2 ÉLODIE-JOY JAUBERT Minimalismo Prescinde de lo que sobra en tu mente, tu vida y tu hogar 3 La edición original de esta obra ha sido publicada en lengua francesa por Leduc.s Editions con el título original de L’Art du minimalisme, de Élodie-Joy Jaubert. © Élodie-Joy Jaubert 2017 © Profit Editorial I., S.L., 2017 Amat Editorial es un sello editorial de Profit Editorial I., S.L. Travessera de Gràcia, 18; 6o 2a; Barcelona-08021 Traducción: Esther Quirós Diseño cubierta:Xicart Maquetación: Eximpre SL ISBN EPUB: 978-84-9735-967-2 No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal). 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Psicoterapia breve La necesidad de existir La nostalgia del pasado Las «buenas» excusas El desapego 4. ¡Tienes todas las de ganar! Recuperar nuestro verdadero valor Limpiar menos Tener más tiempo para nosotros y para los demás Enriquecernos en el plano personal Controlar nuestro consumo Tener más dinero Mejorar nuestra calidad de vida Disfrutar de mejor salud Sentirnos libres Aligerar la mente 5. Pasa a la acción 6 Por algún sitio hay que empezar Poner orden no basta ¡Cuanto antes, mejor! Tirar, dar, vender... Los objetos olvidados El síndrome de las cajas de almacenaje ¿Dónde dar y vender? Empezar con orden Amar tus cosas 27 Razones para deshacerse de cosas 6. Seis métodos para cambiar nuestra vida 1. El método Konmarie Pregúntale a tu lado emocional Busca un sitio para cada cosa 2. El método de dividir en tres 3. El método habitación por habitación 7. El método «cero residuos» 5. El método de las 5s 6. El método feng shui 8. ¿Tirar cosas? ¡Sigue la guía! ¿Qué revela tu armario? Esa ropa que nunca usamos El slow-relooking. ¡No sigas la moda! El armario de mis sueños ¿Algunas ideas? Simplificar los colores Joyas, la regla de las tres ¿Zapatos a docenas? Un bolso y los accesorios ¿Y debajo de la ropa? La lista Dar una vuelta por el cuarto de baño El cuarto de baño no es una tienda 7 ¡Menos cuidados, pero mejores! El pequeño armario minimalista Un cajón mágico ¿Y el dormitorio? El dormitorio ideal Consejos para tener un dormitorio zen Cita en la cocina La vajilla Los aparatos domésticos Pasemos al salón La televisión y otros aparatos eléctricos En mi despacho Documentos administrativos La agenda Los libros Memorándum para un despacho minimalista Limpieza cotidiana 9. ¡Sencillez! En mi cuerpo Las listas de la compra, ahorrar tiempo y dinero Cuanto menos procesados, mejor Comida ligera, cuerpo ligero La dietética vfp (verduras, féculas, proteínas) Una alimentación cero residuos 10. En mi entorno Rebajas: o lo tomas o lo dejas Las colecciones Las herencias y los recuerdos Los juguetes Los regalos El mundo digital 11. En mi cabeza Aligerar los pensamientos 8 ¡Medita! Librarse de las relaciones tóxicas Vivir con gratitud y el momento presente No todo el mundo quiere ser minimalista Evitar discusiones Nada de dogmatismos, ¡viva el equilibrio! El Kakebo 12. La caja de las ideas minimalista El proyecto 333: armario cápsula El minsgame El reto de las 24 horas y más... Sin compras La prueba de la caja Los deportes minimalistas El kufu La minicasa La jubilación anticipada Conclusión 9 «La perfección humana radica en lo que se es, no en lo que se tiene» OSCAR WILDE La limpieza del hogar, cuidar de nuestra casa, poner orden... ¡más bien son trabajos pesados que placeres! ¿Por qué tenemos esa impresión de esclavitud, de «rutinitis aguda» cuando toca limpiar, quitar el polvo, poner orden... por muy agradable que sea el resultado final? ¿Conoces, lector, ese hartazgo, esa sensación de asfixiarse bajo los objetos, los deberes del hogar, la gestión del tiempo? ¿Tienes la sensación de no encontrar la paz interior? ¿Sí? Pues entonces, tranquilo: no estás solo. La limpieza siempre me ha resultado una tarea pesada. No es que no me guste vivir con orden y pulcritud, al contrario, pero confieso que al pasar varias horas a la semana limpiando, quitando el polvo, poniendo las cosas en su sitio... tenía la desagradable sensación de perder el tiempo, e incluso a veces de ser objeto de algún tipo de injusticia. 10 Entonces me quejaba, me enfadaba, pero seguía con mis costumbres de consumir, de correr detrás del tiempo, de estresarme, de acumular, hasta que un día, a raíz de una lectura inspiradora, de un artículo de un blog o un recorte de periódico, oí hablar del «minimalismo». ¿Qué es? El minimalismo es un movimiento que aboga por deshacerse de cosas, por el anticonsumo y el inconformismo. La idea principal es simplificar nuestra vida para enriquecerla. ¿Te parece enigmático o incluso demasiado dogmático? ¡Tú no estás dispuesto a vivir con un par de calcetines, un tazón y un libro! Sin embargo, sientes cierta curiosidad, un deseo de cambiar algo en tu vida, ¿verdad? Hasta ahora tal vez no estaba muy claro, pero puede que el minimalismo sea la 11 clave que desencadene esa renovación tan esperada. Probablemente por eso tienes hoy este libro entre las manos. Me alegro de que me hayas elegido para que te acompañe en este recorrido. A través de mi experiencia y de mi propio andar a tientas, desearía que vislumbraras un nuevo modo de vivir, otra forma de pensar que te lleve a pasar a la acción. Pasos pequeños y otros más grandes que cambiarán tu concepción de lo que es la verdadera riqueza. Este recorrido te conducirá mucho más allá de un simple plan para desprenderse de lo material. Te lo advierto: ¡corres el riesgo de que los cambios que se producirán en ti te sorprendan! No tengas miedo, lo mejor está por llegar. Así que: ¿lo intentamos? 12 «Es feliz quien está contento con los bienes que se le ofrecen hoy, cualesquiera que sean, y ama lo que tiene; es feliz aquel para quien la razón es lo que da valor a todas las cosas de su vida» SÉNECA El minimalismo, ¿un nuevo estilo de vida? El minimalismo no es un planteamiento nuevo. La escritora Dominique Loreau fue la primera en plantear, en Francia, esta perspectiva dirigida a disfrutar de una vida más simple. Antes de ella, este estilo de vida fue defendido por los clérigos, por los budistas, por algunos grandes pensadores como Gandhi, Séneca, Oscar Wilde... En efecto, poseer menos cosas implica adoptar una nueva manera de vivir, de organizarse y de consumir. «Less is more!» («¡Menos es más!»), del arquitecto Mies van der Rohe, es una de las definiciones más certeras. La idea principal es simplificar nuestra vida para enriquecerla. Lo que mueve al minimalista es el deseo de escapar, mediante la acción diaria, del contexto de la crisis ecológica, económica y social, y, en el caso de algunas personas, el minimalismo se convierte incluso en un compromiso ideológico. 13 La ley Pareto Según la ley Pareto, alrededor del 80% de los efectos son producto del 20% de las causas. Esto significa que el 80% de lo que conseguimos deriva del 20% de los esfuerzos y del tiempo. Al minimalista le encanta esta simbología y le gusta hacer referencia a ella en sus patrones de consumo. Si solo el 20% de nuestras pertenencias son el fruto del 80% de nuestras necesidades y de nuestra felicidad, entonces necesitamos mucho menos para vivir cómodamente y estar satisfechos. La idea es pues definir ese 20% de cosas útiles y agradables y deshacerse de todo lo que sobra. ¿Qué es un minimalista? La persona minimalista aspira a librarse del pensamiento colectivo, del consumo excesivo. Quiere minimizar todo lo que le hace perder tiempo inútilmente, le distrae y le exige una energía extra. Entonces, para organizar su vida, elige solo lo que es importante de cara a su bienestar y sus necesidades verdaderas. En este mundo saturado de focos de ansiedad e inestabilidad, donde se sobreestimulan las necesidades, adoptar una actitud minimalista supone decidir retomar el control de tu entorno y tu destino. De este modo, el estrés y las vicisitudes de la vida cotidiana —¡de la que forma parte la limpieza!— parecerán aligerarse. Se trata de mejorar nuestra calidad de vida centrándonos en el presente. ¿Existen varias formas de entender el minimalismo? No hay una única manera de entender el minimalismo, pues depende de las convicciones de cada cual. Podemos distinguir cuatro categorías de minimalistas, unidas por el mismo propósito pero cuyo enfoque puede parecer ligeramente distinto en un primer momento: 1. El minimalista moderado, de estilo japonés Ha elegido no consumir en exceso y rodearse solamente de cosas bonitas y prácticas. De todas formas, podrá acabar sintiendo el impulso de consumir para sustituir un objeto que no le procura felicidad o que, al usarlo, no le satisface del 14 todo. No tendrá ningún reparo en tirar y deshacerse de objetos que le sobran o que le apetece cambiar (siempre sin excesos y solo llevado por la naturaleza de sus necesidades reales). Le gustan los interiores despejados, monocromos y prácticos. Está comprometido con el consumo razonable, pero no es necesariamente un ecologista convencido, incluso aunque su forma de consumir lo vuelve respetuoso con su entorno. Es más sensible al impacto psicológico del peso de las pertenencias, a los perjuicios que acarrea la acumulación de objetos en su vida en conjunto. Aspira a una existencia simple, libre y feliz. 2. El minimalista ético Es muy sensible a la ética y el medio ambiente. No quiere que su manera de consumir perjudique su salud, ni la de los demás ni la de las generaciones futuras. Para él, la estética puede contar, pero no es prioritaria. Tratará de todas las maneras de comprar la mayor parte de los objetos reciclados. Tal vez le cuesta un poco deshacerse de lo que ya posee. Le gusta hacer las cosas con sus propias manos. A menudo es creativo. Su punto débil, en algunos casos, es que tiende a olvidar la importancia de vivir en un espacio limpio y libre de objetos. 3. El minimalista hormiga Quiere gastar lo menos posible. Quiere librarse de la modalidad de consumo convencional, ahorrando todo lo que puede para permitirse viajes, experiencias vitales o incluso el lujo de la jubilación anticipada. No se niega a que le regalen cosas si eso le permite ahorrar. Al igual que el minimalista ético, debe estar atento a no caer en la acumulación material al dejarse llevar por los bienes que se le ofrecen, gratuitos, de los que realmente no tiene necesidad. 4. El minimalista «cero residuos» Plantea un estilo de vida basado en un consumo que minimiza los residuos. Este movimiento está encabezado por la escritora y conferenciante Bea Johnson, que propone cinco reglas de consumo: rechazar, reducir, reutilizar, reciclar y hacer compost, y que lógicamente se centra en un estilo de vida minimalista. Aunque estas perspectivas en ocasiones son algo diferentes entre sí, ¡ninguna es peor que otra, por supuesto! El minimalismo es un proyecto positivo en la vida de una persona, cuyo desarrollo dependerá de las etapas, las aspiraciones, las percepciones propias de cada uno. No hay niveles, no hay grados. Lo importante es seguir nuestro propio camino, a nuestro ritmo, sin dejar de fijarnos objetivos. Lo que importa no es saber qué camino se toma, sino cómo se alcanza la meta que nos hemos propuesto. La idea es siempre la de simplificar tu vida para ser más feliz, más libre y sin acumular cosas. 15 Depende de cada uno encontrar lo que le vaya mejor, sin ponerse una etiqueta. Sobre todo porque una perspectiva minimalista tal vez dé lugar a otra o tal vez pueden combinarse entre sí y evolucionar... 16 El minimalismo aboga por los espacios vacíos y esenciales, ya que son vectores de la paz interior y de una mente más clara. Las cosas que poseemos deben ser armoniosas, útiles y estar bien calculadas. Durante mucho tiempo fui del tipo de personas para las cuales acumular cosas no constituía ningún problema. Incluso diría que cuanto más decorado, colorido y cargado estaba un lugar, más cómodo me parecía y me gustaba la opulencia que destilaba. Cuando descubrí el minimalismo, me llamó la atención la belleza de la sobriedad alegre y sin duda con clase. Nunca hasta entonces había pensado que fuera posible disfrutar de una decoración tan sencilla y libre de objetos o muebles. Pero siempre me ha gustado el orden, la serenidad contemplativa de un lugar limpio. Y, sobre todo, ¡siempre he intentado escapar de las horas que hay que dedicar a la limpieza! Fue a raíz de una lectura inspiradora cuando empecé a pensar sobre todas estas cuestiones: ¿No había acaso elegido, al rodearme de todos aquellos objetos, la obligación de ocuparme de ellos? ¿Qué acabarían siendo todas aquellas cosas que me pertenecían una vez pasaran de moda, se rompieran, se usaran o simplemente ya no fueran de mi gusto? ¡Desechos! ¿Y si aquellos mismos objetos, antes de acabar en un futuro vertedero o de contaminar un océano, no estaban ya estorbando mi vida y consumiendo mi 17 energía? Había oído hablar «del peso de lo que poseemos». ¿Qué tenía de cierto esta expresión? De repente, al mirar mis armarios, mis estantes, mis cajones rebosantes, sentí por primera vez esa sensación de asfixia. Yo ya no controlaba todas aquellas cosas, sino que eran ellas las que controlaban mi vida. Es cierto que muchas hacían mi cotidianidad más agradable, pero otras socavaban mi energía por el mero hecho de estar allí, en una cantidad demasiado grande, rodeándome y afectando mi vida. Todo lo que tenemos no es solamente material, todo lo que tenemos participa de nuestro ser y nos sigue, bajo una forma desmaterializada, a lo largo de nuestras vidas. ¿Y si el hecho de no tener más que lo que nos resulta útil y agradable nos hace más felices? Los budistas se dieron cuenta de que la necesidad de poseer se debe al temor a la pérdida, a la tristeza vinculada a la carencia. De acuerdo con su filosofía, es importante aprender a distanciarse afectivamente de las cosas que tienes para vivir más feliz. Tómate un tiempo para recordar los mejores momentos de tu vida. ¿Eran instantes felices debidos únicamente a la adquisición de objetos, o más bien eran momentos intensos, compartidos con tus seres queridos? El precio verdadero de consumir La sociedad actual es el reino de lo material y del consumo. Por tanto, resulta raro querer deshacerse de este pensamiento imperante que quiere que consideremos lo que valemos en función de lo que poseemos. Así que decidir ir contracorriente al principio puede resultar un poco difícil y requerir algún esfuerzo. Habrá que hacer una toma de conciencia y formularse algunas preguntas. ¿Cuántos objetos poseo? ¿Soy capaz de hacer una lista? ¿Tengo en casa cosas que jamás utilizo? ¿Por qué guardo cosas, en cajas, en bolsas, en el desván o en el sótano, que no veo ni uso nunca? 18 Es una realidad social: solo usamos el 30% de las cosas que poseemos. Tenemos un montón de aparatos, objetos duplicados o triplicados, prendas de vestir, zapatos, joyas, adornos que podríamos no haber comprado, lo que habría sido una fuente de ahorro y de bienestar. Así pues, ¿acumular cosas es una cuestión de dinero o de estatus social? No, porque pobres y ricos somos capaces de tener los armarios hechos un revoltijo. ¿La sociedad no ha hecho que acabemos asumiendo la idea de que ser propietario da sentido a la existencia, da la impresión de que uno vale más, a sus propios ojos y a los de los otros? Pero tener el coche más grande, el último teléfono de moda, mayores símbolos externos de riqueza, etc., no es más que una ilusión y una quimera, porque lo importante es vivir para «ser» y no para «tener». Las consecuencias de acumular Consumimos, compramos, acumulamos…, pero ¿cuál es el efecto real de estos hábitos que se nos antojan tan normales y racionales? ¿Nunca has tenido la sensación, al entrar en tu casa, de que «todo esto es demasiado»? ¿Has experimentado alguna vez una sensación de asfixia al darte cuenta de la magnitud de tus pertenencias, que se acumulan ante tus ojos o están ocultas en los armarios? Si seleccionar entre todas las cosas que tienes te parece una empresa sobrehumana, ahí está la prueba de que has dejado que los objetos tomaran posesión de tu vida en perjuicio de tu bienestar. Todos esos objetos suponen en tu día a día demasiada distracción y demasiado desorden. Te llaman sin cesar al orden, pero… sí, mantener las cosas ordenadas implica tiempo, dedicación, energía e incluso estrés. Esos objetos pueden tener un significado, una carga emocional, pero ¿cuántas de las cosas que te rodean te hacen sinceramente feliz? Por costumbre, conservamos, dejándolos a la vista o escondiéndolos, tantos objetos que nos olvidamos de que están ahí. Pero ninguno de ellos escapa a la ley de la gran carga que suponen nuestras pertenencias, que nos acompaña allí donde estemos. Ordenar, clasificar, mantener… ¿Por qué cargar con tareas inútiles cuando hay tantas otras cosas que hacer? ¿No ha llegado la hora de restarles importancia y de independizarse de las cosas que poseemos? Vivir solo con aquello que necesitamos es la única manera de que podamos disfrutar de las nuevas experiencias. 19 ¿Por qué tendría que eliminar cosas de mi vida? A menudo, no entendemos por qué, a pesar de nuestros esfuerzos, parece que nada se mueva en nuestra vida. Queremos renovación, que las cosas cambien… Desde la perspectiva del feng shui, esto ocurre porque las «energías están bloqueadas», su circulación se ve entorpecida por la cantidad de cosas que poseemos. Es el momento, pues, de imponernos límites, y es entonces cuando interviene el minimalismo, que nos permite volver a pensar en nuestras decisiones y desbloquear las energías estancadas. Hacer una gran limpieza en la vida es, antes que nada, hacer limpieza en nosotros mismos. Fregar, quitar el polvo, recoger no son actos anodinos; están relacionados con nuestro ánimo, con nuestro estado emocional. La manera como mantenemos nuestras cosas, nuestra vivienda y nuestro coche refleja nuestro estado interior. Por eso, vivir en un sitio depurado, rodeado de objetos útiles, bellos y armoniosos mejora nuestra cotidianidad en el más amplio sentido del término. Tiene un efecto positivo sobre nuestro amor propio y nuestra relación con el mundo exterior. Librarse de las cosas genera un sentimiento nuevo de libertad, fruto del alivio mental y físico que genera el consumo voluntario, un consumo basado en nuestras necesidades reales y no en las sugeridas o impuestas por la sociedad. Encontrar tiempo que dedicar a uno mismo y a los demás es también uno de los beneficios de eliminar lo material. Liberar el espacio es crear sitio en nosotros y a nuestro alrededor. Las ideas se clarifican, la vida se simplifica y enriquece. Es también hacerle sitio a otras experiencias vitales y a placeres nuevos. Cuando todo en nuestra vida encuentra su lugar exacto, nos hallamos en consonancia con nosotros mismos. Recuperamos una armonía que nos parecía inaccesible porque estábamos atrapados en las cosas que poseíamos. La idea esencial del minimalismo es, pues, descubrir el desapego, para encontrarnos frente a nosotros mismos y no alimentar más el miedo a la pérdida, al robo, a la falta de autoestima… ¡Una vez que se pone en marcha, este proceso se convierte en una verdadera terapia! 20 ¿Por qué cambiar los hábitos? Los hábitos nos proporcionan seguridad y de alguna manera constituyen un rechazo al cambio. Los cambios dan miedo, pero nos obligan a salir de nuestra zona de confort. Una zona que, aunque no sea la mejor para nosotros, tiene el efecto de proporcionarnos seguridad por su estabilidad. Por suerte, la toma de conciencia unida a una férrea voluntad de afrontar este cambio es el motor que nos hará ponernos en marcha. Decidir hacer limpieza es permitir que todo nuestro yo interior se transforme. Es regalarnos una nueva página en blanco. Es volver a partir de cero. 21 22 Es fácil notar el efecto terapéutico de decidir deshacernos drásticamente de algunas de nuestras pertenencias. Estar abierto a este tipo de proceso supone afrontar nuestras zonas más oscuras y a veces frágiles. Deshacerse de objetos puede tener un efecto tan decisivo como psicoanalizarse. Pero si esto fuera tan fácil para ti, para mí y para los demás, ¡todos seríamos minimalistas desde la cuna! La educación que recibimos, la sociedad, nos han hecho esclavos de las cosas que poseemos. Hasta tal punto que en ocasiones tememos el momento en que debemos decidir separarnos de ellas. Se trata del miedo a la pérdida, el miedo al vacío, el miedo a perder nuestra identidad. 