EDUCACIÓN MÉDICA La relación Médico – Paciente y el lenguaje Ricci, Ricardo Teodoro INTRODUCCIÓN Es un hecho conocido en la teoría de la comunicación que cuando se produce cualquier tipo de interacción entre humanos, el ir y venir de mensajes se produce mediante el lenguaje. Éste se pone de manifiesto fundamentalmente de dos modos, el lenguaje hablado y el lenguaje gestual. En el primero se deben tener en cuenta además de las palabras con las que se forman las oraciones cargadas de significado, todas aquellas manifestaciones expresivas que las acompañan. En el segundo, se tiene en cuenta sobre lodo el lenguaje corporal que se expresa en la relación. De ese modo, en este último, hay que atender a la posición y movimientos corporales, al modo en que las manos realizan sus movimientos, a la posición y movimientos de los miembros inferiores, a la expresión de los ojos y a los cambios de tonalidad en el color de la piel, entre otros muchos indicadores. En el caso particular de la Relación Médico Paciente (RMP), ambos modos lingüísticos se ponen de manifiesto, pero se suele priorizar la información que se puede transmitir mediante el lenguaje hablado. En el caso del médico se suele poner el énfasis en el qué y cómo decirle las cosas al paciente, éste, por su parte, pone tanta atención en lo que debe decir y preguntar a su médico que no es infrecuente que se aseguren de ello mediante “ayudas memoria” mentales e incluso escritas. La cuestión del lenguaje, aplicada a la RMP, es por lo tanto de singular valor a la hora de intentar optimizarla con el fin de lograr más y mejores efectos terapéuticos, lo que de hecho implica entender mejor a nuestros pacientes. DESARROLLO El lenguaje oral tiene una alta especificidad y precisión. Estas cualidades son sin dudas las que han permitido el desarrollo del hombre desde sus comienzos más remotos. Existen teorías que nos hablan de la singular importancia del lenguaje en los procesos de hominización y humanización. El desarrollo de las habilidades cognitivas humanas se funda sustancialmente en las características citadas del lenguaje oral. Lenguaje y pensamiento no son cosas que se puedan analizar fácilmente por separado. Del mismo modo, tampoco se pueden considerar disociadamente el lenguaje y la cultura. En el medio de cultivo de la cultura –es casi una Ricardo Ricci. E-mail: rricci@webmail.unt.edu.ar redundancia llamarla así- se generan los espacios para que el niño humano desarrolle y ejerza eficazmente el lenguaje y se torne un individuo que se integre funcionalmente en ella. Toda información que requiera precisión debe ser vehiculizada por medio del lenguaje oral. Los conocimientos científicos, así como las obras de especulación filosófica requieren de él a la hora de ser debidamente comunicadas a los otros. Se ha llegado a tal precisión en el lenguaje científico-filosófico que se ha hecho necesario aclarar explícitamente qué significan algunos términos y en muchos casos se han creado términos nuevos, para denominar entidades nuevas, no evidentes al lenguaje vulgar; tal es el caso de átomo, positrón, neutrón, meridiano, era, medio interno, por citar sólo algunos ejemplos en distintas disciplinas. Mediante en lenguaje oral los humanos expresamos aquellas cosas de las que somos conscientes. En nuestras interacciones hablamos o escribimos proposiciones y sentencias que son capaces de expresar con la mayor precisión posible nuestros conceptos, juicios y razonamientos. Él nos permite expresar con coherencia y tino nuestras opiniones y posiciones respecto del otro con el que interactuamos, así como la información precisa que queremos o debemos brindarle. De esta manera ofrecemos a nuestro interlocutor la versión consciente y controlada de la información que le estamos transmitiendo. Por otro lado y dadas sus características, el lenguaje oral nos permite hacer inflexiones, manifestar expresiones enfáticas, cuestionar y relativizar; a veces sólo mediante la utilización de monosílabos o sonidos particulares. Estas manifestaciones ligüísticas son propias del lenguaje hablado y son moneda corriente en todas las interacciones humanas cara a cara, entre ellas la que nos ocupa, la RMP. Otra de las posibilidades del lenguaje -podríamos decir su vicio- es la capacidad para la mentira y el engaño. Al ser controlado de manera consciente y voluntaria, mediante el lenguaje hablado podemos modificar parcial o totalmente