HACIA UN REPLANTEAMIENTO DEL CONCEPTO NATIVOS DIGITALES: APROXIMACIONES TEÓRICAS Y NUEVAS EVIDENCIAS EMPÍRICAS Lucía Merino Malillos Dpto. Sociología 2 UPV/EHU- Social Sciences Department, Loughborough University (UK) Resumen: La relación de los jóvenes con las nuevas tecnologías, dados los cambios que ha introducido en sus rutinas y prácticas, ha despertado gran interés sociológico. El fenómeno ha recibido distintas etiquetas basadas en criterios generacionales (net generation, digital natives, millenials) que han sido difundidas ampliamente en distintas esferas sociales. Sin embargo, estas aproximaciones carecen de fundamentación empírica y tienen una escasa fundamentación teórica. Recientemente se está produciendo desde la esfera académica un cuestionamiento de los fundamentos teóricos y empíricos de la interpretación generacional del fenómeno “nativos digitales” y se están proponiendo diversos replanteamientos que buscarían, más allá de la variable etaria, los factores que definirían a los nativos digitales. Asimismo, se ha puesto en tela de juicio la operatividad de la oposición binaria entre “nativos e inmigrantes digitales” y se están proponiendo otras maneras de explicar las distintas maneras de relacionarse con las nuevas tecnologías que eviten caer en sesgos deterministas. En esta comunicación pretendo esbozar cuáles ha sido las principales etiquetas utilizadas para dar nombre a la estrecha relación cotidiana entre jóvenes y nuevas tecnologías y sus correspondientes conceptualizaciones, para después pasar a realizar un repaso de las principales investigaciones recientes que intentan superar la explicación generacional del fenómeno buscando otros factores explicativos. Asimismo, intentaremos apuntar las líneas de investigación hacia las que debe mirar la investigación académica en este campo. Palabras Clave: juventud, nuevas tecnologías, vida cotidiana, nativos digitales, evidencias empíricas. 1. JÓVENES Y NUEVAS TECNOLOGÍAS: ¿NATIVOS DIGITALES? Desde su irrupción en distintos ámbitos de la vida cotidiana, las nuevas tecnologías han ido ocupando cada vez más tiempos y espacios, rutinas y prácticas, hasta convertirse en ejes de muchas de las actividades de nuestro día a día. Los jóvenes parece que son los que mejor han acogido e integrado en su vida cotidiana este contexto tecnologizado. Desde el ocio, a la interacción social, la juventud utiliza las nuevas tecnologías para diversas prácticas de su día a día. De ahí que haya despertado gran interés en las ciencias sociales esa estrecha relación entre jóvenes y nuevas tecnologías. Distintos autores han conceptualizado con diferentes denominaciones a la juventud que ha crecido rodeada de nuevas tecnologías. Nativos digitales, net generation, google generation o millennials son algunas de las etiquetas que se han utilizado para dar nombre a ese fenómeno. Generalmente estas propuestas han basado su planteamiento en la categoría generacional (la edad determina el “ser o no ser”) y tienden a ser visiones tecnófilas, es decir, tienden a iluminar, casi de manera exclusiva y acrítica, las bondades y beneficios de las nuevas tecnologías. Según estas propuestas, el hecho diferencial que caracteriza a estos jóvenes viene determinado por el año de nacimiento, marcando la edad una frontera clara entre aquellos que entran dentro de la generación y aquellos que quedan fuera. Es decir, los nativos digitales o los miembros de la generación digital serían aquellos nacidos después de 19801 y los inmigrantes digitales los nacidos con anterioridad a esa fecha. A pesar de que existen posturas intermedias más moderadas, estas visiones tecnófilas han sido las que mayor alcance social han logrado, provocando una amplia difusión de la imagen de los jóvenes como nativos digitales, en distintas esferas sociales, muchas veces de una forma distorsionada. Desde ese punto de vista, se considera que las nuevas tecnologías tienen tal importancia en la vida de los jóvenes que los autores de estas propuestas predicen un cambio radical en la manera en que los jóvenes se comunican, se socializan, crean y 1 El año varía ligeramente en función del autor, aunque en general todos vienen a subrayar que los nativos digitales serían aquellos nacidos después de 1980. aprenden. Es decir, la tecnologización de las rutinas diarias de los jóvenes no sólo tendría influencia en su ámbito más informal (formas de sociabilidad, comunicación, etc.), sino que podría tener importantes repercusiones en un ámbito más formal como es el educativo. 