Invariablemente, a lo largo de los 75 años últimos, quienes

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El SOIVRE y su prestigio.Luis Font de Mora
Invariablemente, a lo largo de los últimos 75 años, quienes versaron sobre el SOIVRE
apuntaron la influencia decisiva que en su creación supuso el comercio exterior de las
naranjas y mandarinas españolas. Recuérdese que en la campaña 1929/30 el volumen de
cítricos exportado rebasó el millón de Tm, correspondiendo el 90% al litoral valenciano.
Al mismo tiempo, con anterioridad a su creación, en los períodos en los que se sufría
caídas de la demanda como consecuencia de abundar confecciones con cítricos
inmaduros, faltos de color, ácidos o afectados por fríos accidentales, en los ambientes
citrícolas y en la parcela de la Administración española más sensible al problema, se
planteaba la posibilidad de imponer un control de calidad eficaz y dependiente de un
servicio oficial.
Así sucedió tras las heladas de diciembre de 1926, interviniendo el Gobierno a través de
la Real Orden de 7 de enero de 1927, la cual imponía la inspección de calidad de toda
partida de cítricos exportable. A tal fin la Orden concretó las Juntas Inspectoras Locales,
las de los Puertos y la Junta Central, compuestas por representantes de cosecheros y
exportadores que colaboraban con ingenieros y peritos de la Administración. El fracaso,
no obstante, fue inmediato por la disparidad de intereses y la falta de acuerdos sobre el
propio control de las inspecciones. No obstante, antes de la decisión definitiva, el Real
Decreto de 18 de abril de 1930 estableció los parámetros que debían presentar los frutos
para su exportación, encargando el oportuno control al personal técnico de las Oficinas
Agronómicas provinciales. Pero los funcionarios no tuvieron la preparación adecuada,
ni la coordinación y autoridad suficientes, para impedir los efectos de la helada de
diciembre de 1933, causante de efectos muy negativos en los mercados exteriores.
Dos promotores.El cofundador del SOIVRE, Rafael Font de Mora Lloréns, expuso años después de su
jubilación unas páginas manuscritas, de las que se traslada determinados párrafos
entrecomillados:
“En aquel tiempo era el Director de la Estación Arrocera de Sueca, que se sostenía con
la dotación de 10.000 pesetas anuales del Ministerio de Agricultura y con el apoyo
económico de los Sindicatos de Riegos y Policía Rural de Sueca. En 1934, un concejal
del Ayuntamiento de dicha población, en una sesión, afirmó que ya era hora que
desaparecieran los signos Borbónicos. Con ello me aludía por mis simpatías a la
monarquía y por haber promovido la visita en Sueca, entre otras, del Príncipe de
Asturias. Aunque merecí toda clase de satisfacciones, comprendí lo difícil que sería
seguir recibiendo el apoyo de los Sindicatos y, por ello, acudí a Madrid solicitando del
Director General de Agricultura que aumentara la consignación de la Estación
Arrocera. El Director, Sr. Díaz Muñoz de la Pedraja, que era un magnífico ingeniero,
me dijo que no podía atenderme, dando ello lugar a una situación violenta a la que puse
fin retirándome.”
“Fui al despacho del Director General de Comercio, que era el valenciano D. Vicente
Iborra Gil, a quien conté lo que me había sucedido, invitándome a redactar en su
despacho las normas para crear un servicio de intervención de las exportaciones, tal
como habíamos pensado conjuntamente en varias ocasiones. Así lo hice.” “Se creó el
SOIVRE y el Sr Iborra me preguntó si pasaba yo a el. Le dije que sí, si me podía
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destinar a Valencia, a lo que accedió diciéndome: Ya es usted Jefe del más importante
destino del Servicio, pero ahora dígame qué programa tiene. A ello expresé, Sr. Iborra,
pedir todos los días a Dios que me permita ser justo, haciendo solo el daño
estrictamente necesario. A lo que respondió el Director poniéndose de pie y
abrazándome”
“Desde aquel momento empezó la lucha con el apoyo entusiasta de aquel hombre
inteligente y bueno que era D. Vicente Iborra”
Poco después, el 6 de octubre de 1934 fueron nombrados Inspectores del
SOIVRE los Ingenieros Agrónomos: Rafael Font de Mora Lloréns, Francisco
Goñi Lecea, Alvaro Jiménez Cuende, Julio Bravo Gil; Eduardo López Gutiérrez
y Domingo Hernández Martín. Un mes más tarde lo fueron Bernabé Bou Bono y
Serafín Sabucedo del Arenal y, el 24 del mismo mes, Galo Carreras Mejías. Este
último, tras el fin de la Guerra Civil, sería designado Jefe nacional del SOIVRE
durante cerca de tres décadas .
El SOIVRE sobrevive a la Guerra Civil.Más tarde, en plena Guerra Civil, el presidente de la República, Juan Negrín, citó en su
sede en la ciudad de Valencia a Rafael Font de Mora, ofreciéndole el cargo de director
general de Comercio. Al renunciar dicho ingeniero al nombramiento, el cargo recayó
en persona más ligada a la política republicana, Antonio Sánchez Pavía, capataz de
Plagas de la Estación Fitopatológica de Burjasot, popularmente conocido como Tonico.
