A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 13 de setiembre de 2006, habiéndose dispuesto en siguiente el establecido, Acuerdo orden de 2078, votación: de que conformidad deberá con observarse doctores Soria, lo el Kogan, Hitters, Genoud, de Lázzari, Negri, Pettigiani, Roncoroni, se reúnen Justicia los en definitiva Abandono señores acuerdo en de la ordinario causa persona jueces e P. de para la Suprema Corte de pronunciar sentencia "Y. y 78.750, incumplimiento , de H. los otros. deberes de funcionario público". A N T E C E D E N T E S La Sala II de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal del Departamento Judicial de San Isidro condenó a H. Y. y a H. H. L. a la pena de tres años de prisión en suspenso e inhabilitación especial para ejercer cargos públicos por el término de cinco años, con costas; y a R. A. S. a la pena de dos años de prisión e inhabilitación especial para ejercer cargos públicos por el término de cuatro años, con costas; por ser coautores responsables de los delitos de abandono de persona e incumplimiento de los deberes de funcionario público, en concurso ideal. Los procesados Y. señores y L. defensores particulares interpusieron extraordinarios de inaplicabilidad de ley. sendos de los recursos Oído el señor Subprocurador General, dictada la providencia de autos y hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte decidió plantear y votar las siguientes C U E S T I O N E S 1º) ¿Son admisibles los recursos de inaplicabilidad de ley interpuestos? En caso afirmativo: 2º) ¿Debe declararse de oficio la extinción de la acción penal por prescripción respecto de los acusados Y. y L. en orden al delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público por los que vienen condenados? 3º) ¿Es fundado el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley interpuesto a favor del procesado H. Y. ? 4º) ¿Lo es el deducido a favor del acusado H. H. L. ? V O T A C I O N A la primera cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria dijo: No coincido con el señor Subprocurador General en cuanto considera que los recursos extraordinarios bajo estudio resultan formalmente inadmisibles (v. fs. 673/673 vta.). El art. 350 del Código de Procedimiento Penal -t.o. según ley 3589 y sus modificatorias- no dice "pena de prisión superior a tres años" sino "pena superior a tres años de prisión", y de ello debe inferirse que cuando el Código de fondo adiciona al citado mínimo de prisión una pena distinta se configura ya un supuesto superior al que aprehende aquel dispositivo formal (cf. P. 53.162, sent. de 18-III-1997; P. 47.840, sent. de 8-VII-1997; P. 52.827, sent. de 29-XII-1997; P. 53.309, sent. de 7-XII-1999; P. 64.098, sent. de 12-IX-2001; P. 74.935, sent. de 16-VII-2003; P. 75.093, sent. de 3-III-2004). En el caso sub examine, si se compara la pena aplicada por la Cámara a los procesados recurrentes (tres años de prisión en suspenso e inhabilitación especial para ejercer cargos públicos por el término de cinco años) con la de sólo tres años de prisión se concluirá en que aquélla es "superior" a ésta, y tal es la condición que establece el mentado art. 350 para la admisibilidad formal del recurso de inaplicabilidad de ley. Por ello, voto por la afirmativa. Los señores jueces doctores Kogan, Hitters, Genoud, de Lázzari y Negri, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Soria, votaron la primera cuestión planteada también por la afirmativa. A la primera cuestión planteada, el señor Juez doctor Pettigiani dijo: Coincido con el voto del doctor Soria. El art. 5 del Código Penal considera penas no sólo a la reclusión y prisión sino también a la multa e inhabilitación. El art. 350 del Código de Procedimiento Penal establece la procedencia del recurso de inaplicabilidad de ley "en todos los casos en que la sentencia definitiva ...imponga pena superior a tres años de prisión". No me caben dudas que tres años de prisión de ejecución condicional e inhabilitación especial para ejercer cargos públicos por el término de ocho años importa un "plus" de pena respecto de la de tres años de prisión. En otros términos es pena superior a tres años de prisión (conf. mi voto en P. 47.840, sent. del 8-VII-1997, e.o.). Voto por la afirmativa. El señor Juez doctor Roncoroni, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Soria, votó la primera cuestión planteada también por la afirmativa. A la segunda cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria dijo: 1. Los agravios esgrimidos en los recursos extraordinarios bajo estudio cuestionan la condena impuesta a los coprocesados concierne- en orden H. al Y. y H. delito H. de L. -en lo que incumplimiento de aquí los deberes de funcionario público (art. 248 in fine del Código Penal). 2. Suprema Empero, Corte se respecto encuentra de tales planteos imposibilitada de esta formular cualquier consideración en tanto ha operado la extinción de la facultad persecutoria penal, debiendo así ser declarado. 3. Sentado ello, debo poner de resalto las siguientes consideraciones. a. Es un criterio consolidado que la prescripción puede (y debe) ser declarada, incluso, de oficio, en cualquier instancia del proceso y por cualquier tribunal, por tratarse de una cuestión de orden público que, como tal, opera de pleno derecho, por el sólo "transcurso del tiempo" (cf. en el orden nacional, entre varios, doctr. C.S.J.N., "Fallos", 305:1236; 311:2205; 313:1224; 323:1785; 324:2778 y, en el ámbito local, P. 57.460, sent. de 29-XII-2004 y mi voto en P. 83.147, sent. de 14-IV-2004; P. 83.722, sent. de 23-II-2005; entre muchas otras). Y que ello debe ser resuelto por esta Corte, aun en el cuando estrecho se marco encuentren de su competencia verificados con extraordinaria, absoluta patencia todos los requisitos positivos y negativos que establece la ley para continuación su procedencia, de un juicio "Fallos", 186:396; 318:2481). a efectos innecesario de (cf. evitar la C.S.J.N., b. Tal como lo puse de resalto al votar las causas P. 66.793 ("J., J. s/Abuso de armas"), sentenciada el 9-XII-2003 y P. 85.149 ("T., J. H. Calumnias e injurias en concurso efectos de ideal"), determinar sentenciada si ha el 29-IX-2004, operado o no el a plazo los de prescripción, deben analizarse separadamente cada uno de los delitos atribuidos al imputado en «concurso ideal» (art. 54, C.P.) pues, la regla que determina que el plazo de prescripción debe correr independientemente para cada delito no autoriza a efectuar distingos, sea que se trate de un concurso real o formal. Dije en esa oportunidad que, así como el Código represivo en el capítulo relativo al régimen de prescripción de las acciones penales solamente tiene reglas precisas para respecto de especial para determinar cada delito, los materialmente cuando sin supuestos varios de opera dicho establecer en que instituto ningún recaudo pudieran concurrir tampoco existen ellos, especificidades para los casos de concurso ideal. Desde esta perspectiva, entiendo que del mismo modo deben analizarse