22 Era casi de noche cuando Stefan les indicó que se apartaran del camino de la plantación para encontrar um lugar apropiado donde poder acampar durante la noche. No hacía mucho tiempo que habían pasado por outra plantación em la cual podrían haber pasado al noche, pero como nadie sugirió ni siquiera intentarlo, Tanya llegó a uma única conclusión: ella era la razón por la que, em cambio, pasarían la noche incómodos. Sencillamente, no confiaban em ella cuando había gente alrededor. Em realidad, no confiaban em ella, punto. Y eso fue lo que descubrió cuando preguntó si podría tener unos minutos de privacidad em los arbustos. Uma de las ocsas que habían adquirido junto com las provisiones era uma cuerda larga. Probablemente había sido idea de Stefan, ya que fue él quien la ató a su muñeca y tomó el outro extremo antes de permitirle desaparecer de su vista. Pero Tanya tenía que hablar, cantar o tararear todo el tiempo.a él no le importaba lo que eligiera, siempre que pudiera oírla. Eso era tomar demasiadas precauciones, em lo que a ella concernía, pero hizo lo que se le había ordenado. Era conciente de que Stefan se abalanzaría sobre ella entre los arbustos si no obedecía. Tanya prefirió, simplemente, contar em voz alta y regresó antes de haber llegado a cincuenta. Ni siquiera consideró la posibilidad de cortar la cuerda em la muñeca mientras le fuera posible, no cuando todos estaban levantados y alertas. Pero, de alguna manera, iba a huir esa noche y, em lo posible, com uno de los caballos. Todavía no había ensado em como lo haría y le escapaba a la obvia conclusión de que tendría que herir seriamente a quien estuviera de guardia cuando se encontrara lista para irse. Serge y lazar? No podría herirlos a ellos, ya que, aparentemente, lo único que hacían era seguir órdenes de los dos primos. Vasili? Sin ningún remordimiento de conciencia. Stefan? No estaba tan segura. Habían estirado unas mantas em el piso cuando regresó de los arbustos y le ofreció la muñeca a Stefan para que pudiera desatar la cuerda. Serge estaba a punto de prender um fuego y Lazar estaba sacando la comida cocinada que todavía les quedaba –um jamón, batatas y varias rodajas de pan de olor dulce-. Habían traido suficientes provisiones como para uma semana, además de algunos utensilios de cocina y varios rifles para cazar carne fresca. Pero por lo que había oído em la conversación general que habían sostenido a su alrededor durante el día, ninguno de ellos sabía cocinar. Tanya pensó em toda la alharaca que tendría que producir antes de aceptar hacer la tarea para ellos. Ninguna. No iba a estar alli para outra comida si podía evitarlo. Se estaba instalando sobre las mantas alrededor del fuego –em su opinión, la suya, por desgracia, estaba demasiado cerca de Stefan-, cuando esta último le pidió que bailara para ellos. Tanya estaba tan sorprendida ante la petición que, por um instante, no respondió. Esse hombre había sido abominable com ella durante todo el día, primero com sus insinuaciones desagradables em la mañana y luego com sus lecciones diabólicas em la tarde. T sea lo que fuere lo que le había hehco sentirse atraíso por ella antes había desaparecido ahora, de manera que no podía explicarse por qué quería verla bailar. A menos que se tratara de outro intento de humillarla de algún modo. Si aceptaba, le sugeriría que se quitara antes la ropa? La idea de que esse pudiera ser su motivo la enfureció, lo suficiente como para responder: -Para todos ustedes, no. Para vuestro rey ... si él insiste. Dijo esto, simplemente, para vengarse de Stefan y porque estaba segura de que Vasili no se lo pediría, ni siquiera para calmar su aburrimiento. Después de todo, eso sería admitir que le había gustado su danza y Vasili no haría eso cuando despreciaba todo em ella. Pero no estaba tan segura de que su respuesta hubiera tenido el efecto desesdo em Stefan. Su expresión se mantuvo imperturbable. Y su voz no fue más que moderadamente seca cuando habló. -Nuestro rey está demasiado exhausto como para apresiarla, no es así, su majestad? Vasili miró a Stefan y dijo: -Si no lo estaba, ahora lo estoy.