Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa Coordinadores Luis Antonio Cruz Soto Álvaro Pío Guerrero Bálcazar Autores Óscar Arias Londoño José Luis Arias Negrete Lucía del Carmen Bolaños Bolaños Jorge Cardiel Hurtado Luis Antonio Cruz Soto Álvaro Pío Guerrero Bálcazar Jesús Enrique Moncayo Muñoz Iván Andrés Ordóñez Castaño Darío Jesús Quiroga Parra Jorge Ríos Szalay Juan Manuel Silva Camarena Diego Fernando Villalobos Garrido Giovanni Jesús Villegas Rivera UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA 2016 Libro impreso Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa / Luis Antonio Cruz Soto, Álvaro Pío Guerrero Bálcazar (coordinadores). – Primera edición. 287 páginas ISBN: 978-607-02-8438-0 ISBNe: 978-607-02-8479-3 1. Administración. 2. Organización. I. Cruz Soto, Luis, editor. II. Guerrero Bálcazar, Álvaro Pío, editor. HD37.E7.M363 2016 LIBRUNAM 1917863 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa Primera edición: 2016 Fecha de la edición: 30 de noviembre de 2016 D.R. © 2016 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Ciudad Universitaria, Delegación Coyoacán, C.P. 04510, México, Distrito Federal Facultad de Contaduría y Administración Publicaciones Empresariales UNAM. FCA Publishing Circuito Exterior s/n, Ciudad Universitaria Delegación Coyoacán, C.P. 04510, México, Distrito Federal. ISBN: 978-607-02-8438-0 / 978-958-760-063-6 ISBNe: 978-607-02-8479-3 / 978-958-760-064-3 “Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales”. “Reservados todos los derechos bajo las normas internacionales. Al pagar por este libro, se le otorga el acceso no exclusivo y no transferible para leer el texto de esta edición electrónica en la pantalla o, en caso de ser libro impreso, su lectura en papel. No tiene permitido reproducir total o parcialmente por cualquier medio, transmitir, descargar, descompilar, aplicar ingeniería de regresión, ni almacenarse o introducirse en sistemas de almacenamiento y recuperación electrónicos o mecánicos existentes o que se inventen en el futuro sin la autorización escrita del autor, casa editorial y/o titular de los derechos patrimoniales.” Hecho en México Agradecemos el generoso apoyo institucional que nos brindaron la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Nacional Autónoma de México y la Facultad de Ciencias Administrativas, Económicas y Contables de la Universidad Cooperativa de Colombia, sede Cali. Índice Presentaciones Juan Alberto Adam Siade Director de la Facultad de Contaduría y Administración Universidad Nacional Autónoma de México 7 Mónica Patricia Molina Gallego Decana de la Facultad de Ciencias Administrativas, Económicas y Contables Universidad Cooperativa de Colombia, sede Cali 9 Prólogo Luis Antonio Cruz Soto 11 Capítulo 1 Traduttore, traditore La traducción errónea, del inglés al español, de obras sobre administración y organizaciones, un escollo al avance del conocimiento Jorge Ríos Szalay Capítulo 2 El ser de la administración Fundamentación ontológica del acto administrativo Juan Manuel Silva Camarena Capítulo 3 Adam Smith y Max Weber Algunos aportes al desarrollo actual de la economía social solidaria Jesús Enrique Moncayo Muñoz Diego Fernando Villalobos Garrido 15 41 62 Capítulo 4 Una revisión a los principios de la administración de Henri Fayol desde el concepto de principio Luis Antonio Cruz Soto 91 Capítulo 5 Administración: ¿ciencia, técnica o ideología? Giovanni Jesús Villegas Rivera 109 Capítulo 6 Mary Parker Follett y la función directiva José Luis Arias Negrete 133 Capítulo 7 Capitalismo y trabajo Jorge Cardiel Hurtado 152 Capítulo 8 Racionalidad de la toma de decisiones en la teoría administrativa Entre legalidad y legitimidad Óscar Arias Londoño Capítulo 9 Responsabilidad social ambiental Una decisión competitiva para la empresa Álvaro Pío Guerrero Bálcazar 178 206 Capítulo 10 ¿Por qué se dificulta la planeación estratégica en Pymes? Una mirada teórica y una propuesta práctica Iván Andrés Ordóñez-Castaño Lucía del Carmen Bolaños 221 Capítulo 11 Una perspectiva de la crítica a la administración occidental clásica Darío Jesús Quiroga-Parra 250 Presentación En los últimos años, la Facultad de Contaduría y Administración se ha preocupado por publicar los trabajos académicos que producen sus profesores e investigadores. Este esfuerzo institucional ha tenido una buena respuesta de la comunidad académica que se ha esmerado por continuar incrementando nuestro acervo editorial, con textos muy bien valoradas en nuestras disciplinas, acorde con el orgulloso liderazgo que caracteriza a nuestra Universidad Nacional en materia de docencia e investigación. El libro que ahora presentamos constituye un esfuerzo más de nuestros investigadores en su contribución por descubrir el conocimiento y analizar los planteamientos teóricos o prácticos existentes en la disciplina administrativa. Esta publicación es el resultado de diversos encuentros académicos de investigadores de nuestra Facultad y de profesores de la Universidad Cooperativa de Colombia, sede Cali; gracias al apoyo de estas instituciones se realizaron un seminario y un coloquio que dan origen a los once capítulos que conforman el libro Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa. Una particularidad es que se publica con el patrocinio de ambas universidades en coedición. El diálogo es la única posibilidad de la razón para producir el pensamiento y las distancias no fueron un obstáculo para dialogar entre profesores e investigadores de México y Colombia. Las aulas de videoconferencia, mediante las tecnologías de la información, materializaron la ampliación y diversificación de los espacios de interacción académica entre individuos aparentemente distantes. Todo conocimiento es colectivo. Así como el hombre no puede entenderse al margen de la comunidad, el criterio con el que se concibe el conocimiento es de carácter eminentemente común. El trabajo colectivo que contiene esta publicación constituye un importante mecanismo de cooperación entre investigadores para contribuir a la explicación de la realidad administrativa. Se trata de aspirar a un intercambio permanente de ideas entre saberes y consolidar los Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 8 objetos de estudio que son propios de esta disciplina, tal como lo evidencia Alain Chanlat: “La multicomplementariedad no es ni más ni menos que el reconocimiento de esta complementariedad en el conocimiento y en la acción. La estrechez de visión que casi siempre tiene carta de ciudadanía en los ámbitos administrativos sólo pueden desembocar en un antiintelectualismo primario”.1 La idea es entender la realidad administrativa integralmente a partir de diversos ámbitos de significado y de diversas perspectivas de estudio Este libro es una importante contribución al análisis de la administración y permite demostrar la vigencia de las ideas de sus autores más representativos. Las ideas expuestas darán motivo para la reflexión y el diálogo entre los académicos preocupados por entender el significado de la administración. JUAN ALBERTO ADAM SIADE Director de la Facultad de Contaduría y Administración Alain Chanlat, “La multicomplementariedad en el conocimiento y en la acción”, Gestion et culture d’enterprise. Le Cheminement d’Hydro-Québec, Montréal, Québec-Amérique, 1982 (Traducción ESAN, Lima, Perú). 1 Presentación Este libro es el resultado de la construcción de sueños que traspasan fronteras, desde la voluntad de cada uno de los profesores y colaboradores que imaginaron que sería posible. En 2012 la Universidad Cooperativa de Colombia, sede Cali, decidió desde la Facultad de Ciencias Administrativas Económicas y Contables enviar a la Universidad Nacional Autónoma de México una propuesta académica con uno de nuestros docentes en la que fuera posible llegar a nuestra hermana Patria Mexicana y, a partir de allí, intercambiar saberes, miradas y propuestas desde diversos constructos colectivos académicos. Con esto, se fue desarrollando poco a poco este proyecto y se hicieron tangibles con el convenio establecido interinstitucionalmente, con el compromiso de ambas facultades y de todos los directivos y profesores que hemos contribuido a esta realidad. En el proceso investigativo, que antecedió a este libro, fueron importantes las reflexiones desde las disciplinas de la administración, la contaduría, la economía, la filosofía, el derecho y la ingeniería en las cuales se logró referir, discutir y entender los diversos postulados desde la mirada interdisciplinar. Un seminario, un coloquio, nuestras visitas de intercambio docente y el poder vivenciar a través de la cotidianidad del ejercicio académico nos dio la posibilidad de consolidar una red académica en torno a la gestión del conocimiento, donde cada universidad logró no sólo los objetivos individuales propuestos, sino ver efectivamente cristalizados los objetivos del trabajo conjunto dedicado a lo largo de tres años, los cuales dan cuenta de la efectividad por contribuir a la construcción colectiva del conocimiento y a la posibilidad de que su divulgación trascienda para el fortalecimiento de los núcleos académicos y sociales. Es pertinente destacar que las tecnologías de la información contribuyeron de manera significativa durante todo este tiempo, pues su uso adecuado permitió Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 10 una comunicación constante y fluida venciendo las barreras latitudinales del tiempo y el espacio y facilitando las dinámicas de discusión y los espacios de reflexión, análisis e intercambio crítico de los profesores investigadores que desarrollaron este proyecto. Deseamos que este libro ayude a la comprensión crítica de la disciplina de la administración y afines; de igual forma, el desafío que nos espera es continuar desarrollando de manera conjunta proyectos que permitan ampliar el espectro de estudio y contribuyan cada vez más al aumento del conocimiento. MÓNICA PATRICIA MOLINA GALLEGO Decana de la Facultad de Ciencias Administrativas, Económicas y Contables Prólogo Este libro es el resultado de diversos encuentros académicos que se realizaron de común acuerdo entre investigadores de la División de Investigación de la Facultad de Contaduría y Administración (FCA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Universidad Cooperativa de Colombia (UCC), sede Cali; estos encuentros se concretaron formalmente en un proyecto de investigación más amplio titulado “Determinación de las brechas del conocimiento, de las disciplinas de administración, contaduría y economía: Un análisis teórico comparado entre la sociedad industrial y la economía y sociedad del conocimiento”. Los resultados fueron la realización de un seminario, posteriormente de un coloquio para finalizar con este libro. Inicialmente, el objetivo fue la realización de un seminario quincenal, a través de videoconferencia, en el que se revisaron, analizaron y discutieron diversos textos de autores clásicos que abordaron la realidad administrativa. Este propósito cumplía una doble finalidad: el comprender la teoría de la administración a través de la lectura directa de sus autores clásicos y el recuperar el significado de la administración a través de autores de otras disciplinas que contribuyeron a la explicación de la realidad administrativa como Platón, Aristóteles, Adam Smith, Karl Marx o Theodor Adorno. El seminario se dividió en siete ejes temáticos y se desarrolló en veinte sesiones con los siguientes temas: Orígenes de la administración, Escuela clásica de la teoría administrativa, Estructuralismo, Comportamiento organizacional, Teoría de la organización, Planeación estratégica y Visión crítica de la administración. Posteriormente, surgió la idea de realizar un coloquio en el que se analizaran las ideas de cada uno de los miembros del seminario. El “Primer coloquio de teoría de la administración. Marcos de análisis históricos de la realidad administrativa” contó con la participación de tres conferencistas y dieciocho ponencias que se dividieron en seis módulos temáticos. La dinámica consistió Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 12 en la presentación de los textos que fueron elaborando los académicos durante los nueves meses que duró el seminario para su discusión en el coloquio. Este encuentro académico permitió cimentar las ideas que dan origen a este libro como medio de socialización de los resultados de la investigación. Se presentaron inicialmente diecisiete trabajos que fueron sometidos a un proceso de arbitraje de un Comité de Evaluación integrado por académicos de ambas universidades. Este Comité tuvo la encomienda de verificar la solidez, claridad y el nivel de argumentación de cada uno de los trabajos presentados, de lo que resultó la aceptación de los once capítulos que integran este libro. El título del libro tiene su origen a partir del objetivo que se planteó inicialmente en el seminario, el cual fue establecer marcos de análisis teóricos para la comprensión de la teoría de la administración a través del estudio de escuelas y autores que han abordado la realidad administrativa. Estos marcos de análisis teóricos responden a la diversificación disciplinaria de los autores que fueron analizados en el seminario y que posteriormente se incorporaron individualmente en el desarrollo de los trabajos. Con ello, fuimos capaces de demostrar la vigencia de los autores clásicos y la permanencia de sus ideas. El libro está estructurado de acuerdo con el orden de los ejes temáticos, salvo los dos primeros capítulos que corresponden a dos de las tres conferencias presentadas en el coloquio. La primeras dos conferencias corresponden a los dos primeros capítulos. El Capítulo 1 “Traduttore, traditore. La traducción errónea, del inglés al español, de obras sobre administración y organizaciones, un escollo al avance del conocimiento” de Jorge Ríos Szalay tiene dos objetivos: comprobar la importancia de la fidelidad de la traducción de una lengua a otra en el avance o la obstrucción del conocimiento y evidenciar el problema de las deficiencias de la traducción del inglés al español en los textos de la administración y de las organizaciones que distorsionan el sentido original de las ideas de los autores. En el Capítulo 2 “El ser de la administración. Fundamentación ontológica del acto administrativo” de Juan Manuel Silva Camarena se plantea la pregunta por el ser de la administración en la que se indaga la actitud humana tendiente a la concertación de las acciones libres de las personas, como condición de posibilidad de la constitución y el funcionamiento de las organizaciones. En el Capítulo 3 “Adam Smith y Max Weber. Algunos aportes al desarrollo actual de la economía social solidaria”, que corresponde al eje temático Orígenes de la administración, Jesús Enrique Moncayo Muñoz y Diego Fernando Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa Villalobos Garrido plantean la descripción de las pautas teóricas que le han permitido a la economía solidaria construir variables y tendencias en su desarrollo, desde las manifestaciones sociales más primitivas hasta la estructura social moderna actual. Los capítulos 4 y 5 se agrupan en torno al eje temático Escuela clásica de la administración. En el IV Luis Antonio Cruz Soto presenta “Una revisión a los principios de la administración de Henri Fayol desde el concepto de principio” en el que realiza un análisis de la concepción de los principios de la administración de Fayol a partir del concepto de principio en la filosofía. En el V “Administración: ¿ciencia, técnica o ideología?” Giovanni Jesús Villegas Rivera se pregunta sobre la categorización epistemológica de la administración mediante el análisis de la ciencia, la técnica y la ideología. Los capítulos 6 y 7 se ubican en el módulo temático denominado Comportamiento organizacional. El primero de ellos, “Mary Parker Follett y la función directiva”, es presentado por José Luis Arias Negrete; en este escrito se analizan las ideas humanistas de Mary Parker Follett para rescatarlas como un referente para aspirar a una relación diferente entre la dirección y los trabajadores, al margen de los contenidos técnicos y prescriptivos de control. En el VII, Jorge Cardiel Hurtado presenta el trabajo “Capitalismo y trabajo” en el que se analiza brevemente el surgimiento de las relaciones de trabajo desde el esclavismo hasta concluir con el llamado trabajo libre, que es el predominante en la sociedad capitalista actual. En el módulo temático Teoría de la organización se presentan dos trabajos que corresponden a los capítulos 8 y 9. En el 8 Óscar Arias Londoño presenta su estudio “Racionalidad de la toma de decisiones en la teoría administrativa. Entre legalidad y legitimidad” en el que realiza un análisis sobre la toma de decisiones en la teoría administrativa buscando identificar las racionalidades de legalidad y legitimidad. Álvaro Pío Guerrero Bálcazar es el autor del Capítulo 9 “Responsabilidad social ambiental. Una decisión competitiva para la empresa“ en el que analiza el impacto de la Responsabilidad Social Empresarial de las empresas (RSE) en el mercado. El Capítulo 10 lleva por título “¿Por qué se dificulta la planeación estratégica en Pymes? Una mirada teórica y una propuesta práctica” se ubica dentro del módulo temática Planeación estratégica; en este escrito, Iván Andrés OrdóñezCastaño y Lucía del Carmen Bolaños abordan las dificultades que existen en las Pymes para que la planeación estratégica sea efectiva. 13 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 14 El último trabajo que integra este libro tiene su referente en el módulo temático Visión crítica de la administración. En este Capítulo 11 “Una perspectiva de la crítica a la administración occidental clásica” Darío Jesús Quiroga-Parra retoma, para su análisis, algunas de las críticas más importantes que se le han planteado al conocimiento de la administración. Los once capítulos que forman parte de este libro son el resultado de perspectivas de análisis conjuntas de la realidad administrativa. Pensamos que estos esfuerzos son mecanismos viables para la conformación de redes de investigación que no sólo aspiren a diversificar e incrementar el número de publicaciones y participaciones académicas, sino que funjan como elementos sustanciales de primer orden de la labor investigativa para descubrir el conocimiento mediante el diálogo académico. LUIS ANTONIO CRUZ SOTO División de Investigación Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM 1 Traduttore, traditore La traducción errónea, del inglés al español, de obras sobre administración y organizaciones, un escollo al avance del conocimiento Wrong Translation, from English to Spanish, of Works on Management and Organization: A Pitfall in the Advancement of Knowledge Jorge Ríos Szalay* [...] las oraciones son pequeños discursos tomados de discursos más largos que son los textos. Los traductores lo saben bien: son textos y no oraciones, no palabras, lo que nuestros textos quieren traducir. Y los textos a su vez forman parte de conjuntos culturales a través de los cuales se expresan visiones del mundo diferentes [...] Paul Ricoeur1 ¿Por qué la traducción, ya sea entre teorías o entre lenguas, es tan difícil? Porque, como a menudo ha sido subrayado, las lenguas dividen el mundo de diferentes maneras, y no disponemos de un medio sublingüístico neutral de información. Thomas S. Kuhn2 * Investigador de la División de Investigación de la Facultad de Contaduría y Administración, Universidad Nacional Autónoma de México. Correo electrónico: jrszalay@gmail.com 1 (2005, p. 63) 2 (2002, p. 164) Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa Resumen En este capítulo se argumenta que el lenguaje es un elemento vital de los métodos de la ciencia. El conocimiento se crea a través de un diálogo escrito, intersubjetivo, entre los investigadores, por lo que el rigor o descuido de esos textos influye en el conocimiento mismo. Se destaca, además, 16 que la fiel traducción del pensamiento de un autor es un asunto de la mayor importancia, puesto que puede servir al avance o a la obstrucción del conocimiento. Asimismo se señala que es frecuente que las traducciones del inglés al español de libros sobre administración y organizaciones sean deficientes y distorsionen ideas importantes de sus autores; se ofrecen evidencias de ello a través del análisis de las traducciones de pasajes particularmente importantes de la obra de seis influyentes pensadores: Harold Koontz, Cyril O’ Donnell, George Terry, Chester Barnard, Gareth Morgan y Tom Peters. Por último, se añaden algunas consideraciones que refuerzan aún más la importancia de esta problemática y se esbozan unas cuantas sugerencias al respecto. Palabras clave: traducción, terminología administrativa, terminología organizacional, lenguaje teórico organizacional, problemas de traducción. Abstract This chapter argues that language is a vital element of scientific methods. Knowledge is created through a written intersubjective dialog among researchers and, therefore, rigor or carelessness in these texts influence knowledge itself. It should also be noted that faithful translation of an author’s thought is quite a relevant issue since it may help to advance or obstruct knowledge. Additionally, it is stated that translations from English to Spanish of books on management and organization are frequently deficient and distort the important ideas of their authors. Evidence of this fact is provided through the analysis of translations of particularly relevant excerpts in the work of six influential thinkers: Harold Koontz, Cyril O’Donnell, George Terry, Chester Barnard, Gareth Morgan, and Tom Peters. Finally, some considerations are added to further reinforce the importance of this problem and a few suggestions are outlined in this regard. Keywords: translation, management terminology, organizational terminology, theoretical-organizational language, translation problems. La traducción errónea, del inglés al español, de obras sobre administración y organizaciones Introducción A lo largo de los años en que hemos leído obras de administración y de teorías organizacionales en nuestra lengua pero originalmente escritas en inglés, hemos encontrado frases y vocablos sin sentido que nos han despertado sospechas de la existencia de errores de traducción en infinidad de pasajes. Posteriormente, tras confirmar en diversidad de casos la existencia de tales equívocos, consultando los textos en su idioma nativo, a partir del año 2006 aproximadamente nos hemos dado a la tarea de indagar sistemática pero intermitentemente este problema, como parte de nuestras investigaciones sobre la problemática del lenguaje de las disciplinas que estudian las organizaciones. Así, el objetivo del presente trabajo será exponer una apretada síntesis de lo que hemos investigado al respecto hasta el presente, mostrando una pequeñísima porción de las evidencias encontradas, a través del análisis de las traducciones de pasajes particularmente importantes de la obra de seis influyentes pensadores: Harold Koontz, Cyril O’ Donnell, George Terry, Chester Barnard y Gareth Morgan y Tom Peters, así como algunos de nuestros argumentos sobre las consecuencias negativas de dicho problema para la divulgación y, sobre todo, para el desarrollo del conocimiento administrativo y organizacional.3 Partimos de la premisa de que tanto la difusión como la expansión del conocimiento requieren forzosamente de la diligente y clara comunicación de las ideas de los autores, que es muy distinta a la búsqueda de la mera elegancia literaria; es decir, la divulgación y la propia generación del conocimiento necesitan de un lenguaje riguroso. Consecuentemente, es indispensable que las traducciones de los textos originales sean fieles a lo que los escritores desean comunicar a otros, y que para tal fin hagan un empleo correcto de la lengua, el español en este caso. La lingüista Gutiérrez Rodilla, en su obra titulada La ciencia empieza en la palabra, argumenta con razón que el lenguaje científico influye en el pensamiento, en la elaboración de las hipótesis y en las clasificaciones de la ciencia, condicionándolas y que puede suceder que un lenguaje científico erróneo conduzca a 3 Cabe señalar que hemos expuesto buena parte de los resultados de nuestra investigación sobre el problema en cuestión hasta el 2009 en un artículo (Ríos Szalay, 2009) y que actualmente estamos escribiendo un libro que recogerá en uno de sus capítulos el total de dichos resultados hasta la fecha de su publicación. Dicha obra versa sobre problemas del lenguaje de las disciplinas que estudian el fenómeno organizacional. 17 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa conceptualizaciones erróneas y a desorientar la investigación (1998, p. 25). Y en seguida apoya su aserción con la siguiente cita por demás ilustrativa: Existe en nuestro organismo un lugar anatómico llamado Prensa de Herófilo (cónfluens 18 sínuum), que ha tomado el nombre de Herófilo de Calcedonia (s.III a.C.), médico que lo describió por vez primera; sin embargo, él lo había llamado lenós, palabra griega que significa ‘cuba’ o ‘tonel’, objetos a los que le recordaría ese lugar en que se origina una gran colección venosa, y con esa forma. Cuando Avicena leyó el lenós de Herófilo no lo tradujo al árabe por “tonel” o “”cuba”, sino por el equivalente a otro significado que tiene también la palabra lenós, el de prensa o lagar, es decir, por al-maçára (“almazara”). Posteriormente Gerardo de Cremona, el traductor del Qanum de Avicena al latín, tradujo al-maçára por tórcular, “lagar o prensa”, y así, durante mucho tiempo anatomistas y fisiólogos se dedicaron a explicar que en la “prensa de Herófilo” se produce una presión muy fuerte de unas columnas de sangre contra otras y a discutir entre ellos cómo se llevaba a cabo esta función de prensa, función totalmente inexistente; pero una vez inventada la expresión, había que darle una explicación adecuada (Barcia,1980: 380, citado por Gutiérrez, 1998, p. 25). Inmediatamente después de la cita, Gutiérrez hace una deducción a partir de sus argumentos previos que nos parece, además de acertada, pertinente para destacar el importante rol que desempeña el lenguaje en el desarrollo del conocimiento científico: “De lo anterior debemos deducir que el lenguaje es una parte ineludible de la metodología de la ciencia pues, no sólo describe lo que el científico hace, sino que puede contribuir a determinarlo” (1998, pp. 25-26). En otras palabras, la autora está haciéndonos ver que el lenguaje no es un simple medio para expresar la ciencia sino un recurso metodológico para generarla, pero no opcional, sino imprescindible y que repercute en el logro de sus pretensiones de lograr comprensión de la realidad. Un simple pero muy ilustrativo ejemplo de cómo la desatinada traducción de únicamente un término (ya no digamos de una línea, de un párrafo o de páginas completas) puede obstaculizar el desarrollo científico, es el conocido caso de la incorrecta traslación al inglés de la palabra italiana canali como canals, producida por un “falso amigo”4: en 1877, el astrónomo italiano Giovanni 4 En este caso, canali resulta ser un típico “falso amigo” (una palabra de otra lengua que se parece, en escritura o en pronunciación, a una palabra del idioma del parlante, pero que tiene significado diferente). Todas las lenguas padecen los falsos amigos, convirtiéndose así en La traducción errónea, del inglés al español, de obras sobre administración y organizaciones Schiaparelli observó una red de surcos lineales en la superficie de Marte a los que denominó canali en su idioma, con el fin de significar depresiones naturales en el suelo, pero el término fue equivocadamente vertido al inglés como canals, que se refiere a construcciones artificiales, en lugar de channels, una de cuyas acepciones (la más adecuada para el caso) es canales naturales o estrechos (en el sentido geográfico) y otra cercana es cauces (lechos de los ríos y arroyos). La traición involuntaria del pensamiento del científico tuvo graves repercusiones: es bien sabido que desorientó por largo tiempo la investigación de muchos astrónomos serios, originando múltiples hipótesis, además de un alud de especulaciones no científicas, acerca de la posibilidad de vida inteligente en el planeta rojo. Entre los más fervientes partidarios de la idea de los canales artificiales estuvo el brillante astrónomo estadunidense Percival Lowell, quien dedicó mucho de su labor científica a probar la existencia de vida inteligente en Marte.5 Lo más probable, pues, es que, de no haber sido por la mencionada incorrecta traducción, este riguroso científico no hubiera desperdiciado su valioso tiempo y esfuerzo a demostrar la supuesta vida en el dicho planeta. La difusión del conocimiento generado por un pensador cumple un primer propósito cuando llega a las mentes de quienes sólo desean contar con los nuevos saberes sin pretender, por lo menos por el momento, trabajar con ellos para contribuir al avance del conocimiento, pero alcanza su objetivo supremo cuando empieza a ser analizado críticamente por aquellos que se esfuerzan en pos de dicho avance mediante la investigación. En ese momento, las nuevas ideas difundidas se inscriben en el perenne proceso de diálogo intersubjetivo existente entre los investigadores que hace posible la expansión de las fronteras del conocimiento. Nos referimos a lo que Nicol denominó la relación dialógica del conocimiento (1965, pp. 60-93), que comprende, entre otros elementos, el diálogo que establecen entre sí sin límites de tiempo y espacio infinidad de pensadores, mediante los textos que unos y otros escriben y leen, permitiendo verdaderos enemigos de los traductores, especialmente de los que pecan de crédulos. La mayoría de las traslaciones al español que analizaremos sucumben ante falsos amigos, y ello puede notarse en algunos de sus pasajes que mostraremos; sin embargo, salvo en un caso, no los señalamos en nuestros análisis correspondientes para no caer en exceso de detalles y así podernos ocupara de errores más graves. Este científico fue quien predijo la existencia de un planeta más allá de la órbita de Neptuno e inició la búsqueda que finalizó en el descubrimiento de Plutón (Lowell, Percival, 2010, en Encyclopædia Britannica). 5 19 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 20 la confrontación, reflexión, crítica, corrección, rechazo y articulación de ideas. Es el maravilloso mecanismo que permite a cualquier investigador, independientemente de lo novel o prestigiado que sea, leer y pensar lo mismo a Platón y Aristóteles que a Weber, Fayol, Simon o Drucker, así como someter a la crítica de sus pares las ideas que ha logrado concebir, y obtener la retroalimentación correspondiente; es el mismo instrumento comunicativo y metodológico que llevó a Newton a expresar la famosa frase “Si he visto más allá, es por haberme colocado en los hombros de gigantes”. Pues bien, esta comunicación intemporal se ve seriamente obstaculizada, y con ello obstruida la divulgación y el desarrollo del conocimiento, cuando la traducción de las ideas de su lengua nativa a otra tergiversa el pensamiento de su autor. Pero, ¿las deficiencias de traducción, del inglés al castellano, de obras de administración y de teorías organizacionales son lo suficientemente graves como para merecer la atención de los investigadores de estas disciplinas? Dedicaremos las siguientes secciones a ofrecer evidencias de que las incorrectas traducciones de obras sumamente importantes de ambos campos distorsionan a tal grado el pensamiento de sus creadores que entorpecen la difusión y la propia generación de conocimiento. Asimismo, en la última sección, agregaremos algunas ideas que destacan aún más la trascendencia de la problemática abordada y esbozaremos unas cuantas sugerencias al respecto. 1. Algunos de los desaciertos en las sucesivas traducciones de la principal obra de Koontz et al. El voluminoso texto que Koontz y O’Donnell publicaron por vez primera en 1955 con el título Principles of Management: An Analysis of Managerial Functions, y cuya primera edición en español (1960) se tradujo como Curso de administración moderna: un análisis de las funciones de la administración, constituye sin duda la obra más importante de ambos autores, a la vez que se erige como uno de los libros introductorios a la administración más completos y relevantes de la segunda mitad del siglo XX.6 Este libro clásico –que ha sido corregido, pulido y 6 Al través de su larga existencia el texto ha experimentado cambios en su título tanto en inglés como en español, hasta arribar al actual: Management: A Global Perspective (Administración: una perspectiva global), que ostenta por lo menos desde 1993 y 1994 en inglés y en español, respectivamente. Asimismo, sufrió un cambio de coautor: desde 1955 hasta comienzo de la década de 1980 Harold Koontz y Cyril O’Donnell fueron los autores; a partir de los albores de los años noventa, tras su fallecimiento, O’ Donnell es substituido por Heinz Weihrich. La traducción errónea, del inglés al español, de obras sobre administración y organizaciones actualizado a lo largo de su ya medio siglo de vida– ha jugado un importante rol en todo el orbe, particularmente en países latinoamericanos como México, donde fue sumamente empleado en la formación de las primeras generaciones de profesionales universitarios de este campo, cuando las obras de administración disponibles en español eran escasas. Como evidencias de la trascendencia de la obra, podemos mencionar que ha sido traducida a 16 idiomas y que los tirajes de sus diversas ediciones y reimpresiones han sido muy amplios; baste ejemplificar que de las ediciones en español décima (1994) y undécima (1998) se tiraron 25,000 y 27,000 ejemplares, respectivamente. Igualmente podemos añadir que entre los libros que dedican un espacio importante al análisis de la teoría administrativa resulta difícil encontrar los que no citen este texto, sobre todo entre los de autores latinoamericanos.7 Pues bien, hemos analizado comparativamente, entre sí y con relación a las correspondientes ediciones en inglés, siete ediciones en español de la referida obra (3ª, 4ª, 5ª, 6ª, 10ª, 11ª y 12ª, correspondientes respectivamente a los años 1970, 1972, 1977, 1979, 1994, 1998 y 2003),8 con el objeto de descubrir errores de traducción o bien reencontrar los que habíamos descubierto en el transcurso de los años antes de que iniciáramos su investigación sistemática. A continuación presentamos algunos ejemplos de lo que hemos encontrado. En las cinco primeras ediciones9 de las siete revisadas, existen innumerables equivocaciones de traducción, principalmente de términos administrativos, con el agravante de que algunos de los términos erróneos ni siquiera son empleados consistentemente –ni al interior de una misma edición, ni a lo largo de múltiples ediciones–, incrementando con ello la confusión que de por sí provocan. Examinaremos en seguida algunos casos a manera de ejemplos. 7 Como ejemplos, entre muchos otros, de autores importantes estadunidenses que citan la obra referida, podemos mencionar a D. Mc Gregor (1985, p. 52), J. A. Litterer (1984: 396) y L. J. Kazmier (1974, p. xix). Entre los latinoamericanos se encuentran B. Kliksberg (1990), C. Dávila (2001, p. 309) , A. Reyes Ponce (1985, pp. 16, 19, 25, 26, 27 y 15 citas más), I. Chiavenato (1992, pp. 24, 182, 197, 231, 233 y 564), I. Guzmán Valdivia (1974, pp. 115, 133 y 141), J. A. Fernández Arena (1969, pp. 61, 62, 72, 73, 100 y 124) y W. Jiménez Castro (1965, pp. 227, 228, 244 y 329). 8 Cabe mencionar que no seleccionamos dichas ediciones, sino que simplemente utilizamos las que fuimos adquiriendo a lo largo de los años en que nos hemos nutrido del pensamiento de los autores. 9 A partir de aquí, al decir “edición” o “ediciones” nos referiremos a ediciones en español, salvo especificación en contrario. 21 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 22 En la quinta edición (1977) se genera un gran embrollo semántico como consecuencia de las incorrectas traducciones de dos términos básicos, span of control y span of management, sobre todo debido a que para traducir el segundo se emplean indistintamente nada menos que ocho términos diferentes. Hace unas seis décadas un traductor acuñó adecuadamente el término tramo de control para referirse a span of control; el neologismo se divulgó y logró aceptación generalizada, llegando así a usarse tanto en libros traducidos del inglés como en obras escritas originalmente en español. No obstante, el traductor de la susodicha edición (1977) lo soslayó, empleando en su lugar el confuso término área de control (1977, p. 260). Por otra parte, Koontz y O’Donnell proponen desde la primera edición de sus Principles of Management (1955), reiterándolo en las sucesivas ediciones, que se emplee el término span of management –cuya traducción correcta es tramo de administración– en lugar de span of control, “a pesar del extenso uso de este término”, en vista de que el tramo de control (es decir, el número de personas que un administrador tiene bajo su mando) concierne a toda la administración y no únicamente al control, que es sólo una de las funciones administrativas (planeación, organización, integración, dirección y control) (1955, p. 83). A partir de que hacen su propuesta, los autores emplean invariablemente span of management a lo largo del resto de su obra cada vez que desean referirse a lo que todos llaman span of control. Al traducir aquel término el traductor de la edición que nos ocupa (quinta, 1977) no sólo lo hace erradamente, sino que llega al extremo de acuñar y emplear indistintamente ocho términos diferentes, todos erróneos, para el término inglés: amplitud de comando de la administración, área de la administración, amplitud de comando, magnitud de supervisión, área de supervisión, amplitud de supervisión, amplitud de la administración y amplitud de supervisión de la administración (1977, pp. 260-276). Esta gran inconsistencia provoca que el capítulo en el que aparece, dedicado precisamente al estudio del concepto tramo de control, resulte confuso. Al traductor le hubiera convenido conocer y seguir la recomendación de F. Engels: “un término técnico debe traducirse siempre por una y la misma expresión en el otro idioma.”10 Por lo concerniente a la inconsistencia en el empleo de los términos, hasta aquí nos hemos referido exclusivamente a aquella que se da al interior de una 10 Citado por Pedro Scaron (1985, p. XVII). La traducción errónea, del inglés al español, de obras sobre administración y organizaciones misma edición, pero es preciso destacar que también se da el caso de su uso inconsistente al través de sucesivas ediciones. Por ejemplo, la falla en la traducción del término span of management, cuya traducción inconsistente al interior de la quinta edición vimos previamente, también se presenta a lo largo de las ediciones tercera, cuarta, sexta y undécima, en las que podemos encontrar en total cuatro términos incorrectos más para referirse al concepto, que al sumarse a los ocho de la quinta edición arrojan un gran total de doce términos erróneos para un solo concepto. Otro caso de inconsistencia de términos en el curso de diversas ediciones de la obra que nos ocupa es el de las variadas traducciones de staffing, concepto fundamental para el libro, toda vez que se trata de una de las funciones en que Koontz y O’Donnell dividen la administración (planning, organizing, staffing, directing y controlling), división que constituye el pilar central en que se funda su teoría. Es de hacerse notar que las inconsistencias de traducción que hemos encontrado a lo largo de múltiples ediciones del mismo libro, se dan a pesar de que todas han sido publicadas por la misma editorial. La falla muy probablemente ha sido resultado no sólo de la deficiente calidad de los traductores, sino también del hecho de que éstos no han sido conservados, sino cambiados para cada una de las ediciones. Como señalamos previamente, los errores de traducción que hemos analizado aquí son sólo una muestra de los innumerables que hemos hallado en cinco de las siete ediciones examinadas de los Principios de administración de Koontz y coautores. Realizando un cómputo general de aquellos errores analizados cometidos en la traducción de los términos span of control, span of management y staffing arribamos a lo siguiente. De las siete ediciones revisadas, el término span of control, cuya traducción correcta es tramo de control, es traducido erróneamente en tres, empleando para ello un solo término (área de control). El concepto span of management es traducido equivocadamente en cuatro ediciones, usándose en total doce términos distintos para referirlo. Staffing aparece erradamente traducido en cuatro ediciones mediante un total de seis términos diversos, además de que en una edición (la quinta) en varias ocasiones el término se emplea tal cual, es decir, sin traducir, independientemente de que también se utilizan en la misma edición en forma indistinta otros cuatro términos erróneos para traducirlo. 23 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 2. La tergiversación de un concepto fundamental de Terry 24 La versión española de Principles of Management (Principios de administración), de George Terry, es ot ra obra clásica que también ha sido fundamental en la formación de múltiples generaciones de administradores profesionales en México y en infinidad de otros países y cuya traducción igualmente se encuentra plagada de equivocaciones. Éstas, por consiguiente, han tenido un amplio efecto multiplicador. Entre las innumerables fallas de traducción que exhibe la obra destaca por su gravedad la siguiente. Está ampliamente difundido que para Terry las funciones fundamentales de la administración o proceso administrativo son planeación, organización, ejecución y control. Pues bien, sucede que el traductor (traduttore, traditore) de la obra citada tradujo equivocadamente como ejecución lo que el autor estadunidense llamó actuating –que realmente significa motivación de las acciones de las personas– para referirse a la función desempeñada por los administradores para impulsar a sus subordinados a realizar su trabajo con entusiasmo (1971, pp. 163-181 y 487-492, principalmente). De manera que lo correcto hubiera sido nombrar a dicha función motivación, o en último caso dirección; esto último en vista de que las subfunciones que según el propio Terry comprende (motivación, orientación y supervisión de los subordinados, comunicación con ellos, etc.) corresponden a lo que la mayoría de los otros autores de la corriente del proceso administrativo llaman precisamente dirección. Lo que resulta realmente inverosímil es que Terry explicita que llamó actuating a dicha función porque el empleo de esta palabra “[...] es apropiado para la función administrativa que se refiere al suministro de fuerza estimulante al grupo” (1971, p. 163), lo cual debería haber bastado al traductor para percatarse de que ejecución era una pésima opción para traducir este concepto y que en cambio motivación era una magnífica alternativa. Igualmente nos asombran otras aberraciones provocadas por esta defectuosa traducción: según ésta, el escritor estadunidense dice “Se puede presentar un resumen de estas funciones fundamentales de la administración como 1) planeación, para [...], 2) organización, para [...], 3) la ejecución de los miembros del grupo (sic) para que lleven a cabo sus tareas con entusiasmo [...]” (1971, pp.163-164, negritas nuestras), a lo que uno se pregunta ¿la “ejecución de los miembros” en un paredón o en la silla eléctrica? Queda aquí claro que si, en lugar de lo que escribió, el traductor hubiera redactado “la motivación de los miembros del grupo para que La traducción errónea, del inglés al español, de obras sobre administración y organizaciones lleven a cabo sus tareas con entusiasmo” cobraría sentido lo que actualmente es un disparate. Asimismo, según el traductor, Terry dice lo que transcribimos a continuación, en lo cual hemos insertado varios corchetes con la palabra correcta “motivación” en seguida de la incorrecta “ejecución”, que hemos tachado; si en lugar de ésta leemos motivación, aquí también advertiremos que adquiere coherencia y claridad lo que de otra manera resulta un sin sentido: Básicamente, la ejecución [motivación] principia dentro de uno mismo y no dirigiendo a otros. Un gerente que no está motivado para el éxito y el progreso, hace imposibles la ejecución [motivación] de otros. Sin embargo, es difícil llegar a tener ejecución [motivación] propia.11 Nace de un fuerte deseo, de una sensación intensa y de una disposición entusiasta para lograr un objetivo sin que importen los obstáculos que deban vencerse (1971, p. 488). La falla que hemos venido analizando tiene una gran trascendencia considerando que: 1) tergiversa mucho en sus propios fundamentos el pensamiento del influyente autor, particularmente en toda la parte IV del libro citado (titulada erróneamente “ejecución”), que abarca nada menos que cinco capítulos (130 páginas), de los cuales destaca el primero (capítulo 17 del libro) por repetir una y otra vez el error mencionado, dando lugar a frases absurdas como las mencionadas. Esta distorsión ha hecho creer a los lectores de habla hispana que, según Terry, la administración incluye la realización por parte del administrador del trabajo que planeó, organizó, etc., lo cual es incorrecto puesto que para el autor, y para la generalidad de los adeptos a la corriente del proceso administrativo, la administración es lograr objetivos a través de lo que realizan otros (los subordinados); 2) la citada obra ha tenido una enorme difusión entre los profesionales universitarios de administración de muchas generaciones, por lo menos desde 1961 (año de la traducción más antigua que hemos podido consultar), incluyendo las de una gran proporción de los profesores de hoy en día. Es por ello que el modelo de proceso administrativo que divide éste en planeación, organización, ejecución, y control es uno de los más reconocidos, sin que se tenga conciencia de que se trata de una tergiversación del modelo de Terry. 11 Para mayor claridad, aquí podríamos haber escrito también “[...] es difícil llegar a tener automotivación”, en lugar de “[...] es difícil llegar a tener motivación propia”. 25 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 3. Las distorsiones en la versión española de la obra pionera de Chester Barnard The Functions of the Executive 26 Chester Barnard publicó en 1938 The Functions of the Executive, “Uno de los libros más influyentes que se ha publicado en todo el campo de la administración”, según Koontz y Weihrich (1994, p. 43), y que mereció el siguiente comentario del Premio Nobel H. Simon, en la cuarta edición (1997) de su afamado Administrative Behavior: “Con el finado Chester I. Barnard tengo una deuda especial: en primer lugar, por su libro Las funciones del ejecutivo, el cual ejerció una influencia mayor en mi pensamiento sobre la administración […]” (1997, p. xiii). Lamentablemente, al ser traducida a la lengua castellana (con el título Las funciones de los elementos dirigentes, 1959), esta obra de tanta trascendencia sufrió abundantes tergiversaciones de muy diversa índole, algunas de ellas sumamente graves, a lo largo de toda su extensión; sin embargo, mostraremos principalmente las encontradas en su capítulo XV, titulado prácticamente igual que la obra. Apenas en el segundo párrafo de dicho capítulo, se escriben las siguientes líneas, en las cuales hemos resaltado con negritas lo que se tradujo equivocadamente y hemos colocado un guion bajo en donde el traductor omitió la palabra “no”, convirtiendo así una negación en una afirmación:12 Es de importancia observar, en cambio, que _ toda la labor realizada por las personas que ocupan puestos dirigentes está relacionada con funciones de dirección, con la coordinación de las actividades de los demás. Parte de la labor de tales personas, aunque de organización, no es labor dirigente (Barnard, 1959, p. 245). Al citar aquí y en lo sucesivo un párrafo mal traducido y escribir poco más adelante su traducción correcta, subrayaremos con negritas las palabras o frases mal traducidas más importantes y nuestra corrección, o sea que, si existen otras incorrecciones de traducción menos importantes (y por ende existan nuestras correcciones correspondientes), aparecerán con letra normal, para no distraer al lector. Asimismo, escribiremos tanto los párrafos mal traducidos como los de nuestra corrección como si se tratara en ambos casos de una cita de más de cinco renglones (es decir, con letra más pequeña y con un margen del lado izquierdo). Ello con el fin de facilitar la lectura comparativa de ambos párrafos. 12 La traducción errónea, del inglés al español, de obras sobre administración y organizaciones Para ser fiel a lo que realmente dijo Barnard, la traducción debería haber dicho lo siguiente: Es importante observar, sin embargo, que no todo el trabajo realizado por personas que ocupan puestos ejecutivos está relacionado con las funciones ejecutivas, es decir, con la coordinación de las actividades de otros. Parte de la labor de tales personas, aunque es trabajo de organización, no es trabajo ejecutivo.13 Además de distorsionar totalmente lo dicho por el autor, la incorrecta traducción tiene dos consecuencias más que podrían hacer pensar al lector que Barnard está hablando ilógicamente: 1) la afirmación hecha en sus primeros tres renglones, hasta donde aparece el punto y seguido, es contradictoria con la negación que se hace inmediatamente después: en dichos renglones se asevera, en resumen, que toda la labor hecha por quienes desempeñan puestos dirigentes está relacionada con funciones directivas, mientras que en seguida se dice que parte de dicha labor no es directiva; 2) la misma afirmación de los tres primeros renglones es una perogrullada, ya que, en otras palabras, dice que toda la labor de los dirigentes está relacionada con funciones de dirigentes. Unas páginas adelante, según el traductor, nuestro autor dice lo siguiente, que, como se podrá ver, resulta incomprensible:14 En otros términos, los puestos de comunicación y el “asignar” los servicios de una persona son fases complementarias de la misma cosa. El centro de comunicación es el rendimiento organizativo de una persona en un lugar. Las personas sin puesto no pueden operar como dirigentes. No proponen nada sino potencialmente. A la inversa, los puestos vacantes están tan difuntos como centros nerviosos muertos. Ello es porque los elementos dirigentes, cuando funcionan estrictamente como dirigentes, son incapaces Traducción nuestra de: “It is important to observe, however, that not all work done by persons who occupy executive positions is in connection with the executive functions, the coordination of activities of others. Some of the work of such persons, though organization work, is not executive.” (1960, p. 215) 13 Aquí y en lo sucesivo seguiremos la misma práctica que aplicamos tanto en la última cita de Barnard (mal traducida) como en la propuesta que hicimos para su traducción correcta: resaltaremos con negritas lo importante de lo que se tradujo equivocadamente y al escribir la traducción correcta también subrayaremos con negritas las correcciones verdaderamente importantes que hayamos hecho. De la misma manera, al transcribir los pasajes correspondientes en su versión original, en inglés, también haremos notar con negritas las palabras o frases importantes que fueron mal traducidas. 14 27 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa de apreciar a los hombres en abstracto, en un vacío de organización, por decirlo así. Los hombres no son ni buenos ni malos, sino buenos o malos sólo en esta o aquella posición. Y ello porque frecuentemente “cambian la organización”, la disposición de los puestos, si no hay hombres disponibles a propósito para ocuparnos [sic] (1959, p. 248). 28 Según nuestra traducción libre, lo que Barnard realmente dice es lo que sigue15: En otros términos, la creación de un puesto como medio de comunicación y la asignación al mismo de los servicios de una persona son aspectos complementarios de la misma cosa. El centro de comunicación es el servicio a la organización prestado por una persona en un determinado lugar. Las personas sin puesto no pueden operar como ejecutivos pues no significan otra cosa más que potencialidad. Por el contrario, los puestos que se encuentran vacantes están tan difuntos como los centros nerviosos muertos. Esta es la razón por la cual los ejecutivos, cuando funcionan estrictamente como tales, son incapaces de evaluar a los hombres en abstracto, en un vacío de organización, por decirlo así. Los hombres no son ni buenos ni malos, sino buenos o malos sólo en este o aquel puesto. Este es el motivo por el cual los ejecutivos frecuentemente “cambian la organización”, la disposición de los puestos, si no hay hombres disponibles adecuados para ocuparlos.16 15 La principal libertad que nos hemos tomado en esta traducción es la de traducir (en el primer renglón) “communication position”, que literalmente significa “puesto de comunicación”, como “la creación de un puesto como medio de comunicación”; hemos considerado indispensable agregar palabras que no aparecen en esta oración en el texto original en vista de que sólo así se puede ser fiel en español a la idea expresada por el autor, la cual se entiende en el mismo sentido que le hemos dado si se lee el párrafo inmediato anterior, particularmente los últimos renglones, que dicen: “Como la comunicación sólo se realizará a través de la gestión de personas, la selección de éstas para las funciones dirigentes es el método concreto de establecer los medios de comunicación, aunque haya de ser seguido inmediatamente por la creación de puestos, esto es, de un sistema de comunicación; y especialmente en las organizaciones establecidas habrá de haber puestos para ser cubiertos en caso de vacantes.” Nótese que inmediatamente después se inicia el renglón a que nos referimos diciendo precisamente “En otros términos [...]”. Cabe puntualizar que toda buena traducción tiene como propósito traducir lo más fielmente posible el pensamiento original del autor, es decir, sus ideas, sus razonamientos, no sus palabras literales una a una, y que para ello a menudo tiene que añadir palabras no expresadas en el original o eliminar otras que si aparecen en él. Dada la propia naturaleza de la lengua española y la de la inglesa, con frecuencia es necesario agregar palabras en el español al traducir del inglés. 16 Traducción nuestra de: “In other words, communication position and the “locating” of the services of a person are complementary phases of the same thing. The center of communication is the organization service of a person at a place. Persons without positions cannot La traducción errónea, del inglés al español, de obras sobre administración y organizaciones Poco más adelante, después de cometer muchos otros errores, el traductor obscurece así el pensamiento de Barnard: Y tanto se comprende generalmente, cuanto que, aunque el dinero u otros alicientes materiales se hayan de utilizar normalmente para pagar a las personas responsables, la responsabilidad en sí misma no proviene de tales alicientes (1959, p. 251). Acudiendo a la fuente original, podemos disipar los nubarrones impuestos por el traductor para descubrir lo que realmente escribió nuestro autor: Es más bien generalmente entendido que aunque el dinero u otros estímulos materiales deben usualmente ser pagados a las personas responsables, la responsabilidad en sí misma no proviene de tales incentivos.17 Como se habrá podido advertir, hasta ahora hemos señalado distorsiones producidas por fallas en la traducción de frases u oraciones compuestas por palabras que pertenecen primordialmente al lenguaje ordinario. Existen muchos más casos de esta índole en el texto que estamos examinando, al grado de que es difícil encontrar una página en la que no emerjan los desaciertos; no obstante, dadas las limitaciones propias de la naturaleza del presente trabajo y con el objeto de no cansar al lector, no abundaremos más en ejemplos de esta clase. En cambio, procederemos a ofrecer algunas cuantas muestras de deformación de las ideas del autor que nos ocupa provocadas por la traducción desacertada de términos especializados de nuestras disciplinas. Uno de los errores más graves en la traducción de terminología especializada en que incurre el traductor es al traducir informal organization –cuya correcta, ampliamente difundida y aceptada traducción es organización informal– como organización irregular. Las repercusiones negativas de tan inverosímil error son function as executives, they mean nothing but potentiality. Conversely, positions vacant are as defunct as dead nerve centers. This is why executives, when functioning strictly as executives, are unable to appraise men in the abstract, in an organization vacuum, as it were. Men are neither good nor bad, but only good or bad in this or that position. This is why they not infrequently “change the organization”, the arrangement of positions, if men suitable to fill them are not available.” (1960, p. 218) Traducción nuestra de: “It is rather generally understood that although money or other material inducements must usually be paid to responsible persons, responsibility itself does not arise from such inducements.” (1960, pp. 220-221) 17 29 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 30 de gran escala: trastocan un concepto que es fundamental de The Functions of the Executive y que, por la misma razón, es empleado en incontables ocasiones en el texto, empañando su claridad. Otra equivocación terminológica del traductor es la confundir entre sí los vocablos ingleses personnel y personal. El primero, es un sustantivo que significa personal, en el sentido de personas que laboran en alguna organización, como, por ejemplo, en la expresión personnel department (departamento de personal). En cambio, personal es un adjetivo que se escribe exactamente igual que su significado en español: personal, tal como se emplea al decir, por ejemplo, “esto es un asunto personal que no deseo discutir”. La importancia de esta confusión, que vista en forma asilada aparentemente no la tiene, es evidente cuando vemos lo ininteligible que resultan las siguientes líneas, en las cuales se tradujo erradamente personnel como personal: Los problemas personales son un caso especial de los problemas personales generales: el reclutamiento de miembros que tengan las cualidades apropiadas y el desarrollo de los incentivos, de los alicientes, de la persuasión y de la autoridad objetiva que pueda convertir esas cualidades en servicios efectivos dirigentes en la organización (1959, p. 249). Aunque quizás no son cabalmente comprensibles por encontrarse descontextualizadas, las pasadas líneas cobran mucho mayor claridad cuando se traducen correctamente: Los problemas de personal son un caso especial de los problemas de personal generales: el reclutamiento de miembros que posean las cualidades apropiadas, por un lado, y el desarrollo de los estímulos, incentivos, persuasión y autoridad objetiva que puedan convertir esas cualidades en servicios ejecutivos efectivos para la organización, por el otro.18 La traducción equivocada de personnel se repite una y otra vez en el libro, dando lugar a múltiples pasajes más que son incomprensibles. Traducción nuestra de: “The personnel problems are a special case of general personnel problems –the recruiting of contributors who have appropriate qualifications, and the development of the inducements, incentives, persuasion and objective authority that can make those qualifications effective executive services in the organization.” (1960, p. 219). 18 La traducción errónea, del inglés al español, de obras sobre administración y organizaciones Para finalizar con el análisis de la versión española de The Functions of The Executive, señalaremos que no deja de llamarnos la atención el hecho de que el traductor equivoque al traducir vocablos y frases que son básicos tanto en inglés como en nuestro idioma, tales como however (sin embargo, no obstante), traducido por “en cambio” (pp. 245, 250 y otras; pp. 215, 220 y otras, versión inglesa); supervision (supervisión) por “intervención” (p. 253; p. 223, versión inglesa); training (capacitación, entrenamiento) por “ejercicio” (p. 252; p. 222, versión inglesa); y this is why (esta es la razón por la cual o esto es por lo que), traducido indistintamente como “y ello porque” (p. 248; p. 218, versión inglesa), o “ello es porque” (p. 248; p. 218, versión inglesa). 4. La deficiente traducción de Images of Organization de Morgan: un caso extremo Una obra fundamental, insoslayable para el estudio del rol de las metáforas en la comprensión de las organizaciones y la administración, es sin duda alguna Imágenes de la organización (Images of Organization), de Gareth Morgan, trabajo que, además, debido a la agudeza y creatividad de su examen crítico de las teorías tradicionales de la administración y de las organizaciones resulta altamente recomendable para cualquier estudioso del fenómeno organizacional, no sólo para los interesados en el papel de sus metáforas. En vista de sus cualidades, no es de extrañar que este libro hay sido traducido a catorce lenguas. Pero infortunadamente, de las traducciones analizadas en el presente texto, la de la obra que nos ocupa es muy probablemente el caso más extremo de trastrocamiento del pensamiento del autor: en ella se aglutinan con mayor frecuencia y con intensidad las malinterpretaciones por desconocimiento de la materia traducida, por insuficiente dominio del inglés en general y del especializado en las organizaciones, así como por un defectuoso uso del castellano y una evidente carencia de sentido de responsabilidad académica del traductor. La concurrencia de todas estas faltas nos hace pensar una vez más en las razones que motivaron la creación de la conocida frase traduttore, traditore (traductor, traidor). La gran abundancia de fallas es tal que de ninguna manera es casual que empiece a aparecer desde los dos primeros renglones del texto y que continúe a lo largo del resto del párrafo y de la página. De hecho, las tergiversaciones infestan toda la obra; no obstante, mostraremos y comentaremos únicamente 31 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 32 una reducida muestra, pero que permita sustentar nuestras aseveraciones previas respecto a la proliferación, variedad y gravedad de los desatinos. El primer ejemplo que expondremos proviene del capítulo segundo (en el que Morgan propone que la visión o metáfora de las organizaciones como máquinas sostiene el desarrollo de la organización burocrática, con todas sus consecuencias positivas y negativas), específicamente de la sección dedicada al rol de la corriente de la “administración científica” en la mecanización de las organizaciones. En ella, el traductor tergiversa y hace confusa parte de la crítica de Morgan al taylorismo al escribir lo siguiente, en lo cual hemos insertado unos corchetes para indicar que ahí el traductor omitió varias palabras, dando lugar así a una de las frases incoherentes del párrafo: Mientras a Taylor se le ve normalmente como el villano que creó la dirección científica, es importante destacar que en realidad sólo fue parte de un amplísimo movimiento social que abarcó la vida mecanicista en general. Por ejemplo, […] los encontramos actualmente en el campo de fútbol, en las pistas de atletismo, en los gimnasios, y donde podamos racionalizar y rutinizar la vida personal. A continuación podemos leer lo que, según nuestra versión, realmente quiso decir Morgan: Aunque Taylor a menudo es visto como el villano que creó la administración científica, es importante darnos cuenta de que en realidad sólo formó parte de una tendencia social mucho más amplia que implicó la mecanización de la vida en general. Por ejemplo, los principios que fundamentan el taylorismo los encontramos actualmente en el campo de fútbol, en la pista de atletismo, en el gimnasio, y en la manera en que racionalizamos y rutinizamos nuestra vidas personales. Entre las innumerables traiciones al pensamiento del autor destaca la distorsión que hace el traductor de rasgos definitorios fundamentales de un concepto crucial de la obra, metáfora, distorsión que hace incomprensible mucho del sentido del libro. Pasaremos de largo muchísimas páginas plagadas de distorsiones del pensamiento de Morgan para arribar a una del antepenúltimo capítulo, titulado “La cara desagradable: las organizaciones como instrumentos de dominación”, una de cuyas secciones empieza a ser trastocada desde su título y sus primeros La traducción errónea, del inglés al español, de obras sobre administración y organizaciones renglones, minando así las propias bases del apartado. Según el traductor, el título de la sección y sus primeras líneas rezan lo siguiente: LAS POLÍTICAS ORGANIZACIONALES Y LAS ORGANIZACIONES RADICALIZADAS La idea de que la organización usa y explota a sus empleados nos lleva a estudiar tal grado de soporte que cuenta con importantes actitudes, creencias y prácticas (1998, pp. 284-285). Pero Morgan no se dispone a hablar en esta sección de “políticas organizacionales”, como anuncia su título, sino de la política que tiene lugar al interior de las organizaciones y que, por supuesto, está vinculada a los fenómenos políticos de su entorno, que implican cuestiones tales como los conflictos de intereses entre las clases trabajadora y capitalista. Nótese que este error deriva de un “falso amigo”: politics, palabra que en español significa política, en su acepción de actividad de quienes participan en los asuntos públicos, pero que hizo pensar al crédulo traductor que significa políticas, en su acepción de orientaciones o directrices que rigen la actuación de las personas en un asunto o campo determinado de las organizaciones. Además, por supuesto que Morgan tampoco dijo las incoherencias que el traductor plasmó en las dos primeras líneas de la sección. Lo que en verdad expresó el autor es: LA POLÍTICA EN LAS ORGANIZACIONES Y LA ORGANIZACIÓN RADICALIZADA La idea de que las organizaciones usan y explotan a sus empleados cuenta con un gran apoyo y explica la razón de ser de importantes actitudes, creencias y prácticas del personal en muchas organizaciones. Para concluir nuestro examen de las distorsiones del pensamiento de Morgan creadas por su pésimo traductor, apuntaremos que, entre las muchísimas más que produce, algunas se originan por la incorrecta, y a veces reiterada, traducción de los tecnicismos matrix organization (organización matricial) como “matriz de organización” (pp. 47 y 341), contingency theory (teoría de la contingencia) como “teoría de la dependencia” (pp. 38, 42, 43, 341 y otras), así como de las siguientes palabras del lenguaje ordinario: workaholism y workaholic (adicción al trabajo y adicto al trabajo, respectivamente), traducidas como 33 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 34 “alcoholismo laboral” (pp. 283 y 284) y “alcohólico” (p. 284), respectivamente; y vacancy (vacante) trasladada como “vacaciones” (p. 23). Cabe destacar que en su intento por lograr que estos vocablos del lenguaje común mal traducidos encajen en el contexto, el traductor, recurre a ajustar forzada y erróneamente otras palabras a su versión, como, por ejemplo, traduciendo work (trabajo) como “alcohol” (p. 284), dando por resultado no sólo tergiversación de las ideas originales, sino además francas incoherencias. 5. Tergiversaciones en un best seller, Del caos a la excelencia, de Peters Nuestro último ejemplo proviene del popular libro de administración de T. Peters Del caos a la excelencia. Manual para una revolución en la dirección y administración de empresas (1990), versión castellana de Thriving on Chaos. Handbook for a Management Revolution (1988). Como se podrá apreciar, de las obras que hemos empleado en nuestro análisis, ésta es la más alejada de la reflexión teórica; en este sentido, se trata del libro más técnico, el más claramente prescriptivo. Tras cotejar passim, es decir, de manera no exhaustiva, únicamente una sección (la “P-8”, de catorce páginas), de un capítulo (IV) de ambas versiones, descubrimos innumerables errores (uno por lo menos en cada una de las páginas 458, 459, 461, 463, 464, 467, 468 y 470).19 Aunque por lo general cada error que descubrimos involucra varias palabras incorrectas, el error del ejemplo que mostraremos se origina por la incorrecta traducción de sólo un término o tecnicismo; no obstante lo hemos escogido para mostrar como la malinterpretación de únicamente un término puede tergiversar una idea al grado de hacerla incomprensible. Así, según el traductor, Peters dice lo siguiente: Hemos de: Elevar radicalmente el número de no-supervisores en relación al de supervisores –estableciendo “controles de amplio radio”– en primera línea (1990, p. 458). 19 Computamos como un error no cada palabra equivocada, sino cada idea tergiversada, que por lo general comprende varias palabras, a veces un renglón. La traducción errónea, del inglés al español, de obras sobre administración y organizaciones Pero lo que en verdad escribió el autor es, de conformidad con nuestra traducción, lo siguiente: Debemos: 35 Elevar radicalmente el número de no supervisores en relación al de supervisores –estableciendo un “tramo de control amplio”– en la primera línea de la organización.20 6. Errores de traducción en otras obras Dadas las limitaciones de los objetivos del presente trabajo y con el ánimo de no hartar a quien lo lea, en esta sección no ofreceremos ejemplos específicos de deficiencias de traducción, sino que únicamente mencionaremos los títulos de las obras en que las hemos hallado. En la primera de ellas, única que examinamos en el mismo grado de profundidad que las analizadas previamente, descubrimos errores de gran repercusión; nos estamos refiriendo a Organización y burocracia. Un análisis de las teorías modernas sobre organizaciones sociales (Organisation and Bureaucracy. An Analysis of Modern Theories), de Nicos Mouzelis. Igualmente, encontramos equívocos graves en el libro de Claude S. George Historia del pensamiento administrativo (The History of Management Thought). A pesar de que no hemos realizado aún una comparación general de sus versiones española e inglesa, ni siquiera passim, sino únicamente de algunos de los pasajes bajo sospecha de haber sido malinterpretados, hemos confirmado la existencia de tergiversaciones, algunas de ellas de gran peso, en al menos un pasaje de las páginas xv, 19, 43, 101, 104, 118, 119, 130, 149, 153, 158 y 208. Por otra parte, hemos seguido encontrando más evidencias de traducciones erróneas con relativa facilidad, a veces sin buscarlas propiamente, lo cual es un claro indicio de que el problema se encuentra sumamente extendido. Así, hemos hallado fallas menos relevantes que las mencionadas previamente, y menos abundantes, pero en libros que destacan por su trascendencia aun entre los analizados: El comportamiento administrativo (Administrative Behavior), de H. Simon, y Mintzberg y la dirección (Mintzberg on Management). Traducción nuestra de: “We must: • Establish a radically increased ratio of non-supervisors to supervisors –a “wide span of control”– at the organization’s front line.” (Peters, 1988, p. 424). 20 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa Consideraciones finales 36 Infinidad de libros importantes de nuestras disciplinas escritos en inglés no se consiguen fácilmente fuera de su país de origen, por lo que incluso quienes leen suficientemente bien esta lengua tienen que conformarse con sus distorsionadas traducciones. Adicionalmente, las deficiencias de traducción no son fácilmente identificables a primera vista, sino que se presentan subrepticiamente, y son tan abundantes que, además de habernos hecho creer que determinados autores propusieron tales o cuales ideas que jamás expresaron, puede haberle sucedido ya al lector, como ciertamente le ha acontecido a quien esto escribe, que pasajes de traducciones que le han parecido obscuros y hasta vacíos no se deban en realidad al autor, sino a traicioneras traducciones. Pero, ¿qué podrá hacerse ante la problemática que hemos expuesto a lo largo del presente trabajo? Lo primero, lógicamente, es identificar sus causas. La más evidente y primordial es la pésima selección de los traductores que han de realizar tan académica labor, condición que se presenta con frecuencia. Este problema radica, a nuestro juicio, en que, por lo menos en lo concerniente a nuestras disciplinas, los criterios de publicación que siguen innumerables empresas editoriales son predominantemente comerciales, no académicos,21 en consecuencia, las traducciones suelen asignarse sin un adecuado proceso de selección de quienes las llevarán a cabo. Así, a menudo los traductores resultan ser personas que desconocen por completo, o conocen muy superficialmente, el campo del conocimiento en que se inscribe el libro por traducir, lo cual es una verdadera aberración, debido a que toda traducción implica necesariamente, como primer paso, entender, interpretar, el original para en seguida poder verterlo a otra lengua. En otros campos disciplinarios de las ciencias y las humanidades seguramente se tiene mayor conciencia de la repercusión de esta primera fase interpretativa, pues las traducciones son por lo general encomendadas sólo a especialistas y, en el caso de las obras más importantes, a los grandes maestros del ámbito 21 A este respecto es preciso señalar que aunque los intereses económicos de las editoriales son plenamente legítimos, no deberían obrar, por propia conveniencia de las mismas, en contra de los intereses de los lectores, sus clientes, gracias a los cuales aquéllas existen. Consideramos que es perfectamente posible un mayor equilibrio entre ambos tipos de intereses, como creemos que se da en aquellas casas editoras serias que publican libros de ciencias sociales dedicando gran diligencia al logro de buenas traducciones. La traducción errónea, del inglés al español, de obras sobre administración y organizaciones correspondiente. Así, nunca encontraremos, por ejemplo, un libro de medicina o de química traducido por alguien que no sea médico o profesional de la química, respectivamente, mientras que es frecuente encontrar textos de nuestras disciplinas traducidos por personas con formación en otros campos del saber, por ejemplo, abogados (e. g., Principios de dirección de empresa de Koontz y O’ Donnell, 1961 e Historia del pensamiento administrativo de George, 1974); contadores públicos (e. g., Principios de administración de Terry, 1971 y Curso de administración moderna de Koontz y O’ Donnell, 1979); un “ex profesor adjunto de filosofía del derecho” (Las funciones de los elementos dirigentes de Barnard, 1959); economistas (e. g., Historia del pensamiento administrativo de George, 1974); y traductores profesionales (e. g., Administración: una perspectiva global de Koontz y Weihrich, 1998 y 2003). Por el contrario, en otras ciencias sociales el asunto de la traducción suele tomarse con mucha mayor seriedad; así, por ejemplo, la diversidad de las disciplinas implicadas en la obra weberiana Economía y sociedad, y su magnitud, dieron lugar a que su versión española fuera encomendada a un grupo de cinco reconocidos especialistas ad hoc, entre los que figuraron José Ferrater Mora, Eduardo García Máynez y José Medina Echavarría. Por las mismas razones, la traducción francesa fue realizada por seis académicos bajo la dirección de dos de ellos (Weber, 1971). La versión inglesa tanto de la misma obra como de La ética protestante y el espíritu del capitalismo, también de Weber, estuvo asimismo a cargo de un académico sumamente destacado y de perfil apropiado para la tarea: Talcott Parsons.22 Igualmente, la traducción al castellano de Das Kapital (El capital) editada por el Fondo de Cultura Económica fue comisionada a uno de tantos brillantes intelectuales españoles exilados a México por el franquismo: Wenceslao Roces, conocedor del marxismo. Al parecer, de unas décadas a la fecha se ha incrementado la práctica de las empresas editoriales de encomendar a “revisores técnicos” la supervisión y corrección de las traducciones de libros de administración y organizaciones; no obstante, un gran número de ellos ha dejado mucho que desear. Por ejemplo, si los sendos revisores de la sexta edición de la obra que analizamos de Koontz y O’Donnell y de las ediciones de 1971 y 1985 de Principios de administración de Terry hubieran cumplido su papel satisfactoriamente, no hubieran permitido pasar los errores que señalamos. 22 Aunque debemos precisar que la traducción al inglés de la primera parte de Economía y sociedad fue realizada por dos traductores: A. M. Henderson y Parsons. 37 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 38 En verdad, existen claros indicios de que el préstamo de nombres para aparecer como revisores técnicos sin que nadie desarrolle su labor es una práctica común, vinculada al interés comercial de las editoriales de simular que se ha cuidado mucho la calidad de las traducciones.23 Ello explicaría, al menos en parte, por qué en algunas publicaciones aparece un largo listado de supuestos revisores de la traslación. Pero aun existiendo revisores técnicos que cumplen a cabalidad su función –como efectivamente existen, aunque en número reducido–, es muy pertinente preguntarse ¿por qué optar por supervisar y enmendar una deficiente traducción, en lugar de procurar la realización de una que no lo demande?; ¿por qué las traducciones de obras de otras disciplinas, tales como sociología, filosofía, literatura y física, no suelen requerir de tal figura? Es de esperarse que las empresas editoras se ocuparán de la problemática que hemos expuesto únicamente si ello favorece sus intereses comerciales. Para favorecerlos, buscan establecer y cultivar buenas relaciones con los académicos y las instituciones de educación superior, toda vez que somos promotores naturales de sus productos; he aquí, pues, una oportunidad: la presión que ambos podamos ejercer a fin de que dichas organizaciones se interesen por los problemas mencionados pudiera traducirse en algún avance en su solución. Como no se ha generado tal presión ni parece fácil que se origine, por lo pronto no nos queda más recurso que recomendar a los lectores de traslaciones de obras organizacionales que procuren recurrir a las versiones originales y que si no tienen los suficientes conocimientos en la lengua correspondiente, se esfuercen por lograrlos. Sin duda se verán justamente recompensados por ello en múltiples facetas de su labor académica, con mayor razón si ésta es la investigación. Referencias Barnard, Chester I. (1960). The Functions of the Executive, Cambridge: Harvard University Press. (1959). Las funciones de los elementos dirigentes, trad. Francisco F. Jardon Santa Eulalia, Madrid: Instituto de Estudios Políticos. El propósito de hacer aquí esta aseveración es sólo sembrar en el lector la duda respecto al cumplimiento de la función de los revisores técnicos. En un trabajo posterior sobre la problemática de la traducción, mucho más amplio que el presente, ofreceremos las razones en que fundamos nuestro decir. Abundar aquí al respecto nos desviaría de los objetivos de este texto. 