1.1. La cuestión generacional y sus distintas conceptualizaciones Marc Prensky fue uno de los primeros en proponer una denominación para el estudio de la actual generación de niños y jóvenes que han crecido rodeados de medios electrónicos. Prensky (2001b) propuso la denominación “nativos digitales” para aquellos nacidos después de 1980. Según este autor, los estudiantes de hoy en día han pasado sus vidas rodeados de y utilizando ordenadores, videojuegos, móviles y otros juguetes y herramientas de la era digital. Han pasado menos de 5.000 horas de su vida leyendo y más de 10.000 horas jugando a videojuegos; han enviado y recibido más de 200.000 emails y sms; han pasado 10.000 horas hablando por móvil y 20.000 horas viendo la televisión. Esos juegos y herramientas son parte integral de su vida. “It is now clear that as result of this ubiquitous environment and the sheer volume of their interactions with it, today’s students think and process information fundamentally differently from their predecessors”2 (Prensky, 2001b). Prensky sostiene que es muy probable que el cerebro de estos estudiantes haya cambiado físicamente como resultado de su crecimiento en un entorno digital. Esta explicación neuroplástica apuntaría que una determinada estimulación en el cerebro hace que éste sea constantemente reorganizado debido a su plasticidad. De forma que los cerebros de los nativos digitales se habrían visto modificados debido al alto volumen de estimulaciones tecnológicas/digitales recibidas. “The most useful designation I have found for them is Digital Natives. Our students today are all native speakers of the digital language of computers, videogames 2 “Está claro que como resultado de este ambiente omnipresente y del enorme volumen de sus interacciones con él, los estudiantes de hoy piensan y procesan la información de forma fundamentalmente diferente a sus predecesores” (Prensky, 2001b). and Internet”3 (Prensky, 2001b). Los que no han nacido en el mundo digital (es decir, antes de 1980) son denominados inmigrantes digitales, es decir, que como no son los naturalmente inscritos en ese entorno digital ya que fueron socializados en contextos analógicos, tienen que aprender a adaptarse a éste, reformulando sus prácticas, rutinas, etc. a las nuevas formas tecnologizadas. Los nativos digitales, según Prensky, están acostumbrados a recibir información de forma rápida, a los procesos paralelos y a la multitarea; prefieren los gráficos al texto; les gusta el acceso aleatorio (hipertexto); funcionan mejor en red; quieren la gratificación inmediata y frecuente y prefieren los juegos al trabajo serio. Estas características habrían, según Prensky, provocado tremendos cambios en las formas de relación, comunicación y aprendizaje de los nativos digitales. Don Tapscott es otro de los autores de referencia. También fue uno de los pioneros en el estudio de la generación que ha crecido rodeada de medios digitales, a la que ha denominado Generación Net o Generación-N haciendo referencia al papel que tiene Internet como elemento socializador. “…Considero que resulta más apropiado hablar de Generación Net o Generación-N en la medida en que codifica en un término unificado el poder de la demografía y el poder del nuevo análisis de medios y suministra información adicional sobre las características definitorias de la generación eco: están creciendo con los medios digitales. Además, elude el cinismo que ha rodeado el análisis sobre la generación X. A ésta se le consideró como un grupo amargado, privado de derechos y negativo. La generación-N se define como algo positivo. Sus miembros están liberándose de los medios unidireccionales y centralizados del pasado y comienzan a configurar su propio destino” (Tapscott, 1998: 30). “Esto es lo que distingue a la nueva generación. Por primera vez en la historia los niños están asumiendo el control sobre elementos cruciales de una revolución en las comunicaciones” (Tapscott, 1998: 23). Tapscott señala los diez temas que él considera clave sobre la cultura de la Generación-N: 1. Independencia muy marcada, debido sobre todo a su papel activo como buscadores de información. 3 “La designación más útil que he encontrado para ellos es Nativos Digitales. Nuestros estudiantes de hoy son todos hablantes del lenguaje digital de las computadoras, los videojuegos e Internet” (Prensky, 2001b). 2. Franqueza emocional e intelectual. 3. Inclusión social gracias a su orientación global hacia la comunicación y la información, pero sin ilusiones de universalidad. 