-Y se dio media vuelta para dormir. Tanya oyó que Lazar se reía esntre dientes del otro lado del fuego, pero él tambien les dió la espalda. Serge, a su izquierda, hizo lo mismo. El hecho de que los tres ya se fueran a dormir le indicó a tanya que Stefan se encargaría de la primera vigilancia. Cuando volvió a mirarle, le descubrió reclinando sobre su manta, apoyado em um codo, observandola. -Considerará la posibilidad?-preguntó, la mismo tiempo que sus ojos se encontraron. Ambos mantuvieron la mirada y, de inmediato, se sintió la tensión. Era cuidadoso. Tanya se sintió aturdida de sólo pensar em bailar únicamente para él. Podía hacer que volviera a desearla si bailaba? Quería que él volviera a desearla? El giro de sus pensamientos era molesto bajo esas circunstancias. Pero no podía negarlo. Tal vez Stefan ya no la encontrara deseable, pero ella no podía decir lo mismo. Desafortunadamente, todavía le encontraba muy atractivo y, em este momento, mucho más, acostado sin la chaqueta y el chaleco, com la corbata floja, uma onda de cabello negro sobre uma ceja y los ojos color jerez que cada vez se volvían más intensos com su silencio. Al recordar su pregunta y que, probablente, no volvería a verle después de esta noche, finalmente respondió, sacudiendo la cabeza. Y se negaba a lamentarlo. El podía ser el único hombre que la había estremecido interiomente, pero el solo hecho de que pudiera hacerlo le convertía em um hombre más peligroso para ella que cualquier outro. Porque ningún hombre encajaba em sus planes futuros, ninguno, y este em particular, com sus mentiras, su arrogancia, su total desprecio por ella. Tenía que estar um tanto loca para considerar seducirle. Lo único que hizo Stefan fue encogerse de hombros ante su segundo rechazo, pero um después se incorporó y dijo: -Entonces acérquese. Tanya entrecerró los ojos, em uma actitud de sospecha. Ya estaba más cerca de él de lo que quería estar. Su manta estab junto a la de ella. -Por qué? -La prepararé para dormir.-Mientras decía esto, estiraba la cuerda sobre su falda.Lamento la necesidad, Tanya, pero no hay ninguna razón para que alguno de nosotros se quede sin dormir ahyora que tenemos esto -agregó. “Esto” era la cuerda. Cuando se dio cuenta de que tenía intenciones de atarla, casi se hechó a reir. Gracias a Dios no se había ofrecido a buscar comida esa mañana, porque, para ello, habría tenido que revelar que tenía um cuchillo escondido. Esse cuchillo ahora le iba a permitir salir de este embrollo sin niguna dificultad, porque todos dormirían profundamente, pensando que estaría a salvo durante la noche. Se acercó a él, lentamente, para que pensara que era uma reacia a hacerlo. -Es realmente necesario? -Absolutamente –le contestó-. A menos que desee dormir debajo de mi ... el hecho de que le dijera algo asi ahora era exasperante, em especial porque no lo sentía y, sin ninguna duda, su comentario era sarcástico. Pero el solo oirlo le aceleraba las pulsaciones. Tuvon que hacer um esfuerzo para contenerse y no mandarle a gritos al demonio. Em cambio, dijo: -Oh, no se. Estoy acostumbrada a tener um peso encima, pero tal vez no encuentre que sea uma posición muy cómoda para dormir. Esse comentario, aparentemente, le tocó um nervio herido, porque apretó com fuerza los labios y las mandíbula y lo ojos comenzaron a brillarle. Interesante. Por qué las referencias a su familiaridad com los hombres seguían molestandole? Maldición, su actitud no tenía ningún sentido. Nunca lo hbaía tenido. Ni siquiera cuando la había deseado, no le gustaba pensar que era uma prostituta –excepto esa