23 La traducción errónea, del inglés al español, de obras sobre administración y organizaciones Barcia Goyanes, J.J. (1980) (citado por Gutiérrez Rodilla, 1998). “Expresiones y términos incorrectos en las ciencias neurológicas”, Medicina Española, 79, 377-382. Chiavenato, Idalberto (1992). Introducción a la teoría general de la administración (Introducão a teoria geral da administracão, 1976), 3a. ed. (segunda en español), tr. Luis O. Rodríguez Acosta, México: McGraw-Hill. Dávila Ladrón de Guevara, Carlos (2001). Teorías organizacionales y administración. Enfoque crítico, 2a. ed., Bogotá: McGraw-Hill. Fernández Arena, José Antonio (1969). El proceso administrativo, tercera edición reformada de la segunda edición, México: Herrero Hermanos Sucesores. 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Principios de administración, 4ª ed. en español de la 8ª en inglés, México, Compañía Editorial Continental. 2 El ser de la administración Fundamentación ontológica del acto administrativo The Being of Management Ontological Rationale of the Administrative Act Juan Manuel Silva Camarena* Resumen Este capítulo se plantea la pregunta por el ser de la administración y llega a la conclusión de que ese ser consiste en una peculiar actitud humana que tiene por finalidad la concertación de las acciones libres de las personas, como condición de posibilidad de la constitución y el funcionamiento de las organizaciones (2011), concordancia que luego permite variados acomodos entre medios y fines. Si fuera posible demostrar que la administración es algo más que una profesión estaríamos caminando, a nuestro juicio, por una vía correcta para hallar y formular las características de su fundamentación ontológica. Finalmente, cabe señalar que el método que empleamos recurre a preguntas formuladas explícita o implícitamente y por respuestas que en cada caso hemos intentado fundar en razones suficientes. Palabras clave: ser de la administración, acto administrativo, naturaleza humana, trabajo administrativo. Abstract This chapter raises the question about the being of management and draws the conclusion that such being consists in a peculiar human attitude whose purpose is the agreement of people’s free actions as a condition of possibility for the incorporation and operation of organizations (2011); then, such agreement allows various arrangements between means and ends. If it were possible to demonstrate that management is something more than a profession, we would be walking down the right path, in our opinion, to find and formulate the characteristics of its ontological rationale. Finally, it is noteworthy that the method we employed resorts to questions asked explicitly or implicitly and answers that, in each case, we have tried to base on sufficient reasons. Keywords: being of management, administrative act, human nature, administrative work. * Investigador de la División de Investigación de la Facultad de Contaduría y Administración, Universidad Nacional Autónoma de México. Correo electrónico: juanmanuelsilvacamarena@gmail.com Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa Introducción 42 Después de haber realizado un intento de respuesta a la pregunta por el ser de la administración, cuya conclusión fue la de que el examen completo de la naturaleza de un producto humano sólo puede realizarse mediante el examen complementario del ser del productor (Silva Camarena, 2010c), ahora continuamos nuestra investigación examinando la posibilidad de vincular en una relación de fundamentación el ser del hombre con el ser de la administración. Si admitimos la idea de que la administración es básicamente una adecuación entre los medios y los fines de una organización, es menester indagar, en primer lugar, qué significa para la vida humana esa adecuación; en segundo lugar, cómo se origina esta peculiar capacidad humana de concertación entre medios y fines; y en tercer lugar, si la administración agota sus recursos en esta adecuación organizacional. Esta posibilidad humana, como las otras, tiene que hallarse fundada en el ser mismo del hombre, y esperamos que su naturaleza aparezca en nuestras consideraciones de un modo suficientemente claro. Todo ente tiene una peculiar forma de ser. El hombre, como ser de la acción, es el único ente que sin conformarse nunca con el acomodo de fines y medios que la misma naturaleza proporciona a animales, vegetales y entes inorgánicos, crea siempre un acomodo propio que le permite administrar situaciones tan sencillas como la de los bienes del hogar y las actividades cotidianas de una persona común y corriente, y tan complejas como las de organizaciones y comunidades humanas nacionales e internacionales. Ahora bien: la facultad humana de administración, como concertación exitosa entre medios y fines, ¿es una adquisición histórica del hombre que aparece ya plenamente desarrollada en el siglo XIX como consecuencia directa de la Revolución Industrial, o representa más bien una característica originaria del ser humano, propia de su peculiar forma de ser? Creemos que si los razonamientos que hemos presentado en los trabajos anteriores están bien fundados y reportan un saber objetivo, entonces deben sostener de modo eficiente la etapa final de nuestra investigación, la cual consiste en una exploración suficiente –en ningún caso exhaustiva– de los siguientes temas. Primero: el hombre como ser de la acción; segundo, la adecuación de fines y medios; tercero, la esencia de la adaequatio administrativa, y cuarto y último los nuevos modos de realidad producidos como efecto directo de actitudes específicas que el hombre ha sido capaz de descubrir y adoptar. Si fuera El ser de la administración. Fundamentación ontológica del acto administrativo posible mostrar que la administración es algo más que una profesión o un oficio estaríamos caminando, a nuestro juicio, por una vía correcta para hallar y formular las características de su fundamentación ontológica. Finalmente, cabe señalar que el método que empleamos en este trabajo está constituido por preguntas formuladas explícita o implícitamente y por respuestas que en cada caso hemos intentado fundar en razones suficientes. 1. El ser de la praxis Consideramos que la idea del ser humano que debe permanecer como soporte de una idea aceptable de administración es la del hombre como ser de la praxis,1 y no la que lo concibe erróneamente como un ente natural. Si pensamos que el ser humano es un ente de la naturaleza, y que a toda costa debe explicarse como tal, nos ahorramos ciertamente esfuerzos arduos de comprensión, pero al mismo tiempo perdemos la oportunidad de reconocerlo, con la sorpresa del caso, como el ser de la acción: como el único ente que, en sentido estricto, actúa; como un ente cuya acción se lleva a cabo libremente, en una adecuación armónica entre lo necesario y lo contingente.2 Hablando con propiedad, cualquier ente natural (mineral, vegetal o animal) es incapaz de actuar, simplemente porque carece de la extraordinaria facultad de tomar decisiones. No sabe optar, porque no necesita hacerlo; para subsistir en el mundo le basta con hacer lo que tiene que hacer. Y el sentido de necesidad satisfecha, naturalmente sin ningún tipo de intervención voluntaria, se expresa sin mucha reflexión en lo que llamamos instintos, funciones biológicas o propiedades físico-químicas. El hombre, por el contrario, sin oponerse, entorpecer o alterar sus rasgos naturales, y más bien en armonía con ellos, se conduce a sí mismo porque decide el curso de su comportamiento, dentro de condiciones ya no meramente físicas sino metafísicas, no en un nivel de subsistencia natural, sino en el de la existencia humana. Actuar no es moverse por la reacción frente a estímulos externos o internos; actuar es decidir el curso de la acción, y optar por lo que se va a hacer dentro de las posibilidades de una determinada situación. Cuando el hombre 1 Platón es el autor de esta idea del hombre. Sobre el concepto de praxis, véase Eduardo Nicol, La primera teoría de la praxis. 2 Véase esta propuesta teórica de E. Nicol en su Psicología de las situaciones vitales y su libro sobre La idea del hombre. 43 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 44 decide su acción se comporta como un ser ontológicamente libre. Y su libertad funciona, como otros factores, con el poder de causar efectos. Exceptuando a Dios, que por definición es un ente perfecto en relación con el cual no podemos tener un verdadero conocimiento sino creencia o fe, solamente el hombre es capaz de asumir su propia forma de ser, decidiendo su peculiar modo de ser hombre, y optando por un comportamiento, eligiendo hacer algo o no hacer nada. Y la clave de esta distinción ontológica radical se advierte de este modo sencillo: a los otros entes no les pasa nada; y, por tanto, nada tienen que hacer. En el animal la “acción” del estímulo dispara la “reacción” o la “respuesta” correspondiente. Es todo. Y cabe notar que aquí las palabras de acción, reacción y respuesta se emplean de modo figurado si se aplican a un ente que no es el ser humano. El hombre es un ente auténticamente responsable, sí decide qué hacer, y también es una opción suya la omisión. La acción y la omisión son prerrogativas humanas. El hombre gana y pierde simultáneamente. Cuando ejecuta una acción, al mismo tiempo que elige algo renuncia a algo. Un ejemplo puede promover la comprensión de esta idea: si alguien decide subir, renuncia a la vez a bajar y a quedarse donde está. Si decide bajar, renuncia a permanecer en un determinado nivel, y también pierde la oportunidad de subir. No hay forma de escapar de este mecanismo de la libertad. Se opta por algo, si se renuncia a las otras posibilidades. Si sólo hay una posibilidad, no hay ninguna; como en el caso peculiar de lo que es necesario. Cuando algo tiene un solo sentido, no tiene ninguno. Sin embargo, nos expresaríamos de un modo impropio al referirnos a él como un simple mecanismo, porque se trata precisamente de lo más ajeno a cualquier mecanismo. Por esta razón en la vida humana todo lo que tiene carácter mecánico se vive como algo ajeno o extraño. El animal, en cambio, hace lo que tiene que hacer en función de lo que el hombre concibe como el plan preestablecido del instinto, que se supone siempre como factor determinante de su comportamiento. Es conveniente advertir que de acuerdo con este argumento que vamos elaborando lo peor que le puede suceder al hombre es mantenerse en la indecisión, como un ser incapaz de decidir. Pero no podemos ocultar este hecho: lo malo de elegir (algo) es tener que renunciar (a algo).3 3 A esta circunstancia E. Nicol llama “situación fáustica” (cf. “El mito fáustico”, en La vocación humana). El ser de la administración. Fundamentación ontológica del acto administrativo Ahora bien: nada sucede sin razón, como afirma Heráclito en su fragmento B1 (1981, p. 30). Todo tiene una causa, y la acción humana no puede escapar de este principio: el hombre no hace nada porque sí. Hay factores que producen la acción, como lo dado, lo azaroso y el propio carácter del sujeto (Nicol, 1941 y 1977). Por tanto, siempre se hace lo que se puede, no lo que se quiere. Pero dentro de lo que se puede suele estar lo que razonablemente puede quererse. El ser humano ejecuta una acción cuando ha concebido y elegido un fin, una meta o un propósito. Samuel Ramos asegura que el hombre se mueve siempre en vista de los fines que estima valiosos (1962). Pero al hacerlo, agregaría Nicol, tiene que abandonar fáusticamente otros fines (1996, pp. 58 y ss.). No se puede tener todo, como lo expresa una de las verdades de Perogrullo. Pero lo que deseamos mostrar ahora es que al mismo tiempo que una persona elige un fin se compromete espontáneamente, sin pensarlo siquiera, con la elección de los mejores medios para alcanzarlo, si no actúa en él la mala fe o la malicia.4 Al que quiere subir o bajar le es menester hallar el medio adecuado para conseguir el fin deseado: necesitará una escalera (y obviamente por ahora no importa si el que sube o el que baja conserva la escalera o la desprecia después bajo la consideración de que ya no le sirve para nada). Para el hombre, vivir es tener que hacer. La vida da mucho que hacer. Por eso la vida es una tarea. Estar vivo es tener algo que hacer, decía Ortega y Gasset (1953, primera lección). La tarea de la vida no es otra cosa que andar eligiendo y renunciando conscientemente, a partir de los años críticos de la adolescencia durante los cuales empieza a surgir la conciencia de la libertad. Luego, por medio de una elección vocacional, clara o sólo presentida, el hombre busca y encuentra un modo de vivir que cuadra con el ser propio, con lo que él es y quiere llegar a ser. Cuando las cosas marchan bien este modo de ser armoniza naturalmente con un cierto quehacer y una manera de hacerlo. En suma, la fórmula mínima de la existencia humana sería ésta: nos pasa algo, se toman decisiones y se pierden otras posibilidades, se eligen fines y se buscan los medios para alcanzarlos. Freud habla de una neurosis del éxito: cuando el sujeto está a punto de lograr lo que ha deseaba vehementemente, hace todo lo posible para estropear su consecución. La mala fe podría hacer que alguien buscara un medio malo para conseguir lo que se propone, o lo que dice que se propone. 4 45 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 2. Fines y medios 46 El hombre es el ser de los fines y los medios porque es un ser libre. A lo único que no puede renunciar es a la necesidad de elegir. Siempre se propone fines y acosa medios. Y así comienza la aventura: conseguir medios, aprovecharlos al máximo, convertir en fin final a alguno de los medios, manejar fines y medios a voluntad, tomar algún fin, valioso en sí mismo, como un simple medio, etcétera. El dinero, por ejemplo, suele ser un medio para el fin principal, que es vivir. Sin embargo, en nuestros días, por ejemplo, como un signo de incomprensión o desprecio de la vida, suele convertirse en el fin principal y exclusivo (Silva Camarena, 2009), incluso cuando se sabe, de buena fuente, que puede llegar a destruirla (Nicol, 2007). En todo caso es bueno consumir nuestra propia vida viviéndola –¡buena inversión!–, pero es absurdo que la dejemos marchitarse o consumirse a sí misma por motivos de ambición o codicia. La naturaleza parece ofrecer “fines” y “medios” al mismo tiempo5. Por ejemplo, a los animales carnívoros dota de dientes poderosos, incluyendo afilados colmillos, para que puedan masticar con eficacia, y les proporciona suficiente saliva para poder tragar el alimento. Se trata, en última instancia, de buenos medios para el fin de la nutrición. Es capaz de proporcionar al hombre pies y piernas resistentes para que pueda ir y venir, llegar hasta donde él quiera. Sin embargo, fines y medios de otro género, no naturales, como los de una vida personal, auténtica, única e irrepetible, tiene que fijarlos él mismo y su ámbito cultural. En el nivel de la existencia individual el trabajo humano permite la hechura del ser propio, con fines y medios más o menos bien establecidos. Pero en sentido estricto, el trabajo humano es siempre trabajo comunitario, para bien de la comunidad, estructurado en atención a sus necesidades naturales y espirituales y, por eso, puede afirmarse indistintamente que el trabajo hace posible la vida comunitaria, o que ésta es condición de posibilidad del trabajo. Sin vida comunitaria, no habría distinción de tareas y obligada división del trabajo orientado al bien común, y el trabajador solitario –en vano intento– intentaría ocuparse de todos los quehaceres necesarios para producir lo que necesita Desde la filosofía griega antigua existen teorías teleológicas que suponen en cada toda cosa un fin, y dan por descontado que éste hace que la cosa sea como es. Véase la Ética nicomaquea de Aristóteles (1983, libro I). 5 El ser de la administración. Fundamentación ontológica del acto administrativo para vivir. Como quedó bien visto y comprendido desde el período clásico de la Grecia antigua, en particular desde la República de Platón, en la que este pensador examina el origen mismo de la comunidad llamada ciudad (polis) con el fin de rastrear el origen de la injusticia. Si la política es una cosa pública (res publica) no es algo menos público el trabajo: definitivamente se trata de un asunto que incumbe a toda la comunidad. El discípulo de Sócrates advierte precisamente que el trabajo se organiza en función del bien común, “en beneficio de la comunidad entera” (Platón, 2000, 369e) en una ciudad bien organizada o bien administrada (Platón, 2000, 371c)6. Finalmente, en una genuina vida comunitaria todos los asuntos comprometen a todos –y esto es lo que sin duda resulta extraño para una colectividad de personas individualistas y egoístas. Pero la comunidad no es un simple colectivo, tan sencillo como una agrupación voluntaria de individuos, o tan complejo y abstracto como un contrato social entre ciudadano7Ella no es algo que se compone o descompone mecánicamente a causa de una concepción de la vida individualista o colectivista, que al fin y a la postre no pasan de ser meras propuestas ideológicas, “formidables abstracciones” (Buber, 1995, p. 146). El ser comunitario del ser humano, que debe definirse como ser de la praxis por las razones ya mencionadas, es una estructura ontológica dentro de la cual adquiere realidad y sentido la vida, individual y colectiva, como existencia y coexistencia. Esta estructura no es opcional ni representa el patrimonio exclusivo de alguna teoría política o partido político. Ahora bien: en una simple asociación de cosas que suelen aparecer juntas, advertimos que la administración es siempre administración del trabajo humano, porque éste entra como un medio en relación con los fines de las organizaciones, sean éstos cualesquiera que fueren. Estos tres elementos guardan, entonces, una estrecha relación de familiaridad: si hay hombres, hay trabajo; donde hay trabajo, es preciso administrarlo. La naturaleza del trabajo, entonces, aparece como la acción humana por excelencia, ya que permite al individuo, constituido como ser vinculado con los demás,8 y desde luego con 6 Véase nuestra conferencia ya mencionada “Administración y naturaleza humana” (2006). 7 Sobre el concepto de contrato social, véase Juan-Jacobo Rousseau, El contrato social. Que siempre es individuo de una comunidad. Cf. nuestro escrito “El hombre, realidad vinculada”. 8 47 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 48 miras al bien común,9 hacer su propio ser haciendo cosas para los demás; mientras que cada uno de los otros, recíprocamente, se compromete comunitariamente a hacer cosas para él. El dinero interviene, pero como medio de intercambio: no como fin principal del trabajo. Sin concepto de comunidad verdaderamente asumido, el trabajo es sólo un asunto personal, una mera chamba, cuyo sentido se agota en la consecución de un sueldo. 3. Ensambladura de medios y fines Lo que ya debe haber aparecido claramente en el horizonte de nuestra comprensión es el hecho de que nos hemos aproximado bastante a la respuesta que buscamos sobre el ser de la administración. Hemos encontrado ya una acción humana peculiar que sirve para organizar las acciones de los hombres, y por lo tanto, una acción que siempre las acompaña. Se trata tal vez de lo que podemos definir como la relación ideal entre medios y fines, que se concreta en una peculiar característica que llamamos la adecuación entre unos y otros gracias a la administración. Esta vinculación, que para al sentido común puede parecer como algo elemental y evidente, representa, sin embargo, el más grande descubrimiento del ser humano por lo que se refiere a la posibilidad de la ejecución de acciones conjuntas. Esta posibilidad se despliega siempre sobre la base de un encadenamiento que, como conditio sine qua non, conecta medios y fines en un engranaje o ensambladura perfecta. Pero, ¿cómo es posible la acción? Ésta es la cuestión fundamental para entender el ser de la administración. En el fondo de este problema podría producirse cierta iluminación si fuéramos capaces de imaginar cómo es posible esa relación especial entre una cosa y otra que nosotros, a la vez, conectamos mediante la idea compuesta de “medio y fin”. Aparecería entonces la idea de causa: “Con esto es posible…”, “Esto hace que…”, “Y finalmente se produce…”. La idea de causa que formuló por primera vez la filosofía presocrática se relaciona con diversos conceptos como el de causante, culpa, acusación, honradez y buen orden. El culpable es el causante. Pero la idea de culpa exige la idea de que alguien o algo, en calidad de medio, produce un fin. 9 Cf. los escritos sobre el trabajo presentados en Meditaciones sobre el trabajo. El ser de la administración. Fundamentación ontológica del acto administrativo Heidegger ha examinado críticamente la teoría aristotélica de las causas como parte de su análisis de la técnica (1994). La mirada de este pensador alemán nos permite ver una sola cosa de lo que parecía ser dos cosas: “¿A qué pertenece una cosa (así) en tanto que un medio y un fin? Un medio es aquello por lo que algo es efectuado, y de este modo alcanzado. A lo que tiene como consecuencias un efecto lo llamamos causa. Sin embargo, causa no es solamente aquello por medio de lo cual es efectuado algo distinto, también el fin según el cual se determina el modo los medios vale como causa. Donde se persiguen fines, se emplean medios; donde domina lo instrumental, allí prevalece la condición de causa, la causalidad” (Silva Camarena, 2010a, p. 109). Al querer descubrir la esencia de la administración debemos impedir que nos domine lo meramente instrumental y, por eso, tenemos que insistir en que lo esencial de la administración se despliega en un nivel de la acción humana que rebasa el planteamiento de la causa y el efecto reducidos a un medio y su fin. No es éste un lugar para explorar la idea de culp.10Pero cuando imprudentemente oponemos la acción a lo teórico y lo especulativo, ¿entendemos realmente qué estamos hacemos? ¿Estamos conscientes, acaso, de lo que significa actuar? Heidegger dice que no. “Estamos muy lejos de pensar la esencia del actuar de modo suficientemente decisivo. Sólo se conoce el actuar como la producción de un efecto, cuya realidad se estima en función de su utilidad.11 Hay algo que rebasa la mera producción de un efecto. Porque la esencia del actuar es el llevar a cabo. Llevar a cabo significa desplegar algo en la plenitud de su esencia, guiar hacia ella, producere. Por eso, en realidad sólo se puede llevar a cabo lo que ya es. Ahora bien, lo que ante todo «es», es el ser. El pensar lleva a cabo la relación del ser con la esencia del hombre (Heidegger, 2000). Según este filósofo del siglo XX el pensar no es también una forma más de actuar, pues significa actuar en un alto sentido. Ahora bien, según nosotros, no tenemos bien comprendido cuál es la esencia de lo útil si somos incapaces de advertir que una determinada actitud nuestra, en complicidad con diversos intereses personales, es la que convierte a toda cosa en una cosa que sirve o en una que no sirve para nada. La idea de lo útil, que tanto y con tan poco fundamento sirve para desprestigiar y ocultar 10 La idea de transgresión de un precepto religioso, el pecado, supone la libertad, y por lo tanto quien lo comete es culpable. Sobre mancha, pecado y culpabilidad véase Paul Ricoeur, Finitud y culpabilidad. 11 Subrayado nuestro. 49 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 50 la acción del pensamiento, es, por lo tanto, la idea más inútil cuando se trata de entender precisamente la idea de utilidad. En la experiencia individual, por lo general, uno es el fin y varios son los medios. Puede haber un solo medio para muchos fines, como el dinero. Las combinaciones posibles entre medios y fines son muchas. Lo que tenemos que averiguar es si la acción, que a la vez consiste en la opción de un algo y la renuncia de otro algo, toma cuerpo final y necesariamente en una liga entre fines y medios. Parece que toda acción se ejecuta de este modo. La mínima acción mental, la que sigue después de la primera aprehensión, la que permite afirmar o negar, decir sí o no, ¿funciona, también, con un fin y sus correspondientes medios? En todo caso, la más modesta de las acciones prácticas parece implicar una coherencia elemental entre un fin y un medio. La realización de la adecuación práctica entre medios y fines se lleva a cabo con cierta complejidad, aunque a primera vista parezca un mecanismo simple y espontáneo. 4. El procedimiento de fallas-y-acierto La persona que busca una calle desconocida, o un domicilio en una ciudad que apenas está descubriendo, se adapta espontáneamente a un dispositivo vital que desde tiempos remotos el ser humano ha puesto en práctica y que conocemos con la expresión de “ensayo y error”. Sin embargo, esta fórmula de “ensayo y error” no describe de un modo claro lo que sucede en este procedimiento humano básico para alcanzar fines o solucionar problemas prácticos. En realidad el sujeto de la acción trata de encontrar algo mediante intentos que van fallando sucesivamente hasta que eventualmente encuentra lo que buscaba. A la consecución de lo buscado debe conceptuarse como acceso correcto, o sea, como un acierto. Por tanto, la fórmula podría identificarse más certeramente si nos refiriéramos a ella como el procedimiento de “fallas y acierto”, dando por supuesto en todo caso que el intento correcto se vuelve automáticamente en el último de los ensayos, con el cual el fin que se perseguía encontró un medio adecuado. Cuando el procedimiento de fallas-y-acierto llega a un resultado que por su éxito vale la pena conservar, y con el fin de ahorrar esfuerzos que la memoria podría ser incapaz de realizar en un momento dado, se fija el camino recorrido El ser de la administración. Fundamentación ontológica del acto administrativo y se asocia a la meta alcanzada. En un caso similar, pero no idéntico, el de la investigación científica, y especialmente cuando ha sido certero, se fija con rigor el camino-del-descubrimiento, al cual se le denomina por tradición milenaria precisamente con la palabra griega que significa camino: método. En el procedimiento práctico la fijación se realiza, por lo común, en determinados pasos o reglas que en conjunto forman ese todo particular que llamamos técnica, y que es el medio por el cual el ser humano hace frente libremente a sus necesidades (Nicol, 1972, § 1). La finalidad del conocimiento atrapado en la técnica es la de poder desplegar correctamente la acción que permite repetir el procedimiento del mismo modo para volver a obtener el resultado ya conocido. En el trabajo de la ciencia, sin embargo, el método cumple una tarea diferente a la de la técnica, sobre todo porque en lugar de repetir la práctica eficaz que superó las fallas del tanteo y llegó al acierto final se trata de tener acceso a conocimientos nuevos. La técnica, como hemos dicho, fija los pasos de un proceso exitoso para repetirlo cuantas veces sea necesario; en cambio, el método fija el camino, siempre nuevo, que la razón siguió para llegar a un determinado resultado, y esta fijación tiene la finalidad de poder recorrer el camino inicial para los fines mismos de la investigación científica: verificación, ratificación o corrección necesarias para mantener como científicamente confiable un determinado conocimiento. Por el contrario, los resultados prácticos suelen buscarse de nuevo, una y otra vez, mientras no se cuente con una técnica mejor elaborada o más eficaz para la consecución de los fines que con ella se alcanzan. La receta de cocina es una técnica más que supone, sin embargo, una cierta aptitud culinaria en la persona que la lleva a cabo. El método musical, para instrumentos o canto, constituyen un caso especial del modelo general de la técnica porque en lugar de conseguir un resultado objetivo e invariable en el manejo o la transformación de la realidad material promueve al mismo tiempo en la persona misma el dominio de determinadas habilidades y el desarrollo del talento musical. Algunos métodos de la administración pueden clasificarse sólo como técnicas, y otros como casos similares al método musical, pues sin duda favorecen en el correspondiente profesional el adecuado manejo de determinadas habilidades y la capacidad de tomar decisiones en función de un contexto particular y cambiante. El caso de los llamados protocolos de investigación o actuación médica que se utilizan en el ámbito de instituciones de salud se realizan bajo indicaciones detalladas escritas que además de vigilarse metódicamente como cualquier 51 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 52 otro procedimiento riguroso se ciñen a normas jurídicas y éticas cuyo propósito es el de proteger la integridad físico-mental de la dignidad humana. Este procedimiento de fallas-y-acierto, tan sencillo en su propia estructura, permite en principio desarrollar conocimientos prácticos tan elementales como los del hallazgo de un objeto perdido hasta la colocación espectacular de una nave espacial en la Luna. Este mismo procedimiento puede reconocerse en la elaboración de técnicas muy distintas para fines diversos que puede mostrar cualquier buena historia de la técnica, como la de Forbes (1958). El asunto del procedimiento técnico puede hilar muy finamente como en el caso de la restauración de una obra de arte o muy toscamente como cuando se trata de lanzar con éxito una piedra a la cabeza de alguien. Finalmente, el procedimiento de fallas-y-acierto ha acumulado un buen lote de medios y fines bien avenidos. Pero el buen engranaje entre fines y medios no agota el problema de lo bueno o el éxito de las acciones humanas, e inmediatamente desborda el límite del buen entendimiento entre medios y fines cuando una frase tan conocida como falsa nos asegura, por ejemplo, que “los fines justifican los medios”. Ni un buen fin justifica automáticamente cualquier medio ni un buen medio convierte a cualquier fin en algo digno de ser alcanzado. No existe otra posibilidad: el fin último del procedimiento técnico es el de disponer de las cosas para aprovecharlas. Lo que debe quedar claro es la razón por la cual las cosas aparecen precisamente como cosas útiles. Dicho categóricamente: las cosas no son útiles o inútiles por sí mismas y en sí mismas. En sí mismo, el ser de los entes no ofrece rasgos para una caracterización o para la otra. En función de nuestros intereses, generados por nuestras necesidades –reales o creadas artificialmente– asumimos ante ellas una actitud que las torna, como por un acto de magia, en cosas útiles o aprovechables. La cosa aparece como algo que puede ser aprovechado, porque la miramos interesadamente, con la determinación de hacerla útil para lo que necesitamos o para lo que la mercadotecnia empresarial nos ha hecho creer que necesitamos. Cuando parece que las cosas mismas nos muestran sus encantos como cosas útiles, emprendemos sin recato o cautela la conquista de los beneficios y ponemos en marcha el procedimiento de falla-y-acierto con la expectativa invencible del aprovechamiento. Cuando se logra el acierto, entonces el conocimiento respectivo se convierte en técnica, y ésta conserva los secretos del aprovechamiento de la cosa en cuestión. El ser de la administración. Fundamentación ontológica del acto administrativo 5. La adaequatio administrativa entre medios y fines Es admisible la idea de que la administración es la adecuación entre los medios y los fines de una organización. La idea de la adecuación entre medios y fines es semejante a la noción de concordancia que desde Aristóteles se utiliza para definir la verdad (Aristóteles, 1977, I, 16 a). Sobre esta base se sostiene que un conocimiento es verdadero si –y sólo si– a través de él se logra una adecuación entre la mente y la cosa. La expresión latina, la que formuló en la Edad Media el pensamiento de Tomás de Aquino, que fue y es conocida durante una muy vieja tradición que llega hasta nuestros días, es esta: adaequatio intellectus et rei. Si lo que piensa la mente coincide con lo que es el objeto, hay una correspondencia exitosa en términos ontológicos y epistemológicos. Correspondencia en griego es omoiómata, y en latín adaequatio. Pero la concordancia puede ser cuestionada mientras no queda en claro respecto a qué concuerdan el intelecto y la cosa, el conocimiento y su objeto (Heidegger, 1927, p. 214; 2003, p. 235). Y se puede sostener que lo único que puede concordar es lo intelectual con lo intelectual, un sujeto con otro sujeto (Nicol, 1965, cap. II).12 En todo caso, de lo que se habla es de la posibilidad de conocer el objeto considerado en sí mismo. Y el objeto –la cosa cuando es objeto de conocimiento– no aparece tal y como es en sí mismo si se le considera desde nuestra “natural” actitud práctica que no busca lo que es la cosa sino no lo que puede hacer con ella. A esta actitud llamamos utilitaria cuando valora exageradamente la utilidad de las cosas. Y la cosa sólo aparece tal y como es si abandonamos esta actitud aprovechada. Desde Platón sabemos que esta actitud desinteresada –amorosa, libre de segundas intenciones– nos permite ver la cosa tal y como es (Platón, 1992).13 6. Nuevos modos de realidad producidos por medio de actitudes humanas Ahora bien, si establecemos una analogía entre estas formas de adecuación, podemos ver lo siguiente: la adecuación entre mente y cosa produce el conocimiento 12 Eduardo Nicol mantiene la idea de que el conocimiento se da entre un sujeto y otro sujeto, respecto a un objeto; que no puede haber conexión directa entre sujeto y objeto. La vinculación no es de un hombre y una cosa sino de dos hombres y una cosa. 13 En este libro, Fedón, Platón elabora la primera teoría de la vocación científica. 53 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 54 verdadero; y la adecuación, de carácter práctico, entre los medios y los fines es exitosa cuando éstos se alcanzan con aquéllos. Pero es preciso notar que sería muy pobre la tarea de la administración si la redujéramos a una mera adecuación práctica entre medios y fines. Así como el trabajo tiene un sentido comunitario (y cuando no lo tiene queda reducido a un mero medio que alguien utiliza para la consecución de un salario), la administración tiene un sentido organizacional, sin el cual se convertiría en una tarea práctica sin mayor interés. Haciendo a un lado significados secundarios del concepto de administración, como el de la administración del tiempo libre, del dinero, de las dosis de medicamento o las raciones de alimento, encontramos ese sentido básico fundamental que llamamos organizacional: quien administra organiza lo que está desorganizado. La administración es organización: da a algo la configuración total de las partes de un todo. La práctica administrativa es, como otras formas de praxis, una forma de acción que consiste en adecuar los medios con los fines; pero esta adecuación la logra en el seno de una agrupación humana a la que precisamente constituye, gracias a su acción organizadora, como una organización en la que todas sus partes se hayan coherentemente interrelacionadas. No es la administración algo meramente externo que desde afuera se agrega a personas y cosas, a sus medios y fines, sino precisamente algo constituyente. Dicho de otro modo: no hay organización sin una administración que la constituye como tal. Una organización sin administración no existe. Para adecuar unos medios determinados a unos fines también determinados se crea precisamente una organización. Ésta propiamente no existe sin este trabajo de adecuación. La organización no es un ente que subsista en sí mismo y por sí mismo, y que pudiera ser animado ocasional o eventualmente por una determinada labor administrativa. Una universidad, un hospital o una empresa no son el edificio que ocupan. Tampoco constituyen lo esencial las personas, consideradas aisladamente, que están dentro de estos ámbitos laborales. El inmueble y los seres humanos son nada en términos de organización, si unos y otros no forman una organización. Los medios y los fines unidos no constituyen por sí mismos una organización, del mismo modo que la suma de una mente y un objeto no dan como resultado un conocimiento verdadero, pues la adecuación cognoscitiva entre el sujeto y el objeto no se produce espontáneamente. La adecuación administrativa de los medios y los fines de una organización hacen la organización. El ser de la administración. Fundamentación ontológica del acto administrativo 7. La actitud de concertación Pero la organización producida por la administración se apoya en algo más profundo que la adecuación de medios y fines. Antes de ser pensamiento y práctica propiamente administrativos, la organización es el producto de una actitud de concertación. La actitud práctica hace que las cosas sean útiles, y la actitud desinteresada hace que ellas aparezcan objetivamente, tal y como son en sí mismas, sin el “ser” que les imponemos para poder aprovecharlas; y de modo similar la actitud de concertación, inherente al trabajo administrativo, hace que una agrupación de seres humanos, con ciertos medios y ciertos fines, constituya una organización.14 Esta actitud, bajo la dirección o liderazgo de alguien, la desempeña una persona o un grupo de personas. Los filósofos griegos de la antigüedad llamaron cosmos a lo que todavía hoy conocemos con ese nombre, porque esa palabra significa precisamente orden (Nicol, 1965, cap. octavo). Descubrieron que la totalidad de lo real es orden, racionalidad, porque todo lo que pertenece a ese todo tiene una razón de ser y de cambiar. El tiempo ordena el cambio de lo real. No puede uno ser viejo y luego niño. No está la calle actualmente mojada por el agua de la lluvia que va a caer más tarde. Lo que sucede, sucede según el orden del tiempo. La hija no procrea a la madre. El sol no enfría. Los ojos no oyen, y los oídos no ven. Ahora bien: si lo real es un orden racional porque nada sucede sin razón, como afirma Heráclito, 1981, frag. 1, p. 30), si lo ordenado en función del tiempo es racionalidad, ¿cómo surge en el ámbito de lo humano la vocación por el orden, la actitud de concertación, la necesidad de ordenar o administrar que emula la labor de la temporalidad? El cosmos es posible por un factor de orden, de racionalidad, de temporalidad. Pero el factor humano de ordenación se torna necesario frente al fenómeno del desorden. El hombre, dijimos desde el comienzo, es un ser libre y tiene que serlo por necesidad: de otro modo sería incapaz de producir su propio ser. Las demás cosas del cosmos tiene un ser completo, y por tanto, ontológicamente no tienen nada que hacer. El ser humano tiene que vivir haciendo su propio ser (cf. Nicol, 1990). Y como es libre, tiende a crear su propio orden, sobre todo en atención a sus deseos, a sus necesidades, a sus ambiciones. La actitud de concertación, entonces, acompaña siempre al ser libre como una especie de contrapeso para su libertad. La actitud de 14 En un acuerdo semejante al del pacto o contrato político. 55 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 56 concertación, en otros ámbitos, es ley, norma moral, imposición de límites. Pero esta actitud de concertación también es base de construcción, de producción, de enriquecimiento de las experiencias humanas. La matriz de la actitud concertadora que hace posible toda organización es base o fundamento de la actitud administradora que obra siempre desde la raíz de la diversidad de acciones administrativas. Esta actitud de administración, que consiste principalmente en una actitud concertadora, es condición de posibilidad sin la cual no es posible la acción humana libre pero concertada. No es de naturaleza meramente práctica, sino espiritual, y sin ella no existirían las comunidades humanas genuinas y las organizaciones que artificialmente las imitan. Toda acción humana, por su propia cuenta, ordena medios y fines, pero la organización social, sean cuales fueren sus fines y medios, es un orden creado, pactado, inventado, convenido; no es un orden natural, cósmico, sino producto concreto de esa actitud concertadora propia del quehacer administrativo realizado en instituciones del Estado y en empresas de la iniciativa privada, por medio de las cuales el ser hombre vive y convive, subsiste y existe. El Diccionario de la lengua española establece como segundo significado del vocablo organizar el de “poner algo en orden”; y fija como primer sentido el de “establecer o reformar algo para lograr un fin, coordinando las personas y los medios adecuados”. Ahora bien: si el mundo humano intenta emular el orden propio del cosmos natural, lo hace mediante la organización en tanto que ordenación, quedando en un segundo plano los esfuerzos por coordinar fines y medios. En cierto que en lo concreto de la existencia humana las acciones se ordenan precisamente en función de fines y medios, pero la ordenación de realiza sobre la base de la concertación como mutuo entendimiento. Por esta razón la administración, como administración de organizaciones antiguas o modernas es siempre una creación histórica del ser de la organización. Pero la actitud ordenadora, en cambio, es un rasgo ontológico esencial del ser humano. El término órgano, hablando biológicamente, designa cada una de las partes de un organismo que realiza congruentemente una determinada función para que ese todo pueda permanecer vivo. De manera análoga, en la comunidad humana el todo se organiza con la finalidad de lograr el bien común que garantiza la subsistencia y existencia de los individuos que la forman. No hay comunidad sin individuos, no hay individuos sin comunidad. La sociedad sola no existe, es un colectivo abstracto; el individuo aislado es una abstracción. En El ser de la administración. Fundamentación ontológica del acto administrativo la comunidad cada individuo es una fuente de acción, y queda caracterizada necesariamente como una función al servicio de la totalidad. La organización social es una ordenación humana, de acciones y medios materiales, que da como resultado precisamente un todo organizado. A ese todo nos solemos referir con el nombre de organización. Pero la organización que artificialmente se monta sobre una comunidad humana, como empresa lucrativa o sin fines de lucro, tiene la posibilidad y la obligación moral de conservar el sentido comunitario y el respeto por el ser humano, individual o colectivamente considerado, como un fin en sí mismo, según el concepto kantiano de la dignidad humana: “obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca como un medio” (1967, p. 84). Este principio impide incluso el trato inmoral de un ser humano como un simple medio para los fines legales o ilegales de un individuo o un grupo de personas sin relación alguna con una organización legítima. Debe asegurarse el bien común como fin de cualquier comunidad real o de cualquiera comunidad artificial constituida como organización, independientemente de sus fines particulares, y garantizarse la consideración permanente de la dignidad humana, cuya protección es misión permanente de cualquier Estado que no se conciba a sí mismo como un mero guardián de los intereses materiales de individuos y grupos. Conclusión Al haber logrado una respuesta más amplia para la pregunta que interroga por el ser de la administración, creemos contribuir a la posibilidad de ver más claramente algunas cuestiones. Primero, que el tema de la naturaleza de la administración no puede plantearse al margen de la naturaleza humana. Segundo, que lo que llamamos administración no es una forma de organización de empresas generada por las necesidades empresariales de la Revolución Industrial del siglo XIX, sino una tarea ordenadora fundamental que ha acompañado siempre al trabajo humano. Y tercero, que la administración de las organizaciones se funda, en general, en una característica ontológica del hombre que se manifiesta revela ante el análisis filosófico como actitud administradora y que da lugar a una necesaria adecuación de medios y fines montada sobre la base de la concertación 57 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 58 de las acciones libres de cada uno de los actores de una organización humana. La fundamentación ontológica de la administración, por pertenecer al rasgo esencial de la naturaleza humana que llamamos libertad, puede prescindir entonces de cualquier justificación de carácter sociológico, político, psicológico o económico para recibir una carta de naturalización. Como hecho inquietante relacionado con el resultado final de nuestra investigación podemos señalar la incongruencia de que una creación del hombre tan noble como la administración, apoyada en el sentido extraordinario de una armonía entre la libertad y la racionalidad de la misma acción humana, pueda figurar en nuestro tiempo como una amenaza grave contra la naturaleza humana cuando organiza –y valga aquí la redundancia– organizaciones movidas por la desmedida ambición de unos cuantos cuyo excesivo afán de lucro daña de un modo irreparable la dignidad del hombre al sustituir violentamente las bases del humanismo por mercantilismos de índole vil y mezquina. En todo caso, la verdadera adaequatio administrativa no es primariamente una adecuación de medios y fines sino la concertación de las acciones libres y voluntarias de dos o más seres humanos que hacen posible la organización. Ésta no es una genuina comunidad, sino una comunidad artificial que se crea como nueva forma de realidad –tal como la del ser útil de la actitud práctica y la del ser verdadero de la actitud teórica– por medio de la actitud fundamental de concertación de la administración. Como quedó señalado en nuestro trabajo, la acción humana, a diferencia de otros comportamientos que podemos contemplar en la naturaleza, se despliega sobre la posibilidad misma de la libertad. No es una libertad absoluta que pudiera imponerse caprichosamente a la racionalidad misma de la realidad, y tampoco es un mero efecto voluntarioso del deseo humano que nunca pudiera concretarse en algo significativo para la el hombre. Su fuerza de carácter, la libertad verdaderamente humana, es racional y se integra racionalmente con todo lo que en su existencia se impone como necesidad y contingencia. El hombre es libre, y por tanto, el resultado de sus actos depende tanto de lo que le pasa como de lo que decide hacer frente a lo que le pasa. Pero como la acción del prójimo, con los mismos factores en juego, dará lugar a resultados diferentes, es menester el efecto de una tercera acción coordinadora que sea capaz de concertar, con vistas a un fin común, las acciones humanas autónomas e independientes. La administración, antes que técnicas diversas para las complejas tareas administrativas, es concertación El ser de la administración. Fundamentación ontológica del acto administrativo de voluntades libres, en la organización del Estado y en la organización de empresas privadas. Como la administración realiza una tarea de concertación de acciones libres, no cabe duda de que la uniformidad del hombre, en su ser y sus acciones, contraria a su naturaleza libre y espontánea, podría representar una situación ideal para el ahorro de esfuerzos considerables a la tarea administrativa. Pero un hombre excesivamente organizado, excesivamente uniformado como quisiera lograr el proyecto ideológico de la globalización, ya no actuaría libremente; y entonces saldría sobrando la concertación, y por tanto estaría de más la administración, pues todo sería necesario y sólo se aplicarían las soluciones eficaces de la imposición de la tecnocracia. Sin embargo, la administración es necesaria y funciona con razones porque el hombre es libre. Referencias Aristóteles (1983). Ética nicomaquea, edición bilingüe, trad. de Antonio Gómez Robledo, México: Coordinación de Humanidades, Bibliotheca Scriptorvm Graecorvm et Romanorvm Mexicana, Universidad Nacional Autónoma de México. (2000). Política, edición bilingüe, trad. de Antonio Gómez Robledo, México: Coordinación de Humanidades, Bibliotheca Scriptorvm Graecorvm et Romanorvm Mexicana, Universidad Nacional Autónoma de México. (1977). De interpretatione, en una versión castellana: Obras, trad. de Francisco de P. 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Coordinador, Meditaciones sobre el trabajo (2003), textos de Josu Landa, Jesús Rodolfo Santander, Antonio Marino y Juan Manuel Silva Camarena; prefacio de Jorge Ríos Szalay e introducción de Arturo Díaz Alonso, México: División de Investigación, Facultad de Contaduría y Administración, Universidad Nacional Autónoma de México. (2003). “La administración: entre la profesionalización y la cientificidad“, Contaduría y administración, 211, octubre/diciembre, 9-15. (2006). “Administración y naturaleza humana”, en Memorias del VIII Foro de Investigación. Congreso Internacional de Contaduría, Administración e Informática, División de Investigación de la Facultad de Contaduría y Administración, Universidad Nacional Autónoma de México. (2009). “La experiencia del dinero”. Revista de filosofía: Ingrima…en pos del sentido, 3, enero. (2010a). “La técnica da que pensar”, en Ángel Xolocotzi y Célida Godina (coordinadores), La técnica, ¿orden o desmesura? Reflexiones desde la fenomenología y la hermenéutica, México: Los libros de Homero-Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. (2010b). “¿Humanismo o mercantilismo?, en Claudia L. Padrón Martínez (coordinadora), Ensayos sobre problemas de ética en las organizaciones, México: Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Nacional Autónoma de México/Miguel Ángel Porrúa. (2010c). “La pregunta por la administración”, Memorias del XV Congreso Internacional de Contaduría, Administración e Informática, División de Investigación de la Facultad de Contaduría y Administración, Universidad Nacional Autónoma de México. (2011). “El ser de la administración. Fundamentación ontológica del acto administrativo”, ponencia presentada en el XVI Congreso de Investigación en Contaduría, Administración e Informática, organizado por la División de Investigación de la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Nacional Autónoma de México y la Asociación Nacional de Facultades y Escuelas de Contaduría y Administración. 61 3 Adam Smith y Max Weber Algunos aportes al desarrollo actual de la economía social solidaria Some Contributions to the Current Development of Social Solidarity Economy Jesús Enrique Moncayo Muñoz* Diego Fernando Villalobos Garrido** Resumen El objetivo de este capítulo consiste en describir las pautas teóricas que le han permitido a la economía solidaria construir diversas variables y tendencias en su desarrollo, que devienen de las manifestaciones sociales más primitivas hasta la estructura social moderna de la sociedad. Se inicia con un análisis de las variables generales que han contribuido a estructurar el pensamiento humano en la cultura griega; posteriormente se analiza el pensamiento económico de Smith y a la teoría sociológica organizacional de Weber para entender los aportes importantes en la consolidación de conocimientos y prácticas que han dado forma a los procesos sociales y solidarios de hoy. El estudio permite concluir que la construcción de lo que hoy llamamos economía social o solidaria ha sido un proceso histórico que ha pasado por corrientes diversas del pensamiento, como lo es el mutualismo antiguo, el mercantilismo de la era industrial y la teoría sociológica y capitalista de la era moderna. Palabras clave: administración, economía solidaria, organizacional, cooperativismo, desarrollo económico. * Universidad Cooperativa de Colombia, Cali. Correo electrónico: jesus.moncayo@ucc. edu.co y jem2409@hotmail.com ** Universidad Cooperativa de Colombia, Cali. Correo electrónico: diego.villalobos@ucc. edu.co Adam Smith y Max Weber. Algunos aportes al desarrollo actual de la economía social solidaria Abstract The objective of this chapter is to describe the theoretical guidelines that have allowed solidarity economy to build diverse variables and trends in its development, which have evolved from the most primitive social expressions to the modern social structure of society. It starts with an analysis of the general variables that have contributed to structuring human thought in Greek culture; then, Smith’s economic thought and Weber’s sociological-organizational theory are analyzed to understand their significant input into the consolidation of knowledge and practices that have shaped today’s social and solidarity processes. The study allows to conclude that the construction of what today we call social or solidarity economy has been a historical process that has gone through diverse currents of thought, such as old mutualism, mercantilism in the industrial age, and the sociological and capitalist theory in the modern era. Keywords: management, solidarity economy, organizational, cooperative movement, economic development. 1. Aporte del pensamiento filosófico antiguo El desarrollo de la economía ha generado en la historia humana cambios que van acorde con las estructuras sociales, políticas y culturales de los pueblos. El hombre primitivo empieza a mostrar ya cierta preocupación o interés por administrar bienes escasos para múltiples necesidades que llevaron a que la naturaleza se convirtiera en el primer modo de subsistencia humana, practicando una primitiva forma de economía basada en la depredación de los recursos naturales.1 El nomadismo depredador de la naturaleza da paso posteriormente al sedentarismo, afianzado en una economía de producción basada en la agricultura. En el siglo V antes de Cristo ya se encontraban pequeños grupos de hombres en ciudades (polis)2 organizadas con procesos económicos y sociales definidos, los cuales marcaban los primeros pasos de un desarrollo socioeconómico armonizado por acuerdos comunes o imposiciones individuales. 1 Si bien se hace alusión a una forma primitiva de economía, se aclara que hasta hoy el hombre vive, en gran medida, de los recursos brindados por la naturaleza. Pequeñas ciudades–estados que existieron en la antigua Grecia, y en el anterior Imperio Romano; estas ciudades armonizaban lo rural con lo urbano y dividieron su grupo social en ciudadanos libres, extranjeros y esclavos. 2 63 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 64 Demócrito (Navarro, 1887, p.48) concebía la sociedad humana como un proceso de evolución que llevó al hombre de la vida primitiva –de sobrevivencia con la naturaleza– hasta la civilización moderna estacionaria y productiva, utilizando como mecanismo de evolución la ayuda mutua entre los integrantes de estos pueblos. Según este filósofo la ausencia de ayuda mutua creó las leyes necesarias en las organizaciones humanas. El aporte al desarrollo del pensamiento económico de los griegos al resto de la humanidad no fue tan importante como el aporte filosófico, pero es innegable que el pensamiento de Platón, con sus ideas comunistas3, y de Aristóteles, con la aristocracia (basada en el poder de una clase determinada con capacidades para gobernar un Estado por su educación, cultura y desarrollo económico), tuvo repercusiones sobre la organización económica desde la Edad Media hasta el siglo XVII. Con Aristóteles, la economía se propuso como el arte de organizar los recursos del hogar; es decir, de una producción o intercambio doméstico para solventar las necesidades básicas. Para este pensador la capacidad de intercambio y de mercadear para resolver necesidades superiores fue denominada crematística4 (Aristóteles, 1982, p.16). Aunque en su obra La Política reflexiona sobre temas como la moneda, el valor de uso y de cambio, no se realiza de manera tan profunda como sí lo hace con los temas filosóficos. Un aporte fundamental que se encuentra en la filosofía de Aristóteles es la posibilidad de generar una interacción entre la ética, la economía y la política; a la segunda le otorga valores humanos fundamentales en la construcción de su esencia, en la medida en que ésta se ocuparía de resolver las necesidades humanas relacionadas con la casa, con el hogar. De esta forma tripartita concluye que la vida buena no tiene relación directa con la acumulación de riquezas; por tanto, no es la economía la que se ocupa de la riqueza, sino la crematística. Posteriormente veremos con Adam Smith cómo existe una relación entre ambos autores en la medida que la economía es concebida como una manifestación libre de la vida. 3 Platón defiende la propiedad privada, controlada por el Estado, para los artesanos, pero rechaza el derecho a la propiedad privada para la clase de los gobernantes. Afirma que para evitar la corrupción y el enriquecimiento personal, las clases dirigentes (gobernantes y guerreros) deberían tener todas las posesiones en común. 4 Arte de generar riqueza indefinida. Adam Smith y Max Weber. Algunos aportes al desarrollo actual de la economía social solidaria En la filosofía de Platón aparecen elementos que pudieron intervenir en el pensamiento moderno a la hora de reflexionar sobre la organización económica. En La República genera una defensa sobre la igualdad de los sexos y la ausencia de la propiedad privada en la organización del Estado, pues la ausencia de dicha propiedad sobre tierras o viviendas despierta entre los ciudadanos el legítimo sentido de la solidaridad (Platón, 1982, p. 42). En esa misma obra también plantea la necesidad de especialización de las personas en los diversos trabajos, pues una sola persona no puede dedicarse a múltiples oficios (Platón, 1982, p 45). Es muy apresurado pensarlo, pero existe en estas ideas la noción inicial de la división del trabajo, dirigida principalmente a los guerreros porque ellos cumplían un papel importante en las polis griegas, donde la riqueza de estas sociedades incipientes dependía en gran parte de las invasiones a otros pueblos o en la defensa de los mismos. En gran medida, la concepción socialista de la economía de los siglos XV al XX tiene bases fundamentales en postulados de Platón, sin importar que el filósofo haya sido tildado de idealista y utópico, ya que el socialismo –incluso aquel considerado científico– se encuentra en el plano de la utopía. Platón, tanto en La República como en Leyes (Azcarate, 1872, p.62), plantea una estructura de Estado donde no se admite la propiedad privada, con poder centralizado y distribución equitativa de los bienes que producen los ciudadanos. Este tipo de pensamiento influye posteriormente en la construcción teórica de la economía social que abogó por el bien común. Tal es el caso de Tomás Moro con su obra Utopía (Medinilla y Porres, 1805, p. 45), en la que su organización ideal es una isla remota con estructura comunista sin desigualdades ni miseria, de trabajo mancomunado y distribución equitativa. Junto con Tomás Campanella,5 influyeron en el pensamiento que posteriormente dio origen a los primeros movimientos socialistas y cooperativistas que aún encontramos hoy. Lo anterior permite afirmar que la cultura griega y la clásica europea han dejado un gran legado para entender la economía moderna y los caminos que ésta ha tomado en nuestro tiempo. 5 Filosofo calabrés (Stilo, 1568–París, 1639); en su obra, La ciudad del sol, describe una sociedad organizada de manera conventual y establecida sobre la base de un comunismo teocrático. 65 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 2. El mercantilismo y libre mercado 66 La evolución de las ideas económicas que se dan en el siglo XV, hasta mediados del XVIII, permiten relacionar el desarrollo económico y la riqueza de una nación con el principio de acumulación de metales preciosos, conocido como mercantilismo. Aunque no se considera como una vasta teoría económica, generó tendencias que determinaron la cosmovisión de desarrollo económico en el renacimiento y la reforma protestante. En sus diferentes manifestaciones prácticas, el mercantilismo brindó importancia a la comercialización de bienes y servicios de carácter mobiliario, diferenciándose así de la Edad Media que otorgaba mayor atención a la propiedad de la tierra. De acuerdo con Schumpeter (1996, p. 108) “en contraposición a la clase de los señores feudales, la burguesía comercial e industrial se encumbró a causa del éxito en sus negocios”. La característica más importante de la economía se consolidó entonces en el intercambio de productos que circulaban en toda Europa y que fueron creando el sistema capitalista moderno. La tierra, recurso importante en el feudalismo, pasó a un segundo plano en el mercantilismo y, posteriormente, con el capitalismo se dio paso al comercio e intercambio como nueva estrategia de riqueza y poder. Esta estructura económica implementó, para algunos países, la posibilidad de la riqueza y desarrollo de las naciones aumentando las exportaciones y disminuyendo las importaciones. Poco a poco las estrategias en busca de desarrollo fueron apoyando y criticando estas teorías mercantilistas en diferentes rincones de Europa; teóricos como Calvino y Lutero fueron acuñando la idea de la legalización de la acumulación de riqueza como producto de trabajo y bondad divina de salvación a través del protestantismo, que tendría gran auge en Inglaterra y los países articulados al capitalismo y libre mercado. A partir del siglo XVIII el capitalismo fue consolidándose tanto en lo práctico como en lo teórico, inicialmente en Inglaterra donde la Revolución Industrial marcaba los parámetros de la producción y el trabajo, así como la dinámica del desarrollo europeo, estructurado ya en una concepción moderna de clases sociales, producción industrial y división del trabajo. La naciente sociedad burguesa plantaba sus cimientos en el aspecto económico, donde la vida misma tenía orientación económica y tanto premios como castigos tenían un único sentido económico: pecuniario (Schumpeter, 1996, p. 108). Adam Smith y Max Weber. Algunos aportes al desarrollo actual de la economía social solidaria Tanto el auge de Inglaterra –como cuna industrial y textilera, célebre por la manufactura y el mercado con tendencia mundial– como Francia –con su creciente ideología fisiócrata, basada en una economía dependiente de la agricultura– planteaban los pasos agigantados camino a la industrialización y desarrollo del liberalismo económico. 3. Adam Smith6: teórico del capitalismo En 1776 aparece la obra de Adam Smith: Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones, conocida posteriormente como La riqueza de las naciones, obra que consolida la teoría capitalista distanciando de cierta manera la economía política de la época con la economía científica que empezaba a emerger. Por las restricciones que tanto la fisiocracia como el mercantilismo generaban en la época, y que estaban soportadas por el Estado, Smith criticó fuertemente estas dos corrientes que no permitían la libertad en el desarrollo del individuo y de la sociedad en general. Este filósofo planteó la necesaria autonomía del mercado y la reducción del Estado, pues el progreso económico se generaba a partir de leyes y principios que bien aplicados conducirían a la economía por la senda de la prosperidad social e individual. Como catedrático, inicialmente de filosofía moral (Glasgow 1751), Smith realiza un análisis de los sentimientos humanos y la implicación de éstos en el comportamiento racional del hombre. En su primera obra, La teoría de los sentimientos morales, publicada en 1759, hace una exploración de la conducta del hombre, donde plantea que una de las primeras tendencias que se encuentra en los seres humanos es el amor propio o interés en sí mismo: el egoísmo, sentimiento que los seres humanos deben controlar en sociedad para lograr la convivencia y los acuerdos entre los individuos. Ante el egoísmo, el hombre debe reforzar el concepto de simpatía, que significa la posibilidad de preocupación por el otro, credibilidad en el otro y capacidad de trabajo conjunto. Se puede observar que este concepto se encuentra Nacido en Kircaldy, Escocia (1723), fallece en Edimburgo (1790); entre sus principales obras están The Theory of Moral Sentiment y An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations. 6 67 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 68 también en Emanuel Kant (Kant, 1984, p. 295) en su máxima “ponte en el lugar del otro”, donde la simpatía o empatía logran con la tolerancia entender al otro en su diferencia, aun sin tener beneficio de ello. Smith plantea la necesidad humana de ser aprobados por los demás, contrario a los planteamientos utilitaristas del filósofo David Hume (Salas y Martin, 1998, p. 98), quien consideraba que lo bueno sólo es posible considerarlo en tanto que es útil. Este tratado sobre los sentimientos humanos generó la plataforma ideológica para desarrollar luego su obra y pensamiento económico. La riqueza de las naciones La economía es un proceso que debe consolidarse desde la cultura, por esta razón se observa en la obra de Smith una preocupación inicial por los sentimientos y posteriormente la preocupación por el desarrollo económico. La estructura del pensamiento económico smithiniano se refleja en su obra a través de los principios y leyes que según este filósofo garantizarían el desarrollo de la sociedad. El primer principio tiene en el interés propio o búsqueda del lucro la dinámica del desarrollo individual y colectivo; todo hombre por el sólo hecho de serlo tiene la posibilidad de buscar su mayor progreso, siempre y cuando esto no implique violación alguna de las leyes que consolidan la sociedad humana. Esta búsqueda de progreso debe garantizarse con la libertad para que cada individuo se granjee con sus propios medios, la vida que más le convenga y pueda también competir con sus conciudadanos en un mercado libre de las ataduras del Estado (Smith, 2001, p. 76). El sistema económico capitalista es ante todo un sistema social histórico, en el que la acumulación de capital, de donde se deriva el concepto, es su razón de ser y el elemento que le da vida. Este sistema tiene una relación directa con la mercantilización generalizada de procesos de intercambio, de producción, de distribución y de inversión (Wallerstein, 1988, p. 102). Es el sistema ideal para la libre acción del mercado que generará riqueza colectiva con la participación individual de los sujetos que, movidos por el ánimo de lucro y la competencia, logran desarrollo y felicidad. Así, “el esfuerzo natural de todo individuo es en un principio tan poderoso que, por sí solo y sin ayuda alguna, no es únicamente capaz de conducir a la sociedad a la riqueza y la prosperidad, sino de superar el Adam Smith y Max Weber. Algunos aportes al desarrollo actual de la economía social solidaria centenar de obstrucciones impertinentes con que la locura de las leyes humanas obstaculiza su funcionamiento” (Arango, 1997, citando a Smith, p. 89). Los individuos que se han dedicado al mundo de los negocios y creaban una empresa, buscaban la mejor manera de invertir su dinero y para esto buscaban los mercados o sistemas de mercados más aptos para esa inversión, de tal manera que estos empresarios al buscar buenos resultados de manera individual conseguían además riqueza general. Es la participación de todos en esa libertad de oferta y demanda que se consolidan los principios de un sistema capitalista que induciría a través de intereses compartidos al desarrollo económico: “No es la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero la que nos procura el alimento, si no la consideración de su propio interés” (Smith, 1958, p. 17), la acción o interés individual procura también el logro de intereses colectivos. El segundo principio analizado por Smith es la competencia; frente a la variada demanda que el empresario encuentra en el mercado, los productores aprovechan esa fuerte demanda social, la posibilidad de encontrar mayor remuneración respetando las normas sobre el libre mercado. El comerciante aprovechando la dinámica de la libre empresa produce todo aquello que sea demandado por el consumidor; eso implicaría que el productor puede llegar a especular frente a las necesidades y demanda del consumidor, pero aparece entonces la competencia que ofertan otros productores atendiendo la misma demanda y con idénticas mercancías. Esta circunstancia ajusta automáticamente el mercado, pues si hay muchos productores éstos deberán ofertar mercancías de buena calidad y muy buen precio, de lo contrario desaparecerían del mercado; esta autorregulación permite al consumidor escoger el mejor producto en precio y calidad. Aquí se promueve una nivelación racional de precios y calidad en la que tanto consumidores como productores ganan al entrar en el mercado, pues “en forma natural se establece un nivel racional de precios que beneficia al consumidor y así la interacción de intereses egoístas (los del productor)7 sirven de regulador del mercado (que le ofrece óptimos productos al consumidor)” (Arango, 1997, citando a Smith, p.90). El tercer elemento importante del análisis de Smith consiste en la ley de la oferta y la demanda. Ninguna necesidad humana es ilimitada, por tanto no 7 Los paréntesis no pertenecen al autor. 69 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 70 puede darse una demanda ilimitada de un mismo producto en un lapso determinado; es decir, llega un momento en que la necesidad del consumidor queda satisfecha y desaparece, como resultado de esto el valor de la mercancía se mantiene mientras el volumen de ésta no sobrepase la demanda. El equilibrio del mercado en este principio depende de la estabilidad entre el volumen de mercancías y la necesidad que genere la demanda de las mismas (Arango, 1997, p. 90). Si el mercado no autorregula este equilibrio entre las dos fuerzas citadas anteriormente, se presenta una sobreoferta de productos con baja demanda, situación que puede llevar a una empresa o a un productor a desaparecer del mercado. De tal manera, una vez satisfecha cierta demanda sobre productos específicos, la economía de mercado busca la diversificación, bajar los precios o reducir la producción (Smith 2000, p. 31). De esta forma, de acuerdo con el filósofo, la posibilidad menos perjudicial de invertir en otras actividades es en el desarrollo del mercado. Se puede concluir que la circulación adecuada de productos en el mercado con creatividad del productor nivela las dos fuerzas (oferta y demanda), lo que regula también la estabilidad de productor y consumidor. El cuarto principio planteado por Smith hace referencia a la relación existente entre la fuerza de trabajo generada por los trabajadores, que a su vez se convierten en consumidores, y los salarios pagados por los productores a cambio de esa fuerza de trabajo. De la misma manera que existe oferta y demanda de mercancías, se contempla esta ley también con la noción de fuerza de trabajo. Si un productor crece obteniendo mayores utilidades, amplía la producción, que implica por ende mayor contratación de fuerza laboral; al crecer la producción automáticamente crece, según Smith, la demanda de mano de obra y con esta demanda aumentan también los salarios. También se da esta circunstancia en sentido contrario, es decir al bajar la demanda, bajan las utilidades, la contratación y el salario, que sólo logrará su nivelación en la medida que estos trabajadores desplazados formen una nueva fuente de mano de obra que le permita al productor crear nuevos negocios e impactar positivamente en la economía. La ley de la acumulación y la población es el quinto elemento que requiere el mercado para su autorregulación y evolución. La acumulación ha sido una característica que le permite a las empresas consolidarse en el mercado y crecer a la medida del crecimiento económico general. Esta acumulación o crecimiento en la producción hace posible la contratación de más mano de obra, la demanda de nueva fuerza laboral hace subir los salarios de los trabajadores de tal forma que puede poner en peligro la robustez y acumulación que dio origen a las Adam Smith y Max Weber. Algunos aportes al desarrollo actual de la economía social solidaria nuevas contrataciones, y es aquí donde juega un papel importante, según Smith, la población, pues los nuevos ingresos obtenidos por los trabajadores que perciben buenos salarios ofrece la posibilidad de incrementar la población, mejorando el nivel de vida de estos trabajadores y dando la oportunidad al productor de contar con mano de obra suficiente para nivelar nuevamente los salarios y equilibrar sus ganancias objeto de su empresa. El sexto elemento considerado por Smith es la ley del valor, que se genera a partir de tres interrogantes fundamentales para entender la concepción de valor que en su momento se daba en Inglaterra y Europa: ¿en qué consiste el precio real de la mercancía?, ¿cuántas partes componen este precio?, y ¿por qué cambia este precio? A la primera interrogación, Smith asevera que este precio es el resultado del equilibrio entre la oferta y la demanda a largo plazo (Smith, 1958, p. 31). Los componentes del valor, según el autor, dependen del pago de renta de la tierra, los salarios y el movimiento de capital necesario para activar la producción de la empresa. Para la tercera interrogante, Smith logra diferenciar entre el valor real de la mercancía y el valor en el mercado de la misma. Argumenta que en toda sociedad el precio de cada mercancía se resuelve en salario, ganancia y renta de la tierra (Marx, 1976, p. 395). Desde el mercado moderno aparecen nuevos pagos cargados al valor de la mercancía que requieren nuevos ítem de análisis para entender estos componentes. El séptimo y último tema de análisis en la comprensión económica de Smith está relacionado con el trabajo humano, en el que Smith retoma en gran medida a los precursores de la llamada economía política, que consideró el trabajo como la fuente más importante de riqueza, así como de desarrollo individual y social, que se ha manifestado históricamente a través de diversas etapas que algunos autores han denominado modos de producción y que le han dado a las manifestaciones culturales trasegadas por el hombre facetas características y muy particulares, dependiendo el modo de producción específico. La recolección, el pastoreo, la agricultura y el mercado han alimentados procesos de evolución humana y de intercambios culturales que lo han llevado en el siglo XXI a convertirse en un ciudadano del mundo en una tierra plana donde el mercado y el capital penetran los rincones más apartados del planeta con el uso de la tecnología como método para la interacción planetaria no sólo en mercados de productos, sino como metodología innovadora en el mercado de servicios a través de la subcontratación y de la deslocalización de las empresas que han encontrado que el mercado libre que analizó Smith es hoy el mercado 71 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 72 global para una aldea global sin identidad ni cultura local, sino proyectada al ciudadano que produce y consume, y que genera conocimiento desde cualquier región en cualquier lugar del mundo (Friedman, 2012, p. 290). Estos principios y leyes, que constituyen una estructura teórica del hoy llamado capitalismo, funcionarían sin intervención del Estado; es decir, en condiciones de libertad de mercado para conducir la economía a la prosperidad. El Estado es entonces una institución responsable de garantizar los servicios públicos y defensa interna o externa de sus ciudadanos, sin intervenir en las decisiones del mercado que por sí mismo y basado en los anteriores principios y leyes se regularía, autorregularía y controlaría de manera dinámica. Estas condiciones planteadas por Smith para garantizar el desarrollo de la economía, constituyen los lineamientos del liberalismo económico, que posteriormente con David Ricardo y el planteamiento de las ventajas comparativas y la formalización del libre mercado se convertiría en neoliberalismo económico. Ricardo, criticando los postulados de Smith, afirmaba que no se puede confundir el valor que se le imprime con trabajo a una mercancía, con el valor que se paga por ese trabajo para producir la mercancía, dándole mayor relevancia al trabajo del obrero y al pago que debía recibir por el mismo (Ciafardini, 1975, p. 190). En la relación entre el trabajo humano y el desarrollo, Smith plantea la noción de progreso humano, sustentado en diversas etapas de desarrollo (modos de producción), que el hombre crea para resolver sus necesidades en primera instancia y lograr con ello el desarrollo económico, dependiente del libre mercado, en el que se puede aumentar las ganancias de los productores bajando los precios a los consumidores. La sociedad rica y próspera imaginada por Smith se soportaba por una economía donde la producción debe ser mayor a las necesidades de subsistencia, en la que el mercado tanto nacional como internacional debía activarse permanentemente con el fin de negociar parte de la producción logrando el incremento anual del excedente económico y aumentando el ingreso per cápita de los habitantes. Smith logro entender en su época que la producción per cápita será el motor y alma de la economía moderna basada fundamentalmente en la división y especialización del trabajo, el conocimiento técnico, el aumento de la población y la acumulación del capital. Aunque la estructura teórica inicial de Smith se basó en su teoría de los sentimientos morales, éstos no fueron aplicados a su teoría económica (en el capitalismo no hay juicios de valor), pero dejó en claro que ninguna sociedad Adam Smith y Max Weber. Algunos aportes al desarrollo actual de la economía social solidaria puede ser floreciente y próspera si la mayoría de ella es pobre y miserable (Arango, 1997, p.95). Esta concepción ha llevado a los teóricos modernos a manifestar la diferencia que existe entre el capitalismo teórico y el capitalismo pragmático o el capitalismo científico y el capitalismo salvaje. La teoría capitalista, planteada de manera abstracta por Smith y continuada posteriormente por David Ricardo,8 quien afianzo el estudio de la economía como disciplina científica independiente aplicando técnicas de razonamiento matemático en el análisis económico, defendiendo como estrategia de desarrollo el libre mercado y las ventajas comparativas,9 y planteando que la búsqueda del beneficio individual está admirablemente conectada con el bien universal del conjunto (Arango, 1997, p. 99), sirve de punto de partida a dos corrientes económicas antagónicas: el socialismo y el neoliberalismo. A partir del siglo XIX, con la aparición de pensadores como Robert Owen y Charles Fourier a la cabeza, surge la corriente cooperativista y socialista que –basada en los conocimientos de los teóricos de la economía burguesa– plantearon sus aportes principales en contra de las afirmaciones de esta clase burguesa. Esta corriente de pensamiento cooperativista y solidario partió de la crítica a la economía capitalista para afirmar que la sociedad capitalista no le permite al hombre la realización plena ni el logro de la felicidad, pues la mayor parte de las personas eran excluidas del sistema de capital en el cual sólo unos pocos logran empoderamiento y desarrollo. Entre los principios filosóficos del capitalismo y la justicia social existe un antagonismo que permite la explotación del hombre por el hombre en un mundo sin equidad ni solidaridad. A partir de estos criterios sobre la “inconveniencia social del capitalismo” se empezaron a gestar ideas y nuevos caminos que le permitieran al hombre avanzar por el campo integral de la cooperación, la solidaridad y la justicia social. Entre las ideas principales que daban vía a este nuevo rumbo se encuentran la necesidad de concebir nuevas relaciones de producción, en las que el fundamento recae en la cooperación y la solidaridad, la ayuda mutua y la autogestión, Pensador inglés (1772–1823); en su obra cumbre, Principios de economía política y tributación, afirma que la economía adquiere naturaleza científica. 