Resumen: "Esquema de la política exterior argentina" de Gustavo Ferrari Capítulo I En 1914 Zeballos deducía como características de la política exterior argentina el pacifismo, la amistad c/todas las naciones, la política moderada de armamentos, la vocación comercial. No fue el único el historiador norteamericano, Whitaker, enumero las cuatro tradiciones más persistentes en nuestra política: hegemonía en la región del plata, no intervención, relación especial con los demás Estados latinoamericanos y oposición a las alianzas multilaterales y otros pactos de seguridad. Mas tarde habría agregado la tendencia a la jefatura de toda America Latina y el repudio a la guerra exterior. En nuestro país se ha propuesto un esquema que contempla cuatro tendencias: afiliación a la esfera de influencia británica, oposición a los E.E.U.U, aislamiento respecto de America Latina y debilidad en la política territorial A juicio del autor G. Ferrari las constantes en la política exterior argentina son seis: 1) pacifismo, 2) aislamiento, 3) evasión por medio del derecho, 4) moralismo, 5) enfrentamiento con los EE. UU y europeísmo, y 6) desmembración territorial. 1. Pacifismo: La Argentina no siempre fue pacifista. La ideología de la paz reconoce a un teórico, Alberdi. Esta corresponde en la escala de Scheler, al pacifismo del liberalismo económico: la paz por medio del comercio, del librecambio. Esta ideología, la paz como presupuesto de la prosperidad, fue asumida por la generación del 80, particularmente por Roca, quien en sus dos presidencias afianzo una paz no siempre fácil. La misma reino casi sin contradicciones y conquisto hasta a los viejos adversarios como Mitre y su partido. Por ej. La paz con Chile y la doctrina Drago fueron apoyadas decisivamente, en 1902, por el fundador de La Nación. El dogma de la paz siguió manifestándose en diversos actos u omisiones. El A.B.C y su mediación mejicana, la actitud argentina en la Quinta Conferencia Panamericana de Santiago, el Tratado Antibélico Sudamericano, la neutralidad, a veces oportuna y otras veces recalcitrante, ante las dos guerras mundiales. La adhesión argentina al principio del arbitraje amplio, aun en los casos en que perjudicaba sus derechos, es una expresión mas del dogma de la paz. 2. Aislacionismo: La tendencia aislacionista de la Argentina obedece a una realidad geográfica que no se puede desconocer. Un observador extranjero ha señalado que el aislacionismo argentino se presenta en tres niveles: en el mundo, en la región y aun dentro del mismo país. El aislacionismo interno, según este autor, se debe a la despoblación y a las comunicaciones deficientes. A nivel regional son los accidentes geográficos lo que nos separan, en lugar de unirnos, de los vecinos. En la escala mundial, la Argentina “depende por completo de una dilatada red de comunicaciones y transporte internacionales. La realidad geográfica se traduce en la política interna y también en el plano de las relaciones internacionales. El aislacionismo argentino no se reduce a un problema regional, en momentos mas agudos alcanza una dimensión mundial. Sin embargo, el sentimiento aislacionista se da frente a la organización hemisférica. Por ej. En Tratado Continental como en el Congreso de Lima, la actitud del presidente Mitre fue cautelosa y concluyo en la abstención de la Argentina. Mas tarde en (1873), el presidente Sarmiento y su canciller Tejedor tuvieron la intención de unirse a Bolivia y Perú contra Chile en la cuestión del pacifico, pero naufrago en el senado. En 1902, durante la 2da presidencia de Roca se registran dos acontecimientos de signo contrario, por un lado, los pactos de mayo, al rechazar la llamada “política continental” de solidaridad con algunos países del pacifico, ratifican la postura aislacionista. Y, por otro lado, la enunciación de la doctrina Drago (29 de diciembre) significa un gesto de solidaridad hemisférica, una suerte de compensación con el replegamiento anterior. 3. La evasión por medio del derecho: Nuestro país tiene una tendencia a eludir la realidad histórica – política de los problemas internacionales y a reducirlos a su aspecto jurídico. La evasión jurídica, la reducción de la política y de la vida misma, al derecho, a la ley, tiene dos explicaciones, una ideológica y otra pragmática. La primera consiste en la inclinación del liberalismo, ideología reinante en el siglo 19 y a inicios del 20, a despersonalizar y planificar el acaecer político, sujetándolo a leyes tan rígidas como las de las ciencias que entonces eran consideradas exactas, se aspira al gobierno de leyes, y no de los hombres. La soberanía se despersonaliza y se encarna en la ley. La explicación pragmática es más modesta: los países débiles esgrimen el derecho internacional como un medio de defensa frente a las grandes potencias. La reducción de la política exterior al derecho internacional, cuyo ejemplo mas visible es la ya mencionada adhesión al arbitraje, se completa en la Argentina con el problema de la ratificación de los tratados. No se ratifican, nuestra nación es la menos ratificadora del mundo, lo que es también una forma de aislacionismo, al reducir el numero e intensidad de los vínculos internacionales obligatorios. 4. Moralismo: La política exterior argentina esta circundada por un halo moralizante. En su tesis de derecho (1876), Bermejo escribía estas palabras: “La moral es el mejor consejero de una sana política, y los gobiernos que, en vista de intereses transitorios, abandonan el camino que señalan a la diplomacia de honor y las prescripciones eternas de la justicia, se atraen sobre si el desprecio de todas las naciones”. Por ej. En 1879, Balmaceda, distinguido hombre publico chileno, fue enviado a Buenos Aires para impedir la intervención argentina en la Guerra del Pacifico, y obtuvo como respuesta por parte de los estadista argentino lo siguiente: La Argentina no es país que aproveche las dificultades de un adversario para obtener ventajas, lleve a su país la seguridad de nuestra completa neutralidad durante la guerra, que después de esta, y cuando ustedes estén repuestos del esfuerzo, entraremos a discutir nuestros derechos respectivos. 