4. Libre expresión y opiniones definidas, expuesto así a una amplia gama de ideas, opiniones y argumentos. 5. La Generación-N vive y respira innovación, y siempre está buscando maneras mejores de hacer las cosas. 6. Reevaluación del significado de ser niño debido a su mayor grado de independencia y autonomía. 7. Interés por la investigación. La generación-n contiene un fuerte rasgo distintivo de curiosidad, investigación y sensación de poder cambiar las cosas, motivado por la interactividad y la comunicación interpersonal. 8. Inmediatez, interacciones en tiempo real posibilitadas por la interactividad de los medios digitales. 9. Suspicacia frente a los intereses corporativos. 10. Autenticidad y confianza, que se hacen necesarias por el anonimato, la accesibilidad, la diversidad y la ubicuidad de Internet. Los miembros de esta generación son, según Tapscott, atrevidos, independientes, creativos, curiosos, globales, en relación intuitiva con las tecnologías. El ordenador libera su creatividad, su espontaneidad e imaginación. Así, Tapscott viene a señalar que está emergiendo una nueva cultura juvenil que tiene sus raíces en la experiencia de ser joven y que emerge del uso que la Generación-N hace de los medios digitales interactivos. El término NML (New Millenium Learners) o millennials fue utilizado por primera vez por los sociólogos e historiadores generacionales Howe y Strauss en un ensayo titulado “Millennials rising: the next great generation”, obra en la que apuntaban que las generaciones del nuevo milenio son aquellas que por primera vez han crecido envueltas por medios digitales, de modo que la mayor parte de sus actividades relacionadas con la comunicación entre iguales y la gestión del conocimiento, en el sentido más amplio, están mediatizadas por estas tecnologías. Se considera que esta generación es optimista, orientada a la consecución de logros, tiene confianza en sí misma, orientada al grupo, adepta a los ordenadores, extremadamente creativa con la tecnología y muy acostumbrada a las multitareas. Aunque existen más etiquetas (google generation, cyberkids, etc.) todas vienen a destacar las características que mencionan las conceptualizaciones expuestas y que, a grandes rasgos, podrían resumirse en: rápido procesamiento de la información y búsqueda activa de la misma, gusto por la interactividad, el hipertexto y la inmediatez y preferencia por la red como manera de funcionamiento. Todas estas propuestas destacan el cambio radical que supone la introducción de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana de los jóvenes y anuncian una serie de consecuencias que, en forma casi de profecía, han traído cierto alarmismo y poca evidencia empírica al debate en este campo. 1.2. Críticas a la explicación generacional: edad, tecnofilia y alarmismo Son numerosas las críticas que han recibido las propuestas antes expuestas, aunque en general tienden a centrarse en tres cuestiones fundamentales: sesgo etario, determinismo tecnológico y dudosa fundamentación empírica. Una de las principales crítica, como decimos, es que sigue habiendo un poso de determinismo tecnológico en el debate (Bennett y Maton, 2010), que va estrechamente unido a un sesgo generacional. ¿Hasta qué punto digital nativeness, es decir, la condición de ser nativo digital, viene determinado por el año de nacimiento? Se están presuponiendo una serie de características para una generación entera, sin entrar en diferencias internas y sin buscar otros factores más allá de la explicación generacional. De hecho, empiezan a emerger propuestas alternativas que sostienen que, más que la fecha de nacimiento, son la cantidad de exposición, la experiencia o la expertise tecnológica los factores más importantes. Estas propuestas evitan la posición dicotómica de la explicación generacional que compara a nativos con inmigrantes digitales (jóvenes y sus padres), y sitúa el fenómeno en un contexto más general Además, los autores de las propuestas generacionales como Prensky o Tapscot, ofrecen una visión en exceso positiva de las nuevas generaciones, cayendo en la tecnofilia. Se dice que la inmersión en entornos tecnologizados influencia las habilidades e intereses de los nativos digitales, sobre todo en términos de aprendizaje (Bennett et al. 2008). Se presupone que son activos, expertos en multitarea y que dependen de las nuevas tecnologías para acceder a la información e interactuar con otros. Incluso, se llega a cuestionar que el sistema educativo actual esté adecuado a las nuevas necesidad de esta generación. Sin