[PDF]El desarrollo de la comunicación

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El desarrollo de la comunicación
Sarlé, M.; Martínez, M; Tomàs, J.
Los estadios del desarrollo del lenguaje no son necesariamente escalas discontinuas
marcadas por claras transiciones y divisiones, sino que éstos sólo representan un método
fácil para su conceptualización.
Los períodos del desarrollo del lenguaje giran alrededor de las siguientes dimensiones:
comprensión del lenguaje, adquisición de los sonidos de las palabras, expresión de
palabras y frases y contextualización de la comunicación.
El registro normal del desarrollo del lenguaje es relativamente amplio y especialmente
durante las edades tempranas. Generalmente, el orden de adquisición de las estructuras
particulares, su significado y utilización es similar en casi todos los niños, (con algunas
excepciones), siendo la velocidad de adquisición la que puede ser diferente
.
Esto significa que un retraso específico, en uno o varios aspectos, no es necesariamente
indicativo de desórdenes de adquisición, a menos que el retraso persista más allá de las
primeras edades o que haya un patrón general de sucesivos retrasos durante las
diferentes áreas del desarrollo.
¿ Qué es la Comunicación Pre-lingüística?
Aunque muchos padres consideran la producción de la “primera palabra” como la primera
etapa en el desarrollo de la comunicación, los niños abordan la comunicación mucho
antes de producir la primera palabra.
Los niños presentan un equipamiento perceptivo para procesar el lenguaje, son
habilidades innatamente programadas y que economizan la tarea de aprendizaje del
lenguaje.
Aunque los bebés no entiendan el sentido literal del lenguaje dirigido a ellos, muestran
preferencias atencionales para la interacción lingüística y los comportamientos sociales
que pueden provocar esta estimulación.
Durante los primeros días de vida, los bebés muestran preferencia por los sonidos de
frecuencia similares a la voz humana y por las palabras. Buscan la fuente de las voces
que oyen, registran placer con su expresión facial cuando la identifican y permanecen
quietos, inhibiendo sus movimientos, hasta que la voz cesa. Los bebés con tres días de
vida pueden reconocer las voces de sus madres entre las voces de otras madres,
probablemente como resultado de la experiencia prenatal con la voz de su madre oída a
través de la bolsa amniótica.
Los recién nacidos también muestran preferencia por mirar las caras, y los padres suelen
interpretar estas preferencias como un signo de buena voluntad para la interacción.
El bebé está genéticamente organizado para facilitar la aparición de la socialización del
lenguaje.
Los niños poseen la capacidad de discriminar entre sonidos los que son importantes para
el habla. Algunas de estas distinciones programadas genéticamente son mantenidas para
la experiencia del niño y se adaptan a las particularidades del sonido que existe en su
ambiente, pero hay otras que se extinguen hacia finales del primer año de vida, indicando
un cambio de foco del lenguaje aprendido por discriminación de sonidos hacia el proyecto
de la comprensión del sonido.
Alrededor de los 4 meses de vida, los niños responden a diferentes tonos de voz y a los 6
meses presentan pruebas de escucha selectiva. Hacia el final del primer año, los niños
modifican sus conductas según el tono emocional del discurso (ej. : se inhiben si les dicen
“no” en un tono fuerte, pero hacen lo mismo si ellos oyen “si” con el mismo tono).
Los niños también son capaces de coordinar la información acústica del habla con la
información visual de postura y actitud, favoreciendo una excelente base para aprender
los movimientos articulatorios asociados con el habla, que ellos deberán aprender a
producir. Aunque los niños no entiendan el significado de las palabras hasta su primer año
de vida, antes ya empiezan a desarrollar las bases de las categorías gramaticales y
semánticas. Poseen la habilidad para dividir en grupos de sonidos las estructuras
abstractas de una variedad de entradas acústicas, ayudándoles a identificar las palabras
de los otros sonidos que ellos pueden oír en su medio ambiente.