8 En su obra Principios de economía política Ricardo afirma: “un país debe exportar aquellos productos que produce suficientemente, para los cual está mejor dotado e importar productos primarios, respecto de los cuales otros países, menos desarrollados, tienen una ventaja comparativa”. 9 73 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 74 que se convierten más tarde, con los aportes de Robert Owen,10 en los valores del cooperativismo universal. Estos primeros cuestionamientos a la sociedad burguesa no surgieron como resultado de formulaciones abstractas, sino como consecuencia de la realidad de una sociedad golpeada por problemas como desempleo, inflación, bajos salarios, largas e inhumanas jornadas de trabajo y las terribles condiciones de vida de la mayoría de las personas (Arango, 1997, p. 125, 126). A la par con estas manifestaciones de inconformidad y de los aportes de la corriente socialista y cooperativista, surge el sindicalismo en Inglaterra como forma asociativa de los obreros en busca de reivindicaciones económicas, políticas y socioculturales. Tanto el sindicalismo como el cooperativismo surgen en Inglaterra como rechazo al capitalismo individualista y a la competencia que llevó a que los empresarios crearan condiciones laborales infrahumanas donde la explotación de la mano de obra se consolidó como cultura en el trabajo. Las condiciones laborales y económicas de los siglos XVII y XVIII marcaron el camino para el desarrollo de las ideas cooperativista y sindicalista, que posteriormente crearon las organizaciones solidarias. Personajes como Robert Owen (ya mencionado), William King, entre otros, contribuyeron con los movimientos sociales de corte cooperativista que se abrieron paso; en 1827 publicaciones en el periódico Cooperative Magazine, creado por seguidores de Owen, utilizó por primera vez la palabra socialista para referirse a los seguidores del cooperativismo. En 1844 seguidores del movimiento cooperativo de Owen crearon en Inglaterra la primera cooperativa de consumo denominada la sociedad de los 10 Newton, Gales, (1771-1858) Owen fue un pionero del socialismo, inspirado aún por la fe de los pensadores ilustrados del siglo XVIII en el progreso humano y en la posibilidad de reformar gradualmente la sociedad mediante la razón, el convencimiento y la educación. Marx y Engels le clasificarían más tarde entre los socialistas que llamaron utópicos, ya que se esforzaban por diseñar una sociedad futura ideal (como la Utopía de Tomás Moro), confiando en que bastaría el ejemplo de unas pocas comunidades ideales de este tipo para convencer a la humanidad de sus ventajas y extender así el modelo de forma pacífica; al mismo tiempo, el término sugería que estos primeros socialistas europeos sostuvieron ideales quiméricos al soñar ingenuamente que podría pasarse al socialismo sin pasar por una revolución. La fama de Owen se extendió por Gran Bretaña y éste aprovechó su notoriedad para plasmar sus ideas en conferencias y libros, en los que fue desarrollando un ideal de socialismo gradualista y cooperativo, muchas de cuyas propuestas inspirarían a socialistas posteriores (incluido el propio Marx); entre las obras de Owen cabe destacar Una nueva visión de la sociedad (1813) y el Informe al condado de Lanark (1821). Adam Smith y Max Weber. Algunos aportes al desarrollo actual de la economía social solidaria justos pioneros de Rochdale, impulsando la estrategia del cooperativismo como fuente de desarrollo alternativo al alcance de los obreros y sus familias. Este grupo cooperativo consolidó de manera formal los primeros principios cooperativos,11 que le dieron al movimiento características de organización y construcción social universal, y que con evoluciones siguen vigentes hoy en el cooperativismo mundial. 4. Max Weber:12 burocracia y dominación Desde la perspectiva filosófica, Weber reflexiona sobre las consecuencias de la decadencia de la ética cristiana que se consolidó por más de mil años en la mayoría de los países de occidente. La preocupación o análisis planteado por Weber se relaciona con las nuevas prácticas sociales que surgen con la cultura del interés propio y del egoísmo natural del hombre, generando posteriormente la aparición de las clases sociales, que se distinguen entre quienes tienen propiedad y quienes no la tienen; es decir, la base de esta separación de clases se encuentra en la propiedad (Weber 1964, p. 366). Otro aspecto de preocupación en Weber se relacionó con el análisis sobre las ciencias humanas y la necesidad científica de su interpretación, lo que dio paso a la sociología científica y su implicación en el estudio de las organizaciones sociales. El pensamiento de Weber, tanto en el análisis ético actitudinal, como en el económico social, se relaciona con el desarrollo y modernización del pensamiento solidario que toma de lo ético-social conceptos para la formulación y práctica de un proceso socioeconómico basado (como se verá más adelante) en la participación y transparencia de las relaciones entre individuos. Las consideraciones de Weber sobre las acciones humanas de los individuos reafirman su análisis sociológico resaltando cuál es el perfil del hombre dentro de la cultura capitalista. Un ejemplo de este tipo de actitud es Benjamín 11 Adhesión libre, control democrático, neutralidad política y religiosa, bonificación sobre las compras, interés limitado sobre el capital, ventas de contado, educación. Posteriormente, la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) desarrolló y actualizó los principios del movimiento cooperativo instituyendo en 1995 los siguientes: Adhesión libre y voluntaria, gestión democrática, participación económica de los asociados, autonomía e independencia, educación, cooperación entre cooperativas, interés por la comunidad. 12 Maximiliano Carl Emil Weber, teórico de la sociología moderna (Erfurt, Prusia, 1864-Múnich, Baviera, Alemania, 1920). 75 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 76 Franklin,13 quien planteaba que la ganancia de dinero debe darse a través de un trabajo honrado y virtuoso, que implica desarrollo de quien produce de manera individual y de la sociedad en general; en otras palabras, las acciones humanas nutridas por acciones éticas que hacen que el individuo particular actúe de manera transparente y sin perjudicar a los demás. Esa buena fe en los principios de honradez y moralidad en la comercialización y en el trabajo son razones de peso en la articulación de la economía social que, desde un filosofía de cooperación, solidaridad y ayuda mutua, ha intentado construir relaciones sociales y económicas acordes con el desarrollo articulado de los individuos y los grupos sociales. Al hablar de cultura y ética se alude a la evolución que muchos países han consolidado con acciones humanas y mercantiles claras donde tanto consumidores, como trabajadores y empresarios pueden ganar de manera conjunta en una interacción económica que les permita desarrollar sus capacidades y mejorar la solución de sus necesidades. Weber reconoce que este tipo de cultura ética no se da en todos los países y que, principalmente, en los países en vías de desarrollo, el oportunismo y la mala fe en los negocios opacan las relaciones humanas porque “En los países con ancestro Calvinista la ética de empresario y trabajadores se fundamenta en la posición que se asume frente al trabajo, con una actitud ascética y como un medio de realización personal y de estar en paz con dios”14 (Arango, citando a Weber, 1997, p. 278). Este filósofo y sociólogo alemán explica sus ideas sociológicas asumiendo que la realidad social, con sus complejidades y difusas articulaciones, no puede caer en un simple análisis o explicación causal; si no se articula a la realidad causal la comprensión de la realidad social (Freund, 1966, p 22) que viven las personas, los paradigmas y las significancias que le dan a la realidad, sería imposible entender la interacción humana y social presente en todo ser humano. Entender las organizaciones (como la sociedad en general) implica tomar variables o comportamientos que se puedan agrupar controlar y diferenciar como referente fundamental de su desarrollo. Una organización puede entenderse no sólo como un fenómeno de causa efecto, sino también como una interacción de individuos y responsabilidades. Es así como la burocracia pretende entender 13 Político, científico e inventor estadounidense (Boston, 1706-Filadelfia, 1790). 14 Subrayado por el autor. Adam Smith y Max Weber. Algunos aportes al desarrollo actual de la economía social solidaria la organización como un todo que tiene vida propia y que debe funcionar conforme a ciertas reglas y acuerdos que la potencialicen y la hagan evolucionar. Esta organización debe contener una estructura racional que se articule con los procesos de trabajo en torno a una burocracia mecánica, que depende de un poder central, con procedimientos formales, trabajo especializado, con grupos funcionales dependiendo de una alta jerarquía (Mintzberg, 1979, pp. 46-48). El trabajo en este tipo de organización es rutinario y repetitivo con estandarización y normalización de procesos. Estas organizaciones ejercen fuerte control en todos los niveles jerárquicos sin dar pie a ningún tipo de incertidumbre, pues ello garantiza el funcionamiento de la gran máquina burocrática. Weber admite directamente que los jefes de las empresas, en el sistema de propiedad privada consolidado en occidente, fijan de manera unilateral la metodología y el uso de los medios de producción que se debe dar en el trabajo, imponiendo normas y reglas a su conveniencia sin pensar en los derechos de los trabajadores (Aktouf, 1998, p. 100). Se observa que el autor critica algunos lineamientos asumidos por la dominación legal y la burocracia. Freund (1966 p.21) plantea sobre Weber que la burocracia y la dominación legal pragmática genera un “desencantamiento”, un proceso hacia un mundo artificial, un mundo gobernado y dirigido como se dirige una fría máquina, futuro que el sociólogo alemán veía hecho realidad en la empresa con administración burocrática típica de occidente, en la que el trabajador no tiene las condiciones para sentir pasión por su trabajo, amor y emoción por lo que hace, generando de esta manera una condición administrativa alienante frente al trabajo y al trabajador, visto sólo como una máquina productora sin sentimientos ni emociones. A los textos de administración y otros escritos sobre Weber le adjudican las teorías sobre burocracia organizacional utilizada por la administración racional o científica, específicamente desde el subtítulo: “La dominación legal con administración burocrática”, que va desde la página 173 a la 180, de las 1183 páginas de su libro, Economía y Sociedad, análisis que por su reducción al subtitulo en mención no se adentra en los conceptos amplios planteados por Weber; un ejemplo de esto se encuentra en la concepción teórica idealista y utópica que concibe sobre la burocracia, planteándola más como un método comparativo con la realidad que sirva como referente de orientación en el análisis que de modelo mismo de acción real. Para Weber los tipos ideales son importantes para formar conceptos singulares, útiles en la comprensión y el estudio de realidades individualizadas 77 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 78 (Raynaud, 1987, p.187). Este aspecto es utilizado en la sociología moderna para lograr análisis de realidades particulares en determinados grupos sociales desde conceptos ideales que sirven de comparativo analíticos. Las organizaciones sociales solidarias modernas con líderes formados en la teoría burocrática de la organización toman las ideas y planteamientos de Weber para la estructuración organizacional; en ellas encontramos una dependencia de la organización jerárquica en el accionar de la empresa, respetando la administración formal, con un componente de participación democrática por parte de las personas involucradas en ellas. 5. Un paso necesario Las ilusiones de un progreso ilimitado, de dominar la naturaleza, de la abundancia material, de la mayor felicidad para el mayor número de personas y de la libertad personal sin amenazas, ha sostenido la fe y la esperanza de la gente desde el inicio de la época capitalista. Es así como el desarrollo de la industria capitalista, que sustituyó la energía humana por la mecánica y después por la electrónica y la mente humana por la computadora, hizo creer que nos encontrábamos a punto de lograr una producción y un consumo ilimitados, que el libre mercado nos haría omnipotentes, que el capital nos volvería omniscientes, que estábamos camino a la divinidad y que nos convertiríamos en entes supremos capaces de crear un mundo perfecto venciendo los obstáculos de la pobreza colectiva. Hombres y mujeres sentían un nuevo proceso de libertad, se convertían en amos de sus vidas, se creía que el feudalismo había llegado a su ocaso: los individuos disponían de entera libertad, sin ataduras de índole religiosa o moral, así se creía el común. Aunque esto era real solamente en la clase alta, sus logros podían hacer que las demás clases tuvieran fe en que la nueva libertad se extendería a todos los miembros de la sociedad, siempre que el desarrollo económico siguiera progresando. El socialismo y el comunismo rápidamente dejaron de ser movimientos en búsqueda de una nueva sociedad y un nuevo hombre para convertirse en movimientos que buscaban ofrecer a todos una vida burguesa, una burguesía universal para el hombre del futuro. Se suponía que lograr riquezas y comodidades para todos se convertiría en felicidad sin límites para todos. Adam Smith y Max Weber. Algunos aportes al desarrollo actual de la economía social solidaria La trinidad, libre mercado, nuevo liberalismo y globalización, forman el núcleo de una nueva religión; el progreso sin límite y una nueva ciudad terrenal del progreso sustituirían la ciudad de dios. No es extraño que esta religión aún infunda fe y esperanzas a sus creyentes. Lo grandioso de esta ilusión, los logros materiales e intelectuales del capitalismo deben concebirse claramente para poder comprender el trauma que produce hoy día considerar su fracaso. El libre mercado y la globalización económica como filosofía capitalista moderna no han podido cumplir su promesa de desarrollo social y humano, produciéndose así las grandes crisis económicas que afectan al mundo y que se sienten fuertemente en nuestros países en vía de desarrollo. El progreso económico ha sido limitado a las naciones ricas, por lo que el abismo entre países pobres y ricos se agranda. Además de la crisis económica que azota al mundo subdesarrollado, enfrentamos también crisis sociales e individuales producto del desarrollo del modelo económico en el que muchos todavía creen fielmente. Una de esas crisis individuales es el egoísmo exagerado que se encuentra en nuestro entorno, relacionado no sólo con la conducta individual, sino también con el carácter, puesto que es común encontrar individuos que viven bajo premisas de vida tales como “lo deseo todo para mí”, “poseer y no compartir me da placer”, “debo ser avaro porque mi meta es tener, pues más soy cuanto más tengo”, “debo sentir antagonismo a todos mis semejantes: a mis clientes a los que deseo engañar, a mis competidores que deseo destruir y a mis obreros que deseo explotar”. La satisfacción no existe, el placer no tiene límite, se debe envidiar a los que tienen más y temer a los que tienen menos. Pero se debe reprimir estos sentimientos para presentarme como el individuo sonriente, sincero, amable, que todos simulan ser. La ética de la máscara, la hipocresía y la mediocridad es la vitalidad del modelo económico que subsiste en nuestras culturas. La conducta económica vigente se ha separado de la ética y de los valores humanos de solidaridad, ayuda mutua y cooperación, eliminando la realidad humana para instalar las máscaras con que enfrentamos nuestro mundo. Creímos el supuesto de que la máquina económica era una entidad autónoma, independiente de las necesidades y voluntades humanas, de que era un sistema que funcionaba sola y obedecía a sus propias leyes. El sufrimiento de los obreros, así como la quiebra y desaparición de un número cada vez mayor de pequeñas empresas, en bien del desarrollo de empresas mayores, es una 79 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 80 necesidad económica que lamentamos, pero que pertenece a la lógica del desarrollo económico “global”, en detrimento del desarrollo humano. La sociedad capitalista globalizada desprecia la naturaleza, todas las cosas que no están hechas por máquinas y a los pueblos que no fabrican tecnología. Actualmente, la gente se siente atraída por los objetos electrónicos, por el poder de la informática, por lo que no tiene vida y cada vez más por la destrucción. La necesidad de alternativas que lleven a un cambio humano y económico no es sólo una demanda ética, religiosa o política, sino también una condición de sobrevivencia de la especie humana. Por eso, pensar e intentar alternativas para el desarrollo del hombre a partir de una nueva visión de la economía no es una idea mesiánica sino, ante todo, una necesidad humana para nuestras culturas, que desde su aflicción y debilitamiento deben replantear sus prácticas de desarrollo pensando en lo real, apoyando lo regional y creciendo desde lo local. Esta preocupación es precisamente la que plantea la economía social, que como proceso económico intenta construir una economía con corazón humano para una comunidad de humanos, impulsada desde lo micro, desde nuestras posibilidades y condiciones como vía principal para no extinguirse en un mundo que aparece con un final decretado en sí mismo. Esta idea lleva a pensar que en la economía de capital, que se cita en los apartados anteriores, no existe la preocupación por el desarrollo humano y que como proceso practico el capitalismo no se distingue precisamente por gestar desarrollo desde las necesidades concretas de la mayoría de la población, sino de plantear recursos individuales que conllevan al crecimiento individual de los grupos con posibilidades y excluye a la vez los grupos (mayoría de la población) de esta intención de desarrollo. 6. Conceptualización de la economía solidaria El cooperativismo con los aportes de Owen, Fourier, Gide, Proudhon, entre otros, se convirtió desde su origen en el punto de partida para entender las posibilidades de las organizaciones sociales en el mundo, pero este factor limitó en gran medida las diversas posibilidades de este tipo de desarrollo económico social, pues el cooperativismo en su origen le dio importancia sólo al consumo y servicios dejando a un lado la producción. Economía y solidaridad, dos palabras que aun siendo habituales en lenguaje tradicional han tenido en su significado caminos separados. Economía es una Adam Smith y Max Weber. Algunos aportes al desarrollo actual de la economía social solidaria palabra reconocida tanto en la práctica como en la concepción teórica de manera científica, mientras que solidaridad es un concepto manejado más en el discurso de valores y en el lenguaje ético, de ahí que unirlos en un solo significado se ha considerado no muy común y hasta raro. Razeto (1997, p. 7) señala que: La separación entre la economía y la solidaridad radica en el contenido que suele darse a ambas nociones. Cuando hablamos de economía nos referimos espontáneamente a la utilidad, la escasez, los intereses, la propiedad, las necesidades, la competencia, el conflicto, la ganancia. Y aunque no son ajenas al discurso económico las referencias a la ética, los valores que habitualmente aparecen en él son la libertad de iniciativa, la eficiencia, la creatividad individual, la justicia distributiva, la igualdad de oportunidades, los derechos personales y colectivos. No la solidaridad o la fraternidad; menos aún la gratuidad. Gran parte de los textos sobre economía carecen del término solidaridad, pues en la concepción tradicional de economía de mercado, ser solidario o expresar la solidaridad no coincide con el concepto de competencia y lucro individual. Al decir economía solidaria damos a entender que es necesario insertar solidaridad en la economía para dar paso a una práctica económica basada en lo social y lo humano. La solidaridad debe operar y actuar en las diversas fases del ciclo económico, o sea, en la producción, circulación, consumo y acumulación. Ello implica producir con solidaridad, distribuir con solidaridad, consumir con solidaridad, acumular y desarrollar con solidaridad. Y que se introduzca y comparezca también en la teoría económica, superando una ausencia muy notoria en una disciplina en la cual el concepto de solidaridad pareciera no encajar apropiadamente (Razeto, 1997, p.18). No en todo el mundo se utiliza economía solidaria como terminó común, en Europa y países de América Latina, exceptuando Colombia, el concepto utilizado es economía social. En la Comunidad Europea, por ejemplo, se define como economía social y se caracteriza por incluir en ella asociaciones voluntarias de personas; organizaciones inspiradas en la igualdad, participación, solidaridad y cooperación entre sus miembros; organizaciones sin ánimo de lucro y de interés general; empresas financiadas por los aportes voluntarios de sus asociados. Dicha Comunidad ve en la economía social un importante sector que contribuye a la solución de problemas asociados al desarrollo tecnológico y a la sociedad de consumo (Quijano y Reyes, 2004, p. 103). 81 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 7. Principios cooperativos y solidarios 82 Como se afirma en las declaraciones de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), los principios son pautas o guías maestras mediante las cuales las cooperativas, y en general el sector solidario, ponen en práctica sus valores, pero además son los parámetros para juzgar su comportamiento y tomar decisiones. Por otra parte los principios cooperativos, sustentados en los valores, por su ordenación lógica, dan lugar a todo un sistema en el cual los conceptos económicos, sociales, técnicos o administrativos y sus expresiones en términos jurídicos se han subordinado a los mismos principios y ampliamente aplicados a organizaciones empresariales similares. La evolución de los principios de Rochdale planteados en 1844 serían acogidos más tarde por la Alianza Cooperativa Internacional, creada en el Congreso Internacional de Cooperativismo reunido en Londres en 1895. Éstos se convirtieron prácticamente en un dogma del movimiento cooperativo durante muchos años, hasta el congreso de la ACI reunido en París en 1937, cuando comenzaron a ser modificados. Posteriormente, en el congreso de la ACI reunido en la ciudad inglesa de Bournemouth en octubre de 1963, se inició un nuevo proceso de revisión de los mismos que terminó en el congreso llevado a cabo en la ciudad de Manchester en septiembre de 1995, en el cual se agrega a la enunciación de algunos de sus principios los procedimientos completos para llevarlos a la práctica con el fin de facilitar su aplicación. En este proceso serian eliminados principios como las ventas de contado y la neutralidad política y religiosa, modificados otros como el interés limitado sobre el capital, al tiempo que se introdujeron otros nuevos como la cooperación entre cooperativas y el interés por la comunidad. De esta manera los siete principios aprobados por la ACI en la ciudad de Manchester en 1995, que aún siguen vigentes y tienen amplia aplicación en las empresas de economía social solidaria son los siguientes (ACI Américas, 2014): a. Primer principio: membresía abierta y voluntaria. Son organizaciones voluntarias abiertas para todas aquellas personas dispuestas a utilizar sus servicios y dispuestas a aceptar las responsabilidades que conlleva la membresía sin discriminación de género, raza, clase social, posición política o religiosa. Adam Smith y Max Weber. Algunos aportes al desarrollo actual de la economía social solidaria b. Segundo principio: control democrático de los miembros. Son organizaciones democráticas controladas por sus miembros quienes participan activamente en la definición de las políticas y en la toma de decisiones. Los hombres y mujeres elegidos para representar a su cooperativa, responden ante los miembros, quienes tienen igual derecho de voto (un miembro, un voto). c. Tercer principio: participación económica de los miembros. Los miembros contribuyen de manera equitativa y controlan de manera democrática el capital de la cooperativa. Por lo menos una parte de ese capital es propiedad común de la cooperativa. Los miembros asignan excedentes para cualquiera de los siguientes propósitos: el desarrollo de la cooperativa mediante la posible creación de reservas, de la cual al menos una parte debe ser indivisible; los beneficios para los miembros en proporción con sus transacciones con la cooperativa; y el apoyo a otras actividades según lo apruebe la membresía. d. Cuarto principio: autonomía e independencia. Son organizaciones autónomas de ayuda mutua, controladas por sus miembros. Si entran en acuerdos con otras organizaciones (incluyendo gobiernos) o tienen capital de fuentes externas, lo realizan en términos que aseguren el control democrático por parte de sus miembros y mantengan la autonomía de la cooperativa. e. Quinto principio: educación, formación e información. Las cooperativas brindan educación y entrenamiento a sus miembros, a sus dirigentes electos, gerentes y empleados, de tal forma que contribuyan eficazmente al desarrollo de sus cooperativas. Informan al público en general, particularmente a jóvenes y creadores de opinión, acerca de la naturaleza y beneficios del cooperativismo. f. Sexto principio: cooperación entre cooperativas. Las cooperativas sirven a sus miembros más eficazmente y fortalecen el movimiento cooperativo trabajando de manera conjunta por medio de estructuras locales, nacionales, regionales e internacionales. g. Séptimo principio: compromiso con la comunidad. La cooperativa trabaja para el desarrollo sostenible de su comunidad por medio de políticas aceptadas por sus miembros. 83 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 8. Estructura administrativa de la economía social solidaria 84 La economía social solidaria se presenta como una alternativa del desarrollo industrial moderno. Sin embargo, se encuentra parte de sus fundamentos desde las sociedades antiguas en formulaciones platónicas de comunidad participativa y mancomunada, en postulados aristotélicos donde se plantea que la vida buena no tiene relación directa con la acumulación de riqueza, sino con la interacción entre la ética, la economía y la política, además que la ausencia de propiedad privada despierta entre los ciudadanos el legítimo sentido de la solidaridad. Posteriormente, en ese mismo sentido, Tomas Moro (1478-1535) sentó las bases de la economía social solidaria al proponer una organización sin desigualdades ni miseria, de trabajo mancomunado y distribución equitativa. En el siglo XVIII, con los postulados de Smith, Kant y Weber, entre otros, se complementan estas bases con elementos como la teoría de los sentimientos morales y el concepto de simpatía que dan pie a los siete principios propuestos en La riqueza de las naciones, así como la necesidad de acciones éticas para la formulación y práctica de un proceso socioeconómico basado en la participación y la transparencia. Finalmente, cuando en 1844 se da el nacimiento de una alternativa empresarial basada en los principios fundamentales de la organización asociativa, se da inicio a un nuevo modelo empresarial práctico y concreto, que a la vez representa una respuesta al capitalismo manchesteriano y que tiene elementos constitutivos esenciales de la cooperación, la persona, la democracia y el servicio. Hoy en día, después de 170 años del nacimiento de la primera cooperativa, los principios empresariales profesados por la economía social solidaria son resultado de todo ese trasegar histórico, basándose fundamentalmente en modelos empresariales autogestionarios, democráticos, humanísticos, solidarios y sin ánimo de lucro (Ley 454 de 1998), donde el centro del desarrollo económico es el ser humano y no los medios de producción. La solución social solidaria implica que todos los asociados participen con su trabajo y esfuerzo en el crecimiento y fortalecimiento de la empresa; no puede darse la solución asociativa si todos no participan activamente en todo nivel: usando los servicios y aportando ideas, trabajo y recursos; participar es ayudar a la cooperativa desinteresadamente, es capacitarse para desempeñar mejor el papel y administrar eficientemente el patrimonio común, es ser conscientes de que no solamente los organismos directivos y de control deben trabajar, es Adam Smith y Max Weber. Algunos aportes al desarrollo actual de la economía social solidaria saber que el esfuerzo propio es definitivo para el éxito de la empresa social solidaria. Otra diferencia clara entre la estructura administrativa de la empresa social solidaria y las empresas de otro tipo es la autogestión, la cual radica en que el asociado no puede entregar su responsabilidad como codueño a los administradores, el asociado es también el administrador del patrimonio común y son todos los asociados quienes deben participar, es decir, administrar lo que es propio de manera eficiente. Situación que conllevará, necesariamente, a otro diferenciador conocido como la autofiscalización de esa gestión, es decir, controlar que los esfuerzos no se desvíen y tengan un máximo de eficiencia, no como una labor policiaca, sino como un control para que toda la gestión esté encaminada a lograr unos objetivos comunes. Acuñado como el “principio de oro del cooperativismo”, la educación en la economía social solidaria se erige como el principal diferenciador de otras formas empresariales, pues en la empresa social solidaria la educación no solamente se da en el sentido del conocimiento técnico de aspectos económicos, financieros y administrativos, significa más bien el conocimiento de todo lo que pasa en el entorno, todos los factores que para bien o para mal afectan la realidad de la empresa asociativa, que ameritan ser estudiados, evaluados y tenidos en cuenta para tomar decisiones justas y que logren resultados de acuerdo con los objetivos propuestos. De esta manera una empresa social solidaria tiene una organización funcional sencilla, pero que involucra necesariamente el compromiso, la participación y la permanente actualización de todos sus integrantes. A continuación se presente un organigrama genérico de este tipo de empresas. Como se observa en la figura anterior, la estructura administrativa de las empresas sociales y solidarias está regida por un órgano máximo de decisión que es la asamblea general, que se define como la reunión de todos los asociados hábiles a la empresa y es la encargada de fijar las directrices y políticas de la organización,15 órgano que demuestra el valor de la autogestión al requerir que absolutamente 15 Para ampliar información sobre la definición, funciones, formas de convocatoria y otras relacionadas con los órganos de administración y control de una empresa social solidaria en Colombia, el lector se puede referir a las leyes 79 de 1988 (cooperativas), 454 de 1998 (economía solidaria) y 1391 de 2010 (fondo de empleados), así como a los decretos reglamentarios 1480 de 1989 (asociaciones mutuales), 1481 de 1989 (fondos de empleados), 1482 de 1989 (cooperativas), 1333 de 1989 (precooperativas) y a los artículos 26, 38 y 39 de la Constitución de 1991. 85 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 86 todos los miembros, sin discriminación de alguna índole, participen y contribuyan en el desarrollo empresarial de la organización solidaria. De esta asamblea general son elegidos democráticamente dos grupos de representantes encargados de la dirección (consejo o junta directiva) y del control social interno (junta de vigilancia o comité de control social) de la empresa social solidaria, para que haya un justo equilibrio entre la administración y el buen gobierno de este tipo de empresa, el cual se complementa con la supervisión y control técnico externo de un revisor fiscal. Figura 1. Organigrama genérico de empresa social solidaria Autoridad Control de Gestión y Políticas Control Técnico Asamblea general de asociados Control Social Revisor Fiscal Dirección Comité Control Social o Junta de Vigilancia Fijación de Directrices y Políticas Apoyo Comité de Solidaridad Consejo o Junta Directiva Apoyo Ejecución Gerencia Comité de Educación Operación Operación Operación Área de Gestión Área de Gestión Área de Gestión Asimismo, los miembros de la empresa social solidaria conforman diferentes comités de apoyo, como educación, solidaridad, crédito, riesgo de liquidez, entre otros, encargados de la revisión de necesidades de los asociados y la formulación de propuestas de beneficio general que contribuyan al desarrollo empresarial de la organización y personal de cada uno de los integrantes de la misma. La parte operativa, encargada de la ejecución y operativización de los lineamientos planteados en la asamblea general y el trabajo realizado por los comités de apoyo y los organismos de dirección y control, es delegada a un gerente con su grupo de trabajo, quienes normalmente también son asociados de la empresa social solidaria y propenden por el desarrollo de su propia organización. Adam Smith y Max Weber. Algunos aportes al desarrollo actual de la economía social solidaria Para concluir se afirma que todo proceso moderno de desarrollo y organización de empresa en el sector solidario se ha desprendido de los aportes que diversos autores han realizado y continúan realizando con el fin de lograr ajustar la mejor organización posible para el desarrollo de los sujetos implicados como protagonistas internos y externos de las organizaciones. Tanto el comunismo antiguo, como el capitalismo de la época moderna y el socialismo europeo y asiático, han dejado el legado para cimentar formas organizacionales en concordancia con los intereses comunes de sus gestores. Conclusiones Lo que hoy llamamos y conocemos como economía solidaria en Colombia o economía social en otros países ha sido un proceso histórico que ha pasado por corrientes diversas del pensamiento, como lo es el mutualismo antiguo, el mercantilismo de la era industrial y la teoría sociológica y capitalista de la era moderna. Es evidente como la concepción socialista de la economía de los siglos XV al XX tiene bases fundamentales en los postulados de Platón al plantear una estructura de Estado en el cual no se admite la propiedad privada, con poder centralizado y distribución equitativa de los bienes que producen los ciudadanos. El mercantilismo y el libre mercado, producto de la evolución de las ideas económicas presentadas entre los siglos XV y XVIII, fueron el punto de partida tanto del sistema capitalista moderno, así como de las teorías que luego soportaron el desarrollo de una economía más humana, una economía social y solidaria, como lo plantearía Adam Smith ante la necesidad de la autonomía del mercado, la reducción del estado y su análisis de los sentimientos humanos y la implicación de éstos en el comportamiento racional del hombre. A partir de principios como la búsqueda del lucro, la competencia, la ley de la oferta y la demanda, la fuerza del trabajo con sus salarios y las leyes de la acumulación y del valor, los cuales según Smith garantizan el desarrollo de la economía y el progreso humano, son el punto de partida de dos corrientes económicas antagónicas: el socialismo y el neoliberalismo. Su planteamiento en cuanto a que ninguna sociedad puede ser floreciente y próspera si la mayoría de ella es pobre y miserable, sustenta la diferencia que existe entre el 87 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 88 capitalismo teórico y el capitalismo pragmático o el capitalismo científico y el capitalismo salvaje. Los desarrollos teóricos y filosóficos que precedieron al siglo XIX, marcan a esta centuria como el punto de partida de la corriente cooperativista y socialista como una respuesta a la economía capitalista basada en la explotación del hombre por el hombre en un mundo sin equidad ni solidaridad; así, se plantea un nuevo rumbo basado en la necesidad de concebir nuevas relaciones de producción en las que el fundamento recae en la cooperación y la solidaridad, la ayuda mutua y la autogestión. El aporte que Max Weber hace al desarrollo de una teoría de economía social solidaria está basado en su análisis tanto ético actitudinal, como económico social, al relacionarlo con el desarrollo y modernización del pensamiento solidario, que toma de lo ético-social conceptos para la formulación y practica de un proceso socioeconómico basado en la participación y transparencia de las relaciones entre individuos. De hecho, es claro que las organizaciones sociales solidarias modernas, con líderes formados en la teoría burocrática de la organización, toman las ideas y planteamientos de Weber para la estructuración organizacional; en ellas encontramos una dependencia de la organización jerárquica en el accionar de la empresa, respetando la administración formal, con un componente de participación democrática por parte de las personas involucradas en ellas. El socialismo y el comunismo rápidamente dejaron de ser movimientos en búsqueda de una nueva sociedad y un nuevo hombre para convertirse en movimientos que buscaban ofrecer a todos una vida burguesa. Sin embargo, ninguno de los dos ha podido cumplir su promesa de desarrollo social y humano, produciéndose así las grandes crisis económicas que afectan al mundo y que se sienten fuertemente en nuestros países en vía de desarrollo. La necesidad de alternativas que lleven a un cambio humano y económico no es sólo una demanda ética, religiosa o política, sino también una condición de sobrevivencia de la especie humana. Por eso, pensar e intentar alternativas para el desarrollo del hombre a partir de una nueva visión de la economía no es una idea mesiánica sino, ante todo, una necesidad humana para nuestras culturas de construir una economía con corazón humano para una comunidad de humanos, impulsada desde lo micro, desde nuestras posibilidades y condiciones como vía principal para no extinguirse en un mundo que aparece con Adam Smith y Max Weber. Algunos aportes al desarrollo actual de la economía social solidaria un final decretado en sí mismo. En este sentido la economía social solidaria se presenta como una alternativa del desarrollo industrial moderno. Referencias ACI Américas (2014). Disponible en http://www.aciamericas.coop/Principios-y-Valores- Cooperativos 4456 aktouf, O. (1998). La administración, entre tradición y renovación, Cali: Artes Gráficas Univalle. Arango, M. (1997). La economía solidaria, Medellín: Corselva. Aristóteles (1982). La política, Medellín: Bedout. Azcarate de, P. 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Economía y sociedad, México: Fondo de Cultura Económica. 1 Una revisión a los principios de la administración 4 de Henri Fayol desde el concepto de principio A Review of Henri Fayol’s Principles of Management from the Concept of Principle Luis Antonio Cruz Soto* …Ahí de donde emergen las cosas que existen, ahí mismo concluyen en su destrucción, de modo necesario; pues se hacen justicia y dan reparación unas a otras de su injusticia según el orden del tiempo Anaximandro Resumen El objetivo de este capítulo consiste en analizar el significado de los principios de la administración de Henri Fayol. El texto se divide en dos apartados. En el primero se realiza una exploración conceptual en torno al significado de principio, tomando como referencia a Aristóteles y a Eduardo Nicol; en el segundo, se realiza una revisión conceptual en torno al significado de los principios de administración en Henri Fayol, comparándolos con el concepto de principio estudiado en el apartado anterior. Se advierte una falta de precisión en torno al concepto de principio en la administración en Henri Fayol que se manifiesta en la forma en la que se enuncian y lo que significan esos principios de la administración sugeridos por este autor. Palabras clave: principio, principios de la administración, teoría de la administración, práctica administrativa. * Investigador de la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Nacional Autónoma de México. Correo electrónico: lcruz@fca.unam.mx Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa Abstract The objective of this chapter is to analyze the meaning of Henri Fayol’s principles of management. The text is divided into two sections. The first one presents a conceptual exploration about the meaning of principle, taking as a reference Aristotle and Eduardo Nicol; the second one pro- 92 vides a conceptual review on the meaning of Henry Fayol’s principles of management, comparing them to the concept of principle studied in the previous section. A lack of accuracy is noted in both the concept of principle of management by Henry Fayol that is made evident in the way it is stated and the meaning of those principles of management suggested by this author. Keywords: principle, principles of management, management theory, management practice. Introducción Una revisión somera de los textos en la teoría de la administración dan cuenta de la importancia que revisten los principios en la administración. Por citar algunos ejemplos, podemos encontrar que Frederick Taylor denominó a su obra principal Principios de administración científica; Fayol le dedicó un capítulo de su obra Administración industrial y general al estudio de los principios generales de la administración; Lyndall Urwick en su obra Los elementos de la administración establece como su eje conductor de análisis una revisión a los principios de la administración; James D. Mooney escribió un artículo muy citado por Urwick denominado “Los principios de la administración” que se publicó en el libro Ensayos sobre la ciencia de la administración, coordinado por Luther Gulick; Chester Barnard al abordar los sistemas cooperativos se refirió a ellos como “Los principios de la actuación cooperadora” en su obra The functions of executive; Herbert Simon (1979, cap. II) también se refirió a los principios de la administración en su obra El comportamiento administrativo; George R. Terry denominó Principios de administración a su obra como una manera de enfatizar que el conocimiento teórico o práctico en la administración transita a partir de principios; a todos ellos se añaden algunos otros autores que han hecho alusión al tema de los principios de la administración en sus obras como Mary Parker Follett (1997, caps. Uno y Once) o Henry Mintzberg, así como en las técnicas de la administración más recientes como las de la calidad. Simon se ha referido a los principios de la administración desde una posición más bien crítica, al indicar que los llamados principios no son tales, sino Una revisión a los principios de la administración de Henri Fayol desde el concepto de principio tienen más la connotación de proverbios1 debido a que surgen por parejas (Simon, 1979, p. 21). Las aseveraciones que encontramos en Simon en torno a los principios de la administración constituyen un cuestionamiento válido desde el punto de vista conceptual, pues los elementos que confluyen en torno al significado de principio tienen que referirse a un hecho inalterable sobre la cual se sustenta una cosa, y sin el cual no sería posible entenderla. Si bien podemos decir que las acepciones que encontramos en torno al término de principio pueden ser muy variadas consideramos que es menester la precisión conceptual en la teoría de la administración para aspirar a una mayor solidez en la explicación de los fenómenos administrativos. Es posible que la manera que se ha comprendido el término principio en la teoría de la administración sea válida como una acepción en el lenguaje común, pero pensamos que este tipo de generalidades ha dificultado la explicación precisa de la administración misma y de los elementos inherentes a ella, por lo que este esfuerzo explicativo intenta contribuir a su precisión conceptual. En estricto sentido, Frederick Taylor fue el pionero en abordar, de manera indirecta, el tema de los principios de la administración; sin embargo, la alusión que hace en su obra queda delimitada a su propuesta de la administración científica desde un enfoque más técnico, por lo que consideramos que fue Henri Fayol quien intentó darle una perspectiva más general y explicativa al significado de los principios de la administración, que denominó “Principios generales de la administración” en el capítulo 1 de la segunda parte de su obra Administración industrial y general; esto ha permitido que autores posteriores a él hagan referencia directa o indirectamente a su obra para dar razón del significado de los principios de la administración, como el mencionado Lyndall Urwick, Luther Gulick y Herbert Simon; por esta razón este trabajo se enfoca al estudio de los principios de la administración en Henri Fayol. Consideramos que Henri Fayol fue el primero en realizar este esfuerzo de identificación conceptual de los principios de la administración, por lo menos directamente, lo que constituye una de las causas por las que sus principios hayan tenido mayor repercusión en la teoría de la administración. 1 Simon se refiere a los principios que sugieren algunos autores de la teoría de la administración mencionados como proverbios porque según su perspectiva se sustentan en una afirmación vaga, que si bien puede fundarse en una idea cierta sobre el fenómeno administrativo en general, también puede entenderse como falsa, de ahí que señale que estos mismos “principios” pueden surgir en parejas, lo cual no es posible desde el punto de vista conceptual de principio, como lo veremos en el apartado dos de este mismo trabajo. 93 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 94 Henri Fayol y los autores mencionados, sin olvidar algunos otros autores de la teoría de la administración que han abordado el fenómeno administrativo, han contribuido, directa o indirectamente, a cuestionar el fundamento de la administración y, por tanto, sus principios. Estos esfuerzos explicativos han llevado a la necesidad de explorar la importancia que reviste la administración en la realidad y al intento de esclarecer no sólo su significado, tanto desde su dimensión técnica como práctica, y su objeto de estudio, sino que han permitido examinar la naturaleza misma de la administración, como un elemento fundamental para identificar la legitimación de su propia existencia. 1. El concepto de principio Principio significa fundamento. Los principios aluden a una condicionante sustancial que permite suponer una explicación o acción subsecuente, tanto desde el punto de vista teórico como desde la dimensión práctica, por lo que un principio no sólo supone el sustento a partir del cual se indaga y explica algún fenómeno, sino que es una determinante que condiciona la existencia práctica de las acciones, como sucede en la realidad. Todo principio es una causa, tanto en el conocimiento como en la técnica, que justifica la praxis humana, en el pensar y en el actuar. Para Aristóteles (2000, 983a 25) el primero de los cuatros sentidos que se le da a las “causas” es el de la entidad que significa esencia, lo cual se refiere a la definición de las cosas que constituye causa y principio (Aristóteles, 2000, 983a 25). La causa primera, que es principio, es la esencia que representa el punto de inicio sobre el que se erige algo; en este sentido, se condiciona la existencia de algo a partir de la identificación de la esencia, que Aristóteles también denomina entidad. Los presocráticos refirieron que el principio de todas las cosas tiene su referente en la naturaleza física, a partir de lo cual primariamente se generan y en lo que se descomponen, permaneciendo la entidad, la esencia, por más que cambien sus cualidades, lo que implica que en todas las cosas existe alguna naturaleza, una o varias, según Aristóteles (2000, 983b 10), de la que se genera lo demás, conservándose su esencia. La naturaleza como principio se entiende como necesidad de la existencia de las cosas, como origen, quizá por ello también una de las acepciones del término principio es inicio, porque a partir de él es posible lo subsecuente, lo que sigue de él. El supuesto de la naturaleza del Una revisión a los principios de la administración de Henri Fayol desde el concepto de principio que parte Aristóteles para entender los principios podemos enmarcarlo en dos elementos: uno, como esencia, que constituye la naturaleza de las cosas y por lo que cada una de ellas existe, bien sea como derivación general de todas o bien de su individualidad; y dos, como derivación sustancial de lo que se produce posteriormente algo (Cfr. Aristóteles, 2000, 983a y ss.). Eduardo Nicol (2001, p. 370) al respecto señala lo siguiente: […] por definición, no hay verdades anteriores a los principales […]. […] si es originario, el principio tiene que ser un dato de la experiencia […]. Lo que sí es cierto es que ellos no suelen estar presentes en la conciencia del científico, ni es necesario que estén, para que su ciencia prospere. De modo que los principios, si bien son primitivos en el orden jerárquico del conocimiento, como condiciones reales de su posibilidad, en cambio no constituye la primera cuestión que se plantea en el trabajo científico positivo. Por el contrario, cuando la cuestión se abre en forma problemática, disponemos ya de un caudal de verdades recibidas o adquiridas. Los principios son verdades fundamentales que necesariamente responden a un hecho inobjetable, el cual no necesariamente tiene que ver con un cuestionamiento científico o teórico, sino que obedece a una determinante de acción que justifica otra procedente. Nicol señala que sobre estos datos de la experiencia los científicos, y los que practican, añadiríamos, se generan de ese mismo hecho debido a que constituye el punto de partida de sus acciones como verdades de hecho porque existen en sí mismas, independientemente del origen sobre el que se funda esa posibilidad; es decir, el hecho como principio constituye una referencia de la existencia de las cosas en la realidad, sin apelar a ningún tipo de explicación adicional debido a que lo entendemos como una necesidad para la comprensión. Por ejemplo, para abordar la autoridad en la administración en la organización partimos de que existen la autoridad y la administración en las organizaciones, sin necesidad de dar una referencia explicativa de su presencia en ellas; en este sentido, la idea generada surge a partir del dato inobjetable de la existencia de la autoridad y de la administración, de ahí que sostenga Nicol (2001, p. 370) que “Los principios han de ser fundamento de toda teoría posible, lo mismo de la cartesiana que de la anticartesiana; esto significa que no podemos buscar los principios en ninguna teoría que pudiésemos adoptar como “la más verdadera”.2 2 Subrayados en el original y del autor. 95 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 96 A partir de la identificación de los principios es posible la definición subsecuente de las cosas, lo que da origen a la explicación y a la acción práctica porque ellos mismos han dado la pauta para que se produzcan los fenómenos subsecuentes, por lo que un principio es inalterable, pues los hechos mismos así se presentan, de ahí que sostenga Nicol que la enunciación de los principios de cualquier disciplina deben tenerse como un hecho, como un acontecimiento de existencia permanente en la realidad que dé razón de su presencia, tanto desde sus posibilidades explicativas como desde sus posibilidades prácticas; en todos los casos, debe tener la referencia de su incuestionable existencia, capaz de erigirse como principio, esto es: el principio ha de fundarse en los hechos objetivamente determinados en la realidad, como “verdades principales [que] ya las posee la experiencia común” (Nicol, 2001, p. 432), que es una verdad de hecho, irrefutable, que no necesita mayor demostración porque así es el mundo, de ahí que Nicol (2001, p. 453) sostenga que “El principio mismo es un hecho, sin el cual no sería posible investigar racionalmente los demás hechos”. Principio es punto de partida, que no sólo es inicio sino que es fundamento, cimiento de la acción teórica y práctica. El concepto de principio se deriva del término griego arjé que se traduce como comienzo y origen, y debemos entender estos términos no sólo como un suceso temporal, sino como un elemento inicial que permite suponer la existencia de otros sucesos o cosas, de lo cual se derivan; es decir: un principio es una necesidad originaria de las cosas y también es, y más importante, un hecho que propone la razón por la que todas las cosas son lo que son (Ferrater Mora 2001, p. 2907), lo que constituye el sustento de lo que se derivan todas las cualidades y se comprende la razón de ser de las cosas: “La palabra principio, como la correspondiente palabra arjé en griego, puede significar a la vez el comienzo y el fundamento: la base como punto de partida, y la base como sustento de lo que se construye sobre ella, sistemática e históricamente” (Nicol, 2001, p. 372).3 Aristóteles (2000, 1012b 30-1013a 15) denomina principio según diversas acepciones: <1> el extremo de una cosa a partir del cual puede uno comenzar a moverse […]; <2> y aquello a partir de lo cual cada cosa puede realizarse mejor [...]; 3 Subrayado del autor. Una revisión a los principios de la administración de Henri Fayol desde el concepto de principio <3> y lo primero a partir de lo cual se hace algo, siendo aquello inmanente <en esto>: por ejemplo, así es la quilla principio del navío y los cimientos son de la casa, y hay quienes piensan que de los animales es el corazón, otros que el cerebro y otros que cualquier otra parte semejante, sea lo que sea; <4> y lo primero a partir de lo cual se hace algo, no siendo aquello inmanente <en esto> , es decir, de donde naturalmente se origina el movimiento y el cambio […]; <5> y aquello por cuya voluntad se mueve lo que es movido y cambia lo que es cambiado: así, se dice que son principios, en las ciudades, las magistraturas, las autoridades, las monarquías y las tiranías y también las artes y de éstas, muy especialmente, las rectoras; <6> Además, se dice también que es principio <de una cosa> lo primero a partir de lo cual la cosa resulta cognoscible […].4 En la primera acepción, el concepto de principio puede entenderse a partir de dos significados; uno, como punto de partida de un movimiento; dos, se trata de un hecho a partir del cual es posible entender el significado de una cosa, como el fundamento del que se empieza a hablar de ella, de una acción o de una ciencia. En la segunda acepción, se trata de una aseveración puramente procedimental que permite suponer un movimiento procedente, aparentemente mejor; esta definición de principio la encontramos hoy en día cuando expresamos “mis principios no me lo permiten”, esto es, tener una referencia, en el mayor de los casos positiva, que delimita una forma de comportamiento, lo cual no supone un principio sino una regla de acción, una guía que orienta una acción; esta acepción parece no corresponder con las demás propuestas por Aristóteles porque no presume un hecho fundamental, sino que está condicionado a una acción hipotética de hacer mejor las cosas sin ningún otro referente sustancial que un criterio particular, como el ejemplo que Aristóteles (2000, 1013a) indica “[…] a veces, por ejemplo, ha de comenzarse a aprender, no por lo primero, es decir, no por el principio del asunto, sino desde donde sea más fácil aprender”. Esta acepción del término principio no implica fundamento, lo que suponemos es el elemento sustancial del concepto de principio. Esta definición está más cercana a la opinión del experto que a un juicio epistémico. En la tercera acepción el principio se puede interpretar como el fundamento de una cosa, lo que la sustenta, por ejemplo, la casa no es casa sin los cimientos. En este sentido, no sólo se trata del origen para el inicio de algo, sino que es el 4 Subrayados en el original. 97 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 98 fundamento sobre el que es posible entender las cosas, el carácter esencial sin el que no se comprende su existencia. Este concepto de principio alude a la idea de permanencia del ser como un elemento inalterable de la realidad que explica, a su vez, el ser de las cosas con un carácter inmanente. La cuarta definición constituye la explicación de un origen, como inicio que no entraña permanencia sino comienzo. La quinta acepción que nos ofrece Aristóteles permite suponer un hecho sin el cual no es posible entender otro, de ahí que señale en el ejemplo que el origen de las magistraturas o la autoridad es la ciudad, lo cual significa que el fundamento de las acciones comunitarias, incluida la administración, tienen su origen en la ciudad, pues sin ésta no serían posibles las otras, con lo que estaríamos en vías de forjarnos una idea preliminar de un principio de la administración, la comunidad. Finalmente, la sexta aseveración en torno al concepto de principio se refiere a la razón de ser que permite conocer las cosas, es decir, una condicionante imprescindible para identificar lo que una cosa es o un hecho que le es inherente a su propia existencia. Estos conceptos de Aristóteles nos dan una idea más amplia en torno al significado de principio, cuyos elementos preponderantes tienen que ver con origen, inicio, fundamento, razón de ser, causa primera y condicionante de acción. La formulación de una definición de principio tendría que construirse a partir de la conjugación de estos elementos que se refieren a un carácter esencial en las cosas, como una entidad que las soporta: “En otros tantos sentidos se habla también de “causas”, ya que todas las causas son principios. Y ciertamente lo común a todo tipo de principios es ser lo primero a partir de lo cual algo es, o se produce, o se conoce. Y de ellos, unos son inmanentes y otros son extrínsecos” (Aristóteles, 2000, 1013a 15).5 El concepto de principio es sustento a partir del cual algo es. El carácter fundamental que origina las cosas se refiere a un hecho inobjetable, como ya lo hemos apuntado inicialmente; sin embargo, conviene retomar esta idea porque habrá de constituir una explicación de primer orden para analizar los principios de administración en Henri Fayol y Subrayados en el original y del autor. La nota 4 del traductor del Libro Quinto de la Metafísica de Aristóteles conviene mencionarla porque establece la distinción entre principio y causa, señalando que la “causa”, suele comportar la idea de influjo, que se define como influencia, es decir, por ejemplo, la influencia de un hecho para que suceda otro; en tanto “principio” para el traductor “comporta la idea de orden y prioridad en éste”, en el suceso; esto es: el principio es un concepto no sólo de amplitud, de generalidad, sino de sustancia que permite entender la existencia misma del suceso, por eso es que a veces se considera la noción de principio como más amplia que causa (Cfr. Tomás Calvo Martínez, nota 4 en Aristóteles, 2000, p. 194). 5 Una revisión a los principios de la administración de Henri Fayol desde el concepto de principio comprender, posteriormente en otro trabajo, el significado fundamental sobre el que se erige la administración, y que habremos de denominar como el principio o los principios de la administración. Eduardo Nicol (2001, pp. 432-433) señala que la conformación de los principios tiene su origen en los hechos, que constituyen verdades inobjetables en las que se apoya cualquier posible doctrina, porque “son el fundamento de la existencia, y no sólo de la ciencia”.6 Estos hechos comunes y verdaderos que dan origen a la validez de cualquier acción humana y permiten el surgimiento de doctrinas de pensamiento son mecanismos racionales de los individuos para el estudio de las cosas y su puesta en práctica, como una forma de apelar a una raíz que da origen a la praxis del conocimiento y de la acción. Este carácter justificatorio de la praxis humana es condicionante de toda acción posterior y determinan el significado de los sucesos y su validez, por esto es que los hechos irrefutables se convierten en principios porque no hay teoría o práctica que los cuestione, pues así se presentan efectivamente en la realidad: “una verdad de hecho no puede ser desmentida por nada, ni por un hecho ni por una razón, y por esto no debe llamarse contingente” (Nicol, 2001, p. 445).7 Esta afirmación critica la idea que defendía Leibnitz de catalogar a los principios como contingentes; contrariamente a ello, Nicol indica que los principios no pueden ser contingentes, hechos que pueden suceder o no suceder, como también lo encontramos en la segunda acepción del concepto de principio que da Aristóteles (2000, 1013a), porque perdería el sustento de toda acción y se pondría en duda la propia existencia de las acciones. Las verdades de hecho que contienen los principios son necesidades primarias para que suceda o no suceda algo posterior; es decir, el principio sustenta los hechos, el que suceda después a él o no ya no corresponde a estas verdades de hecho, simplemente confirman las acciones realizadas o por realizarse. Al ser un principio no contingente se garantiza la existencia de las cosas; en caso contrario, al ser contingentes, pierden el sentido de fundamento. Según Ferrater Mora (2001, p 2908) “Descartes trató de encontrar las primeras causas, es decir, “principios” que llenasen las siguientes dos condiciones: 6 En la nota 10 del capítulo séptimo del libro Los principios de la ciencia, Nicol (2001, p. 432) señala que “los principios no aparecen en los términos de un pensamiento vulgar” sino que éstos son datos, “son evidencias primarias, y como tales son condiciones de ese pensamiento vulgar, lo mismo que del pensamiento científico”. 7 Subrayados en el original y del autor. 99 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 100 el ser tan claros y evidentes que el espíritu humano no pudiese dudar de su verdad, y el ser principios de los cuales pudiese depender el conocimiento de las demás cosas, y de los cuales pueda deducirse tal conocimiento”.8 La claridad y la evidencia son dos elementos fundamentales en los que se sustentan los principios, pero no se trata de asumir o dudar de su veracidad porque ellos deben ser evidentes como una necesidad de la existencia de las cosas; en este sentido, el criterio de verdad, que es inherente al pensamiento científico, no necesariamente es el criterio que justifican los principios, sino que es la realidad que los justifica, de ahí que Nicol (2001, p. 433) sostenga que “estos datos primarios, esas verdades de hecho que ya eran el fundamento de la existencia y de las formas precientíficas del pensamiento pasan a constituir el fundamento expreso de esta forma racional del logos de la ciencia”. La ciencia parte de estas verdades de hecho, de manera que los principios son una condición de su existencia sin los cuales no sería posible el conocimiento, tanto teórico como práctico. Los principios sustentan las cualidades intrínsecas de las cosas lo que da el fundamento de su existencia. […] los principios, además de presentar los rasgos que tradicionalmente se adscriben a una verdad axiomática9 han de cumplir con los siguientes requisitos: 1º han de ser primarios, y por tanto comunes; 2º objetivos o reales, no subjetivos ni teoréticos; 3º apodícticos10, y por ello necesarios en el orden del conocer; 4º fundamento de la existencia, y no sólo de la ciencia. El conjunto de estos atributos indica claramente que los principios son verdades de hecho, y no verdades de razón (Nicol, 2001, 444).11 Un principio es una verdad irrefutable, axiomática, que se impone como una precondición para la comprensión de un hecho o de un conocimiento y del accionar humano, como una necesidad primaria, sin necesidad de ser demos8 Subrayados del autor. Axiomática se entiende como evidente como un axioma, y axioma se refiere a una afirmación tan evidente que es admitida por todos sin demostración alguna. Ferrater Mora (2001, p. 287) señala que en su acepción más clásica, el axioma equivale al principio que, por su dignidad misma, es decir, por ocupar un cierto lugar en un sistema de proposiciones, debe ser estimado como verdadero. 9 10 Apodíctico es decisivo o concluyente que demuestra la cosa de la que se trata sin dejar lugar a dudas o discusión. Ferrater Mora (2001, p. 198) señala que apodíctico se llama a lo que vale de un modo necesario e incondicionado. 11 Subrayados en el original y del autor. Una revisión a los principios de la administración de Henri Fayol desde el concepto de principio trada. Los principios permiten conocer la realidad y son el sustento de la acción y de las cosas, por eso Nicol señala que los principios son verdades de hecho y no de razón, porque no requieren demostración teórica, sino demostración fáctica. 101 2. Los principios de la administración en Henri Fayol Henri Fayol le dedica un capítulo de su libro Administración industrial y general para referirse a los principios de la administración, que denomina Principios Generales de la Administración. Para este autor, los principios son “condiciones” que permiten la “salud” y el “buen funcionamiento” del cuerpo social que “casi” pueden equipararse a las “leyes” o “reglas” (Fayol, 1971, p. 157). Aun cuando inicialmente Fayol no da una definición de lo que va a entender como principio, un problema fundamental que abona a la confusión en torno a este concepto en la administración, despoja a esta palabra de toda “idea de rigidez” debido a que advierte que “no hay nada rígido ni absoluto en materia administrativa; todo es en ella cuestión de medida” (Fayol, 1971, p. 157).12 Como ya lo hemos abordado en el apartado anterior, un principio tiene la cualidad de fundamento, por lo que la idea que plantea Fayol en torno al significado de los principios no responde de ninguna forma a lo que ellos son, sino que los entiende, efectivamente como él mismo lo menciona, como leyes o reglas, lo cual guarda una gran distancia con el significado de sustento que define a los principios y que permite la existencia de la administración. La supuesta flexibilidad que rigen a los principios según Fayol no es una cualidad en ellos, como ya lo hemos visto, porque eso significaría dejar desprovista a la administración de todo contenido sustancial que en ella existe; contrariamente, un principio debe ser “rígido” en sí mismo, si entendemos como rígido una cualidad invariable de la realidad que permite suponer una acción posterior. El carácter rígido que determina la acción administrativa es un hecho inobjetable, de manera que sea posible su aparición y posterior justificación en su explicación y práctica. Al final del capítulo “Principios de generales de la administración”, Fayol (1971, p. 184) define a los principios como “verdades admitidas, consideradas como demostradas”. Este concepto de principio está más cercano a la exposición que formulamos en el apartado anterior, fundamentalmente porque, 12 Subrayados en el original. Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 102 efectivamente, se trata de hechos admitidos a partir de los cuales se erige la función administrativa y demostrados por la propia realidad, no necesariamente por el juicio del administrador o de quien estudia a la administración, sino porque se presenta así en la realidad y la razón por la que se origina la práctica y la teoría administrativa, incluso podemos advertir que esta definición contradice lo que él mismo expone, y que hicimos alusión en el párrafo anterior, cuando señala que los principios deben ser “flexibles” porque “no hay nada rígido en la administración”. Al indicar que un principio es una “verdad admitida, considerada como demostrada” se está enfatizando, necesariamente, que se trata de una explicación suficientemente argumentada que no responde a criterios particulares de las organizaciones, sino a hechos objetivos universales, propios de la realidad. Posteriormente, Fayol (1971, p. 184) apunta que para desempeñar la función administrativa “es preciso apoyarse sobre principios”, lo cual podemos entenderlo en dos ámbitos contrapuestos: como una categoría de acción valorativa, que es la interpretación más cercana a la idea de este autor, o bien, como el sustento sobre el que se erige la administración. Pensamos que la interpretación de Fayol se ubica en la categoría valorativa porque afirma, líneas antes de su aseveración, que es indispensable un código administrativo debido a que los principios que sugiere son a los que “ha recurrido más a menudo” (Fayol, 1971, p. 184); este código es indispensable, pues siempre hay una “función administrativa que desempeñar” (Fayol, 1971, p. 184). Estas afirmaciones permiten demostrar que el significado de sus principios tiene la connotación de guías de acción para la estandarización de la función administrativa que él considera como orientaciones óptimas de comportamiento, que se ubica de acuerdo con la segunda acepción del término principio que definió Aristóteles y que ya hemos discutido, por esta razón advierte que “los principios de la moral eterna, que las leyes del Decálogo, que los Mandamientos de la Iglesia […] no sean para el administrador una guía suficiente, y que necesite un código especial” (Fayol, 1971, p. 184); y concluye: “los principios de administración tienden generalmente al éxito de asociaciones y a la satisfacción de intereses económicos” (Fayol, 1971, p. 184). Estos supuestos de los que se vale Fayol para explicar el significado de sus principios de administración contradicen nuevamente su afirmación de “verdades admitidas, consideradas como demostradas” y generan una mayor confusión conceptual porque no únicamente apunta a una orientación funcional en las empresas, sino que, además, deben tender a la Una revisión a los principios de la administración de Henri Fayol desde el concepto de principio satisfacción económica, lo cual responde a un mecanismo instrumental de medios y fines, alejado de toda referencia fundada de la acción que hace posible el surgimiento de la administración. El sustento del que se origina la administración constituye la interpretación conceptual fundamental que permite sustentar epistemológicamente la función administrativa en todos sus órdenes de acción, tanto teórica como práctica; sin embargo, a juzgar por lo que expone Fayol, su idea está ubicada en un deseo más que en un sustento, que se encuentra en el plano normativo del deber ser, como una necesidad de la administración para alcanzar un óptimo funcionamiento, como se demuestra en la siguiente afirmación: “No hay que aplicar casi nunca dos veces el mismo principio en condiciones idénticas: es preciso tener en cuenta circunstancias diversas y cambiantes, hombres igualmente diversos y cambiantes y muchos otros elementos variables” (Fayol, 1971, p. 157). Con ello, el criterio de universalidad de un principio queda cancelado. Para este autor, los principios son máximas de acción que se adecuan a las necesidades de las organizaciones, por eso deben ser flexibles y susceptibles de adaptación (Fayol, 1971, p. 157); esta idea permite enmarcar la crítica que hace indirectamente Herbert Simon a Henri Fayol al señalar que no es posible entender a los actuales principios de la administración13 como tales, sino más bien se asemejan a “proverbios” porque “surgen por parejas” (Simon, 1979, p. 21). Pensamos que Simon tiene razón al criticar que los principios no pueden surgir por parejas debido a que, según la conceptualización que hemos realizado en torno al significado de principio, ningún hecho que sustenta la existencia de la administración debe provenir de la ambigüedad porque eso implicaría que ese hecho incierto estaría atado a la contingencia, cuya cualidad de los principios fue criticada asertivamente por Nicol, como hicimos referencia anteriormente. El hecho mismo que sustenta a la administración no es contingente, sino que se funda en una realidad inobjetable que hace posible la administración. Asimismo, también pensamos que equiparar los principios de administración con proverbios no tiene mayor significado en la comprensión del significado de los principios en la administración; no obstante, estamos de acuerdo en que si el 13 La crítica que hace Simon a los principios de administración vigentes en la época que escribió su obra El comportamiento administrativo la realiza a fundamentalmente a Gulick y a Urwick. A pesar de que este autor nunca hace referencia a Fayol ni lo cita, pensamos que la crítica también se la hace a él, pues lo que expresan los autores mencionados se asemeja a lo que este autor señala. 103 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 104 término proverbio significa un pensamiento de la sabiduría popular, la aseveración de Fayol está más cercana a esa connotación, al enmarcar todos sus postulados dentro del uso común que son propios de la administración o de la experiencia de cada quien, sin expresar la idea fundamental que concreta un principio. En todo caso, estos postulados o guías de acción se justificarían como una opinión del administrador o de quien intenta explicar a la administración, lo cual estaría al margen de la posibilidad de una explicación teórica. Al justificar Henri Fayol que los principios deben entenderse como postulados flexibles en la práctica administrativa, asevera que éstos deben ser “susceptibles de adaptación a todas las necesidades” y señala que “Se trata de saber utilizarlos”, lo cual es un arte difícil que exige inteligencia, experiencia, decisión y mesura” (Fayol, 1971, p. 157). Las reglas o leyes a las que hace mención este autor para asemejarlos con los principios tienen mayor sentido que el concepto mismo de principio debido a que ellas son estipulaciones propias del trabajo administrativo para regir el funcionamiento organizacional y que obedece a una condicionante necesaria para el cumplimiento de sus objetivos. Sin embargo, esto no debemos entenderlo como principio porque la cualidad de “adaptación” no es un elemento inherente a éste, contrariamente, es una cualidad que podemos entenderla exclusivamente en la función administrativa que no es propia de un principio, pues éste no se “adapta” a las necesidades particulares, sino que surge como una necesidad fundamental de existencia que hace posible la administración. La adaptación es un proceso posterior a la identificación de un hecho inobjetable, que entendemos como principio, de acuerdo con el funcionamiento propio de cada una de las organizaciones. Por otro lado, los principios son susceptibles de uso únicamente para justificar la acción, como fundamento primordial del que se vale toda actividad humana en un ámbito general de todas las acciones relacionadas con ella. Lo que se utiliza es la regla o la ley para un fin específico de la acción, dentro de una particularidad; los “principios” a los que hace referencia Fayol se caracterizan por expresar una particularidad, en un ámbito de significado específico, en tanto que el concepto de principio alude a una universalidad, capaz de explicar todo el fenómeno administrativo; en este sentido, más que principios a los que alude Fayol (1971, p. 157) son reglas o leyes de acción u orientaciones de comportamiento, las cuales pueden no tener límite, como lo señala este autor, en tanto los principios los define la realidad misma en una generalidad, lo que sustenta el accionar administrativo humano y no la realidad particular de cada Una revisión a los principios de la administración de Henri Fayol desde el concepto de principio organización, como parece entenderlo Fayol (1971, p. 158): “Toda regla, todo medio administrativo que fortifica el cuerpo social o facilita su funcionamiento, se incorpora al número de principios, al menos durante el tiempo que la experiencia le confirma tan alta dignidad”.14 Esta aseveración resulta divergente al concepto de principio, pues no por fortalecer el cuerpo social o facilitar el funcionamiento de una organización se puede otorgar a una regla la categoría de principio, contrariamente ésta la otorga la realidad, el hecho mismo en el que se funda la administración; en todo caso, el medio que fortalece o facilita el funcionamiento del cuerpo social pueden concretar reglas de comportamiento más óptimas y que suponen un accionar adecuado de una realidad particular. El carácter perecedero de esta situación se habrá de producir por el funcionamiento mismo del sistema que regula, no el hecho mismo que lo hace posible. Posteriormente, Henri Fayol (1971, p. 158) revisa los catorce principios de administración que, de acuerdo con su experiencia, “ha tenido con más frecuencia ocasión de aplicar”, aseveración que confirma la idea que tiene este autor en torno al significado de principio, el cual se entiende más como una regla de acción para el óptimo funcionamiento administrativo que como principio, según el concepto que hemos analizado. Los principios de administración que propone Fayol son división del trabajo, la autoridad, la disciplina, la unidad de mando, la unidad de dirección, la subordinación de los intereses particulares al interés general, la remuneración, la centralización, la jerarquía, el orden, la equidad, la estabilidad del personal, la iniciativa y la unión del personal (Fayol, 1971, p. 158). Una revisión somera de las propuestas de principios de administración de este autor comprueban que su significado de principio tiene la connotación de reglas de funcionamiento o guías de acción; por ejemplo, de la división del trabajo señala que “tiene por objeto llegar a producir más y mejor con el mismo esfuerzo” (Fayol, 1971, p. 158); o de la autoridad (que en la explicación lo denomina autoridad-responsabilidad) indica que “es el derecho de mandar y el poder hacerse obedecer” (Fayol, 1971, p. 159); o de la disciplina que es “la obediencia, la asiduidad, la actividad, la conducta, los signos exteriores de respeto manifestado de acuerdo con las convenciones establecidas entre la empresa y sus agentes” (Fayol, 1971, p. 161); o de la unidad de dirección en el que señala que “Este principio se formula así: Un solo jefe y un solo programa para un conjunto de operaciones que tiendan al mismo fin“ (Fayol, 1971, p. 165). 