embargo, apenas se justifican estas afirmaciones con datos empíricos. En general, son aproximaciones sin fundamentación empírica y con poca fundamentación teórica. No sólo ha habido escasa investigación académica al respecto que fundamente esos presupuestos, sino que las enunciaciones lanzadas han sido más bien supuestos que hechos observados. Se ha recurrido a la noción de “moral panic” de Cohen (1972, en Bennett et al. 2008) para describir la forma en que se ha desarrollado el debate en torno a los nativos digitales. Este concepto hace referencia a la manera en que una cuestión pública consigue una importancia o repercusión que excede la evidencia sobre la que se sustenta el fenómeno. Gran parte del debate sobre los nativos digitales ha tomado está forma: se ha utilizado un lenguaje con tintes dramáticos para proclamar un profundo cambio social e insalvables diferencias generacionales. Esto ha hecho que se haya limitado la comprensión del fenómeno y se haya alimentado el alarmismo en torno al mismo. Bennett et al. (2008) mantienen que el principal debate sobre el fenómeno de los nativos digitales sostenido por sus defensores se ha fundamentado en dos cuestiones: 1) que existe una generación de nativos digitales que posee un sofisticado conocimiento tecnológico y especiales habilidades para manejar las herramientas tecnológicas. 2) que los sistemas educativos tienen que cambiar para cubrir las nuevas necesidades de esta generación. Sin embargo, estas cuestiones no tienen ninguna fundamentación empírica, sino que se basan en observaciones generales de los autores. Para empezar, la llamada generación digital parece ser más heterogénea de lo que estos autores muestran, con diferencias en su relación con lo tecnológico según el status socio-económico, el género, el nivel educativo, etc. Además, recientes investigaciones arrojan datos sobre la no universalidad de las habilidades tecnológicas y de la experiencia tecnológica entre los jóvenes. Tampoco hay evidencias de que la interactividad de los videojuegos sea aplicable al ámbito educativo, ni que en general las prácticas tecnológicas informales sean aplicables al contexto educativo formal, ni que la multitarea sea un nuevo fenómeno sólo aplicable a los nativos digitales. Así, parece que habría mucha variación interna dentro de la generación de nativos digitales. 2. EVIDENCIAS EMPÍRICAS Y NUEVAS PROPUESTAS En los últimos años, investigadores de diversas instituciones académicas han publicado artículos e informes de investigación que vienen a rechazar las teorías de la universalidad de los nativos digitales, demostrando con evidencias empíricas la heterogeneidad y complejidad del fenómeno. A continuación, expondremos algunas de las más interesantes propuestas. Selwyn (2008) presenta los resultados de una encuesta realizada a estudiantes de instituciones de educación superior en el Reino Unido durante el curso 2006-2007 sobre el uso de Internet como fuente de información para sus estudios. El análisis de los datos revela que los patrones de uso académico de Internet entre los estudiantes encuestados están definidos por el género y el área de especialización. Kennedy et al. (2008) realizaron un estudio sobre los estudiantes de primer curso universitario de varias facultades australianas que utilizaban nuevas tecnologías, analizando qué herramientas utilizaban y con qué frecuencia. Entre los resultados del estudio destaca la significativa diversidad de niveles y opciones de uso, patrones de acceso y preferencias, y los autores vinieron a mostrar que algunas de las afirmaciones de Prensky o Tapscott no estaban fundamentadas en evidencias empíricas. En un informe posterior (Kennedy et al., 2010), los autores presentan una tipología de usuarios en base a un análisis de cluster, en el que señalan que los “usuarios avanzados” son una minoría (menos del 15%) y que el grupo más amplio es el de los “usuarios rudimentarios o básicos”. Margaryan & Littlejohn (2008) realizaron un estudio en Gran Bretaña que venía a demostrar que los estudiantes utilizaban una determinada gama de herramientas tecnológicas para procesos de aprendizaje, que era distinta de la gama que utilizan para usos sociales y recreativos, por lo que algunas de las proclamas de Prensky sobre los nativos digitales no se sostendrían. Margaryan et al. (2011), basándose en ese estudio de 2009, investigaron en un análisis posterior, la naturaleza y alcance del uso de las nuevas tecnologías por estudiantes universitarios para procesos de socialización y