Lección I Multiplicando con las manos y haciendo dibujos en lugar de cuentas “generoso de amores, imposible de cálculos...” Autoretrato, Pablo Neruda Últimamente se ha cuestionado si es realmente necesario que aprendamos las tablas de multiplicar. El razonamiento es simple: si hoy las calculadoras están al alcance de casi cualquier persona, ¿no serı́a mejor dejar todo tipo de cálculos, inclusive los más básicos, a las máquinas? En la historia de la matemática moderna, hay ciertos conocimientos operacionales que hemos dejado de fomentar pues, en ese ámbito, una calculadora o un computador son muchı́simo más rápidos. Por ejemplo, antiguamente, todo matemático profesional debı́a ser capaz de aproximar –con tantos dı́gitos de exactitud como necesitara– los valores de funciones “complicadas”, como las trigonométricas y logarı́tmicas. Con el tiempo esto dejó de ser fundamental, debido a la elaboración sistemática de “tablas de cálculo”, es decir, libros que incluı́an todos los valores de aquellas funciones que fuesen de utilidad. Posteriormente, con la invención de la calculadora, incluso estos libros fueron relegados a la categorı́a de reliquias de biblioteca. Ası́, hoy en dı́a, un matemático profesional tendrı́a serios problemas para calcular, por ejemplo, los valores de cos(31, 5o ) o log(7, 3) con cierto grado de exactitud. No es que no seamos capaces; simplemente debiésemos destinar muchas más horas de las que usaba un colega del siglo XIX para una tarea similar. Un ejemplo mucho más cercano: hasta no hace muchas décadas se enseñaba en las escuelas (al menos en las más aventajadas) el cálculo de la raı́z cuadrada de cualquier número (con tantas cifras decimales de aproximación como se quisiera). Con justa razón, este procedimiento también desapareció del currı́culum, de modo que no son muchas las personas que √ hoy se arriesgarı́an al cálculo, por ejemplo, de 3, 73 , con seis dı́gitos decimales de exactitud. Pese a lo anterior, existe consenso en que las operaciones básicas deben siempre ser potenciadas y que el uso indiscriminado de calculadoras es perjudicial. Esto no significa, sin embargo, que las tablas de multiplicar deban ser aprendidas por simple memorización. En la práctica, es mucho más útil y estimulante para el aprendizaje confrontarse a situaciones “reales” en las que su uso sea fundamental. A fin de cuentas, se trata de una acción que realizamos a diario, por ejemplo al hacer las compras en un almacén. En los últimos años, una serie de métodos alternativos de multiplicación se han viralizado a través de las redes sociales. Se trata de sistemas ancestrales de cálculo tan válidos como el que solemos emplear y que tienen gran valor cultural y potencialidades didácticas. Sin embargo, estos métodos suelen ser presentados sin la debida explicación: solo se detalla cómo, pero no por qué funcionan. Por esta razón, haremos un recorrido riguroso por los más importantes, explicando en detalle cuál es su fundamento. Multiplicando con los dedos Las tablas de multiplicar de 1, 2, 3, 4 y 5 son sencillas; los problemas suelen comenzar con las tablas de números entre 6 y 10. Ahora bien, existe un viejo método que permite realizar rápidamente estas multiplicaciones con la simple yuxtaposición de los dedos. Abajo se ilustra el ejemplo de la multiplicación 7 × 9. La cantidad “7” se representa con dos dedos de una mano (partiendo del meñique, que representa el 6), mientras que el “9” viene representado con cuatro dedos de la otra mano. Se ponen entonces en correspondencia el segundo dedo de una mano con el cuarto de la otra. En total, quedan 6 dedos desde el punto de encuentro hacia abajo (incluyendo los dedos que se encuentran), los cuales debemos interpretar como 60. Arriba quedan 3 dedos en una mano y 1 en la otra, por lo que debemos guardar en mente la cifra 3 × 1 = 3. El algoritmo nos indica entonces que 7 × 9 = 63. Como segundo ejemplo, abajo a la izquierda se ilustra el proceso de multiplicar 8×7 = 56. Un poco más complicado es el caso de 6 × 6, ilustrado arriba a la derecha. Aquı́, al disponer los dedos, quedan 2 desde el punto de encuentro hacia abajo, mientras que arriba quedan 4 en cada mano. Por lo tanto, debemos considerar el dı́gito 2 en la decena y el producto 4 × 4 = 16 en la unidad. Para llegar al resultado, este 16 se transforma