EL DESARROLLO DE LA COMUNICACIÓN Los estadios del desarrollo del lenguaje no son necesariamente escalas discontinuas marcadas por claras transiciones y divisiones, sino que éstos sólo representan un método fácil para su conceptualización. Los períodos del desarrollo del lenguaje giran alrededor de las siguientes dimensiones: comprensión del lenguaje, adquisición de los sonidos de las palabras, expresión de palabras y frases, y contextualización de la comunicación. El registro normal del desarrollo del lenguaje es relativamente amplio y especialmente durante las edades tempranas. Generalmente el orden de adquisición de las estructuras particulares, su significado y utilización es similar en casi todos los niños (con algunas excepciones), siendo la velocidad de adquisición la que puede ser diferente. Esto significa que un retraso específico, en uno o varios aspectos, no es necesariamente indicativo de desórdenes de adquisición, a menos que el retraso persista más allá de las primeras edades o que haya un patrón general de sucesivos retrasos durante las diferentes áreas del desarrollo. ¿Qué es la Comunicación Pre-lingüística? Aunque muchos padres consideran la producción de la “primera palabra” como la primera etapa en el desarrollo de la comunicación, los niños abordan la comunicación mucho antes de producir la primera palabra. Los niños presentan un equipamiento perceptivo para procesar el lenguaje, son habilidades innatamente programadas y que economizan la tarea de aprendizaje del lenguaje. Aunque los bebes no entiendan el sentido literal del lenguaje dirigido a ellos, muestran preferencias atencionales para la interacción lingüística y los comportamientos sociales que pueden provocar esta estimulación. Durante los primeros días de vida, los bebes muestran preferencia por los sonidos de frecuencia similares a la voz humana y por las palabras. Buscan la fuente de las voces que oyen, registran placer con su expresión facial cuando la identifican y permanecen quietos, inhibiendo sus movimientos, hasta que la voz cesa. Los bebes con tres días de vida pueden reconocer las voces de sus madres entre las voces de otras madres, probablemente como resultado de la experiencia prenatal con la voz de su madre oída a través de la bolsa amniótica. Los recién nacidos también muestran preferencia por mirar las caras, y los padres suelen interpretar estas preferencias como un signo de buena voluntad para la interacción. El bebe está genéticamente organizado para facilitar la aparición de la socialización del lenguaje. Los niños poseen la capacidad de discriminar entre sonidos los que son importantes para el habla. Algunas de estas distinciones programadas genéticamente son mantenidas para la experiencia del niño y se adaptan a las particularidades del sonido que existe en su ambiente, pero hay otras que se extinguen hacia finales del primer año de vida, indicando un cambio de foco del lenguaje aprendido por discriminación de sonidos hacia el proyecto de la comprensión del sonido. Alrededor de los 4 meses de vida, los niños responden a diferentes tonos de voz y a los 6 meses presentan pruebas de escucha selectiva. Hacia el final del primer año, los niños modifican sus conductas según el tono emocional del discurso (ej.: se inhiben si les dicen “no” en un tono fuerte, pero hacen lo mismo si ellos oyen “sí” con el mismo tono). Los niños también son capaces de coordinar la información acústica del habla con la información visual de postura y actitud, favoreciendo una excelente base para aprender los movimientos articulatorios asociados con el habla, que ellos deberán aprender a producir. Aunque los niños no entiendan el significado de las palabras hasta su primer año de vida, antes ya empiezan a desarrollar las bases de las categorías gramaticales y semánticas. Poseen la habilidad para dividir en grupos de sonidos las estructuras abstractas de una variedad de entradas acústicas, ayudándoles a identificar las palabras de los otros sonidos que ellos pueden oír en su medio ambiente. La verdadera comprensión léxica del lenguaje no surge hasta cerca de los 8 meses de edad, en que los niños empiezan a responder a ciertas