aprendizaje. El objetivo era contribuir con evidencias empíricas a una construcción más acertada de los patrones y contextos de adopción de nuevas tecnologías por parte de los estudiantes universitarios, así como explorar las motivaciones que llevaban a esos estudiantes a adoptar esas tecnologías. El estudio fue más allá del alcance del uso tecnológico (qué tecnologías, con qué frecuencia) analizando también la naturaleza del uso tecnológico (para qué se utiliza la tecnología) en procesos de aprendizaje y socialización. El cuestionario inicial sobre tipos de herramientas tecnológicas utilizadas y frecuencia de uso (what technology tools do students use?) se complementó con entrevistas en profundidad semi-estructuradas sobre cómo utilizan los estudiantes esas herramientas, los objetivos y los contextos de uso (how do students use technology?). Los resultados mostraron que los estudiantes más jóvenes y los de disciplinas tecnológicas utilizaban más herramientas tecnológicas que los estudiantes mayores y de otras disciplinas; pero ello no quiere decir que estuvieran todo el día conectados. De todas formas, el uso tecnológico de los estudiantes parecía estar mediado por interdependencias complejas entre edad, disciplina, alcance del uso tecnológico e implicación de la universidad en el uso de tecnologías digitales para el aprendizaje. Las expectativas de los estudiantes respecto al aprendizaje poco tenían que ver con las proclamas de Prensky sobre nuevas formas de alfabetización, etc. ya que parecían estar influenciadas por la forma en que los profesores estructuraban la materia. Jones et al. (2010) presentan un estudio realizado en 2008 en cinco universidades inglesas a través de un cuestionario sobre usos tecnológicos en la vida social y académica de los estudiantes, cuyas principales dimensiones fueron: 1) variables sociodemográficas, 2) acceso tecnológico,3) usos tecnológicos en la universidad, 4) usos específicos en el aula. Los resultados destacan, entre otras cosas, que el 77,4% de los estudiantes tenía ordenador portátil y el 38,1% ordenador de mesa. El 97,8% tenía móvil y el 87,9% utilizaba memorias USB o similares. La conexión a Internet resultaba sobre todo importante para acceder a materiales y comunicarse y mostraba diferencias en cuanto al género y la edad (los estudiantes jóvenes y los hombres consideraban Internet más importante para esas actividades que los estudiantes mayores y las mujeres). El 68,3% de los estudiantes participaba en redes sociales a diario, y en el caso de los estudiantes más jóvenes ese porcentaje ascendía a 81,7%. Jones et al. (2010) concluyen que existe un evidente uso tecnológico extensivo entre los estudiantes, llegando a ser casi universales el uso del móvil y de ordenador portátil, pero aconsejan precaución a la hora de confirmar la existencia de una generación de nativos digitales ya que todavía existen grupos minoritarios alejados de este modelo. La conclusión de los autores es que es necesario seguir investigando para ir afianzando empíricamente el estudio sobre jóvenes y nuevas tecnologías. Hargittai y Hinnant (2008) proponen un estudio sobre adultos jóvenes (grupo etario más conectado a Internet) en Estados Unidos en el que analizan las diferencias en las actividades online y los factores sociales que explicarían esa variación. Afirman que, además de la edad, el nivel educativo, el status, el acceso tecnológico y la habilidad de los usuarios son determinantes. A partir de los conceptos “autonomía de uso” (libertad para utilizar la tecnologías cuando y donde uno quiere sin restricciones por parte de otros) y “aumento de capital” (usos que permiten un incremento de las opciones vitales) Hargittai y Hinnant proponen sus hipótesis de investigación. Los resultados arrojan luz sobre esas dos cuestiones: altos niveles educativos están asociados con niveles altos de habilidad; aquellos que utilizan Internet en casa suelen tener más conocimiento sobre el uso de Internet; usuarios recientes y usuarios que pasan poco tiempo en Internet tienen menos conocimiento sobre el uso de Internet, lo cual viene a subrayar que tener tiempo para pasarlo online permite a las personas familiarizarse mejor con el medio. El nivel educativo está muy relacionado con los usos que se hacen de Internet (cuanto menos nivel educativo, menos tendencia a entrar en sites de aumento de capital), lo cual viene a sugerir que las desigualdades sociales se perpetúan online, dado que aquellos que están en posiciones más privilegiadas tienden a utilizar el medio