23 Las cosas que poseemos son los lazos que nos atan a nuestro pasado, a los recuerdos… Son las huellas inmóviles que guardamos en un desván o que exponemos en nuestra casa como se haría en un museo. Deshacerse de los objetos que nos sobran es aceptar que nuestro pasado ha desaparecido y que nuestro futuro es una quimera —ya que todavía no existe—. Lo material no es más que una ilusión y, por si fuera poco, a menudo es una fuente de inquietud. ¿Hay alguien que no se haya lamentado alguna vez de haber roto o perdido alguna de sus cosas? ¿No es esta la peor alineación que existe? ¿En verdad tenemos necesidad de cargar aún con más estrés sobre nuestros hombros del que la vida nos puede causar? Paz, utilidad y serenidad, ¿no son acaso las únicas compensaciones que deberían darnos los objetos a cambio de los buenos cuidados y el uso que les damos? La necesidad de existir Consumir, almacenar, acumular y acopiar cosas puede hacer que sintamos que existimos. La sociedad ha querido que creyéramos que cuantas más cosas tuviéramos más huella dejaríamos en los demás. El ser humano a menudo se mueve por el ego… Ese ego que quiere afirmar su lugar en el mundo. Que sobre todo aspira a que jamás lo olviden. Las cosas que poseemos se convierten entonces en aquello que nos sucederá, y de este modo pensamos que nuestra existencia perdurará. Pero, ¿es esto cierto? ¿Acaso la realidad no es que no somos nada y que no poseemos nada? ¿Por qué no optamos mejor por dejar simplemente un legado de amor y alegría, de cosas compartidas, de recuerdos de momentos intensos, algunas fotos, alguna obra si uno es artista, una recopilación de recetas si uno es un buen cocinero antes que un batiburrillo de muebles, libros y adornos que solo tienen valor a nuestros ojos? Esos mismos objetos que exigirán tanto trabajo a los que a continuación vendrán a clasificarlos, a recuperarlos, a repartirlos entre los miembros de una familia, ¡que encima pueden acabar discutiéndose si todos quieren llevarse el objeto más valioso! ¿Es la vida sinónimo de acumular objetos? ¿No puede tener un significado menos prosaico? La nostalgia del pasado ¡Cuántos objetos acumulados en desvanes y sótanos! Dado que he visitado muchas viviendas, he podido constatar con cierto embarazo el número alarmante de antiguallas inservibles, estropeadas y olvidadas que muchas 24 personas acumulan en sus casas. ¿Cómo olvidar el comentario de aquel hombre que, mientras me contaba que estaba preparando su mudanza y que ya había tirado muchas cosas, me enseñaba un sótano todavía abarrotado de cosas? ¿Por qué esperar a tener que abandonar un lugar para empezar a poner orden, para hacer una limpieza que tan sana sería a diario? ¿Qué nos impide liberar el espacio que hay a nuestro alrededor? ¿El miedo? Miedo a creernos más pobres, miedo a la pérdida, miedo a renunciar a nuestro pasado, o sea, a una parte de nosotros mismos… Siempre es lo mismo: nuestro ego, nuestro miedo a no haber existido. Librarse de nuestras cadenas supone, sin embargo, permitirse continuar viviendo sin ninguna servidumbre. Es saber que todo lo que nos pertenece, todo lo que nos es más querido, puede transportarse de inmediato en varias bolsas o una maleta. Es concederse la más deliciosa de las independencias. Es ser el propio artesano de nuestra felicidad. Las «buenas» excusas «¿Y si un día me hace falta?» «¿Y si se me estropea el otro que tengo igual?» «¿Y si alguien de mi familia lo necesita algún día?» «¡Pero yo me siento bien en mi desorden!» «¡Pero es que a mí no me gusta tirar las cosas!» «Pero es que yo no tengo tiempo de poner orden…» Estas son seguramente las excusas más esgrimidas para instalarse en la falta de acción. Las excusas no sirven más que para decirnos que no a nosotros mismos. Con los «¿Y si…?» y los «Pero» jamás te desharás de nada. Las excusas nunca te conducirán a la vida que has soñado, esa en la que podrás moverte por un espacio diáfano y ordenado, vacío y cómodo. Los «¿Y si…?» y los «Pero» son los carteles de «Stop» de las mejores decisiones que deseamos tomar y que nos hacen perder las grandes oportunidades de nuestra vida. ¿Cuántas personas se sienten ya vencidas por la magnitud de la tarea? En efecto, deshacerse de cosas es, para muchos, una empresa gigantesca cuyo final no se sabe si se verá algún día. Una tarea que parece tan dolorosa y que exige tal entrega que incluso preferimos no dar ni el primer paso. Nunca te sientas vencido de antemano. Los mayores cambios se llevan a cabo paso a paso, incluso a veces tropezando. Debes fijarte un objetivo y atenerte a él; a tu ritmo, pero sin detenerte. ¡Vale la pena hacerlo, créeme! Cuidado 25 En los hogares modestos, que por su situación han alimentado un miedo a la pérdida especialmente intenso, costará trabajo deshacerse de cosas. Si es tu caso, esa emoción no debe convertirse en una excusa para no actuar. Debes demostrar el suficiente sentido común para no deshacerte de objetos que luego puedas necesitar, pero sin cerrar los ojos ante la acumulación de objetos superfluos. El desapego Tener un modo de vida que no se base en las cosas que poseemos supone estar abierto al desapego, al cambio. El desapego nos permite dejar de cargar la historia de las cosas que poseemos. Es elegir deshacernos de los fantasmas de nuestros objetos, que nos acompañan allí donde vayamos, incluso aunque estén guardados en el fondo de un cajón o en un sótano, porque todas esas posesiones ocupan tanto sitio en nosotros como en el espacio que nos rodea. ¿Y qué riesgo conlleva llegar a desembarazarnos de este o aquel objeto? Ninguno, o muy pequeño… Para librarnos de los restos del pasado, para seguir adelante, hay que abrirse al cambio, no aferrarse al miedo de la pérdida. Hay que abrir nuestra conciencia a un nuevo modo de consumir y de gestionar lo que compramos. Hay que pensar en opciones cuyo único objetivo sea proporcionarnos felicidad, más dinero y más tiempo que dedicar a nosotros mismos y a los demás. Distanciarse permite librarnos de nuestra resistencia. Esa resistencia que nos hace creer que, si tenemos menos cosas, no somos nada. Nuestra riqueza es real y existe desde el principio en nosotros. 26 «Acaba con la complejidad de tu vida librándote de lo inútil y las dificultades se acabarán por sí solas» EDWIN WAY TEALE Recuperar nuestro verdadero valor Durante mucho tiempo creí que cuantas más cosas tuviera mayor sería mi lugar en el mundo. Cuantas más cosas poseía, más rica me sentía. Me rodeaba de un montón de objetos que en realidad no necesitaba, pero cuya presencia me provocaba satisfacción. Consumía, luego existía. Nuestras propias posesiones nos poseen. Nuestra sociedad quiere que creamos que el valor que tenemos como seres humanos está en consonancia con el número de las cosas que poseemos. Vivir no acumulando más que lo que de verdad nos gusta y lo que usamos cotidianamente nos permite redefinir nuestro verdadero valor. El minimalismo no pasa en absoluto por alto el placer, la comodidad, la belleza y la salud. Cada uno de nosotros debemos conocer nuestras necesidades, para aprovecharnos de lo mejor que tenemos y extraer la quintaesencia a las cosas, sin caer en el exceso. El exceso es malo siempre, y esto también es válido respecto a las cosas que tenemos. Nos han hecho creer que nuestra felicidad 27 depende de nuestro poder adquisitivo, de nuestra capacidad de consumir en exceso más allá de nuestras necesidades reales. Pero ¿acaso no seríamos más ricos obteniendo bellas posesiones, en cantidades suficientes, provenientes de nuestras experiencias vitales y del amor que decidimos entregar a quienes nos rodean? Limpiar menos El instituto de estudios de mercado Ipsos y la empresa Mapa-Spontex han llevado a cabo un estudio sobre las tareas domésticas. Los resultados confirman que, de las personas entrevistadas, en el 47% de las parejas la única cuestión que provoca discusiones es esta. Se trata, pues, de un problema recurrente en nuestra sociedad, que causa muchas discusiones de pareja que, en algunos casos, pueden llevar incluso al divorcio. El minimalismo puede intervenir en favor de la paz de las parejas. Cuando decidimos liberar nuestro espacio vital de algunas cosas, las tareas del hogar se vuelven más llevaderas. Una encimera en la que no haya montones de objetos, pequeños electrodomésticos, etc., ¡se limpiará más fácilmente! Y lo mismo sucederá con las estanterías llenas de adornos: cuando estos desaparecen, ¡se acaban las largas horas quitando el polvo! Se acabaron los productos del baño que se acumulan alrededor del lavabo o la bañera. Hay que limpiarlos y hay que moverlos para pasar la bayeta, y luego hay que volver a ponerlos en su sitio. Cuando se poseen únicamente los productos necesarios, el tiempo de limpieza se reduce a más de la mitad. Y no quedan más que nuevos espacios diáfanos, limpios y armoniosos, que exigen el mínimo de mantenimiento. De este modo volvemos a descubrir que cuidar de nuestras cosas puede no robarnos más de la mitad de nuestro tiempo libre. Y por fin tenemos la posibilidad de ocuparnos más de nosotros mismos, sin dejar de apreciar las cosas que tenemos, que responden a necesidades reales: la comodidad, lo práctico, la belleza, la cualidad. Se sabe que vivir en un lugar ordenado y limpio influye en nuestra autoestima, en nuestro humor y en nuestra claridad mental. Y teniendo menos cosas, al fin accedemos a cierto estilo de vida simplificado y con clase. Cada cual deberá recordar que el más bello regalo que podemos hacernos a nosotros mismos es reducir todos los focos de tensión y estrés de nuestra vida. Por una vez podemos incluso reconciliarnos con la pereza, pues el minimalista también sabe apreciar el arte de no hacer demasiado de todo porque es una persona ordenada. Tener más tiempo para nosotros y para los demás 28 Todos corremos detrás del tiempo. El tiempo es una de las riquezas más complicadas de poseer. ¡Y podemos ganar mucho tiempo en nuestras vidas si decidimos deshacernos de cosas inútiles que ocupan espacio! Librarnos de un exceso de pertenencias da más espacio en la vida. Y quien dice más espacio, dice más tiempo. Cuando dependemos de nuestros objetos, de nuestra forma de consumir, olvidamos pronto que eso «se está comiendo» nuestras vidas. ¿Cuántas horas hemos perdido recorriendo tiendas de moda y comercios o mirando páginas web buscando qué comprar? Y, después, ¿cuánto tiempo hemos malgastado almacenando y cuidando nuestras nuevas pertenencias? ¿El deseo de querer comprar cada vez más cosas acaso no roza la neurosis? Ese tiempo tan limitado que tenemos y respecto al cual a menudo nos quejamos porque no nos basta de repente es mayor si salimos de la espiral del «vivo para comprar, compro para existir». En vez de comprar el enésimo par de zapatos o el enésimo adorno, ¿por qué no decidimos invertir ese tiempo en hacer otra cosa? Algo más estimulante. ¿Por qué, por ejemplo, no optamos por compartir un momento de nuestra vida con otro ser querido o simplemente nos permitimos un descanso, un momento de cocooning? Comprar cada vez más, para a continuación hacer limpieza y deshacernos de las pertenencias que no son indispensables para el día a día, es dilapidar nuestro tiempo, nuestro dinero y nuestra energía. 29 Enriquecernos en el plano personal Para algunas personas, vivir con menos, siguiendo la filosofía minimalista, equivale a escasez y pobreza. Es evidente que, en nuestra sociedad, cuanto menos poder adquisitivo se tiene, más bajo es el lugar que uno ocupa en la escala social. Pese a todo, hay que saber que ser minimalista no tiene nada que ver con ser pobre. Al contrario, la forma de consumir del minimalismo puede ser una tabla de salvación para todos, sea cual sea la clase social a la que se pertenezca. Consumir menos y mejor supone optar por aquello que es lo más bueno. Significa preferir la calidad a la cantidad, sin por ese motivo sentirse frustrado, pues nuestras necesidades vitales están cubiertas: comodidad, calor, alimentación, salud, placer, ocio y educación. Es, también, tomar conciencia de que es la sociedad la que hace que aumenten sin cesar nuestras necesidades. La publicidad, los medios de comunicación, a veces incluso nuestras relaciones son los que nos crean siempre mayores necesidades y el deseo de poseer objetos inútiles. Esta toma de conciencia nos lleva a volver a nuestras necesidades primarias. Se acabó preocuparse por el último bolso de moda o el último modelo de móvil con la manzana. Se trata de aprender a valorar de nuevo la vida en su más bella simplicidad. Se trata de enriquecerse de una manera distinta, que nada tiene que ver con la adquisición de bienes materiales. Se trata de aprender a hacer las cosas con conciencia, para tener menos y hacer más. Controlar nuestro consumo A menudo consumimos y compramos como consecuencia de una situación de estrés, de malestar emocional. ¿A cuántas mujeres, cuando tienen la moral por los suelos, les entran ganas de ir de tiendas para «darse un caprichito»? Ese capricho tendrá, es verdad, un efecto reconfortante y llenará un «vacío» emocional, pero esperar encontrar la felicidad mediante la adquisición de un bien material es una utopía. El consuelo buscado será muy breve y no traerá consigo el deseado bienestar duradero. En realidad, esa alegría será apenas pasajera y estará mezclada con el remordimiento por haber gastado demasiado dinero…, hasta la siguiente vez en que resurgirá la misma necesidad imperiosa de compensación. 30 Para cambiar este mecanismo de compensación o de recompensa a través del objeto, es necesario que nos detengamos un momento y nos planteemos las preguntas adecuadas, a fin de ver las cosas con perspectiva y comprender mejor el proceso emocional implicado en esa necesidad compulsiva de comprar más y más. Las siguientes tres frases pueden ayudar en ese tipo de situación: 1. «Las cosas van bien. ¡Todo pasará!»: frase consoladora que hay que repetirse como un mantra y que acabará por calmar el estrés emocional. 2. «¿De verdad necesito este nuevo objeto?»: esta pregunta, repetida varias veces, tendrá un gran efecto sobre la toma de conciencia y el impulso de compra. Tomarse el tiempo necesario para visualizar si el objeto en cuestión se usará será también una manera de comprobar su verdadera utilidad. 3. «¿No debería dar prioridad a una necesidad indispensable: pagar una factura, cambiar las sábanas, llevar mis zapatos al zapatero, regalarme una buena comida a base de productos de calidad, prever el gasto de un regalo de cumpleaños…?»: cuando somos presa de la necesidad compulsiva de compra, nos olvidamos de las prioridades. Tomarse un tiempo para pensar puede reconducir la situación. No dudes en mirar tu lista de las cosas que hay que cambiar, reparar, etc., de este modo, si el deseo de compra es demasiado fuerte, al menos estará justificado. Tener más dinero Consumir con plena conciencia de lo que se hace, siguiendo nuestras propias necesidades, y no las creadas por el entorno o la publicidad, es una vía hacia la riqueza. ¡Cuánto dinero duerme en los armarios, garajes y desvanes! ¡Cuántos gastos podrían haberse evitado y cuántas otras compras, más duraderas, de mayor cualidad, podrían haberse efectuado! Muchos pensamos que la acumulación de objetos nos convierte en personas más ricas. Por desgracia, eso supone olvidar el hecho de que, una vez cruzado el umbral de la tienda, un objeto pierde el 50% de su valor comercial. Son pocos los objetos excepcionales que conservan su valor financiero. Por no hablar de que, hoy día, gran cantidad de objetos han sido programados por la industria para que duren mucho menos de lo que duraban en la época de nuestros abuelos. 31 Cuánto dinero malgastado, ¿no? Cuando elegimos no comprar ningún «producto defectuoso», es cuando no nos falta de nada para ser ricos. Decidir tener lo más resistente, lo más útil y lo más armonioso es una fuente inconmensurable de serenidad y bienestar. Practicar un consumo más racionalizado significa también ahorrar más. Cuando lo que consumimos se limita a paliar las necesidades reales, y no aquellas dictadas por lo que nos llega de fuera, enseguida nos rendimos a la evidencia: nuestras necesidades se subsanan con gran facilidad. Como dice bellamente la canción de Walt Disney: «Hace falta poco para ser feliz». Mejorar nuestra calidad de vida Al querer consumir en exceso, optamos por la cantidad en lugar de por la calidad. Compramos un montón de baratijas, de objetos sin valor, de ropa de gama baja, convencidos de que no podemos permitirnos comprar calidad. ¡Qué lástima privarse de un objeto duradero, bonito y útil! Cuando nos acercamos al planteamiento minimalista, nos damos cuenta de que las necesidades reales son muy pocas, de que justo podemos gastar un poco más en los bienes materiales. Se trata de una nueva manera de consumir, de la que debemos apropiarnos. Hay que replantearse las cosas. Tenemos que ser más rigurosos a la hora de comprar y darnos cuenta de las consecuencias de la compra. Debemos dejar de conceder dinero y espacio a lo superfluo y superficial. Los objetos que duran son los únicos que nos hacen realmente felices. Nos procuran sentimientos de satisfacción y autoestima incomparables. Nos merecemos lo mejor, siempre y cuando eso provenga de la elección de paliar una necesidad y no satisfacer un deseo del ego. Los objetos armoniosos, resistentes y prácticos son los únicos capaces de dar una verdadera sensación de abundancia. ¿Debemos tener más que lo que necesitamos? No. Y precisamente porque no consumimos más de lo razonable podemos permitirnos aquellas cosas que refuerzan nuestro bienestar, nos ayudan a comprender el mundo y mejoran nuestra salud. Disfrutar de mejor salud Ser conscientes de nuestro modo de consumir y de nuestro deseo de adoptar un estilo de vida minimalista nos hará prestar más atención a lo que beneficiará a nuestra salud. La salud es nuestro bien más preciado, y va mucho más allá de 32 toda posesión material. Por eso es prioritario tener un estilo de vida sano, llevar una alimentación más natural y tomar decisiones de consumo más respetuosas con nuestro cuerpo y con el planeta. Cuando decidimos consumir menos pero mejor, estamos eligiendo exponernos menos a contaminaciones silenciosas y regresar a los valores sencillos: los únicos que, de forma natural, fortalecerán nuestro sistema inmunitario. Por otra parte, una vida sencilla traerá consigo una reducción significativa de estrés y miedos, permitiéndonos alcanzar un estado de equilibrio y vitalidad. Sentirnos libres Antes de pasarme a un estilo de vida minimalista, yo tenía tendencia a envidiar las cosas de los demás. «Ay, mira, ella tiene ese objeto que está tan de moda y que yo no tengo. Ay, y todos esos cuadros en las paredes, todos esos zapatos, esas joyas... ¡Qué suerte tiene! ¡Me encantaría tener las mismas cosas que ella o incluso otras mejores!» Yo lo sabía, sabía que era mi ego, que se sentía menospreciado y trataba por todos los medios de recobrarse. ¿Cuánto dinero me he gastado solo para ser una poseedora más de los objetos más modernos, objetos que no necesitaba en absoluto? El ego, la sociedad de consumo añadieron a mi vida el sentimiento de nuevas necesidades, y esperaba que, una vez cubiertas con los nuevos objetos, estos fueran la fuente de una nueva felicidad y la razón de que los demás me consideraran de forma diferente. ¿Acaso las nuevas adquisiciones materiales me hicieron una persona diferente y con mayores virtudes? No. Fui yo quien les otorgó esa importancia, esa legitimidad extraña. Hoy sé que entonces despilfarré mucho dinero y mucha energía en querer ser como los demás, en encajar socialmente. Entender y asimilar el consumo razonado me ha permitido no envidiar los interiores sobrecargados de las casas, los guardarropas rebosantes, los cajones repletos de un número extraordinario de productos de maquillaje y de tratamientos... Al contrario, conformarse con tener exclusivamente aquello que en realidad necesitamos hace que ya no envidiemos lo que tienen los demás, pero también, y sobre todo, nos permite volver a experimentar un sentimiento profundo de libertad. Acabamos incluso sintiendo cierta opresión frente a tantos objetos y cierto disgusto respecto a su propietario: «Mientras que ella acumula todo eso, yo soy muy feliz de volver a mi casa liberada de todas esas cosas, ¡lo que me da una enorme sensación de libertad!». Al dejar de percibir nuestros deseos como necesidades, podemos sentirnos más 33 ricos y más libres que todas esas personas que antes nos impresionaban con su exceso de bienes materiales. ¿No es fantástico imaginar que ya no envidiaremos a nadie nunca más porque estamos satisfechos con lo que tenemos? Aligerar la mente Por último, tener menos cosas significa aligerar nuestra mente y nuestra mirada que, hoy en día, se encuentran sobreestimuladas por los colores, los motivos decorativos y las formas que nos saturan, incluso desde los envases de los alimentos. Todo lo que nos rodea tiene un gancho visual. Pero la vista está sobrecargada y aturde aún más a una mente ya hiperestimulada y cansada. Esta sobreestimulación provoca un cansancio emocional pasivo, pero real. Esta es la razón por la que el minimalista prefiere a menudo lo uniforme, lo transparente, lo neutro, lo depurado... Librarse del exceso de estímulos visuales favorece lo zen y aporta un toque más elegante, tanto en lo que respecta a nuestra ropa como a nuestros muebles, ropa de cama, etc. La renuncia a ese «estrés visual» nos permite descubrir otro mundo. Elegir tonos de una misma gama de colores no tiene nada de austero; además, la superabundancia de formas, colores, textos, etc., tiene un efecto negativo en nuestro estado de ánimo. Sin buscar el dogmatismo, esta toma de conciencia es un paso más hacia una mayor serenidad. 