La verdadera comprensión léxica del lenguaje no surge hasta cerca de los 8 meses de
edad, en que los niños empiezan a responder a ciertas palabras que han oído en sus
rutinas familiares. Cuando el niño responde apropiadamente experimenta el placer de una
interacción social positiva y a la vez, conoce una nueva vía del lenguaje para poder
codificar lo que ellos ya conocen del mundo que les rodea.
¿Cómo se desarrolla la producción del sonido en los niños?
El lloro es la principal forma de conducta vocal del recién nacido. Durante su primer mes,
el niño aprende la habilidad de producir lloros que muestran diferentes estados afectivos,
y son los padres quienes atribuyen intencionalidad a estos sonidos reflexivos producidos
tempranamente por los niños.
Entre los 2 y 5 meses de edad, los bebés empiezan a desarrollar sonidos que producen
primariamente en respuesta a una interacción social. Aparece la risa acompañada por una
sonrisa social que el niño produce en respuesta a una interacción que percibe como
placentera, a menudo porque es una rutina conocida, cuyos componentes son previsibles.
De los 4 a los 8 meses el niño empieza a pronunciar sonidos como sílabas o vocales. Los
niños utilizan juegos vocales para responder o iniciar el contacto con los adultos, pero
también se dedican estos juegos cuando están a solas, practicando sus habilidades en la
producción de nuevos sonidos que están adquiriendo. Es en este estadio en el que el
balbuceo del niño sordo empieza a ser diferente al del niño que oye sin dificultades.
El aprendizaje vocal empieza a tomar forma a mediados del primer año de vida por
imitación del sonido del lenguaje de los padres, y hacia el final del primer año de vida,
muchos niños empiezan a usar formas fonéticas consistentes. Son producciones únicas
de los niños y que pueden parecerse a alguna palabra del adulto, pero que son usadas
con intención, fidedignamente, en ciertas situaciones, se las llama “protopalabras”. Estas
vocalizaciones tempranas de los niños constituyen “protoconversaciones” con los padres.
¿Cómo interacciona el niño para favorecer la comunicación?
Otras formas tempranas de interacción incluyen el contacto visual con los padres (primer
mes), sonriendo y riendo en respuesta al habla (hacia los 3 meses) y vocalizando en
respuesta a los sonidos (a los 4 meses). Los niños también empiezan a imitar algunos de
los patrones de entonación paternos y hacia los 3 meses de edad muestran más
vocalizaciones a sus madres que a otros adultos. A medida que el niño mejora en
coordinación motora más formas de interacción presenta. Durante los estadios
prelingüísticos, los niños utilizan la mirada para regular las interacciones, mirando a los
padres cuando quieren interactuar, y desviando la mirada cuando empiezan a estar
cansados o sobreestimulados. También empiezan a dirigir la atención de los padres
mirando ellos mismos los objetos, los padres les siguen la línea de mira y miran lo que
miran los niños. Estas interacciones son importantes para la formación de las estructuras
básicas del lenguaje temático, en las que el orador dirige la atención del otro hacia un
foco de interés sobre el cual se elaborará una conversación
Los niños menores de 11 meses de edad, se expresan principalmente con gestos que
utilizan establemente, que parecen signos manuales y que utilizan para posicionar objetos
y acciones con el propósito de comunicarse.
¿Cuándo aparecen las primeras palabras?
Alrededor del primer cumpleaños suelen aparecer las primeras palabras, y desde
entonces y hasta que terminan el periodo preescolar, la comunicación del niño se
desarrolla a una gran velocidad.
La sofisticación de sus técnicas pragmáticas, con frecuencia asombra a los adultos
que los rodean.
Las técnicas de comprensión empiezan con el entendimiento de palabras simples.
Se sugiere que los niños utilizan un “mapa rápido” como estrategia para adquirir una
incompleta noción del significado de una palabra que les permite usar esa palabra y que
van refinando su definición a través de la respuesta que reciben (Carey, 1978).
Los niños están influenciados por las respuestas maternales, la orientación y la
focalización. Destacar que los niños con dificultades para seguir el foco de atención del
emisor y la asociación de nuevas palabras con el objeto que focalizan, como es el caso de
los niños con autismo, presentaran menos éxito en el aprendizaje de vocabulario nuevo.