para actividades de las que se pueden beneficiar. Como conclusión, destacan que el comportamiento online es en parte un reflejo de las habilidades online. Helsper y Eynon (2009) elaboran una de las propuestas más completas, ya que aportan importantes evidencias empíricas sobre el acceso y uso de Internet y otras tecnologías entre los jóvenes británicos. Estos datos permiten explorar y testar los supuestos básicos del concepto nativo/ inmigrante digital. El objetivo es esclarecer los diferentes aspectos que conforman a un nativo digital explorando si actuar como un nativo digital está determinado por: 1) Edad, la generación más jóvenes que ha crecido rodeada con tecnología y no conocen otro contexto. 2) Experiencia, los que más tiempo han pasado en Internet, aunque no crecieran rodeados de Internet, han sido “sumergidos” en Internet. 3) Amplitud de uso, aquellos para los que Internet está integrado en cada faceta de su vida cotidiana, independientemente de la edad o la experiencia. Helsper y Eynon (2009) definen “nativo digital” como la persona que practica la multitarea, que accede a una variedad de nuevas tecnologías, que está seguro del uso que hace, que utiliza Internet como primera fuente de información y que utiliza Internet para actividades de aprendizaje y otras actividades. Utilizando datos de la encuesta 2007 Oxford Internet Survey del Oxford Internet Institute sobre usuarios de Internet, usos de Internet y el impacto de Internet en la vida cotidiana, Helsper y Eynon (2009) se centran en analizar la influencia de la edad (variable exploratoria), la experiencia (años que lleva utilizando Internet) y la amplitud de uso (variedad de actividades online que se llevan a cabo). Los principales resultados en cuanto al factor edad muestran que los jóvenes son más proclives a ser nativos digitales porque tienen una variedad de nuevas tecnologías en casa y son más proclives a ser usuarios de Internet. Apuntan que los jóvenes de hecho pueden ser calificados como nativos digitales debido a la importancia de las nuevas tecnologías y de Internet en sus vidas. Si se atiende a los usos que de Internet se hacen, los jóvenes tienden a utilizar Internet para el ocio-entretenimiento, redes sociales y funciones diarias. En cuanto a la experiencia, parece que cuanto mayores sean la dotación tecnológica del hogar (media-rich household), la importancia de Internet, la práctica de la multitarea y la eficacia en Internet, mayor es la experiencia, de modo que aquellos que han utilizado Internet desde antes son más proclives a ser nativos digitales. Helsper y Eynon (2009) destacan un periodo al que llaman honeymoon: cuando nuevos usuarios prueban numerosas opciones y se sienten “enganchados”; después de unos meses, ese entusiasmo decae y se dan cuenta que todavía no saben hacer muchas cosas. En general, aquellos con mayor experiencia tienden a utilizar más Internet, independientemente de la actividad, la única excepción sería el ocio-entretenimiento, que es la actividad que más practican los “novatos”. En lo que se refiere a la amplitud de uso, cuanto mayor es el número de actividades diferentes que una persona lleva a cabo, mayor es la integración de Internet en la vida cotidiana de esa persona, por lo que el incremento en “digital nativeness” es exponencial en relación a la amplitud de uso. Parece que hay un patrón en el orden en que una persona empieza a utilizar Internet para diferentes objetivos: las personas que utilizan Internet para una o dos cosas, suelen usarlo para compras y viajes; en la medida en que la gama se amplía, los usuarios tienden a utilizar Internet para entretenimiento, redes sociales, formación, cuestiones diarias, finanzas, etc. Sin embargo, estos factores no proporcionan respuestas directas a la pregunta ¿qué determina “digital nativeness”?, ya que tanto la edad como la experiencia y la amplitud de uso parecen importantes. Helsper y Eynon (2009) realizan entonces un estudio de su efecto independiente. Teniendo en cuenta el género, si hay niños en el hogar y el nivel de educación tratan de explicar: 1) si están rodeados de todo tipo de nuevas tecnologías, 2) si utilizan Internet como primera fuente de información, 3) si se practica la multitarea, 4) si son eficaces en sus práctica online, 5) si utilizan Internet para actividades de aprendizaje. Entre los principales resultados destacan: edad, experiencia y amplitud de uso están significativa e independientemente relacionados con hogares tecnológicamente muy dotados (media-rich); la presencia de hijos