Lo aprendido como médico de músicos adultos mayores Durante mi reciente visita a la hermosa ciudad de Buenos Aires, como medico del grupo musical Buena Vista Social Club (BVSC); tuve un breve pero como siempre fructífero encuentro con el amigo Dr. Eugenio Semino y parte de su equipo de trabajo, que juntos protegen los derechos e intereses de los adultos mayores frente a los actos, hechos y omisiones de las administraciones publicas. Conversando con el Dr. Eugenio Semino y la Licenciada Silvia Perelis, me pidieron escribiera sobre mi experiencia en el trabajo con músicos mayores de 60 años, para la página GERONTOVIDA; me puse el dedo índice derecho en el nacimiento de la nariz, y pensé: qué difícil tarea me proponen, pero son mis compañeros en el trabajo “con y para las personas mayores” y no puedo decirle que no, ni fallarles a mis queridos viejos (fieles lectores de GERONTOVIDA). Al rato de estar recordando los once años que llevo trabajando como médico de la emblemática y popular Banda Cubana BVSC que desde su primer CD en septiembre de 1997, alcanzó un gran éxito con más de 5 millones de copia vendida; ganó un Premio Grammy en 1998; en 2003 era clasificado por la revista Rolling Stone como el número 260 de los 500 más grandes álbumes de todos los tiempos – concluí que la originalidad del tema estaba en expresar lo que había aprendido de mis pacientes músicos, pues ellos son los reales protagonistas de lo que les contaré. El músico adulto mayor no es un artista ensimismado en su arte, por el contrario sale de sí para disfrutarlo; no es solo una forma de trabajo, es una forma de disfrutar la vida en una edad en que muchos piensan en el declinar de su funcionabilidad. Una vez desatada la creatividad en la interpretación con su instrumento musical en cualquier escenario, no tiene frenos el entusiasmo, esfuerzo, responsabilidad, y respeto a su público. Como una forma de retroalimentación, el público lo ayuda a mantenerse vital cuando precisamente más se necesita incentivos y distracción para sobrellevar los innumerables retos que les impone el envejecimiento. La monotonía en la vida cotidiana de muchos adultos mayores no existe en el día a día de los músicos ancianos que permanecen activos, porque su voluntad y fuerza propias para cambiar el panorama que pueda resultarle aburrido, se resume en esta frase muy repetidas en conversaciones con muchos de los amigos músicos del Grupo Buena Vista Social Club: “Le pasamos por arriba a los lamentos y nos concentramos en encontrar soluciones a partir de nuestras posibilidades, nuestros conocimientos y experiencias; pero fundamentalmente sintiéndonos útil defendemos el patrimonio cultural, la promoción de valores espirituales, estéticos y éticos, las identidades, el gusto estético, y la calidad de vida de nuestro publico”. Con ellos he aprendido a prestar mis servicios como médico desde un enfoque solidario bajo los principios del cooperativismo entre paciente, médico y demás integrantes del grupo musical, quienes participan activamente en el cumplimiento del tratamiento medicamentoso, orientación nutricional, apoyo psicológico, y – lo que es muy importante juntos formamos una clínica de aprendizaje de ayuda mutua para resolver los problemas de salud durante las giras. He aprendido que la interacción social y cultural influye en la capacidad cognitiva y física de los adultos mayores, pues en una investigación que realicé sobre evaluación física y mental con adultos mayores músicos, asistentes a mi consulta de Geriatría durante 10 años, comprobé que los que permanecen en activo, y fundamentalmente los integrantes del grupo BVSC: con gran interacción socio cultural, intercambio permanente con público, y múltiples giras mundiales anuales, mantienen mayor capacidad cognitiva y física que los demás músicos estudiados. El modo de situarse ante la realidad varía notablemente entre este grupo de músicos y otros adultos mayores. Algo que puede apreciarse a la hora de conversar con ellos es cierta fórmula de optimismo sobre la posibilidad de mejorar la realidad: con una actitud militante, de positividad, confían en que sus canciones y su música aporten alegría ante problemas que causen tristeza; ese es el significado que atribuyo a éstas palabras suyas: “y sé que con nuestras canciones, nuestra música, no sólo hacemos recordar, bailar y disfrutar, sino que damos energía para seguir viviendo feliz”. Me han enseñado a salir adelante pese a las dificultades. En estos últimos años vividos, en un mundo signado por desastres naturales, crisis económicas, movimientos políticos, altas tecnologías, pero de baja producción discográfica (con riesgo de desaparecer) los músicos adultos mayores no detienen su música ni su intercambio con el publico: crecen como si no necesitaran un fonograma para brindar deleite a los cientos de miles de seguidores de su arte por el mundo. Confieso que no fue con ellos que aprendí aquello que considero uno de mis mejores gustos estéticos: admirar, querer y valorar lo antiguo; pero sí me demostraron que las viejas canciones y música cubana son estándares de popularidad en todo el mundo. Cantadas en español, son coreadas y bailadas por personas de todas las generaciones y de muchos países; su arte se caracteriza por una alegría y cubanía de lo más tradicional. Estos artistas no recurren necesariamente a otra actividad, lo que no excluye el interés de algunos de ellos en vincularse a la docencia en el sistema de enseñanza artística. Sin interés en retribución económica, contribuyen a elevar la calidad de la nueva generación de músicos, lo que ellos llaman: “la fabrica de músicos cubanos” prestigiando así la formación de jóvenes talentos, además de retroalimentar la creación y producción artística. Escuchándoles anécdotas y revelaciones, me han hecho entender que el ser humano es casi infinito en su creación del arte, sentimientos y amor. Cuando los escucho intercambiar con su público, con las personas mas sencillas dentro de sus admiradores, me doy cuenta como, cuando se escucha su música, el alma asoma al cuerpo. Todos ellos me han dicho - algunos en repetidas ocasiones- que seguirán creando, interpretando, y trabajando hasta el fin de sus vidas, y efectivamente, los que ya han fallecido han estado haciendo música hasta el final y esta música le ha acompañado a su última morada. Otra frases en ellos que deseo destacar:”no somos nada sin nuestro publico” y es otra gran verdad, pues después del encuentro con sus fans, los vemos ágiles, con capacidad de búsqueda de pensamiento renovador, con interés, constancia y tenacidad. Cuando al terminar las actuaciones, escucho la frase: - “médico cuídelos mucho, que ellos me salvaron y me dan vida” - pienso y parafraseando a un gran psicólogo cubano “HA VALIDO LA PENA TRABAJAR CON Y PARA ELLOS”. MsC. Dr. Luis Felipe Heredia Guerra