en el dı́gito 6 y cede una decena, transformando el 2 en 3. Ası́ se origina el resultado correcto: 6 × 6 = 36. ¿Por qué funciona este método? Ciertamente, una respuesta correcta pero poco reveladora para esta pregunta consiste en decir que el método funciona porque entrega el resultado correcto en todas las situaciones posibles (estas no son muchas, por lo que pueden ser corroboradas rápidamente). Sin embargo, hay una forma más interesante de proceder: como estamos multiplicando dos números entre 5 y 10, podemos expresarlos en la forma 5 + m y 5 + n, respectivamente. El algoritmo nos dice que debemos enlazar el dedo m-ésimo de una mano con el dedo n-ésimo de la otra. Al hacer esto, quedan m + n dedos desde el punto de encuentro hacia abajo. Además, arriba del punto de encuentro quedan 5 − m dedos en una mano y 5 − n en la otra, valores que al ser multiplicados dan (5 − m) (5 − n). Lo que el algoritmo propone, entonces, es que el valor de la multiplicación (5 + m) × (5 + n) corresponde a 10 (m+n) +(5 −m)×(5−n), pues –grosso modo– este último número es aquel que tiene m + n como cifra de las decenas y (5 − m) × (5 − n) como cifra de las unidades (al menos, este es el caso cuando el último producto es menor que 10). Ahora bien, es una tarea perfectamente rutinaria chequear la identidad algebraica (5 + m) × (5 + n) = 10 (m + n) + (5 − m) (5 − n), la cual corrobora la validez del algoritmo. Existe un algoritmo similar para multiplicar números entre 11 y 15. Ahora, el dedo meñique se identifica con el 11, y la regla estipula que el resultado de multiplicar 10 + m por 10 + n resulta de colocar un 1 como dı́gito en la centena, la cantidad total m + n de dedos que quedan desde los enlazados hacia abajo como dı́gito de la decena y el producto m n de las cifras correspondientes a los dedos de una y otra mano que quedan desde los dedos enlazados hacia abajo como cifra de la unidad. Obviamente, en caso de que alguno de los valores obtenidos sea mayor o igual que 10, debe cederle a la unidad inmediatamente mayor. A modo de ejemplo, abajo se ilustran las multiplicaciones 11 × 13 = 143 y 14 × 14 = 196. ¿Por qué funciona este método? Nuevamente, una identidad algebraica (aún más sencilla que la anterior) justifica el procedimiento: (10 + m) × (10 + n) = 100 + 10 (m + n) + m n. Observa que la igualdad anterior es válida incluso para m y n mayores que 5. Ası́, si tuviésemos más dedos en cada mano, podrı́amos visualizar, por ejemplo, que la multiplicación 17 × 19 resulta como sigue: 1 (7 + 9) (7 × 9) −→ 1 (16) (63) −→ 1 (22) 3 −→ 323. Existe, sin embargo, un procedimiento alternativo para lidiar con productos de números entre 16 y 20. En este, el dedo meñique representa el 16 y, para multiplicar 15 + m por 15 + n, se coloca un 2 como dı́gito de la centena, el doble del total m + n de los dedos que quedan desde abajo hasta el punto de encuentro como dı́gito de la decena y el producto (5 − m) (5 − n) de la cantidad de dedos superiores de una y otra mano como dı́gito de las unidades. Posteriormente, se hace el traspaso de unidades en caso de que las cifras sean mayores o iguales que 10. Por ejemplo, el proceso de multiplicar 17 por 19 es: 2 (2 × (2 + 4)) (3 × 1) −→ 2 (12) (3) −→ 323. ¿Por qué funciona esto? Una vez más, todo es consecuencia de una identidad algebraica: (15 + m) × (15 + n) = 200 + 20 (m + n) + (5 − m) (5 − n). A estas alturas, ya debes haber entendido la lógica de estos procesos, y podrás inventar tu propia regla para multiplicar, por ejemplo, 21 por 24. Nuestras viejas multiplicaciones Nuestro método tradicional de multiplicar se ajusta a la notación decimal de los números que heredamos de varias culturas orientales (India, China y el mundo árabe) y que aparece en culturas más cercanas (como la incaica). ¿Has pensado alguna vez cómo los antiguos romanos realizaban la multiplicación, por ejemplo, de 46 (XLVI) por 68 (LXVIII)? Claramente, su sistema de numeración no resultaba de gran ayuda. Nuestra forma de multiplicar se apoya en lo que llamamos “propiedad distributiva” que nos dice, por ejemplo, que 4 × (3 + 5) = 4 × 3 + 4 × 5, lo cual se explica mediante una simple ilustración: = 4 8=3+5 4 3 5 Ası́, cuando multiplicamos un número por un dı́gito, procedemos del siguiente modo: 46 × 8 = (40 + 6) × 8 = 40 × 8 + 6 × 8 = 4 × 8 × 10 + 6 × 8 = 32 × 10 + 48 = 32 × 10 + 4 × 10 + 8 = (32 + 4) × 10 + 8 = 36 × 10 + 8 = 368, lo cual procesamos de manera mucho más resumida ası́: 4 6 × 8 8. 