5. Europeísmo y oposición a Estados Unidos: La Argentina se sintió mas cerca de Europa, por razones de proximidad geográfica, traducidas en mejores vías de comunicación, en seguida, por los intereses comerciales de economías complementarias, por que la diplomacia europea generalmente fue superior a la norteamericana, y por qué entre EE. UU y Argentina se suscito una rivalidad por el liderazgo hemisferio, alentada desde Europa. De los dos grandes ideólogos del progreso argentino, Sarmiento fue favorable a EE. UU, pero Alberdi se mostró siempre europeísta y enemigo de la doctrina Monroe. Desde la independencia hasta la organización, el modelo norteamericano es evidente. Luego, la imitación se vuelve emulación y, muy pronto, franca rivalidad. A su vez, subyace en el europeísmo la complementación económica con Inglaterra, esbozada en Yrigoyen en 1929, perfeccionada por Justo en 1933 y llevada a su máxima expresión por Perón en 1949. La peculiar relación con Gran Bretaña no debe ocultar las otras facetas de la constante europeísta: el sello étnico, político y cultural impreso en nuestro país por Francia, España e Italia, ese sello que hacia escribir a Zeballos (1905) “Nosotros pertenecemos a la zona del concierto europeo” 6. Desmembración territorial: Si se compara el perímetro del Virreinato del Rio de la Plata con el del actual territorio argentino, podrá comprobarse que la superficie se ha reducido a la mitad. La desmembración argentina tiene como antecedente hispánico la conducta de la metrópoli con respecto al avance lusitano, sobre la Colonia del Sacramento. Cada vez que las fuerzas de Buenos Aires reconquistaban el enclave portugués en la Banda Oriental, la inhábil diplomacia de Madrid no tardaba en restituirlo a la soberanía de Lisboa. Este procedimiento, de victoria militar y derrota diplomática, se prolongó a través de más de un siglo. A partir de Mayo 1810 se liberan las fuerzas centrifugas en el efímero Virreinato. La primera sucesión fue la paraguaya, y casi en seguida comenzaron las dificultades con la Banda Oriental, que culminaron en su perdida. La separación de las cuatro provincias del Alto Perú fue prácticamente estimulada por el Congreso Constituyente en 1825. Este caso es paradigmático. El 9 de mayo de ese año, el Congreso dicto un decreto en cuyo texto, después de recordarse por dos veces que aquellas provincias siempre habían pertenecido a nuestro país, se resolvía dejarlas en libertad para disponer de su suerte, según crean convenir mejor a sus intereses y a su felicidad. Mientras tanto, en Chile, Alberdi formula la base teórica de la desmembración territorial: “el terreno esta de mas entre nosotros” , la idea se fundaba en el prejuicio de que el exceso de espacio provocaba la anarquía, años después Sarmiento toma esta idea y la difunde en su libro Facundo “El mal que aqueja a la Argentina es la extensión, el desierto la rodea por todas partes y se le insinúa en las entrañas” y de aquí deriva su conocido esquema filosófico – político, las ciudades equivalen a la civilización, y la campaña a la barbarie. El liberalismo, autor de esta teoría, de algún modo, busco compensarla mediante su enérgica política demográfica “Gobernar para poblar”, cuanto antes y, de cualquier manera. Porque la mejor forma de asegurar un territorio es poblarlo. Después de caseros, el pleito entre Bs. As y la confederación puso en peligro la integridad nacional. La Argentina estuvo a punto de disgregarse en dos países distintos, en torno de los dos polos de poder. Tanto Bs As. Como Paraná, para obtener el favor de las naciones extranjeras en su contienda civil, muchas veces no obraron con el debido celo en las cuestiones de limites que entonces se tramitaban. Uno de los motivos de la Triple Alianza era territorial, el articulo 16 del tratado, en su base primera, postulaba una reivindicación argentina sobre límites. Unos años después Mitre es enviando por Sarmiento y Tejedor a Río y a Asunción para arreglar las disonancias de la Alianza, advertía a nuestro gobierno: “No hay que caer en la embriaguez de la extensión”, su consejo fue rechazado por Tejedor, canciller de Sarmiento. La conquista definitiva del desierto, obra del gral. Roca, es una de las excepciones concretas a la constante desmembración territorial argentina y, con seguridad, la más importante, con carácter definitivo. Una vez presidente, Roca ordeno nuevas expediciones que completaran la obra personalmente inicia por él. Y a la ocupación de la Patagonia le dio marco jurídico mediante el Tratado de limites con Chile de 1881. Este convenio fue muy ventajoso para nuestro país. La inquietud de Roca por la soberanía territorial lo llevo a pensar en el Norte también, y en 1881 creo la gobernación de Misiones y en 1884 se realizo la campaña del Chaco, que respaldo nuestros derechos sobre la zona. Otro signo de debilidad territorial se encuentra en la llamada “formula argentina” del arbitraje, acuñada a fines del siglo pasado. Según ella, se sometían a la solución arbitral “todas las controversias de cualquier naturaleza que por cualquier causa surgieran entre ellas, en cuanto no afecten a los principios de la constitución de uno u otro país y siempre que no puedan ser solucionadas mediante negociaciones directas”. La excesiva devoción por el arbitraje es una manifestación de otra constante, el pacifismo argentino. En aras de la paz, nuestro país sacrificaba la posibilidad de una defensa más enérgica de sus derechos sobre regiones litigiosas, entregaba la solución de los conflictos a potencias extranjeras y aceptaba fallos que muchas veces lo despojaban de su patrimonio. A comienzos de siglo, la Argentina renuncio formalmente a toda expansión territorial. El texto de la renuncia se halla en el Acta Preliminar al Tratado General de Arbitraje, firmado con Chile el 28 de mayo de 1902. Por mas que fuera valor entendido entre las partes que solo se aludía, de manera harto elíptica, al desenlace de la Guerra del Pacifico la renuncia lisa y llana a cualquier ensanchamiento no deja de llamar la atención y puede inscribirse en el cuadro de tradicional desapego por el territorio. Entre las causas de la constante desmembración territorial argentina, se encuentra el peso de la tradición española, ambiciosa en la fase de la conquista, pero mas indiferente en la conservación del imperio. Otra causa del desinterés argentino por el territorio es la abundancia de tierra fértil que desde siempre favoreció a nuestros habitantes. Aquí nunca existió el desafío geográfico que sufrió Chile, por ej. Capitulo II III. De Mayo a Caseros 1. Revolución, Independencia, Anarquía Apenas instalado el primer gobierno patrio, el efímero virreinato del Rio de la Plata empezó a disgregarse, primero fue Paraguay que ya tenia tendencia a la autonomía. Alberdi señala, los errores de Bs As que aceleraron la separación. Después de la campaña de Belgrano, el 28 de agosto de 1811 las Provincias Unidas reconocen la independencia del Paraguay y la ratifican el 12 de octubre al suscribir un Tratado de Unión, Amistad y Límites. Uno de los primeros objetivos de Buenos Aires fue lograr el reconocimiento de las principales potencias de la época, para lograrlo despacho varias misiones diplomáticas. Esta política coincide con el florecimiento de las ideas monárquicas, lo cierto es que el sistema monárquico había sido restaurado en Europa, una vez disipada la ola revolucionaria, y aun nuestra Constitución de 1819 estaba diseñada para adaptarse fácilmente a un rey. Pese a algunos antecedentes decisivos, como la creación de la Bandera (1812) y otros símbolos nacionales en el S.XIII, la declaración de la independencia se postergaba, lo que genero las conocidas protestas de San Martin, hasta que se formalizo a mediados de 1816. Mas tarde llego el reconocimiento de las potencias (1821) Portugal y Brasil, en (1822) EE. UU y en (1823) Gran Bretaña, al tiempo que se proclamaba la doctrina Monroe. La