En principio, la comprensión está limitada por el contexto, el niño entiende solo las
palabras dentro de su rutina familiar.
La comprensión empieza a estar libre de contexto alrededor de los 18 meses de edad,
cuando los niños responden a palabras que tienen relación con objetos que no son
inmediatamente visibles. A los 15 o 16 meses, los niños pueden señalar sus partes del
cuerpo y hacia los 20 meses pueden señalar estas mismas partes del cuerpo en una
muñeca o en otra persona. Son capaces de diferenciar el nombre de los animales
representados en muñecos o cuentos y también el nombre de los miembros de la familia.
Con 2 años el niño entiende el significado de varias preposiciones y acciones de verbo,
aunque la comprensión de los verbos empieza un poco más tarde que la comprensión de
los sustantivos. Entre los 12 y los 24 meses, la producción de frases en los niños está
limitada en una o dos palabras.
Los niños consiguen convencer a los adultos de que entienden más de lo pueden,
utilizando una serie de estrategias para responder al lenguaje que ellos pueden oír.
Después del primer año, las estrategias integran conocimientos lingüísticos emergentes
con el entendimiento contextual y las interacciones.
A los 18 meses, los niños empiezan a combinar 2 palabras en su propio discurso y
también emerge la habilidad para entender la combinación de dos palabras, pero la
comprensión está probablemente limitada a no más de dos palabras por frase.
Alrededor de los 3 años de edad, hay una considerable expansión en la cantidad de
vocabulario y de ítems lingüísticos que ellos entienden. Durante este periodo de rápido
crecimiento del lenguaje expresivo, se produce también un rápido crecimiento de la
habilidad para entender el lenguaje.
Hacia los 4 años, los niños han aprendido muchas de las reglas gramaticales básicas del
lenguaje. Después de los 5 años de edad, los niños adquieren la habilidad de descifrar
estructuras sintácticas que constituyen excepciones en las normas del lenguaje.
Los niños empiezan a entender las discrepancias entre significado y forma de las
palabras.
Con 7 u 8 años los niños comprenden las estrategias para procesar las frases y también
son capaces de descifrar el significado deseado de las frases. Desarrollan la habilidad de
reconocer las estructuras profundas del lenguaje que permiten el reconocimiento de
diferentes niveles de significado y la comprensión de frases ambiguas (con más de un
significado). Este es un proceso lento, aunque la comprensión básica del lenguaje
figurativo no aparece hasta los 9 años de edad, el mayor progreso en el entendimiento de
idiomas, metáforas y proverbios continua después de esta edad; y no es hasta los 10
años que las discrepancias entre voz y mensaje están plenamente entendidas, y en
adición, la comprensión del desarrollo de conceptos de relación temporal, espacial,
expresiones emocionales e ideas abstractas. Este desarrollo implica más que una simple
suma de vocabulario nuevo, sino que incluye refinar por entero la red léxica de significado
interrelacionado de los niños. Este refinamiento en la comprensión es también un proceso
lento que continua hasta la edad escolar.
¿Cómo se producen los sonidos del habla?
Aunque los niños empiezan a usar palabras correctas alrededor de su primer año, el
balbuceo o sonido no significativo continua coexistiendo con el habla durante más tiempo.
Esta jerga del balbuceo toma la entonación del lenguaje de su entorno, por eso, el sonido
de la vocalización del niño es como si estuviera hablando, pero el oyente es incapaz de
entender las palabras. Las primeras palabras que los niños producen son generadas de
una limitada batería de consonantes que son similares a las usadas en el balbuceo,
fenómeno conocido como selectividad fonológica. Aunque hay algunas variaciones
individuales en el orden preciso de adquisición de los sonidos del habla, estos siguen
ciertos patrones generales en todos los niños (Bernthal and Backson, 1998).