4 3 6 En caso de multiplicar por un número de varios dı́gitos, primero distribuimos respecto al segundo factor. Por ejemplo, para multiplicar 46 por 68, la operación a ejecutar es 46 × 68 = 46 × (60 + 8) = 46 × 60 + 46 × 8 = 46 × 6 × 10 + 46 × 8. Luego, los productos 46 × 6 y 46 × 8 son desarrollados como fue explicado anteriormente: 6 × 6 8 8 0 8. 4 3 6 2 7 6 3 1 2 En general, en la escritura anterior, se omite el dı́gito 0 final del resultado de multiplicar 46 por 60 en la segunda fila. De igual manera, en caso de multiplicar por números de más cifras, se debe ir suprimiendo la cantidad correspondiente de dı́gitos 0. Por ejemplo, el producto 6 700 417 × 641 = 6 700 417 × 6 × 100 + 6 700 417 × 4 × 10 + 6 700 417 × 1, se escribe: 6 6 2 6 8 4 0 2 0 4 2 9 4 7 7 0 2 9 0 0 1 5 6 0 0 6 0 7 4 4 6 2 2 1 1 8 7 7 9 7. × 6 4 1 Lamentablemente, este procedimiento suele ser enseñado como algo mecánico: se indica que los resultados deben ser “corridos” hacia la izquierda la cantidad de veces requerida sin proveer explicación alguna. Peor aún, a veces se indica que se debe “rellenar” con estrellas o asteriscos los espacios que deben quedar vacı́os para no equivocarse en la cuenta. Este puede ser considerado el primer gran error de la enseñanza de la matemática. De cierto modo, muchos de nuestros problemas en el aprendizaje de esta disciplina derivan de una acumulación de este tipo de errores: se enseña un procedimiento sin revelar su origen ni transmitir su contenido matemático. Profunda equivocación: lo que se aprende mecánicamente se olvida; lo que se comprende se retiene por siempre. Multiplicación en una grilla Desde hace un par de años han llegado a nuestras escuelas muchos estudiantes haitianos, que traen consigo un método de multiplicar diferente. Se trata de un viejo método ideado en el medioevo en Persia y la India que aparece explı́citamente mencionado en un texto de al-Khwarizmi. Hoy en dı́a es sistemáticamente enseñado, entre otras, en las escuelas de China. 4 Para comenzar, se dispone en una grilla el primer y el segundo factor. Por ejemplo, para multiplicar 46 × 68, comenzamos por la grilla ilustrada al costado. 4 6 2 3 4 6 6 3 4 2 8 8 6 6 8 Posteriormente, se multiplica dı́gito contra dı́gito, y en cada resultado se dispone el dı́gito de la unidad en la parte inferior de la cuadrı́cula correspondiente y el de la decena en la parte superior, tal como se ilustra a la izquierda. Finalmente, se suman todas las cantidades a lo largo de las diagonales descendentes que apuntan hacia la izquierda (considerando las reservas) para obtener el resultado 46 × 68 = 3 128. 3 1 4 6 2 3 4 6 6 3 4 2 8 8 2 8 ¿Por qué funciona este método? En esencia, se trata del mismo procedimiento que empleamos habitualmente: distribuimos primero respecto al segundo factor y después respecto al primero. Hay, sin embargo, dos diferencias de presentación. Por una parte, no “desplazamos” los resultados en cada etapa, pues el hecho de sumar en diagonal permite que se acoplen adecuadamente los dı́gitos correspondientes. Por otra parte, a lo largo de cada lı́nea no obtenemos el resultado de multiplicar el primer factor completo por el dı́gito correspondiente (lo cual involucrarı́a traspasar sistemáticamente las decenas que van apareciendo), sino que multiplicamos dı́gito contra dı́gito y guardamos las decenas, las cuales se acoplan perfectamente a lo largo de la suma en diagonal (el traspaso de decenas se hace solo tras la suma total). Ası́, someramente, la grilla de arriba resume el siguiente (largo) proceso: 46 × 68 = 46 × (60 + 8) = 46 × 60 + 46 × 8 = (40 + 6) × 60 + (40 + 6) × 8 = 24 × 100 + 36 × 10 + 32 × 10 + 48 = (20 + 4) × 100 + (30 + 6) × 10 + (30 + 2) × 10 + 48 = 2 × 1 000 + 4 × 100 + 3 × 100 + 6 × 10 + 3 × 100 + 2 × 10 + 4 × 10 + 8 = 2 × 1 000 + (3 + 4 + 3) × 100 + (6 + 4 + 2) × 10 + 8 = 2 × 1 000 + 10 × 100 + 12 × 10 + 8 = 2 × 1 000 + 10 × 100 + (10 + 2) × 10 + 8 = 2 × 1 000 + 10 × 100 + 100 + 2 × 10 + 8 = 3 × 1 000 + 1 × 100 + 2 × 10 + 8 = 3 128. Se trata, evidentemente, de un excelente método para multiplicar, bastante mejor que el que solemos usar (especialmente en un cuaderno cuadriculado). Multiplicación con barras Tanto en el