchos casos de dislexia profunda, al intentar leer por la vía léxico-semántica y cometer así errores semánticos, mientras que en español son muy pocos los casos descritos, y siempre se trata de personas que tenían un alto nivel cultural y, por lo tanto, hacían un gran uso de la vía léxico-semántica. Finalmente, la dislexia profunda es la más grave de todas las dislexias adquiridas. Los pacientes con dislexia profunda son incapaces de leer seudopalabras y palabras desconocidas, y tienen dificultades para leer ciertas clases de palabras, como las abstractas, las palabras funcionales o los verbos. Producen errores visuales, derivativos y lexicalizaciones, pero los errores más característicos son los semánticos, esto es, sustituyen la palabra que tienen que leer por otra con la que no tiene ninguna relación ortográfica ni fonológica, pero sí de significado (por ejemplo, leer «sol» por «luna», o «mar» por «océano»). De hecho, aunque son muchos los síntomas que presentan los pacientes con dislexia profunda, los dos más característicos son la incapacidad para leer seudopalabras y la comisión de errores semánticos. También hay tres variedades de dislexia profunda: de input, central y de output, con características similares a las descritas en el caso de las dislexias superficiales. El trastorno de dislexia profunda se interpreta, desde el modelo dual, como una alteración en las dos vías, total en la subléxica (de ahí la incapacidad para leer seudopalabras) y parcial en la léxica (de ahí sus dificultades con otros tipos de palabras). En función de cuáles sean los procesos dañados en la vía léxico-semántica (léxico ortográfico, sistema semántica o léxico fonológico), se producirán los distintos tipos de Icaso clínico La joven universitaria PR sufrió un grave accidente de moto a los 23 años que estuvo a punto de costarle la vida. PR era incapaz de leer seudopalabras y tenía dificultades con las palabras, especialmente con las de baja frecuencia, con las ~e baja imaginabilidad y con los verbos. Los erro- --.J ---, res que cometía eran visuales (leía «tráfico» en vez de «trágico», o «caliente» por «cliente»), morfológicos (<<rosas» por «rosal», «repetición» por «repetir»), etc; pero eran especialmente llamativos los errores semánticos (leía «pelo» donde ponía «cepillo», «oro»por «plata» o «pizarra» por «borrador»~ • NEUROCIENCIADEL LENGUAJE Resumen La lectura es una actividad reciente de los humanos que, contrariamente al lenguaje oral, necesita de un aprendizaje sistemático, ya que no existen áreas cerebrales responsables de la lectura. Aprender a leer significa establecer conexiones entre áreas cerebrales destinadas a otras actividades (visual, fonológica, semántica, etc.), lo que da lugar a nuevos circuitos en el cerebro. En concreto, la lectura de palabras depende de dos sistemas cerebrales, dorsal y ventral, que conectan la parte posterior del hemisferio izquierdo con la circunvolución inferior del lóbulo frontal izquierdo. El circuito dorsal, que une el área temporoparietal con la anterior frontal, es responsable de la relación ortografía-fonología y es el primero en desarrollarse, pues se inicia en el momento en que el niño comienza el aprendizaje de las reglas de conversión de grafemas en fonemas. Este sistema es imprescindible para la lectura de palabras desconocidas y seudopalabras; sin embargo, no es eficaz en el caso de palabras irregulares. El circuito ventral une el área occipitotemporal con la circunvolución frontal inferior, yes responsable de la lectura de palabras familiares. Este sistema se desarrolla mas tardíamente cuando el niño comienza a formar representaciones de las palabras como consecuencia de haberlas leído en repetidas ocasiones. Permite una lectura más rápida y es eficaz en la lectura de palabras irregulares, siempre que sean familiares. Cuando esos circuitos no se acaban de establecer de manera adecuada (dislexias evolutivas) o se dañan a consecuencia de una lesión cerebral (dislexias adquiridas), se producen alteraciones en la lectura, cuyas manifestaciones son diferentes en función de las áreas dañadas. Cuando se produce una lesión en el sistema dorsal, los pacientes muestran dificultades para leer seudopalabras y palabras desconocidas, aunque pueden seguir leyendo las palabras familiares. Cuando la lesión afecta al sistema ventral, los pacientes no pueden leer las palabras irregulares y su lectura es mucho menos fluida. Conocer esas alteraciones y las bases neurológicas que las producen es de suma importancia de cara a la rehabilitación. Preguntas de autoevaluaclón • ¿Por qué la longitud de las palabras afecta de manera distinta a los buenos lectores que a los aprendices? • ¿Cómo se realiza la lectura de palabras desconocidas según el modelo dual? • ¿Qué áreas cerebrales componen ventral? el circuito • Cuándo un paciente disléxico tarda mucho en leer las palabras, especialmente si son largas, ¿qué área cerebral tendrá probablemente dañada? • ¿Cuáles son las hipótesis que mantiene el supuesto ojo-mente sobre los movimientos sacádicos y las fijaciones? REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Cueros, F. (1998). Evaluación y rehabilitación de las afasias. Madrid, Editorial Médica Panamericana. 2. Cuetos, F. y Barbón, A. (2006). Word naming in Spanish. European Journal of Cognitive Psychology, 18, 415-436. 3. Seymour, P.H, Aro, M. y Erskine, J.M. (2003). Foundation literacy acquisition in European orthographies. British Journal of Psychology, 94, 143-174. 4. Coltheart, M. (1981). 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Escritura Carmen López-Escribano íNDICE DE CONTENIDOS • Introducción • Procesamiento cognitivo de la escritura • Bases neurológicas de la escritura • Trastornos INTRODUCCiÓN La escritura es una herramienta muy poderosa en nuestra cultura, ya que facilita la comunicación a través de la distancia y el tiempo, hace posible recopilar y preservar la información, permite que el conocimiento sobre un tema se desarrolle y se refine y proporciona un medio flexible para la expresión artística, política, cultural, científica y espiritual. Pero escribir es un proceso complejo que requiere altos niveles de autorregulación y control; incluso los escritores más expertos encuentran dificultades en los aspectos relacionados con la escritura, como por ejemplo, el conocido fenómeno del «folio en blanco», que hace referencia a la dificultad de comenzar a escribir un texto. Las habilidades o procesos cognitivos necesarios para escribir son difíciles de desarrollar, y requieren práctica intensiva. Tanto la escritura como la lectura son adquisiciones recientes en la historia de la humanidad, no están programadas en el cerebro y, por tanto, no se desarrollan de modo natural como el lenguaje oral. Ambas requieren de una enseñanza sistemática y específica durante varios años. El estudio de la escritura, en sus etapas iniciales y hasta casi finales del pasado siglo xx, estaba enfocado básicamente hacia el producto o al texto escrito, hacia cómo mejorar este texto o composición y hacia el estudio de las características y modelos de la prosa escrita de autores ejemplares. El carácter de este en- foque, orientado al interés sobre la calidad de la producción escrita, está recogido en reglas formalistas y máximas presentadas por autores como Strunk y White1 en lengua inglesa. En español, Nebrija editó la primera Gramática de la lengua Castellana en 1492; posteriormente, la Real Academia Española, fundada en 1713, se ha dedicado a preservar la pureza, elegancia y propiedad de nuestra lengua. Esta concepción tradicional de la escritura orientada a la composición escrita y a su instrucción, fue puesta en tela de juicio por lingüistas, psicólogos, educadores y académicos como Bruner, Luria, Piaget, Nelly y Vygotsky, entre otros. Estos estudiosos propusieron modelos alternativos al estudio de la escritura, considerando el lenguaje (tanto escrito como hablado) como un proceso cognitivo y expresivo. Una figura que contribuyó definitivamente a considerar el lenguaje como proceso fue Chomsky,? Según este autor, la competencia lingüística es innata, universal y cognitiva; por tanto, para estudiar el lenguaje es necesario estudiar el funcionamiento de la mente. Un libro que marcó el comienzo de la investigación empírica sobre escritura en Norteamérica, fue la publicación de Emig! The Composing Processes of Twelfth Graders. Esta investigación analizó la escritura como un proceso cognitivo, y utilizó el estudio de casos y la técnica del «pensamiento en voz alta» para analizar los estilos de escritura de profesores y estudiantes. 