dominación española se extinguió en los campos de Ayacucho (1824), después de la Revolución Francesa de 1830, el rey Luis Felipe reconoció también a las Provincias Unidas. Bajo Rivadavia se acentúa la influencia británica, este pretende designar a un inglés como representante diplomático argentino en Londres, esto no fue aceptado por el foreign Office. El 2 de febrero de 1825 se firma un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre GB y las Provincias Unidas. Establecía reciprocidades económicas que en realidad se traducían en ventajas unilaterales para Inglaterra. En otra de las clausulas se declaraba la libertad de cultos, los caudillos del interior se opusieron a esta política con el lema de “Religión o muerte”. La guerra con Brasil reprodujo el esquema colonial de los conflictos hispano portugueses, victoria militar y derrota diplomática. Notables triunfos terrestres y navales, como Ituzaingó y Juncal (febrero de 1827), no alcanzaron para que la contienda se decidiera a favor de la Argentina. El 27 de mayo, Manuel J. García, saliéndose de sus instrucciones, firmo en Rio un tratado tan depresivo para la dignidad nacional, abandonaba la Banda Oriental al Imperio, que no solo fue dejado sin efecto, sino que ocasiono el alejamiento definitivo de Rivadavia de la escena política. El gobierno de Dorrego envió a Guido y Balcarce al Brasil y, bajo los auspicios británicos, se suscribió, el 27 de agosto de 1828, un nuevo tratado. Surgía el Estado Oriental del Uruguay con garantía brasileña y argentina. A la separación del Paraguay debe sumarse la del Uruguay, que corono una larga etapa de desencuentros entre los dirigentes porteños y Artigas. También se perdieron las cuatro provincias del Alto Perú. A la independencia las llevo una serie de reveses militares, pero sobre todo la actitud del gobierno de Buenos Aires. El 9 de mayo de 1825 sanciono un decreto por el que, aunque admitía que “las cuatro provincias del alto Perú han pertenecido siempre a este estado” las dejaba en plena libertad para disponer de su suerte, según crean convenir mejor a sus intereses y a su felicidad. Herederas de España en el dominio de las Islas Malvinas, las Provincias Unidas habían hecho efectiva desde temprano su soberanía sobre el archipiélago. En noviembre de 1829, el representante británico Woodbine Parish elevo una protesta en la que se aducían presuntos derechos de su país. Dos años después se suscito un grave incidente con los EE. UU y la corbeta Lexington arraso la colonia y desmantelo las defensas en Puerto San Luis. El 3 de enero de 1833, GB ocupo las islas por la fuerza y las conserva hasta hoy, pese a las interrumpidas reclamaciones argentinas. 2. Época de Rosas Para la campaña del Desierto (1833 – 1834) Rosas gestiono la colaboración chilena en la empresa. El estallido de una revolución en Chile impidió que este país participara en la campaña. La confederación del Perú y Bolivia, organizada por el mariscal Andrés Santa Cruz, constituía un peligro para Chile, pues amenazaba su hegemonía sobre el Pacifico Sud. Rosas se sentía lejos del conflicto, fue el gobierno chileno el que debió enfrentar a Santa Cruz y, después de un contratiempo inicial que condujo al Tratado de Paucarpata, el general Bulnes lo aplasto en Yungay, en enero 1838. El desarrollo de la navegación de vapor y su llegada al Estrecho de Magallanes fue el motivo de la ocupación chilena de un punto en esa vía interoceánica, en septiembre de 1843, una comisión chilena había advertido al gobierno sobre los derechos argentinos a una parte del Estrecho. La reacción de la cancillería rosista se produjo cuatro años después, en diciembre de 1847, Sarmiento asumió la defensa de la posición chilena, actitud en la que Alberdi no lo acompaño. En esa época Chile trato también de avanzar sobre potreros cordilleranos de Mendoza e hizo exploraciones en la zona de Nahuel Huapi. El conflicto con Francia en 1838 tuvo un antecedente en el atropello de Venancourt, casi diez años antes, contra el gobierno de Lavalle. Rosas apoyo al agresor europeo. Las causas del enfrentamiento eran los supuestos daños sufridos por un francés (Bacle) y el servicio militar exigido a los extranjeros de esa nacionalidad. Rosas se negó a tratar con vicecónsul y el 28 de marzo fue decretado el bloqueo de Buenos Aires y los demás puertos de la Confederación, a partir del 10 de mayo. El conflicto se soluciono gracias a la presión inglesa sobre Francia. El 29 de octubre de 1840 se firmo el Tratado Arana – Mackau, por el cual la Confederación se obligaba a otorgar a Francia el trato de nación mas favorecida, a indemnizar a los franceses y a respetar la independencia del Uruguay. Francia se obligaba a levantar el bloqueo y a desagraviar el pabellón argentino. Desde 1848, cuando se iban solucionando las controversias con Europa, Rosas adopto una política desafiante hacia el Brasil, por lo que en septiembre de 1850 se llego a la ruptura. El 1° de mayo de 1851 se produce el pronunciamiento de Urquiza, que consiste en la aceptación por parte del gobierno de Entre Ríos de la ficticia renuncia de Rosas periódicamente hacia el encargo de las relaciones exteriores, forma rudimentaria del poder nacional. El 29 de mayo se firma un Tratado de Alianza contra Oribe entre el Brasil, Entre Ríos y el gobierno de Montevideo. El 18 de julio, Rosas declara la guerra al Brasil. Desaparecido Oribe, el 21 de noviembre el Brasil, Entre Ríos, el Uruguay y Corrientes suscriben un Tratado contra Rosas. En el desenlace de Caseros (3 febrero de 1852) el Brasil no desempeña mas que un importante papel financiero, Urquiza procura que las tropas brasileñas tengan la menor intervención posible. Gran Bretaña quedo descolocada, pues una vez reconciliada con Rosas, en 1849, miraba a éste como la única alternativa frente al caos. IV. La segunda mitad del siglo XIX 1. La Confederación y el Estado de Buenos Aires Después de la revolución porteña del 11 de septiembre de 1852, tanto Buenos Aires como la Confederación rivalizaron en una actividad diplomática, considerada como una faceta mas de la guerra civil. Cada bando trato de obtener más éxitos internacionales, comenzando por atraer a su capital a los representantes de las grandes potencias. Y en esta puja a veces se sacrificaban fragmentos del interés nacional. El gobierno de la Confederación suscribe, en mayo de 1852, el Acta de Garantía de los convenios de 1851 entre el Brasil y el Uruguay, es decir, ratifica lo que Cárcano llama la “diplomacia extorsiva” del imperio, concretada en aquellos convenios firmados por Lamas. Y en Julio reconoce la independencia de Paraguay. En Julio de 1853 la Confederación concluye tratados de libre navegación de los ríos con GB, Francia y los EE. UU, sorprende que se acuerde con naciones extranjeras lo que debe ser materia constitucional interna, y, en efecto, el tema esta tratado en el articulo 26 de la constitución nacional, pero existe una explicación histórica. Las provincias litorales eran las que más habían sufrido las consecuencias de la clausura de los ríos en