sistema tradicional que empleamos para multiplicar como en el de grillas, los factores juegan un rol diferente: primero se distribuye respecto al segundo y después respecto al primero. Por ejemplo, si en lugar de calcular 23 × 12 calculamos 12 × 23 , ejecutamos un procedimiento distinto. Esto hace que la conmutatividad de la multiplicación no sea transparente a través del cálculo. Sin embargo, podemos imaginar un sistema en que distribuimos directamente respecto a los dos factores. Más precisamente, al operar 23 × 12, podemos hacer 23 × 12 = (20 + 3) × (10 + 2) = 20 × 10 + 20 × 2 + 3 × 10 + 3 × 2, es decir 23 × 12 = 2 × 1 × 100 + (2 × 2 + 3 × 1) × 10 + 3 × 2 = 200 + 70 + 6 = 276. Esta forma de proceder puede ser ilustrada mediante barras. Para describir el proceso, comenzamos con una observación evidente: si disponemos un grupo de m rectas paralelas en una dirección y otro grupo de n rectas paralelas en una dirección diferente, entonces la cantidad total de puntos de intersección entre ambos grupos de lı́neas es m n. Ahora bien, para multiplicar dos números, digamos 23 por 12, no dibujamos 23 lı́neas en un grupo y 12 en otro. Más astutamente, ilustramos el 23 mediante dos grupos de lı́neas en una misma dirección: el primero contiene 2 lı́neas y el segundo 3. Del mismo modo, el 12 lo ilustramos con dos grupos de lı́neas que apuntan en una dirección distinta a las anteriores: uno de 1 lı́nea y otro de 2. Posteriormente, contamos los puntos de intersección y sumamos los que quedan al mismo nivel. Obtenemos ası́ 23 × 12 = 276. 23 12 2 6 7 A continuación implementamos la multiplicación de 46 por 68. Este proceso es diferente, pues algunas de las cifras involucradas son mayores que 10: 46 × 68 = (40 + 6) × (60 + 8) = 40 × 60 + 40 × 8 + 6 × 60 + 6 × 8 = 4 × 6 × 100 + (4 × 8 + 6 × 6) × 10 + 6 × 8 = 24 × 100 + 68 × 10 + 48. Por ello, el resultado final debe procesarse traspasando cifras a las unidades inmediatamente mayores: (24) (68) (48) −→ (24) (72) 8 −→ (31) 28 −→ 3 128 = 46 × 68. 24 48 68 ¿Por qué funciona este método? Todo se basa en que la igualdad (10 a + b) × (10 a0 + b0 ) = 100 (aa0 ) + 10 (ab0 + a0 b) + bb0 es válida para toda elección de números a, b, a0 , b0 . En particular, vale cuando estos son dı́gitos, situación en la cual 10 a + b no es otra cosa que el número que tiene un dı́gito a en la decena y b en la unidad, y análogamente para 10 a0 + b0 . Basta solo observar ahora que aa0 es la cantidad de puntos de intersección de las barras que representan las decenas; ab0 + a0 b es la cantidad total de puntos de intersección entre barras que representan decenas de un número y unidades del otro; y bb0 es la cantidad de puntos de intersección entre barras que representan unidades de los números. Este sistema es generalizable a números más grandes. Por ejemplo, la igualdad (100a+10b+c)×(100a0 +10b0 +c0 ) = 10 000 aa0 +1 000 (ab0 +ba0 )+100 (ac0 +bb0 +ca0 )+10 (bc0 +cb0 )+cc0 justifica la diagramación siguiente para el producto de 124 por 215: (2) (5) (15) (14) (20) ↓ 25 (15) (16) 0 ↓ 2 20 5 25 (16) 60 ↓ 14 15 26 660 = 124 × 215. Cuando alguno de los dı́gitos de los números es igual a cero, corresponde no dibujar ninguna barra en la posición respectiva. Sin embargo, esto suele traer problemas con la posición de las barras, de modo que, por ejemplo, el producto de 201 por 332 se confunde con 21 por 332. Por ello, es preferible trazar en la posición del cero una barra punteada y recordar que los puntos de intersección de esta con las otras barras no deben ser contabilizados. 2 6 6 3 7 201 × 332 = 66 732 Este método de multiplicación aparece en antiguos textos de matemática de la India. Hoy es enseñado en las escuelas de muchos paı́ses del mundo, especialmente Japón, razón por la cual se la conoce en diversos lugares como “multiplicación japonesa”. Hay quienes la denominan “multiplicación maya”, pese a que no existe ninguna constancia de que los mayas hayan desarrollado este método (de hecho, esto es muy improbable, pues los mayas tenı́an un sistema de numeración diferente). Se trata, sin lugar a dudas, de un método muy motivante, que suele dar excelentes resultados en los primeros años de escolaridad. La visualización geométrica de operaciones aritméticas y algebraicas es un conocimiento ancestral. Lamentablemente, estas conexiones son usualmente