Balance 2000-2003 En el cuatrienio 2000-2003 se han incorporado a la Colección Propia del Museo Guggenheim Bilbao 26 obras de arte, 21 adquiridas con los fondos aportados por el Gobierno Vasco y la Diputación Foral de Bizkaia, que ascendieron a un total de 30 millones de euros para el período de cuatro años, y cinco donaciones. Estas adquisiciones se han realizado en el marco del Programa aprobado por el Consejo de la sociedad Tenedora al comienzo del cuatrienio, en el que se definían los objetivos prioritarios para la formación de la Colección. La primera de las categorías se define como “obras maestras y singulares”, que constituyen un referente para otros artistas y se pueden considerar determinantes para el desarrollo de la Historia del Arte de la segunda mitad del siglo XX, o que destacan por su marcado carácter de síntesis y culminación con respecto a la trayectoria creativa de un artista singular. En este epígrafe se inscriben obras como Rayo iluminando un venado de Joseph Beuys, una de sus últimas y más importantes instalaciones; Mamá de Louise Bourgeios, una escultura ubicada en el exterior del Museo que representa las obsesiones y emociones humanas más profundas; y Marina de Gerhard Richter, que fusiona la pintura y la fotografía para cuestionar la ilusión de la imagen en ambos medios. Uno de los ejes en torno a los que gira la Colección es el especial énfasis en el arte vasco y español. Dentro de esta categoría, el Museo ha incorporado sendos conjuntos de obras de dos artistas plenamente consagrados, como son Antonio Saura y Pablo Palazuelo. De Antonio Saura se han adquirido cuatro piezas, dos pinturas y dos obras sobre papel —Crucifixión, Karl Johann II, 24 Cabezas y Retrato imaginario de Goya— que forman una selección de excepcional representatividad temática de la trayectoria artística de este creador y que, junto con las tres obras que posee el Solomon R. Guggenheim Museum, proporciona una visión detallada de los diferentes períodos de la carrera de Antonio Saura. Por su parte, las tres adquisiciones de Palazuelo —Circino XXXVI, Circino XXXVII y Signo I—, todas ellas de 2003, son excelentes ejemplos de la reciente creación del artista más importante de la abstracción geométrica española. Dentro de este mismo epígrafe se han incorporado a la Colección Propia obras de tres artistas de una generación intermedia: Miquel Navarro, Juan Uslé y Manolo Valdés. Ciudad muralla, de Navarro, constituye una de las obras más representativas de este escultor que analiza el concepto del paisaje urbano como lugar de reflexión. La compra ha sido acompañada de la donación de Tu mundo, tu ciudad, un segundo entorno urbano de uso didáctico. En Soñé que revelabas XI (airport), Uslé ordena los ritmos y los colores para crear un paisaje de ensoñación abstracto. Con motivo de la exposición monográfica que el Museo le dedicara en 2002, Manolo Valdés donó la obra La Reina Mariana a la Colección Propia, un magnífico ejemplo en bronce de las representaciones que realiza este escultor sobre iconos reconocibles de la Historia del Arte. Este capítulo dedicado al arte vasco y español se cierra con la reciente adquisición de obras de tres artistas vascos contemporáneos. Formas de vida 304 es una instalación de Pello Irazu consistente en una pintura mural y una construcción que evoca uno de los temas recurrentes y fundamentales del autor: el hábitat y lo cotidiano. Por su parte, el tema del paso del tiempo y la desaparición de la huella del hombre sobre la naturaleza está presente en Asedio I de Koldobika Jauregi, obra en la que reúne una escultura y un bajorrelieve para delimitar un lugar, un paisaje nocturno. La curva del destino, de Jesús Mari Lazkano y Bastante más que infinito, donación que acompaña a la adquisición, nos llevan al encuentro con la ciudad de Nueva York mostrando arquitecturas en contextos imaginados, perspectivas reconstruidas en las que el artista representa con extraordinario detalle todo el entorno matizado con una luz de tonalidad ambigua. Otro de los objetivos de la Colección Propia del Museo Guggenheim Bilbao es contar con una serie de piezas concebidas específicamente para sus singulares espacios. En este sentido, en el año 2001 se adquirió Círculo de Bilbao de Richard Long, una obra realizada con pizarra de Delabole a modo de evocación poética de la naturaleza. Este período de adquisiciones se cierra con un proyecto de extraordinario interés y dimensión artística. Se trata de siete monumentales esculturas de Richard Serra, considerado por muchos críticos e historiadores del arte como el escultor vivo más destacado, y diseñadas especialmente para su instalación permanente en la sala 104, que podrán verse a partir del verano de 2005, y que harían del Museo un destino ineludible en el que experimentar la fascinante creación de este artista.