LINFOMA INFORMACIÓN GENERAL ¿Qué es un linfoma? Un linfoma es un tumor; es decir, un crecimiento anormal de células que se desarrolla en el sistema linfático. El sistema linfático es una amplia red de vasos, o tubos finos, que conectan ciertos órganos llamados ganglios linfáticos. Estos ganglios se distribuyen en grupos por todo el cuerpo: axilas, cuello, tórax y abdomen. También hay tejido linfático en otros órganos, como las amígdalas, el tubo digestivo, el bazo, el timo y la médula ósea. El sistema linfático transporta un líquido blanquecino llamado linfa, que contiene los linfocitos. Y éstos son un tipo de glóbulos blancos de la sangre, de gran importancia en el control de las infecciones. El sistema inmunitario, del que forman parte los linfocitos, es responsable de la defensa del organismo frente a las agresiones externas. Más de 1 millón de personas padecen linfoma en todo el mundo. Aproximadamente se diagnostican 360 mil nuevos casos por año. Con el uso de terapias disponibles, un gran número de pacientes pueden lograr la remisión o cura de la enfermedad. Hay más de 35 tipos de linfoma, ya sea Hodgkin o No Hodgkin, el subtipo más común. Más del 75% de las personas desconocen que el linfoma es un tipo de cáncer. ¿A quiénes afecta? Cualquier persona puede padecer un linfoma. Aunque, en general, éste afecta con mayor frecuencia a los varones y a las personas de edad avanzada. En la mayoría de los casos se ignora por qué aparece un linfoma. Se ha relacionado con factores ambientales y con ciertos productos tóxicos, pero no se ha demostrado una relación directa con ninguno de ellos. Se sabe que las personas con un déficit en la inmunidad, tanto congénito como adquirido (por el virus del sida, en pacientes receptores de un transplante de órganos, etc.), presentan un mayor riesgo de desarrollar un linfoma. Esto se ha relacionado con un fallo en los sistemas de defensa del propio organismo. En la actualidad, es prácticamente imposible efectuar una prevención primaria eficaz de los linfomas ya que en la mayoría de los casos se ignora su verdadera causa. Igualmente es importante conocer cuáles son sus síntomas más comunes porque esto puede salvar vidas ya que algunos tipos de linfomas pueden ser fatales en un corto período de tiempo. Tipos del Linfoma La clasificación de los linfomas es compleja. Básicamente hay dos grandes tipos de Linfoma: Hodgkin y No Hodgkin. Dentro de estos se agrupan muchos subtipos de linfomas que difieren en sus patrones de origen, localización y relación con otros organismos importantes. 1 Información general Linfoma Es fundamental determinar en cada caso el subtipo específico de linfoma, porque de ello depende el tratamiento a seguir y la obtención de resultados favorables para curarlo. Signos y síntomas El síntoma más característico que puede señalar la existencia de un linfoma es el crecimiento de un ganglio linfático, lo que se conoce como adenopatía. Estas adenopatías suelen ser indoloras y no causan molestias, por lo que, salvo al tacto, pueden pasar desapercibidas durante largo tiempo. Lo más frecuente es que aparezcan en el cuello, las axilas o las ingles y, más raramente, en otras zonas. Otros síntomas que provocan los linfomas son: fiebre, especialmente por la noche; sudores; escalofríos o cambios de temperatura; pérdida de peso inexplicable; disnea (falta de aire); inflamación en las amígdalas, entre otros. El tratamiento Existen diferentes tipos de tratamiento para tratar el linfoma dependiendo el caso de cada paciente. Quimioterapia: consiste en la administración de diferentes fármacos que actúan en las células tumorales hasta que las destruyen, de manera que llegan a erradicar completamente el linfoma. Es el tratamiento más utilizado, aunque a veces hay que complementarlo con otras medidas terapéuticas. Radioterapia: se lo conoce también como el tratamiento complementario, ya que en el tratamiento de los linfomas, esta radiación se aplica de forma conjunta con la quimioterapia. Son radiaciones de alta energía que se aplican para destruir las células tumorales. Anticuerpos monoclonales: También denominados terapias biológicas. Son principalmente tratamientos que utilizan sustancias producidas por el propio organismo o similares a ellas, producidas en un laboratorio. Los anticuerpos son sustancias que produce el sistema inmune para defenderse de agentes externos. El advenimiento de los anticuerpos monoclonales producidos en laboratorios altamente especializados, supone un gran avance en el tratamiento de diversas neoplasias ya que los anticuerpos se diseñan racionalmente para fijarse selectivamente a la célula tumoral y destruirlas. De esta manera, las células del linfoma pueden ser destruidas con escasa toxicidad para las células normales. Esta terapia se suele combinar con quimioterapia, sumando eficacia, sin agregar toxicidad, dando por lo tanto muy buenos resultados. Trasplante de médula ósea: En algunas circunstancias algunos tipos de linfomas requieren de estrategias de tratamiento más agresivas para minimizar la posibilidad de recaída de la enfermedad. En el caso del trasplante autólogo, luego de haber obtenido una respuesta favorable a la quimioterapia inicial, se extraen del paciente un número determinado de células madre sanas y se reservan. En una etapa posterior, se administran altas dosis de quimioterapia para combatir todo residuo de enfermedad e inmediatamente después se reinfunden al paciente las propias células extraídas previa a la aplicación de las altas dosis y que estaban conservadas en frío. En el caso del trasplante alogénico, las células que se infunden son las de un donante compatible. Lo importante es que a partir de las células infundidas ya sean propias o de un donante se regenerará una médula ósea sana. Este procedimiento permite que el individuo resista la toxicidad de dosis tan altas de quimioterapia que son necesarias para eliminar todo rastro de tumor, pero que sin células madre de reserva sería imposible de tolerar. 2 Información general Linfoma