INVESTIGADORES DEL CNIO PARTICIPAN EN EL ESTUDIO DE MEDICINA PERSONALIZADA MÁS

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Basado en medidas de cien mil moléculas de un único paciente
INVESTIGADORES DEL CNIO PARTICIPAN EN EL
ESTUDIO DE MEDICINA PERSONALIZADA MÁS
COMPLETO JAMÁS REALIZADO
• El trabajo es el primero de este tipo y confirma que estos
análisis, en su mayoría aún en fase de investigación, “serán
enormemente valiosos en la prevención, el diagnóstico temprano
y el tratamiento de enfermedades”, escriben los autores en Cell.
• El director del trabajo se ha usado a sí mismo como conejillo de
indias. Ahora que conoce su riesgo de desarrollar diabetes y
otras enfermedades, ha cambiado su dieta y hace más ejercicio.
• El estudio, que publica Cell en su edición del 16 de marzo, recaba
toda la información que hoy es posible obtener de un organismo
a escala molecular, incluyendo la longitud de los telómeros.
• Un seguimiento durante más de un año permitió además
detectar cambios en muchas moléculas cuando el sujeto enfermó
de manera espontánea
Madrid, 16 de marzo, 2012. Con el abaratamiento de las técnicas para leer
y analizar el genoma, cada vez más personas encargan la secuenciación del
suyo. Aún falta para que la información que contiene sea descifrada por
completo, pero se conocen ya numerosas variantes genéticas asociadas al
riesgo de padecer tal o cuál enfermedad. Y en la clínica, el diagnóstico y el
tratamiento de varios tipos de cáncer se hace en función del perfil genético
de cada paciente. El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas
(CNIO) realiza en la actualidad de forma rutinaria estos análisis en
muestras de toda España.
Pero analizar los genes es sólo el primer paso de cara a la medicina
personalizada. Los investigadores buscan otras formas de analizar lo que
ocurre en cada organismo a escala molecular: qué genes están siendo leídos
o transcritos; que proteínas se sintetizan; qué anticuerpos circulan por el
torrente sanguíneo; o cómo de largos son los telómeros en los cromosomas.
No se trata de medir unas cuantas proteínas, como en un análisis de sangre
convencional, sino las miles de proteínas que se expresan en un organismo
en un momento concreto.
La pregunta es si de esa cantidad ingente de datos es posible extraer
información médica útil. Y, si no ahora, ¿lo será en el futuro? Es lo que ha
querido responder un grupo liderado por Michael Snyder, director del
Centro de Genómica y Medicina Personalizada de la Universidad de
Stanford (EEUU), con el que han colaborado investigadoras del CNIO y de
la empresa Life Length -emanada del propio CNIO-.
“En la actualidad los estados de salud y enfermedad se vigilan con un
número limitado de ensayos que analizan un pequeño número de
marcadores de distinto tipo”, escriben los autores en la edición de Cell del
16 de marzo. “Pero con las nuevas tecnologías hoy es posible analizar cien
mil constituyentes moleculares”.
Para saber si estos análisis sirven hoy de algo el propio Snyder se sometió a
ellos. Primero, su genoma fue analizado con un alto grado de detalle. Se le
descubrió un riesgo “moderadamente elevado” de padecer una enfermedad
coronaria, y un riesgo “significativamente elevado” de desarrollar
hipertrigliceridemia, diabetes y un carcinoma de células basales -un tipo de
cáncer de piel con una alta tasa de curación si se trata a tiempo-.
Muchos telómeros cortos
También se detectó una mutación en el gen de la telomerasa, la enzima que
evita que los telómeros se acorten cada vez que la célula se divide. Los
telómeros son estructuras que protegen el extremo de los cromosomas, y su
longitud es una medida de la edad biológica de las células: como norma
general, las células de los organismos más viejos tienen telómeros más
cortos, y tener telómeros cortos se ha asociado a diabetes y otras
enfermedades.
La mutación detectada en el gen de la telomerasa se asocia a una
enfermedad grave llamada anemia aplásica. Snyder no la padece. No
obstante, María Blasco, del CNIO, y Mercedes Gallardo, que trabaja en el
laboratorio de María Blasco y colabora con Life Length, han medido la
longitud de los telómeros de este investigador, y han hallado que tiene
muchos más telómeros cortos de lo habitual a su edad.
Los investigadores también analizaron el transcriptoma de Snyder -los
genes que están siendo leídos-; los niveles de más de 6.000 proteínas; las
decenas de miles de compuestos derivados del metabolismo; y anticuerpos.
Estos análisis se repitieron en una quincena de ocasiones a lo largo de
alrededor de año y medio -se hicieron en total más de tres mil millones de
mediciones-. Esto ha dado lugar a otro resultado novedoso: por primera vez
se ve cómo se refleja una infección vírica en los análisis realizados.
Durante el periodo de toma de datos Snyder desarrolló dos infecciones
víricas leves, que dejaron su firma molecular en los análisis. Uno de los
más llamativos fue que, en coincidencia con una de las infecciones, Snyder
empezó a tener niveles de glucosa en sangre propios de los de una persona
diabética -antes, pese a su riesgo genético-, mostraba niveles normales-.
Sólo el principio
Para María Blasco, directora del CNIO, “este trabajo muestra cómo las
enfermedades son resultado del perfil genético de la persona, y de la
interacción con el ambiente. Aún sabemos muy poco de esa correlación,
estamos en el principio del uso de la información del genoma humano tanto
para la prevención como para el tratamiento de enfermedades, pero lo que
empezamos a ver, la punta del iceberg, es fascinante”.
Blasco y Gallardo coinciden en que aún es pronto para que toda la batería
de pruebas a la que se ha sometido Snyder se aplique a todos los pacientes,
pero ambas creen que “se hará en un futuro, y que todos sabremos al nacer
nuestro riesgo de padecer determinadas enfermedades y podremos actuar
para prevenirlas”.
“A la larga el coste de todos estos análisis se compensará, porque
permitirán identificar los tratamientos realmente eficaces para cada
paciente y con menos efectos secundarios”, añade Gallardo. Ése es el
objetivo de la medicina personalizada.
En lo que respecta a Snyder, asegura que “es magnífico disponer de toda
esta información [sobre uno mismo]”. “Mis hábitos alimentarios son
completamente distintos, y monto en bicicleta el doble de lo que solía”,
concluye.
María Blasco y Mercedes Gallardo, el pasado viernes 9 de marzo en el CNIO, en Madrid. Los medios interesados en descargar las imágenes en alta resolución, contactar con los autores del estudio o ampliar información, contactar con: juanj.gomez@cnio.es 
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