UN RETIRO CON ARRUPE CVX-Galilea Madrid, enero de 2010 1 P. Pedro Arrupe, S.J. (1907-1991) 2 Tiempos del Retiro + Entrada. Bendición de la Casa del Señor Primera oración. Oración de la pequeña catedral Oración nocturna. Oración de los desaparecidos Segunda oración. Oración del apóstol Arrupe Un cómic sobre Arrupe para los niños Eucaristía 3 ORACIÓN DE BENDICIÓN DE LA CASA DEL RETIRO (LA CASA DEL SEÑOR) (Salimos todos de la casa dejándola vacía. Nos agrupamos en el exterior de la gran puerta de la finca, con las puertas cerradas.) Guía: Esta casa es “Casa de Oración”, una de las casas de la oración igual que lo es nuestro hogar, nuestro cuerpo, nuestra vida. LA CASA DEL SEÑOR1 Señor, quiero vivir en tu casa Por tiempo sin fin. Enséñame dónde está tu casa. La casa del Señor es “casa de oración”. Por eso, entrado en la oración Siento mi corazón herido Por la hermosura de tu Corazón, Que es la “casa del Señor”. Así, Abrasado en el fuego de tu Corazón, Pueda yo penetrar en la hermosura del Señor, Y también Enseñar a los demás las riquezas de ese Corazón. La pasión por tu casa me consumirá. Por eso, Sin salir nunca de tu casa “habitaré en la casa del Señor Por años sin término”. (Traemos una fuente con agua) 1 Pedro Arrupe. Oración de Japón, 1954. 4 UNA ANTIGUA TRADICIÓN OLVIDADA Guía: Hay una antigua tradición para bendecir las iglesias con agua. Al agua se añaden tres ingredientes: sal, ceniza y vino. Guía: Echamos la sal, signo del compromiso en la transformación del mundo. Todos: “Vosotros sois la sal del mundo” (Cada uno coge un poco de sal y la echa en el agua) Guía: Echamos las cenizas, signo de que todo pasará menos la Gloria del Señor. Todos: “El espíritu de Dios sopló en el valle de los huesos secos y todo recobró vida” (Cada uno coge un poco de cenizas y la echa en el agua) Guía: Echamos vino, fruto de la pasión y resurrección de Cristo que venció a la muerte. Todos: “Rogad al señor para que envíe obreros a su viña” (El presidente de la comunidad coge vino y lo echa en el agua, como signo de la vinculación con la Iglesia) 5 (Dos lectores recitan el siguiente poema) CANCIÓN DEL MAR (Shirat Hayam) Ex 15, 1-18 (Cantan a dos voces Moisés y su hermana Miriam) Yo cantaré al Señor, que ha triunfado de Gloria Él hundió en el Mar los caballos y los carros. El Señor es mi fuerza y mi protección, Él me salvó, Él es mi Dios y mi Gloria, Es el Dios de mis padres: Yo proclamo su grandeza. El Señor es un luchador, Su nombre es El Señor. Él arrojó al Mar los carros del faraón y sus ejércitos, Lo más poderoso de su ejército se hundió en el Mar. El abismo los cubrió, Cayeron como una piedra a lo profundo del Mar. ¿Quién es como Tú, Señor, entre los dioses? ¿Quién, como Tú, Gloria entre lo Santo? Terrible por tus hazañas, Autor de lo increíble. Guías con tu fidelidad al Pueblo que rescataste Y nos conduces con tu poder hacia tu santa casa. Tiemblan los pueblos al oír la noticia, Se estremecen, cunde el pánico, Un temblor sacude, desfallecen todos, El pánico y el terror los invaden Hasta que pasa tu Pueblo, Señor. Tú nos llevas y plantas en la montaña de tu legado, En el lugar que preparaste para tu casa, En el santuario que fundaron tus manos. ¡El Señor reina eternamente! Cuando los ejércitos del faraón, con sus carros y sus guerreros, Entró en medio del Mar, el Señor hizo que las aguas se volvieran contra ellos. Tu Pueblo, en cambio, cruzó el Mar como su fuera tierra firme. Entonces Miriam, hermana de Moisés, tomó en sus manos un tambor Y formaron un coro bailando y Miriam repetía: “¡Yo cantaré al Señor, que ha triunfado su Gloria! Yo cantaré, Yo cantaré, Yo cantaré”. Silencio. 6 (Quien guía la oración –o el sacerdote que presida, en su caso- pone la fuente de agua en el centro del grupo y todos se acercan formando un círculo y poniendo su mano encima del agua para bendecirla.) ORACIÓN DEL AGUA2 Señor, oh, Señor, Buen Padre, guardián de todas las cosas terrenales, Míranos con aprobación. Concédenos el regalo de las aguas del Jordán Y báñanos con las bendiciones de tu Espíritu Santo. Todos: Que así sea. Danos un agua santa. Todos: Que así sea. Danos un agua que limpie el pecado. Todos: Que así sea. Danos un agua que limpie el pecado. Todos: Que así sea. Danos un agua que regenere y proteja. Todos: Que así sea. Danos un agua viva que calme nuestra sed y nuestros corazones. Todos: Que así sea. (Traemos ramas. Vamos a hacer una oración de bendición del agua y luego