separadamente cada uno de los ilícitos atribuidos al imputado en concurrencia formal, a efectos de determinar si ha operado o no el plazo de prescripción. Hoy día esa discusión ha sido zanjada con la modificación del quinto párrafo del art. 67 del Código Penal por la ley 25.990 (B.O.N., 11-I-2005), al establecer que "[l]a prescripción corre, se suspende o se interrumpe separadamente para cada delito" (cf., entre otros, P. desde la 60.932, sent. de 30-V-2005). c. Sentado ello, se advierte que providencia de esta Corte que dispuso el llamamiento de autos para dictar sentencia a fs. 674 (fechada el 16 de septiembre de 2003; e incluso desde que dicha decisión quedó firme, en razón de las notificaciones agregadas al expediente) transcurrió, al presente, el plazo de dos años establecido en el art. 62 inc. 2º del Código Penal en función de la pena prevista en el art. 248 in fine, sin que procediera ningún acto configurativo de secuela del juicio (cf. doctr. art. 67, párrafo cuarto del Código Penal, texto anterior a la ley 25.990 [B.O., 11-I-2005]). d. Repárese, además, en que al momento del hecho investigado (29-XII-1994) estaba vigente en cuanto a la causal de suspensión la ley 21.338 (ratif. por ley 23.077) que no la preveía investigados. En para el caso de los efecto, se contemplaba delitos sólo aquí para los ilícitos comprendidos en los capítulos 6, 7, 8, 9, 9 bis y 10 del Titulo XI, Libro 2º ("mientras cualquiera de los que haya participado público"), situación entre que fue se los encuentre cuales modificada desempeñando no con se la hallan sanción un cargo aquéllos, de la ley 25.188 (B.O., 1-XI-1999). e. Por último, los informes de antecedentes agregados a la causa (v. fs. 682/696) indican que en el período a considerar, los imputados no han cometido nuevos delitos -art. 67, cuarto párrafo, primera alternativa, del Código Penal-. 4. Por lo expuesto, debe declararse de oficio la extinción de la acción penal por prescripción en la presente causa respecto de los procesados H. Y. y H. H. L. en orden al delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público (arts. 59 inc. 3º, 62 inc. 2º, 67 -según texto anterior a las leyes 25.188 y 25.990-, en relación con el 248 in fine del Código Penal), por el cual venían condenados. Con el alcance dado, voto por la afirmativa. A la segunda cuestión planteada, la señora Jueza doctora Kogan dijo: 1. Adhiero a la solución que propicia el doctor Soria. Ello pues, más allá de considerar si se ha extinguido la facultad persecutoria conforme mi criterio establecido en las causas P. 80.778, sent. del 11-VI-2003; P. 77.016, sent. del 23-IV-2003; entre otras, sobre la interpretación del art. 67 del Código Penal -texto anterior a la reforma existencia de operada actos por ley 25.990- interruptivos y durante la el posible sumario, coincido con el colega en el análisis efectuado en el punto 3.c de su mencionadas voto ha en tanto transcurrido desde las el plazo actuaciones de allí prescripción conforme los arts. 62 inc. 2° y 248 in fine del Código Penal, sin que se verifiquen actos constitutivos de secuela de juicio (cf. art. 67, C.P., texto anterior a la reforma mencionada). 2. Por otra parte, como lo he decidido en P. 79.797, sent. del 28 de mayo de 2003, a cuyas consideraciones me remito, la prescripción de la acción penal corre y se opera en relación con cada delito -aun cuando exista concurso entre ellos (conf. Corte Suprema de Justicia de la Nación, "Fallos": 186:281; 201:63; 202:168; 212:324; 305:990, entre otros)- debido a que la interpretación y aplicación estrictas de las reglas del concurso real conducen a la acumulación de penas, pero no a la de los plazos de prescripción de las acciones (conf. Zaffaroni, E.R. y otros; Derecho Penal/Parte General, Ediar; Buenos Aires, 2000, pág. 863); interpretación que ha sido receptada en forma expresa por la citada ley 25.990 en el actual art. 67 del Código Penal. Y si bien con anterioridad a la reforma operada por ley mencionada he sostenido que la tesis de la prescripción paralela no resultaba de aplicación para los casos de concurrencia formal de delitos, estimo que -más allá de otras consideraciones- la modificación del quinto párrafo del art. 67 del Código Penal por la citada ley ha arrojado luz sobre el punto sin perjuicio de su concreta aplicación al caso, toda vez que no deja espacio para el debate al indicar expresamente que la "prescripción corre, se suspende o se interrumpe separadamente para cada delito..." (el subrayado me pertenece), (cf. P. 85.951, sent. del 18-V-2005; e/o). 3. De tal modo y con arreglo a los restantes fundamentos expuestos por el doctor Soria, debe declararse de oficio la extinción de la acción penal respecto de los procesados H. Y. y H. H. L. en orden al delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público, por el que -junto a otro ilícito- venían condenados (arts. 54, 59 inc. 3º, 62 inc. 2º, 67 -texto anterior a las leyes 25.188 y 25.990- y 248 in fine, todos del Código Penal). Voto, con este alcance, por la afirmativa. A la segunda cuestión planteada, el señor Juez doctor Hitters dijo: Adhiero al doctor Soria y me remito a las consideraciones formuladas en P. 60.932 (sent. del 30-V2005) mediante las cuales he justificado por qué concluyo que también prescriben paralelamente las acciones en los casos de concurso ideal de delitos (art. 54 del C.P.). Voto por la afirmativa. A la segunda cuestión planteada, el señor Juez doctor Genoud dijo: Adhiero al voto del doctor Soria. Ya con anterioridad al dictado de la ley 25.990 en P. 64.341, del 6-VIII-2003, sostuve que tanto el término "acción" como "delito", a que refiere el primero de los sistemas en conceptos el art. 62 "normativos" o y ss. del Código "abstractos" y, Penal, es son por tal naturaleza, que se verifican en uno o más hechos. Si nada impide a partir de un hecho, condenar por dos o más delitos, nada obsta declarar la prescripción de alguno de ellos, cuando la misma ha operado. Desde esta perspectiva, no encuentro motivo alguno para apartarme del criterio que la prescripción de la acción corre y opera independientemente para cada delito, aún cuando exista entre ellos un concurso ideal. La nueva redacción del art. 67 del Código Penal, en mi opinión, da sustento expreso a dichas posturas. Voto por la afirmativa. A la segunda cuestión planteada, el señor Juez doctor de Lázzari dijo: Discrepo señores jueces que con me el criterio precedieron sustentado en el por orden de los la votación. 1.