las tierras eriazas, el Estado peruano está en camino de perpetrar un nuevo despojo de tierras a los particulares y a las propias comunidades campesinas y nativas. Esta amenaza es canalizada a través de los llamados paquetazos de reactivación de la economía. Actualmente se discute y se pretende aprobar en el Congreso el proyecto de ley 3941-2014-PE, llamado «Ley de las inversiones para el crecimiento económico y desarrollo sostenible en las zonas de mayor exclusión social». Más allá de su rimbombante nombre, este cuestionado proyecto de ley pretende otorgar a los inversionistas una serie de derechos sobre las tierras eriazas, cuyo dominio sería del Estado. El proyecto es la continuación de otras normas igualmente polémicas (Ley 30230, D.S. 001- 2015- EM, entre otras) que en la práctica desconocen el ejercicio efectivo de los derechos a la tierra de miles de peruanos y peruanas que viven organizados en comunidades. El interés por las tierras eriazas Este tipo de tierra, por definición, tiene relación con la actividad agropecuaria: son las tierras que no se pueden aprovechar por la falta o el exceso de agua. Cabe resaltar que desde inicios del siglo XX, en las leyes peruanas se establece que las tierras eriazas son de propiedad del Estado, excluyéndose expresamente a las tierras de las comunidades campesinas y nativas. Sin embargo, a lo largo de estos últimos treinta años han existido reiterados intentos por desconocer este derecho de las comunidades. Uno de los más llamativos ocurrió durante el gobierno de Alejando Toledo (20012006), cuando su entonces presidente del Consejo de Ministros, Carlos Ferrero Costa, señaló, en enero de 2004, que «la sociedad tiene derecho a reclamar la devolución al Estado 12 El Estado pretende apropiarse las tierras de los privados Pedro Castillo Castañeda1 Foto Red Muqui Con el pretexto de ganar o recuperar de inmensas extensiones de tierras eriazas, cuya posesión por algunas comunidades parece dirigida a traficar con expectativas futuras y perpetuar privilegios». Esta frase refleja la incoherente posición que muchas veces asume el Estado frente al derecho a la tierra. El gobierno de ese entonces afirmaba que el Estado tenía un derecho anterior al de las comunidades y que por ello podía reclamar la devolución de las tierras, cuando en realidad es todo lo contrario. En esa misma línea, el actual gobierno se refiere de manera imprecisa al destino de las tierras eriazas que están en poder de las comunidades. Si se llega a aprobar el proyecto en cuestión, esta falta de claridad puede generar más de una interpretación por parte de los funcionarios que la apliquen, perjudicando así a las comunidades. El requisito del título de propiedad Otra crítica al proyecto de ley es que exige a las comunidades demostrar que son dueñas de las tierras mediante un título de propiedad. Sin embargo, el problema es que 5483 comunidades de un total de casi 8000 de ellas no tienen cómo acreditar su derecho de propiedad debido a la inacción del propio Estado, según datos del Organismo de Formalización de la Propiedad Informal (Cofopri). Lamentablemente, a la fecha, las tierras eriazas en el Perú no están plenamente identificadas. Al existir un catastro2 de tierras imperfecto por falta de georreferenciación3, muchos predios, comunales y los del propio Estado no han sido determinados de manera precisa, por lo que se generaría una superposición de derechos. Lo que provoca el gobierno de Ollanta Humala al pretender legislar sobre un bien tan sensible como la tierra —sin tener claridad sobre su exacta ubicación o cantidad— es un llamado a la conflictividad social. Ciertamente, es necesario generar condiciones para la inversión en el país, pero esto no puede reposar en un atropello de los derechos de las comunidades. Notas 1 Investigador del Cepes en temas relacionados con comunidades campesinas, tierra y agua. 2 Sistema de información por predios o parcelas, que incluye una descripción georreferenciada de estas, representada normalmente en un mapa catastral. 3 Localización y extensión de tierras que forman parte de un sistema de información geográfica (SIG). LA REVISTA AGRARIA / 170