EL PROBLEMA DE LA INDUCCIÓN Y EL FALSACIONISMO COMO POSIBLE SOLUCIÓN. (extraído del libro de Law, Stephen (2008): Filosofía. Ed. Espasa. Madrid; pp. 180188). El problema de la inducción es un problema de las ciencias empíricas. Grandes esperanzas La forma más fiable de argumento es la deducción. En un argumento deductivo válido, las premisas suponen por lógica la conclusión. Veamos un ejemplo sencillo: "Sócrates es un hombre Todos los hombres son mortales Por tanto, Sócrates es mortal". En un argumento inductivo, en cambio, las premisas, no tienen por qué garantizar una garantía lógica de que la conclusión sea cierta. Las premisas sólo proporcionan pruebas de que la conclusión es cierta. Por ejemplo: "El cisne 1 es blanco El cisne 2 es blanco El cisne 3 es blanco... El cisne 1000 es blanco Por tanto, todos los cisnes son blancos." Si observamos mil cisnes y todos son blancos, concluimos que todos los cisnes son blancos. Suponemos que las premisas de nuestro argumento son lo bastante razonables para llegar a esa conclusión, pero, por supuesto, no existe ninguna contradicción lógica en suponer que, aunque los primeros mil cisnes que hemos observado sean blancos, el siguiente no lo sea. Confiamos en el razonamiento inductivo muchísimas veces. Siempre que realizamos una predicción sobre lo que sucederá en el futuro, lo que está a punto de suceder o lo que ha pasado en las partes del universo que no hemos observado, confiamos en el razonamiento inductivo para justificar nuestras afirmaciones. Por ejemplo, supongo que la silla en la que estoy a punto de sentarme soportará mi peso, ¿en qué me baso para creerlo? Pues en que la silla siempre ha soportado mi peso, por eso concluyo que en esta ocasión también lo hará. Por supuesto, el hecho de que la 1 silla siempre haya soportado mi peso no me proporciona una base para creer que seguirá haciéndolo. Los científicos también confían mucho en el razonamiento inductivo, Construyen teorías que se supone deben mantenerse en todos los momentos y lugares, incluido el futuro. Justifican estas teorías basándose en lo que han observado. Pero las afirmaciones sobre lo que han observado no suponen lógicamente, de manera necesaria, afirmaciones sobre el futuro. Por tanto, para justificar estas teorías, los científicos no pueden emplear el argumento deductivo, deben confiar en el razonamiento inductivo. ¿La naturaleza es uniforme? El filósofo David Hume se cuestiona si tenemos justificación para llegar a esas conclusiones sobre lo que no se ha observado. Hume afirma que cuando razonamos de forma inductiva, realizamos una suposición. Suponemos que la naturaleza es uniforme, suponemos que existen los mismos patrones en toda la naturaleza. ¿Y si no lo supusiéramos? No llegaríamos a las conclusiones a las que llegamos. No concluiría que, como la silla en la que estoy a punto de sentarme siempre ha soportado mi peso, lo soportará ahora. Sólo lo supongo porque creo que las mismas regularidades se extienden a la naturaleza. Pero es aquí donde Hume detecta el problema. Cuando razonamos de forma inductiva, suponemos que la naturaleza es uniforme, pero si queremos justificar nuestra creencia de que la inducción es un método fiable para llegar a creencias ciertas, debemos justificar esta suposición. Justificar nuestras creencias Hume señala que existen dos posibilidades: podemos intentar justificar la afirmación de que la naturaleza es uniforme mediante la experiencia, o podemos intentar justificarla independientemente de la experiencia, quizá demostrando que la afirmación es una especie de verdad lógica (y por tanto, necesaria). El problema de esta segunda sugerencia es evidente; obviamente, la afirmación de que la naturaleza es uniforme no es una verdad lógica. No existe ninguna contradicción lógica al suponer que, aunque la naturaleza siempre ha sido uniforme, de repente se convertirá en un embrollo caótico y que todo se comportará al azar, de una forma impredecible. 