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE En las décadas de los 80 y 90 del pasado siglo, surgieron desde la Psicología Cognitiva dos de los modelos más influyentes sobre escritura: Hayes y Flower" y Scardamalia y Bereiter.' Posteriormente describiremos estos modelos con mayor detalle. También hacia la década de los 80 nacieron los modelos sociales de la escritura; desde esta perspectiva se criticaron los modelos cognitivos, por considerar que sus supuestos eran demasiado positivistas y reduccionistas. Los modelos sociales argumentaron que la escritura es «un acto social», y advirtieron que los modelos cognitivos sobre escritura presentan a los escritores como individuos solitarios, aislados, luchando con sus pensamientos, cuando en realidad la escritura se realiza en unas condiciones socio culturales que son determinantes para el escritor y para su composición. Actualmente existe una tendencia integradora de los modelos cognitivos y sociales que explican el proceso de escribir, ya que se enfatiza que, aunque podemos diferenciar entre cerebro-mente internos (modelo cognitivo) y ambiente externo (modelo social), el contexto interno y externo del escritor representan un único sistema interactivo a la hora de producir una composición escrita. La investigación sobre escritura, lectura y alfabetización se entrelaza cada vez más con otras disciplinas y perspectivas. Dos avances científicos situados a finales del siglo xx han alterado el modo en que los investigadores y los educadores se acercan al estudio y a la enseñanza de la escritura: el primero, la aplicación de las nuevas técnicas de imagen cerebral al estudio del cerebro humano en funcionamiento; y el segundo, la utilización masiva de ordenadores personales, asequibles y fáciles de usar." Sin restar importancia a la influencia que el contexto externo o social ejerce sobre la escritura y el escritor, el objetivo de este capítulo es presentar la investigación empírica realizada desde el paradigma cognitivo o desde el contexto interno del escritor: «mente-cerebro». En primer lugar, revisaremos los procesos cogniti- vos implicados en el desarrollo del sofisticado proceso de escribir. En segundo lugar, describiremos las bases neurológicas que sustentan esos procesos, y que han sido descubiertas fundamentalmente a través de las técnicas actuales de neuroimagen cerebral. Para finalizar, describiremos los principales trastornos que se pueden presentar en la escritura como consecuencia de una lesión cerebral. PROCESAMIENTO COGNITIVO DE LA ESCRITURA Podríamos afirmar que los modelos cognitivos (dual y conexionista), citados en el capítulo anterior de este manual, que hacen referencia a la lectura. También son aplicables a la escritura, por las similitudes que presentan en el desarrollo de estas dos habilidades. No obstante, cada sistema de lenguaje tiene su propia trayectoria de desarrollo y su organización interna. De este modo, la escritura, y especialmente la escritura productiva; a la que haremos referencia a lo largo de este capítulo, presenta aspectos y procesos cognitivos que la diferencian de otros sistemas de lenguaje, y que explicaremos a continuación. Modelo de Hayes y Flower y modelos posteriores revisados Uno de los modelos cognitivos más influyentes sobre escritura, y cuya terminología se utiliza con frecuencia en un gran número de investigaciones y estudios, es el presentado por Hayes y Flower." Posteriormente, este grupo de investigadores ha presentado otros modelos" 8, 9 que revisan y complementan la descripción de los procesos cognitivos presentados en el primer paradigma. Estos modelos revisados incluyen, además, una discusión más amplia a Entendemos por escritura productiva la actividad mediante la cual expresamos ideas, componemos textos, redactamos una noticia o escribimos un libro. Otra forma de escritura es la copia o el dictado; este tipo de escritura es más mecánico, y en él interviene un número menor de procesos. CAPíTULO 10. Escritura sobre otros aspectos relevantes al proceso de escribir, como el contexto, la motivación, el afecto y la memoria. Los tres procesos cognitivos descritos originalmente por Hayes y Flower" (planificar, transcribir y revisar) fueron mantenidos en modelos posteriores," pero sustancialmente reconceptualizados. La planificación fue incluida en una categoría más amplia, denominada reflexión, que incluye, además de la planificación, la solución de problemas, la toma de decisiones y la e!aboración de inferencias. La transcripción fue renombrada como producción de texto, y ha sido re elaborada considerablemente." El proceso original de revisión ha sido expandido en modelos posteriores, incluyéndose la interpretación del texto, la reflexión y la producción de texto; estos procesos, a su vez, estarían autorregulados y dirigidos por el esquema de la tarea a realizar, concepto que hace referencia a los mecanismos de control y a la autorregulación que el sujeto desarrolla durante el acto de escribir. La monitorización descrita en e! primer modelo ejercería una función similar, permitiendo al escritor moverse entre los diferentes procesos y la memoria a largo plazo, adecuando así sus respuestas a las necesidades impuestas por la tarea. Estos elaborados procesos cognitivos son atribuidos al individuo, como lo son los componentes afectivos (objetivos, predisposición y creencias), los conocimientos de! escritor (conocimiento sobre el tema, e! género y la audiencia) y memoria de trabajo. Otros factores externos al individuo, de acuerdo con los modelos posteriores,? son el contexto social y el ambiente físico. El contexto social incluye a la audiencia y los colaboradores; el ambiente físico incluye e! texto a desarrollar y el medio utilizado para componerlo. En las revisiones y modelos posteriores.?- 8, 9 se incorpora también un análisis más exhaustivo de la memoria de trabajo y de la memoria a largo plazo, y de sus respectivos roles en 11 la competencia de la escritura. La memoria de trabajo llega a ser el foco de atención para analizar el desarrollo de la escritura experta. Debido a la naturaleza altamente interactiva de los procesos implicados en la escritura y a las demandas que estos procesos generan sobre la memoria de trabajo, ésta puede ser fácilmente sobrecargada si alguno de los procesos no ha sido automatizado. A continuación explicamos con más detalle los tres componentes que describen el proceso de escribir: planificar, trascribir y revisar. Planificación-reflexión La planificación es un elemento preponderante en las primeras versiones del modelo de Hayes y Flower. Siguiendo a estos autores, planificar comprende la generación de objetivos, la generación del contenido y la organización del contenido para desarrollar el texto. Sin embargo, en modelos posteriores?' 9 se ha reconsiderado que planificar no es el proceso esencial de la escritura experta. Aunque bien es verdad, según estos autores, que los escritores expertos emplean más tiempo planificando que los novatos, los escritores expertos también emplean más tiempo generando ideas y revisando e! texto. De este modo, no es la proporción de! tiempo que se emplea planificando lo que distingue a los escritores expertos de aquellos que lo son menos, sino el tiempo total empleado en la tarea de la escritura. Por otro lado, también sugieren estos autores, en modelos posteriores," que e! escritor crea y genera ideas durante e! mismo proceso de escritura, experimentando la producción de texto como un proceso libre de descubrimiento y construcción, y no sólo como un proceso de redacción de ideas previamente planificadas y organizadas. De esta forma, se compara el proceso de «expresión libre de ideas» con el de «planificación previa», advirtiendo de que este primer proceso podría liberar la mente de! escritor para manifestar abiertamente lo que piensa y siente, generando así textos más creativos. Estas últimas reconceptualizaciones sobre 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE el proceso de planificación tendrían, en caso de verificarse, importantes implicaciones para la enseñanza de la escritura. Transcripción-producción de texto La transcripción incluye procesos cognitivos que regulan la tarea de la escritura, como la ortografía, el control motor y la generación de texto. En todos estos procesos, tanto la memoria de trabajo como la memoria a largo plazo juegan un papel importante. En su primer modelo, Hayes y Flower proponían, en el proceso de transcripción, un modelo detallado de producción del lenguaje escrito, en el cual el concepto que tuviera el escritor sobre el esquema de la tarea a realizar dirigía los procesos cognitivos. Este concepto o esquema de la tarea a realizar se refiere a los mecanismos de control o autorregulación que el sujeto desarrolla durante el acto de escribir, ya que la escritura es una actividad intencional auto dirigida y autoplanificada. A mayor conocimiento metacognitivo de los procesos relacionados con la escritura, mejor calidad en los textos escritos, que se refleja tanto en la productividad como en el grado de coherencia de las composiciones.!" Estos procesos cognitivos de control o monitorización de la escritura generan ideas prelingüísticas, trasladan esas ideas a lenguaje (a menudo con considerable revisión) y transcriben ese lenguaje a la forma escrita. La generación de texto comparte muchos componentes cognitivos con la generación de lenguaje oral, como la selección del contenido, la recuperación léxica, la formulación sintáctica y otros. La escritura de palabras implica, además, la recuperación de la forma ortográfica y de los grafemas que forman las palabras y, finalmente, de