PSICOLOGIA: Difusión de la Responsabilidad Ana María Martín Sánchez 1º Bachillerato- 1 18- octubre- 2010 1 INDIDE: 1. DIFUSION DE LA RESPONSABILIDAD 1.1. La teoría de la difusión de la responsabilidad 1.2. Explicación de la teoría 1.3. Ejemplo de la teoría en la actualidad 2. LA OBEDIENCIA A LA AUTORIDAD 2.1. El caso de Adolf Eichmann 2.2. El experimento de Milgram 2 1. DIFUSION DE LA RESPONSABILIDAD 1.1. La teoría de la difusión de la responsabilidad Los psicólogos Bib Latané y John Darley, en respuesta a la pasividad de los transeúntes en el asesinato de Kitty Genovese en Nueva York, desarrollaron la TEORÍA DE LA DIFUSIÓN DE LA RESPONSABILIDAD. Según esta teoría, cuanto mayor es el número de testigos de un suceso que exige una acción de ayuda, mayores son las probabilidades de que las personas perciban que todos comparten la responsabilidad de ayudar. Por tanto, cuanto mayor es la cantidad de testigos en una situación de emergencia, menor es la responsabilidad que siente cada persona de participar, y menor la probabilidad de que cualquiera de esas personas preste ayuda. Esta teoría se puede resumir en el refrán “que ninguna gota de agua piensa que causó la inundación”.Para comprobar su hipótesis Latané y Darley realizaron un experimento ingenioso. 1.2. Explicación de la teoría En la madrugada del 13 de marzo de 1964, una mujer llamada Kitty Genovese fue brutalmente apuñalada hasta la muerte delante de su apartamento de Nueva York. Como todos sabemos, los asesinatos no son infrecuentes en Nueva York. ¿Qué hizo que este caso fuera tan preocupante? Lo preocupante fue el hecho de que alrededor de 40 personas o la oyó gritar pidiendo ayuda o la vio apuñalada delante de su apartamento por la ventana y nadie llamó a la policía hasta unos 35 minutos después del ataque. Cuando la historia apareció en el periódico, el público se indignó. ¿Cómo puede la gente ser tan insensible al sufrimiento de otro? ¿Por qué nadie le ayudo? Algunos editores de periódicos y psiquiatras en el momento culparon a la conducta de "apatía del espectador" o al crecimiento de "la alienación urbana." La historia se convirtió en una metáfora de la vida urbana moderna. Otros, sin embargo, especularon que el hecho de que la gente no se involucrara podría deberse más a la influencia social que los espectadores tienen unos sobre otros, que a la insensibilidad individual. Para probar esta teoría, dos psicólogos sociales, Latané Bibb y John Darley, 3 llevaron a cabo una serie de experimentos sobre la conducta de ayuda en situaciones de emergencia. En el primer experimento, la habitación en la que los sujetos estaban completando encuestas escritas poco a poco se llenó de humo. En el segundo experimento, los sujetos escucharon un ruido fuerte de una habitación contigua, seguido de una mujer gritando, "¡OH Dios mío!, mi pie... No se puede mover. OH mi tobillo. No podrá conseguir nada de mí. " En el tercer experimento, fueron participantes en un debate con un intercomunicador, cuando uno de ellos de repente se ahogaba y pedía ayuda. En cada situación, el número de personas presentes en el momento de la emergencia fue variable, por lo que algunos sujetos estaban solos y los demás estaban con varias personas. Los investigadores se encontraban constantemente que a medida que el número de espectadores aumentaba, la probabilidad de que cualquiera de ellos ayudara, disminuía. Parecía que la gente ayudaba a los demás con más frecuencia y más rápidamente cuando estaban solos. Este fenómeno, que a menudo se llama el efecto espectador, tiene un par de explicaciones sociológicas. En primer lugar, si solo hay un individuo cuando se produce una emergencia, el individuo se percibe a si mismo como el 100% responsable para tomar parte en la acción. Sin embargo, cuando hay 10 personas presentes, cada uno percibe la décima parte de la responsabilidad. Cuanto mayor sea el número de espectadores, menos obligado se siente a intervenir cada individuo. En segundo lugar, si no estamos seguros de nuestras propias percepciones e interpretaciones, o si la situación es ambigua, miramos a los demás para ayudarnos en la definición de lo que está pasando. Si otros parecen tranquilos, podemos decidir que lo que está sucediendo no requiere de nuestra ayuda. Desafortunadamente, las personas a menudo tratan de evitar mostrar signos externos de preocupación o inquietud hasta que ven que otras personas están alarmadas. Este tipo de precaución anima a los demás, no para definir la situación como una asistencia que requiera, por lo que inhibe el deseo de ayudar. Cuanto mayor sea el número de personas que no parecen estar preocupados, más fuerte es la influencia de la inhibición. Obviamente, el que ayuda no será interrumpido cuando los demás están mostrando alarma visible o si la situación es tan ambigua que no es necesario mirar a las reacciones de horror como en un accidente de coche, por ejemplo. 