INTRODUCCIÓN La actividad humana influye de manera directa e indirectamente en la disminución del número de especies, en el tamaño, en la variabilidad genética de las poblaciones silvestres y en la pérdida irreversible de habitats y ecosistemas. Algunas de las actividades humanas que tiene más impacto en la naturaleza es el uso de compuestos químicos en el campo y la introducción de especies exóticas. En el caso del uso de agroquímicos (fertilizantes, insecticidas y herbicidas), se ha observado que afectan a todas las especies del entorno y deterioran la riqueza del suelo, lo cual se traduce como pérdida de la biodiversidad (Toledo et al. 1989, Carabias et al. 1994). En el proceso de utilización de especies introducidas, se ha observado una integración de las mismas al hábitat extraño, causando una transformación del ambiente y una pérdida masiva de especies nativas. Las especies introducidas ocupan los nichos de las especies nativas y en el caso más lamentable pueden desplazar por completo o causar la extinción de las especies nativas (según la vulnerabilidad de la especie) (Sarukhán et al. 1996, Dirzo 2001). Es necesario evitar el deterioro de la biodiversidad causado por compuestos químicos y realizar de manera simultánea un manejo adecuado de las especies y los recursos naturales en general (Carabias et al. 1994, Ovruski et al. 2000). Manejo Integral de Plagas como alternativa sustentable De manera específica, para disminuir el uso de agroquímicos en el campo, se ha desarrollado un método alternativo en el combate de plagas nombrado Manejo Integral de Plagas. Dicho manejo consiste en realizar estrategias de Control Biológico y Químico y en realizar la Técnica del Insecto Estéril de manera complementaria (tienen impacto sinérgico). El Manejo Integral de Plagas es una estrategia sostenible que se caracteriza por la efectividad en regular poblaciones de plagas, sin requerir el uso de agroquímicos que perjudiquen al ambiente. En el control biológico se reducen las poblaciones de plagas con enemigos naturales (virus, bacterias, hongos, nemátodos y artrópodos) (Aluja et al. 1990, Aluja 1994, Barcenas-Ortega 2000). Se practican tres tipos de control biológico: 1) control biológico clásico (introducción de especies exóticas de enemigos naturales), 2) control biológico por aumento (liberaciones masivas de parasitoides nativos y exóticos), y 3) control biológico por conservación (manipulación y preservación de parasitoides en su hábitat) (Aluja et al. 1990, Aluja 1994, Murdoch y Briggs 1996, Simberloff y Stiling 1996, Trujillo 2000, Louda et al. 2002). En el control químico se utilizan hormonas o cebos para atraer a hembras plaga a trampas mortales. La técnica del insecto estéril es una técnica de control de natalidad que aprovecha su conducta de apareamiento (Barcenas-Ortega 2000). El Control biológico y la introducción de especies exóticas Se debe considerar que la aplicación de proyectos de control biológico implica la introducción masiva y/o manipulación de especies nativas o exóticas en determinado ecosistema (Aluja et al. 1990, Simberloff y Stiling 1996, Louda et al. 2002), lo cual fomenta nuevas asociaciones interespecíficas tales como competencia, coevolución y depredación entre especies de interés y de no interés en el biocontrol (Murdoch y Briggs 1996, Simberloff y Stiling 1996). Por lo anterior mencionado, es necesario evitar manejos prematuros con agentes de control biológico inadecuados, ya que en el caso más lamentable se llegaría a la extinción de especies nativas que no son plaga, por ejemplo polinizadores (Simberloff y Stiling 1996, Baeza-Larios et al. 2002, Louda et al. 2002). La elección de agentes eficientes de control biológico se basa en el principio de nuevas asociaciones entre plagas y depredadores (Simberloff y Stiling 1996), con especial interés en conductas selectivas del parasitoide por su hospedero, para evitar que se afecten otras especies conformantes de la comunidad (Murdoch y Briggs 1996, Zimmermann et al. 2001, Baeza-Larios et al. 2002, Louda et al. 2002). También es importante seleccionar parasitoides con sincronía a la plaga y alta adaptabilidad al medio (Murdoch y Briggs 1996, Brooks y Shorthouse 1997, Geden 1999, Louda et al. 2002). La elaboración de proyectos de control biológico, requiere de predicciones de impacto ecológico ante la manipulación de especies (Simberloff y Stiling 1996), con base en estudios detallados de biología, ecología, etología y formas de vida de las especies que son plaga y de sus depredadores naturales. Estos requerimientos son estrictamente necesarios para regular la abundancia de organismos indeseables, sin alterar el orden del ecosistema más allá de las especies de interés (Aluja et al. 1990, Murdoch y Briggs 1996, Aluja 1999, Louda et al. 2002). Tales restricciones se han implementado a causa de manejos de control biológico que han sido deficientes en la prevención de daños subsecuentes. Un ejemplo claro de esto es el caso de Cactoblastis cactorum (Berg) (Lepidoptera: Pyralidae) y