El repertorio de las vocales es aprendido rápidamente (a los 18 meses), mientras que la
adquisición de todo el inventario del sonido consonántico continua durante años. El primer
sonido consonántico que es articulado correctamente son las consonantes nasales (/m/,
/n/), las oclusivas (/p/, /b/, /t/, /d/, /k/, /g/) y las no fricativas continuas (/h/, /w/, /y/); seguido
de algunas fricativas (/s/, /v/, /f/) y de los grupos consonánticos que son los últimos
sonidos articulados correctamente.
Hacia los 2 años de edad, los niños tienen una correcta pronunciación de los sonidos del
habla, aunque tienden a hacer algunos cambios característicos de sus pronunciaciones
que les sirven para simplificar la tarea de la articulación; cambios que desaparecen entre
los 2 y los 4 años. Los niños con más de 4 años que mantienen el uso de un número
significativo de estos procesos, afectando la comprensión de su habla, puede
considerarse que tiene un trastorno fonológico de la articulación. A partir de los 5 años,
los niños añaden destreza y sutileza al conocimiento de su sistema de sonidos.
¿Cómo desarrollan el vocabulario expresivo?
Las primeras palabras que el niño aprende a decir tienen propiedades en común. Tienden
a ser palabras para denominar nombres de personas u objetos y actividades con las que
el niño tiene contacto y que se usan frecuentemente en sus rutinas sociales interactivas
(ej.: adiós). Los niños utilizan las palabras erróneamente haciendo sobreextensiones,
usando una palabra para significar más de lo que realmente significa (ej.: “perro” para
nombrar animales), y subextensiones, usando una palabra para significar solo parte de su
significado real (ej.: “coche” para nombrar un coche que está en movimiento).
Estas primeras frases de los niños que consisten en una sola palabra, son llamadas
“holofrases” porque funcionan como frases y pueden expresar significados que son más
complejos que simples etiquetas (ej: un niño dice “mama” pero está intentando expresar
un mensaje más complejo “mama ven aquí”). Las primeras oraciones de los niños tienden
a expresar las mismas intenciones protoimperativas y declarativas que los niños
expresaban durante su primer año con gestos y vocalizaciones.
Aunque existen muchas variaciones individuales en el desarrollo del lenguaje expresivo,
estudios recientes sugieren que los niños de 24 meses de edad que producen menos de
50 palabras, pueden ser considerados representativos por debajo del registro normal del
lenguaje expresivo y tienen riesgo de tener desventajas lingüísticas crónicas (Paul, 1996).
La adquisición de vocabulario expresivo y receptivo continua creciendo rápidamente
durante el tercer año de vida.
A medida que el niño incrementa su vocabulario, desarrolla maestría sobre un registro de
categorías semánticas, términos espaciales, adjetivos, colores y también aprende a
producir y entender palabras interrogativas (qué, dónde) y pronombres personales.
Durante la edad preescolar los niños aprenden a usar y entender un gran número de
clases de palabras, dominan el uso de muchos pronombres, a excepción de los reflexivos
(me, te, se…) que no son aprendidos hasta la edad escolar. Muchos de los términos que
se usan para denominar la extensión de los miembros de la familia (ej. hermano), no son
finalmente entendidos hasta los 5 años.
Los términos temporales (antes, después, desde, hasta) se introducen en el vocabulario a
esta edad, aunque son usadas primero como preposiciones y solo después como
conjunciones subordinadas. A los 5 años, también aprenden a refinar el uso de los
adjetivos, añadiendo términos más precisos en su vocabulario.
¿Cómo construyen las frases?
Un primer aspecto del desarrollo sintáctico aparece alrededor de los 18 meses de edad,
cuando los niños empiezan a combinar palabras formando frases de tipo telegráfico. Son
frases estructuralmente formadas por la combinación de palabras que no siguen ningún
orden, pero que incluyen las palabras más importantes de las oraciones de los adultos,
omitiendo las palabras funcionales y las palabras finales.