provecho de la Aduana porteña. La garantía constitucional les parecía insuficiente, buscaron una garantía mas firme, el acuerdo con las grandes potencias. Otro aspecto de la intensa actividad diplomática de la época son las negociaciones con la Santa Sede. Desde 1810 se había operado la separación con Roma, y es curioso que Rivadavia y Rosas coincidieran en tratar mal a las misiones enviadas por el Vaticano. La Constitución del 53 estableció un compromiso entre religión privilegiada, pero no de Estado, y libertad de cultos, y trato de establecer otro entre patronato y concordato, pero ya Roma era reacia. En diciembre de 1854 y enero de 1855, Buenos Aires y la Confederación suscriben los pactos de unión, pero el acuerdo es muy inestable y dichos pactos son denunciados por Paraná en mayo de 1856. Después, la situación se deteriora cada vez mas hasta llegar el año 1859 en que la tensión anuncia el conflicto armado. Pese a varias gestiones diplomáticas, los adversarios se encuentran en Cepeda (nov de 1859), donde Urquiza derrota a las fuerzas de Buenos Aires. Su magnanimidad con los vencidos y una nueva gestión de López llevan al Pacto de San José de Flores, a la reforma constitucional y al retorno de Buenos Aires al seno de la Confederación. Pero antes de dos años, la batalla de Pavón colocaría a la unidad nacional bajo el signo porteño. 2. Época de Mitre (Presidencia de Mitre 1862 -1868) La política exterior del presidente Mitre presenta dos modalidades contradictorias: por un lado, la abstención en los problemas del Pacífico, y por el otro, la intervención en los asuntos del Atlántico y del Plata. Respecto a los problemas del Pacifico, Mitre no se limita a continuar con la línea iniciada por Rosas y Urquiza, ofrece una versión aguda del aislacionismo anticipado por aquellos, Mitre se opone siempre a la llamada “política continental”, expresión que no mantiene el mismo sentido a lo largo del tiempo. En la década del sesenta, en el S. XIX, significa la política de unión hispanoamericana, promovida por los países del Pacifico, incluso Chile. Desde los años setenta hasta comienzos de este siglo, el sentido cambia y equivale a la intervención argentina en los asuntos del Pacifico, implica sobre todo un enfrentamiento con Chile, una actitud respecto de la guerra de 1879 y sus consecuencias. En 1862 el plenipotenciario peruano Buenaventura Seoane invita al gobierno argentino, a adherir al Tratado Continental, Mitre contesta de forma negativa, el tratado, suscripto en 1856 por Chile, Perú y Ecuador, como eco de algunas agresiones contra países hispanoamericanos, comprendía desde graves decisiones políticas hasta normas de derecho privado. Con argumentos basados en un crudo europeísmo hace una critica severa y duda de su utilidad. La segunda ocasión para expedirse fue el conflicto entre España y Perú, que se tradujo en la ocupación de las islas Chincha por el almirante Pinzón, sin previa declaración de guerra. Con este tema se convoco un congreso en Lima. De viaje para Washington, Sarmiento paso por la capital peruana y, sin instrucciones para ello, intervino en las sesiones del congreso. El presidente Mitre trata de explicar su posición aislacionista. La Argentina en ese momento negociaba el Tratado de reconocimiento con España, y en el caso peruano formulo una protesta. Cuando después España ataco a Chile, nuestro país intento mediar con Madrid, Paris y Londres, pero sin éxito. El gobierno de Mitre desarrollo una política muy distinta en el Atlántico y en el Plata, regiones donde intervino hasta llegar a la guerra. Mitre se metía en la política uruguaya, con el pretexto de restaurar a Oribe. En el Uruguay gobernaban los blancos y la tumultuosa oposición colorada recurrió a Mitre en busca de apoyo. Los oficialistas se pusieron bajo la protección del presidente paraguayo, Francisco Solano López. Este último cedió a convertirse en el árbitro del Plata y decidió proteger al gobierno blanco uruguayo, mientras Mitre observaba en una neutralidad dudosa, pues sus simpatías estaban con los colorados. A su vez, el Brasil, con el pretexto de disturbios en el Uruguay, preparaba su intervención armada. En agosto de 1864, el gobierno de Mitre firma un protocolo con el Brasil, por el que autoriza al Imperio para que actúe por su cuenta en el Uruguay. Al mes siguiente comienza la invasión brasileña. López reacciona en noviembre rompiendo las hostilidades con el Imperio, apresa el vapor Márquez de Olinda e invade el Mato Grosso. Mitre rechazo el pedido de López para atravesar con sus tropas el territorio nacional, el trato con ambos bandos era diferente pese a la política de neutralidad. López agredió a Corrientes en abril de 1865, con lo que brindo a sus adversarios el casus belli que buscaban. Si el gobierno de Asunción tenia algunas probabilidades de éxito frente al Brasil, el ingreso de la Argentina al conflicto sentenciaba al Paraguay a una derrota próxima. El 1° de mayo de 1865 se suscribe el Tratado de la Tiple Alianza, los aliados se obligan a respetar la independencia, soberanía e integridad territorial del Paraguay, en virtud del art. 16 se proponían imponerle reivindicaciones territoriales. Por un protocolo de la misma fecha acordaban desarman completamente al enemigo. La guerra fue larga y difícil. El censor de la política de Mitre fue Alberdi, quien explicaba de este modo la aparente contradicción entre la abstención en el Pacífico y la intervención en el Atlántico: en el Pacifico, Mitre colaboraba pasivamente con la agresión armada de los Borbones (Isabel II) y en el Atlántico ayudaba activamente a los Braganza en su ataque al Paraguay. En ambos casos, se aliaba con las monarquías europeas contra las republicas americanas. 3. La política de Sarmiento La guerra resto prestigio a Mitre en la política interna y en el ejército. Al termino de su mandato no pudo imponer a su sucesor, y fue justamente de las filas militares de donde surgió la candidatura de Sarmiento. La política del nuevo presidente marco una neta diferencia con la de su predecesor, si Mitre había embarcado al país en la Triple Alianza sin el armamento adecuado, había practicado una “diplomacia desarmada”, Sarmiento se ocupará, a la inversa, de armar rápidamente a la Argentina. Casi mas grave que la guerra contra el Paraguay fue la liquidación de la alianza, pues las divergencias que separaban a los principales aliados, el Uruguay era un socio teórico, parecían conducir a un nuevo conflicto entre los vencedores. Mientras tanto, Chile, a través de su canciller Ibáñez en 1872 extendió por primera vez sus pretensiones en la Patagonia. A la legación argentina en Santiago, el gobierno de Sarmiento destino a uno de los mas lucidos y fervientes defensores de los derechos argentinos: Félix Frías. El endurecimiento de Chile hacia nuestro país estaba fundado en nuestro desinterés cuando su conflicto con España, pero era estimulado por el Brasil. Entonces Sarmiento adhiere, en 1873, al Tratado de Alianza de Perú y Bolivia, dirigido tácitamente contra Chile. La cámara de Diputados aprobó la adhesión argentina, pero el Senado, dominado por los partidos de Mitre, logro postergar el tratamiento del asunto hasta que perdió actualidad. 