- Tengo para mí que, en el supuesto de concurso ideal de delitos, no resulta aplicable la tesis del paralelismo. En efecto, concuerdo con Ricardo C. Nuñez ya que, en mi opinión, para que exista doble prescripción independiente es necesario que previamente se constate un doble delito, cada uno de los cuales genere una de las dos acciones prescriptibles (vid. "La Prescripción de la acción penal y el concurso de delitos", "La Ley", 55-592). Es que "... Por la naturaleza de las cosas y por el sistema del código, que ha aceptado el principio derivado de aquélla, el llamado concurso formal de delitos es un caso de unidad de delito. La justicia exige que la base de la imputación criminal esté dada, de manera indefectible, por los hechos. No hay imputación imputaciones sin hecho independientes que imputado, hechos de y no igual hay mas calidad (arts. 54 y 55, Cód. penal). Cuando existe un hecho sólo puede haber una imputación, y, en consecuencia, una acción prescriptible, a pesar de que la persecución criminal se haga a un doble título o calificación penal. La existencia de dos calificaciones no se puede confundir con la existencia de dos delitos. Si aquella posibilidad existe habiendo únicamente un hecho, la concurrencia de delitos es sólo ideal" (op. cit., pág. 596). En idéntico sentido se han expedido Zaffaroni-Alagia-Slokar al afirmar ".... En el supuesto de concurso ideal, por tratarse de un solo delito, la prescripción debe regirse por la de la pena mayor, que es la única aplicable..." (cfe. Derecho Penal, Parte General; Ediar, Bs. As., 2000, pág. 862) -en idéntica sintonía puede consultarse Análisis "Código Penal doctrinario y y normas complementarias. jurisprudencial", David Baigún-Eugenio R. Zaffaroni Dirección, t. 2, pág. 657/658, con comentario de Carlos J. Lascano (h)-. 2.- Señalo, además, que esa situación no se ha modificado con la modificación a la parte final del art. 67 del Código Penal, por la ley 25.990 (B.O., 11-I-2005). 3.- En el caso de autos se atribuye a H. Y. y a H. H. L. el delito de abandono de persona en concurso ideal con incumplimiento de los deberes de funcionario público (arts. 54, 106, 1ra. parte -texto anterior a la ley 24.410y 248 in fine del Cód. Penal). En ese sentido, tomando los parámetros que menciona el doctor Soria -vid. punto 3. C. de su voto-, considero que no ha transcurrido el plazo prescriptivo para el delito que tiene conminada pena mayor (arts. 54 y 106 1ra. parte ibídem). Voto por la negativa. El fundamentos señor del Juez señor doctor Juez Negri, doctor de por los Lázzari, mismos votó la segunda cuestión planteada también por la negativa. A la segunda cuestión planteada, el señor Juez doctor Pettigiani dijo: Coincido con el voto del doctor de Lázzari y formulo al respecto las siguientes consideraciones. La sanción de la ley 25.990 (B.O., 11-I-2005) produjo la modificación de los párrafos cuarto y quinto del art. 67 del Código Penal. Ello provocó, por una parte la supresión del término "secuela de juicio" del texto legal por un "número clausus" de actos de procedimiento, y por la otra la necesidad de analizar a la luz del texto de la nueva norma si en supuestos como en el de autos, el curso de la prescripción que según se establece "corre, se suspende o se interrumpe para cada delito por separado" en el caso de un concurso ideal de delitos, dicho plazo debe ser computado para cada uno de los tipos penales involucrados o si por el contrario, lo es respecto del único delito que constituye el concurso ideal en comento. En este sentido, he tenido oportunidad de expedirme dando mi respuesta por la senda que traza la última de las opciones referidas en el párrafo precedente (P. 60.932, sent. del 30-V-2005). Ello es así, pues en el concurso ideal "hay una única conducta circunstancia de con que pluralidad la típica" pluralidad sea y que "[l]a solamente de desvalores hace que pueda considerarse al concurso ideal como un delito que tiene la peculiaridad de presentar una doble o plural tipicidad" (Derecho Penal. Parte General. Zaffaroni, Alagia, Slokar. Ediar, Buenos Aires Argentina, 2000, pág. 829, énfasis acrecentado). En esta línea de pensamiento, estimo que si en los casos de concurso ideal nos encontramos ante un hecho único, o lo que es mejor ante un delito, el plazo de prescripción que debe ser considerado es el correspondiente a ese sólo hecho-delito que -de acuerdo a los desvalores involucrados- fija la pena mayor. En consecuencia, también comparto lo dicho por el doctor de Lázzari en el ap. 3 de su voto, los que doy aquí por reproducidos, y concluyo que la acción penal no se encuentra extinguida por prescripción computando a esos fines el delito de pena mayor (arts. 54 y 106, C.P.). Voto por la negativa. A la segunda cuestión planteada, el señor Juez doctor Roncoroni dijo: Adhiero al voto del doctor Soria, con las aclaraciones que formula el doctor Hitters. Así, también yo he sostenido con anterioridad que la denominada "tesis del paralelismo" debía ser aplicada para resolver la prescripción de la acción penal ante un concurso real de delitos, mas no para el supuesto en que el concurso sea ideal o formal (mi voto en causa P. 69.527, sent. del 22-IX-2004, posterioridad he entre variado otras). dicha Sin tesitura embargo, (mi voto con en P. 85.951, sent. del 18-V-2005). Vuelto a analizar el tema luego de la reforma que la ley 25.990 le hiciera al art. 67 del Código Penal -con prescindencia de que la misma no sea aplicable al caso-, me he persuadido de que aquella tesis es aplicable a ambas formas concursales. Voto por la afirmativa. A la tercera cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria dijo: 1. El señor Defensor denunció -en cuanto interesa extractarparte, la 129, violación tercera de los arts. 1º, parte, del Código de 128, segunda Procedimiento Penal -t.o. según ley 3589 y sus modificatorias-; 15 de la Constitución provincial y 18 de su par nacional. Sostuvo que la Cámara fundamentó la condena de su defendido consorte "en de los causa dichos R. A. confesorios S. ", no del coprocesado obstante que y tal declaración "resulta viciada de nulidad e inidónea" (fs. 636 -mayúsculas del original-) en tanto fue obtenida en violación "de la garantía constitucional de la defensa en juicio" (fs. 636 vta.). El desvalor de la confesión del coimputado (vector de la incriminación contra Y. ) radica, según el recurrente, en la circunstancia de habérsele recibido declaración indagatoria sin la debida notificación a la defensa para que pudiera asistirlo (fs. 636 vta. cit.). Refiere que "respecto del encausado R. A. S. ", "[e]stamos en presencia de un proceso penal con indefensión", por lo cual sus dichos indagatorios logrados en infracción a las garantías constitucionales aludidas no pueden tener ninguna carga incriminante para su asistido (fs. cit.). En esa senda, explicó de qué manera se plasmó la argüida indefensión de S. en ocasión del llamado a prestar indagatoria (v. fs. 637/642 vta.), extremos que -en lo pertinente- serán a continuación recreados para justificar el acogimiento del reclamo de la parte. 