Fotocopiadoras: ¡precaución! Quienes empezamos a preparar nuestras clases y exámenes ayudados por el papel de calco y dibujando a punzón sobre los clichés multicopistas, sabemos mucho de las ventajas de la fotocopiadora. Pero, como casi todo, también tiene sus "peros". Pueden ocasionar riesgos serios para la salud si se utilizan frecuentemente sin tomar las precauciones oportunas. Esto puede evitarse si se tienen en cuenta los siguientes consejos. Las fotocopiadoras tienden a crear en su entorno un campo electrostático que satura el ambiente de partículas positivas, que pueden ocasionar dolores de cabeza, náuseas, estrés o cansancio. El olor ácido característico, si se respira habitualmente puede producir molestias en la garganta y la llamada "anestesia olfática". El tóner contiene negro de humo que cuando se calienta emite monóxido de carbono, que si se acumula puede provocar dolor de cabeza, somnolencia, mareos y en caso de mujer embarazada, atraviesa la placenta afectando también al feto. Luego, es necesario dispersarlo mediante ventilación para que no se acumule en mayor concentración que 50 partes por millón (TLV-VLU). El ozono es un gas con un olor ligeramente dulce que se produce por las descargas eléctricas y los rayos ultravioletas de la fotocopiadora. El ozono es muy positivo cuando está allá arriba en la estratosfera. Pero aquí en la troposfera donde estamos respirando, el ozono es altamente tóxico a partir de 0,1 ppm (TLV) y su dispersión es más lenta cuando encuentra un ambiente húmedo y cálido. Nos puede provocar dolor de cabeza, mareos o bronquitis. Ventilando, lo dejamos escapar a zonas altas de la atmósfera desde donde nos protege de los rayos ultravioletas solares. Por todo ello, cuando su uso es frecuente, es obligado que estén instaladas en un espacio bien ventilado. Teniendo en cuenta que en algunos lugares de trabajo se aprovechan "rincones" sin ventanas para su instalación, o están en el mismo recinto que el público, habrá que asegurarse de que la ventilación forzada funcione siempre y bien. Hay que mantener la tapa siempre cerrada durante el funcionamiento. La luz ultravioleta, además de intervenir en la producción de ozono, puede provocar efecto térmico sobre piel y córneas, ocasionando irritación de los ojos. Si no es posible cerrar la tapa se deben utilizar gafas protectoras y nunca mirar directamente los destellos. Igualmente hay que lavarse bien las manos tras hacer las fotocopias o, sobre todo, tras manipular en su interior. y, por supuesto, no fumar ni comer durante la manipulación. Las partículas de tóner que se adhieren a la piel son muy tóxicas, fundamentalmente en aparatos antiguos que no están encapsulados. Se deben utilizar guantes para cambiar de tóner. Es imprescindible la realización de un mantenimiento regular del equipo por personal cualificado, sustituyendo los cartuchos de tóner cada 10.000 ó 20.000 copias (según instrucciones de fábrica) y nunca arrojarlos a la basura, por ser altamente contaminantes. Según estudios sobre las profesiones de mayor incidencia de eczema profesional, el colectivo de profesionales de artes gráficas ocupaba el tercer lugar en el ranking. La dermatitis eczematosa alérgica de contacto es provocada por la aplicación sobre la superficie cutánea de sustancias alergógenas. Además, existen gran variedad de sustancias químicas en productos de consumo habitual, como medicamentos, aditivos de alimentos, cosméticos, etcétera, que actúan como sensibilizantes y que cuando se añaden a los alérgenos cotidianos o del lugar de trabajo, potencian altamente su acción haciéndoles susceptibles de sensibilizarse a cualquiera de las sustancias que manejan y sufrir este tipo de reacciones cruzadas. Área de Salud Laboral del sindicato STEE-EILAS