palabras que han oído en sus rutinas familiares Cuando el niño responde apropiadamente experimenta el placer de una interacción social positiva y a la vez, conoce una nueva vía del lenguaje para poder codificar lo que ellos ya conocen del mundo que les rodea. ¿Cómo se desarrolla la producción del sonido en los niños? El lloro es la principal forma de conducta vocal del recién nacido. Durante su primer mes, el niño aprende la habilidad de producir lloros que muestran diferentes estados afectivos, y son los padres quienes atribuyen intencionalidad a estos sonidos reflexivos producidos tempranamente por los niños. Entre los 2 y 5 meses de edad, los bebes empiezan a desarrollar sonidos que producen primariamente en respuesta a una interacción social. Aparece la risa acompañada por una sonrisa social que el niño produce en respuesta a una interacción que percibe como placentera, a menudo porque es una rutina conocida, cuyos componentes son previsibles. De los 4 a los 8 meses el niño empieza a pronunciar sonidos como sílabas o vocales. Los niños utilizan juegos vocales para responder o iniciar el contacto con los adultos, pero también se dedican estos juegos cuando están a solas, practicando sus habilidades en la producción de nuevos sonidos que están adquiriendo. Es en este estadio en el que el balbuceo del niño sordo empieza a ser diferente al del niño que oye sin dificultades. El aprendizaje vocal empieza a tomar forma a mediados del primer año de vida por imitación del sonido del lenguaje de los padres, y hacia el final del primer año de vida, muchos niños empiezan a usar formas fonéticas consistentes. Son producciones únicas de los niños y que pueden parecerse a alguna palabra del adulto, pero que son usadas con intención, fidedignamente, en ciertas situaciones, se las llama “protopalabras”. Estas vocalizaciones tempranas de los niños constituyen “protoconversaciones” con los padres. ¿Cómo interacciona el niño para favorecer la comunicación? Otras formas tempranas de interacción incluyen el contacto visual con los padres (primer mes), sonriendo y riendo en respuesta al habla (hacia los 3 meses) y vocalizando en respuesta a los sonidos (a los 4 meses). Los niños también empiezan a imitar algunos de los patrones de entonación paternos y hacia los 3 meses de edad muestran más vocalizaciones a sus madres que a otros adultos. A medida que el niño mejora en coordinación motora más formas de interacción presenta. Durante los estadios prelinguísticos, los niños utilizan la mirada para regular las interacciones, mirando a los padres cuando quieren interactuar, y desviando la mirada cuando empiezan a estar cansados o sobreestimulados. También empiezan a dirigir la atención de los padres mirando ellos mismos los objetos, los padres les siguen la línea de mira y miran lo que miran los niños. Estas interacciones son importantes para la formación de las estructuras básicas del lenguaje temático, en las que el orador dirige la atención del otro hacia un foco de interés sobre el cual se elaborará una conversación Los niños menores de 11 meses de edad, se expresan principalmente con gestos que utilizan establemente, que parecen signos manuales y que utilizan para posicionar objetos y acciones con el propósito de comunicarse. ¿Cuándo aparecen las primeras palabras? Alrededor del primer cumpleaños suelen aparecer las primeras palabras, y desde entonces y hasta que terminan el periodo preescolar, la comunicación del niño se desarrolla a una gran velocidad. La sofisticación de sus técnicas pragmáticas, con frecuencia asombra a los adultos que los rodean. Las técnicas de comprensión empiezan con el entendimiento de palabras simples. Se sugiere que los niños utilizan un “mapa rápido” como estrategia para adquirir una incompleta noción del significado de una palabra que les permite usar esa palabra y que van refinando su definición a través de la respuesta que reciben (Carey, 1978). Los niños están influenciados por las respuestas maternales, la orientación y la focalización. Destacar que los niños con dificultades para seguir el foco de atención del emisor y la asociación de nuevas palabras con el objeto que focalizan, como es