2. El 22 de junio de 1995 (10.00 hs.) el cabo R. A. S. prestó declaración testimonial en la sede del juzgado a cargo de la instrucción de la causa (fs. 40/41 vta.). Desarrollada la deposición casi hasta al final del relato suspendido ostensiblemente y se "reveló al incriminante, declarante del el acto juramento fue de ley", toda vez que -se sostuvo- "podría [prima facie] estar incurso en los extremos del art. 126 1a. parte del C.P.P." (fs. 41 vta.). De seguido se procedió a la detención del otrora testigo (fs. 42); se lo impuso de la formación de la causa en su contra -ocasión en la que prestó conformidad con la asistencia solución letrada de oficial- continuidad se (fs. 43/43 designó vta.); audiencia y sin para que preste declaración indagatoria en la misma fecha (13.00 hs.), ordenándose notificar al Defensor Oficial (fs. 44). El titular de la Defensoría de Pobres y Ausentes nº 6 de San Isidro, doctor Víctor R. Laverán, se excusó de intervenir en función de la fecha de comisión del hecho, alegando que debía entender la Defensoría nº 4 (fs. 45). El actuario del juzgado a cargo de la instrucción informó luego que la titular de la Defensoría Oficial nº 4, doctora Celia Margarita Vázquez, se hallaba ausente (fs. 46, 1a. parte). Frente a esa encrucijada, el juez de instrucción ordenó notificar la audiencia designada mediante el libramiento de cédulas a ambos defensores oficiales (fs. 46, 2da. parte), siendo diligenciadas por el auxiliar letrado del juzgado (fs. 47/48 vta.). Repárese en que la tramitada a la doctora Vázquez fue notificada siendo las 13.20 hs. (fs. 48 vta.), careciendo de ese dato la diligenciada al doctor Laverán (fs. 47 vta.), aunque parece ser que previos ambas -o con lo fueron en los simultaneidad- a minutos la inmediatamente celebración de la audiencia, que de conformidad con las constancias de la causa tuvo inicio "siendo las 13:20 horas", oportunidad en que el procesado S. depuso sobre el hecho objeto de incriminación (fs. 49/51 vta.). 3.a. La pertinencia para reclamar contra una posible violación a una garantía constitucional que no lo tiene por titular, viene liminarmente esbozada por el impugnante en cuanto explicita que la invalidez del acto reputado ilegal excede el mero interés de quien resultó afectado por la diligencia: el coprocesado S. ; en tanto, la declaración indagatoria prestada por aquél con afectación al derecho de defensa fue ponderada como prueba de cargo contra él para justificar su participación en los ilícitos investigados, quedando en pie el agravio vinculado con la condena por el delito de abandono de persona, en virtud de lo resuelto en la cuestión anterior. b. Le asiste razón. Aun cuando, en apariencia, el trámite de la indagatoria del coprocesado tuvo lugar fuera del ámbito de protección de los derechos del recurrente, no es posible dejar de reparar en que se trata de una diligencia que aparece indisolublemente relacionada con su situación procesal. Tempranamente la Corte Suprema de Justicia de la Nación del expedirse en período un caso democrático con tuvo oportunidad características similares de al presente (cf. "Fallos", 308:733, in re "R. ", cons. 3º, tercero y cuarto párrafos), reiterando esa doctrina en el precedente "D. " ("Fallos", 317:1985, cons. 15, segundo párrafo del voto de la mayoría y 14, apart. inicial del voto concurrente de los doctores Nazareno, Moliné O'Connor y Levene), estableciendo que la garantía del debido proceso que ampara nulidad al del recurrente lo procedimiento legitima pese a para que no perseguir lo tuvo la como afectado principal. Sostuvo, además, que aun cuando éste no hubiera apelado el fallo -al igual que sucede aquí con S. , que lo dejó firme a su respecto-, ello no resulta óbice para atender los agravios del reclamante; pues la interpretación de la actitud particular de aquél "no puede ampliarse hasta perjudicar el derecho de un tercero que cuenta con interés legítimo en la impugnación" ("Fallos", 308:733 cit., cons. 3º, apartado final del cuarto párrafo). De cualquier modo, no corresponde asimilar la falta de articulación del respectivo recurso extraordinario por parte de S. como convalidación de las irregularidades puestas de indagatoria, resalto en siendo el que trámite lo de cuestionó su en declaración reiteradas oportunidades durante el curso del proceso (cf. fs. 430/433 vta.; 578/579). La Corte federal concluyó que impedir que el recurrente pueda beneficiarse de las sanciones procesales derivadas de la constatación del menoscabo constitucional denunciado "equivaldría a permitir la violación sistemática de derechos individuales para obtener pruebas en contra de otras personas distintas de las directamente afectadas por la infracción" (cf. "Fallos", 317:1985 cit.). Esta postura alentaría los métodos inconstitucionales con la esperanza de que aunque no valgan respecto del titular de la garantía vulnerada, podrían en cambio brindar utilidad como prueba de cargo respecto de otros coimputados (de esa opinión crítica participa Carrió, Alejandro D., Garantías en el Proceso Penal, ed. Hammurabi, Bs. As., 2000, º 28, p. 245; en especial, su comentario al citado fallo "D. ", en "Detenciones arbitrarias y regla de exclusión: cuando la Corte habla así, da gusto oírla", publ. en "La Ley", t. 1995-B, pp. 349 y ss., particularmente, pp. 356/357). c. atender un Por lo reclamo que llevo ajeno al dicho, resulta titular de la posible garantía constitucional afectada y que se refiere a la situación de un coprocesado a cuyo respecto la sentencia condenatoria ha pasado en autoridad de cosa juzgada por falta de impugnación (tal, como se dijo, la posición de R. A. S. ); puesto que, mediante el remedio articulado, Y. pretende excluir la ponderación de las manifestaciones vertidas por aquél en tanto esa ocasión actuación confesional comportó de uno de de la los prestar no sólo coautoría soportes declaración resultó del en indagatoria sostén como deponente, que reposó prueba sino la en que prueba indirecta de la participación atribuida al aquí presentante (v. fs. 596 in fine/600). La argüida existencia de una ilegalidad inicial en la primera declaración indagatoria recibida en la causa se proyecta así -con el ropaje de indicio- como prueba de la intervención de otro partícipe del mismo hecho. 4. Ingresando estrictamente en la consideración de la cuestión a resolver, la necesidad de salvaguardar los derechos esenciales contemplados en el régimen constitucional local (art. 15), en la Constitución nacional (art. 18) y los tratados internacionales incorporados al bloque de constitucionalidad (arts. 75 inc. 22º, C.N.; 8.2, aps. c, d y e, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; 14.3 aps. b y d, Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, entre otros), me persuaden del acierto del reclamo. El modo de gestación del llamado a prestar declaración indagatoria, más allá de la decisión adoptada por el juez de grado frente a la coyuntura planteada al momento de notificar la realización de la audiencia a la Defensa Oficial, permite concluir que el coimputado S. careció de la posibilidad cierta de acceder a la defensa provista por el Estado que le asegurara cobertura técnica frente a la emergencia de haberse transformado, sin tregua de continuidad (en el curso de la mañana del día 22 de junio de 1995), de testigo a procesado (detenido e incomunicado) llamado a deponer en los términos del art. 126, 1er. párrafo del Código de Procedimiento Penal (ley