en el hogar y altos niveles de educación están fuertemente relacionados con la variedad de tecnologías accesibles en el hogar; edad, experiencia y amplitud son importante a la hora de que una persona elija Internet como primera fuente de información (tener niños en el hogar y educación parecen no influir); edad, experiencia y amplitud de uso están altamente relacionados con la práctica de la multitarea. En conclusión, Helsper y Eynon (2009) apuntan que la edad (generación) no es el único factor que explica “digital nativeness”. Parece que el contacto o la inmersión en un entorno tecnologizado es la variable más importante para predecir si alguien es nativo digital y la manera en que se va a relacionar con la tecnología. La integración de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana es un factor importante para analizar la seguridad con que las personas se mueven por Internet y está relacionado con las oportunidades que se bridan para el aprendizaje online. Además, la distinción entre nativos e inmigrantes digitales no tiene reflejo en los datos. La presencia de niños en el hogar influye determinantemente en que el hogar esté tecnológicamente muy dotado, aunque es necesario profundizar en los análisis sobre la relación entre uso tecnológico de los niños, tecnologías en el hogar y aprendizaje en familia. El estudio refleja la importancia de las variables sociodemográficas, sobre todo de género y educación. Las autoras insisten en que es necesario trabajo cualitativo para complementar los datos Tras esta revisión de algunos de los principales trabajos en este campo, podemos observar como existe una variación interna muy significativa dentro de lo que se ha venido a llamar generación digital o nativos digitales. No sólo se evidencia que, además de la edad, influyen otras variables sociodemográficas, sino que se demuestra que el uso tecnológico, los intereses, motivaciones y necesidades, etc. entre los jóvenes varían mucho. La mera exposición a la tecnología, en contextos tecnologizados, no implica que la generación comparta una serie de características generales, por lo que se hace necesario seguir profundizando en el análisis de otros factores explicativos. Estas nuevas propuestas, basadas en estudios empíricos, han contribuido a la deconstrucción del concepto nativos digitales, cuestionando la validez de los fundamentos teóricos y empíricos de la interpretación generacional del concepto, explicitando que el fenómeno es más complejo y menos homogéneo de lo que se ha difundido, y subrayando la distintas formas que toma esa heterogeneidad de las relaciones de los jóvenes con las nuevas tecnologías. 3. APUNTES PARA UNA AGENDA DE INVESTIGACIÓN Creemos fundamental ir asentando los temas clave que deben guiar la agenda de investigación sobre la relación cotidiana de los jóvenes con las nuevas tecnologías. Parece evidente que es necesario superar ese hincapié en los aspectos generacionales para introducir otras variables en el análisis, tanto sociodemográficas (género, nivel educativo, status, etc.) como variables relacionadas con prácticas tecnológicas (tiempos de uso, herramientas de uso, experiencia, etc.) y otros aspectos más subjetivos de la relación cotidiana con las herramientas tecnológicas (eficacia, motivación, actitud, etc.). Aunque la edad y la socialización tecnológica primaria 4 sean factores importantes, estos deben ser complementados con otros factores relacionados con usos y experiencias cotidianas que son indicativos de algo latente, de carácter más emocional, que se expresa en la orientación subjetiva hacia lo tecnológico. Vayamos por partes. Para empezar, el acceso a algunas herramientas tecnológicas como el móvil u ordenadores fijos o portátiles parece casi universal, por ejemplo, entre estudiantes universitarios, tal y como señalan Bennet & Maton (2010). Sin embargo, el acceso a otras herramientas está más diferenciado o incluso limitado. Influye mucho el coste y los potenciales beneficios distintivos que ofrezca la herramienta. Por lo tanto, se hace necesario diferenciar los usos que los jóvenes hacen de diferentes herramientas tecnológicas, y no agrupar en una misma categoría, a modo de cajón de sastre, la variedad de aplicaciones y aparatos tecnológicos. Además, hay que tener en cuenta que el acceso tecnológico es algo más complejo que el simple aprovisionamiento de aparatos y herramientas tecnológicas, por lo que habría que ir más allá e investigar no sólo el acceso sino también el uso tecnológico. El acceso a una herramienta