4. Campaña definitiva del desierto y Tratado de 1881 (presidencia de Avellaneda 1874 – 1880) En la presidencia de Avellaneda se acentúan los problemas con Chile, mientras mejora la relación con el Brasil, en 1876, Bernardo de Irigoyen firma un Tratado de Paz con el Paraguay, por el que se somete al arbitraje norteamericano la zona que disputan ambas partes. En 1878, el presidente Hayes pronunciara su laudo, favorable enteramente a la pretensión paraguaya. En 1876 Chile envía a Bs As a su representante Barros Arana, pero el apresamiento de la barca J. Amélie, que operaba en aguas australes con licencia argentina entorpece las negociaciones. Barros Arana trata con los cancilleres Irigoyen y Elizalde y con este última firma un Tratado de limites en enero de 1878. Avellaneda anuncia al congreso la celebración de ese convenio, pero es rechazado por el gobierno chileno, por lo cual Avellaneda informa al congreso la ruptura de relaciones con Chile. La situación es cada vez mas tensa, en octubre los chilenos apresan otra embarcación. Para evitar una guerra, el 6 de diciembre se firma en Santiago un acuerdo de statu quo, el Pacto Fierro – Sarratea. Adolfo Alsina, ministro de guerra y marina de Avellaneda, muere en diciembre de 1877 y es reemplazado por el comandante Gral. De fronteras, el Gral. Roca. Se produce un cambio sustancial en la política respecto de los territorios nacionales dominados por los indios. Roca propone la guerra ofensiva, el ataque directo a las guaridas de los indios, para reducirlos o expulsarlos. Roca tiene perfecta noción de la importancia interna e internacional del problema: los indios actúan en connivencia con Chile y mantienen indeterminado un vasto territorio en litigio; además, la Argentina no puede crecer económicamente, ni recibir grandes aportes inmigratorios, ni tratar en pie de igualdad con las naciones del mundo, mientras tenga esta situación. Sin embargo, Roca logra que se sancione la ley 947, sobre traslación de fronteras sud al Rio Negro, el 4 de octubre de 1878. El 6 la promulga el Poder ejecutivo, el 11 se promulga la ley 954, por la que se crea la gobernación del territorio de la Patagonia, el 12 se designa su primer gobernador, el coronel Álvaro Barros, y el 13 se inician las operaciones preparatorias de la campaña del desierto. Las acciones principales se desarrollaron entre abril y junio de 1879, bajo la dirección personal del propio ministro. Pensamos que esta campaña es la más notable excepción a la constante desmembración territorial sufrida por la Argentina. Desde abril de 1879, Chile había iniciado las hostilidades contra Bolivia y Perú en la guerra del Pacifico. Hubo en la Argentina partidarios de unirse en el conflicto, pero el gobierno de Avellaneda, asistido por Roca opto por abstenerse en esa guerra y consolidar el territorio nacional, aprovechando las circunstancias favorables. El mismo criterio siguió Roca dos años después, al mantener a la Argentina fuera del conflicto y suscribir con Chile el Tratado de limites de 1881. Por este convenio, nuestro país se aseguraba el dominio de la Patagonia a cambio del Estrecho, cuya importancia seria eclipsada por la apertura del istmo de Panamá. El Tratado de 1881 es un pacto de paz y se inserta en el marco de la política pacifista que Alberdi dicto a los hombres del ochenta. 5. Otros acuerdos y reuniones internacionales La Argentina desarrollo en los años siguientes una fecundada actividad internacional. Entre 1888 y 1889 promovió el Primer Congreso Sudamericano de Derecho Internacional Privado, reunión que, pese a su carácter aparentemente jurídico, significo un efectivo acercamiento de los países de la región. Esta iniciativa argentina tenia como fin oponer un hecho consumado y exitoso a los intentos de unidad hemisférica promovidos desde Washington. Entre 1889 y 1890 tuvo lugar en la capital norteamericana la Primera Conferencia Panamericana y, en ese foro, la delegación argentina, Sáenz Peña y Quintana, desempeñaron un papel descollante. No solo multiplico las objeciones de forma, sino que logro echar a pique los temas de fondo. Con Bolivia se firmo un Tratado de limites en mayo de 1889 y, en septiembre, otro con el Brasil, en el que se establecía, y fue un gran error, el arbitraje norteamericano sobre las Misiones Orientales. Zeballos se esforzó por neutralizar este traspié mediante su arreglo directo con Bocayuva (enero 1890), pero la opinión brasileña lo repudio y, cinco años mas tarde, el presidente Cleveland atribuyo toda la zona en cuestión al Brasil. Aunque el tema internacional que domina la época de 1890 a 1900 es el litigio con Chile. Vencedor en el Pacifico, se mostraba renuente en la aplicación del Tratado de 1881, hasta que, en enero de 1882, intento enervarlo al inventar la teoría del divortium aquarum continental. La situación con la Argentina se volvió muy critica y no la atenuaron los protocolos de 1893 y 1896. Ambos países emprendieron una acelerada carrera armamentista, traducida especialmente en el incremento del poder naval. Para solucionar la cuestión de la Puna, debió ser decidida por el arbitraje Buchanan. V. Paz en America, guerra en Europa 1. Arreglo con Chile y desarme Al iniciarse el siglo XX, la tensión con Chile no había disminuido, ambos rivales perfeccionaban su capacidad bélica y aumentaban sus efectivos. A fines de 1901 se establece en la Argentina el servicio militar obligatorio. Había nuevos motivos de disputa: la Argentina reprochaba a Chile la construcción de caminos en zonas litigiosas de la cordillera y, por su parte, Chile atribuía al gobierno argentino una incursión en el seno de la última Esperanza. A la paz con Chile contribuyeron diversos factores. El banquero porteño Ernesto Tornquist trato de conseguir la mediación inglesa a través de dos grandes casas europeas, Baring y Rothschild. También cooperaron en la solución pacifica el Gral. Mitre y su diario. Se produjo el reemplazo de casi todos los principales actores de la negociación diplomática, fue un factor de apaciguamiento. El 28 de mayo de 1902, se suscribieron en Santiago los Pactos de Mayo, que, comprendían cuatreo instrumentos principales: El Acta Preliminar, el Tratado General de Arbitraje, la Convención sobre Limitación de Armamentos Navales, y un Acta pidiendo al Arbitro que fije los hitos demarcatorios sobre el terreno. El Acta o Clausula Preliminar, aquí la Argentina renuncia a las expansiones territoriales, mientras que Chile lo hace de manera condicionada. El Tratado General de Arbitraje reproducía la llamada formula argentina, es decir la más amplia expresión conocida en derecho positivo de ese medio de solución pacífica. Designaba a GB como árbitro único y le confería facultades muy extensas. La convención sobre Limitación de Armamentos Navales disponía que ambos países desistían de adquirir los buques que tenían en construcción. Por el articulo II se obligaban a no aumentar