entraremos cada uno con una rama –incluidos, sobre todo, los niños- y daremos una vuelta a la casa bendiciéndola. Nos quedamos ante la puerta de la capilla y rezamos la última oración) 2 Oración de la liturgia etíope que la Madre Teresa de Calcuta pronunciaba en la bendición de la mesa. 7 ESTAR CON JESÚS3 (Cada participante lee una frase mientras damos la vuelta a la casa) Él llama y manda :“Venid conmigo”, “seguidme”. Él es El Señor. Se le puede contestar o no, Resistir o secundar. Pero este “estar con Jesús” es determinante. Una forma de presencia por la que somos prendidos, alcanzados, reducidos, ganados. Habrá de producir en nosotros una transformación vital Profunda Una “nueva criatura”. Y como persona nueva, nacida de esta experiencia “Vivo, Pero no yo, sino que es Cristo quien vive en mí”. Este “estar con Jesús” es esencial para los Doce, Para captar la identidad de Jesús y los secretos del reino. “Estar con Jesús” se ordena a una adhesión personal Definitiva y finalmente, A una opción por Él que compromete toda la existencia de quien opta. “Estar con Jesús”, como opción personal, entraña una radicalidad: La del todo que ha de ser ofrecido. Ningún sector de nuestra vida puede eximirse de este seguimiento. Sólo desde esta actitud de don total se está en condiciones de garantizar La perseverancia en la opción y la coherencia de nuestra vida… Porque si nuestro seguimiento no tiende a esta radicalidad, Si de alguna manera parcelamos el Yo que debe seguir al Señor, La tentación de la componenda, de la claudicación, De la pequeña o gran traición tiene las puertas abiertas de par en par.” Toda acción eficazmente fermentadora de nuestro trabajo Tiene que brotar necesariamente vinculada a un real “estar con Jesús”. (A continuación, el que presida la comunidad nos bendice a todos con el agua en rama y en silencio entramos todos juntos en la casa hasta la capilla). 3 Oración en un retiro a sacerdotes, Collevalenza, Italia, 1975. 8 ORACIÓN DE LA PEQUEÑA CATEDRAL LA MÁS HERMOSA PUESTA DE SOL Canto. Señor, enséñanos a orar. “Hace algunos años, cuando visitaba una provincia de jesuitas en América Latina, fui invitado a celebrar la eucaristía en un suburbio, en una favela, en uno de los lugares más pobres de la zona. Unas cien mil personas vivían allí en medio del barro, porque este suburbio estaba construido en una depresión que se inundaba cada vez que llovía… La misa tuvo lugar bajo una especie de techumbre en mal estado, sin puerta, con perros y gatos que entraban libremente. El resultado me pareció, con todo, maravilloso. El canto repetía: “Amar es darse… ¡Qué bello es vivir para amar y qué grande tener para dar!” A medida que el canto avanzaba, sentí que se me hacía un gran nudo en la garganta. Tenía que hacer un verdadero esfuerzo para continuar la misa. Aquellas gentes, que parecían no tener nada, estaban dispuestas a darse a sí mismas para comunicar a los demás la alegría, la felicidad. Cuando en la consagración elevé la hostia, percibí, en medio del tremendo silencio, la alegría del Señor que se encuentra entre los que ama. Como dice Jesús: “Me ha enviado a predicar la Buena Noticia a los pobres”, y “felices los pobres”… Al dar la comunión, me fijé en que en aquellos rostros secos, duros, quemados por el sol, había lágrimas que rodaban como perlas. Acababan de encontrarse con Jesús, que era su único consuelo. Mis manos temblaban. Mi homilía fue corta. Fue sobre todo un diálogo. Me contaron cosas que no suelen escucharse en los discursos importantes, cosas sencillas, pero profundas y sublimes… [Al terminar la eucaristía] un tipo corpulento, con aspecto de delincuente y que casi daba miedo, me dijo: “Venga a mi casa. Tengo un regalo para usted”. Yo, indeciso, dudaba si debería aceptarlo, pero el jesuita que me acompañaba me dijo: “Acepte, padre, son muy buena gente”. Así que fui con él a su casa, que era una barraca medio destruida, y me invitó a sentarme en una silla desvencijada. Desde mi sitio yo podía contemplar la puesta de sol. El grandullón me dijo: “Mire, Señor, ¡qué hermosura!”. Nos quedamos en silencio durante algunos minutos. El sol desapareció. El hombre exclamó: “No sabía cómo agradecerle todo lo que hacen por nosotros. No tengo nada que darle. Pero pensé que le gustaría ver esta puesta de sol. ¿A qué le ha gustado?”