De acuerdo al diccionario de la Real Academia, competencia es "aptitud, idoneidad". A la aptitud, por su parte, le atribuye en su tercera acepción el significado de "capacidad y disposición para el buen desempeño o ejercicio de un negocio, industria, arte, etc." Y respecto de la idoneidad, afirma que es "cualidad de idóneo", esto es, "adecuado y apropiado para una cosa". La conceptualización de las "competencias profesionales" supone, dentro de esa idea general, la especificación de una serie de asertos que hacen, en esencia, a las habilidades, las destrezas y los conocimientos teórico-prácticos necesarios para cumplir una función especializada de un modo socialmente reconocible y aceptable. Abordaremos de lleno el tema, diferenciando las distintas competencias, destrezas y habilidades. El concepto surge de la necesidad de valorar no sólo el conjunto de los conocimientos apropiados (saber) y las habilidades y destrezas (saber hacer) desarrolladas por una persona, sino de apreciar su capacidad de emplearlas para responder a situaciones, resolver problemas y desenvolverse en el mundo. Igualmente, implica una mirada a las condiciones del individuo y disposiciones con las que actúa, es decir, el componente actitudinal y valorativo (saber ser) que incide sobre los resultados de la acción. Entendemos por “saber profesional” el contar con la información, la capacidad de análisis y la comprensión requerida para lograr una representación mental de la situación problema a ser resuelta. El “saber hacer” dice relación con las actuaciones o desempeños del profesional donde proyecta sus representaciones y, finalmente, el “saber ser” corresponde a las actitudes necesarias para tener desempeños apropiados. “ No se puede afirmar que las competencias se adquieren exclusivamente desde la transferencia educativa, más bien son el reflejo de un contexto laboral que integra su cultura, sus códigos de conducta, sus formas de operación y los medios formales e informales de interrelación y comunicación, utilizados por los trabajadores” (Cruz, 2002). Decimos que un profesional es competente o posee competencia profesional cuando utiliza los conocimientos y destrezas que ha aprendido en su formación (competencia técnica). Además, aplica esos conocimientos a diversas situaciones profesionales y los adapta en función de los requerimientos de su trabajo. Pero no basta con eso. Para ser verdaderamente competente debe ser capaz de relacionarse y participar con sus compañeros de trabajo en las acciones de equipo necesarias para su tarea profesional. Por último, debe ser capaz de resolver problemas de forma autónoma y flexible, y colaborar en la organización del trabajo. En esta perspectiva podemos reconocer, por un lado, la necesidad de identificar y evaluar en los profesionales y técnicos del SAG competencias que dicen relación directa con áreas temáticas generales y transversales y, por otro, de competencias específicas, relacionadas con áreas temáticas propias de la profesión y que se enmarcan en los mandatos técnico administrativos, dentro del marco de la norma vigente y, por último, en aspectos actitudinales y valóricos. 50