tecnológica no garantiza que se use, por eso las bases de datos deberían recoger no sólo los aparatos existentes en los hogares, sino también el uso que se hace de los mismos porque el uso es la materialización de algo que va más allá: esa dimensión más subjetiva de la relación con lo tecnológico. Se ha de prestar especial atención a los usos tecnológicos y a la orientación subjetiva del usuario porque creemos que la condición de ser un nativo digital no la marca la fecha de nacimiento o la edad que se tenga, sino los usos que se hagan de las tecnologías, es decir, las prácticas tecnológicas cotidianas, y la orientación subjetiva hacia lo tecnológico implícita en esas prácticas. Por lo tanto el haber nacido después de 1980 no significaría ser directamente nativo digital. Lo que hace que alguien se adscriba al grupo de “nativos digitales” serían sus rutinas, sus preferencias, sus motivaciones, sus ritos tecnológicos, etc. De ahí la importancia de avanzar en los análisis de la naturaleza de la relación cotidiana con la tecnología. Estos deberían ser capaces de desentrañar las La socialización tecnológica en fase primaria implica que muchos jóvenes experimentaron los procesos de domesticación tecnológica y de alfabetización digital en una fase primaria de su socialización tecnológica, de ahí que su relación con la tecnología tenga un carácter más cercano, natural e intuitivo. 4 complejidades internas del uso tecnológico y los significados que las herramientas tecnológicas adquieren para sus usuarios, entre otras cosas. Parece que más que hablar en términos dicotómicos de nativos e inmigrantes digitales puede ser más útil, tanto a nivel teórico como práctico, proponer perfiles de usuarios. Si conseguimos proponer distintos patrones de la forma en que los jóvenes se relacionan con lo tecnológico, podremos dar cuenta de la diversidad que esa relación adquiere en los contextos y rutinas cotidianos de los jóvenes. Por último, creemos fundamental el uso de metodologías mixtas en el análisis de este fenómeno. Los datos nos ofrecen una realidad descriptiva evidentemente primordial sobre amplitud de uso, usos concretos, acceso, tiempo de conexión, etc. que necesariamente ha de complementarse con investigación cualitativa porque esto nos permitirá iluminar las complejidades que los datos esconden y recoger los significados de las elecciones y relaciones de los jóvenes en sus prácticas tecnológicas cotidianas. Desde estos planteamientos, estamos intentando diseñar un proyecto de investigación que, por un lado, más allá de “de-construir” el concepto nativos digitales (tarea ya realizada por otros investigadores), lo “re-construya”, es decir, lo vuelva a dotar de contenido acorde a la realidad empírica que experimentan los jóvenes en su día a día; y, por otro lado, sea capaz, desde una perspectiva multidimensional, de analizar los diferentes aspectos de la relación cotidiana de los jóvenes con las nuevas tecnologías. Esto supone avanzar hacia planteamientos integradores, huyendo de análisis parciales centrados básicamente en una u otra dimensión del fenómeno. Porque consideramos que el análisis de la relación cotidiana de los jóvenes con las nuevas tecnologías tiene que tener en cuenta 4 grandes dimensiones: las características socio-demográficas (edad, género, status, nivel educativo, etc.); los procesos de domesticación tecnológica (es decir, los procesos mediante los cuales los usuarios se apropian de las nuevas tecnologías integrándolas en sus rutinas cotidianas), incluyendo: contexto de uso, frecuencia de uso, número de aparatos tecnológicos, tiempo medio de uso, tipo de uso, etc.; los procesos de alfabetización digital (es decir, los procesos de aprendizaje del manejo tecnológico, así como la comprensión de sus implicaciones y su evaluación crítica), incluyendo: habilidades tecnológicas, eficacia en el uso, experiencia, número de actividades, tipos de uso, objetivo de uso, etc.; la orientación subjetiva hacia la tecnología (el lado emocional y subjetivo de la relación cotidiana con la tecnología), incluyendo: motivación, expertise, confianza, actitud, disposición, valores, significados, naturaleza de uso, etc. En nuestra opinión, es desde el análisis de estas cuatro dimensiones interrelacionadas desde donde podremos avanzar hacia la propuesta de diferentes patrones de relaciones cotidianas con la tecnología que den cuenta de la variedad de formas en que los jóvenes se relacionan con lo tecnológico en su día a día. 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