. Y me dio la mano.” P. Pedro Arrupe 9 Pedro Arrupe fue un hombre de los más amplios horizontes, abierto al mundo, uno de los profetas que comprendió al mundo entero sin fronteras como una única comunidad llena de milagros y dolores. Pedro Arrupe recorrió todas la fronteras del planeta conociendo desde Roma o Nueva York hasta las nuevas fronteras y lugares más escondidos y pobres como los campos de refugiados o las favelas. Pero a la vez Pedro Arrupe fue un hombre que conoció los más reducidos espacios. En Japón sufrió prisión y allí, en un pequeño calabozo, constituyó su pequeña catedral. Luego, como superior general de la Compañía, también tendría su pequeña catedral en la curia, en el corazón de Roma. Pequeños círculos desde donde orar. Arrupe es un hombre de horizontes mayores e interiores sin límites, cuanto más hacia afuera, más hacia adentro. Arrupe hacia afuera y Arrupe hacia adentro, como un único movimiento del Espíritu. (Un lector recita la siguiente oración) CUANTO MÁS AFUERA MÁS ADENTRO4 Si te abres hacia el exterior Debes no menos abrirte hacia el interior, Esto es, hacia Cristo. Si tienes que ir más lejos para socorrer necesidades humanas, Dialoga más íntimamente con Cristo. Si tienes que llegar a ser contemplativo en la acción, Procura encontrar en la intensificación de esta acción La urgencia para una más profunda contemplación. No temas llegar a ser como Él, Señal de contradicción y escándalo. Por lo demás, ni siquiera Él fue comprendido por muchos. Arrupe se encontró con personas que en su pobreza apenas tenían donde vivir, con refugiados que vivían en pequeños recintos. Pequeños círculos donde sobrevivir. 4 De su libro En Él sólo la esperanza. 10 Arrupe se encontró a personas sin Dios ni paz, metidos en sus pequeños círculos de materialismo y egoísmo. Pequeños círculos donde perder la vida y el alma. La oración de la mañana será la oración de los pequeños círculos. Contamos con cuatro metros de cuerda cada uno. Atémosla y hagamos un círculo alrededor nuestra. Vivamos una simbólica experiencia de prisión, celda, chabola; pequeña catedral de oración y cárcel de pobreza o increencia a la vez. Si estás sentado en un banco o silla, pon ese círculo de cuerda rodeando tus pies. Si estás sentado en el suelo, métete dentro de esa celda de cuerda. Ata la cuerda en sus extremos y forma ese pequeño lugar en el que vas a vivir una hora. Te invitamos a no salir de ese lugar como gesto de identificación con tantos que viven en tan poco y como gesto de identificación con aquel Arrupe en sus pequeñas catedrales. Te proponemos orar con Arrupe al Señor compartiendo con él su pequeña catedral (oratorio, prisión, campo de refugiados, favela). Para que la oración sea también comunitaria te invitamos a que al final de la oración, cuando nos juntemos de nuevo para finalizar, abras el círculo de tu “pequeña catedral” y ates el extremo de tu cuerda a la de quien reza a tu lado, formando un círculo mayor que queremos simbolice a toda la humanidad sin fronteras. Uno a uno iremos atando nuestra cuerda al otro y al hacer ese gesto, compartiremos lo que en la oración se haya movido en nuestro interior o aquellas palabras de Arrupe que más hondamente nos hayan llegado. A continuación hay una serie de oraciones compuestas por Arrupe5 que pueden ayudarnos a “estar con Jesús”. Vete entrando en su presencia en compañía de Arrupe, escuchando cómo sentía y se daba él a Jesús en la oración. 5 Algunos de los textos se han adaptado seleccionando secciones por brevedad o con mínimas variaciones. Para consultar las versiones originales, consultar el libro editado por José A. García “Orar con el Padre Arrupe” (Editorial Mensajero, Bilbao, 2007). 11 SÓLO JESÚS6 Aquí vengo, Señor, Para deciros Desde lo más íntimo de mi corazón Y con la mayor sinceridad y cariño De los que soy capaz, Que no hay nada en el mundo que me atraiga Sino Tú sólo, Jesús mío. Sólo quiero vaciarme de todo y de mí mismo Para amarte a Ti. ENCIÉRRAME EN TU CORAZÓN7 Señor, enciérrame En lo más profundo de tu Corazón. Y, cuando me tengas ahí, Quémame, purifícame, Inflámame, sublímame, Hasta la satisfacción perfecta De tus gustos, Hasta la más completa aniquilación de mí mismo. 