los programas motores en los que se especifica la secuencia, dirección y amplitud de los movimientos que se deben realizar para escribir las letras o grafemas que componen el texto escrito. Tanto la ortografía (o la forma correcta de escribir las palabras) como el control motor de la escritura, son aspectos del proceso de transcripción que representan un auténtico reto para las personas con dificultades específicas en la escritura. La falta de fluidez en recuperar las palabras o el esfuerzo requerido por el control motor, pueden llegar a limitar los recursos en la memoria de trabajo y a afectar negativamente la generación de texto. La generación de texto es la producción mental de un mensaje lingüístico, marcado, en el caso de la escritura, por la transcripción de ese mensaje a texto escrito. Como el habla, la generación de texto implica la transformación de ideas a palabras, frases y unidades mayores de discurso en la memoria de trabajo. Como en el lenguaje oral, las pausas en la cadena del lenguaje generado durante la escritura están influenciadas por las estructuras sin tácticas, como el párrafo, la frase y los límites de las cláusulas, así como por el tipo de género del texto. La longitud y la coherencia del texto suelen ser las medidas de fluidez de generación de texto más utilizadas. La coherencia del texto se refiere a las conexiones lingüísticas utilizadas en el texto (repeticiones léxicas, utilización de nexos referenciales, etc.). Los escritores expertos generan textos más largos y coherentes que los escritores novatos. La generación de texto fluida es importante, porque durante tareas complejas como la escritura los procesos cognitivos compiten por recursos limitados en la memoria de trabajo. Los procesos ineficientes a nivel de recuperación de palabras o control motor pueden consumir recursos que deberían estar dedicados a procesos superiores, como la planificación y la revisión. Revisión Hayes? propuso que tanto la revisión como la generación de texto están guiadas por un esquema global de la tarea de revisión, e influenciada por los recursos de la memoria de trabajo y de la memoria a largo plazo. Este esquema global de la tarea de revisión hace CAPíTULO 10. también referencia a los mecanismos de control o autorregulación que el sujeto desarrolla durante el acto de revisar el texto escrito. El esquema de la tarea dirige múltiples procesos cognitivos, que incluyen la lectura crítica, la resolución de problemas y la producción de texto. La revisión implica la lectura guiada por el esquema de la tarea de trabajo, la evaluación del texto y la reescritura, cuando sea necesario. La mayoría de los escritores (adultos y niños) parecen operar con un esquema de revisión superficial, enfocado hacia las características superficiales del texto (sustitución de palabras, corregir algún error ortográfico, pasar el texto a limpio), más que a un nivel conceptual (revisar el significado del texto). Esta tendencia puede estar incluso más acentuada cuando se carece del conocimiento previo del tema sobre el que se escribe. A medida que la edad y la habilidad de la escritura se incrementan, los escritores están más predispuestos a revisar el significado de lo escrito. Para resolver un problema en un texto, el escritor debe, primero, reconocer que tal problema existe, y luego tomar los pasos apropiados para corregirlo. Esta estrategia de resolución de problemas implica comparar una representación del texto actual con una representación del texto planificado, ser consciente de las discrepancias entre uno y otro e iniciar los cambios oportunos para cambiar el texto actual, de acuerdo al texto previsto. Modelo psicolingüístico Desde la Psicolingüística, también se han propuesto modelos que describen todos los procesos cognitivos que intervienen en la escritura, desde los más abstractos o conceptuales hasta los puramente motores. Cuetos'! propone cuatro procesos cognitivos necesarios en la escritura: la planificación del mensaje, la construcción de las estructuras sin tácticas, la selección de las palabras y los procesos motores. Planificación Escritura 11 del mensaje En la planificación se genera información sobre el tema que se va a escribir. Durante esta búsqueda de información, la memoria a largo plazo juega un importante papel, ya que es en ese almacén donde se retiene el conocimiento que vamos construyendo a lo largo de nuestra vida. Una vez generada la información, en una segunda etapa, se seleccionan los contenidos más relevantes de los recuperados de la memoria y se organizan en un plan de trabajo. Por último, se establecen los criterios o preguntas que serán utilizadas en el proceso posterior de revisión, y que ayudan al escritor a comprobar si el texto se ajusta, o no, a los objetivos iniciales planteados. En este modelo, los criterios de revisión del texto forman parte del proceso de planificación. En realidad, la revisión del texto implica muchas de las tareas descritas en el proceso de planificación de los modelos explicados anteriormente, como la selección de contenidos, la solución de problemas, la toma de decisiones, la elaboración de inferencias y los mecanismos de autorregulación y control. Construcción sintácticas de las estructuras Una vez que se ha decidido el mensaje que se quiere transmitir, el escritor construye las estructuras gramaticales en las que luego encajar las palabras. Estas estructuras serán el armazón que le permitirá expresar el mensaje de forma escrita. Selección de las palabras Para recuperar la forma ortográfica de las palabras que formarán parte de las estructuras sin tácticas, existen dos vías de acceso: la vía subléxica y la vía léxica. A la hora de seleccionar una palabra utilizando cualquiera de estas dos vías, se activaría, en primer lugar, el significado o concepto que se quiere transmitir (sistema semántico) : 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE • En el caso de la vía subléxica, se buscaría después la forma fonológica correspondiente a ese significado (léxico fonológico) y, finalmente, se convertirían los sonidos que componen las palabras a signos gráficos, mediante un mecanismo de conversión de fonema a grafema (CFG). Estos grafemas se mantendrían activos en una memoria operativa (almacén graférnico), dispuestos para ser escritos. • En el caso de la vía léxica, después de activar el significado, se activaría directamente la representación ortográfica o la forma en que deben ser escritas las palabras (léxico ortográfico). Estas representaciones ortográficas, una para cada palabra, se mantendrían disponibles, al igual que en el procedimiento anterior, en una memoria operativa, desde donde se ejecutarían los movimientos necesarios para formar los signos gráficos. En la figura 10.1 se representan las dos vías de acceso a la escritura de palabras descritas anteriormente. que las palabras estén representadas en el léxico ortográfico del escritor para ser recuperadas. En la conversión de fonemas a grafemas, la memoria a corto plazo juega un importante papel, reteniendo los fonemas que vamos a escribir en el orden correspondiente (almacén de pronunciación), o la forma gráfica de las palabra que vamos a escribir (almacén grafémico), mientras se realizan las operaciones destinadas a convertir esas formas fonológicas o gráficas a los signos gráficos. En esta memoria de corta duración a veces se producen alteraciones en el orden en el que se deben secuenciar los sonidos, o errores de sustitución de un grafema por otro, especialmente cuando se trata de oraciones largas que rebasan la limitada capacidad de estos almacenes. Para evitar estos errores, a menudo se emplea la estrategia de repetición, es decir, repetimos internamente las palabras mientras las vamos escribiendo. La vía subléxica permite obtener la ortografía por aplicación de las reglas de transformación de fonemas a grafemas. Sin embargo, es insuficiente para seleccionar la ortografía correcta en palabras que contienen fonemas que se pueden representar mediante diferentes grafemas, como por ejemplo la palabra «boca», ya que el sonido Ib/ se puede representar con las letras «b» y «v»; Del mismo modo, la vía léxica no sirve para escribir palabras desconocidas ni seudopalabras (una serie de letras que se pueden pronunciar, pero que no tienen significado), ya que requiere Procesos motores Sistema rmántico ~ Léxico fonológico ! Fonemas Léxico ortográfico CFG Grafemas ! Escritura Figura 10.1. Modelo en el que se representan las dos vías para el acceso a la escritura espontánea (Cueros)". En función del tipo de escritura que se vaya a realizar (a mano, ordenador, en la pizarra, etc.) y del tipo de letra que se elija (mayúscula o minúscula, cursiva o script, etc.), se activarán los programas motores que se encargarán de producir los correspondientes grafemas. Aunque diferentes autores utilizan distintas nomenclaturas y clasificaciones para describir los procesos cognitivos relacionados con la escritura, básicamente no existen grandes diferencias entre los modelos que describen el proceso de escribir. En la figura 10.2 presentamos un resumen comparativo de los diferentes modelos relacionados con la escritura. En este resumen se recogen y comparan los procesos cognitivos del modelo original de Hayes y Flower" con los modelos posteriores revisados?' 