7 No todos los Papas han sido declarados Santos, Juan XXIII y Juan Pablo II, dejaron huella El próximo 27 de abril se llevará a cabo la Misa especial de canonización de dos personajes quienes en su momento, fueron pontífices al frente de nuestra Iglesia: Juan XXIII y Juan Pablo II. El Papa Francisco celebrará la Misa, en compañía mil cardenales y obispos que la concelebraran, mientras que 700 sacerdotes otorgarán la comunión a los fieles que se reúnan en la Plaza de San Pedro. Este evento ha sido esperado con entusiasmo por toda la feligre- sía, desde su anuncio a mediados del año pasado, ya que se trata de dos papas tanto revolucionarios por su papel dentro de la Iglesia, como queridos por los fieles, durante su pontificado y ahora. Se trata, también, del primer caso de canonización sin demostración de milagros por parte del candidato, en este caso, Juan XXIII, igual conocido como “El Papa bueno”. Respecto a Juan Pablo II, este ya había sido nombrado beato por su sucesor, Benedicto XVI, y aho- ra, que ya ha cumplido el proceso para ser santo estipulado por la Congregación para la Causa de los Santos, (órgano del Vaticano que supervisa y aprueba los milagros y procesos de santidad), incluido el de realizar dos milagros, se le podrá finalmente llamar “San Juan Pablo II”. Angelo Giusepe Roncalli (nombre original del Papa Juan XXIII), fue el responsable de convocar el que quizás, ha sido el evento más importante de la Iglesia durante el último siglo: el Concilio Vaticano II (1962-1965). Dicho hecho histórico se caracterizó por emitir nuevas posturas de la Iglesia bajo la finalidad de incorporarla al mundo actual y modernizarla. Karol Wojtyla (Juan Pablo II), por su parte, tuvo un tremendo impacto en el corazón de los católicos, quienes, desde el momento de su muerte y reunidos en la Plaza de San Pedro aclamaban: “Santo Ya”, en expresión de su deseo por elevar a los altares al pontífice, quien fue- ra Papa de 1978 a 2005, y también se convirtió en el primer Papa no italiano en más de 500 años. Creyentes en todo el mundo desean ver finalizada su espera por ya poder, definitivamente, llamar santo a Juan Pablo II, el Papa del amor; en cuanto a Juan XXIII, muchos consideran que es una persona a quien además el Papa Francisco admira y reconoce sus hazañas, y que por ello no considero necesario un milagro para llevarlo a la santidad. Los Papas que han sido declarados Santos Doscientos sesenta y cinco son los papados que hasta la fecha ha tenido la Iglesia. Y la pregunta que hoy nos hacemos es: ¿cuántos de sus titulares fueron santos? Pues bien, unos cuantos como vamos a tener ocasión de ver. De entrada, son santos los cincuenta y cuatro primeros papas de la Iglesia, San Pedro (32-67); San Lino (67-76); San Anacleto (Cleto) (76-88); San Clemente I (88-97); San Evaristo (97-105); San Alejandro I (105-115); San Sixto I (115-125) - también llamado Sixto I; San Telesforo (125-136); San Higinio (136-140); San Pío I (140-155); San Aniceto (155-166); San Sotero (166-175); San Eleuterio (175189); San Víctor I (189-199); San Ceferino (199-217); San Calixto I (217-22); San Urbano I (222-30); San Pontain (230-35); San Antero (235-36); San Fabián (236-50); San Cornelio (251-53); San Lucio I (25354); San Esteban I (254-257); San Sixto II (257-258); San Dionisio (260-268): San Félix I (269-274); San Eutychian (275283); San Cayo (283-296) - también llamado Cayo; San Marcelino (296-304); San Marcelo I (308-309); San Eusebio (309 o 310): San Milcíades (311-14); San Silvestre I (314-35); San Marco (336); San Julio I (337 a 52); San Dámaso I (36683); San Siricio (384-99); San Anastasio I (399-401); San Inocencio I (401-17); San Zósimo (417-18); San Bonifacio I (41822); San Celestino I (422-32); San Sixto III (432-40); San León I (el Grande) (44061); San Hilario (461-68); San Simplicio (468-83); San Félix III (II) (483-92); San Gelasio I (492-96) desde San Pedro, por supuesto, hasta San Félix IV (526-530). Digamos que el dudoso honor de ser el primero en no ser santo recae en Bonifacio II (530-532). A partir de ese momento y hasta que termine el milenio, la Iglesia va a producir veintidós papas santos. Así, lo son San Agapito I (535-536), San Silverio I (536537), San Gregorio I Magno (590-604), San Bonifacio IV (608-615), San Diosdado (615-618), San Martín I (649-655), San Eugenio I (655-657), San Vitaliano (657672), San Agatón (678-681), San León II (682-683), San Benedicto II (684-685), San Sergio I (687-701), San Gregorio II (715-731), San Gregorio III (731-741), San Zacarías (741-752), San Pablo I (757767), San León III (795-816), San Esteban IV (816-817), San Pascual I (817-824), San León IV (847-855), San Nicolás I (858-867) y San Adriano III (884-885). Vienen después años muy malos para la Iglesia, con todo el seculum obscurum que se da en llamar, el cual dura en realidad más de un siglo, y ya no volvemos a tener un papa santo hasta los tiempos de San León IX (1049-1054), que es además, el primer papa santo del segundo milenio. Más allá de él, en el segundo milenio sólo otros cuatro papas han llegado a lo más alto de los altares. El último papa santo es, de hecho, San Pío X (1903-1914), único hasta la fecha del s. XX. Antes que él hay que remontarse a San Pío V (15661572). Antes a Celestino V (1294-1294), el cual pasa a la historia por ser el Papa que abdicó. Y antes a San Gregorio VII (1073-1085), con lo que se pone fin a la nómina de papas santos. Junto a ellos, son papas beatos del segundo milenio Víctor III (1086-1087), Urbano II (1088-1099), Eugenio III (11451153), Gregorio X (1271-1276), Inocencio V (1276-1276), Benedicto XI (13031304), Urbano V (1362-1370), Inocencio XI (1676-1689), y recientemente, Pío IX (1846-1878) y Juan XXIII (1958-1963), -a quienes beatificó Juan Pablo II-, y éste mismo, a quién beatificó Benedicto XVI y Francisco canonizará a los dos. Todo lo cual da una nómina de ochenta y un papas santos de un total de doscientos sesenta y uno: un 31% de los Papas. De todos ellos son además doctores de la Iglesia dos: San Gregorio I Magno, y San León I Magno. Ni que decir tiene que el presente es un mero ejercicio estadístico, que no pretende sacar conclusión ninguna sobre la grandeza de cada papado. Al respecto, hay que ser muy conscientes de que los criterios de la canonización han variado, de que los datos históricos de los que se dispone de cada papado son muy desiguales y de tantas otras circunstancias que no se pueden dejar de lado. Fuente: www.religionenlibertad.com