14 Subrayados el autor. 105 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 106 Estos ejemplos dan cuenta de que lo que Fayol designa como principio que se refiere a la funcionalidad del sistema y no del fundamento sobre el que se erige la administración. En todas las definiciones prevalece esta determinante conceptual en torno a los principios de la administración. Es posible que en la disyuntiva que nos plantea Fayol exista una mayor importancia entre unos y otros de sus llamados principios de administración, de manera que en un análisis más cuidadoso tengamos que subordinar algunos de ellos a otros o que por sí mismos adquieran mayor significado en el trabajo administrativo, como sucede con la división del trabajo o con la autoridad, los cuales serían una causa de otros; por ejemplo, la causa de los “principios” de la subordinación de los intereses particulares al interés general y la unión del personal son postulados que se originan a partir de la división del trabajo; lo mismo sucede con la disciplina, la unidad de mando y la jerarquía, entre otros, con respecto a la autoridad. En estos casos, a pesar de que existe una causa primordial que justifica un hecho posterior o que permita su existencia, no significa que sea causa primera de la administración debido a que antes de estos “principios” de la división del trabajo o de la autoridad es posible que exista otra fundamental que las justifica, de manera que estos postulados, aunque sean indispensables en la administración, es posible que no sustenten el accionar administrativo general en todos sus órdenes; 15 desde esta perspectiva, el principio o los principios de la administración constituye o constituyen un hecho fundamental, quizá no inherente a ella, y es muy posible que la división del trabajo y la autoridad sean los elementos primordiales que suponen la función administrativa, pero son cualidades propias de ésta.16 Es decir, un hecho irrefutable de la realidad supone el fundamento de la administración, que habrá de ser su principio, y lo que ella necesite para la acción administrativa es su causa, pero no su razón de ser. Para finalizar, Henri Fayol asevera que “Sin principios, se está en la oscuridad, en el caos; sin experiencia y sin medida, se permanece muy perplejo, incluso con los mejores principios. El principio es el faro que permite orientarse: no puede servir sino a aquellos que conocen el camino del puerto” (Fayol, 1971, p. 184). Más allá de que los principios sean una luz, un faro que permite alumbrar el 15 De esto hablaremos en un trabajo posterior. En trabajos posteriores analizaremos todas estas dimensiones que constituyen a la administración y no sólo en el ámbito exclusivo de los principios, sino que habremos de explorar, además de éstos, la naturaleza y el objeto de estudio de la administración, así como su concepto. 16 Una revisión a los principios de la administración de Henri Fayol desde el concepto de principio camino, ellos son la causa primaria de las cosas, el hecho inobjetable que da sustento a la acción y la posibilidad de que ella se produzca; en este sentido, no es una orientación es fundamento. En la administración, su principio no es su propia funcionalidad y tampoco son sus actividades, como lo advierte Fayol, sino que es algo más allá de ello y que es preciso indagar. Los principios de la administración representan el ámbito de acción que explica la existencia de la función administrativa, que en Fayol no es posible determinar. Conclusión El interés explicativo que encontramos en la teoría de la administración por determinar los principios de la administración nos conduce, inevitablemente, a la necesidad de precisar el surgimiento de la administración, a indagar su naturaleza y su objeto de estudio y a la posibilidad de realizar una conceptualización más precisa en torno a su significado. Este trabajo constituye una aportación al debate en este sentido, lo cual representa el inicio de una serie de estudios encaminados al cuestionamiento y análisis del significado de la administración y a la función administrativa. Pensamos que los autores que se han preocupado por definir conceptualmente los elementos inherentes a la administración han tenido una repercusión importante en el avance de la profesión, en su práctica y en su explicación teórica, lo cual no ha estado exento de confusiones, tanto desde un ámbito estrictamente conceptual, como es el significado de principio, hasta la falta de discernimiento y distinción claros entre la técnica y la teoría administrativa. Si principio es fundamento, como sugiere el análisis que realizamos en este trabajo, entonces los llamados principios de administración que sugiere Henri Fayol no son principios en estricto sentido, sino orientaciones de acción o reglas de comportamiento, quizá imprescindibles para la práctica administrativa y para la comprensión de la administración; pero no pueden constituirse como elementos primarios de causa de la administración; esto es, no son sustancia del hecho que hace posible la existencia de la administración y su razón de ser, como parece apuntar el concepto de principio que hemos sugerido. Es preciso anotar, desde esta perspectiva, que el concepto de principio en la administración podemos entenderlo a partir de dos dimensiones en su explicación, una de carácter externo y otro inherente a ella. En el primer caso, 107 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 108 principio tendría que referirse a un hecho inobjetable que hace posible el surgimiento de la administración, mismo que ofrece un ámbito de explicación más general y universal a lo que pueda significar en sí misma la administración y, por lo tanto, el análisis que se derive de ello es ajeno a sus elementos de estudio. En el segundo caso, los principios de la administración apuntarían a los elementos que son imprescindibles para que se produzca la administración, que inicialmente señalaríamos a la división del trabajo y a la autoridad como causa primera de la función administrativa; tanto la división del trabajo como la autoridad constituyen cualidades de primer orden en la conceptualización de los principios de la administración a la que hacen referencia casi todos los autores de la teoría de la administración que han explorado este tema, entre ellos el propio Fayol, Urwick, Barnard y Simon, entre otros. Por ahora, los principios de administración de Henri Fayol bien podríamos ubicarlos como reglas de acción, útiles para aspirar a una estandarización en la función administrativa, y no principios. En siguientes trabajos, habremos de dedicarnos al estudio de los principios de la administración de los autores mencionados y algunos otros para tener una visión más completa de la forma en que se han concebido los principios de la administración en la teoría administrativa, incluyendo el concepto que sugieren, los principios que proponen y la explicación de cada uno de ellos. Esta exploración habrá de servirnos para tener una idea más clara de este tema en la teoría administrativa que nos sirva de preámbulo para sugerir, en un estudio posterior, el principio o los principios de la administración. Referencias Aristóteles (2000), Metafísica, Tr. Tomás Calvo Martínez, Madrid: Gredos. Fayol, Henri (1971). Administración industrial y general, Tr. A. Garzón del Camino, 10ª. ed., México: Herrero Hermanos (edición que incluye la obra de Frederick Winslow Taylor, Principios de administración científica). Ferrater Mora, José (2001). Diccionario de filosofía, Barcelona: Ariel. Nicol, Eduardo (2001). Los principios de la ciencia, México: Fondo de Cultura Económica. Simon, Herbert (1979). El comportamiento administrativo. Estudio de los procesos de adopción de decisiones en la organización administrativa, segunda edición, Tr. Armando Lázaro Ros, Buenos Aires: Aguilar. 5 Administración: ¿ciencia, técnica o ideología? Management: Science, Technique, or Ideology? Giovanni Jesús Villegas Rivera* Resumen El presente capítulo se pregunta por la categorización epistemológica de la administración, utilizando como categorías de análisis la ciencia, la técnica y la ideología. Para tal efecto describe en una primera instancia la manera cómo podría comportarse la producción del conocimiento científico en la administración; en un segundo punto, se contra-argumenta que tan pretendido anhelo es tan sólo una ilusión que al utilizar un método denominado “científico” y delimitar un objeto llamado “organización”, pretende legitimar una supuesta práctica científica difícil de alcanzar, porque la finalidad de la administración no es ésa, sino otra que se puede encontrar a partir de repensar teleológicamente la administración. Palabras clave: administración, ciencia, técnica, ideología, organización. Abstract This chapter asks about the epistemological categorization of management using science, technique, and ideology as categories of analysis. For such purpose, the manner in which production of scientific knowledge could behave in management is described first. Secondly, it is counterargued that such desire is just an illusion that, in using a method called “scientific” and delimiting an object called “organization,” intends to legitimate an alleged scientific practice difficult to achieve, because the end of management is not that, but another that can be found if management is reconsidered teleologically. Keywords: management, science, technique, ideology, organization. * Ph.D.(c) en Administración por la HEC de Montreal Canadá. Colombia. Correo electrónico: giovanni.villegas@ucc.edu.co Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa Introducción 110 Preguntarse por la categorización epistemológica tiene como propósito esencial el cuestionarse por la finalidad de un determinado campo de saber, bajo unas categorías universalmente consideradas como la ciencia, la técnica, el arte1 y la ideología. El presente escrito se orienta en tal perspectiva. En la sociedad moderna, la ciencia se ha constituido en un pilar fundamental de la misma, que la ha llevado a adquirir una autoridad en la vida cotidiana. Lo normalmente expresado con el rótulo de <<científico>> tiene una fiabilidad, una certeza, un símbolo de legitimidad, confiabilidad. Así, cuando se dice, por ejemplo: <<científicamente hablando>>, quien así habla adquiere inmediatamente un aire de respeto, seriedad y rigurosidad en el imaginario de los individuos que escuchan. Pero si bien tal imaginario no es para nada gratuito debido a los grandes avances que en los últimos siglos la ciencia ha protagonizado también se ha generado una caricaturización de la palabra ciencia. Parecería que todo quisiera ser científico por el sólo hecho de legitimar cualquier práctica o quehacer. Vale la pena resaltar que éste no es el propósito del presente escrito. Por lo tanto, es necesario superar esa consideración de carácter religioso sobre la ciencia, y No se considera la dimensión artística para su análisis, por cuanto se toma como punto de partida la conceptualización que hace Kliksberg sobre este particular: “Los errores cometidos por diversos autores al asignarle la calificación de arte, obedecen al desconocimiento lingüístico o conceptual de las diferencias que guarda con el comportamiento artístico. Son aplicables al caso las palabras del ya citado Borja: “Al calificar una actividad científica o técnica como artística se desnaturaliza su correcta acepción en cuanto no corresponde con su esencia, y se cae en lamentable confusión. (p. 77).” Para una mayor ampliación véase: Kliksberg (1973), pp. 42-51. Es necesario precisar que la anterior consideración se comparte en la medida que se refiera a la Administración como área de conocimiento, más no como actividad o profesión, donde la dimensión artística puede resultar fundamental, pero éste no es el propósito del presente escrito (para entenderlo mejor vide infra la diferencia en-tre profesión y disciplina de conocimiento). O si se quiere también se puede entender porque no se toma en cuenta la dimensión artística, si se tiene en cuenta los problemas fundamentales de la filosofía clásica, entendidos desde Kant. Por un lado, el problema del saber: ¿cómo es posible conocer?, que es un problema de la epistemología. Por otro lado, el problema del hacer ¿cómo es posible la convivencia social?, que son problemas más de la ética y la filosofía política. En últimas como dría Kant, la razón teórica y la razón práctica. Que si bien pueden ser interdependientes nuestra preocupación y el propósito de este escrito está en la razón teórica. Por lo tanto, consideramos que la dimensión artística es necesario tenerla presente más en el problema del hacer, que en el del saber. 1 Administración: ¿ciencia, técnica o ideología? asumir que ésta es una categoría posible, entre otras formas de representarse el mundo igualmente legítimas como la científica. Teniendo en cuenta lo anterior, surgen una serie de preguntas, entre otras: ¿cuáles son las características que deben reunirse para que un conocimiento sea científico? ¿Acaso existen límites, fronteras entre las diferentes formas de conocimiento? Para algunos, las anteriores preguntas pueden parecer elementales o tal vez ya resueltas; sin embargo, para otros, si bien tal discusión ha sido abordada hace ya algún tiempo, no necesariamente se puede considerar agotada, sobre todo cuando se trata de ubicarla en el debate contemporáneo sobre la filosofía de la ciencia. Es necesario tener presente que muchas veces en el conocimiento no existen temas agotados, sino personas superadas por los mismos. De allí se infiere la importancia de este artículo La estrategia de investigación toma como referente teórico crítico, no solamente los planteamientos de la filosofía moderna de la ciencia,2 sino también ciertos elementos a partir de Habermas acerca del denominado idealismo Alemán,3 que reconsidera algunos aspectos abandonados por la reflexión epistemológica,4 tratando de reabrir caminos que han quedado bloqueados por el excesivo positivismo. En un primer punto, se describe la manera de cómo podría, posiblemente, comportarse la producción del conocimiento científico en la administración; contra-argumentando, en un segundo punto, que tan pretendido anhelo es tan sólo una ilusión, que al utilizar un método denominado “científico” y delimitar un objeto llamado “organización” pretende legitimar una supuesta práctica científica muy difícil de alcanzar porque la finalidad de la administración (como tercer punto) no es ésa, sino otra, posible de encontrar a partir de repensar teleológicamente la administración. Entendemos por filosofía moderna de la ciencia, aquella que va desde el denominado inductivismo (positivismo) pasando por el empirismo lógico hasta llegar al convencionalismo y el falsacionismo popperiano. 2 3 Ciclo filosófico que va desde Kant hasta Hegel. Para propósitos del presente escrito entiéndase epistemología y filosofía de la ciencia como sinónimos. 4 111 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 1. Puntos de partida: ¿ciencia o tecnología de la administración? 112 Cuando se indaga por la fundamentación científica de una profesión con un fuerte accionar práctico en la realidad social, como es el caso de la administración, puede parecer algo exótico y en cierta medida elemental formular este tipo de pregunta, pues regularmente se considera a la administración como algo orientado más a una práctica que a cualquier otro aspecto que la identifique como tal; semánticamente hablando, la administración tiene un significado directamente relacionado con una actividad: el de administrar y, como tal, el <<hacer >>y el <<cómo hacer>> se constituyen en los ejes en torno a los cuales se enseña la administración. Por tanto, se puede llegar a argumentar que la administración es más un arte y una técnica, o en el mejor de los casos una tecnología, pero científicamente hablando no una ciencia, puesto que el arte viene a representar el hacer, la técnica el cómo hacer y la ciencia en su forma más amplia y noble el saber. Tal consideración, si bien como primera aproximación se puede considerar relativamente acertada, no deja de ser superficial. Por lo tanto, se hace necesario recabar y en cierta medida precisar un poco más cuando se hace referencia a la administración, no solamente como actividad humana –profesión–, sino, y sobre todo, como una transdisciplina5 del conocimiento, que se enseña y desarrolla en la Universidad, donde se trata de delimitar y explicar un objeto (la organización) y apropiarse de un método (el científico) para contribuir al cambio y avance de su campo de conocimiento. Así, el problema de la demarcación cobra importancia específica, por cuanto “es la misma ciencia, en términos de 5 Se hace necesario precisar conceptualmente, para efectos de este documento, la diferencia entre profesión y disciplina, mientras la profesión de administrar indica la dedicación de la persona al ejercicio normalmente estable del oficio de administrar para realizaciones personales y como medio de sustento, que se consolida como producto de la formación social capitalista, lo que se denominó como segunda revolución industrial, cuando se presenta el proceso de objetivización del trabajo. Se entiende como disciplina (administrativa) en el sentido de Foucault, como un “conjunto de enunciados que copian su organización de unos modelos científicos, que tienden a la coherencia y a la demostratividad, que son admitidos, institucionalizados, transmitidos y a veces enseñados como unas ciencias” (Foucault,1970, p. 299), que configuran y delimitan su objeto y método para la apropiación y avance de su conocimiento. Lo del prefijo trans hace referencia que la administración por sí sola no puede explicar el comportamiento de su objeto de estudio, la organización, porque tiene que apoyarse en otras disciplinas como la sociología, la economía, la psicología, la antropología, etc., por lo tanto, es transdisciplinar. Administración: ¿ciencia, técnica o ideología? sus <<explicaciones>>, la que debe trazar sus propias fronteras, aceptar o rechazar cualquier tipo de especulaciones” (Blanché, 1973, pp. 14-28 ). Pero es precisamente el ¿cómo se debe entender el explicar una situación en la administración?, el interrogante crítico del asunto. Por su naturaleza, la investigación en administración puede estar orientada en dos dimensiones fundamentales: 1) una de carácter eminentemente académico, la cual busca el desarrollo del conocimiento que se ha llegado a denominar básico, al tratar de explicar y/o comprender los fenómenos sociales que ocurren en las organizaciones con el propósito de identificar los procesos sociales subyacentes en éstos. La audiencia objetivo de este tipo de investigación es principalmente “la comunidad académica”; 2) otra de carácter eminentemente aplicado, la cual busca proporcionar <<mejorías>> en las prácticas administrativas, y cuya audiencia no necesariamente es la académica, sino fundamentalmente la empresarial. Por lo tanto, el primer tipo de investigación es similar a cualquier otro análisis científicosocial, pero difiere del segundo tanto en sus audiencias como en sus objetivos (Whitley, 1984, pp. 5-25). Cuadro 1. Características de la administración como área de conocimiento científico y/o tecnológico Dimensiones >> características Dimensión científica Dimensión tecnológica Tipo de conocimiento Desarrollo del conocimiento desarrollado básico Desarrollo del conocimiento aplicado Objetivo del conocimiento Explicar el comportamiento de la organización social Transformar el comportamiento de la organización social en busca de la eficiencia y eficacia. Validez del conocimiento generado Categorías lógicas de verdadero o falso Categorías praxeológicas de éxito o fracaso frente al cambio Audiencia Comunidades académicas (profesores, investigadores, estudiantes , “científicos sociales” ) Comunidad empresarial (empresarios, gerentes, “prácticos”) Fuente: (Whitley, 1984, p. 5-25). 113 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 114 Con respecto a la investigación con orientación práctica se ha llegado a establecer, por quienes se ocupan de introducir cambios en las organizaciones –llámese consultores, asesores, administradores– una dicotomía de naturaleza epistémica entre explicación científica y tecnología de conducción. Es decir, normalmente se pretende transformar una realidad social (tecnología social), sin explicar el comportamiento del objeto de estudio que pretende ser transformado. Así, la dimensión científica queda normalmente deformada por unos simples diagnósticos, que tratan sólo de –no se diga explicar, ni siquiera entender, mucho menos comprender– describir una situación mediante el empleo de una serie de instrumentos que abordan una realidad igualmente instrumentalizada, parcializada, quedando de este modo caricaturizada la complejidad social organizada como un simbolismo, atrapada como una certeza absoluta, donde los problemas en la organización no se asumen como intelectualmente problemáticos, para ser trabajados con el rigor suficiente que tales problemas ameritan. En consecuencia se estaría hablando de un estatuto epistemológico que tiene los siguientes presupuestos: 1) un pluralismo epistemológico, en la medida en que no puede reducirse el conocimiento administrativo a un sólo tipo de conocimiento: el tecnológico, sino varios, y en principio dos, el científico y el tecnológico; 2) continuidad epistemológica relativa, es decir que entre los diferentes modos de conocimiento administrativo existe una especie de continuidad, lo que supone que se pasa del uno al otro por grados, lo cual conduce a: 3) una dependencia relativa en la medida en que el conocimiento científico precede y preside al tecnológico; esto nos lleva a 4) un marco constituyente único, donde se establece una manera particular de establecer problemas y de resolverlos, tanto en lo científico como en lo tecnológico; 5) llevando a establecer una dinámica de interdependencia que se constituye como propia de la arquitectónica del saber, lo cual desencadena una especie de círculos epistemológicos en términos retroactivos. Mientras la investigación con orientación práctica, que pretende el cambio y la mejoría de las organizaciones sociales no supere las simples impresiones y descripciones superficiales y no adopte una explicación adecuada de los mecanismos sociales que tendencialmente causan la situación problemática, sencillamente no logrará los resultados esperados y fracasará (Whittley, pp. 5-25). Por lo tanto, la administración se podría considerar como una disciplina científica en la medida que logre proporcionar una explicación del comportamiento de su objeto de estudio: la organización. Con una adecuada explicación, se Administración: ¿ciencia, técnica o ideología? podría conseguir una real trasformación, cuyo componente es altamente tecnológico, por cuanto se pretende mejorar, a partir de una situación problemática, el comportamiento de la organización en busca de la eficiencia y eficacia de la misma.6Surge entonces una pregunta: ¿es realizable el anterior deber ser? 2. El problema del método científico en la administración Si es posible el conocimiento científico en la administración y necesario para la transformación organizacional, entonces la pregunta no es por los fundamentos de la ciencia como tal, porque ésta se la considera como un hecho dado, sino por la forma, la manera: ¿Cómo hacer ciencia en la administración? La cuestión es entonces por el método. Ésta es la pregunta que en gran parte caracterizó a la filosofía de la ciencia moderna, especialmente a los denominados filósofos del método: ¿Cuál es el método para producir conocimiento científico en lo social? Después de varios intentos, se puede decir que dos enfoques son los dominantes: 1) El denominado Inductivismo y/o positivismo en su versión inicial y empirismo lógico en su versión extrema; 2) el denominado convencionalismo en su versión extrema, o método hipotético deductivo experimental y en su versión inicial el falsacionismo; No obstante, la pregunta para los falsacionistas no es tanto por el método cuanto por el criterio demarcatorio que diferencia la ciencia de la pseudociencia (Pérez,1996). Se van a presentar algunas críticas tanto históricas como lógicas7 que la epistemología ha formulado y no ha podido resolver, dando cuenta así del problema y la crisis del método. Se tratarán de presentar de una forma lo más sencilla y sintética posible, labor bien difícil, por cuanto se trata de planteamienEn esta perspectiva se argumenta normalmente que un gran problema de América Latina en particular y del tercer mundo en general, producto de lo anterior, es que en la actualidad se presenta una avalancha indiscriminada de tecnología, no sólo dura, sino blanda o tecnología social –llámese en sus diferentes versiones, calidad total, reingeniería, empowerment– que se aplican indiscriminadamente a realidades sociales totalmente distintas a las de origen, las cuales difícilmente van a tener un desempeño efectivo, sino se asumen como intelectualmente problemáticas, para identificar los elementos constantes y variables, acordes con las especificidades sociales. 6 Las críticas lógicas hacen referencia a “eso que hay que hacer no se puede hacer” porque lógicamente no es posible. Y las críticas históricas hacen referencia “eso que dicen que hay que hacer nadie lo ha hecho”. (Pérez, 1986). 7 115 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 116 tos normalmente expresados en un lenguaje demasiado técnico para audiencias especializadas y para su desarrollo se necesita como mínimo un semestre académico. Para tal efecto, se va a seguir muy de cerca los planteamientos de Alan F. Chalmers y Carlos Pérez. (Chalmers, 1982, pp. 235; Pérez, 1986, pp. 1-89.) También se van a considerar en algunas ocasiones los planteamientos de Brown (1983) y el conocido trabajo de Feyerabend (1975) 8. El método inductivo y sus limitaciones Para una mayor ampliación con respecto a las principales críticas de la inducción se puede consultar (Popper,1967. pp. 57-86 ). Existe un planteamiento tradicionalmente aceptado que se ha hecho hegemónico en diferentes esferas de la vida cotidiana y es aquel que le atribuye a la explicación científica un fundamento absoluto de los hechos experimentados. Es así como el inductivismo sostiene que los hechos son adquiridos a través de la observación de la realidad, la cual se constituye en un pilar fundamental en la construcción del conocimiento científico, donde a partir de una serie grande de <<enunciados observacionales particulares>>, repetidos en una amplia variedad de condiciones y/o circunstancias, se inducen <<enunciados de carácter universal>> aplicables a todos los lugares y en todos los tiempos, constituyéndose en leyes o teorías, de modo que a partir de un razonamiento lógico deductivo9, se pueden extraer diversas consecuencias que le sirven como predicciones y explicaciones. El primer principio de la explicación científica inductiva sostiene que a partir de una serie grande de (n) observaciones se puede inducir enunciados universales aplicables a diferentes circunstancias y tiempos. Tal argumento es muy difícil de justificar tanto lógica como históricamente. Lógicamente por8 Se prefieren los dos primeros por cuanto son textos de divulgación científica para una audiencia no necesariamente especializada, pero rigurosos en sus planteamientos. Esta consideración se hace teniendo en cuenta la principal audiencia en administración que, por lo general, no es especializada en estos campos que al parecer pueden resultar lejanos. 9 En su forma más sencilla un razonamiento lógico deductivo es de la forma: premisas: todos los hombres son mortales; Pedro es hombre; conclusión: Pedro es mortal. Es necesario precisar que una deducción lógica puede ser correcta aunque sus enunciados sean empíricamente falsos; por ejemplo, los perros tiene cinco patas, Pluto es mi perro; conclusión: Pluto tiene cinco patas. Lógicamente correcto empíricamente falso. Administración: ¿ciencia, técnica o ideología? que una inferencia inductiva con premisas verdaderas puede llevar a una conclusión falsa sin que esto implique una contradicción. Dicho de otro modo, por observar n veces un acontecimiento no se puede garantizar lógicamente que el siguiente va hacer el mismo; por ejemplo, al observar que diez cuervos son negros, puedo inducir que “Todos los cuervos son negros”. Se trata de una inferencia inductiva perfectamente lícita, pero no hay ninguna garantía lógica de que el siguiente cuervo sea negro y no sea gris. Si esto fuera así la conclusión sería falsa a partir de premisas verdaderas, lo cual lógicamente no es posible.10 Si se acude, por otra parte, a la experiencia para justificar que la inducción es el método de la ciencia, haciendo referencia a los “éxitos” de quienes han utilizado el método inductivo (argumento histórico) se cae en lo que se ha denominado el problema de la inducción: “no se puede utilizar la inducción para justificar la misma inducción” porque es un argumento circular. Ahora bien, otra consideración crítica a propósito de la inducción es lo relacionado con el gran número de observaciones: ¿qué se entiende por un gran número de observaciones?, ¿cuántas observaciones tiene que realizar una persona para concluir que el fuego quema? Un intento por salvar la propuesta inductivista está en recurrir a la probabilidad, formulando la inducción de ésta forma <<probablemente todos los cuervos son negros>>. Logrando así justificarse, pero sin superar el problema de la validez de la inducción porque se encuentra con una nueva dificultad cuando se trata de precisar el grado de probabilidad de un enunciado universal probabilístico; es decir, considerando que para llegar a lo probablemente universal se necesita un número finito de enunciados observacionales particulares, el mismo enunciado probablemente universal hace afirmaciones de un número infinito de enunciados particulares. La pregunta específica sería: ¿cuál es la probabilidad del enunciado universal <<probablemente todos los cisnes son blancos>>?, la respuesta es cero, pues al utilizar la misma teoría de la probabilidad: un número de enunciados finito dividido por un número de enunciados infinito siempre será cero, por más que se aumente la base observacional particular. Uno de los ejemplos normalmente utilizados para explicar coloquialmente que lógicamente no es posible inducir enunciados universales es el famoso Pavo inductivista de Bertrand Russell, que comentaré a mi manera. Existe un pavo que dice ser inductivista, entonces empieza a realizar diferentes observaciones sobre el horario de su alimentación, lo realiza en días lluviosos y cálidos, en diferentes circunstancias y tiempos, y después de una gran cantidad de observaciones induce: “Todos los días me alimentan a las nueve de la mañana”, hasta que un día la persona que lo alimenta se acerca a las nueve de la mañana y le tuerce el cuello. 10 117 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 118 Otra de las dificultades de la explicación científica inductiva es el papel protagónico que se le atribuye a la observación como base segura donde la ciencia comienza. En este sentido también se lo conoce en su versión extrema como positivismo, que literalmente quiere decir un hecho, puesto allí, independiente del observador. Pero lo que el inductivista no considera es que la observación no es tan desprevenida como se supone. Debido a que una observación está afectada por la experiencia, el conocimiento, las expectativas y el estado interno en general del observador; esto hace que muchas veces un mismo objeto observado por dos personas sea interpretado de manera diferente, como lo plantearía Popper: “toda observación está cargada de teoría”. Así la teoría, en un sentido amplio, juega un papel fundamental en el proceso del desarrollo del conocimiento científico, pero las teorías, al igual que sus enunciados observacionales, son falibles e incompletas y no constituyen una base segura sobre la cual se construye la ciencia. Éste sin duda alguna se constituye en uno de los puntos centrales del falsacionismo popperiano. El falsacionismo popperiano y el método hipotético deductivo experimental también es limitado 11 El punto de partida del método hipotético deductivo experimental está constituido, justamente, por algunas de las principales críticas al inductivismo. Así se considera por ejemplo que precedente a la observación directa de la realidad se presentan unas <<ideas previas>>, configuradas a partir de la educación del observador, los prejuicios, el contexto sociocultural, etc.; estas consideraciones de orden subjetivo inciden en la observación. Si antes se decía: “no especule, aténgase a los hechos” ahora se dice “especule, pero pruébelo”, y lo probado son las denominadas “hipótesis”, que en su conceptualización más amplia son “ ideas sobre la realidad sin todavía ser probadas”. Pero ¿qué implica la prueba de una hipótesis?, ¿acaso es la constatación experimental? Sobre este particular es necesario tener presente una distinción lógica entre enunciado y hecho. Los enunciados son elaboraciones conceptuales que se realizan sobre los hechos, y en ese sentido pueden ser confrontados Para una mayor ampliación con respecto a los principales planteamientos por tratar del falsacionismo popperiano se puede consultar el libro de Popper, El desarrollo del conocimiento científico: conjeturas y refutaciones, Buenos Aires,1973, pp. 27-47. 11 Administración: ¿ciencia, técnica o ideología? en términos de su veracidad o falsedad. Los hechos como tales no son ni verdaderos ni falsos, sino que ocurren o no ocurren. Ahora bien, las hipótesis en cuanto hipótesis no se pueden probar porque normalmente están escritas como enunciados; lo que se prueba son los enunciados particulares de las hipótesis generales, que puedan ser confrontados con los hechos. Ahora bien, atendiendo a la crítica de la justificación lógica resulta imposible probar enunciados universales a partir de enunciados particulares. Así, por ejemplo, frente a un enunciado como “el cobre es conductor de la electricidad” implicaría verificar en todo el cobre del universo para que empíricamente quede probado. Por más que se consideren probados empíricamente enunciados particulares nunca van a probarse los enunciados universales por las limitaciones de orden lógico e histórico que se consideró contra el inductivismo, frente al cual el método hipotético deductivo quiere ser una mejor opción. En este sentido, Popper introduce el concepto de falsación. Si bien no se puede probar un enunciado universal, si se puede falsear, utilizando lo que se ha denominado la “asimetría lógica entre verificación y falsación”. que se puede explicar con el siguiente ejemplo del Carlos Pérez (1986, p. 70). Una premisa de la forma (p entonces q). El ponendo ponens (afirmando afirma) sería: 1) si es colombiano (p) es bueno (q); ahora afirmo categóricamente (q): 2) es colombiano; conclusión: 3) es bueno. Así, afirmando (p) puedo afirmar (q); el tolendo tolens (negando niega) es lo contrario, negando (q) puedo negar (p). En el mismo ejemplo: 1) si es colombiano (p) es bueno (q); niego categóricamente (q): 2) no es bueno; conclusión: 3) no es colombiano. Así, el planteamiento de Popper es muy similar al tollendo tollens. Para entender aún más el problema de la verificación a diferencia de la falsación es necesario considerar un tercer caso siguiendo el mismo ejemplo. 1) a) si es colombiano (p) es bueno (q); afirmo (q): 2) es bueno; conclusión: 3) ¿es colombiano? Afirmar que es colombiano es una falacia porque también puede ser venezolano, chileno, alemán. etcétera. En efecto, el falsacionismo popperiano introduce como criterio demarcatorio para que una hipótesis de una teoría sea considerada como científica <<la falsabilidad>>; es decir que se pueda confrontar con la realidad del mundo que trata de explicar; “una buena teoría o ley científica es falsable justamente porque hace afirmaciones definidas acerca del mundo”, cuanto más falsable sea una teoría tanto mejor es siempre y cuando no sea refutada. Las teorías pseudocientíficas son aquellas que tienen mecanismos para evitar la refutación. Lo 119 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 120 importante no es constatar si todos los cisnes son blancos, labor entre otras cosas imposible, sino encontrar un cisne negro para falsarla. La ciencia nunca es verdadera porque siempre es hipotética, conjetural, sometida a la falsabilidad y la refutabilidad a partir del ensayo y el error. A diferencia del inductivismo que le da especial importancia a la “lógica del descubrimiento”, donde a partir de un no saber se pasa a descubrir algo y encontrar el conocimiento. El falsacionismo le da especial importancia a la “lógica de justificación”: a partir de varios conocimientos posibles es necesario escoger el conocimiento más científico, que en términos del falsacionista sería aquel que resulte más falsable y resista más. Así, el contexto histórico donde se obtiene la evidencia resulta fundamental. No obstante, el falsacionismo se encuentra frente a una serie de limitaciones y contradicciones. Por lo expuesto, se puede decir que en la ciencia no existen enunciados observacionales completamente seguros. Entonces ¿cómo se pretende refutar una teoría a partir de un enunciado observacional?, ¿cuál es el privilegio para que un enunciado observacional pueda falsear y no pueda ser falseado a la vez?, ¿cuánto tiene que durar en el tiempo para falsear un enunciado, Acaso no puede resultar falso a la luz de los posteriores progresos? Lo anterior desencadenaría una actitud defensiva y hasta dogmática, lo cual era uno de los objetivos que quería superar el falsacionismo: “Critique sus hipótesis, no las defienda, sométalas a falsación.” Lo anterior resulta crítico para el falsacionismo porque no considera la diferencia entre singular, particular, general y universal que los lingüistas normalmente si tienen en cuenta; los conceptos de particular y general no son tan difíciles como los de singular y universal. Por tanto, sólo se hará referencia a los tres primeros, dado el propósito y las limitaciones de espacio en el presente artículo. ¿Qué diferencia hay entre enunciado singular y particular? La diferencia está en que puede haber enunciado particular más no singular, por cuanto lo singular hace referencia a lo absoluto en el espacio, el tiempo y la materia. El aquí, el ahora y el éste: Aquí está esta mesa. El ahora es momentáneo, es producto de varias horas, es totalmente continuo. El aquí y el éste sucede igual; es muy difícil que dos cosas sean lo mismo en diferente momento. Ya decía Heráclito: “Todo fluye, nada permanece”. El éste sólo es posible gracias a la retentiva y la memoria, que siempre va a ser limitada para captar toda la transformación en la materia y el espacio de los fenómenos que observamos. De esta forma, las cosas, lo particular está constituido de infinitos momentos singulares Administración: ¿ciencia, técnica o ideología? absolutos, que son capturados por la observación, la memoria y el lenguaje; es decir, el lenguaje sólo puede expresar lo particular más no lo singular; lo general (universal) es la colección de particulares. Ahora bien, Popper sostiene que a partir de enunciados observacionales singulares se pueden falsear enunciados generales (universales). Pero un enunciado particular es producto de una inferencia inductiva de muchos singulares absolutos y, por tanto, no garantiza lógicamente su certeza porque los juicios inductivos no pueden ser lógicamente justificables y, por tanto, también se pueden falsear desencadenando así una actitud totalmente defensiva y hasta dogmática porque la falsación de la falsación también se puede falsear (Pérez, 1986, pp.89- 98). Otras críticas son más de tipo histórico y sostienen que si se hubiese aplicado el falsacionismo las mejores ejemplos de teorías no hubiesen podido ser desarrolladas porque habrían sido rechazadas en su infancia. Igualmente, cuestionan que la realidad científica es mucho más compleja que la situación de los famosos cisnes blancos a pesar de ser utilizados por efectos pedagógicos, pero refutar un enunciado observacional es mucho más complejo porque en la ciencia normalmente se presentan redes de relaciones en la construcción teórica y con falsear un enunciado no es suficiente para refutar una teoría. Así, la denominada filosofía historicista de la ciencia introduce otros elementos críticos al falsacionismo popperiano y va un poco más allá a partir del análisis histórico y social de la ciencia. La filosofía historicista y algunas consideraciones con respecto al método A partir de un análisis histórico-social de la ciencia, Thomas Kuhn sostiene que si bien los falseadores potenciales se dan, éstos no son más que “anomalías”; es decir, problemas que “un paradigma” no puede resolver, pero no por eso se lo abandona. Para él, la estructura del desarrollo de la ciencia es mucho más complejo y se da a partir de las denominadas “revoluciones científicas” donde –a diferencia de Popper– ya no se trata del investigador individual frente a un problema, sino de una comunidad científica frente a una problemática. En una primera fase llamada “pre-paradigmática”, la investigación en una determinada área de conocimiento es totalmente inconexa y heterogénea. No 121 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 122 existe acuerdo sobre aspectos fundamentales básicos; por lo tanto, es un conocimiento pre-científico porque no hay un paradigma. Fruto de la actividad investigativa de este período empieza a triunfar una línea de conocimiento sobre las demás, en la medida en que resuelve problemas que las otras no pueden resolver. Se empieza a lograr así un consenso entre la comunidad de investigadores. Se presenta entonces un período denominado “ciencia normal” porque triunfa “un paradigma”12 alrededor del cual se constituye una comunidad científica cuyos miembros comparten una percepción del mundo y una serie de valores, creencias, para resolver “enigmas” que el paradigma les determina. Pero a medida que las cosas avanzan se empiezan a presentar una serie de “anomalías”; es decir, problemas que no pueden resolver, pero no por eso se abandona el paradigma, sino que continúa. En principio, los investigadores tratan de resolver enigmas y disminuir al máximo el número de anomalías. Cuando el número de anomalías es lo suficientemente grande y graves para el paradigma se presenta un “período de crisis”. Entonces se apodera de la comunidad científica una desconfianza generalizada constituyéndose así una “revolución científica”. La ciencia avanzaría así: 1) período pre-paradigmático, 2) ciencia normal, 3) crisis, 4) revoluciones científicas (ciencia extraordinaria), 6) ciencia normal. Los grandes avances de la ciencia, según Kuhn, se presentan a partir de rupturas radicales, verdaderas revoluciones científicas que marcan una discontinuidad en la ciencia, porque una vez triunfe un nuevo paradigma resulta “inconmensurable” con el anterior; es decir, no se puede comparar para decir cuál es mejor porque tienen percepciones del mundo totalmente distintas y, por tanto, conceptos y categorías de análisis, lo cual –según Pérez– contradice el concepto de progreso en Kuhn que señala que la ciencia cambia, pero no progresa. El progreso acumulativo como el popperiano es posible únicamente en períodos de ciencia normal. Con respecto al método, es necesario precisar que si bien un grupo de investigadores están frente a un mismo paradigma no utilizan Es necesario considerar que en principio Thomas Kuhn utiliza el significado de paradigma de diferentes maneras y en la Posdata del 69 decide cambiarlo por el de “matriz disciplinar”, preferimos utilizar el de paradigma, el cual ha sido el de más amplia aceptación y es definido como un concepto circular con el de comunidad científica. “Un paradigma son las creencias, valores, instrumentos, que comparten los miembros de una comunidad científica. Y una comunidad científica son los miembros que comparten un paradigma” (véase Kuhn La estructura de las revoluciones científicas, 1975, pp. 268-278). 12 Administración: ¿ciencia, técnica o ideología? todos ellos las mismas herramientas ni las mismas estrategias para resolver los diferentes problemas, tema que desarrollará más detalladamente Lakatos. Irme Lakatos, considerando las críticas de que fueron objeto las posturas kuhnianas y popperianas sobre la ciencia, introduce la noción de “programas de investigación científica”, los cuales son un conjunto de varias teorías con una compleja interacción, caracterizados por tener un “centro firme”, algo así como un núcleo central, donde se establecen los fundamentos, los supuestos y las condiciones básicas del programa de investigación, el cual consta también de un “cinturón protector” que, como su nombre lo indica, consta de una serie de hipótesis auxiliares para defender el “ centro firme” de las anomalías que se hacen presentes desde el surgimiento del programa. Lo importante por resaltar –dado el propósito del escrito– es la “heurística potencial”, que en términos generales hace referencia al conjunto de mecanismos, técnicas, métodos (en plural) para resolver de manera espontánea y no prescriptiva los problemas científicos que traten de refutar el cinturón protector; la heurística también puede ser negativa en el sentido de señalar cuáles reglas se deben evitar. Se considera también que no existe un sólo programa de investigación científica, sino varios a la vez, los cuales son conmensurables porque son parte de una misma visión de mundo y, por tanto, se pueden comparar, prefiriéndose aquellos que tengan mayor capacidad de anticipación sobre fenómenos por ocurrir. Serán científicos aquellos que permitan descubrir nuevos fenómenos y posibiliten un programa para desarrollar investigación futura. Pero, sin duda alguna, será Paul Feyerabend, un filósofo irreverente y polémico, quien llevará hasta sus últimas consecuencias los principales planteamientos kunhianos sobre la ciencia. En uno de sus trabajos, Tratado contra el método: esquema de una teoría anarquista del conocimiento, arremete duramente contra el método científico. Sostiene que en la ciencia ninguna propuesta metodológica ha resistido las críticas que se le han hecho. Así, no ha sido posible establecer un método en la ciencia. En palabras de Feyerabend: “No hay una sola regla por plausible que sea y por firmemente basada que esté en la epistemología, que no se infrinja en una ocasión o en otra” (Feyerabend, 1981, p.7). Se propone una especie de libertad metodológica, en el sentido de no restringir la investigación a la utilización de un determinado método. “Toda metodología tiene sus limitaciones y la única <<regla>> que queda en pie es la de que <<todo vale>>” (Feyerabend, 1981, p. 295). Este autor plantea un pluralismo 123 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 124 epistemológico donde la ciencia es una forma de conocer entre otras posibles, pero no superior a las demás (el mito, el arte, etc.) porque son inconmensurables entre sí; en este sentido no debería haber conocimientos privilegiados, como lo es la ciencia en la sociedad moderna, pues se convertiría en una ideología como fue la religión en otras épocas.13 Un problema adicional: La complejidad de lo humano social Finalmente es necesario mencionar, aunque brevemente, algunos argumentos ampliamente conocidos sobre el llamado debate del “naturalismo”. Los fenómenos humanos, a diferencia de los naturales, no son determinísticos porque están normalmente acompañados por la decisión humana, muy difícil de predecir. Además, las personas, a diferencia de las piedras u otros objetos, hablan, expresan sentimientos, valores y, por tanto, su forma de aproximación debe ser distinta porque no permiten una manipulación directa en laboratorios como sí lo permiten los objetos de estudio de las denominadas ciencias naturales. Así, cualquier método universal en términos prescriptivos siempre va a ser reduccionista y simplificante de lo social porque termina cosificando, reduciendo, mutilando el pensamiento y la realidad. Fruto de la lógica cartesiana es el imaginario de separar y fragmentar para luego explicar. Ésta es la angustia a la que se enfrenta cuando se trata de unir en el conocimiento aquello que lo aparentemente racional separó. El método en la administración Por lo expuesto frente al problema del método y la demarcación en la ciencia se puede concluir que no se ha logrado encontrar un método de la ciencia lógicamente consistente y unánimemente aceptable, que haya resistido las críticas tanto históricas como lógicas, y mantenga su pretensión inicial de encontrar Frente a estos planteamientos que resulta fuertemente polémicos sobre todo para los más racionalistas, consideramos que la ciencia en su dimensión interna tiene su propia racionalidad, que no está en el método, pero en su dimensión externa y social el uso que se le da es ideológico. 13 Administración: ¿ciencia, técnica o ideología? una serie de reglas y enunciados para llegar a la verdad de los hechos. La administración, por el sólo hecho de adoptar y seguir un método, asume que sus explicaciones adquieren el estatus de científicas; ésta es una ilusión que ha estado presente, sin querer aceptar la existencia de una serie de obstáculos y problemas que se dan para llegar a tan ansiado anhelo. El método, en el mejor de los casos sistematiza, administra, organiza, ordena, pero no necesariamente produce conocimiento verdadero. El sólo hecho que una determinada disciplina utilice el método científico no la convierte por “obra y magia” en científica. En ese sentido, el método, cuando se utiliza, se convierte en un instrumento capaz de legitimar ciertas áreas de conocimiento para hacerlas aparecer como científicas. Es así como la administración, al utilizar un “método” supuestamente denominado “científico” y enseñarse en la institución científica de la humanidad, como lo es la universidad, se ha convertido en el vehículo ideológico refinado de la formación social capitalista donde se legitima el pensamiento de la elite social dominante. La anterior conclusión resulta evidente con sólo leer a Peter Drucker, llamado padre de la administración moderna, o escuchar a los famosos “gurús” de la administración, especie de sacerdotes, que predican las denominadas “modas” administrativas, o constatando históricamente la creación de las primeras escuelas de administración en América Latina, en pleno contexto de “guerra fría”, financiadas por el Banco Mundial y normalmente asesoradas por misiones norteamericanas, que no son canadienses ni mexicanas. Lo sorprendente está en aquellos que piensan que por utilizar el método científico están superando la ideología en la administración, pues ingenuamente están utilizando el transporte de la ciencia como ideología: ¿cuántas tesis en administración no dicen, concluyen y recomiendan prácticamente lo mismo? ¿Acaso lo único que cambia no es el referente de la empresa y su historia? ¿Cuántos planes de desarrollo estratégico muy bien formulados metodológicamente se quedan adornando los estantes de las bibliotecas? ¿ Cuántas veces se aceptan y se utilizan los estudios presentados supuestamente “científicamente” en las empresas con muchas estadísticas, curvas, etc. para realizar reestructuraciones y cambios en las organizaciones que casi siempre responden a los interés ocultos –no explícitos– de los dueños de la empresa con catastróficas consecuencias vitales para quienes laboran en ella. Desde el mismo Taylor con su famosa Administración científica se puede empezar a contestar las anteriores preguntas. Como lo expresa Alan F. Chalmers: 125 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa El falso supuesto de que hay un método científico universal al que deberían ajustarse todas las formas de conocimiento desempeña un papel perjudicial en nuestra sociedad aquí y ahora, especialmente a la luz del hecho de que la versión del método científico a la que normalmente se recurre es una tosca versión empirista o inductivista. Esto es 126 especialmente aplicable al campo de la teoría social, en el que se defienden en nombre de la ciencia teorías que sirven para manipular aspectos de nuestra sociedad a un nivel superficial (investigación de mercado, psicología conductista) en lugar de servir para comprenderla y ayudarnos a cambiarla a un nivel más profundo (Chalmers,1982, pp. 197-198). ¿Cuál es entonces la finalidad de la administración? Es necesario precisar que no se trata de la finalidad de determinados intereses de personas, como los dueños de la empresa, que a estas alturas del desarrollo capitalista ya se sabe perfectamente cuáles son, o la de los empleados. No, la pregunta va más allá, ¿cuál es el interés cognoscitivo que debe orientar la finalidad de la administración como área de conocimiento ? o ¿acepta y se resigna a ser simplemente una forma ideológica de legitimar ciertos intereses? Si se opta por la primera es necesario repensar teleológicamente la administración para ver la luz que tal vez ilumine la caverna; por lo tanto, se van a explorar las anteriores preguntas a partir de Habermas para al menos dejar indicado algunos caminos que, por razones de espacio, se ampliarán y desarrollarán en otra oportunidad. 3. Hacia un repensar teleológico de la administración: la búsqueda La primera línea de la metafísica aristotélica señala que <<todos los hombres por naturaleza tienen deseo de conocer>>; pero tal conocimiento no se lo puede ver ajeno a ninguna finalidad, sea cual sea, desde el puramente teórico y contemplativo, hasta el más práctico; por lo tanto, la administración como área de conocimiento no está ajena de tal consideración. Es válido preguntarse entonces: ¿cuál es el interés cognitivo que debe orientar el conocimiento administrativo? Administración: ¿ciencia, técnica o ideología? Conocimiento e interés: fundamentos conceptuales Desde la perspectiva habermasiana de los intereses cognitivos,14 los puntos de vista específicos desde los que aprendemos la realidad (estrategias cognoscitivas) tienen su base en la historia natural de la especie humana y están fuertemente ligados a los imperativos de la <<forma sociocultural de vida>>. Así, utilizando como criterio de clasificación, no los objetos, ni el método de la ciencia, sino más bien los intereses noéticos y políticos que respaldan las diferentes prácticas científicas se proponen tres tipos de ciencias, que tienen una finalidad y sobre todo un interés cognitivo específico, los cuales orientan y se constituyen como telón de fondo de los diferentes procesos de investigación, agrupados bajo tres tipos de ciencias (véase cuadro 2): 1. Las de la naturaleza y sociales, agrupadas con el término de ciencias <<empírico analíticas>> han tenido como finalidad la producción de un conocimiento nomológico, cuyo interés cognitivo es el técnico, por estar orientadas a la dominación y el control de la naturaleza, el hombre y la sociedad. 2. Las ciencias <<histórico-hermenéuticas>>, como las humanidades y las histórico-sociales, que tienen como finalidad la comprensión interpretativa de las configuraciones simbólicas y cuyo interés cognitivo es el práctico porque están orientadas a la comprensión del sentido y la orientación de la acción humana y del proceso histórico-social para el aseguramiento y expansión de las posibilidades de entendimiento mutuo y de autoentendimiento en la organización de la propia vida. 3. Las ciencias <<crítico sociales>>: el psicoanálisis, la filosofía como disciplina reflexiva y crítica, que tienen como finalidad la teoría social crítica, cuyo interés cognitivo sería el emancipatorio porque estarían orientadas a la libertad y la organización del todo social, de tal manera que permita la realización del hombre social. Se hace referencia específica a una de las principales obras de Habermas (1982) y también se tiene una gran deuda para este análisis con la magistral interpretación que realiza McCarthy (1978, pp. 75-115). 14 127 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa Cuadro 2. Conocimiento e interés Procesos de investigación 128 Finalidades Interés cognitivo Ciencias empírico Producción de un conoci- Técnico: Orientado a la dominación y analíticas miento nomológico el control de la naturaleza, el hombre y la sociedad. Ciencias histórico Comprensión interpretati- Práctico: Comprensión del sentido y hermenéuticas y va de las configuraciones la orientación de la acción humana sociales simbólicas y del proceso histórico social, para el aseguramiento y expansión de las posibilidades de entendimiento mutuo y autoentendimiento en la organización de la propia vida. Ciencias crítico-sociales (Psicoanálisis, filosofía) La teoría social crítica Emancipatorio: Estarían orientadas a la libertad y la organización del todo social, de tal manera que permita la realización del hombre social. Fuente: Habermas (1968). Es importante de resaltar, más allá del sistema y los criterios clasificatorios, que al absolutizarse o establecerse el predominio de uno de los intereses cognitivos sobre los otros resultan los tipos de sociedad y el sistema general del conocimiento. En la sociedad actual, por ejemplo, dominaría el interés empírico analítico impidiendo los otros dos y dando como resultado la sociedad positivista y tecnocrática. Es así como desde la formas más elementales de supervivencia frente a la naturaleza, hasta el desarrollo de una industria de base tecnológica –pasando por los oficios organizados y las profesiones técnicas– tales procesos se han presentado bajo un intercambio material con la naturaleza, que ha tenido lugar en estructuras del trabajo social dependientes de un conocimiento, caracterizado por la predicción, el control y la dominación de los sucesos que acaecen en el entorno natural y social, y como tal, la investigación empírico analítica ha tenido por objeto la producción de un saber técnicamente explotable que revela la realidad desde el punto de vista del posible control técnico sobre procesos <<objetivados>>. Administración: ¿ciencia, técnica o ideología? La finalidad de la administración: de lo empírico-analítico a lo histórico-hermenéutico Por lo expuesto, se puede concluir fácilmente que la orientación y el desarrollo de la administración han estado dominados por la finalidad de las ciencias <<empírico analíticas>>. Así, por ejemplo, el discurso administrativo surge como un proceso de conocimiento encaminado a asegurar el control sobre la <<objetivización>> del proceso de trabajo, del cual el taylorismo es el mejor representante. Dicho discurso se empezó a impartir a principios de siglo en instituciones universitarias norteamericanas en el posgrado, que tras la masificación del sistema titular, se expandió hacia las instituciones universitarias de gran parte del mundo, especialmente las latinoamericanas, constituyéndose en un vehículo ideológico potente para legitimar la formación social capitalista. De este modo la investigación en administración, bajo la orientación y finalidad empírico-analítica se ha quedado simplemente en un nivel de estudio procedimental con un enfoque muy instrumental, limitándose a describir las funciones del actuar administrativo que giran en torno al planear, organizar, dirigir y controlar o, en el mejor de los casos, estudiando aspectos especializados de las organizaciones (como la aplicación de técnicas para el mercadeo, las finanzas, los recursos humanos, la producción). Así, el método de investigación utilizado por la propiedad capitalista, termina en lo que se ha denominado irónicamente como “investigación de juguete sobre problemas de juguete”. Con tal orientación el conocimiento administrativo no puede llegar a tener <<el tipo de avance>> que tanto reclama su medio, y no sería menester de una institución universitaria, consagrada por siglos al desarrollo del conocimiento, albergar a facultades que se asemejan más a politécnicos que a verdaderas facultades universitarias. Ahora bien, lo problemático para la administración es que al tratar con los valores humanos y sociales de las personas que en esencia constituyen una organización social no puede captar bajo el marco de referencia de la ciencias empírico-analíticas las <<interacciones simbólicas>> de las estructuras de comunicación de las personas que interactúan en la organización. En efecto, la dimensión en la que se discute y se llegan a aceptar los programas de cambio por los diferentes actores y/o estructuras de poder en la organización; por ejemplo, es la dimensión de la <<interacción simbólica>>, la cual 129 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 130 no es idéntica ni reductible a la <<acción instrumental>> de la ciencia empírico analítica. La racionalidad del discurso sobre la adecuación de convenciones no es la racionalidad de las operaciones efectuadas sobre procesos objetivados, pues ella implica la interpretación de conceptos, fines, valores y de razones. Por lo tanto, el conocimiento objetivo producido bajo el marco de la investigación empírico analítica en administración no es nada sin un conocimiento en forma de entendimiento intersubjetivo. El marco de referencia de significados y valores es algo que se da por supuesto en las ciencias empírico analíticas. El contexto cultural de la vida, del que la comunicación científica es solo un elemento, pertenece no al ámbito de las ciencias de la naturaleza sino al ámbito de las disciplinas de la cultura. Es preciso, por lo tanto, hacer una distinción epistemológica entre ámbitos de investigación, pues mientras en las ciencias empírico analíticas el investigador se encuentra frente a cuerpos en movimiento y con sucesos y procesos susceptibles de ser explicados causalmente (incluyendo las personas); en las disciplinas de la cultura se encuentra con sujetos que hablan y actúan con manifestaciones y acciones susceptibles de ser comprendidas. Las disciplinas del espíritu se desarrollan en los ámbitos de actividad profesional que exigen <<prudencia práctica>> –como el gobierno de las personas– y no de aquellos tipos de actividad que se requieren de un saber técnico, –como la administración de las cosas–. Por lo cual, la finalidad y los intereses de la investigación hermeneútica son, según Habermas, fundamentalmente distintos de la lógica a la que obedece la investigación en la ciencia empírico analítica. En palabras de Habermas: Las ciencias empírico-analíticas exploran la realidad en la medida en que ésta aparece en la esfera funcional de la actividad instrumental, por eso los enunciados nomológicos sobre este ámbito objetual apuntan por su propio sentido inmanente a un determinado contexto de aplicación; aprehenden la realidad con vistas a una manipulación técnica, posible siempre y en cualquier parte bajo condiciones específicas. Las ciencias hermenéuticas no alumbran la realidad desde un punto de vista trascendental distinto, sino que se dirigen más bien a la estructura trascendental de las diversas formas fácticas de vida, en cuyo interior la realidad viene interpretada de forma diversa, según las gramáticas de la concepción del mundo y de la acción : de ahí que los enunciados hermenéuticos sobre tales estructuras apunten por su propio sentido inmanente Administración: ¿ciencia, técnica o ideología? a su correspondiente contexto de aplicación –aprehenden interpretaciones de la realidad con vistas a la intersubjetividad `posible (para una situación hermenéutica de partida dada) de un acuerdo orientador de la acción- (Habermas, 1990, pp. 198-199) Por lo tanto, la administración debe constituirse como disciplina históricohermenéutica, rescatando y revalorizando la comprensión interpretativa de las configuraciones simbólicas de las personas y de los grupos que interactúan en una organización social para reorientar la acción administrativa con prudencia práctica y empezar a repensar sus fundamentos como área de conocimiento. Referencias Aktouf, O. (1989). La administración entre la tradición y la renovación, 1996 para la primera edición en español, Cali: Universidad del Valle. Blanché, R. (1973). La epistemología, Barcelona: Oikos-Tau. Brown, Harold (1983). La nueva filosofía de la ciencia, Madrid: Tecnos. Chalmers, A. (1982). ¿Qué es esa cosa llamada ciencia?, Madrid: Siglo Veintiuno. Feyerabend, P (1981). Tratado contra el método. Esquema de una teoría anarquista del conocimiento, Madrid: Tecnos. Foucault, M. (1970). La arqueología del saber, México: Siglo XXI. Habermas J. (1968). Conocimiento e Interés, Buenos Aires: Taurus (1990 para la primera edición en español). Kliksberg, B. (1973). Del taylorismo a la moderna teoría de la administración, Buenos Aires: Ediciones Depalma. Kuhn, T. (1975). La estructura de las revoluciones científicas, México. Fondo de Cultura Económica. Lyotard, J. (1986). La postmodernidad. (Explicada a los niños), Barcelona: Gedisa. Mardones, J. (1982). 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(1984). “El estatus científico de la investigación en gerencia como ciencia social con orientación práctica”, Cuadernos de Administración, Universidad del Valle, traducción del inglés por Bernardo Barona, 14, 5-25. 6 Mary Parker Follett y la función directiva Mary Parker Follett and the Management Role José Luis Arias Negrete* Resumen Este capítulo tiene como objetivo mostrar las ideas de Mary Parker Follett como una alternativa a las propuestas administrativas predominantes relacionadas con el trabajo y el trabajador, especialmente en relación con aquella actividad orientada a lograr el ajuste entre el personal y los recursos de una organización, es decir, la dirección, que no puede concebirse únicamente como un cúmulo de técnicas y de prescripciones. Si verdaderamente se quiere tener un avance en el estudio y entendimiento de la dirección es necesario que ésta no se limite a la aplicación de técnicas para el control de personal, sino entender la relación hombre-organización, dualidad por demás importante cuando la organización, como creación del ser humano, se convierte en un lugar en el que éste descarga su condición. Palabras clave: dirección, función, colaboradores, control. Abstract This chapter aims to show Mary Parker Follett’s ideas as an alternative to the predominating management proposals regarding work and worker, especially in relation to that activity oriented towards achieving the adjustment between personnel and resources of an organization, that is, management, which cannot be conceived only as an accumulation of techniques and prescriptions. If an advance in the study and comprehension of management is truly wanted, it will be necessary that it is not limited to applying techniques for controlling personnel, but understanding the man-organization relationship. This duality is of paramount importance when the organization, as a creation of human beings, becomes a place where they release their condition. Keywords: management, function, collaborators, control. * Estudiante del Doctorado en Ciencias de la Administración, Universidad Nacional Autónoma de México. Correo electrónico: jl_arias05@yahoo.com.mx Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 134 El interés por el estudio de la dirección es relativamente reciente, debido que se desarrolla a la par con el surgimiento de la industria, de la empresa, aunque es en Grecia, en las obras de Platón (2000) y Aristóteles (1995), donde se evidencia la preocupación del hombre por los asuntos del hombre, de cómo éste ha de conducirse, de gobernarse y gobernar a los demás. En palabras de Silva (1987, 2006), la insuficiencia del ser humano, como ser comunitario por naturaleza, con sus actos se hace y hace a la comunidad. Las concepciones de dirección las podemos encontrar en autores clásicos en administración como Fayol (1969), quien la considera una función administrativa, y la define como hacer funcionar al personal; para este autor la mayoría de los principios de administración son principios de dirección. Para Koontz y O´Donell (1961) la dirección tiene que ver con aquellas actividades relacionadas con la supervisión y guía de los subordinados. Terry (1983) define a la dirección como un proceso para influir en las acciones de un grupo organizado para fijar y alcanzar objetivos. En cambio McGregor (1986) considera que la dirección es una actividad que consiste en lograr que las cosas se hagan a través de otros individuos. Por su parte, Certo (2001), quien la llama influencia, la define como la orientación de las actividades del personal hacia las direcciones apropiadas (aquellas que conducen al logro de los objetivos del sistema administrativo), además menciona que la influencia debe centrarse en el personal como ser humano. De acuerdo con las definiciones anteriores, en la dirección de personal se encuentra implícito el lograr un cambio de conducta en los colaboradores; es decir, lograr que se haga lo que el directivo pretende, lo cual implica control sobre una persona. Entonces, a través de la dirección se trabaja con los individuos en coordinación con recursos materiales y financieros para lograr los objetivos de la organización, lo cual implica influirlos e inducirlos hacia una meta. Por tanto, el término dirección –entendido como regir, como gobernar a los demás– no puede separarse del autogobierno; el dirigente tiene que saberse gobernar a sí mismo –como señala Platón (2000) en La República– para gobernar adecuadamente a los demás, dada la influencia que ejerce. Es así como al hablar de dirección nos lleva a considerar necesariamente al ser humano y la idea que se tenga de éste, aunque esta consideración ya traiga implícita una complicación importante: el entendimiento de un ser complejo en extremo. Por tanto, la idea que se tenga del trabajador y la manera de hacer frente a las distintas situaciones dentro de la organización son elementos fundamentales que influyen en la forma en que un directivo llevará a cabo su tarea Mary Parker Follett y la función directiva de dirección, sin olvidar las ideas que, de alguna manera, predominan en un tiempo y espacio con respecto a la dirección. Con pretensiones utilitarias, los estudios de la dirección se han enfocado, principalmente, en proporcionar herramientas de ejecución para que ésta se realice de la “mejor forma” a través del control efectivo de las personas, herramientas que son propuestas después de haber estudiado a una muestra “significativa” de directivos “exitosos” y listas para ser reproducidas por otros directivos. La importancia de dichas aportaciones es innegable por sus particularidades, sin embargo, se requiere entender realmente la naturaleza del fenómeno de la dirección, y no solamente en el aspecto de cómo desarrollar las mejores prácticas. Koontz y O´Donell (1961) señalan que la función es la acción natural o característica de una cosa; por tanto, la función directiva es aquella que se lleva a cabo por los dirigentes como tales. Cabría hacer la distinción entre técnica y función de dirección, la función es algo que el directivo hace de una manera característica, mientras que la técnica es la manera en que se lleva a cabo la función, a través del uso de herramientas. Como tal, la función del dirigente tiende a ser universal y común, pero tanto en la función como en la técnica cada directivo imprime su peculiaridad, las hace particulares. Por el lugar que los directivos ocupan dentro una organización y el papel que desempeñan se asigna mucha importancia a su capacidad para predecir y controlar la conducta de las personas a su cargo y con ello cumplir con los objetivos establecidos, objetivos que, en esencia, se relacionan con aspectos de productividad y con mantener ajustados armónicamente a los recursos de la organización y al personal a través de su guía. Es importante señalar que la extrema importancia que se ha asignado a los directivos no ha quedado dentro de las empresas, se ha llegado al extremo de que sean éstos quienes guíen o determinen el rumbo de la sociedad. Dada la importancia y el interés por el estudio de la actividad directiva se requiere el análisis de aportaciones que no simplifiquen y banalicen a este fenómeno organizacional. Minztberg (1991) pone en duda la prescripción en un fenómeno tan complejo como la dirección, cuando no se tiene una comprensión profunda del mismo, en el que una descripción enriquecida es más apropiada que una “receta”. En este escrito se tiene como referencia principal a Mary Parker Follett, estudiosa de la administración, cuya característica principal es tener una concepción distinta a las ideas predominantes de sus tiempos, principalmente en 135 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 136 relación con el trabajador y el trabajo, y porque en nuestros días sigue brindando elementos importantes en la comprensión del fenómeno de la dirección, así como los elementos asociados al comportamiento del individuo dentro de la organización y los elementos que lo determinan. Por otro lado, sus ideas son un medio para reflexionar sobre las relaciones que se dan entre quien se encuentra al frente de los equipos de trabajo y sus colaboradores, y todo lo que ello conlleva. Mary Parker fue una mujer visionaria que se anticipó al futuro en relación con los fenómenos organizacionales; sus aportaciones son tan acertadas que sería difícil pensar que hay una falta de vigencia en sus ideas, lo cual se debe a que siempre consideró los elementos sustanciales, aquellos que son, principalmente, inherentes a la naturaleza del ser humano. Sus propuestas no son “modas”, que se caracterizan siempre por su rápida aparición y efímera permanencia, como las recetas y las soluciones prontas que se suceden entre sí de manera acelerada, mismas que consideran sólo aquello que encuadra con la ideología y que cuenta con el favor de los medios comerciales; además, puede verse cómo a partir de 1960 tantas técnicas y herramientas administrativas se han venido abajo (Aktouf, 1998), dichas herramientas se han enfocado principalmente en la maximización de utilidades, aunque, por muchas razones, la obtención de utilidades es uno de los objetivos más importantes para las empresas, pero se vuelve peligrosa cuando se hace de manera desmedida. Uno de los dilemas existentes es que mientras la empresa busca maximizar sus utilidades, el trabajador busca maximizar su bienestar, esta diferencia se convierte en un problema fundamental cuando se plantea su solución; sin embargo, aunque se hagan evidentes estos objetivos contrapuestos dentro de las organizaciones se plantean y promueven objetivos comunes, mismos que pretenden que tanto los trabajadores como la organización se beneficien. Simon (1997), en este sentido, señala que el objetivo de una organización es objetivo de todos los que en ésta participan: trabajadores, empresarios, clientes, y a través de las actividades organizativas se satisfacen los móviles personales de éstos; debido a esto, se puede inferir que es común la “lucha” de intereses y se haga necesaria la conciliación. Mary Parker (1997) propone una integración de los intereses: el comportamiento de los integrantes de una organización pueden rebasar los aspectos de la moral cuando se anteponen los intereses personales. La dinámica de los procesos de grupo, así como la psicología en las relaciones humanas son temas que interesan a Mary Parker; esta estudiosa va más allá Mary Parker Follett y la función directiva de propuestas para la solución de conflictos, tanto entre individuos como entre grupos; sostiene que no hay que temer a las diferencias porque temerles es temer a la vida misma; recomienda no suprimir la diferencia, sino evitar la confusión. Rechaza la imposición y la manipulación y propone la armonización de los intereses encontrando una solución integradora. Las propuestas anteriores son de suma importancia para el ejercicio del mando, así como para la forma en que se ha de tratarse a las personas dentro de las organizaciones, sobre todo en el actualidad en la que hay un esfuerzo por crear en los trabajadores apego hacia la organización, apego que, finalmente, sirve para que ésta se siga perpetuando; para ello, se pide al directivo que practique un estilo democrático y que permita que el trabajador se exprese y participe en todo lo relacionado con su trabajo, aunque esta participación será real sólo si se desea verdaderamente que el trabajador participe, evitando su alienación. Para que una organización funcione de manera adecuada es necesaria la unificación a través del ajuste y el entrelazamiento, es decir, la coordinación de actividades; dicho acto, característico del trabajo directivo, depende de elementos formales (como las relaciones de autoridad) e informales (como la amistad) (Parker, 1997). Simon (1997) coincide con Follett al señalar a la autoridad como parte de los elementos formales del trabajo directivo. En relación con la coordinación, el autor menciona que ésta puede ser de procedimiento o esencial; la primera consiste en establecer las líneas de autoridad y los comportamientos que deberán observarse por parte del trabajador en la realización de sus actividades; mientras que la segunda se refiere a las especificaciones propias del trabajo. La coordinación tiene que entenderse con respecto a la responsabilidad en el trabajo. Mary Parker (1997) propone que haya un funcionamiento cruzado, una correlación entre departamentos, que origine una autoridad horizontal en lugar de vertical, con la finalidad de desarrollar una responsabilidad colectiva a través de inculcar en cada persona el desarrollo adecuado de la actividad que le corresponde para contribuir al todo; esto es, no se trata de agregar si no de integrar, de adecuar el trabajo con respecto a los demás, dado que la unificación es un proceso continuo. Koontz y O´Donell (1961) consideran que la coordinación es la esencia de la dirección, en la que la labor central del dirigente es conciliar las diferencias en la manera de ver las cosas; para estos autores la idea –de coordinación– más constructiva y original es la de Mary Parker Follett. 