Gurutzetako Ospitalea Hospital de Cruces Todos los años, por esta época, nos asaltan las mismas dudas acerca de la relación de nuestra exposición al sol y las consecuencias que ésta tiene ara nuestra salud. Por ello creo que merece la pena recordar algunos conceptos que nos ayuden a pasar unas vacaciones en las que, además de romper con nuestra rutina de trabajo, nos prevengan de los efectos secundarios en la piel de una excesiva exposición al sol. 1. Los rayos del sol que llegan a la superficie terrestre y que, por lo tanto, pueden incidir sobre nuestra piel se dividen en: infrarrojos, visible, ultravioleta A (UVA) y ultravioleta B (UVB). 2: consecuencias de la exposición de nuestra piel a estas radiaciones: • Infrarrojos: proporcionan calor. • Visible: son los responsables de la iluminación, nos permiten visualizar el entorno. • UVA: el exceso de UVA sobre la piel favorece la aparición de envejecimiento cutáneo (arrugas y manchas) y potencia los efectos dañinos de los UVB. Llegan de una manera más o menos constante a la superficie terrestre a lo largo del día. • UVB: efectos beneficiosos sobre la piel al favorecer la síntesis de vitamina D, muy importante en la regulación del metabolismo de los huesos. En los últimos años se ha demostrado el papel de esta vitamina en la prevención de linfomas, neoplasias de colon y otras enfermedades potencialmente graves. Sin embargo, los UVB también están implicados en las quemaduras producidas por la exposición al sol, el envejecimiento prematuro de la piel y, sobre todo, la inducción de diferentes tipos de cáncer cutáneo. Hay que recordar que la incidencia de estas radiaciones que son las potencialmente más dañinas son máximas cuando los rayos del sol llegan más verticales (horas centrales del día de los meses de primavera y verano) y que son capaces de atravesar las nubes. Es importante recordar que los niveles adecuados de vitamina D, además de la exposición al sol, se pueden adquirir a través de la ingesta de alimentos ricos en esta vitamina. Por otro lado, es suficiente la exposición de nuestra piel en manga corta durante 20 minutos 3 días a la semana para que los UVB que recibimos en estas circunstancias sean suficientes para sintetizar la vitamina D. Una vez repasados estos conceptos podemos deducir que nuestros esfuerzos de prevención de efectos dañinos deben enfocarse a evitar el exceso de exposición a los UVB y UVA, y esto lo podemos conseguir de diferentes maneras: 1. Evitando estar expuesto al sol durante las horas centrales del día cuando las radiaciones UVB son máximas. 2. Utilizar ropa adecuada, así como sombreros o gorras. 3. Utilizar filtros solares en aquellas partes de la piel que permanecen expuestas al sol. Los filtros solares con un índice de protección de 20 o superior y que protejan también de los UVA, nos protegen de una manera adecuada de estos efectos. No debemos olvidar que para que cumplan su función tenemos que aplicarnos cantidades suficientemente generosas del producto y repetir las aplicaciones cada dos horas. SERVICIO DE DERMATOLOGÍA