6 7 Oración de Valkenburg, 1933. Arrupe tenía 26 años. Oración del 4 de mayo de 1974 12 ORACIÓN DE LOURDES8 Sentí a Dios tan cerca En sus milagros Que me arrastró violentamente Detrás de sí. Y lo vi tan cerca de los que sufren, De los que lloran, De los que naufragan En esta vida de desamparo, Que se encendió en mí El deseo ardiente de imitarle En esta voluntaria proximidad A los desechos del mundo Que la sociedad desprecia Porque ni siquiera sospecha Que hay un alma vibrando bajo tanto dolor. LA MANO DE LA MADRE9 Tú, Madre, Tu mano, suave, Llena de amor indecible, Fue formando aquel hombre Que había de llevar Una vida de trabajador humilde, Y que, después de vivir pobremente La vida de apóstol, Se ofreció desnudo Sobre el ara de un leño áspero. Ayúdanos, María, Y fórmanos como otro Jesús. Tú puedes hacerlo De un modo muy especial: La madre de madre es insustituible: No se ha inventado Ni el hombre podrá inventar jamás Con toda su técnica, Ningún sustitutivo Para la mano y el corazón De una madre. Te lo pido, Señora: Ponme con tu Hijo. 8 Esta oración la escribió Arrupe antes de entrar en la Compañía de Jesús, tras su peregrinación a Lourdes, donde fue testigo de tres curaciones. 9 Oración en un encuentro en México, 15 de noviembre de 1972. 13 LA PALABRA CREADORA10 Habla, Di la palabra creadora, La que hace lo que dice, La que creó el mundo, La que se encarnó y lo salvó. Esa misma palabra que habita En el fondo de mi alma -tan silenciosa… porque yo no soy digno de oírlaPero que quiere hablarme. Esa palabra llena de fuerza, Que al formarse en mi interior Y subir a mis labios y a mi conciencia Va transformando a su paso todo mi ser. Palabra silenciosa Pero tan poderosa Que crea lo que significa y dice en mí. Palabra que, una vez salida, De mi espíritu y de mis labios, Transforma almas, ilumina espíritus, Realiza empresas Más allá de lo esperado, Infunde nueva fuerza A los que no pueden moverse. Esa palabra iluminadora, pues es luz, A cuya expresión todo resulta claro Con claridad de eternidad. Es que tus palabras O las palabras vivificadas por Ti No obran en el oído sino en el corazón. Tú mismo estás en el interior del que oye. Háblanos, Señor, que necesitamos oírte. ¡Háblanos, que tus siervos escuchan! 10 Oración en una reunión de provinciales, Bogotá, Colombia, 9 de agosto de 1977. 14 ORACIÓN DE LA ZARZA11 Al ahondar más y más Te encuentro en el fondo mismo de mi ser Amándome, Creándome Para que no me reduzca a la nada, Trabajando por mí, Para mí, conmigo, En una comunión misteriosa de amor. Concédeme, Señor, Que yo comience a ver con otros ojos Todas las cosas; A gustar de tus cosas Y saber comunicarlas a los demás. Dame aquella claridad de entendimiento Que diste a Ignacio. Deseo, Señor, Que comiences a hacer conmigo de maestro Como con un niño, Pues estoy dispuesto a seguir Aunque sea a un perrillo Para que me indique el camino. Que sea para mí tu iluminación Como fue la zarza ardiente para Moisés. Es decir, el llamamiento A emprender un camino Que será oscuro, Pero que se irá abriendo ante nosotros, Como le sucedió a Ignacio, Según lo iba encontrando. Por eso, quiero sentir como él Que todo termina en Ti. 11 Final de un documento de 1980, “Inspiración trinitaria del carisma ignaciano”. 15 COLOQUIO DE UN ALMA POBRE12 Señor, cuando me siento ciego y sin luz Para comprender lo que debo hacer yo O sugerírselo a los demás, Vienen a mis labios las palabras Del ciego del Evangelio: “Señor, que vea”. Dame, sobre todo, sensibilidad Y prontitud para escuchar, Para que pueda oírte Cuando llamas a mi puerta: “Mira que estoy a la puerta y llamo”. A veces, Señor, me encuentro Interiormente tan pobre, Tan sucio, tan lleno de heridas. Extiéndeme tu mano, Como hiciste con el leproso del Evangelio: “Si quieres puedes limpiarme”. Danos tu fuerza Para cumplir nuestra misión, La misma fuerza Que diste a los apóstoles, Cuando los llamaste para seguirte, La que diste a Mateo Cuando le dijiste: “Sígueme. Y él se levantó y le siguió”. Siguiendo el consejo De tu Madre en Caná: “Haced lo que Él os diga”, Estamos ciertos de que, Si acogemos tus palabras, Tu fuerza todopoderosa No sólo cambiará el agua en vino, Sino que hará De nuestros corazones de piedra Corazones de carne. Por eso te pedimos: “Ayuda mi falta de fe”. 12 18 de junio de 1975. 16 MÁS QUE NUNCA13 Yo me siento, más que nunca, En las manos de Dios. Eso es lo que he deseado toda mi vida, Desde joven. Y eso es también lo único Que sigo queriendo ahora. Pero con una diferencia: Hoy toda la iniciativa la tiene el Señor. Les aseguro que saberme Y sentirme totalmente en sus manos Es una profunda experiencia. 13 Últimas palabras de Arrupe, leídas en su presencia por el P. Ignacio Iglesias ante la Congregación General el 3 de septiembre de 1983. 