PREGÓN DE LA MATANZA DE MORALINA XX ANIVERSARIO (15 de febrero de 2014) Nos parece que fue ayer pero hace ya veinte años que la Asociación del pueblo mataba el primer marrano; no había llegado la crisis, yo no tenía el pelo ralo, pero el marrano gruñía lo mismo que el de este año, aunque hay que reconocer que gruñó mucho más cuando se juntaron las mujeres y entre todas lo mataron, como nos matan a todos en cuanto nos descuidamos (pero es a fuerza de darnos cariñitos y arrumacos). El Felipe le sacó los solomillos y el manto con la misma maestría que despliega cada año; por eso lo hemos nombrado matancero numerario. Con orgullo os comunico, y no es un orgullo vano, que en el tiempo transcurrido antes de este aniversario nadie cayó pa la lumbre, ni lo ha mordido el marrano, nadie ha incurrido tampoco en el vicio solitario de comerse un cacho lomo cuando nadie está mirando. Y para hacer las morcillas jamás hemos adoptado ese método castizo al que llaman “castellano”, que consiste en cortar tripas según salen del marrano, ponerles un par de espitas y colgarlas en un palo. Ya lo decía el portugués aquel que las probó antaño: “La murçela de Castela es tuda merda, carallo”; la de Castilla, quizá, pero no la de Sayago. Para celebrar, vecinos, este veinte aniversario, con la pompa que Dios manda la Asociación ha acordado poner en práctica un uso que viene de los romanos: donar a quien las merezca varias partes del marrano: los morros para las mozas, pa que los luzcan pintados; el rabo para los mozos, que se entretengan pelándolo, las patas a un cazador, pa que corra por el campo, jamones a las casadas, que los gocen los casados, las tetas pa las abuelas que crían a los muchachos, la vejiga pal taxista, para que aguante más rato y no tenga que bajar cada dos por tres del auto; las orejas p’al gobierno, que escuche lo que digamos; y para todos, chorizos, que están muy ricos asados, y aunque es tiempo de chorizos no hay chorizos en Sayago (ojalá nadie desmienta, amigos, lo que proclamo). Ahora, queridos amigos, no podemos olvidarnos de los que estaban aquí pero ya se nos marcharon; los queríamos hace veinte, los queremos este año y los seguimos queriendo aunque pasen otros tantos. Estáis todos con nosotros porque nunca os olvidamos. Y aquí se acaba el pregón de este veinte aniversario; que S. Miguel os bendiga y os aproveche el marrano.