sus armamentos navales. El Acta para solicitar al Arbitro el nombramiento de una comisión que fijara en el terreno los deslindes ordenados en su sentencia era muy breve y se limitaba a formular tal petición conjunta. Eduardo VII produjo el laudo en noviembre de 1902 sobre las cuatro cuestiones litigiosas:1) región del paso de San Francisco, 2) cuenca del Lago Lacar, 3) región de las inmediaciones del lago Nahuel Huapi a las del lago Viedma, 4) región adyacente al seno de la Última Esperanza. El Tribunal Arbitral se ajusto a las siguientes pautas: a) valor del terreno por dividir, b) actual ocupación y c) consideraciones estratégicas. La política de los Pactos de Mayo, que garantizo por décadas una cordial relación con Chile, se inscribía en dos constantes de la política exterior argentina, el pacifismo y el aislacionismo. A la primera respondía desde luego la Convención de desarme naval, pero también el recurso ilimitado al arbitraje, aun a riesgo de que se tradujera en perdidas territoriales. La tendencia al aislacionismo, a su vez, afloraba en la renuncia a intervenir en las cuestiones del pacifico. Sin problemas externos, sin responsabilidades internacionales, la Argentina proseguía su camino hacia la culminación del Centenario. 2. La doctrina de Drago Tres potencias europeas atacaron por la fuerza a Venezuela a fines de 1902, hundimiento de barcos venezolanos, bombardeo, bloqueo. Alemania y GB lo hicieron en un primer momento y luego se agrego Italia. Los motivos eran de distinta índole, servicios impagos del empréstito, daños y perjuicios por la guerra civil, hundimiento e incautación de embarcaciones. Los EE. UU, que conservaban en vigencia la doctrina Monroe, no reaccionaron sino con el llamado “primer corolario Roosevelt” a dicha doctrina, según el cual la mismo no garantizaba a ningún Estado contra el castigo si se conducía mal, con tal que se castigo no se tradujera en adquisición de territorio por una potencia no americana. El 1° de enero de 1903, el dictador venezolano Castro acepto las condiciones de los agresores, a través del gobierno norteamericano, y el 13 de febrero, por el Protocolo de Washington, Venezuela reconoció en principio la justicia de los reclamos. Desde agosto de 1902 ocupaba la cancillería Luis María Drago, quien preparo la famosa nota argentina y, luego de vencer el escepticismo del Gral. Roca, la despacho a Washington el 29 de diciembre. Previamente busco coordinar su acción con el Brasil y Chile, pero ambos países no quisieron acompañarlo. La nota contiene lo que más tarde se llamaría doctrina, Drago se reduce a enfocar el problema del cobro compulsivo de la deuda pública. Drago resume así en su tesis: “En una palabra, el principio que quisiera ver reconocido es el de que la deuda publica no puede dar lugar a la intervención armada, ni menos a la ocupación material del suelo de las naciones americanas por una potencia europea”. Los caracteres de la doctrina Drago son los siguientes: 1) es una doctrina política, y no jurídica, 2) es hemisférica y no universal, 3) es un corolario de la Doctrina Monroe, 4) solo se refiere a la deuda pública, y no a otros tipos de deudas. En febrero de 1904 la Corte Permanente de Arbitraje de la Haya dicto un fallo en el caso de Venezuela, reconoció un privilegio para el cobro de sus créditos a los acreedores que habían intervenido por la fuerza (GB, Alemania e Italia) sobre los que habían reclamado pacíficamente (EE. UU, México, España, etc.). La Argentina se empeño en imponer la doctrina Drago en la Tercera Conferencia Panamericana de Rio de Janeiro (1906), pero fue motivo de discordia, porque tanto Chile como Brasil, y otros países también, no la aceptaron. El secretario de Estado Root consideraba que la nota Drago era excelente, pero que no podía ser aprobada por una reunión de deudores, propuso que se trate en la Haya el año siguiente. Al reunirse la Segunda Conferencia de la Paz de La Haya, en 1907, la doctrina fue salvada por la delegación norteamericana, como cortesía para con el país anfitrión, en la Conferencia de Bs As (1936) 3. Cuestión con Brasil El primer canciller de Figueroa Alcorta fue Montes de Oca, durante su gestión empeoran las relaciones con el Brasil, sobre todo a causa de la doctrina Drago. Figueroa lo reemplazo por Zeballos y este logro al poco tiempo la amistad con Chile, Bolivia y Paraguay. En cambio, el gobierno uruguayo seguía dócilmente la política de Rio Branco y en 1907, incitado por él, planteo a la Argentina la cuestión del Rio de la Plata, Zeballos persuadió a Chile para que, junto con la Argentina, solicitase a Brasil que dividiera sus acorazados en construcción con nuestro país, para aliviar la carrera armamentista, solución que Rio Branco no quiso admitir. Poco después Figueroa Alcorta pedía a Zeballos que dejara la cancillería. En diciembre de 1908, el secretario norteamericano Root concibió una idea semejante a la del acuerdo que Zeballos había logrado con Chile, propuso al Brasil que dividiera sus acorazados con la Argentina, pero el gobierno de Rio se negó a considerar esta propuesta. Ese año muere Rio Branco, y su sucesor, Muller, opto por una política mas discreta. El 1° de julio de 1914, el canciller Murature podía comunicar a la cámara de diputados, que el Brasil había desistido de la construcción de su tercer acorazado. 4. La política del A.B.C El A.B.C tuvo dos manifestaciones concretas: la mediación en el conflicto mexicano – norteamericano de 1914 y, al año siguiente, el llamado Tratado del A.B.C. El conflicto entre los EE. UU y México fue provocado por la diplomacia moralista de Wilson, que al excederse en el repudio del usurpador Huerta concluyo interviniendo militarmente en México (abril de 1914). Cuatro días después la Argentina, Brasil y Chile ofrecían su mediación. Se abrió una conferencia en Niagara Falls a la que concurrieron representantes de los EE. UU y de una de las fracciones mexicanas y que sanciono entre el 20 de mayo y fines de junio. Mientras tanto, la situación de Huerta termino de deteriorarse y huyo al exterior. Aparentemente, el A.B.C no habría logrado nada directo, pero un análisis mas atento permite advertir que, por primera vez, America Latina había sido admitida en el coto privado de la política exterior norteamericana. Se evito la ampliación de la guerra y, sobre todo, una nueva expansión territorial de los EE. UU a costa de México. El 25 de mayo de 1915 se suscribió en Bs As el Tratado del A.B.C. Lo hicieron los cancilleres de los tres países, Murature, Muller y Lira. La fórmula del convenio se basaba en la de los tratados pacifistas que había promovido el primer secretario de Estado de Wilson, W. Bryan. Pero estos últimos eran bilaterales, los firmaba EE. UU con un país determinado. En cambio, el A.B.C es tripartito, en él la formula original empieza a multilateralizarse. La materia del Tratado es en realidad bastante modesta, para los conflictos entre los signatarios, no establece el arbitraje, ni la conciliación, sino solo una investigación y un informe, producido el cual, las partes recobran su libertad de acción. El Tratado del A.B.C solo logro media sanción del congreso argentino, y al año siguiente, el advenimiento del radicalismo al poder lo enterró para siempre. Los radicales criticaban esta política porque establecía, a su juicio, diferencias odiosas entre las naciones americanas, en lugar de respetar la igualdad teórica de los Estados. PUIG – la autonomía es la máxima capacidad de decisión propia que se puede lograr, teniendo en cuenta los condicionamientos objetivos del mundo real. Este propone cuatro modelos con los cuales buscaba representar graduaciones progresivas de la autonomía: 1) DEPENDENCIA PARA COLONIAL: en la cual las elites que conducen un E periférico o dependiente actúan prácticamente como apéndice económico, político e incluso ideológico de la potencia central. 