la verdad. Podemos decir conscientemente lo que no es cierto, podemos ocultar la verdad, eventualmente deformarla. La palabra está al servicio del interés y en toda interacción hay intereses en pugna, hay lucha por el poder. Seríamos muy ingenuos si pensáramos que la RMP está exenta de esta lucha, que se trata de una relación desprovista de todo interés. REVISTA DE LA FACULTAD DE MEDICINA - VOL. 7 - Nº 1 (2006) - Versión on line: ISSN 1669-8606 41 EDUCACIÓN MÉDICA Como en todo encuentro humano, en la RMP se ponen de manifiesto las virtudes y los vicios del lenguaje. El lenguaje gestual tiene como característica la de ser más “primitivo”, es decir carece de la formalización y por lo tanto de la especificidad del lenguaje oral. Tampoco posee la variedad de recursos simbólicos y adolece de un alfabeto con el cual formar palabras u oraciones. Podríamos decir que el lenguaje corporal es el permanente estado de expresión del cuerpo humano. Como dijimos, los movimientos, posturas, colores, expresiones faciales y los ojos, ponen de manifiesto el estado de la persona en el espacio- tiempo del diálogo. Los factores a tener en cuenta son tantos y tan variados que decididamente se escapan al control voluntario y consciente. Es menester tener en cuenta que algunas de sus manifestaciones son mediadas por el sistema nervioso autónomo, como la irrigación de la piel, la sudoración, la salivación, la dilatación pupilar, la frecuencia cardiaca o la profundidad de nuestras inspiraciones. Esta característica hace que el control voluntario del mismo sea prácticamente imposible, por lo tanto se encuentra muy empequeñecida, casi hasta desaparecer la capacidad de engaño. Nuestros viejos maestros clínicos nos recomendaban “sentir” la mano del paciente en el momento del saludo para hacer una primera valoración de su estado. Por lo dicho es adecuado afirmar que en el momento de la RMP se debe tener en cuenta ambos tipos de lenguajes, el oral y el gestual o corporal. El valor de la anamnesis y del relato del paciente es indudable, en base a ellos se edifica una adecuada historia clínica, se abren las puertas del diagnóstico, se atiende a la necesidad. Del mismo modo, la “lectura” del lenguaje corporal debe ser considerada con una jerarquía parecida por la cantidad y sobre todo por la calidad de información que nos brinda. Además, en la interacción, no hay que olvidar que la observación es mutua, el paciente también “lee” a su médico. El paciente evalúa interesadamente los conocimientos que su médico posee, y al mismo tiempo evalúa el modo en el que el médico se expresa. Mediante el lenguaje corporal se pueden sacar conclusiones ciertas acerca del estado anímico de las personas, de la premura y del interés genuino que se pone en la interacción. Se puede valorar de manera precisa la actitud del médico ante el paciente. El lenguaje corporal es más primitivo, ahora sin comillas, pues en la evolución humana surge primero la observación de signos que la articulación de la palabra. No olvidemos que nuestros antiguos 42 ancestros eran inicialmente hábiles cazadores y recolectores y por lo tanto en la observación les iba la vida. Es natural al hombre la interpretación del lenguaje de los cuerpos, ocurre que ahora debemos recordarlo y eventualmente estar atentos a sus códigos, pues nos hemos acostumbrado demasiado a confiar en las palabras. Nuestros niños son cabales ejemplos de lo dicho, sin tener la capacidad del lenguaje hablado, son hábiles intérpretes del lenguaje corporal. Distinguen con fidelidad envidiable el amor del odio, el cuidado de la indiferencia, la caricia del desdén. Pensar que dice el refrán que los niños no mienten, bueno, pues tampoco se dejan mentir. UNA EXPERIENCIA En el examen final del módulo de Antropología Médica que se dicta en la facultad de Medicina de la UNT, efectuamos a un grupo de 41 alumnos de ambos sexos la siguiente pregunta: Durante una Relación Médico Paciente se ponen de manifiesto el lenguaje oral y el gestual o corporal, en caso de que ambos no coincidan, ¿a cual de los dos le daría mayor importancia? Cabe consignar que durante el desarrollo de la materia se había dictado la clase teórica correspondiente a la RMP. Durante la misma se apeló, a los fines de una descripción participativa, a la experiencia que los alumnos (segundo año de la carrera de médico) tienen de esa interacción. Naturalmente la experiencia sólo podía ser compartida