Oración 9 de febrero 2012

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Del Salmo 102
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía al Señor,
y no olvides sus beneficios.
El perdona todas tus culpas,
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura,
sacia de bienes tus años,
y rejuveneces como un águila.
El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos.
Él revelo sus planes a Moisés,
sus hazañas a los hijos de su pueblo.
El Señor es compasivo y misericordioso,
rico en clemencia y lleno de amor.
No nos trata como merecen nuestros pecados,
ni nos paga según nuestras culpas.
Como la altura del cielo sobre la tierra,
así es su amor con los que le honran;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
Lectura
¿Por qué dices, pueblo mío: «Oculto está mi camino para el Señor,
y a Dios se le pasa mi derecho?» ¿Es que no lo sabes? ¿Es que no
lo has oído? Que Dios desde siempre es el Señor, creador de los
confines de la tierra, que no se cansa ni se fatiga, y cuya
inteligencia es inescrutable. Que al cansado da vigor, y al que no
tiene fuerzas la energía le acrecienta. Los jóvenes se cansan, se
fatigan, los valientes
tropiezan y vacilan, mientras que a los que
esperan en el Señor él les renovará el vigor,
subirán con alas como de águilas, correrán sin
fatigarse y andarán sin cansarse.
Isaías 40,27-31
Oración de alabanza
Señor Dios, tú no miras a las apariencias sino a
nuestro corazón, tú eres perdón.
Señor Dios, tú renuevas en nosotros la paz del
corazón y una alegría serena.
Cristo resucitado, tú estás con todos, incluso
con los que no tienen conciencia de tu
presencia.
Cristo resucitado, tu pones en nuestros
corazones el deseo de tu Reino.
Cristo resucitado, tú nos llamas a compartir los
frutos de la tierra y del trabajo.
Señor Dios, por medio de Cristo, nos ofreces la
plenitud de tu vida.
Señor Dios, en tus manos ponemos toda nuestra
vida.
Padrenuestro
Oración
Jesús, nuestra paz, por medio del Espíritu Santo
tú vienes siempre junto a nosotros. En lo
profundo de nuestra alma tu presencia nos
asombra. Nuestra oración puede que sea muy
pobre, pero tú rezas dentro de nosotros.
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