el caso de los niños con autismo, presentaran menos éxito en el aprendizaje de vocabulario nuevo. En principio, la comprensión está limitada por el contexto, el niño entiende solo las palabras dentro de su rutina familiar. La comprensión empieza a estar libre de contexto alrededor de los 18 meses de edad, cuando los niños responden a palabras que tienen relación con objetos que no son inmediatamente visibles. A los 15 o 16 meses, los niños pueden señalar sus partes del cuerpo y hacia los 20 meses pueden señalar estas mismas partes del cuerpo en una muñeca o en otra persona. Son capaces de diferenciar el nombre de los animales representados en muñecos o cuentos y también el nombre de los miembros de la familia. Con 2 años el niño entiende el significado de varias preposiciones y acciones de verbo, aunque la comprensión de los verbos empieza un poco más tarde que la comprensión de los sustantivos. Entre los 12 y los 24 meses, la producción de frases en los niños está limitada en una o dos palabras. Los niños consiguen convencer a los adultos de que entienden más de lo pueden, utilizando una serie de estrategias para responder al lenguaje que ellos pueden oír. Después del primer año, las estrategias integran conocimientos lingüísticos emergentes con el entendimiento contextual y las interacciones. A los 18 meses, los niños empiezan a combinar 2 palabras en su propio discurso y también emerge la habilidad para entender la combinación de dos palabras, pero la comprensión está probablemente limitada a no más de dos palabras por frase. Alrededor de los 3 años de edad, hay una considerable expansión en la cantidad de vocabulario y de ítems lingüísticos que ellos entienden. Durante este periodo de rápido crecimiento del lenguaje expresivo, se produce también un rápido crecimiento de la habilidad para entender el lenguaje. Hacia los 4 años, los niños han aprendido muchas de las reglas gramaticales básicas del lenguaje. Después de los 5 años de edad, los niños adquieren la habilidad de descifrar estructuras sintácticas que constituyen excepciones en las normas del lenguaje. Los niños empiezan a entender las discrepancias entre significado y forma de las palabras. Con 7 u 8 años los niños comprenden las estrategias para procesar las frases y también son capaces de descifrar el significado deseado de las frases. Desarrollan la habilidad de reconocer las estructuras profundas del lenguaje que permiten el reconocimiento de diferentes niveles de significado y la comprensión de frases ambiguas (con más de un significado). Este es un proceso lento, aunque la comprensión básica del lenguaje figurativo no aparece hasta los 9 años de edad, el mayor progreso en el entendimiento de idiomas, metáforas y proverbios continua después de esta edad; y no es hasta los 10 años que las discrepancias entre voz y mensaje están plenamente entendidas, y en adición, la comprensión del desarrollo de conceptos de relación temporal, espacial, expresiones emocionales e ideas abstractas. Este desarrollo implica más que una simple suma de vocabulario nuevo, sino que incluye refinar por entero la red léxica de significado interrelacionado de los niños. Este refinamiento en la comprensión es también un proceso lento que continua hasta la edad escolar. ¿Cómo se producen los sonidos del habla? Aunque los niños empiezan a usar palabras correctas alrededor de su primer año, el balbuceo o sonido no significativo continúa coexistiendo con el habla durante más tiempo. Esta jerga del balbuceo toma la entonación del lenguaje de su entorno, por eso, el sonido de la vocalización del niño es como si estuviera hablando, pero el oyente es incapaz de entender las palabras. Las primeras palabras que los niños producen son generadas de una limitada batería de consonantes que son similares a las usadas en el balbuceo, fenómeno conocido como selectividad fonológica. Aunque hay algunas variaciones individuales en el orden preciso de adquisición de los sonidos del habla, estos siguen ciertos patrones generales en todos los niños (Bernthal and Backson, 1998). El repertorio de las vocales es aprendido rápidamente (a los 18 meses), mientras que la adquisición de todo