137 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 138 Para lograr una buena coordinación primero hay que aprender a manejar las diferencias de opinión que surgen en todo momento. Las formas de resolver las diferencias son la dominación, el acuerdo y la integración, esta última es la recomendable según Mary Parker (1997). Es el directivo quien debe saber la mejor forma para integrar con base en el conocimiento de su personal. No se trata de ceder ante una petición u otra, el objetivo principal es evitar la decepción y el sentimiento de trato injusto de los colaboradores, debido a que una integración genuina es resultado de las actividades, de los actos, y no de ideas y deseos. Para Mary Parker (1924) persuadir a las personas para lograr en ellas aceptación de ideas genera un pseudo-acuerdo, mismo que a largo plazo hará que surja el desacuerdo. El arreglo de disputas entre partes permitirá que éstas puedan realizar su trabajo de manera adecuada, dado que la conciliación mira al futuro. Barnard (1960) considera que la coordinación tiene que darse a través de la cooperación con un propósito común, para ello da especial importancia a la comunicación y a la relación de los aspectos formales e informales. Entonces, cuando se habla de diferencias, en todo ser humano, en toda disputa, siempre estará presente tanto el aspecto racional como el emocional, debido a que ambos forman parte de éste. La idea de que el trabajador, sin importar si es dirigente u operario, es gobernado por una mezcla de sentimientos y razón (Parker, 1997) es contraria a las ideas de Taylor (1969), quien señala que las personas que realizan labores de supervisión (directivos) son los portadores de la razón, mientras que los demás trabajadores se conducen por el corazón; de acuerdo con esta concepción el trabajador tenía que dedicarse únicamente a producir, convirtiéndose en un complemento de la máquina para alcanzar la mayor productividad posible. Mary Parker (1997) estuvo de acuerdo en que la producción tenía que optimizarse, aunque no creía que la división estricta del trabajo era el mejor medio, contrario a las ideas de Taylor (1969), quien consideraba que el estudio de las relaciones humanas eran importantes para entender por qué no se podía separar el aspecto humano del mecánico. El estudio de la división del trabajo tiene un antecedente muy importante: la obra de Smith (1997), en ésta se hace hincapié en la importancia de formar al trabajador y de proporcionarle la maquinaria adecuada para que realice sus actividades de la mejor manera. Por otro lado, señala que algunas actividades, por su propia naturaleza, se tienen que dividir en varias subactividades, mientras que en otras no es necesario; la destreza, el tiempo y la maquinaria son determinantes para que se logre la Mary Parker Follett y la función directiva producción. Lo que Taylor pretendía era lograr la máxima producción, aunque llevó a un extremo la mecanización del trabajo, que en conjunto con las ideas anteriores se originó la excesiva especialización, misma que predomina en nuestros tiempos, cambiando la concepción de las actividades dentro y fuera de las organizaciones. En contraste con las ideas de Taylor, Mary Parker (1997) propone que el dirigente habrá de capacitar a sus colaboradores y evitar el uso de la manipulación; con ello el trabajador podrá ejercer su poder de manera responsable, dado el conocimiento en su actividad laboral, es así como el comportamiento del trabajador se verá influido por el comportamiento del dirigente y el comportamiento del dirigente influido por el comportamiento del trabajador, hay reciprocidad de influencia, influencia bidireccional, pero para entender este fenómeno se tiene que hacer referencia tanto al control como a la autoridad, debido a que la situación anteriormente planteada se enmarca dentro de estos conceptos. Para Mary Parker (1997) el control es un medio para obtener un fin determinado a través del uso del poder; mientras que la autoridad la concibe como un control conferido; Simon (1997) señala que en la práctica la autoridad se encuentra mezclada con la sugerencia y la persuasión, debido a que una de sus funciones es la toma de decisiones y que éstas sean cumplidas, cuyo ejercicio es un medio de influencia, y dicha fluencia puede darse a través de la formación del empleado o a través de la imposición de decisiones tomadas en otros niveles. En este sentido, es importante mencionar la concepción de Weber (1964) con respecto a la autoridad debido a que para este autor hablar de autoridad es hablar de dominación, entendiéndose por dominación como la probabilidad de encontrar obediencia para mandatos específicos, dentro un grupo determinado. Dicho autor asocia este elemento con la habituación inconsciente y con acciones racionales con arreglo a fines. McGregor (1986), por su parte, señala que la autoridad es una forma de influencia o dominio social, un medio esencial para el control administrativo, por ello, la importancia de la figura de autoridad, como lo menciona Cruz (2009), es porque ésta brinda directrices de comportamiento estables para garantizar estructuras de funcionamiento. Los conceptos anteriores comparten estrechas similitudes, se concibe a la autoridad como medio o forma cuya finalidad es el control, incluida la conducta de los trabajadores. McGregor (1986) señala que los métodos para dirigir la conducta humana pueden ser “duros” o “blandos”; en los primeros se amenaza y la coerción (disimulada por lo general), la supervisión estricta y los controles rígidos están 139 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 140 presentes; los segundos se caracterizan por la tolerancia, la armonía y la satisfacción de necesidades hacia los individuos. Los dos métodos anteriores, llamados extremos por el autor, tienen sus dificultades debido a que pueden generar reacciones de hostilidad o de conformismo por parte de los trabajadores, respectivamente. Cierto es que el afán de conseguir los objetivos por parte del directivo puede dejar de lado a lo que se considere como “mejor” método de control para los trabajadores. Muchos de los métodos para controlar la conducta del hombre van en contra de la naturaleza humana debido a que se pretende que siempre actúen como nosotros queremos (McGregor, 1986), es por ello que no se logra uno de los objetivos primordiales del directivo: la organización del esfuerzo humano. Por tanto, el directivo tiene que reconocer que el control de la conducta consiste en la adaptación selectiva a la naturaleza humana y no someter a ésta a sus deseos, sólo así se podrá mejorar la capacidad de control. Para McGregor (1986) la conducta humana se puede predecir, aunque esta predicción dependerá de los principios teóricos utilizados. Además, el control que se pueda tener de los trabajadores dependerá de la manera en que se utiliza el poder. Por otra parte, Mary Parker (1997) plantea que si se quiere entender al poder hay que preguntarse ¿por qué al ser humano le gusta tanto el poder?, ¿es un deseo?, ¿una necesidad?, ¿para qué se quiere el poder?, ¿cuál es su finalidad?, en general, cómo y por qué aparece y cuáles son sus causas. El poder tiene que estudiarse en la vida cotidiana y observar qué es lo que hace que una persona influya sobre otra: su prestigio profesional, su riqueza, su edad, su sexo, su experiencia, etcétera. Además, concibe al poder como una habilidad, como el hacer que las cosas sucedan, ser un agente causal; para ella el poder es una necesidad por el simple hecho de encontrarse con vida, en el que la satisfacción es inherente, mismo que está ligado de manera muy estrecha al control. Con respecto al ejercicio del poder, éste tiene que ser un poder con la gente (Parker, 1997), una integración y no un poder sobre la gente, lo anterior lleva a que el directivo deberá considerar a sus colaboradores al momento de tomar decisiones y no ejercerá el poder sobre sus colaboradores, sino con sus colaboradores. Cuando se pretende obtener poder se utiliza, entre muchos medios más, a la persuasión, palabra con un sonido inocente para Mary Parker (1997), hasta que se examina, se sabe que esta palabra puede significar manipulación a través del uso de “razones”. Para McGregor (1986) la persuasión representa un medio de control social, en ésta la autoridad y la coerción no Mary Parker Follett y la función directiva encajan; por tanto, es una forma de influencia a la que más se apela, aunque cuando falla la persuasión se recurre a la autoridad. La idea de Mary Parker (1997) difiere en gran medida con la idea que predomina con respecto al poder, por ejemplo el empowerment, para ella el poder no se puede compartir; es una capacidad que desarrolla el propio individuo, no se puede entregar o arrebatar. El poder es el florecimiento de la experiencia. El directivo no puede compartir su poder, pero sí puede ayudar a que sus colaboradores desarrollen su propio poder. Por lo tanto, el objetivo debería ser más poder, y no dividir el poder, pero este poder debe ser para propiciar la mejora de la actividad que realiza todo individuo, cualquiera que ésta sea, en todos los aspectos de la vida. El poder no se delega, se delegan las actividades, es a través de la delegación que el poder se desarrolla; por ello, es poco apropiado conferir autoridad cuando no se tiene la capacidad para gobernar, sin olvidar que la autoridad arbitraria reduce el poder de quien la ejerce; en el caso del directivo, cobra relevancia por las órdenes que emite para que éstas sean cumplidas. Las órdenes se originan en el trabajo mismo y muchos subordinados contribuyen a darles origen. Las órdenes son consecuencia de prácticas estandarizadas (Parker, 1997). Lo anterior se relaciona con la concepción de autoridad, mencionado en líneas anteriores: el poder que adquiere todo trabajador al conocer su actividad; por tanto, si sabe qué es lo que tiene que hacer está menos propenso a “recibir órdenes”; Simon (1997) señala la importancia del entrenamiento para que el trabajador tome decisiones satisfactoriamente y no haya necesidad de ejercer sobre él la autoridad. No hay que olvidar, por otro lado, que el deseo de gobernar la vida de uno mismo es parte de la naturaleza humana; es por ello que es de poco agrado el recibir órdenes. Una orden debe emitirse porque la situación así lo exige, no porque sea algo personal; es decir, las órdenes deben despersonalizarse (Parker, 1997), así no se suscita el problema de quien manda y quien obedece. Lo anterior, como lo recomienda la autora, evitará que el directivo esté en “malos términos” con aquellos que están a su cargo, con los que está la mayor parte del tiempo. Es importante reemplazar las órdenes en lo mayor posible por la enseñanza de la técnica del trabajo y las razones por las cuales se emite una orden. Cuando se exige una obediencia ciega, sin que el trabajador tenga un escrutinio inteligente de la orden, se desalienta la iniciativa y se rebaja la seguridad del trabajador (Parker, 1997). 141 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 142 Es el conocimiento y la experiencia en el puesto donde se encuentra el hombre clave de la situación (Parker, 1997); en el caso de los que emiten órdenes, también el conocimiento y la experiencia son los elementos determinantes de la obediencia, así como el conocimiento, la experiencia y la expectativa determinan el comportamiento del ser humano (Simon, 1997). Sin embargo, aunque se observe un reconocimiento al trabajo de los individuos, y al individuo mismo, es importante señalar que para ello se requiere que al individuo le interese su trabajo y que tenga gusto por asumir responsabilidades, lo cual no sucede en todos los casos. La autora reconoce que no sabe si el hecho de aceptar instrucciones de una persona significa estar por debajo de ésta, cuando en todo momento se está recibiendo instrucciones de la gente; recomienda la eliminación de los términos “por encima de” y “por debajo de” por el simple hecho de estar en un lugar más alto en el organigrama, quien disfrute más de “estar por encima” de la gente provocará disgustos a quienes estén “debajo” de él, además de que a menudo no hay bases para sentirse por encima de los demás (Parker, 1997). El hecho de saber más sobre un asunto, en unión con el puesto, otorgan cierto grado de dirección y de autoridad; en este sentido, Simon (1997) señala que la autoridad puede operar “hacia arriba”, “hacia abajo” o “hacia los lados”. Cuando el directivo desee que sus colaboradores realicen su trabajo de acuerdo con lo que éste les especifica es necesario que considere elementos como la actitud adecuada para dar órdenes que asegure su cumplimiento; por otro lado, puede proporcionar un estímulo a través de incentivos (en función del trabajador) cuidando que no se convierta en condicionamiento, con la finalidad de que se vayan convirtiendo en hábitos; habrá de buscar formas de adquirir hábitos y romper con hábitos anteriores para encauzar el comportamiento de sus trabajadores hacia los objetivos de la organización, a través de la obediencia. La obediencia no es una actividad pasiva, la aceptación de una orden es un aspecto de la libertad del ser humano, aunque es importante señalar, para contextualizar y matizar, que dicha aceptación se da dentro de una relación laboral en la que la retribución por el trabajo realizado propicia la confianza en la capacidad impositiva de las órdenes (Luhmann, 2010). El directivo también está obligado a la adquisición de hábitos y actitudes, gran parte de la obediencia de sus trabajadores se sostiene por sus conocimientos y su ejemplo, como se mencionó con anterioridad, aunque también se atribuye a lo que algunos llaman liderazgo. Mary Parker Follett y la función directiva En relación con el liderazgo, Mary Parker (1997) no consideró a la agresividad, la dominación y el autoritarismo como requisitos para ser líder, y que la personalidad fuerte sea un medio para imponer la voluntad sobre los demás; señala que el líder es aquel que tiene la capacidad de organizar la experiencia del grupo, con lo que obtendrá el poder sobre el mismo. El líder crea y dirige el poder, hace énfasis en la previsión, considera el futuro y unificar las tendencias, debido a que el fundamento del liderazgo es crear control; por lo tanto, el liderazgo tiene que enfocarse en un objetivo común con los seguidores; la lealtad genera el lazo de unión más fuerte, lo cual se asocia con la obediencia. El mejor líder no utiliza la persuasión para que sus seguidores no se sometan a su voluntad, los capacita para que piensen por sí mismos. Una idea predominante es que el directivo tiene que ser líder para que lleve a cabo su actividad de manera efectiva. Hablando de las cualidades personales para el liderazgo, Mary Parker (1997) señala a la tenacidad, a la sinceridad, al trato justo, la firmeza de propósito, la convicción y el control de temperamento, sin olvidar el conocimiento completo del trabajo, la sensibilidad, la imaginación, la capacidad visionaria, el valor y la fe. Considera que hay tres tipos de liderazgo: de posición, de personalidad y de función; el liderazgo de función es el que se antepone debido a que el individuo al que se recurre es aquel que posee el conocimiento más amplio de la situación en particular, con la finalidad de tener el control de la misma. Señala que el liderazgo, hasta cierto punto, puede ser aprendido. Situaciónpersona, dualidad necesaria para que haya control. Por otra parte, se ha identificado que el papel de los seguidores es fundamental en el fenómeno del liderazgo debido a que no sólo se limitan a seguir al líder; aquellos mantienen a éste dentro del control de la situación. Para Mary Parker (1997) la definición de liderazgo, que consiste en inducir a los demás para que sigan, es muy limitada y reducida; asimismo, rechaza la idea de que el liderazgo descanse completamente en la personalidad de un individuo. Es el líder quien tiene que encaminar a sus seguidores hacia un objetivo común. Retomando conceptos como el de autoridad, como elemento fundamental en la dirección de personas, vemos que para Mary Parker dicho concepto tiene que entenderse como un proceso; experiencia, emoción e interés son los elementos que determinan el círculo de influencia de los miembros en una organización cuando se toman decisiones; es decir, las decisiones tienen toda la forma y la fuerza que han acumulado; por ejemplo, cuando un jefe solicita información a sus colaboradores y éstos no le suministran únicamente datos, 143 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 144 proporcionan conclusiones con base en distintos criterios y sus respectivos conocimientos, los cuales son considerados por el jefe. En la toma de decisiones, como inherente a la autoridad, lo importante no es quien la toma, sino el asunto que está en juego, por lo que la importancia de la responsabilidad radica en el de qué se es responsable (Parker, 1997). Por lo anterior, la autoridad no es algo que se origine desde arriba que se filtre hacia abajo. Si en algunos casos las decisiones son tomadas de manera “unilateral” pareciera que quien las toma no tiene influencia de otros; sin embargo, en cierta medida quien está al pendiente de lo que sucede en la organización siempre estará influido por la información que le proporcionen sus colaboradores. El flujo es contrario a lo que se cree, realmente la influencia es de abajo hacia arriba (Parker, 1997). A este respecto, el directivo que tome conciencia del papel real de sus colaboradores tendrá mayor oportunidad para lograr lo que se propone. Con base en lo que Mary Parker (1997) llama el proceso de autoridad rechaza la idea de delegación, porque en la delegación pareciera que alguna persona es poseedora de la autoridad total; propone que la autoridad vaya acompañada de conocimiento, experiencia y habilidad debido a que lo crucial de la autoridad es que coincida la autoridad real y la autoridad oficial (formal). En líneas anteriores se señaló la importancia que Mary Parker asigna a situación y hombre clave en la misma; de manera similar y con ideas específicas y cercanas a esta autora, McGregor (1986) hace un análisis con respecto a los factores implicados en el ejercicio de la dirección; asimismo, considera que se requieren distintas características de autoridad y mando para cada organización; es decir, la manera que se dirige en cada una de ellas es diferente, incluso dentro las áreas de una misma organización; el hecho de trasladar las características de un directivo de cierta organización a otra, por ejemplo de una escuela a una industria, resulta peligroso y puede significar el fracaso. Por otra parte, también tienen que considerarse otros elementos con su tamaño y si ésta es de nueva creación o ya está consolidada, así como cada uno de sus niveles jerárquicos. En relación con las características o cualidades de un “buen” jefe, este mismo autor señala que algunas como la integridad y el buen juicio no se encuentran exclusivamente en el jefe sino en cualquier miembro de la organización y que pueden no servir para diferenciar al jefe verdadero del aparente; por tanto, no hay un núcleo básico universal de características para ser Mary Parker Follett y la función directiva jefe. Mientras que los talentos y actitudes de la autoridad pueden modificarse y aprenderse a través del estudio, y así como una persona disfruta el dirigir una actividad o un área, y lo hace de manera adecuada, puede no dirigir adecuadamente otra actividad u otra área. Para que exista la autoridad, según McGregor (1986), se requiere que existan cuatro factores principales: 1) las características del jefe, 2) necesidades, actitudes y otros elementos de los seguidores, 3) elementos distintivos de la organización como la estructura y la índole de las actividades que habrán de realizarse y 4) medio social, económico y político. En estos cuatro elementos se vislumbran factores internos y externos, tanto en el jefe como a la misma organización, y, al mismo tiempo, se deja ver la complejidad en el desarrollo de las relaciones de autoridad, que en conjunto determina la efectividad de un directivo en sus funciones. Para McGregor (1986) la autoridad no es propia de un individuo sino que está determinada por la interacción de los cuatro factores señalados anteriormente. Aunque vale la pena señalar que mucho dependerá de las características personales del directivo para lograr “armonizar” estos elementos, independientemente de que dichas características hayan sido aprendidas o sean innatas al directivo porque lo innato es “potencia” para adquirir. La autoridad eficiente no depende de que un individuo tenga cualidades y características innatas que sean válidas en todos los casos, con ello puede pensarse que hay más jefes potenciales de lo que se piensa, considerando la gran cantidad de situaciones particulares; por lo tanto, son las circunstancias las que determinan el ejercicio efectivo de la autoridad, es decir, la relación jefe-situación; además no se puede determinar de antemano las características requeridas como directivo dado lo circunstancial de las situaciones (McGregor, 1986). Las relaciones que se dan entre los elementos antes citados son circulares (McGregor, 1986), lo que produce mejores resultados es considerar a la autoridad en relación con la situación concreta, lo cual coincide con las ideas de Mary Parker (1997), un elemento determina a otro: relación en la respuesta circular; el sujeto y el objeto se influyen mutuamente; una reacción es una respuesta a una relación. El acto de pensar y de proponer es una relación específica de las relaciones interdependientes, individuo y situación, la conducta es condicionada de manera interna y externa. 145 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa Conclusiones 146 El fenómeno de la dirección es tan complejo que las aportaciones sobre este tema son significativas en la medida que contribuyen a su comprensión, su complejidad tiene como esencia el entendimiento del ser humano, mucho se tiene que considerar a éste, o partir de éste, para entenderla. Contrario a la idea de rentabilidad que se puede obtener de trabajo y, por ende, del trabajador, Mary Parker considera que a éste hay que valorarlo por sí mismo; a la autora –que es considerada como “humanista” dentro del estudio de las organizaciones– se le critica por un excesivo idealismo en sus enunciados, pero indudablemente sus propuestas son lo que debería ser y no lo que es o se hace realmente, lo cierto es que su visión representa una opción que podría enriquecer al trabajo y al trabajador. Las ideas de esta autora están encaminadas a tener otra mirada de los fenómenos organizacionales, tanto en la manera en que habrá de realizarse el trabajo como en la manera en que los individuos establecerán relaciones con las demás personas que conforman al ente organizacional. En relación con la dirección, no intenta proporcionar un manual para dirigir, sino abordar los elementos de la dirección desde un punto de vista que permita un actuar distinto de lo acostumbrado. Como una alternativa al tipo de organización jerárquica, Follett concibe al trabajador como alguien activo que puede aportar valiosos elementos para el funcionamiento adecuado del área en la cual se desempeña, debido a que lo considera un ser libre, un ser que elige, cuyos actos no sólo lo afectan a sí mismo sino a los demás. El considerar la idea de comunidad, importante para Mary Parker, contrasta en estos tiempos en los que el individualismo y la idea económica de búsqueda de máximo beneficio son preponderantes. En la actualidad hay una preocupación por alcanzar un grado de “civilización” cada vez más alto, que aunque resulte contradictorio se ha promovido el trato “humano” al trabajador; sin embargo, resulta complicado cuando hay un juego de intereses particulares, de poder y de manipulación, en una sociedad en la que el mercado, el consumismo y la tecnología se unen para reducir al hombre para que éste se convierta en alguien “estandarizado” principalmente en pensamientos, lo que lo lleva a ser alguien carente de voluntad, que lejos de representar un proceso de evolución significa un retroceso en la concepción del hombre. Mary Parker Follett y la función directiva La creencia de que la dignidad de una persona está en función de sus atribuciones de autoridad es cuestionable debido a que pensar en términos de jerarquía va en contra de la idea de valorar al trabajo en sí mismo; es importante cambiar esta idea, para lo cual el directivo es esencial dada su influencia en el personal y por la responsabilidad que tiene como formador de sus colaboradores. Por otro lado, la exacerbación del uso de técnicas para la productividad ha acentuado la falta de dignidad hacia el trabajo y el trabajador, algo alternativo a lo anterior son las ideas de Mary Parker, aunque esto puede resultar difícil si dichas ideas se consideran una amenaza a la autoridad, como una manifestación de temor a la pérdida del poder. Si bien es cierto que la técnica siempre ha servido al ser humano, y lo seguirá haciendo, además de ser necesaria para que éste se desarrolle, su uso en contra del hombre ha significado un detrimento en la manera en que éste se relaciona con sus semejantes. Las técnicas inadecuadas para el control de las personas pueden generar un estancamiento, estancamiento que propicia que se agudice la coerción y la renuncia lo que el hombre considera que es correcto. Además, hay gran interés por adoptar aquellas herramientas que sirvan para alcanzar los intereses particulares, dejando de lado aquello que realmente sirva para cumplir con el papel natural de las organizaciones dentro de una sociedad, de una comunidad. La dirección se ha enfocado y preocupado principalmente en resolver los problemas de la empresa privada, surgiendo de ello herramientas consideradas de aplicación general, a las cuales se les atribuyen características que pueden contribuir al “triunfo” de cualquier organización. Lo anterior puede ser la causa de la importancia desmedida al gobierno de las personas y la administración de las cosas, elementos asociados con la imposición del poder, aún en contra de la voluntad de las personas. La organización, como creación del hombre, es un lugar en el que éste se realiza; esta realización la puede llevar a cabo a través de la mejora de la misma organización y, en consecuencia, de sí mismo; la mejora implica un cambio y siempre que se quiere cambiar existe la opción de considerar ideas distintas a aquellas que predominan; desafortunadamente lo que prevalece, en su mayoría, es la superficialidad de explicación y la inmediatez para la solución de problemas; asimismo, se adopta a la novedad de manera acrítica, lo que complica que se pueda cambiar la manera en que se dirigen a las organizaciones. Es necesario que el directivo mire hacia el ser moral que es, porque ningún ser 147 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 148 humano vive para sí mismo. Que la dirección, en conjunto con las herramientas administrativas, no sirvan para disfrazar la diferencia entre el discurso y la realidad dentro de las organizaciones, debido a que con el instrumentalismo y la superficialidad para resolver las situaciones en el corto plazo se deja a un lado la importancia que tiene para la vida de un individuo el desarrollo dentro de una organización. El directivo tiene que evitar la idea de que una organización es un campo en el que únicamente hay que aplicar las técnicas administrativas o nuevos procesos de trabajo, que, como se sabe, los novedoso procesos de trabajo no significan una mejora en las condiciones del mismo. Uno de los papeles del directivo es conseguir la colaboración de las personas que están a su cargo, colaboración que tiene que ser no forzada, cuya heterogeneidad puede significar una mejora constante, respetando la individualidad. El objetivo común entre el directivo y sus colaboradores es de suma importancia, debido a que parte de la esencia de la dirección es el logro de un “cambio de conducta” en el trabajador. El directivo tiene que tomar conciencia de que lo que quiere que sus colaboradores realicen lo quieran también para sí mismos. Si la dirección se ejerce sin considerar al ser humano como alguien que utiliza la razón para actuar, en conjunto con sus emociones, no se logrará lo que se pretende y sólo será una dirección nominal. Si el comportamiento de los colaboradores está condicionado no habrá disposición para mejorar, y si la hay sólo será superficial. Es importante repensar con respecto al uso del poder, aquél que todo ser humano busca, de manera consciente o inconsciente, sabemos que éste es artificial, que no da razón de sí mismo, tiene que justificarse, que sólo quien lo usa de manera adecuada obtiene verdaderos beneficios del mismo. El poder puede ser entendido como una relación, no como algo que se tiene, como una relación porque se necesita que un individuo lo acepte para que éste se pueda ejercer. Dirección y uso de la autoridad, dualidad que, como lo mencionan los distintos autores, finalmente es un mecanismo de control, concebida como una relación entre individuos en la que existe una atribución de decisión y mando que se reconoce de manera formal; también puede no ser reconocida de manera formal, en la que se atribuye a una persona una grandeza moral, o por su comportamiento de acuerdo con las normas y valores de un grupo. Por tanto, si la autoridad es inherente a la naturaleza del ser humano, de manera informal es atribuida a los “mejores hombres”, en la que el consentimiento de otros Mary Parker Follett y la función directiva individuos es necesario para que ésta se pueda ejercer, cuyo ejercicio y acción están condicionados por la razón, la emoción, la necesidad, etc., que cobra sentido y significado cuando es un medio para alcanzar objetivos, en un tiempo y espacio particular, que mucho depende de los seguidores debido a que éstos son su fuerza. La autoridad se gana, finalmente, por el reconocimiento de la misma, convertida en una expresión de control para orientar los comportamientos, en la que se encuentra implícita la gran responsabilidad del buen actuar del directivo debido a que, en la mayoría de los casos, representa un modelo por seguir para sus colaboradores. La organización, en el caso particular del directivo, es un lugar en el que puede demostrar lo competitivo y “agresivo” que puede ser al momento de realizar sus actividades y lograr sus objetivos, dando como resultado el satisfacer sus necesidades de “omnipotencia”; dichas ideas, que son internalizadas por éste, son promovidas por la imagen presentada principalmente por las grandes empresas, en las que su modelo de manager así lo exige, sin olvidar que esta imagen también se promueve en los lugares en los que se forman a los futuros directivos, respondiendo a las necesidades del medio y que están acorde con los estereotipos y aspiraciones de “excelencia”; todo lo anterior determina las relaciones funcionales, afectivas o de poder que se manifiestan al interior, y también al exterior, de la organización. Como producto del hombre, para el hombre, la organización tiene características del hombre, es su representación, aunque cabe la aclaración de que una organización no tiene vida. Así como el directivo quiere “hacer carrera” dentro de una organización, también ésta se convierte en una atadura profunda para el directivo, pues le resulta complicado librarse; pero en los niveles altos se deja mayor margen para actuar, hay más espacio para las decisiones propias, por esta condición el directivo tiene un gran compromiso con su personal, debido a que sus decisiones tienen gran impacto sobre éstos, tiene que cuidar lo que hace. Que la organización permita que el individuo pueda realizar su aspiración al bienestar (físico y psicológico), así como mantener su estimación propia. Finalmente, hay que destacar que la dirección se fundamenta en la toma de decisiones, en el conocimiento de la situación particular y en la coordinación de los hombres, como una actividad en la que el directivo muestra su actitud de logro, tanto personal como en relación con los demás. 149 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa Referencias Aktouf, Omar (1998). 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De igual forma, se efectúa un análisis de los autores considerados más influyentes en el tema y se profundiza en los estudios de Elton Mayo con el fin de precisar las aportaciones y efectos que han tenido en la naturaleza moderna del trabajo. Palabras clave: subordinado, capitalismo, relaciones humanas. Abstract This chapter analyzes the emergence of employment relationships, considered as the work performed for another person. Slavery is briefly addressed and the so-called free work, a form that currently predominates in the capitalist society, is discussed in depth. Moreover, an analysis of the authors considered the most influential on the subject is conducted and Elton Mayo’s studies are delved into in order to pin down the contributions and effects they have had in the modern nature of work. Keywords: subordinate, capitalism, human relationships. * Investigador de la División de Investigación de la Facultad de Contaduría y Administración, Universidad Nacional Autónoma de México. Correo Electrónico: jcardiel99@yahoo.com Capitalismo y trabajo Introducción El significado del trabajo parece no ser un secreto para todos aquellos que hemos encontrado en él los medios para subsistir y, en la medida de lo posible, superar las condiciones mínimas necesarias para ello. Sin embargo, la vorágine que nos rodea no permite reflexionar sobre su verdadero significado, desde la raíz etimológica de la palabra, proveniente del latín tripaliare, que a su vez viene de tripalum (tres palos), que era un yugo formado por tres palos en los que amarraban a los esclavos para azotarlos en el Imperio Romano. La intención no era matarlos, sino hacerlos sufrir, es decir, tortúralos. El trabajo en el campo era muy duro y los campesinos al concluir la jornada comentaban que se sentían como si hubiera estado en el tripalum, esto es, apaleados; de ahí derivó a la palabra actual trabajo. La historia de la humanidad ha estado asociada al trabajo desde sus orígenes, cambiando sus modalidades a medida que los diversos grupos alcanzaron estadios de desarrollo cada vez más complejos. No es difícil imaginar el trabajo entre los primeros grupos humanos ya propiamente identificados como tales con una orientación primordial a la subsistencia en medios hostiles y con una primera división natural del trabajo asentada en las diferencias físicas entre hombres y mujeres. El trabajo se orientaba a la satisfacción de intereses y necesidades de la comunidad, más a que a satisfacciones personales sin que existiera el trabajo subordinado a otra persona, hecho que sucede cuando el hombre inventa la esclavitud y se apropia del trabajo de otros en su provecho. Sin pretender hacer una historia del trabajo, simplemente anotaremos algunas de las etapas que consideramos relevantes en la constitución moderna del trabajo. Lewis Morgan (1887) señala siete etapas en lo que denomina “Desarrollo étnico”, las cuales sucintamente son:1 I. II. 1 Para subsistir el hombre inicia descubrimientos e invenciones en un largo periodo que le permiten incrementar sus posibilidades de sobrevivir. Aparece un germen de gobierno que les agrupa en sociedades todavía salvajes, pero que se orientan a sociedades políticas. Versión libre del autor. 153 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 154 III. El habla humana se presenta como consecuencia de las primeras formas de comunicación a base de gestos y sonidos guturales que dan paso al uso de expresiones monosilábicas y más tarde con mayor complejidad en palabras. IV. La familia se establece por lazos consanguíneos y de afinidad en multitud de formas, resaltando el matrimonio como lazo de unión. V. Nace la idea de religión como una forma de explicarse lo desconocido, con una fuerte imaginación y emoción natural, lo que da lugar a elementos que ahora nos pueden parecer grotescos e ininteligibles. VI. La construcción de casas lo lleva de la barbarie a la civilización y a un sentido de vida doméstica. Se establece definitivamente en un lugar. VII. De acuerdo con Lewis, éste es el paso más importante en el desarrollo humano y que tomó largos periodos para ser concebido por la mente humana: la propiedad. Éste es el comienzo de la civilización y marca la idea de territorio y propiedad, elementos básicos para el establecimiento de una sociedad. VIII. Federico Engels (Engels, 1884), siguiendo a Morgan, escribe que el surgimiento de la propiedad marca el inicio del trabajo en provecho de otros, sentido de propiedad que inicia con los rebaños y se extiende a la tierra y otros elementos. No es difícil imaginar que en las ancestrales civilizaciones nació el aprovechamiento del trabajo de otros en beneficio propio; sin embargo esta situación culmina cuando, por ventajas numéricas, de fuerza, o tecnológicas, se logra el sometimiento absoluto de individuos y grupos enteros para convertirlos en esclavos, reducidos a las mínimas condiciones humanas y sujetos de por vida al yugo de sus amos, entregando a ellos toda su capacidad laboral sin recibir prácticamente nada a cambio. La historia de los pueblos antiguos (y modernos) está llena de ejemplos: recordemos el esplendor egipcio, sustentado en una aristocracia faraónica, una fuerte estructura militar y un ejército de esclavos que producían alimentos y construían extraordinarias obras, hoy por todos alabadas, pero olvidado el esfuerzo y las vidas que se derramaron en ellas. En el mismo sentido podemos recordar al Imperio Romano y la fabulosa expansión geográfica que logró, en gran medida, debido a su poderío militar y al trabajo esclavo. Capitalismo y trabajo Al finalizar la Edad Media, el Renacimiento hace explotar el sistema feudal y la burguesía pone los cimientos para el surgimiento del capitalismo. El mundo europeo se desborda y, con el apoyo de extraordinarios avances en el arte marítimo y tecnológico, ocupa lejanas tierras y lleva consigo la semilla de la explotación y la esclavitud de los pueblos que somete. Eduardo Galeano (Galeano, 2006) retrata magistralmente lo sucedido con la invasión europea y sostiene que gracias al sacrificio de los esclavos en el Caribe nacieron la máquina de vapor de James Watt y los cañones de Washington. Otra extraordinaria obra (Williams, 1944) documenta y analiza el impacto económico de la esclavitud y la trata de esclavos negros como proveedores del capital que financió la Revolución Industrial en Inglaterra. De acuerdo con Galeano y Williams, la esclavitud es uno de los pilares del capitalismo al proporcionar mano de obra prácticamente gratuita para su desarrollo. Al rompimiento de la estructura feudal se suma otro evento que fomenta la aparición del capitalismo: la Reforma Protestante. La imposición de las ideas del protestantismo, orientadas a la consecución de bienes materiales, fundamentalmente en Inglaterra, Alemania y los Países Bajos y después llevada a los Estados Unidos de Norteamérica (Weber, 2011) sienta las bases ideológicas del capitalismo moderno. La esclavitud no es la única expresión de trabajo a favor de otros, paralelamente surge con el capitalismo la apropiación no solamente de la tierra, sino de los instrumentos del trabajo (Rifkin, 2015), lo que obliga a campesinos y artesanos a vender lo único que tienen: su fuerza de trabajo. A partir de este momento surge la relación entre los dos actores fundamentales en el trabajo subordinado, denominado libre para diferenciarlo de la esclavitud: el empleador y el empleado, relación en la que una persona realiza una labor por encargo de otra y a cambio recibe una retribución, usualmente monetaria, pero no necesariamente; esto constituye el hilo conductor de este trabajo en el que se analizan los principales estudios efectuados sobre la naturaleza de esta relación. Para establecer el alcance cronológico del estudio, como ya hemos comentado, esta relación aparece en la historia antigua del hombre, quizá junto a la división del trabajo y la constitución de sociedades humanas más complejas, pero debemos tener cuidado con las extrapolaciones. Omar Aktouf (Aktouf, 2009, pp. 39-40) se cuestiona las bases de la creencia ampliamente difundida acerca de “que la actual empresa, la administración y el administrador moderno no son sino el fruto de una larga evolución histórica, tan antigua como la 155 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 156 humanidad, por ende, “natural” y conforme a la “naturaleza humana”. Concluye que la Revolución Industrial y los siglos XVIII y XIX modifican radicalmente las formas de organización del trabajo y, consecuentemente, las relaciones con el personal. Como una consecuencia es en esta época cuando aparecen los esfuerzos orientados a explicar y comprender la naturaleza de esta relación y ése será el horizonte temporal que estudiaremos. La aparición de la Revolución Industrial en Gran Bretaña durante la segunda mitad del siglo XVIII implica el paso de la manufactura en pequeñas unidades productoras a las fábricas y a la industria, subvirtiendo las estructuras de la sociedad y las condiciones del trabajo. La situación social se modifica al enfrentar jornadas de trabajo intensas en tiempo y esfuerzo, la ocupación de niños en condiciones insalubres, la aparición de accidentes de trabajo que incapacitan o matan, los salarios ínfimos que no alcanzan para cubrir las necesidades familiares y la aparición de un sentimiento entre los trabajadores en contra de los empresarios y dirigentes, exacerbado por la monotonía de un trabajo ya parcializado. Para finales del siglo XIX se hace extensivo el empleo de la electricidad en las nacientes empresas industriales que se transforman de pequeños talleres a fábricas de producción en cadena estandarizada. Los empresarios individuales ceden al puesto a las formas nuevas de organización del capital en sociedades por acciones y surge el capitalismo de grupo y con él el capitalismo financiero, iniciando la lucha antagónica entre trabajo y capital, ya que el obrero deja de ser dueño de los medios de producción y solamente tiene su trabajo para venderlo y subsistir. El deterioro social es inevitable y los adelantos técnicos y la búsqueda de ganancia lo ocultan bajo la máscara del “progreso”, situación que agrava el alejamiento entre capitalistas y trabajadores. En las gigantescas instalaciones que empiezan a surgir, las relaciones entre ambos grupos se empiezan a reducir y el contacto humano se pierde casi totalmente. La cúpula dominante se preocupa, no por las condiciones del trabajador, sino por el surgimiento de movimientos organizados de trabajadores que se oponen a esta situación, así como de pensadores que la cuestionan, encontrando una respuesta en la construcción de argumentos “científicos” que legitiman sus acciones. Como lo señala Carlos Tello (Tello, 2012, p. 15): “Las ideas no caen del cielo. Por el contrario, resultan de numerosos trabajos teóricos, académicos, Capitalismo y trabajo que se llevaron a cabo durante varias décadas en diferentes partes del mundo”. Los que consideramos más importantes se comentan a continuación. 1. Revisión de autores en torno al trabajo subordinado Adam Smith Nuestra primera referencia al estudio de estas relaciones está ubicada en los años finales del siglo XVII y se personifica en la obra de Adam Smith, quien en el libro La teoría de los sentimientos morales responde a las congojas de un trabajador promedio, es decir, pobre, quien se pregunta por qué él, ahora que es viejo y que se ha preocupado toda su vida por hacer su trabajo de la mejor manera, de ser puntual y no faltar, de procurar mejorar cada día más, no logró ascender en la escala salarial y laborar de forma que le permita vivir ahora como lo hacen los ricos de la elite dueña de los medios de producción. Adam Smith le responde de la siguiente manera: Los ricos escogen del montón sólo lo más preciado y agradable. Consumen poco más que el pobre, y a pesar de su egoísmo y rapacidad natural, y aunque sólo procuran su propia conveniencia, y lo único que se proponen con el trabajo de esos miles de hombres a los que dan empleo es la satisfacción de sus vanos e insaciables deseos, dividen con el pobre el producto de todos sus progresos. Son conducidos por una mano invisible que los hace distribuir las cosas necesarias de la vida casi de la misma manera que habrían sido divididas en partes iguales entre todos sus habitantes; y así, sin proponérselo, sin saberlo, promueven el interés de la sociedad y proporcionan medios para la multiplicación de la especie. Cuando la Providencia dividió la tierra entre unos pocos terratenientes, no olvidó ni abandonó a aquellos que parecen quedar fuera del reparto.2 (Smith, 1759, Cap. IV-I). ¡Sorprendente respuesta! Al hombre le debe quedar claro que esta desigualdad es un designio divino, es la Providencia, pero no debe preocuparse, también este estado de cosas es el que le permite –gracias a la magnanimidad de los ricos, quienes sin saberlo le procuran lo necesario para vivir y multiplicarse– 2 Traducción libre del autor. 157 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 158 consumir casi tanto como ellos. Como consecuencia no hay nada que pueda hacer para remediarlo, como sus frustrados afanes le han demostrado, así que resignarse y trabajar es la única salida posible para él y su descendencia. Indudablemente, Adam Smith es reconocido por la obra que abre el camino al liberalismo económico y que fundamenta en dos pilares: la libertad de comercio y la división del trabajo. En el primero de ellos recurre a su famosa mano invisible desde el supuesto de que la competencia en el libre mercado los regula automáticamente en las condiciones de oferta, precios y hasta el mismo trabajo. Una consecuencia directa es la justificación de la ausencia de un ente regulador, específicamente el Estado ya que las condiciones de equidad están dadas de manera casi automática. Con respecto a la división del trabajo, afirma que el progreso en el incremento de la producción que se ve por doquier (Smith, 1997, p. 7); es consecuencia de la división del trabajo. Si bien no afirma, como otros autores, que es un principio innato en la naturaleza humana (Smith, 1997, p. 16) lo ubica como una característica común a todos los hombres y lo ejemplifica con labores que van desde la agricultura y la ganadería, hasta el trabajo en talleres industriales, haciendo una apología de sus alcances que superan por miles de veces la capacidad productiva de un hombre encargado del proceso de principio a fin. Para Adam Smith las ventajas de la división del trabajo provienen de tres circunstancias, la primera de ellas es la mayor destreza de cada obrero en particular y es, en sus propias palabras: En primer lugar, el progreso en la destreza del obrero incrementa la cantidad de trabajo que puede efectuar, y la división del trabajo, al reducir la tarea del hombre a una operación sencilla, y hacer de ésta la única ocupación de su vida, aumenta considerablemente la pericia del operario (Smith, 1997, p. 11). Ventaja extraordinaria para el dueño de los medios de producción, y ¿para el trabajador? ¿Nuevamente la Providencia le condenó, ahora a pasar su vida repitiendo “una operación sencilla” que representa “la única ocupación de su vida”? Como segunda circunstancia se refiere al ahorro de tiempo que siempre se pierde al pasar de una ocupación a otra, y como tercera la invención de máquinas que efectúan labores repetitivas en menor número de tiempo y que permiten que un operario obtenga los productos que requerirían muchos. En forma breve los describe: Capitalismo y trabajo El hombre adquiere una mayor aptitud para descubrir los métodos más idóneos y expeditos, a fin de alcanzar un propósito, cuando tiene puesta toda su atención en un objeto, que no cuando se distrae en una gran variedad de cosas (Smith, 1997, p. 12 ). El escenario queda completo para que el rico, dueño de los medios de producción se empeñe en una carrera egoísta por ganar más, sin sentir ninguna culpa por la suerte de sus trabajadores y sin preocuparse por la posibilidad de que alguna autoridad pudiera poner límite a sus ambiciones, de lo que se trata finalmente es de producir más y ganar más. Charles Babbage Matemático británico que propone la existencia de principios “sobre los que descansa la economía de la producción” (Merril, 1981, pp. 31- 43) y que en el año de 1832 publica el libro Sobre la economía de la máquina y la manufactura, en el que dedica el capítulo XVIII a la división del trabajo, a la que considera como el principio más importante pero, a su vez, formado por cuatro principios que se remiten a los tres criterios de Adam Smith, agregando como primero “Del tiempo necesario para aprender”. Emplea una detallada descripción para la fabricación de alfileres, justificando su elección de esta manufactura en el hecho de que fue la seleccionada por Smith y porque se tiene una descripción exacta de su fabricación. Supera ampliamente los detalles de su predecesor, y a la descripción de las actividades anexa una estimación de la paga que obtendrían los obreros por cada actividad. Es menester comentar que se incluye la paga a niños, sin que haya ninguna observación sobre la naturaleza moral de su empleo, pero sí se anota claramente que su sueldo es menor que el de los adultos. También se ilustra una paga menor para las mujeres. Dado que sus principios son los mismos que los de Smith, solamente transcribiremos parte de sus comentarios al primero de ellos el cual tiene un costo por el desperdicio de materia prima durante el aprendizaje, mismo que será minimizado porque el obrero solamente aprenderá una operación, y con ello: Además, la facilidad de adquirir habilidad en un solo proceso, y el breve período en que puede convertirse en fuente de ingresos, inducirá (sic) a un mayor número de padres a 159 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa educar a sus hijos en ello; y también, dada esta circunstancia, aumentando el número de artesanos, pronto bajarán los salarios. 160 Nuevamente los dados se cargan a favor del empresario, quien si continua con el método tradicional podrá esperar que “Los alfileres, por lo tanto tendrían un costo de fabricación tres veces y tres cuartos más de lo que cuestan ahora mediante la aplicación de la división del trabajo”. Para el obrero la expectativa es que entre más se especialice ganará menos y tendrá que empujar a su familia a la fábrica. Roberto Owen A diferencia de Smith y Babbage, Owen destaca explícitamente su interés por las condiciones de sus trabajadores. En 1813 publica Address to the Superintendents of Manufactories, que en el texto Clásicos en administración (Merril, 1981, p. 25) se presenta como “Alocución a los superintendentes de fábricas y a aquellos individuos en general que, al dar empleo a un grupo de personas pueden adoptar fácilmente las medidas para formar los sentimientos y costumbres de este grupo.” Owen inicia su llamado advirtiendo que va a presentar una propuesta que se opone a los principios con los que han sido educados, pero advierte asimismo que podrán obtener grandes beneficios, como los que él ha logrado, que pueden incluso llegar al cien por ciento sobre el capital invertido. Les invita a reflexionar sobre el cuidado que tienen para que sus maquinarias se encuentren siempre en las mejores condiciones y permitan obtener los beneficios que se esperan de ellas. A estas máquinas las califica como inanimadas y las contrasta con las máquinas vitales: los trabajadores. Y pregunta ¿por qué no se tiene el mismo cuidado para estas máquinas vitales, mucho más maravillosamente construidas? Y les convoca a la reflexión de la siguiente manera: Cuando adquiráis un conocimiento exacto de ellas, de su curioso mecanismo, de sus poderes autoajustables; cuando se aplique el muelle justo a sus diversos movimientos, llegaréis a ser conscientes de su verdadero valor y seréis inducidos fácilmente a cambiar con mayor frecuencia vuestros pensamientos sobre las máquinas inanimadas a las vivientes; descubriréis que las últimas, se pueden aleccionar y dirigir fácilmente para obtener un aumento de ganancia pecuniaria; así como también podéis recibir de ellas una elevada e importante satisfacción (Merril, 1981, p. 26). Capitalismo y trabajo Desde la general introducción de mecanismos inanimados en las fábricas británicas, el hombre, salvo pocas excepciones, ha sido tratado como una máquina secundaria e inferior; y se ha prestado mucha más atención a perfeccionar la materia prima de madera y metal que la del cuerpo y la mente. Prestad la debida reflexión al tema y encontraréis que el hombre, incluso como instrumento para la creación de riqueza aún puede ser mejorado grandemente (Merril, 1981, p. 27). Lo primero que se destaca es la conceptualización del hombre como máquina, una máquina que fácilmente puede ser aleccionada y dirigida, aunque Owen sugiere que es una máquina superior a las inanimadas y que con el debido cuidado puede aportar mayores ganancias. Owen es el primero en mostrar que es conveniente tener consideración a las condiciones en que los trabajadores desarrollan sus actividades y que esta consideración es benéfica para la empresa en términos de ganancia. Marginalmente soslaya los beneficios para el trabajador, más en términos de salud, para permitir que se mantenga sus condiciones de laborar. Frederick Winslow Taylor Indudablemente la obra más polémica y de mayor impacto es la de Taylor. Ubicada en los inicios del siglo XX puede ser considerada como el epílogo de los trabajos comentados anteriormente y que reclama explícitamente el título de “científica”, tal como lo hizo Henry Metcalfe a finales del Siglo XIX. Taylor justifica este calificativo, entre otras cosas, por tratarse de una administración fundada en leyes y, por lo tanto, opuesta a la administración empírica. Las primeras líneas del Capítulo 1 de su obra, expresan claramente su pensamiento: El objetivo general de la administración ha de ser asegurar la máxima prosperidad para el patrón, junto con la máxima prosperidad para cada uno de los empleados. La palabras “máxima prosperidad” están empleadas en su sentido más amplio, para dar a entender no sólo grandes dividendos para la compañía o para el propietario, sino también el desarrollo de todas las ramas del negocio hasta su estado más elevado de excelencia, de manera que la prosperidad pueda ser general y permanente. De igual manera, máxima prosperidad para cada uno de los empleados significa no sólo salarios más elevados que los que ordinariamente reciben los hombres de su clase, 161 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa sino que, lo que aun (sic) tiene mayor importancia, significa también la formación de cada hombre hasta llegar al estado de su máxima eficiencia, de manera que, hablando en términos generales, sea capaz de hacer la calidad más elevada del trabajo para el que lo hace apto su capacidad natural, y significa también darle a hacer esta clase de trabajo 162 siempre que sea posible (Taylor, 1966, p. 19). No hay duda de la inclinación de Taylor hacia el patrón expresada en su idea de la prosperidad del empleado como su capacidad para lograr la máxima eficiencia en su trabajo y producir la más alta calidad para lo que es apto. Considera a la rapidez y al rendimiento como únicos criterios adecuados para valorar al hombre y su trabajo, aunque expresa claramente su preocupación por los bajos salarios: “El autor siente gran simpatía por las personas a las que se las hace trabajar con exceso, pero, en general, la tiene aún mayor para los que están insuficientemente pagados” (Taylor, 1966, p. 23). En realidad tenía más que simpatía lo que le generó problemas y causó su despido de la Bethlehem Steel Company al solicitar a los dueños una mayor participación salarial para los obreros involucrados en las mejoras productivas, petición que fue denegada e incluso se le acusó de perjudicar a la empresa por reducir el número de obreros ya que éstos estaban atrapados en una red construida para obligarlos a consumir en instalaciones de la empresa y vivir en casas que ella misma les rentaba. A la par de esta preocupación por el sueldo de los obreros, Taylor mostraba un profundo desprecio hacia ellos y critica su falta de habilidades e inteligencia para el trabajo, comparándolos incluso con animales, por lo que concluye que la única motivación posible para ellos es monetaria. La obra de Taylor ha sido, indudablemente, un referente en el desarrollo de las actividades productivas y, en consecuencia, en la misma teoría administrativa, en la que incluso se le ha llamado “padre de la administración científica” por haber dado un gran impulso a una forma de organización sistemática basada en la eliminación de los tiempos muertos y de los movimientos inútiles, separando las actividades de concepción y ejecución, introduciendo nuevos modos de pago y de labor sustituyendo el trabajo a jornal y a destajo en las labores de tipo elemental, repetitivas y susceptibles de ser fragmentadas en actividades todavía más simples, lo que dista enormemente de poder alcanzar el calificativo de administración científica. La premisa fundamental de Taylor descansaba en atraer a empresarios y trabajadores con el anzuelo de mejores ingresos para ambos, producto del incremento en la producción. Capitalismo y trabajo Sus propuestas cayeron en tierra fértil en el momento adecuado; los Estados Unidos de Norteamérica vivían una fiebre industrial con el desarrollo de las grandes empresas capitalistas que adoptaron su propuesta, que el mismo Taylor resumía como: (Taylor, 1966, p. 121). Ciencia, y no regla empírica. Armonía, y no discordia. Colaboración, y no individualismo. Rendimiento máximo, en lugar de rendimiento restringido. Formación de cada hombre hasta alcanzar su mayor eficiencia y prosperidad. Existe amplia bibliografía en la que se hace una apología al taylorismo y no nos equivocamos si afirmamos que sus ideas siguen vigentes, pero, por otro lado, surgieron muchas voces en contra de este sistema, particularmente enfrentó la oposición sindical y la Federación Americana de Trabajadores (AFL, por sus siglas en inglés) lo denunció y tuvo que comparecer ante el Congreso Norteamericano y explicar por qué su sistema propiciaba el despido de muchos obreros y por qué los que conservaban su empleo eran considerados como piezas productoras, “degradando su trabajo y prescindiendo de la inteligencia obrera resumidos en una organización del agotamiento,” según se anota en 1916 en el “Informe sobre las reacciones sindicales en la organización científica del trabajo” (Friedmann, 1958). A pesar de ello, Taylor creía sinceramente que sus nuevos métodos incorporados en todas las empresas, no solamente de los Estados Unidos de Norteamérica, sino en el mundo entero llevarían definitivamente a la incorporación de un espíritu de cooperación entre empresarios y obreros, en armonía y discordia, en colaboración y no individualismo. La realidad se encargó de mostrarle la verdadera cara del capitalista: lucro sobre todas las cosas y a cualquier costo, realidad que provocó amargas quejas de su parte y, peor aún, el empleo de sus propuestas para incrementar la explotación del trabajador. Como lo afirma Friedmann (1958): Por tanto, que la llamada organización “científica” del trabajo deja el pensamiento obrero en asueto, lo transforma en inútil y peligroso, hasta que viene a perturbar el delicado mecanismo elaborado en las oficinas por los técnicos. La organización científica del trabajo desalienta la decisión, la iniciativa, el pensamiento crítico y la responsabilidad. 163 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 164 Finalmente, debemos reconocer en Taylor uno de los primeros intentos de estudiar las “leyes” que rigen el rendimiento del trabajador a través de experimentos que intentan controlar algunas variables, de forma rudimentaria si se quiere, pero es el pionero, abriendo la puerta a posteriores estudios, incluso más allá de los famosos tiempos y movimientos, como el mismo lo declara: (Taylor, 1966, p. 105 ). Hay otro tipo de investigación científica al que nos hemos referido varias veces en esta obrita y que ha de recibir especial atención, a saber; el estudio cuidadoso de los motivos que influyen a las personas. A primera vista, podrá parecer que se trata de una cuestión de observación y criterio individuales y que no es tema para experimentos científicos exactos. Es cierto que las leyes que se derivan de los experimentos de este orden, debido al hecho de que el muy complejo organismo con que se está experimentando (el ser humano), está sujeto a un número mayor de excepciones de las que se dan en los casos materiales. Y, sin embargo, existen innegablemente leyes de esta clase que son de aplicación a una inmensa mayoría de personas, y cuando se las define claramente, resultan de gran valor como guía para tratar con la gente. Mary Parker Follett A diferencia de los autores antes mencionados, en Mary Parker no encontramos como argumento principal el tema de los intereses monetarios, tanto de empresarios como de empleados, y podríamos señalar que su mayor interés se centra en la actividad del hombre en las diversas organizaciones a que pertenece, sean grupos sociales o de trabajo. En su vasta obra aborda temas fundamentales para la administración, mostrando ideas que aún hoy son de vanguardia y que podemos encontrar en diversos autores, pero sin una sola mención a ella. Como señala Peter Drucker en la introducción del libro Prophet of Management (Graham, 2003, p. 2), tan solo diez años después de su muerte había desaparecido de la escena del “movimiento administrativo en los Estados Unidos” en el que había “sido la estrella más brillante.” Probablemente sus observaciones sobre el conflicto sean sus trabajos más reconocidos aunque son igualmente brillantes sus agudos análisis sobre el poder, la autoridad, la relación circular, la coordinación, la formación del admi- Capitalismo y trabajo nistrador, la administración pública, etc., centrando todos ellos en la actividad humana y en la importancia de concebir el trabajo como una forma de cooperación que permite dar a los negocios su verdadera función: Proporcionar la oportunidad para el desarrollo individual a través de una mejor organización de las relaciones humanas”, agregando: “toda actividad del individuo debería contribuir a los valores intangibles de la vida, así como a los tangibles, debería orientarse hacia otros productos, en lugar de aquellos que simplemente se pueden ver y manejar (Graham, 2003, p. 276). Encontramos ya la expresión de relaciones humanas orientadas en un sentido que no otorga preponderancia ni al empresario ni al empleado, como ella misma señala: “Si no deseamos ser dominados por los intereses especiales del poder del capital, es igualmente evidente que no queremos ser dominados por los intereses especiales del poder del trabajo. Los intereses del capital y del trabajo deben unificarse (Graham, 2003, pp. 234-235).3 Otros autores Entre los más conocidos se encuentran los esposos Gilbreth, mencionados y tomados como ejemplo por Taylor y cuya aportación reside también en estudios para disminuir los tiempos y movimientos, en este caso para la colocación de ladrillos. También se encuentra Henry L. Gantt, colaborador de Taylor, quien hace énfasis en la capacitación de los obreros no solamente en hábitos y destreza, sino en lo que él llama diligencia y que sería una forma de motivación. Gantt muestra preocupación por la responsabilidad social de las empresas y por la amenaza que representaba la Unión Soviética para las empresas norteamericanas. Menos conocidos se encuentran dos obras anteriores a los estudios de Hawthorne; la primera de ellas con el título de The Management and the Worker (Johnson, 1920) en el que se destaca la propuesta de un departamento de Personal Management (Administración de Personal), así como una política laboral 3 Traducción libre del autor. 165 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 166 para incorporar a las representaciones obreras, los sistemas y políticas para la selección y contratación de personal y la infaltable estandarización del trabajo obrero. Otra obra poco conocida es Human Factors in Industry (Tipper, 1922) que recoge la experiencia del autor de muchos años de “intima observación” de las condiciones del trabajo industrial en las que participó en múltiples puestos y lugares. Aborda de manera integral las condiciones de trabajo, desde la especialización, la educación, el liderazgo, los incentivos, la fatiga, los sueldos, la estandarización, hasta los modelos de organización industrial y el departamento de relaciones industriales. Retoma la propuesta de los economistas clásicos para considerar el trabajo como uno de los factores de la producción al que se denomina “factor humano”. 2. La escuela de relaciones humanas: Elton Mayo y Fritz Roethlisberger Cuando la comunidad interesada en los estudios de lo que se ha denominado, entre otros nombres, la escuela de relaciones humanas, hace alguna referencia a ella, de inmediato surge el nombre de Elton Mayo y los estudios de Hawthorne, reconociendo su contribución como uno de los primeros que se interesaron en las condiciones de trabajo de obreros y empleados. Es indudable que son los estudios que más importancia han tenido y el impacto de éste y otros trabajos de Mayo han permeado hasta nuestros días inspirando a muchos otros autores por investigar y escribir sobre este tema. En primer lugar es necesario puntualizar la razón por la que se contempla a Roethlisberger al lado de Mayo como figura relevante en la escuela de relaciones humanas, a pesar de que en la mayor parte de la literatura sobre el tema solamente se hace referencia a Mayo, de la misma forma que sucede en la mayor parte de las referencias a Hawthorne. La razón es muy simple, Fritz Roethlisberger de la Universidad de Harvard fue uno de los líderes e iniciadores de los estudios en Hawthorne, apoyado por William Dickson, designado por la Western Electric Company para participar en el proyecto. Los famosos estudios sobre la iluminación se desarrollaron entre 1924 y 1927 (Roethlisberger, 1970, pp. 14-18 [Primera Edición, 1936]) y Mayo se incorpora a este grupo en 1928. Capitalismo y trabajo El prefacio del libro Management and the Worker4 de la autoría de Roethlisberger y Dickson publicado por Harvard University Press en 1939 y reimpreso en múltiples ocasiones fue escrito por Elton Mayo quien lo describe de la siguiente manera: “Este libro ofrece por primera vez la historia continua de la serie completa de experimentos; asimismo relata las muchas y diferentes investigaciones”. En efecto, el texto muestra el desarrollo detallado de los estudios y permite inferir, además del profundo conocimiento de Roethlisberger sobre los experimentos, sus reflexiones sobre los resultados, como se puede apreciar en la conclusión de los estudios sobre la iluminación (Roethlisberger, 1970, p. 18): Aunque los resultados de estos experimentos en iluminación quedaron cortos respecto a las expectativas de la compañía en el sentido que fallaron en responder a la pregunta específica de la relación entre iluminación y eficiencia, no obstante proporcionaron un gran estímulo para más investigación en el campo de las relaciones humanas. Ellos contribuyeron a la firme y creciente comprensión de que era esencial un mayor conocimiento acerca de los problemas que envuelven a los factores humanos. 5 Los estudios6 se efectuaron en una fábrica perteneciente a la Western Electric Company, integrante de la American Telephonic and Telegraphic (At&T), ubicada parte en la ciudad de Hawthorne, en la periferia de Chicago y parte en el pueblo de Cicero, Illinois. Es la mayor planta de la empresa que se ocupa de la producción de muy diversos suministros para las compañías telefónicas del Sistema Bell, desde cables hasta aparatos telefónicos, empleando una enorme cantidad de piezas y contando con una planta de más de 29 000 trabajadores. En noviembre de 1924, con la participación del Consejo Nacional de Investigación de la Academia Nacional de Ciencias, se planeó el estudio de “la relación entre la calidad y cantidad de iluminación en la eficiencia de la industria”, que terminó en abril de 1927 y que abrió paso a la siguiente fase de estudios más profundos. Nunca se emitió un reporte final, por lo que se presenta una breve descripción de los estudios y las primeras conclusiones de los experimentos efectuados. El primer experimento se llevó a cabo en tres departamentos, con empleados 4 Comparte el título con el antes mencionado de Johnson del año 1920. 5 Traducción libre del autor. La información presentada se tomó del texto Management and the Worker de Roethlisberger. 6 167 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 168 cuidadosamente seleccionados de acuerdo con los objetivos de las pruebas. En el primero el trabajo era la inspección de piezas muy pequeñas; en el segundo se ensamblaban relays7 y en el tercero se enrollaban bobinas. Los tres grupos trabajaron un periodo similar bajo las mismas condiciones, con luz de día, para obtener los valores promedios de eficiencia y poder comparar con los resultados alcanzados bajo incrementos de luz artificial a intervalos definidos. La siguiente tabla muestra los incrementos luminosos y los resultados.8 Departamento Intensidad de la luz9 Resultados 1 3 6 14 26 Cambios intermitentes sin relación con el nivel de luz 2 5 12 25 44 Incrementos variables sin relación con el nivel de luz 3 10 16 27 46 Incrementos constantes sin relación con el nivel de luz Con estos resultados concluyeron que era necesario controlar otros factores que afectaban la productividad, ya sea en la misma dirección o en la opuesta que los niveles de luminosidad y plantearon un segundo experimento. Aunque no se reporta en el texto, se infiere que uno de los factores es la diferente naturaleza del trabajo en cada departamento, por lo que en el segundo experimento tomaron solamente a uno de ellos y lo dividieron en dos grupos, de prueba y de control, con un número igual de trabajadores y aproximadamente con la misma experiencia, obteniendo ambos iguales niveles de productividad al iniciar el estudio y fueron localizados en diferentes edificios para reducir cualquier espíritu de competencia. El grupo de prueba fue sometido a tres niveles de intensidad y el grupo de control trabajó con una luminosidad más constante obtenida con luz natural, esperando que las diferencias en los resultados se pudieran adjudicar a los ni7 Dispositivo electromagnético para abrir y cerrar un circuito. En México se conoce como relevador. Los resultados fueron tomados por Roethlisberger del reporte de Snow, C,E., “A discussion of the Relation of Illumination Intensity to Productive Efficience”. The Tech Engineering News, November, 1927. 8 Los valores se presentan en unidades denominadas foot-candle de uso extendido en los Estados Unidos de Norteamérica para medir la intensidad luminosa o la luz visible emitida por una fuente, en este caso, focos. 9 Capitalismo y trabajo veles de luminosidad. Snow reporta que ambos grupos obtuvieron incrementos casi de la misma magnitud, por lo que nuevamente no se pudo afirmar que existía una relación entre luminosidad y productividad porque la combinación de una fuente de luz artificial en la que se controla su nivel, con una natural en la que no se puede controlar y varía entre las diferentes horas del día no permiten concluir. En el tercer experimento participaron los mismos grupos y se empleó solamente luz artificial. El grupo de control trabajó bajo una intensidad constante de 10 foot-candles y el de prueba iniciando en 10 y disminuyendo 1 en tiempos iguales hasta llegar a 3. El reporte de Snow señala que en ambos hubo lentos, pero constantes incrementos, hasta que el grupo de prueba protestó al llegar a 3 ya que ni siquiera “podían ver lo que estaban haciendo”, y su productividad decreció, aunque mantuvieron buenos niveles de eficiencia, a pesar de las condiciones adversas. Al concluir los tres experimentos, se llevó a cabo otro más, informal con la participación de dos de las operadoras más capaces y dedicadas en los que se alternaron los incrementos y decrementos y finalmente se simularon cambios en la intensidad, encontrando que las operadoras respondían constantemente que las nuevas situaciones eran mejores, aun cuando se llegó a un nivel de iluminación similar al de una noche de luna. Elton Mayo (Mayo, 1959, p. 83) señala que en una reunión de la Federación de Investigación de Personal en Nueva York, el Sr. G. A. Pennock dijo: Una relación de confianza y amistad se ha establecido con estas muchachas, hasta el punto de que, prácticamente, no hace falta ninguna vigilancia. Aunque no se las apremie en forma alguna, puede confiarse en que trabajarán lo mejor posible…Ya no consideran al encargado como a un “patrón”… tienen la impresión de que su mayor producción está relacionada, en alguna forma, con el ambiente evidentemente más libre y más agradable en que trabajan”. Finalmente, se aceptó que los experimentos habían fallado en la demostración de la relación entre iluminación y eficiencia, pero habían producido un gran estímulo para continuar en las investigaciones en el campo de las relaciones humanas y de ahí se derivó la decisión de continuar con más experimentos, planeados para un tiempo corto y que duraron cinco años. 169 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 170 La descripción de los experimentos anteriores se presenta en este documento con mayor detalle que los posteriores por dos razones: primero, por la limitante del espacio para la ponencia y segundo, por considerar que el inicio de los estudios de Hawthorne permite comprender la búsqueda que los investigadores emprendieron y la forma en que fueron respondiendo a los obstáculos y desalientos que se presentaron, y, como lo señala Roethlisberger en el mencionado texto, “los investigadores ganaron invaluable experiencia en la técnica de conducir pruebas envolviendo el comportamiento humano”.10 Además, se muestra claramente que el interés de los investigadores tenía como fin la productividad; en cuanto a los trabajadores eran solamente el medio para lograrlo, por lo que el conocimiento de los factores que afectaban el desempeño en el trabajo permitiría mayor eficiencia productiva. Seguimos la línea de Taylor yendo más allá de tiempos y movimientos e internándonos en el campo de la investigación en las relaciones humanas, justificando la atención prestada al trabajador bajo la máscara de humanizar las condiciones de trabajo. Presentaremos brevemente las características que consideramos más relevantes en estos experimentos, alternando información de Elton Mayo (1959, pp. 65-99) y de Roethlisberger. El objetivo era determinar la influencia de la fatiga y del trabajo monótono en la eficiencia productiva, determinando que factores la mejoraban con el fin de hacerlos extensivos a toda la fábrica, seleccionando a 6 obreras altamente calificadas para reducir un posible proceso de aprendizaje y se diseñó una cámara (el test room) separada del resto de las instalaciones, con las condiciones necesaria para observar los cambios. La cámara se utilizó más de 5 años y se efectuaron 15 etapas en las que se modificaron desde las condiciones de descanso y el horario de trabajo, hasta el pago y refrigerios entre el trabajo, el cual consistía en armar cuarenta partes de líneas de teléfono, actividad reiterativa que se lograba en un minuto aproximadamente. Había un investigador presente que anotaba todos los hechos que le parecieran interesantes, los comentarios y las quejas de las obreras. Un resultado constante fue el incremento en la eficiencia productiva, aun cuando la etapa consistía en regresar a las condiciones originales, dejando nuevamente la interrogante de cuáles eran los factores que influían en las obreras. Roethlisberger anota que se habían operado dos cambios importantes: el 10 Traducción libre del autor. Capitalismo y trabajo primero era la introducción por los investigadores presentes en el cuarto de prueba, de modificaciones experimentales en las condiciones de trabajo que se registraron cuidadosamente; el segundo, que los investigadores no percibieron, sobre todo los cambios de las relaciones de las obreras entre sí, y con los capataces. Para verificar los resultados, a finales de 1928 se realizaron otras dos investigaciones: 1. El Mica splitting test room con un grupo de cinco obreras especializadas en corte de micas y su calibrado en equipo automático. 