17 ENSAYO DE CANTOS SI TIENES FE (Canto de Miriam a la salida de Egipto del Pueblo de Israel14) + Cada noche oré, no sé si alguien me escuchó. En el alma una canción que nunca entendí. No hay miedo en mi interior aunque haya tanto que temer, No verás montañas porque en Dios está el poder. Habrá milagros hoy si tienes Fe, la ilusión no ha de morir. Un gran milagro hoy al fin veré, si tienes fe lo lograrás, Podrás si tienes fe. Malos tiempos son, ni la oración ayuda ya, La esperanza puede huir cual pájaro y volar. Mas hoy yo sigo aquí creciendo en gozo y en amor Con la Fe y la devoción que nunca imaginé. Habrá milagros hoy si tienes Fe, la ilusión no ha de morir. Un gran milagro hoy al fin veré, si tienes fe lo lograrás, Podrás si tienes fe. Ashíra L’Ádonai, Ki Gáoh Ga-áh15 (Yo cantaré al Señor que ha triunfado su Gloria) Ashíra L’Ádonai, Ki Gáoh Ga-áh (Yo cantaré al Señor que ha triunfado su Gloria) Michamochá baelím Adonái (¿Quién como Tú, Señor, entre otros dioses?) Michamochá nedár Bakódesh (¿Quién como Tú, Gloria de la Santidad?) Nachítah v’chas-da’chá ám zu Ga-álta (Por tu Gracia, guiaste al Pueblo que redimiste) Nachítah v’chas-da’chá ám zu Ga-álta (Por tu Gracia, guiaste al Pueblo que redimiste) Ashíra, Ashíra, Ashíra (Cantaré, cantaré, cantaré) Habrá milagros hoy si tienes Fe, la ilusión no ha de morir. Un gran milagro hoy al fin veré, si tienes fe lo lograrás, Podrás si tienes fe. 14 Canción procedente de la película de animación El Príncipe de Egipto (1998). Autor: Stephen Schwartz. 15 Estas frases en hebreo corresponden al poema del Éxodo (Ex 15, 1-18) “Canción del Mar”, llamado en hebreo “Shirat HaYam”. 18 SEÑOR ENSÉÑANOS A ORAR SEÑOR, ENSEÑANOS A HABLAR CON NUESTRO SEÑOR, ENSEÑANOS A ABRIR LAS MANOS A ORAR, PADRE DIOS. A ORAR, ANTE TI. Orar con limpio corazón que sólo cante para ti, con la mirada puesta en ti, dejando que hables, Señor. Orar buscando la verdad. Cerrar los ojos para ver. Dejarnos seducir, Señor, andar por tus huellas de paz. Orar hablándote de ti, de tu silencio y de tu voz, de tu presencia que es calor, dejarnos descubrir por ti. Orar también en sequedad. Las manos en tu hombro, Señor. Mirarte con sinceridad. Aquí nos tienes, ¡oh Señor! 19 ORACIÓN DE LOS DESAPARECIDOS Si una experiencia marcó a Arrupe ante el mundo fue haber sido testigo de la bomba atómica lanzada contra la ciudad de Hiroshima. Los jesuitas tenían dos comunidades en Hiroshima. Una estaba muy cerca del centro de la explosión y otra, la comunidad de novicios –cuyo formador era Arrupe- estaba más a las afueras, viéndose sólo afectada por la onda expansiva. Arrupe fue un hombre que desde su temprana juventud convivió con las mayores miserias de su tiempo. En su vida universitaria en Madrid visitaba los barrios más pobres de la ciudad. En Nueva York trabajó con las bandas juveniles del Bronx y visitaba la prisión. A lo largo de su vida buscó ver y escuchar los mayores dramas de su tiempo, impulsó el compromiso de la Compañía con los pobres, contra las dictaduras en todo el mundo y, especialmente fue muy querida para él la acción a favor de los refugiados. Arrupe fue voz para tantos que pasaban invisibles a ojos del mundo.Arrupe entró en las “noches oscuras” de su tiempo con la sola vela de su humilde Fe. Tras la explosión atómica en Hiroshima, por distintos puntos de la ciudad las personas se consumieron instantáneamente y sólo quedó de ellas una silueta. Como la silueta que la policía dibuja del asesinado con una línea blanca, hay personas de las que sólo conocemos eso. Invitamos a la comunidad en retiro con Arrupe, a que meditemos sobre los desparecidos de nuestro tiempo, a que busquemos sus siluetas en la noche y a que le demos nombre y voz. Para ello, con las dificultades de la 20 noche oscura, hemos distribuido por todo el exterior siluetas de desaparecidos, formadas por tiras de papel. Están colgadas, medio enterradas, escondidas, perdidas. Son desaparecidos. Buscadlas, rescatadlas del olvido. Primero rezaremos una oración en la capilla juntos. Luego estamos invitados a seleccionar un gran drama concreto de nuestro tiempo, aquel que mejor conozcamos porque hemos leído, nos ha captado, nos hemos comprometido (por ejemplo, las mujeres de Ciudad Juárez, los refugiados del Sahara, la oposición reprimida de Irán, las víctimas del Tsunami en Indonesia, del Katrina en Nueva Orleáns, etc.). Son noches oscuras de nuestro siglo. Salid a buscar las siluetas y cuando las encontréis, buscad un lugar donde escribir en la silueta aquello que recordéis de la noche oscura sobre la que habéis meditado. Luego, juntémonos de nuevo en la capilla y compartamos los dolores del mundo a los que Arrupe nos impulsa a responder. No nos ahorremos la contemplación del pecado, la división y el dolor. Sólo quien comparte la pasión del mundo, se unirá a la resurrección de la historia. TAN CERCA DE NOSOTROS16 (Plegaria del suburbio) Tan cerca de nosotros No había estado el señor, Acaso nunca; Ya que nunca habíamos estado Tan inseguros. 