Documental “para qué andar si se puede rodar”

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Documental “para qué andar si se puede rodar”
Ideas más destacadas del documental:
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Los discapacitados son tratados como “ciudadanos de segunda categoría”, es
decir, son tratados bajo un principio de desigualdad.
Muchos de ellos comentan que si no fueran discapacitados sus vidas serían
diferentes y la percepción que la gente tiene de ellos y que ellos tienen de la
gente también; porque se te trata de distintas maneras dependiendo de cómo
seas.
La “Asociación de jóvenes con movilidad reducida” reivindican sus derechos.
Los asistentes que trabajan con personas con algún tipo de discapacidad ganan
dinero.
Muchas veces, estos asistentes son como la pierna que le falta al cojo o la mano
que le falta al manco, es decir, sin la ayuda o el apoyo de estos asistentes, para
muchos discapacitados sería muy difícil llevar una vida normal.
Estos asistentes deben hacer todo lo que no puedan hacer las personas con
discapacidad.
Los asistentes de Mustafá son todo para él: practican actividades con él, además
de hacer su trabajo. Esto proporciona confianza y mucho más apoyo que si sólo
fueran a hacer su trabajo.
La ley no siempre cumple con respecto a las necesidades de los discapacitados,
sobre todo en infraestructuras y adaptación. Los transportes, por ejemplo,
deberían estar adaptados a discapacitados desde que son creados.
Lo que debe vencer a la minusvalía es la voluntad y no los arquetipos que
construimos nosotros mismos.
Es muy triste saber que se ha llegado a esterilizar en un caso de minusvalía
porque no se les ve capacitados para sus funciones parentales.
Reflexión crítica:
Tenemos un concepto de “normal” que cada uno lo utiliza a favor de sus propios
propósitos, pero en general, cuando hablamos de “lo normal” nos referimos a vivir lo
que viven todos los seres humanos. El problema está en que esta concepción se tiene
vista pero sólo si todos vamos andando por el mismo camino. No nos damos cuenta de
que a “lo normal” se puede llegar desde distintos caminos.
Una persona que presente algún tipo de discapacidad puede ser perfectamente normal,
sólo que a lo mejor no hace lo mismo que los demás para llegar a serlo.
La Ley de Dependencia que es vigente en España recientemente, aporta una ayuda
económica para todos los asistentes de personas con discapacidad. Eso está muy bien,
pero hay que tener en cuenta que no es el asistente el que elige al discapacitado, sino
que el discapacitado elige al asistente, y por ello se le paga, por hacer bien el trabajo que
el discapacitado quiere que haga para él. Este trabajo consiste en ser un apoyo para que
la persona que presente una discapacidad pueda continuar su vida con total normalidad.
Si pensamos desde una diversidad funcional, la educación debe hacer posible que los
alumnos/as lleguen a ser independientes. Deberíamos empezar a educar en la
integración, sin hacer distinciones, tratando a todos por igual y haciendo ver a los
alumnos/as que, aunque evidentemente, existen diferencias entre todos, todos
merecemos ser tratados con normalidad y ayudando a un crecimiento personal.
Cuando tenemos una educación “resiliente” (capaz de ir superando las adversidades de
la vida; fuerza para superarse, etc.), es cuando somos capaces de ver a todo el mundo
con normalidad y aceptara a cada uno tal y como es. Además, ese espíritu de lucha te
ayuda al crecimiento personal.
Muchas veces lo tenemos todo y no somos felices, sin embargo, la gente que vive serias
dificultades son mucho más felices; quizás esto sea fruto de esa labor de resiliencia.
Estamos demasiado acostumbrados a realizar un proceso de colonización con la gente
con discapacidad; esto quiere decir que hablamos por ellos, intentamos pensar por ellos,
etc., pero esto no debe ser así. Es cierto que en algunas ocasiones somos sus manos, sus
piernas, su oído, etc., pero su cerebro y pensamiento no. Los discapacitados son
personas autónomas como todas las demás personas.
Nosotros, desde la escuela, debemos educar para formar a personas autónomas, no para
hacer ciego al que es ciego, ni para hacer sordo al que es sordo.
La tarea docente es muy importante en este punto porque cuando educamos, estamos
implicándonos en la vida de las personas y con esto hay que tener mucho cuidado.
¿Queremos formar a personas que sean capaces de salir adelante por ellos mismos y
desde la igualdad, o seremos profesores que eduquen desde la desigualdad, el desprecio
y la falta de autonomía?
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