El relativismo cultural Desde el punto de vista biológico, una de las características más notables del hombre es la flexibilidad, lo que nos lleva a decir que no está predeterminado biológicamente hacia nungún tipo particular de cultura. Con esto quiero enunciar que no hay ninguna cultura concreta que pueda reclamar ser la “auténtica cultura humana”. Por tanto, todas son legítimas y dignas de respeto; al mismo tiempo no será justo juzgar las peculiaridades de una cultura utilizando criterios de otra; sería más injusto todavía imponer formas culturales ajenas o impedir el desarrollo de las propias (Colonialismo cultural)1. El problema de aceptar estos puntos hasta el extremo es que, según ellos, no es posible llegar a comprender una cultura si se pertenece a otra. En un diálogo intercultural no sería posible alcanzar una plena comunicación, ya que los individuos estarían predispuestos inconcientemente por su propia cultura. Se afirma, como consecuencia, que no sería posible encontrar un criterio en el que se puedan emitir juicios de validez universal acerca del carácter ético y moral de las acciones personales y las manifestaciones culturales de los diversos grupos humanos. Entonces cada cultura debe proporcionar para sí misma dichos criterios en base a sus tradiciones, autoridades o los consensos entre los grupos sociales, pero nunca desde demandas externas al propio grupo cultural. Estos códigos pueden o no coincidir con otras culturas. La postura relativista sugiere que no exíste una verdad absoluta, ninguna verdad universalmente válida; toda verdad es relativa, tiene sólo una validez limitada2. Dicha postura aplicada a la cultura y, específicamente, a la antropología nos lleva más allá de la tolerancia, hasta el punto de desconocer cualquier precepto universal de lo que está bien o está mal, pues todo es una simple perspectiva. 1 2 Maria García Amilburu J. Hessen “Teoría del conocimiento” En base a este relativismo cultural no sería ecuánime decir que el aborto selectivo de niñas en China es un acto barbárico, irracional y que va totalmente en contra de los derechos humanos. ¿Es acaso que por formar parte de una cultura ajena a ésta, no podemos emitir ningún juicio, o que, dado que la antropología requiere observadores postrados desde una posición neutral el pofesionista no tiene derecho a externar su opinión y formular un cambio? El relativismo subraya la dependencia de todo conocimiento humano respecto a factores externos. Como tales considera, ante todo la influencia del medio y del espíritu del tiempo, la pertenecia a un determinado círculo cultural y los factores determinantes contenidos en él 3. ¿Quiere decir esto que dado que el gobierno chino aplica la política de un solo hijo están justificados estos actos de homicidio y machismo? No podemos ignorar que, lejos de todo relativismo, dentro de una realidad regida por normas y preceptos exísten “verdades universales”, a las que, sin importar raza, cultura, posición social, idioma, opinión política o de cualquier otra índole, como seres humanos tenemos derecho y estamos obligados a respetar. El artículo tercero de la declaración de los derechos humanos dice que todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. Entonces, desde este precepto es, no sólo justo, sino necesario, decir que la tradición china que defiende el aborto selectivo genérico viola un importante derecho humano, pues aunque esta medida pueda resultar incluso razonable (en un grado extremo), es decididamente despiadada. Es aquí, donde sin importar si se pertenece o no a dicha cultura, o si como antropólogo corresponde tomar una postura neutra hacia las tradiciones da cada cultura, se vuelve importante reconocer que esto, más allá de ser un problema demográfico, es un problema global, por énde, concerniente a toda la raza humana. Este es sólo un ejemplo de las muchas culturas que cometen actos barbáricos en contra de otros seres humanos escudándose en sus tradiciones o religiones. Como antropólogos es menester tratar de entender estas culturas pero, más 3 J. Hessen “Teoría del conocimiento” importante, es nuestro deber hacer algo para cambiar todo lo que “universalmente” compromete al bienestar de la humanidad. En una de las clases de Arqueología hablamos de la tecnología y cómo es que los Indígenas en el México prehispánico ya conocían la rueda, pero no la utilizaban como una herramienta. Partiendo desde el punto de vista Aristotélico: Para todas las cosas que poseen una función ésa es su bien; el hombre posee una función (el uso excelente de la razón), luego para el hombre su función es su bien.4 Tendríamos que preguntarnos cuál es la razón específica del