8 y con la aproximación psicolingüística a la escritura de Cueros.'! Esta figura muestra que, básicamente, los modelos cognitivos sobre escritura, con algunas variaciones y utilizando diferente nomenclaturas, siguen criterios comunes a la hora de explicar los procesos implicados en el acto de escribir. Debemos interpretar los procesos CAPíTULO 10. Escritura • Hayes y Flower (1980)4 MEMORIA A LARGO PlAZO .... Planiflcadón - Generar objetivos - Generar contenido - Organizar contenido Transcripción - Esquema de la tarea a realizar (mecanismos de control y autorregulación) Revisión - Leer - Editar MONITORIZACIÓN Hayes (1996)1,8 - Reflexión Planificación Solución de problemas Toma de decisiones Elaboración de inferencias Producción de texto - Ortografía - Control motor de la escritura - Generación de texto Revisión - Interpretación del texto - Esquema global de la ta rea de revisión (mecanismos de control yautorregulación) MEMORIA DE TRABAJO Y MEMORIA A LARGO PLAZO Cuetos (2009)11 Figura 10.2. Modelos cognitivos de la escritura: comparación entre modelos y procesos irnplicados'', cognitivos presentados en estos modelos como interactivos, re cursivos, potencialmente simultáneos, guiados por metas y cualitativamente diferentes en niños y adultos. Modelo de Bereiter y Scardamalia Los modelos presentados en el apartado anterior son de carácter genérico, es decir, facilitan una descripción detallada de los procesos b El modelo de Hayes y Flower" incluye también el contexto de producción, no presentado en esta figura. El modelo de Hayes? incluye el contexto de la tarea y otros aspectos, como la motivación y el afecto, no presentados en esta figura. Planificación - Búsqueda de información - Selección de contenidos - Criterios de revisión Procesos pslcolingüístlcos - Construcción de la estructura gramatical: sintáctica y léxica (vías léxica y subléxica) - Procesos motores MEMORIA A LARGO PLAZO MEMORIA DE TRABAJO de la composicron escrita para ser aplicados universalmente a cualquier escritor, sin tener en cuenta su desarrollo evolutivo o su nivel de escritura. Sin embargo, los modelos de escritura deben prestar atención a cómo los procesos implicados en la escritura, así como los recursos de memoria son diferentes dependiendo de la etapa de desarrollo estudiada. De acuerdo con esta idea, Bereiter y Scardamalia' proponen dos modelos de escritura: uno referido a escritores inmaduros, denominado contar lo que se sabe, y otro a escritores maduros o expertos, denominado transformar el conocimiento. En el primer caso, el escritor reproduce lo que sabe sobre un tema y lo ex- 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE presa directamente sobre el papel. En el segundo, el escritor reconsidera lo que sabe sobre un tema para adecuado a las características y necesidades de su audiencia, es decir, los escritores maduros o experimentados tienen en cuenta al lector y al contexto, modificando y transformando lo que previamente conocen sobre un tema para acomodado a las necesidades informativas de su audiencia. En el recuadro 10.1 se recogen las principales diferencias entre escritores inmaduros y escritores expertos en los procesos relacionados con la escritura anteriormente mencionados: planificación, transcripción, revisión y autocontrol. Es importante tener en cuenta estas diferencias, ya que no podemos esperar el mismo nivel de desarrollo y de ejecución en un niño que en un adulto, o en un escritor novato o con dificultades que en un escritor experto. BASES NEUROLÓGICAS DE LA ESCRITURA Los primeros conocimientos que tenemos sobre las áreas del cerebro implicadas en la escritura provienen de estudios post mortem y de cirugía realizados en pacientes disgráficos. Las tecnologías de neuroimagen, que se comenzaron a utilizar a finales del siglo pasado, han ampliado nuestro conocimiento sobre el cerebro que escribe. Escanear el cerebro de una persona mientras escribe plantea importantes retos metodológicoso En primer lugar, la escritura productiva depende de múltiples procesos cognitivos; por tanto, son muchas las áreas cerebrales implicadas. De este modo, las tareas seleccionadas para un experimento de neuroimagen y escritura deben ser cuidadosamente diseñadas, de modo que las respuestas o activación producidas por las mismas puedan ser claramente interpretadas y analizadas en comparación con los procesos que se deseen estudiar. Por ejemplo, el cerebro que escribe expresa el código de la lengua interna al mundo externo a través de un sistema grafomotor. El sistema motor controla no solamente la ejecución de un acto motor, sino también la planificación de ese acto. Para realizar un experimento de neuroimagen que estudie este proceso de planificación grafomotora, es necesario diseñar y seleccionar tareas que estén relacionadas con el mismo y que se puedan realizar dentro de un escáner, ya que, como explicaremos posteriormente, no siempre es posible escribir directamente en experimentos de neuroimagen. En este sentido, una de las tareas más utilizadas y conocidas es la denominada sequential finger tapping, que consiste en tocarse con el dedo pulgar cada uno de los dedos de la mano de modo secuencial, comenzando, por ejemplo, con el dedo índice y terminando con el dedo meñique, y repitiendo estos movimientos secuenciales de los dedos sucesivamente varias veces. Esta tarea, que podríamos denominar experimental, implica una planificación e intencionalidad motora en el movimiento de los dedos similar a la producida por los movimientos de la mano al escribir. Adicionalmente, también es necesario diseñar y seleccionar tareas que impliquen movimientos de los dedos, que no requieran planificación ni intencionalidad; por ejemplo, tocarse sucesivamente con el dedo pulgar el mismo dedo, normalmente el índice. A esta tarea la podríamos denominar tarea control. Supuestamente, ambas tareas activarán áreas cerebrales relacionadas con el movimiento de los dedos de la mano, pero la tarea experimental activará más áreas cerebrales que la tarea control, ya que su realización implica la ejecución de procesos adicionales de planificación de un acto motor no presentes en la tarea control. La diferencia en la activación cerebral producida por estas dos tareas señalará qué áreas cerebrales son las relacionadas con el proceso que queremos estudiar; en este caso, de la ejecución y planificación de un acto motor. Por último, es también necesario seleccionar y diseñar tareas comportamentales, que se realizan fuera del escáner y que están relacionadas con los procesos que se quieren estudiar. El objetivo es verificar la validez de la tarea experimental utilizada en el escáner. Siguiendo con nuestro ejemplo, la tarea experimental de organización serial de los movimientos de 11 CAPíTULO 10. Escritura r-;ecuadro 10.1. Principales diferencias entre los escritores expertos y los escritores inmaduros o con dificultades en los procesos relacionados con la escritura I Escritores expertos I Escritores inmaduros o con dificultades Proceso de planificación - Planifican su tarea de escritura. Dedican tiempo a la búsqueda de información y a la selección de objetivos y contenidos que los guiarán en el proceso de generación del texto. - Utilizan estrategias inefectivas para escribir, piensan que la tarea de escritura es un plan en sí misma. No distinguen entre planificar y escribir. No dedican tiempo a la planificación, escriben directamente sus ideas. - Tienen intenciones y objetivos específicos a la hora de escribir un texto. Saben qué tipo de texto quieren producir. - No tienen intenciones específicas a la hora de escribir un texto, y la representación del texto que quieren producir es vaga e imprecisa. Proceso de transcripción - Durante las fases iniciales de la escritura, generan más contenido del que necesitarán, para eliminar después en el proceso de revisión ideas superfluas o inservibles. - Tienen dificultad en generar contenido, suelen producir historias cortas que contienen poca elaboración o detalle. - Generan lenguaje alternativo con cierta facilidad para mejorar la calidad del texto. - Tienen dificultad en generar lenguaje alternativo para corregir un problema, incluso cuando han sido capaces de detectarlo. - Producen texto escrito con fluidez, permitiéndoles mo- - Tienen dificultad en la producción de texto, lo que verse más allá de «contar lo que saben" e implicarse limita su capacidad de memoria de trabajo para en procesos superiores, como planificar y revisar. implicarse en procesos superiores. - La recuperación de las palabras es automática, - La ortografía representa un auténtico reto, dudan no representa un reto y se realiza sin esfuerzo, lia la hora de escribir una palabra, no sabiendo berando recursos de su memoria de trabajo para muy bien cuál es su forma correcta, quedando ser dedicados a la generación de contenido. comprometidos otros aspectos de la escritura, como el desarrollo de contenido. - El control motor