2) DEPENDENCIA NACIONAL: corresponde al caso de la PEA en el periodo que va entre la emancipación y la 1 GM, caracterizada por la existencia de un proyecto de las elites locales, pero de forma subordinada y dependiente de la metrópoli. 3) AUTONOMÍA HETERODOXA: donde se ubica la tercera posición peronista, caracterizada por una elite que, si bien no confronta totalmente con los intereses estratégicos de la potencia dominante, su proyecto es disidente en gran medida, principalmente en cuanto a sus propios intereses. Donde coinciden el margen potencial de decisiones autónoma del país y el margen actual. Es definida como un estadio donde los supremos repartidores nacionales discrepan con la potencia dominante en tres cuestiones: en el modelo de desarrollo interno que puede no coincidir con las expectativas de la metrópoli, en las vinculaciones internacionales que no sean globalmente estratégicas, y en el deslinde entre el interés nacional de la potencia dominante y el interés estratégico del bloque. Se aplica a los gobiernos de Frondizi, Illia, Levingston, Lanusse, Cámpora y Perón. 4) AUTONOMÍA SECESIONISTA: donde las elites causan problemas internos y externos por una ruptura total con la potencia hegemónica, sin la correcta evaluación de las consecuencias (Malvinas). CRÍTICAS DE LA AUTORA HACIA PUIG Centrar el análisis desde la posguerra en adelante únicamente en la relación con los USA presenta problemas rápidamente. Este aspecto conduce a un error prescriptivo: si el problema es el acercamiento unilateral a la potencia hegemónica, cualquier tipo de diversificación de las relaciones exteriores es entendido como rasgo de autonomía. Así, la estrategia multilateral aparece como sinónimo de independencia. De esta manera, se descuida la existencia de otras relaciones asimétricas y que también significan nuevos lazos de dependencia, con otras potencias secundarias. No toda política exterior con margen de autonomía respecto de una o varias potencias implica necesariamente la promoción de una inserción internacional autónoma. GOBIERNO DE FRONDIZI: Coexistencia de la defensa de la autodeterminación de los pueblos en el ámbito diplomático y una política de apertura al capital extranjero en condiciones de privilegio en el ámbito económico de la PE. En la PE de desarrollismo de Frondizi los márgenes de autonomía respecto de USA en el ámbito político diplomático de la PE deben interpretarse como parte de una estrategia de inserción multilateral, más que como contracara de un proyecto defensor del nacionalismo económico, como había sido la tercera posición de Perón. En su PE se negó a delegar su responsabilidad y manejo personal, y se mantuvo fiel a los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos. Su tradición ideológica se mantuvo en varias oportunidades: reparos expresados a la recién lanzada Alianza para el Progreso, su alto perfil al intentar mediar entre Cuba y USA, recibir a Che Guevara en la quinta presidencial, la oposición ferviente del gobierno argentino a la expulsión de Cuba de la OEA y su política respecto del continente latinoamericano y en particular de Brasil. Los márgenes de autonomía existentes en la PE fueron especialmente en el ámbito político y diplomático y redundaron en altos costos para su gobierno, ya que entre las causas de encuentra el golpe militar que lo derrocó en 1962. En los aspectos económicos, hubo acercamiento con USA y la URSS, las dos superpotencias del periodo. Los funcionarios conservadores, liberales y los más variados promotores de los vínculos con la potencia del norte reaccionaron contra la orientación internacional del presidente y se su colaborador cercano, Rogelio Frigerio. GOBIERNO DE ILLIA: política de relativa autonomía respecto del modelo de desarrollo impulsado por la potencia dominante en la región, lo que coincide con una de las características centrales del concepto de autonomía heterodoxa y diferencia de la conducta de Frondizi. En términos diplomáticos y militares, la cuestión es más compleja ya que existieron políticas que enfrentaron con USA, como la negativa al envío de tropas a Santo Domingo, pero a su vez firmó en conjunto con el embajador de USA un convenio de cooperación militar que se basaba en la aceptación del nuevo concepto de seguridad continental. El distanciamiento respecto de USA incluye cuestiones centrales de la economía. Desde su campaña electoral hizo foco en la necesidad de anular los contratos petroleros ratificados durante la presidencia de Frondizi. Este se negó a renovar el Acuerdo de Garantía de Inversiones firmado por su antecesor y aplicó una política heterodoxa que incluye la suba de salarios y aplicaciones de controles de precio. Este tipo de políticas iban a contramano de los planes de ajuste promovidos por el FMI en ese momento. En cuanto a las cuestiones políticas y diplomáticas y estratégicas en el contexto de Guerra Fría, el gobierno radical llevó a cabo una PE guiada por el idealismo krausista y el universalismo, ambos de inspiraciones yrigoyenista. Hizo hincapié en la necesidad del desarrollo nacional, la integración continental y la confianza en la Alianza para el Progreso. Orientación universalista en la economía, que incluye una apertura hacia la URSS, evidenciada por el crecimiento de volúmenes exportados y por la venta de cereales a la República Popular China. La definición de la política estuvo condicionada por la compleja relación con USA y las repercusiones políticas de la revolución cubana en el continente, el peso de la deuda externa, las presiones internas provenientes del radicalismo unionista y las posiciones de las FFAA. Intervención de USA en Santo Domingo – a pesar de la presión Illia mantuvo una posición que denunciaba el comunismo y su intervención, pero afirmaba la necesidad de combatirlo a través del desarrollo y los programas de ayuda. Esta posición fue considerada tibia al avance del comunismo por las FFAA. Esta ambigüedad en la posición del gobierno contribuyó para acrecentar la sensación de amenaza que representaba el peronismo para las clases dirigentes y los sectores medios y así legitimar el golpe de E. ÚLTIMA DICTADURA MILITAR – ONGANÍA: gran afinidad política, ideológica y económica con USA. Proyecto