LOS QUE ERAN SUPERIORES TAMBIÉN RECUERDAN Urbano Valero, Provincial de España Resumen de la conversación mantenida en Salamanca el día 22 de abril de 2010 con el P. Urbano Valero, Provincial de España desde 20 enero 1970 hasta 4 septiembre 1975. Antes había sido Provincial de Castilla y después fue Rector de la Universidad Pontificia de Comillas (Madrid). Hace justamente 40 años, en estos últimos días de abril, ¿cuál era su estado de ánimo? ¿Agobiado, estresado por el trabajo, preocupado por lo que podía pasar, rebosante de felicidad por la próxima visita del P. Arrupe a España? Más bien de todo un poco, pero predominaba lo último. Nos enfrentábamos con tres problemas: el de la vera Compañía [la verdadera Compañía], las previstas reacciones de Misión Obrera y la visita a Franco. Mi trabajo se ciñe a las reacciones del grupo de Misión Obrera ante la visita de Arrupe a Franco. Es verdad que lo de la vera Compañía me interesa… Por cierto, ¿es verdad que todos los Provinciales de España dimitieron en bloque? Sí, sí… Presentamos nuestros cargos al P. Arrupe y así se lo comunicamos al Papa Pablo VI Pero la gente no se enteró. Yo no supe nada hasta que lo leí hace un par de años en un libro de Manuel Alcalá. Es verdad. Yo lo comenté en la Congregación General del año 1975 (la XXXII) y muchos de los PP. Congregados no lo sabían…. El testimonio del P. Alcalá Mi felicitación al P. Ignacio Iglesias Para Uds., era más grave el problema de la vera Compañía que el que podía suscitar la Misión Obrera, ¿no? Por mi parte yo me sentía más seguro ante el problema de la vera Compañía que ante la Misión Obrera: yo nunca había tenido ante mí a un jesuita obrero. En este viaje del P. Arrupe a España el problema gordo no era el de Misión Obrera… Los lectores de mi web, al menos la mayoría, no sabrán lo que fue la vera Compañía. ¿Podría Ud. muy brevemente decir lo que fue? ¿Sabe si en Internet se puede encontrar algo sobre la vera Compañía? Un cierto número de jesuitas pidió al P. Arrupe vivir en comunidades homogéneas bajo un superior mayor propio dependiente de él. Las cosas se fueron complicando porque no obtenían respuesta, llegando a su momento crítico cuando Monseñor Casimiro Morcillo presentó el asunto en la Conferencia Episcopal como si se tratara de crear una provincia autónoma. Fue un fenómeno que duró unos años y se fue disolviendo más o menos con el paso del tiempo. Sobre él informa ampliamente Gianni La Bella en el libro “Pedro Arrupe, General de la Compañía” Antes del viaje de Arrupe, ¿le llegaron ya reacciones contra la visita a Franco? Sí, me llegaron. Los de la comunidad de Cadarso me invitaron a comer y al final me metieron una encerrona con este tema. Vayamos un poco por partes… En el primer capítulo de mi trabajo, resumo unos párrafos de un artículo de Alfonso Alvarez Bolado sobre la evolución histórica de la Compañía en España en aquellos años (entre 1936 y 1989). “La entrevista de Arrupe con el Generalísimo era inevitable”. ¿Está Ud. de acuerdo con esta afirmación de Alvarez Bolado? Era inevitable por los antecedentes que Arrupe tenía con Franco. Si cada vez que Arrupe había venido a España había acudido a ver a Franco para pedirle dinero para el Japón, ahora siendo General le parecía que no podía de dejar de pasar a saludarlo y reiterarle su agradecimiento. Me pareció y me parece un motivo muy puesto en razón. Ya sabes que Franco fue un “bienhechor” de la Compañía. Sin él no estaríamos hablando en esta habitación… También podemos considerar a la República una gran “bienhechora”. Sin la expulsión, muchos jesuitas hubiesen muerto… En Valencia Arrupe defendió su visita a Franco apelando a un deber de gratitud. Conozco a esta autoridad civil española a quien voy a visitar, personalmente. Ha sido un bienhechor nuestro en el Japón; gran bienhechor del Japón. Yo me siento obligado. No quiero dar la motivación. Pero estos son algunos de los motivos que he tenido que considerar Parece que su agradecimiento no se debía sólo a los dineros recibidos, sino porque Franco, a petición de Arrupe y fiándose de él, concedió “papeles” a unos jesuitas húngaros que, escapados de su país, estaban en Japón totalmente indocumentados. Este detalle no lo sabía; bien puede ser cierto. El favor de Franco a Arrupe Sin este deseo personal del P. Arrupe de visitar a Franco, ¿Uds. hubiesen estado más “tranquilos”? Pues quizás sí… Como Provincial de España, ¿comunicó Ud. alguna vez al P. Arrupe o a la Curia de Roma (al P. Blajot, Asistente de España) los “peligros” de esta visita? Sí, sí; para él estaba todo claro. Conocía muy bien la situación. En las actas de una reunión de Provinciales de España (mediados de marzo del 70), al hablar de la preparación del viaje del P. Arrupe a España, en el punto concreto de la visita a Franco, hay este inciso: “si se puede obtener”. ¿Quién tenía más interés en esta visita: Franco, Arrupe, la Compañía de España? Fue un interés personal del P. Arrupe. Y, una vez que su intención trascendió al público, ya no era posible volver atrás por las oposiciones expresadas. Aparte de ello, la posición personal de Arrupe, como General de toda la Compañía, iba más allá de los problemas exclusivamente españoles. En el segundo capítulo, buscando una “composición de lugar” histórica, he seguido la tesina de Jesús Giménez sobre Misión Obrera. En ella encontramos: “Misión Obrera versus superiores de la Compañía. 