Monición Hoy comenzamos la Semana Santa. Jesús hace una opción, y sabe muy bien a qué se compromete con ella, pero Él ha venido a cumplir una misión y la llevará hasta el final. Deja que en su entrada en Jerusalén lo aclamen los que lo han seguido. Quiere dejarles un mensaje muy claro. Él tan sólo quiere reinar en el corazón de cada hombre, y sabe que sólo los pobres, los pequeños, los niños se decidirán a vitorearlo con todos los riesgos. Pues ellos guardan en su interior un corazón abierto a la novedad de Dios. Y eso es lo que Jesús ha venido a buscar. Pidámosle su gracia para seguirlo durante estos días lo más cerca posible. Todos estos momentos que nos taladrarán el corazón son necesarios para llegar a la Pascua. CANTO TUS HERIDAS NOS HAN CURADO Y TU MUERTE NOS TRAE LA SALVACIÓN. EN LA CRUZ NOS DAS LA VIDA, POR TU SANGRE EL PERDÓN. Te condenan a muerte por ser fiel, inocente testigo del amor y te cargan el peso de la cruz, olvidado en tu pena y tu dolor. Hoy, Señor, te volvemos a clavar en los hombres que mueren sin razón, torturado, hambriento y sin hogar, siendo injustos, cerrando el corazón. Despojado de toda dignidad, te condenan el odio y el rencor. Coronado de espinas como rey, das tu vida por el Reino de Dios. Hoy tu sangre se vuelve a derramar por gritar los derechos y el amor. Muere el justo que dice la verdad, los más pobres, los que no tienen voz. ¿SU PASIÓN Y NUESTRAS PASIONES? Qué bonitas son las palabras con que muchas veces describimos nuestras pasiones. La palabra pasión, la mayoría de las veces, es utilizada en el sentido de entusiasmo, efusión… siempre cimentada sobre el sentimiento del AMOR. Sin embargo, al mirar la cruz, contemplamos la pasión de Cristo, y de pronto nos asaltan los sentimientos de muerte, dolor, tristeza, injusticia, sufrimiento… y tantos más. ¿Será que la Pasión de Cristo no es la expresión máxima del AMOR? 1. Nuestras “falsas” pasiones Hagamos memoria de nuestras “falsas” pasiones: los acontecimientos, situaciones, personas que nos han “robado” el corazón. No siempre conseguimos vivir en coherencia de vida, en coherencia con nuestra vocación. Nos dejamos llevar por otros valores, respondemos a impulsos, creamos necesidades, … Compartimos en una palabra una “falsa” pasión… CANTO (CADA 3 PALABRAS) TÚ SERÁS NUESTRA LUZ, TÚ NOS SALVARÁS, TÚ NOS DARÁS LA VIDA. (BIS) 2. La pasión de Cristo – Pasión por la “Humanidad Doliente” Lectura de la Carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses (2, 6-11) Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios, al contrario se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble --en el cielo, en la tierra, en el abismo--, y toda lengua proclame: ¡Jesucristo es Señor!, para gloria de Dios Padre. Cristo es nuestra pasión, nuestro modelo de vida, de entrega, de amor hasta el final. Él dio la vida por la humanidad, dio la vida por cada una de nosotras. El momento de su pasión es marcado por varios acontecimientos fuertes: la institución de la Eucaristía, la oración en el Huerto de los Olivos, su prisión, las negaciones de Pedro, es presentado a las autoridades, es condenado por el pueblo… y es crucificado. Ya en la cruz, dice: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen… en tus manos encomiendo mi espíritu”, y expiró. ¿Que rasgo de la pasión de Cristo nos cala más hondo, en este momento de nuestras vidas? ¿Qué sentimiento nos provoca su pasión? ¿Qué “HOMBRE/HUMANIDAD” grita por nosotras, HOY? Situaciones concretas por las que Jesús nos llama a dar la vida, en nuestra vida cotidiana, en el mundo… a nosotras, a la comunidad, al Instituto, a la Iglesia… SILENCIO - COMPARTIR CANTO Me apresó el amor de Jesucristo, ya no puedo gloriarme sino en la cruz de Él. Cuando vivir es Cristo, muerte es ganancia, debilidad es fuerza, tiniebla es luz. Corro por conseguir un solo premio, alianza del amor con sello de la cruz. Todo lo tengo en nada por alcanzarlo, mi gloria y mi corona: Cristo Jesús. Nadie podrá robarme el amor del Señor, Santa María tiene la gracia de este don (bis). Santa María tiene la gracia de este don. 3. Nuestras “verdaderas” pasiones, a la luz de la Pasión de Cristo Lectura del libro de Isaías (50, 4-7) El Señor Yahveh me ha dado lengua de discípulo, para que haga saber al cansado una palabra alentadora. Mañana tras mañana despierta mi oído, para escuchar como los discípulos; el Señor Yahveh me ha abierto el oído. Y yo no me resistí, ni me eché atrás. Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban, mis mejillas a los que mesaban mi barba. Mi rostro no hurté a los insultos y salivazos. Pues Yahveh habría de ayudarme para que no fuese insultado, por eso puse mi cara como el pedernal, a sabiendas de que no quedaría avergonzado. Seguramente que también todas tenemos nuestras “verdaderas” pasiones, aquellas que nos roban el corazón, aquellas pasiones que se fundamentan en la única verdadera Pasión – la de Cristo nuestro Señor. Las verdaderas pasiones son marcadas por momentos fuertes, por el dolor, el sufrimiento, el rechazo, los sentimientos de abandono, de duda, incapacidad… sin embargo son las verdaderas, las que construyen algo nuevo, las que hacen brotar la Vida Nueva y nos dan una nueva Esperanza a nuestro caminar. Demos gracias a Dios por todas nuestras verdaderas pasiones, por todas las verdaderas pasiones de la HUMANIDAD, por toda la VIDA NUEVA Y VERDADERA que Él hace brotar a cada día, por tantas personas entregadas por amor, a las causas más necesitadas de nuestros tiempos… Demos gracias… por los testigos de la PASIÓN. CANTO DE RESERVA Me volveré a ti, mi Señor, y sólo en ti apoyaré, descansaré mi vida.