2. El segundo Test room, con cinco obreras y con el mismo trabajo del primero para estudiar la influencia de los estímulos económicos. La conclusión finalmente fue clara: el ambiente de trabajo material, aún en las peores condiciones, no representa el mayor impacto en la productividad: los factores sociales y una administración humana que tome en cuenta las interacciones entre individuos y grupos, sus problemas y necesidades, el llamado efecto Hawthorne, logra la motivación necesaria del empleado hacia el trabajo, provocando una serie de mejoras en el trabajo entre las que destacan: disminución de la fatiga, mayor satisfacción de las trabajadoras, disminución de sus ausencias, mayor rendimiento de acuerdo con el tipo de jornada, mejora en su salud, motivación y mayor libertad; todo ello, de acuerdo con Mayo, consecuencia de la “ausencia de prácticas administrativas enfadosas y de vigilancia”. Dados estos resultados, se pretendió conocer la opinión de los demás trabajadores para lo que se diseñó un programa de entrevistas en el que participaron más de 21 mil empleados, de una planta casi de 40 mil. Las entrevistas se realizaron bajo un formato escrito riguroso y asegurando el anonimato, iniciando con una duración de media hora y llegando posteriormente a hora y media, resaltando la flexibilidad que se fue incorporando a la entrevista, para finalmente ofrecer mayor libertad a los entrevistados para que abordaran por sí mismos los temas que ellos consideraran más importantes, escuchándoles con atención y anotando: lo que éste tenía que decir; lo que no quería decir; y lo que no podía decir sin su ayuda. Los resultados fueron más allá de lo esperado: los obreros reaccionaron favorablemente al ser tomados en cuenta y Mayo reporta los siguientes hallazgos (Mayo, 1977, pp. 106-107): 171 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa Primero, el temprano descubrimiento de que la entrevista ayuda al individuo a librarse de inútiles complicaciones emocionales y a manifestar con claridad su problema, Segundo, la entrevista ha demostrado su capacidad para ayudar al individuo a asociarse con mayor facilidad, más satisfactoriamente, con otras personas –compañeros de 172 trabajo o supervisores– con los que trata a diario. Tercero, la entrevista no sólo ayuda al individuo a colaborar mejor con su propio grupo de trabajadores, sino que también desarrolla su deseo y capacidad para trabajar mejor con la administración. Cuarto, aparte de todo esto. El proceso de entrevistas posee inmensa importancia para la formación de administradores en el difícil futuro que enfrentan este continente y el mundo. En los experimentos previos a las entrevistas, la investigación se había centrado en las obreras individualmente y Mayo anota (Mayo, 1959, p. 114) que un representante del Departamento de Antropología en Harvard les llamó la atención sobre la insuficiencia lógica de un estudio meramente psicológico de los individuos en una sección, y agrega: “Los individuos que integran una sección de trabajo no son meramente individuos; constituyen un grupo, dentro del cual han desarrollado hábitos de relaciones con sus compañeros, sus superiores, su trabajo y el reglamento de la compañía.” A la luz de los resultados obtenidos desarrollaron el último experimento en 1932: Bank wiring observation room, combinando la entrevista con la observación directa con uno o dos investigadores permanentemente en el taller, observando, estudiando y registrando las interrelaciones y su actividad cotidiana. La metodología y resultados se encuentran en la Parte IV denominada la Organización Social de los Empleados (Roethlisberger, 1970) que abarca 7 capítulos en los que podemos encontrar las aportaciones sociales más importantes y que justifican la relevancia de estos estudios, como lo es por ejemplo, el reconocimiento de la existencia de la organización formal y de la informal. El hallazgo más importante fue que el obrero no está vinculado a su trabajo por una relación que le incorpore a él, con la que experimente intereses comunes que repercutan en una mejor participación, lo que fue evidente en la actitud del grupo al acordar limitar su productividad, a pesar del estímulo económico que se ofrecía por exceder el estándar. Esto sorprendió a los investigadores ya que la empresa estaba considerada como una de las más generosas y abierta a la problemática social (Roethlisberger, 1970, pp. 8-14). Capitalismo y trabajo Finalmente, Elton Mayo concluye que los tres problemas persistentes de la industria moderna son: 1. La aplicación de la ciencia y de la habilidad técnica a un producto material. 2. La sistematización de las operaciones. 3. La organización de una cooperación sostenida. Es evidente que en los puntos 1 y 2, se filtraron las ideas de Taylor, por sobre aquellas que en la literatura posterior se señalan como las más importantes. Un ejemplo lo tenemos en Koontz y Weihrich (Koontz, 1994, p. 42), quienes privilegian los descubrimientos sociales de Hawthorne y que le valen a Mayo el título de “padre de las relaciones humanas”. Creemos que el trabajo de Roethlisberger no ha tenido el reconocimiento que amerita, y el propio Mayo lo soslaya al comentar, por ejemplo (Mayo, 1977, pp. 89-90): “Tuvimos también la suerte de encontrar en Hawthorne a un grupo de ingenieros de primera categoría” y agrega: “Un grupo muy competente de ingenieros.” Reflexiones finales Los autores analizados son, a nuestro juicio, los más influyentes en el tema y muestran, con la excepción de Mary Parker Follett, una constante relevancia por la productividad y una preocupación marginal por las condiciones del trabajador. Podemos observar claramente que el objetivo común es la justificación del sistema económico, y, en consecuencia, su afianzamiento como la opción preponderante en esta actividad. Las consecuencias están a la vista con el surgimiento de los enormes grupos industriales y financieros y con la depauperización acelerada de las condiciones de vida y trabajo de una mayoría que no tiene otra cosa que vender, que su fuerza de trabajo. Con la excepción señalada de Mary Parker, podemos afirmar que los autores mencionados tomaron claro partido por la empresa y el capital, en detrimento de las condiciones del trabajador, poniéndolo en condiciones de servidumbre. En cuanto a los estudios de Hawthorne, éstos han sido objeto de constantes recriminaciones como la hecha por Georges Friedmann (1958): 173 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa ¿Qué nos muestra esta realidad en las colectividades industriales más variadas insisto -tanto en Oriente como en Occidente?- Ella nos muestra que el progreso técnico, la división del trabajo –fenómeno milenario e irreversible– y la especialización han llegado a un punto tal que a un sector considerable de la población –a millones de individuos– 174 la sociedad no les ofrece más que recursos con que ganar su sustento y con los cuales no pueden expresar su personalidad ni encontrar satisfacciones intelectuales. “¡Qué obra maestra es el hombre, cuán noble es su razón¡”, escribe Shakespeare en alguna parte. En efecto, en el estado actual de la industria –podría decir lo mismo para las grandes oficinas, para las administraciones racionalizadas, para determinados sectores de las minas y de la agricultura intensiva– en el estado actual de la civilización técnica, el trabajo o lo que todavía se denomina con este nombre, corrompe la nobleza y la razón. Complementamos con las observaciones sobre el trabajo de Mayo que Daniel Bell ofrece (Bell, 2015) bajo el título de ¿Son los trabajadores herramientas? En donde escribe: A pesar del reclamo de objetividad científica, estas investigaciones descansan en la suposición no comprobada que la eficiencia mecánica y una alta producción son las únicas pruebas del logro de –buenos resultados. No hay estudios para saber en qué clase de trabajo puede ser estimulada la espontaneidad y libertad del trabajador, y como podemos alterar nuestros métodos industriales para asegurarlos. La presente organización de la producción industrial, inhumana como es, se acepta como fatalmente dada. Los sociólogos tienden a trabajar asumiendo que el comportamiento humano es una bolsa de reflejos condicionados –igualmente maleable, psicológicamente, en cualquier situación. Pero es posible que el incremento “racionalista” de la vida (organizaciones para mayor eficiencia), invada todas las áreas y estreche las opciones, siendo él mismo la raíz del estrés y la ruptura en la vida social que todos lamentamos. Harold Sheppard (1948) atribuyó el éxito de los estudios de Elton Mayo al atractivo de la fábrica considerada como laboratorio social y sobre todo a las ventajas financieras de la colaboración con los poseedores de fondos disponibles. Recordemos las palabras de Carlos Tello (2012, pp. 15) “Las ideas no caen del cielo. Por el contrario, resultan de numerosos trabajos teóricos, académicos, que se llevaron a cabo durante varias décadas en diferentes partes del mundo”. A lo que agregaríamos, en estos casos, “y con los fondos de los interesados en Capitalismo y trabajo legitimar sus actividades”, como lo muestran multitud de estudios efectuados bajo la inspiración de Mayo, desde empresas como Ford, IBM y Sears Roebuck, hasta universidades como Chicago, MIT (Con Kurt Lewin y Douglas Mc Gregor), Princeton y Yale. Todas las relaciones entre hombres son relaciones humanas, pero esta escuela secuestra, no solamente el nombre, sino la idea de que han descubierto que en las empresas existen estas relaciones y de ahí el calificativo de “padre de las relaciones humanas” para Mayo, formando un mito alrededor de sus estudios, encubiertos con el ropaje de la cientificidad en términos numéricos, psicológicos, pedagógicos, sociológicos, antropológicos y cuanta “disciplina” científica haya sido necesaria, para eso estaba la Universidad de Harvard. Sin profundizar en los aspectos operativos de los estudios, podemos señalar la tardanza en obtener conclusiones de los experimentos, a pesar de la indudable cooperación y habilidad de las obreras, quienes desde los primeros momentos dejaron en claro que las variables ambientales no eran lo primordial en su trabajo, además de que ellas sabían que fueron seleccionadas para los experimentos por ser las mejores en cuanto a su productividad, responsabilidad y obediencia. Roethlisberger escribe que los estudios terminaron por razones ajenas a los mismos, mientras Mayo afirma que la razón es económica. Probablemente los dos se refieran a la misma causa, aunque no es descabellado suponer que después de nueve años de experimentos se pudieron retirar los fondos y el personal asignado a los estudios, además del agotamiento de los modelos experimentales. Por supuesto que reconocemos la gran influencia de los estudios de Hawthorne y el mérito de haber mostrado la importancia de los factores sociales, de haber concebido a la empresa como un sistema social y de haber impulsado los estudios de las relaciones obrero patronales desde una visión humana, a pesar de su papel legitimador de un sistema que encuentra su razón de ser en la explotación del trabajador y de los recursos naturales. No es de extrañar el apoyo “desinteresado” de la Fundación Rockefeller, retirado quizá cuando no se obtuvieron los resultados esperados, en términos de qué variables condicionan de forma efectiva la productividad del trabajador. 175 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa Referencias Aktouf, Omar (2009). La administración: entre tradición y renovación, Cali: Universidad 176 del Valle/Universidad Libre/Artes Gráficas del Valle/ Editores-Impresores Ltda. Bell, Daniel (2015). The Study of Man: Adjusting Men to Machines. Versión original 1947. 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El contenido está organizado en cinco secciones: en la primera se examina el concepto de racionalidad en administración desde los referentes económico y sociológico; en la segunda se realiza un examen sobre el concepto de racionalidad en la decisión administrativa; después se precisa el significado de los conceptos de legalidad y legitimidad en administración; en la cuarta, se expone el tipo de racionalidad legal y de racionalidad legítima identificados durante el análisis de la toma de decisiones en la teoría administrativa; y en la quinta, se presentan las principales conclusiones del análisis en dos direcciones: a) la tendencia actual de predominio de la racionalidad legal sobre la racionalidad legítima de la toma de decisiones; y b) se hace una reflexión sobre el retorno de la racional legítima, basada en la emergencia de los derechos humanos empresariales, que hoy marca tendencia en Europa Oriental. Palabras clave: decisión, teoría administrativa, racionalidad, legalidad, legitimidad. * Profesor de la Institución Universitaria de Envigado, Colombia. Correo electrónico: oarias@correo.iue.edu.co Racionalidad de la toma de decisiones en la teoría administrativa. Entre legalidad y legitimidad Abstract This chapter presents an analysis on decision-making in management theory that seeks to identify the legality and legitimacy rationalities that support the decision-making process. The content is organized in five sections: The first one examines the concept of rationality in management from economical and sociological perspectives; the second one reviews the concept of rationality in management decision-making; the third one specifies the meaning of the concepts of legality and legitimacy in management; the fourth one introduces the legal rationality and legitimate rationality types identified during the analysis of decision-making in management theory; and the fifth one presents the conclusions of the analysis in two directions: a) the current trend where legal rationality prevails over legitimate rationality in decision-making; and b) a reflection on the return of legitimate rationality, based on the emergence of corporate human rights, which today sets a trend in Eastern Europe. Keywords: decision, management theory, rationality, legality, legitimacy. Introducción En el análisis realizado en el presente capítulo se examina el tipo de racionalidad con el que ha sido tratada la toma de decisiones en la teoría administrativa y, particularmente, se interesa por precisar si el tipo de racionalidad identificado se relaciona con la legalidad y/o con la legitimidad y qué características tiene. Para acotar el campo de trabajo se acude a dos criterios que permiten indagar por el problema de investigación: a) se analiza desde los autores más representativos de la teoría administrativa; y b) se analiza a partir de cuatro paradigmas de la administración: clásico, neoclásico, del capitalismo industrial y del capitalismo financiero (Murillo et al., 2007). Es importante anotar que, además de la clasificación en la que se basa este análisis, existen por lo menos otras cinco diferentes clasificaciones. A continuación se presentan las seis clasificaciones identificadas (ver cuadro 1). Metodológicamente, este trabajo es de corte teórico. Requirió ser contextualizado en el marco de las diferentes épocas en la que surgieron y predominaron las teorías objeto del análisis a partir de la clasificación planteada por Murillo et al. (2007), y con base en las obras de los autores más representativos dentro de cada paradigma. El análisis también se apoya en otros autores aquí identificados, como una manera de ampliar las fuentes de información con el fin de enriquecer las posibilidades del estudio. 179 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 1. Concepto de racionalidad en administración: antecedentes desde la economía y la sociología 180 Se inicia este apartado indicando que el término racionalidad proviene del latín ratio que significa razón y consiste en la capacidad de pensar, entender y actuar por medio de razonamientos mentales que tienen una estructura lógica. Para Hegel (2008, p. 144), desde el idealismo se define a la razón como “la certeza de toda realidad […] la pura abstracción de la realidad”, y desde la dialéctica establece que “la razón invoca la autoconciencia de toda conciencia […] la razón aparece como reflexión desde esta certeza contrapuesta.” Cuadro 1. Seis clasificaciones de la teoría administrativa Autor Barley y Kunda (1995) Chiavenato (1997) Criterio Clasificación Ideologías 1. Mejoramiento 2. Administración científica 3. Capitalismo de bienestar/Relaciones humanas 4. Racionalismo de sistemas 5. Cultura organizacional Enfoques 1. Clásico 2. Humanista 3. Neoclásico 4. Estructuralista 5. Del comportamiento 6. Sistémico 7. Contingencial Aktouf (1998) Análisis crítico 1. Teorías clásicas de la administración 2. Armazón de la administración tradicional 3. Cuestionamientos rituales Dávila (2001) Organizacional 1. Doctrina administrativa 2. Racionalización del trabajo 3. Burocrática 4. Relaciones humanas 5. Sistémica 6. Contingente Racionalidad de la toma de decisiones en la teoría administrativa. Entre legalidad y legitimidad Murillo et. al (2007) Wren (2008) Paradigmas Eras 1. Clásico 2. Neoclásico 3. Capitalismo industrial 4. Capitalismo financiero 1. De la gestión científica 2. De la persona social 3. Moderna Fuente: Elaboración propia a partir de los autores referenciados en el cuadro. En filosofía política, un argumento es racional si, y solamente si, se brinda a una posible crítica, de donde la racionalidad se caracteriza porque “toda afir-mación debe ser fundada, justificada, al derivarse de una cierta clase de proposiciones ciertas, a su vez «evidentes de por sí»” (Raynaud y Rials, 2001, p. 647). En el campo de la economía, y partir de una concepción a priori de la ley natural, Schumpeter establece tres clases de racionalismo: filosófico, sociológico objetivo o económico, y sociológico subjetivo. Al primero, lo define como “la creencia no solo en que nuestro espíritu (razón natural) es la fuente de verdades previas a la experiencia, sino también en que nuestra inteligencia es capaz de producir resultados acerca de temas supramundanales, como la existencia de Dios” (Schumpeter, 1982, p. 152); y se apoya argumentando que “en este sentido santo Tomás ha sido un racionalista metafísico, porque, a diferencia de otros escolásticos (casi todos escotistas), creía que la existencia de Dios se puede demostrar lógicamente” (Schumpeter, 1982, pp. 152-153). Al segundo y al tercero, los asocia con la contemplación del universo físico “como un todo lógicamente consistente y configurado de acuerdo con un plan ordenado, así también podemos ver la sociedad como un cosmos que posee consistencia lógica intrínseca” (Schumpeter, 1982, p. 154). Para precisar la diferencia entre las dos definiciones, también establece que este plan u orden impuesto por voluntad divina no es un postulado que se toma en cuenta para el segundo concepto, mientras que sí lo es para el tercero. Es decir, mientras que en el racionalismo sociológico objetivo el científico se somete a las reglas de la inferencia lógica que dicta el método científico, en el racionalismo sociológico subjetivo el científico sigue algo que denomina como una visión, a la que el autor relaciona con la creación artística. Sin embargo, desde los dos racionalismos, los resultados se tienen que probar por medio del procedimiento lógico que establecen los criterios profesionales. 181 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 182 Al trasladar ambas definiciones –objetiva y subjetiva– de la racionalidad al campo de lo económico, surge el problema teórico-práctico de hacer compatibles dos exigencias aparentemente contradictorias: por un lado, una concepción a priori de la racionalidad económica; por otro, una teoría subjetiva del valor (Rodríguez y López, 1999, p. 82). Al respecto, Simon argumenta que: Cuando las decisiones lleven a la selección de finalidades últimas, las llamaremos “juicios de valor”; cuando impliquen el logro de tales finalidades, las llamaremos “juicios de hecho”. Por desgracia, los problemas no llegan al administrativo cuidadosamente clasificados en legajos con los elementos valorativos y los elementos fácticos claramente ordenados […] finalmente, es posible combinar los elementos valorativos y fácticos en un objetivo único (Simon, 1972, p. 6). Asimismo, Putnam (2002) se refiere a la racionalidad de preferencias para aludir al fin de las rupturas que históricamente se habían establecido desde la filosofía occidental entre los hechos y los valores; para ello, acude a la teoría de la decisión racional para cuestionar la legitimidad del axioma de completud de la teoría estándar de la decisión (Putnam, 2002, p. 99), formulando la pregunta ¿Los valores se crean o se descubren? Para resolverla, se apoya en el concepto de realidad donde dice –en clara alusión al lugar que se le había asignado desde el positivismo lógico– que los temas de la economía y de la ética no pueden mantenerse por separado. Al respecto afirma que: Pensar en todas las cosas como si fuesen «bienes» por fuerza nos impide ver los hechos más elementales acerca de la vida moral (Putnam, 2002, p. 103) Con base en los anteriores argumentos se considera que Schumpeter acierta al observar que, en el terreno de lo empresarial, los agentes del capitalismo no aceptan ni necesitan de variables exógenas que le sirvan de finalidad debido a que “el fin de la acción empresarial es ahora estrictamente económico, expresado en términos monetarios, y sin ninguna referencia a valores que sean externos al proceso capitalista, como los de índole religiosa o ética” (Rodríguez y López, 1999, p. 6) y, en consecuencia, “el progreso económico tiende a despersonalizarse y a automatizarse” (Schumpeter 1971, p. 182; citado por Rodríguez y López, 1999, p. 6). Esto significa que el orden económico se hace progresivamente autónomo de cualquier otro propósito distinto de él, y se registra en la siguiente cita: Racionalidad de la toma de decisiones en la teoría administrativa. Entre legalidad y legitimidad Esta autonomía de la actividad económica se consigue mediante la ruptura con el ámbito espiritual y con el de los valores éticos, creándose así un nuevo espacio social para la acción humana en general y, en particular, también para las ciencias sociales en el que se separan los juicios de hecho de los juicios de valor. La racionalidad imbuida del espíritu capitalista conforma los hábitos mentales en que se desarrollarán los métodos de las distintas ciencias y prácticas humanas. En consecuencia, tanto para la racionalidad económica como para las ciencias sociales la felicidad del hombre o las valoraciones éticas de su actuar quedan fuera de sus análisis (Rodríguez y López, 1999, p. 86). Desde la sociología weberiana el tipo de racionalidad que se introduce en la economía y en las organizaciones burocráticas vinculadas al proceso de industrialización en Occidente es la racionalidad formal con arreglo a fines, la cual deriva de la racionalidad sustantiva con arreglo a valores. Actúa racionalmente con arreglo a fines, quien oriente su acción: […] por el fin, medios y consecuencias implicadas en ella y para lo cual sopese racionalmente los medios con los fines, los fines con las consecuencias implicadas y los diferentes fines posibles entre sí” (Weber, 2002, p. 21). Por tanto, la racionalidad formal de una gestión económica se refiere al grado de cálculo que le es técnicamente posible y que aplica realmente (Weber, 2002, p. 64). Este tipo de racionalidad va adquiriendo una forma “objetiva, institucionalizada, supraindividual, formalista y burocrática […] que se incorpora a la estructura social y los individuos la encaran como algo externo a ellos” (Brubaker, 1984, p. 9; citado por Rodríguez y López, 1999, p. 88). Por su parte, la orientación racional con arreglo a valores: […] puede, pues, estar en relación muy diversa con respecto a la racional con arreglo a afines. Desde la perspectiva de esta última, la primera es siempre irracional, acentuándose tal carácter a medida que el valor que la mueve se eleve a la significación de absoluto, porque la reflexión sobre las consecuencias de la acción es tanto menor cuanto mayor sea la atención concedida al valor propio del acto en su carácter absoluto (Weber, 2002, p. 21). Para Weber, toda acción social que se oriente racionalmente con arreglo a valores está determinada por la creencia consciente en el valor –ético, estético, religioso o de cualquiera otra forma como se le interprete– propio y absoluto de 183 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 184 una determinada conducta sin relación alguna con el resultado, o sea puramente en méritos de ese valor (Weber, 2002, p. 20). Entre ambas racionalidades conforman el componente normativo de actuación del agente económico, donde la sustantiva termina subordinada a la formal que es la propia de la ciencia económica (Rodríguez y López, 1999, p. 88). Así, entonces, el concepto de racionalidad instrumental se constituyó a partir del capitalismo occidental denotando un tipo de sociedad caracterizada por el cálculo en la realización de los fines, socialmente controlables por la ciencia, la tecnología y por el derecho mismo, capaz de hacer factible la realización de fines individuales y colectivos (Pineda, 1990, p. 1). A juicio de este autor, la perspectiva política del concepto de racionalidad en Weber está dirigida a la creación de escenarios políticos racionales donde la acción social es presentada como un conjunto de alternativas para la toma de decisiones en la búsqueda de resolver los diversos problemas que confronta la sociedad (Pineda, 1990, p.2). 2. Racionalidad de la decisión en administración Son diversos los autores que han abordado el estudio de la decisión desde la teoría administrativa, con enfoques diferentes: formal (Simon, 1959 y 1967; Rapaport, 1967; Fericelli, 1978); conductista (Lindblom, 1959 y 1979; Simon, 1959 y 1980; Barnard, 1938; Argyris, 1973); política (Allison, 1971; Crozier y Friedberg, 1977; Salznick y Pfeffer, 1974); y organizacional (Thompsin, 1959; March y Olsen, 1976; Weeks, 1980) (autores citados por Aktouf, 1998, pp. 159-161). Si bien se trata de enfoques que tienen diferencias entre sí, están emparentados a partir de un rasgo común: la marca del homo economicus (Aktouf, 1998, p. 159). Mediante esta marca se establece que el ser humano basa sus decisiones interesado solamente en la objetividad del cálculo económico, con el fin de maximizar sus ganancias en todo momento. Siguiendo el hilo de la argumentación planteada en el numeral anterior, veremos –dos párrafos más adelante– como Simon pone en crisis tal afirmación integrando al proceso de decisión, la racionalidad objetiva y subjetiva en un mismo marco de referencia, y el concepto de racionalidad limitada. Iniciemos diciendo que Simon define la administración como el arte de conseguir que se hagan las cosas (1972, p. 3), con lo cual se atiende a la necesidad de ocuparse, al mismo tiempo, de los procesos de decisión y de los Racionalidad de la toma de decisiones en la teoría administrativa. Entre legalidad y legitimidad procesos de acción efectiva. Describe cómo la actividad administrativa es una actividad de carácter grupal (Simon, 1972, p. 9) que, al complejizarse, requiere del esfuerzo de muchas personas a través del desarrollo de procesos organizacionales estructurados; es decir, a través de técnicas y de procesos administrativos que faciliten el trabajo individual y colectivo Establece que los procesos administrativos son, ante todo, procesos decisorios” (Simon, 1972, p. 10) donde la organización quita al individuo una parte de su autonomía decisoria y la sustituye por un proceso organizativo de toma de decisiones donde se especifican sus funciones, se le asigna autoridad y se establecen límites a sus facultades de decisión. El planteamiento más importante de Simon parte del problema de investigación que impulsó la edición de su obra Administrative Behavior, publicada en 1947: Lo que constituye la preocupación central de la teoría administrativa es el límite entre los aspectos racionales y no racionales del comportamiento social humano (Simon, 1972, p. XXII). Es decir que el comportamiento social humano asimilado a la toma de decisiones administrativas sería la base argumentativa de dos asuntos fundamentales: primero, la relación hechos-valores; y, segundo, la racionalidad limitada. Sobre la relación hechos-valores establece que existe, al mismo tiempo, una integración y una distinción entre dos elementos dentro del proceso de decisión: el sentido fáctico y el sentido ético (Simon, 1972, p. 10) y lo argumenta diciendo que: Las decisiones son algo más que proposiciones de hecho. Desde luego describen un estado futuro de cosas y esta descripción puede ser verdadera o falsa en un sentido estrictamente empírico; pero poseen, además, una cualidad imperativa: seleccionan un estado futuro de cosas con preferencia a otro y dirigen el comportamiento hacia la alternativa elegida. En una palabra: tienen un contenido ético tanto como fáctico (Simon, 1972, p. 45). Con respecto a la racionalidad limitada, el autor se basa en la sicología de las decisiones administrativas para establecer que la racionalidad objetiva tiene limitaciones en tres aspectos sobre los cuales no es posible conocerlo todo: 185 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa a) la visión de las alternativas de comportamiento, previa a la decisión, de una manera panorámica; b) la consideración del complejo total de consecuencias que seguirá a cada elección; c) la elección, como el sistema de valores como criterio, de una entre toda la serie de alternativas (Simon, 1972, p. 77). 186 Las limitaciones de la racionalidad objetiva en la toma de decisiones se observan mejor al establecer una relación entre el comportamiento racional que representa el comportamiento esperado que se pauta por medio de normas, y el comportamiento real que obedece a un proceso de ajuste gradual en condiciones de trabajo concretas, donde analiza que este último no alcanza la racionalidad objetiva que se espera desde el primero, por lo menos de tres maneras: 1) La racionalidad exige un conocimiento y anticipación completa de las consecuencias que seguirán a cada elección. En realidad, el conocimiento de las consecuencias es siempre fragmentario; 2) Dado que estas consecuencias pertenecen al futuro, la imaginación debe suplir la falta de experiencia al asignarles valores. Pero solo es posible anticipar de manera imperfecta los valores; 3) La racionalidad exige una elección entre todos los posibles comportamientos posibles. En el comportamiento real solo se nos ocurren unas pocas de esas posibles alternativas (Simon, 1972, p. 77-78). Algunas de esas alternativas son la imperfección de la capacidad del conocimiento humano, las dificultades de la anticipación, y el alcance de las posibilidades de comportamiento (Simon, 1972, pp. 78-81) y, en consecuencia, la racionalidad objetiva no determina el comportamiento real porque éste es flexible dentro del área de racionalidad y adaptable a las capacidades, finalidades y conocimiento. En cambio, el comportamiento se encuentra determinado por los elementos irracionales y no racionales que limitan el área de racionalidad (Simon, 1972, p. 228). De ahí que la teoría administrativa deba ocuparse de los límites de la racionalidad y de la manera en que la organización afecta a estos límites para quien toma la decisión (Simon, 1972, p. 228). 3. Legalidad y legitimidad en administración Hemos dicho que el comportamiento administrativo en Simon (1972) está asociado a la toma de decisiones; dicho de otra manera, se asocia a los procesos de Racionalidad de la toma de decisiones en la teoría administrativa. Entre legalidad y legitimidad elección llevados a cabo por personas que se encuentran en la cima de la jerarquía administrativa, quienes desempeñan un papel esencial en el cumplimiento de los objetivos organizacionales. Ahora, si la administración se cristaliza mediante la toma de decisiones y quien decide posee un rango de autoridad, entonces surge la pregunta: ¿cómo se manifiestan la legalidad y la legitimidad en las decisiones que toma la autoridad administrativa? Antes de abordar algunas explicaciones tengamos en cuenta las siguientes consideraciones. Primera, que la decisión es un proceso donde se producen tensiones entre los intereses de quien decide y los intereses de otros actores que están dentro y fuera de la organización. Segunda, que la voluntad de quien decide está enmarcada en relaciones de poder que limitan su autonomía para decidir. Tercera, que tomar decisiones requiere de utilizar medios técnicos y tiene implicaciones éticas. Y cuarta, que la autoridad que decide, finalmente asume la responsabilidad por las decisiones tomadas. Para comprender el significado de los conceptos de legalidad y legitimidad seguiremos a Cruz (2013) con el fin de precisar el concepto de autoridad como punto de partida, pero tomando distancia del tratamiento que le da al concepto de poder para efectos del interés analítico del presente trabajo. Es necesario precisar que si bien el autor en referencia plantea que “asumiremos inicialmente que el carácter legal es legítimo, porque suponemos que la conformación de las normas obedece a un reconocimiento colectivo que las justifica” (Cruz, 2013, p. 151), hay que tomar en cuenta que lo hace para establecer los presupuestos básicos que utiliza al momento de plantear la diferencia entre la autoridad, desde la legitimidad, y el poder, desde la legalidad. En nuestro caso interesa examinar el concepto de autoridad, tanto desde la legalidad de la norma en que se apoya, como en la legitimidad que le otorga la aceptación de los subordinados; es decir, nos moveremos sobre el eje de la relación autoridad-subordinación. Sobre el concepto de autoridad, Cruz establece que puede plantearse a partir de dos dimensiones de análisis en la organización: En primer lugar, derivada de la estructura normativa; quienes participan en estos espacios de acción asumen el carácter implícito de las reglas, como orientaciones de conducta firmemente establecidas. En segundo lugar, la autoridad administrativa ofrece una vertiente adicional de comprensión, fundada en el reconocimiento tácito de los subordinados por aceptar voluntariamente sus mandatos, independientemente la estructura 187 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa orgánica. Este tipo de autoridad en la teoría administrativa se conoce como autoridad personal, la cual implica una ordenación asumida de manera intrínseca por los sujetos que participan en una relación autoridad-subordinación, y cuya manifestación no se sustenta en ninguna reglamentación, sino que se encuentra más cercana a la creencia en 188 la valía de una persona para orientar mejor la función, por su inteligencia, experiencia, don de mando o valor moral. A este tipo de autoridad la denominaremos […] autoridad legítima (Cruz, 2013, p.151-152). Desde la estructura normativa, la autoridad representa la instancia administrativa desde donde se dirigen, regulan y controlan las relaciones entre los miembros de la organización y las funciones que éstos realizan con el propósito de alcanzar los objetivos organizacionales. Como el ejercicio de la autoridad reposa sobre una estructura de dominación, quien toma decisiones desde este marco lo hace revestido de legalidad, toda vez que el cuerpo normativo en el que se apoya, es un instrumento por medio del cual se busca determinar la conducta a esperar de las personas. Una autoridad formalmente asignada representa una condición de legalidad que resulta indiscutible por derivar del ordenamiento estatutario de la organización, lo que significa que todos los actos de gobierno que realiza son legales por la naturaleza de su origen. Desde el reconocimiento tácito de los subordinados se establece una relación de autoridad-subordinación que muestra dos posibilidades divergentes: bien como forma impositiva del ejercicio de la autoridad que se apoya en la normatividad (legalidad); o como posibilidad de acuerdo entre la autoridad y los subordinados que construyen un contexto de validez (legitimidad), que se basa en tres aspectos: a) en la pertinencia de los fines elegidos; b) en la adecuación de los medios escogidos para el cumplimiento de los fines; y c) en los aspectos éticos comprometidos durante y posteriores al proceso de decisión. Dependiendo desde donde se decida, bien sea con base en la formalidad estatutaria o en la idoneidad profesional y la ética de las actuaciones es posible establecer si la decisión corresponde a una racionalidad desde la legalidad o desde la legitimidad, respectivamente. Sin embargo, la segunda, a diferencia de la primera, tiene una doble perspectiva: al mismo tiempo que se sustenta en el aparato normativo, proviene de un reconocimiento de su validez por parte del colectivo. A pesar de que legalidad y legitimidad parecen ser dos racionalidades divergentes, es necesario analizarlas de manera conjunta porque representan dos aspectos de una misma realidad: mientras que la legitimidad Racionalidad de la toma de decisiones en la teoría administrativa. Entre legalidad y legitimidad se desprende de la vertiente normativa y se amplía a partir de ésta para buscar su propia realización, la legalidad se constituye a partir de la orientación funcional que dan las normas. 189 4. Racionalidad de legalidad y de legitimidad de la toma de decisiones en la teoría administrativa Paradigma clásico Administración científica Previo al surgimiento de este paradigma, estaba en plena vigencia el período de la administración denominado como el Mejoramiento Industrial (Barley y Kunda, 1995, p. 83), que se caracterizó por la búsqueda de la paz en las relaciones laborales entre patronos-obreros y obreros-obreros en un escenario industrial caracterizado por el crecimiento de la producción en masa, donde la convergencia de trabajadores procedentes de diversas nacionalidades había desatado confrontaciones, huelgas y cierre de fábricas. Como el motivo último de la producción industrial era la rentabilidad, el interés de los propietarios de la industria consistía en moldear la conducta de los trabajadores para establecer un nuevo orden inspirado en la creencia de que: […] los sistemas basados en la cooperación son más avanzados que los sistemas basados en los conflictos. Los reformadores sostenían que si la empresa podía convertirse en el eje alrededor del cual giraba la vida del empleado, podrían lograrse el orden comunitario y la paz industrial (Barley y Kunda, 1995, p. 84). Hacia finales del siglo XIX se incrementaron las críticas sobre la utilidad de los programas del mejoramiento industrial, pues observaban que los esfuerzos realizados por muchas empresas eran insuficientes para para prevenir la marea creciente de la militancia obrera (Buder, 1967, citado por Barley y Kunda, 1995, p. 84). El declive de este período se comienza a propiciar alrededor de 1890, cuando un creciente grupo de ingenieros industriales y mecánicos habría de plantear el gran desafío de mejorar la coordinación y el control de la administración, Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 190 mediante la implementación de tres tipos de planes: “sistemas de contabilidad de costos, sistemas de control de producción, y planes de pagos salariales” (Litterer, 1963, citado por Barley y Kunda, 1995, p. 84). Al respecto, Taylor, quien comenzó a propagar sus ideas sobre la remuneración del trabajo a destajo en 1895, pronto se ocupó en mejorar la productividad argumentando que: La eliminación del bajo rendimiento y de las diversas causas que deciden el trabajo lento rebajaría tanto el costo de la producción que nuestros mercados, tanto nacional como extranjero, se ampliarían muchísimo, y podríamos competir en condiciones más que iguales con nuestros rivales” (Taylor, 1961, p. 21). Estableció que las causas de la baja productividad eran de tres tipos: a) que era mentira la creencia de los trabajadores en que el aumento del rendimiento dejaría sin trabajo a otros trabajadores; b) que los sistemas de administración eran defectuosos; y c) que los métodos de producción eran ineficientes (Taylor, 1961, p. 22). A partir de estas bases, Taylor estructura una estandarización de los procesos productivos –conocida como la Organización Racional del Trabajo– que descansaba sobre su convicción de que por medio de una administración más científica se lograría aumentar el rendimiento mediante el establecimiento de cuatro principios: a) desarrollar métodos científicos de trabajo para reemplazar el antiguo sistema empírico; b) seleccionar científicamente, instruir y formar al obrero; c) cooperar con los obreros para garantizar su desempeño de acuerdo con los métodos científicos establecidos; y d) distribuir equitativamente el trabajo y las responsabilidades entre la administración y los obreros (Taylor, 1961, p. 39). Esta armazón disciplinaria logra alcanzar su punto más alto porque: El trabajo de cada operario queda totalmente planificado por la dirección con un día, cuanto menos, de anticipación, y en la mayoría de los casos cada operario recibe instrucciones completas por escrito, describiéndole detalladamente la tarea que tiene que llevar a cabo así como los medios que habrá de emplear para realizar el trabajo (Taylor, 1961, p. 41). Sin embargo, lo que pareciera constituir una toma de decisiones basada solamente en la legalidad del jefe que ordena toma un giro del cual poco o nada Racionalidad de la toma de decisiones en la teoría administrativa. Entre legalidad y legitimidad se da cuenta en la literatura producida por los críticos de Taylor –diferente del taylorismo– cuando éste dice que: El trabajo así planificado por adelantado constituye una labor que tiene que resolverse […] no por el trabajador, sino, en casi todos los casos, por el esfuerzo conjunto del obrero y la dirección (Taylor, 1961, p. 41). A partir de allí, toma cuerpo lo que ya hemos definido como la legitimidad de la decisión o, por lo menos, el establecimiento de mecanismos de participación dirigidos en ese sentido. En síntesis, Taylor (1961) basó el modelo de decisiones en la búsqueda de una finalidad común entre patronos y obreros: la máxima prosperidad para ambos. Los medios establecidos para alcanzar dicha finalidad, se orientaron hacia el logro de la máxima productividad y el máximo ingreso económico. Tal maximización era posible si se establecía una normalización instrumental mediante la cual el proceso productivo resultara ordenado, lógico y disciplinado. Por tanto, la decisión administrativa se basó en dos racionalidades: una de carácter normativo-instrumental que resalta la legalidad, y que puesta en la escena de la práctica administrativa, puso al margen toda posibilidad de discusión sobre los fines de la administración; y otra, también asociada a la normativa-instrumental, que establece mecanismos de participación, configurando así una racionalidad de la legitimidad, al menos desde el planteamiento teórico del autor que es lo que aquí se intenta analizar. Relaciones humanas La saturación de la administración científica, como novedad y panacea para resolver los problemas de la productividad, se produjo alrededor de 1920 porque, en la práctica administrativa, era evidente la inoperancia de sus métodos para reducir costos y por la poca atención prestada los factores humanos, en tiempos donde el temor causado por la Revolución Bolchevique llevó a que los industriales revelaran otras formas de cooperar con el trabajo y a plantear posturas más conciliadoras con los sindicatos de trabajadores (Barley y Kunda, 1995, p. 86). A pesar de que “el discurso administrativo diera un giro normativo durante la década de 1920, lo hizo con tanta indecisión, mediante una retórica 191 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 192 amañada de un taylorismo modificado […] los psicólogos industriales y los trabajadores del área de personal […] allanaron el camino para el surgimiento de una nueva ideología […] la retórica orientada al grupo, el movimiento de relaciones humanas” (Barley y Kunda, 1995, p. 87). Después de la Primera Guerra Mundial, se inicia el gradual resurgimiento del capitalismo de bienestar representado en el apogeo de las relaciones humanas, que comenzaba a orientarse hacia la reivindicación de los derechos de los trabajadores y al mejoramiento de sus condiciones de trabajo (Barley y Kunda, 1995, p. 87). Sin embargo, la reorientación hacia fines más centrados en el bienestar del trabajador no bastó para evitar que el establecido interés economicista prevaleciera por sobre el emergente interés humanista. Esto ocurrió a pesar de los esfuerzos realizados por algunos autores como Follet (1997) quien escribió sobre “los aspectos social-psicológicos del trabajo […] su trabajo fue opacado por el interés [de la época] en las pruebas y en los factores humanos […] el trabajo de Follet permaneció en la oscuridad hasta mucho tiempo después de que Mayo fuera considerado el fundador del movimiento de relaciones humanas” (Barley y Kunda, 1995, p. 87). Plenamente convencida de que la autoridad arbitraria, la derivada de un simple cargo, estaba disminuyendo a raíz de la creciente tendencia hacia un enfoque más científico, afirma que “lo importante acerca de una decisión no es quien la toma, sino el asunto que está en juego” (Follet, 1997, p. 152). Uno de los aspectos más importantes de su trabajo se relaciona con el fundamento de la autoridad, donde resalta la racionalidad de la legitimidad de manera clara; sobre este concepto dice que “Por autoridad, me refiero a la autoridad genuina, que es el resultado de nuestra vida común. No proviene de la separación de las personas de dos clases: quienes gobiernan y aquellos que obedecen. Proviene de una amalgama entreverada de un conjunto de factores, de la correspondencia de mi trabajo con respecto del suyo y viceversa […] La autoridad es un proceso autogenerativo” (Follet, 1997, p. 154). Esto significa que la autoridad va de acuerdo con el conocimiento y la experiencia de la función, no con respecto al nivel jerárquico, pues el nuevo concepto de autoridad se basa en la valoración del trabajo en sí mismo para establecer la clase y cantidad de la misma, pero ya no con base en la posición jerárquica; esto rompe la línea que separa a los que dirigen de los dirigidos, lo que hace de la decisión un resultado del proceso de influencia interactiva. Racionalidad de la toma de decisiones en la teoría administrativa. Entre legalidad y legitimidad En Problemas sociales de una civilización industrial, Mayo plantea la necesidad de comprender en profundidad las relaciones humanas y la forma como pueden mejorarse, cuando declara: He de referirme aquí a los problemas que implican la formación y reconstrucción adaptable de equipos de trabajo, cuya importancia para la colaboración en los años de posguerra todavía no se ha comprendido bien (Mayo, 1977, p. 90). […] En la moderna industria de gran escala, los tres problemas persistentes de la administración son: 1) La aplicación de la ciencia y la habilidad técnica a algún bien o producto material. 2) El ordenamiento sistemático de las operaciones. 3) La organización del trabajo en equipo; es decir, de la cooperación sostenida (Mayo, 1977, p. 91). Reconoce que mientras los dos primeros fueron bien desarrollados en la práctica por los ingenieros, contribuyendo así a la efectividad de la industria, el tercero había sido lamentablemente descuidado, sin tener en cuenta que, de resolverse, contribuiría a la eficiencia, pues a mayor complejidad de la industria mayor dependencia de la cooperación. Interesado en complementar el modelo mecánico del comportamiento organizacional establecido por la administración científica, con otro que tuviese más en cuenta los sentimientos, actitudes, complejidad motivacional y otros aspectos sociales del ser humano, tarea que correspondería a la Escuela de las Relaciones Humanas, Mayo plantea, a partir del programa de entrevistas de Hawthorne que: El conocimiento adquirido por el grupo investigador […] no se puede describir como un reemplazo del motivo racional por el irracional, de la lógica por la emoción. Al contrario, implica la necesidad de un estudio competente (Mayo, 1977, p. 105). Consciente de que el problema más importante de la administración de su época era procurar la consolidación de lo social, para evitar la destrucción de la civilización, sostiene que: […] el ancestral deseo humano por la persistencia de la asociación humana complicará en gran medida el desarrollo de una sociedad adaptable, si no llegamos a idear métodos sistemáticos para trasladar individuos de un grupo de asociados a otro (Mayo, 1977, p. 103). 193 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 194 Con lo anterior, pone en evidencia que el concepto común, entre los empleados jerárquicos, sobre la relación administración-obrero era inapropiado por considerar que el probado éxito de la administración se basaba más en su relación con grupos de trabajo que con obreros aislados. Al analizar por qué la colaboración humana en el trabajo era un fracaso, “Mayo y Roethlisberger extrajeron la base filosófica para el movimiento de las relaciones humanas. El objetivo era la colaboración humana efectiva; el medio era la restauración de un código social que facilitara la adaptación a la vida industrial” (Wren, 2008, p. 377). Evidentemente, el surgimiento de un verdadero interés por legitimar las decisiones administrativas había comenzado a calar entre los teóricos del movimiento humanista al punto que la relación con los sindicatos comenzó a tomar otras características, tanto que a finales de la década de 1940: […] se establecieron varios centros de relaciones industriales […] portavoces destacados del movimiento de las relaciones humanas se afiliaron a estos centros y en consecuencia moldearon las perspectivas de la negociación colectiva en direcciones compatibles con la ideología de las relaciones humanas […] el énfasis del sistema de negociación colectiva pasó de la sola estructuración del conflicto mediante el debido procesos, a incluir el potencial de colaboración” (Walton y McKersie, 1965, citados por Barley y Kunda, 1995, p. 88). El énfasis emergente en una racionalidad de la legitimidad de las decisiones parte de los teóricos de las relaciones humanas quienes sostenían que los trabajadores eran ante todo seres sociales guiados por la necesidad de pertenencia y aceptación (Barley y Kunda, 1995, p. 88); para lo cual era necesario acentuar la importancia de las relaciones humanas, la escucha, la comunicación y las habilidades socio-humanas del gestor-líder, persona encargada de equilibrar la lógica de la eficiencia con la lógica de los sentimientos de los trabajadores, de tal manera que el supervisor pudiera superar las disfunciones de las relaciones y restablecer la solidaridad del grupo para satisfacer las necesidades sociales de los trabajadores y las necesidades económicas de la empresa (Wren, 2008, p. 383). De hecho, Mayo sentencia que: El administrador del futuro debe ser capaz de comprender los hechos de la sociedad humana por lo que son en realidad […] mediante una preparación cuidadosa […] que Racionalidad de la toma de decisiones en la teoría administrativa. Entre legalidad y legitimidad debe incluir el conocimiento de las habilidades técnicas […] y de la organización de la cooperación” (Mayo, 1977, p. 148). Con esto, resalta la importancia de mejorar la perspectiva ingenieril que consideraba a la productividad casi exclusivamente como un problema técnico para centrar la importancia en el estilo de dirección –desde donde se enseñan las destrezas administrativas frente a las técnicas– con interés en la dinámica y procesos de grupos, como una forma de complementar el enfoque taylorista de la administración. Es decir, la existencia de grupos autoorganizados desarrolla tendencias a cooperar sinceramente con la dirección de la empresa. Paradigma neo-clásico Racionalismo de sistemas y comportamiento administrativo Una de las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial fue el desarrollo de la investigación de operaciones (IO) como resultado del despliegue logístico que tal empresa demandó. Las fuerzas militares británicas y norteamericanas emplearon equipos de matemáticos, físicos y estadísticos en la solución de problemas logísticos para el transporte de tropas, de insumos, de pertrechos y demás requerimientos materiales que eran enviados a través del Océano Atlántico. Muy pronto, la IO se trasladó de las prácticas militares a las de la industria (Barley y Kunda, 1992, p. 90), dando inicio a lo se constituyó en la base del poderío industrial y económico alcanzado por los Estados Unidos hasta el inicio de la década de los años ochenta. Durante este período, la toma de decisiones industriales estaba basada en la modelación matemática, lo que enfatizó en una racionalidad de la legalidad ya establecida desde la administración científica, lo que se constata en el sistemático abandono de la discusión entre fines y medios. A finales de la década de 1960, el auge de modelación ya hacia parte de la gestión de grandes corporaciones en EE.UU. donde se aplicaban métodos como la teoría de colas, el análisis de redes, las técnicas de simulación, la programación lineal y dinámica; al punto que “se hizo realidad la visión educativa de las misiones Ford y Carnegie: la investigación de operaciones, la ciencia administrativa, las finanzas, la contabilidad y la estadística eran ahora el núcleo 195 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 196 de del plan de estudios en las más prestigiosas escuelas de negocios” (Barley y Kunda, 1992, p. 90). Mientras los administradores creían en la posibilidad de diseñar empresas más efectivas manipulando procesos de decisión con base en el análisis matemático y el enfoque de sistemas y de contingencia, autores como March y Simón (1958; citados por Barley y Kunda, 1992, p. 90) dudaban de las reales posibilidades de una racional completamente objetiva. Simon, por ejemplo, afirma que la teoría administrativa es la teoría de la racionalidad intencionada y limitada del comportamiento de los seres humanos quienes “se dan por satisfechos” porque no tienen la inteligencia necesaria para conseguir el máximo (Simon, 1972, p. XXII). Él descifró la anatomía de las decisiones para plantear la existencia simultánea no solo de aspectos racionales –lógicos– si no de aspectos subjetivos –psicológicos– en el contexto psicológico y social que la enmarca de donde concluye que la racionalidad humana tiene límites (Simon, 1972, p. 77). El análisis es enriquecido por el autor cuando descubre que los fines y los medios establecidos no se correspondían con los hechos y los valores contenidos en las decisiones, con lo cual advierte que el sistema de comportamientos relacionados con la decisión administrativa es inestable ya que: El ser humano, que se esfuerza por alcanzar la racionalidad y se ve restringido dentro de los límites de sus conocimientos, ha desarrollado algunos procedimientos de trabajo con los que supera parcialmente esa dificultad (Simon, 1972, p. 79). El marco de relaciones establecidas por Simon alrededor de la decisión administrativa está ligado al espíritu científico de la época cuando el enfoque de sistemas y de contingencias había ingresado a la administración para transformar muchas de sus concepciones paradigmáticas; de hecho, se dice sobre Simon que “la gran coherencia tanto en su investigación como en los escritos ha sido la utilización del enfoque de sistemas” (Kast y Rosenzweig, 1990, p.115). Movidos por el interés de visualizar la organización total en interacción con su ambiente y conceptualizar las relaciones entre los componentes internos (Kast y Rosenzweig, 1990, p. 107), los autores conciben a la organización como un sistema sociotécnico alrededor del cual van a integrar tres nuevos conceptos a la administración: la organización como sistema abierto; los sistemas integrados de las organizaciones y la contingencia en las organizaciones (Kast Racionalidad de la toma de decisiones en la teoría administrativa. Entre legalidad y legitimidad y Rosenzweig, 1990, pp. 177-121). También van a integrar, entre sí, los postulados de la administración científica y de las relaciones humanas para incorporarlos como referente de análisis al enfoque de sistemas hasta constituir una especie de macroparadigma para el estudio de las organizaciones (Kast y Rosenzweig, 1990, p. 121). La concepción de una forma organizacional del tipo adaptable-orgánica será un punto de vista revolucionario para la administración desde dos implicaciones diferentes y complementarias al mismo tiempo: a) desde la estructura organizacional se busca que el diseño surja de comprender las interrelaciones dentro de la organización y entre la organización y su medio ambiente; y b) desde las decisiones administrativas se requiere facilitar un entendimiento más amplio de las situaciones complejas y aumentar la probabilidad para que las decisiones se correspondan más con la naturaleza multivariable de la organización. Los racionalistas que utilizaron intensivamente la modelación matemática en los procesos de toma de decisiones calificaban a las relaciones humanas como “nublados espejismos de una atmósfera soleada” que no llegaban a la acción práctica (Barley y Kunda, 1992, p. 91); y se volcaron sobre las bases científicas de la ingeniería para vender las técnicas programáticas de pronóstico a los administradores hasta llegar a lo más altos niveles de abstracción del análisis de sistemas. Como el racionalismo de sistemas no tenía un modelo de fuerza de trabajo, las decisiones corrían por cuenta de la alta gerencia y de los expertos donde los obreros pasaban a un segundo plano y “parecían menos dispuestos a aceptar la autoridad” (Barley y Kunda, 1992, p. 92). A pesar de que la modelación matemática sólo representaba un criterio técnico, a los administradores no les parecía importar que las decisiones tomadas fueran consistentes con los fines empresariales y con el contenido ético de las mismas. Estos aspectos condujeron a la supremacía de una racionalidad de la legalidad de las decisiones, que pautó las relaciones autoridad-subordinados. Paradigma del capitalismo industrial Cultura y calidad El declive del racionalismo de sistemas inicia con el surgimiento del denominado fenómeno japonés. Después de los sucesos de Hiroshima y Nagasaki, Japón 197 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 198 había emergido de la ruina material y moral para ocupar el primer lugar en el nivel industrial y económico por sobre la decadente industria estadounidense en los mercados mundiales. Con el propósito de mantener vigentes los criterios técnicos amparados en una racionalidad legal todo asomo de valores que sustentaran las decisiones empresariales en el racionalismo de sistemas había pasado sistemáticamente a un segundo plano. De acuerdo con Barley y Kunda, el descenso de la racionalidad de sistemas sirvió de base para el ascenso de la cultura debido a que “Frustrada por su incapacidad para conseguir que los empleados tomaran las acciones correctivas, la alta gerencia presionó aún más a sus empleados, provocando controles aún más ajustados” (Barley y Kunda, 1992, p. 93). El punto de vista de Deming sobre el problema, consiste en que: El estilo de gestión occidental debe cambiar para detener la decadencia de la industria occidental y para desarrollarla. El propósito […] consiste en explicar los elementos de la transformación que debe tener lugar […] ¿Qué tal lo está haciendo nuestra dirección? Los dirigentes sindicales también pueden hacerse la misma pregunta y juzgar a la dirección con los mismos criterios” (Deming, 1989, p. 15). El mismo autor responsabiliza a la dirección empresarial estadounidense, por lo que lo considera como la causa fundamental de la enfermedad de la industria norteamericana y el consecuente desempleo. De igual manera otros autores van a responsabilizar a la dirección empresarial del fracaso en los siguientes términos: […] intentaremos demostrar que una de las causas más importantes de la superioridad japonesa a partir del último decenio radica en su mayor habilidad de gestión empresarial” (Tanner y Athos, 1983, p. 22); […] para nosotros el problema está en la gestión empresarial, y la mejora de esta constituye el factor básico” (Tanner y Athos, 1983, p. 29); y […]nos enfrentamos a a un cambio de valores que rige en el seno de nuestra sociedad” (Tanner y Athos, 1983, p. 23). Mientras tanto en Japón, observaba Ouchi (1982), que el sistema de valores de la sociedad constituía la base de la capacidad competitiva del aparato industrial y del fortalecimiento económico alcanzado por la nación que se concretaba en dos aspectos fundamentales: en la legitimidad del ejercicio de la autoridad basada en la relación servicio-lealtad entre jefes y subordinados y en el profundo Racionalidad de la toma de decisiones en la teoría administrativa. Entre legalidad y legitimidad sentido de la cooperación en el trabajo, como mecanismo de participación legitimador de la autoridad; estos hechos reflejan que “los japoneses saben dirigir mejor que los norteamericanos” (Ouchi, 1982, p. 13). Japón había logrado mantener una ética laboral mientras que los norteamericanos se han vuelto blandos, indolentes, y sienten que tienen derecho a la buena vida sin ganarla (Ouchi, 1982, p. 22). De hecho, se propuso: Utilizar la comparación entre Japón y los Estados Unidos, tanto para identificar los rasgos básicos que se aplican en ambas culturas como para comprender las diferencias que habían surgido en cuanto al patrón de conducta […] Mi propósito era, desde luego, entender los patrones norteamericanos de organización y administración” (Ouchi, 1982, pp. 23-24). Los efectos causados por el país oriental en la industria norteamericana pronto forzaron aprendizajes. Se inició un período en el cual se intentaba por diversos medios mantener altos estándares de calidad con base en la alineación de los valores que debían sustentar la cultura de las empresas. Uno de los postulados centrales, para el logro de este propósito, consistía en que las culturas fuertes podían ser conscientemente diseñadas y manipuladas, con lo cual se inaugura lo que se conoce como la cultura corporativa (Zapata et al., 2009, p. 297), que consiste en un atributo de la gerencia por el cual es posible decretar, cambiar e inculcar valores a los trabajadores, que está inspirada en la teoría estructural-funcionalista de Radcliffe-Brown, quien concibe la cultura como […] un mecanismo adaptativo regulador […] surge y es forzada y transmitida mediante procesos de interacción de grupo (Zapata et al., 2009, p. 298). Posteriormente aparece el best seller En busca de la excelencia donde se afirma que el secreto de las empresas que prosperan para superar la crisis, está en la cultura (Peters y Waterman, 1982; citado por Zapata et al., 2009, p. 298). Resulta paradójico que mientras el trabajo realizado por los estudiosos de la cultura (Ouchi, 1982) y, sorprendentemente, de la calidad (Deming, 1989; Tanner y Athos, 1993) impulsaran el desarrollo de ideas más orientadas hacia los valores como base para fortalecer una cultura de la calidad, que en instrumentar la misma para abrir campo al resurgimiento de una racionalidad de la legitimidad en las relaciones autoridad-subordinados, todo convergiera hacia una racionalización instrumental de los valores, tal como se hizo desde la ya comentada corriente de la cultura corporativa. 199 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa Paradigma del capitalismo financiero Prescripciones o modas administrativas 200 Desde 1990, la administración atraviesa por un período denominado como de capitalismo financiero que se caracteriza, por ejemplo, porque el valor económico de una empresa pasó de estar basado en las operaciones y activos reales que posee –criterio válido en el capitalismo industrial– a otra lógica donde es el resultado de la especulación en operaciones en bolsa donde se estima el valor (fondos de inversión electrónica). Desde hace más dos décadas ha surgido un tipo de literatura a la que se le ha dado el nombre de prescripciones administrativas (López, 1999) o modas administrativas (Muñoz, 2003); estas obras han aparecido en el mercado como best sellers escritas por gurúes del management, con el patrocinio de editoriales y universidades prestigiosas de Norteamérica cuya principal característica es la falta de rigurosidad investigativa. Obras como: Reingeniería (Hammer y Champy, 1984), Outsourcing (Schneider, 2004), Benchmarking (Spendolini, 1994) y Empowerment (Blanchard, 1996) son un ejemplo representativo. La reingeniería es definida como la revisión fundamental y el rediseño radical de los procesos para alcanzar mejoras espectaculares en medidas críticas de rendimiento, tales como: costo, calidad, servicio y rapidez (Hammer y Champy, 1984, p. 34). Uno de los propósitos de la reingeniería consiste en revisar los supuestos inherentes al paradigma industrial como la división del trabajo, las economías de escala, el control jerárquico y todos los demás instrumentos propios de una economía en sus primeras etapas de desarrollo. Con ello se pretende abandonar procedimientos antiguos y examinar, otra vez, desprevenidamente, el trabajo que se requiere para crear el producto o servicio de una compañía y entregarle algo de valor al cliente. El adelgazamiento organizacional que se llevó a la práctica, mediante su aplicación coincide en el tiempo con la oleada de desestructuración de la empresa privada y la privatización de las entidades públicas en América Latina, iniciadas a finales de la década de 1980. Pero el efecto de fondo de la adopción de la reingeniería se comprende con mayor claridad al analizar los presupuestos del outsourcing, al que su autor define como la herramienta de gestión que combina la correcta determinación de la estrategia con las medidas adecuadas para llevarla a cabo de una manera operativamente eficaz, orientada en términos estratégicos (Schneider, 2004, Racionalidad de la toma de decisiones en la teoría administrativa. Entre legalidad y legitimidad p. 25). Un análisis sencillo muestra que el outsourcing jugó papel clave en la desestructuración de las empresas privadas y públicas al facilitar la subcontratación de procesos y mano de obra a menor costo. Con apoyo en la gradual desregulación de la legislación laboral en Latinoamérica, la eficiencia operativa se ha venido acelerando al punto de generar masivamente empleos de mala calidad para los trabajadores. Decir que con la aplicación de esta herramienta de gestión se pretende lograr que la organización oriente su desenvolvimiento al logro de objetivos estratégicos y esté preparada para enfrentar las circunstancias que imponen los diversos factores propios de la dinámica de una sociedad globalizada como la actual” (Schneider, 2004, p. 25) significa que la estrategia consiste en incrementar el rendimiento de las economías de escala, como medio para garantizar el ajuste de capitales; es decir, para asegurar la rentabilidad del inversionista a unos costos sociales y ambientales muy altos. Resulta evidente que, en tiempos del capitalismo financiero, el nuevo orden administrativo que se impone con estas modas administrativas está orientado hacia el foco del cliente, la concentración en el core business, la subcontratación y la eliminación de infraestructura industrial, puesto que hoy quienes producen son cadenas de pequeñas empresas locales, que están subordinadas a grandes corporaciones con músculo financiero para comercializar los productos y servicios en el mercado global. Al ritmo que marca la rentabilidad, las empresas se esfuerzan por alcanzar altos estándares de calidad como base para la competitividad en los mercados; sin embargo, al considerar –tal como se anuncia en este tipo de literatura– que la calidad depende de la alineación de los trabajadores alrededor de los valores centrales de la cultura organizacional se evidencia que el punto débil es la fuerza laboral debido a que la desregulación del trabajo no permite la permanencia de trabajadores que alcancen a articularse alrededor de una cultura empresarial fuerte, necesaria para el tema de la calidad y la competitividad. Este contrasentido muestra otro aspecto de la situación: las relaciones laborales en el escenario que han sido puestas hoy, concretamente las de autoridadsubordinados, cada vez muestran que los espacios de participación se reducen evidenciando que las decisiones administrativas se basan más en una racionalidad de la legalidad. 201 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa Conclusiones 202 La tendencia actual es que la decisión administrativa se ha ido reduciendo a una lógica de tipo instrumental, es decir, hacia el predominio de una racionalidad de la legalidad. Se observa que desde los tiempos de Simon se ha ido extinguiendo paulatinamente lo que parecía ser el anuncio de un cambio en las relaciones sociales de producción, desde el punto de vista del ejercicio de la autoridad que toma decisiones. Al no prosperar hasta nuestros días, el análisis sobre la relación entre los hechos de la economía y de la administración con los valores de la sociedad, como base para la toma de decisiones, vemos difícil cristalizar todo intento por asumir la toma de decisiones administrativas desde una racionalidad de legitimidad. El estado de cosas aquí expuesto, sobre la relación entre hechos y valores, tiene antecedentes en filósofos ingleses como Dewey (citado por Putnam, 2004, pp. 23-25, 79, 119), quien estaba interesado en identificar, diagnosticar y exorcizar de nuestro pensamiento la dualidad entre hechos y valores. El mismo Putnam (2004, p. 43) advierte que la dicotomía que se planteaba en esta relación, tiene origen en argumentos de una empobrecida concepción empirista –Ley de Hume– y posteriormente de otra igualmente empobrecida concepción lógico-positivista por parte de quienes no consideraban la ética como posible objeto de discusión racional, dirigiendo su mirada hacia la naturaleza misma de los hechos, sin fijarse en la naturaleza de los valores. A manera de reflexión esperanzadora, se observa que las tendencias actuales en la teoría administrativa, están centradas en la ética y responsabilidad social empresarial –a corto plazo– y en los derechos humanos empresariales –a mediano y largo plazo. El surgimiento de esta axiología en la administración (Patrus, 2004) representa una reacción de época por parte de la sociedad frente a los desastres sociales y ambientales ocasionados por diversos factores culturales y por actores como los empresariales. Tales desastres han sido reconocidos desde el seno de la ONU en la Conferencia Económica Mundial de 1999; para resolver el problema se han establecido compromisos que han quedado plasmados en los objetivos del milenio, los cuales requieren del compromiso de todos los actores de la sociedad mundial en conjunto como apoyo a lo que ya se sabe no puede resolver solamente el Estado. El análisis sobre la racionalidad de las decisiones administrativas en las organizaciones empresariales, hacia el futuro cercano, muestra el asomo de un Racionalidad de la toma de decisiones en la teoría administrativa. Entre legalidad y legitimidad tema de relevancia mundial que tiene profundas implicaciones para la administración: los derechos humanos empresariales. Como referencia, se observa que en el informe que presentara la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre la 8ª Reunión Regional Europea, el punto de reflexión fue la flexiguridad1 debido a que las autoridades nacionales de Europa Oriental enfrentan el desafío de regular sus dinámicos mercados de trabajo, en el contexto de una economía globalizada. Este proyecto de la OIT que incluye a países como Bulgaria, Croacia, Hungría, Lituania y Polonia ilustra las diferentes respuestas políticas de los países de Europa Central y Oriental a los desafíos del empleo en el mundo actual. Ante estos hechos, resulta claro visualizar que una racionalidad de la legitimidad posiblemente retornaría al campo de la administración y, esta vez, con mayor fuerza que la alcanzada en períodos anteriores. Si la situación laboral en América Latina hoy ha llevado a masas de trabajadores a vivir en condiciones de precariedad por efectos del avance legislativo en materia de subcontratación, flexibilidad y desregulación laboral resulta inminente que el tema de los derechos humanos empresariales se constituya en un asunto clave para la toma de decisiones administrativas en el futuro. Referencias Aktouf, Omar (1998). La administración: entre tradición y renovación, Cali: Artes Gráficas Univalle. Arias, Óscar (2009). La autonomía del trabajador cooperativo subcontratado por la industria textil de Medellín, Tesis de Maestría en Ciencias de la Administración, Universidad Eafit, Medellín. Barley, Stephen y Gideon Kunda (1992). “Oleadas de las Ideologías del control normativo y racional en el discurso administrativo”, Revista INNOVAR, 6, Universidad Nacional de Colombia, pp. 80-107. Blanchard, Ken (1996). Empowerment. 3 Claves para lograr que el proceso de facultar a los empleados funcione en su empresa, Colombia: Grupo Editorial Norma. 1 Consiste en encontrar modos de equilibrar la flexibilidad laboral con la seguridad del empleo, del ingreso y de la protección social de los trabajadores. 203 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa Chiavenato, Idalberto (1977). Introducción a la teoría general de la administración, Bogotá: McGraw-Hill. Cruz, Luis (2013). La autoridad legítima. El comportamiento administrativo y la concep- 204 ción aristotélica de la legitimidad de la autoridad, México: Ediciones y Gráficos Eón. Dávila, Carlos (2001). Teorías organizacionales y administración. Enfoque crítico, Bogotá: McGraw-Hill. Deming, Edwards (1989). Calidad, productividad y competitividad: la salida de la crisis, Madrid: Ediciones Díaz de Santos. Fayol, Henri (1961). Administración industrial y general, 1a. ed., en español, México: Herrero Hermanos. Follet, Mary (1997). 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La generación de valor en la empresa se ve influida en gran medida por la apreciación de los grupos de interés y los diferentes entornos, en algunos casos sacrificando utilidades para aumentar el valor a largo plazo. Se concluye que la administración debe generar nuevas dinámicas que se relacionen con la sostenibilidad de la empresa y las formas de valoración que respondan a estas necesidades, como el marketing verde. Palabras clave: responsabilidad social, competitividad, generación de valor, sustentabilidad, marketing verde. * Profesor de la Universidad Cooperativa de Colombia, Sede Cali. Correo electrónico: Alvarop.guerrero@campusucc.edu.co Responsabilidad social ambiental . Una decisión competitiva para la empresa Abstract The objective of this chapter is to analyze the impact on the market of the Corporate Social Responsibility (CSR) strategy focused on the environmental area. Competitiveness is associated with sustainability, but it is increasingly difficult to be competitive due to globalization and the different actors that influence brand valuation by companies. Value creation in companies is affected to a large degree by the appreciation of stakeholders and the different environments, sometimes sacrificing profits to increase value in the long term. It is concluded that management must give rise to new dynamics that relate to corporate sustainability and the forms of valuation that cater to these needs, such as green marketing. Keywords: social responsibility, competitiveness, value creation, sustainability, green marketing. Introducción Generar impactos de marca y realizar diferentes estrategias en la organización para posicionarse, además de tener un buen producto o servicio en el mercado, es sólo una parte de la estrategia en la empresa. La generación de valor a lo largo del tiempo se ha transformado en mediciones de rendimiento y productividad en organizaciones con alto sentido de responsabilidad social y con empleados que comparten la filosofía empresarial. Las estructuras jerárquicas de las empresas y las responsabilidades de los diferentes cargos que existen en una organización no son suficientes para garantizar el éxito. La dirección juega un papel importante en el engranaje de todos los niveles de la organización, incluso sus accionistas deben tener impactos en el mercado y los diferentes entornos de la empresa respaldada en una apropiación de la filosofía empresarial en que fundamentan sus estrategias. Básicamente, las empresas modernas se visibilizan desde la organización por su estructura jerárquica y sus modelos de negocios, también por el producto o servicio que ofrecen al mercado. Las necesidades de mercado han llevado a las empresas a tomar nuevas iniciativas como la responsabilidad social empresarial, el pacto global de naciones unidas y los objetivos del milenio, lo cual contribuye a la visibilidad de las empresas a través de tres ejes: económico, social y ambiental. Las empresas que mejores resultados financieros perciben son aquellas que logran mejorar la percepción de los grupos de interés como los informes de sostenibilidad, responsabilidad social e innovación empresarial. 207 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 1. El concepto de responsabilidad social 208 La comisión de las comunidades europeas de 2001 con la creación del libro verde como un marco de lineamientos para la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) enmarca diferentes tipos de actividades que algunas veces pueden cuestionarse si en realidad responden a la RSE como tal. Aunque existen muchas definiciones una muy conocida y aceptada es la de la Comisión Europea que señala: La RSE es la integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y en sus relaciones con sus interlocutores.1 (Libro verde, 2001, p. 20). Aquellas empresas que adoptan esta filosofía van más allá de la rentabilidad como único factor de crecimiento, elevando sus niveles de calidad y teniendo en la mayoría de los casos como resultado de una adecuada visibilidad de esta estrategia mejores resultados económicos y financieros a largo plazo. Las empresas que adoptan prácticas de responsabilidad social, buenas prácticas de comercio, normas de calidad, etc., elevan sus estándares de competitividad, lo cual tendrá relevancia siempre y cuando sus grupos de interés y el mercado en general perciban estos compromisos. Es por eso que al generar visibilidad para la empresa las estrategias deben marcar diferencia entre aspectos sociales y aspectos relacionados con el ambiente, un buen ejemplo es Coca Cola que en el nivel global utiliza este tipo de estrategias. 2. El concepto de competitividad Garay (1998, p. 564) cita a Pineiro, (1993). Señala a la competitividad como un concepto que no tiene límites precisos y se define en relación con otros conceptos. La definición operativa de competitividad depende del punto de referencia del análisis (nación, sector, firma), del tipo de producto analizado (bienes 1 Libro Verde –Fomentar un marco europeo para la responsabilidad social de las empresas– Comisión de las Comunidades Europeas Responsabilidad social ambiental . Una decisión competitiva para la empresa básicos, productos diferenciados, cadenas productivas, etapas de producción) y del objetivo de la indagación (corto o largo plazo, explotación de mercados, reconversión), etcétera. Para el objeto de este artículo definiremos las estrategias en responsabilidad social con visibilidad en el área ambiental como un factor de competitividad, donde el éxito de la estrategia además de la percepción de los entornos directamente relacionados con la empresa está relacionado igualmente con los impactos en la sociedad en general. También el alto grado de competitividad depende de la eficiencia de la organización y la sinergia interna de la compañía con todas sus áreas, las estrategias claras por parte de la administración y el personal enfocadas hacia objetivos con impactos en el campo ambiental dependerá de una estrategia armónica entre la cadena de mando y los empleados de bajo nivel en la organización de las compañías, que se da dependiendo del compromiso y la aptitud del personal alineados con la filosofía empresarial. 3. El concepto de generación de valor Ambiguamente la generación de valor es considerada como el aumento de la utilidad y el mínimo costo para lograrlo por un período determinado para lograr una mejor percepción en el mercado y tener mayor competitividad. Porter Kramer (2011, p. 36) amplían el concepto de valor como “valor compartido” y lo define como las políticas y las prácticas operacionales que mejoran la competitividad de una empresa a la vez que ayudan a mejorar las condiciones económicas y sociales en las comunidades donde opera. La creación de valor compartido se enfoca en identificar y expandir las conexiones entre los progresos económico y social. Las estrategias en responsabilidad social como ventaja competitiva para generar valor en la empresa además de tener visibilidad tanto en aspectos sociales y ambientales de forma independiente deben estar sinérgicamente asociados a necesidades de las comunidades, región, país, entre otros. Todas las acciones de la compañía deben estar enfocadas a tener impactos en generación de valor, ya sea desde el producto, la organización, el sistema de negocios, etcétera. 