Hacia finales del segundo año de vida, muchos niños empiezan a producir algunas frases
de 3 o 4 palabras. Estas expresiones más largas tienden a incluir los elementos más
significativos que no estaban incluidos en las expresiones anteriores, aumentando el
desarrollo de las producciones de sintaxis en los niños entre 2 y 5 años de edad. Durante
este período, los niños aprenden a elaborar palabras a través del uso de morfemas
gramaticales, unidades de significado que son expresados como inflexiones de nombres i
verbos, o como palabras funcionales como artículos y verbos.
Las diferencias encontradas entre los lenguajes se basan en el orden de adquisición de
morfemas gramaticales que reflejan el hecho de que algunos lenguajes tienen más
dificultades o complicaciones de codificación de los morfemas que otros. Entre los 3 y 5
años de edad, los niños aprenden la forma de los verbos y también de los plurales. Otros
morfemas gramaticales que son aprendidos durante este período preescolar incluyen el
comparativo y el superlativo.
Un segundo aspecto del desarrollo sintáctico incluye la expansión de las dos unidades
básicas de frases simples: la frase nominal (uso del sujeto u objeto como verbo) y la frase
verbal o predicativa (Miller, 1981).
Durante el período telegráfico, la frase nominal y verbal es un segmento de las frases que
generalmente contienen una sola palabra. En el tercer año de vida, el niño aprende a
elaborar estos elementos añadiéndoles palabras adicionales. Los niños continúan
incrementando la elaboración de oraciones básicas de nombres y verbos, también como
la complejidad de las frases tipo producidas durante los años preescolares.
Las frases nominales empiezan a ser más elaboradas y flexibles durante los años
preescolares adquiriendo la habilidad de marcar cada sujeto u objeto de las frases
nominales con un amplio registro y un gran numero de modificaciones.
Una tercera área del desarrollo sintáctico es la producción de varias frases tipo
disponibles en el lenguaje, que muestran un significativo desarrollo entre los 2 o 3 años
cuando adquieren las frases negativas y interrogativas.
El conocimiento básico de las normas del lenguaje en los niños se completa a los 5 años
y el desarrollo expresivo de los niños coge forma o mayor sutileza y da refinamiento a
este conocimiento esencial. Los errores gramaticales llegan a ser menos comunes,
aunque todavía pueden encontrarse en: las formas verbales, distinciones de plurales, la
forma de los pronombres y en la formación de verbos irregulares. Muchos aprendizajes
acerca de otros registros morfológicos, particularmente en los prefijos y sufijos, los cuales
aumentan el significado o lo modifican la parte del habla de una palabra, se realizan
durante la edad escolar. Estos progresos, así como, la adquisición de un lenguaje más
formal, lenguaje tipo literario con modelos de estructuras sintácticas, dependen
profundamente de la exposición al lenguaje literario y de las formas usadas en la
expresión escrita.
Los niños que no adquieran una buena lectura se verán limitados en su acceso a esa
mayor maduración de la forma de expresión, y el desarrollo de su lenguaje quedará
atrasado comparándolo con sus iguales. Las formaciones y los conceptos que deben
aprenderse a los 6 años, no consisten en nuevas estructuras, sino en la habilidad de
combinar un gran numero de estructuras complejas más comunes en las formas literarias
del lenguaje que en su comunicación diaria, pero estos cambios son más fáciles de
aprender con la escritura que hablando.
¿Cómo aprenden a conversar los niños?
Aunque con un año de edad, las conversaciones sean poco variables y inconexas, el niño
normalmente usa palabras que no van dirigidas directamente hacia el oyente.
En el estadio de las dos palabras, el lenguaje egocéntrico se mezcla con el lenguaje que
empieza a usarse para preguntar por necesidades y hacer observaciones acerca del
mundo que le rodea. Los niños pequeños pueden responder al habla de los adultos con
las formas comunicativas que ellos disponen –gestos, vocalizaciones o palabras-, pero no
están muy seguros respecto a su uso y a menudo necesitan su confirmación mientras
están hablando.
Los niños muestran su acuerdo con la obligación conversativa para hablar cuando prestan
reconocimiento a los comentarios de sus compañeros, a menudo con la imitación de una
porción de las declaraciones del compañero.
