OBJETO SOCIAL DE INCLUIR (Articulo 2º del Estatuto Social) Nuestra Asociación Civil tiene dos objetivos fundamentales, ya expresados en su nombre: promover la Inclusión Social y el Desarrollo Humano. Según la OIT se considera Promoción del Derecho a la Inclusión Social a todos aquellos procesos mediante los cuales las personas logran tener acceso al derecho a la vida como condición fundamental, a la igualdad ante la ley, a la justicia, la seguridad social, el trabajo, una remuneración equitativa y libertad cultural. Es decir logra tener acceso a todos los circuitos en los que se dan los intercambios sociales, logrando de este modo el acceso a bienes y servicios básicos, a los mercados de trabajo, a la protección social y la igualdad al acceso y ejercicio de derechos humanos, políticos, civiles y sociales. En este sentido, lo opuesto a la exclusión social es la integración social, el proceso mediante el cual los miembros de una sociedad van siendo considerados como miembros de derecho pleno, en términos económicos, institucionales y culturales” (OIT, 1984, El rol de los actores sociales en la superación de la exclusión. El caso del MERCOSUR y Chile. Santiago, Pág. 4). Asumir que los actores puedan acceder a la libertad cultural y ejercer sus derechos debería implicar que puedan organizar los satisfactores a sus necesidades humanas de otros modos que los que ofrece este modelo social, político y económico basado en el consumo de bienes masivos producidos de modo seriado, la distribución injusta de la riqueza, la alienación de los trabajadores y la exclusión de sectores importantes de la población que permanecen desocupados de modo estructural, la extracción indiscriminada de materiales y fuentes de energía no renovables y la contaminación ambiental. Desde INCLUIR creemos que la Inclusión Social es un fenómeno más complejo que se relaciona con el concepto de Desarrollo Humano, en el sentido que elaboró Manfred Max Neff, Antonio Elizalde y Martin Hoppenhayn y que de algún modo toma el PNUD en su definición. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Desarrollo Humano es la expansión de las capacidades humanas; la libertad para elegir entre diferentes modos de vida, las opciones de las que se dispone para alcanzar la vida que se quiere vivir. Dos dimensiones centrales de esta definición son el ‘aspecto humano’ -cómo y a través de qué formas se puede mejorar la calidad de vida de la gente- y el ‘aspecto de agencia’, es decir, cómo estas mejoras pueden producirse a través del involucramiento y participación de la gente. En este sentido es importante diferenciar desarrollo humano de crecimiento económico. Quizás se pueda alcanzar el desarrollo humano mediante el crecimiento económico si las condiciones políticas y sociales de un país lo permiten. Sin embargo, en la etapa de globalización del capitalismo y a partir de la revolución tecnológica de los últimos 20 años, la expansión del producto bruto prácticamente nunca está acompañada de una distribución de recursos más equitativa y no indica, por lo tanto, en qué grado mejora la calidad de vida de la gente. Esta distinción es particularmente relevante en la Argentina, donde la desigualdad y la pobreza aumentaron en forma significativa en la década del 90 a pesar del fuerte crecimiento económico. Neff, Elizalde y Hoppenhayn definen el Desarrollo a Escala Humana como “el desarrollo de las personas” y lo diferencian del “crecimiento en la cantidad de objetos disponibles”. El mejor proceso de desarrollo será aquel que permita elevar más la calidad de vida de las personas, lo que dependerá de las posibilidades que tengan las personas de satisfacer adecuadamente sus necesidades humanas fundamentales, que son múltiples e interdepen-dientes. Estos autores utilizan dos criterios para enumerar las necesidades humanas: categorías existenciales (Ser, Tener, Hacer y Estar) y categorías axiológicas (Subsis-tencia, Protección, Afecto, Entendimiento, Participación, Ocio, Creación, Identidad y Libertad). Estas necesidades son universales, pero lo que cambia con el tiempo y la geografía es la forma de satisfacerlas. Cada sistema económico, social y político adopta diferentes estilos para la satisfacción de las mismas necesidades humanas fundamentales. En cada sistema éstas se satisfacen (o no) a través de la generación (o no generación) de diferentes tipos de satisfactores. Uno de los aspectos que define una cultura es su elección de satisfactores. Las necesidades humanas fundamentales de un individuo que pertenece a una sociedad consumista y organizada políticamente a través de la delegación del poder en representantes, son las mismas del que pertenece a una sociedad ascética y basada en la participación directa de sus miembros en las decisiones (por ejemplo, comer, descansar, recrearse, construir su habitación, etc.). Lo que cambia es la cantidad y calidad de los satisfactores elegidos, y/o las posibilidades de tener acceso a los satisfactores requeridos. Lo que está culturalmente determinado no son las necesidades humanas fundamentales, sino los satisfactores de esas necesidades. El cambio cultural es consecuencia -entre otras cosas- de abandonar satisfactores tradicionales para reemplazarlos por otros nuevos y diferentes. Muchos Programas de Desarrollo se basan en imponer o difundir el reemplazo de un tipo de satisfactores por otros, sin considerar que los sistemas de satisfactores que las culturas locales han desarrollado por lo general abastecen de manera coherente las necesidades humanas fundamentales. Las modificaciones que se generan entonces impactan en la identidad de las personas, en su autoestima, y las hacen depender de tecnologías que no controlan ni dominan, son costosas y no se adaptan por lo general a las condiciones culturales, económicas, ambientales y sociales del lugar. No acordamos con ese modelo de Desarrollo. Asumir que los actores puedan acceder a la libertad cultural y ejercer sus derechos debería implicar también poner en discusión los modos de organización del estado, ya que el modelo de la