2 Sólo queda una posibilidad de justificar la suposición de que la naturaleza es uniforme: tendremos que justificarla apelando a la experiencia. Una forma de hacerlo sería observar directamente toda la naturaleza, así podríamos observar que es uniforme, pero, por supuesto, no podemos, sólo una pequeña parte del universo.. Desde luego, no podemos observar el futuro. Por tanto, nuestra justificación deberá basarse en lo que podemos observar. ¿ Por qué no podemos observar que la naturaleza es uniforme aquí y ahora y concluir que es probable que lo sea siempre? En efecto, por poder, podemos, pero este pequeño razonamiento ya no da lugar a una verdad lógica (necesaria, por tanto), sino que es un razonamiento inductivo. /..../ Hume concluye que, aunque razonemos de forma inductiva, no tenemos ninguna justificación para suponer que el razonamiento inductivo nos puede llevar a conclusiones absolutamente ciertas. No tenemos ninguna base para suponer de modo absoluto que todo seguirá comportándose de la misma forma que siempre. /.../ Pero funciona Puede ser tentador responder al problema de Hume sobre la inducción señalando que el razonamiento inductivo siempre ha tenido mucho éxito. Al basarse en él, los científicos han logrado cosas extraordinarias, desde las bombillas y los ordenadores a los viajes al espacio y la modificación genética. Estos impresionantes logros de la ciencia y de la ingeniería se han basado en el razonamiento inductivo. ¿No proporciona eso una base excelente para suponer que el razonamiento inductivo es un método fiable de llegar a "creencias" científicas ciertas? El problema de esta justificación de la inducción es, una vez más, que es también un razonamiento inductivo. Señala que la inducción ha tenido muchísimo éxito, y concluye que es probable que lo siga teniendo en el futuro, por lo que otra vez entramos en un círculo vicioso: emplear la inducción para justificar la inducción es como confiar en lo que dicen los anuncios porque estos dicen que se puede confiar en ellos. /.../ 3 FALSACIONISMO COMO POSIBLE SOLUCIÓN AL PROBLEMA DE LA INDUCCIÓN Descartar el error Supongamos que creo que todos los cisnes son blancos. En un viaje a Nueva Zelanda, veo uno negro. Mi observación de que existe un cisne negro falsa (es decir, hace que no sea cierta) mi teoría de que todos los cisnes son blancos. Hay que remarcar que el razonamiento aquí empleado es deductivo, no inductivo: "Observo que lo siguiente es cierto: existe un cisne que no es blanco. La verdad de esta afirmación supone que mi teoría de que todos los cisnes son blancos es falsa". La idea de Karl Popper es que, en lugar de progresar a través de teorías confirmadas de forma inductiva, la ciencia progresa gracias a teorías falsadas o susceptibles de ser falsadas por el razonamiento deductivo. Los científicos construyen teorías de las que pueden deducir ciertas consecuencias demostrables. Las teorías que se resisten a los intentos de falsación por las pruebas se conservan. Las falsadas se descartan, y se construyen nuevas teorías que resisten la falsación. Hay que destacar que, como la falsación no implica un razonamiento inductivo, el problema de Hume sobre la inducción se evita. Más que resolver este problema, la teoría de Popper sobre cómo progresa la ciencia intenta evitarlo. Encontrar buenas teorías La teoría de Popper no dice que todas las teorías que aún deben falsarse sean igual de buenas. Algunas son mejores que otras. Lo que hace que una teoría no falsada sea mejor que otra es el hecho de que se pueda falsar con más facilidad. Pero, ¿qué es lo que hace que una teoría se false con más facilidad que otra? Una posibilidad es que sea de gran alcance. Consideremos estas dos teorías sobre la gravedad: a/ "Todos los objetos caen hacia el centro de la Tierra". b/ "Todos los objetos de Londres caen hacia el centro de la Tierra". 4 La primera teoría es de mayor alcance, predice todo lo que la segunda predice, pero también mucho más. Al predecir más, se puede falsar con más facilidad que la segunda. Otra de las razones por las que una teoría se puede falsar con más facilidad que otra es que haga predicciones más precisas. Consideremos esta afirmación: "Todas las personas felices llevan colores brillantes". Esta aserción es bastante vaga. ¿Qué es la felicidad exactamente y cómo la podemos medir? ¿Dónde está la frontera entre ser feliz y no serlo? ¿Qué se considera brillante? Estas y otras preguntas aparecen en cuanto queremos demostrar esta afirmación. Por supuesto, a causa de esta vaguedad, quien está decidido a defenderla siempre puede explicar una falsación aparente diciendo: "Ah, pero cuando he dicho 'brillante', no me refería a eso", o " a esta persona no la considero feliz". Así es mucho más difícil falsar la afirmación. Es mucho más fácil falsar una teoría que haga predicciones precisas y nada ambiguas sobre fenómenos que se pueden cuantificar y medir, por ejemplo, la teoría de que todas las piedras pesan exactamente 500 gramos se puede falsar con facilidad con la ayuda de un sencillo conjunto de escalas. Los instrumentos de medición, como los indicadores y termómetros, son unas herramientas eficaces para que los científicos demuestren sus teorías. /..../ 5