34 «Hay que ser ligero como el pájaro y no como la pluma» PAUL VALÉRY Por algún sitio hay que empezar Después de la teoría, ¡ha llegado la hora de la práctica! Si queremos aligerar nuestras vidas, ¿por dónde empezamos? La tarea parece demasiado grande, demasiado pesada para nuestra frágil energía. Sin embargo, no lo dudes, lector, incluso los más perezosos o los que están «demasiado ocupados» son capaces de tal cambio. Imagina desde este momento cómo sería tu hogar ideal. Siente tu alegría, tu satisfacción. La sensación de renovación, de frescura que traerá a tu vida diaria. Gracias a esta fuerza de voluntad, todo tu entorno y tu estado de ánimo cambiarán. ¡Y esta metamorfosis se halla al alcance de todos! La voluntad puede mover montañas. Y como por algún sitio hay que empezar, decide comenzar tan pronto como te sea posible. Ponte en marcha hoy mismo. Buscar mil excusas para posponer el hecho de pasar a la acción es una falta de respeto hacia uno mismo. ¡Te mereces lo mejor! Y no mañana ni dentro de una semana... No hay que sentirse abrumado por la culpabilidad que generan ideas como «podría arreglar eso, esto debería regalarlo...». Decide empezar ahora. Todos los objetos que se acumulan en nuestras casas no nos permiten disfrutar de una vida serena. Para vivir mejor, hay que vivir tranquilo. Tener menos 35 objetos significa pasar menos tiempo ordenando. Esto no supone solo poseer menos cosas, sino sobre todo vivir plenamente. Optar por deshacerse de lo superfluo es reencontrarse con la esencia de la vida. Consejo Fotografiar nuestros objetos A fin de conocer y establecer la cantidad de cosas que poseemos, para contabilizar el número exacto de nuestros objetos, se puede hacer algo fácil y divertido: ¡fotografiarlos! Visualizar así todo lo que tenemos ayuda a deshacerse de lo superfluo. Poner orden no basta Es esencial no confundir la acción de poner orden con el hecho de deshacerse de las cosas. Para vivir mejor, más libres y sin sufrir el peso de nuestras pertenencias, hay que aligerar nuestra vida material. Incluso una persona ordenada, meticulosa, que vive en un lugar donde todo está perfectamente en su sitio, escogido y clasificado, no seguirá en absoluto un modo de vida minimalista mientras no convierta en una realidad el hábito de deshacerse de las cosas. 36 Incluso cuando están perfectamente ordenadas, nuestras cosas no se hallan menos presentes. Por esta razón este libro no pretende explicar cómo doblar la ropa o cómo conseguir «embutir» más cosas en un espacio reducido, eso sería ir contra la filosofía minimalista, cuyo objetivo es liberar el espacio para que el problema de poner orden no se plantee más. A partir de hoy, decide hacer espacio a tu alrededor para liberar tu vida. No olvides que lo importante no es saber cómo ordenar las cosas a fin de ganar espacio, sino más bien tener menos cosas para recuperar el espacio en tu hogar y en tu interior. ¡Cuanto antes, mejor! La decisión de ponernos manos a la obra de una vez por todas y tan pronto como sea posible transforma rápidamente nuestro entorno. Esta acción a corto plazo sirve para canalizar nuestra energía y nuestra voluntad. Si alargamos la tarea por un período dilatado, perdemos tanto el ímpetu como la motivación. Debemos sentir la fuerza del deseo de cambio, tener ganas de verdad de que las cosas se muevan en torno a nosotros para por fin verlo todo más claro y emprender un nuevo estilo de vida. Es importante acordarnos de por qué estamos haciéndolo. Es como una tirita, ¡hay que quitarla de un solo tirón! El dolor dura un instante, pero de inmediato te olvidas de él y es como si no hubiera existido. Cuanto más rápido despejes tu casa de cosas superfluas, más fácil te resultará ordenar y armonizar tu vida. Es eficaz y milagroso. Pasa a la acción… Fíjate un plazo de tiempo corto, a fin de llevar a cabo esta gran selección para desprenderte de lo superfluo. Así tu energía y tu entusiasmo vibrarán con la suficiente fuerza para resultar plenamente eficaces. Tirar, dar, vender... Ya lo sabes: poner orden es solo una solución parcial. Para aligerar tu vida liberándola del exceso de cosas que hay en ella, antes que nada es necesario deshacerse de todo lo superfluo. A menudo resulta difícil desprenderse de los objetos. Por costumbre, por miedo 37 a la pérdida, por miedo al vacío o también por sentimentalismo; tenemos docenas de excusas. Pero el gesto de tirar o de dar algo te pondrá en marcha y hará que experimentes tal sentimiento de renovación que no sucumbirás al desánimo. Hay que cambiar nuestra forma de pensar. No te atrincheres en el pretexto de que no quieres correr el riesgo de «desaprovechar» el objeto. Pasa a la acción… Lo importante es deshacerse de las cosas que no contribuyen a tu bienestar diariamente o determinadas veces al año. ¡No tienes que pasarte el resto de tu vida poniendo orden, quitando el polvo y almacenando! Un objeto que no se utiliza ya está «desaprovechado». Un objeto fabricado de manera industrial ya es un desecho. Convencerse de lo contrario es un disparate. Un día, no hay duda, terminará en un vertedero. Si no usas a menudo un objeto o no te hace feliz, es que está de más en tu vida. Vivir con desapego significa aceptar la fugacidad de la vida y afrontarla. Sin hacer de ello una regla de consumo, porque el objetivo del minimalismo es que cada uno encuentre la manera adecuada de consumir para no tener que desperdiciar, tirar, dar o vender nada. Por encima de todo, se trata de una «puesta al día», y esta puesta al día pasa inevitablemente por el gesto de desprenderse. Los objetos olvidados Cuando empezamos la gran selección, enseguida nos topamos con objetos olvidados. Todos guardamos en casa cosas inútiles, que están ahí desde hace meses o años: «¡Vaya, mira lo que tengo!», «Ay, no sabía que tenía uno ya. Si lo hubiera sabido, no habría comprado otro...», «¡Oh, cómo me alegro de haberlo encontrado!». Cuidado Un objeto olvidado rara vez es algo que te hace feliz. Si fuera el caso, lo habrías usado en cientos de ocasiones. Sin embargo, la realidad es que se te había olvidado... Como reza el refrán: «Ojos que no ven, corazón que no siente». No hay que confundir la nostalgia con el uso real del objeto. La nostalgia no puede sustituir al presente, que es el único momento de 38 nuestra vida que realmente importa. Pasa a la acción… Hay que cambiar nuestra visión de la vida para cambiar nuestro futuro, así que debemos mantenernos alerta respecto a nuestras emociones. Hay muchas razones para tirar o dar un objeto que no se ha utilizado durante todo un año. Abrir los ojos a esta realidad y hacer el gesto de desprenderse es también poner orden en nuestro pasado. Los objetos olvidados, las pertenencias del pasado son una energía inmóvil que bloquea la existencia presente. Vivir en los recuerdos supone un obstáculo para esa renovación que queremos en nuestro presente. Ir aprendiendo poco a poco a desprenderse de las cosas es aceptar que se marchen. Si nos duele, eso es una prueba de que nuestras pertenencias son un foco de sufrimiento. No te convenzas de que esos viejos objetos te hacen más feliz, porque si fuera realmente así, ¿crees que te habrías olvidado de ellos? Cuando una cosa nos gusta, usarla y verla nos hace sentirnos bien, y entonces forma parte de manera natural de nuestra cotidianidad. El síndrome de las cajas de almacenaje No cometas el mismo error que yo... Cuando me lancé a mi gran tarea de seleccionar para desechar, enseguida busqué todo tipo de sistemas de almacenaje, todo tipo de cajas especiales, que a algunos pueden parecerles muy ingeniosas, pero que no son más que otros objetos que ocupan sitio. Hoy me arrepiento de muchas de aquellas compras, porque cuanto más practicamos el estilo de vida minimalista, más llegamos a ser capaces de deshacernos de cosas que en el pasado se nos antojaban indispensables. Ese es el momento en que nos topamos con un montón de cajas de almacenaje de todos los tamaños... vacías. Por supuesto, las cosas muy ordenadas y organizadas dan gran satisfacción y crean un espacio más armonioso. Así que no estoy diciendo que no haya que aprovechar este tipo de solución, sino que debemos ser cautos y no gastarnos cientos de euros rápidamente en el plan de poner orden, pues corremos el riesgo de arrepentirnos enseguida de la inversión hecha. Pasa a la acción… 39 Recuerda que ordenar en exceso también es una manera de continuar otorgando demasiado espacio a las cosas de las que deberíamos desprendernos y que de nuevo seguirán sobrando en tu vida. Es una excusa que sirve para no asumir decisiones. No pasa nada por tener los estantes y los armarios vacíos. El problema es gastar dinero en sistemas de almacenaje innecesarios. Con el espacio donde almacenamos las cosas cada vez más organizado, todos acabamos por convencernos de que nuestras pertenencias están en el lugar que les corresponde. Para no cometer los mismos errores, tómate el tiempo necesario a fin de comprender que eso solo es la materialización de nuestros miedos y de nuestra incapacidad de decidir. ¿Dónde dar y vender? Cuando decidimos hacer una gran limpieza, a veces cuesta saber cómo deshacernos de todo lo que queremos tirar. Podemos sentirnos mal al constatar la cantidad de muebles, ropa, elementos de decoración, equipos de oficina o productos de consumo que tenemos y no necesitamos. Si no quieres tirar, hay muchas opciones para dar o vender las cosas de las cuales quieres librarte: Infórmate sobre los días de recogida de muebles y todo tipo de aparatos, e intenta hacer la gran limpieza de vaciado en esos días, a fin de no terminar rodeado de bolsas de basura y otras lindezas similares durante varias jornadas. Ponte en contacto con el ayuntamiento para conocer las asociaciones que pueden estar interesadas en tus donaciones y que harán el esfuerzo de desplazarse hasta tu casa para recoger lo que quieras darles. Te sorprenderás de cuántas hay. Ponte en contacto con tiendas de segunda mano que estén cerca de tu casa para vender la ropa o las pequeñas cosas de marca. También puedes vender algunos artículos en páginas web como Videdressing, eBay o Leboncoin. Aun así ten en cuenta que esta solución implica hacer fotos, poner un anuncio, etc.; deberás juzgar por ti mismo si la relación tiempo/ganancia vale la pena. Para optimizar tus ventas, fija un precio razonable o a la baja, saca fotos bonitas y asegúrate de que se te pueda localizar fácilmente (no te olvides de indicar tu número de teléfono). Trata de vender tus joyas de oro y plata en alguna joyería. 40 Ofrece los productos alimenticios que te sobren a asociaciones conocidas como Cáritas o la Cruz Roja. Piensa también en asociaciones que aceptan muebles, vajillas, objetos de decoración, etc. Suelen desplazarse algunos días para recoger las cosas que les dan. ¿Hay algún lugar de culto cerca de tu casa? Son también centros que a menudo están muy interesados en las donaciones de ropa, libros, juguetes, etc. Ofrece el material de oficina y escolar a colegios, centros vacacionales o guarderías. Empezar con orden Cuanto menos cosas tenemos, más fácil es mantener la casa ordenada. Aun así, los minimalistas tienen una regla básica: nunca dejes la vivienda desordenada o sucia. Si quieres salir de casa sintiéndote bien contigo mismo, es condición sine qua non dejar las cosas recogidas, los cojines colocados en su sitio, los baños limpios, la cama hecha, el aspirador pasado, etc. Sí, eso te robará algunos minutos, pero la satisfacción y la tranquilidad que ganarás a cambio será una excelente recompensa. Es un ritual que hay que adoptar: ya salgas de compras o de vacaciones, dejar tu espacio limpio y ordenado siempre marcará la diferencia en tu estado emocional. Consejo Para optimizar los usos y el espacio Al minimalista le encanta optimizar los usos de los objetos que posee. En efecto, cuanto más «multiusos» sea un objeto, más práctico resultará, y nos ahorraremos adquirir otros productos diferentes. Estas son algunas ideas para la multifuncionalidad: Usar la mesa de comedor como escritorio. Emplear un taburete de mesita de noche, pero también de taburete en 41 caso de tener visitas. Las sillas tipo balancín pueden servir como sillas de oficina, de comedor o de salón, para sentarse en ellas cómodamente. Un sofá cama sirve de cama y de sofá. Lo importante es optimizar el uso de los objetos, al igual que optimizamos el espacio. Para ello, el objeto debe estar en el lugar adecuado o en las condiciones necesarias para cumplir otra función. Por ejemplo, si tu mesa de comedor sirve de escritorio, no comas en una de sus esquinas sin haber retirado primero todo el material de trabajo. Antes de usarla como mesa de comedor, pon en su sitio los materiales de oficina. Lo mismo vale cuando utilices el sofá como cama: pasada la noche y tras haber aireado la estancia, ciérralo de nuevo para que cumpla su verdadera función de sofá. Cuanto más definidas estén la identidad y la función de un espacio, mejor comprenderás que ese espacio no debe verse invadido por objetos que no tienen que ver con su funcionalidad. ¡Entonces te costará más acabar desbordado! Amar tus cosas Tengo, por ejemplo, una amigo minimalista que dedica a cada uno de sus objetos amor y verdadero respeto. Me explicó cómo el hecho de amar sus cosas, de hablar con ellas, de manejarlas con cuidado le procura alegría y satisfacción permanentes. Mostrarse agradecido y contento con todo lo que uno tiene hace que nos sintamos plenos. Al minimalista le gusta «acoger» un mueble o una prenda de vestir tanto con los gestos como con las palabras. Del mismo modo, cuando se deshace de un objeto, le da las gracias por haber formado parte de su vida y por su utilidad. Reconocer que nuestras pertenencias no son solo materiales inertes no significa estar loco. Al contrario, darse cuenta de que portan consigo una energía y una historia supone otorgarles nuestra consideración y nuestro agradecimiento, y ello mejora nuestra vida cotidiana. 42 27 Razones para deshacerse de cosas 1. Almacenas menos y tienes que hacer menos mantenimiento. 2. Encuentras fácilmente cada cosa en su sitio. 3. Utilizas todo lo que tienes. 4. No posees más que lo que te hace feliz. 5. Tu día a día se simplifica. 6. Tienes la mente y las ideas más claras. 7. Gastas mejor tu dinero y eres más rico. 8. Empiezas una nueva vida. 9. Dispones de más tiempo. 10. No vives bajo influencias. 11. No envidias a nadie. 12. Estás más feliz. 13. Vives más zen. 14. Te sientes libre. 15. Eliges el agradecimiento. 16. Afirmas tu personalidad. 43 17. Aumenta tu orgullo personal. 18. Estás más a gusto con los demás. 19. Respetas más la naturaleza y el ecosistema. 20. Tienes mejor salud. 21. Eres más productivo. 22. Te vuelves más positivo. 23. Aprovechas el presente. 24. Tienes más energía. 25. Estás rodeado de cosas positivas. 26. Ya no temes el futuro. 27. Realizas tus sueños. 44 «Deshazte de los objetos inútiles. Casi sin que te des cuenta, a menudo saturan tanto tu espacio como tu cabeza» DOMINIQUE GLODEUX 1. El método Konmarie «Conserva solo aquello que te procura felicidad en el instante presente» MARIE KONDO Marie Kondo, la papisa del orden, nos explica en su superventas La magia del orden (Aguilar, 2011) su método para optimizar el proceso de deshacernos de cosas. Para ella es fundamental no ir pieza por pieza. A fin de asegurarnos que hacemos las cosas de manera radical y lógica, nos inicia en la estrategia de las familias de objetos. La clave es ordenar nuestra clasificación por tipos de objetos y reagruparlos todos en el centro de una habitación. A continuación, los seleccionamos en función de su efecto positivo en el plano emocional. Yo misma he comprobado lo efectivo que es este método. Cuando nos enfrentamos a ordenar una habitación, no nos damos cuenta de lo que ocupan nuestras pertenencias. Es bastante probable que, igual que yo, tengas ropa en diferentes sitios y también productos para el cuidado personal, adornos y libros 45 dispersos por toda la casa. La forma más eficaz para saber la cantidad de objetos que componen una categoría es agruparlos todos juntos en un solo lugar. Solo así lograremos identificar aquellos que son superfluos y visualizaremos el exceso que nos invaden. Pasa a la acción… Visualización Tómate el tiempo para visualizarte en el entorno que deseas crear. Imagina tu alegría y tu sensación de ligereza, de renovación, una vez que hayas elegido pasar a la acción. Mantente motivado, ten en mente la razón de esta decisión. Aborda los objetos por familias Para ayudarte, enumeramos las distintas familias de objetos en el orden que debes seguir para empezar con la gran limpieza: Ropa. Libros. Documentos administrativos. Productos de higiene. Utensilios de cocina. Objetos de decoración. Recuerdos. Fotos. Otros. Pregúntale a tu lado emocional Una vez entendido el orden de actuación, ve recogiendo por toda la casa los objetos y todas las pertenencias que formen parte de la categoría seleccionada. Ponlo todo en el mismo sitio, en el suelo de una habitación. Después sopesa cada objeto, sujetándolo entre las manos mientras te preguntas: «¿Me hace 46 verdaderamente feliz? ¿Aporta alegría a mi vida diaria?». Y si el objeto no hace que sientas esa alegría evidente, deshazte de él (tíralo, regálalo o véndelo). Busca un sitio para cada cosa Una vez que hayas acabado de desechar todo lo que no usas, hay que buscar un sitio para cada cosa. Elige un solo lugar donde guardar todo el material de oficina, otro para los productos del botiquín, otro para los de la manicura, otro para los documentos administrativos, etc. Así las cosas estarán siempre ordenadas y sobre todo serán accesibles. Ya no hará falta buscar las tijeras por toda la casa, porque les habrás dado un lugar lógico y permanente. Consejo Seleccionar las fotografías ¿Las fotos digitales se acumulan a una velocidad vertiginosa en tu disco duro? Elimina, poco a poco, todas las que no son interesantes, las feas, borrosas, triples, etc., y guarda solo las mejores. 2. El método de dividir en tres Este método para hacer limpieza consiste en dividir en tres todas tus pertenencias. Primero tienes que agrupar en un sitio toda una categoría de objetos (ropa, libros, vajilla, papeles, bibelots, productos para el cuidado personal, juguetes, etc.) y luego debes dividirlos en tres montones: uno para tirar, otro para dar o vender y otro para quedártelo. Pasa a la acción… Montón número 1: objetos rotos, usados, estropeados, pasados de moda, etc. Montón número 2: objetos duplicados; feos; en buenas condiciones, pero no utilizados nunca o muy poco utilizados; los errores de compra; los regalos que jamás te han servido; etc. Montón número 3: las cosas que preferimos, que son a menudo prácticas, usadas, estéticas y nos proporcionan un placer real. —Tira el montón número 1 sin miramientos. 47 —Tira, da o vende los objetos pertenecientes al montón número 2. —Guárdate los objetos del montón número 3. ¡Sí! ¡Estos tres montones son la piedra angular para hacer una buena selección de todo aquello de lo que quieres deshacerte! 3. El método habitación por habitación Cuando tenemos una casa grande, a menudo parece muy complicado, o completamente desalentador, embarcarse en la tarea de clasificar los objetos de toda la vivienda, así que se puede optar por hacerlo habitación por habitación. Aunque no sea el método más rápido y efectivo, sigue siendo una buena opción. Pasa a la acción… Fíjate el objetivo de despejar y ordenar una habitación detrás de otra. Tu meta es reducir las pertenencias de una habitación determinada, lo que incluye tanto los muebles como los objetos y las cosas que guardas en ellos. Para ello, hazte siempre las mismas preguntas: «¿Este objeto me es realmente útil?». «¿Podría vivir sin él?». «¿No tenerlo afectaría negativamente mi vida?». De este modo, enseguida conseguirás identificar las cosas útiles y esenciales de tu vida y aquellas que puedes tirar, dar o vender. Este método tiene la ventaja de ser motivador y permite establecer objetivos fácilmente alcanzables. 