4 Los vecinos de Kitty Genovese no eran necesariamente crueles, fríos o apáticos. Ellos simplemente pueden haber sido víctimas de la influencia social, cada uno buscaba a otro para obtener información, a la espera de que alguien pudiera definir la situación y actuar. Porque todo el mundo estaba esperando a que alguien hiciera algo, pero nadie hizo nada. 1.3. Ejemplo de la teoría en la actualidad Pero este suceso no fue un hecho aislado, ni mucho menos del pasado y esto ha quedado claro en lo ocurrido en el metro. Un hombre y una mujer discuten violentamente en una estación de metro. Los empujones y los insultos terminan cuando él le da un puñetazo. La joven cae al suelo sin conocimiento. Decenas de personas pasan alrededor de ella. Pocos se inmutan y cuando lo hacen la mujer lleva varios minutos inconciente en el suelo. El suceso tuvo lugar en la estación de Anagnina del suburbano romano. La mujer, una enfermera rumana de 32 años -Maricica Hahaianu- entró en coma, y su agresor, un joven de 20, fue detenido gracias a un testigo que tras presenciar la agresión fue tras él. La víctima en cambio, tuvo que esperar más rato para captar la atención de otro ciudadano comprometido. Cuando llegó al hospital tuvo que ser operada de graves lesiones craneales. El joven -Alessio Burtone, con otros antecedentes violentos- agresor se siente "arrepentido" y permanece en arresto domiciliario. La Policía cree que no sabía lo que había hecho y sus familiares dicen, después de ver el vídeo, que Hahaianu le provocó y fue a por él. Sin embargo, lo que ha conmocionado a la sociedad romana ha sido la pasividad de los ciudadanos que pasaron por el lugar de la escena. El alcalde de la capital italiana, Gianni Alemanno, ha dicho desde Pekín que "no es posible que haya tanta indiferencia". Una asociación de consumidores ha presentado una denuncia para que se identifique y se denuncie a las personas que aparecen en el vídeo y no prestaron atención a la mujer agredida. Pero la verdadera pregunta en todo lo ocurrido es ¿que habrían hecho las personas que han criticado todo lo ocurrido? ¿De verdad habrían parado para ayudarle o habrían buscado la reacción de los demás espectadores 5 para saber como actuar? Y en caso de que no encontraran a nadie parado observando o ayudando a la mujer herida lo más probable es que siguieran adelante sin inmutarse. 2. LA OBEDIENCIA A LA AUTORIDAD 2.1. El caso de Adolf Eichmann Pero al igual que las personas actúan de manera irracional en algunas situaciones de emergencia o en otras situaciones de menor importancia a la hora de actuar por la presión que ejerce el entorno, los individuos corrientes sin ningún problema psicológico, por ordenes del entorno, cometen atrocidades terribles que no se podrían entender en ningún contexto en una persona coherente. Cuando, a finales de los años sesenta, Adolf Eichmann fue juzgado por los crímenes contra la humanidad cometidos durante el régimen nazi, el mundo entero se preguntó cómo era posible que alguien llegara a cometer semejantes atrocidades a millones de personas inocentes. Muchos pensaron que Eichmann tenía que ser un loco o un sádico y que no era posible que fuese como el resto de las personas normales que caminan junto a nosotros cada día por las calles, se sientan en la mesa de al lado en nuestro restaurante... Sin embargo, nada hacía pensar que Eichmann fuese distinto a los demás. Parecía ser un hombre completamente normal e incluso aburrido. Un padre de familia que había vivido una vida corriente y que afirmaba no tener nada en contra de los judíos. Cada vez que le preguntaban por el motivo de su comportamiento, él respondía con la misma frase: "cumplía órdenes". 2.2. El experimento de Milgram A raíz de esto, un psicólogo social norteamericano llamado Stanley Milgram empezó a hacerse preguntas acerca de la obediencia a la autoridad y a plantearse si cualquiera de nosotros seríamos capaces de llegar a la tortura y el asesinato sólo por cumplir órdenes. Él pensaba que la respuesta a esta pregunta sería un rotundo no, sobre todo en un país como Estados Unidos, donde se da gran importancia a la individualidad, la autonomía y la independencia de las personas. Para comprobarlo diseñó un experimento que se llevó a cabo en un laboratorio de la universidad de Yale. El experimento consistía en colocar por parejas a los individuos, uno de ellos un actor que ya sabia lo que tenia que hacer. Ellos tenían que aprenderse una serie de palabras, el actor estaba conectado a unos cables y fingía recibir corrientes eléctricas, ellos se 6 decían las palabras de memoria, el actor, que estaba conectado a unos cables, fingía que recibía descargas eléctricas que le producía el otro cada vez que se equivocaba. El profesor le informó de que el individuo podría llegar a morir al llegar a un voltaje determinado, y la gran mayoría obedecía al profesor cuando le decían que siguiera dándole descargas, incluso sabiendo que le podrían causar la muerte. Los resultados fueron tan sorprendentes que dejaron boquiabierta no sólo a la comunidad científica, sino también al público en general, que llegó a tener conocimiento de dicho experimento debido a la gran atención que le prestaron los medios de comunicación, llegando a convertirse en el experimento más famoso dentro del campo de la psicología social. 7