Explotación acuífera de la Compañía Minera Doña Inés de Collahuasi en el Salar de Coposa: controversias sobre impactos en un verdadero oasis abiótico del altiplano chileno La empresa inició sus actividades de extracción de cobre en la zona en el año 1999, luego de la autorización por parte de las autoridades sobre derechos de explotación con fines mineros en el area del Salar de Coposa. Para obtener dicha autorización, la compañía presentó informes de previsión de impactos mediambientales derivados de la actividad minera, así como informes sobre el funcionamiento de los sistemas acuíferos, los ecosistemas de vegas y bofedales , las lagunas de los salares y las vertientes que las abastecen, comprometiéndose oficialmente a llevar un exhaustivo control y monitoreo durante la vida del proyecto así como aplicar las medidas de mitigación que se estimaran oportunas por los especialistas. Los informes, elaborados por GP Consultores, la Universidad Arturo Prat de Iquique y el DICTUC de la Universidad Católica de Chile, estimaban básicamente un impacto mínimo sobre los recursos hídricos de la cuenca así como de los ecosistemas a ella asociados (en particular en la frágil vertiente de Jachucoposa), al término de la explotación minera (octubre 2023). Sin embargo, la situación que se ha dado ha resultado muy distinta a las estimaciones de dichos informes, observándose en concreto un notable anticipo de la disminución del caudal de Jachucoposa así como un efecto mucho más severo en el ecosistema. ¡Lo que se preveía ocurriera en 25 años de explotación, sucedió en menos de 5 años! Según mediciones de la Dirección General de Aguas, se observa una disminución del 70% en el caudal de la vertiente (pasando de unos 90 L/s iniciales a menos de 26 L/s en agosto 2004). En febrero del 2005, y a raíz de éste hecho, la compañía lanzó una medida de mitigación consistente en la reposición de agua artificialmente, extrayéndola de las capas subterráneas para reincorporarla a los niveles superficiales (recirculación), a la vez que ha doblado su consumo de agua (pasando de unos 500 L/s a unos 1000 L/s desde finales de 2004). Sin embargo ésta medida ha traído consigo la homogeneización de parámetros en términos de conductividad eléctrica entre las lagunas 1 y 2, lo que conlleva una perdida en la riqueza de especies vivientes en sus aguas, desequilibrando proporciones y densidades de individuos, según el "Complemento de pronunciamiento sectorial. Investigación sumaria a CMDIC" de septiembre 2005,de Sernapesca. Por otra parte, la DGA emitió ciertas conclusiones y recomendaciones en sus informes "Minuta técnica nº2/2005. Observaciones de la DGA respecto de descargos por parte de la CMDIC" y "Recomendaciones de la DGA respecto del proceso ordenado por Res. COREMA, Ex.nº173/2004, sept. 2005", en los que señala varios puntos de gran interés: pone en duda la respuesta de la empresa respecto a la necesidad de anticipar las medidas de mitigación y algunos estudios programados, señalando que la explotación de unos 1000 L/s serían de una magnitud insostenible en términos ambientales; afirmando también que las medidas mitigatorias activadas no se hacen cargo de la complejidad de la intervención y en el largo plazo no son sustentables si se continúan extrayendo del acuífero caudales cercanos a la recarga total del sistema; por último que la sostenibilidad de las extracciones de aguas subterráneas en cuencas altiplánicas de interés medioambiental depende intrínsecamente de la profundidad de éstas y no de la cantidad volumétrica teóricamente disponible, por lo que descensos relativamente pequeños en los niveles pueden causar que humedales, vertientes y ríos se sequen completamente. Concluyendo que debido a las características hidrófilas o freatófilas de los bofedales de Coposa, unido a la escasa profundidad de sus sistemas radiculares, permite establecer que la actual tendencia al descenso del agua subterránea en el sector del salar traerá consigo la perdida total del humedal. A su vez, también el Servicio Agrícola Ganadero, a través del "Informe Sectorial de SAG por Res. COREMA Ex. nº173 en sept. 2005", apunta ciertos datos inquietantes: el bofedal a comenzado a secarse y descolgarse del descendido nivel freático, se demuestran alteraciones en el medio abiótico (cambios en la composición química del agua de las lagunas) que han llevado a un menor desarrollo de la fauna planctónica, observando también la decreciente afluencia de las especies emblemáticas como son los flamencos desde finales de los años 1990. Coincidiendo con la DGA al concluir que es posible declarar que el ecosistema de Salar Coposa, especialmente el área asociada a la vertiente de Jachucoposa y la vegetación aledaña se encuentra alterado y con alto grado de riesgo de desaparición, de continuar las actuales tasas de explotación del acuífero profundo. Por otro lado parece importante señalar que asociado a las zonas afectadas transcurre ruta de destacado y reconocido interés turístico, incluido en la red de Senderos de Chile entre otras tambien de alcance internacional. Por lo que empresarios turísticos han expresado en reiteradas ocasiones su disconformidad con las disposiciones de CMDIC y el transcurso de los acontecimientos que ponen en peligro los emblemáticos parajes y su conservación. A éstos se han sumado también comunidades aymaras afectadas por la progresiva decadencia que se observa en ésa zona, complicando progresivamente las labores de ganadería que suponen su principal sustento vital. La postura de Collahuasi Frente a todas éstas voces legítimas y críticas, la compañía sigue manteniendo paradójicamente que la preocupación por el medioambiente es uno de sus principales pilares, sigue haciendo caso omiso a cualquier tipo de recomendación discordante por parte de los organismos gubernamentales de control, argumentando estoicamente un impacto nulo sobre el ecosistema en general desde que iniciara sus actividades en la zona, apoyándose en las conclusiones (claramente antagónicas a las presentadas y validadas en este artículo, de acceso público) que mantienen los científicos que todavía los respaldan. Son cada vez más numerosos los grupos civiles y los ciudadanos que se manifiestan preocupados por el asunto y han presentado cartas de oposición en instancias públicas como CONAMA. La prensa internacional ha dado también su apoyo publicando la situación. Nadie sabe cómo acabará esto, aunque se está preparando el terreno para llevar el caso a los tribunales. A partir de las resoluciones que se extraigan, pueden presentarse dos panoramas: -uno en el que la compañía fuera sancionada, fiscalizada y obligada a poner en práctica medidas restrictivas que determinen los organismos legítimos, para tratar de invertir el camino que ha llevado al punto actual de la cuenca -otro en el que la compañía sale airosa, dando por aprobada su gestión medioambiental y sus medidas de mitigación, facilitando así que la compañía obtenga los derechos permanentes de explotación en el Salar del Huasco, con similares conceptos de gestión de unos recursos hídricos tan importantes en el norte de Chile, región donde precisamente el recurso agua es el bien más preciado, ya que es una de las zonas más áridas del mundo; creando así un antes y un después en el aprovechamiento de cuencas acuíferas altiplánicas (calificadas como de alto interés natural), comprometiendo la perdurabilidad de tales patrimonios tan importantes para las generaciones venideras.