1970: Un hecho importante acaecido en el mes de abril inaugura un año de enfrentamientos con los superiores”. ¿Es 1970, con sus dos hechos (la visita de Arrupe en mayo y la fallida reunión de los PP. Provinciales con la Misión Obrera de diciembre) el punto álgido del desequilibrio entre los superiores y la Misión Obrera? Pero ya iba viniendo de antes. Recuerdo la reunión de Villa San José: reunión de PP. Provinciales con algunos de la Misión Obrera (Borri y Armentia) a principios de septiembre de 1968. Quedamos impactados por el tema de la lucha de clases: ellos lo tenían asimilado; nosotros no llegábamos a comprenderlo. Hubo un desfase de comprensión. No se quedaron a comer con nosotros. La reunión de Villa San José Según las actas de la reunión Según Jesús Giménez Carta de Ignacio Iglesias a José Mª Borri La fallida reunión de diciembre no entra dentro del tema. Consta que Ud. se tomó con interés la preparación de esta reunión: hizo un viaje hasta Sabadell para ello (Borri estaba en la clínica después de un accidente), pero parece que prometió lo que los Provinciales no quisieron luego dar: ir a la reunión habiendo contestado un cuestionario por escrito Los Provinciales querían esperar y ver, no querían comprometerse a nada por adelantado Hay muchos papeles sobre esta reunión, pero ahora no toca… Lo que toca son las reacciones del grupo de Misión Obrera, que para entenderlas bien hay que situarlas en un contexto más amplio, pues Misión Obrera no fue el único grupo que reaccionó. Un grupo de jesuitas catalanes, de Barcelona, escribió ya en febrero una carta al General, para advertirle de los peligros de la visita a Franco. Esta carta le fue entregada a Arrupe por el P. Sobrerota (no firmante de la carta). Arrupe, parece ser que sin leerla, dijo que se la enviaran a Ud. ¿Recuerda esta carta? Pues no, no la recuerdo. Ellos siguiendo las instrucciones de Arrupe se la enviaron, pero también escribieron una segunda carta al P. Arrupe poniendo en el sobre la palabra “SOLI”. Era una manera de decirle: “La leerás quieras o no”. Algo recuerdo, algo me diría Blajot… Si la recibí (lo que se envía se recibe) estará en el archivo de Madrid… En la carta vienen a decir: si ha de ir a ver a Franco, mejor que no venga. Hay otra frase un poco dura: le dicen que sus consultores no tienen ni idea… …se atreven a manifestarle que entre quienes le aconsejan más inmediatamente quizás no se da siempre ni el conocimiento vivo ni la sensibilidad suficiente para captar el alcance de los problemas. Era verdad. ¿Qué iban a saber de la situación española, tan particular y tan complicada, un canadiense, un americano, un húngaro americanizado, un italiano? ¿Qué iban a decirle a Arrupe si éste les decía que siempre lo había ido a ver? El P. Arrupe probablemente no tuvo los mejores consultores para este asunto… A veces, por bueno, hasta llegó a meter al propio “enemigo” en casa… Las cartas Cuando Arrupe defiende esta visita a Franco dice que lo ha consultado con todos, también con los de España. …que esta decisión que yo he tomado, no por presión, sino libremente, después de consultar y a personas responsables de España y a personas responsables de toda la Compañía, Por lo que Ud. ha insinuado antes, parece que la visita a Franco les llegó ya como una decisión tomada. ¿O había en España, a parte de los Provinciales, otras “personas responsables”? No recuerdo que se nos hubiese consultado sobre este asunto… Se había comentado varias veces, pero nada más. A veces me he preguntado cómo es que, supuesta la categoría de los firmantes, Arrupe no hubiese contestado personalmente la carta (las dos cartas) o no hubiese convocado a alguno de ellos para hablar del asunto. Hubiese entrado dentro de la manera de ser de Arrupe, pero eran años para él de una gran actividad… Estuvo sumamente ocupado con reuniones de Provinciales y visitas a otras Provincias; y creo que para él el tema no estaba en primer plano. Sigamos adelante. En junio la reunión de los Provinciales de España se tuvo de manera extraordinaria en Roma con el P. General. Uno de los temas (el segundo) fue “Misión Obrera”. ¿Se hubiera hablado de ella si no hubiera pasado lo que pasó? Sí, ciertamente, ya que queríamos dar una mirada global a la Compañía en España, y no podíamos dejar