Muy pronto, en los momentos más duros de la Guerra, Tonico Sánchez aprovechó su
situación en el puerto de Valencia para embarcar clandestinamente a personas que
fácilmente podían perder la vida a manos de partidas incontroladas. Entre ellas, cabe
resaltar a Cirilo Canovas García, con anterioridad jefe suyo en la citada Estación, que
20 años después sería ministro de Agricultura.
Por su parte, Rafael Font de Mora situó en casa de su padre la Legación del Paraguay,
base de paso de personas en riesgo para embarcar también en el puerto de Valencia.
Quizás por este motivo, o por la publicación del libro “Comercio de los agrios
españoles”, en junio de 19381, un grupo de anarquistas encerró al Jefe del SOIVRE de
Valencia durante dos meses en un sótano húmedo a modo de prisión. Afortunadamente,
actuando individualmente con energía, Tonico Sánchez le liberó de su encierro cuando
se encontraba al borde del fallecimiento por sufrir una septicemia.
Tras la Guerra Civil, Rafael Font de Mora superó con éxito dos depuraciones al aportar
numerosos avales y argumentar su absoluta dificultad de haberse pasado al bando
nacional ya que tenía mujer y cinco niños de corta edad. Por su parte, a Tonico Sánchez
se le permitió embarcar para instalarse en Marruecos. Invitado años después regresar a
España, Tonico Sánchez no volvió a su tierra hasta después del fallecimiento de
Francisco Franco. Pero, sin duda, reviste indudable interés que el Gobierno de Franco
mantuviera el nombre del SOIVRE y su contenido, respetándose los Inspectores en sus
actividades. Ello, con independencia de los sentimientos políticos, no dejaba de
interpretarse como el prestigio que había despertado el SOIVRE por su funcionamiento,
El autor situaba debajo de su nombre y apellido “Ingeniero Jefe del SOIVRE de Valencia”. Más tarde,
en 1954, Rafael Font de Mora publicó la tercera edición de su obra “El naranjo, su cultivo, explotación y
comercio”, añadiendo a su nombre “Ingeniero agrónomo Jefe del SOIVRE de Levante”. Sus dos primeras
ediciones habían tenido lugar antes de la creación del mencionado Servicio.
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al mismo tiempo que el cofundador Vicente Iborra Gil, en sus momentos políticos,
había pertenecido a la Derecha Regional. En cualquier caso quedaba superada la posible
amenaza publicada en el libro “La Nueva España Agraria”, de la Editora Nacional
situada temporalmente en el Bilbao de 1937, ocupado por el Ejército de Franco, que
expresaba en el espacio dedicado a las naranjas: “La zona naranjera valenciana está aún
en manos del gobierno rojo, que ha cometido un verdadero expolio con los cultivadores,
arrancando de su manos la cosecha y creando un comité soviético encargado de la
exportación por cuenta del Estado. Pero son muchos los comerciantes españoles en el
extranjero que se dedicaban al tráfico de la naranja, que se han negado a servir de
intermediarios a este comité usurpador de la legítima propiedad de los pobres huertanos
levantinos, y desde luego, el Gobierno Nacional español considera como ilegal este
comercio y aplicará en su día las debidas sanciones a los que lo hayan verificado”2
El prestigio del SOIVRE.A lo largo de los años fue frecuente que el propio ministro de Comercio hablara por
teléfono o citara en su despacho de Madrid a cambiar impresiones sobre las
posibilidades de las campañas o, en su caso, sobre las pérdidas previsibles tras un
accidente climático. La helada de finales de 1962 motivó la presencia el 28 de
diciembre del ministro, Alberto Ullastres, en la Comunidad Valenciana con el fin de
conocer la realidad, impactando con su interés en el ánimo de los afectados y trasladar
la valoración de las pérdidas potenciales al Consejo De Ministros.
En cualquier caso resultó sorprendente el accidente que sufrió el Jefe del SOIVRE de
Valencia, Rafael Font de Mora, cuando en un camino secundario cercano a La Llosa
(Castellón), mostrando algunos frutos dañados al propio ministro. Inesperadamente una
moto impactó con fuerza sobre el referido funcionario causando una inquietante
situación. Lo más dramático se concretó en una pierna, con la tibia y el peroné
prácticamente seccionados, así como la rotura de la mandíbula y una inquietante
conmoción cerebral. Tras el torniquete que se le practicó y la transfusión de sangre
efectuada en el Puerto de Sagunto, fue operado en el Hospital Provincial de Valencia. El
ministro de Comercio permaneció a lo largo de la lenta operación en un pasillo del
Hospital, interesándose en numerosas ocasiones desde Madrid durante el largo período
sufrido por el paciente en su lenta recuperación, ya que tuvo que superar un edema
cerebral. Más tarde, permaneciendo en su domicilio permanentemente, el 23 de abril,
fecha de su jubilación, recibió la visita del propio ministro que deseaba ofrecerle el
formar parte como vocal del recién creado Consejo de Defensa de la Competencia, en
donde podría renovar anualmente su participación hasta los 75 años. Sin duda, el
ministro Ullastres apreciaba al Jefe del SOIVRE de Valencia, pero en buena medida ello
derivaba del prestigio que empapaba a dicho Servicio. Ciertamente que la oferta dada a
un jubilado se relacionaba en dicho caso con la posible recuperación de la salud que
parecía perdida en el mencionado accidente, tal como así sucedió.
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“La Nueva España Agraria” “1937, 2º año triunfal” página 29.-
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