48 49 «Vivir con menos no resta valor a tu vida, la mejora» BEA JOHNSON Este método fue creado por Bea Johnson, una francesa que vive en Estados Unidos, conferenciante y autora del éxito Zéro déchet (J’ai lu, 2015). En su libro, promueve y comparte la experiencia de su familia y nos explica su método para empezar a consumir de un modo razonable, que aspira a «cero residuos». Nos incita a abrir los ojos respecto a nuestro estilo de vida y a las compras que hacemos, que tienen un impacto mucho mayor de lo que podamos suponer en nuestra salud y el medio ambiente. De esta voluntad de generar menos residuos, surge un nuevo estilo de vida, que 50 coincide en muchos puntos con la perspectiva minimalista. Este modo tiene como objetivo que nos centremos en nuestras necesidades reales y afrontemos las consecuencias de nuestras elecciones. Pasa a la acción… Bea Johnson ha establecido cinco etapas para transformar nuestra vida deshaciéndonos de todas las cosas que nos sobran: 1. Rechazar todo lo que no necesitamos: folletos de publicidad, bibelots, productos promocionales gratuitos, bolsas de plástico, regalos que no tienen ninguna utilidad, etc. 2. Reducir nuestras necesidades. Vivir una vida sencilla mediante la eliminación de cosas superfluas. Para ello, a la hora de decidir de qué cosas desprendernos, Bea Johnson nos invita a formularnos las preguntas adecuadas: ¿Todavía funciona? ¿Está obsoleto? ¿Lo usaré de forma regular? ¿Tengo más? ¿Hace que la salud de mi familia peligre? ¿Lo guardo porque me sentiré culpable si lo tiro? ¿Lo guardo porque todo el mundo tiene uno? ¿Merece que dedique tiempo limpiándolo? ¿Podría usar el espacio que ocupa para otra cosa? 3. Reutilizar. Cuando se nos da la opción, hay que preferir comprar cosas usadas, sustituye todos los objetos desechables por equivalentes reutilizables, no dudes en crearte un kit para hacer la compra a fin de evitar residuos (usa bolsas de tela, frascos, etc.) y opta por los alimentos vendidos a peso en lugar de por los envasados. 4. y 5. Reciclar y hacer compost. Clasificar los residuos es un gesto ecosostenible. Es esencial sentir que ello nos concierne, entender el valor de esta clasificación y llevarla a la práctica enseguida en nuestra cotidianidad (utiliza cubos de basura, cubos para el cartón, el vidrio, el compost...). 51 Lo que más me gusta del enfoque minimalista de Bea Johnson es que no es menos sensible a la comodidad y a la estética. Esto se advierte en las múltiples entrevistas televisivas que concede, donde descubrimos los depurados interiores de su casa. Sus cinco reglas son una buena manera de embarcarse en un proyecto minimalista, al mismo tiempo que constituyen un modo de vida más comprometido con el medio ambiente. 5. El método de las 5s Creado en Japón, el método de las 5S es una técnica de gestión empresarial que tiene por objeto la mejora continua en las tareas en las empresas. Este método se basa en cinco acciones: Seiri, Seiton, Seiso, Seiketsu, Shitsuke. ¡Te presento a las 5 S! Es interesante destacar que este enfoque, inicialmente previsto para el mundo empresarial, fue rápidamente adoptado por la filosofía minimalista. En efecto, la sucesión de estas cinco prácticas constituye una hoja de ruta perfecta para pasar a la acción y desencadenar una toma de conciencia y luego un cambio efectivo. En la práctica, se trata de seguir estos cinco principios: Seiri (almacenaje): eliminar lo superfluo. Seiton (orden): colocar las cosas. Seiso (limpieza): (hacer) relucir las cosas. Seiketsu (estandarización): estandarizar las reglas. Shitsuke (mantener la disciplina): seguir y progresar. Pasa a la acción… Es decir, las 5S representan las cinco acciones que llevamos a cabo al ordenar nuestras cosas: Clasificar (seleccionar y tirar). Ordenar (lo que conservas). Limpiar. Organizar. 52 Ser disciplinado (¡y mantener el nuevo orden!). La lógica de la 5S es bastante simple. Por tanto, en este mismo instante puedes intentarlo y ¡enseguida comprobarás su efecto positivo! 6. El método feng shui El feng shui es una «ciencia china milenaria cuyo principio es vivir en armonía con nuestra casa, nuestra familia y nuestro entorno». «Adaptando o modificando nuestro hábitat, fiel reflejo de lo que somos, nuestra vida puede transformarse positivamente» (Bruno Lecourt, Le grand livre du feng shui, Leduc, 2016). El propósito de esta filosofía china es mejorar nuestra vida favoreciendo la circulación de la energía en nuestro hábitat. La idea central del feng shui es que la libre circulación de la energía, no viéndose obstaculizada por el desorden, tiene efectos positivos en nuestras vidas, nuestras emociones y nuestra salud. Este arte aspira a la armonía global. Limpiar, ordenar, hacer espacio alrededor de uno mismo, deshacerse de las pertenencias estropeadas, rotas, polvorientas, etc., garantizará un interior en armonía. En este punto es donde el feng shui es una puerta de entrada a un estilo de vida minimalista. El método propone hacer una gran limpieza, para aligerar nuestras vidas de cosas superfluas, para renovar el campo de energía de nuestra vivienda, pero también para cambiar positivamente nuestro propio campo vibratorio. Pasa a la acción… ¡Estas son las cuatro etapas para iniciar ese cambio! 1. La clasificación Empieza seleccionando y descartando cosas. Deshazte de todos los objetos que puedan obstaculizar el fluir de la energía positiva. Esos objetos (incluidos las prendas de vestir, los muebles, los periódicos, la vajilla…) son los que evocan el pasado, y a menudo están polvorientos, rotos, desgastados o duplicados, son feos, etc. No dejes de deshacerte de todas las cosas superfluas que bloquean, sin que lo sepas, tu energía vital: tira, da, vende. Formúlate las preguntas adecuadas, no te atrincheres en el «¿Y si...?» ¡y haz sitio! 2. La limpieza 53 Una vez que las pertenencias que constituían un obstáculo para el buen fluir de la energía vital han abandonado tu casa, es el momento de abordar la limpieza de todos los bienes que te son útiles y agradables. Es importante mantenerlos en buen estado, eliminar el polvo, las manchas de grasa, las migas. Lavar, limpiar y hacer relucir todos los rincones de tu casa. Esta gran limpieza limpiará también tu vida, tus emociones, tu cansancio. 3. El almacenamiento Asigna un lugar a cada cosa. Disfruta reorganizando tus armarios y cajones. Vuelve a encontrar satisfacción en un espacio diáfano y perfectamente ordenado. 4. La disposición El feng shui aconseja una organización del espacio que favorezca la buena circulación de la energía. Por ejemplo: tener sobre todo muebles de ángulos redondeados, suavizar una esquina de una habitación con una planta, elegir colores claros para apaciguar la mente, no recargar una habitación con demasiados adornos, bibelots o muebles excesivamente grandes... Para conocer todas los detalles y si el tema te interesa, puedes preguntar a los profesionales o procurarte libros sobre el feng shui. El feng shui se centra bastante en la lógica de armonizar y si uno presta atención a la etapa de la disposición de los elementos puede parecer un método complejo. Sin embargo, sus beneficios han sido reconocidos, ya que provoca cambios reales en las vidas de quienes lo practican. Personalmente, me gusta entresacar alguna información relevante del feng shui, pero sin aplicar todas las reglas al pie de la letra. 54 Cuidado Siempre habrá un momento en que te arrepentirás de haberte desembarazado de algún objeto. Es una reacción humana que a menudo se produce al principio de adoptar un estilo de vida minimalista. Es como si todo se pusiera de acuerdo para que un objeto que no se había utilizado durante un año, o incluso más, de repente se nos vuelva indispensable... justo ahora que ya no lo tenemos. Es necesario superar esa frustración, que suele experimentar casi todo el mundo cuando empieza a aplicar el minimalismo, pues es perniciosa y nos ata a nuestros miedos. 55 «Todas las cosas que un hombre tiene le poseen a él más que él a ellas» SIGRID UNDSET Ahora ya conoces todos los sistemas para tirar cosas que constituyen el primer paso para adoptar un estilo de vida minimalista. Depende de ti determinar cuál seguirás, sabiendo que todos ellos pueden combinarse, intercambiarse y/o completarse. Cada persona deberá hacerlos suyos, adaptarlos y combinarlos. Lo más importante es mantener tu objetivo en mente y lograr tus propósitos. Recuerda: lo que importa no es el modo de llegar a la meta, sino que estés motivado. Para ello, ahora te propongo un pequeño recorrido por tu hogar y algunos consejos para acompañar este gran cambio. ¿Qué revela tu armario? Esa ropa que nunca usamos ¿Quién no conoce esa frustrante sensación de encontrarse frente al armario lleno de ropa y no saber qué ponerse? Por lo visto, somos muchos los que no usamos más que el 30% de nuestro vestuario. Qué despilfarro, ¿verdad? Mantener y acumular el 70% de la ropa supone, en primer lugar, admitir que el 56 70% de Las prendas que tenemos no nos hacen completamente felices y son un estorbo en nuestras vidas. ¿Por qué no decidir de una vez por todas tener el armario de nuestros sueños? Uno donde solo haya la ropa que nos gusta y con la que nos sentimos muy bien. Cuando la ropa que llevamos nos gusta, ni siquiera pensamos en ella. Está tan en sintonía con nuestra personalidad, nuestras necesidades y nuestro estilo que no constituye ninguna preocupación. Esas prendas son nosotros y nosotros somos esas prendas. El slow-relooking. ¡No sigas la moda! ¿Te apetece cambiar de imagen? Pero ¿por qué no tienes un poco más de confianza? El minimalismo posee la extraordinaria capacidad de permitirnos hacer frente a nuestro propio estilo y volver a conectar con nuestra verdadera personalidad. Querer parecerse a esta o aquella persona, a esta o aquella estrella..., querer adecuarse a las tendencias nos hace correr a buscar lo que realmente nos sienta bien. Seamos honestos: ya sabemos «un poco» qué tipo de ropa nos sienta mejor. A menudo son las prendas con las que nos encontramos cómodos, aquellas que van con nuestro temperamento y hacen simplemente que nos sintamos bien, como puede ocurrir, por ejemplo, poniéndonos unas zapatillas de deporte. ¿Que no son un par de zapatos Stiletto o los últimos tejanos pitillo de moda? ¿Y qué? ¡Afírmate en tu estilo! Sentirse bien consigo mismo, sentirse elegante, es sobre todo un estado de ánimo. Este ánimo no hará más que florecer si llevas la ropa con la que te sientes a gusto y gracias a la cual ya no tienes que preocuparte de tu aspecto. Vestir solo la ropa que nos gusta aumenta la autoestima. El armario de mis sueños Piensa en tu estilo. Anota en un folio los vestidos que te encanta ponerte. ¿Cuáles son los colores que te sientan bien? ¿Cuáles son las prendas por las que te han felicitado en repetidas ocasiones? Concéntrate en tus mejores bazas, así sabrás escoger mejor la ropa que realza tus virtudes. Con esta lista en la mano y una nueva visión de lo que te sienta bien y te gusta, sopesa de nuevo la ropa que te queda. Si todavía tienes algunas prendas de las que desprenderte, hazlo, no vaciles más. Tendrás todo el tiempo del mundo para, con precisión y economía, crear tu nuevo guardarropa. ¿Algunas ideas? Otoño-invierno un abrigo de entretiempo / un abrigo grueso / dos pantalones / un pantalón 57 para estar por casa / una falda / un vestido /tres jerséis / tres rebecas / siete partes de arriba / una bata / un suéter grande muy grueso / dos pijamas / un camisón /doce piezas de ropa interior / diez pares de calcetines / unas botas forradas / unos botines / unas zapatillas de deporte / unas zapatillas de estar por casa / un bolso / una bufanda / un fular /unos guantes / un cinturón grueso… Primavera-verano un abrigo de entretiempo / una chaqueta ligera / dos fulares / dos pantalones cortos o bermudas / dos vestidos / dos pantalones ligeros / siete partes de arriba / tres camisetas / tres rebecas / dos jerséis / unas bailarinas / unos zapatos de entretiempo / unas zapatillas deportivas de lona / unas sandalias / un traje de baño / unas gafas de sol / un bolso / un cinturón estrecho… Consejos No quites enseguida las etiquetas de las prendas que compres y así tendrás tiempo para reflexionar. Elige materiales que sean fáciles de planchar o que no necesiten ser planchados. Armoniza tus perchas. Simplificar los colores El minimalismo se propone crear mayor armonía alrededor y, por efecto dominó, en la propia persona. Tener prendas que nos encantan pero que son difíciles de combinar es una fuente de estrés inútil. El equilibrio y un planteamiento prudente a la hora de tomar decisiones nos darán seguridad. Tener clara la armonía visual que queremos para nuestro vestuario es una fuente de alegría increíble. Es crear nuestra identidad de color. Gracias a esta armonía visual, nuestra imagen será sólida, reconocible y tranquilizadora para nosotros mismos y para los demás. Para ello, decide los colores que prefieres y que sueles llevar a gusto. Elige cuatro (incluidos el blanco y el negro) que te permitirán combinar armónicamente toda tu ropa. A muchas personas minimalistas les gusta el negro, el blanco, el gris y el azul marino. Si estos no son en absoluto los tonos 58 que te serenan y que te dan una sensación de paz, elige otros que te gusten más. Solo ten en cuenta que esos cuatro colores base sean fáciles de armonizar entre sí. Lo importante es crear una identidad de color. ¡Eso por no hablar de lo práctico que resulta a la hora de poner la lavadora! Los colores y su significado Blanco: pureza y espiritualidad Rojo: pasión y dinamismo Naranja: alegría de vivir y energía Amarillo: convivencia y socialización Verde: equilibrio y renovación Azul: calma y reflexión Violeta: concentración y espiritualidad Rosa: sensualidad y sensibilidad Marrón: arraigo y fuerza serena Joyas, la regla de las tres Llevar joyas que nos gustan y a las que hemos tomado cariño nos da algún tipo de seguridad, nos hace felices. La sociedad nos induce a creer que un joyero rebosante es signo de riqueza. Sin embargo, poseer joyas valiosas es una fuente de estrés, ¿verdad? El miedo a que nos las roben o a perderlas siempre está presente. ¿Una joya solo se valora por su precio? ¡Cuánto dinero gastado en joyas caras, o incluso en bisutería, que podría invertirse en otra cosa! ¿Por qué conceder tanta importancia a las aleaciones, a las piedras...? Una vez más, ¿cuál es nuestra escala de valores? Es normal apreciar las joyas por lo que tienen de decorativo, de femenino y de elegante. ¡Ni hablar de privarse de una verdadera fuente de satisfacción! Pero ¿acaso lo más importante no es usarlas? Tener una infinidad de joyas durmiendo en una caja es una pérdida de espacio y de dinero, y no hace honor a nuestras pertenencias. Sería más sensato optar solo por las joyas que nos 59 acompañan día a día, que son parte de nuestra personalidad. Los elementos decorativos que nos caracterizan proyectan nuestra imagen en los demás. Si elegimos no tener más que las joyas que nos gustan, seguramente estemos optando por la mejor solución y la más reconfortante. Pero como para algunas personas este planteamiento de tener solo unas pocas joyas puede ser demasiado radical, propongo adoptar la regla de las tres. Tener tres pares de pendientes, de collares, de anillos... nos permite variar, pero sin caer en la servidumbre de las posesiones. Además, hay que considerar que la mayoría de las joyas pierden el 50% de su valor una vez cruzado el umbral de la tienda. Es frustrante, pero es una realidad. Por experiencia sé que es muy difícil revender las joyas que poseemos. De modo que sí a la reventa de una o más joyas certificadas..., pero saber deshacerse de nuestras posesiones es también aceptar que las cosas tienen el valor que se les da. Hay que ser generosos y generosas; no dudes en regalar las joyas que te sobran. La alegría que generará este regalo valdrá con mucho los euros que habrías recuperado al tratar de venderlas. Cuidado con lo que compras Cada vez nos topamos con más y más joyas de gama baja. De hecho, a menudo causan un efecto muy agradable y resultan asequibles, incluso para los presupuestos reducidos. Pero hay que estar atento porque las aleaciones utilizadas no son seguras para la salud. Elige siempre joyas de oro, plata o chapadas para tener la certeza de que no contaminas tu organismo con micro-partículas o provocas reacciones alérgicas. Descubre las piedras semipreciosas, con la litoterapia, por ejemplo, que también es una solución natural y saludable para sustituir las piedras falsas y los falsos diamantes, sin dejar de movernos en una franja de precios razonable. ¿Zapatos a docenas? Un atuendo acaba de completarse con la elección de los zapatos y de algunos accesorios (bufandas, fulares, guantes, bolsos...). Los zapatos bien conservados y limpios reflejan el cuidado que una persona pone en su atuendo. Este es un tipo de detalle sobre el que vale la pena no transigir. Hace unos pocos años, los zapatos se cuidaban con esmero. Los elegíamos cómodos, sobrios y sobre todo 60 con un tono y una forma fáciles de combinar con la mayor parte de la ropa. Hoy en día, la sociedad no nos enseña a respetar nuestras pertenencias ni a cuidarlas para que duren. ¿Por qué tanta gente prefiere comprarse zapatos nuevos antes que llevar los viejos a un zapatero? Los objetos-basura no deberían tener cabida en nuestras casas. Aprendamos una nueva forma de consumir. Optemos por una mayor calidad. Cuando a uno le gustan los zapatos, decide cuidarlos, y si necesitan una puesta a punto, pues enseguida se solventa la situación poniéndolos en manos de un profesional. Por el contrario, si los zapatos que tenemos ya no nos gustan, son de baja calidad o están totalmente pasados..., entonces habrá que cambiarlos por otros. ¿Acumulas decenas de zapatos? ¿De todos los colores y todas las formas? Es el momento de actuar. ¿Cuántos pares necesitamos de verdad? Haz un balance de tus necesidades reales, dependiendo de tu trabajo, de tu forma de moverte o incluso de si haces ejercicio. Piensa también en los cambios de estación. Normalmente, un par de cada tipo es más que suficiente. Quédate solo con los que prefieres. Deben ser cómodos, bonitos y sobre todo de uno o dos colores que combinen muy fácilmente con toda tu ropa. Lo más fácil siempre será optar por colores únicos y sobrios. Así, seguro que sorteas el mal gusto. ¿Eres totalmente adicto a los zapatos, pero de verdad deseas reducir drásticamente el número de pares que tienes? Darse cuenta de que docenas o incluso cientos de zapatos saturan tu espacio y tu vida es sano. Sin embargo, si quedarte con un par de cada tipo te parece demasiado drástico, puedes aplicar el método de dividir en tres montones tu colección. Con ello harás un gran esfuerzo minimalista y notarás la sensación de renovación y el espacio que este simple gesto te procurará. Para evitar volver a caer en la acumulación de cosas, compra siempre un nuevo par sabiendo cuáles son tus verdaderas necesidades y a fin de sustituir un par que ya no uses. Por el contrario, evita las compras que solo servirían para acumular y que anularían todos sus esfuerzos. Un bolso y los accesorios Bolsas, guantes, bufandas, fulares, cinturones..., ¡también hay que seleccionar los accesorios! Elige un buen par de guantes, un bolso práctico y de calidad, un fular bonito, una bufanda suave y que caliente y que combine fácilmente con tus trajes y tu abrigo. Ten presente siempre como línea directriz armonizar tu vestuario. Así evitarás el mal gusto y te asegurarás de combinar bien los colores entre sí. No tener que preocuparse de lo que combina o no es un verdadero ahorro de tiempo y proporciona paz al espíritu. El estilo está al alcance de cualquiera si entendemos que demasiada variedad creará una disonancia visual. 