el inventario del sonido consonántico continua durante años. El primer sonido consonántico que es articulado correctamente son las consonantes nasales (/m/, /n/), las oclusivas (/p/, /b/, /t/, /d/, /k/, /g/) y las no fricativas continuas (/h/, /w/, /y/); seguido de algunas fricativas (/s/, /v/, /f/) y de los grupos consonánticos que son los últimos sonidos articulados correctamente. Hacia los 2 años de edad, los niños tienen una correcta pronunciación de los sonidos del habla, aunque tienden a hacer algunos cambios característicos de sus pronunciaciones que les sirven para simplificar la tarea de la articulación; cambios que desaparecen entre los 2 y los 4 años. Los niños con más de 4 años que mantienen el uso de un número significativo de estos procesos, afectando la comprensión de su habla, puede considerarse que tiene un trastorno fonológico de la articulación. A partir de los 5 años, los niños añaden destreza y sutileza al conocimiento de su sistema de sonidos. ¿Cómo desarrollan el vocabulario Expresivo? Las primeras palabras que el niño aprende a decir tienen propiedades en común. Tienden a ser palabras para denominar nombres de personas u objetos y actividades con las que el niño tiene contacto y que se usan frecuentemente en sus rutinas sociales interactivas (ej.: adiós). Los niños utilizan las palabras erróneamente haciendo sobreextensiones, usando una palabra para significar más de lo que realmente significa (ej.: “perro” para nombrar animales), y subextensiones, usando una palabra para significar solo parte de su significado real (ej.: “coche” para nombrar un coche que está en movimiento). Estas primeras frases de los niños que consisten en una sola palabra, son llamadas “holofrases” porque funcionan como frases y pueden expresar significados que son más complejos que simples etiquetas (ej: un niño dice “mama” pero está intentando expresar un mensaje más complejo “mama ven aquí”). Las primeras oraciones de los niños tienden a expresar las mismas intenciones protoimperativas y declarativas que los niños expresaban durante su primer año con gestos y vocalizaciones. Aunque existen muchas variaciones individuales en el desarrollo del lenguaje expresivo, estudios recientes sugieren que los niños de 24 meses de edad que producen menos de 50 palabras, pueden ser considerados representativos por debajo del registro normal del lenguaje expresivo y tienen riesgo de tener desventajas lingüísticas crónicas (Paul, 1996). La adquisición de vocabulario expresivo y receptivo continua creciendo rápidamente durante el tercer año de vida. A medida que el niño incrementa su vocabulario, desarrolla maestría sobre un registro de categorías semánticas, términos espaciales, adjetivos, colores y también aprende a producir y entender palabras interrogativas (qué, dónde) y pronombres personales. Durante la edad preescolar los niños aprenden a usar y entender un gran número de clases de palabras, dominan el uso de muchos pronombres, a excepción de los reflexivos (me, te, se…) que no son aprendidos hasta la edad escolar. Muchos de los términos que se usan para denominar la extensión de los miembros de la familia (ej. hermano), no son finalmente entendidos hasta los 5 años. Los términos temporales (antes, después, desde, hasta) se introducen en el vocabulario a esta edad, aunque son usadas primero como preposiciones y solo después como conjunciones subordinadas. A los 5 años, también aprenden a refinar el uso de los adjetivos, añadiendo términos más precisos en su vocabulario. ¿Cómo construyen las frases? Un primer aspecto del desarrollo sintáctico aparece alrededor de los 18 meses de edad, cuando los niños empiezan a combinar palabras formando frases de tipo telegráfico. Son frases estructuralmente formadas por la combinación de palabras que no siguen ningún orden, pero que incluyen las palabras más importantes de las oraciones de los adultos, omitiendo las palabras funcionales y las palabras finales. Hacia finales del segundo año de vida, muchos niños empiezan a producir algunas frases de 3 o 4 palabras. Estas expresiones más largas tienden a incluir los elementos más significativos que no estaban incluidos en las