212 El Profesor de Apoyo a la Integración: una diversidad EL PAPEL DEL ORIENTADOR EN UN CENTRO ESCOLAR 5.8 Nicolás Saínz Gutiérrez INTRODUCCIÓN Lo que a continuación se expone, sólo pretende ser un compartir de una labor, fruto de una experiencia y una formación en el enfoque sistémico, con la única intención que sirva de reflexión sobre lo que podría ser la labor de una orientador en un centro escolar. Siempre estará sujeto a la realidad particular de cada centro y a la adaptación de las diferentes realidades personales y/o colectiva y sus respectivas historias. Además todos sabemos que cualquier profesional que se dedique a la orientación, debe tener presente “las funciones legales”. Pues bien, esta reflexión pretende ir más allá de lo normativo, sin olvidarlo, pero centrándonos en la práctica diaria, es decir, lo que se aprende en el relacionarse en el día a día con compañeros, familias, alumnos/as,... Tampoco deberíamos olvidar, mejor todo lo opuesto, el principio fundamental de la Reforma como es el constructivismo que nos viene a decir entre otras cosas: ? ? Cada persona tiene o construye una visión de la realidad que es irrepetible y única. Cada persona construye la realidad desde lo que tiene, conoce y/o hace, es decir es aprendizaje significativo. 213 El Profesor de Apoyo a la Integración: una diversidad Por tanto creemos que cualquier categoría de las que frecuentemente se conocen y se utilizan en los contextos escolares, como dislálico, disléxico,... lo que nos hace es destacar a esa persona (un niño/a) en un determinado aspecto deficitario; a pesar de conocer que esa persona no es solamente “eso”. Cuando a un niño/a le colocamos “ese tercer apellido” lo introducimos en una categoría en la que el/ella no pertenece y lo más importante lo situamos en torno a sus compañeros en una posición que no le favorece, es más todo lo contrario. Cualquier persona que se sea etiquetada, es una persona que pertenece a un mundo, que tiene una vida, una manera de relacionarse concreta. Estas ideas debemos tenerlas siempre presentes, sin olvidarnos que la vida se sabe explicar por si mismo y es bastante complicada como para hacer uso de etiquetas para entenderla. En el contexto escolar, las etiquetas nos conducen a un callejón sin salida, situación actual de algunos centros y/o profesionales vencidos por la desmotivación, desconcierto, desconfianza, sobrecarga y desesperanza. Hoy sabemos que nada empieza ni finaliza en la escuela, por lo que hay una sobredimensión de los centros escolares y los profesionales que en ellos trabajan. En la actualidad, cualquier dificultad que se le plantee a un alumno/a independientemente del tema que trate, de cual sea su génesis, desembocará con el tiempo en el seno escolar. Ante esta situación se demanda al centro “un recetario” que no existe como tal; Pero intentando dar respuesta a esta situación seria interesante no perder el norte de algunos principios básicos a tener en cuenta en el trabajo del día a día: ? ? ? El trabajo que se demanda al orientador de un centro, es un trabajo generador de estrés dentro y fuera del centro, siendo necesario para solventar estas dificultades el trabajo en equipo y un clima de colaboración, reflexionando sobre los aspectos que nos preocupan de forma conjunta, siendo esto una situación favorecedora para superar dificultades. Buscar siempre la coherencia entre lo que decimos, pensamos y hacemos. Nadie es imprescindible pero todos somos importantes, por tanto lo fundamental es la búsqueda del consenso entre todos y 214 El Profesor de Apoyo a la Integración: una diversidad ? ? ? ? ? la intención de llevar el sentido común a las últimas consecuencias. No perder de vista la identidad, estilo y filosofía del centro que es la que orienta y marca el modelo profesional y modelo de alumno/a al que queremos llegar. Independientemente de la dificultad que presente el/la alumno/a nuestro objetivo debe ser tener predisposición a dignificar al alumno/a como tal, es decir como persona en valor absoluto, sin tener en cuenta ningún tipo de condicionamiento. No fijar la atención por sistema en aquello que le falta a nuestros/as alumnos/as, dejando en la oscuridad y sin relieve todo aquello que también posee, de lo contrario seria fácil caer en “la patología de la perfección” (De Gregorio, 2001). La idea es evitar confundir dificultad con alumno/a, las personas son muchas más cosas que la suma de algunas dificultades, por tanto deben ser reconocidas, aceptadas, legitimadas y apreciadas por encima de otros factores. Tener claro que el cómo organizamos nuestro trabajo debe estar condicionado siempre al porqué de nuestro trabajo, es decir, “si tenemos el por qué encontraremos el cómo” (García Roca, 1998). ¿DE QUÉ FORMA ATIENDE EL ORIENTADOR?. CARACTERÍSTICAS A continuación y de forma muy concreta pasaremos a exponer cuales podrían ser las características principales de un orientador y como podríamos ejercer nuestra función en un centro escolar