Los principios de la doctrina social de la Iglesia son los puntos de apoyo de toda la enseñanza social católica. EL PRINCIPIO DEL BIEN COMUN: se entiende por bien Común al conjunto de condiciones de vida social que hacen posible a las personas el logro más pleno y fácil de la propia perfección. Una sociedad que quiere estar al servicio del ser humano pone como meta el bien común. Por el se respeta y se promueve integralmente a la persona humana. Es un deber de todos los miembros de una sociedad ya que todos tienen derecho a gozar de las condiciones de vida que resultan de su búsqueda, y principalmente, corresponde al Estado velar por garantizar su pleno desarrollo armonizando los diversos intereses de los grupos y de los individuos. PRINCIPIO DE SUBSIDIARIEDAD: Es un principio nuevo, que la Iglesia ha aportado al mundo y que se encuentra presente desde la primera Encíclica Social, pero es en "Quadragesimo Anno" (1931) donde se define y explica. De acuerdo a este principio todas las sociedades de orden superior, deben ponerse en actitud de ayuda (subsidium), de apoyo, de promoción y de desarrollo respecto de sociedad menores y más necesitadas. En síntesis, supone respecto por las personas, la familia, las asociaciones y las organizaciones intermedias y exige ayuda por parte del Estado para protegerlas y potenciar su actividad en la sociedad. PRINCIPIO DE PARTICIPACION: La participación en la vida democrática es fundamental e ineludible para el católico, quien debe saber que esta no se limita a algún sector particular de la vida social sino que se extiende a todos los ámbitos donde se desarrolla el ser humano. Por medio de la participación el católico está llamado a ofrecer la visión completa del mundo que le ha legado Jesucristo, he intentar con fuerte empeño moral que la gestión de la vida pública sea honesta y orientada al bien común. EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENES: el principio del uso común de los bienes es el principio de todo ordenamiento ético- social y, particularmente, de la doctrina social cristiana ya que todo lo que es un bien es un acto mismo de Dios que ha creado al mundo y al hombre. En consecuencia los bienes creados deben llegar a todos, con justicia y caridad. Afecta también al derecho de propiedad ya que la doctrina social cristiana nunca ha aceptado el derecho a la propiedad privada como absoluto y exhorta a reconocer la función social de cualquier forma de posesión privada. Por último exige una opción preferencial por los pobres. La miseria Humana es el signo de la realidad de los hombres. Por el respeto a este principio sabemos que la persona no puede prescindir de las condiciones básicas para su existencia y que toda situación de marginación y miseria no nos puede ser ajena, PRINCIPIO DE SOLIDARIDAD: Muestra como ninguno la necesidad de reconocer la interdependencia entre los hombres y los pueblos. Esta interdependencia no nos hace indiferente frente a las desigualdades sociales y nos impulsa a buscar una igualdad éticosocial. La solidaridad no es solo un sentimiento es una verdadera virtud moral, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común.