61 No trates de convencerte de que necesitas tres paraguas o de que te hacen falta ocho bufandas y dos pares de guantes. No te escondas detrás de la dificultad de tomar decisiones... Recuerda: quien vive ligero, vive sereno. Una cosa de cada categoría es más que suficiente para satisfacer tu comodidad y felicidad. La idea es que no te falte nada, pero que únicamente tengas lo que te resulta útil y necesario y elimines lo superfluo. El bolso es indiscutiblemente el accesorio principal en el cual se deben aunar lo estético y lo práctico. Para establecer bien su tamaño, forma y color, quizá se requiera un poco de tiempo y reflexión. Tenemos que valorar nuestras necesidades diarias y lo que necesitamos llevar, para no equivocarnos con el modelo. Aprovecha las rebajas para comprarte un bolso de calidad. ¡No te arrepentirás! Y respecto a los demás accesorios, elige siempre en función de la estética y de la funcionalidad, pero también de la discreción y la ergonomía, para ahorrar espacio. Por ejemplo, es mejor un paraguas plegable y un tarjetero muy fino en vez de un monedero grande... ¿El bolso perfecto? Esta es una lista no exhaustiva de lo que puede contener un bolso minimalista: una pluma / un tarjetero / un billetero / un talonario de cheques / el documento de identidad / el permiso de conducir / un aceite esencial / un kit de manicura pequeño / un pañuelo de tela / un teléfono móvil / un bálsamo labial / gafas de sol o graduadas. ¿Y debajo de la ropa? Se trate de lencería fina o de las bragas más cómodas, acuérdate de que la ropa interior también es mejor que esté en consonancia con el vestuario. ¿No es el colmo de la elegancia vivir con los colores a juego, incluso en tu intimidad? La mente y los ojos encuentran en ello un sorprendente reposo. No te permitas usar ropa interior incómoda, desgastada, agujerada, manchada... Solo utiliza aquella que hace que te sientas bien. Esto te procurará una verdadera satisfacción y un bienestar real. Cuidado con los materiales Los materiales sintéticos están muy presentes en la ropa interior y, como su nombre indica, no son tejidos naturales respetuosos con la flora vaginal; a veces favorecen las infecciones por hongos, cistitis y otras lindezas. Para respetar tu cuerpo, elige siempre ropa interior hecha con 62 fibras naturales, como el algodón o la seda. La lista Cuando se es adicto a las compras y a ir de tiendas, revisar tu modo de consumir supone un ahorro de tiempo y de dinero, y es una verdadera terapia para desintoxicarte de la necesidad frenética de comprar un trapito más. No, ir de compras no debe ser «un pasatiempo». El minimalismo es la solución para no pasar las horas recorriendo las tiendas de moda, no volver a entrar «solo para mirar» o intentar a cualquier precio comprar algo únicamente porque hay promociones. Es un error creer que podemos hallar la felicidad mediante la compra compulsiva, cuando esta no es más que una fuga de uno mismo, una necesidad de seguridad. Cada cual debe tomarse el tiempo necesario para descubrir dónde está el verdadero problema, a fin de analizar nuestras carencias. Hoy en día, se pueden hacer las cosas de manera diferente. Redactar una lista de nuestras necesidades es una salvaguarda para que no nos sobrepasen los deseos y poder asumir una nueva racionalidad. Para ello, redacta la lista de las prendas que desearías tener, a fin de crear el vestuario minimalista de tus sueños. Debe englobarlo todo, incluidos los accesorios, los zapatos y la ropa interior. Anota los colores, los materiales, las formas y los cortes que prefieres. Después tacha lo que ya tienes. Así podrás determinar exactamente lo que necesitas comprar. Si tienes un vestido pero deseas sustituirlo, escríbelo en la lista. Esta debe ser tu referencia para conocer tus necesidades concretas. De esta manera, te garantizas optimizar tus adquisiciones, tus búsquedas y sobre todo no ceder más a la compra compulsiva. Dar una vuelta por el cuarto de baño El cuarto de baño no es una tienda ¿Necesitamos muchos armarios y estantes en un cuarto de baño? En realidad, no. ¡Qué espacio desperdiciado cuando se acumulan todo tipo de productos para el cuidado personal! ¿De dónde nos viene ese consumo frenético, esa idea (¡falsa!) de que cuanto más equipado está un baño, al modo de los anaqueles de una tienda, mayor será nuestra higiene? Tener un montón de productos cosméticos, farmacéuticos y de maquillaje es tener miedo. Además de sobrecargar el cuerpo de toxinas y productos petroquímicos. Eso no es estar tranquilo. Descubrir la libertad de ser tú, gracias al minimalismo, es romper la 63 cadena de la dependencia del marketing publicitario, que nos hace creer que sin tal o cual gel, tratamiento, etc., estamos sucios y condenados a ser feos y a envejecer. Tener los estantes y armarios rebosantes de productos no nos hace ni más guapa ni más guapo. Es una fantasía imaginar que, sin nuestros cosméticos, no somos nada. Permitámonos la libertad de tener solo los productos de cuidado personal que sean respetuosos con nuestra salud y que se limiten a cubrir nuestras necesidades. ¿Que hay más agradable que los productos de calidad que hacen que nos sintamos bien? Se acabaron las cremas, los pintalabios, los champús que se acumulan al fondo de un armario, de un cajón o incluso como «decoración» alrededor de la bañera. ¿Cuántos tratamientos a medio usar o, peor, caducados se llenan de polvo en nuestras estanterías? Elegir «el» tratamiento, «el» jabón y «el» champú adecuados no requiere demasiado esfuerzo. Al contrario, afirmar nuestras decisiones es afirmar nuestra personalidad. Es recuperar nuestra libertad. ¡Menos cuidados, pero mejores! Igual que en el caso del armario, contemplar un estante en el que solo hay lo esencial es maravillosamente relajante. De esta manera nos demostramos que podemos ser quienes somos y, aún mejor, que podemos serlo dando muestras de nuestra sobriedad y simplicidad. ¡Que no nos aturdan más los medios de comunicación, que se aprovechan de los temores de nuestro ego y nos crean nuevas necesidades a diario! Como muy bien dice Bea Johnson, la promotora de «cero residuos», la belleza no puede comprarse: no podemos encontrar embotellado lo que forma parte de nosotros». Si los tratamientos milagrosos para la belleza eterna existieran, las estrellas del espectáculo, que pueden pagarse los cosméticos más caros, ¡no venderían más su alma a la cirugía estética! Frente a la cosmética industrial, repleta de componentes químicos nocivos, los cosméticos orgánicos y naturales son los únicos capaces de cuidar de nuestra salud con resultados óptimos. ¡Volvemos a la sencillez preconizada por el minimalismo! Los tratamientos naturales, de composición simple, no serán menos eficaces. Usar cosméticos que no nos perjudican nos garantizará calidad y eficacia duraderas. Para ello, establece tus necesidades diarias en términos de higiene. Determina lo que puedes retirar de tu rutina y todo lo que puedes sustituir por tratamientos más naturales, ¡y hazlo! No esperes a acabarte los productos que, lo sabes, afectan tu salud y ya no están en consonancia con tus nuevos valores. Eso no será tirar el dinero, por la sencilla razón de que el dinero ya está gastado, así que ya está perdido. Ten en cuenta que, a partir de ahora, empiezas un nuevo 64 ciclo gracias a los nuevos conocimientos adquiridos. No podemos elegir seguir envenenándonos voluntariamente por unos pocos euros. El pequeño armario minimalista Descubramos juntos los tratamientos minimalistas y sustituye algunos de los productos que usas de forma habitual: Gel de ducha: jabón El gel de ducha es un despropósito del marketing. El jabón bueno ha sido sustituido por un producto muy contaminante para la tierra y las capas freáticas. Sobre todo cuando se sabe que el jabón se utiliza con la misma facilidad, hace espuma y limpia exactamente igual. Sustituir el gel de ducha por un jabón orgánico de calidad y/o de primera saponificación en frío será la decisión más sabia. Para que el jabón dure más tiempo, se puede comprar una jabonera con listones, así se secará entre un uso y otro. Sérum: gel de áloe vera El gel de áloe vera es una panacea como hidratante, calmante y regenerador de la piel. Es totalmente natural (proviene de una planta que se parece a un cactus) y tiene un pequeño efecto tensor, perfecto para sustituir el contorno de ojos. Crema: crema orgánica o aceite vegetal de primer prensado en frío Una crema orgánica que se adapte a tu tipo de piel es una alternativa perfecta a tu crema convencional. Hay que tener en cuenta que existen también aceites vegetales orgánicos, obtenidos del primer prensado en frío, que obran maravillas en todo tipo de piel. Sí, bien elegido, el aceite no es comedogénico, es decir, que no obstruye los poros de la piel y, por tanto, no crea espinillas o puntos negros. Al contrario, la nutre en profundidad, aportando sus virtudes, porque no ha sufrido ningún proceso industrial ni se le ha añadido petroquímica. Consejo El aceite vegetal debe aplicarse diariamente en la cara sobre la piel un poco humedecida. Así, el aceite permitirá que las partículas de agua penetren en tu piel y te hidraten bien. Para humedecer la cara, se puede usar agua del grifo o, mejor aún, un agua de flores. Y para un cuidado todavía más específico y cómodo, ponte en la palma de la mano dos 65 nueces de gel de áloe vera y dos o tres gotas del aceite vegetal de tu elección, mezcla los dos ingredientes con el dedo, aplícate la mezcla en el rostro y masajea hasta su completa absorción. Limpieza: aceite vegetal de primer prensado en frío El mejor desmaquillador del mundo es el aceite vegetal. ¿Sabías que en cualquier buen desmaquillador la parte grasa es lo que limpia? Así pues, ¡para la limpieza de cutis no hay nada más efectivo que el aceite! Escoge siempre un aceite vegetal orgánico y de primer prensado en frío. Se puede optar por el aceite de coco, el de oliva, el de semillas de uva, el de sésamo, el de aguacate (que encontrarás en los estantes de aceites alimenticios orgánicos)... ¡Incluso acaba con el maquillaje resistente al agua! Después lávate la cara con agua y un jabón suave para eliminarlo todo y purificar la piel en profundidad. Tónico: agua de flores El agua de flores es completamente natural y un tónico perfecto. Las hay para todo tipo de pieles. Elige una orgánica para obtener mayor eficacia. Crema corporal: crema orgánica o aceite vegetal de primer prensado en frío Sustituye tu crema por otra orgánica o, mejor aún, por un aceite vegetal que nutrirá tu piel en profundidad. Recomiendo el aceite de coco, por ejemplo, que tiene una textura de «mantequilla» y que, si te gusta, aporta una aroma natural muy agradable. Tratamiento de granos: loción con vinagre orgánico Mezclar en una botella de espray limpia y desinfectada, 1/3 de vinagre de sidra orgánico con 2/3 de agua de manantial o mineral (¡no uses agua del grifo!). Esta loción puede aplicarse localmente sobre los granos o como loción tonificante antimperfecciones. Hay que mantener la mezcla en un lugar fresco. Desodorante: bicarbonato de sodio ¡Esta es una solución eficaz, natural y económica para poner fin al mal olor de la transpiración! El bicarbonato es tan eficaz como un desodorante. Basta con guardarlo en un bonito frasco de vidrio y aplicarlo con la mano debajo de la axila, masajeando. Champú: champú orgánico sin silicona ni sulfatos 66 Los champús convencionales son perjudiciales para la fibra capilar y para la salud y, por añadidura, contaminan. Es importante elegir champús orgánicos sin sulfatos (el lauril sulfoacetato de sodio [SLSA], que es totalmente biodegradable, no debe confundirse con el SLES, que puede ser muy irritante) y sin silicona. Mascarilla capilar: baño de aceite No es necesario gastarse dinero en mascarillas para el cuidado del cabello. Los baños de aceite bastan para cuidar y fortalecer el pelo. Aplícate un aceite vegetal de primer prensado en frío treinta minutos antes de lavarte el pelo con champú. Se aconsejan los de coco, de sésamo, de oliva... Cuidado con las cantidades: úsalo con moderación, el pelo no debe chorrear aceite. Para retirar por completo el aceite, puedes lavarte dos veces el pelo. El cabello enseguida está más fuerte, brillante y nutrido. En el caso del cabello fino o muy fino, es preferible la aplicación de una crema/leche de coco o de yogur natural, que lo apelmaza menos. Por supuesto, ninguna de estas propuestas es obligatoria. Si los cuidados personales que te aplicas te hacen feliz, sigue usándolos. O acaba con los productos que te queden y decide luego si optas por cambiar a tratamientos más naturales. Como siempre, se trata de vivir de acuerdo con nuestras convicciones, en paz con nosotros mismos. Un cajón mágico Cortaúñas, lima, tijeras, caja de tiritas, secador de pelo..., son pequeños objetos que necesitamos para nuestro cuidado personal. Sin embargo, todos tendemos a acumularlos en demasía. ¿De nuevo esa mala costumbre de tener varias unidades de todo? Bueno, eso también puede cambiar. Usa un cajón o un neceser específico para este pequeño equipo, y así encontrarás lo que buscas rápidamente cuando te haga falta, ¡y no caerás en la tentación de añadir nada innecesario! ¿Y el dormitorio? Si hay un lugar de la casa que evoca el bienestar y el descanso, ¡sin duda es nuestro dormitorio! Y la cama debe ser la pieza central. El desorden, demasiados objetos y la acumulación de muebles son obstáculos que impiden la relajación. Por eso no hay que transigir en cuanto a vaciar esta pieza. La elección de los colores e incluso de la ropa de cama es importante. Nuestra habitación es un remanso de paz. Un lugar donde es agradable retirarse para aislarse del alboroto exterior. Debe desprender buenas vibraciones para 67 perpetuar el amor y la paz de espíritu. No en vano los entrenadores personales y terapeutas conyugales afirman que una pareja nunca debe discutir en el dormitorio. Al contrario: hay que preservarlo para que puedan revitalizar adecuadamente en él el sueño y el amor. El dormitorio ideal ¿Cómo es el dormitorio ideal? Una cama, mesitas de noche con cajones, una iluminación suave, una pequeña alfombra mullida, una silla, un armario completamente cerrado…, y no hace falta nada más. Para que sea confortable, elige materiales naturales como la madera. Opta por colores pastel, que traslucen calma y serenidad (blanco, gris, azul, malva...) y evita los tonos fuertes como el amarillo, el rojo o el naranja, que son demasiado vivos y perturban el sueño. Escoge una iluminación tenue e indirecta. En el feng shui se aconseja reducir el mobiliario del dormitorio al mínimo posible. La cama debe hallarse en un lugar armónico, con la cabecera contra una pared, evitando colocarla bajo una ventana. Si es posible, es mejor optar por muebles de ángulos redondeados, menos agresivos que los rectos, y se desaconseja colocar cuadros pesados y estantes por encima de la cama. Del mismo modo, si necesitas almacenar cosas, asegúrate de que sean las mínimas posibles, y sobre todo de que están guardadas en los cajones y los armarios cerrados. La idea es favorecer el reposo de la vista y de la mente. ¡La mesita de noche no debe estar saturada! Bastará con una pequeña lámpara. Los libros que se acumulan pueden guardarse en la librería, la crema de manos puede quedarse en el baño y los demás pequeños objetos personales hallarán su lugar en el cajón de la mesita o en una caja reservada a tal efecto que se habrá colocado cerca. Ya lo sabes: el dormitorio debe diferenciarse realmente de las demás estancias. Todo en él debe emanar suavidad y paz. Por eso hay que evitar llevarse al dormitorio trabajo, un ordenador... o una televisión. Consejo ¿Vives en un espacio reducido? ¿Solo puedes tener el escritorio en el dormitorio o la cocina está cerca de tu cama? Un espacio pequeño puede mejorar visualmente si usamos un modo de almacenamiento cerrado. En lugar de estantes, es mejor optar por 68 armarios o una cómoda, muebles con cajones...; en fin, cualquier cosa que ayude a evitar los estímulos visuales. Así tu espacio será más diáfano, ordenado y parecerá más grande. Si no consigues guardar todas tus cosas de este modo, es que todavía tienes demasiadas. ¡Una razón más para deshacerte de lo superfluo! Consejos para tener un dormitorio zen La elección de la ropa de cama: decídete por los colores suaves y los tejidos naturales que no sean agresivos con tu piel, que durante la noche está en pleno proceso de eliminación de toxinas: el algodón y la seda son los más recomendables. Ventilar: hay que ventilar regularmente la habitación y, por tanto, la ropa de cama, en pos de una mejor higiene y un sueño de buena calidad. Limpieza: no permitas que el polvo se acumule en la lámpara de tu mesita de noche o en el borde de la cabecera de tu cama. Piensa bien la iluminación: en un dormitorio, la iluminación debe ser tenue. Destierra las bombillas «luz de día» y las luces demasiado potentes. Consejo Hay lámparas de sal, que emiten una luz anaranjada muy suave que evoca el ambiente dentro del vientre materno; es una pequeña inversión que encontrará todo su sentido en tu dormitorio. Estos son detalles, pero gracias a estas simples acciones disfrutarás de noches más tranquilas. Limitar los cuadros y las imágenes en las paredes: son también reclamos visuales de los que no debe abusarse. Cada persona debe buscar la justa medida en términos de decoración para no acabar con las paredes sobrecargadas. No te olvides de que los colores influyen en nuestro estado de ánimo. En el dormitorio, las imágenes con tonos demasiado vivos no son adecuadas. Si no logras desprenderte de ellas, repártelas por el salón o la cocina, pero siempre con «moderación». Las paredes poco decoradas siempre proporcionan más serenidad. Además, una sola imagen grande y bonita puede bastar para sustituir una docena de pinturas de todos los colores y tamaños. 69 Algunos incluso prefieren tener las paredes desnudas. Por supuesto, depende del gusto de cada uno, lo importante es que siempre se hagan las cosas de acuerdo con nuestra personalidad. Cita en la cocina Este es un lugar de la vivienda que a menudo acaba llenándose de cosas y ¡puede muy fácilmente terminar siendo caótico! Es frecuente que se acumulen multitud de objetos heterogéneos: todo tipo de utensilios, papeles, medicamentos, bolígrafos, libros..., por no hablar de un exceso de alimentos a veces caducados. La cocina minimalista pretende ser un sitio donde reine lo práctico, lo estético, el espacio y la higiene. Un todo armonizado: un lugar donde nos apetezca pasar el tiempo cocinando. Los utensilios, la vajilla e incluso los cubiertos no quedan excluidos de lo práctico y del placer visual. Estantes llenos de migas, sobrecargados, donde se apilan los alimentos caducados; una nevera que no está limpia y donde se mezclan numerosos restos, tarros abiertos y olvidados con huellas de grasa... ¡Todo esto es una fuente de confusión mental y de estrés! Incluso en la cocina, la mente puede cansarse innecesariamente debido al revoltijo de objetos antiestéticos, aparatosos y de colores discordantes. ¡Qué agradable es disfrutar de una superficie de trabajo (aunque sea pequeña) limpia y despejada! ¡Qué alegría da abrir los armarios ventilados y ordenados! Poseer solo lo necesario para alimentarse saludablemente es en verdad muy satisfactorio. Al alejarnos de lo superfluo, por fin disponemos de un área de almacenamiento para cuanto debe estar en una cocina. Vuelve a colocar las cosas en el lugar que les corresponde. No hay que mezclar libros, bolígrafos, llaves y otros trastos con la comida. En la filosofía del feng shui, la cocina se asocia a la salud, los alimentos, la riqueza y la convivencia. Trata de crear una zona donde resulte fácil moverse porque cada cosa está en su sitio, ya que los aparatos y utensilios inútiles obstaculizan el buen fluir de la energía. La vajilla Elegir bien una vajilla es importante. Una de calidad y sobria realza el valor de cualquier plato. Una vajilla de un solo tono dará aún más relevancia a tus comidas. Dominique Loreau, autora de L’art de la frugalité et de la volupté (Marabout, 70 2013), nos explica el placer de tener una vajilla de piezas pequeñas. Hoy día nuestros platos enormes ocupan mucho espacio en nuestros armarios y nos incitan a comer más de lo que realmente necesitamos. Comer en recipientes más pequeños aumenta el disfrute visual y sensorial y hace que nos saciemos más rápido. ¿Qué necesidad tenemos de disponer de platos de todos los tamaños, cuando un plato ligeramente hondo, como puede ser el de la sopa, puede usarse para todo tipo de comida? ¿Has disfrutado ya del placer de comer en un bol? Tiene algo simbólico. El hecho de poder tomar con ambas manos un bol mediano que contiene nuestra comida resulta satisfactorio. La forma redonda añade suavidad a la comida que ofrecemos a nuestro cuerpo. Puedo asegurarte por experiencia que a menudo acumulamos demasiada vajilla. Cuando me deshice de las tazas, los platos, los cubiertos o los cuencos que me sobraban tuve una auténtica revelación. ¡Cuánto espacio recuperado! Del mismo modo, es esencial deshacerse de toda la vajilla y de los recipientes de plástico. El plástico es un material contaminante que jamás procurará el mismo placer sensorial y visual que el cristal, la cerámica, la porcelana o la madera. Es muy importante tenerlo en cuenta, sobre todo cuando sabemos que en contacto con el calor el plástico desprende unas micropartículas cancerígenas que contaminan los alimentos. En el feng shui se recomienda guardar todos los objetos afilados en los cajones, a fin de evitar «cortar» la energía. Y si queremos propiciar la prosperidad, hay que resolver enseguida las fugas de agua de los grifos. ¡El plástico no es maravilloso! Sustituye los boles de plástico por otros de cristal o porcelana. Sustituye tu cepillo para el pelo de plástico por otro hecho de materiales naturales: madera y cerdas vegetales. Sustituye tu cesto de la ropa de plástico por una cesta de mimbre. Sustituye el soporte de plástico de tu cepillo de dientes por uno de vidrio o incluso de cerámica o madera. A partir de ahora, cuando tengas que remplazar algún objeto, dedica un poco de tiempo a encontrar un sustituto que no sea de plástico, a fin de 71 erradicar este material de tu vida. De acuerdo, el plástico es mucho más barato que los demás materiales, pero es sumamente contaminante. Cuando decidimos librarnos del plástico, descubrimos otro motivo de alegría: los materiales genuinos y naturales son más agradables al tacto y la vista, y nos conectan con la vida, con el ser humano y la tierra. Y ya que son más caros, sin duda te