expresiones anteriores, aumentando el desarrollo de las producciones de sintaxis en los niños entre 2 y 5 años de edad. Durante este período, los niños aprenden a elaborar palabras a través del uso de morfemas gramaticales, unidades de significado que son expresados como inflexiones de nombres i verbos, o como palabras funcionales como artículos y verbos. Las diferencias encontradas entre los lenguajes se basan en el orden de adquisición de morfemas gramaticales que reflejan el hecho de que algunos lenguajes tienen más dificultades o complicaciones de codificación de los morfemas que otros. Entre los 3 y 5 años de edad, los niños aprenden la forma de los verbos y también de los plurales. Otros morfemas gramaticales que son aprendidos durante este período preescolar incluyen el comparativo y el superlativo. Un segundo aspecto del desarrollo sintáctico incluye la expansión de las dos unidades básicas de frases simples: la frase nominal (uso del sujeto u objeto como verbo) y la frase verbal o predicativa (Miller, 1981). Durante el período telegráfico, la frase nominal y verbal es un segmento de las frases que generalmente contienen una sola palabra. En el tercer año de vida, el niño aprende a elaborar estos elementos añadiéndoles palabras adicionales. Los niños continúan incrementando la elaboración de oraciones básicas de nombres y verbos, también como la complejidad de las frases tipo producidas durante los años preescolares. Las frases nominales empiezan a ser más elaboradas y flexibles durante los años preescolares adquiriendo la habilidad de marcar cada sujeto u objeto de las frases nominales con un amplio registro y un gran numero de modificaciones. Una tercera área del desarrollo sintáctico es la producción de varias frases tipo disponibles en el lenguaje, que muestran un significativo desarrollo entre los 2 o 3 años cuando adquieren las frases negativas y interrogativas. El conocimiento básico de las normas del lenguaje en los niños se completa a los 5 años y el desarrollo expresivo de los niños coge forma o mayor sutileza y da refinamiento a este conocimiento esencial. Los errores gramaticales llegan a ser menos comunes, aunque todavía pueden encontrarse en: las formas verbales, distinciones de plurales, la forma de los pronombres y en la formación de verbos irregulares. Muchos aprendizajes acerca de otros registros morfológicos, particularmente en los prefijos y sufijos, los cuales aumentan el significado o lo modifican la parte del habla de una palabra, se realizan durante la edad escolar. Estos progresos así como la adquisición de un lenguaje más formal, lenguaje tipo literario con modelos de estructuras sintácticas, depende profundamente de la exposición al lenguaje literario y de las formas usadas en la expresión escrita. Los niños que no adquieran una buena lectura se verán limitados en su acceso a esa mayor maduración de la forma de expresión, y el desarrollo de su lenguaje quedará atrasado comparándolo con sus iguales. Las formaciones y los conceptos que deben aprenderse a los 6 años, no consisten en nuevas estructuras, sino en la habilidad de combinar un gran numero de estructuras complejas más comunes en las formas literarias del lenguaje que en su comunicación diaria, pero estos cambios son más fáciles de aprender con la escritura que hablando. ¿Cómo aprenden a conversar los niños? Aunque con un año de edad, las conversaciones sean poco variables y inconexas, el niño normalmente usa palabras que no van dirigidas directamente hacia el oyente. En el estadio de las dos palabras, el lenguaje egocéntrico se mezcla con el lenguaje que empieza a usarse para preguntar por necesidades y hacer observaciones acerca del mundo que le rodea. Los niños pequeños pueden responder al habla de los adultos con las formas comunicativas que ellos disponen –gestos, vocalizaciones o palabras-, pero no están muy seguros respecto a su uso y a menudo necesitan su confirmación mientras están hablando. Los niños muestran su acuerdo con la obligación conversativa para hablar cuando prestan reconocimiento a los comentarios de sus compañeros, a menudo con la imitación de una porción de las declaraciones del compañero. Una