cit.). La garantía constitucional en ciernes no se agota en el aseguramiento ejercer el de imputado; la defensa ésta es material solo que una pueda de sus manifestaciones. Incluye, con igual rango protector la de contar con un abogado defensor, precisando -los artículos del Código ritual que la reglamentan en oportunidad de la audiencia indagatoria- el momento a partir del cual debe operar (doctr. arts. 1º y 128, párrafo segundo del C.P.P. cit.; P. 76.998, sent. de 29-XII-2004, cf., particularmente, voto del doctor Hitters). La carencia de la posibilidad concreta de asistencia letrada, sea quien fuera el Defensor Oficial que debió asistirlo, situación de colocó al indefensión, procesado en ese ante una momento evidente crucial del proceso. Las aluden argumentaciones exclusivamente notificación previa al convalidantes cumplimiento establecida en el de la formal art. alzada de 128, la 2do. párrafo del Código procesal citado (v. fs. 595/596), sin tener en cuenta que la sucesión de los acontecimientos descriptos ut supra en el numeral 3, derivó en la privación de la oportunidad cierta de que el coimputado S. pudiera ser asistido por un Defensor Oficial frente al acto de la indagatoria. Justamente, el repentino cambio de su situación procesal, en virtud del encadenamiento de actos que provocaron -en el curso de poco más de tres horas y sin alejarse del asiento de la sede del juzgado- su pasaje de testigo a procesado (detenido e incomunicado -v. fs. 43/43 vta.-), debió alertar al juzgador respecto de la necesidad de extremar dichos recaudos. De ese modo, fue indagado sin asegurársele la posibilidad real de obtener la orientación técnica garantizada constitucionalmente. Tiene dicho la Corte Suprema de Justicia de la Nación que el derecho a contar con asistencia técnica requiere que sea observado algo más que formalmente. De modo que no basta con que aparezca virtualmente cumplida dicha exigencia constitucional, sino que es preciso que la posibilidad de contar con el adecuado asesoramiento legal haya sido efectivamente provista al imputado, a fin de evitar dejarlo en estado de indefensión (cfr., entre otros, doctr. "Fallos", 189:34; 279:27; 311:2502; ib. mi voto en P. 83.757, sent. de 8-VI-2005). La circunstancia de que S. fuera anoticiado del derecho a negarse a declarar, escogiendo hacerlo en lugar de ampararse en esa garantía (v. fs. 49 vta.), no obsta a lo concluido. Pues, de lo que aquí se trata es de que la decisión que el procesado pueda adoptar en uno u otro sentido lo sea luego de haber podido oír el consejo de su defensor (cfr. P. 83.757 cit.) sobre la conveniencia o no de declarar, o acerca del tenor de sus dichos. Y, en el caso, esa tutela no le ha sido asegurada. La resolución irregularidad judicial derivada oportuna de respecto de la falta de la excusación efectuada por el Defensor Oficial doctor Laverán fundada en razones de turno, importó que al momento de la declaración indagatoria no estuviera efectivamente determinado cuál era el letrado encomendado de la asistencia técnica del coimputado S. . Adviértase que en el acta de audiencia se le hizo saber el juzgado interviniente y el señor Agente Fiscal a cargo del caso. Sin embargo, pese a establecerse que será asistido por el Defensor Oficial no se individualizó quién afrontaría su defensa (fs. 49 cit.). Evidentemente a ese entonces su determinación era tan incierta que el juez anotició por cédula tanto al defensor que se había excusado como a la titular de la Unidad de Defensa Penal nº 4, pese a haber certificado su ausencia. La conclusión de que el defensor excusado pudo haber estado en condiciones de proveer a la asistencia de S. al quedar personalmente notificado de la celebración de la audiencia, podría dar lugar, en todo caso, a consideraciones de otro orden, por lo que propicio se ponga en conocimiento de la señora Procuradora General lo actuado por la Defensa Oficial a los fines que estime corresponder. Empero, ni la irregularidad señalada en el ámbito de la actividad jurisdiccional eventualmente agravar su ni achacársele condición la al indiferencia defensor procesal si es que podría excusado pueden que no se quiere interpretar la actuación del defensor en la estructura del Código ritual superflua. por Pues, interpretado en entonces vuelvo a vigente repetir, diversas la como una Corte circunstancias figura federal que la ha mera existencia formal de un defensor técnico no abastece el contenido de la garantía en ciernes (doctr. arraigada desde "Fallos", 189:34), máxime cuando el imputado a quien el Estado debe brindarle ese resguardo se encuentra detenido, en las condiciones en que lo fue en el presente caso, sin chances reales de proveerse de mejor manera de un asesoramiento letrado. El rol que se espera de los jueces ante estas situaciones excepcionales requiere de otro compromiso. Ese es el sentido que cabe otorgarle a los deberes ordenatorios e instructorios del proceso asignados para "disponer de oficio toda diligencia que fuere necesaria para evitar nulidades" y procurar que la mayor economía y celeridad del proceso no se logren en desmedro del derecho de defensa (art. 71 inc. 4º -aps. "b" y "e"- del C.P.P. cit.). Corresponde, pues, considerar transgredido el art. 18 de la Constitución nacional, el 15 de su par local y el 1º del Código Procesal Penal (t.o. ley 3589 y sus modificatorias) y, en consecuencia, declarar la nulidad de la declaración indagatoria actuada a fs. 49/51 vta. 5. No probatoria de cabe la ninguna duda diligencia sobre la nulificada inhabilidad como prueba confesional respecto de S. , a la par que como elemento indiciario en relación con los otros coimputados. Resta considerar ahora irregularidad probatorios cuál frente es el al ponderados efecto concurso por el expansivo de de otros sentenciante; esa factores esto es el rendimiento de la regla de exclusión. Sentado ello, corresponde examinar a continuación en qué medida la invalidez declarada afecta la acreditación de la autoría del coimputado Y. (al igual que la de L. -de la cual me ocuparé en la cuestión siguiente-) en relación con el delito de abandono de persona reprochado. Veamos. a. Cabe aclarar, como asunto previo, que si bien la materialidad infraccionaria no ha sido cuestionada, ni en el recurso bajo estudio (v. fs. 634, ult. párr.; 636 de las cuales estuvieron surge de modo circunscriptos a evidente que controvertir los la agravios coautoría endilgada a Y. ), ni en la instancia de apelación (v. fs. 596; doctr. art. 342, C.P.P. -t.o. ley 3589 y sus modificatorias), siendo que el a quo la tuvo por acreditada mediante los elementos probatorios regidos por los arts. 238, 251 a 254 y 256 del Código de Procedimiento Penal citado, aun decayendo la prueba confesional -declaración de S. de fs. 49/51 vta.