16 Oración pronunciada por Arrupe en una eucaristía celebrada en un suburbio de Latinoamérica en 1969. 21 ORACIÓN DEL APÓSTOL ARRUPE “Hombres para los demás”, es uno de los lemas más repetidos de todos los que nos dejó el padre Arrupe. En él muestra el creativo y ardiente sentido apostólico que le caracterizaba. ¿Cómo responder a un mundo en el que se multiplican la injusticia y la increencia’ ¿Cómo descubrir todo lo bueno en lo que progresa el mundo y las personas y que supone nuevas oportunidades para cooperar y aprender? Arrupe impulsó una nueva evangelización de las fronteras y promovió una nueva mística del apostolado, una mística de la acción, resumida en la conocida fórmula “contemplativos en la acción”. Invitamos a la comunidad a orar su vida de misión –su misión vital- en compañía de Arrupe, dejándonos acompañar e inspirar por sus oraciones. Con él, decimos todos juntos antes de comenzar el tiempo de oración: CONSAGRACIÓN17 Te prometemos con tu favor y ayuda Consumir todas nuestras energías Y nuestras vidas por este único ideal: Que todas las almas que Tú nos has encomendado Y el mundo entero Conozcan las riquezas insondables de tu corazón Y se abrasen en tu amor. 17 Consagración en Japón, 1940. Arrupe tenía 33 años. 22 NADA MÁS PRÁCTICO18 Nada es más práctico Que encontrar a Dios; Que amarlo de un modo absoluto Y hasta el final. Aquello de lo que estés enamorado Y arrebate tu imaginación Lo afectará todo. Determinará Lo que te haga levantar por la mañana Y lo que hagas con tus atardeceres; Cómo pases los fines de semana, Lo que leas Y a quien conozcas; Lo que te rompe el corazón Y lo que te llene de asombro Con alegría y agradecimiento. Enamórate, permanece enamorado Y eso lo decidirá todo. 18 Oración en Estados Unidos. 23 VIVIR LA FE A LA INTEMPERIE19 Ser testigos de Jesús siempre, Pero más en nuestro mundo secularizado, Requiere hombres de Fe, Amplia experiencia de Dios Y de generosa comunicación de esa experiencia. Tener hoy la intuición y el valor De realizar creativamente nuestras opciones Requiere una docilidad al Espíritu Que no se consigue sino como don, Fruto de humilde escucha de ese Espíritu En el seno de una vida verdaderamente de oración. Todo ello es impensable sin un don de Dios Implorado en humilde oración. Vivir nuestra Fe y nuestra Esperanza a la intemperie, “Expuestos a la prueba de la increencia y de la injusticia”, Requiere de nosotros más que nunca la oración Que pide esa Fe, Y que tiene que sernos dada en cada momento. La Fe no es algo adquirido de una vez, Puede debilitarse y hasta perderse, Necesita ser renovada, alimentada, fortalecida constantemente. La oración nos da a nosotros nuestra propia medida: Destierra seguridades puramente humanas Y dogmatismos polarizantes Y nos prepara así, en humildad y sencillez, A que nos sea comunicada la revelación Que se hace únicamente a los pequeños. 19 Carta a toda la Compañía de Jesús, 1 de noviembre de 1976. 24 LA AUDACIA DE LA MISIÓN20 Los jueces de Israel, sin esperarlo, Sin nada que les predispusiese, Sin poder poner resistencia, Sencillos hijos de aldeanos, Sansón, Gedeón, Saúl…, Fueron cambiados por Ti brusca y totalmente. No sólo fueron capaces De gestos excepcionales De audacia o de fuerza, Sino que se vieron dotados De una nueva personalidad, Se sintieron capaces de realizar Una misión tan difícil Como la de liberar un pueblo. Sintiendo la dificultad de mi misión, Desearía yo Una acción muy profunda tuya en mi alma: Que no sólo descendieras, Sino que reposaras sobre mí. Con aquella voz Que Tú haces gemir En el fondo de mi ser, Pido la efusión plena de Ti mismo, Semejante a la lluvia copiosa Que devuelve la vida A la tierra sedienta Y como soplo de vida Que viene a vivificar Las osamentas secas. 20 Alocución final a la Congregación de Procuradores, en Roma, 5 de octubre de 1978. 