de la escritura está automatizado y escriben con fluidez y sin esfuerzo. - Escriben con esfuerzo y lentitud. Estas dificultades al transcribir representan también un reto para cualquier persona que tenga que leer el texto producido (incluso, a veces, el texto resulta también ininteligible para el propio autor). Proceso de revisión - Realizan evaluaciones intensivas y procesos de revisión que mejoran su composición. Revisan tanto forma como contenido, teniendo en cuenta su contexto y audiencia. - Raramente realizan revisiones significativas. Operan con un esquema de revisión superficial. Sus revisiones están enfocadas hacia las características superficiales del texto (corregir algún error ortográfico, pasar el texto a limpio, etc.). - Tienen mayor capacidad de memoria, porque sus habilidades para componer y revisar el texto están más desarrolladas y operan de modo automático. - Suelen quedarse estancados en los procesos revisión, debido a su baja habilidad. Además, recen de práctica en planificar y transcribir ideas a palabras; esto afecta a su capacidad memoria, tanto a corto como a largo plazo. de casus de Proceso de autocontrol - Regulan y monitorizan con regularidad lo que escriben, comprobando que el texto producido se ajusta al texto planificado. - Ponen en marcha escasos mecanismos de autorregulación y control durante la tarea de la escritura. - Son realistas y críticos sobre su capacidad de escribir. Saben que necesitan dedicar mucho tiempo y esfuerzo para producir un texto de calidad. - Tienen un sentido poco realista de su autoeficacia. En ocasiones, suelen ser extremadamente confiados sobre su capacidad de escribir. Piensan que no necesitan dedicar mucho esfuerzo o tiempo para escribir un texto de calidad. 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE los dedos, o sequential finger tapping, realizada con la mano dominante, en contraste con la tarea control (tocarse sucesivamente con el dedo pulgar el mismo dedo), ha mostrado tener una excelente fiabilidad y validez de constructo en la evaluación de problemas de escritura en niños de primaria, y activa cinco regiones cerebrales diferentes." Otro reto metodológico para los experimentos de neuroimagen y escritura tiene que ver con el movimiento del brazo necesario para escribir. La resonancia magnética funcional (RMf), tecnología muy empleada en los estudios de neuroimagen, especialmente con niños, es muy sensible a los movimientos de las extremidades superiores del cuerpo, ya que estos movimientos producen una alteración de los campos magnéticos, lo que se conoce con el nombre de artefactos motores, actividad positiva-falsa o enmascaramiento de la activación real del cerebro. El procesamiento de imágenes con el cuerpo rígido, cabeza y cuerpo alineados en posición horizontal, es la técnica más común utilizada en los estudios de neuroimagen. Esta postura hace que no sea posible la escritura convencional durante un experimento con RMf. La única tecnología de imagen cerebral que no es sensible a los artefactos motores (ruido o distorsión producida por los movimientos del cuerpo) es la tomografía por emisión de positrones (PET), pero es una tecnología considerada invasiva, ya que resulta necesario inyectar sustancias radioactivas, de modo que sólo puede ser utilizada con personas adultas. Éste es, probablemente, uno de los motivos por los que se han realizado pocos estudios de neuroimagen y escritura con niños utilizando RMf. Sin embargo, recientemente el equipo de investigadores formado por Richards, Berninger y colaboradores'< 13 ha realizado varias investigaciones con esta metodología. En alguno de esos estudios" hicieron adaptaciones sencillas, con el objetivo de minimizar los artefactos motores producidos por las tareas relacionadas con la escritura, como colocar un libro sobre la línea media del pecho del niño, tumbado dentro del escáner, quien a su vez utiliza una púa de madera para escribir sobre el libro. No obstante, y a pesar de ser ésta una tarea lo más adaptada posible a la escritura convencional, dicha forma de escribir hace que no sea posible el control visual ni kinestésico directo de lo que se escribe. Normalmente, los niños que van a realizar estos experimentos practican estas tareas de escritura fuera del escáner, hasta familiarizarse con ellas. Consecuentemente, muchos de los estudios de imagen cerebral sobre los procesos relacionados con la escritura han sido realizados con adultos con desarrollo típico o con adultos que han perdido la función de la escritura debido a lesiones cerebrales. Normalmente son estudios realizados en lengua inglesa y con tomografía por emisión de positrones (PET). La mayoría de la investigación sobre cerebro y escritura se ha centrado en el proceso de transcripción, especialmente en los procesos motores relacionados con la escritura, aunque con mayor frecuencia los estudios están abordando procesos de generación de texto a nivel elemental, como la generación de palabras, y recientemente también se ha realizado algún estudio sobre la generación de texto a nivel de frases.'? Áreas cerebrales en la escritura implicadas Debido a que la escritura es una actividad compleja, especialmente la escritura productiva, son muchas las áreas cerebrales implicadas. Los estudios de autopsia y lesiones cerebrales relacionados con la escritura revelan que ésta podría verse selectivamente afectada si se lesionan zonas localizadas, principalmente, en el lóbulo parietal superior izquierdo, circunvolución supramarginal, circunvolución angular, área de Wernicke y área de Broca, zonas que también han sido relacionadas con otros aspectos del lenguaje." Por otro lado, la mayoría de los estudios post mortem y de cirugía realizados en pacientes disgráficos han mostrado que el córtex parietal es un área implicada en la disgrafia pura, una forma de disgrafia caracterizada por dificultades en la escritura en ausencia de otras anormalidades motoras o de lenguaje. Por ejem- CAPíTULO 10. plo, la disgrafia es una de las características del síndrome de Gerstmann que va acompañada de lesiones en el córtex parietal. Los actuales estudios de neuroimagen con personas sanas han replicado, básicamente, los resultados obtenidos previamente con pacientes disgráficos. Estos estudios muestran que los procesos relacionados con la escritura dependen de redes neuronales que se extienden por amplias zonas del cerebro. Puesto que la escritura es una actividad compleja que implica procesos de planificación, lingüísticos, motores, etc., cuando escribimos intervienen prácticamente todas las áreas del cerebro." A continuación especificamos cuáles son las principales áreas responsables de cada uno de los procesos de escritura descritos previamente en este capítulo. Los procesos de planificación y revisión han sido los menos abordados en la investigación sobre cerebro y escritura. Estos procesos y todas las tareas implicadas en los mismos, como la generación de objetivos y contenidos, la toma de decisiones y solución de problemas, el establecimiento de los criterios de revisión, etc., dependen fundamentalmente de los lóbulos frontales y, más específicamente, de la zona prefrontal, que es donde radican las funciones ejecutivas. I I En estudios recientes sobre cerebro y escritura realizados con niños.P: 13en los que se han investigado algunas de las tareas relacionadas con la planificación de la escritura, la conclusión es que los escritores competentes versus aquellos que no lo son, difieren en la activación cerebral en regiones frontales asociadas con la cognición, funciones ejecutivas, memoria y lenguaje. Durante el proceso de transcripción, según los modelos cognitivos de la escritura descritos previamente, se transforman los contenidos mentales en signos gráficos o grafemas; y, al igual que en la lectura, en la escritura, para llegar a la forma ortográfica de las palabras, existen dos vías de acceso: la vía subléxica y la vía léxica. Por tanto, de modo similar a la lectura, también la escritura necesita de un sistema cortical altamente organizado que integre los componentes ortográficos, fonológicos y léxico-semántico necesarios para escribir. De Escritura 11 este modo, las áreas cerebrales responsables de estos componentes en la lectura: sistema dorsal, sistema ventral y sistema anterior (véase figura 9.4), también lo son en la escritura, ya que una lesión en cualquiera de esas áreas o sistemas afectaría a la ortografía y a la generación del texto escrito. Adicionalmente, los estudios sobre cerebro y escritura, cada vez con mayor frecuencia, están abordando la investigación de los procesos de generación de letras, palabras y texto a nivel de frases. Algunos de estos estudios'<P muestran que la circunvolución fusiforme izquierda (figura 10.3), también denominada como área de la forma visual de las palabras, está relacionada con la forma ortográfica (visual) de las palabras y el procesamiento de la forma de las letras. Como anteriormente comentamos, un gran número de estudios sobre cerebro y escritura se ha centrado en el proceso de transcripción, especialmente en los procesos motores de la escritura. Berninger y Winn6 proponen tres áreas cerebrales principales relacionadas con estos procesos, además de activación adicional en redes computacionales distribuidas, dependiendo de la tarea estudiada. Estas tres áreas son el área de Exner, el lóbulo parietal superior izquierdo y la región premotora del lóbulo frontal izquierdo (véase figura 10.3). Área de Exner Región premotora frontal Figura 10.3. Áreas implicadas Lóbulo parietal superior en la escritura. 