lo pensarás dos veces antes de comprar algo. ¡Es una buena manera de rodearse de cosas bonitas y de ahorrar! Los aparatos domésticos Licuadora, exprimidor, prensa, máquina para las crepes, colador, utensilios para la raclette y la fondue, la máquina de los gofres...; la lista puede ser larga. En la cocina, ¡los aparatos eléctricos enseguida se vuelven muy invasivos! Al tratar de facilitarnos las tareas, no tenemos en cuenta el espacio de almacenamiento ni el tiempo dedicado a la limpieza de estos utensilios. Es bien sabido que, la mayoría de veces, nos rendimos ante estos aparatos, que al principio nos parecen indispensables, pero que acabamos relegando en el fondo del armario. No hay que bajar la guardia. Una vez más, la sociedad de consumo nos crea todo tipo de nuevas necesidades. Sin embargo, una sartén de buena calidad también puede servir para preparar las crepes. ¿Realmente necesitamos todo el servicio de una fondue de chocolate para fundir chocolate? Ese voluminoso exprimidor eléctrico, ¿no podría sustituirse por uno manual que apenas ocupa sitio? ¿Nos hacen falta varias tijeras de cocina, varias cucharas de madera, varios cucharones y todos esos cuchillos que ya no cortan? Claro que no. Tómate el tiempo para hacer un balance de lo que realmente te resulta útil a diario. Determina exactamente qué debes guardar y de qué puedes desprenderte. Despejar la cocina no solo da satisfacción, sino también ganas de cocinar mejor, de disfrutar más de nuestras comidas. Un nuevo comienzo es posible. Pasemos al salón Lugar de convivencia por excelencia, es conveniente que desprenda un 72 ambiente cálido y confortable. Sin embargo, este espacio a menudo se encuentra sobrecargado. Al tratar de crear cierta «atmósfera», enseguida acabamos exagerando demasiado la decoración. Bastará con dar prioridad a los asientos cómodos, una iluminación bien pensada, las texturas genuinas y los colores suaves. Como el dormitorio, el salón es una habitación que debe tener un aspecto relajante. El desorden, una decoración sobrecargada, los cuadros y bibelots no aportarán esa serenidad buscada. En el feng shui, se nos aconseja preferir los muebles y los colores claros, que agrandarán del espacio. Algunas plantas de interior, bien elegidas, pueden realzar la estancia y suavizar los rincones. No dudes en optar por materiales de calidad agradables al tacto, porque el aspecto sensorial también influye mucho en nuestra comodidad. Disfruta combinando cortinas, cojines, mantas, alfombras... A tu personalidad le vendrá bien reflejarse en el salón, mientras este se mantenga en la línea depurada del minimalismo. Consejo de decoración Pocos elementos pero elegidos cuidadosamente resultarán siempre más agradables a la vista que una caterva de bibelots de todo tipo. Lo poco ayuda a valorar y dar realce a cualquier objeto. ¡Evita estar sujeto al dictado de la moda, también en la decoración y acumular todo tipo de trastos que se llenan de polvo y al final no sirven de nada! La televisión y otros aparatos eléctricos Una pantalla, cables que cuelgan, una videoconsola, un lector de DVD, altavoces, un ordenador, etc., son fuentes de fuerzas magnéticas a las que estamos acostumbrados. Pero todo minimalista que se precie se mantiene alejado de la televisión. ¿Por qué? Pues porque es un objeto visual muy engorroso (las pantallas son cada vez más grandes), una fuente de consumo excesivo, dada la matraca continua de anuncios, y, además, nos hace perder mucho tiempo. Sin embargo, ¿hay una regla absoluta? No. Cada uno es libre de hallar o no diversión delante de la pantalla del televisor, igual que ante una videoconsola o un ordenador. Se trata más bien de darnos cuenta de lo que cada uno queremos 73 de cara a enriquecer nuestra vida. Seleccionar los programas y ponernos algunas reglas, si sabemos que tenemos tendencia a quedarnos atrapados fácilmente un buen rato delante de una pantalla, bastará para obtener más beneficios que desventajas. Cuidado Estos objetos eléctricos emiten ondas electromagnéticas que interfieren en nuestra energía vital. Por eso es importante mantenerse lejos de ellos por la noche y durante las comidas, para preservar el sueño y la digestión. En mi despacho Lugar de creación, de concentración y, por tanto, de tranquilidad, el despacho debe pensarse de modo que la mente no se vea atraída por demasiados elementos de distracción. Se desaconseja un exceso de gadgets, artículos de decoración, cuadros en la pared… No siempre nos damos cuenta, pero estos focos de entretenimiento visual producen falta de atención y torpezas, pues la mente no se centra totalmente en su tarea principal. En esta habitación también debe ser fácil almacenar y archivar. Opta por las carpetas, los clasificadores colgantes o incluso los archivadores. Hay que tener cuidado de no tener más que bolígrafos que funcionan, en una cantidad razonable, y lápices afilados. Parece un detalle sin importancia, pero es algo que también contribuirá a una mayor calidad de tu trabajo. Documentos administrativos Si existe una tarea engorrosa que debemos gestionar con astucia, ¡es sin duda la de ordenar los documentos administrativos! Estamos inundados de papeleo administrativo, que siempre debe guardarse para no arriesgarnos a tener algún contratiempo. Por mi parte, cuando me embarqué en hacer la gran selección, estaba preocupada sobre todo por cómo iba a deshacerme de todos los papeles que contenían información muy personal: cuentas de bancos, seguros, etc. Debo admitir que, incluso desde un enfoque minimalista, dadas las circunstancias la mejor inversión que pude hacer fue comprar... una trituradora. Por unas pocas decenas de euros, ¡me beneficié de la magia destructiva de una 74 magnífica trituradora! De este modo, no hay riesgo de robo de identidad o de cualquier otro tipo. Es un método eficaz y al mismo tiempo muy tranquilizador. Hoy, en retrospectiva, creo que es una inversión juiciosa, especialmente si también pueden usarla nuestra familia, nuestros amigos o nuestros vecinos. Un gasto que podrás ahorrarte si por suerte tienes una chimenea. En tal caso, será fácil quemar los papeles que vayas a tirar. Y para aquellos que no tienen chimenea, es muy recomendable la opción de «sesión de corte» con tijeras, involucrando a los niños en ello. Una experiencia lúdica..., pero ¡que dependerá de la cantidad de papel que haya que destruir! ¿Qué documentos debemos guardar? Afortunadamente, para salir del marasmo que supone seleccionar los documentos administrativos, en internet podemos encontrar información que nos recuerda cuánto tiempo es obligatorio conservar determinados papeles. Aquí enumeramos lo relativo a los principales documentos. El plazo de conservación de un documento dependerá del periodo durante el cual puedes reclamar una obligación contractual, por ejemplo una deuda; o lo contrario, que te la puedan reclamar a ti. Es decir, que dependerá de si el documento sirve aún para hacer valer un derecho por no haber prescrito el plazo legal para reclamarlo o, simplemente, para probar un hecho. Es recomendable conservar la documentación ordenada y clasificada por temas. A la hora de tirar, si tienes razones de peso para guardar algún documento en particular, sigue tu instinto y hazlo. Por supuesto, si el documento es una prueba de reclamación pendiente, consérvalo hasta que finalice. A continuación te ofrezco unos consejos útiles para administrar mejor los documentos. Familia Los documentos de identificación de la familia hay que conservarlos toda la vida. En estos papeles se incluyen el Documento Nacional de Identidad, el pasaporte, el libro de familia, escrituras de donación y capitulaciones matrimoniales, declaración de herederos y último 75 testamento. Vivienda – Los documentos relativos a la construcción de la vivienda es conveniente mantenerlos mientras se mantenga la titularidad. – El contrato de alquiler, inventario, estado de la vivienda en el momento de la entrada y la prueba de pago de la fianza conviene guardarlos durante 15 años. – Las facturas y pruebas de pago de gas, electricidad, agua, teléfono móvil o fijo y televisión de pago consérvalas durante 5 años. – Los justificantes del pago de la renta: 15 años – La escritura de compra de un inmueble o de un terreno: toda la vida – Los documentos de gestión de la comunidad: 3 meses o bien 1 año – El contrato de préstamo hipotecario y prueba de pago: 21 años Seguros – Contratos de seguros no de vida (multirriesgo de hogar, responsabilidad civil familiar, profesional, etc.) y prueba de pago de las primas: 15 años – Póliza de seguro de vida, del seguro de decesos y prueba de pago de las primas: toda la vida. Trabajo y Seguridad Social – Títulos y diplomas: toda la vida. – Contrato de trabajo: toda la vida. – Certificado o informe de vida laboral: hasta la remisión del siguiente – Tarjeta de afiliación a la Seguridad Social: toda la vida – Carné de afiliación a la Seguridad Social: toda la vida. Bancos – Extractos de cuentas: hasta comprobar que son correctos. – Comprobantes de cajeros automáticos y de tarjetas de crédito y débito: 76 Hasta verificar la exactitud del cargo que aparece en tu extracto de cuenta mensual. – Contratos de crédito y pruebas de desembolso: 15 años Hacienda – Copia de la declaración de la renta. Cuando se realizan deducciones por vivienda o amortizaciones de inmuebles, conviene guardar las declaraciones más tiempo, incluso de por vida. – Justificantes y pruebas de pago de todos los impuestos y de las tasas: 4 años desde que finaliza el plazo voluntario de pago Fuente: Para informarte acerca de los documentos administrativos que hay que guardarse puedes consultar: http://www.hola.com/actualidad/200811146814/guia/conservacion/documentos/ A continuación, respecto al sistema de archivo, te aconsejo que uses archivadores, que son bastante prácticos. Una carpeta archivadora para clasificar y manejar los documentos que aún están usándose es también una buena solución. La agenda Organizar y reducir nuestras obligaciones ayuda a que nos centremos en cosas más importantes, aquellas que realmente nos interesan mucho. El mundo actual nos convence de que una vida plena es una vida a cien por hora. Correr de aquí para allá, no encontrar tiempo para uno mismo, consagrarse a las tareas cotidianas, satisfacer las necesidades de los demás, las invitaciones... Somos muchos los que nos decimos «voy a tope», y sin embargo... ¿Quién toma las decisiones? ¿Quién acepta las invitaciones a regañadientes? ¿Quién dice que sí pensando que no? ¿Quién se compromete con demasiadas citas? ¿Quién acepta salir del trabajo tarde? ¿Quién es feliz y da lo mejor de sí mismo cuando se siente presionado y forzado? Elegir tener una vida minimalista es entregarse en cuerpo y alma a simplificar la existencia en todos sus aspectos, y aligerar la agenda es uno de ellos. Retomar las riendas de nuestra vida es estar en perfecta armonía con nuestros verdaderos deseos y aspiraciones. Es decidir no hacerse trampas a uno mismo. Salvo excepciones, somos los dueños de nuestras vidas. Saber rechazar una 77 invitación, simplemente porque necesitamos descansar, no es egoísmo, es solo «respetarnos». El tiempo es nuestro bien más preciado. Tenemos el tiempo de la vida contado. Ese tiempo que se nos escapa si no decidimos organizar nuestra existencia de acuerdo con nuestro concepto de la felicidad y nuestras convicciones. ¡Ay! Siempre habrá gente que juzgue con dureza las decisiones que tomamos, simplemente porque la sociedad nos convence de que hay que «gustar a los demás». Hay tan pocas personas que mantienen esa conexión con sus necesidades reales, que esa libertad que los demás se toman les dará miedo y los enfrentará de nuevo con su incapacidad para deshacerse de sus propias cadenas. Sin embargo, gustarse a uno mismo es prioritario, porque únicamente de esa manera saldrá a relucir una personalidad electrizante y atractiva, y seremos capaces de hacer el bien a nuestro alrededor. ¿Cómo gestionar tu agenda? Sustituye el «Tengo que...» por «Elijo…». Una vez hecho esto, somos nosotros mismos quienes debemos gestionar mejor nuestra agenda. Para ello, nada mejor que una buena logística y tomar notas. Tener una agenda de calidad, práctica y con recambios es sin duda una de las mejores opciones. No te ahogues en un montón de cuadernos, notas, papeles arrancados o Post-it: reagrupa tus citas, tu lista de tareas, tu lista de la compra, tus ideas, tus aspiraciones en una misma agenda. Hay de todo tipo y tamaños. Por mi parte, yo opté por la muy convencional y, sin embargo, estupenda marca Filofax®. Pero también se pueden encontrar hoy día otras agendas con recambios. Los libros El libro es un objeto muy delicado para muchos de nosotros. De hecho, es algo precioso a los ojos de quien lo lee. Salvo excepciones, nos hemos gastado dinero en él y es el resultado de un deseo, de una reflexión momentánea, de un viaje fugaz. El libro es material, los sujetamos con las manos, puede acompañarnos un poco a cualquier parte, define nuestra intelectualidad, nuestras aspiraciones y nuestra personalidad. Pero si, por todo ello, nos sentimos tributarios de nuestros libros, nos volvemos sus cautivos, dado el lugar físico que ocupan en nuestras vidas. Estarás de acuerdo en que una de las cosas que acumulamos sin reflexionar demasiado son los libros. Si ya has tenido que mover una estantería con libros o hacer una mudanza, sabes muy bien que se trata de pertenencias voluminosas y pesadas. El peso de los libros es real, tanto física como moralmente. 78 Por ello, aprender a vivir ligeros es también aprender a desprenderse de los libros. A algunos no les costará nada trasladar sus lecturas a una tableta digital o a un lector de libros electrónico, lo que supone ganar mucho sitio y es una innovación de consumo auténtica. Pero a muchas personas, como me ocurre a mí, les gusta tocar y oler el libro de papel, y les resulta impensable pasarse al sistema digital. Justo por estos rebeldes de la tecnología moderna hay que insistir en la importancia de deshacerse de un exceso de libros. Para ello, podemos formularnos varias preguntas: «¿Este libro ha cambiado algunas cosas en mi vida y ha influido en mi evolución personal?». «¿Es este un libro con un valor sentimental verdadero (y no imaginado)?». «¿He releído este libro este año?». «Si mi casa sufriera un incendio, ¿volvería a comprar inmediatamente este libro?». «Si guardo este libro en una caja durante meses, ¿podría llegar a olvidarlo?». Qué hacer con los libros de los que nos desprendemos Donarlos a una biblioteca. Contactar con el ayuntamiento y preguntar si existe una asociación que podría estar interesada en ellos. Regalarlos a las personas cercanas que sabrán hacer un buen uso de ellos. Llevarlos a un mercadillo. ¿Cómo administrar la compra de libros cuando te gusta leer? Prefiere los libros de la biblioteca. Nunca dejes de leer o comprar un libro si eso te hace feliz por un rato. Léelo, y si no se trata de uno de los libros «raros» que cambian toda una vida, déjalo proseguir su viaje permitiendo que otros lo lean y lo disfruten. De este modo habrás saboreado la lectura (o no), pero no te verás 79 en la obligación de acumular ese ejemplar. Decide tener solamente una estantería o un número determinado de libros, que no sea demasiado excesivo, y mantente en tu decisión. Toma notas. Anota el título y el autor de cada una de tus lecturas. Copia las frases, las ideas que te parecen más relevantes para quedarte solo con lo esencial de la obra, y deshazte luego del libro. Consejo Diviértete clasificando tus libros por colores. Creará un efecto más original y armonioso en tus estanterías. ¿Y los periódicos? Una vez leídos, llévalos a una sala de espera; algunas personas se pondrán muy contentas. Memorándum para un despacho minimalista Un espacio de trabajo despejado = un espíritu relajado. Ten cuidado de no dejar nada por ahí tirado en tu espacio de trabajo. Incluso los bolígrafos pueden ser accesibles fácilmente si se guardan en un cajón. Todo lo se quede por en medio, debe clasificarse, tirarse o guardarse. Basura pequeña, basura bella. Ten un recipiente para la basura de pequeño tamaño; así los desperdicios no se acumularán. La bandeja clasificadora nos hace felices. Si tienes papeles que despachar con rapidez, opta por una bandeja clasificadora. También las hay para cajones. ¡Adiós a los Post-it! ¡Ya está bien de pegar un Post-it en cada esquina! Tu agenda basta para anotar todas tus prioridades o puedes usar las alarmas de tu teléfono móvil para acordarte de ciertas obligaciones. Limpieza cotidiana ¿Algún día terminaremos de deshacernos de todas las cosas prescindibles que tenemos en casa? ¡No! Incluso teniendo un espíritu minimalista, enseguida acumulamos objetos sin querer. Por ello es conveniente dar una vuelta a diario por nuestra vivienda para echar a los intrusos que acaban de colarse en ella (folletos, revistas antiguas, billetes de 80 metro, adornos, regalos, bolígrafos que no funcionan, viejos calendarios, medicamentos que ya no necesitamos, un calcetín desparejado, cupones de descuento pasados, botellas vacías...). Esta pequeña limpieza diaria repercutirá positivamente en tu estado de ánimo y tu energía. 81 «Mis gustos son sencillos, me contento con lo mejor» OSCAR WILDE En mi cuerpo Consumir menos es sobre todo consumir mejor. Esta conducta cobra pleno sentido principalmente en la cocina. ¿No ha quedado probado en la actualidad que nuestra dieta tiene un efecto directo en nuestra salud? Al elegir alimentos sencillos, naturales y sin procesar nos aseguramos que lo que comemos conserva sus cualidades nutricionales. Se trata de volver a la sensatez de la naturaleza. De entender y adaptarse al ritmo de las estaciones del año, sin dejar de disfrutar de la variedad de sabores y colores. En la sociedad actual no sabemos demasiado cómo comer bien. Hace algunas décadas, el arte culinario formaba parte de los valores que se transmitían de generación en generación. Por desgracia, esa tradición ha sido sustituida hoy día por una alimentación rápida, la cultura de la comida rápida, con la que ganamos algunos minutos al día, pero perdemos años de vida, al provocarnos antes de tiempo enfermedades y procesos degenerativos. Lo que hace que queramos realizar algunos esfuerzos para vivir más y mejor, 82 ¿verdad? Nunca nos cansaremos de repetirlo: la salud marca completamente la diferencia en la vida. ¡Cuando la salud va bien, todo va bien! En la cocina, la sencillez será un aliado importante de la salud. Los alimentos saludables y sin procesar son el primer pilar; el segundo es el equilibrio alimentario. Las listas de la compra, ahorrar tiempo y dinero Estamos hablando de 20 a 30 kilos de comida desperdiciada por hogar al año. Antes, cuando oía en los medios de comunicación denunciar el despilfarro creciente que se hacía de los alimentos en los hogares, he de reconocer que me sentía aludida. Es extraño, pues aunque no estaba tirando mis 30 kilos de alimentos al año, mentiría si dijera que nunca se me han echado a perder las frutas, las verduras o la carne, simplemente porque había comprado demasiadas cosas y/o había organizado mal mi menú semanal. A partir de esta constatación, no solo dejé de desperdiciar alimentos, sino sobre todo reduje en gran medida mi presupuesto para las comidas y, por tanto, ahorré dinero. Y es que ¡muchos pocos hacen un mucho! Y me resultó muy fácil hacerlo: fue suficiente con adoptar la costumbre de hacer una lista de la compra. Sí, hacer listas de la compra es la solución milagrosa que mejorará de manera duradera tu forma de consumir. ¿Cuántas cosas has comprado solo «por si acaso», pues no tenías ni idea de lo que realmente había en tu nevera o armarios? ¿No crees que eso es el resultado de una pereza fuera de lugar? Te propongo que dediques un tiempo para elaborar una lista de la compra muy detallada; te servirá para darte cuenta de todo lo que puedes necesitar, tanto respecto a la comida como a productos para el hogar. Imprímela y el día de la compra bastará con que, con esa lista en la mano, eches una ojeada a armarios, nevera, congelador y marques lo que falta. Un pequeño consejo para no tener que imprimir todas las semanas una nueva lista: usa un bolígrafo de color diferente semanalmente. Así podrás utilizar tu lista durante un mes cambiando de color (azul, negro, rojo, verde), y luego simplemente la tiras e imprimes otra nueva. Por cierto, no olvides diferenciar bien entre las categorías de la lista: verduras, frutas, productos lácteos, proteínas animales, cereales, productos para el hogar, etc.; pasarás mucho menos tiempo de estantería en estantería. Además de la lista de la compra, algunas personas elaborann menús semanales, lo que también es una manera de saber exactamente tus necesidades reales, de ahorrar tiempo y dinero. 