25 SED BUENOS21 ¡Sed buenos! La maldad parece que está Adueñándose del mundo, Ocupa cada vez mayores espacios Y penetra cada vez más profundamente. ¡Sed buenos! ¡Sed buenos! Buenos en vuestro rostro. ¡Sed buenos en vuestra forma de escuchar! De este modo experimentaréis, Una y otra vez, la paciencia, El amor, la atención y la aceptación De eventuales llamadas. ¡Sed buenos en vuestras manos! Manos que dan, que ayudan, Que enjugan las lágrimas, Que estrechan la mano Del pobre y del enfermo Para infundir valor. ¡Sed contemplativos en la acción! Mirando a Jesús Para ser “imagen de Él” Sed en este mundo y en esta Iglesia Contemplativos en la acción. Transformad vuestra actividad En un medio de unión con Dios. Estad siempre abiertos y atentos A cualquier gesto de Dios Padre Y de todos sus hijos, Que son hermanos nuestros. ¡Sed santos! El santo encuentra mil formas, Aun revolucionarias, Para llegar a tiempo Allá donde la necesidad es urgente. El santo es audaz, Ingenioso y moderno. El santo no espera A que vengan de lo alto Las disposiciones y las innovaciones. 21 Oración en un retiro a sacerdotes en Cagliari, Italia, 11 de marzo de 1976. 26 El santo supera los obstáculos Y, si es necesario, quema Las viejas estructuras superándolas… Pero siempre con el amor de Dios Y en la absoluta fidelidad a la Iglesia A la que servimos humildemente Porque la amamos apasionadamente. OTRO LOCO COMO TÚ22 Señor, dame tu amor, Que me haga perder mi prudencia humana Y que me impulse a arriesgarme a dar el salto, Como San Pedro, para ir a Ti: Que no me hundiré mientras confíe en Ti. Cuántos motivos de prudencia humana Se levantan en mi espíritu Y tratan de demostrarme “bajo apariencia de bien” Con muchas razones humanas Que aquello que Tú me inspiras y pies Es imprudente: Una locura. ¡Tú, Señor, según eso, Fuiste “el más loco de los hombres”, Pues inventaste esa insensatez de la cruz! ¡Oh, Señor!, enséñame Que esa insensatez es tu prudencia, Y dame tal amor a tu persona Para que sea yo también Otro loco como Tú. TAN CERCA DE NOSOTROS23 (Plegaria del suburbio) Tan cerca de nosotros No había estado el señor, Acaso nunca; Ya que nunca habíamos estado Tan inseguros. 22 23 Oración en México, noviembre 1972. Oración pronunciada en una eucaristía celebrada en un suburbio de Latinoamérica en 1969. 27 La aventura de un jesuita PEDRO ARRUPE 1- Pedro Arrupe nace el 14 de noviembre en Bilbao, en el “Casco Viejo”, como se llama hoy a la parte antigua de la villa. Vasco, por tanto, como Ignacio de Loiola. Estudió en el colegio de los Escolapios de Bilbao, pero en 1918 ingresó en la Congregación Mariana de S. Estanislao de Kostka, (“los Kostkas”), dirigida por el P. Basterra, el primer jesuita que conoció, y que influyó mucho en la posterior vocación de Arrupe a la Compañía de Jesús. 2- En 1923 comienza el primer curso de Medicina en la Facultad de San Carlos de Madrid. Obtiene unas notas extraordinarias: sobresaliente o matrícula de honor en casi todas las asignaturas. Severo Ochoa, que llegaría a ser premio Nobel y que entonces era compañero de Arrupe, confesaría más tarde: “Pedro me quitó aquel año el Premio Extraordinario de la Facultad”. 28 3- El 25 de enero de 1927 ingresa en la Compañía de Jesús, en el noviciado de Loiola. El doctor Negrín, futuro presidente de Gobierno de la República y uno de sus profesores en la Facultad de Medicina, hizo lo posible por no perder a un alumno tan brillante. Más tarde, iría a Loiola a visitar a Pedro: “A pesar de todo, me caes muy simpático”, le dijo. 4- Poco después de haber comenzado sus estudios de Filosofía en el monasterio de Oña (Burgos), llega el decreto de disolución de la Compañía de Jesús en España. Era el año 1932. Arrupe parte al destierro con sus compañeros y profesores a Marneffe (Bélgica) y a Valkeriburg (Holanda). En la vecina Alemania surgía ya la fatídica sombra de Hitler y el nazismo. “Para mí”, diría más tarde Arrupe, “el encuentro con la mentalidad nazi supuso un tremendo shock cultural”. 29 5- El 30 de julio de 1936 es ordenado sacerdote en Marneffe, y en septiembre se traslada a los Estados Unidos para realizar estudios de moral médica. Allí trabaja en las cárceles americanas tomando contacto con el dolor y la miseria humana. Estando en Cleveland (EE.UU.), recibe una carta del Padre General en la que se le envía a la misión de Japón, destino que él había solicitado a sus superiores en varias ocasiones. El 30 de septiembre de 1938 embarca en Seattle rumbo a Yokohama. 