11 NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE En 1881, Exner observó que la parte posterior de la circunvolución frontal media en el lóbulo frontal izquierdo estaba asociada a la función de la escritura. Un siglo después, Anderson, Damasio y Damasio" propusieron que el área de Exner (como este primer centro de escritura es ahora denominado) podría desempeñar un papel importante, coactivando secuencias de movimientos necesarios para generar las letras. Así, el área de Exner sería responsable de trasladar las imágenes auditivas transferidas desde áreas posteriores del lenguaje a secuencias de movimientos necesarios para escribir letras y palabras. Un segundo centro de la escritura ha sido localizado en el lóbulo parietal superior izquierdo. De acuerdo con estudios de lesiones focales, los pacientes con disgrafia debida a un déficit predominante de ejecución motora de la escritura, más que a un déficit central del lenguaje, sufren lesiones en esta área. Esta región ha sido propuesta como un centro de escritura donde los códigos internos de la forma de las letras son generados y almacenados para su producción posterior. Estos códigos serían transmitidos desde esta región a las áreas de Broca y de Exner, para su generación. En un experimento reciente!? realizado con adultos, utilizando PET y una tarea que implicaba, por primera vez, la escritura narrativa real de frases con control visual y kinestésico, se investigó la contribución de los lóbulos parietales al lenguaje, concluyendo que la mayor contribución del córtex parietal a la comunicación está en el control sensorimotor de la escritura, y que la activación producida por la escritura en áreas parietales es bilateral, superior y ampliamente distribuida. Por último, el código grafomotor para escribir una letra podría estar representado en la región premotora del lóbulo frontal izquierdo," un tercer centro relacionado con la escritura. El córtex premotor coincide prácticamente con el área 6 de Brodmann (BA 6), en el lóbulo frontal izquierdo, en personas diestras. La actividad en esta región es crítica para la guía sensorial de los movimientos y el control de los músculos del cuerpo. TRASTORNOS Una vez vistos los procesos cognitivos que intervienen en la escritura productiva y las bases neurológicas que los sustentan, pasamos a explicar los trastornos de escritura que se pueden producir cuando una lesión cerebral daña alguna de las áreas o circuitos responsables de esos procesos. A los trastornos producidos en la escritura causados por algún tipo de daño cerebral se los conoce con el nombre de agrafia o disgrafia adquirida, para diferenciarla de la agrafia o disgrafia evolutiva, que se refiere a las dificultades que tienen algunos niños para aprender a escribir. Debido a que son numerosas las regiones cerebrales que contribuyen a la habilidad de la escritura, los síntomas de los pacientes con disgrafia adquirida pueden ser muy variados, dependiendo de la zona cerebral dañada. En las últimas décadas se han realizado diferentes intentos de clasificación de las disgrafias, pero no resulta fácil, ya que en las disgrafias adquiridas aparecen síntomas tan diversos de unos pacientes a otros, que resulta difícil clasificarlos con exactitud. En términos generales y desde un punto de vista psicolingüístico, las agrafias se pueden clasificar en disgrafias centrales (cuando falla el procesamiento léxico) y en disgrafias periféricas (cuando fallan los procesos motores). Otros modelos más clásicos clasifican las disgrafias en afásicas (cuando el mecanismo que falla es el de planificación), en disgrafias no afásicas (referidas fundamentalmente a los trastornos motores de la escritura) y en otros trastornos de la escritura, incluyendo en este apartado trastornos de origen muy diverso. Nos referiremos continuación, en primer lugar, a las disgrafias afásicas en las que encontramos dif¡'cultades lingüísticas de carácter general, que se manifiestan tanto en el lenguaje oral como en el escrito, y posteriormente a las disgrafias centrales y las disgrafias periféricas, relacionadas con trastornos más específicos de la escritura. a 1.0, Escritura iD1 grafias af/ ~ trm~I)DS e lanlficad/ Normalmente, los pacientes con disgrafia afásica tienen graves dificultades para planificar lo que van a decir o a escribir. Aunque su lenguaje es gramatical mente correcto y pueden repetir historias familiares, son incapaces de producir un lenguaje creativo y espontáneo. Les cuesta mucho redactar cualquier escrito, aunque sea una simple nota; tienen que dedicar mucho tiempo y, al final, sólo consiguen unas cuantas frases estereotipadas. Con relación a los modelos cognitivos de escritura a los que nos hemos referido en este capítulo, las disgrafias afásicas se interpretarían como una alteración en el proceso de planificación. Se trata de un desorden del lenguaje expresivo debido a lesiones en el área frontal izquierda. El proceso de planificación, como anteriormente señalamos, depende fundamentalmente de los lóbulos frontales, y más específicamente de la zona prefrontal, que es donde radican las funciones ejecutivas. Este tipo de disgrafias se caracteriza por las dificultades en la habilidad de decodificar y codificar el lenguaje escrito. Consecuentemente, los pacientes que sufren disgrafias centrales tienen alterada tanto la habilidad de leer (alexia o dislexia) como la de escribir (agrafia o disgrafia), además de tener afectadas todas las modalidades de escritura (a mano, a ordenador, deletreo con letras de plástico, etc.). En este tipo de disgrafias, la lectura y la escritura no tienen porque estar igualmente afectadas. Algunos pacientes pueden reconocer letras Lurla'? describe un paciente que, tras haber recibido una herida de metralla, conservaba la mayor parte de los procesos intelectuales (leía sin dificultad y con buena comprensión lectora, memorizaba escritas, pero son incapaces de formarlas; otros pueden formar letras escritas, pero no pueden leerlas. Sin embargo, incluso aquellos que pueden leer letras o palabras que no pueden escribir, llegan a tener dificultades en la lectura cuando las palabras son más largas o menos frecuentes. Como se explicó en el capítulo anterior, dependiendo de la vía de recuperación de la forma ortográfica de las palabras, subléxica o léxiea, existen pacientes con lesiones en una u otra, que presentan, lógicamente, síntomas diferentes. Existen así tres tipos de disgrafias centrales: • Disgrafia fonológica: el paciente conserva su habilidad para escribir palabras para las cuales tiene una representación léxica (ej.: su nombre, que normalmente todo el mundo reconoce y sabe cómo se escribe), pero es incapaz de escribir seudopalabras o palabras desconocidas. • Disgrafia léxica o superficial: en este caso, el paciente es capaz de escribir correctamente palabras regulares y seudopalabras, pero comete errores con las palabras de ortografía arbitraria (ej.: zanahoria). • Disgrafia profunda: cuando se lesionan las dos vías, la léxica y la subléxica, en cuyo caso los pacientes tienen dificultades con las palabras de ortografía arbitraria y una total incapacidad para escribir seudopalabras. Además de estas alteraciones, el síntoma principal de los pacientes con disgrafia profunda es que comenten errores semánticos al escribir al dictado o de forma espontánea, esto es, errores consistentes en sustituir una palabra por otra relacionada semánticamente.!' Con relación a los modelos cognitivos de escritura a los que nos hemos referido en este capítulo, las disgrafias centrales se interpretarían, listas de palabras, resolvía problemas complejos, etc.), pero tenía seriamente deteriorada su capacidad de planificación, y escribir una carta o mantener una conversación le resultaba imposible. --' 11 !caso NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE clínico Paciente con disgraña fonológica que mostraba una comprensión y producción oral normal, buena lectura, e incluso era capaz de escribir correctaLente al dictado la mayor parte de las palabras y, sin embargo, tenía extremadas dificultades con las seudopalabras: sólo era capaz de escribir dos seudopalabras de cuatro letras de una lista de diez, y ninguna seudopalabra de seis letras." ~ según el modelo de Hayes y Flower," como una alteración en el proceso de transcripción y, más concretamente, en los componentes ortográficos y de generación de texto. Según los modelos psicolingüísticos,!' lo que fallaría serían las vías de acceso (léxica o subléxica) a la representación ortográfica de las palabras. En cuanto a la zona cerebral lesionada, en el caso de las disgrafias centrales, además de las zonas relacionadas con la