TEMA 5 Estilo editorializante o solicitud de opinión La función del editorialista. Los modos editorializantes. Técnicas del estilo de solicitación. Abusos. La función editorialista es ser “la conciencia del periódico o publicación, en función de la lÃ−nea editorial que se refleje la publicación tendrá una tendencia u otra sobre determinados temas. ¿Puede cualquier persona escribir los editoriales en un periódico? Los editorialistas son profesionales adeptos a la causa del periódico. Los artÃ−culos editoriales van sin firma porque es la opinión del medio, no hay que confundir lo que es estilo editorialista con editorial, aunque este último se encuentre dentro del estilo de solicitud de opinión o editorialista y donde podemos encontrar también a la columna que serÃ−a el género de opinión con firma. Existen tres modos o maneras de editorializar: • Según MartÃ−nez Albertos lo llama estilo Didascálico en este estilo el periodista adopta una actitud de cátedra autoritaria como quién necesariamente tiene que ser creÃ−do por los lectores y con intención de que estos (los lectores) acepten pasivamente todo aquello que se le razona y argumenta. Se encuentran en periódicos muy ideológicos. • Estilo objetivo: el editorialista expone los hechos y los principios con una actitud frÃ−a y distante y ve los hechos como absteniéndose de emitir el propio juicio sobre el asunto que se trate. Es muy difÃ−cil encontrar editoriales objetivos. • Estilo interpretativo: el editorialista intenta y se esfuerza en propiciar al lector todos los elementos que mejoren el conocimiento sobre el tema que trata, con el fin de orientar su juicio hacia conclusiones que el periodista apunta levemente pero sin pretender en convertirlas en tesis definitivas. Formas de manifestarse Este estilo no esta sujeto a ninguna norma aunque hemos apuntado una triple división en cuanto a los estilos en los que puede manifestarse. Existen tres caracterÃ−sticas que limitan de alguna manera a la libertad estilÃ−stica, se puede decir que: • En la mayorÃ−a de las editoriales existe una preocupación por el arranque y la terminación de los textos. Existen unas pautas para empezar los artÃ−culos, sino tan concretos como eran en el estilo informativo, son también en este unas herramientas para quién escribe, con respecto al final del artÃ−culo y comparándolo con el estilo informativo aquÃ− tiene mucha importancia y se carga de contenido esta parte del escrito cosa que se desprecia en el estilo informativo. • Sumisión en las normas del estilo del periódico para el que se escribe. Los primeros periódicos con un libro de estilo fueron El PaÃ−s y ABC. En las primeras hojas se encuentra una “declaración de intenciones” donde queda reflejado su posicionamiento. 1 • Otra imitación estilÃ−stica es el respeto a la libertad de respuesta del receptor. VÃ−as de defensa de los lectores Dos figuras defienden al lector ante las malas artes periodÃ−sticas: - Cartas al director - Defensor del lector, con una función de defensa de los lectores por las incorrecciones de los periodistas. Tanto a nivel ortográfico como de contenido. También se le llama Obusman. En esta sección que pertenece a opinión se transmite la queja de los lectores y se les suele dar repuesta. Abusos del estilo de solicitud de opinión El periodista puede caer en la tentación de querer coaccionar las respuestas de los lectores empleando un lenguaje totalitario en sus mensajes, aunque actualmente existen muy pocos casos. Es un ejemplo del abuso del estilo editorialista con fines propagandÃ−sticos y los mensajes aparecen como si fueran tesis. Según Maeder los rasgos del lenguaje totalitario son: - Un predominio de la oratoria y como consecuencia un estilo declamatorio tipo arengas Arenga = Charla para aleccionar - Propagandismo triunfalista que son expresiones del tipo “somos los mejores” “somos invencibles” - Ideologización constante, falseamiento y desprecio por la lógica. - Exagerada abstracción y una desmedida pretensión cientÃ−fica. - Obsesión apasionada hacia ciertos valores o circunstancias, una prevalencia del “supongo yo” - Pretensión de poseer la verdad absoluta. Esto ocurre mucho en los temas religiosos. 2