Del Salmo 102 Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía al Señor, y no olvides sus beneficios. El perdona todas tus culpas, y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura, sacia de bienes tus años, y rejuveneces como un águila. El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos. Él revelo sus planes a Moisés, sus hazañas a los hijos de su pueblo. El Señor es compasivo y misericordioso, rico en clemencia y lleno de amor. No nos trata como merecen nuestros pecados, ni nos paga según nuestras culpas. Como la altura del cielo sobre la tierra, así es su amor con los que le honran; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos. Lectura ¿Por qué dices, pueblo mío: «Oculto está mi camino para el Señor, y a Dios se le pasa mi derecho?» ¿Es que no lo sabes? ¿Es que no lo has oído? Que Dios desde siempre es el Señor, creador de los confines de la tierra, que no se cansa ni se fatiga, y cuya inteligencia es inescrutable. Que al cansado da vigor, y al que no tiene fuerzas la energía le acrecienta. Los jóvenes se cansan, se fatigan, los valientes tropiezan y vacilan, mientras que a los que esperan en el Señor él les renovará el vigor, subirán con alas como de águilas, correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse. Isaías 40,27-31 Oración de alabanza Señor Dios, tú no miras a las apariencias sino a nuestro corazón, tú eres perdón. Señor Dios, tú renuevas en nosotros la paz del corazón y una alegría serena. Cristo resucitado, tú estás con todos, incluso con los que no tienen conciencia de tu presencia. Cristo resucitado, tu pones en nuestros corazones el deseo de tu Reino. Cristo resucitado, tú nos llamas a compartir los frutos de la tierra y del trabajo. Señor Dios, por medio de Cristo, nos ofreces la plenitud de tu vida. Señor Dios, en tus manos ponemos toda nuestra vida. Padrenuestro Oración Jesús, nuestra paz, por medio del Espíritu Santo tú vienes siempre junto a nosotros. En lo profundo de nuestra alma tu presencia nos asombra. Nuestra oración puede que sea muy pobre, pero tú rezas dentro de nosotros.