De la escuela a la vida

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De la escuela a la vida
María H. López (en www.profes.net)
Un estudio de la ONG Entreculturas analiza el sistema educativo en América Latina y
propone doce tesis para intentar un cambio educativo.
Basándose en el ejemplo de América Latina, la ONG Entreculturas presenta un estudio en el que
demuestra que reducir el derecho a la educación al derecho a acceder al sistema educativo y separar la
educación del aprendizaje para la vida es limitar su capacidad de influir en el desarrollo de las personas y
los pueblos.
El derecho a la educación de las personas no se limita al derecho de los niños a formar parte de una lista
de matriculados en un colegio. Educar no solo es acceder al sistema escolar. Educar es algo más que
transmitir conocimientos. Educar es algo más que obligar a los niños de hasta cuatro años a aprender a
leer y escribir. La educación, necesariamente, tiene que ser un aprendizaje para la vida y para la
transformación social, un aprendizaje amplio y flexible, de calidad, que incorpore todas las enseñanzas
que se aprenden tanto dentro como fuera de las aulas; un aprendizaje tan alejado de la rigidez de algunos
sistemas académicos como cercano a los contextos vitales que influyen de manera determinante en el
devenir de los alumnos, sus familias, sus amigos, su ambiente.
“Si reducimos el derecho a la educación al derecho al acceso a aulas de calidad dudosa y solo durante
los primeros cuatro años de la vida de una persona, estaremos limitando sus posibilidades de convertirse
en un instrumento para el desenvolvimiento de los territorios y los pueblos. Sin justicia educativa es
imposible la justicia económica y social. Sin justicia económica y social es imposible la justicia educativa”.
Lo afirma un estudio de la organización no gubernamental Entreculturas y del Movimiento de Educación
Popular Integral y de Promoción Social Fe y Alegría que analiza el sistema educativo en América Latina y
propone “Doce tesis para intentar un cambio educativo” que amplíe el concepto de educación y la
reconvierta en una herramienta de lucha contra la pobreza y la miseria. Tesis que, en muchos aspectos,
pueden extrapolarse a los sistemas educativos occidentales, y al español en concreto, y sobre todo
utilizarse para reflexionar sobre los puntos débiles de la educación en España.
Para Entreculturas, en primer lugar, la palabra ‘educación’ es muy amplia, no se reduce a la educación
escolar. La familia, la comunidad, el trabajo, los medios y espacios de información y de comunicación y el
vasto campo de la llamada “educación no formal” son otros sistemas educativos que complementan al
“formal” y que no deberían disociarse del mismo. El aprendizaje es global mucho más amplio que la
educación, ya que toda persona aprende a lo largo y ancho de su vida. Separar la educación “formal” de
la “informal” no conlleva sino encerrar los conocimientos en un apartado al margen de la vida.
En segundo lugar, no hay que asociar la escolaridad con el conocimiento, ya que no siempre asistir a la
escuela garantiza el aprendizaje ni no pasar por la escuela equivale a ser analfabeto. Muchos niños y
niñas que acuden a clase durante los primeros años de su vida son enseñados a leer y escribir pero ni
comprenden lo que leen ni son capaces de expresarse por escrito. Tampoco hay que asociar el
conocimiento con el rendimiento: mejores calificaciones no significan mayor asimilación de los mismos.
Otro tópico del que adolece la educación en América Latina y que Entreculturas viene a desvelar indica
que tampoco hay que identificar la calidad de la educación con los índices de matriculación escolar de la
infancia.
Enfoques
El enfoque del sistema escolar, en América Latina por unos motivos y en otros países por otros, no hace
sino poner trabas a los estudiantes de familias con pocos recursos y alejar la educación de sus
posibilidades transformadoras. A juicio de Entreculturas, “la oferta educativa tradicional está pensada
desde la perspectiva de quienes enseñan, administran y deciden en distintos niveles, no desde quienes
aprenden. De ahí el peso excesivo de la administración sobre la pedagogía, la fuerte jerarquización y
centralización de los sistemas escolares y la tendencia a replicar este esquema centralizador aún en
procesos de descentralización”.
El sistema escolar asume alumnos con hogar estable y con las necesidades básicas cubiertas, que
comen tres veces al día, no trabajan, no enferman, tienen tiempo libre para jugar y para estudiar, padre y
madre que les proveen de sustento y afecto y que les ayudan. Pero la realidad es que los calendarios
escolares y los horarios no contemplan a niños que trabajen ni que vivan en áreas rurales, a niños cuyos
padres no puedan ayudarlos o que vistan conforme a la cultura de su étnia.
Se olvida también que el aprendizaje se extiende en el tiempo y que los primeros años de la vida de una
persona no son los únicos aprovechables para su formación. La educación de jóvenes y adultos es
igualmente importante para el desarrollo individual y colectivo.
Economía-Educación
Las cifras avalan que la desigualdad en la distribución de los ingresos dentro de cada país equivale a la
desigualdad educativa: a mayor desigualdad en los ingresos, mayor es la diferencia en la cantidad de
educación (años de escolaridad) a la que acceden ricos y pobres y más abismal es la brecha entre la
calidad de la educación que reciben unos y otros. El círculo vicioso entre la pobreza y la educación es
perverso, porque la miseria no está vinculada únicamente a la falta de acceso a la educación, sino
también al acceso a la mala educación.
Si la educación se diseña desde los despachos y se aleja de la realidad, profundiza el estudio, solo se
conseguirá la prevalencia absoluta de las cifras econométricas y la priorización de los criterios
económicos sobre la calidad educativa a la hora de diseñar los planes de estudio. Las estadísticas, a su
vez, se centran en los índices de matriculación y en la educación escolarizada, no en el éxito de la
formación ni en comprobar la prosperidad conseguida gracias a esa formación.
Ninguna política, sea cual sea el ámbito al que se refiera, puede lograr sus objetivos si se dicta desde una
perspectiva sectorial y aislada del resto de los enfoques. “Ni la educación es solo para los educadores ni
la economía solo para los economistas”, mantiene Entreculturas.
Recomendaciones
En cuanto a las recomendaciones, la ONG asegura que mientras que no se diseñe una educación en
función de las necesidades del alumno, considerando su contexto, implementando la igualdad y teniendo
en cuenta otros ámbitos como son el económico, el político y el social, la educación no abandonará el
encierro limitado al que el modelo de desarrollo educativo actual la ha condenado.
Hay que revalorizar al docente fortaleciéndolo como agente de desarrollo y de cambio educativo,
mejorando sus condiciones de trabajo y motivándolo para ayudar a construir personas a través de la
educación.
Si la educación sigue dependiendo del PIB y de la economía, si no se sitúa la calidad de la enseñanza
como meta de los sistemas educativos, no se avanzará en el camino del desarrollo mediante la formación.
Para Entreculturas, hay que empezar a recuperar el valor de la pedagogía como herramienta básica para
luchar contra la pobreza y la miseria y a favor de la evolución de los pueblos.
Más información sobre el estudio
www.entreculturas.org
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