nueva función comunicativa emerge en la segunda mitad del segundo año. Los niños de 12 a 18 meses de edad, normalmente hablan del aquí y ahora, haciendo comentarios sobre objetos y eventos que son obvios en el contexto inmediato y que añaden poca información al conocimiento del oyente; los niños más mayores empiezan a usar un lenguaje que les sirve para aprender acerca del mundo y para proporcionar nueva información al oyente. El uso de las preguntas es una manifestación del desarrollo de los niños entendiendo que el lenguaje puede ser usado para aprender acerca del mundo que les rodea. A los 2 años de edad, son los padres los que deben ayudar al niño en el desarrollo de la cortesía como sistema obligatorio para hacer sus peticiones; uno de los pocos aspectos del desarrollo del lenguaje que debe ser explícitamente enseñado. Un adelanto en la destreza de la comunicación en el tercer año de vida, es la expansión de los propósitos en que el lenguaje puede ser usado. Hacia los tres años, el desarrollo pragmático empieza a ser más sofisticado e interactivo. El discurso egocéntrico y la ecolalia desaparecen gradualmente, mientras que el registro de funciones del lenguaje se incrementa. El lenguaje del niño es ahora utilizado para anunciar intenciones y describir acontecimientos. Hay un creciente conocimiento de las funciones conversacionales del lenguaje, siendo más probable en los niños el esperar respuestas y menos probable el ignorar interrupciones (Garvey and Berniger, 1981). Existe un desarrollo rápido de la técnica pragmática entre los 3 y 5 años de edad. El lenguaje es más usado para anunciar intenciones y describir sucesos continuos, pero hay también un aumento del uso del lenguaje para describir sucesos e incidentes del pasado y relatar incidentes del pasado hacia sucesos presentes. Durante el periodo preescolar, el lenguaje empieza a ser utilizado con el propósito de: razonar, solucionar problemas, controlar pensamientos y acciones, relatar sucesos y construir juegos imaginativos complejos (Tough, 1977). El lenguaje llega a ser un instrumento del pensamiento más que un sistema mediante el que uno hace con las palabras, como los niños lo usaban primariamente. Esta función del lenguaje contribuye a la intelectualización de los niños, por eso al crecimiento del lenguaje y la cognición se les presta mucha atención durante los años preescolares. Alrededor de los 3 o 4 años, los niños empiezan a usar estrategias lingüísticas para proporcionar conexiones entre las ideas que ellos hablan en sus conversaciones y también son más expertos en la interrupción de conversaciones. Sin embargo, raramente solicitan clarificaciones cuando no entienden algo mal y no pueden reformular su lenguaje o proporcionar bases ausentes de información cuando el oyente parece confuso. En la edad preescolar, cuando se incrementa la competencia lingüística, el niño puede participar en muchas más situaciones comunicativas, pudiendo establecer conversaciones con sus familiares pero también con otros niños y adultos que no sean de la familia. Aunque a esta edad necesitan menos ayuda de los familiares para tener éxito al hablar, la conversación entre padres e hijos sigue teniendo un papel importante en la construcción del mundo social del niño. Los padres les enseñan que hacer en las diferentes situaciones, como comportarse, que esperar y les ayudan a interpretar situaciones verbalmente, proporcionándoles razones y explicaciones. El lenguaje por sí mismo llega a ser parte de la experiencia de las relaciones sociales y los preescolares son socializados lingüísticamente tanto como comportalmente en la comunidad en la cual están esperando dirigir. Hablando con sus iguales en el contexto del juego, el niño aprende como puede usar el lenguaje para iniciar y construir relaciones sociales. Muchos preescolares en su juego interactivo dan mucha importancia al lenguaje como medio y aprenden a explotar su flexibilidad en el uso del lenguaje de forma interactiva. ¿Cómo se desarrolla la narrativa? La narrativa se basa en prolongados monólogos que implican el informar de las acciones de la gente, animales u objetos. Es un lenguaje que se