democracia representativa muestra sus limitaciones si, como se hace evidente, favorece únicamente a los intereses de los sectores dominantes. Es necesario entonces poner en marcha dispositivos y medios para conseguir democracias realmente participativas y plurales, para lo cual, entre otras cosas, se deben modificar los sistemas de propiedad, control y/o gestión de los medios de comunicación que hoy definen en gran medida la suerte de nuestras democracias. Desde Incluir pretendemos entonces: Colaborar con la mitigación del hambre y la miseria, con la discriminación y la explotación, con el avasallamiento de la cultura de sectores históricamente excluidos y del medio ambiente, con la promoción del derecho a una educación apropiada y al acceso a bienes culturales que permitan a las personas y a las comunidades ampliar su libertad para elegir entre diferentes modos de vida, ampliar las opciones de las que se dispone para alcanzar la vida que se quiere vivir. - A través de acciones de capacitación, movilización y articulación, acompañar los procesos de organización de los movimientos sociales y las organizaciones de base que nuclean a sectores pobres, grupos étnicos autoidentificados como tales, mujeres para quienes su condición de mujer presente desafíos, organizaciones campesinas y de productores urbanos basadas en la autogestión, para que potencien sus posibilidades de cambio hacia la democratización de sus condiciones de vida, y logren opinar y decidir sobre las políticas públicas que inciden sobre su vida y para que mejoren los términos de la producción y del intercambio comercial de manera de evitar la concentración de la riqueza en unas pocas personas; Documentar, relevar, sistematizar conocimientos, tecnologías socialmente apropiadas y expresiones culturales generadas por los sectores antes mencionados, así como sus necesidades y logros, para que tengan un espacio de difusión y sean reconocidas por el resto de la sociedad y para que puedan intercambiar estos saberes entre ellos mismos, reconociendo como válidos otros modos de ver y ser en el mundo promoviendo de este modo el derecho a la diversidad cultural; Mejorar la educación orientada a estos sectores desde el sistema educativo de forma tal que contemple la diversidad cultural. tome como contenidos de aprendizaje los aportes que estas culturas tienen para hacer, en lugar de negarlas y excluirlas y se adapte a las condiciones y características de las mismas, por un lado, y por otro, tal que puedan acceder al capital social y cultural generado por otros grupos pero en un clima no autoritario; Acompañar proyectos de educación popular orientados a estos sectores, tanto sea produciendo material educativo o en la implementación misma de las acciones con el sentido de lograr mayor autonomía por parte de individuos o grupos postergados. Incidir en los dispositivos y operatorias que se generan desde el Estado (Proyectos y Programas sociales, educativos, productivos, culturales, Planes estratégicos participa-tivos orientados al Desarrollo Local o Territorial, entre otros) orientados hacia estas comunidades o que las involucran para que tengan real impacto en la inclusión de estos sectores postergados, revirtiendo la estigmatización, negación y exclusión de los mismos o las relaciones clientelares que se promueven. En este sentido, un eje central de nuestro trabajo será el análisis y modificación de las barreras de acceso a los recursos y a las decisiones que impiden la apropiación directa de recursos del Estado por parte de los beneficiarios de estos Programas y su participación desde el momento mismo en que estos Programas son diseñados. Formar técnicos y profesionales que compartan esta visión, incidiendo en la reorientación del sistema de ciencia y técnica. De este modo pretendemos escuchar, aprender y construir herramientas educativas y de gestión social que expresen los conocimientos y enfoques de los sujetos e instituciones participantes con métodos y tecnologías apropiadas a sus necesidades y expectativas. Intentamos ser así transmisores de conocimientos entre las comunidades y al mismo tiempo ayudar a incidir en la transformación de las políticas públicas dando más poder a los sectores excluidos. Nos guían los criterios de equidad distributiva, autosustentabilidad, respeto al medio ambiente y a la diversidad social y cultural, promoviendo la participación y la inclusión de actores estatales y de la sociedad civil. Para lograr estos propósitos nos proponemos realizar las siguientes acciones: 1. diseñar, gestionar, desarrollar, y/o evaluar programas y proyectos sociales, educativos, sanitarios, alimentarios, de promoción cultural, de desarrollo local y productivo, de generación de trabajo y empleo, de desarrollo tecnológico, de comunicación social, de promoción del cooperativismo y el asociativismo, entre otros, con criterios de autosustentabilidad, respeto al medio ambiente y a la diversidad social y cultural, con o para organismos públicos y/o privados nacionales, internacionales y/o multilaterales, a través de servicios de apoyo, asesoramiento, capacitación, orientación, administración de fondos de asistencia y promoción, provisión de insumos básicos, difusión, entre otros 2. brindar capacitación y/o asistencia técnica integral y/o información (tecnológica, organizacional, para mejorar la calidad en la gestión) a organismos públicos, privados y organizaciones comunitarias y de la sociedad civil en general, a nivel nacional e internacional, para ayudar a su subsistencia, crecimiento y consolidación o a la mejora de la calidad de los servicios que brindan y de los productos que generan u obtienen de su trabajo, o en la implementación de proyectos. 3. desarrollar investigaciones en las áreas de la economía, las ciencias sociales y políticas, el desarrollo social y comunitario, las ciencias y tecnologías de la educación y las tecnologías apropiadas, entre otras. 4. Realizar actividades académicas de grado y post-grado relacionadas con las temáticas enumeradas en el apartado 1. de estos propósitos.