lectura, citadas en el capítulo anterior (circuitos dorsal, ventral y anterior), estos pacientes podrían sufrir también lesiones localizadas en la circunvolución supramarginal (área donde se origina el procesamiento de las correspondencias ortográfico-fonológicas de las palabras). rios para escribir letras y palabras, y todos estos procesos son susceptibles de ser lesionados, hay varios tipos de disgrafias periféricas.!' A continuación citamos las más conocidas. Cuando se lesiona el almacén grafémico, los trastornos se producen por igual en todas las palabras, independientemente de la vía utilizada. Los errores más frecuentes de este trastorno se producen a nivel de grafema: sustituciones de grafema, omisiones, intercambios, etc. Y puesto que el almacén graférnico es el punto de salida de cualquier tipo de escritura, estos errores aparecen en cualquier modalidad de escritura, a mano, a ordenador, con letras de plástico, etc. Cuando la lesión se produce en el mecanismo de conversión alográfica, los pacientes pueden elegir bien el grafema, pero no el alógrafo que le corresponde (mayúscula, minúscula, cursiva, etc.). Como ya sabemos, la selección alográfica está guiada por una serie de reglas (uso de mayúsculas al comienzo de la escritura, después de punto, con los nombres propios, etc.), y parece que estos pacientes pierden la capacidad para hacer uso de ellas. Si la lesión se produce en el mismo almacén alográfico, el paciente tendrá dificultades permanentes con ciertos alógrafos o con toda una clase de alógrafos (por ejemplo, con las letras mayúsculas, con las cursivas, etc). Cuando el trastorno se produce en la conexión del almacén grafémico con el almacén de patrones motores, los errores más típicos son los de sustitución de letras. Ahora bien, este desorden se limita sólo a la escritura a mano, ya que la escritura con teclado o utilizando letras de plástico no exige movimientos motores. Si la lesión se produce en el mecanismo de asignación del patrón motor grafémico, el resultado es una pérdida de la información acer- Disgrafias periféricas: trastornos a nivel motor Mientras que las disgrafias centrales afectan a todos los modos de producción de escritura (a mano, a ordenador, con letras de plástico, etc.), las periféricas pueden afectar sólo a algunas formas de escritura, a la vez que otras continúan funcionando correctamente. Por otra parte, las variables lingüísticas (frecuencia de las palabras, categoría gramatical, concreción-abstracción, etc.), tan importantes en las disgrafias centrales, no afectan a este tipo de disgrafias.!' En general, los pacientes con disgrafias periféricas muestran dificultades en los mecanismos de planificación de los movimientos motores para escribir letras y palabras, no viéndose afectados otros aspectos del lenguaje. Puesto que hay varios procesos desde las áreas posteriores del lenguaje, donde se almacenan los grafemas, hasta la ejecución de los movimientos necesa- CAPíTULO 10. , " ea de los programas motores que controlan la formación de las letras. A este tipo de disgrafia se le conoce con el nombre de disgrafia apráxica, y se caracteriza porque la ortografía de las palabras es correcta, aunque las letras están muy deformadas. La caligrafía de estos pacientes está muy afectada. En este caso, también está intacta la escritura con teclado o con letras de plástico. Otro trastorno bien conocido es el que se produce por alteración de los procesos perceptivos, por ausencia de información visual y kinestésica de los movimientos que se ejecutan al escribir. La escritura a mano es una destreza que exige una alta precisión en los movimientos y, cuando por alguna razón hay impedimentos para guiar y corregir esos movimientos, aparecen trastornos en la formación de las letras. A este tipo de trastorno se le denomina disgrafia aferente, y sus principales síntomas son las dificultades para mantener las letras dentro de una línea horizontal y la tendencia a omitir y duplicar rasgos y letras. Con relación a los modelos cognitivos de escritura a los que nos hemos referido en este capítulo, las disgrafias periféricas se interpretarían, según el modelo de Hayes y Flower," Icaso Escritura • como una alteración en el proceso de transcripción y, más concretamente, en los componentes referidos al control motor de la escritura y a la generación de texto. En el caso de las disgrafias periféricas, las zonas cerebrales afectadas son aquellas que se han relacionado con las dificultades motoras de la escritura: área de Exner, lóbulo parietal superior izquierdo y región premotora del lóbulo frontal izquierdo. En el área de Exner, se trasladaría la información auditiva, procedente de áreas posteriores del lenguaje (lóbulo parietal izquierdo), a impulsos motores, que se encargarían de formar la palabra y las frases escritas. La actividad en la región premotora del lóbulo frontal izquierdo es crítica para la guía sensorial de los movimientos y el control de los músculos del cuerpo. Consecuentemente, los pacientes con lesiones en estas áreas frontales manifiestan dificultad para formar letras y palabras, escriben con gran esfuerzo y falta de coordinación y su escritura muestra un aspecto muy descuidado y, en muchas ocasiones, ininteligible. En algunas ocasiones son totalmente incapaces de escribir, no teniendo afectadas otras áreas del lenguaje. clínico Ingeniero 73 años escritura Lostraba de producción retirado, IDT, que a los mostró una dificultad extrema en la de letras y palabras. Sin embargo, no problemas para copiar esas mismas letras y palabras. Parecía tener dificultad para acceder a los programas o secuencias motoras correspondientes a la forma visual de las letras y palabras." .-J Resumen La escritura es la herramienta más potente para la transmisión de la cultura humana que se haya inventado jamás; pero es una actividad muy compleja, en la que intervienen multitud de tareas y procesos. Básicamente, y aunque utilizando diferente nomenclatura, los modelos de escritura coinciden en describir tres procesos cognitivos básicos: la planificación, la transcrip- ción y la revisión, que son guiados por procesos de monitorización y control, y hacen uso de la memoria a corto y a largo plazo del escritor. Estos elaborados procesos cognitivos se desarrollan con el tiempo, y se manifiestan de modo diferente en niños y adultos, no pudiéndose esperar el mismo nivel de ejecución en un escritor inmaduro que en uno experto. • NEUROCIENCIA DEL LENGUAJE Puesto que la escritura es una actividad compleja, que implica un gran número de procesos cognitivos, cuando escribimos intervienen prácticamente todas las áreas del cerebro. Los procesos de planificación y revisión dependen fundamentalmente de los lóbulos frontales y, más específica mente, de la zona prefrontal. El proceso de transcripción, en concreto el acceso a la forma ortográfica de las palabras, depende de los sistemas dorsal, ventral y anterior, descritos en el capítulo anterior. Estudios recientes muestran que la circunvolución fusiforme del hemisferio izquierdo también está relacionada con la forma ortográfica de las palabras. Los procesos motores de la escritura dependen, básicamente, de tres áreas cerebrales: el área de Exner, el lóbulo parietal superior izquierdo y la región premotora del lóbulo frontal izquierdo. Cuando las áreas cerebrales descritas relacionadas con la escritura y la conexión entre ellas no se acaban de establecer de manera adecuada (disgrafias evolutivas) o se dañan a consecuencia de una lesión cerebral (disgrafias adquiridas), se producen alteraciones en la escritura, cuyas manifestaciones difieren según las áreas dañadas. Los pacientes con dísgraña afásica tienen graves dificultades para planificar lo que van a decir o escribir; en las dísgrañas centrales falla el procesamiento léxico, y en las disgrafias periféricas fallan los procesos motores. Conocer esas alteraciones y las bases neurológicas que las producen es muy importante para el aprendizaje y la correcta enseñanza y rehabilitación de la escritura. Preguntas de autoevaluaclón • ¿Qué similitudes y diferencias existen en el proceso de transcripción en los diferentes modelos cognítívos explicados? • ¿Cómo intervienen los mecanismos de control autorregulación necesarios para escribir? y • ¿Por qué el diseño de un experimento de neuroimagen y escritura plantea importantes retos metodológicos? • ¿Qué áreas cerebrales son importantes control motor de la escritura? para el • Cuando un paciente con dísgraña escribe con dificultad, falta de coordinación, y con letra ilegible y difícil de descifrar, ¿qué área cerebral -tendrá probablemente dañada? Razone su respuesta. REFERENCIAS BIBUOGRÁFJCAS 1. Strunk, W. y White, E.B. (1959). The elements of style. New York, Macmillan. 2. Chomsky, N. (1968). Language and mind. New York, Harcourt, Brace & World. 3. Emig, J. (1979). The composing processes of twelfth graders. Urbana, IL, National Council of Teachers of English. 4. Hayes, J.R. y Flower, L.S. (1980). 