-, ella aparece suficientemente abastecida en sus aspectos centrales -y en lo que atañe a la parcela fáctica aquí relevante-, con el resto de las constancias probatorias indicadas. b. En cuanto a la participación de Y. , la alzada confirmó la considerando sentencia acertado de lo la resuelto instancia en de relación origen con su coautoría, al tenerla por justificada mediante "el conducto probatorio que rigen los arts. 258 y 259 del C.P.P." (fs. 597 vta.). Así, ponderó como indicios cargosos, los siguientes. En primer lugar, la "injurada del coprocesado S. -fs. 49/51- [...] de la cual surge inexcusable la participación de los incusados [Y. y L. ] en el quehacer probado" (fs. cit., últ. párr.). Estableció que sus dichos se hallaban corroborados por los testimonios de J. R. C. -fs. 9 y vta.; 39 y vta. y 438 y vta.-, quien al observar en un periódico la fotografía del anciano, víctima de autos, se presentó espontáneamente ante la seccional policial de Benavidez a fin de aportar datos que resultaron de gran interés para el esclarecimiento de los hechos. Además, dicho testigo reconoció fotográficamente al imputado R. S. como uno de los policías que subió al anciano que él mismo auxilió a la camioneta policial (fs. 599). También, por las manifestaciones de J. O. F. de fs. 10 y vta., ratificadas a fs. 21 y vta., quien fue conteste en señalar "que los vecinos dieron aviso a la policía", ante "la presencia en el lugar de un anciano que se encontraba desorientado", y que luego de arribar "un móvil policial, con dos uniformados", se llevaron a dicho sujeto (fs. 599 cit.). Adunó, a su vez, la declaración testimonial brindada por el Comisario S. C. de fs. 26 y vta. y 99 y vta., en tanto refirió que en la dependencia a su cargo se encontraba asignada la camioneta Pick Up, marca Chevrolet -móvil nº 12.092- y que el día 29 de diciembre de 1994 en el horario en que habría acaecido el hecho investigado se hallaba de acompañante chofer el de Agente esa R. unidad S. . el Cabo H. Consideró, Y. y como como dato coadyuvante, que esa circunstancia se hallaba corroborada "por la parte pertinente del Libro de guardia, que en fotocopia luce a fs. 11/12", del cual surge que en esa franja horaria el móvil individualizado con el nº 12.092 se hallaba recorriendo la jurisdicción al comando del Cabo Y. (fs. 599 vta.). Concluyó, que esos indicios apreciados globalmente y en forma conjunta permitían arribar al grado de certeza necesario para tener por acreditada la intervención referida (fs. 600). c. Con este panorama, es dable concluir que la investigación ya contaba con un cauce probatorio autónomo y, además, previo a la declaración de S. invalidada, en virtud de la presentación espontánea del vecino C. , luego de haber advertido la publicación de la fotografía de la víctima de autos en un periódico (fs. 9 y vta.). Los testimonios de él y de F. (fs. 10 y vta.) dan cuenta de la situación del anciano, quien aparece extraviado en el vecindario al que ellos pertenecen, el día 29 de diciembre de 1994 en horas de la noche, razón por la cual reclaman la presencia del personal policial. C. -mediante exhibición fotográfica- individualizó a S. como el preventor resistencia que al convenció quehacer al policial anciano y lo de subió deponer al su móvil, llevándoselo (cf. fs. 39 y vta.). Al día siguiente, al encontrar el testigo C. lo interrogó comentándole sobre éste nuevamente a S. en la vía pública la "que suerte había del sido "hombre trasladado mayor", a un Instituto" (fs. 9 y vta.; 39 y vta.), extremo que no fue tal; pues, se probó de modo indubitable que los preventores se retiraron del lugar con el anciano y, sin embargo, no arribaron con él a la dependencia policial (cf. constancias del Libro de Guardia de fs. 11 y 12 y la declaración del Comisario a cargo de la Seccional 4ª de Benavídez -Tigreya citada). Repárese en que ha sido, en rigor, el resto de la prueba ponderada por la alzada, que tuvo origen en una fuente independiente -que llega a esta instancia incuestionada-, la que primeramente sindicó al Agente S. y al Cabo Y. como los probables partícipes del hecho investigado. Entonces, ha quedado establecido que la condena respecto de H. Y. en el carácter de coautor del delito de abandono de persona (art. 106, primer párrafo -cf. texto anterior ley 24.410- [B.O., 2-I-1995] del Código Penal), cuya significación jurídica no ha sido controvertida, se sustenta en otros medios de prueba y constancias del proceso que son independientes de las manifestaciones de S. obtenidas irregularmente; debiendo, por ende, confirmarse a su respecto la sentencia apelada (cfr. doct. art. 365, C.P.P. citado). No obstante, en razón de lo resuelto al tratar la cuestión anterior (prescripción del delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público por el que también venía condenado -integrante de un concurso ideal-) deberá volver la causa a la instancia de origen a fin de determinar la pena a imponer. Con el alcance dado, voto por la afirmativa. La señora Jueza doctora Kogan, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Soria, votó la tercera cuestión planteada también por la afirmativa. A la tercera cuestión planteada, el señor Juez doctor Hitters dijo: Discrepo con el señor Juez del primer voto pues a mi juicio no es procedente el agravio de la defensa de Y. en cuanto pretende que se invalide la declaración indagatoria del coprocesado S. , y se vede en consecuencia, el empleo de los dichos que vertiera en esa oportunidad como prueba de cargo para todos los imputados. 1. El magistrado que abre este acuerdo ha reseñado tanto los reclamos traídos en el recurso que aquí se examina embargo, poner de como respecto resalto las de tramitaciones éstas ciertos de últimas, detalles esta causa. considero que me Sin relevante llevan a no compartir su propuesta. Luego de resolver la suspensión de la declaración testimonial de S. (fs. 40/41), el Juez dictó de seguido dos resoluciones, la primera de ellas (fs. 42) ordenando su detención declaración y la segunda indagatoria (fs. ese 44) mismo citándolo día a las a 13 prestar hs. y disponiendo la notificación al Defensor Oficial. A Defensoría fs. nº 45 6, obra un doctor escrito Laverán, del titular titulado de la "DEVUELVE LA CAUSA-SE EXCUSA" en el cual expuso que por razones de turno no le correspondía intervenir en el caso, y que debía hacerlo la doctora Vázquez. A fs. 46 consta un informe actuarial según el cual la titular de la Defensoría nº 4, doctora Vázquez, no se encontraba en la dependencia. El Juez entonces ordenó librar cédulas de notificación tanto a ésta funcionaria como al doctor Laverán "... no obstante la excusación planteada por el último en el día de la fecha, a fin de notificarlos de la audiencia designada ..." (fs. 46). La cédula mediante la cual se comunicó la audiencia al doctor Laverán (fs. 47) daba cuenta que se celebraría a las 13 hs. de ese día y fue diligenciada por el auxiliar letrado del Juzgado y firmada personalmente por dicho defensor, sin que formulara objeción o manifestación alguna (fs. 47 vta.). De allí cabe inferir que tomó conocimiento del acto a celebrarse con antelación al mismo y sin que se hubiera proveído favorablemente su pedido de apartamiento de la causa. El funcionario se encontraba, por lo tanto, en condiciones de proveer a la asistencia de S. puesto que la indagatoria comenzó a las 13.20 hs., según el acta de fs. 49. La decisión del defensor de no concurrir a la audiencia importa consideraciones de otro orden -a las que me referiré más abajo-, que no configuran la transgresión que se pretende. Por lo demás, al iniciarse la audiencia y serle informado su derecho a designar un letrado, S. al se conformó con la Defensa Oficial y expuso que no requería la presencia de la misma (fs. 49). No se encontraba dentro de los deberes a cargo del Juez el de asegurar la presencia de un abogado en la audiencia, pues su obligación se circunscribía a comunicar a la defensa pública su celebración y a informar al imputado de sus derechos al respecto. Todo lo cual, como ya se ha dicho, encuentro cumplido. 