desdeñadas en los programas de estudio. Es ası́ que muchos alumnos concluyen su escolaridad sin haber percibido que el “temible” cuadrado del binomio no es más que un diagrama de suma de áreas, en el que dos cuadrados pequeños más dos rectángulos ensamblan para generar un cuadrado mayor (ver la figura a izquierda a continuación). Del mismo modo, desconocen que la primera “fórmula” de sumatorias, aquella que establece que 1 + 2 + ... + k = k (k + 1) , 2 resulta de un simple cálculo de la cantidad de puntos dispuestos en un arreglo triangular (los puntos de color verde a derecha, cuyo número es igual al de los celestes). b a·b b2 2S = k (k + 1) a+b a a2 k+1 ⇓ a·b S= a b k (k + 1) 2 k Formas de multiplicar de los incas Hasta el dı́a de hoy persisten grandes misterios sobre la forma en que muchas culturas hacı́an sus cálculos. Entre ellas destaca la de los incas, quienes al parecer recurrı́an a yupanas y quipus para tales tareas. Si bien no hay acuerdo entre los investigadores, se cree que la yupana, una suerte de tablero que funcionaba como ábaco, permitı́a implementar un sistema de multiplicaciones similar al de las grillas; en este, las cifras eran simbolizadas con distintas cantidades de semillas en lugar de ser escritas. Por ejemplo, la imagen de abajo (fácil de descifrar) ilustra la multiplicación 254×137 = 34 798. Cabe consignar que los incas utilizaban un sistema numérico decimal, muy similar al que empleamos hoy en dı́a. 1 3 7 3 4 2 7 5 9 4 8 Un poco más de consenso parece haber en torno a los quipus, aquellos famosos arreglos de cuerdas anudadas que representaban información de diversa ı́ndole, especialmente contable. Se cree que en ellos las multiplicaciones eran implementadas mediante un método similar al de las barras. En este, una cuerda principal colocada horizontalmente en la parte superior permitı́a sostener varias cuerdas para ası́ representar números. Por ejemplo, abajo tenemos la representación de 27, 123 y 4 015. Para realizar una multiplicación se recurrı́a a los nudos. Por ejemplo, si se deseaba multiplicar 123 por 32, en cada una de las cuerdas se hacı́an dos grupos de nudos: uno de 3 y otro de 2. Luego se contaba la cantidad de nudos en diagonal para generar el resultado. Multiplicación por disección y duplicación El último de los métodos ancestrales que presentaremos tiene sus raı́ces en Etiopı́a y Egipto. Este aparece descrito en el famoso papiro de Ahmes (también conocido como papiro del Rhind), el cual es considerado el documento matemático más antiguo que aún se conserva y corresponde a una copia de otro documento que data del siglo XIX a. C. Hasta no hace muchas décadas, una variación del método era utilizado en regiones campesinas de Rusia, y hasta el dı́a de hoy sigue siendo enseñado en las escuela etı́opes. Se trata de un procedimiento que difiere radicalmente de los mostrados anteriormente, pues solo utiliza, además de la suma, multiplicación y división por 2. Este sistema opera gracias al hecho de que todo número puede ser descompuesto como suma de potencias distintas de 2. Por ejemplo: 26 = 21 + 23 + 24 , 47 = 20 + 21 + 22 + 23 + 25 , 63 = 20 + 21 + 22 + 23 + 24 + 25 . Para obtener esta descomposición, se puede recurrir a dos métodos. El primero consiste en ir buscando la mayor potencia de 2 menor o igual que el número, para luego cambiar dicho número por su diferencia con dicha potencia y repetir el proceso. Por ejemplo, para 37 tenemos: 25 < 37 < 26 ⇒ 37 − 25 = 5 ⇒ 37 = 25 + 5; 22 < 5 < 23 ⇒ 5 − 22 = 1 = 2 0 ⇒ 37 = 20 + 22 + 25 . ⇒ 5 = 22 + 20 ; Claramente, las potencias de 2 que van surgiendo son distintas, pues la aparición de dos iguales significarı́a que, en lugar de restar dicha potencia al número considerado, podrı́amos aún restar la potencia de 2 inmediatamente mayor. El otro método de descomposición consiste en dividir sistemáticamente por 2 y considerar los residuos. Por ejemplo, puesto que la división de 37 por 2 da resto 1, el término 20 aparecerá en la expresión de 37. Luego, como 37 : 2 da por resultado 18 (con resto 1) y la división de 18 por 2 no da resto, tenemos que 21 no aparece en la descomposición de 37. Luego nos concentramos en 18 : 2 = 9. Como 9 : 2 da resto 1, el término 22 sı́ aparece en la descomposición, y debemos ahora concentrarnos en el cociente respectivo, es decir, 