Articulos y trabajos Título: Reseña de la Sesión Científica Arte para dar cuenta del dolor del pasado Autor: Rosa Velasco, psicoanalista de la SEP-IPA Fecha: Abril 2015 En la sesión científica Arte para dar cuenta del dolor del pasado se plantea que el trabajo del psicoanalista consiste en facilitar el registro de experiencias emocionales de un pasado traumático con el objetivo de poder aprovechar mejor el presente. La conferencia que Rosa Velasco, psicoanalista de la Sociedad Española de Psicoanálisis, impartió en la sede de la SEP el 16 de abril es un comentario al trabajo de M. Eigen (psicoanalista de la APA, N. York) Lágrimas de dolor y belleza: voces mezcladas en el que se expone el proceso y evolución de un paciente en análisis. J. J. Martínez (psicoanalista de la SEP, Sevilla) leyó una versión adaptada para esta ocasión y Elisabeth Llorca (psicoanalista de la SEP, Barcelona) presentó la sesión y moderó el debate. Rosa Velasco relaciona en su comentario la fotografía, la escultura y el cine con las imágenes mentales que se abren a la sesión de análisis. El arte es una manera de recordar. Se recuerdan sensaciones y sentimientos: emociones que dan cuenta del dolor del pasado. Los sueños son también registros de experiencia emocional. Podemos soñar si en un vínculo emocionalmente significativo del presente se han podido transformar los miedos de un pasado traumático. Las fotografías originales que se proyectaron -la mayoría del fotógrafo Lau Peray- contribuyeron a crear una atmósfera adecuada para la expresión de la tesis central de este trabajo. Esta presentación fue seguida de un rico debate sobre la importancia de contextualizar los contenidos mentales que se abren a la sesión de análisis. Compartir es la forma como los seres humanos acostumbramos a transformar el dolor mental. El artista comparte con nosotros su pasado a través de su obra, si su arte es bueno también servirá para que podamos proyectar las propias experiencias. En la interacción analista-analizado se abren imágenes mentales con el objetivo de que se pueda registrar el dolor del pasado. Los psicoanalistas seríamos “una especie de registradores de vivencias”. Los sucesivos registros de experiencia emocional dejan espacio libre para las nuevas experiencias.