83 Cuanto menos procesados, mejor Elegir tener una vida más simple significa reducir el ritmo. Hoy en día, la mayor parte de las compras que hacemos vienen dictadas por las grandes superficies, que ofrecen siempre más y siempre demasiado. Tomarse el tiempo para pensar bien lo que vamos a darle a nuestro cuerpo nos permite conectar con nuestras verdaderas necesidades fisiológicas. La salud es nuestro bien más preciado, por tanto, hay que dedicarle toda nuestra atención y una parte de nuestro presupuesto. En primer lugar, es mejor que compres los alimentos o productos de temporada en el mercado. Si por situación geográfica u horario no puedes, hay otras formas de acceder a productos hortícolas, por ejemplo, existen asociaciones que los ofrecen. De hecho, cada vez más agricultores y empresarios unen sus esfuerzos para permitir que un mayor número de personas retomen un tipo de alimentación sana, utilizando pequeñas redes respetuosas y comprometidas. Si, a pesar de todo, sigues comprando en una gran superficie, la mejor opción son siempre los alimentos menos procesados y menos envasados. Cuanto más envasado está un producto, mayor cantidad de aditivos, conservantes, potenciadores del sabor, sustancias cancerígenas y perjudiciales, etc., lleva. Aunque parece obvio, es esencial para la salud y el disfrute volver a acostumbrar «nuestro paladar a los sabores» (en palabras de Joyeux, un oncólogo francés). Si es fácil habituarse a los sabores procesados, muy potenciados por el azúcar, la grasa y el exceso de sal, también es muy simple y satisfactorio redescubrir y disfrutar de los sabores sanos y más naturales. Comida ligera, cuerpo ligero ¿Cómo comer menos y mejor? La solución: siendo conscientes de la importancia de la masticación. Tomarse el tiempo de masticar bien es un método al alcance de todos, que no solo hace que el organismo asimile mejor los nutrientes, sino que también estabiliza nuestro peso ideal, al comer de forma natural menos y mejor. Al masticar despacio, al principio nos «sentimos animales». ¡Podemos tener la impresión de habernos convertido en rumiantes! Cuánto nos ha condicionado la sociedad para que comamos «rápido» y lo «engullamos todo»… Hubo un tiempo en que las personas que comían despacio y se tomaban todo el tiempo del mundo para masticar solían ponerme nerviosa. Y luego, al final, yo también me permití darme tiempo para masticar bien lo que comía. Los efectos positivos no se hicieron esperar. ¿Por qué es tan importante? Masticar bien hace que comamos menos, que asimilemos mejor los nutrientes, ayuda a adelgazar y preservar los dientes (pues 84 la saliva tiene propiedades antibacterianas). Es también una gimnasia facial fácil para luchar de forma efectiva y natural contra las arrugas y la flacidez del rostro. Por último, al comer lentamente se evita la hinchazón desagradable, se favorece la digestión y, por tanto, un vientre más liso... ¡Qué error sería privarnos de ello! La dietética vfp (verduras, féculas, proteínas) Hoy en día nos inundan los «regímenes» alimentarios que nos llegan a través de las revistas, los libros o la televisión. Es como si ya no estuviéramos conectados con nuestro cuerpo y sus necesidades primigenias. La glotonería, las adicciones, el placer y el aburrimiento han sustituido esta sabiduría innata. Recuperemos el sabor de las cosas sencillas, las únicas que pueden proporcionarnos buena salud y niveles óptimos de energía. ¿Y qué hay más sencillo que la preparación de platos a base de verduras, féculas y una parte de proteínas? Si nos centramos en estos tres aportes esenciales, gozaremos del equilibrio alimentario y podremos preparar platos rápidos y nutritivos. Recordemos que la mayor parte de nuestro plato debe estar siempre compuesta de verduras. Ejemplos de platos VFP: Arroz integral, puerros estofados, caballa. Quinua, trío de pimientos, pechuga de pollo. Patatas, brócolis al vapor, gambitas. Arroz integral, empanada de tofu, ensalada de tomates. Boniatos, huevos escalfados, calabacines. Crepes de trigo sarraceno, queso de oveja, ensalada verde. Pasta integral, ensalada mixta, humus. Consejo Para hacer más sabroso un plato sencillo, se puede añadir: hierbas aromáticas, cebolla, ajo, especias, sal y un generoso chorrito de aceite de 85 oliva virgen extra. Preservar el sabor, el aroma y el color de los alimentos que consumimos supone también preservar los nutrientes y las vitaminas. Disfruta de las verduras crudas, cocinadas al vapor o rehogadas a fuego muy lento... Estos tipos de cocción no acaban con los preciados nutrientes. Así, conservaremos todos sus beneficios y disfrutaremos más de los placeres gustativos. Cuidado: comer cosas sencillas y saludables lo más a menudo posible no significa abrazar un ascetismo radical. Es natural permitirse platos más originales durante el fin de semana, en las comidas familiares o incluso en otras ocasiones. Acostumbrarse de nuevo a no comer platos complicados o procesados significa recuperar el equilibrio entre los momentos en que comemos porque necesitamos energía y cuidar de nuestra salud y aquellos en los que nos permitimos el placer de los menús más elaborados con motivo de un evento o fiesta, por ejemplo. Consejo Con cada cambio de estación, acábate la comida que tengas en los armarios para empezar de cero. Una alimentación cero residuos La alimentación está significativamente relacionada con nuestra forma de consumir y, por tanto, con los residuos que producimos. Seleccionar los alimentos crudos y no procesados supone dar prioridad a los productos con menos envasados. Generar menos residuos es bueno para nuestro planeta, pero también para nuestra salud. Es un hecho probado: sabemos que las cajas, los plásticos y el aluminio de los envases contienen micropartículas peligrosas para nuestra salud, y además contaminan los alimentos. Optar por una alimentación cero residuos es pues encaminarnos a la salud. Estos son algunos consejos para reducir los residuos: Sustituir las bolsas de plástico por bolsas reutilizables y/o de tela. 86 Preferiblemente, comprar alimentos a peso, en bolsas de papel reciclables o tarros de cristal. Cambiar los recipientes de plástico por tarros de cristal. Instalar un filtro en el grifo del fregadero para evitar comprar agua embotellada. Usar las peladuras de las verduras y frutas para hacer compost, clasificar los residuos y tirarlos a la basura adecuada, etc. Cuando adoptamos una alimentación basada en menos productos procesados que genera menos residuos, sentimos un placer nuevo, que es estético. Yo misma me quedé sorprendida por ello, pero consumir alimentos que no están metidos en cartones, cubiertos por imágenes a cada cual más llamativa, es verdaderamente relajante para los ojos y la mente. Sobre todo resulta más notorio a la hora de elegir y reconocer los productos de un vistazo. Es mucho más bonito tener un tarro de cristal con arroz, otro con lentejas y un tercero con semillas oleaginosas. ¡Haz la prueba! Todos estos sencillos gestos nos proporcionan una nueva satisfacción y armonía. Cuando se hacen las cosas bien, tenemos la conciencia tranquila. Esto puede parecer sorprendente, pero se siente cierto orgullo. Es nuestra autoestima, que ha sido alimentada. 87 «El que acumula riquezas tiene mucho que perder» LAO-TSE Rebajas: o lo tomas o lo dejas Cuando hemos decidido controlar nuestro consumo, ¡la llegada de las rebajas nos da que pensar! Es cierto que podemos ver lo negativo y lo positivo de ello. Veámoslo todo junto. Durante la temporada de las rebajas los precios bajan. De hecho, hay muchas más tentaciones que nos resultan accesibles y que definiremos como «una buena compra». Hacer una «buena compra» se convertirá en nuestra nueva coartada para gastar, para abrirle la puerta a las compras descontroladas e imprudentes. ¡Un paso más hacia el consumo excesivo orquestado a partir de una debilidad emocional que va en contra de la convicción minimalista de no comprar lo que realmente no necesitamos! Por eso es conveniente prepararse para las rebajas, que no son necesariamente la bestia negra de las resoluciones que acabamos de tomar. De hecho, tener la posibilidad de comprar por menos dinero un objeto de buena calidad es muy satisfactorio y económico. Solo hace falta que exista una verdadera necesidad de la compra o las compras 88 en cuestión. Mientras no te apartes de la idea de cuál es el objetivo primordial del deseo de compra —es decir, la necesidad real—, puedes aprovechar dignamente el período de rebajas. Sustituir, pero nunca añadir Con demasiada frecuencia, tras haber hecho la gran selección para deshacernos de cosas, nos encontramos con mucho espacio libre para almacenar y tendemos a comprar nuevos objetos para llenar los vacíos. De ahí la necesidad de estar atentos para no sucumbir al efecto bumerán. Ya que se trata de un caso recurrente, el desafío que gusta a los minimalistas es este: ¡sustituir, pero nunca añadir! Fijarse como único objetivo cambiar las cosas existentes por otras hace que reflexionemos más sobre la pertinencia de lo que compramos, para evitar acumular. Este es el secreto para lograrlo: la clave de unas rebajas exitosas es siempre llevar en el bolso una lista, actualizada, de nuestras necesidades. Si, por ejemplo, tu aspirador necesita un sustituto, pero puede esperar a las siguientes rebajas, anótalo en la lista. Lo mismo vale para esta o aquella prenda, material de cocina y oficina... Cuidado: una vez tachados los objetos de la lista, tendrás que poner freno a las compras, ¡incluso aunque el período de rebajas no haya acabado! Bueno, eso si, como yo misma, sabes que cuanto más nos sentimos arrastrados a las tiendas con descuentos, mayores son las «buenas» razones y la tentación de comprar cosas innecesarias y gastar demasiado dinero. Ser precavido(a) y organizado(a) para no arrepentirte de ninguna compra inútil supone tener la posibilidad de convertirte de nuevo en dueño de tu forma de consumir, sin dejar de realizar buenas compras. Cuidado Hay que estar atentos para no convertir nuestras estanterías en depósitos donde almacenar un número infinito de productos duplicados o triplicados… o de prendas XXL, simplemente porque eran gangas. 89 Las colecciones La idea principal de una existencia minimalista es vivir solamente con lo esencial y útil. Para ello, hemos tomado la decisión de no acumular objetos que no se utilicen en el día a día. Así pues, los coleccionistas se hallan en las antípodas del planteamiento minimalista. De todas formas, para algunos coleccionar sigue siendo motivo de felicidad. Pero coleccionar no está en línea con la filosofía minimalista, que aboga por deshacerse de los objetos y por no tenerles apego. A menudo, los coleccionistas ponen su alma y su corazón en este tipo de acumulación, y muchos acaban dependiendo de los objetos que coleccionan, tanto emocional como económicamente. El estilo de vida minimalista nos enseña el desapego para que no midamos nuestra felicidad en términos de lo que poseemos. Según la revista Psychologies, el psicólogo Henry Codet dedicó una tesis al síndrome del coleccionista. Codet señala cuatro rasgos psicológicos del coleccionista: el deseo de posesión, la necesidad de actividad espontánea, la fuerza de superarse y la tendencia a clasificar. Síndrome que se originaría en la infancia y que se refuerza de adulto por un factor complementario: la pasión. Aquí está la clave. Si eres un o una coleccionista contumaz, tendrás que elegir entre varias cosas: entre la libertad de una vida libre de objetos y una manía absorbente que aporta alguna satisfacción. Es una problemática muy personal que no me permite convencerte. Según la lógica minimalista, deberías renunciar a tus colecciones. Una forma de vida simplificada se funda por encima de todo en la búsqueda de una felicidad libre. Corresponde a cada cual aprender a conocerse y saber qué le hace más feliz. Algunas preguntas pueden ayudar a tomar esta decisión: «¿Por qué estoy haciendo esta colección?». «¿De dónde saqué esta idea?». «¿Creo que es dinero bien empleado?». «Si tuviera que escapar de mi casa corriendo con mis bienes más preciados, ¿mi colección formaría parte de mis prioridades?». «¿Estos objetos son útiles para mí?». «¿Estos objetos me hacen libre y feliz?». «¿Qué es lo que temo?». 90 Las herencias y los recuerdos ¡Otro buen tema para la reflexión! ¿Por qué dar tanto valor sentimental a nuestros bienes? El ser humano está condicionado para acumular y entregar su alma a los bienes materiales. Queremos dejar huella a fin de que no se olviden de nosotros demasiado rápido... Pero, de hecho, cuando la casa de una familia debe vaciarse, eso ya por sí solo exige de las personas que se han quedado muchísimo tiempo, muchísima energía y, con frecuencia, se añade gran estrés y dolor a una situación ya difícil. Conocer nuestras necesidades reales significa haber asimilado el lugar que los objetos ocupan en nuestras vidas para entender que todo eso no es más que una fantasía del ego. Es comprender que una pieza de mobiliario, un florero o un cuadro no resultarán determinantes respecto a la huella que dejemos. Pues, no hay que olvidarlo, en este mundo todo es temporal. Guardar un recuerdo material de un ser querido puede ser una elección, pero no hay por qué acumular. Los japoneses, que honran durante mucho tiempo a sus muertos, prefieren quedarse como recuerdo solo una bella fotografía, un retrato de la persona fallecida, a veces una joya. Su forma de no olvidar no reside tanto en lo material como en el corazón. Por eso continúan comunicándose con la persona desaparecida a través de la meditación o la oración. Si queremos a alguien, jamás lo olvidaremos. El recuerdo de los momentos compartidos juntos es lo más valioso y no los objetos que quedan atrás. ¿Por qué las herencias se convierten en una especie de sacerdocio para los que se quedan? ¿No es una forma de egoísmo que hacemos perdurar? De nuevo el minimalismo nos permite reencontrarnos con los valores reales de la vida. No poseer más que lo que realmente necesitamos, sin excesos, sin desván, sótano y armarios rebosantes de caos y antiguallas, no es solo una forma de respeto hacia uno mismo, sino también un gesto de amor hacia los demás. Ser conscientes de ello aliviará a aquellos que nos sobrevivan del peso de una enorme gestión material, además de su dolor. Si quieres dejar un legado, mejor que sean recuerdos, logros, tiempo entregado a los demás y, ¿por qué no?, dinero en efectivo, en lugar de kilos de objetos personales. Vivir con poco es vivir más ligero y, también, morir ligero. Eso permite a los que se quedan mirar hacia delante sin sentirse paralizados por los vestigios del pasado. 91 Consejo Reserva una caja para tus recuerdos (¡no demasiado grande ni demasiado pesada!), donde puedes guardar cosas que te resulten valiosas. Una caja de recuerdos es mucho más manejable que un desván rebosante. Los juguetes ¿Cómo hacer que nuestros hijos lleven un estilo de vida minimalista? Al igual que los adultos, los niños son el blanco de los anuncios y el consumo. Los fabricantes saben cómo crear el deseo entre los más jóvenes, siempre tocando la fibra sensible de los padres, que, «si son buenos padres de familia» (según el fabricante), querrán comprar todo lo que pueda hacer feliz a su progenie. Todo esto está muy perfeccionado y raras son las familias que escapan a ello. Sin embargo, sin caer en un enfoque rígido y dogmático, el adulto puede animar a los niños a reflexionar sobre el valor de las cosas y sus necesidades reales. Si sabemos que en un hogar solo se usan el 20% de los juguetes, entendemos que muchos de ellos podrían hacer felices a otros niños menos favorecidos. Tomarse el tiempo para jugar, salir, hacer manualidades, deporte o incluso cocinar darán lugar a momentos compartidos tan significativos para un niño como las cubetas rebosantes de juguetes. Retomar los placeres simples, que no exigen que se compre el último gadget de moda, forma parte de toda educación. Del mismo 92 modo, el padre puede velar para dar prioridad a las actividades culturales que supongan una verdadera realización emocional e intelectual en los más jóvenes (una salida a un museo, una exposición, un parque, una granja de animales, un acuario, una obra de teatro o de títeres, etc.). Se trata también de hablar y proponer al niño que haga una selección, explicándole que no necesita todos esos juguetes y que se sentirá muy feliz al regalarlos a los que no tienen nada. Por supuesto, en algunos, los cambios requerirán un poco más de esfuerzo y disponibilidad, pero ¡valdrá la pena! Los regalos Los cumpleaños, la Navidad y otros momentos festivos son ocasiones para recibir regalos. La tradición, la generosidad, las ganas de agradecer o de contentar nos llevan a las personas a hacer regalos y ello hace que con frecuencia recibamos todo tipo de cosas, artilugios y artefactos que nunca tendrán utilidad alguna. ¿No es triste que se tire tanto dinero por la ventana? Cuando decidimos consumir de forma racional, es especialmente frustrante que nuestros esfuerzos se vean obstaculizados por esos gestos que pretenden ser generosos. Le sigue un sentimiento de culpabilidad, de no saber negarse y luego de no atreverse a desprenderse de tales regalos. Pero puedes tratar de salir de estas situaciones delicadas. De ti depende transmitir con «dulzura» a tu entorno tus convicciones y tu nueva manera de consumir. Por supuesto que no todo el mundo comprenderá esta visión, así que tienes que estar preparado para oír algún comentario mordaz. Sin embargo, no des el brazo a torcer. Respetarse a uno mismo significa no dejar que otros obstaculicen nuestra felicidad. Si el hecho de tener una vida con menos posesiones materiales te hace feliz, dilo alto y fuerte, sin sentirte culpable. Todo lo que no has escogido tener constituirá siempre una energía bloqueada en tu entorno. No deberías dejarte abrumar por los demás solo por contentarlos. Aquí doy algunas pistas para gestionar adecuadamente los regalos: Hacer regalos comestibles. Proponer no hacer más que un regalo por persona en las fiestas. Optar por regalos que equivalgan a experiencias (un restaurante, un curso de cocina, una salida a un parque de atracciones...). Hacer listas para orientar mejor a las personas de nuestro entorno sobre las compras que serán de verdad útiles. 93 Pedir listas de deseos a las personas de nuestro entorno para estar seguros de complacerlas. Hacer regalos «caseros». Serán apreciados de acuerdo con el tiempo y el amor puestos a la hora de crearlos. Para deshacerte de un regalo, puedes donarlo a una asociación, a una organización humanitaria o venderlo a fin de regalarte algo más adecuado. Y esto, ¡sin culpabilidad y sin pensar demasiado! El mundo digital El hecho de aligerar nuestra vida no solo incumbe a las posesiones físicas. Hoy día, cada vez más cosas están desmaterializadas y somos muchos los que tenemos ordenadores, portátiles y tabletas. La sociedad nos ha hecho dependientes de la tecnología. Razón de más para reducir el ritmo y reconsiderar nuestras prioridades. Para esto, debemos poner en práctica algunas acciones cotidianas. Nuestras mensajerías electrónicas se llenan de cientos de miles de correos de todo tipo, nuestras redes sociales están inundadas de información que no nos interesa y nosotros acogemos en ellas a «amigos» que no lo son. Para muchos de nosotros se trata realmente de una vida paralela. Por tanto, seleccionar entre nuestros «amigos» de las redes sociales, tirar a la papelera los correos electrónicos inútiles, clasificar nuestras fotos, darnos de baja en las listas de correos, etc., serán acciones beneficiosas 94 desde una perspectiva minimalista. Cada uno debe hallar el equilibro entre su día a día y esta vida digital, a fin de vivir de acuerdo con sus aspiraciones y encontrar ese tiempo que tan difícil es de conseguir. Consejo Todos los días, fíjate el objetivo de eliminar de diez a veinte correos electrónicos de tu mensajería. 