desde este enfoque que exponemos, siempre teniendo en cuenta como base los principios expuestos anteriormente: ? Disponibilidad y colaboración: los orientadores debemos crear y favorecer al máximo posible las condiciones que facilitar la labor del educador y de la familia, intenta eliminar toda incomodidad. Pensamos que es nuestra obligación que todos los miembros de la Comunidad Educativa se sientan a gusto, ayudando a superar 215 El Profesor de Apoyo a la Integración: una diversidad ? ? ? ? ? el estrés que en ocasiones nos genera la escuela. Ellos deben percibir que nos preocupamos por su seguridad, comodidad y bienestar. Escucha activa: Cuando cualquiera de los miembros de la Comunidad Educativa nos presenta alguna dificultad, sea cual sea esta, quien decide si el problema es importante o no es la persona que lo demanda, por tanto si para ella lo es para nosotros también debe serlo, prestándole la atención debida. Con cierta frecuencia no nos “detenemos” lo suficiente por pensar que la dificultad es como la vemos nosotros y no como la persona que demanda nuestra ayuda la sufre. Definición clara del problema: Los orientadores debemos conocer qué está pasando y saberlo en el menor tiempo posible, de ahí la importancia de hacer un planteamiento del problema bien organizado junto con todos los miembros de la Comunidad Educativa que puedan estar implicados (tutor, PAI, familia...). En contexto de mesa redonda, debemos decidir a quién convoca el problema, qué necesita el problema para resolverse, ver si hay varios frentes y por dónde se quiere empezar. En este proceso, el protagonista debe ser siempre el demandante y los orientadores debemos estar muy atentos al hecho, que paso que se dé tenga siempre una objetivo y no caiga en el vacío. No es posible un cambio auténtico si no hay implicación de todos los interlocutores necesarios: la calidad de todo proceso terapéutico o cualquier intervención pedagógica estará siempre en las personas y no en las técnicas ni en los saberes. Casi todas las relaciones que se dan en un centro es un “acción afectiva”, siguiendo la idea de Maturana, donde todos tienen igual importancia y son dignos de atención, de ahí que sea importante la colaboración. Este autor nos dice “somos animales amorosos los seres humanos, no hay orden social sino hay cooperación entre nosotros. La enfermedad es una interferencia del amor. (Maturana 1995). Los orientadores debemos ajustarnos a las necesidades de las personas: los tiempos y las organizaciones deben estar siempre en función de las realidades que pueda presentar una persona en un momento dado. Manejo de la comunicación: Los orientadores debemos dar importancia al conocimiento y buen uso de los temas referentes 216 El Profesor de Apoyo a la Integración: una diversidad ? a la comunicación, debemos ser lo que algunos llaman “comunicólogos” en el sentido de facilitar la buena comunicación entre las diferentes personas del centro. Cuando hablamos de facilitar la comunicación no es mirar a otro lado cuando hay problemas sino ver que podemos hacer para resolverlos. El no hacer nada o hacer más de lo mismo nos conduciría a la desilusión y a la indefensión. En definitiva, se podría resumir como el saber generar y crear un clima de habitabilidad a la Comunidad Educativa en torno a las relaciones humanas dentro de la escuela y olvidarnos en la medida de lo posible de diagnósticos y detección de trastornos. Si hay algo que detectar en la escuela es que necesita el problema y a quién necesita para resolverse. Los orientadores debemos respetar siempre la organización del centro: somos un profesional más de éste y estamos a su servicio. También debemos respetar a la historia y el estilo de las familias con las que trabajamos. Debemos estar siempre detrás de ellos a como ven el problema, qué están dispuestos a hacer y que esperan de nuestra intervención. La dirección educativa del centro y los padres son los que llevan las riendas y nosotros siempre debemos “llamar antes de entrar”. ¿CÓMO REALIZAR LA LABOR ORIENTADORA?. METODOLOGÍA El cómo realizar nuestro trabajo está muy relacionado con lo que espera la Comunidad Educativa del orientador. En este aspecto aparece cierta confusión motivado por la falta de consenso, puesto que algunos esperan un perfil del orientador relacionado con alguien que dictamina, que averigua las averías y diagnostica o bautiza desde la “religión del déficit”. Otros esperan que seamos unos expertos que pongamos nombres a lo que ellos no entienden, que le digamos que tienen que hacer y si no pueden llevarlo a cabo que lo hagamos nosotros mismos. Todos estos mitos sociales aún pesan sobre los orientadores y su labor en un centro. Hoy día un Departamento de Orientación debe estar enfocado desde otro prisma, sobre todo cuidando la Calidad del Acto Educativo y 217 El Profesor de Apoyo a la Integración: una diversidad el desarrollo óptimo de la comunidad escolar. Para poder desempeñar estos objetivos debemos tener