fuera a la Misión Obrera Esto es lo que salió publicado, resumen de las actas de la reunión: 2º. Misión Obrera. Los PP. Provinciales comenzaron este tema dando cuenta, cada uno, de los jesuitas en el trabajo que hay en su Provincia; sólo sacerdotes, serán unos 30. Pensaron luego en el mismo trabajo apostólico que es la Misión Obrera. Si todo trabajo apostólico de vanguardia ha de tropezar con dificultades, no podía ser excepción éste que puede considerarse en las avanzadas del apostolado con el mundo del trabajo. Ha habido defecciones, desviaciones y posturas duras, menos conformes con la vida de jesuita; pero estas anomalías no pueden borrar lo que hay de sacrificio y de entrega apostólica en los que entregan su vida en un puesto tan difícil. Quizás ha habido poca selección y poca formación teológica, sociológica y política para afrontar las difíciles situaciones que se presentan en este campo. Con frecuencia estos hombres se han sentido aislados y desatendidos; siendo así que su aportación puede ser valiosa en el campo teológico y pastoral, por el conocimiento directo que aportan, y en todo otro apostolados por las vivencias que traen de un mundo marginado de Dios; y porque su vida interpela a la de otros jesuitas. Es un mundo que exige hombres de gran talla humana y espiritual y de seria formación teológica y socio-política, que sepan mantener su consagración a Dios y actuar apostólicamente, en un ambiente particularmente difícil. Las conclusiones a las que llegaron los PP. Provinciales, ratifican, en primer lugar, que la Compañía promueve y acepta este ministerio como propio suyo. Y siente la obligación de garantizar su buen resultado y permanencia. Por ello pareció conveniente elaborar próximamente, con los asesoramientos necesarios, unas directrices que orienten, basándose en la experiencia pasada, la vida y la labor de los jesuitas en el trabajo. Entretanto que estas directrices se elaboran, se adoptaron como medidas provisionales: no permitir los autodestinos en este ministerio –como en cualquier otro-; no enviar al trabajo, en el futuro, de modo habitual y permanente y a jornada completa, a estudiantes de la Compañía –sí, experiencias cortas-; que todos hagan vida de equipo sacerdotal, con garantías de espiritualidad, revisión de vida, Eucaristía; que todos tengan alguna actividad específicamente evangelizadora; que tengan contactos con jesuitas de otros ambientes; que con los sacerdotes dedicados al trabajo manual, convivan otros que trabajen en ambientes afines, pero que no trabajen manualmente. Es una visión un tanto edulcorada de lo que se dijo. El conjunto de los Provinciales éramos un poco más duros y críticos respecto de la Misión Obrera. ¿Recuerda si el P. Arrupe intervino al tratarse este tema? Seguramente, sí. Siempre lo hacía después de haber escuchado a todos. Y este documento ¿es letra de Torres Gasset? Ver documento Yo creo que sí, pero no puede pertenecer a esta reunión. En el 70 el Provincial de Catalunya era Rifà… Es verdad. En el 71, cuando me voy al Tchad el Provincial era Rifà, cuando regresé en el 74 ya era Torres Gasset… Lo que se dice también pega bien a Torres Gasset. Entre todos nosotros era el que comprendía mejor a la Misión Obrera, era el más cercano… Sintió mucho la salida de Borri ¿Se sintió traicionado? Traicionado, no. Pensaba que podría seguir adelante… Borri murió en pleno verano. Después se hizo un acto público en Sabadell. Encontré a faltar jesuitas. Si no me equivoco sólo estábamos Isidre Ferreté, que era como de la familia, y yo. Por lo que Borri había representado no sólo en Misión Obrera, sino también en la Provincia… Una pregunta que hago a todos. Pasados 40 años, ¿cómo se ven aquellos acontecimientos? ¿Estaban justificadas las reacciones contra la visita a Franco? ¿Se pasaron? ¿Se ven ahora las cosas de manera diferente a como se vieron en aquel momento? Por supuesto, se ven de manera diferente, con más calma y sosiego y más positivamente por parte de todos. En la reunión de Gijón, yo mismo dije públicamente lo que la Compañía de Jesús debía a la Misión Obrera, a pesar de todas las congojas que nos hicieron pasar. La reunión de Gijón: Son las “Jornadas Fe-Justicia" de la Compañía de Jesús en España, celebradas los días 2830 de diciembre de 1990 A veces me pregunto: ¿quién hizo más por la renovación de la Compañía? ¿Arrupe o los que salieron durante su generalato? Todos hicieron algo. Arrupe hizo muchísimo y supo aprovechar las aportaciones de los demás. El, ciertamente, era un hombre de formación clásica jesuítica, tanto en lo religioso como en lo político, pero junto a esto supo estar “abierto”. Me ha gustado esta conversación. Veo que Ud. se considera “arrupista”, pero sin caer en el “culto a la personalidad”. Como yo. “Culto a la personalidad”, no, pero sí con una gran estima y veneración por él.