Opuntia. El papel inicial de C. cactorum como agente de control biológico de plantas invasoras de Opuntia, cambió cuando C. cactorum se transformó en una poderosa plaga introducida de especies nativas de Opuntia (Zimmermann et al. 2001). Inicialmente C. cactorum fue introducido con éxito en 1925 como agente de control biológico en Australia, con el fin de controlar a la especie invasora Opuntia stricta. En aquella época y lugar el control biológico fue exitoso, prácticamente arrasó con la especie invasora de Opuntia que ya abarcaba 25 millones de hectáreas. A principios de 1930, se intentó realizar el mismo tipo de control en Sudáfrica para controlar a O. ficus-indica, pero nunca se logró erradicar a la especie invasora. No obstante en 1950, C. cactorum fue liberado en Hawai y en Mauricio para controlar poblaciones de O. ficus-indica, O. tuna y O. monacantha; y en 1957 fue liberado en las Islas del Caribe para controlar de manera efectiva un complejo de nopales nativos. Se continuó liberando a C. cactorum y a partir de ese momento se extendió por todo el Caribe, atacando diversas especies nativas de nopal, tanto especies consideradas maleza, como especies de interés económico. A tal grado salió de control el manejo de C. cactorum, que actualmente ya está en la Florida, bajo el riesgo de que se desplace a México y ataque a las 104 especies de nopal registradas en el país; de la cuales 51 son nativas y 25 especies tienen importancia económica (Zimmermann et al. 2000a, 2001 y 2004, Soberón et al. 2001). ANTECEDENTES Caracterización de Cactoblastis cactorum El ciclo de vida de C. cactorum está conformado de tres estados inmaduros (huevo, larva y pupa) y la eclosión del adulto. El huevo se caracteriza por ser cilíndrico y plano, tiene una longitud de 0.9 mm de largo y 0.4 mm de ancho. El huevo tiene un periodo de duración de 30 días. Las larvas tienen seis estadios inmaduros, evidentemente se distinguen por el tamaño y coloración del cuerpo; en total su desarrollo ocurre en 60 días. Las larvas de primer estadio tienen una longitud de 2.5 mm de largo y tienen una coloración gris verdosa. Las larvas de sexto estadio tienen una longitud de 25 a 30 mm y son de color anaranjado rojizo y con bandas punteadas transversales de color negro. El estado pupal ocurre en un capullo de seda blanca y tiene un tiempo de desarrollo de 60 días (Zimmerman et al. 2000b, 2004). Los adultos de C. cactorum (Berg) son palomillas que viven nueve días y no se alimentan. Se caracterizan por ser poco visibles, Sus alas anteriores tienen una coloración café grisáceo con franjas transversales ondeadas (Zimmermann et al. 2000b). La coloración de sus alas posteriores es gris pálido con bandas oscuras. Tienen una envergadura que varía entre los 22 y 40 mm y está en función de la calidad del hospedero. Se ha observado dimorfismo sexual, las hembras son más grandes que los machos, tienen alas más oscuras y tiene palpos más prominentes (Zimmermann et al. 2004). Clasificación de Cactoblastis cactorum Cactoblastis cactorum pertenece a la Familia Phyralidae y subfamilia Phycitinae, la cual contiene veinte géneros y 58 especies conocidas. El género Cactoblastis tiene cinco especies registradas: C. cactorum, C. bucyrus, C. mundelli, C. doddi y C. ronnai. En relación a C. cactorum se han registrado cinco subespecies en función del hospedero (McFadyne 1985, Zimmermann et al. 2004). Distribución de Cactoblastis cactorum Todos los géneros de la subfamilia Phycitinae se encuentran en el continente Americano. Tienen una distribución geográficamente aislada, con excepción del género Ozamia que se encuentra en todo el continente. El género Cactoblastis es originario de Sudamérica. Particularmente, C. cactorum (Berg) se encuentra en Argentina, Uruguay, Paraguay y al sur de Brasil (Mann 1969, Zimmermann et al. 2001 y 2004). Formas de vida de Cactoblastis cactorum Las palomillas pertenecientes a la Familia Pyralidae son parásitos que presentan exclusiva asociación con la Familia Cactaceae. Específicamente C. cactorum es un endoparásito que ataca pencas de Opuntia de manera gregaria (Zimmermann et al. 2001). El parasitismo en Opuntia es realizado por larvas de C. cactorum. Larvas de primer estadio recién eclosionadas perforan la penca en grupo y se introducen a la misma para alimentarse. Cuando las larvas han devorado por completo la penca, son capaces de desplazarse en grupo a otra penca para continuar alimentándose (Zimmermann et al. 2000b y 2004). Conducta de oviposición La conducta de oviposición en insectos está directamente relacionada a las formas de vida. Dicha relación ocurre ante la incorporación de nuevos hospederos a la dieta de los herbívoros, lo cual causa nuevas asociaciones y la subsiguiente especialización del huésped. Se ha aceptado que la diversificación del parásito ocurre en paralelo con su hospedero, en respuesta al movimiento planta-herbívoro (Cronin y Abrahamson 2001). Existen grupos de parásitos especialistas que atacan una sola especie en determinada estructura; otros