en cuenta los siguientes puntos: ? ? ? ? ? ? Tenemos que tener como objetivo que nuestras escuelas se planteen sus dificultades como retos para aprender de ellas mismas como colectivo (Comunidad Educativa). Debemos aprender a dar nuestras soluciones en los contextos en los que se generan. Desde el clima de colaboración todos, profesores, tutores, PAI, familia,... debemos tomar conciencia que tenemos algo que decir y aportar cuando surgen las dificultades y conflictos. Debemos generar contextos de trabajo, donde se redefinan las dificultades de otra forma mucho más útil de cara a la búsqueda de una solución futura, alejándonos en la medida de lo posible de diagnósticos etiquetadores, clasificadores y discriminadores. Debemos alejarnos de la figura de expertos y acercarnos todo lo posible a la figura de un buen facilitador. Debemos ser más un elemento de apoyo y ayuda que un buscador de soluciones, y esto implica a veces que no lo sé todo ni siempre, que no poseo un saber universal. Esto implica saber buscar los recursos que hacen falta para solucionar las dificultades, qué necesita la escuela para cambiar la situación, quién debe reparar el daño cuando este ya está causado, cómo debemos repararlo, cómo restituir lo que antes funcionaba. Tener la obligación de ser y sentirse como un auténtico agente de cambio social. Debemos huir de la imagen de orientador reparador, orientador remendón y orientador apaga fuegos. Esto es insuficiente y a larga un fracaso. Ser optimista, puesto que el cambio puede venir en cualquier momento de la mano de un familiar, profesor,... Somos sistemas vivos y por tanto cambiantes y para esto nos ayudaría olvidarnos del déficit, esto no quiere decir negarlo pero sí ignorarlo. Necesitad de tiempo y recurso personal para estar presente en los momentos de conflictos, pues es allí donde nos quieren ver, dando el trato que se merecen cada cual y olvidándonos de las tecnologías y las técnicas. No podemos estar sujetos a lo que nos encomiende una determinada Ley o reforma o la “caridad política” de turno. Cuando cualquier persona lo pasa mal es cuando necesita la ayuda y no en otro momento. 218 El Profesor de Apoyo a la Integración: una diversidad ? Por último lo que debemos hacer es orientar, es decir indicar los caminos que existen, decir lo que pensamos y animar al protagonista a que elija el que considere más oportuno. Debemos olvidarnos de enjuiciar, de buscar culpables o vencedores. CONCLUSIONES Los orientadores dada la situación actual de nuestra profesión tenemos que buscar nuevos significados a todo lo que está sucediendo, para ello tendremos que hacer circular la información con todos los que nos rodean en nuestro contexto de trabajo (familia, PAI, tutores, profesores, alumno/a...). Al airear la información y sobre todo al compartirla pueden aparecer: ? Principalmente y sobre todo, la percepción como colectivo que las dificultades que nos encontramos en nuestro centro serán “especiales” en la medida que no sepamos utilizar los recursos de los que disponemos, para darles respuestas; o dicho de otro modo, en la medida que sepamos buscar y/o utilizar los recursos que necesitamos para solucionar las dificultades que nos encontramos en nuestro día a día, dichas dificultades dejarán de ser “especiales”. ? Que la mayoría de las veces, el grado o la intensidad de las dificultades que nos aparecen en nuestra labor diaria está más en función de la creatividad que pongamos a la hora de reunir los recursos que disponemos y de cómo lo utilizamos que del problema o dificultad en sí misma. ? Nuevas perspectivas de los conflictos que no hayamos percibido nosotros. ? A la vez se va generando un clima que crea estructuras que posibilitan visiones optimistas, colaborativas y auto correctoras de las dificultades que se presentan. ? Si al final analizamos la situación y los recursos de los que disponemos y creemos que las posibilidades de éxito ante la resolución del problema son escasas podría contemplarse la derivación a otra entidad. 219 El Profesor de Apoyo a la Integración: una diversidad La mejor conclusión está por escribir, y sería la que cada profesional o entidad fuera capaz de extraer una vez aplicada a su realidad los principios que hemos expuesto. BIBLIOGRAFÍA ANDERSON, CAROL y OTROS (1989), Para dominar la resistencia, Buenos Aires, Amarastro. BANDLER y OTROS (1883), Cómo superarse a través de la familia. México, Diana. DE GREGORIO, A (2001): La escuela Católica ¿Qué escuela?. Madrid, Anaya. GARCÍA ROCA (1998): La educación en el cambio de milenio. Madrid, Salterra. MATURANA, H. (1997): "El observador en su observación" en Revista sistémica nº2, A.A.TFA.S.H., Cádiz. NIETO, R. (1994): Dificultades psicológicas y relaciones humanas en Revista Guadalquivir, Sevilla. PAKMAN, M. (1997): Prácticas constructivas: el diseño de conversaciones terapéuticas", documento de Caleidoscopio y cooperación. Cádiz. SELVINI, M. y OTROS (1987): El mago sin mágia . Barcelona, Paidós.