refiere a eventos externos dentro del contexto inmediato. Los niños menores de 2 años pueden contar historias, aunque sus narraciones no son fieles a las estructuras gramaticales. Cuando los niños progresan en la edad preescolar, sus historias gradualmente se van pareciendo más a las formas convencionales usadas por los adultos. Hacia los 6 años muchos niños pueden relatar de manera más o menos coherente, siguiendo el formato gramatical, y continúan desarrollando sus habilidades narrativas, incrementando maneras cada vez más sofisticadas de creación narrativa cohesión. El desarrollo pragmático del lenguaje, continua durante los años escolares, empieza a usarse en muy diversas series de interacciones sociales, que incluyen contar historias, divertidos/simpáticos rituales de juego, compartir ideas, proporcionar ejemplos, hablas de perspectivas, discutir problemas y valoración de alternativas. Gradualmente, la habilidad de los chicos para narrar historias llega a ser más sofisticada, proponiendo de una cadena temporal para acercarse hasta la habilidad de conectar elementos lógicamente y desarrollar un tema central. Las habilidades metalingüísticas continúan mejorándose a través de los años escolares, sirviéndose para hacer de ambos causa y consecuencia de la adquisición de la capacidad de leer y escribir. La habilidad de usar el lenguaje para hablar de lenguaje también se manifiesta en el juego de los niños. Empiezan a usar palabras para divertirse con ellas. Los niños muestran que ellos entienden no solamente el significado de la palabra, sino también otras propiedades independientes del significado, como el sonido de la palabra y su similitud de sonido con otras palabras. Empiezan a entender palabras con múltiples significados, por lo que tienen que pensar acerca de que representan y como está representadas. El uso del lenguaje en el role-playing también demuestra la destreza metalingüística del niño. La emergencia de estas habilidades metalingüísticas sirven de base para la adquisición de la capacidad de leer y escribir durante los años de escolares. Una importante forma metalingüistica que emerge en el principio de la escuela es la habilidad de echar abajo palabras en unidades de sonido y asociar ese sonido con letras. Este conocimiento fonológico, ha sido demostrado en un largo número de investigaciones por facilitar más tarde la habilidad para la lectura. El niño también aprende que una “palabra” puede ser pensada como parte de un concepto que ella significa, y que puede ser identificada como un símbolo escrito. Los niños aprenden que las palabras pueden ser echadas abajo en unidades más pequeñas de sonidos y que estos sonidos pueden ser representados como letras que pueden ser descifradas en las palabras habladas. Otra adquisición metalingüística adquirida durante los años escolares implica la habilidad para definir palabras usando sinónimos o categorías términos en lugar de simples estados una función o para darle asociación personal. La habilidad de discutir la estructura del lenguaje esta también incluida como forma metalingüística. En la edad escolar los niños aprenden a identificar las partes de una palabras (como sílabas primero y al final sonidos) y parte del habla. Ellos aprenden a discutir similitudes y diferencias en el significado entre palabras y a hablar acerca de las ambigüedades en significado y figurativamente uso del lenguaje. A diferencia de otras áreas la adquisición del lenguaje que nosotros hemos estado discutiendo, sin embargo aunque la adquisición de este metalenguaje es altamente dependiente de las instrucciones. No son parte del progreso “natural” del lenguaje y los niños no “aprenden” estos tipos profundamente exponiéndose en instrucciones directas, no necesariamente las aprenden en su propio. Referencias bibliográficas: Bernthal JE, Bankson NW: Articulation and Phonologic Disorders. Needham Heights, MA, Allyn and Bacon, 1998. Carey S: The child as word learner. In: Halle M, Bresnan J, Miller GA (eds): Linguistic Theory and Psychological Reality. Cambridge, MA, MIT Press, 1978. Miller (1981) Paul, R (1996) Tough J: The development of Meaning. New York, Halsted Press, 1977.