1 LA CONDUCTA CRIMINAL, ALGUNAS CONSIDERACIONES Minerva Morales Martínez 1. LA CONDUCTA DELICTIVA Y SUS FACTORES La ponencia pretende esbozar algunas observaciones con respecto a las clasificación de los factores que pueden crear una conducta criminal: Teoría biológico-organicista, psicoafectiva y social, Los factores de las emociones y las conductas son: a) la actividad bioquímica neurocerebral y de la integridad en el funcionamiento orgánico y b) el proceso afectivo y de socialización. Por ello, la educación es un proceso trascendente en la adquisición de comportamientos. Pues se adquieren conocimientos, hábitos, costumbres para incrementar las competencias adaptativas La pobreza y el desempleo son factores sociales que predispone al delito. La forma de educación de los hijos, el maltrato intrafamiliar promueve patrones conductuales que dan origen a la infracción de la norma. Alterar el área emocional y social, se traduce en una modificación conductual. 2. TRES TEORÍAS DE LA CONDUCTA DELICTIVA a) Teoría biológico-organicista Desde el enfoque biológico-organicista, los neurotransmisores influyen en el comportamiento, en el proceso de interpretación, registro, integración y acción. Los neurotransmisores son sustancias químicas que intervienen en la producción de estímulos nerviosos, a nivel de las uniones sinápticas entre neuronas o entre una neurona y el órgano hacia el que se dirige la acción. 2 Existiendo distintos tipos tales como: acetilcolina, adrenalina, dopamina, encefalina, hispamina, neropinefrina, serotonina. Desde esta perspectiva los comportamientos son las manifestaciones de funciones cerebrales concretas, de interrelaciones entre los neurotransmisores, por lo tanto la conducta delictiva tiene un fundamento biológico. b) Teoría psicoafectiva Esta teoría reconoce el aspecto expresivo del sujeto como elemento connatural de la conducta. Por ello se afirma que tenemos la necesidad de expresarnos ante el mundo para comunicarnos y hacernos conocer. Los conceptos clave de esta teoría son: el temperamento, el carácter y la personalidad. Los estadios del desarrollo de la conducta supone reconocer su origen, incluyendo así mismo, las fases de su desarrollo, madurez e involución y las etapas que idealmente expresan unidad. La clasificación y los estadios de cada una de estas etapas, son parte fundamental para entender desde el área psicológica y criminológica el por qué de la conducta de un criminal. El desarrollo psicoafectivo de la conducta, supone varias fases, Una primera fase es la preuterina. Es decir antes de nacer, todo sujeto tiene ya una historia. Un marco contextual al que habrá de responder, una cultura, una religión y un estilo de vida. La pregunta: ¿considera usted que su nacimiento fue deseado? Adquiere importancia y su respuesta da indicios de la conducta. La segunda fase es la uterina, sin embargo no hay datos precisos hasta este momento, que indiquen el momento de vida intrauterina, el sujeto siente y percibe; sólo se sabe es que se captan las impresiones del medio interno como externo. Las impresiones son grabadas y almacenadas en su “memoría”. 3 La tercera fase de lactancia, va de los 0 a los 2 años. En esta etapa el sujeto debe recibir toda la afectividad, seguridad, resguardo y cuidado. Lo mejor para él es estar con su madre; recibiendo toda la carga afectiva positiva; se evidenciará en su desarrollo orgánico, fisiológico, mental y psicoafectivo. La cuarta fase es la infancia, localizada de los 3 a los 7 años. Idealmente debe saber hablar, caminar, controlar esfínteres, interrelacionarse y tener las habilidades mínimas para continuar el desarrollo de su psicomotricidad, desarrollando particularmente el aspecto fino de la misma. La quinta fases es la escolar que va de los 7 a los 12, en la cual se adquieren conocimientos y valores morales, con ello el niño reconocerá las pautas y normas de comportamiento social, que propician la convivencia pacífica. Estos elementos son la base para prevenir conductas criminales. La sexta fase, la adolescencia, de los 13 a los 19 años. Los jóvenes son en esta fase presas fáciles para la manipulación, las adicciones y los improperios. Aunado a la