6- En junio de 1940 es destinado a la parroquia de Yamaguchi, tan llena de recuerdos de San Francisco de Javier. Arrupe se dedica de lleno a asimilar la cultura y la espiritualidad japonesa. Se abre a la universalidad desde la inculturación. Pero Japón entra en la II Guerra Mundial en 1941. Tres policías japoneses registran la parroquia y Arrupe es encarcelado, acusado de espía. Permanece un mes entero en la cárcel. 30 7- El 6 de agosto de 1945, siendo Maestro de Novicios en Nagatsuka, cerca de Hiroshima, a las ocho de la mañana, Arrupe es testigo de la explosión de la bomba atómica y se lanza a la ciudad destruida a socorrer a las víctimas. 8-Inmediatamente, convierte el noviciado en un hospital de emergencia. Más de ciento cincuenta personas, abrasadas por la radiación, son atendidas por una comunidad que apenas cuenta con medios y elementos para ello. Sus conocimientos de medicina resultan muy útiles en esos momentos. Más tarde, Arrupe escribiría un libro sobre esta experiencia: “Yo viví la bomba atómica”. 31 9- En 1965 es elegido General de la Compañía de Jesús. Fue el 22 de mayo. La Iglesia entera, recién terminado el Concilio Vaticano II, entraba en un tiempo lleno de ilusión y de tensiones. Arrupe, lleno de valor, de visión de futuro y, sobre todo, de una inquebrantable fe en Dios, tuvo que sufrir a menudo la incomprensión de muchos (incluso, a veces, de las más altas instancias de la Iglesia), pero marcó unos derroteros que hoy ya son imborrables para la Compañía de Jesús, la vida religiosa, la Iglesia y la sociedad. 10- El 2 de diciembre de 1974, con una visión realmente profética sobre el presente y el futuro de la Compañía de Jesús y de la Humanidad, Arrupe convoca la Congregación General 32. Supondrá un hito fundamental en la historia de los jesuitas, sobre todo por el acento que pondrán en que el anuncio del Evangelio, la proclamación de la fe en Dios, debe ir insoslayablemente unida a la lucha infatigable para abolir todas las injusticias que pesan sobre la humanidad. 32 11- Arrupe veía con claridad las necesidades de un mundo que conocía ampliamente, sobre todo en sus miserias: la injusticia y la falta de fe. Era urgente inculturar el Evangelio en todos los pueblos, en todas las culturas, así como luchar sin descanso por un mundo más humano y más justo. Adaptación, actualización y renovación serán para él palabras clave. Y al mismo tiempo, fidelidad a los orígenes de la Compañía de Jesús y a su fundador, Ignacio de Loyola. 12- La fuerza y la luminosa creatividad de Arrupe nacían de su absoluta disponibilidad para Dios y de su cotidiana e incansable oración. Una oración que realizaba en la que él llamaba “su catedral”: una pequeña capilla, cerca de su despacho. Y rezaba de rodillas, en la misma postura en la que aprendió a rezar en sus años en Japón: “Señor, que yo pueda sentir con tus sentimientos, los sentimientos de tu Corazón, con que amabas al Padre y a los hombres y mujeres…”. 33 13- El 7 de agosto de 1981, en Roma, a su vuelta de Oriente, donde había ido a visitar a los jesuitas de aquella parte del mundo, sufre una trombosis cerebral en el coche que le llevaba del aeropuerto a la ciudad. Esta trombosis le deja incapacitado del lado derecho de su cuerpo. Al día siguiente le administran el sacramento de los enfermos. El Papa interviene en la Compañía y nombra un delegado personal, el P. Dezza, para sustituir a Arrupe. Arrupe y, con él, toda la Compañía, reaccionaron con dolor pero con obediencia total a la decisión del Papa. 14- El 3 de septiembre, reunida por fin la Congregación General, el P. Arrupe presenta su renuncia al cargo ante todos los congregados: “Ahora más que nunca me siento en las manos de Dios. Eso es lo que he deseado toda mi vida, desde joven. Y eso es lo único que sigo queriendo ahora. Pero con una diferencia: hoy toda la iniciativa la tiene el Señor. Les aseguro que saberme y sentirme totalmente en sus manos es una profunda experiencia”. 34 15- Después de casi diez años de dolorosa inactividad y de ofrenda física y espiritual por la Compañía, la Iglesia y la Humanidad, el 5 de febrero de 1991 el P. Arrupe entregó su alma a Dios en la casa generalicia de los jesuitas en Roma. Días antes, ya en su agonía, le había visitado Juan Pablo II, quien expresaba después su pésame a la Compañía de Jesús, “que le recuerda como un dechado de santidad en el servicio misionero y el testimonio de fe y celo por la Iglesia”. 35 36