AÑO DE GRACIA: CAMINO HACIA LA SANTIDAD A lo largo de Mes de Junio celebramos al Sagrado Corazón de Jesús, devoción tan marcada en la vida del Padre Arnoldo. Es por eso que queremos adentrarnos en ella para descubrir las consecuencias de esta devoción en la vida de Arnoldo. Hasta el día de hoy se preservó el cuadro que nuestro fundador contemplaba. Imagen fuera de lo común en la cual se une el Sagrado Corazón de Jesús con la imagen del Buen Pastor. Basta contemplar detenidamente este cuadro para poder captar la inmensa riqueza de la espiritualidad de Arnoldo que fluye de esta devoción. El Corazón de Jesús es la experiencia del amor de Dios encarnado en Jesús. Este Corazón en llamas y expuesto refleja la experiencia de Amor ardiente de Dios esperando el amor de los hombres, rodeado con la corona de espinas en señal de la plenitud de la entrega. De este inmenso amor fluye el cuidado del rebaño, un cuidado personal, delicado, cercano. Lo vemos en esta misma imagen donde Jesús lleva sobre su hombro una oveja, inclina hacia ella su cabeza con ternura y la sostiene con su mano derecha. Junto con esta vulnerabilidad por un lado, la imagen de la mano izquierda con el bastón refleja el poder y el señorío de Jesús. El Padre Arnoldo expresa así su vinculo con el Sagrado Corazón de Jesús: "Antes de la Santa Misa, me ofreceré en unión con Jesús a Dios Padre, en el amor del Espiritu Santo, y cuando abandone el altar, encerraré mi corazón en el Corazón de Jesús. El Corazón de Jesús es esta fuente, este río desbordante del Salvador. El Corazón de Jesús, por el Espiritu Santo que procede de Él, nos vivifica y nos une con Él y de allí, volemos a este gran sagrario de gracias y amor para beber allí las aguas de las gracias del Espiritu Santo para nosotros y para toda la Iglesia en especial para aquellos que han sido puestos bajo nuestro cuidado". La devoción al Sagrado Corazón de Jesús hacía arder su corazón en el amor a Dios. El mismo expresa: “He entregado mi cuerpo y alma sin reservas a Dios, a fin de recibir la gracia de reconocer su amor y de vivir y morir sólo por él." Impregnado por este amor divino desea con todo su ser a que todos lo conozcan y lo amen. Por eso el siguiente lema es el motor de su vida "Viva el Corazón de Jesús en los corazones de todos los hombres". Arnoldo siente pasión por esta misión, pero a su vez la realidad de convivencia diaria lo confronta con su fragilidad humana. Vemos como en este arduo trabajo con su forma de ser deja transformarse por el Amor de Dios y su ternura. Atestiguan los más cercanos al fundador que si bien en los primeros años de fundación era muy estricto y rígido, más tarde se fue poniendo suave y bondadoso. Después de una corrección de su amigo, dijo públicamente en la Misa de sus 25 años de sacerdocio. "Procuraré, pues, ser un padre siempre mejor. Perdónenme que aun no lo sea y recen para que sea un padre cada vez mejor. ¡Soporten mis defectos y faltas con paciencia!". En sus oraciones pidió "la sabiduría de un padre y el corazón de una madre" Cinco año después luego de otras llamadas de atención por su dura forma de ser y rigidez en la observancia, dijo: "Lo que me han expresado me recuerda también el deber que tengo de amar de corazón. Ruego al Sacratísimo Corazón de Jesús y pido al amor eterno del Espiritu Santo que me comunique este amor siempre más y más. Y si quisieran prestarme un servicio muy especial, ayúdenme a implorar algo de la plenitud del Amor divino para mi frío corazón y sepan que en este momento no tengo en mente en primer lugar el amor a Dios, sino el amor a todos ustedes. ¡Cuan agradecido estaría a Dios, nuestro Señor, y cuan agradecido a ustedes si me obtuvieran este amor." Su cordialidad y delicada consideración, practicadas incluso hacia los que le habían causado amargos sufrimientos, no eran dones naturales, sino virtudes logradas en la dura lucha de la vida. Y es por eso que su amor a los demás debe ser considerado heroico y se inspira en su contemplación del Sagrado Corazón de Jesús. Contemplemos esta imagen de Jesús y dejémonos transformar por este amor que se consume en llamas por nosotros y se expresa en la ternura del Buen Pastor: Dejemos que Jesús llene nuestro corazón de amor y ternura. Identifiquémonos con la oveja y dejemos que Jesús nos cargue sobre sus hombros. Dejemos que se graven en nuestro corazón los rostros de los que nos rodean. Carguemos a los más débiles sobre nuestros hombros.