Una nueva función comunicativa emerge en la segunda mitad del segundo año. Los niños
de 12 a 18 meses de edad, normalmente hablan del aquí y ahora, haciendo comentarios
sobre objetos y eventos que son obvios en el contexto inmediato y que añaden poca
información al conocimiento del oyente; los niños más mayores empiezan a usar un
lenguaje que les sirve para aprender acerca del mundo y para proporcionar nueva
información al oyente. El uso de las preguntas es una manifestación del desarrollo de los
niños entendiendo que el lenguaje puede ser usado para aprender acerca del mundo que
les rodea. A los 2 años de edad, son los padres los que deben ayudar al niño en el
desarrollo de la cortesía como sistema obligatorio para hacer sus peticiones; uno de los
pocos aspectos del desarrollo del lenguaje que debe ser explícitamente enseñado.
Un adelanto en la destreza de la comunicación en el tercer año de vida, es la expansión
de los propósitos en que el lenguaje puede ser usado. Hacia los tres años, el desarrollo
pragmático empieza a ser más sofisticado e interactivo. El discurso egocéntrico y la
ecolalia desaparecen gradualmente, mientras que el registro de funciones del lenguaje se
incrementa. El lenguaje del niño es ahora utilizado para anunciar intenciones y describir
acontecimientos.
Hay un creciente conocimiento de las funciones conversacionales del lenguaje, siendo
más probable en los niños el esperar respuestas y menos probable el ignorar
interrupciones (Garvey and Berniger, 1981).
Existe un desarrollo rápido de la técnica pragmática entre los 3 y 5 años de edad. El
lenguaje es más usado para anunciar intenciones y describir sucesos continuos, pero hay
también un aumento del uso del lenguaje para describir sucesos e incidentes del pasado y
relatar incidentes del pasado hacia sucesos presentes.
Durante el periodo preescolar, el lenguaje empieza a ser utilizado con el propósito de:
razonar, solucionar problemas, controlar pensamientos y acciones, relatar sucesos y
construir juegos imaginativos complejos (Tough, 1977).
El lenguaje llega a ser un instrumento del pensamiento más que un sistema mediante el
que uno hace con las palabras, como los niños lo usaban primariamente. Esta función del
lenguaje contribuye a la intelectualización de los niños, por eso al crecimiento del lenguaje
y la cognición se les presta mucha atención durante los años preescolares.
Alrededor de los 3 o 4 años, los niños empiezan a usar estrategias lingüísticas para
proporcionar conexiones entre las ideas que ellos hablan en sus conversaciones y
también son más expertos en la interrupción de conversaciones. Sin embargo, raramente
solicitan clarificaciones cuando no entienden algo mal y no pueden reformular su lenguaje
o proporcionar bases ausentes de información cuando el oyente parece confuso. En la
edad preescolar, cuando se incrementa la competencia lingüística, el niño puede
participar en muchas más situaciones comunicativas, pudiendo establecer conversaciones
con sus familiares pero también con otros niños y adultos que no sean de la familia.
Aunque a esta edad necesitan menos ayuda de los familiares para tener éxito al hablar, la
conversación entre padres e hijos sigue teniendo un papel importante en la construcción
del mundo social del niño. Los padres les enseñan que hacer en las diferentes
situaciones, como comportarse, que esperar y les ayudan a interpretar situaciones
verbalmente, proporcionándoles razones y explicaciones.
El lenguaje por sí mismo llega a ser parte de la experiencia de las relaciones sociales y
los preescolares son socializados lingüísticamente tanto como comportalmente en la
comunidad en la cual están esperando dirigir.
Hablando con sus iguales en el contexto del juego, el niño aprende como puede usar el
lenguaje para iniciar y construir relaciones sociales. Muchos preescolares en su juego
interactivo dan mucha importancia al lenguaje como medio y aprenden a explotar su
flexibilidad en el uso del lenguaje de forma interactiva.
¿Cómo se desarrolla la narrativa?
La narrativa se basa en prolongados monólogos que implican el informar de las acciones
de la gente, animales u objetos. Es un lenguaje que se refiere a eventos externos dentro
del contexto inmediato.