209 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 4. La dirección y sus estrategias 210 La toma de decisiones como proceso sistemático es un tema que desde hace mucho tiempo se trata de explicar; es observado desde una perspectiva psicológica en relación con los comportamientos de las personas que son parte de la organización, el nivel jerárquico de los individuos en la misma y su influencia sobre los grupos de individuos que realizan los procesos en la empresa, hasta los impactos por visibilidad a través de posicionamientos de marca con estrategias en productos y responsabilidad social empresarial. Las decisiones por parte de los órganos de dirección en la empresa afectan la organización, los productos, las estrategias en responsabilidad social y los resultados financieros, en donde estos últimos generan valor dependiendo de la visibilidad que genere la empresa en la sociedad. Por lo general, toda empresa cuenta con cuatro áreas básicas para su funcionamiento: mercadeo, producción, recursos humanos y finanzas. La producción depende de las estrategias del área de ventas y su volumen depende de las expectativas que requiera el mercado. La principal responsabilidad del área de producción es la calidad de los productos y la eficiencia en sus diferentes procesos. El área de recursos humanos se encarga de proporcionar las personas que se requieran de acuerdo con sus competencias para la compañía en el momento preciso; además de generar motivadores para mantener el adecuado clima organizacional y el área de finanzas como un distribuidor de los recursos y creador de lineamientos para junto con todas las áreas generar valor en la compañía. Para Marín (2012, p. 45), “las estructuras organizacionales implican una consideración mucho más profunda y abarcante que la simple representación gráfica conocida como organigrama, con la cual se tiende a confundir.” Este autor (2012, p. 45.) cita a Friesen, Gellerman, Williams y Rains, quienes señalan que la estructuración involucra todo un proceso que comienza en la planificación de estrategias y culmina en el desarrollo del objeto social de la organización; también cita a Galbraith, Miles, Snow, Meyer, Coleman y Miller, quienes concluyen que en muchas oportunidades el desconocimiento en el diseño y construcción de la estructura conlleva a disfunciones entre lo esperado y lo obtenido, e incluso a conflictos de jerarquía antes de la puesta en operación de la organización. Responsabilidad social ambiental . Una decisión competitiva para la empresa La empresa busca generar productos que satisfagan las necesidades de un mercado específico sin importar si su naturaleza es pública o privada; todas las decisiones de la dirección empresarial deben estar enfocadas a crear valor en la empresa en una estrategia de largo plazo. Debe decirse también que la administración de la empresa y sus organismos de dirección no responden a una sola persona; van más allá de las necesidades de sus clientes trabajando conjuntamente diferentes problemas sociales y económicos de sus diferentes entornos de forma dinámica con políticas de desarrollo de su país o región y generando valor conjuntamente con todos sus grupos de interés. Para tener una generación de valor no sólo la administración y las personas que la componen deben compartir la filosofía y los objetivos de la empresa, sino todos aquellos que de una u otra forma tengan influencia sobre las diferentes acciones de la empresa. En un principio las finanzas se dedicaban al manejo óptimo de los recursos haciendo un manejo equilibrado entre el uso y la gestión del dinero; también se encargaban del manejo de los activos en las empresas en un determinado espacio de tiempo. En la actualidad las finanzas están enfocadas a generar valor en las empresas que en obtener las mejores utilidades y beneficios para sus dueños. Meyers (2000, p. 8) señala que Frederick Winslow Taylor fue el primero que utilizó un cronómetro para medir el contenido del trabajo con lo que surgió un estudio de la administración utilizando el método científico y mediante la observación a los obreros; el trabajo se llamó “Tiempos y movimientos”, con el cual determinó que había otros factores diferentes a los económicos que influían en la mejora de los resultados de las empresas, Taylor fue uno de los pioneros en la generación de valor. Las finanzas deben apoyar a la estrategia para lograr maximizar valor en la compañía y esto se da como resultado de una sinergia entre todas las áreas, la organización y la filosofía empresarial. Producto o servicio La innovación empresarial desde el modelo de negocio, la estructura administrativa, las formas de dirección y nuevas formas de presentar producto al 211 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 212 mercado en combinación con la responsabilidad social empresarial es un generador de valor para la misma. Peter Drucker (citado por Formichella, 2005, p. 2) definió la innovación como la herramienta específica de los empresarios innovadores; el medio por el cual explotar el cambio como una oportunidad para un negocio diferente; además, de acuerdo con este autor: “Es la acción de dotar a los recursos con una nueva capacidad de producir riqueza. La innovación crea un ‘recurso’. No existe tal cosa hasta que el hombre encuentra la aplicación de algo natural y entonces lo dota de valor económico.” La innovación de los productos y la evolución de la tecnología han llevado a lograr grandes beneficios económicos a las empresas, pero se evidencia una disminución en el ingreso de los trabajadores la cual no ha sido proporcional. La gestión del conocimiento dejó como consecuencia grandes avances en la parte tecnológica, aumentando la producción sin tener en cuenta el costo social del desempleo generado por el desplazamiento de mano de obra no calificada. Los costos de producción disminuyen considerablemente aumentando la utilidad para la compañía en el corto plazo, pero a lo largo del tiempo si la empresa no muestra una alternativa de sostenimiento para esa mano de obra desplazada su visibilidad como empresa perdería valor y dejaría de ser atractiva para los mercados aunque tenga productos innovadores. Un reflejo de esta situación es el empobrecimiento de la sociedad moderna en donde la concentración de capitales está en manos de pocas personas; las empresas y sus órganos de dirección deben tomar decisiones que conlleven además de mejorar el producto, las utilidades y el valor de la empresa a mejorar las condiciones de todos sus entornos, maximizando su valor social. Las compañías al tomar de forma voluntaria estrategias de RSE como unidades productoras de rentabilidad en la empresa, no siempre generan valor, un ejemplo es la compañía Nike que frecuentemente es atacada por sus inmensas utilidades y muchos problemas en temas de responsabilidad social y ambiental; es muy criticada por sus sistemas de contratación y condiciones laborales de menor rigor que en sus países de origen. En 2000 se inauguró el pacto mundial de las naciones unidas en donde diversas empresas se unieron de forma voluntaria y que por diversas razones habían sido fuertemente criticadas por sus modelos de contratación, por daños ambientales, entre otros factores, entre ellas destacan: Nike, Shell, British Petroleum. Cuando nos referimos a la generación de valor es importante tener en Responsabilidad social ambiental . Una decisión competitiva para la empresa cuenta que toda la comunidad que hace parte de la empresa debe estar en sinergia con la filosofía empresarial y sus estrategias de RSE. Es así que para las compañías un producto o servicio innovador no son suficientes para ser generadores de valor en el mercado, la dirección de las empresas debe acompañar estrategias de RSE compartidas por todos los niveles, productividad, bienestar general de los trabajadores y sus entornos, etcétera. La decisión de precio en el nivel empresarial es quizá la más importante porque de ahí se sustenta el desarrollo económico de toda la compañía. El ingreso de la compañía se da por una ecuación básica: Ingreso igual a precio por cantidad (I = P x Q) en donde las teorías clásicas en la formación de precios de venta no tienen en cuenta el impacto ambiental como un generador de valor para la formación del mismo. Bolaños y Tobon (2010, p. 34) citan a Cantillon (1755), quien señala que “los precios van fijándose en el mercado conforme a la proporción de los artículos que se ofrecen en venta y del dinero dispuesto a comprarlos.” Las decisiones de innovación, responsabilidad social y responsabilidad ambiental con una adecuada visibilidad en el mercado generan precios de venta muy competitivos, los cuales darán como resultado para la compañía grandes utilidades. Los avances de la tecnología y mejoras en la producción en sus inicios no tenían en cuenta el uso indiscriminado de los recursos naturales ni el desarrollo social de su recurso humano, el uso adecuado tendrá como resultado una empresa con mayor generación de valor. Responsabilidad social empresarial A partir de 2000, con el inicio del pacto global de naciones unidas, se dieron los lineamientos que las empresas en el nivel mundial deberían tomar en cuenta para desarrollar sus diferentes estrategias de responsabilidad social empresarial; estas políticas se centraron en cuatro aspectos: • Derechos humanos • Ámbito laboral • Medio ambiente • Anticorrupción 213 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 214 De forma voluntaria las empresas más representativas en los niveles local y global se adhirieron a esta propuesta con lo que empezó una nueva dinámica en las estrategias de responsabilidad social empresarial a largo plazo. Cuando no existe coherencia entre las acciones de una empresa con los lineamientos como el pacto global o gobiernos corporativos las estrategias en responsabilidad social de los diferentes actores de un país pierden credibilidad en el mercado, perdiendo valor para la compañía. Como ejemplo tomamos el de una empresa en China, país que es una potencia en el escenario geopolítico mundial con tasas de crecimiento de población que se han venido reduciendo en los últimos años; su desarrollo económico no se ve reflejado en beneficios a la sociedad como ocurre, por ejemplo, en los alimentos donde el país se ha visto afectado por innumerables escándalos con problemas sanitarios en las comidas. El crecimiento desmedido de la población y la economía en relación con los compromisos de estándares internacionales de calidad no avanzan al mismo ritmo, llevando a perder prestigio al gobierno chino por los constantes problemas de este tipo. En este caso el bienestar aparente de la economía tiene fuertes críticas y pérdida de confianza por los pocos controles o escándalos de corrupción en la calidad de los alimentos para la población en general, incluso las empresas extranjeras también se ven afectadas por estos temas, no sólo sus mercados en China sino también en otros países. El diario El Espectador (2014) publicó el artículo “Escándalo de carne podrida China se expande a más marcas y llega a Japón”2, donde vemos que empresas como McDonalds, KFC, Pizza Hut, Starbucks, Burguer King y la China Dicos se vieron afectadas. Lo más preocupante del escándalo es que no se presenta como un acto de corrupción de un funcionario sino como un acto consentido por parte de la alta gerencia de la empresa ShanghaiHusiFood, que es a su vez una filial de una empresa americana OSI Group LLC3. Este escándalo pone en entre dicho las empresas multinacionales, también los gobiernos de los países y la ética empresarial, al igual que disminuye el valor de las empresas y se pierde credibilidad en la responsabilidad social. Una empresa de comida rápida es altamente cuestionada por sus menús poco saludables para sus clientes y por esta razón afecta a sus empleados, 2 Cfr. Diario El Espectador, periódico de Colombia, pagina web: www.elespectador.com 3 Reuters América Latina, Ita.reuters.com Responsabilidad social ambiental . Una decisión competitiva para la empresa socios, etcétera. La imagen institucional dada por la RSE influye en el precio de venta de los productos de las compañías o en la intención de compra y la fidelidad de las personas hacia una marca o producto. Las mejores empresas hoy día en los diferentes rankings en el nivel mundial de competitividad dentro de sus informes incluyen resultados por RSE. La nueva tendencia empresarial se está dando por desarrollos responsables, sostenibles, éticos y que se preocupen no sólo por los crecimientos de utilidades en las empresas. Las estrategias de RSE son fundamentales en estrategias de largo plazo; buscan una óptima generación de valor para la compañía. Para Milton Friedman (citado por Antolín y Gago, 2004, p. 30) la nueva tendencia es: “El que nuestros dirigentes de empresa aceptaran la idea de que les corresponde una responsabilidad social que no sea el obtener el mayor beneficio posible para sus accionistas sería tanto como socavar los cimientos de nuestra sociedad libre.” La RSE debe ser una estrategia compatible con la función empresarial como ente generador de utilidades y como tal en un sentido más amplio de valor. León (2014, p. 88) cita la definición de responsabilidad social empresarial en Colombia que dio en 2008 el ICONTEC: “el compromiso voluntario que las organizaciones asumen frente a las expectativas concertadas que en materia de desarrollo humano integral se generan con las partes interesadas, y que partiendo del cumplimiento de las disposiciones legales le permite a las organizaciones asegurar el crecimiento económico, el desarrollo social y el equilibrio ecológico.” La incorporación de RSE como estrategia mejora el contexto competitivo siempre y cuando se tenga una adecuada alineación entre los objetivos sociales y económicos, dando como resultado mejoras de las perspectivas de la empresa a largo plazo. Responsabilidad ambiental El tema ambiental aunque pareciera moderno es algo que se da como resultado de efectos naturales y la evolución cultural de la humanidad. Actualmente, diversos países se ven afectados por el cambio climático y uno de los impactos que se ven reflejados por esta situación es la crisis del agua en diferentes partes del mundo. América del sur y los diferentes países que lo componen se han visto fuertemente afectados por fenómenos naturales como “el niño” o “la niña”; además, las personas sin mucho conocimiento hablan de la crisis del 215 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 216 agua como resultado de estos fenómenos naturales, existe una relación directa entre el agua, la energía y los alimentos con el crecimiento de las sociedades; por ejemplo cuando crece el número de casas en una ciudad se va a necesitar agua para los habitantes de éstas, al igual que energía y alimentos en el campo para satisfacer las necesidades básicas de esta nueva comunidad; a su vez, estos nuevos alimentos van a necesitar agua y energía para su producción. Teniendo en cuenta la relación ambiental que existe entre agua, alimentos y energía en donde la mayoría de actividades giran en torno a estos recursos, la productividad en las empresas debe tener una sinergia con la disponibilidad natural de éstos recursos y las demandas de los mismos en la empresa para su crecimiento y sostenibilidad. El estado actúa como un regulador para el uso de los recursos naturales por parte de la comunidad, pero en los casos en que el estado es débil en sus controles y regulaciones se presentan manejos inapropiados por la comunidad en general causando graves efectos sobre los factores agua, alimentos, energía. Por su parte, la administración no tiene una relación directa entre producción y necesidades de agua y energía en sinergia con políticas de estado en esta materia; por ende, los crecimientos de la población mundial y las necesidades de mercado afectan también la sostenibilidad de las sociedades. En consecuencia, para entender los problemas ambientales por parte de la administración debe tenerse en cuenta las diferentes disciplinas que influyen en la problemática; la agricultura, por ejemplo, al desviar el caudal de los ríos para la producción alimenticia en volúmenes gigantescos y las nuevas técnicas de cultivos que generan un mayor desgaste al suelo, así cada disciplina influye de manera diferente en los efectos al medio ambiente. En el nivel empresarial se enfrentan dos enfoques estratégicos en el tema ambiental: • Administración ambiental • Sustentabilidad empresarial La administración ambiental en la mayoría de las definiciones describe la relación entre gestión ambiental y administración, lo que resulta un concepto muy básico. Es necesario que la administración y la ecología, como ciencia base, sean los pilares para la evolución de ésta. Es importante entender también que sólo con la relación de diferentes disciplinas actuando en el tema de la Responsabilidad social ambiental . Una decisión competitiva para la empresa sostenibilidad se podrá desarrollar ampliamente el concepto de administración ambiental. Para ello, sería importante profundizar en las nociones referidas a los sistemas complejos, tal como se muestran en nuestra mirada doméstica, que abordan en las ciencias físicas, naturales y sociales con el fin de que las capacidades teóricas que cada uno posee, restringidas por nuestras formaciones disciplinares específicas, ayuden a una gestión unificada eficiente. Finalmente, es necesario analizar el riesgo de pérdida de rigor que esos procedimientos implican, y explorar las opciones que sugieran caminos hacia una potencial integración consistente. La administración ambiental implica una confrontación ideológica de conocimientos y las diferentes herramientas técnicas o científicas con que se cuentan, superando incluso el tema empresarial. Donde realmente se deben enfocar las empresas es en el tema de la sustentabilidad empresarial que es inherente a la administración ambiental aunque no tan amplia como la segunda. El tema de sustentabilidad ambiental puede decirse que tiene dos enfoques principalmente: uno relacionado en la toma de decisiones y otro en cambios en la forma como se comporta el mundo. Finalmente, el cambio climático es un fenómeno que ocurre en el planeta, pero el crecimiento acelerado de la población del planeta, las necesidades cada vez más grandes de insumos, materias primas, maquinarias, alimentos, etcétera, contribuyeron a acelerar este proceso. La otra parte que concierne a la empresa es la toma de decisiones que se fundamenta en tres ejes: • Decisiones administrativas • Decisiones financieras • Visibilidad de la gestión ambiental a. Decisiones administrativas Las decisiones de este tipo se basan principalmente en los sistemas de producción en la empresa, en sus sistemas de calidad, en la decisión de equivalencia entre costo y beneficio con sus proveedores. La mayoría de los indicadores ambientales y de RSE están en términos cualitativos más no cuantitativos, adicionalmente no hay una relación entre las necesidades de productividad y crecimiento de las empresas con los recursos 217 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 218 naturales necesarios para soportar esos crecimientos. De forma, directa o indirecta, la administración y diferentes disciplinas por la carencia de la relación mencionada están deteriorando la sustentabilidad en el planeta. Cárdenas Jirón (1998, p. 8) define la sustentabilidad como la capacidad de permanencia en el tiempo de un proceso que perdura gracias a la retroalimentación y en particular se refiere al uso de los recursos naturales, que pueden verse afectados por la degradación ambiental de tres tipos: • El agotamiento de la calidad o cantidad del recurso usado en el consumo o la producción de actividades. • La contaminación o sobresaturación de la capacidad de la naturaleza de absorber y reciclar desechos llegando a un límite de quiebre, irreversibilidad del medio ambiente. • Reducción de la biodiversidad. b. Decisiones financieras Más allá de un tema de cuantificación financiera la contabilidad ambiental debe responder con una unidad de medida única que pueda interpretarse en términos monetarios el valor de los recursos naturales y las diversas actividades de sustentabilidad en el tema ambiental, tomando una disciplina en común para su valoración que podría ser la ecología como la disciplina en común al tratar de responder los desarrollos ambientales, tanto la administración como la contabilidad deben generar nuevos sistemas de reportes que muestren resultados de sustentabilidad en recursos como agua y energía en relación con la información financiera, esto en busca de crear empresas sostenibles. c. Visibilidad de la gestión ambiental Se debe considerar que toda actividad en materia ambiental que desarrolle la empresa debe tener visibilidad para generar valor, la herramienta adecuada para este fin es el marketing green. La organización debe buscar la mejor manera de presentar las acciones de sustentabilidad que presente, entendiendo que más allá de los clientes, las Responsabilidad social ambiental . Una decisión competitiva para la empresa organizaciones deben enviar todo un concepto filosófico y de empoderamiento en donde toda la organización debe ser parte de esta estrategia. Debe tenerse en cuenta que el posicionamiento de marca de una empresa, a través de un producto con responsabilidad ambiental, debe estar respaldado por una verdadera estrategia por parte de la organización y que las entidades que certifiquen las actividades de gestión ambiental empresarial tengan confianza en el mercado. Más allá de que las empresas tengan un alto grado de desarrollo en temas de sustentabilidad ambiental, si la organización y quienes hacen parte de ésta no comparten y ponen práctica estos conceptos será difícil tener un producto o servicio que genere valor y no es solo un tema de la dirección. Conclusión Los resultados en generación de valor en la compañía se fundamentan en nuevas estrategias como la responsabilidad social empresarial y la sustentabilidad; esto conlleva a nuevas formas de medición y formas de actuar de la dirección en las empresas superando la generación de utilidades por parte de las mismas, sin dejar de lado que la actividad empresarial es, sin duda, un generador de riqueza. El marketing verde aparece como una herramienta útil que permite dar visibilidad a las empresas en las diferentes acciones de RSE y sustentabilidad, pero la administración debe tener como pilares para estos desarrollos una visión compartida por todos los entornos de la compañía. Los gobiernos a través de la responsabilidad social empresarial crean lineamientos para corregir fallas de mercado o ausencia de regulación en diferentes aspectos, uno de ellos el manejo de los recursos naturales por parte de las empresas. La administración debe generar nuevas dinámicas que se relacionen con la sostenibilidad de la empresa y formas de valoración que respondan a estas necesidades, se debe tender a indicadores de valor diferentes a los monetarios para poder entender adecuadamente las necesidades de recursos para los objetivos de las empresas en el largo plazo y su sostenibilidad. 219 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa Referencias Antolín, M. N. y R. F. Gago (2004). “Responsabilidad social corporativa: la última inno- 220 vación en management Responsabilidad social corporativa: la última innovación en management”, Universia Business Review, 1,28-39. Bolaños, E. y A. Tobón (2010). “Un mecanismo de precios para la teoría del valor”, Lecturas de Economía, 55(55), 31-68. Cárdenas Jirón, L. A. (1998). “Definición de un marco teórico para comprender el concepto del desarrollo sustentable”, Revista invi, 13(33). Comisión de las Comunidades Europeas (2001). Fomentar un marco europeo para la responsabilidad social de las empresas”, Libro Verde, ítem 20.Bruselas, 18.7.2001 COM(2001) 366 final. El Espectador (Colombia), Disponible en: http://www.elespectador.com/noticias/elmundo/escandalo-de-carne-podrida-china-se-expande-mas-marcas-articulo-505856 Fecha de consulta: 23 de julio de 2014. Formichella, M. (2005). La evolución del concepto de innovación y su relación con el desarrollo, Argentina: INTA. Garay S, L, J. (1998). Colombia: estructura industrial e internacionalización 1967-1996. Libro virtual. Disponible en: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/economia/ industrilatina/246.htm Fecha de consulta: 27 de octubre de 2015. León, J. D. P. (2014). La responsabilidad social empresarial y la gestión humana en Colombia: desafíos para fortalecer una relación estratégica. Revista Ciencias Estratégicas, 22(31), 83-99. Marín Idárraga, D. A. (2012). 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Dicha planeación debe mejorar el ciclo de vida empresarial y ser un dinamizador para el gerente-propietario que busca mejorar la calidad de vida en su entorno familiar. El capítulo cuenta con siete apartados que conceptualizan la planeación estratégica, haciendo un recorrido por diferentes planteamientos teóricos, pero centrándose en los postulados formulados por Mintzberg y Porter para luego mostrar la relevancia de las Pymes en el mercado y del decisor o gerente-propietario en su entorno familiar. Se realiza, entonces, una propuesta para fortalecer la planeación estratégica en Pymes, que conduzca a mejorar el ciclo y la calidad de vida del entorno familiar del planeador, como una respuesta a aspectos no tratados desde los postulados teóricos de la planeación estratégica. Es así como la planeación estratégica en las Pymes se debe enfocar en un doble propósito: ampliar el ciclo de vida empresarial y mejorar la calidad de vida del entorno familiar del gerente-propietario. Palabras clave: planeación estratégica, Pymes, calidad de vida empresarial, empresas familiares. * Profesor investigador de la Universidad Cooperativa de Colombia. Correo electrónico: ivan.ordonezc@campusucc.edu.co ** Profesora Investigadora de la Universidad Cooperativa de Colombia, sede Cali. Correo electrónico: lucia.bolanos@campusucc.edu.co Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa Abstract This chapter deals with the difficulties of SMEs to make strategic planning effective. Such planning must improve the business life cycle and be a boost for the manager-owner who seeks to enhance the quality of life in his or her family environment. The chapter has seven sections that 222 conceptualize strategic planning by providing an overview of different theoretical approaches but focusing on the postulates formulated by Mintzberg and Porter to show the relevance of SMEs in the market and the decision-maker or manager-owner in his or her family environment. A proposal is then made to strengthen strategic planning in SMEs and improve the life cycle and quality of life of the planner’s family environment, as a response to aspects not covered by the theoretical postulates of strategic planning. This is how strategic planning in SMEs must be focused on a dual purpose: extending the business life cycle and improving the quality of life of the manager-owner’s family environment. Keywords: strategic planning, SMEs, quality of corporate life, family business. Introducción La planeación estratégica ha influido en el rumbo de la administración contemporánea, especialmente en América Latina. En esta región las actividades productivas o empresas están conformadas por micro, pequeñas y medianas empresas (Pymes); estas organizaciones tienen gran significado por su contribución al ingreso familiar, ocupación laboral de la población y, en menor medida, en su contribución a la productividad nacional, aunque en gran proporción presentan dificultades para aumentar temporalmente su ciclo de vida empresarial, dadas las falencias y carencias que tienen quien las dirigen o toman decisiones –gerente-propietario– en definir estrategias que incentiven el fortalecimiento de la organización, la competitividad y la posición de decisor con respecto a su entorno familiar. Este capítulo cuenta con ocho secciones que en forma consecutiva permite indagar sobre la dificultad al interior de las Pymes para planear estratégicamente en forma efectiva. En la primera, se hace una conceptualización sobre la planeación, estrategia en las organizaciones; en la segunda se presenta una revisión histórica sobre los planteamiento teóricos sobre la planeación estratégica desarrollados en la segunda mitad del siglo anterior; más adelante, en la tercera sección, se hace una revisión de los postulados de dos autores: Mintzberg y Porter, que ven a la organización o empresa como una parte del mercado que ¿Por qué se dificulta la planeación estratégica en Pymes? Una mirada teórica y una propuesta práctica debe poder ubicarse frente a sus competidores y a la contribución que hace sobre la producción en un sector, pero buscando las ventajas competitivas; con base en la revisión teórica del tema, en la sección cuatro, se relata la estructura de este tipo de organizaciones y su importancia en los diferentes niveles económicos –meta, macro, meso, y micro– en que están inmersas en busca de su competitividad y el aumento del ciclo de vida. También sustenta la dualidad en que está el gerente-propietario sobre el ciclo de vida de la organización y la calidad de vida para su familia, definiendo que esta última es un determinante en la planeación estratégica de las Pymes. Mediante un caso de estudio, se pretende dar mayor claridad de los problemas que afronta un gerente-propietario cuando va a planear en forma estratégica, cuando asume roles tanto en la organización y en su familia que suelen confundirse en la práctica, de esta forma se formula una propuesta práctica en cuatro etapas en causado a fortalecer la planeación estratégica en Pymes las Pymes, que tiendan a incrementar el ciclo de vida en la organización que influye en la calidad de vida de la familia del gerente-propietario. 1. El concepto: planeación estratégica en organizaciones El desarrollo de este capítulo se fundamentará en relación con tres palabras planeación1, estrategia2 y organizaciones3 estas mismas que dan origen a documenDe su traducción con respecto a su origen etimológico de su acción planear, denota extender o esparcir. Así, la planeación es buscar ampliar algo, para el caso de este documento, ampliar la organización. En un sentido social y humanístico la planeación permite la introspección para proponer alternativas a una realidad, bajo esta concepción es posible definir que cualquier persona o individuo racional puede planear, al contar con la información necesaria y un contexto. 1 2 Es una palabra de origen griego compuesta por dos raíces, una stratós equivalente a ejército y la otra ago que significa dirijo. Estas dos expresiones acompañadas de sufijo ia forman el sustantivo abstracto strategia. La formación gramatical en el contexto de la Grecia Antigua define el arte de dirigir los ejércitos, una necesidad imperante por los estados-ciudades de la época; para ello, era necesario un estratega que fuera capaz de dirigir los ejércitos y negociar en con otras ciudades según el propósito. El primer uso de este concepto en el ámbito administrativo tiene su origen en la antigua Grecia cuando se produce la primera comparación documentada, según Bracker (1980) en Atenas al realizar elecciones para generales, Antístenes, un hombre de negocios, derrotó al militar Nicomáquides, Sócrates hace una disertación y compara que al igual que un militar un hombre de negocios debe hacer planes para alcanzar los objetivos. 3 Proviene del griego organon que significa instrumento o herramienta útil. Según la Real Académica de la Lengua, organización es una asociación de personas reguladas por un conjunto 223 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 224 tos los documentos de Sallenave (1990), Goodstein, Nolan y Pfeiffer (2001), Chiaventao (2001) y Gorge, Álvarez y Maldonado (2005) cuando abordan el tema de planeación estratégica. En cada una de esas palabras se van amalgamando para formar una disertación sobre la planeación estratégica en una organización empresarial como las microempresas, pequeñas empresas y medianas empresas (en adelante Pymes). Tomando como referencia los significados de las tres palabras; la planeación estratégica en una organización debe propender para que la dirección vincule a las personas que persiguen un fin determinado, como bien lo define Mintzberg (1994) el planear estratégicamente debe estar en función de las personas que lo hacen posible bajo la intuición y la creatividad que finalmente lleva a la expansión de la actividad productiva y comercial. El interrogante es expandir en qué lugar, pues en un entorno cercano y lejano, inmediato o distante, esto depende de la información del medio y más aún de la información que dispone quien planea. Otra interrogante se relaciona sobre en cómo expandir el ciclo de vida de la organización; es decir, su permanencia en el mercado que propenda por aumentar su tamaño, cobertura y presencia en diversos mercados. Rodríguez (2004) define planear cómo pensar la forma de llevar a cabo una obra o idea desde la concepción del proyecto; esto es, como cualquier acción que se desee emprender, aunque no siempre planear garantiza los resultados esperados por las condiciones exógenas y futuras que imprimen riesgo al que hacer de la planeación, condición que en la mayoría de los casos es desconocida por quien tiene a cargo el planear, centrándose en aspecto internos de la organización y de su entorno inmediato, pero desconociendo su macroentorno. La planificación estratégica es un proceso que se dirige hacia la producción de uno o más estados deseados, situados en el futuro, que no es probable que ocurran si no hacemos algo al respecto (Ackoff, 1981). Es evidente que hay un riesgo impreso por la incertidumbre por el futuro, el problema no radica en el futuro, si no en lo que se hace desde el presente teniendo en cuenta los factores endógenos y exógenos de la organización. Así, una organización es un patrón de relaciones, que están dirigidas por personas que buscan una meta común (Szlaifsztein, 2009). Por lo tanto, la planeación estratégica es un medio por el de normas en relación con unos fines determinados. Finalmente, son individuos interactuando bajo una idea o perspectiva común que deben enfrentarse a decisiones bajo cada coyuntura. ¿Por qué se dificulta la planeación estratégica en Pymes? Una mirada teórica y una propuesta práctica cual la organización puede variar o cambiar la organización frente al contexto y su realidad para la obtención de una meta. Entonces planear estratégicamente implica un proceso definido por la teoría administrativa en cuatro etapas: 1) análisis del entorno, 2) formulación, 3) programación y 4) ejecución (Garvin, 1993); este planteamiento tiene pasos en cada etapa que resultan ser complejos porque debe contemplar la industria o sector al que se pertenece, analizar la competencia, proyectar escenarios, formular estrategias, definir metas y actividades, implementar tareas, coordinar y seguir las iniciativas; todo este proceso requiere de tiempo, al igual que de recursos (humanos y financieros), entre otros. Esto permite inferir, tempranamente, que las dificultades para planear en una organización están asociadas a la falta de capacitación, falta de información del entorno, disposición de los administradores para afrontar cambios y condiciones de mercado; esto parece muy especializado aunque un ser humano individualmente lo hace de forma casi inconsciente e instintiva, pero al proyectar este mismo pensamiento en forma colectiva se presenta una mayor dificultad, como lo define Porter (2006), los administradores en las organizaciones, por ejemplo, realizan muchas tareas aunque no todas son de planeación estratégica. Es importante revisar de dónde proviene la planeación estratégica, cómo se fundamenta teóricamente para definir con cuál corriente del pensamiento estratégico hay mayor empatía en el tema desarrollado en este capítulo. 2. Aportes teóricos a la planeación estratégica: revisión histórica La planeación estratégica como elemento de la administración estratégica es un tema con connotación principal que logra marcar una pauta y con este precepto se analiza sucintamente la evolución de la administración estratégica. Sólo después de la Revolución Industrial se retoma la estrategia como elemento para aplicar desde la milicia hacia las organizaciones económicas o empresariales; en pleno apogeo de ella, Clausewitz –un general de Prusia– pone en escena la estrategia que se administra en tiempo de guerra; esto se ve claramente en el libro de Machiavelli y Lynch, publicado en 2013, El arte de la guerra, en el cual se cita al general como el inspirador de los teóricos de la administración 225 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 226 que adaptaron las estrategias militares al campo industrial y más adelante fueron generalizadas a las organizaciones. Al inicio de la segunda mitad del siglo XX la estrategia fue articulada como un postulado en los planteamientos teóricos. Von Neumann y Morgenstern (1945) toman el concepto de estrategia para el desarrollo de situaciones a las que deben enfrentarse las organizaciones, en los albores de la Segunda Guerra Mundial, pero sus planteamientos también involucran conceptos económicos y éstos llevan a profundizar en el análisis de las decisiones en las organizaciones, así su análisis fundamenta la teoría de juegos, donde el propósito es evaluar los diferentes escenarios a los cuales está sujeta la organización para tomar la mejor alternativa. En 1954 Drucker, mediante la gestión corporativa moderna da una relevancia a los gerentes alrededor de la estrategia presentando a la planeación estratégica como dinámica. Así el gerente debe contar con la capacidad y experticia suficiente desde el conocimiento de la situación actual y los recursos que posee la empresa que conduzcan a aumentar el ciclo de vida empresarial. Es así que el aporte de Drucker fue definir la estrategia como un factor que debe modificarse y, a la vez, ubicar y posicionar a la organización en un contexto; además, señaló que la organización es influida por el entorno y este influye en ella. Desde los planteamientos de Drucker hasta el inicio del milenio se han concentrado una parte de la teoría administrativa en la administración estratégica, aunque su desarrollo ha estado correlacionado por las grandes empresas de orden mundial. La evolución moderna de la administración estratégica se presenta en los últimos cuarenta años del siglo XX. En 1962 Chandler definió la estrategia de una organización desde tres condiciones: establecer metas y objetivos en el largo plazo, adopción de campos de acción y asignación de recursos. El enfoque teórico se enfoca al cumplimiento de las metas y objetivos planteados; evidentemente, el resultado toma un importante significado. Henderson en 1970 publica un informe de la empresa de consultoría que representaba; en ese documento consolida los planteamientos realizados siete años antes sobre la curva de experiencia, matriz de crecimiento y participación del mercado, lo que lo lleva a definir la matriz de vulnerabilidad cuyo propósito fue identificar los ciclos de vida de los productos. Learned, Christensen, Andrews y Guth (1969) enmarcan la estrategia como una herramienta para acoplar las funciones de una organización con la voluntad de evaluarla frente a la competencia desde sus fortalezas y debilidades. En la década del setenta del siglo pasado, Ocasio y ¿Por qué se dificulta la planeación estratégica en Pymes? Una mirada teórica y una propuesta práctica Joseph (2008) –en su caso de estudio para la empresa de consultoría McKinsey– diseñaron el modelo de unidades estratégicas basado en un sistema de identificación de competidores para evaluarse frente a sus competidores. Durante la década del setenta las organizaciones se focalizan en la evaluación y buscan su desempeño por medio de la administración estratégica. En la década siguiente, al incio de los años ochenta, ingresa con gran fortaleza al escenario de los planteamientos de la administración estratégica Porter, quien logra fusionar claramente la estrategia competitiva, desde el fundamento de la ventaja competitiva propuesta por David Ricardo; de esta forma se involucran los planeamientos teóricos de la economía en este tema. Hasta ese momento la administración estratégica se había conducido a priorizar la organización como una unidad indivisible, este planteamiento es visto desde otra perspectiva por Miller y Friesen (1986) que siguiendo a Porter interpretan la relevancia que tiene el individuo y la habilidad del empresario, precisamente bajo este enfoque para la época los conceptos de misión, visión y valores aparecen en el medio de los negocios. El aprendizaje estratégico comienza su constructo en una investigación realizada en la década de los setenta por Mintzberg (1979), quien después de realizar un análisis del proceso estratégico sufrido por las organizaciones postula que el proceso de planear no puede ser desarticulado del resto de la organización, definiendo que el estratega no es temporal, sino que está en un permanente ciclo entre la idea y la acción. Años más tarde, Mintzberg (1993) concluye que en cualquier nivel de la organización hay estrategias; es decir, en una organización los estrategas aparte de plantear estrategias deben considerar el factor humano y su aporte a la organización que incluso puede definir en forma más asertiva una situación determinada proveyendo para ella la solución. La importancia del aporte realizado por este autor es vincular al escenario académico que la organización no es compacta, que tiene diferentes “componentes” y cada uno de ellos brinda un aporte múltiple a la estrategia general de la organización. Por tal motivo este debe ser el pensamiento que debe imperar en quienes define las estrategias, no es posible proponer una estrategia sin contar con las demás divisiones o dependencia en la estructura organizacional, condición que sucede con regularidad en las empresas latinoamericanas. Finalmente, en 1996 Kaplan y Norton publican su investigación que da como resultado el cuadro de mando, convirtiéndose en un elemento que permite integrar la planeación al proceso de ejecución. Así, la estrategia no es etérea o de 227 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 228 un planteamiento en el papel, sino que debe ser planteada en todos los niveles de la organización, permitiendo proponer estrategias por cada actor vinculado a ella. En este punto de la evolución en la administración estratégica se ha trasegado desde un aspecto militar fundado en el lograr vencer al enemigo, incorporarlo a las organizaciones productivas en busca de planear su futuro desde una perspectiva de bloque, donde el principal objetivo era seguir en todos los puntos de la organización: al estratega; posteriormente, se da relevancia a las unidades que conforman la organización y, finalmente, se puede integrar la planeación y la acción de lo planeado evaluado por medio de indicadores ajustados a cada organización. La evolución del fundamento teórico de la planeación estratégica se enmarca en tres estilos, que según Gallardo (2012) los definen en: 1) el de planeación, 2) el visionario y 3) el de aprendizaje. Entre ellos hay diferencias en el estilo de planeación bajo dos perspectivas: la primera, fundamentado en la planeación de largo plazo que respaldaran el crecimiento y diversificación de la organización. La segunda, sobre los aspectos relevantes en las unidades estratégicas como jalonadoras de la organización para plantear alternativas. El estilo visionario está en función de la alta gerencia y donde las unidades son seguidoras del lineamiento, aunque con el compromiso de las personas integrantes de la organización. En el último lustro de los años ochenta del siglo pasado, irrumpen en escena los cambios a causa de las nuevas tecnologías. Este cambio involucra un estilo de aprendizaje organizaciones que prioriza el entorno, a la renovación del conocimiento conllevando a adquirir o rezagar las ventajas competitivas. El entorno en el que se desarrolla la teoría de la administración estratégica se puede leer desde dos perspectivas. Una en las entrañas de grandes organizaciones como: Sears, General Motors, Standard Oil, DuPont, General Electric, IBM, Bank of America, Citicorp, Intel, entre otras, que surtieron los casos para estudio y planteamiento de sus bases. La característica común de ellas es el tamaño; son organizaciones, en la mayoría transnacionales, con participaciones significativas en los mercados y multinacionales. La otra perspectiva está fundada en los momentos históricos que tienen asidero en la Revolución Industrial, del siglo XX la crisis económica de los treinta, la Segunda Guerra Mundial, las crisis en los setenta protagonizadas por las petroleras donde se evidenció el poder desestabilizador de las condiciones no ¿Por qué se dificulta la planeación estratégica en Pymes? Una mirada teórica y una propuesta práctica previsibles, en octubre del ochenta y siete el debacle de las economías, los mercados afectados por los precios de las acciones, así como en la última década otra crisis que afectó un tercio de los países en el mundo, entre ellos los considerados hasta el momento los más fuertes, pero también a los llamados tigres asiáticos con unas economías emergentes que finalmente impactaron a América Latina. De esta forma, las organizaciones que han sido la fuente de la planeación están relacionadas con grandes empresas, aunque la mayoría de las Pyme son seguidoras o copiadoras de modelos y sólo buscan subsistir; dichos modelos tienen grandes vacíos en relación con estas organizaciones de menor tamaño debido a su conformación y las relaciones entre empleados, trabajadores y directivos o propietarios que hace de estas unas organizaciones particulares. Por este motivo debe resaltarse la importancia de las Pymes en la economía, desde esta concepción el decisor de estas actividades debe tener particular interés con respecto a la planeación estratégica al interior de la organización. Entre los teóricos que permiten un mayor grado de comparación en organizaciones pequeñas son Mintzberg y Porter, por tal motivo se debe ahondar en su concepción sobre la planeación estratégica. 3. La planeación estratégica: una mirada desde Mintzberg y Porter Los planteamientos teóricos que mejor pueden soportar los aspectos de la planeación estratégica en las Pymes por desarrollar en este capítulo son los planteados por Mintzberg y Porter. El primero por sus mecanismos de coordinación que están formados por la adaptación mutua, la supervisión de actividades y la normalización, cambios inherentes en estas organizaciones tendientes a sumar tiempo a su ciclo de vida.4 Por su parte, Porter plantea una visión hacia el entorno fundamentada en las ventajas competitivas que se centran en conocer 4 En una organización hace referencia al cambio, evolución y adaptación durante su permanencia en el mercado, en el inciden la forma y la dirección de la organización. Boulding (1956) introduce el concepto como una propuesta por definir que las empresas tienen momentos que son comparables con su evolución. Quinn y Cameron (1983) demuestran que el crecimiento de la actividad empresarial depende del estadio en que se encuentra en el ciclo de vida de la misma. 229 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 230 la industria en la que se encuentra inmersa la organización, propendiendo a buscar la diferencia que yace en las necesidades insatisfechas en su mercado. Por otra parte, el concepto de familia de estrategias lo fundamentan Mintzberg y Quinn (1991), quienes proponen la ubicación, diferenciación, elaboración, ampliación y reconsideración; éstas parecieran estar asociadas al ciclo de vida y al momento productivo en el que se encuentra la empresa; para estos autores, la primera familia, la ubicación, es el lugar que ocupa la actividad productiva dependiendo de su posición en la industria –corriente arriba, entre corrientes y corriente abajo–, si es productor de materias primas genera el producto o se encarga de la distribución; en que corriente esté la organización determina la estrategia y el pensar directivo. La segunda familia se centra en la diferenciación, donde la ventaja competitiva busca impulsar a la oferta imprimiendo distinción de la organización frente a otras. Para esto utiliza el precio, la imagen, alternativas de apoyo para hacer más atractivo el producto, la calidad, el diseño e incluso la no diferencia –imitaciones. La elaboración, que constituye la familia número tres, se basa en el desarrollo de la oferta, igual que la familia anterior, pero contempla la posibilidad de que hay mercados existentes, nuevos, al igual que productos. En esta familia, realizan un análisis bajo una perspectiva regional, que permite la penetración del mercado, el desarrollo de nuevos mercados y de nuevas regiones. La visión es periférica, incentivando a la dirección a vislumbrar espacios de desarrollo más lejanos que un mercado natural, imprimiendo una prolongación al ciclo de vida organizacional. La cuarta familia propende por la integración, longitudinal de tipo horizontal, vertical o mixta, es una perspectiva similar a la descrita en la primera familia, aunque a diferencia de centrarse en la producción, se focaliza en la complementariedad que pueden ofrecer las redes de actividades económicas como impulsoras y prolongadoras del ciclo de vida. Por último, se encuentra la familia de reconsideración, centrada en el cambio ya sea por redefinición, recombinación o reubicación. Esta familia, se basa en la renuncia, es decir la capacidad de desprendimiento de la organización al mercado que ha conquistado. En términos existencialistas sería el transcender de la organización hacia un mercado de mayor complejidad, pero que redunda en una mejor posición competitiva. ¿Por qué se dificulta la planeación estratégica en Pymes? Una mirada teórica y una propuesta práctica En fin, Mintzberg y Quinn realizan un planteamiento sobre la estrategia centrado netamente en la perspectiva de la organización frente al mercado, pero desconoce, o no explicita, cómo esa organización está inmersa en un contexto que al mismo tiempo afecta e influye en las decisiones de la dirección; este aporte es concebido bajo un planteamiento microeconómico en esencia. En este mismo sentido Porter (1991), pero con un pensamiento que involucra una perspectiva macroeconómica, pone de estandarte a las organizaciones como impulsoras de la competitividad de las naciones y éstas a su vez están sometidas a cambios influidos por los competidores y el comportamiento del mercado; finalmente, vuelve al enfoque microeconómico, pero con una conciencia sobre el comportamiento de la competitividad nacional. Otra novedad que incluye el análisis de Porter es la temporalidad de la ventaja competitiva; señala que si la competencia y el mercado cambian, igual lo debe hacer la organización, esto provoca que la adaptación más que estratégica sea reactiva. Esa temporalidad genera una dualidad en la dirección –entre la eficacia operativa y la estrategia– la cual se centra en la productividad, calidad, rapidez para atender el canal de distribución volviendo operativa a la dirección en pro de mejorar la productividad, pero alejándola de la posición competitiva, es decir, de la estrategia. Así, esta confusión, eficacia y estrategia termina por llevar a la organización hacia la reacción tardía frente a los competidores y el mercado induciéndola en la réplica de las que sí logran la ventaja competitiva. La temporalidad la da el análisis de la planeación estratégica, donde la organización debe estar dispuesta a adaptarse para permanecer en el mercado. Esa misma perspectiva macroeconómica que muestra Porter lo lleva a tomar la frontera de productividad como la forma de medir la efectividad de la organización, en su libro Ser competitivos dice: “existe una frontera de productividad, determinada por la suma de las prácticas idóneas existentes en un momento determinado” (Porter, 2006, p. 47); esas prácticas idóneas son, en esencia, la habilidad de la dirección para proponer estrategias de acuerdo con el momento que experimenta la organización frente a su posición en el mercado y a sus competidores. El recuento de las dos posturas, frente a la planeación estratégica de Mintzberg y Porter, evidencia que aunque hay factores endógenos que afectan la organización en su posición en el mercado y los competidores, que finalmente alteran su ciclo de vida, sólo la dirección tiene el “poder” para definir su estrategia de una variedad de familias y recombinación de prácticas idóneas que finalmente influyen el desplazamiento de la frontera de producción, mejorando 231 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 232 implícitamente las diferentes dimensiones organizacionales. Bien lo dice Porter: “Aunque los cambios externos pueden ser el problema, la mayor amenaza contra la estrategia suele provenir del interior” (Porter, 2006, p. 73), así lo que haga la dirección por la organización, es decir, lo que proponga es lo más importante para definir su longevidad en su ciclo de vida. Cuando las Pymes adoptan modelos de otras organizaciones con características diferentes y bajo la perspectiva de los dos autores a la planeación estratégica, es relevante para una mejor comprensión introducir la descripción de este tipo de organizaciones a la luz de esos planteamientos. 4. La organización Pyme y la planeación estratégica Una empresa, sin distinción si es formal o informal, es una actividad productiva como lo manifiesta Corredor (2001) en su libro que no se refiere a empresa, sino a organización porque puede ser cualquier fórmula de colaboración humana. Desde este planteamiento, la organización está influida por el factor humano, desde sus competencias y actitudes, con el propósito de consolidar una unidad o actividad económica. Una unidad económica requiere indispensablemente factores de producción que desde la teoría económica son: el trabajo, como el tiempo y esfuerzo dedicado por la gente a producir bienes y servicios; el capital como las herramientas, instrumentos necesarios para generar bienes y servicios; y la habilidad empresarial, desde la generación de nuevas ideas, toma de decisiones y el esfuerzo para mitigar el efecto de los riesgos que surgen en el trascurrir de la operación (Parkin, 2004). La habilidad empresarial es lo que permite planear, en si no es más que el fundamento de la planeación estratégica al interior de la organización. Estas organizaciones –las Pymes– son tan plurales como sectores se presentan en una economía, por ejemplo comercio, servicio o industrias; esta diversidad está fundamentada en las motivaciones de las personas que lideran su proceso en su creación y que finalmente es quien tiene la habilidad empresarial, es decir, son las que planean al interior de la organización. La habilidad empresarial también está influida por factores exógenos, como las políticas públicas que habitualmente resultan poco efectivas e incluso poco ¿Por qué se dificulta la planeación estratégica en Pymes? Una mirada teórica y una propuesta práctica amigables para este tipo de organizaciones, porque no logran intervenir efectivamente bajo los problemas o retos que presentan. Ante la incertidumbre del papel del Estado o mejor la poca atención a sus problemas, las Pymes prefieren desarrollarse bajo la denominada economía informal; esto es, la mayoría de las actividades definidas como informales se producen en las empresas más pequeñas porque son menos visibles, más flexibles y tiene más posibilidades de evitar los controles del Estado (Portes y Haller, 2004), aunque con más retos para perdurar o ampliar su ciclo de vida en un mercado competitivo; por lo tanto, en ellas es relevante planear estratégicamente su posición en el mercado como lo propone Mintzberg. Antes de definir la posición que tiene en el mercado las Pyme se debe considerar la conformación y las motivaciones al interior de estas organizaciones. Anzola (2011) relata sobre las bondades de este tipo de organizaciones que están incrustadas en diferentes niveles económicos, permitiendo el crecimiento de los sectores de las cuales forma parte, por ejemplo, el industrial, comercio, turismo, entre otras, lo que ayuda a la diversificación geográfica en una determinada región e induce a menos concentración de la actividad productiva en ella, pues al ubicar este tipo de organizaciones se convierten en dinamizadoras de los sectores. Asimismo, ayuda a resolver el problema del desempleo, absorben mano de obra calificada y no calificada que finalmente permite un desarrollo social de familias al incrustarse económicamente en su entorno como aportantes y dinamizadoras. Ellas son los lugares donde el empresario naciente encuentra un seno donde incubarse, fortalecerse y finalmente innovar, aunque en la mayoría de los casos esto no se logre por razones externas al sujeto frente a la organización. Por medio de este tipo de organizaciones, las Pyme, se logra impulsar y en algunos casos trascender oficios como el de artesano, técnico y profesional, cultivando la innovación y desarrollo de sus servicios y productos que se ofertan en su mercado natural y otros mercados de mayor trascendencia. Desde el punto macrosectorial imprime desarrollo a otros sectores generándoles valor agregado a las materias primas, materiales y productos terminados. En relación con el mercado, fomenta la libre empresa y son un contrapeso para los monopolios o las estructuras imperfectas del mercado para el consumidor permitiendo su acceso a una mayor variedad de productos que finalmente incentivan el ahorro y las dinámicas de consumo regional. En el aspecto social permea 233 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 234 mercados donde grandes empresas no llegan, además generan empleo para personas que no son contadas como población económicamente activa, pero que con su aporte contribuyen a mejorar el entorno familiar donde se desenvuelven e incluso contribuyen en las dinámicas económicas regionales. Toda organización busca ser competitiva, término que se entiende como un factor o resultado necesario para lograr trascender en el tiempo, es decir, prolongar el ciclo de vida organizacional; este planteamiento está alineado a lo propuesto por Porter en relación con la temporalidad de la estrategia. Esta visión de la competitividad recoge los factores que Anzola (2011) relata. Aunque también esboza los que previamente fueron definidos en el enfoque sistémico de la competitividad de la CEPAL, descrito por Hernández (2001), el cual sostiene que la competitividad de una organización depende de la interacción de varios niveles económicos meta, macro, meso y micro. En el metaeconómico hace referencia a la estructura política y económica orientada al desarrollo, estructura competitiva de la economía, visiones estratégicas, planes nacionales de desarrollo y demás documentos de orden nacional que permiten un ambiente para la organización. Seguido está el nivel macroeconómico, donde hay injerencia de la política fiscal, monetaria, comercial, cambiaria, presupuestaria e incluso de la competencia entre países y regiones. En tercer lugar el nivel mesoeconómico, que tiene efectos sobre la organización a través de la eficiencia del entorno, los mercados de factores, la infraestructura física e institucional y, en general, las políticas específicas para la creación de ventajas competitivas. Finalmente, el microeconómico está relacionado con el interior de la organización, que permite crear esas ventajas competitivas, en definitiva donde se gesta la planeación estratégica. Aunque las Pymes por su tamaño y estructura en forma individual no permean los niveles meta, macro y meso, en su conjunto y por sus aportes descritos previamente influyen en ellos en un país o región. Identificar una alternativa que permita planear en estas organizaciones, contribuye a mejorar sus ventajas competitivas, inherentes al nivel micro, que en bloque proyectan un ambiente propicio para impactar en niveles superiores. Para definir el tipo de familias de estrategias, según lo propuesto por Mintzberg, primero debe entenderse el entorno en que estas organizaciones se desarrollan. Castellanos (2003) señala que estas organizaciones representan bondades para el entorno socioeconómico regional, pero también presentan desventajas, ¿Por qué se dificulta la planeación estratégica en Pymes? Una mirada teórica y una propuesta práctica entre las que menciona algunas que cruzan una delgada línea entre ser una ventaja competitiva o desventaja: la vulnerabilidad a los ciclos económicos y a la desaceleración de la actividad económica; la adaptabilidad se ve como una ventaja, aunque bajo coyunturas económicas adversas, provistas por niveles económicos más altos, se transmuta en una debilidad para la organización porque por su capacidad financiera limitada y de robustez en el mercado están sujetas a éste tipo de variaciones. En la inserción al mercado global de forma directa hay poca efectividad porque el valor agregado impreso a los productos y servicios ofrecidos son bajos y con mayor profundidad al valor-conocimiento; estas organizaciones participan del mercado global indirectamente por la complementariedad existente con las grandes empresas; por su tamaño y su posición en el mercado presentan vulnerabilidad frente a otros competidores al no establecer barreras de entrada vía desarrollo e innovación o precio, factores de relevancia que ha planteado Porter para el desarrollo de las ventajas competitivas. Dado que toda organización pretende ser competitiva, las ventajas competitivas y la gestión del conocimiento están intrincadas, Rutihinda (2011) reconoce la última como fuente de generación de las primeras. El distintivo de una organización se fundamenta en los recursos especializados, activos y habilidades que le incrustan las personas que hacen parte de ella, centrando su atención en su uso óptimo para construir una ventaja competitiva, conduciendo a una riqueza económica. Ahora, en una Pyme –a diferencia de organizaciones de mayor tamaño, en las que se han basado los planteamientos de la planeación estratégica– el planeador es uno habitualmente y debe tener la capacidad para comprender su entorno, pero también el interior de la organización. Varios autores argumentan que uno de los principales problemas que poseen las Pymes es el estilo gerencial (Castellanos 2003; Vargo y Seville, 2011; Yang, Li y Li, 2011; Mitchelmore y Rowley, 2013), pues en este tipo de organizaciones son infundadas por su fundador y tienden a ser perennes a futuras generaciones o herederos. Esto ha tendido un manto de un modelo feudal donde la idea por adoptar es la del señor y los que están inmersos deben seguirla, aun cuando haya algún trabajador con una mejor alternativa a la propuesta inicial. Bajo la perspectiva descrita de las Pymes –que pretenden ser competitivas por ser un propósito general, que poseen ventajas y desventajas frente al mercado 235 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 236 y el sistema económico, y que las ventajas competitivas dependen de la gestión del conocimiento– ellas deben inclinarse por tener una planeación que cumpla con mejorar sus ventajas competitivas cuyo propósito sea una mejor riqueza económica mediante una estrategia que debe fundamentarse en lo que define Mintzberg como familia de estrategias de ubicación, las cuales deben ser complementadas con el concepto de temporalidad de Porter, que debe ser acorde con el ciclo de vida de la organización. De esta forma, la gestión del conocimiento en las Pymes no es una variable más de la administración o de la gerencia, sino es un proceso estratégico. Las habilidades requeridas por el gerente-propietario de la organización son la innovación y la tecnología, fundamentales para el desarrollo de las estrategias empresariales que permitan competir con éxito. El propósito de la planeación estratégica, como lo plantea Valdez, Zerón y Morales (2008), es posibilitar un desarrollo coherente de las organizaciones, que permita coordinar las acciones de las diferentes subunidades mediante criterios unificados que resuelvan conflictos de interés y que provean suficiente claridad a todos los estamentos de la empresa sobre los objetivos que persiguen y los métodos escogidos por ellos. En organizaciones como las Pymes hay otro aspecto relevante: el gerentepropietario lidera dos tipos de organizaciones, una es la actividad productiva y la otra es su grupo familiar; en este punto, los postulados teóricos sobre la planeación estratégica desconocen esta dualidad que vive quien dirige este tipo de organización. Estos postulados sólo han sido definidos únicamente desde la organización hacia el mercado e incluso desde la posición en que están integradas en el sector o clúster. En la planeación estratégica no se evidencia que se tengan en cuenta factores fuera del mercado y la competencia, tampoco da cabida a las tensiones y dualidades que deben afrontar los gerentes, propietarios de la Pymes, donde buscan hacer perdurar sus actividades productivas, pero como en la mayoría de los casos son un emprendimiento forzado por la necesidades insatisfechas del núcleo familiar, que ejerce presiones a quien está a cargo de la planeación en la actividad productiva. Así, la búsqueda de parte del gerente-propietario por mejorar la calidad de vida de su núcleo familiar será para él un determinante en la planeación estratégica al interior de la actividad productiva. ¿Por qué se dificulta la planeación estratégica en Pymes? Una mirada teórica y una propuesta práctica 5. La planeación estratégica en Pymes determinada por la calidad de vida La condición humana es parte fundamental en la planeación estratégica de una organización; en ese sentido, Betancuort (2010) concluye que el ser humano es una fábrica de ideas que son ejecutadas en momentos específicos tras seguir una estrategia cuando hay un pensamiento organizado que analiza el entorno y con base en esta apreciación puede definir el estilo con el cual conduce una organización. Este planteamiento es muy cercano con lo esbozado en la primera sección de este capítulo, donde se dice que cualquier persona constantemente está en función de dirigir y negociar. Desde esta proposición, el factor humano siempre va a imprimir aspectos no determinados en una organización; es cierto que es la fuente del conocimiento, pero también ese conocimiento está influido por la calidad de vida que tiene el individuo o la expectativa en lograrla. Colom y Flores-Mendoza (2012) reconocen y comprueban que la calidad de vida está correlacionada con los estilos de liderazgo de personas en el poder; en algunos contextos, unas bajas condiciones son fuente de superación, aunque en la mayoría son generadoras de malas decisiones y en especial en organizaciones pequeñas con la figura del gerente-propietario. La calidad de vida es una condición multidimensional del ser humano; como lo argumentan Somarriba y Pena (2009), está determinada por condiciones de vida objetivas y desde la perspectiva de los propios sujetos, es decir, un factor subjetivo. El concepto de calidad de vida se fundamenta en la necesidad manifiesta del ser individuo y social de lograr condiciones de bienestar, es por esto que el origen de este concepto se propicia en el seno de la teoría del bienestar, cuyo fundamento está centrado en la filosofía antigua. Argadoña (2011) argumenta que el bienestar debe ser un bien común y como tal está sujeto a los lineamientos sociales amparados en las leyes de una región, lo que hace multidisciplinario el concepto de calidad de vida, como lo ha compilado Nasbaum y Sen (1993) al determinar que se centra en enfoques confrontados por filósofos, sociólogos, médicos y economistas. En el contexto latinoamericano, Max-Neef, Elizande y Hopenhayn (2006) ilustran ampliamente que las necesidades son finitas, pero los satisfactores no; aluden que cada contexto y condiciones sociales permiten determinar cómo se satisfacen las necesidades y cubrirlas permite mejorar la calidad de vida. Hay 237 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 238 tres grupos de necesidades: las materiales, las sociales y las de desarrollo personal. Somarriba et al. (2009) listan una serie de variables que pueden explicar el nivel de cobertura de cada grupo de necesidades: 1) necesidades materiales: salud, renta, trabajo, seguridad, educación, vivienda y medio ambiente; 2) necesidades sociales: divididas en dos grupos, el primero en la dimensión familiar y el segundo en la social fundamentado en las relaciones interpersonales, como la pertenencia a grupos de participación religiosa o comunitaria que refrendan los vínculos en el contexto de desarrollo; 3) necesidades del desarrollo personal: participación política y el tiempo de ocio. De esos tres tipos de necesidades, las sociales y las de desarrollo personal, éstas son las que le permiten a una persona insertarse en una organización; en el caso de una Pyme, permite al gerente-propietario tomar unas u otras decisiones e imprimir un estilo de liderazgo, que a su vez da el lineamiento en las posibles estrategias que proponga en consonancia con el ciclo de vida de la actividad productiva. En relación con este tema, en los estudios de Ramírez (2004), Pérez (2004) y Zapata (2004), se identifica que las Pymes tienen problemas frente a la vulnerabilidad de los ciclos económicos, a la poca realización de estudios de mercado, a la subutilización de la capacidad instalada, a la carencia de tecnología avanzada, a la poca autonomía de los jefes para el logro de los objetivos, a la baja participación de los empleados en la participación de la empresa. Los tres estudios publicados en el mismo año tuvieron una perspectiva frente a la organización de factores externos, internos y mixtos, respectivamente. Cada uno de los factores endógenos y mixtos están asociados al empresario y, como concluye Zapata (2004), su personalidad y su proyecto de vida surgen como un factor vinculante en el estudio de las problemáticas de este tipo de organizaciones, es decir, como lo ha planteado Mitzberg (2004) cada administrador o gestor de la planeación estratégica está bajo la influencia de su medio. Esto se asocia a cuatro aspectos arraigados a la condición del gerente-propietario. El primero referente al paradigma sobre querer o no desarrollar una gerencia profesional, que conduce a la falta de planeación. El segundo se relaciona con la influencia del entorno. El tercero muestra las deficiencias en la gestión interna frente a la gestión del recurso humano, optimización de la producción, decisiones frente a inversiones en capital físico y humano. Por último, el cuarto aspecto referente a la incapacidad de asociarse y formar clústeres que permitan ¿Por qué se dificulta la planeación estratégica en Pymes? Una mirada teórica y una propuesta práctica desarrollar rendimientos a escala, aunque el interior del gerente-propietario está con el ansia de ayudar a sus símiles de forma desinteresada, pero bajo una concepción nula en su forma estratégica. Cuando el gerente-propietario busca definir un rumbo en la organización que la conduzca hacia mayor nivel de competitividad, implícitamente la calidad de vida de su familia tiende a modificarse. ; Estos dos conceptos –el rumbo en la organización y la calidad de vida de la familia– se religan en el ser que debe tomar decisiones en la organización empresarial y familiar que para el caso es el gerente-propietario. Hood (2003) en su investigación relaciona la fortaleza en la planeación de las organizaciones con la calidad de vida que tiene el administrador o decisor. En 2012, Juárez y Contreras realizan un estudio donde relacionan el estilo de liderazgo y la influencia que tiene en la calidad de vida de quien decide en la organización; sus descubrimientos son relevantes por su sustento cuantitativo que determinan que la calidad de vida incide en la actitud del decisor. Finalmente, los resultados de las decisiones en la organización trazan el ciclo de vida en éstas, en el gerente-propietario y en su entorno familiar. Además, impacta a la planeación estratégica de la organización como lo plantea Porter: “Aunque los cambios externos pueden ser el problema, la mayor amenaza contra la estrategia suele provenir del interior”; es decir, el gerentepropietario, además de las otras personas inmersas en la Pyme. 6. La Incidencia de la calidad de vida familiar en la planeación estratégica Para una mayor ilustración del lector en relación a los conceptos desarrollados en al numeral anterior haciendo uso de un caso observado en una de estas organizaciones. Es así que con el trasegar profesional –visitas y asesorías a estas organizaciones– un caso particular evoca los planteamientos esbozados en las secciones anteriores de este capítulo, pero que es reflejo de muchas otras Pymes. El gerente-propietario de la Pyme observada pretende lograr una competitividad enfocada en el mercado internacional. Para desarrollar la competitividad al interior de la organización se debe diagnosticar la organización y la fuente primaria para hacerlo es el gerente-propietario que con el conocimiento y 239 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 240 experiencia sobre la actividad productiva y la organización excepcionales, aunque con un nivel de educación muy bajo y con una condición de vida familiar con algún grado de complejidad. Mediante la observación de este caso, el gerente-propietario en la vida familiar es jefe de hogar, con seis hijos mayores y vinculados a la organización, los que lograron un nivel educativo mayor al suyo. También era responsable por su madre, quien fue la fundadora de la organización y sin educación alguna. El único sustento económico para sus compromisos familiares depende de la organización; pero de igual forma es el sustento de sus hijos y demás empleados. Estos factores sientan el precedente de lo que será la planeación estratégica en la organización, como la frase de Porter que ha sido citada en varias oportunidades, la mayor amenaza contra la estrategia suele venir del interior de la organización. El factor humano, como lo menciona Mintzberg (1993), es fundamento en la planeación en la organización; ese mismo factor está precedido por una serie de situaciones que hacen que sus decisiones sean influidas por éstos. Ante una situación compleja como la de este gerente-propietario, los estilos del administrador se barajan entre los propuestos por Gallardo (2012): en un lapso están fundados por la planeación en el corto plazo, en otros por el aprendizaje buscando qué adaptar o copiar de otras organizaciones y el visionario donde lleva a la organización por medio de una ruta, pero lo que finalmente define su estilo es una dominación patriarcal y patrimonial, es decir, lo que definió Castellanos en el 2003: un modelo feudal. En el libro Economía y sociedad de Weber se plantea que en una organización hay roles y hay niveles de dominación, uno de los cuales lo ofrece el ser patriarcal y el otro la capacidad patrimonial. El gerente-propietario tiene estos dos: el patriarcal en la familia, al igual que en la organización; a través de ella y la dependencia económica de otros ejerce su poder bajo la supremacía patrimonial. Esta condición de poder favorece el ciclo de vida de la organización porque la estrategia del gerente-propietario, si bien es cierto que planea en el corto e incluso en el mediano plazo, está fundamentada en cubrir las situaciones que le aquejan más desde la perspectiva personal, en pro de mejorar la calidad de vida que desde la fuente para lograrla: la organización. Para él no hay técnicas avanzadas o modelos sofisticados únicamente está el sentido de superarse para brindar condiciones a su familia. Así, hay una estrategia, pero no concebida para favorecer la organización, sino su ambiente personal. ¿Por qué se dificulta la planeación estratégica en Pymes? Una mirada teórica y una propuesta práctica El gerente-propietario fundamenta el ciclo de vida de la organización en su ansia por lograr la perennidad con sus herederos y no en las acciones propias que conduzcan estratégicamente a cimentar en el mercado a la organización. Esta visión redunda en una organización poco competitiva que subsiste por el ansia y la necesidad del gerente-propietario en su fundamento de ensayo y error y no bajo la concepción del fortalecimiento de la posición competitiva en la organización como reflejo de su valor en el mercado. Por otra parte, están las personas vinculadas laboralmente a la organización fomentan la creación de estrategias, es así como según Mintzberg (1979 y 1991) en cualquier nivel de la organización es posible gestar una estrategia; el gerentepropietario por su concepción y pensar de individuo dominante desconoce los aportes de las personas que lo rodean dentro de la organización. Incluso se desconoce lo que Anzola (2011) define de los niveles económicos entre el micro y el meta. En este sentido una visión micro, concebida como la que tiene el gerente-propietario donde sólo explora y busca al interior de la organización, es un elemento determinante para que la planeación estratégica sea concebida desde estas organizaciones en un plazo corto y mediano. Una perspectiva de largo plazo debe involucrar todos los niveles económicos, pero desde el más general y extenso hasta el más particular y endógeno. La miopía del gerente-propietario de proponer estrategias encaminadas a aumentar el ciclo de vida para la organización que provea el aumento de su calidad de vida, y no al contrario, es uno de las mayores dificultades para planear estratégicamente en estas organizaciones. Díaz (2013) argumenta que uno de los restos en las organizaciones del presente siglo se fundamenta en la habilidad de gerenciar el conocimiento, en especial del que facilita al administrador a tomar decisiones con la conciencia de sus implicaciones, bajo la comprensión de las variables que afectan la organización y su ciclo de vida. Una de las fuentes de ese conocimiento y quizá la de mayor relevancia son las personas insertas en la organización por medio de sus valores, capacidades y experiencias. Las personas en este tipo de organizaciones, entre las que se cuentan el gerente-propietario, sus hijos-empleados y empleados, construyen el valor intangible en la empresa, fundamentado en su capital intelectual. Roos, Roos, Dragonetti y Edvinsson (2001) definen que el valor de la empresa proviene de su asignación de capital financiero e intelectual; el primero se relaciona con los activos físicos y monetarios de la organización, pero el segundo es posible dividirlo en estructural –activos invisibles– y humano –el conocimiento que tienen 241 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 242 y ponen a disposición de la organización los empleados. El gerente-propietario tiene solucionado el capital financiero bajo su concepción de dominancia patrimonial, aunque en la mayoría de las veces es limitado, aunque abundante a la mirada de sus dominados. Respecto al capital intelectual, por regla general lo desconoce; es más lo atropella so pena de destruir valor en la organización marchitando el ciclo de vida. En el momento que el gerente-propietario logre reconocer la importancia del capital intelectual imprimirá confianza entre las personas empleadas en la organización, lo que coadyuvará a alcanzar mejores resultados (Agirre et al., 2005); este principio permitirá potencializar el capital social que imprimen estas organizaciones en su entorno. Así, la prioridad del decisor es mejorar la calidad de vida de su familia; si no tiene conciencia para lograrlo, es necesario emprender acciones fundamentado las estrategias necesarias para aumentar el ciclo de vida de la organización, propendiendo por una simbiosis. Como se ha revisado en este documento, Mintzberg y Porter fundamentan sus planteamientos sobre planeación estratégica en la organización frente al mercado, a diferencia de otros autores que proponen que hay factores al interior de la organización que influyen directamente en la planeación estratégica. Aunque no desarrollan postulados sobre cómo potencializar el desarrollo de estrategias en los diferentes niveles de la organización, en el caso de Mintzberg. De otra parte no se detecta la amenaza que desde la perspectiva de las estrategias en la empresa que evidencian las relaciones existentes en su estructura organizacional, como bien lo plantea Porter. Por esto se propone que al interior de la organización se haga un alistamiento previo y fundamental para lograr que la planeación estratégica en las Pymes realmente se fundamente en incrementar su ciclo de vida y así el gerente-propietario cree las condiciones que sustenten la calidad de vida de la familia y no al contrario como es la práctica habitual. 