son generalistas y pueden atacar en cualquier parte de la planta e incluso de distintas especies hospederas (Hawkins y Goeden 1984). Los caracteres descriptivos de oviposición pueden describirse en tres fases principales: localización del hábitat del hospedero, localización del hospedero y elección del hospedero (van Alphen et al. 1991, Ovruski 1994). La primera fase depende de factores ecológicos, tales como condiciones climáticas y fisiológicas y experiencia del parásito (Duan et al. 2000). En la segunda fases el parásito es orientado por estímulos visuales o químicos en dirección al hospedero y tiene una respuesta específica de comportamiento (van Alphen et al. 1991, Ovruski 1994, Duan et al. 2000). La elección del hospedero puede ocurrir por la búsqueda de la hembra con su ovipositor o con sus antenas (Vet y Bakker 1985, Ovruski 1994). Conducta de oviposición de Cactoblastis cactorum La palomilla C. cactorum es un parásito generalista que presenta un amplio rango de hospederos del género Opuntia e incluso puede parasitar distintas regiones de la planta (penca, frutos y troncos). Se ha observado que dicha palomilla acepta con facilidad nuevos hospederos del mismo género, pero tiene preferencia por especies más suculentas y menos por las leñosas o viejas (Zimmermann et al 2001 y 2004, Soberón et al. 2001). Los caracteres descriptivos ecológicos que favorecen la conducta de oviposición de C. cactorum son zonas no montañosas o valles con suelo profundo, sobre nopales entre el matorral. Ligado a la localización del hábitat, C. cactorum parasita hospederos cercanos a su lugar de eclosión, ya que las hembras no tienen aparatos bucales para alimentarse y en consecuencia deben ovipositar en el menor periodo de tiempo; además presentan un vuelo errático. A alta densidad de hospederos, la palomilla se dispersa poco. Según los caracteres descriptivos de orientación en la localización del hospedero, se ha observado que las hembras tiene la habilidad de localizar plantas hospederas pequeñas y asiladas. La oviposición ocurre en las primeras horas de la noche a temperaturas mayores de 12°C, sobre cladiodos ubicados en la parte baja de la planta y no ovipositan en presencia de luz artificial. La elección de hembras de C. cactorum por su hospedero ocurre preferentemente sobre cladiodos terminales jóvenes y suculentos con espinas bien desarrolladas, ya que tienen una cutícula delgada y baja secreción de mucílago; situación que favorece la supervivencia de las larvas al momento de la perforación de la penca (Zimmermann et al. 2004). Las palomillas hembras depositan los huevos (70 a 90 huevos apilados en columna) simulando una espina de nopal. El primer huevo está pegado a una espina. Al término de la oviposición, la hembra deja una sustancia color ámbar (Zimmermann et al. 2001). Daño total de Cactoblastis cactorum a Opuntia El mayor peligro que representa C. cactorum para Opuntia es debido a que el parásito es generalista y potencialmente puede atacar las 104 especies de Opuntia registradas en el país. Como desventaja adicional al hecho de que sea generalista, las larvas son capaces de alimentarse del tronco del nopal y así inducir la muerte del individuo. Del mismo modo, gracias a los orificios hechos por las larvas al introducirse a la penca, la planta es susceptible a ser atacada por microorganismos y desarrollar enfermedades secundarias. Finalmente y a causa de que larvas de C. cactorum son parásitas gregarias, con la capacidad de desplazarse a otras pencas, puede ocasionar la muerte del individuos en especies o en organismos que sean muy pequeños (Zimmermann et al. 2000b y 2004). De manera final me vienen algunas preguntas en relación a la conducta de oviposición de la palomilla y la localización de su hospedero: 1) La sustancia color ámbar que las hembras dejan en la penca posterior a la oviposición, tiene alguna función de marcaje o puede ocurrir el multiparasitismo (aparte de ser gregarios y mostrar superparasitismo)? En caso de que ocurriera, la velocidad de ataque a un solo individuo sería mayor y moriría más rápido, pero también decrecería más rápido la población del parásito. 2) El hecho de que ovipositen en la noche se debe a la temperatura o a que las opuntias abren sus estomas en la noche y con esto la liberación de alguna sustancia del nopal atrayente para la palomilla (o ambas). 3) Existe una sustancia química identificada que oriente a la palomilla para identificar pencas jóvenes? En caso de ser cierto, podría utilizarse cebos con trampa. Literatura Citada 1) Aluja, M., J. Guillén, P. Liedo, M. Cabrera, E. Ríos, G. De la Rosa, H. Celedonio y D. Mota. 1990. Fruit infesting Tephritids (Dipt.: Tephritidae) and associated parasitoids in Chiapas, Mexico. Entomophaga 35: 39-48. 2) Aluja, M. 1994. Bionomics and management of Anastrepha. Annual Review of Entomology 39:155-173. 3) Aluja, M. 1999. Fruit fly (Diptera: Tephritidae) research in Latin America: Myths, realities and dreams. 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