GRUPO DE POLÍTICA MONETARIA Comunicado Martes 10 de Julio de 2007 ___________________________________________________________ ANGEL CABRERA, RODRIGO CERDA, LUIS FELIPE LAGOS, FRANCO PARISI. AUSENTE: TOMAS FLORES El GPM recomienda, por unanimidad, que el Banco Central aumente la tasa de política a un 5,25%. Esto, debido a que un conjunto de shocks de precios internacionales, en un contexto de crecimiento dinámico de la demanda agregada, generan el peligro que los indicadores de inflación continúen incrementándose y permanezcan por sobre el centro del rango meta por un tiempo prolongado. Tal como ocurrió en los 2 meses previos, los datos de inflación del mes de junio superaron ampliamente las expectativas del mercado. De esta forma, las tasas de variación mensual del IPC y del IPCX fueron, respectivamente, 0,9% y 0,5%. Con ello, las correspondientes tasas acumuladas anuales se elevaron, en ambos casos, a un 3,2%. Por su parte, la tasa acumulada anual del IPCX1 se elevó a un 3,5%. Al igual que en abril y mayo, la causa directa de estas cifras de inflación relativamente elevadas fue una combinación de alzas bruscas en precios internacionales de alimentos y combustibles, a lo que en esta ocasión se agregaron alzas significativas en las tarifas de servicios básicos. Con respecto a las expectativas de inflación, éstas se han elevado a un nivel superior a 4% para diciembre y levemente sobre 3% para horizontes de más largo plazo. Aún cuando parece poco probable que las mencionadas alzas de precios internacionales sigan repitiéndose en forma sistemática, los antecedentes microeconómicos disponibles indican que, en la mayoría de los casos, también es poco probable que ellas se reviertan en el corto plazo e incluso es posible que algunas de ellas se intensifiquen por algún tiempo más. Esto, en un contexto de crecimiento dinámico de la demanda agregada, hace altamente probable que en los próximos meses se observen efectos de segunda y tercera ronda en los mercados locales, los que generarían un grado de persistencia inflacionaria relativamente elevado. Las implicancias de esta situación para la política monetaria son complejas, ya que, aún cuando los shocks causantes de la actual situación inflacionaria puedan tener una persistencia prolongada, al no repetirse en forma sistemática, sus efectos eventualmente desaparecerán. Dado esto, en principio, el Banco Central simplemente podría esperar a que ello ocurra. Más aún, cuando las mismas alzas de precios de alimentos y energía están mermando el poder adquisitivo de los consumidores, lo que debería tender a moderar el ritmo de expansión de la demanda. Además, tal como se apreció en el mes de mayo, los efectos de la crisis energética ya han comenzado a impactar negativamente los datos de actividad por el lado de la oferta agregada, tendencia que probablemente se intensificará durante los próximos meses. Sin embargo, el riesgo asociado a una eventual inacción por parte del Banco Central radica en que ello podría provocar una pérdida de credibilidad en su compromiso antiinflacionario, lo que, en caso de ocurrir, se traduciría en un desanclaje de las expectativas inflacionarias. En ese hipotético escenario, el ajuste monetario que se requeriría posteriormente para recuperar la credibilidad perdida sería mucho más severo y prolongado, con los consiguientes efectos negativos sobre la actividad económica. Este riesgo se incrementa aún más debido a que estos shocks de precios se manifiestan en un contexto de vigoroso crecimiento de la demanda agregada, que se manifiesta tanto en el consumo, inversión y creación de empleos. Además, éste ha sido reforzado por una política monetaria expansiva junto a un fuerte impulso fiscal. Este último, podría intensificarse si se revisa al alza el precio de largo plazo del cobre, además del mayor gasto que observaríamos por el concepto de acumulación de intereses. Esto podría hacer necesario futuras alzas en la tasa de interés. Se hace presente, en todo caso, que la futura dirección de nuestras recomendaciones deberá ser evaluada en su mérito a la luz de la evolución de los datos internos y externos relevantes.