4. Ası́ se prosigue hasta llegar a 0 como resultado (con residuo 1) en la división sistemática por 2: 37 : 2 = 18, 1 18 : 2 = 9, 0 9 : 2 = 4, 1 ⇒ 4 : 2 = 2, 0 2 : 2 = 1, 0 1 : 2 = 0, 1 37 = 20 + 22 + 25 . La explicación de este método es sencilla: el resto de la primera división nos indica si el número es par o impar; solo en el segundo caso, debemos incluir 20 en la descomposición. Luego, el resto de la segunda división nos indica si el número o el número menos 1 (dependiendo de si es par o impar) es múltiplo de 4; solo en caso de que no lo sea, debemos incluir 21 en la descomposición... Una forma más sucinta de describir lo anterior consiste en usar la llamada notación binaria. En esta, solo se utilizan los dı́gitos 0 y 1: si aparece un 1, la potencia de 2 respectiva debe ser considerada; si aparece un 0, debe ser descartada. Para evitar confusiones, denotamos las expresiones binarias con una lı́nea superior. Por ejemplo: 100101 = 20 + 22 + 25 = 37; 111010 = 21 + 23 + 24 + 25 = 58; 100000 = 25 = 32. La lista de los números (enteros positivos) en notación binaria es entonces: 1 10 11 100 101 110 111 1000 = = = = = = = = 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 1001 1010 1011 1100 1101 1110 1111 10000 = = = = = = = = 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 10001 10010 10011 10100 10101 10110 10111 11000 = = = = = = = = 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 11001 11010 11011 11100 11101 11110 111111 1000000 = = = = = = = = 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, etc. La notación binaria es quizás la más natural de todas. Se la emplea cotidiana y silenciosamente, pues todo sistema computarizado de cálculo procesa los números de esta forma (someramente, un “bit” encendido corresponde a un dı́gito 1 y uno apagado a un 0). No solo existen notaciones decimales o binarias de los números. También hay sistemas en los que contamos de 3 en 3 (ternas), de 12 en 12 (docenas), etc. Por ejemplo, el 2 018 se escribe en base 12 como 1 202, pues 2 018 = 2 × 120 + 0 × 121 + 2 × 122 + 1 × 123 . Sistemas de numeración de este tipo han aparecido a lo largo de la historia: los mayas numeraban en base 20 y los babilonios en base 60. De este último uso heredamos nuestras unidades (sexagesimales) de medición de ángulos y de división horaria, las cuales han sobrevivido pese a que serı́a perfectamente factible decretar nuevas unidades de medida. Por ejemplo, de acuerdo a nuestro sistema decimal, serı́a más lógico dividir el dı́a en 10 partes iguales (equivalentes a 2 horas y 24 minutos), divididas en 100 partes iguales (equivalentes a 1,44 minutos), divididas a su vez en otras 100 partes iguales (estas últimas equivalentes a una fracción de 0, 864 = 108/125 de un segundo). En nuestro último método de multiplicación, lo que se hace es multiplicar un factor por cada una de las potencias de 2 que aparecen en la descomposición binaria del otro, para luego sumar los resultados. Como lo anterior requiere solamente multiplicar el primer factor sucesivamente por 2, las tablas de multiplicar dejan de ser necesarias. Por ejemplo: 37 × 45 = (20 + 22 + 25 ) × 45 = 20 × 45 + 22 × 45 + 25 × 45 = 45 + 180 + 1 440 = 1 665. Para implementar este método de manera rápida, podemos proceder de dos maneras. En una, suponemos que la descomposición binaria del primer factor ya es conocida. Listamos, entonces, todas las potencias de 2 desde 20 hasta la última que aparece en dicha descomposición y tachamos las que no figuran en ella. A un costado de cada potencia de 2 colocamos el valor del producto de ella con el segundo factor (para ejecutar esto, basta ir multiplicando sucesivamente por 2). Finalmente, sumamos solo los productos que se corresponden con potencias de 2 que aparecen en la descomposición, las cuales son fácilmente reconocibles pues no han sido tachadas. La representación correspondiente para 37 × 45 (sabiendo que 37 = 20 + 22 + 25 ) aparece a la izquierda a continuación. .20 . . . 45 . 1 . .90 2 2 2 . 180 3 2 . 360 4 2 . 720 5 2 1 440 37 × 45 = 1 665 .37 . . . 45 . . . 90 18 9 . 180 4 . 360 . 