por ellos desde el lugar del paciente. Esa perspectiva es ciertamente muy rica, pues permite edificar la clase de RMP desde una postura de observador participante. Luego, durante la clase, se desarrollaron los diferentes aspectos de la RMP poniendo énfasis en las características de la misma, así como los modos que, desde la perspectiva del médico, tienen importancia a los fines de optimizarla. El tema del lenguaje fue tratado con ejemplos por parte del docente sin insistir puntualmente sobre la teoría de la comunicación, la mención al lenguaje oral y gestual solo se efectuó de una manera tangencial. Las respuestas a la pregunta dieron como resultado lo siguiente: - 21 alumnos dijeron que en caso de no coincidencia darían mayor importancia al lenguaje gestual. - 3 al lenguaje hablado. - 11 contestaron que ambos tienen la misma importancia, para decidir deberíamos apelar a otros métodos. - 6 no respondieron claramente a la pregunta. De ese modo, mas del 50% de los alumnos se inclinaron por el lenguaje gestual a la hora de REVISTA DE LA FACULTAD DE MEDICINA - VOL. 7 - Nº 1 (2006) - Versión on line: ISSN 1669-8606 EDUCACIÓN MÉDICA priorizar alguno en caso de no coincidencia. Lo menos que podemos rescatar de la experiencia es que, desde la perspectiva de la mayoría de los alumnos, el lenguaje gestual o corporal debe ser considerado seriamente en la RMP. Resulta interesante destacar que los comentarios ilustrativos con que se explayaron en las respuestas, denotan una atención especial al rol del médico actuante en cada oportunidad. En muchos casos, los negativos, consignaron haber apreciado gestos de apuro y desinterés por parte del médico. En otros, los positivos, destacaron actitudes de cordialidad, confiabilidad y amistad por parte de sus médicos. A MODO DE CONCLUSIÓN La vigencia del tema tratado es indiscutible. En la antigüedad se daba cabal importancia a la oratoria y la retórica; en la actualidad la Filosofía del lenguaje es uno de los ejes centrales del pensamiento científico especulativo. Se han desarrollado disciplinas como la Neuroligüística que se aplica casi como regla en cuestiones de publicidad y propaganda, entrenamiento de personal, marketing, etc. Los avances en esta área se emplean como recetas infalibles en el “diseño” de promotores de diversos productos de consumo y en la instrumentación de las caras visibles de los medios en general. Se usan como modos pragmáticos de manipulación de la opinión pública, de la propaganda y del consumo. Por lo tanto es bueno que los médicos nos planteemos el tema desde su profundidad teóricopráctica, desde su real valía comunicativa, para que atendiéndolo, para que teniéndolo en cuenta, optimicemos nuestra tarea diaria. Sin dudas, conocerlo implica además la posibilidad de reflexionar acerca de nuestras propias actitudes ante los pacientes, ante los grupos de trabajo que habitualmente conformamos y ante nosotros mismos. Un amigo, el Dr. Antonio M. Battro, suele afirmar que detrás de los grandes descubrimientos de la ciencia corre constantemente un río de pequeños descubrimientos que enriquecen silenciosamente el bagaje de nuestros conocimientos científicos. Estos denominados por él Microdiscoverys, incrementan sustancial y diariamente nuestro ser de científicos observadores participantes participativos de una realidad en plena transformación. Los microdiscoverys son nuestras prendas de constatación o refutación de hipótesis, la fuente de nuevos problemas y la corroboración o no de la validez de nuestro accionar científico – profesional. En este contexto, la experiencia realizada a propósito de la pregunta del examen de Antropología Médica, adolece de las características de un estudio científico normatizado, sin embargo su validez en escala “micro” es fundamental. Nos ha permitido tratar un tema que en general resulta menospreciado y ha alertado a los estudiantes de la carrera de médico a tener en cuenta un aspecto que en general se soslaya. Su utilidad rebasa lo inmediato pues nos ha permitido reflexionar sobre el lenguaje en general y sobre su uso y valoración en la práctica médica en particular. Conviene concluir diciendo, una vez más, que el lenguaje y los seres humanos no son aspectos que se puedan separar con facilidad, es más, nos cabe reflexionar más a menudo que somos en el lenguaje. REVISTA DE LA FACULTAD DE MEDICINA - VOL. 7 - Nº 1 (2006) - Versión on line: ISSN 1669-8606 43