2. En estas condiciones, el dato de que el Juzgado también hubiera librado una cédula para anoticiar de la indagatoria a la doctora Vázquez (fs. 48), no aporta una circunstancia que incida en el enfoque del caso. En efecto, esta superabundancia de notificaciones a defensorías diversas, pone de manifiesto el esfuerzo del Juez por comunicar la designación de la audiencia. Y si bien es cierto que, como lo señala el doctor Soria, deja en la indefinición cuál era el funcionario que en concreto asumiría el rol de defensor (como resulta del acta de la indagatoria, en la cual no se precisa de quién se trataba) también lo es que todo esto no impidió que efectiva y personalmente un defensor haya sido notificado con antelación a la celebración de la audiencia. De allí que, la falta de decisión expresa por parte del juzgador sobre la excusación planteada por el doctor Laverán, quedó suplida -a los efectos de cumplir la notificación que aquí se analiza- con la decisión implícita y en sentido cédula. negativo, Oportunidad en resultante la que, de notificarlo insisto, el letrado por que antes se había excusado, no opuso en ese momento, reparo alguno. Tampoco encuentro pertinente, para resolver acerca de si se vulneró el derecho de defensa en juicio en dicho momento procesal, considerar cuál funcionario debía en rigor intervenir ni cuál lo hizo con posterioridad. La regulación establecida por el art. 128 del Código de modific.) concluyo legales Procedimiento fue que y acatada no se Penal por han el (según juzgador configurado constitucionales ley invocadas y las en 3589 por lo y sus tanto, transgresiones la impugnación (arts. 1 y 128 del C.P.P., según ley 3589, 15 de la Const. prov. y 18 de la Const. nac.). 3. Sin perjuicio de ello, coincido con mi colega del primer voto en que el caso amerita ponerlo en conocimiento de la Procuración General a fin de que se evalúe la pertinencia de -por la vía que corresponda- impartir instrucciones o adoptar otras medidas en resguardo de los intereses que tiene a cargo proteger (arts. 1, 12, 13 incs. 1 y 11 y 18 a 22 de la ley 12.061). De todos modos, la regulación contenida en los arts. 308 y 309 del Código Procesal Penal establecido por la ley 11.922 (y sus modific.) brinda mucho menos margen para que se susciten situaciones como la que aquí se analiza. 4. En cuanto a la denuncia de absurdo en la valoración de la prueba, no se trata de un planteo autónomo sino referido al tema que se acaba de abordar. Así lo voto. El señor Juez doctor Genoud, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Hitters, votó la tercera cuestión planteada en el mismo sentido. A la tercera cuestión planteada, el señor Juez doctor de Lázzari dijo: Me sumo a la posición sustentada por el doctor Hitters, ya que considero que la notificación de la audiencia indagatoria señalada respecto de R. A. S. no ha padecido los vicios adjudicados por el Juez de primer voto y, consiguientemente, juzgo que con ello no se ha afectado el derecho a la defensa en juicio del nombrado. Me explico. 1.- De acuerdo a los antecedentes que se relatan en el sufragio del doctor Soria -vid. punto 2.- el Defensor Oficial, doctor Laverán, tomó conocimiento de la hora de la convocatoria dispuesta por el Magistrado instructor y, pese a que primeramente se había excusado, no reiteró su actitud y simplemente rubricó el anverso de la cédula que luce a fs. 47 vta. Es que, pese al planteo excusatorio de fs. 45, el juez de grado decidió notificar la audiencia tanto al nombrado defensor como a la que según este era la que debía intervenir en autos (ver fs. 46). Cabe recordar que el imputado se hallaba detenido e incomunicado, según se desprende del acta que obra a fs. 43 vta. 2.- No pongo en dudas, desde ya, la legitimación de Y. para el planteo recursivo enderezado a cuestionar la validez de la indagatoria del coimputado S. . Me remito, entonces, a los desarrollos que hace el doctor Soria en el punto 3 de su voto. 3.- Ahora bien, no encuentro un vicio en la notificación que apareje la transgresión al derecho a la defensa en juicio, como anticipara, incluso desde la perspectiva de que la garantía debe ser observada más que formalmente. Teniendo en cuenta que el desarrollo del proceso se llevó a cabo bajo el digesto de la ley 3589 y sus modif. y que, en mi inteligencia, el aseguramiento de esa garantía no estaba posibilitar reglamentada una real en aquél orientación con técnica el alcance anterior a de la recepción de la declaración, es decir, no era exigencia legal en ese sistema normativo que el imputado cuente con una audiencia asesoramiento previa y a la consejo de indagatoria la para recibir representación técnica designada (vid., en ese sentido, mi voto en P. 83.757, sent. del 8-VI-2005), lo cierto es que -estando incomunicado- sólo está legalmente prevista la asistencia del defensor a la audiencia (art. 432 in fine, Cód. cit.), derecho este que es perfectamente renunciable por el imputado, como expresamente se desprende de la audiencia protocolizada a fs. 49/51 vta. Si esto es así, del único derecho que podría pensarse se privó al imputado, es el de aconsejarle a viva voz durante el desarrollo de la audiencia de que se niegue a declarar (art. 133, Cód. cit.), supuesto este que -claramente- estuvo dentro de los parámetros avistados por el encausado al no requerir la presencia del Defensor en la audiencia. Por otra parte, de la misma audiencia se infiere que el juez de grado puso en conocimiento del nombrado ese derecho (vid. fs. 49 citada). No cuestionada la legalidad del desarrollo de tal acto procesal, control del que también se privó el imputado al no reclamar la presencia del Defensor, cuadra señalar que se ha cumplido acabadamente con los arts. 1 y 128 del Código de Procedimiento Penal -t.o. por ley 3589 y sus modif.- (arts. 15, Const. prov. y 18, Const. nac.). 4.