hombre. El bien del hombre consistiría en cultivar de manera excelente aquello que le caracteriza. Una comparación con el resto de los vivientes le hace pensar que lo específico del hombre es cultivar su vida racional, sin transgredir por ello la integridad y el bienestar de los demás. Partiendo desde el punto en el que la exclusividad del hombre consiste en razonar, y según Aristóteles, para alcanzar el bien, dicha diferenciación tendría que ser lograda en el máximo de los sentidos. Entonces, desde este punto, ¿sería justo juzgar a los indígenas porque al ser racionales y tener conocimiento de la rueda, no explotaron toda su capacidad y la utilizaron para fines prácticos y que contribuyeran a su desarrollo tecnológico-cultural? Si bien, no debemos juzgar el todo de una cultura sólo por sus preferencias en cuanto a sus avances en tecnología, sí es posible hacer comparaciones con otras y con respecto a otras culturas decidir si una es más atrasada que otra (tecnológicamente hablando). Ahora bien, pertenezco a la clase mestiza de dicha cultura indígena, por lo tanto, respecto a los primeros preceptos aquí enunciados, como parte de ella estoy en mi derecho de opinar acerca de mi bagaje cultural. Puedo entonces decir que desde mi perspectiva, con respecto y sólo a lo que concierne a la parte tecnológica, la cultura mexica era inferior a la europea. ¿O es acaso que, como ha sucedido con otros, se me juzgará de 4 Ética a Nicomáco de Aristóteles malinche por considerar a mi propia cultura tecnológicamente inferior a la europea? La cultura indígena en México era tecnológicamente inferior a la europea, y esto fue sin duda una de las razones más determinantes que explican su derrota frente a los invasores europeos. Ahora bien, del mismo modo, es censurable que los ejercitos extranjeros no tuvieran la más mínima consideración hacia el orden social ya establecido y que, trabajaba con relativa armonía en la región. La conquista española en territorio mexicano no puede justificarse, aludiendo a que la cultura invasora era moralmente superior. Sin embargo, la derrota indígena se deriva, entre muchas otras causas, por el hecho irrefutable de que su tecnología y organización militar era inferior a la europea. La pregunta que causaría mayor controversía sería: ¿Se pudo haber justificado la intervención extranjera en territorio mexica, si la única razón que la motivara fuese terminar con las costumbres barbáricas, como los sacrificios humanos y las guerras de religión? Si la respuesta a esta pregunta fuera afirmativa, ¿sería incorrecto aceverar que la cultura europea era moralmente superior a la azteca? Como observadores nos corresponde el papel de registrar todo desde un punto neutral, donde nuestras propias costumbres no condicionen ni corrompan la visión de la cultura a investigar. Es importante no dejarnos guiar por simples sentimentalismos o ideas personales, pero es imperativo que dejemos a un lado la neutralidad y el relativismo, para poder así reconocer la verdadera raíz de un problema y, de esta forma, tratar de solucionarlo. La antropología debería ser libre de manifestar su opinión y formular la praxis5 a partir de verdades universales, y emitir juicios a partir de dichas verdades. Debe analizar en que casos apelar al raciocinio y en cuales a sólidos principios éticos y morales, y si es necesario, darles prioridad a los últimos sobre la primera. 5 Actividad humana que transforma la sociedad y la naturaleza transformando, al mismo tiempo, al sujeto que la ejerce. Ya sea en la política, en el arte, en la ciencia o en el trabajo productivo. Como concepto, expresa la unidad de la teoría y la práctica. El antropológo debe definir su objeto de estudio apegandose lo más posible a la neutrlaidad; pero no debe temer emitir juicios y señalar lo que está bien y lo que está mal. Y no puede tomar un papel pasivo en todas las ocasiones pues, si alguna situación transgrediera dramáticamente el orden y el bienestar de los hombres y violase los valores fundamentales que defienden la armonía y la integridad de la humanidad, no puede permitirse permanecer como un simple obsevador: debe denunciar, debe actuar, debe promover un cambio, señalar lo que decididamente esta mal y apoyar, en última instancia, la intervención, si la intervención es el último remedio para corregir un mal de raíz. La finalidad, el deber, el estado perfecto del antropológo será entonces llegar hasta las últimas instancias, no como observador sino como generador, engrandecer al máximo la vocación, razón y función que como profesional representa. Pues, como dijo Aristóteles, para todas las cosas que poseen una función ésa función es su bien.