7. Fundamento para la planeación estratégica en las Pymes Uno de los factores de mayor impacto en la dificultad de planear estratégicamente en las Pymes es la miopía del gerente-propietario para proponer estrategias encaminadas a aumentar el ciclo de vida para la organización que permita solucionar sus inquietudes sobre su calidad de vida en su grupo familiar y no ¿Por qué se dificulta la planeación estratégica en Pymes? Una mirada teórica y una propuesta práctica al contrario. Tras la revisión teórica y la argumentación sobre las Pymes, el gerente-propietario y la planeación estratégica, en este apartado se propone una forma de cómo alcanzar las condiciones adecuadas para lograr una planeación estratégica efectiva en estas organizaciones. La propuesta se cimienta en cuatro etapas: 1) análisis de la Pyme, 2) planteamiento de voluntades, 3) estrategia fundamental y 4) fijar el rumbo. La primera, el análisis, debe ser realizado desde quien lidera, para el caso gerentepropietario, con el propósito de identificar las capacidades y habilidades con que se cuenta, identificar la estructura actual tanto de capital financiero e intelectual y cuáles son los principales clientes y proveedores, identificando cuáles son los principales competidores y su ubicación, realmente no es muy diferente de otros modelos de planeación estratégica; la diferencia radica en que la información de los competidores o el sector y de las actividades pares no es de fácil acceso en los entes que consolidan datos comerciales (cámaras de comercio) o de las entidades gubernamentales con esta función; esto ocasiona que el desarrollo de esta primera etapa se deba realizar en forma local en la comunidad en que está incrustada la actividad productiva desarrollada para que, posteriormente, con el uso de las tecnologías puede ampliarse el campo por indagar. La segunda etapa, una vez realizado el análisis y teniendo la claridad para el empresario, se plantean las voluntades; ellas se centran en sobrevivir hoy y crecer mañana para sobrevivir en el futuro, camino forjado por las utilidades (Sallenave, 1990); en otras palabras, el trasegar del gerente-propietario se enfoca en la supervivencia, crecimiento y utilidad, pero para este tipo de organizaciones hay una connotación: la familia con las ilusiones y esperanzas de cada uno de sus miembros que inciden directamente en las decisiones que el decisor toma, es decir, cada aspecto tiene aristas que transcienden a la empresa. Crecer no depende de que se hace; crecer y sobrevivir (permanencia de la empresa en el tiempo o ciclo de vida) son factores que obedecen al proceso de formación inherente del líder de la empresa a sus descendientes o personas de confianza designados para ello. Entonces el primer aspecto por cubrir será garantizar la trascendencia de la actividad productiva, desde los mismos integrantes (dirigentes y trabajadores). La estrategia fundamental como tercera etapa se enfoca desde el planteamiento de Mintzberg (1991); la estrategia artesanal que permite una transformación en las Pymes, teniendo en cuenta patrones del pasado, yace desde el emprendimiento, bien sea por subsistencia, tradicional, dinámico o de impacto. 243 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 244 Esta estrategia debe ser conducida desde el acervo de experiencias, cualidades y capacidades de cada integrante, al igual que en los sentires de cada miembro de la familia que influye en el gerente. La estrategia tiene el único objetivo de trazar la ruta y los cimientos fundados en el tejido social al interior de la organización; es decir, la empresa es una red social donde interactúa cada integrante en ella. Una red desde su estructura se ocupa de la relaciones o vínculos que la conforman (Watts, 2006); de esta forma, la estrategia propende por la supervivencia de la empresa desde su tejido social, no sólo lograr una gran rentabilidad en un periodo, sino que es primero comprender y mantener las relaciones productivas entre los integrantes de la empresa. Propiciar en la construcción de ese tejido las bases que se conserven fuertes y profundas para soportar la puesta en marcha y la aceleración de la organización. El desarrollo empresarial es una etapa de fuertes cambios, variaciones e incluso afianzar esta etapa genera fisuras profundas en la estructura de la organización; como lo argumentan Sabherwal y Chan (2001), el proceso de alineación conlleva al desarrollo de las empresas, pero en su proceso hay comprobación empírica de variaciones en sus rendimientos redundando en la capacidad de sostenibilidad en la misma. Al fijar el rumbo, la cuarta etapa del proceso de transición, es el momento cuando hay una plena conciencia de la forma en qué se ha construido la empresa, cuál es su propósito para el gerente-propietario y cómo las personas que hacen parte de ella logran un tejido a su interior como una red estructural. Las organizaciones deben ser una respuesta a la problemática social, orientarse a objetivos sociales, y desde esta perspectiva de agregar valor a clientes y la sociedad de reinventarse puede ser en un futuro cercano una realidad (Kaufman, 2004); así, el carácter social como aporte significativo a la comunidad en que se encuentra y las dinámicas económicas, únicamente, fijan el rumbo hacia el desarrollo de la actividad desde su estructura interna. Como lo plantean Segovia y Melgarejo (2011), procesos como la planeación estratégica pueden ser aplicados a la familia y a la empresa logrando un máximo de sus bondades y fortaleciendo los procesos en ambas organizaciones; en éstas la planeación estratégica debe ser de doble propósito porque no es sólo planear para hacer crecer la empresa, sino que con ella también se fortalece la familia o se fragmenta, esta última condición resulta en la disolución de la empresa. Fijar el rumbo es el principio para comenzar la trayectoria empresarial, ¿Por qué se dificulta la planeación estratégica en Pymes? Una mirada teórica y una propuesta práctica el siguiente paso consiste en dejar de un lado la ambición y fijar metas alcanzables e ir cumpliéndolas una por vez, donde cada una sea un paso adicional que forje el crecimiento de ella. 245 Conclusiones La planeación estratégica ha sido desarrollada y pensada al interior de grandes empresas; pero la mayoría de las Pyme son seguidoras o mediante la copia de modelos buscan subsistir descuidando su ventaja competitiva. Estos modelos tienen grandes vacíos en relación con estas organizaciones, discrepancias que se presentan por su conformación y las relaciones entre empleados, trabajadores y directivos o propietarios que hace de ellas organizaciones que hay que estudiarlas bajo una perspectiva diferente a los postulados de la planeación estratégica. Los teóricos que permiten un mayor grado de comparación de la planeación estratégica en organizaciones pequeñas son Mintzberg y Porter; en sus postulados se evidencia que, aunque hay factores endógenos que afectan la organización en su posición en el mercado y los competidores que finalmente alteran el ciclo de vida en la organización, sólo la dirección tiene el “poder” para definir su estrategia. Para ello, el gerente-propietario puede basarse en una variedad de familias estratégicas y recombinación de prácticas idóneas que finalmente influyen el desplazamiento de la frontera de producción, mejorando implícitamente las diferentes dimensiones organizacionales tendientes a mejorar el ciclo de vida en la Pyme. Mintzberg y Porter fundamentan sus planteamientos de planeación estratégica sobre la organización frente al mercado, a diferencia de otros autores que proponen que hay factores al interior de la organización que influyen directamente en dicha planeación; pero no desarrollan postulados sobre cómo potencializar el desarrollo de estrategias en los diferentes niveles de la organización, puesto que sus estudios se fundamentan en grandes empresas estructuradas con mayores niveles de capital humano. Mintzberg concluye que en cualquier nivel de la organización hay estrategias y Porter que la mayor amenaza a la planeación estratégica está en el interior de la organización. Dada la miopía del gerente-propietario de proponer estrategias encaminadas a aumentar el ciclo de vida para la organización que permita solucionar sus Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 246 inquietudes sobre su calidad de vida en su grupo familiar y no al contrario, se desarrolló una propuesta para alcanzar las condiciones adecuadas que permitan una planeación estratégica efectiva en las Pymes, cimentada en cuatro etapas conducentes a proponer estrategias de doble propósito que aumenten la ventaja competitiva de la empresa, ampliando la perspectiva del ciclo de vida y mejorando la calidad de vida de la familia que influye en el gerente-propietario. Ante la trascendencia de las Pymes y su asociación al crecimiento económico de una región, el planteamiento de un modelo para planeación estratégica que prime la dinámica de estas actividades productivas y no las de otras organizaciones con un mayor tamaño puede ser un futuro tema de investigación que se enfoque al desarrollo de estas organizaciones que propendan por el desarrollo del tejido social desde las familias que están insertas en las Pymes. Referencias Ackoff, R. L. (1981). Creating the corporate future: Plan or be planned for, New York: Wiley. Aguirre, A. L., Ayerbe, M., Irastorza, X. B., Mujika, A., Ayerbe, O., & Plazaola, A. (2005). “El capital social de las organizaciones y su entorno: conceptualización teórica, medición e intervención en la generación del capital social”. Ekonomiaz: Revista vasca de economía, (59), 14-47. Anzola, S. (2011). “Las Mipymes en América Latina”. ECO, Revista Académica de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, 6, 1-5. Argadoña, A. 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Se concluye que las teorías administrativas no han logrado explicar ni asimilar los cambios generaciones globales; asimismo, se señala el poco interés de estas teorías por el avance de la producción de productos intangibles y su gestión en las empresas. Del análisis teórico se concluye que la administración occidental clásica no ha logrado dilucidar aún los cambios radicales de la economía y sociedad del conocimiento. Palabras clave: administración occidental, crítica a la administración occidental, sociedad del conocimiento, economía y sociedad. * Profesor investigador de la Universidad Cooperativa de Colombia, Sede Cali. Correo electrónico: dario.quirogap@campusucc.edu.co Una perspectiva de la crítica a la administración occidental clásica Abstract This chapter introduces a perspective on systematic criticism of classic western management. A bibliographic analysis is conducted to take up some of the most relevant criticism of management, from different academic positions over time and by diverse authors, which ranges from the first industrial revolutions to the current information and communication technology revolution determining the economy and knowledge society. It is concluded that management theories have not explained or assimilated global generational changes; in addition, the scant interest of these theories in the progress of production of intangible products and their management in companies is highlighted. From the theoretical analysis, it follows that classic western management has not yet managed to elucidate the radical changes of economy and knowledge society. Keywords: western management, criticism of western management, knowledge society, economy and society. Introducción Las teorías administrativas, en especial las de Taylor, Fayol y Weber surgidas como producto de la primera y segunda revolución industrial de la humanidad, han perdurado a través de los años con relativos y pocos cambios filosóficos en su pensamiento estructural frente al dinamismo global. Las diferentes vertientes del pensamiento académico de las prácticas administrativas alrededor de estas teorías no han logrado permear algunos factores fundamentales intrínsecos a los procesos productivos de manera importante, como la sensibilidad por el hombre trabajador y el deterioro medioambiental. Asimismo, no han conseguido comprender y asimilar los radicales cambios tecnológicos, de ciencia y tecnología a través del último siglo, en la misma dinámica en que los cambios se han dado. Elementos como estos han expuesto a las mencionadas teorías administrativas tradicionales a discusiones académicas permanentes y a la crítica desde múltiples contextos y perspectivas. El presente capítulo tiene como propósito realizar un análisis bibliográfico descriptivo, narrativo y reflexivo sobre las principales críticas a las teorías administrativas tradicionales clásicas occidentales. Para lo anterior, el estudio partió del contexto de la primera y segunda Revolución Industrial en donde se originaron las teorías administrativas, hasta la actual economía y sociedad del conocimiento. En esta última fase se analizan los radicales cambios tecnológicos de las TIC, el uso intensivo de la información y el conocimiento, que han 251 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 252 logrado permear de manera relevante todos los procesos productivos de bienes y servicios de manera global. El trabajo está expuesto en cinco fases. En la primera parte se hace un análisis de la administración frente a la crítica sistemática, seguido de una perspectiva de la crítica sistemática al posestructuralismo. Después se presenta una descripción de la transición de la sociedad industrial a una economía y sociedad fundamentada en el conocimiento como mercancía. Posteriormente se expone una perspectiva de la administración y la gestión del conocimiento en la economía y sociedad del conocimiento. Finalmente se presenta una aproximación a la discusión académica de la gestión administrativa. El documento cierra con unas conclusiones y la literatura utilizada en el estudio. 1. La administración frente a la crítica sistemática A través del tiempo la administración tradicional ha tenido que afrontar diversas críticas desde el contexto académico como del empresarial. Es así como desde Shumpeter, pasando por Smith hasta la fecha, los planteamientos calificadores han sido constantes (Aktouf, 1998). De hecho, Schumpeter en uno de sus principales trabajos que marcó el pensamiento económico expresó la relevancia que tiene el empresario en la evolución socioeconómica de una sociedad. Por su parte, Heilbroner (1971) recoge en su trabajo las críticas de Max Weber y Thorstein Veblen; este mismo autor expresa la existencia de leyes científicas que rigen la producción de bienes y servicios, pero se cuestiona por la no existencia de las leyes que distribuyen la riqueza producida. De este modo, en el análisis de la literatura sobre el tema, se observa cómo la administración de las empresas tiene aún múltiples paradojas por elucidar, especialmente frente al manejo del capital humano. En el mismo sentido, Limdblom (1959), citado por Aktouf (1998), realiza una importante y controvertida crítica al proceso actual de toma de decisiones en las empresas. A pesar del debate académico suscitado en el momento por las diferentes partes, el académico Mintzberg con el transcurso del tiempo termina dándole la razón a este autor. Otro de los análisis importantes fue el realizado por Wrapp (1967). El autor hace un estudio sobre la manera como los gerentes toman decisiones frente a los establecidos y tradicionales principios de la administración clásica de Taylor Una perspectiva de la crítica a la administración occidental clásica y Fayol. La conclusión a que llega Wrapp es que finalmente los gerentes terminan contradiciendo de gran manera los principios teóricos de la administración clásica cuando toman decisiones administrativas. Por otro lado, no es menos importante los cuestionamientos que hace Sayles (1970), cuando señala que la administración tradicional es incapaz de explicar la realidad de aquello que ocurre dentro de la misma empresa, tanto desde la perspectiva social y humana, frente a los principios de la administración. A su vez, se muestra interesante el debate que suscita Mintzberg (1971) cuando discute la validez teórica y científica de la administración frente a la realidad empírica experimentada por las partes involucradas en los procesos empresariales. En la misma dirección, se muestra relevante los resultados producto de las investigaciones por más de una década de Argyris (1973), quien observa como la literatura de la administración occidental clásica1 carece de aquello que el autor denomina el modelo del hombre. Se plantea aquí un cuestionamiento interesante en razón que el modelo de administración occidental se muestra centrado en la rentabilidad económica antes que en una perspectiva social y humana. Es por ese motivo que se observa la poca transcendencia académica y empírica de las teorías de Mary Parker Follett a través del tiempo sobre las teorías clásicas de la administración; en específico del papel del individuo como persona dentro de un grupo2 (Graham, 1997). A la lista de críticas hacia la administración clásica occidental se suma sistemáticamente la de Grayson (1973), quien constata el existente divorcio que existe entre la academia y los gerentes de las empresas como producto de sus trabajos empíricos. Los resultados de su trabajo muestran que empresa y academia operan en culturas diferentes. Por otro lado, en relación con el tema administrativo sobre la literatura de las teorías de motivación de las personas, 1 La denominada teoría clásica de administración nació en Francia con Henri Fayol en 1916; en términos de Idalberto Chiavenato (2002) se destaca por el énfasis en la estructura que ha de tener una organización para poder ser eficiente. Por su parte, la denominada administración científica, surgida en Estados Unidos con Frederick Winslow Taylor, se caracteriza por la importancia que otorga a la eficiencia y desarrollo de la tarea que realiza el obrero en su lugar de trabajo; su libro Principios de administración científica apareció en 1911. En el presente trabajo, los dos pensamientos teóricos anteriores conforman la denominada administración occidental clásica tradicional y a la par a la práctica administrativa más generalizada en Norteamérica. 2 Ver capítulo 9 de Graham (1997, pp. 231-245). 253 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 254 autores como Hinrichs (1974), citado por Aktouf (1998), plantea en su trabajo que estas formulaciones son como cáscaras de huevo vacías, dado que la calidad de vida en el trabajo de un número importante de empresas occidentales es aún un problema por resolver. De manera casi cronológica, el trabajo de Mintzberg (1976) –en un estudio riguroso de la literatura internacional sobre el administrador– llega a la conclusión que el gerente es ante todo una persona de acción. No obstante que las teorías administrativas se muestran hipotéticamente como el camino obligado para lograr la eficacia en el contexto aparentemente racional –en donde la matemática, la estadística, la contaduría y los cálculos financieros deberían de predominar en la toma de las decisiones–, el autor esboza aquí la manera cómo las herramientas de planificación, de análisis, de estimulación, sumadas a la intuición personal pueden ser habilidades relevantes que un gerente debe adquirir para el proceso de toma de decisiones. Sin embargo, dentro de su planteamiento queda por responder la pregunta ¿qué es la intuición desde la perspectiva de la administración? Ahora bien, ciertamente la administración occidental clásica se muestra dentro del contexto del capitalismo y de la del neoliberalismo. De este modo, buena parte de las críticas a estas teorías provienen de los académicos, especialmente de los sociólogos del trabajo, quienes se refieren al concepto del capitalismo salvaje, justamente de la década siguiente a los años treinta. Dentro de estas críticas se encuentra la obra de Simon Weil (1964) sobre la industria, al parecer en un contexto empírico, en donde se señala una apreciación sobre cómo son tratados, en los estados americanos, los trabajadores. El autor señala, quizá de modo exagerado, la manera cómo algunos gerentes parecen mostrarse como dueños de la suerte de los trabajadores en algunas empresas. De cierta manera, trabajos como los de Friedman (1935, 1946, 1950, 1952), se observan en la misma orientación. De hecho, estos trabajos terminaron tomándose en las décadas siguientes como documentos precursores de la crítica sociológica y psicosociológica, y a su vez como la guía práctica de muchas empresas americanas. En una dirección similar se encuentra el trabajo White (1956), citado por Aktouf (1998), sobre un contexto empírico y con una connotación esencialmente filosófica y de espíritu crítico, en donde se evidencia cómo los problemas organizacionales ciertamente tienen una repercusión directa sobre la vida social de las personas. Una perspectiva de la crítica a la administración occidental clásica En el contexto de la escuela de relaciones humanas se encuentran trabajos como los de Gvichiani (1972) y Bogomolova (1974); en el documento se sugiere que las organizaciones presentan un medio para hacer riqueza pagando menos y mantener el poder de sus propietarios, sugiriendo la poca importancia que representan las personas. Los documentos y opiniones, primero de Argyris (1958) y más tarde de Sievers (1986a, b, c), pueden igualmente ubicarse en este contexto. En el contexto del medio ambiente y el manejo de los recursos del planeta igualmente se encuentran algunos trabajos relevantes como los de Meadaws (1972) y Passet (1983, 1987), que algunos académicos denominan el club de Roma. Los autores hacen mención de la manera cómo en la era industrial, específicamente, las empresas han estado considerando a los recursos del planeta como inagotables. Otros estudios igualmente articulan el crecimiento de la productividad con el deterioro acelerado del medio ambiente, además de que expresan la no existencia de una contabilidad biológica frente al deterioro de los ecosistemas; dentro de estos trabajos se pueden mencionar el de Brawn (1993), citado por Aktouf (1998). El banco mundial W.D. (1992), por su parte, en sus reportes frecuentes ha venido igualmente mostrando con cifras estadísticas el proceso de degradación del planeta, deterioro que se ha venido dando producto de los procesos de industrialización de los últimos siglos, pero en especial en las más recientes décadas, sumado a los procesos de crecimiento demográfico. Es así como la discusión académica ha empezado a hablar recientemente de la importancia de una administración diferente y de la necesidad de cambiar la mentalidad del actual administrador. Lo anterior en razón de que la empresa y el administrador están en el centro de la producción industrial y, por lo tanto, de la riqueza económica (Passe, 1983). De este modo, se detecta dentro de las diferentes discusiones académicas la necesidad de buscar un punto de convergencia intrínseco, de una visión sistemática del problema que incluya al ser humano. Se observa que el origen del error ha sido separar las actividades económicas del contexto humano, el social, cultural, ecológico, el político e ideológico. De hecho, múltiples interrogantes y cuestionamientos a través del tiempo han surgido como producto de la aplicación de las teorías administrativas occidentales clásicas en otros contextos diferentes a las empresas de América del Norte, especialmente en zonas geográficas en donde la cultura y algunos valores 255 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 256 se muestran inherentes al trabajo. En esta dirección, Holfstede (1980) en un trabajo empírico internacional, concluye que hechos como la aplicación textual de las teorías americanas,3 planteadas en el siglo pasado en un contexto diferente como el de América Latina, por ejemplo, con culturas y valores diferentes no es muy viable. Así, se observa la importancia y necesidad de confrontar los valores y las culturas disímiles previamente. El autor destaca las consecuencias culturales que pueden darse en las organizaciones industriales en el proceso de aplicación de dichas teorías sin previo análisis. Es así como por ejemplo el taylorismo,4 el fayolismo y el conjunto de teorías administrativas occidentales, desde la misma jerarquización, pasando por la dirección hasta el mismo control de procesos, han sido colocadas en tela de juicio y de discusión académica. La llamada empresa hacedora de utilidades ha venido a través del tiempo haciendo carrera desmedida, en donde especialmente las empresas de los países de América Latina han querido tomar las referidas teorías norteamericanas y aplicarlas textualmente, desconociendo tanto a los trabajadores como al contexto cultural de donde provienen. No obstante, es relevante considerar ejemplos exitosos de aplicación y desarrollo de nuevas teorías, como es el caso de las empresas del Japón (Archier y Serieyx, 1986). Las discusiones académicas internacionales per se han ido con el transcurrir del tiempo llegando a acuerdos y conclusiones, luego de múltiple estudios empíricos y bibliográficos. Se ha encontrado que las teorías administrativas occidentales plantean y enseñan en las escuelas un aspecto teórico, pero en la realidad empírica del contexto empresarial ocurren fenómenos diferentes. En específico, se enseñan teorías interesantes sobre la naturaleza del ser humano 3 Por teorías norteamericanas, en el presente trabajo, se toma como base la teoría científica de Taylor, sumada a la administración clásica de Fayol y el mismo Weber. De hecho, sin descartar todas aquellas otras teorías que han nacido alrededor de éstas, de las que no se profundiza en el presente texto. Ver a Benjamín Coriat (1993), quien hace un análisis sobre el taylorismo, el fordismo y la producción en masa. Como producto del trabajo de Coriat, en el presente estudio nos preguntamos ¿será que quizá el verdadero pensamiento filosófico de Taylor ha sido equivocadamente interpretado por empresarios y administradores, llevándolo a extremos perniciosos? Realidades como las de América Latina señalan que más allá de aplicarse el taylorismo en el lugar de trabajo, sin el análisis de las realidades, los empresarios ciertamente han tomado este pensamiento teórico como el único medio capaz de generar eficiencia y productividad, junto con el fayolismo. 4 Una perspectiva de la crítica a la administración occidental clásica como ser vivo y parte de la naturaleza social, no obstante en ocasiones de manera contrapuesta las investigaciones empíricas encuentran contradicciones con los elementos teóricos poco explicados (Chanlat y Dofour, 1985). El trabajo de Chanlat y Dofour expresa ampliamente la problemática en experiencias prácticas en la administración, en el documento convergen asimismo el pensamiento de varios académicos de otras ciencias relacionadas con la administración como la sociología, antropología, el psicoanálisis, la biología, la filosofía y la lingüística. En el mismo sentido, otros autores han observado la existencia de una brecha entre los actos y los discursos de los estilos gerenciales en las empresas (Villette, 1988). A conclusiones como las anteriores en el contexto empresarial, llegaron los trabajos de Villette, en el análisis de los procesos administrativos gerenciales en Francia. Luego de su trabajo, el autor se hace preguntas como por qué la insistencia de la cultura americana de imponer sus modelos empresariales de administración en las empresa privadas y públicas, por qué el estilo americano del marketing quiere invadir con sus técnicas las empresas y la sociedad. Además, la administración y gerenciamiento de las empresas ha sido cuestionado por el mito que únicamente los propietarios designados tienen la capacidad de administrar una empresa. En este sentido, el trabajo de Sievers (1986b), el cual realiza análisis en profundidad ataca este paradigma que ha mantenido la administración clásica, en donde se muestra discriminatorio el pensamiento, en el que la administración clásica excluye a los trabajadores, por no saber cómo hacerlo, supuestamente. Finalmente, la teoría que promueve la participación de los trabajadores en la empresa, considerada para algunos académicos como una revolución necesaria, ha ido tomando fuerza en el desarrollo de las empresas a través del tiempo, desmitificándose progresivamente este paradigma. A su vez, la teoría de la pirámide invertida de Carlzon (1986) propone que el éxito de las empresas se facilita cuando éstas se deshacen de los principios de la administración clásica, liberan las iniciativas de los trabajadores y descentralizan sus funciones; esto es, flexibilizan las empresas. Cabe destacar que las teorías administrativas occidentales no han logrado apropiar teóricamente realidades empíricas como la actual empresa y trabajo en red (Castells, 2008), a pesar del avance y uso intensivo de las tecnologías digitales en occidente. 257 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 2. De la crítica sistemática al posestructuralismo 258 El discurso estándar tradicional per se de las ciencias administrativas toma en consideración la administración científica de Taylor, la clásica de Fayol, la perspectiva neoburocrática de Max Weber, pasando por la escuela de relaciones humanas, esta última considera como una vertiente del manager de los países de América del Norte. Este conjunto de teorías, a través del tiempo, ha tenido aliados, testigos, pero también un importante número de críticos. Más allá de la crítica tradicional a la administración occidental clásica realizada por diferentes académicos del contexto internacional, uno de los críticos que ha logrado englobar y contextualizar mejor las diferentes vertientes en un análisis empírico ha sido Aktouf con su obra La administración, entre tradición y renovación, uno de sus trabajos relevantes. En su obra hace un análisis amplio de los diferentes protagonistas de la administración desde sus inicios, incluyendo a Taylor y Fayol. El discurso del análisis de Aktouf puede observarse desde la perspectiva de las etapas capitales de la administración; pasa por una parte de su disertación sobre la naturaleza constitutiva clásica de la administración en sus diferentes tendencias, incluyendo la perspectiva neoburocrática de Max Weber. Así, por ejemplo, en el análisis del trabajo de Weber realizado por Aktouf, el autor llega a conclusiones como que Weber se muestra totalmente centrado en la administración clásica, como una realidad del momento. Se observa un mínimo de aportes a la denominada búsqueda de la rentabilidad de las utilidades. Sugiere que su trabajo profundamente complejo es de un perfil filosófico. Alude que sus conceptos no pueden tomarse en primer grado ni de sentido universal en un solo nivel; por el contario, sus conceptos deben ser analizados desde múltiples perspectivas, donde se cuestiona el conflicto entre la racionalidad y la irracionalidad. Los cuestionamientos sobre Weber se perciben amplios y, al mismo tiempo, comprenden múltiples actividades de la humanidad. De manera que sus interrogantes pueden entenderse como un complemento de los planteamientos de filósofos como Kant, en una perspectiva comprensiva de la reconciliación idealista del concepto del hecho empírico y el racionalismo. Cabe destacar que el pensamiento de Max Weber fue interpretado por Aktouf (1998: 104) dentro del pensamiento de Hegel como “la encarnación de la razón histórica y su arraigamiento en el significado de los actos humanos”. Tras señalar cómo lo contextualiza dentro del pensamiento de Marx en “adaptar Una perspectiva de la crítica a la administración occidental clásica la calidad heurística de sus categorías socio-históricas a las exigencias epistemológicas de los tipos ideales”, calificándolo en su pretensión de querer ser el Karl Marx de la burguesía. No obstante, el autor prefiere en su análisis crítico tomarlo como una fuente de prudencia, de crítica y de profundos cuestionamientos y como una apología a la confirmación de la actual administración. Simultáneamente, el análisis crítico a la teoría de Elton Mayo sobre las ciencias del comportamiento organizacional, se muestra con resultado positivo cuando Aktouf lo realiza, quizá en razón de la filosofía humanista que el primero presenta. El análisis crítico igualmente se observa benevolente frente a las contribuciones de Henry Mintzberg, quien según el analista ha pasado de una posición pragmática del enfoque administrativo a una poción crítica aportante, cuando de la enseñanza de la administración se trata (Aktouf, 2009). Por otro lado, los cuestionamientos críticos no favorecen de manera positiva a Michael Porter cuando el profesor Aktouf lo aborda. De manera que el primero es cuestionado por el segundo en las oportunidades que es abordado; así, la teoría porteriana no sale muy bien librada al ser valorada con adjetivos fuertes, calificándola al servicio de los intereses economicistas de las grandes multinacionales. De paso al outsourcing, Aktouf lo señala como una ideología al servicio de las transnacionales, que con el aparente disfraz de la flexibilización del trabajo, termina haciendo de la pobreza un valor competitivo (Aktouf, 2009). En otro contexto, el papel de las teorías del conocimiento y de la innovación en la administración han venido siendo observadas de manera positiva por la crítica académica, en el proceso de tránsito e incursión acelerada que éstas han estado haciendo desde la era de la sociedad industrial hacia la economía y sociedad del conocimiento. De paso, es relevante mencionar la aceptación que ha tomado el concepto de los intangibles en las organizaciones, la administración y los procesos productivos (Aktouf, 2009). Ahora bien, la academia igualmente ha estado colocando en la mesa de la discusión el tema de la globalización y del uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), aspecto poco valorado por las teorías administrativas occidentales clásicas, específicamente en los países de América Latina. Es así como Aktouf, en sus recientes trabajos destaca la importancia de la conectividad digital, tecnología que facilita la interdependencia entre multifacéticas sociedades, de manera abierta y franca. Este hecho, lejos del uso inapropiado que se le pueda dar a la tecnología, ciertamente contribuye a ampliar la cobertura internacional del conocimiento de los seres humanos, lo que favorece 259 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 260 a su vez los procesos de comunicación en una amplia red de cobertura global. Así, la red amplia de cobertura digital actual enriquece culturalmente a las personas, proporcionando armonía entre personas y sociedades, y favoreciendo así los procesos de los derechos humanos de los trabajadores y de la sociedad. Al mismo tiempo, la comunicación abierta facilita el perfeccionamiento de la gobernabilidad y democracia local y global. Más allá de los aspectos económicos que la tecnología proporciona, se muestran los aspectos humanistas de los procesos de comunicación abierta que favorece a la democracia global (Aktouf, 2009). En el caso de Oliver Boiral, discípulo de Omar Aktouf, se cuestiona sobre el neoliberalismo desmedido actual y la globalización frente a la relación con la ecología; de paso, destaca los retos de la sociedad actual representada en la gestión administrativa frente a la supervivencia futura de la humanidad en los temas referidos de ecología y medio ambiente. El académico realiza un análisis destacable cuando aborda la gestión ambiental-ecología. El analista resalta los desafíos de la administración y las perspectivas futuras de esta área, frente a la concepción utilitarista de la administración clásica. En la misma dirección, académicos como los del pensamiento analítico del centro humanista, gestión y mundialización, así como otros importantes organismos internacionales, han venido cuestionando la instrumentación política, que desde la perspectiva puramente economicista y neoliberal han tenido las multinacionales en las últimas décadas. De hecho sugieren que estos grupos empresariales persiguen desenfrenadamente las ganancias sin percatarse del daño medio ambiental que algunas realizan al ecosistema, como el caso de las petroleras, especialmente en las países en desarrollo, en donde las legislaciones sobre el tema es flexible, más allá de precarizar el desempleo y pasar por alto las condiciones humanas de los trabajadores y de la sociedad (Aktouf, 2009). Cabe destacar que el tema de la ética5 ha venido siendo de manera reciente objeto de análisis en el contexto de la administración occidental clásica, en Ver La ética protestante y el espíritu del capitalismo (Weber, 1997), pensamiento filosófico sobre el que se pueden destacar los temas de “La ética profesional del protestantismo ascético”, “La relación entre el ascetismo y el espíritu capitalista”, “El concepto luterano de la profesión” y “El espíritu del capitalismo”: Temas todos ellos vigentes de la actual sociedad global y economía del conocimiento e información. De hecho, el pensamiento de Weber dejaría una fuerte pregunta para las empresas y economías de América Latina: ¿No será acaso que, la ética empresarial e institucional, sumada a las evidencias empíricas de países nórdicos desarrollados en sus prácticas organizativas generará mayor eficiencia productiva y distribución del riqueza, que propicie mejores niveles y calidad de vida de los trabajadores? 5 Una perspectiva de la crítica a la administración occidental clásica parte debido a los acontecimiento internacionales que han conducido a problemas económicos fuertes; pero a su vez cuestionada frente a los abusos del leguaje apropiado de la administración en el contexto de las realidades empíricas en las empresas, donde la concepción neoliberal ha venido rompiendo esquemas éticos y principios administrativos a cambio del enriquecimiento desproporcionado y acelerado. Autores como Aktouf (2009) cuestionan sobre los modelos taylorista-fayolista de las escuelas norteamericanas en la encrucijada enfrentada por los países latinoamericanos, quienes se han vista abocados en su aplicación, a manera de caja negra. A su vez sugiere la importancia de que estos países estudien y consideren otros modelos capitalistas no anglosajones, pero que igualmente han sido exitosos, como por ejemplo los de los países nórdicos, Suiza, Suecia y culturas como las de Japón, Corea del Sur, Alemania y Europa Continental. Además, recientemente algunos importantes autores que con el nombre de posestructuralismo y críticos en management (Critical Management Studies, CMS) han venido analizando y profundizando las críticas a la administración occidental en la misma dirección del pensamiento de la escuela de Frankfurt, es decir, desde la perspectiva filosófica. Este grupo de autores esencialmente de Australia, Canadá, Francia, Inglaterra y de Estados Unidos, expertos en economía, administración, antropología, sociología, teoría organizacional, filosofía y otras ciencias afines, se han estado cuestionando de manera fuerte las teorías de la administración clásica. Por un lado, tenemos a Stiglitz (2010) que, en su reciente libro Caída libre. América, los mercados libres y el hundimiento de la economía mundial, hace una profunda crítica a los directores de las corporaciones americanas en su gestión administrativa, a quienes se les señalan de ser los protagonistas de la crisis de los años 2008 iniciada en los Estados Unidos y expandida aceleradamente al resto del mundo, en donde las consecuencias aún no se han medido, en donde las razones causales pudieron surgir en el contexto microeconómico y expandida a la gestión administrativa macroeconómica. El autor sugiere la revisión y examen crítico de la gestión administrativa americana, señalándolas como las causantes del capitalismo de burbuja de la mencionada crisis económica. De hecho, dicha gestión administrativa norteamericana per se puede intuirse inmersa en las teorías de Taylor y Fayol. En la misma dirección, el documento El precio de la desigualdad del mismo autor, focaliza su análisis en el tema de la desigualdad social, esto es, entre la 261 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 262 riqueza y la pobreza. Señala la manera como las fuertes brechas económicas locales y globales ponen en peligro el futuro de una humanidad dividida de manera tan desigual. La obra señala la preocupante cifra que no más del 1% de la población mundial dispone de riqueza, salud y educación, mientras que aquellos que no disponen de estos servicios y bondades deben soportar a los primeros, que en términos de Acemoglu y Robinson (2013) se denomina las instituciones extractivas. El documento se cuestiona en términos de la ética sobre la necesidad de reconstruir en un futuro inmediato una sociedad moral y el diseño de una economía próspera, en donde la inclusión sea más que un simple pensamiento filosófico (Stiglitz, 2012). Desde la perspectiva económica mundial, se puede mencionar el libro Midiendo incorrectamente nuestras vidas, por qué el PIB no tiene sentido, el documento hace un cuestionamiento a la utilización del PIB como indicador de progreso social y económico mundial. Los autores Stiglitz, Sen y Fitoussi señalan las limitaciones de este indicador económico y su poco nivel de confiabilidad (Stiglitz, Sen y Fitoussi, 2010). El análisis crítico de los autores a la economía mundial y, por ende, a la administración clásica norteamericana toma relevancia académica en razón de que los autores son premios Nobel. Otro de los denominados posestructuralistas y críticos en management es el economista Paul Krugman, quien en su obra del año 2009, El regreso de la depresión económica y la crisis del 2008, realiza un análisis y cuestionamiento a la crisis financiera propiciada por las corporaciones de Norteamérica, calificándolas como la mayor crisis de los últimos cien años, después de la depresión de los años 1930. El análisis críptico hace énfasis en la responsabilidad de la gestión administrativa de las entidades financieras. El autor señala a los gerentes en su gestión administrativa como los responsable de haber colocado al sistema financiero norteamericano fuera de control, en una acción sin precedentes históricos, desde diferentes perspectivas como: la ética de los negocios, la gestión administrativa, financiera y de la responsabilidad social (Krugman, 2009). En la misma perspectiva de la crisis financiera de 2008, se muestran otros autores, quienes señalan su preocupación por la actual gestión administrativa internacional neoliberal. Es así como el documento ¡Acabad ya con esta crisis! señala abiertamente la manera como la crisis financiera de 2008 de los Estados Unidos ha tomado más de cuatro años en resolverse, además de las consecuencias de haberse extendido a otras latitudes como Europa, con fuertes precedentes para algunos países como España, Grecia y Portugal, especialmente. Asimismo, Una perspectiva de la crítica a la administración occidental clásica en la obra se observa una enérgica preocupación por la actual gestión administrativa internacional, la que muestra una tendencia neoliberal (Krugman, 2012). De hecho, el análisis de las diferentes discusiones académicas internacionales alrededor de las teorías administrativas occidentales es permanente. Así, por ejemplo, Aktouf en una apreciación académica de las recientes obras de los posestructuralistas y críticos en management señala: “las naciones ricas en recursos, talento, conocimiento y con todos los ingredientes para la prosperidad y un nivel de vida digno para todos, permanecerán en un estado de intenso dolor” (Aktouf, 2009: 26). Ciertamente muchos de los países de América Latina como Chile, México, Colombia, Brasil, Costa Rica, Perú, Uruguay, Argentina, y otros tantos en fuerte proceso de avanzada, así como otros tantos de Europa, Asia y el mismo África, ricos más que en recursos naturales en capital humano, conocimiento, habilidades cognitivas y en procesos tecnológicos en avance, necesitan repensar sus propias teorías de gestión administrativa, acorde con sus culturas, principios y valores. Ahora bien, con el advenimiento de una nueva era que algunos académicos denominan posindustrial, fundamentada en las tecnologías digitales y el uso masivo de la información, el nuevo contexto presenta dos alternativas: la primera adentrarse en nuevas formas de trabajo y de administrar los procesos productivos; las segunda, incrementar la brecha tecnológica, del conocimiento y económica. 3. La transición de la sociedad industrial a una economía y sociedad fundamentada en el conocimiento como mercancía Los trascendentales y dinámicos cambios científicos del conocimiento y tecnológicos logrados por un alto porcentaje de países y regiones en el último siglo, específicamente en los pasados cuarenta años han repercutido en los actuales procesos de globalización. De este modo la humanidad, de los hechos productivos de la primera y segunda revolución industrial de los siglos anteriores, centrada en la sustitución de los procesos manuales a procesos mecanizados, ha dado un salto cuántico a procesos digitales, caracterizados por la ubicuidad y el trabajo en red; esto es a las empresas red mundializadas. 263 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 264 Dicho de otra manera, la humanidad de una sociedad netamente agraria de muchos siglos de existencia pasó en el siglo XVIII a una sociedad industrial de los siguientes siglos. Este radical cambio del hombre significó la sustitución del trabajo físico agrario al trabajo físico industrial. Progresivamente la misma Segunda Revolución Industrial a través de la invención de la máquina de vapor y el motor de combustión interna y la electricidad fue sustituyendo el trabajo físico por el trabajo mecánico. Ciertamente, las teorías de Taylor y Fayol fueron elementos fundamentales en estos procesos industriales, en sus debidos momentos y contextos históricos. Indudablemente, la fuerza física del hombre trabajador, sus habilidades en el trabajo del momento, la mano de obra, y la ayuda más tarde de las máquinas fueron protagonistas de los procesos industriales de la denominada sociedad industrial; asimismo, lo hicieron las teorías de Taylor y Fayol en su momento. No obstante, el advenimiento en masa de importantes volúmenes de información disponibles en Internet a partir de finales del siglo XX, a través de las TIC, propiciaron un aceleramiento del uso intensivo del conocimiento, donde el nuevo protagonista es el hombre, esto es, el capital humano, el trabajador capaz de retomar con facilidad datos e información y convertirlos en conocimiento e innovación. Es más, en los primeros dos escenarios de la sociedad agraria e industrial predominaba ciertamente el jefe, el capataz, el supervisor, conocedores de la técnica y de la manera como se hacía el trabajo; en donde las tradicionales teorías occidentales podían tener su máxima aplicación. No obstante, en la nueva sociedad centrada en el uso intensivo de la información, del conocimiento y de las TIC, las reglas de juego cambiaron tanto para el trabajador como para el administrador de las empresas. De hecho, en este nuevo escenario el nuevo protagonista es quien posee la capacidad de transformar la información en conocimiento e innovación, e incorporarlos a los procesos productivos, creando nuevos productos tangibles e intangibles; en trabajos en red. Consecuentemente, el nuevo contexto competitivo para el trabajador, la empresa y los países es totalmente diferente; en efecto, teorías como las de Taylor y Fayol no podrían ser aplicadas en el nuevo escenario con la misma filosofía de los siglos XVIII y XIX de la sociedad industrial. Así, la academia y las empresas deberían visionar y razonar que a nuevos escenarios con nuevos actores tecnológicos y humanos deberían de aplicarse o adaptarse teorías administrativas acordes con el nuevo contexto. Una perspectiva de la crítica a la administración occidental clásica Es así como la sociedad global ha experimentado un proceso de transición de una economía esencialmente centrada en actividades industriales mecanizadas a una economía fundamentada en el uso intensivo del conocimiento (OECD, 2000; Stiroh, 2002; Pérez, 2002; Rooney, Hearn y Ninan, 2005; Vilaseca y Torrent, 2005). De hecho, la manera de hacer el trabajo hoy, las formas de producir los productos, de realizar el mercadeo y distribuir las mercancías, incluyendo los tipos de productos producidos y vendidos como los tangibles e intangibles, se ha modificado globalmente. De hecho, todas estas actividades están relacionadas con la empresa, los procesos productivos y la administración de la empresa. En el nuevo escenario, el elemento innovación y las nuevas maneras de hacer el trabajo es un factor de competitividad. Es más, el análisis lógico indica que el contexto productivo y sus actores están sufriendo cambios transcendentales, poco reconocidos y comprendidos por las tradicionales teorías administrativas occidentales clásicas. Esto es, los actores principales de los procesos productivos, que son ciertamente los trabajadores de las empresas, requieren de nuevos conocimientos y habilidades tecnológicas digitales propias del nuevo contexto digital de un trabajo en red digital, donde el uso intensivo y aplicación del conocimiento juega un papel protagónico. De hecho es importante reconocer y aceptar que la empresa ha pasado del contexto del uso intensivo de la mano de obra al escenario del uso intensivo del conocimiento (capital humano) y las TIC (Schultz, 1961, Becker, 1964). En este orden de ideas, la pregunta procedente sería: ¿si el contexto del lugar de trabajo, sus actores como el CH, la tecnología y la manera de hacer el trabajo han cambiado, la manera de administrar las empresas debería de modificarse? La comprensión cronológica de los procesos productivos a través del tiempo conducirá al entendimiento de la realidad actual de las organizaciones y al análisis de los procesos de gestión administrativa. Es más, los historiadores de la ciencia señalan la existencia de tres revoluciones industriales entre el siglo XVIII y XX, en donde la tecnología ha sido el protagonista central. Así, la primera de ellas se dio a finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX; su característica esencial, como se expresó, radicó en la sustitución de las herramientas manuales por las máquinas (Kuhn 1962; Mokyr, 1985; Castells, 1999). A la par, la Segunda Revolución Industrial se puede identificar a finales del siglo XIX; inventos e innovaciones como el motor de combustión interna, el automóvil, la electricidad, la fundición eficiente del acero, el desarrollo de la 265 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 266 química centrada en las ciencias básicas, la aviación, a la par que el inicio de las tecnologías de la comunicación como el telégrafo y el teléfono, fueron los protagonistas. De hecho, los anteriores acontecimientos científicos-tecnológicos fueron, entre otros, los puntos de quiebre del aceleramiento de la humanidad, en donde lamentablemente la poca visión de los dirigentes de América Latina no visionaron los cambios científicos y tecnológicos que la humanidad estaba dando, mostrándose ajenos a estos procesos. De este modo, colocadas las bases científicas y tecnológicas de los siglos anteriores, ciertamente hacia finales del siglo XX, en la década de los años setenta, surgió la tercera revolución científico-tecnológica, que está relacionada con el nacimiento de las tecnologías de información y comunicación (TIC). Fue así como se dio el proceso de transición desde una economía fundamentada en actividades netamente industriales, en donde nacieron las teorías clásicas de la administración, hacia un nuevo tipo de economía cimentada en el uso intensivo del conocimiento y las TIC (Rodríguez, 2001; Pérez, 2002; Rooney, Hearn y Ninan, 2005; Vilaseca y Torrent, 2005); acciones ocurridas todas alrededor de la ciencia, la tecnología e innovación (CT+I). De hecho, la literatura internacional sobre el tema señala que en el nuevo contexto ideológico, tecnológico, político, de la ciencia, del conocimiento, las habilidades y competencias de las personas y de los trabajadores en sus tareas muestran ser totalmente diferentes ahora. No obstante, la ideología de las teorías administrativas de Taylor y de Fayol no expresan un avance epistemológico, señalándose aquí un reto filosófico para los académicos. Es más, los pasados cuarenta años han permitido determinar algunas características especiales de esta última revolución, que más allá de ser tecnológica es ideológica, centrada en el uso intensivo de la ciencia y de la innovación. Así, características como la amplia red de interconexión (Abbate, 1999), tecnológica digital, disponibilidad ubicua de amplios flujos de información global y la inmensurable disponibilidad de conocimiento de manera mundializada han impactado y modificado los tradicionales factores económicos de producción como el trabajo, el capital y la tierra, en el nivel micro y macroeconómico. Estos impactos científicos, tecnológicos, sociales, económicos, políticos, logísticos y de mercadeo, particularmente, se han ido reflejando en las empresas, las instituciones, los gobiernos, la sociedad, la misma ciencia, los mercados, las familias y los trabajadores. Una perspectiva de la crítica a la administración occidental clásica A pesar del escepticismo de algunas culturas, especialmente la de los países en desarrollo, las discusiones académicas sobre este tema han ido llegando a consensos empíricos producto de la investigación; esto es, las empresas y la economía cuentan con unos nuevos factores de producción que pueden sintetizarse en el uso intensivo del conocimiento (capital humano), las TIC, la gestión del conocimiento (nuevas prácticas organizativas) y la innovación (Arvanitis, 2005). Las nuevas maneras de gestionar las empresas conducen a facilitar y acelerar los procesos de innovación que elevan los niveles de productividad, así como la competitividad local y global. Esta gestión empresarial exige flexibilidad laboral desde múltiples perspectivas y que de gran manera riñe con las actuales teorías clásicas de administración occidental. De hecho, la inserción de las TIC al aparato productivo, mediante el uso de la información, amplía de gran manera y contribuye a acelerar los procesos mentales del capital humano. Es así como la aplicación productiva de estas tecnologías en una economía, permite lograr un alto grado de asociación con la dinámica de la generación de conocimiento y su stock, transformando el conocimiento en una mercancía del sistema productivo. Esta acción es contraria a las tecnologías de base manufacturera, que inciden directamente sobre el trabajo manual únicamente (Autor, Levy y Murnane, 2003; Vilaseca, Torrent y Lladós, 2003). De este modo, la aplicación de una tecnología digital como las TIC a un proceso productivo de bienes y servicios presenta características diferentes a las de los procesos industriales tradicionales. Dada la capacidad que tienen las TIC de generar fuertes volúmenes de información transformables en conocimiento y per se en nuevos productos y servicios mejorados o innovados, ha modificado las tradicionales maneras productivas de hacer los trabajos en las empresas. De esta manera, en el contexto de la economía y sociedad del conocimiento, adicional a la manufactura de productos tangibles de consumo, progresivamente con el uso intensivo del conocimiento, esto es de ciencia, tecnología e innovación (CT+I), ha surgido la producción masiva de productos intangibles, igualmente de consumo masivo. Son ejemplos de estos, los productos digitales como el software, la música, películas, videos, libros, y muchos otros. De modo que factores de producción como el conocimiento, habilidades y capacidades humanas, esto es el capital humano (CH), las TIC como una tecnología 267 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 268 de uso general y transversal a muchos procesos y servicios, las nuevas prácticas organizativas6 y la innovación han entrado a formar parte de los procesos productivos (Brynjolfsson y Hitt, 2000; Arvanitis y Loukis, 2009). Estos elementos están siendo considerados como factores centrales de un nuevo tipo de economía y, por lo tanto, de las empresas que lo conforman. Ahora bien, ante la sistemática y acelerada ocurrencia de los anteriores eventos científicos que han transcendido globalmente surge la siguiente pregunta: ¿Pueden las empresas y sus gerentes administradores permanecer como simples espectadores, frente a la necesidad de la eficiencia productiva y la competitividad internacional? Más aún, el predominio de los factores de producción intangibles sobre los tangibles está señalando un alto predominio en los países desarrollados. De manera que sus empresas y organizaciones se encuentran más en el contexto del uso intensivo de la información, el conocimiento, la ciencia y las tecnologías digitales, que en el de la manufactura manual, mecanizada y automatizada. Paralelamente, las evidencias empíricas de amplia discusión académica internacional, han ido concluyendo el predominio de los factores de producción intangibles sobre los tradicionales tangibles, en los países desarrollados. Es así como las empresas y organizaciones de los países ricos hoy se encuentran en el contexto de la economía y sociedad del conocimiento (OECD, 2000; Stiroh, 2002; Powell y Snellman, 2004; Cader, 2008; Quiroga-Parra, 2013), entornos con características bastante diferentes a las de las dos revoluciones industriales anteriores de la humanidad, en las que predominaban teorías tradicionales de Taylor y Fayol. Plausiblemente, las TIC, el conocimiento en cabeza del capital humano, son protagonistas de un nuevo tipo de economía, esto debido a la revolución digital y de los intangibles que propiciaron las TIC a finales de la década de los años sesenta y comienzos de los setenta. Este acontecimiento surgió en los 6 Llámese nueva práctica organizativa aquellas actividades de gestión de la administración que están facilitando la alta generación de innovación en las empresas y, que a su vez, facilitan elevar los niveles de productividad. Son ejemplos de nuevas prácticas organizativas, la gestión del conocimiento, la ingeniería concurrente, la ingeniería en reversa, la absorción tecnológica, la vigilancia tecnológica, la inteligencia competitiva y de mercados, y todas aquellas actividades organizativas, como por ejemplo la ética empresarial y de los negocios, propias de una profesión ética (Weber, 1979, 1991) que con visión prospectiva crean condiciones organizativas flexibles de trabajo para fomentar la innovación y la productividad, de manera diferente a las tradicionales prácticas y teorías administrativas clásicas de occidente de Taylor y Fayol. Una perspectiva de la crítica a la administración occidental clásica Estados Unidos, pero fue tomado y esparcido aceleradamente por los países ya desarrollados, en donde su máximo aceleramiento se dio en la década de los noventa con el surgimiento de Internet. Si bien es cierto que los países en desarrollo y subdesarrollados se han tomado entre 30 y 40 años para absorber dicha tecnología y conocimiento, el control y poder del sistema tecnológico, del conocimiento y de la CT+I ha ido quedando, actualmente, en manos de los países desarrollados, del capitalismo y de los intereses que algunos académicos denominan interimperialistas. A pesar de la dinámica disposición de información en las redes digitales de Internet y el conocimiento, la CT+I no ha podido ser socializada a la misma velocidad entre países desarrollados y pobres dada la fuerte brecha digital, económica y del conocimiento entre estos países (Castells, 2008), más allá de los nuevos los saberes gerenciales necesarios para gestionar los nuevos recursos intangibles del conocimiento. Un análisis riguroso de la literatura internacional de frontera sobre el tema, con fundamento en los recientes estudios empíricos al respecto, señalan que en los países en desarrollo predomina aún la economía y sociedad netamente industrial, en donde la administración de los recursos físicos y naturales sigue siendo la prioridad (Dautrey, 2012). De hecho, el predominio del uso intensivo de la mano de obra, del capital físico y la tierra siguen siendo los elementos centrales de los procesos productivos y de la enseñanza en la academia, como prioridad sobre el pensamiento de la economía neoclásica endógena. Éste es el caso de un alto porcentaje de países de América Latina, donde los factores de producción como la CT+I (conocimiento, TIC, e innovación), se muestran en un segundo plano (Quiroga- Parra, 2013). 4. La administración y gestión del conocimiento en la economía y sociedad del conocimiento En el entorno de la economía y sociedad de la información y el conocimiento (ESIC) de las empresas multinacionales de países desarrollados como los de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD), los factores de producción de CH, TIC, la innovación y las nuevas maneras de gestionar las organizaciones presentan prioridad frente al uso de los tangibles. 269 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 270 En este nuevo entorno, la innovación y la productividad fundamentadas en el uso intensivo del conocimiento, la información y las TIC se muestran como elementos centrales de los procesos productivos manufactureros y de servicios (Quiroga-Parra, 2013). Asimismo, un entorno productivo en donde predomina el uso de los intangibles, como consecuencia del uso intensivo de los nuevos factores de producción, significa la administración y gestión esencialmente de los recursos conocimiento e información, acción requerida para la transformación productiva del conocimiento en productos comerciables, mercadeables, transferibles y consumibles por mercados globales (Torrent, 2006); esto significa el uso del conocimiento como mercancía comercializable. En este orden de ideas, los planteamientos filosóficos de la administración de los productos absolutamente tangibles no son muy compatibles con la gestión y transformación de la información en conocimiento. Esto es, la gestión del conocimiento (knowledge management) juega actualmente un papel predominante en las organizaciones generadoras de conocimiento (Nonaka y Takeuchi, 1999), en donde las TIC son la infraestructura física global que como herramienta facilita dichos procesos. Es más, la gestión del conocimiento en las empresas es considerada un proceso con capacidad de transformar el conocimiento personal tácito en conocimiento organizativo o explícito (Cader, H.A., 2008), donde la ESIC en términos mundializados se muestra como una sociedad altamente exigente en términos de calidad, innovación, precio y en la satisfacción de sus expectativas, antes que en la satisfacción de sus necesidades. Si bien las necesidades de los clientes pueden ser satisfechas con productos tangibles, no así de la misma manera pueden ser satisfechas las expectativas de los mercados globales actuales. No obstante, los procesos sistemáticos de innovación facilitan satisfacer las expectativas de los mercados y personas en el nuevo contexto. De hecho, la innovación en las empresas, en el contexto actual de la ESIC, es producto de procesos convergentes complementarios entre personas y procesos (Arvanitis, 2005), que a diferencia de las dos primeras revoluciones industriales la invención e innovación de productos y procesos era exclusividad de unos pocos genios inspirados. Con las nuevas herramientas de la ESIC, las actividades de invención e innovación de productos pueden ser aprendidas y mejoradas en las empresas, en Una perspectiva de la crítica a la administración occidental clásica procesos de proconsumidores7 digitales. No obstante, la innovación per se, contextualizada dentro del nuevo entorno productivo, puede ser producto de actividades de investigación y desarrollo en contextos organizativos. En efecto, el nuevo contexto productivo micro y macroeconómico está conformado por nuevos actores: los trabajadores del conocimiento, esto es el CH, un nuevo lugar de trabajo, con una infraestructura tecnológica ubicua en tiempo real y el valioso recurso de la información mundializada, igualmente ubicuo, con capacidad de convertir los inputs del proceso productivo en output de nuevos productos tangibles e intangibles, que tienen como base el uso intensivo del conocimiento (Torrent y Ficapal, 2010). En síntesis, para gestionar los nuevos tipos de procesos en el nuevo entorno económico se requerirá de nuevos administradores, con nuevas habilidades tecnológicas fundamentadas en la gestión del conocimiento. 5. La discusión académica, de la gestión administrativa La controversia académica sobre las teorías administrativas de occidente ha estado abierta desde su nacimiento y sometida a múltiples acuerdos y desacuerdos. No obstante, con el avance de la CT+I dicha discusión ha venido siendo más fuerte, con visiones y perspectivas múltiples. El debate se ha enriquecido justamente con la inserción de nuevas teorías orientales, japonesas, asiáticas y europeas, todas ellas con relevantes éxitos económicos, muchas de ellas en contextos capitalistas igualmente. El debate académico, desde la perspectiva de la sociedad industrial, esto es desde el mismo contexto, pero con diferentes perspectivas filosóficas, se ha tornado interesante en razón de las múltiples facetas en que ha sido abordado, ya sea desde la estructura jerárquica, la división del trabajo, los principios administrativos, la autoridad, el liderazgo, la participación de los trabajadores, la administración burocrática, las condiciones del lugar de trabajo, la ética empresarial, hasta el hombre trabajador como uno de los elementos centrales de los procesos humanos. El concepto proconsumidor, hace referencia a la red digital global de Internet, en donde todos los miembros usuarios de la WWW consumen información que la transforman en conocimiento y producen nuevos productos del conocimiento, por ejemplo, innovación. 7 271 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 272 Así, por ejemplo, en este escenario de la sociedad industrial, las diferentes prospectivas de la escuela de relaciones humanas quedaron siempre en deuda para definir el verdadero rol de las personas en la administración, discusión que sigue abierto sin efectivos acuerdos académicos. No obstante, un debate alrededor del mismo entorno, con variables y actores similares, podría asumir la posibilidad de llegar a fáciles consensos académicos en el tiempo; sin embrago, no ha sido de este modo. Por otra parte, con el surgimiento de un contexto diferente, como es el de la ESIC con nuevos actores o transformados y nuevos factores de producción, a pesar de las cuatro décadas de haberse iniciado, ciertamente la discusión académica escasamente empieza en razón de que no todos los países son conscientes aún de la existencia y surgimiento de un nuevo tipo de economía fundada en el uso intensivo del conocimiento, el CH, la innovación y las TIC, actores que justifican unas nuevos y diferentes espacios del lugar de trabajo. En este sentido, Cohen y Levinthal (1989) sugieren que, cuando de la generación de la innovación se trata, como producto de la producción de nuevo conocimiento, los gerentes de las empresas deben ir más allá de la diversificación del mismo conocimiento. El autor resalta que el aprendizaje individual es de mayor proporción cuando el objeto de aprendizaje está directamente relacionado con un conocimiento existente, esto es, con el denominado conocimiento tácito. A su vez, en su documento destaca que la capacidad de absorción de una empresa no es justamente la capacidad de absorción individual de sus empleados. La capacidad de absorción del conocimiento de ésta depende esencialmente del grado de transferencia y de los procesos de gestión del conocimiento (knowledge management) que ocurren durante las actividades de trasferencia y socialización del conocimiento en los sistema digitales o no en red, diseñado en las diferentes áreas de la empresa (Quiroga-Parra, 2013). Si bien es cierto que el debate académico sobre las teorías administrativas clásicas continúa sin acuerdos académicos internacionales, la pregunta pertinente es ¿de qué manera podrán los administradores y académicos empezar a incursionar en la manera de administrar y gestionar las nuevas empresas del conocimiento de la ESIC? No obstante, la realidad empírica indica que empresas como Google, Microsoft Apple, Samsung, Twitter, Facebook, Amazon, entre otras, donde sus productos ya sean tangibles e intangibles están basadas en el uso intensivo del conocimiento y de las TIC, están siendo administradas y gestionadas con modelos exitosos. Ciertamente no se muestran dentro del contexto Una perspectiva de la crítica a la administración occidental clásica filosófico de las teorías clásicas tradicionales, evidenciándose así que las teorías administrativas no han logrado dilucidar este nuevo paradigma de la administración moderna. De este modo, la realidad empírica actual está mostrando que tanto la sociedad global como las empresas están viviendo y enfrentando dos realidades diferentes: la primera, una sociedad tradicional centrada en las costumbres de dos siglos anteriores de la producción netamente manual y mecanizada; la segunda, una nueva generación centrada en una sociedad red digital, totalmente ubicua y en tiempo real las veinticuatro horas al día, en la cual sus protagonistas son las TIC, la información, el conocimiento y la innovación, esta última con características como los altos niveles de invención y productividad en las últimas cuatro décadas. De manera que luego de un amplio análisis sobre las diferentes perspectivas teóricas de algunos académicos sobre la administración clásica, surgen las pertinentes y reiteradas preguntas, aún por resolver, como las siguientes: ¿son las teorías de administración de la sociedad industrial las mismas para administrar las organizaciones con una producción centrada en el uso intensivo del conocimiento y las TIC?, ¿podrán las tradicionales teorías administrativas adaptarse a los nuevos contextos globales para ser efectivas y eficaces?, ¿podrán las empresas que Senge (1992) llama inteligentes y del conocimiento administrarse con las tradicionales teorías administrativas clásicas? De hecho, en palabras de Albert Einstein, citado por Aktouf (2012), se diría: “No se puede resolver ningún problema con el mismo sistema de pensamiento que lo provocó”. Recientes trabajos empíricos en las empresas, como el de Rasula, Bosilj e Indihar (2012), muestran evidencias de que en la ESIC las prácticas de gestión del conocimiento medidas a través de las TIC afecta positivamente el desempeño organizacional de las empresas. Adicionalmente, sus hallazgos señalan que las prácticas organizativas como la cultura, el clima, y la colaboración presentan un positivo impacto sobre la generación de conocimiento en presencia de una administración basada en la filosofía de gestión del conocimiento. Paralelamente, observaron que los cambios organizativos basados en la flexibilidad afectan positivamente la acción de compartir y socializar el conocimiento entre las personas en el lugar de trabajo (Rasula, Bosilj e Indihar, 2012). Los avances académicos internacionales recientes de importantes trabajos empíricos micro y macroeconómicos desde Arvanitis (2005), Arvanitis y Loukis (2009), hasta Quiroga-Parra (2013) muestran claras evidencias empíricas 273 Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa 274 en la misma dirección, en empresas y países de la OECD; asimismo, permitieron inferir y evidenciar que el uso intensivo del conocimiento, de las TIC y las prácticas organizativas en los procesos de complementariedad muestran la capacidad de elevar los niveles de productividad e innovación en la empresa mediante las prácticas de generación de nuevo conocimiento De hecho, en este punto dos debates académicos quedan abiertos, el primero en el sentido del rol de las teorías administrativas clásicas tradicionales frente al nuevo contexto de la ESIC actual. Un segundo debate puede expresarse con una de las preguntas previas: ¿se podrán administrar y gestionar las nuevas empresas de la ESIC con los mismos modelos tradicionales de las teorías clásicas, o en su defecto es preciso tener modelos flexibles acorde con los nuevos actores de la economía del conocimiento? Conclusiones El análisis de reflexión bibliográfico de los diferentes pensamientos críticos sobre las teorías administrativas occidentales clásicas señalan evidencias teóricas no concluyentes, producto de la discusión académica; ello sugiere que estas teorías dialécticamente no han logrado explicar y asimilar los cambios generacionales globales que tanto las empresas como la sociedad han logrado avanzar, desde la perspectiva administrativa. Asimismo, las teorías administrativas occidentales clásicas, más allá de alejarse de su propio pensamiento filosófico, no muestran la comprensión de los hechos empíricos, entendidas como las realidades en la empresa y de la sociedad; hipotéticamente por estar centrada en los resultados puramente económicos neoclásicos. Por otra parte, desde la perspectiva de la dialéctica, que significa pensar en totalidades relativas empresariales y sociales, que toman como epicentro al hombre trabajador, y a las personas como seres humanos en su contexto, los diferentes cuestionamientos dejan entrever que las teorías administrativas occidentales clásicas han ido quedando en deuda con la teoría del capital humano. Del análisis bibliográfico, igualmente se puede observar la existencia de pocos estudios sobre las teorías administrativas clásicas en América Latina. También se observa el poco interés de las teorías administrativas occidentales Una perspectiva de la crítica a la administración occidental clásica por otras teorías igualmente exitosas como las japonesas, de los países nórdicos, Corea del Sur, Alemania, Australia y Europa Continental. A su vez, de la revisión bibliográfica se deduce el bajo interés y estudio de las teorías clásicas administrativas por el avance de la generación de productos intangibles y su gestión en las empresas, elemento observado especialmente en las empresas de América Latina. La revisión bibliográfica sobre las teorías administrativas occidentales clásicas en América Latina permite intuir que las empresas siguen de cerca estas teorías. Estas decisiones son tomadas sin un análisis crítico frente a otras posturas académicas de otras regiones internacionales y otras culturas, y menos aún frente a los transcendentales cambios históricos de la CT+I, producto de las diferentes revoluciones industriales de los tres últimos siglos. Estos hechos admiten percibir algunas razones causales de las fuertes brechas económicas, tecnológicas, de innovación, en ciencia, política, social y del conocimiento frente a los países desarrollados. Referencias Abbate, J. (1999). Inventing the internet, Cambridge: MIT Press. Acemoglu, D. y A. Robinson (2013). Por qué fracasan los países, Madrid: Deusto. Arvanitis, S. (2005). “Computerization, workplace organization, skilled labour and firm productivity: evidence for the Swiss business sector”, Economics of Innovation and New Technologies, 14(4), 225-249. y E. 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Marcos de análisis teóricos de la realidad administrativa Editado por la Universidad Nacional Autónoma de México, Publicaciones Empresariales UNAM. FCA Publishing de la Facultad de Contaduría y Administración. Se termino de imprimir el 30 de noviembre de 2016, en los talleres de MGM Consultoría Gráfica S.A. de C.V. Fuentes Brotantes 43-local 1, Colonia Portales Oriente, C.P. 03570, Deleg. Benito Juárez, México D.F. Se tiraron 200 ejemplares, en papel bond de 90 grs. en interiores y en forros cartulina couche brillante de 200 grs. Tipo de impresión: digital Se utilizo en la composición tipo ZapfHumnst BT 18/18, 14.5/16.5, 14.5/16.5, 13/15.6, 10/13, 8.5/11, 8.5/13.5 ITC Berkeley7 Oldstyle Std, 10.5/14.5, 9/14, 8.5/11, 8.5/13.2 puntos.. Idioma original: español Producción Editorial: Secretaria de Divulgación y Fomento Editorial: Lic. Ma. Del Carmen Márquez González Departamento de Publicaciones y Fomento Editorial: Mtro. Víctor A. Hernández Arteaga Revisión y corrección: Lic. 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