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Journal of Neurology, Neurosurgery and Psychiatry, 49,369-374. ; Indice analítico :j 1 A e Afasia - de Broca, 62, 72, 89 - de Wernicke, 60 - evaluación del procesamiento lingüístico (EPLA), test, 13 - progresiva - - fluente, 106 - - no fluente, 106 Afemia,89 Agnosia(s) - auditivas, 24 - - verbal, 61 - fonológicas, 26 - semántica, 26 Agrafia, 164 Alzheimer, enfermedad, 32, 105, 132 Análisis de corpus, modelo, 96 Anomia,73 - fonológica, 43 - pura, 42 - semántica, 41 Apraxia del habla, 59 Área(s) - de Broca, 56, 59,84, 124 - de Wernicke, 54, 59, 60 Artefactos motores, 162 Asperger, síndrome, 131, 132 Cascada, modelos en, 38 Codificación dual, teoría, 99 Códigos, tipos, 99 Cohorte de Marslen-Wilson, modelo, 18 Comprensión oral, 15 - bases neurológicas, 21 - complejidad fonética, 20 - discriminación de fonemas, 20 - emparejamiento palabra-dibujo, 20 - frecuencia léxica, 20 - imaginabilidad, 20 - juicio de rima, 20 - modelos, 17 - - cohorte de Marslen-Wilson, 18 - - de Ellis y Young, 17 - - de Hickok y Poeppel, 21, 23 - - - circunvolución de Heschl, 21 - - de Wada, 22 - - TRACE, 18 - punto de unicidad, 20 - repetición de seudopalabras, 20 - trastornos - - en la prosodia, 27 - - fonológicos y léxicos, 24 - - semánticos, 26 Comunicación humana, 114 Cooperación, principio, 113 B D Batería de evaluación de los trastornos afásicos (BETA), test, 13 Bereiter y Scardamalia, modelo, 159 BETA, 13 Broca - afasia, 62, 72, 89 - modelo, 4 Brodman, mapa, 84 Daño cerebral, estudios, 128 Déficit específico de categoría, 104 Dell, modelo interactivo, 37 Demencia - frontotemporal, 106 - semántica, 32, 106 Difusión de imagen del tensor, 11 Disfasia profunda, 27 11 íNDICE ANALíTICO Disgrafia(s) - afásicas, 165 - aferente, 167 - apráxica, 167 - centrales, 165 - periféricas, 166 Dislexia, 146 - fonológica, 147 - letra a letra, 146 - profunda, 149 - superficial, 148 Disociaciones dobles, 74 Dispraxia verbal, 62 Disprosodia, 27 - - revisión, 156 - - transcripción-producción de texto, 156 - trastornos, 164 Espectro vocal, análisis, 15 Esquizofrenia, 131 Estimulación magnética transcraneal, 11 Estructura conceptual, teoría, 98 Estudios electrofisiológicos y de neuroimagen,71 F Facilitación fono lógica, 34 Familiaridad, 33 Fonemas, discriminación, 20 Fonética, complejidad, 20 Fonología, 47 - habla - - percepción, 48 - - y cerebro, 54 - trastornos, 60 Fonotaxis, 5 O Frecuencia - léxica, 20, 33 - silábica, 34 E Ellis y Young, modelo, 17 Emparejamiento - estructural, 119 - palabra-dibujo, 20 - semántico, 40 Enfermedad - de Alzheimer, 32, 105, 132 - de Parkinson, 106 Enunciados figurados, 116 - alteraciones neuropsicológicas, - - pacientes afásicos, 13 O - comprensión, 124 EPLA, 13 Errores - de intercambio, 32 - del habla, 32 Escritura, 153 - áreas cerebrales, 162 - bases neurológicas, 160 - - artefactos motores, 162 - - sequential finger tapping, 160 - modelos cognitivos, 154 - - Bereiter y Scardamalia, 159 - - Hayes y Flower, 154 --p~colingü~tico, 157 - procesamiento cognitivo, 154 - proceso - - planificación-reflexión, 155 128 G Ganglios basales, 86 Geschwind, modelo, 6 H Habla - percepción, 48, 53 - - auditiva, 51 - - categorial, 5 O, 51 - - lingüísticamente determinada, - - localización cerebral, 54 - - - área de Wernicke, 54 - - perspectiva auditiva, 50 - - teoría - - - de la optimidad, 49 49 íNDICE ANALíTICO t - - - motora, 52, 56 - - - - fonología articulatoria, 53 - - - - realismo directo, 53 - producción, 59 Hayes y Flower, modelo, 154 Heschl, circunvolución, 21 Hickok y Poeppel, modelo, 21 Hipótesis configuracional, 121 - neurociencia, concepto, 1 - oral, 15 - procesamiento pragmático, 124 Levelt, modelo modular, 36, 40 Léxico(s) - concepto, 36 - nodos, 37 M J Imaginabilidad, 20, 33 Inclusión de clases, modelo, 119 Inferencias, 112 - explicaturas, 113 - implica tu ras, 113 - pragmáticas, 115 Interferencia - palabra-dibujo, 34, 40 - semántica, 34 Ironías, comprensión, 122 J Juicio de rima, 20 L Lectura, 137 - bases neurológicas, 143 - - áreas cerebrales, 144 - - conexiones, 145 - modelos - - conexionistas, 142 - - de triángulo, 142 --dual,140 - movimientos sacádicos, 139 - procesamiento cognitivo, 137 - supuesto ojo-mente, 138 - trastornos, 146 Lemma, 36, 40 Lenguaje, 111 - comunicación y significado, 111 Magnetoencefalografía, técnica, 11 Máximas conversacionales, 114 Memoria - a corto plazo, 158 - fonológica, 23 - modelos - - Quillian, 94 - semántica, 93 Metáforas, 117, 119 - comprensión, 124 - modelos, 119 Metarrepresentaciones, 115 Modelo(s) - de análisis de corpus, 96 - de Bereiter y Scardamalia, 159 - de Broca, 4 - de cohorte de Marslen-Wilson, 18 - de Ellis y Young, 17 - de emparejamiento estructural, 119 - de Geschwind, 6 - de Hayes y Flower, 154 - de Hickok y Poeppel, 21 - de inclusión de clases, 119 - de Levelt, 36 - de prototipo de Rosch, 95 - de Quillian, 94 - de triángulo, 142 - de Wada, 22 - dual, 140 - en cascada, 38 - interactivos, 82 - - de Dell, 37 - modular(es), 79 - - de Levelt, 36 - neurocognitivos, 97 11 11 íNDICE ANALíTICO Modelo(s) (cont.) - psicolingüístico, 157 - TRACE, 18 - WordNet, 96 Modismos, 117 - comprensión, 121 - tipos, 126 Morfología - afasia de Broca, 72 - anomia, 73 - disociaciones dobles, 74 - modelo(s), 67 - - listado exhaustivo, 67 - - mixto o dual, 70 - - segmentación obligatoria, 69 - procesos, 66 - representación cerebral, 71 - tipos, 65 N Neuroimagen, técnicas, 9 - difusión de imagen del tensor, 11 - estimulación magnética transcraneal, 11 - magnetoencefalografía, 11 - potenciales evocados, 11 - resonancia magnética funcional, 10 - tomografía por emisión de positrones, 10 Neuronas - espejo, 56, 86, 103 Nodos - de orden superior, 81 - estructurales, 81 - fonológicos, 38 - léxicos, 37 o Oraciones, verificación, 94 p Paciente afásicos, estudios, 4 Parafasia(s) - fonética, 61 - fonológicas, 89 Parkinson, enfermedad, 106 Pars - opercularis, 59 - triangularis, 59, 63 Percepción, unidad, 53 Planum temporale, 54 Potenciales evocados, técnica, 11, 71, 87, 125 Pragmática, 111, 112 - del lenguaje, 115 Priming, técnica, 74, 94 Principio(s) - de cooperación, 113 - de relevancia, 114 - lingüísticos, 80 - - de adjunción mínima, 80 - - de cierre tardío, 81 Procesamiento - cognitivo - - de la comprensión oral, 16 - - de la escritura, 154 - - de la lectura, 137 - - de la producción oral, 32 - - de la semántica, 93 - - de la sintaxis, 78 - de enunciados figurados, 117 - - metáforas, 119 - - modismos, 121 - de implicaturas escalares, 116 - léxico-semántico, 23 - prosódico, 23 - semántico, 101 - sintáctico, 78 Producción oral - bases neurológicas, 39 - modelos, 36 - - en cascada, 38 - - interactivo de Dell, 37 - - modular de Levelt, 36 - procesamiento cognitivo, 32 - trastornos anómicos, 41 Prosodia, trastornos, 27 Psicolingüística, 2 Psicolingüístico, modelo, 157 Punto de unicidad, 20 íNDICE ANALíTICO Q Quillian, modelo, 94 R Recursividad, 85 Redes neuronales, 2 Relevancia, principio, 114 Resonancia magnética funcional, técnica, 10 s 1 l. Selección léxica - específica del idioma, 35 - por inhibición, 35 Semántica, 112, 113 - asociación, 94 - bases neurológicas, 101 - categorías, 102 - modelos - - análisis de corpus, 96 - - de prototipo de Rosch, 95 - - de Quillian, 94 - - neurocognitivos, 97 - procesamiento cognitivo, 93 - trastornos, 103 - - lesiones focales, 104 - - progresivos, 105 Sequential finger tapping, 160 Silabario, 37 Silabificación, 37 Similitud topográfica, principio, 98 Síndrome(s), 32 - de Asperger, 131, 132 - de Landau-Kleffner, 62 - del acento extranjero, 89 - triangular-opercular, 89 Sintaxis, 113 - bases neurológicas, 83 - - área de Broca, 84 - - ganglio s basales, 86 - - sistema visual-dorsal, 86 11 - modelos, 78 - - interactivos, 82 - - modulares, 79 - procesamiento cognitivo, 78 - trastornos, 89 Sordera, 24 - para el significado de las palabras, 25 - para la forma de las palabras, 25 - verbal pura, 24 Synsets,96 T Teoría(s) - de garden path, 80 - de la mente, 123, 131 - de la optimidad, 49 - motora, 52 Términos lógicos, 115 Test(s) - batería de evaluación de los trastornos afásicos (BETA), 13, 43 - evaluación del procesamiento lingüístico en la afasia (EPLA), 13 - vocabulario de Boston, 43 Tipicidad, 94 Tomografía por emisión de positrones, 10 Topografía conceptual, teoría, 98 TRACE, modelo, 18 Transparencia semántica, 121 Trastorno (s) - anómicos, 41 - de la comprensión oral, 24 - de la escritura, 164 - de lectura, 146 - del espectro autista, 131, 132 - en la prosodia, 27 - fonológicos, 60, 62 - - afasia de Wernicke, 60 - - agnosia auditiva verbal, 61 - relacionados con la sintaxis, 89 - - afasia de Broca, 89 - - síndrome triangular-opercular, 89 - semánticos, 26, 103 11 íNDICE ANALíTICO v w ------------------------------------- Vía(s) - dorsal, 22 -léxica, 141, 158 - léxico-semántica, 141 - subléxica, 141, 158 - ventral, 22 Vínculos de inclusión, 94 Vocabulario de Boston, test, 43 Wada, modelo, 22 Wernicke, afasia, 60 Wernicke-Lichtheim, modelo, 5 WordNet, modelo, 96 z Zona de convergencia, teoría, 98 ERRNVPHGLFRVRUJ -1 V\ fO -1-' o e -1 V\ fO -1-' o e sal tl x II /9IJOPD) / SDU!lI9d t¡l •.••..".,,,'....."q.l ."",.9 lJIIIdox e sso¡6poo9 IIO¡/ t¡ X II / 00t ".",.., 1OJIfI.) 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