- Señalo, por último, que no resulta aplicable la doctrina de este Tribunal recaída en el precedente P. 83.757 recordado por el doctor Soria, ya que en esa causa el presupuesto fáctico era otro: el imputado había pedido que el defensor designado estuviere presente en la declaración indagatoria, matiz este no detectado en autos. Tampoco es asimilable la situación descripta en P. 76.998 (sent. del 29-XII-2004). En esas actuaciones, en puridad, se estableció que la Defensa Oficial del causante no había designada sido (se notificada "deslizó" de la debajo audiencia de la indagatoria puerta de la Defensoría Oficial un oficio comunicando la designación de la misma). 5.- Con tales alcances, voto por la negativa. Los señores jueces doctores Negri y Pettigiani, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Hitters, votaron la tercera cuestión planteada en el mismo sentido. El señor Juez doctor Roncoroni, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Soria, votó la tercera cuestión planteada también por la afirmativa. A la cuarta cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria dijo: 1. El señor defensor particular del coprocesado H. H. L. dedujo -entre otros agravios- un planteo del mismo tenor al realizado en el recurso tratado precedentemente sobre la afectación del derecho de defensa en la declaración indagatoria del coimputado R. A. S. (v. fs. 647/649). Son aplicables, entonces, las consideraciones formuladas en la cuestión anterior -en especial, v. punto 3., en lo que atañe a la legitimación del recurrente para formular dicho procedencia-, reclamo, a las y punto 4., me remito cuales en cuanto por a su razones de economía procesal. 2. Como vimos antes, establecida la inhabilidad probatoria de la diligencia nulificada como elemento indiciario, debe examinarse si los restantes medios pueden aun constituir elementos suficientes para justificar el reproche dirigido contra L. . La alzada tuvo por acreditada la intervención de L. por idéntico carril probatorio que el establecido respecto del coprocesado Y. (arts. 258 y 259, C.P.P. -t.o. ley 3589 y sus modificatorias-) y conformado con los mismos tópicos (v. detalle efectuado en el numeral 5, b. de la cuestión anterior). Resulta evidente que la situación es distinta respecto de L. . En cuanto a la participación que se le atribuye, eliminando el acto viciado (la declaración de S. de fs. 49/51 vta.), el resto de la prueba habida en la causa no permite afirmar el reproche con el alcance esgrimido por el sentenciante. Sólo a partir de la directa imputación de S. es posible reconstruir el aporte dirigido contra L. , en el sentido que él habría sido el oficial de servicio que, mediante comunicación con quienes se hallaban a cargo del móvil que llevaran estuvo al en sujeto la emergencia, a la les dependencia indicó "que policial y no lo abandonaran fuera de la jurisdicción" (cf. descripción de fs. 596). En rigor, respecto de L. únicamente puede tenerse por corroborado por prueba diversa a la invalidada, el carácter de oficial de servicio a cargo de la repartición en el momento del suceso (cf. declaración del Comisario C. tantas veces aludida y las planillas de fs. 11/12). Y, aun cuando pudiera considerarse que L. conocía el pedido de auxilio que vía telefónica habría ingresado a la dependencia policial (circunstancia por él desmentida en su ampliación indagatoria de fs. 242/243 vta., al indicar que esa función se encuentra a cargo del Auxiliar de Guardia; y a tenor de las testimoniales prestadas a pedido de la defensa -v. M. a fs. 440/vta. y S. a fs. 447/448- y las de D. O. a fs. 100/vta. y de G. a fs. 212/vta.), el hipotético contenido determinante de su conducta en el actuar de los que directamente tuvieron en sus manos la "suerte" del anciano no surge de ninguna otra evidencia de la causa. Los testigos del hecho (C. y F. ) nada pueden aportar respecto del reproche formulado contra L. . Si la indicación reprobada existió quedó circunscripta al diálogo entre su emisor y los receptores, sin que obre en el expediente prueba acreditante de esa circunstancia. 3. Por ello, asumiendo competencia positiva corresponde absolver al coimputado H. H. L. respecto del ilícito de abandono de persona (art. 106, apartado inicial, según texto anterior ley 24.410) que respecto de la condena apelada quedaba pendiente de revisión (cf. art. 365, C.P.P. cit. y su doctrina). Voto, pues, por la afirmativa. La señora Jueza doctora Kogan, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Soria, votó la cuarta cuestión planteada también por la afirmativa. A la cuarta cuestión planteada, el señor Juez doctor Hitters dijo: 1. Por las razones expuestas al votar la cuestión anterior, a las que me remito, discrepo con el magistrado del primer voto y entiendo que no corresponde invalidar la declaración indagatoria de S. , y por lo tanto, debe mantener los efectos probatorios que le asignara la Cámara, en lo que aquí interesa, respecto del coimputado L. . 2. La impugnación que se examina también contiene agravios acerca de la prueba de la autoría mediante indicios pues se habrían transgredido, según se denuncia, los arts. 258 y 259 del Código de Procedimiento Penal (según ley 3589 y sus modific.)(fs. 649/654). Pero el reclamo no puede prosperar pues el ataque a los elementos y al conjunto de presunciones conformado por la alzada (fs. 597 vta./600) versa sobre la valoración de la prueba sin que se haya demostrado la configuración de alguna situación -absurdo o composición ilegal de la prueba- que permita habilitar la competencia de la Corte en tal materia (conf. doct. art. 360 del C.P.P. citado). Voto por la negativa. Los señores jueces doctores Genoud, de Lázzari, Negri y Pettigiani, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Hitters, votaron la cuarta cuestión planteada también por la negativa. El señor Juez doctor Roncoroni, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Soria, votó la cuarta cuestión planteada también por la afirmativa. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, oído el señor Subprocurador General, se resuelve: 1.- Por mayoría declarar de oficio la extinción de la acción procesados H. penal por Y. H. y prescripción H. L. en respecto orden al de los delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público (arts. 2, 59 inc. 3º, 62 inc. 2º, 67 -según texto anterior a las leyes 25.188 y 25.990-, en relación con el 248 in fine del Código Penal), por el que junto a otro ilícito venían condenados. 2.- Por mayoría, rechazar los recursos extraordinarios de inaplicabilidad de ley interpuestos, con costas (art. 69, C.P.P. -según ley 3589 y sus modific.-). 3.- Devolver los autos a la instancia de origen para que proceda a graduar mencionados procesados condena ha que en quedado la orden firme y pena al de a imponer delito a materia conformidad con los de las circunstancias atenuantes y agravantes que también lo están (arts. 40 y 41, C.P.). 4.- Diferir para su oportunidad la regulación de honorarios por ante instancia esta los trabajos (art. profesionales 31 2do. desarrollados párrafo, dec. ley 8904/1977). 5.- Poner en conocimiento de la señora Procuradora General lo actuado por la defensa oficial en la instancia de grado, a los fines que estime corresponder (arts. 1, 12, 13 incs. 1º y 11º y 18 a 22, ley 12.061). Regístrese y notifíquese.