720 2 1 1 440 37 × 45 = 1 665 En el segundo procedimiento, la descomposición binaria del primer factor no es conocida, y la vamos determinando sistemáticamente mediante el proceso de dividir por 2 y considerar los residuos. Cuando el residuo es 0, tachamos el valor correspondiente. Simultáneamente, cada vez que dividimos el primer factor, multiplicamos el segundo por 2. Para concluir, sumamos todos los productos que se corresponden con cantidades no tachadas, tal como aparece ilustrado arriba a la derecha. Reconociendo divisores Tal como hemos visto, los números son objetos a los que, aun cuando tienen cierta “dinámica propia”, debemos aproximarnos a través de una notación especı́fica. Esta notación (decimal), que permite que tengamos una visión más concreta de ellos, es muy útil en ciertos contextos. Por ejemplo, dada la notación decimal de un número, podemos reconocer fácilmente si este es divisible por 2, 5, 10, 4 u 8: 2 El número n es divisible por 2 si y solo si termina en 0, 2, 4, 6 u 8. 5 El número n es divisible por 5 si y solo si termina en 0 o 5. 10 El número n es divisible por 10 si y solo si termina en 0 (pues este es el único dı́gito final de un número divisible por 2 y 5 a la vez). 4 El número n es divisible por 4 si y solo si el número que resulta de suprimir todos sus dı́gitos, a excepción de sus dos últimos, es divisible por 4. Por ejemplo, 98 356 824 es divisible por 4, pues 24 lo es. En general, esto se debe a que si n = a + 10 b + 100 c + 1 000 d + . . . , entonces n = (a + 10 b) + (100 c + 1 000 d + . . .) = (a + 10 b) + 4 × (25 c + 250 d + . . .), por lo que n es divisible por 4 si y solo si a + 10 b también lo es. 8 El número n es divisible por 8 si y solo si el número que resulta de suprimir todos sus dı́gitos, a excepción de sus tres últimos, es divisible por 8. Por ejemplo, 98 356 824 es divisible por 8, ya que 824 lo es. Como en el caso anterior, esto se debe a que si n = a + 10 b + 100 c + 1 000 d + 10 000e + . . . , entonces n = (a + 10 b + 100 c) + (1 000 d + 10 000 e . . .) = (a + 10 b + 100 c) + 8 × (125 d + 1 250 e + . . .), por lo que n es divisible por 8 si y solo si a + 10 b + 100 c también lo es. 3 Un número n es divisible por 3 si y solo si la suma S(n) de sus dı́gitos es divisible por 3. Por ejemplo, para n = 1 479 156 se tiene que S(n) = 1 + 4 + 7 + 9 + 1 + 5 + 6 = 33 es múltiplo de 3, por lo que n también lo es. La razón de esto es muy sencilla: si n = a + 10 b + 100 c + 1 000 d + . . . , entonces n = (a + b + c + d + . . .) + (9 b + 99 c + 999 d + . . .) = S(n) + 3 × (3 b + 33 c + 333 d + . . .), por lo que n − S(n) = 3 × (3 b + 33 c + 333 d + . . .), lo cual implica que n y S(n) deben dejar el mismo resto al ser divididos por 3. 9 Un número n es divisible por 9 si y solo si la suma S(n) de sus dı́gitos es divisible por 9. Al igual que en el caso anterior, este criterio se deduce del hecho de que si n = a + 10 b + 100 c + 1 000 d + . . . , entonces n = (a + b + c + d + . . .) + (9 b + 99 c + 999 d + . . .) = S(n) + 9 × (b + 11 c + 111 d + . . .). 6 Un número n es divisible por 6 si y solo si lo es por 2 y 3 simultáneamente (ambas divisibilidades deben ser testeadas de manera independiente). 12 Como en el caso anterior, un número es divisible por 12 si y solo si es divisible por 4 y 3 al mismo tiempo. 11 Un número n es divisible por 11 si y solo si la suma alternada Ŝ(n) de sus dı́gitos también lo es. Por ejemplo, para n = 947 542 871 tenemos Ŝ(n) = 9 − 4 + 7 − 5 + 4 − 2 + 8 − 7 + 1 = 11, por lo que n es múltiplo de 11. Como en el caso de la divisibilidad por 9, este criterio nace del hecho de que si n = a + 10 b + 100 c + 1 000 d + 10 000 e + . . . , entonces n = (a − b + c − d + e − . . .) + (11 b + 99 c + 1 001 d + 9 999 e + . . .) = Ŝ(n) + 11 × (b + 9 c + 91 d + 909 e + . . .), donde el factor 11 a derecha aparece del siguiente hecho fácil de corroborar: 9090 . . . 909 × 11 = 9999 . . . 999 y 9090 . . . 91 × 11 = 1000 . . . 001. 