etapa de menopausia y andropausia por la que pasan los padres. Es la época de cristal, pues son hipersensibles, y se fragmentan con el mínimo roce o conflicto. Duermen, comen mucho y contradicen todo. La séptima fase es la que va de los 19 a los 30. En este periodo se cuestiona fuertemente la autoridad paterna, se asumen criterios contradictorios con referencia a las sugerencias u opiniones sobre las expectativas de desarrollo y aquí se ve con mayor claridad, lo qué pasó en la infancia, cómo fue la adolescencia y de qué manera se integró el sujeto a la sociedad. La octava fase va de los 31 a los 40 se dan algunas regresiones hacia la adolescencia. La novena fase comprende de los 40 a los 50, el sujeto se sienten jóvenes. El adulto normal asume la responsabilidad de sus actos, sin 4 culpar a otros, no generaliza, explora, decide y controla sus emociones superponiendo el análisis, la percepción y la autocrítica antes de actuar. La última fase, el adulto mayor, se comprende después de los 50. La expresión conductual que manifiestan se correlaciona con su estado de salud. Mayores de 65, su conducta afectiva depende de la salud. Si presenta algunas expresiones como las señaladas se encuentra una conducta patológica. “Todo rasgo exagerado de la conducta, conlleva una conducta anormal”. c) Teoría social En esta teoría se considera que la capacidad de adaptación del sujeto hacia el grupo, evidencia no tan sólo su felicidad, sino su nivel de salud mental y el grado de compenetración de las normas y criterios validados en su grupo para la convivencia pasiva. La primera fase de socialización a superar es la familiar. El enfoque integral en el estudio de la conducta del infractor El enfoque integral clasifica a las conductas como: social, asocial, parasocial, y antisocial. Me centraré en la última. El estudio de la conducta antisocial de un criminal, debe considerarse como un proceso de investigación científica teniendo como pregunta guía el por qué, Cada sujeto posee una visión particular del mundo. La integralidad del estudio de la conducta permite comprender con mayor acierto el por qué de la misma. Por el por qué permite reconocer que muchos individuos atraviesan por situaciones de pobreza, inseguridad, humillación, abandono, vejación, soledad; y no todos optan por la conducta antisocial y delictiva. El ámbito fisiológico es importante para el estudio de la criminalidad, por ejemplo, el cerebro requiere de dos elementos claves: glucosa y oxígeno. Bajas o altas de glucosa, modifican el comportamiento. Sujetos con hipoglucemias, 5 aún cuando posean una conducta considerada como normal, pueden llegar a robar para saciar su hambre. La carencia de oxígeno, hace desvariar, agresivos y violentos a los sujetos. Aunado a lo anterior, la convivencia diaria predispone a la conducta determinada. Por ello, el estudio un sujeto antisocial requiere de reconocer, su persona, su familia, su sociedad y su delito. Un conflicto no resuelto constituye un elemento importante para la expresión de un trastorno de la personalidad, derivando en carencias psicoafectivas, sociales y culturales, desbordando una conducta antisocial y criminal. Así el delincuente que ha encontrando en su proceder, la satisfacción de una necesidad, refuerza su intencionalidad, resultando una conducta que estimula a una nueva necesidad, al sentirse saciado placidamente, reincide. 3. ALGUNAS CONCLUSIONES: 1. El estudio de un sujeto con conducta delictiva debe realizarse evitando parcialidad, particularización en la emisión de juicios y justificación del proceder del delincuente. Hay factores que predisponen su acción, pero la decisión de cometer un ilícito es responsabilidad de quien lo realiza. 2. El estudio la criminalidad requiere de la observación científica de un equipo pluridisciplinario del uso de instrumentos y herramientas apropiadas, para determinar la relación existente entre trastornos de personalidad, tipos de conducta, y la manifestación de un acto antisocial y antijurídico. 3. El objetivo final de la investigación científica sobre la criminalidad no sólo es explicar sino prever, por ello la clave es la prevención y la reeducación y readaptación social.