económico que profundizó los lazos de dependencia, aunque incorpora otros vínculos del SI a ese patrón periférico. Si bien los gobiernos de Frondizi e Illia dieron importancia de modos diversos a la solidaridad estratégica con el resto de los países de AL, pero esto no fue prioridad para el caso de la última dictadura militar. Transformaciones estructurales que implican una reprimarización de la estructura productiva, las medidas adoptadas tuvieron como consecuencia una apertura de la economía que provocó quiebre de ramas de la industria nacional, lo que reorientó la economía a la exportación de unos pocos productos primarios, lo cual socavó las bases de cualquier tipo de inserción internacional autónoma. Fuerte apoyo económico de USA en la época de la dictadura. Acercamiento económico a la URSS también. GOBIERNO DE CARTER: pág. 12 La relación política con USA se fue enfriando, relación signada por una serie de tensiones en lo referido a la violación sistemática de los DDHH (con la aplicación del terrorismo de E), la transferencia de armamentos y la política nuclear del gobierno militar, además de la permanencia de ARG en en el Movimiento de los Alineados. Esto generó una disminución de la ayuda militar. GOBIERNO DE ALFONSÍN: logró mantener márgenes de autonomía respecto a USA, sobre la base de sus buenas relaciones con la URSS, con Europa Occidental y con otros países latinoamericanos (principalmente en el área político-diplomático y estratégico-militar, no en la dimensión económica). En el plano económico se profundizaron los rasgos estructurales de dependencia. Si bien queda afuera de la clasificación realizada por Puig, parece relevante para categorizar la autonomía en las RI y la PE. Durante los dos primeros años del gobierno se pusieron rápidamente a prueba las expectativas y límites de una propuesta que pretende establecer políticas de relativa autonomía respecto a USA, sobre la base de las buenas relaciones con la socialdemocracia europea y la URSS (principal comprador de los productos agroexportables). En cuanto a cuestiones puramente políticas, busco retomar el perfil históricamente democrático de la política internacional argentina (compromiso con la solución pacífica de controversias, respeto por la autodeterminación de los pueblos y la no injerencia de las potencias en los asuntos internos), lo que se evidencio en la posición del gobierno adoptada en el caso del conflicto de Nicaragua, a la participación en el Grupo de Contadora, su voto negativo a firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear y a la desactivación del misil Cóndor II, y en la permanencia del Movimiento de Países no Alineados. Desde fines de 1984, por un lado, hubo un acercamiento paulatino a los dictámenes de las grandes potencias y de los organismos multilaterales de crédito, en el plano de la política económica exterior, por otro lado, persistieron políticas estratégicas o diplomáticas de alto perfil, con las cuales se buscaba actuar con cierto margen de autonomía, en especial respecto a USA. CONCLUSIÓN Política interna y política exterior se hallan íntimamente relacionadas porque esa incorporación a las condiciones de acumulación del capitalismo mundial solo puede realizarse en el plano nacional y a través de las clases dirigentes locales. Se entiende por patrón de inserción internacional una cierta regularidad en la relación de una nación con el resto de los actores del SI, siendo el resultado de las diferentes PE de los E, pero también de las acciones internacionales de actores no gubernamentales. Con lo cual, medir el comportamiento autónomo en el área de la PE implica también referirse a la política interna, dado el profundo entramado entre una y otra. Tokatlian y Carbajal – todo E nación para ser autónomo requiere contar con un autodesarrollo, una autoconciencia de que se actúa con referencia a metas y propósitos propios, y una libertad de acciones frente a los condicionamientos externos. Dentro de todos los ejemplos que Puig señala como AUTONOMÍA HETERODOXA, pueden distinguirse los siguientes: pág. 13 1) Periodos de búsqueda de una inserción internacional autónoma, poniendo reparos a la injerencia de las potencias hegemónicas. Habiendo un alto grado de confrontación con la potencia dominante, USA, en términos políticos, estratégicos y económicos. PERIODOS DE CONSTRUCCIÓN DE AUTONOMÍA – como los casos de la Tercera Posición de Juan Domingo Perón y en cierta medida de Illia. 2) Periodos de políticas que profundizan una inserción internacional dependiente, asumiendo un alto nivel de afinidad subordinada entre el proyecto económico impulsado por el E y los requerimientos de algunas de las potencias del SÍ, pero que en otros aspectos se confronta con USA, diversificando las relaciones exteriores – como en el caso de la última dictadura militar, una versificación de la dependencia. 3) Periodos donde coexiste una afinidad en términos de política económica interna y externa entre el país y la potencia hegemónica del periodo, con búsqueda de ciertos márgenes de autonomía en las dimensiones políticas, diplomáticas y estratégicas – como en el caso del gobierno de Frondizi, y en cierto modo en el de Alfonsín. Es necesario tener en cuenta también el grado de afinidad en términos de política económica con las potencias hegemónicas, en el caso de que fuera alto, pueden considerarse como estrategias de inserción internacional dependiente con márgenes de autonomía. PARA HACER UNA CARACTERIZACIÓN DE LOS GRADOS DE AUTONOMÍA, sería importante tener en cuenta en cada periodo histórico, los siguientes aspectos: 1) Cuales son las potencias predominantes en el sistema mundial en ese momento, su relación y vinculación con el país en cuestión. 2) La inserción económica internacional del país fomentada por la política pública. Analizando condicionantes estructurales y medidas políticas, económicas y estratégicas implementadas en la coyuntura. 3) Posicionamiento político y diplomático respecto a cuestiones de agenda local e internacional. 4) Vínculos con países a los que podríamos considerar pares en términos del tipo de posición ocupada en el SI. Con aquellos que es posible desarrollar una autonomía horizontal. 5) Grado de afinidad, complementariedad, subordinación, oposición o confrontación del proyecto económico y político interno llevado a cabo por el país y el de las potencias predominantes en el SI. En general para definir el contenido de la relación que un E tiene con el resto de los E del SI, es necesario tener en cuenta entre las variables internas: el tipo de régimen politico-economico, los diferentes actores gubernamentales que influyen en la formulación de la PE, los temas que predominan en la agenda política y las capacidades o instrumentos con los que cuenta para la aplicación de la política y los intereses económicos y estratégicos que se disputan en el contenido de esta política. Entre las variables externas se destacan: la estructura jerárquica del SÍ y el patrón de relaciones entre los países hegemónicos y los no hegemónicos.