7 Finalmente, como el 7 no tiene relación directa con el 10, es esperable que todo criterio de divisibilidad por dicho número sea complicado. Uno de estos opera del siguiente modo: dado un número n escrito en notación decimal, consideramos el número que resulta de suprimir su último dı́gito, y a este le restamos el doble de dicho dı́gito. Luego, repetimos el proceso varias veces. Por ejemplo, para 14 406 tenemos: 14 406 −→ 1 440 − 2 × 6 = 1 428 −→ 142 − 2 × 8 = 126 −→ 12 − 2 × 6 = 0. Puesto que hemos desembocado en un múltiplo de 7 (el 0), el número original es divisible por 7 (de hecho, 14 406 = 7 × 2 018). ¿Por qué funciona este método? La explicación es más complicada que las anteriores. El proceso consiste en reemplazar n = a + 10 b + 100 c + 1 000 d + . . . por ñ = (b + 10 c + 100 d + . . .) − 2a. Ahora bien, n − 10 ñ = a + 10 b + 100 c + 1 000 d + . . . − 10 ((b + 10 c + 100 d + . . .) − 2a) = 21 a = 7 × 3 a. Por lo tanto, si ñ es múltiplo de 7, digamos ñ = 7 k, entonces n = 10 ñ + 21 a = 7 × (10 k + 3 a) también lo es. Recı́procamente, si n es múltiplo de 7, digamos n = 7 `, entonces 10 ñ = n − 21 a = 7 × (` − 3 a) también lo es, lo cual implica que ñ mismo debe ser divisible por 7. Como habrás percibido, este criterio de divisibilidad por 7 (al igual que cualquier otro) funciona casi tan lento como el procedimiento de dividir por 7 y considerar el resto. El 7 es un número difı́cil de tratar... Problemas 1.- Multiplica 6 700 417×641 usando el método de las grillas y el de disección y duplicación. 2.- Usando cualquiera de los métodos alternativos de multiplicación, calcula el producto de 142 857 por 1, 2, 3, 4, 5 y 6. 3.- Verifica que 333 333 331 = 17 × 19 607 843, pero que 31, 331, 3 331, 33 331, 333 331, 3 333 331 y 33 333 331 son todos números primos. 4.- Una antigua regla de cálculo dice que para multiplicar un número por 11, basta colocar su primer y último dı́gitos y, entre ellos, ir colocando sistemáticamente las sumas entre dos de sus dı́gitos consecutivos (al final se hace el traspaso de decenas si es necesario). Por ejemplo, 23 547 × 11 −→ 2 (2 + 3) (3 + 5) (5 + 4) (4 + 7) 7 −→ 2589(11)7 −→ 258(10)17 −→ 259 017. Justifica este procedimiento e idea otros análogos para multiplicar por 111, 1 111, etc. 5.- Otra vieja receta señala que para elevar al cuadrado un número terminado en 5 se debe suprimir el 5, multiplicar el número resultante por su sucesor y agregar un 25 al final de la expresión decimal del resultado de esta multiplicación. Por ejemplo, 352 −→ 3 × 4 = 12 −→ 1 225; 1252 −→ 12 × 13 = 156 −→ 15 625. Justifica este método. 6.- Un decágono regular inscrito en una circunferencia tiene sus vértices consecutivamente numerados del 0 al 9. Si se traza una figura uniendo con un segmento el vértice i con el j cuando existe un entero n tal que 4 n termina con el dı́gito i mientras que 4 (n + 1) termina con j: ¿qué figura se obtiene?, ¿qué sucede si se hace lo mismo con los múltiplos de 6 en lugar de los de 4? 7.- Una calculadora tiene defectuosa su tecla de multiplicaciones, pero aún puede sumar, restar, dividir por 2 y elevar números al cuadrado. ¿Cómo podrı́as implementar la multiplicación usando solo esto? 8.- Prueba de tantas maneras diferentes como puedas (al menos dos) la siguiente igualdad: 1 + 2 + 4 + 8 + . . . + 2n = 2n+1 − 1. 9.- Verifica que xn − 1 = (x − 1) (xn−1 + xn−2 + . . . + x + 1). A partir de esto, concluye que x2n − 1 = (x2 − 1) (x2(n−1) + x2(n−2) + . . . + x2 + 1), x2n+1 + 1 = (x + 1) (x2n − x2n−1 + x2n−2 + . . . + x2 − x + 1). ¿Qué obtienes si x = 10 en estas dos últimas igualdades? 10.- El número 12345654321 está escrito en base 7. Sin transferirlo a base 10, decide si es divisible por 6 y/o por 8. 11.- Encuentra todos los enteros positivos n tales que, al agregar un 2 por la izquierda y otro 2 a la derecha de su expresión decimal, se obtiene la expresión decimal del producto 32 n (por ejemplo, esto sucede para 91, pues 2 912 = 32 × 91). 12.- El factorial de un número n, denotado n !, corresponde al producto de todos los enteros entre 1 y n. Por ejemplo, 4 ! = 1 × 2 × 3 × 4 = 24 y 7 ! = 1 × 2 × 3 × 4 × 5 × 6 × 7 = 5 040. Determina cuántos dı́gitos 0 tienen al final 10!, 25! y 2 018! al ser escritos en notación decimal. 13.- El número 1234567891011121314 . . . 20172018, ¿es divisible por 3 y por 9? De manera más general, ¿qué números de este tipo son divisibles por 3? 14.- Jimena tiene varias monedas, todas de 100 pesos, repartidas entre sus diez bolsillos. Ella afirma que en cada bolsillo tiene una cantidad distinta de monedas. ¿Cuánto dinero tiene como mı́nimo Jimena? 15.- Dado un número n escrito en notación decimal, denotamos S(n) la suma de sus dı́gitos. Verifica que S(9) = S(18) = S(27) = S(36) = S(45) = S(54) = S(63) = S(72) = S(81) = S(90). ¿Existen otros números para los cuales se cumplen las igualdades análogas de abajo? S(n) = S(2 n) = S(3 n) = . . . = S((n − 1) n) = S(n2 ) = S((n + 1) n)