primera noche-. No le había preocupado cuando estaba dispuesto a pagar por sus servicios, o sí? De ehcho, esa noche parecía estar bastante contento de que ella fuera, supuestamente, uma ramera. Te nía que demostrar la cuestión para su satisfacción antes de abandonarles. Eso les haría retroceder al demostrarles lo equivocados que estaban com ella. Le daría a ella algo com que disfrutar maliciosamente ... de dónde venían estos pensamientos? Lo último que necesitaba era salir de estar experiencia sabiendo algo de la formicación. Ya bastaba com haber descubierto lo desagradables que podían ser los besos. Tanya extendió uma mano, pero él no la tomó, simplemente esperó, de manera que, contra su voluntad, le ofreció la outra. Rápidamente, le dio varias vueltas a la cuerda alrededor de sus muñecas antes de comenzar a atar nudos que ni siquiera él mismo podría desatar em la mañana. Uma vez que terminó com esa tarea, procedió a atar el otro extremo de la cuerda alrededor de su cintura una media docena de veces. Tanya no había esperado que hiciera esto, pero todo no estaba perdido. Tadavía quedaban unos centimetros de cuerda entre sus manos y el pecho de Stefan, más de los que necesitaba para poder levantar las rodillas y llegar a su bota sin tocarle. Pero al estar atada a la cintura de Stefan, estaba enfrentados y si, por casulalidad, se daba vuelta mientras estaba dormido, le arrancaría las manos con él. Bueno, em esse caso tendría que tirarle hacia atrás... o haber desaparecido para cuando esto sucediera. Ahora estaba acostada, igual que Stefan, y de inmediato descubrió las desventajas de esta posición. No era muy cómodo estar acostada de um lado, sin el sostén de um brazo para la cabeza. Y si, verdaderamente, hubiera querido domrir, lo hubiera encontrado casi imposible com Stefan tan cerca, observandola. Los ojos ya no le brillaban. Estaban apagados ahora que la luz del fuego no le brillaba directamente em la cara. Todavía podía distinguir sus rasgos com claridad, pero, desafortunadamente, ni sus pensamientos ni su estado de ánimo. Sin embargo, tenía la sensación de que él quería decir algo, o esperaba que ella lo hiciiera. La posicion em que estaban era bastante íntima, acogedora y, después de todo, casi privada y, obviamente, ninguno de los dos tenía sueño todavía. Pudo comprobas su conclusión al preguntar.: -Cuando va a decirme la verdadera razón por la cual estoy aquí? -Cuando va a aceptar que es uma princesa real? Punto muerto. -buenas noches, Stefan. -Le gustaría ocnocer parte de la historia de su familia? –le preguntó, com um tono suave. Tanya cerró los ojos ante la tentación de ceer que, tal vez, supiera de su verdadera familia. Pero, por supuesto, no lo sabía. Cualquier cosa que le dijera sería uma invención para su próprio beneficio. No se preocupe –dijo, com tono de amargura-. Iris solía inventar historias para hacerme domir –añadió-, pero Dobs la hacía callar cuando se daba cuenta. No quería que creciera siendo suave y fantasiosa. -De modo que creció fuerte y ... -Pragmática. -Yo habría dicho escéptica. -Eso tambien. -Y desconfiada? -Nunca lo pensé, pero creo que sí –dijo- y usted? -Arrogante –dijo Stefan sin la menos hesitación. Ella lo miró y sonrió. -Lo admite? -Soy muy conciente de mis defectos, pequeña Tanya. -Tiene muchos, entonces? -Usted diría que no? -Oh, no lo se. Supongo ... pero creo que me estoy habituando a algunos. A su temperamente, por ejemplo. Por qué había dicho eso ahora? El solo hecho de mencionar su temperamente hacía que mabos pudieran pensar únicamente em hacer el amor. Y él no tenía las manos atadas. Además, ella estaba a su alcance. Dios, qué idea tan estimulante. -Buenas noches, Tanya. La frialdad de su voz le dio a entender que a él no le gustaba que se lo recordara. Tanya cerró los ojos nuevamente y suspiró interiormente. “buenas noches, Stefan”