Los niños menores de 2 años pueden contar historias, aunque sus narraciones no son
fieles a las estructuras gramaticales. Cuando los niños progresan en la edad preescolar,
sus historias gradualmente se van pareciendo más a las formas convencionales usadas
por los adultos. Hacia los 6 años muchos niños pueden relatar de manera más o menos
coherente, siguiendo el formato gramatical, y continúan desarrollando sus habilidades
narrativas, incrementando maneras cada vez más sofisticadas de creación narrativa
cohesión.
El desarrollo pragmático del lenguaje, continua durante los años escolares, empieza a
usarse en muy diversas series de interacciones sociales, que incluyen contar historias,
divertidos/simpáticos rituales de juego, compartir ideas, proporcionar ejemplos, hablas de
perspectivas, discutir problemas y valoración de alternativas. Gradualmente, la habilidad
de los chicos para narrar historias llega a ser más sofisticada, proponiendo de una cadena
temporal para acercarse hasta la habilidad de conectar elementos lógicamente y
desarrollar un tema central.
Las habilidades metalingüísticas continúan mejorándose a través de los años escolares,
sirviéndose para hacer de ambos causa y consecuencia de la adquisición de la capacidad
de leer y escribir. La habilidad de usar el lenguaje para hablar de lenguaje también se
manifiesta en el juego de los niños. Empiezan a usar palabras para divertirse con ellas.
Los niños muestran que ellos entienden no solamente el significado de la palabra, sino
también otras propiedades independientes del significado, como el sonido de la palabra y
su similitud de sonido con otras palabras.
Empiezan a entender palabras con múltiples significados, por lo que tienen que pensar
acerca de que representan y como está representadas. El uso del lenguaje en el roleplaying también demuestra la destreza metalingüística del niño. La emergencia de estas
habilidades metalingüísticas sirve de base para la adquisición de la capacidad de leer y
escribir durante los años de escolares.
Una importante forma metalingüística que emerge en el principio de la escuela es la
habilidad de echar abajo palabras en unidades de sonido y asociar ese sonido con letras.
Este conocimiento fonológico, ha sido demostrado en un largo número de investigaciones
por facilitar más tarde la habilidad para la lectura. El niño también aprende que una
“palabra” puede ser pensada como parte de un concepto que ella significa, y que puede
ser identificada como un símbolo escrito.
Los niños aprenden que las palabras pueden ser echadas abajo en unidades más
pequeñas de sonidos y que estos sonidos pueden ser representados como letras que
pueden ser descifradas en las palabras habladas. Otra adquisición metalingüística
adquirida durante los años escolares implica la habilidad para definir palabras usando
sinónimos o categorías términos en lugar de simples estados una función o para darle
asociación personal.
La habilidad de discutir la estructura del lenguaje esta también incluida como forma
metalingüística.
En la edad escolar los niños aprenden a identificar las partes de una palabras (como
sílabas primero y al final sonidos) y parte del habla. Ellos aprenden a discutir similitudes y
diferencias en el significado entre palabras y a hablar acerca de las ambigüedades en
significado y figurativamente uso del lenguaje. A diferencia de otras áreas la adquisición
del lenguaje que nosotros hemos estado discutiendo, sin embargo, aunque la adquisición
de este metalenguaje es altamente dependiente de las instrucciones. No son parte del
progreso “natural” del lenguaje y los niños no “aprenden” estos tipos profundamente
exponiéndose en instrucciones directas, no necesariamente las aprenden en su propio.
Referencias Bibliográficas:
Bernthal JE, Bankson NW: Articulation and Phonologic Disorders. Needham Heights, MA,
Allyn and Bacon, 1998.
Carey S: The child as word learner. In: Halle M, Bresnan J, Miller GA (eds): Linguistic
Theory and Psychological Reality. Cambridge, MA, MIT Press, 1978.
Miller (1981)
Paul, R (1996)
Tough J: The development of Meaning. New York, Halsted Press, 1977.
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