95 «Cuidar de uno mismo, ser amigo de uno mismo, respetarse: este es nuestro primer deber» DOMINIQUE LOREAU Aligerar los pensamientos Decidir aligerar nuestra cotidianidad supone mejorar, y esto vale para todas las áreas de nuestra vida. Supone dar prioridad a la calidad sobre la cantidad, en nuestra casa, en las relaciones con los demás, en el trabajo, en la alimentación... Supone alcanzar los medios para vivir como soñamos de acuerdo con nuestros valores y no con los que dicta la sociedad. En esta misma lógica, es importante no pasar por alto el efecto de nuestros pensamientos. De hecho, nuestra mente está sobrecargada por tantas cosas materiales, pero también por el estrés, por el molinete permanente de nuestro espíritu, que es una fuente de contaminación mental sin igual. Hace que desaprovechemos la vida. El estrés es un azote para nuestra salud y nuestra alegría de vivir. Es el origen de enfermedades y de procesos degenerativos. Cada uno debe tomar el control de esta rueda de pensamientos. En nuestra ecología mental, deberíamos optar por no permitir que madurasen más que los pensamientos de paz, amor e imágenes de la belleza y el arte. ¡Medita! La meditación cumple la función de limpiar nuestro ánimo. Si nos paramos unos 96 minutos, nuestra concentración en general mejorará, combatiremos de forma duradera la ansiedad y la depresión, aliviaremos los dolores, estimularemos nuestra materia gris y fortaleceremos nuestro sistema inmunitario. Encuentra el momento adecuado e instálate en un lugar tranquilo. Adopta una postura cómoda: sentado(a) en posición de loto o tumbado. Puedes mantener los ojos cerrados o entornados. Sin embargo, el objetivo no es dormirse; si sientes que el sueño te vence, será mejor abrirlos y fijar la vista en un punto en el espacio. Luego concéntrate en tu respiración y deja que el vacío se asiente. Si, por el contrario, el flujo de pensamientos es más fuerte, bastará con acogerlos, y dejarlos pasar y alejarse. Al principio, la meditación puede acompañarse con una música suave o una grabación de relajación guiada. El tiempo de relajación depende de cada uno y puede variar de cinco minutos a media hora o más para los más entregados. Este momento de descanso mental te hará recobrar la paz, la armonía dentro y alrededor de ti. Librarse de las relaciones tóxicas Entre nuestros conocidos, familiares y amigos (reales o virtuales), puede haber personas «tóxicas». Una relación tóxica desprende una energía negativa que socavará nuestro bienestar mental y físico. Es perjudicial mantener el contacto con las personas que no desean nuestro bien o que están ahí por interés. Mejorar tu vida es también mejorar las relaciones con los demás para ser más feliz. Una relación sana debe aportar muchas más cosas positivas que negativas. Una persona que nos respeta y nos desea el bien nos permite que seamos nosotros mismos sin fingimientos. No se nos juzga y esta relación refuerza la confianza en nosotros mismos. Tristeza, frustración, ansiedad, malestar, depresión, culpa…; el contacto con una persona malintencionada puede ser muy destructivo. De ahí la importancia de tomar cartas en el asunto y escoger nuestras relaciones con total conciencia. ¡No seas más víctima de tu miedo a no gustar! No puedes ser amigo de todo el mundo, pero eso no te resta ningún valor. En lugar de desperdiciar la energía con personas que no te aportan nada, decide rodearte solo de relaciones que te inspiren, estimulen y sean totalmente satisfactorias. Toma el toro por los cuernos y rompe los lazos con esas personas que impiden que te realices, y asegúrate de mantener tus relaciones buenas, aquellas queridas y que te favorecen. Para nutrir tus relaciones buenas, los cuatro acuerdos toltecas de Miguel Ruiz constituyen una generosa fuente de inspiración. Son estos: 1. Sé impecable con tus palabras. 97 2. Pase lo que pase, no hagas de ello un asunto personal. 3. No hagas suposiciones. 4. Haz siempre lo máximo que puedas. Vivir con gratitud y el momento presente Estar centrado en el presente requiere un poco de práctica. Hoy día nuestras vidas van demasiado rápidas. Estamos permanentemente preocupados, siempre pensando en lo que sucederá a continuación, o incluso hacemos varias cosas a la vez. Ello se debe sobre todo a que nuestra existencia diaria está sobreestimulada por la información, las redes sociales, la televisión, los juegos, las citas, los imperativos. Con el teléfono móvil, con los correos electrónicos se espera de nosotros una disponibilidad permanente, respuestas al instante. Permitirse reducir el ritmo es dar un paso consciente y voluntario, pues muchos de nosotros nos sentimos presionados por las exigencias del entorno. El minimalista tiene muchas ganas de librarse de una vida con demasiadas cosas y de disfrutar plenamente de lo que posee. Decidir disfrutar más del momento presente también significa elegir vivir con mayor intensidad. Entonces hay que cultivar el desapego, la moderación como un nuevo estilo de vida. Solo cuenta el presente. El pasado se ha ido y el futuro es apenas la esperanza de creer que el presente podrá perdurar. De ahí la importancia de saborear cada instante con una actitud de agradecimiento y receptiva. Pon toda tu atención y tu corazón en lo que estás viviendo, mira con nuevos ojos cada momento. Alegrarte y alimentarte de la gratitud te ayudará a concretar esa sensación de plenitud, la sensación de estar en el lugar correcto en el momento adecuado. Aprovecha plenamente la utilidad de cada cosa y cada instante. «Gracias» es la palabra que debe reaparecer en todos los momentos de tu vida. Consejo En un cuaderno pensado a tal efecto, todas las noches, antes de dormir, dedica un tiempo a anotar las cosas positivas de la jornada empezando cada oración con un «Gracias»… Este simple gesto será un hábito muy satisfactorio y aumentará tu alegría cotidiana. 98 No todo el mundo quiere ser minimalista Cuando hemos decidido adoptar un nuevo estilo de vida y de consumo, tendemos a creer que todos «deben» adoptarlo. Sí, el mundo sería muy diferente si los seres humanos no consumieran a ultranza todos los recursos de la tierra. Sí, al desprendernos de lo superfluo, nuestro entorno se transforma. Es un estado de ánimo que evoluciona, nos hace más felices y libres. Sin embargo, el minimalismo será, para algunas personas, una fuente de enorme ansiedad y estrés paralizante. Y eso tú no puedes cambiarlo. Tratar de imponerlo te llevará a conflictos sin fin. Cada uno es libre de elegir su modo de vida. Tal vez serás una inspiración para aquellos que, en un primer momento, no creían que tal cambio fuera posible. Quizá llegará un día en que tendrán ganas de ordenar un cajón, los armarios, el desván, después de haber disfrutado de una conversación sobre el tema... o quizá no. Debes aceptar esta diferencia sin que ensombrezca tu propio proceso. Sé inspirador(a) y tolerante. Evitar discusiones ¿Y si el problema es con el cónyuge? En esa situación, la cercanía es tal que habrá que «bajar el tono». Es cierto que amar a alguien que está en las antípodas de nuestras convicciones y nuestro deseo de cambio es bastante complicado. Lo más importante será comunicarnos bien. No dudes en animar al 99 otro a expresar sus puntos de vista sobre la sociedad de consumo, a fin de entender lo que piensa. Muéstrale lo mucho que vivir con menos puede mejorar la cotidianidad, liberar la mente, etc. Incítale a que se plantee nuevas cuestiones y tal vez a vislumbrar la posibilidad de cambiar las cosas por su parte. Pero, sobre todo, ¡nunca te pongas a ordenar las cosas ni selecciones en su lugar! Haced cosas juntos, encontrar puntos de encuentro, haced mutuas concesiones, para que ni uno ni otro os sintáis agraviados. Estos serán los primeros pasos hacia el cambio. Nada de dogmatismos, ¡viva el equilibrio! El dogmatismo es a menudo sinónimo de rigidez y, por tanto, de estrés y sufrimiento. Al querer hacer las cosas de manera demasiado abarcadora, podemos quemarnos las alas. Por eso lo más importante siempre es encontrar el equilibrio. Tu equilibrio nunca será el de otro. La felicidad que hallamos en nosotros mismos gracias a un consumo racional, gracias a haber decidido no tener más que lo que nos resulta útil y agradable no debe ser una fuente de ansiedad. ¡Siempre habrá alguien más minimalista que tú! Céntrate solo en tu proceso personal. Conócete mejor para no pasar de una dependencia a otra. Las cosas no se cambian de la noche a la mañana. 100 «La riqueza de cada uno se mide por lo que sabe dejar de lado» HENRY DAVID THOREAU El Kakebo Esta es una costumbre que viene de Japón. El kakebo es un cuaderno para aumentar tu capacidad de ahorro mediante la buena gestión de tus cuentas. Los japoneses lo actualizan todos los días. La idea es apuntar en él todos los gastos de la casa y añadir notas de tipo más personal como el «diario». También hay que indicar los gastos previstos, las domiciliaciones fijas, el presupuesto para los cumpleaños, las salidas... El kakebo no solo ayuda a mejorar la gestión de tu presupuesto y a ahorrar, sino también a saber cómo gastas el dinero. En nuestros días, con el uso generalizado de la tarjeta de crédito, el dinero y los gastos se han desmaterializado totalmente; de este modo, se nos olvida el verdadero valor del dinero. Por eso es bastante más recomendable retirar efectivo y darnos cuenta de lo que gastamos en realidad. Tocar y contar los billetes y las monedas nos hace más conscientes de un gasto determinado que pulsar un código en una pequeña máquina electrónica. Para llevar un kakebo, puedes usar un cuaderno o una agenda. 101 El proyecto 333: armario cápsula Este proyecto es en realidad un juego que consiste en seleccionar 33 piezas de ropa que llevaremos durante 3 meses. De ahí la cifra 333. Entre estas 33 piezas, se incluyen: ropa, zapatos, bolsos, joyas, accesorios... Y no se incluyen: la alianza, ropa interior, pijama, ropa deportiva o de otras actividades específicas. Cualquier cosa que no figure en la selección de las 33 piezas se meterá en una caja y se guardará lejos de nuestra vista. La idea es ser consciente de que en un tiempo normal, compramos y acumulamos por encima de nuestras necesidades reales. Esto también ayuda a recuperar el placer de llevar la ropa que en verdad preferimos y no perder horas preguntándonos qué nos ponemos hoy. A partir de entonces, podemos seguir estableciendo un número definido de trajes, sin duda con la flexibilidad de comprar todavía nuevas prendas para sustituir (y no para añadir indefinidamente) las que ya no nos apetece llevar más. El minsgame Este es otro juego que ha causado furor en el hermoso mundo del minimalismo y ha sido creado por el autor del blog The Minimalists. Consiste en hacer una gran selección escalonada en treinta días, desprendiéndonos del mismo número de objetos que la cifra de la jornada. Por ejemplo: el primer día, nos deshacemos de una cosa, el segundo de dos, el decimoquinto día, de quince, y así sucesivamente hasta las treinta cosas el último día del mes, el 30. Por supuesto, en las primeras jornadas la tarea resulta bastante fácil, pero, a medida que pasan los días, se complica más. Además, el juego consiste también en que hay que sacar de casa todas esas cosas, no solo ponerlas a un lado, pues eso sería hacer trampa. El reto de las 24 horas y más... Sin compras Pasar una jornada sin comprar nada supone para algunos un verdadero desafío. De ahí surge el reto de 24 horas sin compras, que en el caso de muchos minimalistas fácilmente puede llegar a diez, quince días o incluso un mes. En la actualidad es muy fácil comprar, ya que incluso podemos hacerlo sin salir de nuestras casas, directamente en páginas web de venta online. Aceptar el desafío de 24 horas o más sin comprar nada es una buena manera de fijarse un nuevo objetivo que, una vez logrado, nos llenará de satisfacción y orgullo. 102 La prueba de la caja A veces, cuando decidimos deshacernos de algunas de nuestras pertenencias, nos cuesta mucho diferenciar entre lo que deseamos guardar y lo que realmente nos es útil. A menudo, el hecho de elegir resulta muy complicado y nos frena a la hora de tirar cosas. Para estos objetos de los que nos cuesta más desprendernos, hay una solución intermedia: meterlos en cajas. La idea es poner en una caja estas cosas que hacen que dudemos y guardarlas lejos de nuestra vista. Es probable que luego nos demos cuenta de que podemos pasar más de un mes sin ni siquiera pensar ni usar esos objetos que hemos ocultado. Los minimalistas llaman a esto «la prueba de la caja», ya que ratificará la decisión de guardar o no los objetos en cuestión. Los deportes minimalistas Al minimalista le gustan sobre todo los deportes que no exigen acumular materiales demasiado engorrosos. De este modo, prefiere el deporte que puede practicarse en un gimnasio, que le permite no solo realizar un ejercicio intenso, sino además socializar. En cuanto a los ejercicios fáciles que puedes hacer en casa, te proporcionarán bienestar los rituales sencillos pero completos, como los del yoga o el programa de ejercicios conocido como los Cinco Tibetanos. Fuera de casa, disfruta de los beneficios de la marcha rápida, reconocida por sus efectos igual de probados que numerosos deportes más intensivos. Volver a conectarnos con nuestro cuerpo, mantenerlo en forma y tonificar los músculos nos permite hacernos más fuertes física y emocionalmente. El kufu Este es también un concepto japonés muy inspirador. El kufu es el arte de hacer cosas con los medios que tenemos al alcance. Es demostrar imaginación y creatividad para conseguir nuestros fines, sin recurrir por ello a un consumo suplementario. El mundo de hoy nos ha convertido en personas perezosas, que dependemos de lo que compramos para satisfacer nuestras necesidades; sin embargo, el ser humano, desde los albores del tiempo, siempre ha sobrevivido gracias a su ingenio. Por supuesto, esto requiere un poco más de esfuerzo físico y cerebral, pero la satisfacción que uno obtiene es tan jubilosa que vale la pena probar. Sin 103 exagerar, no es menos gratificante que demostrarse que uno es capaz de ingeniárselas por sí mismo. La minicasa Esta es la casa minimalista soñada. Espacio optimizado, nido mullido, pequeño cascarón funcional...; es perfecta para aquellos que prefieren disfrutar más de la vida exterior. Su reducido tamaño permite consumir menos y exige también menos mantenimiento. En el mejor de los casos, es bioclimática y se ha proyectado con materiales duraderos. La opción de tener menos metros cuadrados, reduciendo así nuestro espacio vital significa ser dueño de una vivienda adaptada a nuestras necesidades reales. Las minicasas son para aquellos que ya no deseen vivir esclavos de un trabajo que no sirve más que para pagar las deudas y un elevado préstamo inmobiliario. Gracias a este tipo de casas, no aumentan los gastos que nos separan de nuestros sueños. Hay que comprender que tener un espacio más pequeño es abrirse a una mayor felicidad. De hecho, algunas personas sensibilizadas con su estilo de vida y su consumo que han puesto en práctica este proyecto de las minicasas afirman que toda su vida se ha transformado y mejorado. Hoy día, ¡volver a la «cabaña» de nuestra infancia es posible! La jubilación anticipada Money Mustache es un anglosajón ¡que se dio el gusto de jubilarse a los treinta años! En su blog (http://www.mrmoneymustache.com) explica cómo todos, nosotros también, podemos permitirnos la jubilación anticipada si adoptamos desde hoy mismo una vida más austera. Su argumento es haber sabido vivir al día gastando un 50% menos de lo que se gasta en los hogares normales, a fin de pasar a continuación una gran parte de su existencia disfrutando de su mujer y su familia a tiempo completo. Esto es lo que dice: «Empieza por deshacerte de tus deudas más grandes. Vive cerca de tu lugar de trabajo. No pidas dinero prestado para comprar un coche y no compres más cosas estúpidas. Usa la bicicleta siempre que te sea posible. Cancela tu contrato de televisión. Deja de despilfarrar dinero en el presupuesto para las comidas. Ofrece a tus hijos la oportunidad de crecer sin crearse montones de necesidades. Usa un teléfono móvil de bajo coste. Aprende a disfrutar de la alegría de la vida usando más tu propio cuerpo para que las cosas progresen. Aprende a apreciar lo que tienes y conviértete en una optimista práctico». 104 ¿No es todo un reto para vivir de manera diferente, sin seguir las imposiciones de la sociedad? Qué estupendo ejemplo el de Mustache. Hoy día, muchísimas personas envidian su vida de jubilado a los treinta. ¡También esta es la magia de elegir una vida minimalista! 105 «La mayor riqueza de los hombres es vivir con poco, y estar satisfechos. Pues lo poco nunca falta» SÉNECA Optar por una forma de vida más simple es, sobre todo, elegir el lujo verdadero, la auténtica felicidad. Vivimos en un mundo de superabundancia y, sin embargo, muchos nunca estamos satisfechos y siempre queremos más. Recuperar los placeres sencillos y acoger el presente con alegría es un gran paso hacia la realización personal. ¿Puedes vivir solo con las cosas que realmente te importan, sin excesos ni acumulación? ¡Claro que sí! De ti depende volver a conectar con tus necesidades reales y no con las que la sociedad nos dicta. Eres tú quien debe establecer límites a tus pertenencias. ¿A qué se parecen hoy tus armarios, tu coche, tu bolso, tus estanterías, tu vida diaria? Escoger una nueva perspectiva, el minimalismo, significa permitir que el orden y la simplicidad que te rodean influyan positivamente en tu vida. Por supuesto, cualquier cambio es difícil y la sociedad continuará alimentando tus deseos de consumir. Pero difícil no significa imposible. Solo cuenta la toma de conciencia, que será el estárter de tu paso a la acción. No estar preocupado constantemente por tus cosas, tener menos deseos y, en consecuencia, menos necesidad de dinero, todo eso puede ayudarte a recuperar una vida más armoniosa, a reencontrarte con el tiempo, contigo mismo y con los demás. Cuando la luz entra en tus cosas, también entra en ti. Convertirse en una persona luminosa hace que el mundo sea más bonito. Todas las cosas que tienes deben procurarte emociones, alegría y satisfacción. Debes desprenderte de todo aquello que no te genere una energía positiva, ya que es un obstáculo para las nuevas experiencias. Si tuvieras que salir precipitadamente de tu casa, ¿qué te llevarías contigo? 106 ¿Qué es lo que realmente importa? Al empezar a hacernos las preguntas adecuadas es cuando comprendemos que es el momento de actuar si no queremos cargar con el peso de las cosas que poseemos y deseamos darnos la oportunidad de cambiar de vida. 107 Índice Más información Portadilla Créditos Referencias Índice Introducción 1. Adelante, vamos a hablar 2 3 4 5 6 10 13 El minimalismo, ¿un nuevo estilo de vida? ¿Qué es un minimalista? ¿Existen varias formas de entender el minimalismo? 2. El peso de lo que poseemos 13 14 14 17 El precio verdadero de consumir Las consecuencias de acumular ¿Por qué tendría que eliminar cosas de mi vida? 18 19 20 3. Psicoterapia breve 22 La necesidad de existir La nostalgia del pasado Las «buenas» excusas El desapego 24 24 25 26 4. ¡Tienes todas las de ganar! 27 Recuperar nuestro verdadero valor Limpiar menos Tener más tiempo para nosotros y para los demás Enriquecernos en el plano personal Controlar nuestro consumo Tener más dinero Mejorar nuestra calidad de vida Disfrutar de mejor salud Sentirnos libres Aligerar la mente 5. Pasa a la acción 27 28 28 30 30 31 32 32 33 34 35 108 Por algún sitio hay que empezar Poner orden no basta ¡Cuanto antes, mejor! Tirar, dar, vender... Los objetos olvidados El síndrome de las cajas de almacenaje ¿Dónde dar y vender? Empezar con orden Amar tus cosas 27 Razones para deshacerse de cosas 35 36 37 37 38 39 40 41 42 43 6. Seis métodos para cambiar nuestra vida 45 1. El método Konmarie Pregúntale a tu lado emocional Busca un sitio para cada cosa 2. El método de dividir en tres 3. El método habitación por habitación 45 46 47 47 48 7. El método "cero residuos" 49 5. El método de las 5s 6. El método feng shui 52 53 8. ¿Tirar cosas? ¡Sigue la guía! 56 ¿Qué revela tu armario? Esa ropa que nunca usamos El slow-relooking. ¡No sigas la moda! El armario de mis sueños ¿Algunas ideas? Simplificar los colores Joyas, la regla de las tres ¿Zapatos a docenas? Un bolso y los accesorios ¿Y debajo de la ropa? La lista Dar una vuelta por el cuarto de baño El cuarto de baño no es una tienda ¡Menos cuidados, pero mejores! El pequeño armario minimalista 109 56 56 57 57 57 58 59 60 61 62 63 63 63 64 65 Un cajón mágico ¿Y el dormitorio? El dormitorio ideal Consejos para tener un dormitorio zen Cita en la cocina La vajilla Los aparatos domésticos Pasemos al salón La televisión y otros aparatos eléctricos En mi despacho Documentos administrativos La agenda Los libros Memorándum para un despacho minimalista Limpieza cotidiana 9. ¡Sencillez! 67 67 68 69 70 70 72 72 73 74 74 77 78 80 80 82 En mi cuerpo Las listas de la compra, ahorrar tiempo y dinero Cuanto menos procesados, mejor Comida ligera, cuerpo ligero La dietética vfp(verduras, féculas, proteínas) Una alimentación cero residuos 10. En mi entorno 82 83 84 84 85 86 88 Rebajas: o lo tomas o lo dejas Las colecciones Las herencias y los recuerdos Los juguetes Los regalos El mundo digital 88 90 91 92 93 94 11. En mi cabeza 96 Aligerar los pensamientos ¡Medita! Librarse de las relaciones tóxicas Vivir con gratitud y el momento presente No todo el mundo quiere ser minimalista 110 96 96 97 98 99 Evitar discusiones Nada de dogmatismos, ¡viva el equilibrio! 99 100 12. La caja de las ideas minimalistas 101 El Kakebo El proyecto 333: armario cápsula El minsgame El reto de las 24 horas y más... Sin compras La prueba de la caja Los deportes minimalistas El kufu La minicasa La jubilación anticipada 101 102 102 102 103 103 103 104 104 Conclusión 106 111